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LIBERTAD FINANCIERA

AHORRO

“El Sabio ahorra para el futuro, pero el necio derrocha cuanto tiene.” Proverbios 21:20

Si somos derrochadores, si no tenemos control, siempre nos acusaran los problemas, de modo que
tenemos que aprender a presupuestar. Y aunque somos consumidores, también debemos de ser
productores para lograr un desarrollo equitativo.

En el pasado era insensato ser visto como gastador, la gente se sentía mal de esto, el concepto era
centavo ahorrado, es centavo ganado. La gente compraba cuando disponía del dinero, ahorraban
para las necesidades y se aseguraban de que sobrara algo para los niños. El carácter de una
persona se juzgaba, por su habilidad para ahorrar y de proteger un conjunto de valores, así fueran
estos dinero, productos o aún preceptos morales. La gente entendía la sabiduría que encierran las
palabras “queremos ahorrar para el futuro”. Se conocía el carácter por la habilidad para ganar el
dinero y para ahorrarlo y no era tanto la habilidad para hacer dinero, como la cantidad que se
dedicaba al ahorro, lo que incluía igualmente valores. Era un asunto supremamente importante. Se
conocía a las personas igualmente como trabajadores entregados a su oficio.

Este principio del ahorro desarrolla en nosotros un respeto por el valor de las cosas. Nuestros
pensamientos van dirigidos ahora en otra forma, queremos que las cosas duren más, queremos que
si algo se daña se repare, que no pensemos en desperdiciar, sino al contrario, tratar de economizar
en todo sentido.

Qué puedo obtener? Era la manera de pensar. Ahora es gracias a Dios por lo que tengo.
Todos somos consumidores, pero debemos serlo en proporciones mesuradas, a esto se le llama
consumo presupuestado. En otras palabras, si los tiempos son difíciles debemos vivir con menos, si
los tiempos son buenos, podemos incrementar los gastos. Nunca debiéramos de tratar de gastar
más de lo que consumimos. Siempre debemos de tratar de mantener el equilibrio en todo lo que
hacemos.

No es malo pensar en lo que nos gustaría tener, si estos pensamientos los controlamos dentro de
un conjunto de valores. Nos ahorraremos muchas frustraciones si nos detenemos y nos hacemos
las siguientes cuatro preguntas:
1. Esto que voy a adquirir lo necesito? La mayoría de las personas ven algo que les gusta y
piensan, si me gusta debería permitirme adquirirlo. Pero el razonamiento correcto debería
ser: es esto lo que necesito? O se trata de algo que por el hecho de que me gusta lo voy a
comprar. si así nos comportamos con relación a los productos obraremos así también a lo
largo de nuestra vida. E aquí una razón por la cual los matrimonios se acaban y no solo los
matrimonios, muchas otras cosas se acaban a causa de esta actitud.
2. Puedo permitirme este gasto en este momento? Está esto dentro de nuestro presupuesto?
De qué presupuesto disponemos? Hay presupuesto para esta compra? Aquí estamos
manejando la partida de presupuesto, después de habernos contestado la primera pregunta.
3. Por qué quiero este producto? A veces nos sentimos motivados sencillamente por la carne,
nos volvemos egoístas, queremos comprar algo que a veces no tiene uso alguno para
nosotros. Puede tratarse de algo que sencillamente pensemos que puede mejorar nuestra
imagen. Descubriremos algo acerca de nosotros mismos que ni siquiera conocíamos,
descubriremos que estas cosas nos controlan.
4. Cuándo debería tener en mis manos ese producto? Deberíamos de esperar para obtener el
producto hasta cuando tengamos el dinero necesario. Lo queremos ya? Compramos el
objeto y nos sometemos a las presiones de otras cosas? Qué hacemos? No se trata de que
no podamos tener lo deseado, la mayoría de las cosas que anhelamos las podemos
obtener, si el proceso para obtenerlas es el correcto.

De alguna manera, nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad de desechables. Desde


hace ya algunos años se introducen en el mercado artículos plásticos baratos, desechables y
poco a poco hay en día todo es desechable, llegando al punto de ya no valorar nada. Todo lo
vemos como para un uso temporal.

