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PROVINCIA DE BUENOS AIRES

DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN


DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR
ESCUELA NORMAL SUPERIOR “J. M. ESTRADA”
INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N°163

Carrera: Profesorado de Lengua y Literatura


Unidad Curricular: Teoría Literaria I
Curso: 1ro.
Ciclo lectivo: 2022
Profesora: Natalia Rodríguez
Estudiante: Martina Resnik
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Géneros degenerados,
reflexiones desde la literatura

1) La clasificación en géneros literarios puede cumplir diferentes funciones


dependiendo del punto de vista o marco teórico desde el cual se la analice. Es así que,
para los lectores, la clasificación puede servir de “horizonte de expectativas”, lo que
significa que, gracias a identificar que determinada obra pertenece a determinado
género, el lector podrá anticiparse sobre los temas que tratará la obra, o sobre su
formato, o en general, sobre qué esperar de ella. Puede funcionar, además, como guía
para su lectura e incluso condicionar las interpretaciones que el lector haga de la obra.
Por otro lado, para autoras o escritores, los géneros literarios operan como modelos
de escritura. Desde este punto de vista, pueden pensarse como pautas normativas o
prescriptivas de las características que cada obra debería tener para poder pertenecer
a determinado género.

En este sentido decimos, entonces, que el género funciona como un límite.


Pero lo cierto es que la clasificación no es tan clara ni puede ser del todo exhaustiva.
Esto, porque la concepción de los géneros literarios responde a un determinado
contexto histórico y cultural. No es algo dado, sino un producto social, de modo tal
que, dependiendo el período histórico, o el movimiento literario al que se pertenezca, o
por búsqueda estética personal, se puede producir una obra conforme a las reglas de
tal o cual género, o puede intentarse lo opuesto: romper con la clasificación genérica,
contaminarla, criticarla, reelaborarla. Los géneros pueden estar allí para ser
desbordados, para ser el marco del que escapan los sentidos y el límite necesario

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para que exista la transgresión, para que pueda apreciarse, ya que en toda
transgresión no solo hay una crítica, sino también una reescritura, del propio género,
de la literatura en general, y en diálogo con la cultura y la sociedad. Decimos,
entonces, que la clasificación en géneros sirve, fundamentalmente, para interpretar y
leer los textos en función del sistema literario del que son parte y producto, histórico,
cultural y político.

2) Elijo en esta ocasión hacer un comentario sobre “Las fabricantes de tortas”, de


Alejandro Urdapilleta (1989). Dicha obra despliega un formato y una serie de recursos
propios del género dramático, tales como la indicación inicial sobre cómo es el
escenario en que la acción transcurrirá, y los personajes que de ella formarán parte.
También tiene una gran cantidad de didascalias y acotaciones internas, al punto de
que, hacia el final de la obra, cumplen una función semejante a la de un narrador.

Es aquí donde encontramos las particularidades de esta obra: de la


participación del personaje de Mariluz nos enteramos únicamente por las didascalias,
ya que no tiene ningún parlamento. Ella le habla, pero sin esperar respuesta. Así, la
obra se desarrolla principalmente entre el monólogo y el soliloquio, ya que por
momentos pareciera que la presencia de Mariluz es una mera excusa para el discurrir
de Ella. Pero a medida que transcurre la trama, vemos el rol y la importancia de
Mariluz, que es quién, desde ese lugar que ocupa entre las didascalias, mueve la
escena y hace de soporte para Ella. De soporte escénico, sí, pero –como se muestra
hacia el final-, también de soporte afectivo. ¿Es su sirvienta, su socia, su amiga, su
cuidadora? ¿Es un juego de rol? ¿Serán efectivamente de clases sociales tan
antagónicas o Ella delira su aristocracia?

De la obra es interesante, además, que los roles de las dos mujeres son
interpretados por hombres y que aparecen muchos elementos del universo cultural
homosexual de la época, que, en mi opinión, no pueden desestimarse a la hora de
analizar la obra, ya que es en esa clave que ilustra, al punto del absurdo, la estética de
la década del ’90 en nuestro país. Y lo hace desde ese lugar más marginal, por ser
teatro under, y por ser producto cultural del universo de la disidencia sexual. Este
hablar desde los márgenes aporta una particular perspectiva crítica de la época y de
las personalidades liberales, desplegando el humor característico del parakultural y
ese universo gay mencionado anteriormente, plagado de elementos kitsch y
exacerbaciones. Para terminar, creo importante recuperar este tipo de

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representaciones como constituyentes de la identidad cultural del teatro nacional, tanto
por su mirada estético-crítica como por su aporte rupturista al género teatral.

3) Por la presente, me dispongo a justificar a favor de la inclusión del poema de Tristán


Tzara “Para hacer un poema dadaísta” (1920), en la antología de poesía. En primer
lugar, por desplegar una serie de recursos propios del género lírico, tales como la
repetición de palabras en el comienzo de dos pares de versos sucesivos (“Toma un
periódico/ Toma unas tijeras” y “Recorta el artículo/ Recorta enseguida (…)”), y la
búsqueda por producir cierto ritmo a partir de la rima, aún sin respetar una métrica
regular (“Toma unas tijeras/ Elige en el periódico un artículo de la longitud que quieras
darle al poema.” y “(…) y metelas en una bolsa/ Agitala suavemente/ Ahora sacá las
palabras, una tras otra.”).

Asimismo, resulta de importancia su inclusión en tanto ilustra el potencial crítico


del género, e invita a un análisis muy rico, tanto de las relaciones internas al poema,
como las que establece con el entorno de su producción, a partir del cual es posible
apreciar esa lectura crítica que los movimientos de la vanguardia artística propusieron:
una crítica al hacer poético y el estatuto elevado del arte y los artistas. Es interesante
observar, además, cómo en un principio parece ser sólo un ejercicio para escribir
poesía de vanguardia (y lo es), para, al final, explicitar ese posicionamiento dadaísta
en contra de las verdades en el arte, y sus reglas. Mientras que proponían la ruptura
con los moldes y normativas de la creación artística, aquí nos encontramos con un
poema-guía “Para hacer un poema dadaísta”. Esta intencionada contradicción,
manifestada hacia el final, ironiza y resignifica todo lo anterior, ya que expone la crítica
al quehacer poético y ese deber-ser poeta de culto, incomprendido por los ignorantes
(Tzara, 1920), a la vez que cumple con ciertas características del género como los ya
mencionados recursos, y también con ser expresión del sentir y posicionamiento del
sujeto poético, su sentimiento estético. Por todo lo expresado, y por la relevancia y
aporte de los movimientos de vanguardia a la creación e interpretación artística, es
que insisto en que dicho poema sea incluido en la antología.

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Bibliografía

Oberti, Liliana (2012) Géneros literarios, composición, estilos, contextos,


Buenos Aires, Longseller.

Martina:

Lo que más me gusta de acompañar tu trayectoria es poder ser testigo de cómo crecés en tus
observaciones, cómo vas incluyendo tu experiencia cultural en el análisis literario. Cuando te
des cuenta de todos los aportes que podés hacer a la formación docente no te para nadie,
jeje.

Un placer, mi querida.

Nota: 10 (diez)

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