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HOUSE Y SARTRE: “EL INFIERNO SON LOS OTROS” emf. MeMabon (Cuando la serie Doctor House, de la cadena Fox, sali al ire por vez primera en el otono de 2004, parecia poco probabl. que legara a causar sensaciin, Centrada en el brillant pero profundamente an tipitico doctor Gregory House la serie dio apenas oportunidad los televidentes de percibir al protagonista del programa como algo mis {que un ceetino. No abstante, nos aos mas tarde —y varios Globos de Oro después— Doctor House es un enorme éxito. :De dénde le ‘viene elatrativo a esta serie? Como drama médico incite el interés profundamente arraigado en nuestra cultura por dicha cienciay al centrarse en la investigacién de enfermedades misteiosas —con un protagonistainspirado en el legendario Sherlock Hlmes— también satisface nuestra vieja fascinacién por las historias detectivescas. No jobstante Doctor House es algo mas que un nuevo ER y algo més que ‘otro CSI. Sa peculiaridad radica primordialmente en este asombroso protagonista, un hombre que despierta al mismo tiempo interés y aversién, Asa serie Doctor House es como un accidente automo- vilistco, resulta imposible no mirar. Si bien la mayoria de nosotros por fortuna no se topa con percances automovillstcos todoslos dias, Doctor House ejempliica algo con lo que si tropezames a diario: gente exasperante. La teoria de Sartre eobre fos otrost la historia de un caso Doctor House tiene un importante predecesor en cuanto a su interés por la nogatividad de as relaciones sociales El ilésofo existencialista Jean-Paul Sartre (1905-1980) es bien conocido por el cinismo con {que da cuenta de las relaciones interpersonales, expresado tanto en su filosofia como en su obra literaria. Célebre por sus analiss de la naturaleza opresiva de “la mirads” y por In declaracin “El inferno son los otros’, Sartre subraya la ensiedad que nos provoce la reacién, con los demas y le manera en que ésta puede coartar Ia antonomia, del individuo Si bien considera las relaciones sociales como enormes ‘fuentes de conflicto y preocupacin, Sartre destacaigualmente el he cho de que resultan esenciales para nuestro ser. Su teoria acerca de Jos otros esti contenida en su mis importante obra filoséfica, El er ‘Ta nada, asi como en su pieza teatral A puerta cerrada. El concepto {que este filsofo tiene de las relaciones sociales contrasta con el de su contemporineo y colega, el existencalsta Martin Heidegger (1889- 1976), Mientras que ambos consideran a los seres humanos entes fundamentalmente sociale, Heidegger hace énfass en el sentida de tuniGn que le gente experimenta entre si. En cambio, Sarre destace cémo los otros con frecuencia nos irritan y estorban, y afirma que las relaciones exstentes entre los individuos son relaciones esenci ‘mente “conflictvas" Sartre atribuye la ambivalencia que experimen. tamos hacia los otros tres causas principales, Elprimer motivo por el quelos demas despiertan en nosotros en. Uimientos negativos radicaen el hecho de que representan obsticulos potencies para nuestra libertad, Seg Sarte, sin ln intromisién de Jos otros, el individuo esta naturalmente inmerso en la existencia, en particular en Ie tarea de obtener aquellos objetos del entorno que dleiea y necesita, Més que pensar en su experiencia, esti embebido en ella, por lo que aca sin reflexionar La aparicién del otro, como cexplica el fdsofo, sca al individuo de este estado orignal en el que sth absorto. Y la aparicién del otro no sélo resulta sorpresva, sino también amenazante, ¥ los oftos resultan una amenaza porque en Ja vida os individuos deben de procurarse los recursos pertinentes para su sabrevivencta.¥ debido a que no existe una cantidad infinita de los recursos por las cuales luchamnos para sobrevivir y satistacer nos. [os ros nos esultan en esencia competencia, son competidores _nds que colaboradores nuesteos. Més ain si bien los objetos pueden significar una resistencia al individuo que desea poseerios, no suelen poner trabas «st aulonoma; en cambio, tras personas sila obsta- culizan con frecuencia. A diferencia de las cosas inertes, las personas pueden presentarse de manera rtadora ante el individuo.alimpedirle Ja obtencién de los recursos, interrumpir su actividad o de manera ‘mds evident, al agredilo en su persona. ‘La amenaza que los otro sigoifican para el indviduo se hace pa- tente en la serie Doctor House en una variedad de formas. Fl propio House hace précticareate todo lo que puede para contrariar a sus pacientes y colegas,cosa por demis notoria en la relaciin que mantie- re con los jovenes dctores a su cargo. Aunque trbaja en un hosp tal universitarioy se le ha encomendado la tarea de supervisa a tres prometedores especialistas, House lo es todo menos una presencia ‘edifcante en ls vidas dels doctores Cameron, Chase y Foreman, asi ‘como del grupo de aspirantes que luchan en la cuara temporada por reemplazar al equipo original. En lugar de apoyarlos se burla de ellos, ls reprende y « propésito los confunde. Su etapa de formacién bajo Ia tutela de este célebreinternsta se convierte en un constante acoso psicoligico, pues todo el tiempo busca sabotear su confianza y amor propio, Ahora, si bien Is forma en que House trata asus subordinados ex reprobable, dl mismo ejemplifia de forma més patente atin, la ame- raza que los otros representan para el individuo. Es importante, para la comprensién de ese personae yesencial para poder sentir empatia hacia hel hecho de que atsibuyamos a su propio dolor su malignidad Inaca los otros. ‘Otra de las razones por las que Sartre sostiene que los otros ins piran sentimientos negativos tiene que ver con la manera en que n08 reducen ala condicién de objetos. Si bien todo individuo es un cora- puesto de mente y cuerpo, Sartre cree que las personas se identifcan ‘nds con su mente que con su cuerpo. El individua tlende a conside- rarse més tuna persona pensante que un objeto, pero los otros hacen las veces de un penoso revordatorio: somos entidades fsicas, cuerpos ‘que poseen propiedades. Gracias a sus miradas y sus observactones verbaes, la gente nos recuerd “con frecuencia de manera hisiente— que somos seres tangibles, por ejemplo cuando eritican nuestro peso, cuando opinan sobre nuestra estatura o miran con desaprobacin la forma en que «estamos vestidos. Cosificamos a la gente, en esencia, porque no te- rnemot'—no podemos tener la experiencis de sus mentes'y slo ppodemos percibielose interactuar con elles, ant todo, como abjetos. YY el hecho de ser un objeto es inguletante porque, saberse una cosa

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