También sin querer entramos en aquello de las compras en cómodos pagos o el uso de las
tarjetas de crédito, gastando y gastando tratándonos de satisfacernos y luego se presenta el
problema cuando tenemos que pagar. Esta es la razón por la cual las personas se meten en
problemas, sencillamente por que la gente quiere y quiere cosas. Además la publicidad actúa e
insiste, todo es quiero, quiero, quiero, nos dicen que deberíamos de tener tal o cual producto,
crean la imagen o hacen algo para crear una necesidad en donde no existe. Todo lo muestran
atractivo y apelan a la conocida orden de cómprelo ya. Pero los publicistas ya no tienen más
bases que el adjetivo nuevo, nuevo, nuevo, esto es lo último y usted hará parte del nuevo estilo,
usted estará en la onda y a la moda.

Ahora bien algo de esto no está mal porque significa progreso, es decir no estamos en total
desacuerdo con la publicidad, pero lo cierto es que esta hace que la gente se vuelva loca. Estas
personas sencillamente no pueden manejar un presupuesto, no están acostumbradas a
controlarse y a disciplinarse a si mismas. El control y la disciplina son esenciales.

Se ha hecho tan fácil el obtener crédito, más bien es tan fácil que caigamos en la trampa del
crédito. Existen múltiples ofertas de tarjetas de crédito.

Por otro lado cuando se va a comprar algo, se encuentra uno que lo dan sin intereses durante
períodos de 6 meses o pague el año entrante, etc. Y no notamos que después de que pasen
esos meses de la oferta los intereses que nos están cobrando son a niveles de usura, son a los
máximos que podrían cobrar legalmente. Las personas se meten en estas ofertas, caen en el
engaño y luego no pueden pagar.

Si aceptamos uno de estos planes de crédito ofrecidos y nos ajustamos a el, nunca saldremos
de deudas. No podemos hacerlo porque como el sistema quiere que gastemos mas, nos dan un
máximo y quieren mantener esos planes porque los financistas quieren obtener dinero a través
de los intereses y por consiguiente los pagos mínimos constituyen la cantidad exigida. Si nos
acogemos a tales planes nunca saldremos de deudas, a menos que nos impongamos una
disciplina severa y no compremos.

Algunas personas sostienen que deberíamos echar a la basura las tarjetas de crédito porque no
esta bien tenerlas. Sin embargo, no esta mal disponer de estas tarjetas y emplearlas como
tarjeta de de pago.

Quienes actúan con sabiduría ahorra, construyen para el futuro, están pensando en el futuro en
lugar de estar pensando como puedo gastar lo que no tengo, al contrario, planifican, gastan
prudentemente y saben que en el futuro van a poder obtener ciertos lujos que hoy no tienen. No
se limiten solamente a una cuenta de ahorro, invierten en forma sabia en propiedades, en
bienes y raíces, en edificios y en negocios. Creen en Dios y en si mismos y además invierten en
otros campos, porque creen en otros y están dispuestos a asumir riesgos con estos.

Ahorrar es edificar equidad, así que debe de tomarse el dinero del que se dispone e invertirlo en
propiedades o adquirir un documento distinto que produzca rendimientos equitativos, tomar
dinero prestado, de modo que todo esto es igual a ahorrar, porque los títulos crecen en
proporción a los pagos.

Cuando las cosas se ponen difíciles y nunca sabemos cuando va a suceder, aquel que ha
ahorrado, sobrevivirá, estos señores se encuentra en paz consigo mismos, con su tarjeta de
crédito y con su banco. Ojala nuestros países pusieran en práctica el principio de ahorrar y
gastar sabiamente, para que no se encontraran con la plaga de las deudas.

Debemos de aprender ahorrar para el futuro y de la misma forma enseñar a nuestros hijos.
Ahorrar para el futuro significa que tenemos un plan para el futuro, que trabajamos para el
futuro, no trabajamos para el pasado. Dirigimos nuestra mirada y el foco de atención hacia
delante.

