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es suficiente
Resumen: Las trampas extracelulares de los neutrófilos (NETs) son un entramado de
cromatina, proteínas histónicas y no histónicas, y agentes microbicidas que se extienden fuera
de la célula mediante una serie de eventos nucleares y citoplasmáticos, denominados
colectivamente NETosis. La NETosis, inicialmente considerada sólo un mecanismo
defensivo/apoptótico, se considera ahora una solución defensiva extrema, que en situaciones
particulares induce fuertes efectos negativos en la fisiología de los tejidos, causando o
exacerbando patologías, como se ha demostrado recientemente en el daño de órganos
mediado por NETs en pacientes con COVID-19. Los efectos positivos de las NETs en la
cicatrización de heridas se han relacionado con su actividad antimicrobiana, mientras que los
efectos negativos parecen ser más comunes en una plétora de condiciones patológicas (como
la diabetes) y están vinculados a una regulación al alza de la NETosis. Las pruebas recientes
sugieren que existen otros efectos fisiológicos positivos de las NETs en la cicatrización de
heridas que merecen un esfuerzo de investigación más amplio.
Palabras clave: netosis; curación de heridas; inflamación; inmunidad innata
1. Introducción
Los neutrófilos, también conocidos como granulocitos neutrófilos o leucocitos
polimorfonucleares (PMN), son los glóbulos blancos más abundantes en el sistema circulatorio
humano. Desempeñan un papel crucial en la defensa inmunitaria innata contra bacterias,
hongos y virus, y también son potencialmente dañinos para el huésped. Los neutrófilos son
reconocidos como células muy versátiles y sofisticadas, capaces de prolongar enormemente su
vida útil en función de su estado de activación y de la interacción con otras células
inflamatorias. Actualmente se cree que la vida media circulatoria de los neutrófilos es más
larga de lo que se estimaba anteriormente (varios días en lugar de varias horas) [1]. Su
activación y su actividad microbicida están estrictamente controladas por una plétora de
estímulos, y las pruebas recientes sugieren que son bastante versátiles y que pueden
desempeñar funciones antes insospechadas, como la transmigración inversa, el crosstalk y la
regulación de otras poblaciones de leucocitos [1]. Los mecanismos de acción antimicrobiana y
citotóxica de los neutrófilos consisten en la fagocitosis, la generación de especies reactivas de
oxígeno (ROS) y la degranulación de varios factores microbicidas como las α-defensinas, la
catelicidina, la elastasa, la catepsina G y la lactoferrina. Los neutrófilos también presentan una
notable capacidad biosintética de novo para las quimiocinas C-X-C y C-C; citoquinas
proinflamatorias, antiinflamatorias e inmunorreguladoras; así como factores angiogénicos y
fibrogénicos y metaloproteinasas de matriz [1-4]. Además de las numerosas acciones que
caracterizan la respuesta defensiva de los neutrófilos, se ha observado otra forma particular de
atrapar y eliminar patógenos. En 2004, Brinkmann et al. [5] informaron de la extrusión por
parte de los neutrófilos de una malla de fibras de cromatina decoradas con péptidos
antimicrobianos derivados de los gránulos y enzimas capaces de matar bacterias Gram-
positivas y Gram-negativas. Debido a la modalidad de acción defensiva, esta malla defensiva ha
recibido la denominación de trampas extracelulares de neutrófilos (NETs). También se ha
observado que las NETs son eficaces en la defensa del huésped contra los hongos [6], aunque
no son necesarias contra los virus con envoltura [7]. Las NETs están compuestas por fibras de
cromatina altamente descondensadas, con un diámetro de 15 a 17 nm, derivadas de
componentes nucleares acompañadas de proteínas histónicas y complejas con proteínas
globulares microbicidas, como la elastasa, la catepsina G y la mieloperoxidasa, que
normalmente se almacenan en los gránulos de los neutrófilos [5,8]. Las NET se liberan en el
espacio extracelular, donde la malla de cromatina atrapa a los microbios, limitando su difusión
y concentrando los factores neutrófilos, y aumentando así los efectos microbicidas [9]. La
liberación de NET es fundamental como mecanismo defensivo, cuando el tamaño de los
patógenos hace que la fagocitosis sea un proceso poco fiable [10]. Otro mecanismo a través
del cual las NET llevan a cabo su actividad microbicida está relacionado con la capacidad del
ADN para inducir la quelación del manganeso y otros iones. En particular, el manganeso
desempeña un papel importante en la proliferación y supervivencia de los microbios. Junto
con otros cationes divalentes, se utiliza para el transporte de electrones a través de la
membrana celular, un proceso fundamental utilizado por las bacterias para obtener energía
química para su actividad vital [11]. Como consecuencia de la actividad quelante del ADN en la
malla de las NET, la disminución del transporte de iones impide la supervivencia de los
microbios [12,13]. Además, se ha observado que las NET no sólo tienen una función activa en
la eliminación de patógenos, sino que también regulan el proceso inflamatorio local [14,15].
