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DERECHO OBJETIVO Y SUBJETIVO.

La relación que existe entre el derecho objetivo y subjetivo es esencial,

debido a que son conceptos ligados entre sí, ya que si bien es cierto que el

Derecho objetivo es el que se crea con la finalidad de obstaculizar el actuar

del individuo, es decir, es como un obstáculo externo al que todo individuo

se encuentra sometido con la finalidad primordial del Derecho, que es la

convivencia del hombre en sociedad, por su parte el Derecho subjetivo es

el que produce la acción, es decir, de este concepto se parte para

manifestar que la acción solo corresponde al que tiene un derecho

subjetivo, y todo el que tiene un derecho subjetivo, puede poner en

movimiento a los órganos del Estado para poderlo hacer valer

procesalmente.

El Derecho objetivo puede ser definido de la siguiente manera: como el

conjunto de normas jurídicas que forman el aparato jurídico de un Estado,

es decir, el conjunto de preceptos de derecho que constituyen todos los

códigos de un Estado.

El Derecho objetivo según el autor García Máynez es “un conjunto de

normas jurídicas, que son preceptos imperativo- atributivos”, es decir, son

reglas jurídicas que imponen derechos y obligaciones, puesto que frente al

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obligado por la norma jurídica siempre existe otra persona facultada para

exigirle el cumplimiento de dicho mandato.

Derecho subjetivo: son las facultades que el ordenamiento jurídico le

reconoce a un individuo o a las personas con la finalidad de que exijan un

cumplimiento determinado, o una abstención, que constituye para estos un

deber jurídico u obligación.

García Máynez define al Derecho subjetivo como “la posibilidad de hacer

u omitir lícitamente algo, atribuida a una persona o a su representante

como consecuencias de un hecho jurídico, y correlativa del deber,

impuesto a otra u otras, de observar la conducta que hace posible el

ejercicio del derecho y permite el goce de las ventajas que del

cumplimiento de tal deber derivan para el titular”.

De lo anterior manifestado se concluye que el derecho objetivo, es la norma

jurídica, es decir, la ley, de donde emana la pretensión de quien exige el

derecho subjetivo, o sea, el derecho subjetivo existe porque obtiene su

reconocimiento en el Derecho Objetivo, y este a su vez, cobra sentido

cuando otorga a quienes está dirigido, derechos subjetivos.

El Derecho subjetivo va más allá debido a que es algo más que una simple

facultad, no se justifica con simple hecho de tenerlo, sino que además da la

potestad de ejercitarlo ante los órganos competentes del Estado. Es pues,


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una situación que permite a la persona obrar justamente de una

determinada forma, por eso se le califica de “poder”. Pero caracterizarlo así

nos obliga a mencionar los poderes jurídicos en los que se convierte como

son: la potestad y la acción.

De forma atinada el autor Recasens Siches menciona que el derecho

subjetivo expresa la facultad que posee un individuo de determinar

impositivamente la conducta a otro, de aquí se desprende la frase “tener

derecho a…”, pero además también es muy común escuchar la frase “yo

tengo derecho a hacer tal cosa…”, de estas frases surgen las siguientes

acepciones del derecho subjetivo como son:

a). El derecho subjetivo como mero reverso material de un deber jurídico

de los demás, impuesto por la norma con independencia de la voluntad

del titular del derecho. Es decir, el individuo tiene el derecho de obrar

libremente, sin ser impedido o perturbado por los demás, puesto que estos

tienen el deber de abstenerse de todo comportamiento ilegal que afecte al

individuo en su esfera jurídica, debido a que así lo establece la norma

jurídica. El poder jurídico que representa el derecho subjetivo es una

situación en la cual la persona tiene una serie de posibilidades de obrar.

Cada una de estas posibilidades son “facultades”

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b). El derecho subjetivo como pretensión. Consiste en la facultad que

posee determinada persona de exigir el cumplimiento de la obligación por

parte de otra persona con la que existe una relación de derecho, por medio

de los órganos coercitivos del Estado, es decir, en este apartado entra lo

que es la acción que posee el individuo.

c). El derecho subjetivo como poder de formación jurídica. Consiste en la

facultad que posee un individuo para realizar el nacimiento, modificación o

extinción de relaciones jurídicas.