No deberíamos de contar con nuestros ahorros como nuestra seguridad. Algunas veces la gente
dice estamos ahorrando para la época de lluvias y si es esta nuestra actitud con relación al
concepto del ahorro, nos llegará la época de lluvia. No consideramos que sea la actitud
correcta, creemos en las inversiones, en amarrar las cosas, porque las circunstancias nos
empujan constantemente y tenemos que estar pendientes de logar que el presupuesto cuadre.
Así que sea lo que sea que hagamos no dejemos dinero efectivo improductivo por allí, porque
cuando tenemos dinero ocioso no somos ahorradores sino gastadores.

CODEUDOR (FIADOR)

“Es muestra de poco juicio, asumir la responsabilidad de servir de codeudor de las deudas de
otro” Proverbios 17:18

Ha ciertas situaciones que está bien servir de codeudor, pero no deja de ser una situación
peligrosa. Creo que por esta razón la Biblia y el principio en discusión advierten sobre el peligro
de servir de codeudor.

Parece un poco difícil entender esta advertencia cuando en el punto de vista cristiano creemos
que un espíritu generoso implica ayudar a los necesitados y es especialmente difícil cuando se
trata de nuestros hermanos cristianos quienes solicitan el favor, porque en el fondo de la ética
todos los cristianos desean responder a las necesidades de sus hermanos. Sin embargo hay
varios aspectos que deben de considerarse antes de servir de codeudor de las deudas de otro:
1. La persona a quien vamos a servir de fiador es reconocida por sus valores éticos de
honestidad y honradez? Es muy importante saber si la persona en cuestión es de solvencia
ética reconocida, si es honesta, si es honrada, porque de no serlo, no podemos servir de
codeudores. El principio es que no podemos apoyar el pecado. El pecado es violación de la
ley y si a alguien no le esta yendo bien económicamente miremos cómo esta persona está
planificando su vida, miremos su comportamiento. Si esta persona no entiende y su
comportamiento deja que desear no podemos ayudarla, por ignorantes que seamos, no
debemos hacerlo porque esta situación se vuelve repetitiva. De modo que abstengamos de
proporcionar fondos para algo que no funciona. Una de las primeras cosas que hay que
hacer es verificar la ética, la honestidad y la honradez de quien nos solicita servir de
codeudor. Si no hay evidencia de estas características no firmemos como fiadores.
Ayudemos a la persona de alguna otra forma, pero no como codeudores.
2. Lo que esta persona requiere es el producto de una necesidad o es un mero deseo o
capricho. Muchas personas que se encuentran en problemas han vivido más allá de sus
necesidades, han querido vivir en sus deseos y se extralimitaron en el uso de sus tarjetas de
crédito y enloquecen a la hora de gastar, sin controlar su presupuesto. Sencillamente son
personas que pierden todo tipo de control y si estas características hablan pos esta persona,
debemos tener cuidado.
3. Porque no responde su familia? Dios marco el camino inicial del sistema de apoyo a la
gente, la ayuda debe venir primero de la familia y si la familia no apoya o ayuda a sus hijos o
a sus nietos, si no hay nadie en la familia que ayude, probablemente no sea una buena idea
servirle de fiador a esa persona y esto porque posiblemente tal individuo ni siquiera se ha
ganado la confianza de la familia, no ha mantenido buenas relaciones con ella.

No firmar como codeudor no solo es un principio del reino de Dios, sino es un hecho
demostrado muchas veces, una demostración de buen juicio y desde un punto de vista práctico
significa conservar las relaciones. En muchísimas ocasiones el codeudor termina pagando el
pagare y el amigo servido se siente mal y avergonzado o desaparece. Servir de codeudor, viola
muchos de los principios del sentido común. Ante todo tenemos que asumir la responsabilidad
ante nuestras propias deudas.

Consideramos que desde niños hay que enseñar la responsabilidad, de lo contrario le va a ser
difícil aceptar la responsabilidad cuando adultos. Responder por nuestros actos, responder por
nuestras deudas, responder por nuestra conducta, por todo lo que hacemos, es un deber que
todos debemos llevar a cabo.

Siempre recibiremos algún pago, se nos paga por lo bueno, se nos paga por lo malo y la
responsabilidad es lo que es, responsabilidad, si somos responsables nos volvemos buenos, si
no somos responsables nos volvemos malos y esto tiene que aprenderse.

En muchos casos las personas que están solicitando a otro que les sirva de codeudor, no son
responsables ante el banco. Estas personas no han escuchado a sus amigos o los consejos de
otros, porque si lo hubieran hecho, quizá no se encontrarían en tal situación.