Inicialmente, la formación de NETs se interpretó como una forma particular de muerte celular,
diferente de la apoptosis o la necrosis (no se produce la activación de las
caspasas/fragmentación del ADN o de las señales de muerte por necrosis) [15], responsable de
terminar la corta vida de los neutrófilos activados durante un evento explosivo que produce
efectos microbiocidas. Siguiendo esta interpretación, el proceso se denominó NETosis [16]. Sin
embargo, la identificación de las etapas de formación de NET ha llevado recientemente a los
investigadores a revisar el concepto de muerte de NETosis (Figura 1). La formación de NETs se
inicia a partir de la disolución de la envoltura nuclear, liberando hilos de cromatina
descondensados en el citoplasma. Posteriormente, las membranas granulares también
desaparecen, permitiendo la mezcla de los componentes nucleares y granulares; durante todo
este proceso, la membrana celular está intacta. En el último paso, los hilos de cromatina y los
componentes granulares se liberan mediante un proceso que preserva la integridad de la
membrana citoplasmática de las células polimorfonucleares (PMN) [15]. Aunque enucleados,
los restos de los neutrófilos continúan su actuación antimicrobiana defensiva mediante
fagocitosis activa, aunque sólo durante unas horas [14,15,17]. Esta última observación condujo
a la hipótesis de que este proceso no puede entenderse propiamente como un proceso de
muerte celular, porque los neutrófilos siguen vivos después de la extrusión de la NET. En estos
términos, el proceso de NETosis no es diferente de otros efectos defensivos de estallido, como
los que utilizan ROS, que además de sus eficientes efectos microbicidas, resultan en la muerte
de las células inmunes [18]. Desde este punto de vista, algunos investigadores han criticado el
uso del término NETosis, prefiriendo el término formación de NET [19]. La formación de NET
parece ser un fenómeno generalizado dentro de las respuestas de las células inmunitarias, y
además de los neutrófilos, se ha informado de que otras células inmunitarias desarrollan el
proceso de formación de NET [20-23], por lo que se ha propuesto un término más amplio de
trampa extracelular (ET)osis [24]. Los neutrófilos, al igual que los monocitos, trabajan para
mantener la integridad y la salud del organismo. Controlan los patrones moleculares de los
microbios, conocidos como patrones moleculares asociados a patógenos (PAMP), y/o las
moléculas de las células dañadas de origen del huésped, conocidas como patrones moleculares
asociados a daños (DAMP), utilizando receptores de reconocimiento de patrones (PRR). La
activación de la respuesta del sistema inmunitario está mediada por la detección de PAMPs
y/o DAMPs. Los PAMP son una estructura molecular; un componente de la pared celular, como
el lipopolisacárido (LPS), el peptidoglicano, los ácidos lipoteicoicos y las lipoproteínas de la
pared celular; componentes flagelares como la flagelina; o el β-glucano, que es un
componente de la pared celular de los hongos [25].
Los DAMP son moléculas producidas normalmente por las células, y en condiciones sanas
permanecen dentro de ellas. Cuando los DAMP se detectan fuera de las células, debido al
estrés o a una lesión, pueden desencadenar una fuerte reacción del sistema inmunitario. Los
DAMPs típicos incluyen proteínas nucleares, histonas, ATP, componentes mitocondriales como
el ADN mitocondrial y ácido úrico [26,27]. Cuando los DAMPs son detectados por PRRs como
los receptores tipo toll (TLR) se produce una activación de la respuesta del sistema inmune.
