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I
I
S.A.S.
Terapia en contexto.
Una aproximación
al ejercicio psicoterapéutico
2a. edición
Editor responsable:
Lic. Santiago Viveros Fuentes
Editorial El Manual Moderno
FACULTAD DE
PSICOLOGÍA
III
Para mayor información sobre:
Nos interesa su opinión,
comuníquese con nosotros: • Catálogo de producto
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.,
• Novedades
Av. Sonora núm. 206, • Pruebas psicológicas en línea y más
Col. Hipódromo,
Deleg. Cuauhtémoc, www.manualmoderno.com
06100 México, D.F.
(52-55)52-65-11-00
@ info@manualmoderno.com
quejas@manualmoderno.com
Terapia en contexto.
Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico, 2a. edición
D.R. © 2016 por Universidad Autónoma de Yucatán,
Facultad de Psicología
Km. 1 Carr. Mérida-Tizimin, Cholul, C.P. 97305
Mérida, Yucatán, México
Fecha de publicación:
En coedición con Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V.
ISBN: (Versión impresa)
ISBN: (Versión electrónica)
Diseño de portada:
LCS Adriana Durán Arce
Colaboradores
Jorge Ramón Navarrete Centeno
Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Yucatán. Eespecializa-
ción en Psicología Clínica Infantil. Maestría en Psicoterapia Psicoanalítica Infantil.
Por la Facultad de Psicología en coordinación con el Instituto de Investigación en
Psicología Clínica y Social. Doctorado en Educación Humanista. Por el Instituto
Humanista Sinaloense. Maestro Titular y Secretario Administrativo de la Facul-
tad de Psicología de la UADY.
Capítulo 1, 7, 8
V
VI Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Verónica Godoy-Cervera
Es candidata a doctora por la Facultad de Psicología de la Universidad de Grana-
da, España. Obtuvo el grado de Máster en Psicología Forense por la Asociación
Española de Psicología Conductual (AEPC), Granada, España. Es licenciada en
Psicología por la Universidad Modelo (México). Es Analista Forense de Voz Es-
trés (VSA). Está certificada por el Colegio de Psicólogos de Yucatán como peri-
to en psicología jurídica. Además, es perito registrada ante el Poder Judicial del
estado de Yucatán. Actualmente es profesora-investigadora de tiempo completo
de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Yucatán (México)
y subdirectora del Instituto Interdisciplinario de Psicología Jurídica SCP (Méxi-
co). Ha publicado artículos en revistas científicas y capítulos de libros en tópicos
relacionados con la psicología jurídica, forense y criminológica, así como temas
relacionados con psicología del testimonio.
Capítulo 11
Introducción.................................................................................... XVII
PARTE UNO
EL EJERCICIO PSICOTERAPÉUTICO Y SUS ENFOQUES
XI
XII Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
PARTE DOS
Diferentes contextos en la práctica
psicoterapéutica
Capítulo 9. La práctica de la psicología clínica en
el ámbito universitario.................................................... 193
Ana Cecilia Cetina Sosa, Estrella Vázquez Vargas, María Rosado y Rosado
Índice................................................................................................ 231
Prólogo
XIII
XIV Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
acuerdo a lo que el terapeuta desea o crea que el paciente necesita según sus condi-
ciones culturales y sociales.
El psicoterapeuta debe procurar una información lo más completa posible para
poder hacer un diagnóstico o conceptualización del caso. Posteriormente plant-
ear un tratamiento que contemple las manifestaciones de la conducta y que sirvan
como base para el pronóstico y el tratamiento psicoterapéutico. En este sentido la
psicoterapia, debe tener conocimientos de las condiciones, los medios y los fines del
método que se utiliza.
Otro de los problemas que se presentan a menudo en la iniciación del tratamien-
to es el de la cuestión de los familiares. Algunos terapeutas prefieren ver al esposo,
a la esposa, a la madre, etc. del paciente, explicando al paciente el por qué lo hace,
con el fin de que los parientes ayudan en el funcionamiento favorable dentro del
tratamiento, convirtiéndolos así en una especie de co terapeutas, recomendando
que no se debe de chantajear al paciente tanto sentimental como materialmente.
En los tratamientos con niños y adolescentes es necesario ver a los pad res sin
dejar a un lado la posibilidad de ver, como ya se dijo anteriormente,a los familiares
de los pacientes adultos. Debe destacarse, sin embargo, que la relación entre el niño
o el adolescente y el terapeuta han de mantenerse en un plano de absoluta confiden-
cialidad de modo tal que el terapeuta no puede revelar el contenido de sus sesiones
tan fácilmente como el adolescente o el niño piensa o imagina; si revela algo a los
familiares debe ser con el permiso del niño o del adolescente.
Actualmente dadas las investigaciones y necesidades personales y sociales se
solicita con frecuencia la psicoterapia breve. Esta psicoterapia es aplicada en situa-
ciones de crisis y en exigencias momentáneas de las situaciones actuales. La práctica
de ésta exige en especial que el terapeuta opere con un conjunto de hechos firme-
mente aceptados y de hipótesis bien fundamentadas.
Por tener poco tiempo, exige el máximo orden posible en cuanto a la precis ión
del pensamiento y a la mayor atención económica de la intervención.
Este tipo de psicoterapia tiene una duración de una a seis sesiones de 45 a 50
minutos o más según el caso. Sin embargo puede considerarse corno psicoterapia
breve 25 sesiones como máximo en un periodo de 4 meses, y se añade que otros
consideran psicoterapia breve a un año, con la condición de que el número total de
sesiones no exceda a 50. En la psicoterapia breve el psicoterapeuta no tiene tiempo
de esperar a que se desarrolle el insight, tiene que crearlo, no tiene tiempo para es-
perar la elaboración, tiene que estimularla, y cuando estos aspectos básicos del pro-
ceso terapéutico no se presentan, tiene que utilizar sabiamente técnicas alternativas.
Por ello, la psicoterapia rápida y de emergencia es propiamente una especialidad
para profesionistas experim entados porque requiere el empleo total e inmediato en
forma breve de sus capacidades.
La comunicación es un proceso muy importante del terapeuta hacia el paciente.
Ésta debe ser precisa, consciente, con una claridad de lo que se pretende decir de
tal forma que el paciente entienda eso que se requiere de él. La comunicación le
debe aclarar, le debe clarificar al paciente su situación, su progreso, y su futuro de
tal forma que lo aliente a seguir luchando contra su problemática. El terapeuta debe
estar equipado para comunicar, mediante las técnicas que utiliza, hacia donde debe
progresar el paciente para su propio beneficio. El propósito no es el de dar al pa-
Prólogo XV
XVII
XVIII Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
contextos creando reflexiones profundas sobre cada uno de sus temas, sino también
habla de quién es el psicoterapeuta como persona, del que guía el proceso, del maes-
tro que modela y orienta, de sus motivaciones y de la forma en que se identifica así
mismo para ubicarse en la estela de la psicoterapia. Planteando que un proceso psi-
coterapéutico, es único en cuanto es única es la combinación que emerge de ellos.
A su vez, nos permite tener un panorama con aplicaciones concretas de la forma
en que diferentes contextos, llevan a cabo la práctica clínica en psicología, pudiendo
dar un panorama de las múltiples aplicaciones que la psicoterapia brinda en el orden
individual pero también en espacios que la dotan de características especiales.
El libro está dividido en dos apartados, en la primera parte (del capítulo uno
al ocho), se abordan algunos de los diferentes y fundamentales paradigmas que
la psicología clínica ha desarrollado para la atención de los diferentes problemas
humanos, con la intensión de tratar puntualmente los postulados principales, la
corriente de pensamiento, los principales representantes y la técnica que se encuen-
tran inherentes en cada uno de los enfoques más representativos y funcionales de
la Psicoterapia. Podemos apreciar en ellos, una visión sintética en la cual el trabajo
psicoterapéutico se deposita y que son la base para todo aquel que presuma de hacer
psicoterapia con buena técnica y principios sólidos.
En estos capítulos, se nos permite acercarnos a lo que es y lo que significa la
práctica psicoterapéutica. Entre las principales enseñanzas están, el conocimiento
de la fuerza del pensamiento psicoanalítico del enfoque psicodinámico, la técnica
estratégica del enfoque cognitivo conductual, el movimiento filosófico de la feno-
menología, los elementos interactivos del enfoque sistémico y las interrelaciones
que postula el enfoque integrativo y sus modelos. Todo ello, da una vista completa
de los pilares teóricos y científicos que debe circunscribir a toda práctica clínica.
Del capitulo nueve al once de la segunda parte, podemos observar ejemplos cla-
ros que van desde escenarios en los que prima la atención individual en el contexto
universitario, hasta contextos en los que la psicología toca individualidades con ca-
racterísticas especiales, como son población de víctimas y población penitenciaria,
debido en que en ambos, la vulnerabilidad y resistencia son polaridades a manejar
como parte del proceso de intervención dirigidos a víctimas y perpetradores. Se re-
salta aquí cuán importante es sumar conocimientos específicos al modelo de trabajo
o programa de intervención dependiendo de los objetivos del tratamiento.
Con respecto a la atención en contexto universitario, se plantean los procedi-
mientos especiales que permiten identificar las necesidades de formación de los psi-
coterapeutas en programas universitarios, los cuales atienden la preocupación entre
currículo académico y práctico. Mencionado como parte de las responsabilidades
formativas y éticas como espacios de aprendizaje constituidos con sumo cuidado
para el desarrollo futuro de psicoterapeutas con formación práctica sólida y apegada
a las características de una práctica cuidada y protegida.
En los dos últimos capítulos (doce y trece) se crean reflexiones importantes
sobre la adopción y la violencia. Generando al leerlos integralmente, una compa-
ración entre las situaciones de riesgo que conllevan multicausalidad y complejidad
al intervenir terapéuticamente. En particular, con el objetivo de sanar aquello que
fue dañado y en lo que puede representar una pérdida tanto interior y exterior. Di-
chos capítulos muestran como el contexto de violencia hacia la mujer y los duelos
Introducción XIX
El ejercicio
psicoterapéutico
y sus enfoques
1
1
Aproximación hacia
Capítulo 1
la práctica psicoterapéutica
Jorge Ramón Navarrete Centeno
Elia María Escoffié Aguilar
Ricardo Castillo Ayuso
En el presente capítulo se hará una revisión de los aspectos éticos que conlleva la
profesión del psicoterapeuta, contemplando principios que sustentan códigos éticos
de la profesión, así como ciertos reglamentos y disposiciones legales. De igual for-
ma, se revisarán algunas asociaciones y agrupaciones nacionales y locales de la psi-
cología en general y de psicología clínica en particular, esto con el objetivo de que
el lector tenga una idea de la situación actual de la práctica de la psicología clínica.
ASPECTOS ÉTICOS
3
4 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
considera que presta servicios, pero al mismo tiempo es usuario de otros, y si cada
grupo los ejerce de manera adecuada, entonces la sociedad propiciará el desarrollo
y beneficio de sus miembros.
El profesional debe saber que su responsabilidad es mayor que la del simple
ciudadano por los conocimientos adquiridos y la formación que ha recibido. La ética
profesional es como un “control de calidad”, no de un determinado producto, sino
de los servicios profesionales. Ética, principios y valores de una profesión son como
las estrellas: “una guía en el camino”.
Dados los planteamientos anteriores, resulta relevante revisar que la ética “es la
disciplina que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y
licitud de los actos humanos individuales y sociales en la convivencia social” (Fran-
ca-Tarragó, 2001, p. 20). Así es posible decir que la ética es una reflexión acerca de
la bondad o maldad de los actos humanos, y, como dice Río (2005): “la ética como
adjetivo es el modo subjetivo como una persona encarna los valores morales”.
Ahora bien, dada la temática de este libro que habla sobre la psicoterapia, re-
sulta relevante conceptualizar lo que es un psicoterapeuta. El psicoterapeuta es un
profesional que comprende, trata y previene los problemas de la salud mental, así
como sus efectos asociados. Juega un papel central en evaluación, diagnóstico, tra-
tamiento y prevención de estos problemas. El psicoterapeuta es un especialista de
la psicología clínica. La psicología clínica ayuda a identificar y diagnosticar los pro-
blemas de salud mental. Mediante el ejercicio de diversas prácticas de tratamiento
psicológico, los psicólogos clínicos están en primera línea para el tratamiento de los
problemas de salud mental (Compas & Gotlib, 2003). De esta forma, el psicotera-
peuta es un profesional en estrecha relación con los seres humanos, lo que implica
el encuentro de por lo menos dos personas.
Como en todo vínculo profesional, el lazo que se establece a partir de la psico-
terapia requiere de normas y principios que procuren garantizar el respeto que se
tiene derecho a recibir como ser humano. Una rama que se ha encargado del estudio
de los elementos éticos presentes en la relación psicoterapéutica es la psicoética
(Franca-Tarragó, 2001). La psicoética es un intento sistemático de clarificar y bus-
car de forma interactiva los procedimientos adecuados para la correcta resolución
de los dilemas éticos que se presentan en la práctica psicológica y psiquiátrica, resul-
tado de un interacción de por lo menos dos personas; dicha relación diádica es obje-
to de estudio y no sólo lo que compete al deber profesional (Franca-Tarragó, 2001).
Una de las expresiones de la psicoética son los “códigos éticos”, pues éstos pro-
porcionan un conjunto de normas expresadas en artículos que buscan regular las
relaciones profesionales. Un código ético sirve como una protección tanto para los
usuarios como para los prestadores de servicio psicológico (Sociedad Mexicana de
Psicología, 1984).
El Código Ético del Psicólogo vigente en México se publicó por primera vez en
1984 y su última edición fue en 1999. Dicho Código ha sido la base para guiar y
formar el trabajo de varias generaciones de psicólogos mexicanos (Sociedad Mexi-
cana de Psicología, 1984). Como base en su elaboración se utilizaron los códigos de
la Asociación Médica Mundial (World Medical Association) y del Código de Ética
Profesional de Psicólogos de Venezuela, entre otros (Sociedad Mexicana de Psico-
logía, 1984).
Aproximación hacia la práctica psicoterapéutica 5
Estos principios son interdependientes entre sí. Para resolver cualquier dilema ético,
el psicoterapeuta debe considerarlos, pero dando prioridad al principio del respeto
a los derechos y dignidad de las personas (Sociedad Mexicana de Psicología, 2010).
De estos cuatro principios se derivan los 149 artículos del Código Ético del Psicólo-
go. Yendo más atrás en cuanto al sustento de los principios previamente señalados,
se tienen tres principios de la bioética que los sustentan, los cuales –según Beau-
champ y Childress, 1979, en Río (2005)– son beneficencia, autonomía y justicia. A
continuación se expondrá de forma muy breve cada uno de ellos.
El principio de beneficencia hace referencia a procurar hacer el bien. Franca-
Tarragó (2001) comenta que hay tres niveles: debo hacer el bien, al menos no
causando el mal; debo hacer el bien, ayudando a solucionar determinada necesidad;
debo hacer el bien a la totalidad de la persona.
El principio de autonomía significa la capacidad del ser humano de gobernarse
por una norma que él mismo acepta como tal, sin coerción externa (Franca-Tarragó,
2001).
Respecto al principio de justicia, es aquel imperativo moral que nos obliga a
consideración y respeto por igual a todos los seres humanos (Rawls, 1979, citado en
Franco Tarragó, 2001).
Es imperativo aplicar estos principios como un modelo regulador en la práctica
clínica, buscar el bienestar de las personas respetando su capacidad para toma de
decisiones, pero considerando que forman parte de un grupo social cuyas acciones
repercuten en otros (justicia). Habrá que complementar con el hecho de evitar
someter a los usuarios a daños innecesarios (principio de no maleficiencia) (Río,
2005).
6 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
“Una señora comenta: mi familia me asfixia, ¿debo dejarlo todo e irme de la casa? Pues
yo también tengo derecho a mi felicidad personal, a mi realización como persona y en
esta casa esto no lo puedo hacer”.
En dicha situación viene el cuestionamiento sobre cómo aplicar los principios se-
ñalados antes. Tomarlos por separados conllevaría sin duda alguna a encrucijadas,
considerando el aspecto de autonomía que plantea respetar los valores y opciones
personales en aquellas decisiones básicas que atañen a cada individuo; al respecto
podrían tenerse dos posiciones: a) decirle “es decisión tuya yo no puedo decidir por
ti”; pero con esto, ¿no se estará omitiendo la preparación del profesional para ayu-
darle a decidir, dejándola en un mayor grado de ansiedad? Por otra parte, tomando
el principio de beneficiencia, que hace referencia a la obligación moral de actuar
en beneficio de los demás (Río, 2005), éste podría hacer que el terapeuta tome una
postura paternalista de decidir por la paciente, quizá no de forma directa, pero sí de
modo sutil, imponiendo su propio punto de vista en la decisión que tomaría. De ahí
la importancia de la ponderación entre estos dos principios: el de buscar el bienes-
tar, pero respetando la capacidad de decisión autónoma.
El otro principio por considerar en la situación descrita antes es el de justicia,
que se refiere a no tomar en cuenta al individuo de manera aislada, sino como parte
de una comunidad de individuos con iguales derechos (Río, 2005). Considerar este
principio implicaría reflexionar sobre el derecho que tiene la mujer para ser feliz,
pero sin dejar de considerar cómo su decisión impactaría en los familiares a quienes
pretende abandonar.
Como se puede apreciar en la revisión del caso anterior, la decisión no es fácil.
No basta sólo con una explicitación de principios y aferrarse a ellos, ya que en oca-
siones uno confronta al otro. Es necesario considerar los tres en conjunto y tomar en
cuenta el contexto que los rodea. Lo anterior llevaría a revisar la edad de los hijos,
pues no es lo mismo si son pequeños o adultos, o su estructura emocional y social;
es decir, reflexionar sobre qué tan probable es que al abandonar a la familia ella
encuentre su felicidad o realización personal, en contraposición a si esta situación le
brindará una satisfacción momentánea a corto plazo, pero a mediano y largo plazos
le podrá generar mayores remordimientos. Con la reflexión anterior, se puede ver
que no hay una respuesta única, más bien se trata de analizar el repertorio completo
de acciones posibles, a fin de ponderar las ventajas e inconvenientes de cada uno, y
optar por el que maximice los valores en juego.
Los códigos deontológicos, sin duda, tienen la importancia de proteger la pro-
fesión, de fomentar el buen uso de la práctica profesional (Franca-Tarragó, 2001),
pero es la persona en concreto quien lo hace realidad. De esta forma se requiere una
interiorización y entendimiento del espíritu de ese código, para que no sea como
una camisa de fuerza o no tenga una aplicación rígida. Cuando una persona acepta
Aproximación hacia la práctica psicoterapéutica 7
CONSIDERACIONES LEGALES
El aspecto legal está presente en todas las profesiones y el ámbito de la salud mental
no es la excepción. En el apartado anterior se comentó la importancia de considerar
en la formación profesional principios éticos, así como la existencia de códigos éti-
cos profesionales. La psicología, como cualquier otra profesión, se ejerce dentro de
un marco social en donde se contemplan normas y leyes que la rigen, motivo por el
que a continuación se revisarán algunos de estos aspectos relacionados con situacio-
nes que afectan el ejercicio profesional de psicólogo. Lo anterior resulta relevante,
pues se espera que un profesional brinde un servicio en beneficio de los usuarios,
considerando también al Estado, que tiene la obligación de dictar leyes que protejan
al ciudadano.
La estrecha vinculación que tiene el ámbito legal con el ejercicio del psicólogo
clínico lo lleva a tener la obligación de reparar el daño y perjuicio que haya podido
originar a otras personas derivado de su quehacer profesional, ya sea por acción u
omisión.
En el estado de Yucatán existe los códigos civil y penal, que en diversos aparta-
dos hacen referencia a estos aspectos. Por un lado, en el Código Civil están los artí-
culos que van del 1764 al 1772, que se refieren a la prestación de servicios profesio-
nales; en ese mismo código, en el Libro Tercero y Libro Cuarto se hace referencia a
las efectos de las obligaciones. En el Código Penal del Estado de Yucatán (2010), en
su apartado de los delitos y la responsabilidad profesional (Título Tercero) y en el
Artículo 186 se habla de las sanciones por encubrimiento; el Artículo 218 se refiere
a la inviolabilidad del secreto y el Artículo 269 de la responsabilidad profesional,
entre otros, y se abordan aspectos relevantes que habrán de tomarse en cuenta en el
ejercicio de la práctica profesional.
8 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA
Es la exigida en el incumplimiento de las normas. Se concreta en un expediente
disciplinario regido de acuerdo con los siguientes principios:
a) Las conductas objeto de sanción han de estar contempladas como infracciones
en una normativa legal.
b) Se ha de respetar el derecho a la presunción de inocencia, de tal forma que la
administración debe probar los hechos, y la supuesta culpa o negligencia del
profesional.
RESPONSABILIDAD PENAL
Se refiere a los delitos, faltas, acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas
por la ley. Puede hacerse una distinción de acuerdo con factores subjetivos determi-
nantes de la gravedad de la infracción, entre los cuales están:
a) Acciones u omisiones dolosas: efectuadas con intención, con conocimiento de
que se origina un daño.
b) Acciones u omisiones culposas o imprudentes: no existe intencionalidad, se
actúa con imprudencia o negligencia, causando un daño que de mediar mali-
cia o dolo constituiría un delito. En el supuesto de imprudencia o negligencia
profesional, la responsabilidad penal será la que corresponda a cada caso; ade-
más de la inhabilitación o restricción para el ejercicio profesional, en su caso.
Aproximación hacia la práctica psicoterapéutica 9
Cabe mencionar que en el código tanto estatal como nacional aún no hay una legis-
lación muy clara al respecto.
RESPONSABILIDAD CIVIL
Este aspecto implica la reparación del daño causado. Puede ser de dos tipos:
Se espera que las infracciones cometidas por los profesionistas, dada su preparación,
no cayeran en el ámbito penal, pues de hacerlo estarían fallando a la formación
profesional y de valores que debió recibir el profesionista en su formación. Sin em-
bargo, como bien se sabe, la falta de formación no exime la responsabilidad de que
el individuo pueda cometer este tipo de conductas.
Hoy día, en Yucatán, como producto del avance de la profesión del psicólogo, exis-
ten diversas asociaciones profesionales de esta disciplina, que surgen en la mayoría
de las situaciones con la idea de brindar capacitación a sus asociados, así como un
espacio para ofrecer servicios a la comunidad a la que pertenecen.
En este sentido es cómo aparece en 1989 el Colegio de Psicólogos del Estado
de Yucatán, fundado después de un año intenso de planeación y preparación, con
el objetivo principal de ser integrador de las diferentes áreas de la psicología, así
como de las distintas escuelas. Entre los fundadores que integraron el colegio están
Julieta Guerrero Walker, José Enrique Canto y Rodríguez, Carmen Solís Robleda,
Wellina Peniche Bates, María Rosado y Rosado, Raúl Burgos Fajardo, Enrique Loza
Ponce y Luis Novelo Palma; entre los primeros miembros están Efraín Duarte Brice-
ño, Verónica Cortés, Felipe Ahumada Vasconcelos, María Elena Muñoz Menéndez,
Teresita Castillo León, Mercedes Pieck, Alma Madariaga, Tere Cuevas Parra, Elia
María Escoffié Aguilar, Beatriz Cáceres Peniche y Mercedes Solís Robleda, entre
otros. Desde su inicio, el Colegio cuenta con comités vitalicios de las distintas áreas
y entre sus objetivos principales están la actualización de sus miembros tanto en lo
profesional como también en lo relacionado con la investigación.
Ya que la psicología en esos años no tenía la demanda que actualmente tiene en
el estado ni la comunidad conocía la profesión como tal, los integrantes del Colegio
10 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
se propusieron dar a conocer las funciones del psicólogo en las distintas áreas: clíni-
ca, educativa, laboral y social, elaborando diversas publicaciones, como las normas
para la aplicación de las pruebas, con el fin de ir estableciendo guías para el correcto
ejercicio de la profesión, implementando cursos, talleres y conferencias, entre otras
actividades. Desde 1989 hasta la fecha, los colegas que se han desempeñado como
presidentes del colegio son los siguientes: Carmen Zita Solís Robleda (1989-1991);
Enrique Losa Ponce (1991-1993); Felipe Ahumada Vasconcelos (1993-1994); Ma-
ría Rosado y Rosado (1994-1997); Reinaldo Novelo Herrera (1997-1999); María
Teresa Fernández Oliette (1999-2001); Silvia Romero Franco (2001-2003); Dora
Adolfina Ayora Talavera (2003-2005); Alejandro Herrera González (2005-2007);
Claudia Elena Quezada Fuente (2007-2009); Leonor Albor Villanueva (2009-
2011); Jorge Miguel Valladares Sánchez (2009-2011). El psicólogo Valladares Sán-
chez es quien continúa al frente del Colegio de Psicólogos. Cabe señalar que en la
primera gestión de Jorge Valladares se publica con la coedición de la Facultad de
Psicología de la Uady, el Código Ético Profesional del Psicólogo en Yucatán.
Es importante mencionar que en la gestión de Reinaldo Novelo Herrera (1997-
1999) se realizó el Primer Congreso del Colegio de Psicólogos en el Edificio Cen-
tral de la Universidad Autónoma de Yucatán. Dicho evento congregó a un número
considerable de colegas, quienes además de intercambiar experiencias de trabajo
presentaron ponencias importantes. A partir de ese año se ha venido realizando el
congreso cada dos años de manera ininterrumpida y se cuenta con la participación
de las diferentes escuelas y facultades de Psicología del Estado. En la entidad, la
psicología ha avanzado como profesión y ciencia. Uno de los retos es dar pasos en
cuanto a la certificación profesional, con la vigilancia del cumplimiento de los pará-
metros éticos y legales inherentes a la profesión, lo cual contribuirá sin duda alguna
al enriquecimiento de esta disciplina y redundará de modo directo en beneficio a la
sociedad.
Otra de las agrupaciones importantes en el estado es la Asociación Yucateca de
Psicoterapia Humanista A. C. (Ayupshi), la cual fue fundada en junio de 1995 por
Ma. Teresa Fernández Olliete. Esta Asociación trabaja y forma a sus miembros en el
enfoque humanista de psicoterapia. Entre sus objetivos está difundir la psicoterapia
humanista, brindar formación continua a sus miembros y ofrecer psicoterapia a bajo
costo. Desde febrero de 2012 cuenta con su propia revista, Revista In lak’ech. Su
actual presidente es Lidia Sabido Domínguez (2013-2015).
Por otra parte, puede observarse que en nuestro país, a pesar de la existencia
de diferencias en cuanto a la ubicación disciplinar de la Psicología como profesión,
resulta indiscutible que la psicología clínica tiene una gran repercusión y brinda
elementos importantes a la salud mental de los individuos, razón por la cual en
el estado de Yucatán, la Comisión de Arbitraje Médico (Codamey), que pretende
propiciar relaciones sanas entre los profesionales de la salud y sus pacientes, ha con-
siderado que la Psicología habría de estar presente en ella. Por lo anterior, en el año
2003, ya con una creciente confianza de la sociedad en el trabajo de la Comisión,
y siendo que en el proceso de arbitraje el lenguaje predominante es la orientación,
gestión inmediata y asesoría especializada, los colegios médicos, odontológicos y los
de enfermería, química y psicología trabajan en cada una de las etapas en las que
son requeridos y los ciudadanos cobran cada vez más conciencia sobre sus derechos.
Aproximación hacia la práctica psicoterapéutica 11
Otorga un Certificado que asegura que los profesionales han recibido formación
y entrenamiento de acuerdo con los estándares del WCP, lo cual ayudará a asegurar
la movilidad de los profesionales de la psicoterapia. Esto está alineado con los obje-
tivos del World Health Organisation (WHO) y con el acuerdo de no discriminación
del marco de la Unión Europea (EU).
Otra organización de importancia es el Colegio Nacional de Psicólogos, consti-
tuida con base en la Ley de Profesiones que reglamenta el Artículo 5º constitucional
de México relativo al ejercicio de las profesiones.
Esta agrupación promueve la superación profesional, científica, humanística, téc-
nica, académica, económica, social y cultural de los psicólogos en las diferentes especia-
lidades y ramas afines. Ejerce la representación legal de tales profesionales participando
de manera activa como órgano de consulta de poder público y vigila que el ejercicio
profesional se realice dentro del más alto plano moral, legal y científico.
Las responsabilidades que tiene como órgano de consulta y representación lo obli-
gan a promover actividades concordantes con los objetivos nacionales de bienestar so-
cial, la elevación de la productividad en todos los ámbitos y de la calidad de vida de
la población; además de la justa distribución de la riqueza, la solidaridad nacional y el
derecho al trabajo, así como a la salud, educación, cultura y esparcimiento.
Entre los objetivos de esta Asociación está ser la entidad gremial que representa
a la comunidad nacional de profesionales de la psicología en México, con el objeto
de promover acciones en beneficio de ésta y, por consecuencia, de los mexicanos,
cuidando que la actividad profesional derivada de tal disciplina se ejerza dentro del
más alto plano moral y legal, impulsando y participando en la expedición de leyes,
reglamentos y sus reformas relativos al mejor desempeño de la profesión, colabo-
rando en la adecuada formulación de planes de estudio para la formación y actuali-
zación profesional, en beneficio de la mayor calidad de vida y la autorrealización de
las personas, grupos y comunidades de la sociedad.
El Colegio Nacional de Psicólogos es una organización bajo el régimen de Aso-
ciación Civil (A.C.), la cual está regulada por sus estatutos y se rige por las dispo-
siciones relativas al Código Civil para el Distrito Federal y Territorios Federales,
según consta en su protocolización el 17 de agosto de 1976, ante el notario número
27, Lic. Jorge Carlos Días y Díaz, en acta 43, 811, volumen 711, permiso de la
Secretaría de Relaciones Exteriores (Art. 27, núm. 012246-Exp. 554715), fechado
y firmado el 10 de mayo de 1976 (RG/mlx513396) por la Dirección General de
Asuntos Jurídicos y convocado para Asamblea Constitutiva de acuerdo con las leyes
vigentes relativas al Ejercicio Profesional según la Ley de Profesiones y registro ante
la Secretaría de Educación Pública el 31 de julio de 1987.
Otra agrupación importante nacional es la Sociedad Mexicana de Psicología, A.
C., que se constituyó como asociación civil con el fin de incrementar, estimular y di-
vulgar el desarrollo de la psicología científica en cualquiera de sus manifestaciones.
Es el órgano profesional de la psicología más antiguo de América Latina (data
de 1950) y es probable que sea el de mayor presencia en el ámbito nacional. Entre
sus objetivos principales está mantener intercambio científico y profesional con las
distintas sociedades de Psicología y con sociedades profesionales afines, para estar al
día en lo referente a investigaciones y actividades psicológicas en el mundo. Otro de
sus objetivos es estimular y apoyar en México la investigación en las diversas ramas
Aproximación hacia la práctica psicoterapéutica 13
de esta disciplina, así como difundir y publicar los estudios psicológicos de impor-
tancia. De igual forma se interesa por realizar campañas dirigidas a las autoridades
correspondientes y a la opinión pública, con el fin de hacer patente la necesidad
de instalar servicios psicológicos indispensables, y favorecer por todos los medios
posibles el mejoramiento de la preparación psicológica de las personas directamen-
te vinculadas con actividades o problemas psicológicos. Entre las actividades más
destacadas de esta agrupación se encuentra la publicación de la Revista Mexicana
de Psicología, así como la organización del Congreso Mexicano de Psicología, la en-
trega del Premio Nacional de Psicología, la coordinación de la Comisión Nacional
de Ética (Conaep) y desde 2009 la Red Nacional de Psicólogos, que surgió como
respuesta a la inquietud de crear un grupo de trabajo conformado por colegas que
representaran a cada una de las entidades federativas de la república mexicana. En
la actualidad, una de las acciones más relevantes de dicha agrupación es el proceso
relacionado con la actualización del marco ético y legal de la disciplina, donde el
proceso de certificación profesional ocupa un lugar central. En cuanto a este pro-
ceso, es importante señalar que la Sociedad Mexicana de Psicología (2010) ha tra-
bajado más en esta temática. El 22 de junio de 2011, con la presencia del maestro
Víctor Beltrán Corona, titular de la Dirección General de Profesiones como testigo
de honor, se firmó el convenio para el Diseño y elaboración del “Examen Único para
la Certificación Profesional en Psicología”. Dicho convenio fue firmado por el maes-
tro Rafael Vidal Uribe, director del Ceneval; el licenciado Jorge Hernández Ural,
director general adjunto de los exámenes generales para el egreso de la licenciatura;
el doctor Joaquín Caso Niebla, presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología;
y por la doctora Laura Hernández Guzmán, presidenta del Colegio Mexicano de
Profesionistas de la Psicología A.C. Como último dato importante, cabe mencionar
que la Sociedad Mexicana de Psicología, A. C. es miembro de la International Union
of Psychological Science (IUPsyS). El actual presidente es el doctor Alejandro Zalce
Aceves (2013-2017).
En el ámbito relacionado con la enseñanza de la psicología, en 1971 surge el
Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP), en res-
puesta a la convocatoria de los doctores Luis Lara Tapia, Graciela Rodríguez Ortega
y Emilio Ribes Iñesta. Desde un inicio, el CNEIP se instituyó como un organis-
mo asesor académico para las escuelas de Psicología de México, con los siguientes
objetivos: orientar en particular la enseñanza e investigación de la Psicología a la
solución de los problemas sociales que plantea la realidad nacional en lo que a esta
disciplina se refiere; contribuir en el campo de la Psicología a la implementación
de las políticas y normas que se contemplan en la Ley Federal de Educación de
la República Mexicana; impulsar la enseñanza, investigación, difusión y ejercicio
profesional y científico de la Psicología en las instituciones de enseñanza y/o inves-
tigación; asesorar acerca del empleo de los recursos docentes y de investigación para
que mediante su aprovechamiento racional e integral se formen mejores profesio-
nales e investigadores; promover y apoyar programas de intercambio de profesores,
investigadores y alumnos de Psicología entre diversas instituciones de enseñanza e
investigación nacionales e internacionales; promover y apoyar programas de becas
en el país y en el extranjero para que estudiantes, profesores e investigadores de Psi-
cología complementen su preparación académica y profesional; procurar recursos
14 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
REFERENCIAS
Código de procedimientos penales del Estado de Yucatán (2000). Mérida Yucatán: Editora Yucateca
Código Civil del Estado de Yucatán. (2008). Mérida Yucatán. Anaya Editores.
Compas, B., & Gotlib, I. (2003). Introducción a la psicología clínica. México, DF: McGraw Hill.
Franca-Tarragó, O. (2001). Ética para psicólogos. Introducción a la psicoética. Bilbao: Desclee de
Brouwer.
Plaza, A. (2003). Visión psicoanalítica de los valores como motivaciones derivativas del Yo, Aletheia,
22, 73-91.
Río, C. (2005). Guía ética profesional en psicología clínica. Madrid: Pirámide.
Sociedad Mexicana de Psicología (1984). Código ético del psicólogo. México DF: Trillas.
La terapia desde el
Capítulo 2
enfoque psicodinámico
Estrella Vázquez Vargas
Elia María Escoffié Aguilar
María Rosado y Rosado
15
16 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Entre los colaboradores directos de Freud que aceptaron sus postulados, los com-
plementaron y aplicaron dentro de una línea de trabajo se encuentran Otto Rank, Wil-
helm Reich, Paul Federn, Hans Sachs, Oskar Pfister, Max Eitingon, Abraham Brill,
Sandor Ferenczi, Karl Abraham, Ernest Jones, Salomé, Karen Horney, Wilfred Bion,
Erick Fromm y Erick Erickson.