Cuando no se ha hecho buen uso del presupuesto, cando no se han manejado muy bien los
asuntos personales, podremos llegar al punto en el que Dios quitará de aquel que no es
controlado y se lo dará al que si lo es. Quines no utilizan de manera adecuada y correcta lo que
tienen, si no son creativos y se limitan a andar viviendo de préstamos, si no somos honestos y
responsables, Dios quitará lo que tenemos y lo dará a alguien que ya tiene.
Si realmente queremos ayudar a aquella persona que esta en problemas, la verdad debemos
ser generosos y obrar de buena voluntad, podemos darle el dinero si lo tenemos, de lo contrario
de todas maneras quizás tendríamos que pagarlo al banco y causar una ruptura de relaciones.
Mejor prestémoselo o regalémoselo notros mismos. Si lo hacemos asegurémosnos de añadirle
una consulta para ayudarle a salir de la situación o la ayuda habrá sido en vano.

Hay quienes reciben la ayuda y no aceptan los consejos. Si una persona no acepta los consejos
no volvamos a ayudarla ni siquiera con una pequeña suma. En cambio si aceptan los consejos y
escuchan y aprenden, les podemos ayudar en el futuro. Pero no podemos hacerlo cuando la
persona no escucha. No podemos darle fondos a la desobediencia, no debemos disponer
fondos para la ignorancia.
Servir de codeudor es algo difícil en definitiva porque se supone que la gente es generosa y por
lo tanto deberíamos ser personas generosas, pero la gente generosa usualmente ha logrado
algo en la vida, se han ganado las cosas honradamente y por lo tanto están en condiciones de
servir de codeudores. Esta clase de personas han aprendido principios y valores y han
demostrado buen manejo de sus asuntos ganándose el estatus que ahora tienen en la vida.
Ahora bien no se tratan de personas egoístas cuando se niegan a servir de codeudores, sino
que saben como funcionan los principios de Dios.

DEUDAS

“No retengas el pago de tus deudas, no digas pagaré en otra ocasión, si puedes pagar ahora”
Proverbios 3:27

A muchas personas les gusta ser autosuficientes y no tener deudas. Pero prácticamente no
podemos sentirnos o estar libres de deudas.

Aunque muchos consideran que pedir prestado no es un principio positivo en el Reino de Dios, aún
así tiene valor y debería aceptarse por el efecto personal que tiene sobre todos nosotros. Un hecho
bueno con el hecho relacionado de pedir prestado es que constituye un signo de humildad, porque
al tomar un préstamo, sea dinero, productos o ayuda, nos permite darnos cuenta de que no somos
autosuficientes.

Durante mucho tiempo hemos considerado que es agradable sentirnos autosuficientes y no solicitar
ayuda de nadie. Esta actitud nos pude hacer sentir muy independientes y no esta en los planes de
Dios, que la gentes se vuela independiente, incluyendo la independencia económica. Todo lo que
se refiera a independencia no hace parte de Dios, porque Dios es todo relación y El quiere que las
sociedad y las personas se relaciones mucho. De manera que quien se esfuerce demasiado en vivir
fuera de deudas, se vuelve demasiado independiente y esto le va a causar problemas.

Sin necesidad de promoverlo, el tomar prestado, significa para nosotros una posición de
responsabilidad, le debemos algo a alguien y esto nos ayuda a respetarnos y refleja la necesidad de
establecer buenas relaciones. Después de todo, la vida es creación de Dios y no fue su intención
que fuésemos autosuficientes, más bien que aprendiéramos a trabajar y dependiéramos unos de
otros, trátese de familia, amigos, comunidad o grupos de trabajo.

Si la vida hubiera sido concebida para vivirla de manera independiente, talvez Dios no habría
creado jamás a la mujer. Ella fue una ayuda necesaria y ahora la familia se convierte en un sistema
de apoyo.

