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CASO CLÍNICO – Germán.

Germán es un hombre de 48 años, profesional. Vive con su madre y la mitad del tiempo con su hija
de 12 años de edad. Trabaja en la administración municipal de su lugar de residencia.

Tiene una novia hace 7 años, pero en la actualidad se siente muy atraído por una compañera de
trabajo.

En la primera sesión manifiesta que es ludópata y que la última vez que fue al casino ganó mucho
dinero, lo cual en lugar de alegrarlo lo angustió mucho y por eso pide ayuda.

Manifiesta que desde niño ha tenido dificultades con las adicciones. Consumió marihuana a la
edad de 8 años y en la actualidad fuma cigarrillo de manera compulsiva.

Relata que tuvo muchas dificultades para estudiar su carrera, pues su familia no contaba con los
recursos necesarios para pagar la universidad privada. Entonces decidió trabajar vendiendo
mercancía para poder costearse el pago de los semestres. Relata que casi no se gradúa porque el
día que tenía que pagar los derechos de grado, se jugó todo el dinero en el casino. Cuando nombra
esto empieza a llorar y dice que no comprende por qué es como si una parte de él no le permitiera
“salir adelante”.

Dice que la madre y la novia saben de su adicción al juego y que él no quiere hacerles daño, menos
ahora que es profesional y tiene trabajo estable. Relata que su hija le dijo que es lesbiana y que él
la apoya en su preferencia sexual, pero que no quiere que ella sepa de su problema de juego.

Por último, manifiesta que cuando entra al casino siente mucha sed y un sabor metálico en la boca
y que en ocasiones les dice frases a las máquinas en las que juega, aunque entre todas, hay una
máquina de su preferencia: “la de los patos”. A esta máquina le dice que le devuelva su dinero y
que se lo dice con rabia, pero que él sabe que las máquinas no le van a responder. Dice sentir que
necesita perder algo más que el dinero, pero que no sabe qué es.

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