Cada uno de estos autores complementó e hizo modificaciones a la teoría y técnica
del Psicoanálisis. Una de las aportaciones más importantes desde los inicios fue el traba-
jo con niños. El psicoanálisis de niños siguió dos líneas fundamentales: una representada
por Anna Freud y la otra por Melanie Klein, conocidas como escuela clásica o Freu-
diana, la primera, y escuela kleiniana la segunda. A pesar de separarse cada vez más,
ambas acuerdan en las premisas básicas del Psicoanálisis: la existencia de fenómenos y
procesos inconscientes; las tres estructuras fundamentales, ello, yo y superyó; así como la
importancia de mantener la relación analítica de la transferencia. Difieren en los aspec-
tos teóricos y, por ende, en la aplicación técnica, sobre todo en el uso del juego infantil.
Anna Freud (1965/1997) menciona que el análisis de niños es una subespecialidad
del psicoanálisis, sin embargo demostró ser algo singular en un sentido de suma impor-
tancia: fue la única innovación que brindó la posibilidad de verificar la corrección de
las reconstrucciones efectuadas en el análisis de adultos; lo que antes era conjeturado o
inferido, se trocó en realidad viva, visible y verificable. Se observaron las manifestacio-
nes del complejo de Edipo hacia los padres vivos tanto en el mundo externo como en
las fantasías en curso y en el marco de la transferencia; se observó la dependencia del
niño a las figuras de su ambiente; se obtuvieron pruebas del proceso primario no sólo
de los sueños y la formación de síntomas, sino a partir de la conducta observable en lo
cotidiano.
Anna Freud no era académica de forma primordial, sus intereses eran más prácticos
y mucho de su trabajo se dirigió hacia el análisis de niños y adolescentes, logrando per-
feccionar la técnica, pues su padre se había dedicado en exclusivo a pacientes adultos.
La relación del niño con el terapeuta es distinta, los padres constituyen una gran parte
de la vida de él, en donde el terapeuta no puede competir. Para ella, el terapeuta no
puede convertirse en otro niño, en un compañero de juegos, sigue siendo una figura de
autoridad para el paciente. Así que Anna ideó una técnica para manejar este problema
de transferencia, utilizando la forma más natural posible: ser un adulto cuidadoso, no
un nuevo compañero de juegos ni un padre sustituto.
En cuanto a la obra de Melanie Klein, es muy amplia. Sus conceptos teóricos revo-
lucionaron el pensamiento sobre la personalidad y la psicopatología. Agregó conceptos
y complementó la teoría freudiana.
Ahora bien, Klein no estudió medicina, había tenido la vocación y quiso estudiar la
profesión, pero situaciones personales lo impidieron; por lo tanto, no tuvo acceso a la
formación que tenía Freud, como la de muchos otros analistas de entonces. Así, su crite-
rio de curación podía no ser asimilable de manera necesaria a un modelo médico, como
el que Freud tenía en sus inicios, cuando indica que es “bueno librar a un paciente de
sus síntomas, aliviarlo de una sintomatología que lo limita o lo frena y lo inhibe para un
desarrollo más saludable”. Esto da lugar a que ella utilice los conceptos básicos freudia-
nos con variación e innovación, con una mirada más psicológica, que hace de la obra de
Melanie Klein una de las aportaciones más relevantes del conocimiento psicoanalítico.
Sus conceptos son los que se refieren en especial a los primeros estadios del desarrollo
18 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
hace posible mantener la relación de objeto y preservar los objetos amados de la propia
agresividad (Barzan, 2005).
Al igual que otros psicoanalistas de su época, Winnicott se comprometió en el
trabajo con pacientes graves y niños. De esta práctica surgieron sus aportes novedosos
acerca del desarrollo psíquico temprano y su comprensión sobre cuadros fronterizos y
antisociales, así como de las psicosis. Al mismo tiempo se ampliaron algunos conceptos
de la teoría de la técnica y se jerarquizó el valor del encuadre, adjudicándosele senti-
dos nuevos. Se atrevió a tratar pacientes no neuróticos, planteando que lo que no se
subordina al dominio del Yo debe revivirse en regresiones profundas y lo que cae bajo
su égida se repite en la transferencia; produjo una divisoria de aguas en el abordaje
terapéutico, y el diagnóstico del paciente se volvió crucial. Los pacientes psicóticos,
fronterizos y antisociales lo llevaron a sostener que la provisión y el mantenimiento del
encuadre son más importantes que la labor interpretativa en determinados momentos
del proceso terapéutico. De manera indudable, estas posibilidades técnicas están basa-
das en sus ideas sobre la fase de dependencia, la importancia del holding materno, la
concepción de la fusión y la integración, y el concepto de que la regresión permite un
retorno a las situaciones conflictivas congeladas, con la posibilidad metafórica de reini-
ciar el desarrollo (Zirlinger, 2002).
Otra aportación importante es la referente a la zona intermedia. Winnicott men-
ciona que la cura permite la creación de esa área, que sería como una ampliación de los
objetos transicionales necesarios en el desarrollo del funcionamiento psíquico y que en
psicoterapia se lleva a cabo en esta zona; es decir, está admitiendo la posibilidad de que
el analista o sus interpretaciones sean usadas de la misma forma que es usado el objeto
transicional; se depende de él, se “manipula” y de este modo se permite con este espacio
el crecimiento del paciente.
Barzan (2005) señala que en esta zona se da el juego al cual el autor asignará gran
importancia. No es sólo descarga pulsional: comienza como movimiento de separación
de la madre en un espacio potencial entre ésta y el bebé. Se trata de una experiencia
real, donde está involucrado el Yo con sus capacidades, pudiendo la excesiva excitación
arruinar o detener el juego.
Como se señaló antes, surgieron las teorías de autores que, aunque partiendo del
psicoanálisis freudiano, discrepaban con ciertas ideas clave de la teoría de Freud y for-
maron escuelas alternativas.
Carl Jung tenía una concepción diferente sobre el origen y destino sexual de la
libido, como también en la interpretación de los sueños, el concepto de inconsciente y
la manera de tratar las neurosis. En su teoría destacaron los conceptos de inconsciente
colectivo y arquetipo.
Alfred Adlher difería sobre la importancia que daba Freud al factor sexual. Presentó
la hipótesis de un complejo de inferioridad que explicaría las neurosis y creó un méto-
do alternativo para tratarlas, creando una teoría paralela que sustituía la libido por el
instinto de poder.
En la evolución del Psicoanálisis ha habido otros teóricos no menos importantes
que los antes mencionados y que a través de sus estudios contribuyen con aportacio-
nes brillantes, tal es el caso de Françoise Dolto, Bruno Bettelheim, Margaret Mahler,
René Spitz, Wilfred Bion, Melitta Sperling, Erik Erikson, Telma Reca, John Bowlby,
20 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Arminda Aberastury, Serge Lebovici, y, en México, María Teresa Padilla y José de Jesús
Gonzalez Núñez, entre otros.
Por otra parte, Jacques Lacan buscó reorientar el Psicoanálisis hacia la obra original
de Freud, al considerar que el psicoanálisis posfreudiano se había desviado, cayendo en
una lógica a veces biologicista u objetivadora del sujeto. Reinterpretó y amplió la prácti-
ca psicoanalítica. Incorporó, además, en el nivel teórico, nociones de origen lingüístico,
filosófico y topológico que lo llevaron a redefinir muchos de los principales términos del
léxico psicoanalítico y a formular la tesis: “El inconsciente está estructurado como un
lenguaje”. Con esto, Lacan afirma realizar un retorno a la concepción de inconsciente
propuesta por Freud, al tiempo que se distancia de la posición de los teóricos de las
relaciones objetales y los psicólogos del Yo, quienes intentan darle al inconsciente un
lugar más relevante de lo que a él le parece que tiene. Con su concepto, Lacan pone al
inconsciente en la imposibilidad de representar los objetos reales de manera absoluta en
el lenguaje (Massota, 2009).
Ahora bien, uno de los rasgos que destaca el psicoanálisis relacional es que la inter-
pretación no es el factor terapéutico fundamental. Los representantes de esta escuela,
como Sullivan, Fairbairn y Kohutsegún Barzan (2005), dan importancia vital al trabajo
de la empatía en la intervención psicoterapéutica.
La presencia empática del terapeuta, acompañamiento y sostén (holding), según
Winnicott, son factores importantes, que desde el punto de vista teórico ofrecen expli-
caciones complementarias. Otro factor relevante es la reducción de la asimetría entre
terapeuta y paciente, lo cual significa que no siempre el paciente está equivocado cuan-
do muestra su desacuerdo con algo que el terapeuta ha dicho o hecho. Por último, exis-
te la posibilidad del “autodesvelamiento”, esto es, que el terapeuta comente al paciente
cómo se ha podido sentir en determinado momento por algo que el paciente ha dicho o
hecho, o cómo se habría sentido en el lugar de otra persona en una escena que relata. En
la medida que el Psicoanálisis Relacional preconiza la superación de términos estáticos
–como transferencia, contratransferencia, resistencia– y se prefiere hablar de la sesión
analítica como un campo de interacción, un espacio transicional, algo “cocreado” por
analista y analizando en un proceso de mutualidad, el concepto de verdad que mejor se
le puede aplicar es el de descubrimiento: se descubre aquello nuevo que surge entre dos
personas con una relación. De hecho, la interpretación acertada no será sólo la que se
corresponda con la realidad mental del paciente, sino la que permita el descubrimiento
(Rodríguez, 2010).
Es un hecho que la terapia psicoanalítica es reconocida como la madre de las psico-
terapias, pues marcó el comienzo de la intervención terapéutica psicológica y aunque
existen variaciones entre las diferentes escuelas psicoanalíticas –en las que puede haber
modificaciones al Psicoanálisis clásico–, el eje central sigue siendo la asociación libre;
es la llamada técnica fundamental y esto lo diferencia de cualquier otra intervención
terapéutica.
El Psicoanálisis se basa en un modelo teórico que describe y explica los mecanismos,
procesos y fenómenos implicados en la vida anímica de las personas; por otra parte, se
refiere también a un modelo de terapia que conlleva un conjunto de procedimientos
y técnicas de intervención psicológica. Por último, puede referirse además al método
psicoanalítico: un método de investigación que ha sido aplicado además de la psicología
clínica individual, al análisis de fenómenos sociales, culturales, arte, cine, literatura,
etnología y antropología, entre otras disciplinas.
La terapia desde el enfoque psicodinámico 21
DETERMINISMO PSÍQUICO
Postula que nada ocurre por casualidad. Cada fenómeno psicológico está determinado
por los que le precedieron. En la vida psíquica no existe discontinuidad alguna, así
22 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
existe una relación coherente y llena de significado entre los acontecimientos y la vida
psíquica del ser humano. El determinismo o causalidad psíquica sostiene que algunas
insuficiencias del funcionamiento mental de ciertos actos no intencionados están deter-
minados por motivos conscientes o inconscientes. Es así que cuando el sujeto sustituye,
sin “querer”, un proyecto o una intención, que se ha propuesto con deliberación por una
acción, la teoría postula que se trata de un “acto fallido”. Un aspecto importante de este
enfoque es considerar que el comportamiento del ser humano está determinado tanto
por factores motivacionales (internos) del individuo, conocidos como pulsiones, como
por elementos derivados de lo externo, ambiente; elementos de lo interpersonal y de lo
social. El término pulsión se considera un proceso dinámico, un empuje, una energía
que hace tender al organismo hacia un fin.
COMPULSIÓN A LA REPETICIÓN
Es el tercer principio y se define como la tendencia del individuo a tener conductas
o comportamientos de una manera inconsciente, repitiendo así experiencias antiguas,
con la impresión muy viva de que se trata de algo por completo motivado en lo actual.
La terapia desde el enfoque psicodinámico 23
HIPÓTESIS METAPSICOLÓGICAS
Resulta muy importante considerar que el Psicoanálisis concibe la vida psíquica como
una evolución incesante de fuerzas elementales, antagónicas, compuestas o resultantes,
con un concepto dinámico del psiquismo (Tallaferro, 1997). Freud advirtió la necesi-
dad de crear un esquema que auxiliara la comprensión y estructuración de su teoría,
al mismo tiempo que permitiera mantener un orden en la investigación. Por lo tanto,
introdujo el término de “metapsicología”, constructo hipotético que sirvió para colocar
los diferentes elementos estructurales de la teoría en un conjunto coordinado. Este
constructo hipotético “metapsicológico” posibilitó que la explicación del desarrollo del
aparato psíquico transitara desde una perspectiva médico-biológica hasta llegar a una
visión estructural y funcional del comportamiento humano que da más peso a los pro-
cesos inconscientes que a los elementos neurológicos. De acuerdo con este esquema,
se tienen seis hipótesis metapsicológicas: topográfica, genética, económica, dinámica,
estructural y adaptativa, las cuales, junto con los tres principios fundamentales básicos
ya descritos –determinismo psíquico, existencia de procesos mentales inconscientes y
compulsión a la repetición– conforman la metapsicología psicodinámica. Las seis hipó-
tesis se describen a continuación.
HIPÓTESIS TOPOGRÁFICA
Considera la existencia hipotética de tres sistemas delimitados en diferentes planos del
aparato psíquico, que son fuerzas o cargas de energía que se desplazan: inconsciente,
preconsciente y consciente (ver figura 2-1).
En la figura 2-1, Tallaferro (1997) esquematiza las hipótesis topográfica y estructu-
ral. En relación con la primera, se aprecian los tres sistemas, consciente, preconsciente
e inconsciente, conceptualizados y ubicados de manera hipotética en diferentes niveles
topográficos.
24 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Consciente
Yo
Preconsciente Superyó
Inconsciente
Ello
Inconsciente
reprimido
HIPÓTESIS ESTRUCTURAL
Parte del supuesto de la existencia de estructuras psicológicas que intervienen en cada
fenómeno psicológico. Estas estructuras son configuraciones de cambios lentos en las
La terapia desde el enfoque psicodinámico 25
que tienen lugar los procesos mentales y están ordenadas de forma jerárquica en rela-
ción con los niveles de los sistemas psíquicos (figura 2-1); estas estructuras son el ello,
el yo y el superyó.
• Prueba de realidad.
• Juicio.
• Sentido de la realidad, del mundo y del self.
• Regulación y control de pulsiones y afectos.
• Relaciones de objeto.
• Procesos de pensamiento.
• Regresión adaptativa al servicio del yo.
• Funcionamiento defensivo.
• Barrera de estímulos.
• Funcionamiento autónomo.
• Funcionamiento sintético-integrativo.
• Dominio-competencia (González-Núñez, Romero, & de Tavira, 1989).
Estas funciones como tales no fueron postuladas en los inicios de la teoría psicoanalí-
tica, sino que surgen a partir de la evolución de la teoría, así como de la aportación de
teóricos estudiosos de la psicología del yo, como Ana Freud (1977) y Heinz Hartmann
(1984), entre los más importantes.
En el desarrollo del yo juegan un papel muy importante los procesos de identifi-
cación y frustración. El ser humano tiene la tendencia a identificarse con personas que
para él tienen un alto grado de valor, ya sea en lo consciente o inconsciente. La identi-
ficación permite un gran ahorro de energía, proporcionándole certeza de actuar al yo.
González-Núñez y Rodríguez-Cortés (2002) ilustran de forma muy clara la influen-
cia de la frustración y gratificación en la estabilidad de esta estructura psicológica (tabla
2-1).
26 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
HIPÓTESIS GENÉTICA
Plantea que el origen y desarrollo de los fenómenos psíquicos es a partir de propiedades
biológicas innatas, que se rigen por el proceso de maduración de cada individuo. Tales
propiedades innatas, según un plan básico epigenético, son activas en potencia, aunque
puedan ser desplazadas por formas posteriores. La totalidad de estas formas primitivas
La terapia desde el enfoque psicodinámico 27
La madre juega un papel primordial en las experiencias del niño. Aporta la base para
que el bebé vaya construyendo la realidad. Esta fase domina durante el desarrollo inicial
del yo. En este momento, el centro de adaptación y dominio más eficiente es la boca,
pues admite la entrada de la estimulación externa o cierra el paso a la estimulación
ambiental. Gracias aeste aceptar o rechazar, se da la pauta para la discriminación entre
la realidad externa y la interna. Es a través de la boca que se dan las primeras discri-
minaciones de necesidad-satisfacción. El bebé puede gozar mamando aun cuando no
experimenta hambre, es puro placer, lo cual es el primer ejemplo que se tiene de la
autosatisfacción activa de una necesidad. El bebé empieza a conocer el mundo a través
de la boca. Una adecuada y amplia satisfacción oral desencadena la confianza básica,
que conlleva a la seguridad y optimismo. Por el contrario, las privaciones orales intensas
predisponen a alteraciones emocionales que pudieran ser graves.
Segunda fase de la evolución de la energía psíquica, que se caracteriza por estar orga-
nizada con preponderancia de la zona erógena anal. Lo más importante en esta etapa
es el control. El niño experimenta considerable placer en la excreción y aprende a au-
mentarlo reteniendo las heces fecales. Puede ofrecer resistencias a las presiones sociales
de aprendizaje. Es en la etapa anal que el niño se esfuerza por independizarse como ser
diferenciado y necesita ejercer su autoafirmación. Ya comprende y utiliza el lenguaje.
El control de esfínteres es gradual y existen retrocesos. Los avances en este aspecto
significan un logro nuevo y placentero. El control que el niño va alcanzando en realidad
es un acto voluntario sobre el propio cuerpo y se da cuenta que esto puede gratificar o
frustrar a los padres.
La energía (libido) continúa su desarrollo hacia la fase fálica. Aumentan las diferentes
ansiedades a partir de la diferenciación sexual. El varón tiene un órgano externo, visible,
que en lenguaje de Freud la niña envidia y el niño desarrolla ansiedad de castración.
28 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Freud recurre a la tragedia de Sófocles llamada Edipo Rey, la cual llega a su punto
crucial cuando Edipo se da cuenta de que había matado a su padre, y se había casado
y cohabitado con su propia madre. Traslapando lo anterior a la explicación freudiana,
significa que el hijo varón tiene una preferencia notable por su madre y desea tener lejos
al padre, con quien rivaliza; a la inversa, la hija desarrolla la preferencia con el padre y
rivaliza con la madre. Estos sentimientos de rivalidad (odio) hacia alguna de las figuras
significativas para el niño desencadena miedos y ansiedad. Durante esta etapa, la tarea
principal será renunciar al deseo de unirse con el progenitor del sexo opuesto y de iden-
tificarse con el del mismo sexo. La solución edípica final es un proceso complejo, que
consiste en un desplazamiento y una identificación. Si se da una evolución normal, se
llega a la conclusión, en el caso del varón, de que para “tener” a la madre necesita identi-
ficarse con el padre y así, por desplazamiento, conseguir otra mujer que no sea la madre
y con la que satisfaga sus necesidades amorosas y sexuales, como el padre que satisface
las de la madre. En el caso de la niña, el proceso es un tanto más complicado, pues debe
pasar de la madre como primer objeto al padre y regresar a la madre para identificarse
con ella, y encaminarse así a la identidad femenina. Por estas características, la relación
madre-hija es más compleja, pero el hecho de que la niña permanezca más tiempo cerca
de la madre, si la calidad de esta relación es favorable, puede contrarrestar lo difícil de
la resolución edípica.
Etapa de latencia
Etapa genital
HIPÓTESIS DINÁMICA
Plantea que en cada fenómeno psicológico existen fuerzas o energía implicadas, de-
finidas por una dirección y magnitud. Su efecto actúa de manera simultánea y no de
manera necesaria este efecto es la resultante del trabajo de cada una de estas fuerzas.
Tal hipótesis permite explicar la dirección de la conducta, entender hacia donde está
motivado el comportamiento, es especial de manera inconsciente; así como entender
La terapia desde el enfoque psicodinámico 29
a qué figura (objeto) le da prioridad el sujeto (madre, padre, algún hermano, abuela,
etc.). Otro aspecto importante es que indica y permite conocer el contexto significativo
para el individuo, las figuras que son más importantes para él, las situaciones y valores.
HIPÓTESIS ECONÓMICA
Hace referencia a la cantidad de energía psicológica que requiere cada fenómeno psi-
cológico y plantea que esta energía psicológica sigue las leyes de conservación, de en-
tropía, las cuales están sujetas a transformaciones que pueden aumentar o disminuir la
tendencia entrópica.
HIPÓTESIS ADAPTATIVA
Plantea la importancia del medio ambiente, postulando que el sujeto tenderá a adaptar-
se al mismo; dichos estados psicológicos en el individuo tienen lugar en cualquier mo-
mento de su vida. En este proceso de adaptación pueden ser por cambio autoplásticos
(cuando se dan en el individuo mismo) o aloplásticos (cuando se dan en el ambiente
externo). Tales procesos de adaptación mantienen, reconstruyen y mejoran la condición
de adaptabilidad del ser humano, asegurando así la supervivencia. La adaptación es mu-
tua. Se considera que la persona “normal” puede complementar o alternar ambos tipos
de adaptación. Un alto grado de rigidez en una de las formas de adaptación conlleva un
grado de psicopatología.
PRINCIPALES INTERVENCIONES
CLÁSICA
La terapia psicoanalítica es una terapia causal, al tratar de contrarrestar las causas que
le producen malestar y/o comportamiento desadaptativo al individuo. El objetivo de
la misma es resolver la conflictiva de la persona, incluso si existiera neurosis infantil,
pues considera que ésta es el fundamento de los conflictos en la vida adulta. Para este
enfoque, resolver los conflictos neuróticos significa reunir con el yo consciente aquellas
partes del ello, superyó y yo inconsciente, excluidas de los procesos de maduración de la
parte sana de la personalidad total, a la que no “contamina” la problemática vivida y que
se denomina área libre de conflicto.
30 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
El terapeuta le pide a la persona que trate dentro de lo posible dejar venir las cosas
y decirlas sin importar la lógica y el orden; que comunique incluso lo trivial, vergonzoso
o descortés (asociación libre). Permitiendo que las cosas vengan a la mente, se produce
una regresión al servicio del yo y entonces tienden a salir a la superficie los derivados del
yo inconsciente, el ello y el superyó. La tarea del terapeuta consiste en analizar los conte-
nidos de estos derivados que emergen en el sujeto. De igual forma, el terapeuta se vale
del análisis de los sueños (contendidos oníricos) que el paciente narra en las sesiones.
A pesar de que la persona que acude por ayuda terapéutica tiene consciente, sabe
qué quiere modificar, cambio que desea de modo genuino, existen dentro de él fuerzas
inconscientes que se oponen al evolución y defienden el “comportamiento desadaptati-
vo”. Estas fuerzas se resisten a los procedimientos y procesos de tratamiento y se llaman
resistencias. Las resistencias proceden de las fuerzas defensivas del yo que forman parte
del conflicto. Durante el tratamiento, la persona repetirá las diferentes formas y varie-
dades de los mecanismos defensivos que empleó en el pasado, por lo tanto el análisis
de las resistencias es una de las piedras angulares de la técnica. Dado que la resistencia
es una manifestación de la función defensiva y deformadora del yo, es lo primero por
analizar en la técnica psicoanalítica. Uno de los objetivos fundamentales será que la
persona tenga insight, lo que significa que ha hecho consciente lo inconsciente. Es así
que el insight sólo puede ser efectivo si la persona puede mantener un yo razonable.
Las resistencias interfieren con el yo razonable y la obtención del insight y por lo tanto
habrán de analizarse para poder realizar un buen trabajo analítico.
Resulta importante recalcar que la situación terapéutica se estructura de modo
que se faciliten al máximo las reacciones de transferencia, lo cual se refiere a todos los
sentimientos y emociones que el paciente deposita en la persona del terapeuta, mismas
que reflejan el tipo de relación que ha tenido en el pasado con figuras significativas, rea-
lizándose así el análisis de las mismas. La transferencia puede ser tanto positiva como
negativa, e ir cambiando en uno u otro sentido durante el trabajo terapéutico.
Durante este proceso, también tiene lugar la contratransferencia, término que hace
referencia a los sentimientos y emociones que el paciente despierta en el terapeuta.
Todos estos procesos van a ser posibles siempre y cuando se desarrolle de forma
adecuada la alianza de trabajo, aspecto medular de este enfoque. Se desarrolla a partir
del vínculo que se establece entre terapeuta-paciente. La alianza de trabajo es la parte
consciente y racional entre el terapeuta y el paciente en el marco en el cual se acuerda el
trabajo terapéutico, más allá de los procesos inconscientes que puedan emerger durante
el proceso.
La terapia psicoanalítica está dirigida hacia el yo, ya que sólo éste tiene acceso
directo al ello, superyó y mundo exterior. El objetivo es hacer que el yo renuncie a sus
defensas patógenas o desadaptativas, que encuentre y desarrolle otras más adaptativas
y, como consecuencia, hace que el yo se fortalezca. El terapeuta espera que bajo la pro-
tección de la alianza de trabajo y de la transferencia positiva, la persona pueda tener una
mirada nueva de lo que antes le resultaba demasiado amenazador, y así podrá reevaluar
la situación y probar nuevas formas de encarar las situaciones (elaboración). El trabajo
psicológico que se hace después de darse el conocimiento intuitivo, de darse el insight,
y que lleva a un cambio en el comportamiento o actitud, se llama traslaboración; me-
diante este proceso el individuo utiliza y asimila el insight y es capaz de reorientar el
comportamiento. De acuerdo con González-Núñez y Rodríguez-Cortés (2002), es el
La terapia desde el enfoque psicodinámico 31
Es muy importante enfatizar el papel del juego en el trabajo con niños, pues es equiva-
lente a las verbalizaciones del adulto; el juego es la asociación libre del adulto.
Los conflictos que se presentan en la mayoría de las ocasiones, producto de los procesos
de conocimiento y de convivencia, han sido uno de los objetivos de estudio de la Psico-
logía. Es una realidad que el mundo se ha integrado y desarrollado gracias a la confor-
mación de las parejas y a las múltiples variantes que han existido en las relaciones; tam-
bién es cierto que aún siguen presentándose desajustes derivados de dichas relaciones.
La terapia desde el enfoque psicodinámico 33
Dentro de la relación de pareja, cada uno de los miembros aporta un bagaje forma-
tivo, constituido por aspectos emocionales, culturales, sociales, educativos y religiosos,
así como por sistemas de creencias; además, en cada uno de los integrantes existe la
posibilidad de repetir de forma inconsciente el estilo de relación que estableció con
sus figuras parentales en la infancia. Así, la pareja establece de manera inconsciente
un equilibrio por medio del cual cada miembro complementa la relación interpersonal
sana o enfermiza que estableció, situación que matiza el estilo de relación que adoptará
en la relación. Estos factores de forma necesaria se verán conjugados día a día dentro
del proceso de conocimiento mutuo, identificación, enamoramiento y convivencia, y
resulta innegable que cada una de estas etapas va fortaleciendo la relación, pero no
sólo de la pareja como tal, sino que también permite la maduración y realización de
cada uno de sus miembros, al sentirse objeto de amor, cuidado y atenciones del otro.
La consolidación de la relación de pareja requiere, entre otras cosas, que el amor sea el
vínculo que les permita superar los altibajos que pudieron haberse presentado durante
el desarrollo psicosexual y psicosocial de cada uno de ellos, para formar una nueva en-
tidad mutua, cuyos fines de convivencia duradera les permitan a la vez el ejercicio de
su individualidad.
Hoy día, la terapia de pareja se encuentra como parte de la práctica clínica en la
teoría e investigación, y a través de ella se trabaja una metodología que puede explicar
el conflicto conyugal, su aparición, evolución y resolución; de igual forma, se investiga
cuáles de las intervenciones terapéuticas son apropiadas y sus metas, así como el empleo
de nuevas técnicas que permitan discernir con más precisión las indicaciones y contra-
indicaciones del abordaje del conflicto marital.
Todas las terapias de pareja, incluso las orientadas de forma psicoanalítica, son
bastante pragmáticas, algunas eclécticas en la selección y manejo de las intervenciones
terapéuticas.
En la terapia psicoanalítica de pareja, el objetivo es la reestructuración de ambos
miembros de la pareja y el campo de intervención se orienta a los aspectos del funcio-
namiento de la personalidad, que son importantes en específico para la relación. La ma-
yoría de los terapeutas con orientación psicoanalítica busca evitar una dicotomía entre
el cambio individual y el cambio en la interacción de pareja, dentro de un modelo de
dinámica interpersonal, en el que no se puede dar el uno sin el otro.
Como se sabe, en todo proceso está presente el interjuego de la transferencia y de la
contratransferencia, pero en la terapia de pareja habrá de revisarse el campo terapéutico
de tres, en el que se presenta la contratransferencia de pareja, donde dos de los miem-
bros forman un grupo que es la pareja. En ese sentido, el psicoterapeuta ha de ser capaz
de poner en práctica una “imparcialidad participativa interna”, compartiendo cada vez
más los sentimientos de cada uno de los miembros, pero estudiando al mismo tiempo
sus metas, de tal modo que le permita a él y a los integrantes de la pareja establecer
un nuevo juicio sobre la dinámica de la relación, evaluando con más objetividad las
necesidades, derechos y responsabilidades de cada miembro de la pareja. Durante este
proceso, el terapeuta tomará una actitud activa, pero siguiendo aquello que quiere la
pareja y que presenta como problema; es decir, acompañando el tiempo y ritmo de cada
uno. En todo este proceso resulta muy importante que el terapeuta registre sus propias
reacciones, pues una vez captadas pueden ser capitalizadas en favor del tratamiento; de
lo contrario, sólo se obstaculizaría la comprensión del caso, pues una vez que circula sin
34 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
• Aceptar y promover un sí mismo diferente, por y para cada uno de los miembros
• Estimular la autonomía personal y como pareja.
• Aumentar el mutuo compromiso saludable.
• Renunciar a actitudes rígidas y cerradas de índole pre-edípica, que impidan la
genitalidad.
TRABAJO GRUPAL
El ser humano es ante todo un ser social. Por su naturaleza es un ser único e irrepetible.
Gracias a los elementos psicológicos se le otorga un matiz a su personalidad o forma
de ser, y los elementos sociales lo hacen un ser inmerso en una comunidad. La primera
relación grupal que el individuo establece es con su grupo familiar, figuras parentales,
hermanos, familia extensa, amigos y comunidad en general, que conforman el grupo so-
cial que lo rodea, y los vínculos que establezca estarán matizados por el tipo de relación
que estableció con sus objetos de la infancia (González-Núñez, 1999).
La terapia desde el enfoque psicodinámico 35
La psicoterapia de grupo ofrece ayuda para la resolución de los conflictos del indi-
viduo, su desarrollo interior y, como consecuencia, el incremento de sus recursos para
el logro de una adaptación más sana a la sociedad.
Es posible planificar intervenciones de la terapia grupal en los ámbitos de:
• La psicoterapia de apoyo (que pretende ayudar a las personas a dominar los sín-
tomas, tolerar la tensión, y ansiedad, reprimir impulsos y promover la autocon-
fianza).
• La psicoterapia re-educativa (que promueve el insight, pretendiendo un cambio
del comportamiento y una mejor adaptación al medio social).
• La terapia reconstructiva (busca la mejoría terapéutica mediante el conocimiento
y análisis de los conflictos inconscientes).
Por otro lado, las etapas del proceso terapéutico con metas reconstructivas son:
TERAPIA BREVE
El Psicoanálisis plantea una manera de trabajo breve, donde los elementos técnicos se
mantienen; sin embargo, el proceso es corto. El terapeuta no espera que se dé el insight
sino que debe crearlo y, en ocasiones, adelantarse al manejo de la técnica. La modalidad
breve del Psicoanálisis surge hacia el decenio de 1930, en el Instituto de Psicoanálisis
de Chicago, cuando Franz Alexander y Thomas Morton French desarrollaron algunas
variantes técnicas de psicoterapia psicoanalítica focal. Los aspectos primordiales que
abordaron fueron:
focales, con poblaciones incluso mayores que las trabajadas por los autores precedentes
(hasta 2 000 consultas por año) con discusiones diarias de criterios estratégicos y articu-
lación de recursos técnicos. La intervención y diversificación prevista por Freud, incluía
en Lanús un trabajo en equipo, terapeuta individual, terapeuta familiar, terapista ocu-
pacional, trabajador social, trabajador corporal, intervenciones grupales e instituciona-
les, como asambleas y club de recreación con actividades culturales.
Miembros titulares de APA, egresados y candidatos de esta institución participaron
de manera destacada en dicha experiencia. Se llevaron a cabo ateneos clínicos, con-
ferencias y debates durante 15 años, en los que se reflexionó y debatió acerca de los
alcances y limitaciones de estas psicoterapias. Surgieron fecundas controversias, con la
ocasión de una elaboración grupal sobre puntos nodales de intersección entre teorías y
prácticas muy diversificadas.
Cuando el giro político represivo interrumpió la experiencia hospitalaria, Fiorini
continuó interesado en la investigación de las líneas que la enseñanza de Goldenberg.
Fundó, con un equipo de colegas, el Centro de Estudios en Psicoterapias, institución de
asistencia y formación, cuyo objetivo era desplegar la investigación y la fundamentación
teórica y clínica. Para Fiorini, lo principal de la enseñanza de Goldenberg era su ubica-
ción en una triple perspectiva: psicoanalítica, social y existencial.
De igual forma, autores como Pichón de Rivière y José Bleger contemplaron estas
dimensiones entrelazadas. Estas posiciones de abordaje interdisciplinario encuentran
convergencia con lo que después autores como Ilya Prigogine y Edgar Morin han ex-
tendido con epistemologías de complejidad. Morin propone un sujeto bio-psico-socio-
antropológico.
Las dimensiones hoy abiertas para producir una intersección colaborativa entre esas
direcciones son ocasión de un trabajo interminable, como el análisis mismo. Convocan
a los psicoanalistas a reformular modelos y diseños clínicos que deben enlazar varios
planos, incluyendo el grupal, institucional y comunitario.
En los últimos años, el trabajo en redes comunitarias exige nuevos esfuerzos al pen-
samiento psicoanalítico, que debe relevar, actuando en esas redes, dinámicas de orden
inconsciente individual, grupal y colectivo (Fiorini, 1986).
El concepto de “foco” es tal vez uno de los aspectos más distintivos de la actual
psicoterapia breve. Diferentes autores psicoanalíticos, como Wilhelm Stekel (1950),
Helene Deutsch (1942), Helene Deutsch.
, Alexander y French (1965), Wolberg (1968), Bellak y Small (1969), y Malan
(1963-1974), han destacado la conveniencia de focalizar, esto es, concentrar la labor
terapéutica en determinado síntoma o problemática del sujeto; pero fueron sobre todo
Malan y Balint (1963-1974) quienes se ocuparon de modo más enfático del foco tera-
péutico y promovieron el término de “terapia focal”.
Héctor Fiorini, en los años de 1970, desarrolló un modelo conceptual de “foco”, en
el que se centraliza la tarea, con lo cual la focalización contribuye a la efectividad de la
terapia en función de las metas seleccionadas y lleva a una terapia de duración limitada;
pero Fiorini no sólo justifica la limitación temporal, sino que resalta lo adecuado que re-
sulta la técnica focal con personas que pueden llevar terapias prolongadas. El terapeuta
se circunscribe a ciertas problemáticas del sujeto, realizando un abordaje interpretativo
sectorial, respetando el resto de las áreas de personalidad y vida del individuo.
38 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Trabajar con una técnica de “enfoque” (foco) implica, según Malan (1963-1974):
El foco debe concebirse de manera primordial y esencial desde una perspectiva psi-
copatológica. En este sentido, ha de estar dado por una estructura integrada por los
distintos factores intervinientes en la génesis de lo que se ha escogido como la problemá-
tica central del tratamiento (una determinada situación-problema y las manifestaciones
sintomatológicas ligadas con la misma), constituyendo a la vez una hipótesis o conjunto
de hipótesis del terapeuta en relación con los mecanismos operantes dentro de dicha
problemática (Braier, 2006).
De acuerdo con el modelo de Fiorini, todo “foco” tiene un eje central que por
lo general se ubica por el motivo de consulta. Subyacente y ligado con el motivo de
consulta hay un conflicto nuclear exacerbado, que se inserta en una situación grupal
específica. Estos tres aspectos conforman una situación que condensa un conjunto de
determinaciones y en la que un examen analítico permite distinguir áreas con diversos
componentes:
El “foco” organizado siempre en torno a una situación problema y a los síntomas prove-
nientes de ésta reconoce en su conformación una conflictiva subyacente más o menos
amplia y compleja, a la que se puede llamar conflictiva focal, con un conflicto infantil
y primario, edípico o pre-edípico, al que remite en última instancia dicha conflictiva, y
que viene a constituir el nudo de la estructura focal (Braier, 2006).