El contenido del derecho subjetivo está representado por el conjunto de

facultades o posibilidades de acción que el derecho objetivo otorga a su

titular.

El contenido del derecho subjetivo pone a disposición del sujeto titular un

campo de acción que contiene estos tres sectores fundamentales: el uso y

disfrute, la disposición y la pretensión.

En virtud de la facultad de uso y disfrute, el derecho subjetivo atribuye a su

titular la posibilidad de realizar las acciones que ese derecho le otorga.

Mediante la facultad de disposición del propio derecho, pone al alcance del

individuo la posibilidad de adoptar decisiones definitivas sobre su ejercicio,

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ya sea en forma conservación, modificación o extinción, dentro de los

límites de la norma jurídica.

Los derechos subjetivos otorgan también la facultad de garantizar la

posibilidad de ejercitar una serie de pretensiones orientadas a provocar la

intervención de otros sujetos en su propio proceso de realización.

NATURALEZA DEL DERECHO SUBJETIVO

De inmediato surge la primera interrogante que es ¿el Derecho subjetivo es

independiente del Derecho objetivo, o es una creación o proyección suya?

La respuesta a esta pregunta suele inscribirse en una de las dos tradiciones

doctrinales extremas: la iusnaturalista y la iuspositivista.

Según una visión de corte iusnaturalista, los derechos subjetivos son

propiedades inherentes a la subjetividad jurídica, es decir, son derechos

que el individuo posee por el simple hecho de ser persona y preexisten a las

leyes políticas que regulan su ejercicio, de tal modo que a éstas sólo les

corresponde la misión de garantizar su protección por medio del proceso

legislativo.

Según el enfoque positivista, los derechos subjetivos sólo existen cuanto

han sido reconocidos (cuando son creados por el legislador) por los

ordenamientos jurídicos de las respectivas sociedades.

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Sin embargo, no puede darse una solución uniforme y única a la cuestión

de la relación de dependencia del derecho subjetivo respeto del derecho

objetivo. Hay, en efecto, unos derechos subjetivos (los fundamentales) que

preceden existencialmente al Derecho objetivo, en cuanto que se imponen

como previos a los diversos ordenamientos jurídicos estatales,

condicionando su propia orientación y configuración. Y hay otros derechos

subjetivos (los ordinarios) que sólo existen como tales derechos en la

medida en que hayan sido establecidos por los respectivos ordenamientos

jurídicos.

Una posible solución para poder hacer una distinción de la cuestión

planteada es el uso de la relación lógica entre la norma jurídica y el derecho

subjetivo, debido a que el derecho subjetivo se da como una consecuencia

del derecho objetivo, es decir, se puede manifestar que el derecho

subjetivo emana de normas objetivas donde se encuentren establecidos los

supuestos de hecho o hipótesis legales, que sustenten la acción en la que

se basa el sujeto para hacerla valer.

Sabemos que el Derecho Subjetivo como ha quedado manifestado es una

composición de facultades, libertades, restricciones y posibilidades de

acción, e igualmente, que implica protección de intereses humanos, y en

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este aspecto, la protección del sujeto jamás puede exceder o desvirtuar el

ordenamiento objetivo.

En contravención de la anterior tesis se presenta otra que manifiesta que el

hombre crea la idea de derechos subjetivos como suyos y después los

materializa positivándolos mediante el proceso de creación de la ley.

En lo personal pienso que tanto el derecho objetivo como el subjetivo están

vinculados recíprocamente y no puede existir uno del otro, debido a que no

existe derecho objetivo que no conceda facultades a un individuo, ni mucho

menos derecho subjetivo que no emane del derecho objetivo.

Tal como lo afirma el autor Recasens Siches, el derecho subjetivo se refiere

correlativamente a obligaciones o deberes. El derecho en sentido objetivo,

al proyectarse como situaciones concretas, determina derechos subjetivos

y deberes jurídicos.

