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Como y cuando Dios cierra sus oídos a la oración

Isaías 1:15-20 ”Ustedes oran mucho, y al orar levantan las manos,


pero yo no los veo ni los escucho. ¡Han matado a tanta gente que las
manos que levantan están manchadas de sangre!
16 
¡Dejen ya de pecar! ¡No quiero ver su maldad! ¡Dejen ya de hacer lo
malo
17 
y aprendan a hacer lo bueno! Ayuden al maltratado, traten con
justicia al huérfano y defiendan a la viuda.
18-19”
Vengan ya, vamos a discutir en serio, a ver si nos ponemos de
acuerdo. Si ustedes me obedecen, yo los perdonaré. Sus pecados los
han manchado como con tinta roja; pero yo los limpiaré. ¡Los dejaré
blancos como la nieve! ”Entonces comerán de lo mejor de la tierra;
20 
pero si siguen siendo rebeldes, morirán en el campo de batalla. Les
juro que así será”»
59:2
Pero la maldad de ustedes los ha separado de Dios. Sus pecados han hecho
que Dios se tape los oídos y no quiera escucharlos.

Salmos 66:18-20 Traducción en lenguaje actual (TLA)


18 
Si mis intenciones fueran malas, Dios no me habría escuchado;
19 
¡pero él me escuchó y contestó mis oraciones!
20 
¡Bendito sea Dios, pues tomó en cuenta mi oración y me demostró su
amor!
Miqueas 3:4 Traducción en lenguaje actual (TLA)

»Por eso, cuando me llamen, yo no les responderé. Es tan grande su
maldad que los abandonaré».

Zacarías 7:11-13 Traducción en lenguaje actual (TLA)


11-12 
»En el pasado, puse mi espíritu en los profetas para que ellos les
comunicaran mis mensajes. Pero ustedes siempre han sido tercos; en
vez de obedecerme, me abandonaron y no me hicieron caso. Por eso
me enojé y les dije: 13 “Como ustedes no me hicieron caso cuando yo
los llamé, tampoco yo les haré caso cuando me llamen. Yo soy el Dios
todopoderoso, y les juro que así lo haré”.
Santiago 1:6-8 Traducción en lenguaje actual (TLA)

Eso sí, debe pedirla con la seguridad de que Dios se la dará. Porque
los que dudan son como las olas del mar, que el viento lleva de un lado
a otro. 7-8 La gente que no es confiable ni capaz de tomar buenas
decisiones no recibirá nada del Señor.
4:8 
Háganse amigos de Dios, y él se hará amigo de ustedes. ¡Pecadores,
dejen de hacer el mal! Los que quieren amar a Dios, pero también
quieren pecar, deben tomar una decisión: o Dios, o el mundo de
pecado.
PROVIRBIOS 1:28
Me llamarán, y no les responderé; me buscarán, y no me
29 
encontrarán. Ustedes no quieren aprender ni obedecer a Dios; 30 no
31 
siguen mis consejos, ni aceptan mis enseñanzas. Por eso
recibirán su merecido: ¡tendrán problemas de sobra!
32 
¡Sufrirán las consecuencias de sus malas decisiones y de su mala
conducta! ¡Acabarán siendo destruidos por su necedad y por su poca
atención! 33 Pero los que me hagan caso vivirán tranquilos y en paz, y
no tendrán miedo del mal».