Es así como la modalidad breve permite el abordaje de la problemática(s) de com-
portamiento, utilizando el enfoque psicodinámico para contribuir al bienestar de los
individuos.
INTERVENCIÓN EN CRISIS
Desde su punto de vista, la psicoterapia breve puede ser aplicada en cualquier clase
de problema emocional; pero si se utiliza en una situación de emergencia, se habla de
ella como psicoterapia de emergencia o intervención en crisis. Sin embargo, algunos
autores prefieren conceptualizarla de manera separada.
Bellack (1980, 2004) plantea que en realidad no existen diferencias teóricas y de
concepto básicos entre la intervención en crisis y la psicoterapia de emergencia. De
acuerdo con lo planteado por el propio Bellak en su obra denominada Manual de psi-
coterapia breve, intensiva y de urgencia (1986), su aproximación se basa en particular
en las teorías psicoanalíticas, del aprendizaje y de sistemas. En esencia, el enfoque de
la Psicoterapia Breve Intensiva y de Urgencia puede delinearse de la siguiente manera:
• Está enfocada a los rasgos cruciales del trastorno que se presenta.
• Se intenta establecer un enfoque a través del entendimiento preciso de por qué
acudió el día en que lo hizo, en qué tiempo empezó el problema en su pasado
inmediato, y cuándo y de qué forma existió en su historia.
• Intenta salvar la discontinuidad entre la infancia y la edad adulta, entre conscien-
te e inconsciente; de igual forma, pretende entender la zona intermedia de estos
factores, y de los componentes biológicos, sociales, familiares y físicos de la vida
de los pacientes. Postula que para comprender la presentación específica de los
síntomas específicos es necesario conocer todas las fuerzas que intervienen para
producirlos en la forma específica que participan y así poder trabajarlo.
• Los síntomas son intentos de resolver el problema conformado de ansiedad,
conflicto y déficit. Mientras más deficiente sea la habilidad para adaptarse, más
trastornos existirán en la personalidad y viceversa. La conducta adaptativa es
aprendida, basada en lo biológico y dentro de un medio social, étnico y familiar.
El tratamiento es, pues, un intento para ayudar a la persona a obtener mejores
recursos para enfrentar la realidad.
• Por lo tanto, es una forma de aprendizaje, desaprendizaje y reaprendizaje. Se
enfoca en lo que ha sido aprendido en forma deficiente, y que necesita ser desa-
prendido y reaprendido de una manera eficaz.
• La Psicoterapia Breve Intensiva y de Urgencia, una vez probada, procede contan-
do por completo con las proposiciones psicológicas del yo y de las defensas.
• Se orientan y seleccionan los síntomas principales más perturbadores y sus causas
dentro del mayor marco posible, y después se proporciona la conceptualización
más clara probable de las intervenciones psicoterapéuticas necesarias y suficientes.
• Aunque su esencia no radica en el número de sesiones sino en la aproximación
sistemática, su duración ha de ser breve y por lo regular no mayor a 5 o 6 sesiones.
• Sus beneficios pueden extenderse más allá del enfoque inmediato de la terapia,
pues la estructura adaptativa completa del paciente puede cambiar de forma fa-
vorable en una especie de reacción en cadena psicodinámica, como resultado de
las intervenciones limitadas.
• Las indicaciones para la psicoterapia breve son amplias, ya que al seleccionarse
la problemática de acuerdo con el tratamiento puede usarse en problemáticas
agudas o crónicas en un amplio rango de trastornos.
Desde el modelo psicodinámico, como se mencionó antes, hay dos fenómenos que
resultan trascendentales tanto en la instauración de la alianza terapéutica como en el
desarrollo y curso de todo el proceso terapéutico: transferencia y contratransferencia.
Lo anterior lleva a aceptar el término de intersubjetividad, entendiéndolo como la acep-
tación de la existencia de una realidad que va más allá de lo individual intrapsíquico,
que lleva a considerar una mutualidad intersubjetiva, que otorga valor al intercambio.
42 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
2. LA HISTORIA CLÍNICA
En el Psicoanálisis es de fundamental importancia la elaboración de una historia clínica,
pues permite indagar de modo exhaustivo los datos de la persona que acude a terapia.
Brinda elementos valiosos para la mejor comprensión de la naturaleza de la proble-
mática actual del sujeto en relación con su historia vital, mediante la investigación de
situaciones traumáticas, y modos patológicos y repetitivos del comportamiento.
Desde esta postura, resulta muy importante la consideración tanto de aspectos con-
flictivos de la persona como de los aspectos positivos, capacidades y recursos que el
individuo ha utilizado en su vida, denominados áreas libres de conflicto, así como de los
que tuviera el potencial de utilizar.
En cuanto a la metodología a utilizar para integrar la historia clínica, este enfoque
recomienda como guía el uso del modelo de anamnesis (recapitulación de los datos
personales y familiares del sujeto anteriores a la problemática en cuestión), aunque sin
la implicación de tener que seguir un orden rígido durante el interrogatorio, ya que ésta
se va construyendo a lo largo de todo el proceso.
Resulta muy importante la indagación del motivo de consulta. Por lo general éste
se encuentra asociado con la situación-problema que llevó a la persona a solicitar el
tratamiento. Es importante y pertinente obtener amplia información acerca de los an-
tecedentes de la situación-problema; los comportamientos o síntomas asociados con la
misma, así como los factores desencadenantes e intentos de solución en su caso. Vale la
pena mencionar que la información puede obtenerse dejando en primer término que la
persona exponga de manera libre durante la entrevista sus dificultades actuales, inter-
calando los aspectos dirigidos o semidirigidos cuando se necesite obtener determinados
datos del caso, como antecedentes familiares y personales. En relación con el motivo
de consulta, en algunas ocasiones puede presentarse una falta de concordancia entre el
motivo manifiesto, explícito, y el motivo latente, implícito. El terapeuta tendrá la tarea
de indagar en este sentido, para determinarlo, no sin excluir la postura de la persona
que acude a terapia.
Para hacer este tipo de diagnóstico, el psicoterapeuta habrá de trabajar con sus propios
sentimientos, fantasías y reacciones, con el fin de obtener una impresión diagnóstica
tentativa; también utilizará aspectos teóricos que aportan las hipótesis metapsicológi-
La terapia desde el enfoque psicodinámico 43
cas y las interrelaciones que, en conjunto, aportarán una explicación psicodinámica del
caso.
Los elementos necesarios para integrar el diagnóstico se obtienen en especial de las
entrevistas clínicas, el estudio mental y las pruebas psicológicas, en su caso; así como
de otros datos complementarios si las circunstancias lo ameritan, como pudieran ser
neurológicos, médicos, electroencefalográficos o radiológicos, entre otros.
En cuanto a la evaluación pronóstica, cabe mencionar que la calidad de ésta depen-
derá tanto de las funciones yoícas con las que cuenta la persona que acude a terapia
como las propias del terapeuta, al igual que los factores provenientes del ambiente
inmediato del sujeto. Estos elementos habrán de tomarse en consideración siempre en
conjunto y no de forma aislada.
Pueden señalarse como elementos para un pronóstico favorable, los siguientes as-
pectos relacionados con factores de la persona que acude a terapia:
En relación con el ambiente, los elementos asociados con un pronóstico favorable son:
5. LA PLANIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN
Una de las características de la intervención es la elaboración de un plan terapéutico.
Diversos autores como French y Alexander (1965) enfatizan este aspecto, indicando
La terapia desde el enfoque psicodinámico 45
que la realización de un proyecto de una estrategia terapéutica dirigida al logro del o los
objetivos acordados resulta fundamental para el proceso.
Es muy importante enfatizar que el plan terapéutico habrá de partir de forma nece-
saria de los aspectos específicos de cada caso particular y deberá de incluir:
Resulta muy importante considerar posibles inconvenientes y rumbo que tome la tera-
pia. De igual forma se debe enfatizar que de ningún modo se puede entender que todos
los elementos de la planeación tengan un carácter rígido e inflexible; la capacidad de
flexibilidad del terapeuta permitirá modificar los planes cuando las circunstancias lo
ameriten.
incluso tiene el temor de que la hija se marche de la casa (motivo manifiesto). En el mo-
mento de inicio del proceso terapéutico vive en unión libre con una pareja de su edad
y con la hija, quien es producto de una relación de abuso, que se dio cuando Miranda
tenía 14 años.
Como motivo latente está sentirse mejor con ella misma. Presenta un gran miedo a
no poder conservar su actual relación de pareja. Es muy fuerte su temor a no ser “digna”
o “merecedora” de tener una relación estable a largo plazo. Ella nunca había estado en
algún proceso psicoterapéutico.
Miranda es baja, de piel morena clara, complexión delgada, con el cabello café os-
curo. Su lenguaje es fluido y es expresiva, aunque en ocasiones va de un tema a otro, y
su relato es interrumpido por momentos de llanto. Logra narrar, aunque no de manera
muy congruente, eventos de gran relevancia. En ocasiones dice “perdón, qué estaba
diciendo, a veces siento que mis palabras no tiene sentido” y por momentos llora; se le
observa temerosa y afligida.
Al inicio, la contratransferencia generada en la terapeuta es de ternura y desvali-
miento, así como una necesidad de protección; pero al mismo tiempo genera confusión
y angustia.
La relación de Miranda con su propia madre es complicada. Ella es producto de una
relación ocasional de la madre, quien contrae matrimonio con un hombre mayor que
ella, cuando Miranda tenía unos tres años. Cuando Miranda tenía 10 años de edad, la
madre se embaraza, pero pierde al bebé a los ocho meses de gestación; en ese momen-
to, de acuerdo con la narración de Miranda, inicia el abuso por parte del padrastro. La
madre vuelve a quedar embarazada al poco tiempo, pero el bebé muere al momento de
su nacimiento.
Desde la perspectiva de Miranda, la madre sabía del abuso, “yo se lo decía, pero ella
siempre me decía que nada más me lo imaginaba”, y realmente creo que ella estaba con-
vencida de que así era (mecanismo de negación). Comenta que siempre se sintió despla-
zada por el dolor y tristeza de su propia madre ante la pérdida de los hermanos, aunque
vivía con ellos, “viví mucho tiempo sola, incluso sin ir a la escuela, pues ella (madre) no
podía hacerse cargo de mí; es como si también ella hubiera muerto, sin percatarse de
que yo sí estaba viva” y “mi padrastro continuaba abusando de mí”, “aunque vivíamos
juntos ella no estaba conmigo” (esto nos habla de un vínculo por completo disfuncional
en el desarrollo de las primeras relaciones objetales, lo que la lleva al temor de perder a
su pareja y al sentimiento de no ser digna ni merecedora de inspirar amor verdadero).
A los trece años Miranda queda embarazada. La madre, quien parecía siempre
ausente, seguía manteniendo el discurso de que no estaba pasando nada. Durante el
embarazo de Miranda se cambian de lugar de residencia como tres veces, tiempo en el
que ella vive como “escondida” o más bien “presa”, pues no la dejaban salir y la mante-
nían encerrada en la casa. Cuando nace la hija, la madre de Miranda se hace cargo de
ella y la crece como suya. El padrastro deja de abusar de Miranda durante el embarazo
de ésta. Cuando Miranda tenía como 15 años, el padrastro empieza a prostituirla, “yo al
principio me resistía, no quería hacerlo, pero él me obligaba, me pegaba, yo tenía temor
que le hiciera algo a mi hija”, “ya ni le decía a mi mamá en qué trabajaba, no me creería,
además ella cuidaba a la bebé”.
Esta situación se prolonga hasta hace algunos años. La hija se relacionaba bien con su
papá (padrastro de Miranda), “él realmente la quiere, la trataba bien y nunca abusó de ella”.
La terapia desde el enfoque psicodinámico 49
En una ocasión en la que el padrastro estaba borracho tiene una pelea y hace un
escándalo, tenía un arma. Los vecinos llaman a la policía y se lo llevan preso.
Es importante señalar que en esa época, la relación entre Miranda y su hija era de
cercanía y mucho cariño, ella pensaba que Miranda era su hermana. La madre de Mi-
randa se va a vivir en unión libre con otro hombre y se marcha de la casa (que era del
padrastro). Miranda decide contarle la verdad a su hija y se van a vivir a casa de una
amiga de ella. Miranda empieza a trabajar ya sin prostituirse (capacidad de reparación),
conoce a su actual pareja y decide irse a vivir con él, pues la acepta sabiendo que tiene
una hija.
La relación con su hija empieza a ser un tanto diferente, se pelean mucho y la hija
está muy rebelde, es muy grosera con ella.
Miranda refiere sentir mucho miedo, pues tiene noticias de que el padrastro va a
salir de la cárcel, y teme que las busque y ella no pueda con la situación.
La relación que Miranda tiene con la pareja actual es bastante buena al parecer,
pero discuten algunas veces, porque él es muy considerado y atento con la hija de ella,
y otras veces por cuestiones de tipo económico (miedo inconsciente de la madre de que
se repitan con su hija situaciones que ella vivió).
Durante el trabajo terapéutico se hace énfasis en los recursos de Miranda con inter-
venciones como: “tú si eres una sobreviviente y muy valiente, no solamente sobreviviste
a tus hermanos, sobreviviste al embarazo, y sobreviviste a eventos de abuso, que aun-
que fueron situaciones que te devastaron, veo que tuviste la valentía de proteger a tu
hija de situaciones potencialmente muy peligrosas; te enfrentaste a un ambiente nuevo
y lo hiciste tu sola, eso me habla de una persona con muchos recursos”. Como puede
observarse, esta interpretación contribuye a la reestructuración, intenta que se dé una
introyección de la seguridad que fue insuficiente en el vínculo materno, pues Miranda
presenta una falla en el desarrollo de la confianza básica.
A lo largo del proceso terapéutico, Miranda hacía reflexiones que indican el logro
de insights; por ejemplo, cuando menciona: “Me he dado cuenta que en realidad tengo
mucho miedo de que a mi hija le pase lo mismo que a mí” o cuando acepta “Realmente
la odio, ella pudo haberme protegido, pero no, estaba demasiado ocupada llorando a sus
hijos” y “Luego me quitó a mi hija”. Al tener estos insights, la paciente empieza aceptan-
do sus propios sentimientos, lo cual la lleva a cambiarlos, pues permite la elaboración y
traslaboración de los mismos.
Lo anterior resulta claro cuando Miranda comenta: “Cuando reflexioné sobre eso
de ser valiente, me he dado cuenta de que puedo pensar y ser diferente; tengo la po-
sibilidad de cambiar y de influir positivamente en mi vida y también en la de mi hija”,
o bien cuando dice refiriéndose a su madre: “Ya no le tengo tanto coraje, creo que ella
tampoco la ha pasado muy bien, la estoy empezando a perdonar”. De igual forma,
lo anterior permite ver la importancia de los procesos transferenciales (transferencia-
contratransferencia) que le permitieron a la paciente desarrollar seguridad y confianza,
algo que las figuras parentales no pudieron ofrecerle.
Después de algunos meses de tratamiento psicoterapéutico, la relación entre Miranda
y su hija se tornó más positiva, ya no discutían tanto, la hija ya no era tan rebelde, permi-
tía que su madre la apoyara en algunas de las tareas escolares e incluso empezaron a com-
partir más actividades familiares Después Miranda y su pareja formalizaron la relación.
Por otro lado, la hija a los 18 años dejó de estudiar, consiguió trabajo fuera de la
ciudad y a pesar de que ya no vive con la madre, mantiene una relación positiva con ella.
50 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Miranda reporta estar más tranquila con el hecho de que su hija esté bien y trabajando
fuera (en este aspecto, puede verse aún el miedo inconsciente de Miranda a que se re-
pitieran algunos eventos, lo que es probable que captara la hija de modo inconsciente).
Este caso permite observar cómo la calidad de las relaciones tempranas con las figu-
ras parentales impacta las elecciones posteriores en la vida, y la manera de influir en el
tipo de relación que la persona establece: sin embargo, mediante un proceso de análisis
psicoterapéutico, los recursos de la persona, reflejados en un incremento de la fortaleza
yoica, determinan ser susceptible a una reestructuración interna, favoreciendo así cam-
bios más adaptativos y permitiendo a la paciente, en este caso, no sólo sobrellevar el
abuso físico, sexual y psicológico, sino introyectar parte de lo carenciado en las etapas
tempranas de desarrollo de su personalidad.
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La terapia desde el enfoque
Capítulo 3
cognitivo-conductual
Ricardo Castillo Ayuso
Manuel Sosa Correa
Sally Vanega Romero
El presente capítulo tiene como objetivo presentar en un primer momento el modelo cog-
nitivo conductual, un resumen de la teoría y las técnicas de intervención, así como el uso
exitoso de la TREC y de la terapia de esquemas maladaptativos tempranos en un reporte
clínico y dos reportes de investigación aplicada.
Es importante comenzar este capítulo con una idea de Meichenbaun (1977) referente a
que los modelos psicoterapéuticos son como metáforas que se ajustan más o menos a las
personas; algunas son más exitosas en ciertas culturas y época en relación con otras; se
puede decir que estos modelos psicoterapéuticos hacen ver al cliente su misma proble-
mática desde otro punto de vista, pero para que esto resulte tiene que ser tan novedoso
como para lograr un aprendizaje, pero tan común como para lograr una identificación.
Si bien todas las terapias exitosas de cualquier modelo generan un cambio en pensa-
mientos, emociones y conductas, la terapia cognitivo conductual y, en especial, la terapia
racional emotiva conductual (TREC) inciden (intervienen de modo directo) sobre los tres
aspectos fundamentales del mundo psicológico de las personas: pensamiento, emociones
y conductas. Como ya se mencionó, cualquier cambio exitoso bajo cualquier modelo te-
rapéutico implicará una transformación en estos tres aspectos. En general, la mayoría de
los modelos sólo inciden (intervienen de forma directa) sobre uno de ellos, lo cual limita
la posibilidad de que la metáfora sea significativa para el cliente. Algunos de los modelos
con influencia sobre estas tres variables son la TREC de Albert Ellis, la terapia multimodal
51
52 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
PRINCIPALES TERAPIAS DE LA
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
En 1955, Albert Ellis inicia una nueva corriente en psicoterapias, y que a partir de 1993 se
le conoce como terapia racional emotiva conductual (TREC). Algunos años después, en
1962, Aaron T. Beck inicia una nueva propuesta en psicoterapias, que denomina terapia
cognitiva (TC) y que muy pronto adquiriría gran prestigio por su eficacia para enfrentar
depresión y ansiedad.
Ambas propuestas, junto con nuevos desarrollos, como la terapia de los esquemas
(Jeffrey Young) y otras nuevas orientaciones integradoras, conductuales y sociales, están
comprendidas en lo que hoy se podría denominar en psicoterapia la “corriente cognitiva
conductual”.
Tanto la TC como la TREC, en sus mismas escuelas fundadoras, han superado al-
gunas concepciones originales. La TREC, en especial, ha incorporado una visión cons-
La terapia desde el enfoque cognitivo-conductual 53
– Las personas no sólo cambian ante el entorno sino que lo interpretan de forma
activa. Por lo tanto, reaccionan más a las representaciones cognitivas que a los
acontecimientos per se.
– Los individuos son capaces de pensar sobre sus propios pensamientos (meta
cognición).
– La cualidad del pensamiento ejerce una gran influencia sobre las emociones y la
conducta, aunque no se afirma una relación lineal.
– Al menos algunas cogniciones pueden ser evaluadas de modo objetivo y ser modi-
ficadas. Con la toma de conciencia y práctica, los estilos cognitivos disfuncionales
arraigados pueden ser modificados con el consecuente cambio emocional y con-
ductual.
Quizá lo que mejor defina a un procedimiento como “cognitivo” sea el postulado de va-
riables mediadoras de carácter simbólico entre las situaciones estímulo y las respuestas de
los sujetos, como retoma Ellis del filósofo de la antigua Grecia, Epicteto: “Las personas no
se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de ellos”.
El esquema completo incluye el debate “D”, que implica la discusión del terapeuta
con el cliente sobre sus creencias irracionales “B” para generar creencias racionales “E” y
con ello nuevas consecuencias emocionales más adaptativas y funcionales “F”, para ayudar
a la persona a conseguir sus metas “G”.
Es importante considerar que la relación entre A, B y C no es lineal en exclusiva ni
unidireccional, como en el esquema anterior, que es el modelo básico y más didáctico
para explicar el origen y tratamiento de los trastornos.
Así, por ejemplo, la visión de “A” (acontecimiento), como lo percibe la persona,
condicionado por sus metas “G” (goals) y, en cierta manera, “creado” por sus inferencias
y supuestos, elementos pertenecientes al sistema cognitivo (“B”), es uno de los puntos
que esgrime Ellis (1994) para presentarse como concordante con la visión de la corriente
constructivista.
De todas formas y en todo momento, la TREC insiste en que las causas más impor-
tantes (aunque no las únicas) de las neurosis no son los acontecimientos sino las creencias
irracionales y disfuncionales que se encuentran dentro del sistema de creencias “B”.
En cuanto a “B”, para una mejor comprensión de sus conceptos, Ellis y Dryden (1987)
ejemplifican algunas cogniciones:
– Observaciones (no evaluativas) que se limitan a lo observado: “el coche rojo está en
marcha”.
– Inferencias no evaluativas que incorporan hipótesis o supuestos que pueden ser
acertados o erróneos: “el conductor del coche rojo tiene prisa”.
– Inferencias evaluativas que incorporan hipótesis o supuestos que pueden ser acer-
tados o erróneos, y tienen un impacto emocional en la persona: “como ya no me
manda mensajes significa que no me quiere”.
– Evaluaciones preferenciales son deseos o intenciones de algo que quiere una perso-
na: “quisiera aprobar mis exámenes”:
1. Ser inconsistente de manera lógica; esto es, partir de premisas falsas o resultar de
formas incorrectas de razonamiento.
2. Ser inconsistente con la realidad; no es concordante con los hechos, es distinto a lo
observable.
3. Ser dogmática, absolutista, expresada con demandas (en vez de preferencias o
deseos). Aparece con el empleo de términos como “necesito”, “debo”, “debe”,
“no puedo”, “jamás”, en lugar de “deseo”, “prefiero”, “es mejor”, “no me gusta”,
“es peor”.
4. Conducir a emociones o conductas inapropiadas o “auto-saboteadoras”.
5. No ayudar (o impedir) en el logro de los objetivos de la persona.
56 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
6. Las demandas pueden estar dirigidas hacia sí mismo, los otros o el mundo en ge-
neral. Por ejemplo: “Yo debo ser exitoso”, “tú debes escucharme” o “la vida debe
ser fácil”.
Es muy importante analizar con la persona las consecuencias “C”, pues muchas veces
son un indicador acerca de sus pensamientos, que terminan siendo funcionales o no;
son una manera de hacer consciente al paciente su problemática, sobre todo aquellos
que se quejan de no conseguir lo que quieren (metas o goals “G”) cuando justifican que
los pensamientos ante tal situación son correctos, morales y justos. Así, cuando existen
consecuencias “C” disfuncionales y perturbadoras que impiden alcanzar sus metas “G”, se
puede suponer que tales “C” son resultado de creencias irracionales.
En este modelo, las relaciones son más complejas que en el original del ABC y si se
tiene en cuenta la concepción de Ellis sobre la opcional posible acción inmediata directa
de las “A” para generar las “C” (que luego sí serían sostenidas por las “B”), concuerda con
una concepción multidireccional y de acciones recíprocas: “La teoría de la TRE sostiene
que los pensamientos, los sentimientos y las conductas son totalmente interactivos y cada
uno de esos procesos continuamente afecta e influye sobre los otros dos (...) La mayoría
de los psicólogos actualmente acepta que el pensamiento interactúa con los estados emo-
tivos e intensifica notablemente los sentimientos” (Ellis et al., 1989, p. 17).
TERAPIA Y ASIGNACIONES
Para entender el proceso de cambio hay que asumir tres insight. Dado que la persona no
es esclava de sus tendencias a pensar de modo irracional, puede cambiar, en especial si se
internalizan tres insight mayores (Dryden & DiGiuseppe, 1990):
A) TÉCNICAS COGNITIVAS
Formas de averiguar las creencias:
Empírica. Se verifica la realidad, que sucede lo enunciado o que en los hechos las
cosas no ocurren o no son así. Así, las preguntas que puede generar el terapeuta serían en
ese sentido: “¿Qué relación existe entre el sentido que tiene toda tu vida con el que tu
pareja no te ame?, ¿se puede comprobar que la falta de amor de una persona le quite el
sentido a tu vida?”.
Pragmática. Se comprueba si la ley o el pensamiento (creencia) sostenido sirve o es
útil para encarar las situaciones o resolverlas de manera satisfactoria o si, por el contrario,
es inútil o incluso contraproducente, y causante del trastorno o“empeoramiento”. Aquí
cabe preguntarse sobre las consecuencias de esta creencia o forma de pensar. La interven-
ción terapéutica estaría en el sentido: “Me doy cuenta de que al creer que tu vida no tiene
sentido por la falta de amor estás deprimido y esto te afecta en otros ámbitos de tu vida;
sería maravilloso que ella te amara, pero no lo hace y eso es triste y difícil; sin embargo,
no tiene que ver con toda tu existencia, tienes otras cosas que hacer, otros ámbitos por
explorar ¿esto no te ayudaría a estar menos triste?”.
Una nueva creencia: encontrar una opción que reúna los requisitos anteriores (todos,
pero en especial el tercero, que motiva el cambio). El terapeuta puede sugerir lo siguiente:
-“¿Qué necesitarías pensar acerca de la falta de amor de tu pareja que te permita dis-
frutar los otros aspectos de tu vida?”
Una técnica alternativa a la discusión de las creencias irracionales para pacientes que rela-
tivizan su lenguaje y dificultan la discusión es enseñar afirmaciones dialécticas o filosóficas
racionales que se pueden emplear en lugar de las creencias irracionales que la persona en
cuestión usa con frecuencia, como: “Nada es terrible, aunque muchas cosas pueden ser in-
convenientes o molestas”, “Nunca necesito lo que deseo”, “Puedo perfectamente soportar
cosas que me molestan o no me gustan” o “Puedo calificar mis actos o el de otras personas,
pero es imposible e indebido clasificarme a mí o a otros”.
Biblioterapia
Se refiere a la recomendación de material escrito relacionado ya sea con la TREC o con
la propia problemática que presenta el cliente. Dicha técnica tiene como objetivo gene-
rar una mayor conciencia y conocimiento tanto del proceso terapéutico que lo ayudará
a generar un adecuado entendimiento y facilitará el compromiso con la terapia, como el
padecimiento por el que acude a terapia.
Proyección en el tiempo
Se usa para conseguir una reestructuración cognitiva, al apreciar que no es tan “terrible”
que ocurra algún hecho temido; ver que las consecuencias de un hecho no son tan malas
como se espera; aceptar lo peor que pudiera pasar, para cambiar lo que se pueda modificar.
La terapia desde el enfoque cognitivo-conductual 61
B) TÉCNICAS CONDUCTUALES
Implosión
Tareas in vivo; permanecer en una situación desagradable. Cambios más rápidos y drás-
ticos que la desensibilización gradual (acercamiento paulatino al problema a través de
ejercicios graduados de menor a mayor grado de disconformidad utilizado en fobias, por
ejemplo). Tiene algunos riesgos para ciertos clientes o problemas.
Empleo de refuerzos o premios por realizar una conducta deseada, o penalizaciones por
no tener conductas esperadas o recaer en conductas inapropiadas. Contratos conductua-
les para comprometerse en un cambio de conducta, con las consecuencias de refuerzos o
penalizaciones si se lleva a cabo o no.
C) TÉCNICAS EMOTIVAS
Aceptación incondicional
No sólo la aceptación incondicional por parte del terapeuta hacia el cliente, sino que el
paciente aprenda a aceptarse a pesar de sus errores y defectos. Que no se juzguen como
personas sino por sus hechos.
Métodos humorísticos
Uso de canciones humorísticas o tomar con humor las cosas negativas por las que pasa-
mos. Desdramatizar las situaciones cotidianas por medio de la exageración.
Siendo coherente con la aceptación positiva incondicional; en todo caso, la burla o
el sarcasmo se dirigen a la situación y nunca a la persona, teniendo la precaución siempre
que aunque se tengan las mejores intenciones, a veces el cliente puede malinterpretar
dicha intervención y sentirse ofendido. Otro punto a considerar en este apartado es el
estilo propio del terapeuta y su conocimiento, ya que su personalidad puede no favorecer
esta técnica.
Argumentaciones fuertes y dramáticas entre el “sí mismo” irracional y el “sí mismo” ra-
cional, para darse cuenta de las polaridades, pues las personas suelen tener pensamientos
totalmente contrarios ante un mismo evento.
62 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Ejercicios ideados para sentir lo que de manera habitual se llama vergüenza, aunque in-
ofensivos, propician acostumbrarse a esa situación y dejar de juzgarse a sí mismo.
Asimismo, hacerlo sólo sobre los actos del paciente: llevar ropa estrafalaria, cantar las
estaciones de metro, leer el periódico al revés, pedir en la calle, presentarse como enfermo
mental, etc. Estos ejercicios van enfocados a la idea que el sujeto pude tener acerca de
ser perfecto, lo cual suele generar consecuencias negativas por no serlo; por lo tanto, esta
técnica lleva al paciente (a modo de paradoja) a lo que quiere evitar para darse cuenta
que puede soportarlo.
Otros de los recursos valiosos y típicos de la TREC son tareas para la casa, que pueden
estar enfocadas en cogniciones, conductas y/o emociones. La lógica de dichas tareas se
puede dividir en dos. Por una parte, se mantienen las intervenciones en el consultorio du-
rante la semana, una de las razones por las cuales este modelo se considera breve, pues en
poco tiempo y con el trabajo intenso del cliente verá resultados positivos. Por otra parte,
el set terapéutico no es visto como un microuniverso del mundo real, como en el caso del
psicoanálisis, sino que es un espacio de trabajo y gestión de cambios enfocados fuera del
consultorio.
Alejandro solicita ayuda para retomar su control sobre el alcohol, pues le asusta no
recordar lo que sucede cuando ha bebido y lastimar sus relaciones familiares. Al
ser entrevistado se le hizo notar, mediante diálogo socrático, lo siguiente y se
identificaron los siguientes pensamientos.
− Antes, cuando no tenía problemas con su control, consumir alcohol era divertido y
relajado, ahora que no tiene control no es divertido consumirlo, más bien resulta
amargo, pues se la pasa rumiando acerca de sus dificultades; se comporta grosero y
después no recuerda lo dicho y hecho.
− Antes, cuando él y su esposa no eran copropietarios de la tienda no discutían tanto
y tenían más tiempo para el esparcimiento; ahora discuten con frecuencia sin que
las cosas se arreglen como quiere y pasan menos tiempo disfrutando.
− Él y su esposa disfrutan algunos momentos de armonía y se relacionan de modo
satisfactorio cuando no están discutiendo por los asuntos del negocio familiar.
− Considera que su esposa debería apoyarlo en sus decisiones sobre el manejo de la
tienda. Que cuando ella no lo hace, demuestra no valorarlo ni respetarlo como
persona y parece no quererlo.
− Piensa que su esposa no lo valora y no lo quiere bien, pues él es “poca cosa”.
− Discurre que no debería permitir que ella actúe como lo hace; dado que no logra
impedirlo, se percibe débil y reprobable por ello.
64 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
− Cavila que sus dificultades y presión en la que vive son horribles e insoportables.
− Cree que el alcohol lo relaja y ayuda a soportar su vida; no puede resistirse a consu-
mirlo, aunque le trae problemas indeseados.
− Tiene miedo de perder a su esposa y por ello no le exige de manera directa y con
mayor vigor cuando está sobrio el acatamiento y respeto que desea.
− Siente culpa y vergüenza por no conseguir el respeto de ella; al darse cuenta, se
deprime.
No podría reponerse si la perdiese por externar (estando sobrio) de forma directa y/o
vigorosa su insatisfacción con su reacción durante disputas.
− Las relaciones B-C insanas (ella no debería portarse como lo hace; él no la controla
como debería; no debería permitirle ese trato; se muestra sin carácter ni valor; la
situación es horrible e insoportable; sólo con alcohol la puede tolerar; no se repon-
dría si la perdiera. Se siente furioso, devaluado y deprimido)
La terapia desde el enfoque cognitivo-conductual 65
− Las opciones sanas (piensa que aunque ella se porta de manera que le disgusta,
podría aceptarlo como la manera de ser de su compañera; ella carece de buenas
maneras para discutir y señalar los errores de él; aunque es deseable, él no está
obligado a controlarla siempre; podría permitir ese trato sin autodevaluarse si se lo
propone, y si lo decidiera e hiciera mostraría una virtuosa tolerancia; la situación
no es la mejor, pero sí manejable; no necesita alcohol y su amarga rumiación a solas
para manejarlo; si eventualmente la perdiera, se recuperaría después de un tiempo.
Sólo está enojado, frustrado y triste de manera eventual, después podría disfrutar
de los buenos momentos de la relación y de la vida en general).
Se debatieron las ventajas y desventajas prácticas de sus formas de pensar racional e
irracional, la coherencia lógica de dichas ideas y el grado en que son verdaderas.
En consecuencia, se alentó a Alejandro a elegir el tipo de creencias que le convenía
sostener de modo vigoroso y ensayarlas de manera rutinaria y constante.
Después se asignaron tareas para consolidar la reestructuración cognitiva lograda (rea-
lizar actividades sanas para reducir sus disgustos y disputas, como cambio de estí-
mulo, hacer gimnasia, tomar pausas en la rutina laboral para descansar y recrear-
se, consumir alcohol de forma moderada en situaciones agradables y acompañado
como antes, con su esposa o sin ella).
Después de ocho sesiones, Alejandro reportó que su vida había cambiado, empezaba
a beber de modo razonable y por ende no era grosero y recordaba todo lo ocurrido.
Sus citas fueron cada dos semanas. Por último, se le instruyó sobre la conceptuali-
zación y el manejo apropiado de las potenciales recaídas. Después de cinco meses
más se le dio de alta. Seis meses después no mostró recaídas.
Resultados
reparentalización (Vanega & Castillo, 2009). Golden (2003) utiliza una técnica similar
a la cual le llama ejercicios con un video imaginario, para identificar las necesidades que
subyacen a los episodios iracundos.
En el caso de los niños iracundos, se inició con ejercicios de imaginería de lugares y
situaciones neutrales, esto con la finalidad de familiarizarlos con la técnica. Después se in-
corporaron situaciones que implicaban toma de decisiones o escenarios que les generaban
enojo. De manera sucesiva se realizaron ejercicios que implicaban situaciones más com-
plejas. Así, mediante la imaginería, los sujetos se aproximaron a satisfacer las necesidades
que percibían como insatisfechas y a encontrar formas más saludables de vivir su enojo.
En la tabla 3-2 se expresan algunas declaraciones de uno de los sujetos, de sus padres y
maestro antes y después de la intervención.
Al final de la intervención terapéutica se realizaron nuevas mediciones de las variables
antes mencionadas, el análisis de los resultados individuales mostró un claro debilita-
miento del rasgo de ira total, que fue variable en cada sujeto. Al mismo tiempo se aprecia
que el control de ira total se vio fortalecido, lo que permite concluir que la intervención
terapéutica alcanzó los objetivos planteados. En el grupo se realizó un análisis de dife-
rencias a través de la prueba de los rangos con signos, T de Wilcoxon, el cual arrojó que
existen diferencias significativas en las mediciones previas y posteriores a la intervención
terapéutica.