Recordemos que nunca podemos estar realmente libres de la realidad de deber algo. Siempre
debemos algo a nuestra madre a nuestro padre, a los miembros de nuestras familias, porque estas
personas nos han ayudado a levantarnos a crecer y a madurar. Siempre le debemos a alguien.
Pensar simplemente en queremos decir que no queremos deber, es creer que el principio es
únicamente asunto de dinero. El principio es un asunto mucho más profundo que la cuestión del
dinero. Es un principio relacionado con la deuda que nunca podemos pagar, nunca podremos
pagarle al Señor por que El hizo.

El proverbio que avala este principio trata primordialmente de las deudas relacionadas con
préstamos de dinero, la acción de solicitar préstamo es un principio mucho más amplio que puede
aplicarse en cualquier época o lugar, porque nos llega en forma de necesidades. Se requiere de
humildad para solicitar ayuda, sea esta en forma de apoyo o de un préstamo.

Existen tres cosas que podemos hacer para establecer un buen record de crédito entre nuestros
amigos o congéneres:
1. Empezar por solicitar pequeños favores o préstamos, de manera que podamos estar
seguros de que podemos pagarlos, haciendo buen seguimiento de estos compromisos
adquiridos, manteniendo una buena comunicación, a fin de que en futuras oportunidades
podamos solicitar mayores cantidades. Pero todas estas acciones están basadas en nuestra
reputación, sobre los activos que construyamos y sobre lo que hacemos. Igual sucede con
las amistades y las relaciones establecidas.
Cuando solicitamos prestamos o favores deben ser para cosas reales, prácticas. No
expongamos al banco o a un amigo a dudar de nuestra habilidad y seriedad para devolver el
favor o para pagar nuestras deudas. Al hacer la solicitud seamos muy claros, expliquemos
como podemos pagar y respondamos por nuestras obligaciones ya sean estas dinero,
productos o favores. Así debemos dirigir de una manera puntual y clara nuestra solicitud,
explicando cómo vamos a manejar el asunto. En muchas ocasiones la gente solamente
solicita un favor o dinero, en calidad de préstamo y lo hacen sin establecer lo que
llamaríamos un verdadero propósito o real necesidad. Si solicitamos esta clase de favores o
préstamos, nos lo van a negar, sin importar a quien nos dirijamos, banco o persona natural.
2. Paguemos a tiempo y oportunamente. Cumplamos con nuestros compromisos. El
cumplimiento y la oportuna cancelación, constituyen un principio de suma importancia y no
únicamente en relación con pagos o favores, sino como un rasgo de nuestro carácter. El
principio se relaciona entonces, con la prontitud y la puntualidad, porque la puntualidad en si
se constituye en un principio, en virtud que sobre de ella construimos nuestra reputación y
construimos los negocios. A menos que seamos puntuales y oportunos en nuestros
compromisos y establezcamos credibilidad, a menos que hagamos esto, seremos
destruidos, porque no podremos construir nada que sea estable. La prontitud es señal de
responsabilidad, esta nos ubicará dentro de los buenos índices de credibilidad y
confiabilidad. Siempre se espera que los pagos se hagan efectivos, esto demuestra que nos
interesa la reputación para futuras operaciones en lo relacionado con préstamos de dinero o
favores. El principio dice “no retengas los pagos”, si puedes pagar, paga.
Hay personas que tienen como filosofía que si disponen de efectivo adicional, pagan por
adelantado. Paguemos rápidamente nuestras obligaciones si nos esta yendo bien. Si
pagamos cumplidamente o por anticipado, mantenemos nuestra reputación ante los
banqueros, quienes se sentirán muy satisfechos con nuestra relación.
3. Comuniquemos bien. Si por alguna razón tenemos problema para cumplir con nuestras
obligaciones, comuniquémoslo antes de que llegue el tiempo. Para el banquero en el
momento que Ud. viene e informa que no puede cumplir a tiempo, para él Ud. esta
estableciendo credibilidad. Las personas que preocupan son aquellas que afirman que a
pesar de expresar que no tienen problema, no pagan. Por lo tanto, es muy importante
establecer buenos canales de comunicación si tenemos algún problema. Es parte de la
honestidad hablar claro y ser sinceros y buscar soluciones a los problemas, no dejarlos
crecer.

El principio dice “no retengas el pago de tus deudas”, no digas en otra ocasión, si puedes pagar en
el acto.