21.13 Quien no hace caso de las súplicas del pobre, un día pedirá
ayuda y nadie se la dará.

28.9. Dios rechaza las oraciones de los que no lo obedecen.

1ra. De Samuel 28:6. Oro al Señor, pero el Señor no le respondió ni en


sueños ni por urin, ni por medio de profetas

28:15-16  Samuel le preguntó: Saúl, ¿por qué me llamaste? ¿Por qué


no me dejas descansar? —Estoy desesperado —contestó Saúl—. Los
filisteos me hacen la guerra, y Dios me ha abandonado. Ya no me
responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso te he llamado,
para que me digas qué debo hacer.
16 
Y Samuel le dijo: —Si Dios te ha abandonado, y ahora es tu enemigo,
¿para qué me consultas?
Actitud de Humillación Daniel 9:3-19 »Yo le dije a Dios en mi
oración: “Dios mío, tú eres grande y poderoso. Tú siempre cumples lo
que prometes, y muestras tu amor a quienes te aman y te obedecen.
Por eso, tengo que reconocer 5 que hemos pecado. Nos hemos portado
muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras, y te hemos
desobedecido. 6 Los profetas hablaron de ti a nuestros reyes y a
nuestros jefes, y también a nuestros padres y a todos nosotros. Pero
nunca ninguno de nosotros les hizo caso.

”Dios mío, tú eres justo. Por eso nos sentimos muy avergonzados. Así
se sienten los que viven en Jerusalén, y también los que viven en los
países lejanos, adonde los expulsaste por haber pecado contra ti.

”Dios mío, todos estamos muy avergonzados por haber pecado contra
ti. Están avergonzados nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros
padres.9 Pero tú nos entiendes, y habrás de perdonarnos.

”Todos nosotros hemos pecado contra ti. 10-14 No te hemos hecho caso,


ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus
profetas. No te hemos buscado, ni hemos dejado de hacer lo malo.

”Dios nuestro, tú ya nos lo habías advertido. Si no nos portábamos


bien, caerían sobre nosotros maldiciones y castigos. Así nos lo había
enseñado Moisés, que siempre estuvo a tu servicio. Y ya has cumplido
tus amenazas contra nosotros y nuestros gobernantes. Nunca antes
habías castigado a nadie como nos has castigado a nosotros. ¡La
destrucción de Jerusalén ha sido terrible! Pero tú eres justo en todo lo
que haces. Tú eres nuestro Dios, y ni así te hemos escuchado.
15-16 
”Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran
poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste
muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad
que hemos pecado y que hemos hecho lo malo, pero te rogamos que ya
no te enojes contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de
ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros
padres. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y
que está en tu monte santo!
17 
”Por favor, Dios nuestro, escucha mi oración y mis ruegos. Por tu
propio honor, te ruego que mires la triste situación en que ha quedado
tu templo, y nos muestres tu amor. 18 ¡Escúchame, Dios mío! ¡Mira
cómo ha quedado destruida la ciudad donde te adoramos!

”Si te pedimos esto, no es porque creamos que somos buenos, ni


porque creamos merecer lo que te pedimos. Lo hacemos porque
creemos que tú eres muy compasivo y bondadoso. 19 ¡Escúchanos, Dios
mío, y perdónanos! ¡Atiéndenos, y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te
lo pedimos por ti mismo, por tu ciudad y por tu pueblo, que te adora!”

Nehemías 1:4-11 Traducción en lenguaje actual (TLA)



Cuando oí esto, me senté a llorar, y durante varios días estuve muy
triste y no comí nada. Entonces le dije a Dios en oración:

«Dios grande y poderoso; ante ti todo el mundo tiembla de miedo. Tú
cumples tus promesas a los que te aman y te obedecen. 6 Escúchame y
atiende mi oración, pues soy tu servidor. Día y noche te he rogado por
los israelitas, que también son tus servidores. Reconozco que todos
hemos pecado contra ti. He pecado yo, y también mis
antepasados.7 Hemos actuado muy mal y no hemos obedecido los
mandamientos que nos diste por medio de Moisés. 8 Acuérdate de lo
que le dijiste a Moisés: Le advertiste que si no te obedecíamos en todo,
tú nos enviarías a países muy lejanos. 9 Pero también dijiste que si nos
arrepentíamos y obedecíamos tus mandamientos nos volverías a reunir.
También dijiste que tú nos traerías de vuelta al sitio que has elegido
para que te adoremos, aun cuando estuviéramos en los lugares más
lejanos. 10 »Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que
tú sacaste de Egipto con gran poder. 11 Dios, escucha mi oración y las
oraciones de tus servidores que desean adorarte. Haz que el rey me
reciba bien y que yo tenga éxito». En ese tiempo yo era copero [a] del
rey Artajerjes

SALMOS 139.
Dios mío, tú me conoces muy bien; ¡sabes todo acerca de mí!

Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; ¡aunque esté lejos de
ti, me lees los pensamientos! 3 Sabes lo que hago y lo que no hago;
¡no hay nada que no sepas! 4 Todavía no he dicho nada, y tú ya sabes
qué diré. 5 Me tienes rodeado por completo; ¡estoy bajo tu control!

¡Yo no alcanzo a comprender tu admirable conocimiento! ¡Queda fuera
de mi alcance! 7 ¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender
huir de ti! 8 Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo
profundo de la tierra, también allí te encontraría.
9-10 
Si volara yo hacia el este, tu mano derecha me guiaría; si me
quedara a vivir en el oeste, también allí me darías tu ayuda.
11 
Si yo quisiera que fuera ya de noche para esconderme en la
oscuridad, ¡de nada serviría! 12 ¡Para ti no hay diferencia entre la
oscuridad y la luz! ¡Para ti, hasta la noche brilla como la luz del sol!
13 
Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre.
Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo. 14 Soy una creación
maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso,
¡de eso estoy bien seguro! 15-16 Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando
forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo
día, cuando tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías
anotado en tu libro! 17-18 Dios mío, ¡qué difícil me resulta entender tus
pensamientos! ¡Pero más difícil todavía me sería tratar de contarlos!
¡Serían más que la arena del mar! ¡Y aun si pudiera contarlos,
me dormiría, y al despertar, todavía estarías conmigo!
19 
Dios mío, ¡cómo quisiera que a los asesinos los apartaras de mí!
¡Cómo quisiera que les quitaras la vida! 20 Sin motivo alguno, esa gente
habla mal de ti y se pone en contra tuya.
21 
Dios mío, yo odio a los que te odian; aborrezco a los que te rechazan.
22 
¡Los odio profundamente! ¡Tus enemigos son mis enemigos! 23 Dios
mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos.
24 
Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres
que yo viva
Actitud de Confesión. Salmos 32:3-5. Mientras no te confesé mi
pecado, las fuerzas se me fueron acabando de tanto llorar.

Me castigabas día y noche, y fui perdiendo fuerzas, como una flor que
se marchita bajo el calor del sol.

Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a
reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me
perdonaste.

Prov. 28:13-14 Quien esconde su pecado jamás puede prosperar;


quien lo confiesa y lo deja, recibe el perdón.
14 
¡Dios bendice a quienes lo obedecen! Pero los necios caen en la
desgracia.
Actitud de Arrepentimiento. Sal.51:1-4 Dios mío, tú eres todo bondad,
ten compasión de mí; tú eres muy compasivo, no tomes en
cuenta mis pecados. 2 ¡Quítame toda mi maldad! ¡Quítame todo
mi pecado! 3 Sé muy bien que soy pecador, y sé muy bien que
he pecado. 4 A ti, y sólo a ti te he ofendido; he hecho lo malo,
en tu propia cara. Tienes toda la razón al declararme culpable;
no puedo alegar que soy inocente.

Tengo que admitir que soy malo de nacimiento, y que desde
antes de nacer ya era un pecador. 6 Tú quieres que yo sea
sincero; por eso me diste sabiduría.

Quítame la mancha del pecado, y quedaré limpio. Lava todo
mi ser, y quedaré más blanco que la nieve.

Ya me hiciste sufrir mucho; ¡devuélveme la felicidad!

No te fijes en mi maldad ni tomes en cuenta mis pecados.
10 
Dios mío, no me dejes tener malos pensamientos; cambia
todo mi ser.
11 
No me apartes de ti; ¡no me quites tu santo espíritu!
12 
Dame tu ayuda y tu apoyo; enséñame a ser obediente, y así
volveré a ser feliz.

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