Los resultados mostraron que en el rasgo de ira total, la puntuación antes de
la intervención (M = 86.44; DE = 6.69) fue mayor a la puntuación posterior
(M = 47.33; DE = 12.15) (Z = -2.33; p = .008). Para el caso de la variable control
ira total, la puntuación antes de la intervención (M = 22.33; DE = 6.91) es menor de
la encontrada después (M = 52.33; DE = 14.36) (Z= -2.33; p = .008). M = media,
DE = desviación estándar, Z = calificación, p = probabilidad.
DISCUSIÓN
La presente propuesta aportó resultados que coinciden con las afirmaciones de diversos
teóricos como González-Prendes y Hernández (2009), Beck y Fernandez (1998), De-
ffenbacher (1995), Ellis (2007), y DiGiusepe y Tafrate (2007), quienes sugieren que los
enfoques cognitivo conductuales han aportado de manera reiterada resultados eficaces en
el manejo del enojo.
El tratamiento aquí propuesto demostró su eficacia para contribuir con el objetivo de
debilitar las variables asociadas con el enojo disfuncional. Si bien los indicadores vincula-
dos con el ajuste social y familiar fueron los más debilitados, los factores físicos también
se vieron atendidos, ejemplo de ello fue el sujeto 9, quien con frecuencia presentaba vó-
mitos, dolor de estómago y náuseas en la etapa previa a la intervención, lo cual disminuyó
de forma considerable en la etapa final del estudio.
Coincidiendo con la propuesta de Golden (2003) se logró intervenir en lo que se con-
sidera la raíz del problema: las necesidades que los sujetos percibían como insatisfechas, y
no sobre los síntomas visibles, descritos con anterioridad. Uno de los ejes fundamentales
de la intervención fue generar la percepción en el niño de que puede tener el control so-
bre las situaciones que enfrenta. Esto se logró enseñándoles a identificar los disparadores
más frecuentes del enojo y la secuencia de necesidades encubiertas y provocaciones en
Tabla 3-1. Cuadro de conceptualización de caso utilizado con el sujeto 1
70
Lugares 1. En casa y escuela (más en Atribuciones 1. Deseos de tener aten- Atribuciones 1. Deseos de tener más
frecuentes casa) ción exclusiva atención
2. Celos fraternos 2. Necesidad de ser la
primera
3. Se entristece si percibe
que otros tienen privile-
gios
Áreas que 1. Familia (“Me regañan mu- Áreas que 1. En la familia (“Es difícil Áreas que 1. Social (los compañeros
impacta cho cuando me enojo”) impacta que conviva o com- impacta no la aceptan, la dejan
2. Escuela (“Mis compañeros parta un momento con comiendo sola)
no aceptan que les diga lo los hermanos, siempre 4. Académico (pierde
que pienso”) está enojada por algo”) tiempo increpando al
3. Deportes (“Me enojo y ya no 3. En la escuela (la han maestro, se atrasa en
puedo jugar bien al básquet reportado por llevarse tarea)
cuando el árbitro no es mal con compañeros) 5. Personal (se muestra
justo”) triste y frustrada de
forma notoria)
6. Escolar (tiene adver-
tencia de ser sanciona-
da si no hay cambios en
La terapia desde el enfoque cognitivo-conductual
su conducta)
71
Tabla 3-1. Cuadro de conceptualización de caso utilizado con el sujeto 1 (continuación)
72
Declaraciones de maestro
“No acepta críticas de compa- “Ha logrado convivir mejor
ñeros, desea que amonesten a con sus compañeros, a
los otros antes que a ella, cree veces sigue pidiendo ser la
que todos somos injustos” primera, pero no pide que
castiguen a otros. Creo que
ya no se concentra tanto en
las injusticias”
La terapia desde el enfoque cognitivo-conductual 75
diferentes escenarios y momentos, así como al usar estrategias alternas, adecuadas a cada
situación, lo que facilitó el control de la ira.
El trabajo con imágenes cumplió con diversas funciones. En la etapa de diagnóstico
permitió que los individuos identificaran sus necesidades subyacentes a los episodios ira-
cundos, así como los disparadores, el impacto que tenía la ira en sus vidas, etc. Durante
la etapa de intervención facilitó el ataque a los pensamientos, sentimientos y conductas
que la persona acostumbraba experimentar y permitió el ensayo de nuevas alternativas.
Así, en imágenes, los sujetos trabajaron y se movilizaron enfrentando situaciones reales
e hipotéticas; es decir, encontraron mejores estrategias para las dificultades que enfren-
taban y las generalizaron a otras posibles situaciones hipotéticas, lo cual contribuyó a la
prevención de recaídas.
Después del entrenamiento inicial en este tipo de ejercicios, el rol del terapeuta fue
mínimo, lo cual podría considerarse una importante ventaja, pues esta intervención apun-
tó a que los propios individuos aprendieran a controlar su enojo por sí solos, y así pudie-
ran generalizar esta habilidad a otras emociones y ámbitos. Con la imaginería, se logró
intervenir en un fenómeno que es frecuente y causa mucho daño a corto y largo plazos.
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La psicoterapia desde el
Capítulo 4
enfoque fenomenológico
Fernando García Licea
Lorena Fernández Rodríguez
77
78 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
De hecho, hay dos clases de fenómenos para Husserl: los sensibles y los propiamen-
te fenomenológicos. Los fenómenos que estudia la fenomenología son las vivencias de
las esencias de las cosas presentes en la conciencia: intuición del “eides” de la cosa. Pero
se limita a describir la presencia de la cosa, narrar la cosa misma en cuanto se da en la
conciencia, sin pretender explicarla o buscar sus causas.
En primer lugar, se intuye de modo infalible lo que hay en la conciencia; se ve la
significación de “manzana”, por ejemplo, en la conciencia. Y es infalible que cuando en
la conciencia hay esa significación, la hay en efecto. En segundo lugar, lo que hay en la
conciencia, el fenómeno, debe ser despejado de todo lo que no sea ello mismo mediante
tres reducciones: (1) la histórica: si el fenómeno estudiado es un perro, por ejemplo,
prescindir de toda opinión o doctrina distinta del fenómeno; (2) la reducción eidética,
mediante la que se prescinde de forma metódica de la realidad exterior del objeto y el
individuo se queda sólo con el dato de conciencia.
No se trata de negar el mundo exterior —idealismo— o de afirmarlo —realismo—.
No se debe juzgar, sino estar en condiciones de contemplar la esencia de la cosa en la
conciencia.
Así, la fenomenología es ciencia de la conciencia pura, de las vivencias, descripción
de esencias y ciencia de la contemplación de esencias (ideación).
Por la reducción eidética se separa la esencia del objeto exterior; la entidad en la
conciencia, con independencia de la real.
Por último se tiene la reducción trascendental (3), se prescinde de las mismas esen-
cias y queda la conciencia pura, sin las esencias vividas en ella.
Más allá de la conciencia (que se da a sí misma en la intuición) no es posible ir; no
cabe ya otra reducción. Éste es el ser único, indubitable y verdadero;: todo lo demás se
construye a partir de la indubitabilidad.
La fenomenología, que parecía partir de un empirismo total, acaba, pues, en la
forma más acusada de idealismo.
PRINCIPALES INTERVENCIONES
PSICOTERAPIA EXISTENCIAL
Historia y evolución
El término existencialismo con frecuencia se asocia con los filósofos franceses como
Jean Paul Sartre (1905-1980) y Gabriel Marcel (1889-1973), los cuales desarrolla-
ron esta filosofía en el decenio de 1940. Sin embargo, la filosofía existencial parte
de dos grandes filósofos del siglo XIX: Sören Kierkegaard y Friedrich Niestzche,
quienes al investigar el significado de la existencia humana, le dieron importancia a
los sentimientos humanos, libre albedrío, capacidad de elección, individualidad y res-
ponsabilidad. Por lo tanto, reaccionaron ante el encasillamiento y deshumanización
de la civilización moderna, la visión del racionalismo, el cual pretendía ver al hom-
bre como objeto o sujeto, defendiendo la postura de entender al ser humano como
un ser existencial a quien le ocurren las cosas.
Cabe agregar que el pensamiento existencialista no niega lo racional, sostiene que
la claridad racional es deseable, pero sostiene que los temas más importantes de la vida
no son accesibles a la razón o la ciencia (Corsini & Wedding, 2010).
El surgimiento de la psicoterapia existencial se da de manera espontánea en di-
versas partes de Europa y en el seno de diferentes escuelas. Surge en primer lugar con
un movimiento fenomenológico encabezado por Eugene Minkowski en París, y Viktor
Emil von Gebsattel y Erwin Straus en Alemania; este último emigra a Estados Unidos
y ahí también se ve su ascendencia. Este primer movimiento fue influenciado por Mar-
tin Heidegger, quien parte de la idea de que al hombre no se le puede comprender de
manera mecanisista, biológica o psicológica; esto es, es la potencilidad de su “dasein”, el
modo de existir propio del ser humano.
80 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
PRESUPUESTOS TEÓRICOS
Dasein: se refiere al modo de existir propio del ser humano; que está presente. Es capaz
de saber que está ahí y adoptar una actitud en relación con este hecho (May, Angel,
& Ellenberg, 1977).
La existencia: es temporal, no se trata de un proceso físico sino un hecho histórico. Esta
postura rechaza el concepto de causalidad, determinismo, dualismo de mente y cuer-
po, y separación de la persona de su medio; considera la existencia como un proceso
de relación con alguien o con algo en donde están presentes todas las potencialidades
del hombre pasadas, presentes y futuras (May, 1973).
Neurosis existencial: es la que experimenta el individuo cuando no acierta a darle un
significado a su vida; por lo tanto, vive una existencia inauténtica que no lo conduce
al desarrollo personal, resultando miedo a la libertad, esto es, la persona reduce o
elimina su capacidad de elección y libertad paticular; el problema, entonces, consiste
en hallar sentido a la vida asimilando una existencia auténtica, a través de la libertad
de elección y la responsabilidad personal.
Libertad: se refiere al hecho de que el ser humano es responsable de sí mismo y de su
actuación en el mundo, de su propio proyecto de vida, sus decisiones y acciones.
Los individuos difieren de manera enorme en el grado de responsabilidad que están
dispuestos a aceptar en sus vidas; por tanto, la libertad de elegir no asegura que las
82 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
elecciones sean las más acertadas, pues la persona puede escoger o ignorar sus po-
tencialidades. Sin embargo, para los existencialistas siempre existirá la posibilidad de
cambiar y trascender (De Castro & García, 2008).
Responsabilidad: la libertad implica tener compromiso con la propia existencia. El indi-
viduo elige cómo vivir su existencia y se convierte en garante de su proyecto de vida;
cuando elude su responsabilidad, al negar su libertad, aparece la culpa.
Ansiedad: implica un conflicto interior que amenaza la propia existencia. Se atribuye al
choque fundamental entre ser y la amenaza de no ser. La terapia reduce la ansiedad
a niveles tolerables, pero no los elimina. Los existencialistas sostienen que una can-
tidad de ansiedad es necesaria para que la personalidad funcione de manera normal;
el proceso terapéutico guía a la persona a aprender a utilizar su ansiedad de manera
constructiva.
Culpa existencial: es la ansiedad que surge cuando el individuo se enfrenta con la pers-
pectiva de realizar sus propias potencialidades, y la culpa surge ante el no ejercicio de
libertad de elección, al cerrarse a las propias potencialidades y renunciar a realizarlas.
HISTORIA Y EVOLUCIÓN
Carl Ransom Rogers, autor de este enfoque, nació en 1902, en el seno de una familia
de ascendencia inglesa, con fuertes lazos entre sí, en los cuales se mezclaba discipli-
na estricta y rigidez con creencias protestantes, ternura y calidez parental. Muere a
los 85 años de un ataque cardiaco en 1987.
Al igual que la psicoterapia existencial, esta orientación surge como una reacción
contra los valores de la sociedad estadounidense de ese tiempo.
En 1940 presenta en la Universidad de Minnesota su teoría de la terapia no-
directiva, que más tarde tomaría el nombre de terapia centrada en el cliente; después
formulada como tal en la publicación de su significativo libro Terapia centrada en el
cliente, publicado en 1951. En los años cuarenta, en plena época de rebeldía ante los
acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, en donde los paradigmas psicotera-
péuticos imperantes eran el psicoanálisis y el conductismo, ambos dominados por el
positivismo, Rogers se rebela ante estos acercamientos, sin descuidar su carácter cien-
tífico, y se enfoca en probar su postulado del respeto a la autonomía y capacidad del
consultante, como requisito para que se dé la curación (Rogers, 1997).
A Rogers se le considera como una de las figuras centrales del desarrollo moderno
de la psicoterapia. Utilizando el método fenomenológico, buscó darle calidad científica
a sus hallazgos, los cuales podían ser observados a través de innumerables entrevistas
filmadas que sometió a análisis sistemáticos; de esta forma inició la investigación cientí-
fica sobre el proceso terapéutico.
A lo largo de su obra se reflejan varios periodos de evolución de su teoría, plasma-
dos en sus investigaciones y producciones escritas, y relacionados, por un lado, con su
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 83
experiencia en la terapia y, por el otro, con los cambios sociales que impactaban tanto
a él como a sus “clientes”.
Estos cambios sociales inspiran interés en la vivencia interna del cliente, poniendo
todo el peso del proceso terapéutico en su capacidad para direccionar su curación, de tal
manera que la acción del terapeuta es meramente empática, tratando de comprender a
la persona, tal como se ve a sí mismo. Ante esta aceptación incondicional, el individuo
explora lo que ha estado negando a su conciencia.
En esta época define su teoría sobre el funcionamiento óptimo de la personalidad,
en donde afirma que el se humano es capaz de crecer por sí solo y que todo organis-
mo posee una tendencia inherente a desarrollar sus propias potencialidades. Confía de
modo pleno en la capacidad autorreguladora con la cual el individuo reorganiza por sí
mismo su personalidad, pasando de un estado de desequilibrio a uno de armonía.
Asume que la persona es capaz de confiar en la sabiduría natural de su organismo,
ya que por un lado desarrolla sus potencialidades de manera que favorezcan su conser-
vación y enriquecimiento y, por el otro, está plenamente abierta a las consecuencias de
sus acciones para corregirlas o darles un rumbo más saludable.
Esta tendencia inherente a desarrollar las propias potencialidades la llama “tenden-
cia actualizante”, motivación básica gracias a la cual el individuo es capaz de dirigir su
propio proceso terapéutico. De ahí que lo que tiene que hacer el terapeuta es propor-
cionarle las condiciones psicológicas que faciliten el camino hacia el propio autocono-
cimiento.
De 1960 a 1980 se considera el periodo más expansivo de su trabajo profesional,
el cual se centra en las relaciones interpersonales, dándose cuenta de la posibilidad de
conseguir cambios notables en las actitudes de la conducta. En sus intervenciones e
investigaciones va cambiando el interés —que tuvo durante treinta años en su práctica
con asesoramiento psicológico y psicoterapia individual— de la vivencia interna del
cliente, al vínculo que se establece en la relación terapeuta-cliente. Así, poco a poco, va
centrando su interés en las relaciones interpersonales y su práctica se desplaza hacia los
grupos de encuentro, que representan para él una fuente importante de aprendizaje de
las relaciones interpersonales.
Durante ese tiempo también inicia su interés por las instituciones educativas. Su
premisa básica sostiene que el aprendizaje sólo puede influir de manera significativa en
la conducta si es descubierto por el propio escolar, quien le da un particular significado
de acuerdo con su experiencia. Por lo tanto, el objetivo de la educación sería enseñar al
otro a aprender. De ahí nace su postura de enseñanza centrada en el educando, la cual
se basa en proveer los recursos necesarios para que el alumno aprenda a sentir, buscar
y crear.
En sus últimos diez años, su trabajo refleja una búsqueda espiritual con tendencia
hacia lo transpersonal, pues advierte que la sociedad está enfrentando cambios singula-
res de paradigmas en todas las áreas de forma simultánea. Afirma que la visión del mun-
do mediante la perspectiva científica lineal de causa-efecto está cambiando; para él, los
viejos modelos se desvanecen, provocando incertidumbre en la población. Considera
que la visión simplista de la ciencia se está convirtiendo en una ciencia de la compleji-
dad, siendo parte de un todo mayor.
Se interesa en temas como democracia, derechos humanos y diversidad, buscando
unificar su obra para que pueda ser útil en diversos países y niveles sociales. Su trabajo
84 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
SUPUESTOS TEÓRICOS
Las 19 proposiciones teóricas que hace Rogers en relación con la teoría de la perso-
nalidad se pueden resumir en los siguientes cuatro aspectos fundamentales (Som-
mers-Flanagan & Sommers-Flanagan, 2004):
Teoría del sí mismo. Percibe al hombre como un ser racional, con una capacidad de
autoconocimiento que lo hace ser único y diferente de los demás. Le da un carácter
relacional: por un lado es único, autónomo, auténtico y responsable y, por el otro,
está en interacción con los demás, puesto que nace, vive y muere en estas condiciones
Diferencia entre organismo y sí mismo. El organismo es el lugar donde acontece toda
experiencia psicológica y el sí mismo se conforma por un conjunto de percepciones
que se refieren al propio individuo y forman parte de su identidad. Los componentes
del sí mismo pueden ser conscientes e inconscientes.
Fenomenología y evaluación de la experiencia. Rogers le da un carácter fenomeno-
lógico a su terapia; para él, en la evaluación de la vivencia o del medio, premia la
experiencia directa que obtiene la persona tanto de su pensamiento como de sus
sentimientos y emociones. Señala que el verdadero aprendizaje se logra a través
de la propia experiencia, por eso la terapia está diseñada para ayudar al cliente a
lograr una mayor apertura a sus propias experiencias, pues él sabe qué le afecta,
hacia dónde dirigirse y cuáles son sus problemas fundamentales.
Tendencia a la actualización. Se refiere a la capacidad natural de la persona para el
autodesarrollo, que lo llevará al cambio de autoconcepto, actitudes y conductas;
incremento de sus potencialidades, y autorrealización si las condiciones se pres-
tan a ello. Afirmaba que esta motivación innata lleva al cliente al crecimiento de
sus potencialidades hasta el mayor límite posible. El objetivo de la psicoterapia
es liberarlo de los obstáculos que lo frenan e impulsarlo a ir hacia adelante.
Sistema valorativo. Este sistema va de la mano con la tendencia a la actualización.
El niño va desarrollando de forma permanente un proceso de autoevaluación
que tiene como criterio la necesidad de actualización. Este sistema se desarrolla
en la interacción del niño con sus cuidadores, en donde se viven experiencias
valoradas por los adultos como positivas o negativas. El niño en crecimiento de-
sarrolla una necesidad de aprobación positiva, ser valorado y amado: de ahí que
aprenda a aproximarse a las experiencias que percibe como positivas y evitará
las que aprecia como negativas. Con el tiempo se internalizan estas condiciones
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 85
A causa de todo ello se presenta una discordancia entre lo que la persona es y lo que cree
ser. Así, entre más valores del individuo se reemplacen por los valores introyectados
de los demás, se sentirá como si en realidad no supiera quién es y lo que quiere, sem-
brándose la semilla para procesos psicopatológicos que puede llegar a presentar.
Teoría de la psicopatología. Considera que la discordancia o disfuncionalidad de la per-
sona se da por una falla para poder aprender a través de la retroalimentación debido
falsas creencias, percepciones o comportamientos inadecuados, los cuales generan
confusión interior que con el tiempo provocan rigidez perceptiva y evitan que pueda
hacer uso de su capacidad para aprender y cambiar.
La psicopatología sucede, entonces, cuando la persona se apega al sistema valorativo in-
troyectado de los padres, en vez de modificar su autoconcepto, basándose en su ex-
periencia diaria. De ahí que el trabajo del terapeuta sea ayudar al individuo a ser más
abierta a su vida emocional y al aprendizaje de experiencias nuevas, que lo llevará a la
reintegración de la personalidad, aumentando la congruencia entre el sí mismo (quién
soy) y el organismo (lo que experimento).
Teoría de la psicoterapia. Partiendo de los supuestos anteriores, en donde la psicopato-
logía proviene de las experiencias cargadas de valoración negativa de personas im-
portantes en la vida del individuo, entonces un ambiente libre de prejuicios podría
facilitar la salud emocional, pues la tendencia innata a la actualización y búsqueda de
la valoración positiva ayudarían a que el individuo utilizara de manera adecuada sus
capacidades de aprendizaje y cambio. Ese ambiente es el que la psicoterapia necesita
facilitar para tener éxito. El terapeuta lleva el peso de la terapia y debe contar con tres
actitudes básicas para que se dé el cambio terapéutico:
1. Comprensión empática: es la capacidad del terapeuta para captar con precisión lo
que el cliente siente, renunciando a sus propios valores y percepciones, adoptando
por completo el punto de vista de su cliente. Supone ser un escucha sensible y
activo para facilitar la concienciación y favorecer el acompañamiento terapéutico
que promueva la exploración de experiencias y clarificación de los sentimientos
más profundos del individuo.
2. Aceptación incondicional: la comprensión empática lleva a la aceptación de la per-
sona tal y como es, con independencia de lo que sea. Se crea así un clima en donde
el sujeto, por primera vez, está en una relación donde no es juzgado y obtiene una
aceptación incondicional positiva; el terapeuta está facilitando el cambio.
3. Congruencia: se define como autenticidad y transparencia en la relación terapéu-
tica, la cual se caracteriza por ser real, abierta y honesta. Esta actitud implica que
el terapeuta necesita reconocer y expresar tanto los sentimientos positivos como
negativos en el contexto de la relación terapéutica.
PSICOTERAPIA GESTALT
HISTORIA Y EVOLUCIÓN
Nace como un conjunto de técnicas psicoterapéuticas que, junto a la base concep-
tual que la sustenta, dio forma al modelo de psicoterapia Gestalt, que consiste en un
modelo psicológico del funcionamiento del ser humano; esto es, cómo se desarrolla,
adapta y relaciona el individuo con su ambiente, convirtiéndose en una filosofía
de vida que conlleva al “desarrollo personal” (Yontef, 1995). Desarrolla una visión
holística del ser humano en donde se toman en cuenta las dimensiones sensoriales,
afectivas, intelectuales, sociales y espirituales.
Su creador, Frederick Solomon Perls, nace en Berlín, Alemania, en 1893 y muere
en Chicago, Estados Unidos, en 1970, a los 77 años. Proviene de una familia judía y es
el menor de tres hermanos; la relación con sus padres fue muy conflictiva.
Se casa con Laura Posner, formada en el campo de la psicología, con la cual tiene
dos hijos. Se gradúa de neuropsiquiatra y, después, en psicoanálisis, el cual practicó
durante 15 años. Entre 1941 y 1942 escribe el libro Yo, hambre y agresión, que marca
su separación del psicoanálisis y el inicio de la psicoterapia Gestalt.
En 1946 emigra a Estados Unidos, estableciéndose en Nueva York, donde se gesta
la psicoterapia Gestalt. En 1950 aparece el libro colectivo Gestalt Therapy, que escribió
junto con Paul Goodman y Ralph Hefferline, marcando el inicio oficial de la psicotera-
pia Gestalt.
En 1952 funda el primer Instituto Gestalt en Nueva York y en 1954 el Instituto
Gestalt de Cleveland. Deja la administración de los institutos en manos de su esposa
Laura y él se dedica a llevar su método a lo largo de la Unión Americana y otras partes
del mundo.
Ahora bien, el término alemán gestalt significa figura, configuración, forma o tota-
lidad, palabra utilizada por la psicología de la Gestalt para explicar que los fenómenos
deben estudiarse en su conjunto, pues el campo perceptivo se organiza en conjuntos
estructurados significativos para quien los percibe y no pueden reducirse a la suma de
los estímulos percibidos (Castanedo, 1988; Ginger & Ginger, 2005).
Partiendo de lo anterior, la psicoterapia Gestalt recibe influencias de otras disci-
plinas que, con sus aportes teóricos, contribuyeron a darle forma a la base conceptual
que la sustenta. En sus inicios recibió influencia de la psicología de la Gestalt, a través
del contacto con Wertheimer, Köhler y Koffka, fundadores de esta disciplina, quienes
estudiaron las configuraciones y patrones naturales que aparecen en la experiencia di-
recta, enfocándose en la percepción, aprendizaje, conducta social y pensamiento. Como
resultado de sus estudios surgen las leyes de la percepción (proximidad, continuidad
de la buena forma, pregnancia y semejanza) que enuncian los principios de cada acto
perceptivo, demostrando cómo el cerebro crea la mejor organización posible de los
elementos que percibe. Perls retoma esta leyes y las adapta a la percepción de las emo-
ciones y sensaciones corporales.
El concepto de figura-fondo, entendiéndose como figura aquella que llama la aten-
ción de acuerdo con la necesidad dominante y que emerge de un fondo indiferenciado
que es, a su vez, dinámico, lo retoma la psicoterapia Gestalt al explicar la manera en
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 87
que las personas organizan su experiencia con base en necesidades bien definidas que sirven
de referencia para organizar las emociones y, como consecuencia, los pensamientos, y acción
o acciones consecuentes.
De la filosofía recibe influencias de la fenomenología y el existencialismo. De la
fenomenología retoma el método de estudio, el cual le permite explorar lo fenómenos
propiamente humanos y psicológicos desde la vivencia del paciente. Yontef (1995) lo
menciona al puntualizar que desde este marco filosófico en la terapia se presta especial
interés a la experiencia actual del paciente, terapeuta y proceso, dándole particular im-
portancia a lo que ocurre en la relación dialogal entre ellos.
Al inicio del capítulo se explicó la fenomenología de Husserl. Ésta ayuda al tera-
peuta a descubrir cómo significa el paciente su ambiente y cómo influyen sus emocio-
nes, pensamientos y conductas para organizar su experiencia. Sin embargo, al aplicar
el método fenomenológico a la psicoterapia Gestalt, se hace necesario puntualizar las
modificaciones que los gestaltistas han hecho en la práctica (Spinelli, 1989), pues para
Husserl el objetivo es la búsqueda del conocimiento y para la Gestalt la aplicación del
conocimiento en el proceso terapéutico es para el desarrollo personal de los individuos,
grupos e instituciones.
Ya se dijo que en la fenomenología existen tres reglas que operan durante el proceso
fenomenológico. Se revisarán las modificaciones antes mencionadas. Aunque la primera
(epojé) es la más importante para esta orientación, las otras dos (descripción y horizon-
talidad) también tienen una importancia singular.
El terapeuta utiliza la epojé cuando pone en paréntesis la búsqueda de la verdad o
falsedad, y la interpretación. En este sentido, lo que busca el terapeuta no es la verdad
del hecho sino comprender la verdad del paciente, cómo la vive y siente; es descubrir
los significados del paciente, localizando el impacto que tiene en su vida, ayudarlo a
comprenderlos y vivenciarlos, ampliando su darse cuenta y logrando que adquiera con-
ductas más saludables.
En la segunda regla, la descripción, el terapeuta pone atención a cómo se expresa
el paciente a través de su narrativa, entonación, lenguaje corporal y reacciones emocio-
nales; después, sugiere experimentos y la exploración de ciertos temas que lo lleven a
vivenciar nuevas formas de pensamientos, emociones y conductas que amplíen su “dar-
se cuenta”, cambien sus significados y den como resultado un mayor autosoporte, una
autorregulación más saludable.
La regla de la horizontalidad afirma que es importante evitar las jerarquías; esto es,
no suponer que un elemento es más importante que el otro. Ello permite al terapeuta
ser flexible desde el punto de vista teórico, pues está más apegado a la experiencia in-
mediata del paciente, ratificando la validez de ésta a medida que se atiende la descrip-
ción de forma completa, tal y como se narra. Sin embargo, el terapeuta se da cuenta que
la teoría aparece como un “hilo conductor” que permite formular “hipótesis de trabajo”
(Woldt & Toman, 2007, p. 65) que, al utilizarlas con cautela, le permiten darle un giro
más adecuado a la terapia.
A continuación se ilustran algunos ejemplos de cómo se utiliza el método fenome-
nológico en la psicoterapia Gestalt en la contrastación y clarificación de las diferencias
entre las descripciones fenomenológicas del paciente y las realizadas por el terapeuta;
en la búsqueda de lo que es obvio en la situación, más que en la interpretación. Otro
ejemplo sería la exploración vivencial de la experiencia inmediata del paciente, para
guiar hacia un mayor “darse cuenta” por parte de éste, entre otras.
88 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
PRINCIPALES EXPONENTES
La psicoterapia Gestalt continúa evolucionando e integrando nuevas aportaciones
teóricas que los discípulos de Perls han seguido construyendo. Las tres primeras
generaciones tuvieron la oportunidad de recibir la formación directade Perls y están
representados por:
Primera generación: Laura Perls, Isadore From, Paul Goodman, Elliot Shapiro, Paul
Weiss, Sylvester Eastman, que formaron el famoso grupo de los seis.
Segunda generación: Sonia y Edwin Nevis, Miriam y Erving Polster, Eliane Kepner,
Cynthia Harris, Richard Wallen, Joseph Zinker.
Tercera generación: Dick Price, Janet Rainwater, Gary Yontef, Claudio Naranjo, Bob
Hall, Jerry Kogan, Jack Downing, Robert Resnick, Walter Kempler, Jim Simkin,
Irma Shepherd, Robert Martin, John Enright.
SUPUESTOS TEÓRICOS
Concepción gestáltica de la realidad. La realidad ya está dada y las personas también la
crean de acuerdo con sus necesidades. La tensión entre ambas es la de una paradoja
cuya solución se encuentra cuando se capta la experiencia como un proceso unifica-
do. Ambas realidades, la ya dada y la ya creada, existen como gestalts, en momentos
diferentes y cada una contribuye con su parte en beneficio de la otra y del conjunto
de la vida (Latner, 1994).
La teoría paradójica del cambio. Es uno de los principios orientadores de esta psicote-
rapia, hace referencia a que cuando una persona trata de ser alguien que no es, más
permanece en el estado en el que se encuentra (Beisser, 1970). A esto se le llama
paradoja. El cambio se produce cuando el individuo abandona lo que quisiera ser.
Consiste, pues, en no desear cambiar; el cambio se produce cuando el paciente acepta
su estado actual sin intentar modificarlo.
El aquí y ahora. El encuentro sucede en el presente, que abarca al pasado y tiene
influencia sobre el futuro. La tarea del terapeuta es guiar lo que sucede en el
momento, evitando hablar hablar “acerca de”. Los recuerdos, aunque están en el
pasado, se manifiestan en el presente; el paciente aprende a darse cuenta de los
que está experimentando, eso moviliza su energía y se convierte en una expe-
riencia más directa de sus sentimientos.
El darse cuenta. Permite a las personas comprenderse a sí mismas, reconocer sus ne-
cesidades y conocer la forma en que organizan su vivencia. Involucra un proceso
de alerta sensorial, motora, emocional y cognitiva de lo que sucede en el campo
organismo/ambiente.
El darse cuenta crea nuevas gestalts significativas relacionadas con la necesidad del
momento. El terapeuta lo utiliza para clarificar el cómo de la experiencia del pa-
ciente. Uno de los objetivos de esta orientación es desarrollar el darse cuenta en el
proceso terapéutico.
El contacto. El proceso de contacto que conduce a la asimilación (recepción y ela-
boración de elementos ajenos) y crecimiento es la formación de una figura que
sobresale de un fondo indiferenciado.
Polaridades. Para Perls son los opuestos irreconciliables; para Zinker (1979), un
conglomerado de fuerzas polares que se intersectan entre sí, pero no de forma
necesaria en el centro. El objetivo de la terapia Gestalt es la integración armó-
nica de las polaridades, guiando al individuo a la aceptación de sus polaridades
negadas para, de la integración, lograr una creación nueva que brinde nuevos
recursos al paciente.
El ciclo del contacto (ciclo de satisfacción de las necesidades, ciclo de regulación or-
ganísmica). Las fases del desarrollo del self constituyen el “ciclo del contacto”. Se
le analiza, según los autores, en varios tiempos: precontacto, toma de contacto,
contacto pleno y postcontacto (Goodman); sensación, toma de conciencia, ener-
getización, acción, contacto, satisfacción, retirada (Katzeff, 1878); precontacto,
90 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
TÉCNICA
Zinker, Sonia y Edwin Nevis, Joseph Melnick y Norman Schub entre otros, forma-
dos en el Instituto de Cleveland, utilizan seis componentes metodológicos en su
trabajo: el ciclo de la experiencia, el aquí y ahora, la teoría paradójica del cambio, el
experimento, el encuentro auténtico y el diagnóstico orientado al proceso.
El diagnóstico es para reunir información en cada momento; la formación y des-
trucción de gestalt en el ciclo de la experiencia; cómo organiza o interrumpe su ciclo.
Implica que conoce los bloqueos del paciente y sabe cómo guiarlo para desbloquear la
energía emocional involucrada.
El experimento se utiliza para que el paciente aprenda algo y avance en su proceso.
Zinker (1979) explica cuáles son los objetivos del experimento. Entre los más sobresa-
lientes están ampliar el repertorio de comportamientos, completar situaciones incon-
clusas, integrar polaridades, resolver introyecciones, superar los bloqueos de ciclo de la
experiencia y promover experiencias que ayuden a la persona a sentirse más fuerte, a
ser más responsable y que adquiera más autoapoyo. El experimento no es una técnica,
sino que forma parte de ésta; permite adecuar la técnica a la necesidad del paciente.
Yontef (1995) da más importancia a la relación dialogal. Para él, la terapia gestalt
está guiada por tres principios: es fenomenológica, su único objetivo es el darse cuenta;
se basa en una relación yo-tú; se fundamenta en el holismo y la teoría del campo. El
terapeuta tiene una presencia activa, que busca incrementar la conciencia del paciente
desde el no darse cuenta al darse cuenta del mismo.
El encuentro terapéutico se construye en cada momento en el proceso de contactar
con el paciente e implica conexión, separación, movimiento y darse cuenta. Esto lo
lleva poco a poco a reconocerse a sí mismo y al otro, diferenciándose de tal manera que
pueda apreciar lasdiscrepancias. Se fortalecen límites y fronteras del yo en relación con
el ambiente; la terapia lleva al paciente a tener cada vez límites más permeables que le
permitan transacciones sanas consigo mismo y con el ambiente.
Gary Yontef (1995) señala: “En la Terapia Gestáltica, la relación se forma en tor-
no a la tarea del Darse Cuenta necesario opara la autorregulación del organismo” (pp.
206). Así, tanto las habilidades técnicas como la capacidad para establecer la relación
y contactar con el paciente son importantes. En la relación dialogal, el terapeuta per-
mite verse afectado por el paciente; consiente que el paciente se vea afectado por él; se
compromete en el diálogo en una relación de igual a igual, evitando tomar el control,
y por último guía el encuentro hacia la vivencia, relacionándose con el paciente en el
presente. Su trabajo se centra más en la experiencia que en el concepto.
Castanedo (1988) apunta seis aspectos básicos para realizar el proceso terapéutico,
enfocados en:
1) El tema. Identificar las figuras para guiar al paciente hacia la atención de éstos.
2) La experiencia inmediata. Desde la perspectiva del campo buscar la convergencia
entre su experiencia intuitiva y su marco conceptual, para atender fluctuaciones
que se dan en cada momento en la fenomenología del paciente y trabajar con ellas.
92 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Por ejemplo, se escoge la técnica que puede llevar al paciente a darse cuenta de sus
bloqueos y/o de sus partes negadas, lo importante al elegir la técnica es el soporte
que el terapeuta presta para lograr el objetivo planteado. Los procesos del campo
cambian en una progresión secuencial. García-Licea (2005, 2009) construye un
modelo de psicoterapia tomando como base los principios de la psicoterapia Gestalt
e integra postulados de la neurociencia afectiva y neurociencia social, y la psicología
transpersonal (psicología evolutiva y la estratificación de la conciencia, las transicio-
nes en la evolución de la conciencia, entre otros), para explicar el funcionamiento
del ser humano.