Además, manifiesta que el derecho subjetivo no es una cosa real, sino una

cosa perteneciente al mundo de lo jurídico, es decir de naturaleza ideal que

se caracteriza por otorgar una calificación a la norma. El derecho subjetivo

no es un fenómeno de la voluntad porque lo jurídico no es de naturaleza

psíquica y tampoco como un fenómeno de voluntad, debido a que se

atribuye derechos subjetivos a personas que carecen de ella.

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De lo anterior se concluye que el derecho subjetivo no emana de la

voluntad, sino de la norma jurídica, la cual determina cuales son los

supuestos de hecho para la existencia de un derecho subjetivo.

TEORIAS DEL DERECHO SUBJETIVO.

La formulación de un concepto de derecho subjetivo ha sido una de las

arduas tareas de la ciencia jurídica, pero, como el derecho es un concepto

abstracto no se ha podido llegar un concepto homogéneo, posiblemente

porque las consideraciones ideológicas e interpretativas de cada

doctrinario van de acuerdo al momento histórico en el cual hacen su

estudio.

a) Teoría de la voluntad.

Es la primera cronológicamente. Para esta tesis, el derecho subjetivo es un

poder o soberanía de la voluntad -Willensmacht, Willensherschaft, son las

expresiones alemanas, entendiendo por «voluntad» el querer libre e

independiente que determina el negocio jurídico dentro de los límites del

Derecho objetivo frente al querer libre de los demás.

Para el autor Bernardo Windscheid “el derecho subjetivo es un poder

o señorío de la voluntad, otorgado por el orden jurídico.”

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La expresión de derecho subjetivo para este autor se debe entender como

la facultad de exigir determinado comportamiento de la persona obligada

por parte de la persona facultada, es decir, de la voluntad del titular del

derecho depende hacer valer lo previsto por la norma o en su caso poner

en movimiento los órganos del Estado.

En Windscheid también es el derecho subjetivo la médula del derecho

objetivo, como potestad o señorío conferido por el ordenamiento jurídico.

Afirma que el derecho objetivo traza los límites de la conducta del

individuo, pero lo superpone al subjetivo, ya que este último no es más que

la apropiación por parte del individuo del derecho objetivo. Según

Windscheid, el derecho subjetivo otorga poder para exigir un

comportamiento (positivo o negativo) de otras personas. El

comportamiento debe observarse porque así establece la norma, pero es

decisión la persona favorecida valerse de ella y de la sanción que impone.

La voluntad del favorecido es decisiva, pero siempre dentro de los propios

límites que establece la norma.

Las críticas que se le hacen a esta tesis son las siguientes:

Si el derecho subjetivo dependiera de la voluntad, cuando en el sujeto

titular del derecho objetivo desapareciera en el la idea de exigir la facultad

que le otorga la norma, el derecho subjetivo debería extinguirse.

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En la vida practica observamos que un sin fin de personas carecen de

voluntad de querer en el ámbito del Derecho y a pesar de ello poseen

derechos y algunas obligaciones, si el derecho subjetivo radicase en el

querer, habría que negarles la calidad de personas en sentido jurídico.

Los derechos subjetivos no desaparecen por el simple hecho de que el

titular desconozca su existencia o en el no exista un querer orientado.

En algunas áreas del derecho existen normas de carácter irrenunciable

como en la materia del Trabajo, es decir la ley protege al trabajador en

contra de su voluntad en algunos derechos.

b) Teoría del interés.

Esta configuración del derecho subjetivo como poder de la voluntad fue

tachada de excesivamente abstracta, formal, oscura y ambigua. Debido a

ello, Rodolfo Von Jhering propuso para reemplazarla la llamada teoría del

interés. Los derechos no son otra cosa que intereses jurídicamente

protegidos, dice Jhering, con fórmula definitoria. De no ser así, ni los

infantes, ni los dementes, que no tienen poder libre de voluntad, podrían

ser sujetos de derechos. Los elementos constitutivos del derecho son, a

juicio del autor de esta tesis, uno sustancial, la utilidad o interés, en el cual

se encarna el fin práctico del derecho, y otro formal, que es la protección

otorgada por el ordenamiento jurídico, medio indispensable para conseguir


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eficazmente aquel fin. Todo Derecho objetivo existe para utilidad del

individuo y para proteger los intereses morales y económicos que le

competen. Su función es, por tanto, esencialmente protectora.

