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Instituto Superior de Profesorado N° 4 “Ángel Cárcano”.

Profesorado de Educación Secundaria en Ciencias de la Administración.

Ética y profesión docente.

Trabajo Práctico N.º 8: “La pasión por aprender a convivir


correctamente”.

Profesora: Giménez Ángeles.

Alumna: Cabral Liliana

4° año
Consignas:

Cullen, Carlos. “La pasión por aprender a convivir correctamente”.

Ciudadanía y Poder. Perfiles Éticos-Políticos de la Educación.

1. Explique la diferencia entre política y educación desde el autor.


2. ¿Por qué la educación debe diferenciarse de la ciudadanía y de la política?
3. ¿Qué plantea Rousseau con respecto a la formación del ciudadano?
4. Sintetice los conceptos de pluralismo y multiculturalismo.
5. ¿Es necesario el surgimiento e implementación de la pedagogía crítica para la
conformación de nuevos sujetos en devenir ciudadanos?
6. ¿Formamos al ciudadano o formamos al sujeto moral?
7. Entonces de qué se trata la formación del ciudadano.
Resolución:

1. Desde el punto del autor, la política supone “leyes y “costumbres” que definen los
marcos de la excelencia en las acciones sociales, la ciudadanía y la educación se
implican mutuamente, su relación implica la constitución misma de la política,
cuando la política es ciencia práctica y “la más señorial y directiva de todas”, es decir,
cuando se la entiende como arquitectónica de la ética o como la más clara metáfora de
la ética ya que asimila que el bien del individuo es el mismo que el bien de la ciudad.

En cambio, si es a costa de la educación la política se hace totalitarismo; si es a costa


de la ciudadanía la política se transforma en anarquía. Una educación que no se
diferencia de la ciudadanía es, un adoctrinamiento, así también ocurre cuando la
ciudadanía no se diferencia de la educación, normalmente es distinguida como un acto
de formalidad. Por otro lado, una educación sin relación posible con la ciudadanía es
una fuga mundi, y una ciudadanía sin relación posible con la educación es una
congregatio bestiarum.

2. La educación debe diferenciarse de la ciudadanía y la política porque la educación


misma deja de ser una cuestión ciudadana y se convierte en una razón de Estado, al
servicio de la legitimación del nuevo orden social, regido por las leyes del libre
intercambio y la seguridad jurídica.
3. Rousseau plantea su conocida tésis de la contradicción: “La armonía, entonces, resulta
imposible, y forzados a oponernos a la naturaleza o a las instituciones sociales, es
forzoso elegir entre formar a un hombre o a un ciudadano, pues no podemos hacer al
uno y al otro a la vez”

No es que obedecemos la ley porque tenemos que elegir una vida buena, sino que nos
convertimos en súbditos o ciudadanos de un estado porque queremos tener una vida
tranquila. No nos educamos porque deseamos saber, sino porque necesitamos trabajar
en las determinadas relaciones de producción, obedecemos a la ley y nos educamos
porque el poder necesita legitimación.

4. Los conceptos de pluralismo y multiculturalismo son los siguientes:


● Pluralismo: un claro renacer del paradigma de la educación liberal que
consiste en aplicar a los problemas educativos los tres principios básicos del
liberalismo político: la autonomía, la dignidad y la igualdad.
● Multiculturalismo: tendencia a polarizar un debate entre cosmopolitas o
patriotas, y postular la conveniencia de una educación cosmopolita.
5. Si es necesario dicho seguimiento ya que, los problemas educativos y el ejercicio de
la ciudadanía tienden a convertirse en cuestiones de crítica aplicada, entre estas
cuestiones son particularmente significativos dos problemas: las relaciones del
pensamiento crítico con el deseo singular y las del pensamiento crítico con la
memoria histórica.

En relación con el primero, hay un claro renacer del paradigma de la pedagogía crítica
que, tomando elementos de las teorías de la reproducción y de la pedagogía de la
libertad, ya que insiste más en la idea de sujeto pedagógico, como ciudadano crítico y
de prácticas educativas cotidianas, como lugares posibles de la diferencia, de la
resistencia y de la transformación.

6. Formar al ciudadano es justamente formar un sujeto moral, pero con memoria de su


ciudadanía (liberal) negada. No se trata de la mera crítica desde lo otro, pensando
como el acontecer y lo diferente, sino de la crítica como irrupción del otro en su
rostro, del otro de carne y hueso, el que no es reducible a la totalidad, pero tampoco a
la mera diferencia de lo que acontece.

Se trata de una ciudadanía crítica, que no sólo lo es porque cuestiona toda eticidad
“inmediata” y toda alienación en las relaciones de poder, la riqueza y la información,
sino que “se niega a su propia negación”, reconciliándose efectivamente con el otro.

7. Formar un ciudadano verdaderamente ético, quiere decir un nosotros, que en la


relación con el otro se absuelve de la relación. Es la comunidad, como posibilidad de
una ciudadanía moral, o, si se prefiere, como una ética ciudadana, osea pública. Y es
pública no sólo porque es autónoma en su uso de la razón, sino que, además, no se
“regodea” con la tragedia de lo singular, ni se somete al terror de lo colectivo.
Aprende, el sí del perdón y deja que el otro irrumpa efectivamente en el sí mismo.

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