Agregando a los postulados de la psicoterapia Gestalt, el modelo de los introyectos
(García-Licea, 2005) le da un giro al concepto de introyección como mecanismo de
defensa utilizado en la psicoterapia Gestalt hacia sistemas de aprendizaje de manejo de
vida relacionados con el “deber ser”. Esta base de datos se puede ubicar dentro del cere-
bro, en el sistema límbico, y en particular en las células piramidales A3 del hipocampo,
donde se recibe la respuesta emocional (Mandell, 1980).
Siguiendo el planteamiento de Wilber y aunado a los 30 años de experiencia en
la práctica de la psicoterapia, se señala que el nivel de conciencia de las personas está
determinado en gran medida por su sistema de creencias (patrones introyectados de los
padres “introyecto paterno” e “introyecto materno”), el cual les da una visión y signi-
ficado de la vida que está ligado con un determinado nivel de conciencia de evolución
del yo.
Lo que se busca con la psicoterapia es iniciar un proceso de evolución desde el nivel
de conciencia manejado por el paciente. Al prestar atención a la experiencia del sujeto,
a su discurso y lenguaje corporal, el terapeuta puede identificar el nivel de conciencia
que maneja, sistema de creencias, visión de la vida, situaciones conflictivas, en sí; esto
es, cómo organiza su experiencia.
Plantea un modelo de terapia basado en cuatro niveles de intervención; por cues-
tión de espacio, aquí sólo se tratará el primer nivel: ¿quién soy yo, quién eres tú? Reto-
mando el binomio organismo/ambiente se busca que el individuo pueda diferenciarse
de los demás, fortaleciendo sus límites y fronteras, retomando la responsabilidad de lo
que eso implica. La terapia lo lleva a través del proceso de proyección-polaridad que le
permita diferenciar lo que es de él de lo que es del ambiente; que pueda completar sus
emociones; integrar sus polaridades; resolver los asuntos inconclusos y las gestalt inaca-
badas, y aprenda formas más saludables y responsables de enfrentar la vida desde sus
necesidades reales y no a partir de su sistema de creencias. Al ir resolviendo, el paciente
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 93
TÉCNICA
Esta orientación terapéutica aborda a los niños y adolescentes desde una postura
del desarrollo, como lo menciona Mortola (2010, p. 4), al describir el proceso de
94 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Violeta Oaklander: “Es un modelo de práctica adecuada desde el punto de vista del
desarrollo (construir a partir de las fortalezas de la niñez) antes de ayudar al niño a
pasar a la siguiente capacidad de desarrollo”.
Se pone interés en las destrezas más tempranas del desarrollo, para ir de forma pau-
latina aumentando a actividades más desafiantes, alejadas de las posibilidades reales del
niño. En cada sesión de trabajo terapéutico se busca entrar en contacto con el pequeño
a través de diversas actividades que lo lleven a descubrir algo de sí mismo o su entorno.
Para lograr esto, Oaklander (2009) maneja el siguiente proceso:
El rol del terapeuta es activo, pues la interacción con el niño es muy importante. En
cada sesión evalúa las necesidades y planea las actividades que sean más adecuadas
96 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
para trabajar con el problema del niño. El terapeuta cuenta con un plan y metas a
lograr; sin embargo, no se apega a ellas sino a lo que surja de la interacción con el
niño en la terapia.
Los padres son parte del proceso de la terapia. Se tienen entrevistas con ellos cada
cuatro o seis semanas. El objetivo es educarlos sobre el proceso terapéutico, para que
comprendan lo que se está haciendo y cooperen con los cambios del niño.
Asimismo, Fernández (2005), adecuando la metodología a las necesidades del con-
texto del país y a la formación de nuevos psicoterapeutas, realiza una propuesta de la
aplicación de la psicoterapia Gestalt basada en una perspectiva holística con cuatro
áreas de intervención relacionadas con el desarrollo psicológico del sí mismo del niño,
el cual avanza estrato po estrato, nivel por nivel, estadio por estadio, necesitando meta-
bolizar las experiencias de cada uno para seguir en evolución.
A medida que las estructuras básicas aparecen y se desarrollan de modo cronológio
de manera sucesiva, el sí mismo puede identificarse con ellas convirtiéndose en un sí
mismo físico, emocional, mental y social, lo que permitirá al niño ir adquiriendo de
forma paulatina autonomía en cuanto a su cuerpo, emociones, intelecto y relaciones
con los demás.
Cuando el sí mismo fracasa en asimilar ciertas experiencias significativas del
pasado tiene una indigestión (Wilber, 1999), la cual se convierte en problemática
emocional manifestante en desajustes que pueden aparecer en alguna de las cuatro
áreas siguientes: físico-sensorial, provocando ansiedad, tensión corporal, sintomatolo-
gía psicosomática, autoconcepto pobre y baja autoestima; emocional, con dificultades
en el manejo de las emociones, impulsividad, depresión y agresividad, entre otras;
mental, teniendo problemas de atención y concentración, y retraso escolar ocasionado
por bloqueo emocional; social, con complicaciones para socializar con los demás.
Este desajuste se puede manifestar como asuntos inconclusos o habilidades cristali-
zadas, que son la base del patrón conductual-emocional introyectado que determina el
proceso de crecimiento del niño y que, en el presente, le impide funcionar como un ser
completo (García, 2005).
Cada pequeño presenta un perfil característico que, comparado con la normalidad,
deja ver lo que no ha logrado, lo que está detenido y las habilidades no desarrolladas. El
trabajo terapéutico se enfoca en dos aspectos: resolver las emociones en conflicto que
ocasionaron el déficit en las transiciones, y desarrollar las habilidades que se quedaron
inconclusas o detenidas a consecuencia de la conflictiva emocional que manifiesta el
niño.
La Gestalt está basada en la teoría de la causalidad y se enfoca en las situaciones que
suceden entre el organismo y su entorno. Los problemas se presentan cuando se rompe
el equilibrio de la satisfacción adecuada de las necesidades. Al romperse este equilibrio,
el individuo deja de tener contacto auténtico con el medio o consigo mismo (Shub,
1992). Conocer las raíces de este desequilibrio, cuándo empezó y cómo se dio, permite,
por un lado, hacer conscientes a los padres de las situaciones que lo provocaron, adecuar
las tareas parentales a la edad actual del niño y resolver las problemáticas emocionales
consecuentes; por otro lado, rastrear las habilidades del niño, dónde se detuvo su auto-
nomía y en qué áreas. Así, la terapia se va encaminando a resolver la conflictiva (figuras
que sobresalen en el presente) y las habilidades detenidas por asuntos inconclusos y
conflictos reales (el fondo) que quedaron cristalizadas a consecuencia de esto.
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 97
Fase de diagnóstico
La primera fase incluye el diagnóstico, por medio del cual se detecta la problemática
que se abordará mediante un plan desde las cuatro áreas antes mencionadas para
resolver los conflictos y carencias del niño en tales áreas.
El proceso diagnóstico involucra entrevistas tanto con el niño como con sus padres,
es de tipo fenomenológico y permite hacer mejores conjeturas acerca del perfil del niño
y su familia, determinando qué conflictos están presentes, cómo los experimenta, cómo
reacciona y piensa acerca de ellos, y qué carencias provocan el atraso o cristalización de
habilidades.
Con el diagnóstico se puede conocer la capacidad de darse cuenta de los padres y
se infieren las actitudes, pensamientos, formas de experimentar y sentir de los progeni-
tores que están contribuyendo a la conflictiva del niño y a la detección de habilidades
sensoriales, emocionales, intelectuales y sociales. Se comprende al niño y su contexto.
A partir de esto se planea el proceso terapéutico.
“René es un niño de siete años traído a terapia debido a su conducta agresiva en casa y salón
de clases. La madre refiere no poder con él y que a veces no sabe si tendrá algo mal, pue
hace una cara de enojo que parece se le metió el diablo. Entre otras cosas, el diagnóstico
deja ver que René es un niño buscando separarse de la madre y lograr su autonomía. Ante el
control de la madre, la única forma que ha encontrado de apartarse es entablando una lucha
y enojándose; así, aun y cuando necesita del soporte y afecto de la madre, lo rechaza por
su deseo de autoafirmarse. Parte de su patrón introyectado indica que se siente incapaz, con
pocos recursos para manejarse en el contexto social; cree que hay algo malo en él y en sus
emociones; esto lo hace ser dependiente y controlador con la madre. Su poca tolerancia y
enojo son las formas que utiliza para ir creciendo y lograr cierta autonomía. Tiene la necesi-
dad de acercarse a la figura del padre; sin embargo, se manifiesta con temor a ser rechazado
98 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Fase inicial
La fase inicial es esencial para establecer el contacto con el niño e ir construyendo la alian-
za terapéutica. Para lograr esto es importante dar información al niño sobre su situación
ante la terapia, pues por lo general llega con poca o ninguna comprensión de lo que se
trata; importante que en las primeras sesiones asimile el estilo de trabajo.
En esta fase se desarrollan habilidades de darse cuenta y contacto que permitirán
el libre fluir del proceso terapéutico. Al iniciarse el proceso de autodescubrimiento
y validación de sus emociones, el niño manifiesta su conflictiva a través de su patrón
introyectado, visible en su manera de hacer contacto, expresar sus emociones y jugar.
El objetivo es iniciar el proceso de autodescubrimiento, al nivel de darse cuenta de los
sentimientos y conductas (adecuadas e inadecuadas) suyas y de los demás, y que pue-
da describirlos. Se trabaja con la conciencia corporal e imagen social de su cuerpo; se
le enseña a utilizar sus cinco sentidos para que pueda escuchar y describir su vivencia
interna y externa, tener mayor conciencia y movilidad corporal; moverse, tocar y sentir
con más profundidad y de manera más completa; también se actúa con su autoconcepto
y autoestima para que aprenda a diferenciarse de los demás; se validan sus emociones
y se trabaja con su conciencia y expresión emocional para que aprenda a identificar,
diferenciar y aceptar sus emociones, relacionándolas con las situaciones y personas que
las provocan, y a expresarlas sin temor a ser juzgado, a fin de que poco a poco se ponga
en contacto con sus emociones bloqueadas o inconclusas.
Algunos ejemplos de las técnicas que pueden utilizarse aquí para trabajar con la
conciencia sensorial son la feria de los sentidos, el pizarrón mágico, qué veo, qué siento;
con la imagen social del cuerpo, la olitas, distancia íntima, buena y mala guía; con las
emociones, el mapa de mi cuerpo (Sufi), el sobre de mis emociones, la sábana de las
emociones, dibujo de mis emociones, exagerando la emoción.
Cabe agregar que lo importante en esta fase es que el niño fortalezca su seguridad
interior para continuar con su proceso, por eso el trabajo terapéutico se encamina a
proporcionar el espacio protegido en donde el niño pueda vivenciar lo que no se le per-
mite en el exterior, para que dejen de actuar sus resistencias y se atreva a explorarlas,
vivenciarlas y dejarlas. Así, la terapia inicia un nivel más profundo donde el niño puede
de manera real ponerse en contacto con sus emociones ocultas.
“Al recibir a René en nuestra primera sesión, se muestra receloso a entrar en con-
tacto conmigo; pasa al consultorio y me observa con cara de pocos amigos. Le pido que
se siente y empiezo a establecer el contacto con él, le muestro colores y hojas, y le digo
que realice un dibujo. Hace el dibujo de un vaquero que es robot e inicia una historia en
donde el vaquero hace lo que quiere y nadie puede controlarlo. En cada momento está
verificando cuál es mi reacción ante su historia, inclusive prueba con su cara de enojo.
Al conversar con él me doy cuenta de su temor a no ser aceptado y su necesidad de algo
externo que controle sus emociones. Al finalizar la sesión le pido que me ayude con los
colores y se niega, a lo que yo no respondo con desaprobación.
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 99
Fase intermedia
“Continuando con el ejemplo de René, aun y cuando se abordaron otros aspectos, era ne-
cesario ayudarlo a que identificara para qué utilizaba su cara de enojo y qué sentimientos
estaban ocultos detrás de ella. Para esto trabajamos con el proceso “el secreto del volcán”,
en donde el niño puede descubrir los verdaderos sentimientos ocultos tras el enojo, rabia,
rechazo, soledad, que encubren las verdaderas necesidades, que por lo general son de
amor, compañía, comprensión, aceptación, autonomía.
Al momento de pedirle que identificara a las personas que lo hacían sentir como el
volcán, que podrían provocarle una explosión de enojo o coraje intenso, con rapi-
dez identificó a su mamá y a su hermana, algunos amigos y su papá. Al pedirle que
identificara por dónde salían los sentimientos en su cuerpo, la cara fue su primer
respuesta, después su boca, porque dice cosas malas, y sus manos y pies, porque
pega o patea. Hablamos de cómo salía, en qué situaciones y qué sentía. Al momento
de explicarle que el secreto del volcán se refería a las emociones que están ocultas
detrás de los sentimientos de enojo o rabia, hablamos de ejemplos y de por qué se
ocultan esas emociones; al preguntarle cuál era su secreto, identificó que detrás de
su enojo sentía miedo de que su mamá lo dejara de querer, que quisiera más a su
hermana o lo fuera a regalar porque algo andaba mal con él; identificó también te-
mor al rechazo, y el deseo de acercarse a su papá, jugar y platicar con él.
Con este ejercicio pudimos penetrar en los verdaderos sentimientos de René. Con
los recursos que poseía de su trabajo anterior, pudo darse cuenta que quería hacer
cosas solo, pero tenía miedo de que su mamá lo dejara de querer. Reconoció también
cómo provocaba que su mamá se alejara y no le diera lo que él necesitaba en realidad.
Hablamos de las nuevas formas que debía utilizar para tener la atención y afecto de su
madre, así como qué provocaba el rechazo de su papá y las cosas que podía hacer para
acercarse y decirle lo que sentía y necesitaba de él. Esto último fue muy importante,
La psicoterapia desde el enfoque fenomenológico 101
pues coincidió con ausencias del padre por cuestiones laborales que le provocaron an-
siedad y miedo”.
Fase final
“Para ese entonces René ya tenía una buena relación con su mamá y en el colegio sublimó
su energía agresiva en los deportes y en un liderazgo que le ganó amistades y reconoci-
miento por parte de los demás. La relación con el padre fue mejorando; siendo el único
hijo, esto facilitó que se hicieran más frecuentes las actividades en conjunto y así apren-
diera su rol masculino; la ayuda del padre se notó en su conducta, que ahora era más
responsable, con capacidad para tolerar las derrotas y negociar con los demás.
Aceptaba las muestras de afecto y contacto físico por parte mía, inclusive lo pedía
de forma directa o él mismo me abrazaba; ahora disfrutaba las sesiones y tenía más
fuentes externas en donde obtenía satisfacciones y logros, y recibía reconocimiento.
La terapia pasaba ahora a un segundo plano y era tiempo de terminar.
Se realizaron varias sesiones, en las cuales se fue elaborando la separación y se re-
cordó el aprendizaje que había tenido. Al hablar del área emocional, volvimos a hacer
el “Sufi”. Al terminar el ejercicio le dije que quería que comparáramos el dibujo que me
hizo al inicio de la terapia con éste. El ejercicio fue muy revelador para él, al darse cuen-
ta del cambio que había tenido en la distribución de las emociones en su cuerpo. Nos
reímos al recordar en dónde estaba situado el amor y el enojo. El amor ahora estaba en
su pecho, brazos y manos. El enojo lo ubicó en su cabeza/pensamientos manos y pies.
Aprovechamos para hablar de las formas que puede utilizar para expresar sus emo-
ciones a los demás de manera más directa, de las cosas que necesitaba hacer para sentir-
se bien, etc. En la sesión de término hicimos cartas de despedida y se le dejó abierta la
posibilidad de volver si en alguna ocasión necesitaba habar conmigo”.
102 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
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Terapia familiar sistémica,
Capítulo 5
evolución y aplicación
Silvia María Álvarez Cuevas
Jorge Carlos Aguayo Chan
Anabel Escoffié Duarte
INTRODUCCIÓN
En una ocasión un estudiante de psicología le preguntó a uno de los autores de este capí-
tulo: ¿De cuál de las teorías que he visto hasta ahora surgió la terapia familiar sistémica?
La respuesta fue simple y concreta “De ninguna, porque la terapia familiar tiene sus fun-
damentos epistemológicos de teorías distintas a las psicológicas”. Profundizando más, es
importante señalar que la terapia familiar sistémica no tiene sus orígenes en las grandes
teorías psicológicas, como el psicoanálisis, conductismo o humanismo, sus orígenes se
encuentran en la teoría general de sistemas (TGS), que en un primer momento se utili-
zó para comprender el funcionamiento de seres biológicos y de fenómenos físicos, para
después aplicarse a la explicación de los fenómenos relacionados con las ciencias sociales.
Los autores de este capítulo esperarían que al término del mismo, el lector tenga un
panorama claro y concreto del surgimiento de la terapia familiar sistémica, sus precurso-
res, grandes representantes, diferentes modelos de intervención y papel que juega el te-
rapeuta en sus diferentes formas de intervenir. La organización de este capítulo pretende
responder éstas y otras interrogantes.
En un primer momento se presenta una visión panorámica de cómo surgió y el pa-
pel que jugaron el movimiento anti psiquiátrico, el descontento con el psicoanálisis, la
búsqueda de las explicaciones de la patología en el individuo y no en sus relaciones. A
continuación se presentarán las perspectivas relacionadas con la terapia sistémica de pri-
mer orden, aspecto que se revisará al interior del capítulo. En otro apartado se analizan
las perspectivas que abordan la relación terapéutica desde segundo orden, es decir, como
igualitaria y favorecedora de otros significados y, por último, se presenta un caso en donde
se interviene con una de las perspectivas de segunda orden, denominada terapia narrativa.
103
104 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
De acuerdo con esta teoría, un sistema se define como un conjunto de elementos que al
mismo tiempo de estar interrelacionados entre sí, lo están con su medio y que de acuerdo
con sus características pueden ser abiertos o cerrados. Un sistema abierto se caracteriza
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 105
por ser permeable a la entrada de información tanto positiva (que confirma al sistema)
como negativa (que desafía al sistema y lo motiva al cambio). Los sistemas abiertos po-
seen poca capacidad autorreguladora o de homeostasis, y la fluctuación de energía llama-
da entropía es corregida por el entorno. En cambio, los sistemas cerrados se caracterizan
por ser no permeables, es decir, no admiten información del exterior y se rigen por las
leyes de la termodinámica que actúan en su interior, además limitan u obstruyen su in-
tercambio con el medio ambiente y no permiten el desarrollo ni crecimiento del sistema,
por lo que producen síntomas y desorganización (Von Bertalanffy, 1995).
Von Bertalanffy (1995) asegura que los sistemas vivos tienen capacidad autorregula-
dora, esto es, tienden a buscar la homeostasis, la cual les sirve para su supervivencia. Son
dos los fenómenos que pueden darse en el sistema gracias a esta tendencia a la autorregu-
lación: la morfogénesis, que ocurre cuando el sistema puede modificar su estructura básica
y favorecer el cambio a través de la retroalimentación positiva, y la morfostasis, que ocurre
cuando el sistema mantiene constancia ante los caprichos ambientales e inhibe el cambio
a través de la retroalimentación negativa.
Es así como la teoría general de sistemas, al igual que como ocurrió en otras ciencias,
fue aplicada a la terapia familiar, permitiendo una nueva concepción de los problemas,
del comportamiento y de sus relaciones, modificando la unión lineal o reduccionista por
una sistémica o contextual. Esta nueva concepción de sistemas aplicada a la terapia fami-
liar se basa en que la conducta de un miembro de la familia afecta o está relacionada con
la de cada uno de los miembros de dicha familia (Sánchez y Gutiérrez, 2000).
Sánchez y Gutiérrez (2000) señala que los principios básicos de la teoría general de
sistemas aplicados a la terapia familiar son los siguientes:
– Todo sistema familiar es una unidad organizada a través de sus reglas propias,
donde los elementos de organización son independientes de forma necesaria. El
total del sistema está interactuado por las cualidades individuales y el comporta-
miento de un individuo no se podrá entender de manera aislada sino en su inte-
racción con el sistema.
– La estructura sistémica familiar está formada por subsistemas. Dentro de cual-
quier sistema familiar existen jerarquías, éstas delimitan los subsistemas, obli-
gaciones y responsabilidades, los que por lo general están determinados por las
generaciones, edad, género y función.
– Los patrones que rigen al sistema familiar son circulares y no lineales; esto es, la
familia se ve como un sistema de retroalimentación donde el comportamiento A
es consecuencia e influye en el comportamiento de B, C, D, etc.
– Los sistemas familiares mantienen su estabilidad por el mecanismo de homeosta-
sis. La tendencia central principal de un sistema es mantener el equilibrio, pero
como se ha mencionado con anterioridad, sistemas y familias rompen su equi-
librio no de modo necesario por la entropía, sino también por el principio de
morfogénesis. Por tanto, los sistemas abiertos, como las familias, se dirigen por
principios dinámicos y de interacción con el ambiente, y no por principios estáti-
cos o cerrados.
– La evolución y cambios son inherentes en los sistemas abiertos. Entre los sistemas
vivientes abiertos, la familia es uno de los más dinámicos, pues todos y cada uno de
sus subsistemas interactúan ante un mundo lleno de estímulos y cambios continuos.
106 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Cabe señalar que las primeras épocas de la terapia familiar con enfoque sistémico deben
sus orígenes a la cibernética, ciencia encargada del estudio de las organizaciones de los
sistemas. La cibernética surge durante la primera mitad del siglo XX y se centraba en los
procesos de retroalimentación negativa, postulando cómo los sistemas operan para lograr
la homeostasis y la negación como principio ordenador, en lugar de la entropía que genera
caos y destrucción del sistema.
El campo de la cibernética evolucionó como toda disciplina: a saltos agigantados.
Cada nuevo salto involucró el desarrollo de nuevas ideas, nuevos términos y modernos
temas dominantes (Sánchez y Gutiérrez, 2000).
En su primera etapa, llamada “cibernética de primer orden o de los sistemas observa-
dos”, el sistema se considera fuera del observador, es decir, tanto la organización de este
sistema como la pauta están dadas desde una perspectiva observador-observado, enfermo-
sano, donde el terapeuta se mantiene fuera del sistema, como vigilante de un fenómeno a
modificar. En un principio, en esta etapa se buscaba lograr en la terapia cambios de primer
orden, los cuales se entendían como respuestas correctivas a fluctuaciones que mantienen
el statu quo. Sin embargo, más adelante surge una segunda cibernética de primer orden
que buscaba generar los llamados cambios de segundo orden, es decir, aquellos que pro-
pician diferencias significativas de forma cualitativa en el sistema y lo transforman cam-
biando su estructura y jerarquía, o bien generando crisis para movilizarlo. Los enfoques
en terapia familiar estratégicos y estructurales son los más representativos de esta etapa.
En su segunda etapa, llamada “cibernética de segundo orden o de los sistemas obser-
vantes”, se considera al observador como parte de la realidad observada y no como orga-
nizador de ésta, en contraste con la cibernética de primer orden, en la que el observador
es una cámara que registra lo que ocurre fuera de él sin rendir cuentas de su propia par-
ticipación al observar. A esta etapa pertenecen los enfoques conversacionales en terapia
familiar, como la escuela de Milán, la terapia narrativa y la terapia colaborativa. En este
modelo, el terapeuta tratará de insertarse de una forma sutil al mundo de la familia. El
modelo terapéutico que se deriva de la cibernética de segundo orden es neutral, minimis-
ta, sin jerarquías de respetuosas aportaciones ni desequilibrio por parte del terapeuta. La
sesión de terapia se convierte en una amena conversación que intenta disminuir la angus-
tia de los participantes; se intercambian diálogos respecto del problema presentado, para
que se obtengan más perspectivas, puntos de vista alternativos, con el fin de que la familia
solucione sus propios problemas (Sánchez & Gutiérrez, 2000).
Para entender mejor el surgimiento, desarrollo y conformación de lo que hoy se co-
noce como enfoque sistémico en terapia familiar, Bertrando y Toffaneti (2004) proponen
un listado de los hechos y personajes cuyas aportaciones dieron lugar al desarrollo de este
modelo de intervención en psicoterapia:
Por otro lado, a finales del siglo XX surge la corriente posmodernista, la cual cuestiona
los modelos aplicados hasta ese momento en la terapia familiar, así como el papel del
terapeuta y el objetivo de la psicoterapia misma. Personajes como Michael White, David
Epston y Harlene Anderson desarrollan los modelos conversacionales en terapia indivi-
dual y familiar.
minar entre niveles del tipo lógico, por ejemplo, entre lo literal y metafórico. El grupo
de Bateson planteó la hipótesis de que una persona con esa pauta de dificultad podría
“aprender a aprender” en un contexto en el que esa dificultad fuese adaptativa. Si podía
comprenderse este contexto del aprendizaje sería posible discernir también los misterios
del habla y comportamiento esquizofrénico. Como la familia es el entorno básico del
aprendizaje para los seres humanos, el grupo de Bateson razonó que la familia del esqui-
zofrénico moldeaba esas formas peculiares por vía de los requerimientos de comunicación
que se le imponían.
El grupo de Bateson observó que si un paciente mejoraba, otro miembro de la familia
empeoraba. Era como si la familia necesitara la presencia de una persona con un síntoma;
esto es, tal parecía que la familia fomentaba y exigía que el paciente presentara un com-
portamiento irracional (Hoffman, 1998).
Además de interesarse en los niveles de abstracción en la comunicación, Bateson
centra sus estudios en los procesos de codificación, es decir, en la transformación de la
formulación de un mensaje por medio de un código. De este modo establece que un indi-
viduo puede utilizar diferentes tipos de codificación: analógica (gestos); digital (palabras);
icónica (imágenes); la parte del todo que, como su nombre lo indica, se refiere al hecho
de ver una sola parte de algo, y holográfica, que se da cuando es posible ver más de una
dimensión de las cosas (Wittezaele & García, 1994).
Para no dispersar el patrimonio terapéutico que había acumulado el grupo de Ba-
teson, Jackson funda en Palo Alto, en 1959, El Mental Research Institute (MRI), una
pequeña asociación privada, cuyo objetivo es estudiar y formalizar un método de terapia
familiar (Bertrando & Toffanetti, 2004).
Con base en los resultados de los estudios de Watzlawick, Beavin y Jackson
(1967/2002) proponen los siguientes axiomas, los cuales reflejan muchas patologías de la
comunicación:
Se establece que quien crece en un contexto donde recibe mensajes intrínsecamente con-
tradictorios termina siendo castigado tanto por lo que hace como por lo que no, y se
verá obligado a encontrar un modo de sobreponerse a esa situación. Esta patología en la
comunicación es conocida como “doble vínculo” y se refiere a una comunicación dada en
muchos niveles, donde una demanda manifiesta en un nivel es anulada de forma solapada
o contradicha en otro nivel. Las condiciones necesarias para que se realice la comunica-
ción de doble vínculo son las siguientes:
1. La relación entre las personas implicadas debe ser tal que quien recibe la co-
municación sienta que esa relación es esencial para comprender la naturaleza
del mensaje y poder responder de modo adecuado.
2. Quien habla debe aportar dos o más mensajes mutuamente incompatibles, en
diferentes niveles de comunicación (por ejemplo, la madre manifiesta verbal-
mente amor e interés, mientras que mediante su expresión facial y sus gestos
muestra falta de interés y participación).
3. El contexto de la situación debe ser tal que al individuo le esté prohibido
criticar las incoherencias que se le presentan y además le resulte imposible di-
ferenciar el nivel del mensaje al que debe responder (Bertrando & Toffanetti,
2004).
Con ello, si la víctima de este doble vínculo responde a la ambigüedad, será criticada, y
se crea así un vínculo aún más confuso y sin vía de escape, puesto que el propio contexto
de la situación se lo pide.
B)MODELO ESTRUCTURAL
Al principio del decenio de 1970-1979, Salvador Minuchin, junto con sus colaboradores,
construye este enfoque en terapia familiar.
Minuchin se especializó en el estudio de la estructura familiar y la definió como “una
serie invisible de demandas funcionales que se organizan en la manera en que sus miem-
bros interactúan”. La estructura denota la configuración de la familia y ésta se produce
cuando sus miembros adoptan una cierta aproximación o distancia entre unos y otros; de
ahí se cree que la patología no está en el paciente identificado sino en la estructura fami-
liar (Sánchez y Gutiérrez, 2000).
Los terapeutas estructurales familiares reconocen de forma explícita la transacción
del ciclo de vida de la familia como causante de la disfunción. Estos cambios son evolu-
tivos y pueden desajustar la estabilidad del grupo. El objetivo de la terapia estructural es
reestructurar el sistema en la medida en que la familia lo permita o resista, para funcionar de
manera más efectiva o funcional, competente y cooperativa (Sánchez y Gutiérrez, 2000).
Sánchez y Gutiérrez (2000) señala que los componentes esenciales del modelo son
tres conceptos:
En este modelo se define la reestructuración del sistema como una redistribución de las
posiciones jerárquicas y de nivel en el seno de la familia. Los procedimientos que el tera-
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 111
C) MODELO ESTRATÉGICO
La terapia familiar estratégica se desarrolló a partir de la terapia estratégica de Milton
Erickson, quien instituyó las “Tareas para hacer en casa”, utilizadas no por su contenido
factual sino por el significado simbólico que pueden asumir en la vida de los clientes y por
la posibilidad de desviar así la atención de los síntomas. Pocos años después, los terapeutas
sistémicos estratégicos convirtieron las tareas caseras y las prescripciones de comporta-
mientos en elementos clásicos de la terapia familiar (Bertrando & Toffanetti, 2004).
Una terapia puede considerarse estratégica si el clínico diseña un enfoque particular
para cada problema. En la terapia estratégica, la iniciativa corresponde en gran medida
al terapeuta. Éste debe identificar problemas solubles, fijar metas, diseñar intervenciones
para alcanzarlas, examinar las respuestas que recibe para corregir su enfoque y, por últi-
mo, evaluar el resultado de la terapia para ver si ha sido eficaz (Haley, 1994).
El terapeuta establece objetivos claros que siempre entrañan la solución del problema
presentado. No aplica un mismo método a todos los casos sino que diseña una estrategia
específica para cadaconflicto. Este enfoque se basa en las ideas de Haley y Madanés, los
cuales proponen que los síntomas patológicos se pueden describir en términos de una
jerarquía que funciona de manera incorrecta, por lo que resulta necesario sustituir el sis-
tema que presenta la familia por otro diferente, antes de pasar a reorganizarla dentro de
una jerarquía más funcional.
El foco de la terapia está puesto en la modificación de analogías y metáforas en el
sistema a través de intervenciones directivas, que pueden ser directas o paradójicas; sen-
cillas, involucrando a sólo una o dos personas, o complejas, englobando a toda la familia.
Las intervenciones directivas directas se planean con vistas a modificar cierta secuencia de
la interacción familiar, mientras que las intervenciones directivas paradójicas son plantea-
das sin dar una explicación sobre el resultado que se espera. Su carácter paradójico radica
112 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
en que el terapeuta le ha asegurado a la familia que desea que cambie, pero al mismo
tiempo le pide que no cambie. Esta técnica se basa en la idea de que ciertas familias se
resisten a ser ayudadas, por ende, el terapeuta desafiará la resistencia en los miembros del
clan para que entonces puedan cambiar (Madanés, 1993).
E) MODELO DE MILÁN
Ante la novedad del modelo del MRI y la desilusión con los resultados obtenidos en la
práctica del psicoanálisis, Mara Selvini-Palazzoli, psicoanalista italiana, a comienzos de
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 113
1971 fundó en Milán, Italia, el Centro para el Estudio de la Familia, junto con Boscolo,
Cecchin y Prata, buscando encontrar métodos más eficaces de intervención en terapia
(Bertrando & Toffanetti, 2004).
Los asociados de Milán, aunque influidos por el grupo de Palo Alto, evolucionaron en
otra dirección. Trabajaban en dos parejas, con una mujer y un hombre terapeuta en la ha-
bitación con la familia, y un hombre y una mujer tras un espejo unidireccional. De forma
periódica, los observadores, que se encontraban del otro lado del espejo, podían llamar a
uno de los terapeutas fuera de la habitación para ofrecerle una sugerencia o pedirle mayor
información sobre algún aspecto en particular. Hacia el fin de la sesión, los terapeutas
irrumpen para una consulta con los observadores y durante este tiempo los cuatro com-
parten opiniones; por último concluyen con una intervención o recomendación para la
familia, que puede ser un ritual, tarea o prescripción. Esta intervención procede de todo
el equipo y es compartida con cada miembro de la familia a través de una carta que se
envía o entrega a cada uno.
La terapia empieza con una llamada telefónica en la que se busca información míni-
ma y se presta gran atención a detalles, como quién hizo la llamada, su tono de voz y los
intentos por determinar las condiciones del tratamiento. Se requiere que toda la familia
se encuentre presente en una primera sesión. Antes de cada sesión, el equipo se reúne
para comentar la reunión previa. Las sesiones duran cerca de una hora y el tratamiento
no excede las diez sesiones, con intervalos de un mes o más. Esta práctica se adoptó para
acomodar a las familias que vivían lejos, pero después se decidió que ese lapso entre se-
siones era favorable para la terapia con familias de miembros psicóticos (Hoffman, 1998).
El modelo parte de que en las familias sintomáticas se da una serie de patrones rí-
gidos y repetitivos de interacciones, definidos como “juegos”: coaliciones secretas entre
los miembros de la familia, que tienen el objetivo de mantener el funcionamiento del
sistema. El terapeuta debe entonces participar en este juego para poder generar cambios y
esto lo logra a través del uso de la contraparadoja, técnica que consiste en aplicar la teoría
del doble vínculo en la práctica terapéutica, no sólo insistiendo en prescribir el problema
(como otros enfoques manejan las intervenciones paradójicas), sino también modificando
la configuración general de las relaciones que rodean el problema (Bertrando & Toffanet-
ti, 2004).
Para lograr esto, el grupo de Milán define un nuevo principio terapéutico: la connota-
ción positiva, que consiste en “reenmarcar” los comportamientos de la familia de manera
lógica y positiva. En otras palabras, se trata de establecer cómo ante la situación dada el
comportamiento de cada miembro es entendible y normal, de tal modo que parezca lógi-
co el tipo de intervención que se realizará.
Los terapeutas del grupo de Milán consideraban las conclusiones a las que llegaban
como hipótesis de trabajo que debían ser corroboradas de manera constante y le daban
dirección al proceso terapéutico para evitar la charla insustancial que hacía perder el
tiempo (Hoffman, 1998).
Un concepto básico en este modelo es el de la circularidad, entendida como la capaci-
dad del terapeuta para conducir su investigación basándose en las retroalimentaciones de
la familia respecto a las informaciones solicitadas en términos relacionales y, por lo tanto,
en términos de diferencia y mutación a partir de un instrumento terapéutico valiosísimo
para la terapia: las preguntas circulares (Bertrando & Toffanetti, 2004).
114 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Ahora lo que se considera ya no son los patrones de interacción observables sino los sig-
nificados, sistemas emotivos e historias de los pacientes. Sobre todo, el punto central del
interés terapéutico son las premisas de los miembros del sistema, incluyendo a los tera-
peutas (Bertrando & Toffanetti, 2004).
A) TERAPIA CONVERSACIONAL-COLABORATIVA
Los terapeutas posmodernos ven la terapia como una tarea de colaboración entre cliente
y terapeuta, situados ambos en un plano casi paritario. La aproximación colaborativa se
basa en un aspecto fundamental: cliente y terapeuta ostentan la misma dignidad en cuan-
to a experiencia vivida y siendo la experiencia humana ambigua y rica en significados no
es lícito definir un a priori hermenéutico para interpretar las experiencias de los demás
sobre la base de un criterio teórico rígido (Bertrando & Toffanetti, 2004).
La nueva perspectiva posmoderna sugiere una colaboración entre terapeuta y cliente
que tienda a ser menos jerárquica, autoritaria y dualista, y más horizontal, democrática e
igualitaria. El sistema terapéutico coproductivo es una conversación entre compañeros,
donde terapeuta y cliente codeciden cómo participar, codefinen límites y coseleccionan
las metas del tratamiento (Anderson, 1997).