Esto elimina las células muertas, lo que desencadena la inflamación y es necesario para la
regeneración de los tejidos [26,28]. La formación de NET comienza con la activación de los
neutrófilos mediante el reconocimiento de estímulos, lo que les lleva a empaquetar y activar el
complejo NADPH oxidasa (NOX) a través de la proteína quinasa C (PKC)/Raf/MERK/ERK, así
como a aumentar el Ca2+ citosólico [29,30]. Las bacterias pueden inducir la producción de NET
mediante la activación de TLR4 [22,31]. La estimulación de TLR4 activa una vía que tiene como
intermediarios principales la NADPH oxidasa 2 (NOX2), una enzima que genera especies
reactivas de oxígenos (ROS), la enzima mieloperoxidasa (MPO) y la peptidilarginina desaminasa
4 (PAD4) [32]. Este proceso tarda de 1 a 4 horas en completarse tras el estímulo inicial.
Durante la formación de NET, se pierde la separación de la cromatina en eu-cromatina y
heterocromatina [33]. En este proceso están implicadas las enzimas del granulocito azurófilo,
la elastasa y la mieloperoxidasa, que se trasladan al núcleo en la fase inicial de la NETosis de
forma desconocida. La elastasa es la primera en entrar en el núcleo, donde determina la
escisión del enlazador de la histona H1, y modifica el núcleo de la histona [33]. La acción de la
elastasa la convierte en el primer factor limitante fundamental en la formación de las trampas;
los ratones deficientes en esta enzima no pueden producir NETs [33]. Posteriormente, la MPO
entra en el núcleo, aumentando la descondensación de la cromatina, probablemente por
síntesis de hipoclorito; los sujetos con un gen de MPO alterado no pueden formar NETs
[29,34]. Otra enzima implicada en esta vía es la peptildarginina deiminasa 4 (PAD4), que induce
la desaminación de los residuos de arginina a citrulina en las histonas 3 y 4 (citrulinación o
desmetilación de las histonas), produciendo una unión más débil al ADN y la descondensación
de la cromatina [8,29,30,34]. El papel de PAD4 en la formación de NET se ha estudiado en
ratones knock-out que no pudieron formar NETs [8,29,35,36]. Por último, se ha demostrado
que la proteína formadora de poros gasdermina D está implicada en la NETosis, permitiendo la
extrusión del ADN y de las proteínas asociadas [30,37,38]. Recientemente, se ha demostrado
que la autofagia dependiente de la NADPH oxidasa está implicada en las NETs [39]. La
estimulación de los neutrófilos mediante acetato de forbol miristato (PMA) produce una
vacuola gigante similar al autofagosoma [40,41]. El citoesqueleto también está implicado en la
regulación de la formación de NET, ya que la formación de túbulos puede dirigir el movimiento
de los gránulos durante la exocitosis y la fagocitosis [42]. Recientemente se ha observado una
vía particular de formación de NET de corta duración, en la que se libera ADN mitocondrial en
lugar de ADN nuclear, dependiendo de la formación de ROS. Este rápido proceso se produce
en el 80% de los neutrófilos en 15 minutos, tras el reconocimiento de C5a o LPS [43].
5. Observaciones finales
La formación de NET es una respuesta fisiológica de los neutrófilos que frena la invasión tisular
por agentes externos y regula la inflamación. Este proceso es altamente resolutivo y necesita la
acción equilibrada de limpieza de los macrófagos, pero niveles más altos de NETosis
espontánea o inducida pueden revelar los efectos negativos de las NETs, ya que pueden
convertirse en efectores de la inflamación crónica, perjudicar la cicatrización de las heridas y
causar daños tisulares y fallos orgánicos. No obstante, la información sobre los efectos
positivos de las NET, aparte de su capacidad antimicrobiana, aunque limitada en número, es
prometedora. Podrían convertirse en útiles herramientas terapéuticas en el futuro.