Este principio se enfoca a las deudas en general, habla por si mismo, nunca podemos estar libres
de deudas, necesitamos amigos, necesitamos relaciones, necesitamos socializarnos.
No obstante, deber dinero es poco saludable, nos fuerza a desarrollar habilidades para asegurarnos
de que podemos pagar lo tomado en préstamo. Así que fuerza nuestro crecimiento. Si nos vemos
obligados a aprender algo, aprendemos más, nos educamos más, de suerte que el progreso llega
en muchas ocasiones cuando sentimos presión, ejercemos presión en el sistema, pedimos prestado
e invertimos y la habilidad es la siguiente: pedimos dinero prestado para hacer dinero.

Debemos mantener con cuidado el no ser esclavos de las deudas. No meternos en deudas para
gastar en cosas innecesarias, sino el principio debería de ser el de pedir prestado para invertir
correctamente y desarrollar aún más lo que estamos produciendo. No pedir prestado para gastar
sino para invertir.

APROPIACION (PROPIEDAD)

“Así como el rico manda al pobre, el que pide prestado es siervo del que presta” Proverbios 22:7

Algunas personas manifiestan su deseo de tener su propio negocio porque quieren ser su propio
jefe, pero una ves que tenga su propio negocio, se va ha dar cuenta de que no es su propio jefe. De
esto hay que estar consciente si se quiere tener éxito.

De manera que existen tres jefes a los cuales el propietario tendría que considerar:
1. El Gobierno. El Gobierno regula nuestros negocios y nos dejará sentir bien claro quien es el
jefe. Si trabajamos duro y nos va bien, el Gobierno estará vigilando aún más de cerca,
imponiendo impuestos y restricciones. No siempre el Gobierno tiene la razón, pero por el
momento es uno de los tres jefes. Muchas personas odian al Gobierno, odian pagar
impuestos, odian las regulaciones, pero si realmente el Gobierno funciona de manera
apropiada, es indispensable para que pueda regular la sociedad, de no ser así no se puede
disponer de un ambiente propicio para los negocios, porque al carecer de normas
terminaremos por encontrar muchos vendedores y muchas actividades que no están
reguladas, tales como el mercado negro o corrupción. Aunque algunas veces no nos gusta
el jefe y la forma como éste actúa, es muy importante tener un gobierno válido, esto nos
ayuda a lograr el éxito.
2. El Cliente. Los clientes dictan lo que hacemos, cómo les servimos y se aseguran de que lo
hagamos con una sonrisa. Los clientes controlan que los productos que van a comprar
correspondan con la tendencia de le época, que satisfagan sus necesidades, de modo que
se termina trabajando con una sonrisa, que muchas veces, no sentimos. Si vamos a estar en
los negocios, tenemos que afrontar esta realidad, el cliente es el jefe, no siempre tiene la
razón, pero es el jefe.
3. Otro de los jefes puede ser el Banco o el prestamista. El concepto es bien claro, “quien pide
prestado es siervo de aquel que le presta”, así que nos volvemos muy amables con este
señor prestamista o banquero, porque de otra forma suspende el crédito. El prestamista no
va ha demostrar misericordia, si nos atrasamos en el pago, viene con toda la fuerza.

Algunas personas creen que deberíamos tomar dinero prestado y hay diferentes conceptos sobre
este asunto, pero solicitar dinero prestado para invertirlo en los negocios es realmente una forma
inteligente de hacer negocios. Se pueden hacer las cosas más rápidamente, se pueden hacer
mejor, al tomar dinero en calidad de préstamo, claro está debemos ser cuidadosos, porque si no
respetamos al prestamista, vamos a lastimar lastimados. Siempre hemos de mantener buenas
relaciones con los prestamistas porque de otra forma no vuelven a facilitarnos el dinero.
Adicionalmente tenemos que pagar a tiempo, por lo que será mejor que nos mostremos amigables
con ellos.
La motivación no era el no tener un jefe para tener nuestro negocio. La propiedad es algo bello,
encierra muchas cosas buenas que ofrece si estamos dispuestos a pagar su precio. Son muchas
las razones por las que queremos ser propietarios, por ejemplo, puede provenir de un deseo de
Dios, porque Dios dijo que nos ha dado dominio sobre todas las cosas y que tenemos que dar fruto,
esto significa desarrollar y someter la tierra. Fuimos creados con el instinto de mandar y conquistar.
El hombre fue hecho para la tierra. Es como si Dios hubiera credo los negocios y dispuesto que el
hombre los administre.