La idea base es que es imposible conocer la totalidad de lo existente y que sólo se
puede dar un conocimiento negociado entre los interlocutores de una forma provisoria
y local, circunscrito e informado por el contexto lingüístico que en ese momento actúa
como contexto de la conversación en acto. El proceso terapéutico, por tanto, se inscribe
en una perspectiva lingüística.
El problema presentado por el cliente existe en el lenguaje y da sentido al contexto
narrativo que lo contiene; el procedimiento terapéutico es el proceso lingüístico que re-
organiza y disuelve el problema; la técnica terapéutica es la capacidad del terapeuta para
mantener abierta la conversación entre las partes. La idea es que la terapia pueda permitir
al cliente decir (y pensar) lo que aún no ha dicho (ni pensado) acerca de su historia per-
sonal (Bertrando & Toffanetti, 2004).
El terapeuta respeta las ideas de los miembros del sistema acerca de qué es importan-
te para la conversación terapéutica y quién debe ser incluido en ella. Todas las decisiones
acerca de quiénes deben participar en las sesiones, cuándo y de qué hablar se toman de
modo colaborativo sesión por sesión, conversación por conversación. La convicción acer-
ca de la mutualidad es una característica distintiva de este enfoque.
Se parte de que el cliente es el experto en el área de contenido, en las experiencias
vitales que lo han traído a la relación terapéutica, mientras que el terapeuta es experto
en el área del proceso. En cierto modo, los papeles de terapeuta y cliente se invierten: el
cliente se convierte en el maestro. El terapeuta adopta la postura de “yo estoy aquí para
aprender sobre usted, de usted” (Anderson, 1997).
La tarea del terapeuta es encontrar la pregunta o herramienta que le permita apren-
der más sobre la experiencia del cliente. Esto quiere decir que las preguntas resultan del
acontecimiento dialógico inmediato, de tal manera que la narrativa en desarrollo informa
la siguiente pregunta y la narrativa se construye a partir de las preguntas que le son diri-
gidas. En este proceso local y continuo de preguntas y respuestas, así como de recontar
y redescribir, las posibilidades para la comprensión, significado y cambio son abiertas e
infinitas (Anderson, 1997).
116 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
B) TERAPIA NARRATIVA
El enfoque en terapia narrativa parte del hecho de que los individuos cuentan su vida y
a través de esta narración la estructuran y le dan significado. Por lo general, una historia
que representa una narración parcial de una experiencia de vida compleja se convierte en
dominante y genera la identidad que el sujeto se atribuye (Bertrando & Toffanetti, 2004).
Las técnicas narrativas son aquellas intervenciones terapéuticas que de una forma
estructurada, utilizando la literatura o expresión plástica, cuentan historias o proponen
elementos adecuados para la construcción de nuevas narraciones (Linares, 1996).
White y Epston (1993) establecen como características principales de esta modalidad
de terapia las siguientes:
Este enfoque establece que cuando llega una persona a terapia, con frecuencia las pri-
meras historias que narra están llenas de frustración, desesperación y dolor, con poco o
ningún asomo de esperanza, por lo que reciben el nombre de descripciones saturadas de
problema. Las descripciones saturadas del problema encarnan el relato dominante de la
vida de una persona. El terapeuta acepta y toma en serio esta descripción, pero al mismo
tiempo asume que es sólo parte de la historia (Payne, 2002).
Una vez que el individuo, habiendo terminado su narración, hace una pausa, el tera-
peuta comienza a hacer preguntas para extender y aclarar su relato, urgiéndolo a detallar
aún más la forma en la que experimenta sus dificultades y las consecuencias de éstas en
su vida. A través de sus respuestas tanto el sujeto como el terapeuta hacen acopio de los
recuerdos y experiencias que serán la base de la terapia (Payne, 2002).
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 117
Las sesiones en terapia narrativa no tienen una duración determinada. El intervalo entre
sesiones es también variable. La narrativa no es una terapia breve, pero herramientas
118 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
como los testimonios externos o los documentos terapéuticos pueden reducir con eficacia
la duración de la terapia. Con frecuencia, unas pocas sesiones, muy distanciadas entre sí,
son efectivas, incluso ante problemas de larga duración (Payne, 2002).
Por último, los autores de este capítulo consideran que el éxito de la terapia familiar
sistémica consiste en abordar algo obvio, pero no considerado con anterioridad, que es la
familia como medio y recurso para la resolución de los problemas. Al mismo tiempo, conocer
la evolución de la terapia familiar permite al terapeuta profundizar no sólo en diferentes téc-
nicas de intervención sino también reflexionar sobre las distintas posturas que puede asumir
en los procesos terapéuticos.
Hasta ahora este capítulo ha permitido realizar una breve revisión sobre algunas de las
principales escuelas de intervención desde la terapia sistémica. Se expusieron sus fun-
dadores, elementos teóricos principales, aspectos que como aproximaciones sistémicas
tienen en común y sus diferencias en relación con otras miradas de intervención psicote-
rapéutica.
Una vez realizada dicha revisión, que enmarca la aproximación de intervención psi-
coterapéutica sistémica, se presentará a partir de la investigación realizada con un caso
clínico, la ilustración de la aplicación de la terapia narrativa.
El caso clínico elegido para realizar esta ejemplificación se denomina “Daniel y su
lucha contra Dakwood”. El hilo conductor que guiará la revisión del caso se basará en cua-
tro rubros principales, que se irán entremezclando a lo largo de la narración, información
que permitirá la contextualización de cada una de las sesiones, técnicas psicoterapéuticas
utilizadas en cada fase de la intervención, resultados obtenidos sesión tras sesión, y ele-
mentos teóricos que enmarcan la terapia narrativa, presentes a lo largo de la intervención.
Para hacer más evidentes los elementos teóricos propios de la terapia narrativa que
se utilizaron a lo largo de la intervención, éstos se marcarán con letra cursiva. Cabe men-
cionar que para hacer más amena la lectura del caso, se decidió presentarlo en primera
persona, emulando a la terapeuta que lo condujo.
personas y que serán ellas mismas las capacitadas para emprender los cambios en su forma
de vida (Payne, 2002).
Con estas ideas en relación con la terapia y mi papel como psicóloga, recibí a Daniel y
a sus padres en mi consultorio. Pensaban que yo, a través de algún tratamiento novedoso,
podría ayudar a Daniel, quien sufría “taquicardia”. Como suelo hacer en toda primera en-
trevista, dediqué gran parte de la sesión a escuchar con atención el relato que los consul-
tantes traían en relación con el motivo de consulta. A través de una conversación en la que
estuvieron presentes Daniel y sus papás, fui obteniendo toda la información que describo
a continuación. Parte de los datos me los proporcionaron los papás y parte Daniel. Todos
se mostraban atentos, participativos y, en ocasiones, angustiados y apesadumbrados por
la situación.
Dafne y Fernando relataron que son padres de tres hijos: Fernando, Linda y Daniel
(ver figura 5-1). Daniel es su hijo menor y cursa el tercer grado de primaria en una escuela
privada. Al preguntarle a Daniel cómo le iba en la escuela, respondió “muy bien”. Los
padres secundaron esto, diciendo que es un niño responsable, obediente y con un buen
desempeño escolar.
Como parte del diálogo en la consulta, me gusta dedicar un espacio a indagar sobre
aquello que Freeman, Epston y Lobovits (2001) denominan talentos especiales de los niños.
Éstos permiten que el terapeuta explore con la familia las habilidades, gustos y aficiones que
tienen los niños, y los pueden ayudar a solucionar aquellas situaciones que los aquejan y ha-
cen sentir mal con ellos mismos y/o con la gente que los rodea.
Así que recordando a dichos autores conversé con Daniel sobre sus talentos especiales.
Él me contó que le gusta jugar “tazos”, videojuegos y fútbol; también asistir al catecismo
y visitar a sus abuelos. Mientras conversaba con el niño, reflexionaba sobre su capacidad
para seguir conversaciones y responder de modo directo a lo que le preguntaba; noté que
establece buenas relaciones con la gente que le rodea. De igual forma, la conversación me
1966 1974
45 37
Fernando Dafne
permitió apreciar que los padres dejan que el niño hable y se explaye en sus respuestas
cuando yo me dirijo al niño, y disfrutan escuchar hablar a su hijo.
La conversación descrita me permitió comenzar a conocer la historia del niño al margen
del problema (Freeman, Epston y Lobovits, 2001), es decir, notar cómo es la vida del niño
cuando el problema no está presente, además de vislumbrar los recursos que podrán utilizar
después Daniel y su familia para solucionar sus dificultades. También esta conversación me
permitió ir identificando los recursos de Daniel y su familia y reconocer algunas excep-
ciones en la historia del problema, que todavía para ese momento no sabía bien en qué
consistía. Y precisamente porque no sabía cuál era el motivo de consulta, después de co-
nocer la historia del niño al margen del problema, decidí encaminar la conversación hacia
el motivo de preocupación de la familia y la razón por la cual habían asistido a verme. De
esta forma, los padres comenzaron con el relato de la historia de las dificultades de Daniel.
Comentaron que la situación que los preocupaba comenzó dos años atrás, a los seis
años de Daniel, cuando toda la familia acudió de paseo a un sitio de diversión con piscinas
y toboganes cercano a su localidad. Indicaron que estando en ese lugar, entre el amonto-
namiento de gente, las prisas y carreras que implica una salida familiar, el niño se perdió
durante una media hora. Los padres relataron con angustia su desesperación cuando se
dieron cuenta de que no veían a su hijo. Al percatarse de la ausencia de Daniel dieron
aviso a las autoridades del parque, quienes armaron un operativo de búsqueda adentro
de las instalaciones, en las puertas de entrada-salida y en el estacionamiento. Por último,
con gran alivio y alegría para todos, encontraron al niño, quien se encontraba temblando.
Como la historia la habían relatado sólo los padres, di espacio a que Daniel intervi-
niera, preguntándole cómo se había sentido ante esa situación. Comentó que se sintió
asustado y sintió que su corazón latía muy fuerte, con “taquicardia”. Dijo que durante el
tiempo en que estuvo perdido había permanecido de pie en el mismo lugar, porque su
mamá le había dicho en ocasiones anteriores que habían salido a lugares públicos, que
en caso de perderse es mejor quedarse quieto en un sitio porque si caminaba hacía más
difícil que lo encontratan. Así que el niño, estando solo, se acordó de la recomendación
de su madre y la obedeció.
Esta parte del relato del niño me permitió conocer un acontecimiento extraordinario,
el cual es concebido como una parte de la historia que cae fuera de la descripción del problema
(White & Epston, 1993). En este caso, el hecho de que un niño de seis años sea capaz de
recordar en medio de su desesperación la recomendación de su mamá de quedarse de pie
en un lugar, me habla sobre su capacidad de autocontrolarse y de seguir indicaciones, dos
excelentes recursos personales. Al contarme Daniel sobre cómo se quedó un rato solo, de
pie, esperando con paciencia a que lo encontraran, lo felicité por haberse acordado de la
voz de su mamá. El niño sonrió orgulloso con mi felicitación.
Continuando con el relato, los padres manifestaron que a partir de ese momento
comenzaron a notar cambios en la conducta de Daniel: ya no se quería quedar solo en
ningún lugar y cuando salían en familia y el niño dejaba de ver a sus familiares, sudaba y
se quedaba “morado” de tensión. Si iban a algún lugar público, buscaba de continuo que
estuvieran sus papás. Comentaron también que su miedo era tan grande que dejó de subir
solo al segundo piso de su propia casa.
Los cambios fisiológicos que tenía Daniel cuando dejaba de ver a sus familiares eran
taquicardia, color de piel morado y sudoración. Los padres cada vez se preocupaban más
por esta situación y pensaron que el niño podría tener alguna afección cardiaca, razón por
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 121
porque sentía “que el corazón se quería salir”. Taquicardia lo afectaba en sus metas, pues
ya no podía quedarse solo en el entrenamiento de futbol y él quería ser un buen jugador.
Taquicardia lo afectaba con su familia, veía que mamá, papá y hermanos se preocupaban
de que él tuviera un problema en el corazón; incluso mamá le auscultaba el corazón con
un estetoscopio cuando sentía que Taquicardia lo iba a atrapar. También la molesta Ta-
quicardia lo afectaba en su independencia, al no poder subir sin compañía al segundo piso
de la casa, en donde se encontraba su cuarto, cuando todos los miembros de la familia
estaban en la planta baja. En fin, Taquicardia era una molestia para él.
A través de la conversación de la influencia de Taquicardia en la vida de Daniel, explo-
ré tanto el panorama de acción como el panorama de conciencia. Para la terapia narrativa,
ambos elementos forman parte del relato y mientras el primero se refiere a las acciones
que emprende el protagonista, el segundo hace mención a las intenciones, pensamientos, sen-
timientos, motivaciones y metas que tiene éste (White & Epston, 1993; Freeman, Epston, &
Lobovits, 2001; Payne, 2002). Taquicardia afectaba a Daniel tanto en sus acciones, como
en sus motivaciones, pensamientos, metas y sentimientos.
Como ya se mencionó, analizar la influencia del problema en la vida del niño permite
que éste exprese cómo el conflicto lo ha afectado; sin embargo, aunque este paso es muy
importante, no es suficiente para el cambio. El siguiente movimiento en el proceso de la
intervención desde la terapia narrativa consiste precisamente en indagar la influencia de
la persona en la vida del problema. Lo anterior permite mirar que el niño no es sólo un obser-
vador pasivo al cual le ocurren cosas, sino también puede ser un actor que cambie el rumbo
de su historia (White & Epston, 1993; Freeman, Epston y Lobovits, 200; Payne, 2002).
Para comenzar el proceso de reflexión sobre la influencia del niño en la vida del pro-
blema utilizando el lenguaje lúdico, le comenté que yo estaba molesta de que Taquicardia
lo hubiera afectado de la forma en que lo hizo y juntos debíamos desarrollar un plan para
vencerla y evitar que le siguiera haciendo daño. Le conté que yo me encargaba de hacer
planes con los niños para que alcanzaran sus metas. Indicó su deseo de que hiciéramos un
plan para vencerla. Se mostró entusiasmado con la idea y puesto que la sesión se aproxi-
maba a su fin, di al niño y a sus papás una serie de “tareas”, explicándoles que necesitaba
conocer cómo funcionaba Taquicardia, cuáles eran sus mañas y artimañas, para después
elaborar el plan contra ella.
Las tareas que marqué al finalizar esta primera sesión tenían la intención de que papás
e hijo reflexionaran sobre lo que podían hacer en su lucha contra Taquicardia, al tiempo
que permitiría en puntos posteriores de la intervención reflexionar sobre las excepciones
del problema.
Las tareas que establecí para la siguiente sesión fueron que la familia se fijara cuando
Taquicardia no se apoderaba de Daniel y que la madre le auscultara el corazón en los mo-
mentos en los que estaban juntos y tranquilos. De igual forma, le pedí a Daniel que para
la siguiente cita llevara al consultorio algunos juguetes para poder trabajar con ellos. Con
estas indicaciones se dio por terminada la primera sesión.
Los resultados de esta primera sesión fueron la alianza familiar, aumento de la espe-
ranza en todos los asistentes, motivación del niño al proceso de cambio y la certeza de que
él puede hacer que las cosas cambien.
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 123
entonces fue mencionando excepciones de la historia saturada de problema. Así dijo que
cuando jugaba, Darkwood estaba lejos y cuando estaba en la escuela con sus compañeros
tampoco estaba. El niño también hizo mención de la tarea que le había marcado la sesión
anterior. Contó que su mamá le “oyó” el corazón cuando estuvo tranquilo en su casa y
descubrieron que cuando veía tele no estaba Darkwood.
Ante cada excepción que el niño daba, alejábamos de manera física la escultura de
Darkwood de los dibujos de él mismo en el futuro. Con cada excepción que mencionaba,
el niño se iba ilusionando más.
Preguntas como, ¿qué cosas sí te han funcionado para mantener lejos a Darkwood?
¿qué pensaste al hacer estas cosas? ¿cómo lograr vencer a Darkwood te va a ayudar a
alcanzar tu meta de 28 años?, etcétera, sirvieron como elementos generadores de la con-
versación que permitió comenzar la deconstrucción de la historia saturada de problemas
e ir también llamada historia alternativa, que iba surgiendo en relación con las fuerzas y
recursos del niño y su familia para ayudarlo a vencer a Darkwood. Los padres, mientras
tanto, eran testigos externos del diálogo que tenía con el niño.
Para la terapia narrativa, al narrar y renarrar los acontecimientos extraordinarios que
surgen en una historia, la persona se va alejando del problema y va encontrando una nueva
forma de verse a ella misma y de hacerle frente a la situación (White & Epston, 1993; Free-
man, Epston & Lobovits, 2001.
El elemento de los juguetes que el niño llevó al consultorio permitió reflexionar sobre
si Darkwood estaba presente cuando el niño jugaba en casa y también sobre los posibles
“ayudantes” que Daniel tenía en su lucha contra Darkwood. Al finalizar la sesión, le pedí
tanto al niño como a los papás que estuvieran pendientes sobre algunas estrategias más
que el pequeño pudiera llevar a cabo para vencer a Darkwood y que le ayudarían a alcan-
zar sus metas futuras de ser un abogado que lucha por los derechos de los niños.
pedí que le quitara un pedazo a la escultura original hasta dejarla del tamaño que conside-
raba tenía en ese momento. El niño cortó como 10 cm de la escultura y con ese material
sobrante hizo un balón de futbol; explicó que “con juegos, Darkwood se va”.
Después conversamos sobre algunas cosas que él había hecho durante esta semana
y motivaron que Darkwood se debilitara. Comentó que cuando juega videojuegos, o
conversa con su familia o amigos, Darkwood no está presente. Lo felicité de nuevo por
su capacidad de observación y de conocer cómo Darkwood se va debilitando. Mis felicita-
ciones enorgullecían al niño y los padres hacían comentarios que reforzaban tanto lo que
yo decía como lo que el pequeño expresaba.
Después del desmembramiento de Darkwood y de que conversamos un rato, Daniel
preguntó si podía trabajar con plastilina. Dije que sí y entonces comenzó a hacer unas
esculturas utilizando plastilina roja y azul. Le pregunte qué hacía y me dijo que estaba
haciendo un regalo. Después de terminar el regalo de plastilina dijo emocionado: “¡Soy
yo, porque yo soy un regalo de Dios!”. Los papás, asombrados y orgullosos, me recordaron
que el niño asistía al catecismo y eso era algo muy importante para él. Lo felicité por asis-
tir al catecismo y le pregunté si el hecho de pensar que él era un regalo de Dios lo podía
ayudar a vencer más a Darkwood y respondió que sí. Otra vez las habilidades especiales
del niño salen a relucir y ayudan en el proceso de deconstrucción de la historia saturada
de problemas.
Durante el resto de la sesión seguimos revisando excepciones en la historia de
Darkwood y formas a partir de las cuales se aleja. Para que no se le olvidaran todas las
ideas que iban surgiendo en la conversación, le pedí a Daniel que las escribiera en una
hoja y al finalizar la sesión, su lista decía: “Tranquilizarme, pensar en cosas bonitas; pelear
contra la taquicardia, estudiando, comiendo, jugando, entrenando futbol, viendo progra-
mas divertidos, durmiendo y estando en la escuela. Darkwood no está presente”.
Debido a que la lista que había hecho era bastante extensa y partiendo del hecho
de que era un niño muy cumplido con las tareas que le había encomendado, le pedí
que siguiera haciendo más de estas cosas que le habían funcionado en su lucha contra
Darkwood y que se fijara durante la semana si ocurrían otras situaciones que le podrían
ayudar en el plan contra Taquicardia. De igual forma, aprovechando la capacidad de
escritura del niño, le marqué como tarea que elaborara una historia sobre cómo ha ido
venciendo a Darkwood. Estuvo de acuerdo con las tareas y nos despedimos.
juegos de Xbox he igual comiendo durmiendo igual pasiando igual viendo televisión he
igual jugando futbol basketbol etc.
A si igual comiendo descansando escribiendo como ahora que escribo igual platicando
tomando agua igual trabajando muy bien pero igual me gusta trabajar he igual jugando ga-
meciube igual hablando por telefono verda sicologa igual comiendo vegetales igual jugando
xbox 360 igual riendo verda igual jugando Play station 2, 3, 1 verda que ha nadie le a dado
jugando y haci puedo vencer a la taquicardia e igual acariciándome
FIN”.
Después de leer la carta, la conversación giró en torno a los cambios que los padres ha-
bían notado en relación con su hijo. Ambos dijeron que ya Daniel subía solo al segundo
piso, se quedaba tranquilo en los entrenamientos de fútbol y estaba menos pendiente de
si los papás estaban o no a su alrededor. Incluso comentaron una experiencia que ocurrió
durante la semana, en donse se hubiera podido presentar Darkwood, pero Daniel, con sus
nuevos aprendizajes, no dejó que Taquicardia se “apoderara” de él.
Anticipando posibles situaciones estresantes que se podrían presentar adelante, me
decidí a dirigir la conversación hacia los “trucos” que podría utilizar Darkwood en el futu-
ro para atraparlo. Recordemos que Payne (2002) manifiesta que a través de las preguntas
de influencia relativa, las personas pueden reflexionar, anticipar y prevenir situaciones futuras
en las que el problema esté presente y encontrarles vías alternativas de solución, generando
mayor sensación de control.
Haciendo uso de preguntas de influencia relativa, como ¿cuáles son los medios que
utiliza Darkwood para vencerte?, ¿qué dice de ti el hecho de que tú hayas vencido en
el pasado a Darkwood?, ¿qué puedes hacer para que Darkwood no se apodere de ti en
el futuro?, el niño reflexionaba sobre las acciones que hacía y sobre si fomentaban o no
su relación con Darkwood. De esta forma se dio cuenta de que cuando estaba distraído
por jugar mucho tiempo XBox o cuando usaba videojuegos prohibidos por su mamá por
contener imágenes muy reales, Darkwood se apoderaba de su distracción. Ante ello, el
niño pensó acciones que podrían contrarrestar la influencia de Darkwood en su vida y así
decidió que si se sentía muy emocionado en algún momento, podía dejar de jugar para
relajarse. También consideró que hacer ejercicios de estiramiento evitaría que Darkwood
lo atrapara y obedecer más a su mamá en relación con los juegos que no debía jugar lo
ayudaría a vencer a Darkwood.
Un elemento nuevo que surgió durante esta sesión fue que el calor era un arma que
Darkwood usaba en su contra y ante la cual debería encontrar qué hacer. Reflexionando
al respecto, a Daniel se le ocurrió que tomando un vaso de agua se podía refrescar y con
esto derrotar a Darkwood. El niño iba aumentando su repertorio de conductas para au-
mentar su influencia en la vida del problema. Y después de haber reflexionado sobre las
ideas nuevas que había descubierto, las plasmó en la hoja de remedios que había comen-
zado a escribir la sesión anterior.
Otro aspecto que surgió en esta sesión y que no había sido mencionado antes fue el
tema de los abuelos y la preocupación que manifestaban en relación con que al niño le
ocurriera algo en el corazón. Los padres dijeron que los abuelos querían mucho a Daniel
y se preocupaban por su salud. Así que durante la sesión se dedicó un espacio a conversar
sobre qué cosas podría hacer Daniel para que sus abuelos se tranquilizaran y ya no se pre-
ocuparan más por la situación, pues él cada día avanzaba en su lucha contra Darkwood. A
Terapia familiar sistémica, evolución y aplicación 127
partir de la conversación sobre el tema, el niño decidió que él les explicaría a sus abuelos
sus avances y les contaría sobre su lista de remedios contra Darkwood, para que se sintie-
ran más tranquilos.
El niño se mostraba cada vez más contento y entusiasmado con sus logros y nuevas
ideas para vencer a Darkwood. Debido a que había avanzado en su lucha contra ese ente,
de nuevo le pedí que desmembrara un poco más la escultura del problema que había
elaborado la segunda sesión. En esta ocasión, el niño le quitó 10 centímetros más; ahora
quedaba sólo un tercio del tamaño original de la escultura. Los padres observaban orgu-
llosos las acciones de su hijo.
Al final de la sesión les hice la pregunta: “¿Del 1 al 10, qué tan preocupados están
en relación con que Darkwood se pudiera apoderar de Daniel?”, todos comentaron que
se preocupaban en un número 1, es decir casi nada. Esta pregunta de escala permite mirar
desde los participantes cómo se sienten en cuanto a los avances y que sean ellos quienes vayan
estableciendo el grado en el cumplimiento de las metas terapéuticas (Payne, 2002).
Por último, después de la pregunta de escala, recordé las tareas que deberían realizar-
se durante la semana: les pedí que estuvieran pendientes de las artimañas que utilizaba
Darkwood para distraer a Daniel, que Daniel les explocara a sus abuelos sus remedios
contra Taquicardia y que todos juntos continuaran la lucha contra el Virus hasta la si-
guiente sesión.
cooperativos. Acordamos que Daniel podría invitar a la siguiente y última sesión a las
personas más importantes para él, quienes serían testigos de sus avances y logros. Me puse
de acuerdo con los papás para que ellos trajeran al consultorio algunas cosas para comer
durante la consulta y comenté que tendría otras sorpresas más. La familia se mostró en-
tusiasmada con la idea y acordamos la Fiesta de Graduación para dos semanas después.
Daniel elegiría a sus invitados a la sesión.
Los autores narrativos señalan la importancia de los rituales y que éstos pueden ocurrir
dentro de los contextos terapéuticos. Un ritual señala una transición de una etapa a otra, e
implica cambio y movimiento (White & Epston, 1993; Freeman, Epston & Lobovits, 2001;
Payne, 2002). Comenzar a planear con ellos el ritual de la Fiesta de Graduación de Daniel
implica la oportunidad de pasar de una vida en la que Darkwood estaba presente, a otra
en la que Daniel es vencedor de Darkwood.
DIPLOMA
DIPLOMA DEDE VENCEDOR
VENCEDOR DE LADE LA TAQUICARDIA
TAQUICARDIA
DANIEL
DANIEL
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hecho acreedor
acreedor alaltítulo
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después dedeununprograma
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POSITIVAS.AlAl
igual que demostró sus cualidades de SER UN REGALO DE DIOS y ahora, con su entrenamiento, puede
igual que demostró sus cualidades SER UN
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a superar y ahora, con su entrenamiento, puede
La Taquicardia.
ayudar a otros niños a superar a La Taquicardia
Mérida,
Mérida, YucatánaaMarzo
Yucatán Marzo de
de2008
2008
____________________________________
Avalado porpor
Avalado Psic. Silvia
Psic. SilviaÁlvarez
Álvarez Cuevas MTF
Cuevas MTF
Presidenta de la
Presidenta deAsociación
la AsociaciónYucateca
Yucateca dede
Captura y Manejo
Captura y Manejode deMiedos A.C.
Miedos A.C.
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130 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
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Barcelona: Herder.
El enfoque integrativo
Capítulo 6
en psicoterapia
María Rosado y Rosado
Estrella Vázquez Vargas
Ana Cecilia Cetina Sosa
EL ENFOQUE INTEGRATIVO
A más de 100 años del nacimiento de la psicoterapia, cuyo año fundacional se establece
en 1895, con la publicación del libro Estudios sobre la histeria de Sigmund Freud y Josef
Breuer, se han elaborado múltiples teorías y técnicas psicoterapéuticas. De estas teorías
han sobrevivido cuatro paradigmas fundamentales: psicoanálisis, cognitivo-conductual,
humanista y familiar sistémico, de las cuales devienen más de 400 escuelas registradas
en la APA. Tal diversidad refleja el amplio interés que suscita la psicoterapia, la cual,
de manera indudable, ha sido nutrida por diversas posturas, que si bien la han enri-
quecido también han generado discrepancia de tal magnitud que dieron lugar a que
los psicoterapeutas se atrincheraran por mucho tiempo en sus respectivos paradigmas.
Esto último limitó sus perspectivas y pese a la eficacia de cada uno se obstaculizó ver
los logros teóricos y técnicos de los diferentes enfoque; más aún, dio lugar a sectarismos
contradictorios en una disciplina que ha estado abierta, desde siempre, a las aportacio-
nes de la filosofía, biología y ciencias sociales en general.
No obstante, los intentos por integrar enfoques y modelos psicoterapéuticos no son
nuevos, pues se reconoce el trabajo pionero de Franz Alexander y Thomas French al res-
pecto. Estos autores se dieron a la tarea en 1946 de elaborar un diccionario para traducir
los conceptos psicoanalíticos a conductuales y viceversa, lo cual se considera como el
primer intento de psicoterapia integrativa en la búsqueda de factores comunes; sin em-
bargo, dicha iniciativa se establece como un modelo integrativo formal a partir del trabajo
realizado por Jerome Frank en 1963. De manera formal, fue a partir del decenio de 1980
cuando un grupo cada vez más numeroso de psicoterapeutas se adhirieron a una postura
más abierta y receptiva a las aportaciones de otros enfoques y se declararon “integrativos”.
131
132 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
MODELOS INTEGRATIVOS
Los principales modelos integrativos en la actualidad son tres, los cuales enfatizan as-
pectos diferentes de la integración: los factores comunes, la integración teórica y la
integración técnica.
siendo tan diferentes como lo son teórica y metodológicamente, debe ser que curan por
aquello que tienen en común y no por sus diferencias específicas. De tal manera que
la teoría de los factores comunes parte de la deducción lógica de que en las distintas
psicoterapias hay una serie de procesos y factores comunes a todas ellas que explican
resultados similares.
De esta forma, en su obra Persuasión y curación, Frank (1982) expone los seis facto-
res comunes que, según su investigación, forman parte de todas las psicoterapias:
a) Relación de confianza. El paciente expone en una relación con cierta carga emocio-
nal, como la psicoterapia, determinadas cuestiones saturadas de afecto en una atmós-
fera de aceptación sin ser criticado ni rechazado. A esta condición han contribuido en
especial el psicoanálisis freudiano y la psicoterapia centrada en el paciente de Rogers.
b) Explicación racional. El terapeuta reformula el malestar del paciente en términos
comprensibles y manejables para el sujeto. La terapia psicoanalítica, la terapia Gestalt
y por último la terapia cognitivo-conductual han afinado este concepto. Esta última
se centra en unidades manejables para el individuo, a fin de aumentar su sentido de
eficacia y logro en la resolución de problemas.
c) Proporcionar nueva información acerca de la causa y los problemas del paciente. Ya
sea mediante la interpretación que lleve al insight, autoexploración o auto-observa-
ción, el paciente aprende en vivo cómo explicarse y, en consecuencia, cómo manejar
sus dificultades. El psicoanálisis, con sus técnicas interpretativas, es por antonomasia
el ejemplo más claro de este aspecto.
d) Esperanza del paciente de encontrar ayuda en el terapeuta. El paciente acude a psi-
coterapia con la convicción de que esto le será de ayuda; el terapeuta, al aceptar el
caso, participa de esta idea, fomentando ambas partes las expectativas de solución.
e) Oportunidad de tener experiencias de éxito y dominio de los problemas. Por medio
de autodescubrimientos de exploraciones emocionales, insights emocionales o apren-
dizaje de nuevas habilidades, el paciente es llevado a aumentar sus expectativas de
eficacia en el manejo de sus dificultades.
f) Facilitar la activación emocional. Para que el cambio sea efectivo necesitan activarse
las emociones relacionadas con las dificultades, pues éstas a menudo se procesan en
el nivel inconsciente, experiencial, tácito, de lógica de segundo orden, por condicio-
namiento o por exposición emocional; es decir, de forma “automática”. La activación
emocional permite la modificación de este nivel, para favorecer lo que Alexander y
French llaman “la experiencia emocional correctiva”, la cual se refiere a un concepto
que Ferenczi señaló en 1926, y que Alexander y French (1946) retoman como “re-
vivir el pasado problemático en la relación terapéutica”. Para estos dos autores, lo
curativo es la experiencia emocional correctiva y no la interpretación, para ellos es
necesario “adaptar la técnica dentro y fuera del consultorio”.
Frank (1982) considera que son justo estos factores comunes los que combaten la des-
esperanza del paciente y producen el efecto curativo. Este tronco común a todas las
terapias da lugar a sus resultados similares. Tal forma de ver las cosas es una exaltación
de lo común y una minimización de las diferencias, análogo al concepto matemático de
mínimo común múltiplo. En el extremo opuesto a los planteamientos de Frank (1982)
se encuentran aquellos teóricos que, minimizando los factores comunes y sobrevaloran-
El enfoque integrativo en psicoterapia 135
2. INTEGRACIÓN TÉCNICA
El tercer modelo de integración, también denominado de los llamados eclécticos téc-
nicos, tiene un interés común que gira en torno a la selección de procedimientos tera-
péuticos efectivos, con independencia de su marco teórico de referencia. La integración
técnica sigue tres líneas: integración técnica pragmática, integración técnica de orienta-
ción e integración técnica sistemática.
2.1. Integración técnica pragmática. Esta línea selecciona las técnicas a utilizar, teniendo
como criterio principal que se haya probado de manera empírica su eficacia.
La teoría del rol fijo de Kelly (1991) corresponde a este esfuerzo de integración
técnica, así como aquellas terapias que incorporan técnicas probadas de modificación
de conducta, por ejemplo desensibilización sistemática, economía de fichas o técnicas
psicodinámicas como la intención paradójica de Frankl (1987). Este último es un
psicoanalista existencial, cuya técnica tiene su parangón en otros enfoques, como la
saturación y desensibilización sistemática ya mencionada (cognitivo-conductual), la
inundación (humanista-Gestalt) y la prescripción del síntoma (terapia familiar estra-
tégica).
2.2. Integración técnica de orientación. Para la selección de técnicas psicoterapéuticas se
basa en aquellas congruentes con los objetivos y estrategias de una teoría concreta,
como es el caso de la ya citada terapia de los constructos personales de Kelly (1991).
Este tipo de integración es ecléctica en lo técnico, pero consistente en la teoría. Es el
caso también de los psicoanalistas que ponen al servicio de su teoría y de las metas
terapéuticas que de ella devienen técnicas diversas de uno o más enfoques, por ejem-
136 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
3. LA INTEGRACIÓN TEÓRICA
La integración teórica está fundada en la idea de que al unir dos o más enfoques de
psicoterapia surgirá una mejor psicoterapia que las precedentes. Trata de integrar los
elementos teóricos o conceptuales de las diferentes psicoterapias y sólo como conse-
cuencia de esto se integran las técnicas que se derivan de estos elementos. Es el modelo
de integración más complejo.
La mayoría de los esfuerzos de integración teórica se han caracterizado por enlazar los
enfoques conductuales y psicoanalíticos, y hoy día los cognitivos-conductuales y psicoa-
nalíticos. Alexander y French, autores ya mencionados, se propusieron desde 1930 tradu-
cir la terapia psicoanalítica en términos del aprendizaje pavloviano. En aquel tiempo, di-
chos esfuerzos integradores pasaron inadvertidos. En el decenio de 1950, Dollard y Miller
(1950) continuaron con esta idea, en su obra Personalidad y psicoterapia, donde fueron
más allá de la mera traducción de los términos psicoanalíticos a expresiones conductuales,
articulando una teoría para explicar las neurosis y su tratamiento, que conjuntaba psicoa-
nálisis y conductismo. En aquel momento, tal aportación recibió fuertes críticas entre las
distintas escuelas de psicoterapia, lo cual desalentó los incipientes esfuerzos integradores.