Jhering sostiene que el derecho subjetivo es un interés jurídicamente

protegido, negando que la voluntad sea el objeto del derecho. Para él, los

derechos existen para garantizar los intereses de la vida, ayudar a sus

necesidades y realizar sus fines.

Su tesis gira sobre el interés, que es el sentimiento de la necesidad para

nuestra existencia de algo fuera de nosotros (persona, cosa, situación,

acontecimiento), de lo que pretendemos un beneficio que el Derecho

protege. El titular del derecho será quien deba tomar la iniciativa para

protegerlo y es el recurso de pedir al juez una protección contra los

obstáculos puestos por las conductas de otros.

Las críticas que se hacen a esta tesis son:

Si el interés fuera esencial del derecho subjetivo, este no existiría de faltar

aquel, es decir, si el titular del derecho no tuviera el interés de no exigir el

cumplimiento de la obligación a otra persona, no por el simple hecho de

faltar el interés por parte del facultado el derecho sigue subsistiendo a

pesar de esta circunstancia.

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El legislador no reconoce ni puede garantizar que todos los intereses de los

individuos estén protegidos mediante las normas que se crean a través del

proceso legislativo.

Como el interés y la voluntad pertenecen a un mismo linaje psicológico,

debido que solo se quiere aquello en lo que se tiene interés, y solo se tiene

interés en aquello que se quiere, y como se puede apreciar las críticas que

se le hacen a la teoría de la voluntad también son aplicables al del interés,

esto en razón de los argumentos manifestado en este párrafo.

c) Teoría ecléctica.

La teoría del interés tampoco podía perdurar largo tiempo, pues en seguida

se advirtió también, sobre todo por parte de la doctrina civilística, que

incurría en los mismos defectos achacados por ella a la teoría de la

voluntad. En efecto, existen también derechos en los que el sujeto carece

de interés propio. Se pensó así en la posibilidad de armonizar

sintéticamente los elementos esenciales de las teorías anteriores, la

voluntad y el interés. Esta solución ecléctica consiguió muchos adeptos.

Según ella, salvadas las particularidades que cada autor presenta en su

exposición, el derecho subjetivo es un efecto de la norma jurídica en favor

y a disposición del individuo. Patrocinaron esta solución G. Jellinek y a Thon,

en Alemania; R. Saleilles, en Francia; y F. Ferrara, en Italia.

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Jellinek define al derecho subjetivo como “el interés tutelado por la ley,

mediante el reconocimiento de la voluntad individual”

Esta teoría cae en el error de que si se realiza una compactación de las

teorías anteriores se subsanaría las criticas en las que han incurrido cada

una de ellas, y por consecuencia derivado de esa premisa las objeciones

manifestadas en su momento para cada una de las teorías son aplicadas

también a esta.

CONCLUSIONES.

Se concluye que en el Derecho Objetivo y Subjetivo poseen una relación tan

estrecha y correlativa entre ambos, pues afirmo que son muy dependientes

uno del otro, y me parece vago tratar de establecer cual fue primero, ya sea

si se trata de argumentar alguna explicación mediante las tesis conocidas

como son la temporalidad o por parte de la lógica.

El Derecho subjetivo es la facultad o poder que posee un individuo para

ejercer sus propios derechos, limitar la conducta de los demás o tener el

privilegio de exigir la obligación de otro individuo en base a la norma

jurídica.

El derecho subjetivo posee dos elementos esenciales como son:

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Uno interno que consisten un poder que posee el individuo de hacer u

omitir cierta conducta en base al orden imperativo-atributivo que es la

norma jurídica dentro de la hipótesis planteada por esta.

El formal, que denominamos pretensión, que es la posibilidad de exigir el

respeto de ese poder que posee, es decir, tiene la facultad de poner en

movimiento a los órganos estatales, cuando se vea perjudicado en su esfera

jurídica.

De esto deriva la importancia del derecho subjetivo, puesto que de él se

desprende la acción que tiene todo individuo.

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