Mucha gente quiere escapar y miran hacia el cielo y resulta que el hombre no fue creado para el
cielo, sino fue creado para la tierra. Lo que hemos perdido es el valor del sistema aquí en la tierra.
Pensemos que Dios creo la tierra y todo el sistema y puso al hombre en la tierra para administrarlo,
el primer mandamiento fue trabajar y someter la tierra. Muchas veces este es un principio olvidado,
el principio relacionado con la propiedad. Creemos que propiedad no significa otra cosa más que
avaricia, pero no es así. El hombre fue creado de esta manera, creado para conquistar, para
mandar y esta es su misión, para esto fue creado. Fue Dios quien así lo dispuso, entonces no es
una de esas ideas locas que hablan de egoísmo. Poner en práctica los principios correctos, es lo
que hace que el mundo gire.

Hay hombres de negocios temerosos de Dios, que disfrutan de la responsabilidad que lleva la
propiedad. Les gusta, se sienten realizados, disfrutan con ir a trabajar, Dios los llama al mundo de
los negocios. Son incansables, pletóricos, llenos de energía y acompañados de una actitud hacia la
productividad.

Los negocios son la respuesta a un llamado de Dios. Tenemos necesidades que satisfacer y es por
esto que concepto de propiedad funciona si así lo seguimos y si así lo entendemos. No podemos
renunciar a la propiedad. No podemos crucificar algunas de las cosas que Dios nos ha dado, tenos
que dejar estos sentimientos por fuera.

Un propietario es un individuo incansable, lleno de energía, dispuesto a dirigirse hacia la


producción, hacia la productividad. No le teme a los problemas, quiere enfrentarse a los problemas
inmediatamente para resolverlos, quiere enfrentar los paradigmas, cambiarlos, quiere ver
claramente la acción de Dios en sus negocios. Vea a Dios como a su socio, ve a Dios como al
dueño de su negocio y a si mismo como aquel que Dios ha puesto a administrar.

Es cierto que venimos al mundo desnudos y así nos iremos, pero entre estos dos eventos, entre
nacer y morir, podemos ser creativos. Dios entrego la creación original, pero somos nosotros
quienes tomamos esa creación que El nos da, para multiplicar los bienes y para hacer que algo se
vuelva de nuestra propiedad. Las cosas aquí abajo son propiedad nuestra porque Dios nos dio la
habilidad y cuando pasamos la propiedad como herencia, lo podemos hacer hacia nuestros hijos,
debido a que?, debido a que se trata de nuestra propiedad. Si fuese de Dios no podríamos
entregarla a nuestros herederos. Es lo que nosotros creamos lo que se convierte en propio. Dios
dijo sólo quiero el 10%, el resto es nuestro y lo que hacemos es incrementar esta parte.

Seamos cautelosos, tengamos mucho cuidado con los pasos que nos conducen a la propiedad,
porque exigen responsabilidades. Hay muchos que no aceptan este punto de vista sobre los
negocios, porque si no queremos la responsabilidad a la que anteriormente nos hemos referido, el
poder y el éxito irán acompañados de problemas. Tenemos que estar dispuestos a aceptar esta
responsabilidad.
Los hombres de negocios se someten a la disciplina de Dios, a su llamado, esto es lo que hace que
los negocios funcionen, porque no temen trabajar, no temen arriesgar. De modo de quienes están
en el campo de los negocios solo para sentirse sus propios jefes y con ambiciones de volverse
ricos, deben tener cuidado, porque esta es una actitud muy peligrosa.

Finalmente consideraremos dos reflexiones:


1. Tenemos que descubrir que no somos nuestro propio jefe, aprender a servir a la gente y
aprender a servir a nuestros empleados. Servimos a la gente a los clientes, a todo el mundo.
Somos sirvientes, no podemos alejarnos de estar realidad tan importante.
2. Respondemos a un llamado. No todo el mundo esta hecho para el llamado de los negocios,
no en ciertos momentos de la vida, aunque de todas maneras siempre la actividad comercial
implica cierta responsabilidad

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