En la actualidad, Feixias y Miró (1993) señalan que las tres líneas de integración teórica
dominantes son las siguientes:
3.1. Integración teórica híbrida. Supone la creación de un nuevo marco teórico prove-
niente de la articulación de dos teorías (Feixias, 1992). La psicoterapia psicodinámica
cíclica, representada por Watchel (1977, 1983, 1994), discípulo de Dollard y Miller
(1950), presenta un enfoque integrativo entre psicoanálisis y conductismo (cogni-
tivo-conductual). Para este autor, los problemas emocionales se derivan de círculos
viciosos desarrollados en la experiencia temprana y que se mantienen en la situación
actual, tal y como señala el concepto freudiano de compulsión a la repetición, que los
cognitivos-conductuales han adaptado como “esquemas maladaptativos tempranos”
(Young, 1999). Esta compulsión a la repetición da lugar, por ejemplo, a que el suje-
to escoja la gente con la que se relaciona, con el objeto de confirmar sus esquemas,
fantasías y visión del mundo, reeditando sus relaciones objetales, lo cual, a su vez,
se relaciona con el aprendizaje de “quien se es”, esto es, de la identidad personal.
Tal concepto, el de la reedición y puesta en escena en el presente de las relaciones
objetales significativas, también es similar al que sustenta Joyce McDougall (autora
psicoanalítica) en su obra Los teatros de la mente (1994).
La terapia de Watchel (1977) está orientada a modificar las condiciones actuales
que mantienen estos círculos viciosos perjudiciales, facilitando, por un lado, el insight
o la toma de conciencia, su origen y efectos actuales y, por otro lado, allanando las
experiencias conductuales que proporcionen nuevos insights, que a su vez generen
cambios en la experiencia emocional y relacional. La psicología de los constructos
familiares de Feixas, H. G. Procter and G.J. Neimeyer, (1993), también corresponde
a la integración teórica híbrida, por lo que la ejemplifica, tomando en cuenta a la fa-
milia de origen.
3.2. Integración teórica amplia. Incorpora en una misma propuesta elementos teóricos de
una diversidad de enfoques y escuelas derivadas de éstos, por ejemplo, el enfoque in-
tegrador de Héctor Fernández Álvarez. Este autor (1992) intenta integrar las distintas
138 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
literarios o metáforas, en los que cada uno de estos enfoques proyecta imágenes de lo
que se entiende por “ser humano” y que se encuentra en el trasfondo de sus teorías e
intervenciones. Así, para él, la integración de estas dos metáforas se daría en términos
de una tercera metáfora de tipo realista.
Lazarus (1995) sostiene que los esfuerzos de integración en el ámbito teórico
han fomentado una desafortunada proliferación de modelos que rivalizan entre sí,
como existía entre las escuelas de psicoterapia no integradoras tradicionales, y aboga,
en todo caso, por una integración técnica regida en su mayoría por observaciones y
praxis, y no tanto por las teorías. En contraposición, Messer (1986) considera que el
florecimiento de teorías integradoras es inevitable e incluso deseable, y es consistente
con una visión constructivista de la realidad social.
También se citan las estrategias diferenciales desarrolladas por Kohut y Kernberg (1988)
para el tratamiento de las patologías narcisistas. Las terapias psicosomáticas de orienta-
ción psicoanalítica basadas en los trabajos de Alexander y Dumbar (1985, 1986), per-
tenecientes al grupo de Chicago y de Ruesch; así como de Marty, M’Uzan y Fain de la
Escuela de París (1987), Nemiah y Sifneos (1988), y Garma (1989) entre otros autores,
todos ellos citados por Rodríguez-Álamo (2004), para quienes el abordaje psicoanalítico
clásico no era el más apropiado para el tratamiento de los trastornos psicosomáticos,
proponiendo para tal fin modificaciones técnicas específicas.
Sin embargo, es importante señalar que dentro del psicoanálisis, los esfuerzos por
considerar la complejidad del psiquismo en su totalidad y de adaptar las técnicas terapéu-
ticas a cada caso particular se encuentra desde sus orígenes. Su creador, Sigmund Freud
(1919a), presentó el concepto de “series complementarias” como causa multidimensional
El enfoque integrativo en psicoterapia 141
de las neurosis. Las series complementarias son una ecuación sumatoria de tres factores
de pesos específicos para cada paciente: constitución innata (herencia genética-biológica),
vivencias infantiles (historia del sujeto) y estresores accidentales (hechos actuales desen-
cadenantes). En su ensayo Nuevos caminos en psicoterapia psicoanalítica de 1919, afirmó
que patologías neuróticas diferentes a la histeria necesitan técnicas modificadas a la clásica
y con un analista más activo, que tome en cuenta también los factores socioeconómicos
(Freud, 1919b).
construye con piezas diversas. El enfoque integrativo, con todo y sus vicisitudes trascien-
de, como ya se señaló, posturas dogmáticas y proporciona diferentes elementos para una
comprensión más completa de “lo humano”, cual si se armara un complejo rompecabezas
(Rosado, 2008).
Sistema
psicodinamia
(P)
Se considera al diagnóstico como el paso previo necesario para establecer las metas
terapéuticas. Es así como ante un caso, por ejemplo de depresión, se tomarían en cuenta
variables intrapsíquicas, motivaciones inconscientes e historia del desarrollo psicosexual
del individuo (por citar algunas), así como la función del síntoma y el rol o papel que se
juega en la familia; con ello se podría comprender de manera más completa e integral el
problema planteado por la depresión del paciente. Se salva la brecha entre estas dos dife-
rentes concepciones teóricas tomando en cuenta tanto el pasado o la historia del sujeto en
cuestión como el presente, lo interno y externo, la psicodinamia o lo psicodinámico y el
sistema. Cabe señalar que tal y como lo muestra la figura 6.1, se le asigna un mayor peso
al diagnóstico psicoanalítico; de la terapia familiar sistémica se toman aquellos conceptos
básicos que se consideran fundamentales para comprender esta relación dialéctica. Sin
embargo, en la aplicación de este modelo puede asignársele un peso diferente a ambos
enfoques, sin dejar de ser un diagnóstico teórico-híbrido.
cionadas en las que se funda el diagnóstico. Este tipo de integración previene de forma
razonable el peligro de caer en un confuso abordaje terapéutico, como señalan Lazarus
(1995) y Neimeyer (1992), pues las técnicas seleccionadas se ponen al servicio de la(s)
orientación(es) teórica(s) elegida(s).
Las técnicas dentro de este modelo se derivan de dos enfoques: psicoanálisis y huma-
nismo. De este último se eligen en específico las técnicas de la terapia Gestalt y la terapia
ericksoniana, las que se explicarán de forma somera debido a que han sido tratadas en los
capítulos anteriores.
En cuanto a las dimensiones del cambio en psicoterapia (Castelló, 2006), si bien los
cuatro paradigmas básicos buscan la sincronía de las actitudes (pensamientos, sentimien-
tos y acciones), las técnicas arriba citadas se utilizan de modo discriminado en relación
con éstas.
A continuación se describen las tres dimensiones actitudinales que se toman en cuen-
ta para la intervención.
• Preguntar: permite dirigirse a los puntos confusos del material para hacerlos claros.
• Informar: brinda sostén rápido y concreto a aquellos pacientes que requieren un equi-
librio emocional tan rápido como sea posible.
• Reflejar: es tarea fundamental de cualquier psicoterapia poder comunicar lo que se
observa y siente.
• Recapitular: se utiliza en especial en las psicoterapias psicodinámicas breves. Son
útiles en periodos de crisis, ya que hacer una recapitulación proporciona estructura y
apoyo provisional, y permite al paciente establecer relaciones de causa-efecto, lo cual
favorece su capacidad de juicio.
• Establecer conexiones: va dirigido a que el paciente aprende a contactar sus afectos
con el material, su vida infantil con su conducta actual o insights de otras sesiones,
pues también favorece el pacto psicoterapéutico con el sujeto.
• Sugerir: las sugerencias corresponden a las técnicas de apoyo y pueden ser el inicio
para luego provocar insight.
Grenson (1999), en González-Núñez y Rodríguez-Cortés (2002), propone cuatro pa-
sos para el análisis de las resistencias:
a) Aclaración: intervención verbal que pretende organizar todas las partes del material
verbal y a veces no verbal proporcionado por el paciente, y que resulta incompleto o
confuso.
El enfoque integrativo en psicoterapia 147
Para incidir en la dimensión afectiva, se utilizan en este modelo de manera prioritaria las
técnicas Gestalt y ericksonianas. Las técnicas Gestalt inciden en los sentimientos tanto
personales como hacia los demás, e involucra emociones agradables y desagradables; es
lo que el paciente siente en su totalidad. De esta manera se complementa “el círculo
de la experiencia”, el cual se logra activar mediante técnicas vivenciales atendiendo el
aquí y ahora al darse cuenta (awareness), y por el cómo de las conductas (procesos). Las
técnicas Gestalt inciden en los sentimientos, su vía de acceso son los afectos. Al final de
su aplicación recogen “el darse cuenta”, que implica lo cognitivo.
Los objetivos de la terapia Gestalt son: 1) pasar del apoyo extremo al auto apoyo; 2)
aprender a darse cuenta de lo que se hace y cómo se hace; 3) lograr la mayor integración
posible; 4) contactar con la experiencia y satisfacción de la necesidad, en un “darse cuen-
ta” (awareness) en “el aquí y ahora” (Castanedo, 1988).
En la terapia Gestalt, los cambios que se facilitan con la acción terapéutica son resul-
tado del proceso vivencial, en el cual se organizan paso a paso las partes desunidas de la
personalidad del cliente hasta que logre tomar fuerza por sí mismo y obtenga su propio
crecimiento. Los síntomas neuróticos se asocian con Gestalten o situaciones inconclusas
que la terapia se encarga de cerrar. El cambio terapéutico no sucede como función del au-
mento de conocimiento, sino que el insight o toma de conciencia se centra en la vivencia
integral del hacer, sentir y pensar, donde el eje primario son los sentimientos. La Gestalt
es en esencia una terapia grupal incluso cuando sus técnicas pueden aplicarse en sesiones
individuales. Estas técnicas son, para ejemplificar las más utilizadas: la silla vacía, role-
playing, imaginería, técnicas de up-dog y under-dog, exageración de los síntomas o inun-
dación, comunicación no verbal y recoger las proyecciones, entre otras (Stevens, 2003).
c) Dimensión conductual
Esta dimensión incluye las conductas dentro del paciente, así como las que se dan tanto
en el ámbito interpersonal como en el sistema familiar al que pertenece.
Las pautas disfuncionales desde la perspectiva teórica psicoanalítica, es decir, las con-
ductas neuróticas e incluso aquellas que alejan al paciente de la realidad, así como el sen-
tido y utilidad de los síntomas y los roles o papeles que se adoptan como parte del sistema
familiar al que se pertenece, que son los conceptos explicativos de la terapia familiar
sistémica, y los que se atienden en esta dimensión. El sistema influye en el mundo interno
del individuo y éste en el sistema, en una relación dialéctica. Como Bóscolo y Bertrando
(1996) expresan: “Cuando se trabaja con individuos, el terapeuta sistémico busca crear
conexiones entre ambos mundos, el interno y el mundo externo del individuo y al mismo
tiempo, mantener el interés en los patrones que en la vida del ser humano provee una
línea entre acciones, relaciones, emociones y significados”.
Las técnicas que se utilizan para atender a esta dimensión, son psicoanalíticas y Ges-
talt (tabla 6-1).
De tal manera que si se entiende la neurosis como una discrepancia o asintonía entre
lo que se piensa, siente y actúa, y responde de modo conductual a uno u otro (pensamien-
to o sentimiento), y no a ambos de manera sintónica, se produce el malestar subsecuente.
Este tipo de intervención abordaría los tres aspectos o dimensiones a fin de sincronizarlos.
En la figura 6-2 se resume la propuesta teórica híbrida y técnica de orientación plan-
teada (tabla 6-2).
El enfoque integrativo en psicoterapia 149
Dx. Psicodinámico
A CONSIDERAR
En este capítulo, además de hacer un recorrido por el enfoque integrativo desde sus
inicios, explicando los tres modelos y sus líneas respectivas, se plantea una propuesta
integrativa, que se está aplicando en la práctica clínica, como se verá más adelante en
la viñeta clínica.
La propuesta bosquejada acepta las tres líneas integrativas existentes: el integracio-
nismo teórico para el diagnóstico y el técnico para la intervención, y da por sentado
los factores comunes de Frank (1963). Corresponde a una integración teórica híbrida
(Procter, 1981; Neimeyer, 1992) y a una integración técnica de orientación al servicio
del diagnóstico; en este caso, a una integración teórica híbrida que “supone la creación
de un nuevo marco teórico proveniente de la articulación de dos teorías” (Feixias, 1993).
Toma en cuenta, asimismo, el funcionamiento humano en tres dimensiones actitudinales:
pensamientos, sentimientos y conductas. Esto la ubica en la línea multimodal de Lazarus
(1981), aunque de manera limitada, debido a que este autor toma en cuenta siete siste-
150 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
mas funcionales. Por otra parte, también considera tres de las seis dimensiones del trabajo
de Castelló (2006).
A continuación se presenta una viñeta clínica en donde se ha aplicado el modelo
propuesto.
No debe confundirse la práctica habitual de algún deporte con la vigorexia. Los es-
tudios al respecto señalan que hay una incidencia relativamente baja entre los asiduos a
los gimnasios y los deportistas aficionados. Sin embargo es conveniente, incluso en esta
población, prevenir la vigorexia, así como la anorexia y bulimia, trastornos que pueden
estar asociados entre sí y con el cuerpo.
El principal riesgo para las personas con vigorexia es la falta de control para practicar
deporte y las consecuencias en su salud físicam así como en su vida personal, afectiva y en
sus relaciones con los demás. Quien decide hacer deporte de forma saludable debe tener
una rutina programada antes o al entrar al gimnasio (objetivos y nivel de actividad), de tal
manera que la actividad física se realice en forma progresiva, con ejercicios de intensidad
media, y que ante síntomas de alarma, como fatiga o dolores musculares, consulte con
la persona que tenga los conocimientos adecuados para tratarlos. Los deportistas están
sujetos a una disciplina más fuerte, pero siempre bajo vigilancia y control.
En la vigorexia se sabe que intervienen factores como el desequilibrio de neurotrans-
misores del sistema nervioso central, que se relacionan con la serotonina, como conse-
cuencia a la adicción al ejercicio físico y cuyo tratamiento va dirigido a fármacos que
actúen sobre estas sustancias (Gutiérrez & Ferreira, 2007). Sin embargo, los principales
factores desencadenantes involucrados son de tipo cultural, psicológico, social y educa-
tivo. De tal manera que tanto el diagnóstico como el tratamiento deben enfocarse en la
terapia psicológica a la búsqueda de las motivaciones intrapsíquicas del síntoma: obsesión
con el cuerpo como el escenario donde intentan resolverse problemas emocionales. El
papel del síntoma en un nivel sistémico necesita también ser tomado en cuenta, así como
la perspectiva y significado que tiene el cuerpo. Así, el diagnóstico atiende tanto a las
psicodinamia del paciente como al significado del síntoma y al rol que juega en el sistema
familiar, dando cabida a un diagnóstico integrativo teórico-híbrido.
Desde el punto de vista psicodinámico, esta problemática —al igual que anorexia y
bulimia— tiene un origen oral, es decir, de dificultades en la vinculación con los afectos,
que se compensa de forma obsesiva. Por lo tanto, la fijación es de carácter anal, donde el
dilema respecto al control se escenifica en el cuerpo y se resuelve de manera patológica:
yo lo controlo y me autocontrolo. Por lo tanto, es necesario el afecto y apoyo de familia-
res y amigos, así como una buena alianza terapéutica para ayudar a mitigar y, de manera
ideal, erradicar este síntoma obsesivo, pues el entorno afectivo cumple una función muy
importante en la recuperación. Por ello, es fundamental disminuir y después eliminar la
compulsión obsesiva con técnicas que, incidiendo en las actitudes, logren que las perso-
nas afectadas se interesen por otras actividades menos nocivas, reduciendo el nivel y fre-
cuencia del ejercicio físico, y ocupándose de actividades dejadas de lado. En un enfoque
integrativo técnico de orientación para la intervención, se sugiere utilizar técnicas tanto
psicodinámicas como Gestalt y ericksonianas para atender esta problemática, tal y como
se describió en este capítulo. Es labor de los psicólogos clínicos proporcionar la psicote-
rapia indicada, pero su detección involucra también a psicólogos, médicos especialistas y
entrenadores.
garita, como llamaremos a esta paciente, está casada desde hace 14 años con Daniel,
exitoso empresario en el ramo de transportes, y juntos tienen dos hijos de 12 y 10
años, un varón y una niña, respectivamente. Ella, angustiada y llorosa, comentó que
hace poco descubrió que su marido le fue infiel hace unos años y tuvo un hijo de esa
relación. Asimismo refirió que ha notado a su esposo un tanto distante y que sus hijos
no acatan su autoridad, “solamente respetan y obedecen al padre”. Relató que enfrenta
dificultades en su matrimonio, pues su esposo se queja de su nivel de ejercicio diario y
la frecuencia con ella se somete a operaciones estéticas en el extranjero.
Margarita hacía ejercicio de manera cotidiana, incluso los domingos, desde muy tem-
prano y por varias horas en el club al que pertenece; como primera actividad corría en la
pista de 6:00 a 7:00 am; después iniciaba dos horas de ejercicio grupal, la primera con un
grupo de gimnasia y la segunda en el mismo espacio donde se ejercita con bailes diversos
como “salsa”; a continuación nadaba 30 minutos en el mismo club; después se vestía y
desayunaba (como a las 11 horas) en el restaurante del club o en su casa. Durante ese
lapso, su marido se ocupaba de ver que el servicio doméstico les diera el desayuno a sus
dos hijos y que el chofer los llevara a la escuela. A Daniel le gusta hacerse cargo de estas
actividades y de hecho él organizaba la casa con apoyo del servicio.
Al llegar a su casa a media mañana, Margarita subía a su recámara y se acostaba a
dormir. Como a las 14:00 horas bajaba para comer con sus hijos y su marido, si este últi-
mo podía llegar a comer con ellos, en caso de no tener alguna junta de trabajo. Después,
mientras sus hijos hacían la tarea o acudían a actividades extraescolares, ella “trabajaba”
en la caminadora y con las pesitas tipo mancuernas para ejercitar los brazos. Por la noche
se preparaba para recibir a su marido y cenar con él.
Si bien la atención psicoterapéutica se centró en Margarita, Daniel acudió a algunas
sesiones a solicitud de la terapeuta, en la que brindó su punto de vista sobre la situación.
En una de estas sesiones, Daniel afirmó que le preocupaba la salud de su esposa debido a
las continuas operaciones estéticas a las que ella se sometía y al exceso de ejercicio físico.
Un dato importante en la historia de desarrollo de Margarita consiste en que fue
criada por sus abuelos paternos desde que tenía un año de edad, pues sus padres se fueron
a vivir a otra ciudad. Creció, por tanto, lejos de sus progenitores y hermanos menores,
dos varones, conviviendo en cambio con sus primos hermanos y tíos, que vivían cerca.
De la casa de sus abuelos salió a los 23 años para casarse con Daniel. A lo largo de la te-
rapia pudo apreciarse que si bien ella decía que no le afectó la falta de convivencia con
sus padres, quienes venían a verla tres o cuatro veces al año, en realidad se sentía carente
de atractivo para haberlos “conquistado” y que ellos se hubieran quedado junto a ella.
También quedó claro que en la pubertad ella finca, en buena medida, la autoestima en su
cuerpo; cuerpo pleno de curvas con el que llama la atención y que a su marido le atrajo
de inmediato.
La historia clínica psicológica y las primeras sesiones con la paciente, así como la se-
sión con el esposo, estuvieron enfocadas en obtener información pertinente para la
realización del diagnóstico. Con todo lo anterior se estableció el siguiente diagnóstico:
Afectación en la vinculación con las figuras parentales, lo cual influye en su autoconcepto
El enfoque integrativo en psicoterapia 153
y en una baja autoestima que compensa con el cuidado del cuerpo y la apariencia física.
Esto último se ha traducido en una adicción al ejercicio físico que se ha tornado obsesivo-
compulsiva, presentando vigorexia. Asimismo, está obsesionada con transformar su cuerpo,
para mantener su belleza, delgadez y apariencia juvenil, mediante operaciones estéticas.
Como consecuencia, manifiesta dificultades conyugales, y en la organización y disciplina del
hogar. Su papel como madre de familia se encuentra muy borrado, es su esposo quien hace
el rol doble de padre-madre y organizador del hogar con el servicio doméstico. Los roles y
papeles de la pareja en la familia, aunque parecen útiles para mantener el equilibrio como
tal, afectan la conducta de los hijos y el respeto a la jerarquía parental, en específico, la
autoridad de la madre.
Intervención realizada
de trabajar la relación con sus hijos y la disciplina familiar. La hija fue la más resistente a
respetar las normas impuestas por la madre. Con el esposo se trabajó en la adopción de
un papel paterno más equilibrado, que sin ser sexista diera mayor cabida a la autoridad
emergente de su esposa.
En este caso, el enfoque integrativo con el modelo planteado fue pertinente desde el
establecimiento del diagnóstico debido a que el caso presentaba aspectos fundamentales
para su compresión y manejo desde el punto de vista psicoanalítico. El enfoque sistémico
proporcionó los elementos necesarios para integrar un diagnóstico que tomara en cuenta
el sistema familiar y su funcionamiento. Aunado a lo anterior, las características de per-
sonalidad de la paciente hacían de las técnicas Gestalt y ericksonianas un medio idóneo
para enfrentar sus resistencias y mecanismos de defensa, entre los cuales destacaba su
tendencia a la racionalización.
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Psicoanálisis relacional
Capítulo 7
y psicodinámica cíclica
Elia María Escoffié Aguilar
Ricardo Castillo Ayuso
Jesús Sosa Chan
Jorge Ramón Navarrete Centeno
“….lo peligroso no son las ideas equivocadas sino las sostenidas rígidamente”
S. Mitchell
157
158 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
PSICOANÁLISIS RELACIONAL.
SIGNIFICADO Y APORTACIONES
Escuela Modelo
Modelo
inglesa relacional
clásico
Psicología
Interpersonal
delvself
Figura 7-1. Del psicoanálisis clásico a la psicodinámica cíclica. Una evolución en la teoría.
Modelo Teoría
relacional dinámica
Mitchell Grupo de Analistas cíclica
Boston relacionales
• Las relaciones con los demás y no las pulsiones son en realidad la materia prima
de la vida mental.
• El individuo surge en el campo de la interacción y está en una constante lucha por
relacionarse y expresarse; el deseo siempre se experimenta en el contexto de la
relación.
• El yo es conceptualizado y está inmerso en el conjunto de relaciones.
• La empatía es eje central en el proceso terapéutico.
• Intersubjetividad y mutualidad resultan determinantes para el desarrollo del self.
• El “aquí y el ahora” de la interacción terapéutica no sólo es relevante para el cam-
bio sino que además concluye con la mirada de la transferencia como un proceso
de co-creación entre paciente y terapeuta.
• El aparato psíquico, la mente, está conformado por diversas configuraciones re-
lacionales en la que se dan los procesos de “mentalización” y “función reflexiva,”
procesos descritos por Bateman & Fonagy (2004) como la capacidad del ser huma-
no, que permite la representación mental del funcionamiento psicológico del self
y del otro. Este autor considera que hay suficientes evidencias empíricas de que la
seguridad del apego correlaciona de manera positiva con esta capacidad reflexiva
o mentalización.
• La consideración de que la persona es “inteligente” dentro del contexto de lo vivi-
do en sus relaciones pasadas y presentes.
• Los aspectos emocionales tienen una representación cerebral (locus cerebral).
Afectos (centro de la
motivación humana y
que surgen del inter-
cambio subjetivo)
164 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
hasta la postura actual desarrollada por Paul Wachtel, conocida como psicodinámica
cíclica.
Percibir el comentario de la otra persona como una crítica puede llevar a un compor-
tamiento hostil, tenso o inhibido hacia el otro, lo cual propicia una menor probabilidad
de recibir una respuesta positiva o cálida; por el contrario, percibir el comportamiento
del otro como una broma amistosa, dará por supuesto lugar a un comportamiento dife-
rente y, en consecuencia, producirá una respuesta diferente del otro.
Es así como la experiencia que se desarrolla es en gran parte función de la forma en
que dicha experiencia fue percibida por ambas partes de la interrelación en sus primeras
etapas.
Una primera percepción, aunque sea errónea, puede, a la manera de la “profecía de
autocumplimiento”, convertirse en una percepción exacta o acertada, que será acertada
sólo porque la percepción misma condujo a su confirmación, provocando la conducta
del otro que parece avalarla; en realidad, en este interjuego, la respuesta del “otro” es en
sí misma una parte del proceso.
El esquema evoluciona y se acomoda de manera muy lenta, y ya que en un principio
cada quien percibe y responde a las cosas de la forma en que está preparado, existe una
alta probabilidad de que antes de que la acomodación llegue a tener influencia, la otra
persona ya haya respondido de acuerdo con el modo en que está siendo percibida y tra-
tada por el sujeto. Lo anterior sería una explicación de que muchas veces en la relación
interpersonal las expectativas de la primera persona no varían mucho, por el contrario,
su visión de la situación sigue reflejando sus expectativas y supuestos anteriores, pues
esta nueva experiencia relacional viene a ajustarse a ellas.
La teoría psicodinámica cíclica considera las ideas de fijación y detención del de-
sarrollo igual que lo hacen los teóricos psicodinámicos clásicos, pero entiende estos
conceptos de una manera diferente. Destaca el papel que juegan el conflicto, defensas
y procesos inconscientes, pero de una manera más general. Presta mucha mayor aten-
ción a detalles precisos y puntuales de cómo la persona está viviendo en el momento
presente y cómo las estructuras psicológicas inconscientes y los patrones de la vida dia-
ria interactúan y se sustentan de forma mutua. Lo anterior implica la comprensión del
modo en que las estructuras más profundas no sólo influyen en las interacciones o expe-
riencias, sino que son influenciadas por éstas y/o las representan de manera simbólica.
Los fenómenos psicológicos se mantienen a sí mismos por las consecuencias actuales
que generan cada vez. Supone que lo ocurrido en los primeros años de vida continúa
pasando, lo que implica un intercambio entre el estado interno y sucesos externos de
la vida, lo cual puede ser la pauta explicativa para entender cómo puede ser efectuado
el cambio.
Por su parte, el psicoanálisis clásico postula que el individuo puede tener una fi-
jación cuando el material psicológico significativo (instintos sexuales y agresivos, y sus
fantasías asociadas) se reprime y por lo tanto se considera inaccesible al cambio. Por lo
anterior, marca que que dentro del contexto terapéutico, deseos, imágenes y afectos
que emergen en las sesiones parecen fuera de contacto de la realidad contemporánea
adulta del paciente, se separan de la línea principal de evolución y se hacen impermea-
bles a las influencias modeladoras y modificadoras de los contactos con la realidad, lo
que, como se sugirió antes, sólo puede explicarse por la represión.
Psicoanálisis relacional y psicodinámica cíclica 167
Transferencia: Transferencia:
Síntomas: Síntomas:
Interpretación: Interpretación:
Construcción placentera de una realidad más
Muestra al paciente sus “distorsiones” o per- inclusiva
cepciones erróneas
Presta atención a eventos reales y a la rea-
lidad de la vida, así como a su elaboración
inconsciente
Inconsciente: Inconsciente:
La disociación es fundamental
Énfasis en lo fenomenológico
CÍRCULOS VICIOSOS
La teoría psicodinámica cíclica desarrollada por Paul Wachtel considera que las dificulta-
des del paciente derivan de un círculo vicioso. En palabras de este autor, se puede hacer
referencia al ejemplo de una persona que experimenta episodios de ira. Cuanto más asus-
tado este el sujeto de su ira, más intentará ocultarla, guardarla y actuar sin ser agresivo;
pero de forma paradójica y como consecuencia de lo anterior, entre más lo intenta, más
oculta su ira sana y su asertividad, y por lo tanto resulta más probable que se sienta frus-
trado, ignorado o tratado como insignificante. Esto lo lleva a experimentar más enfado
y entonces requiere de un mayor esfuerzo para disfrazar y controlar la ira. Lo anterior
tiende a perpetuarse. A pesar de que el individuo sepa cómo se inició este patrón, lo con-
tinúa porque le causa miedo no hacerlo. La percepción de esta situación tan atemorizante
para el individuo genera defensas contra ella, y sus consecuencias provocan, a su vez, un
incremento de cólera, que al mismo tiempo produce una necesidad de defensa, lo que
conduce a la perpetuación de este problemático estilo de reaccionar.
Muchas veces se llega a donde se quería evitar, lo cual hace que se experimente un
alto grado de ansiedad. La compulsión a la repetición, planteada por el psicoanálisis
clásico, es, en realidad y de manera irónica (conforme a la psicodinámica cíclica), una
fallida intención de prevenirla, de no revivir la ansiedad sentida. Resulta un círculo
continuo de confirmación y reconfirmación.
El círculo vicioso es la unidad psicológica básica y fuente de continuidad dinámica
que, como ya se vio, perpetúa el problema o comportamiento considerado neurótico
del paciente. Los procesos causales relevantes se basan no en el pasado distante sino en
el presente interactivo, que de alguna forma mantiene dicha problemática.
Los orígenes de los patrones de comportamiento presentados por un individuo pue-
den, en efecto, explorarse a partir de sucesos en su vida temprana, como afirma el
psicoanálisis clásico, pero desde la perspectiva de la psicodinámica cíclica, los sucesos
ocurridos en etapas tempranas del desarrollo del individuo no mantienen ya el proceso
en el momento actual del paciente sino que están mantenidos por las interacciones en
las relaciones interpersonales y el contexto del individuo.
El mero poder de permanencia de los modelos neuróticos es una especie de mila-
gro, pero el ser humano es propenso a dar a la neurosis y al neurótico demasiado mérito
por sus prodigios, aunque sean desafortunados; se requiere de tenacidad. Mantener una
neurosis es un trabajo duro, sucio, que no puede ser alcanzado con éxito en soledad.
Para mantener una neurosis, se necesita ayuda; toda neurosis requiere de cómplices
(Wachtel, 1981).
En la figura 7-3 puede observarse esta característica de los círculos viciosos, eviden-
te en el caso de la persona “narcisista”.
Es así que la persona “narcisista”, al defenderse contra el dolor de su actual y exacer-
bado sentimiento de incapacidad o impotencia, repetirá el patrón de nuevo, sentando la
base para una siguiente repetición de este círculo vicioso, lo que la lleva a perpetuar
la situación, síntoma o problema que intenta cambiar.
170 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Narcisista Esfuerzos
Autoestima compensatorios
frágil Fanfarroneo
Sensación Dominio
de vacío Exageración
Aumento de sensación
de fraude Mientras continúa
halagándose tanto,
marchita su auténtica valía
correctiva, en la que el insight ayuda a consolidar y profundizar los cambios logrados (por
la exposición efectiva + la sensación de dominio + la experiencia de seguridad).
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El psicoterapeuta
Capítulo 8
y su persona
Jorge Ramón Navarrete Centeno
Rosa Isela Cerda Uc
“El ser un artista requiere aprender técnicas que desarrollen habilidades para
perfeccionar lo que por naturaleza ya se tiene…
Poder encontrar el punto en el cual la creatividad, el ingenio y el aprendizaje
converjan en la manifestación del arte, requiere sabiduría…
¿Qué es la sabiduría?... es el grado más alto de conocimiento, es el dominio de sí
mismo para el desarrollo del ser humano que lo lleva a realizarse, así como
transmitir ese conocimiento a otros.
Las técnicas del arte se perfeccionan conforme se adquiera destreza, dominio y
conciencia de ellas. Y para considerarse artista también es necesario disfrutar del arte
que se realiza; sino, se perdería el sentido de cualquier técnica y habilidad.
Los mejores y más famosos artistas, indistintamente de la disciplina, han disfrutado
hasta el último momento de sus creaciones, ya que ponen corazón y mente al trabajo
que realizan como si fuera único.
Es por eso que la Psicoterapia es un arte, y en cada caso y en cada paciente se
interviene de manera única. Las habilidades y las técnicas requeridas merecen un
cuidado para cada obra de arte que representa cada proceso psicoterapéutico.
Sólo un artista dará lo mejor de sí en cada obra de arte a la cual se dedica…”
INTRODUCCIÓN
Este capítulo es un acercamiento al ser humano del psicoterapeuta, que además de
su formación, entrenamiento y práctica profesional tiene historia y vivencias perso-
nales fuera del contexto psicoterapeútico que intervienen en su trabajo; pero que
173
174 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
MOTIVACIONES Y SATISFACCIONES
DEL PSICOTERAPEUTA
Como toda persona en cualquier profesión, se tienen ciertas motivaciones para estu-
diar una carrera. La elección depende de muchos factores, influyen diversas creen-
cias, personas, circunstancias y/o vivencias.
Para la psicoterapia es importante distinguir los elementos que intervienen en el
desarrollo profesional, pues los motivos que se tengan permitirán una labor adecua-
da o no con las personas que requieren los servicios psicoterapéuticos.
En un intento por realizar una clasificación sobre las motivaciones para la deci-
sión de ser psicoterapeuta, James Guy (1995), hace una diferenciación entre funcio-
nales y disfuncionales. De acuerdo con Guy (1995), existen ciertas características
personales que pueden ser motivaciones funcionales, al aumentar la capacidad de la
persona para dar un buen servicio, al mismo tiempo que sirven para enriquecer la
vida interna del psicoterapeuta; pero también existen motivaciones disfuncionales,
que pueden entorpecer de manera gradual la eficacia de la práctica psicoterapéutica
y afectar de modo negativo la satisfacción y felicidad del profesional.
El psicoterapeuta y su persona 175
Todas las características mencionadas son sólo algunas dentro de una gama de po-
sibilidades que pueden dirigir la elección hacia la psicoterapia. El interés respecto a la
decisión de la vocación depende de las preferencias y experiencias que cada quien tenga
en su vida personal. Por tanto, la aplicación de cada una de ellas en la psicoterapia va
de acuerdo con la personalidad del profesional y de la capacidad de darse cuenta para
ejercer en beneficio o perjuicio tanto de los pacientes como de sí mismo.
Es importante mencionar que al elegir esta profesión, es recomendable y per-
tinente que los interesados tengan un proceso psicoterapeútico personal para una
autorreflexión respecto a las motivaciones que lo hacen decidir por esta vocación
(Yalom, 2002). Esto ayudará a resolver los conflictos de su historia de vida, que
podrían ser evocados por algún paciente o situación con la que trabaje.
Para algunos especialistas del área, la psicoterapia tiene una influencia positiva
en sus relaciones familiares, produciendo desarrollo y cambios deseables. Los bene-
ficios asociados son notorios en la familia nuclear y aumenta la sensibilidad, pacien-
cia, confianza, propia confianza, y automanifestación como resultado del ejercicio
de la profesión.
La interacción entre las historias de los pacientes y las del psicoterapeuta de-
penderá del manejo adecuado que el profesional vaya adquiriendo en la formación
y entrenamiento requerido a lo largo de su ejercicio psicoterapeútico. También
podría decirse que la elección de la profesión es el resultado de una fusión entre
características personales, habilidades vocacionales y acontecimientos significativos,
que van estableciendo las pautas cuando llega el momento de decidir la carrera que
se estudiará.
aprenda las habilidades (técnicas) más que su desarrollo emocional. Por lo tanto,
el entrenamiento de un terapeuta debe prepararlo para ser sensible a la percepción
de sus propias señales emocionales y conductuales, que lo ayuden a analizar si está
manejando de modo satisfactorio o no la psicoterapia (Aponte, 1985).
Después de revisar a diversos autores, lo que se quisiera resaltar es el papel que juega la
persona en la formación profesional, y que el actuación del psicoterapeuta se convierte en
un estilo de vida, un modo de experimentar y analizar los sentimientos, conducta y aconte-
cimientos, que llega a ser más un modo de ser que sólo un modo de saber.
INVESTIGACIONES
Así como se requiere conocer el estado de arte del trabajo del psicoterapeuta, este
apartado se enfoca en las investigaciones al respecto. Cabe señalar que la continui-
dad de las investigaciones arroja resultados para la innovación de estilo y efectividad
de intervención en la psicoterapia tanto para novatos como para expertos.
El Departamento de Investigación de la Fundación Aiglé se dedica a la inves-
tigación empírica en el campo de la psicoterapia. Desde 1998 viene desarrollando
un programa de trabajo centrado en específico en el estilo personal del terapeuta
(EPT), y su participación en el proceso y resultados de la psicoterapia. Los aspectos
básicos que componen este programa se integran en torno al constructo multidi-
mensional EPT, entendido éste como uno de los componentes de todo proceso tera-
péutico. Hace referencia a un conjunto de funciones que, en la práctica, se llevan a
cabo de manera integrada, y expresan las disposiciones, rasgos y actitudes que todo
terapeuta pone en evidencia en su ejercicio profesional. El EPT se propone como un
criterio útil para delimitar los principales ejes que componen el acto psicoterapéuti-
co, pues influye en la marcha de cada proceso e incide sobre los resultados de las ac-
ciones terapéuticas, aunque en diferente grado, según el tipo de paciente, patología
y contexto de aplicación específico (Fernández-Alvarez & García, 1998; Fernández-
Álvarez, García, Lo Bianco, & Corbella a-Santomá, 2003). Se diseñó y puso a prueba
un instrumento dirigido a operacionalizar y medir las funciones constitutivas del estilo
personal del terapeuta (EPT-C). La metodología utilizada en la construcción del instru-
mento ha sido descrita en Fernández-Álvarez et al. (2003).
Otro estudio realizada por Antonio Romero de la Universidad de Cádiz, en
2008, denominado “Factores atribucionales de la efectividad psicoterapéutica”, que
busca predeterminar la responsabilidad atribuida por los psicoterapeutas a las dife-
rentes variables que intervienen en el proceso psicoterapéutico. Los resultados de
esta investigación distingue tres tipos de variables que se relacionan con: el pacien-
te, el psicoterapeuta, y en especial, la interacción terapéutica; enfatizando que el
cambio terapéutico es la combinación de estas variables.
En cuanto a las investigaciones en el estado de Yucatán, México, en su mayoría
se derivan de las universidades e instituciones que forman psicoterapeutas, siendo
una gran parte producto de las tesis de grado. Esto parece indicar que el psicoterapeu-
ta ya profesional no suele dedicarle tiempo a la actividad investigadora, a no ser que
además de ejercer la práctica privada pertenezca a alguna institución de educación
superior.
188 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
relación con sus clientes/pacientes, al mismo tiempo que no permiten que este aspecto
rebase la distancia que debe existir entre paciente y terapeuta, y del cuidado de no ser
descubiertos emocionalmente hablando. El hecho de saber que tienen que ser flexibles
en algunos momentos y rígidos en otros, les ayuda a no asignarse los problemas que
conlleva el quedarse en uno de esos extremos, y así mantener el equilibrio tanto en el
trabajo como en la vida.
Otro estudio es “Estilo personal terapéutico y Burnout en psicoterapeutas en el
estado de Yucatán”, cuyo objetivo es establecer la relación entre el estilo personal
del terapeuta y el síndrome de Burnout en psicoterapeutas en la entidad. Se utilizó
el EPT-C y el Inventario de Burnout de Maslach (MBI, 1986). Los resultados muestran
una tendencia a la despersonalización, en el cual no existen datos estadísticamente sig-
nificativos que denoten afectación de burnout. De igual manera, parece haber un alto
índice de realización personal en los terapeutas encuestados.
Los resultados de estos estudios pueden ser de utilidad para el proceso de
enseñanza-aprendizaje de futuros terapeutas, además de enfatizar la importancia de
la persona del psicoterapeuta, resaltando que en este manuscrito el instrumento de
trabajo es la persona misma del terapeuta y tiene que mantener la conciencia del cui-
dado de sí mismo.
La existencia de la investigación en la persona del psicoterapeuta requiere de ma-
yor interés en el ámbito clínico, sólo así podrá fundamentase la formación y eficiencia
tanto de los actuales como de los futuros psicoterapeutas. Los actuales psicólogos
dedicados a la práctica psicoterapéutica deben incluir en su quehacer la investigación,
elemento que le da carácter profesional y científico a su labor.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
La importancia que se dé al estudio de la persona del psicoterapeuta promoverá un
desempeño más humano en el proceso psicoterapéutico. Quizá ya sea tiempo de no
enfatizar tanto el desarrollo de las técnicas y fundamentar las teorías del cambio de
los diversos enfoques, sino poner los reflectores en la persona que le da forma, quien
aplica esas técnicas y teorías; de encaminar las energías en fomentar el desarrollo
humano del psicoterapeuta.
La psicoterapia ofrece una oportunidad de aprender de la vida en sus diver-
sas facetas y modos de ser concebidas. Si se parte del hecho que el hombre es un
ser capaz de reflexionar sobre sus vivencias, entonces se tiene que la psicoterapia
enriquece a sus participantes y sus participantes enaltecen a la psicoterapia. El psi-
coterapeuta trabaja con el sufrimiento y avatares del ser humano, y procura que se
vea la luz dentro de la oscuridad, de que se brinquen los obstáculos cuando ya se
percibían demasiados altos para seguir adelante; esto se debe aplicar en la vivencia
personal, ese es el reto… que la vida personal del psicoterapeuta, con sus saberes de
la naturaleza humana, enriquezca la vida de los otros y ¿por qué no?, que la de los
otros enriquezca la suya.
Tomando en cuenta el título del capítulo, el psicoterapeuta y su persona, cabe
mencionar lo que Ceberio y Linares (2005) nombran las condiciones de un buen
psicoterapeuta. Entre estas condiciones se pueden enlistar el interés por ampliar y me-
190 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
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dos
Parte
Diferentes contextos
en la práctica
psicoterapéutica
191
La práctica de la psicología
Capítulo 9
clínica en el ámbito
universitario
Ana Cecilia Cetina Sosa
Estrella Vázquez Vargas
María Rosado y Rosado
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
“A duras penas se encuentra una ciencia de la que el público se forme una imagen
correcta, pero no cabe duda de que la psicología ocupa, a este respecto, la posición
más incómoda, ya que es víctima de una perpetua confusión entre ciencia y sentido
común” (Richelle, 1973). Si bien ésta fue una opinión de años atrás, en la actuali-
dad el papel de los psicólogos en general y de los psicólogos clínicos en particular se
ha modificado, llegando a un cambio notable en los últimos decenios, como se irá
planteando a continuación.
La práctica psicoterapéutica nace y se desarrolla en el contexto del trabajo en
favor de la salud mental, razón por la cual se le ha asociado de manera sólida con
tratamientos de tipo psiquiátrico. Por consiguiente, el proceso de separación de la
práctica médica ha sido lento y difícil. Sin embargo, hoy en día es más clara la rele-
vancia que tienen los psicólogos, cuyo ejercicio profesional ha ido ganando mayor
aceptación en la sociedad.
La actuación profesional de los psicólogos se considera útil y eficaz; sus servicios
se buscan, y los clientes casi siempre quedan satisfechos (Berenguer & Quintanilla,
1994; Buela-Casal et al., 2005 ambos en Labrador, Estupiñá, & García-Vera, 2011;
Consumer Reports, 1995; Seligman, 1996). Asimismo-, en el pasado, la práctica de
la psicoterapia se circunscribía en gran medida al ámbito privado y era poco frecuen-
te encontrar atención psicológica en las instituciones públicas. En los últimos años
se ha podido constatar la presencia de psicólogos clínicos en dichas instituciones.
193
194 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
LIMITACIONES
Como en todos los centros de atención psicoterapéutica, también el Servicio Ex-
terno de Apoyo Psicológico cuenta con algunas limitaciones o dificultades que ha
debido enfrentar; embonar los engranajes que implican demandas y requerimientos
en múltiples niveles no ha sido una tarea sencilla.
Para el caso de los alumnos, invierten dinero y energía, al estudiar y trabajar
durante su formación como psicoterapeutas. Para subsanar lo anterior sería oportu-
no que las instituciones otorgantes de becas tuvieran como requisito indispensable
dentro de sus cláusulas que el estudiante no deba trabajar y se dedique de tiempo
completo a los estudios.
En cuanto al nivel educativo, la institución con frecuencia debe lidiar con la
limitada capacidad numérica de su planta docente, para satisfacer la necesidad de
atención de todos los estudiantes. El hecho de que cada alumno tenga el número
de supervisores y supervisiones establecidos es un aspecto que se logra, pero con
frecuencia el esfuerzo para llevarlo a cabo es muy alto.
Otro de los aspectos que ha resultado difícil en la atención a los usuarios es el
tiempo que los maestros supervisores puedan dedicar a esta actividad y también el
limitado espacio de atención; si bien en la actualidad el SEAP cuenta con ocho salas
de atención psicoterapéutica, que funcionan con un horario de 8 a.m. a 8 p.m., la
demanda de los servicios sigue superando la capacidad de atención. Lo anterior re-
percute, en especial, en el tiempo de espera de las solicitudes, lo cual es un aspecto
importante de la atención psicoterapéutica, pues a partir de la experiencia obtenida,
se ha podido constatar que mientras más cercano es el lapso que transcurre entre la
200 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
REFERENCIAS
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Capítulo 10
El contexto de atención a víctimas,
un modelo de atención la UNIVICT de
la facultad de psicología de la UADY
Reyna Faride Peña Castillo
Silvia María Alvarez Cuevas
ANTECEDENTES
201
202 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
MARCO REFERENCIAL
Las personas que han sido víctimas experimentan como consecuencia un daño psi-
cológico definido como las lesiones psíquicas agudas producidas por un delito vio-
lento y que desbordan la capacidad de afrontamiento y adaptación de la víctima
(Pynoos, Sorenson y Steinberg, 1993, en Echeburúa, 2005), lo cual se expresa a
través de vivencias traumáticas, en las que existen ciertos síntomas comunes a todos
los casos, y variaciones en función de las diferencias individuales y tipo de suceso
experimentado (Echeburúa, 2005).
En ocasiones se recalcan los aspectos sobre victimización en los procesos que
sigue la víctima en su camino por obtener ayuda, y que pueden ser de dos tipos:
victimización primaria, esto es, una persona se vuelve víctima debido a una acción
punible cometida por uno o más individuos; victimización secundaria o sobrevicti-
mización, se refiere al agravamiento de la primera debido a la falta de responsabi-
lidad, de respuesta del medio social o de los organismos de control como la policía
y/o instituciones sociales (Baca, Echeburúa, & Ramarit, 2006).
El desarrollo en este ámbito en México se logra gracias a uno de los avances mas
significativos en materia de protección a los derechos humanos, por reformas en el
Artículo 20 constitucional, que propiciaran mejores condiciones en los derechos de
las víctimas, incluida la atención médica y psicológica de urgencia (Lima, 2002).
Para los casos de delitos sexuales y violencia intrafamiliar, entre otros, las solici-
tudes de atención se canalizan a filtros especiales para ser evaluadas de acuerdo con
una perspectiva victimológica, procurando reducir al máximo la sobrevictimización
en los solicitantes de acuerdo con el Código Penal del Estado de Yucatán (2006).
1. Recepción inicial
2. Entrevista de filtro
3. Canalización
4. Seguimiento
5. Contacto telefónico
Figura 10-1. Etapas del proceso de atención a víctimas que acuden al UNIVICT.
Una vez hecha la primera entrevista, se canaliza al sujeto con la instancia per-
tinente (en caso de requerir un especialista distinto al psicólogo) y se le propor-
ciona cita y terapeuta; este último iniciará el proceso psicológico y acompañará al
paciente en las diligencias. De forma paralela se lleva a cabo el seguimiento de la
intervención psicológica y su camino en el proceso legal. El criterio más importante
es brindar a la persona el amortiguamiento emocional necesario hasta que recobre y
estabilice sus recursos para seguir su estilo de vida día a día sin este acompañamien-
to (esto involucra a la familia de la víctima).
Concluidas las sesiones terapéuticas, se da seguimiento telefónico a las perso-
nas atendidas, para conocer su condición actual y saber si existen requerimientos
especiales. De ser necesario, se llevan a cabo sesiones terapéuticas extraordinarias
para mantener el bienestar de los usuarios. En caso de no necesitar algún tipo de
intervención adicional, se procede a cerrar el caso.
Los tipos de atención que pueden brindarse dentro del UNIVICT se encuen-
tran en la figura 10-2, los cuales incluyen la intervención en crisis, así como la
preparación y acompañamiento para las diligencias de la averiguación previa,
como la declaración, inspección ocular, examen médico, señalamiento del incul-
pado, careo y acompañamiento para realizar el juicio oral en el caso de menores
infractores.
Estas actividades principales incluyen en el rol profesional psicológico dar
información necesaria para analizar opciones de solución de problemas, explora-
ción de recursos, indagación de consecuencias e implicaciones, facilitar la toma
de decisiones, conocer y contraer medidas de protección y seguridad, vincula-
ción institucional adecuada, y canalización a las instancias pertinentes en caso
de resultar necesario.
204 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
FUNCIONES REALIZADAS EN
UNIVICT
RECEPCIÓN DE CASOS PREPARACIÓN Y
NUEVOS ACOMPAÑAMIENTO para
las diligencias de la
SESIONES TERAPÉUTICAS averiguación previa
(seguimientos)
Inspección
Declaración ocular
INTERVENCIÓN EN CRISIS
Examen Declaración en el
médico juicio oral
DILIGENCIA EXTERNA
Señalamiento
PARA LA INTERVENCIÓN (inculpado) Careo
PROTOCOLOS DE ATENCIÓN
Población: niños, jóvenes y adultos que requieran interponer una denuncia ante el
Ministerio Público.
− Estudio médico.
− Señalamiento del inculpado.
− Inspección ocular del lugar de los hechos.
− Acompañamiento para el careo.
PROTOCOLO DE ACOMPAÑAMIENTO
PARA JUICIOS ORALES
Objetivo: lograr una preparación emocional y acompañamiento para realizar la dili-
gencia, minimizando la sobrevictimización, logrando que el tránsito y el afronta-
miento de la situación sean óptimos y con resultados satisfactorios para la parte
ofendida.
Población: menores que han sido víctimas de otro menor.
Los juicios orales son diligencias correspondientes al sistema legal, cuyo proceso in-
volucra de manera presencial tanto a la víctima como al presunto responsable de co-
meter un delito, por lo que implica retos y necesidades, que de acuerdo con el caso
y tipo de delito tendrán mayores o menores implicaciones para los participantes. El
rol que desempeña el psicólogo resulta importante pues durante esta diligencia el
menor afectado rinde su declaración (frente a los participantes, incluyendo al pre-
sunto agresor) y contesta las preguntas realizadas por parte de la fiscalía, el abogado
defensor y el juez.
El quehacer del psicólogo toma su fundamento dentro del ámbito jurídico y en
especial a lo largo del juicio oral de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos en su Artículo 20 y del Código de Procedimientos Penales del Estado de
Yucatán en su Artículo 47, ya que dentro de éstas, se hace referencia a los derechos
de la víctima, dejando manifiesto la importancia de comprender y defender a la víc-
tima del delito, señalando lo siguiente: “La víctima tiene derecho a recibir desde la
comisión del delito, atención médica y psicológica de urgencia”.
206 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
CONCLUSIÓN
El papel del psicólogo en los casos de personas que han sufrido condiciones de
vulnerabilidad, sobre todo situaciones de riesgos y delitos, compromete no sólo la
responsabilidad ética sino también legal del ejercicio de la profesión, siendo la ase-
soría legal uno de los pasos importantes en las estrategias de intervención en casos
en los que se atienden a presuntas víctimas de delitos sexuales, en particular cuando
el motivo de consulta inicial no tiene elementos aparentes de la agresión, o donde
resulta de difícil comprobación, como en el caso del abuso sexual. En México, el
trámite burocrático para la denuncia se interpone en la función del psicólogo, cuan-
do se confunden los procesos de evaluación (peritaje psicológico) con los de reporte
de atención por procesos terapéutico, los cuales tienen valor de prueba documental
en situaciones en los que en la intervención clínica se “descubren” los indicadores
de abuso sexual. Con lo anterior, es esencial la corresponsabilidad en los procesos
especializados por parte del psicólogo, en especial cuando es necesario establecer
los procedimientos que minimicen los aspectos de inducción o sobrevictimización
tanto en la evaluación de los indicadores como en las técnicas o enfoques para el
tratamiento psicológico.
Es importante mencionar que la psicología en aportación a la victimología requiere
investigación y metodología desde la transdisciplina y es un punto de partida para en-
contrar el eje de unión que consolide el trabajo como una ciencia válida y congruente.
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La intervención psicológica
Capítulo 11
en el medio penitenciario
Verónica Godoy-Cervera
La delincuencia es uno de los grandes problemas sociales para los que suele recono-
cerse una mayor necesidad y utilidad de la psicología. Si bien dicho fenómeno tiene
un origen multifactorial, algunas de las dimensiones psicológicas que subyacen en él
son claves, ya que el ser humano es quien realiza la conducta antisocial (Redondo
& Andrés, 2007).
Hoy, el cúmulo de conocimientos y aportaciones de la psicología de la delin-
cuencia giran en torno a los siguientes ámbitos: 1) explicación del delito (Garrido,
Stangeland, & Redondo, 2006); 2) estudio de la carrera delictiva (Garrido, Stange-
land, & Redondo, 2006); 3) prevención y tratamiento (Garrido, 1993, 2002; Redon-
do, 2000), y 4) predicción del riesgo de la conducta antisocial (Andrés & Redondo,
2007).
La intervención psicológica en el contexto penitenciario presenta varias carac-
terísticas que la hacen muy distinta de cualquier otro tipo de intervención, no sólo
por el contexto en el que se implementa sino por las características y necesidades de
los individuos y su condición legal. Por ello, se vuelve imprescindible que los profe-
sionales que intervienen en este medio cuenten con una formación especializada. En
la actualidad existe una confusión entre los profesionales de la psicología respecto
al perfil del psicólogo que labora en el contexto penitenciario; la mayoría de ellos
se percibe a sí mismo como psicólogo clínico y desconoce el área de especialización
de la psicología que contempla el trabajo en este contexto: la psicología jurídica y
la psicología criminológica.
Esto quiere decir que existe un número importante de profesionales realizando
intervenciones clínicas en un medio en el que la perspectiva debe ser criminológi-
ca, lo cual tiene implicaciones éticas y legales significativas y específicas para este
contexto.
207
208 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
REFERENCIAS
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El contexto de la adopción
Capítulo 12
EL CONTEXTO DE LA ADOPCIÓN
Las cifras arrojadas por el Sistema DIF Nacional (2010) revelan que durante 2009
se concluyeron 764 procesos de adopción, de los cuales 607 fueron adopciones
nacionales y 157 adopciones internacionales; en este mismo lapso se recibieron 2
367 solicitudes para adoptar en país. En particular, en Yucatán se recibieron 104
solicitudes y se concluyeron 56 procesos de adopción. Estas mismas cifras revelan
que Yucatán fue el cuarto estado con mayor número de solicitudes de adopción,
antecedido por Chihuahua (789), Estado de México (224) y Querétaro (106).
213
214 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Asimismo, los registros del Sistema DIF-Nacional (2010) arrojan que en 2009,
Yucatán fue el tercer estado con mayor número de adopciones realizadas en México
(56), antecedido por los estados de Chihuahua y Jalisco, que ocuparon el primer y
segundo lugar nacional en adopciones, con 121 y 113 de manera respectiva.
que se pretenda ser exhaustivos en un tema que puede ser tratado por separado con
gran profundidad, se describirán algunos aspectos que desde lo psicológico se debe
contemplar en la atención psicoterapéutica tanto de la madre biológica y los padres
adoptantes como de los hijos adoptados.
LA MADRE BIOLÓGICA
La actitud social hacia quien entrega a un hijo en adopción es de una fuerte repro-
bación social. La mujer que entrega en adopción se considera una persona sin senti-
mientos e irresponsable en el menos difícil de los escenarios. Sin embargo, al aden-
trarse en el tema, diversos autores han coincidido en que son múltiples los factores
que llevan a una madre a entregar a su hijo en adopción y que éstos no se limitan sólo
a aspectos internos a la hora de tomar la decisión, razón por la cual, en el tratamiento
psicoterapéutico, resulta importante diferenciar cuando la entrega en adopción es mo-
tivada por la falta de deseo materno o cuando se da por carencia de recursos y/o apoyos
sociales, económicos y familiares (Giberti, 2001; Gelman, 2001).
Al igual que los demás integrantes del triángulo de adopción, las madres biológi-
cas también viven y transitan por un proceso psicológico. En este sentido, la terapia
psicológica puede ser un espacio que permita, en un primer momento, ayudar a la
mujer que se entera de su embarazo no planeado a reflexionar sobre cuáles fueron
los factores conscientes o inconscientes que la llevaron a embarazarse; enfrentar la
negación ante la situación; tomar decisiones en relación con el papel que tendrá o
no el padre biológico, y trabajar los sentimientos ambivalentes que puedan surgir
ante éste; tomar decisiones sobre incluir otros sistemas para obtener los recursos
necesarios, o bien contemplar la opción de la adopción (Rosenberg, 1992).
Si la balanza se inclina hacia entregar en adopción al niño, las madres biológi-
cas pueden sentir que están siendo buenas madres, al buscar el mejor interés del
pequeño; pero al mismo tiempo se considertan incongruentes, al pensarse como
una madre amorosa, pero que, de forma simultánea, entrega a su hijo. Aunque
los padres sean capaces de reprimir tales sentimientos y llevar a cabo la adopción,
dichos conflictos pueden reaparecer con el paso del tiempo y de nuevo el espacio
de psicoterapia puede convertirse en un ámbito para elaborar estos sentimientos y
pensamientos.
Por último, es importante recordar que la adopción no sólo incluye a los padres
biológicos, este evento también genera sentimientos y pensamientos en otros impli-
cados, como abuelos, hermanos (tíos del niño), e incluso los propios hermanos, en
caso de que existan, del propio niño.
Si bien no todos los casos en los que se desea adoptar parten de una situación de
infertilidad, es la que se presenta con mayor frecuencia. Al comenzar el proceso
de adopción o gestación administrativa, muchas parejas no han llegado a la fase de
216 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
aceptación del duelo por infertilidad y este tránsito emocional, aunado a las tareas
sociales y legales que implica la adopción, puede convertirse en una doble carga
(Mendoza-Alexandry de Fuentes, 2004; García-Alba, 2005).
El proceso de construcción del expediente de adopción en el que se realizan los
procesos de evaluación económica, social, legal y psicológica de los futuros adop-
tantes abre el tema de la infertilidad al escrutinio público, con la finalidad de buscar
reconocimiento como futuros padres competentes. El proceso de la valoración de
su capacidad de ser padres y de ajuste como pareja, en muchas ocasiones genera
en ellos una particular indignación, pues “a los padres biológicos nadie los evalúa”
(Giberti & Chavanneau de Gore, 1999).
A lo largo del proceso, en donde se hacen los arreglos sociales y legales, van
ocurriendo de forma paralela transformaciones psicológicas encaminadas a aceptar
al futuro miembro de la familia. En este camino de nuevo se reactiva el duelo, ahora
por el hijo biológico existente en fantasía, para que con su despedida pueda entrar
en el proyecto de vida familiar el futuro hijo adoptivo. Otro proceso psicológico que
debe ocurrir en esta etapa es aceptar que el “embarazo administrativo” será indefini-
do, que no está en manos de los futuros adoptantes conocer la duración que tendrá
la espera del hijo y que deberán hacer un ajuste instantáneo a la paternidad cuando
el hijo anhelado llegue (Gelman 2001; García-Alba, 2005).
Durante el tiempo del incierto embarazo administrativo se reflexiona sobre la
familia biológica del futuro hijo y parte del proceso de conformación adoptiva im-
plica aceptar que su presencia formará parte de la propia constitución familiar. La
finalidad de todo este proceso y esfuerzo compartido en relación con la adopción es
construir un ambiente en donde se pueda hablar de manera abierta tanto sobre la
adopción como sobre el origen biológico, pues se reconoce que los secretos limitan
las relaciones, y afectan el desarrollo evolutivo individual y familiar (Lipski, 2001;
Imber-Black, 1998).
EL HIJO ADOPTADO
Una de las tareas principales de los adoptados incluye recuperarse del sentimiento
de pérdida de los padres biológicos, apegarse a los padres adoptivos, reconocer la
existencia de dos pares de padres y el resultado de esta ambivalencia, y lograr alcan-
zar una identidad integrada (Rosenberg, 1992; García-Alba, 2005).
El abandono de la madre biológica puede ser vivido por el hijo como un hecho
de violencia y producirle rabia, dolor y vergüenza. Entre las fantasías que podrían
construirse al respecto del abandono se encuentran que esto sucedió por no haber
sido lo suficientemente valioso. Pensamientos como estos favorecen el dolor y auto-
culpabilización de la situación del abandono (Rotenberg, 2001). El niño adoptado
tiene un doble desprendimiento, intra y extruterino, que genera para él un senti-
miento de pérdida. Los niños adoptados sienten el dolor de no haber nacido de la
panza de la mamá adoptiva, como nacieron sus amigos o hermanos, en caso de tener
algún hermano biológico (Rotenberg, 2001).
Diversos autores (Giberti, 2001; Mendoza-Alexandry de Fuentes, 2004; Roten-
berg, 2001; García-Alba, 2005) mencionan la importancia de los significados que el
El contexto de la adopción 217
REFERENCIAS
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218 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
Capítulo 13
El contexto de la violencia hacia
la mujer en las relaciones de pareja
María Rosado y Rosado
Jesús Esteban Sosa Chan
Silvia Paredes Guerrero
219
220 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
FACTORES SOCIOCULTURALES
Sociodemográficos y socioeconómicos
Ingresos propios, origen de los ingresos (empleo fijo, temporal, trabajo indepen-
diente, etc.); vivienda (propia, prestada, rentada, etc.); población donde reside; red
de apoyo familiar o social; número de hijos y edades; escolaridad y nivel de estudios
relacionado con nivel de empleo obtenido o por obtener, etcétera.
De género
Grado de adhesión a la ideología de género: roles y estereotipos, sexismo e identidad
de género.
Cultura
FACTORES PREDISPONENTES
Adicciones (drogas, alcohol, codependencias); infidelidad; migración y daños cere-
brales que afectan el control de los impulsos.
CONCEPTOS BÁSICOS
Para atender este tipo de maltrato hacia la mujer, que puede ser intrafamiliar o no,
es indispensable conocer los conceptos teóricos, como el origen del sistema patriarcal
(Scott, 1990) y el significado de género. La dimensión ideológica incluye en primera
instancia al género, entendido como una serie de procesos y construcciones sociales
en torno a la diferenciación sexual (Nash, 2001) y es considerado también como
un conjunto de conductas aprendidas, inculcadas por la propia cultura, que van de
acuerdo con sus expectativas y con lo considerado apropiado para un hombre o una
mujer (Pearson et al., 1993).
Para Scott (1990), lo central de la definición es la “conexión integral” entre dos
ideas: primero, que “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales
basadas en las diferencias que distinguen los sexos” y, segundo, que “el género es una
forma primaria de relaciones significantes de poder” (p. 44).
Pratto y Walker (2004) señalan que las diferencias de poder que caracterizan
las relaciones hombre-mujer se sustentan en cuatro pilares fundamentales: uso o
amenaza de la fuerza, control de los recursos, asimétricas responsabilidades sociales
e ideología de género. Estas cuatro bases de desigualdad de poder se complementan
entre sí.
La ideología de género incluye roles, estereotipos, identidad y sexismo. Los
estereotipos de género son “un conjunto estructurado de creencias compartidas den-
222 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
tro de una cultura, acerca de los atributos o características que poseen hombres
y mujeres” (Lemus, Moya, Buckowski, & Lupiáñez, 2008, p. 115) Su contenido
incluye rasgos, roles, ocupaciones, características físicas y orientación sexual (Ex-
pósito & Moya, 2003). Estos estereotipos no sólo describen cómo se cree que son
los hombres y las mujeres, sino cómo deben ser hombres y mujeres, de tal manera
que cuando alguien no se ajusta a lo que se espera de él o ella son previsibles las
consecuencias negativas. Mediante el proceso de socialización, las personas asumen
reglas y normas del comportamiento, generándose expectativas sobre lo que resulta
adecuado para hombres y mujeres (Expósito & Moya, 2005).
Los estereotipos de género pueden definirse también como el conjunto de creen-
cias, normas, expectativas y valores alrededor del sexo de los individuos (Rocha,
2004). Money (1955) refiere el papel de género o rol de género como el conjunto
de conductas atribuidas a los varones y a las mujeres. Por lo tanto, es claro que roles
y estereotipos de género están relacionados de manera directa con lo que cada cultura
valora y asigna a cada uno de los sexos.
Según Chodorow (1984), todos los científicos sociales que han estudiado el
proceso de aprendizaje de los roles genéricos y el desarrollo de la identidad genérica
sostienen que la organización parental asimétrica —en la cual las mujeres ejercen
la maternidad— produce y reproduce subjetividades femeninas y masculinas dife-
renciadas y desiguales; de tal manera que las féminas aprenden roles en esencia fa-
miliares y reproductivos, pertinentes a los lazos personales y afectivos. Los papeles
masculinos, en cambio, están definidos en la sociedad como no familiares; asimis-
mo, la representación social de la masculinidad no se asienta en los roles familiares
sino extrafamiliares, en especial laborales, en la organización de la producción. Sin
embargo, hoy día los estereotipos tradicionales para ambos géneros han cambiado
junto con las actuaciones femeninas relacionadas con la incorporación de la mujer
al trabajo, de tal manera que, como señalan Expósito y Moya (2003), los estereo-
tipos femeninos han incorporado rasgos considerados de forma tradicional como
masculinos.
Las relaciones asimétricas de poder entre los sexos que mantienen la suprema-
cía masculina parten de una ideología que la justifica y sostiene llamada sexismo. El
sexismo tiene como base la creencia de que un sexo es superior a otro, o bien una
noción estereotipada y limitante de lo masculino y femenino; en casos extremos,
presenta una actitud de abierta misoginia. Por lo tanto, el sexismo supone una ac-
titud de discriminación e inequidad entre los sexos y lo que se conceptualiza como
los comportamientos característicos de cada uno construidos socialmente, es decir,
los géneros (Moya, 2004).
El sexismo mantiene una estrecha relación con la violencia de género en todos
sus escenarios y, por supuesto, en la modalidad de violencia hacia la mujer en la
relación de pareja. El origen de este fenómeno, en la parte ideológica, se asienta en
el sexismo, que se sirve de éste como uno de los mecanismos para mantener dicha
violencia.
Se debe recalcar que las formulaciones tradicionales sobre el sexismo lo con-
cebían como una actitud negativa hacia las mujeres, según la cual eran considera-
das como inferiores; dentro de esta ideología cierto grado de hostilidad hacia ellas
aparece como justificable, en especial cuando desafían el estatus de los varones (p.
El contexto de la violencia hacia la mujer en las relaciones de pareja 223
Se debe estar de acuerdo con Hirigoyen (1999), cuando dice que es preferible
evitar las terapias conductistas que, como se fundamentan en las teorías del apren-
dizaje, presentan el riesgo de evocar como un espejo el condicionamiento al que está
sometida la mujer.
A continuación se describen de forma breve aspectos fundamentales relativos a
las actitudes del psicoterapeuta en el trabajo con mujeres maltratadas.
Nombrar el problema. Para que se pueda dar paso a la aceptación de vivir, deben
nombrarse y reconocerse las acciones como tales: maltrato, violencia, control y
los diversos aspectos distintivos del fenómeno; no se puede soslayar su presencia
acogiéndose a una supuesta neutralidad. En estos casos no es conveniente ser
neutral o atribuir los hechos relatados por las mujeres a causas reduccionistas,
como “falta de control de la ira en el hombre maltratador”. Como bien dice Hi-
rigoyen (1999), con demasiada frecuencia los terapeutas desconfían del “drama-
tismo histérico” de las mujeres y temen la manipulación. Sin embargo, mediante
las manifestaciones de su paciente, el terapeuta puede detectar distorsiones de
la comunicación y nombrar lo que es agresivo, ya que para permitirle salir del
bloqueo emocional no se debe negar el maltrato.
Acompañar en la toma de decisiones. Acompañarla, pero no dirigirla en cualquier
disyuntiva que se plantee, incluso la de separarse, divorciarse o mantenerse jun-
to a su pareja, esto con independencia del enfoque con el que se aborde la pro-
blemática. Es común que dado el estado de dependencia e indefensión en el que
ha vivido, la mujer maltratada tienda a depositar en el terapeuta la capacidad de
decisión sobre su vida, lo cual debe evitarse, procurando siempre proporcionar-
le el acompañamiento empático, pero no directivo que impida su crecimiento
personal.
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230 Terapia en contexto. Una aproximación al ejercicio psicoterapéutico
A C
Aceptación
Causación, 164
como una estrategia para promover el
Certificado Latinoamericano de Psicoterapia,
cambio, 167
11
incondicional, 61, 85
Circularidad, 113
Aclaración, 31
Círculos viciosos, 169
Adopción, contexto de la, 213
Co-construyendo, 158
hijo adoptado, 216
Código(s) deontológicos, 6
los integrantes, 214
Código(s) Ético del Psicólogo, 4
madre biológica, 215
Código(s) éticos, 4
marco legal, 214
Colegio Nacional de Psicólogos, 12
marco psicológico, 214
Comisión Nacional de Ética (Conaep), 13
padres adoptantes, 215
Comportamiento desadaptativo, 30
Alianza de trabajo, 30, 41
Comprensión empática, 85
Alianza terapéutica, 41
Compulsión a la repetición, 22
Ambiente facilitador, 18
Concepción gestáltica de la realidad, 89
Análisis de las resistencias, 30
Conducta ética, 11
Análisis de los sueños, 30
Confianza básica, 27
Ansiedad, 82
Conflictiva focal, 38
aspecto central en la teoría psicoanalítica,
Conflicto nuclear, 38
170
Confrontación, 31
Aprender a aprender, 28
Congreso Mexicano de Psicología, 13
Asociación libre, 30
Congruencia, 85
Asociación Mexicana de Psicoterapia A. C.
Connotación positiva, 113
(Amepac), 11
Consciente, 23
Asuntos inconclusos, 90
Contenidos oníricos, 30
Autonegación, capacidad de, 175
Contraparadoja, 113
Autonomía, principio de, 5
Contratos conductuales, 61
B Contratransferencia, 30
Control, 27
Beneficencia, principio de, 5
Creencias
Biblioterapia, 60
e ideas, 225
Biofeedback, 198
231
232 Índice
M O
Madre biológica, 215 Odio, 28
Maltratadores, tipos de, 224
Maltrato P
duración del, 224 Padres adoptantes, 215
promover la aceptación de vivir, 226 Pensamientos, 146
validar la experiencia de, 226 Perentoria, 23
Manual de psicoterapia breve, intensiva y de Perturbación emocional, 176
urgencia, 39 Polaridades, 89
Más allá del principio del placer, 16 Práctica clínica en el Servicio Externo de
Mediación cognitiva, 53 Apoyo Psicológico (SEAP), 197
Métodos humorísticos, 61 Práctica psicoterapéutica
Modelo(s) centrado en soluciones, 112 asociaciones profesionales locales y nacio-
Modelo(s) científico-practicante, 194 nales, 9
Modelo(s) cognitivo comportamental, 52 aspectos éticos, 3
Modelo(s) cognitivo-conductual, resumen de consideraciones legales, 7
la teoría y las técnicas del, 51 Preconsciente, 23
Modelo(s) cognitivo-constructivista de Héc- Preguntas circulares, 113
tor Fernández Álvarez, 141 Premio Nacional de Psicología, 13
Modelo(s) conceptual sólido, 211 Problemática central del tratamiento, 38
Modelo(s) construccionista, 52 Proceso terapéutico psicoanalítico, desarrollo
Modelo(s) constructivistas o constructivismo del, 40
e integración, 139 Procesos mentales inconscientes, existencia
Modelo(s) de Milán, 112 de, 22
Modelo(s) de reestructuración cognitiva, 52 Profesión, concepto de, 3
234 Índice
COLOFON