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Daniel y las palabras mágicas

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.
Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que
Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere.
Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa
debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te
quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad
de la gente cuando las oye.
Sabe bien que las palabras amables son mágicas,
son como llaves que te abren la puerta de los
demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo.
Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser
un mago de las palabras amables?
FIN

Sara y Lucía
Érase una vez dos niñas muy amigas llamadas Sara y Lucía. Se conocían desde que eran muy
pequeñas y compartían siempre todo la una con la otra.
Un día Sara y Lucía salieron de compras. Sara se probó una camiseta y le pidió a su amiga Lucía su
opinión. Lucía, sin dudarlos dos veces, le dijo que no le gustaba cómo le quedaba y le aconsejó
buscar otro modelo.

Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga.
Lucía se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga.
No entendía su enfado ya que ella sólo le había dicho la verdad.
Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo
había sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello.
Sara reflexionó y se dio cuenta de que su madre tenía razón.
Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran
sonrisa.
Desde entonces, las dos amigas entendieron que
la verdadera amistad se basa en la sinceridad.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el
que se enfade se quedará sentado.
FIN
Fabula la Zorra y el Perro
Una zorra entró a un rebaño lleno de corderos y se acercó a un
pequeño cordero. Lo acercó a su pecho y fingió acariciarlo. El perro, que
cuidaba el rebaño, se dio cuenta de lo que sucedía y le dijo a la zorra:

- ¿Que crees que estás haciendo?


- Solo lo acaricio y juego un poco con el  -le dijo la zorra, fingiendo cara de
inocencia-.
- Pues si no quieres conocer mis caricias,
¡entonces suéltalo!  -le respondió el perro-.
Moraleja: Al que no está preparado, sus actos
le delatan.

Fabula las Ranitas y el Tronco Tallado


Había una vez unas familia de ranitas que vivía en un lago, pero sentían
mucho miedo por un tronco tallado que se veía en la orilla del lago, las
ranitas les gustaba mucho las fiestas, eran muy divertidas, pero sentían
mucho respeto por el tronco. En muchas oportunidades no hacían fiestas
para no hacer tanto ruido y no molestar al tronco.
Ellas pensaban que el tronco era un monumento de alguna tribu que ya no
habitaba en ese lugar, pero como no se atrevían a acercarse a él para ver
bien de que se trataba, solo podían suponer y
mirar de lejos su rostro serio que inspiraba
autoridad.
Un día muy tormentoso con horribles truenos, el
tronco cayó al lago y en ese instante las ranitas
pudieron ver que era solo un tronco tallado que
no podía hacerles daño. Al darse cuenta de eso
comenzaron a reírse de los temores por lo que
habían pasado y comenzaron a jugar con él. 

Moraleja: lo que por ignorancia atemoriza, a veces es solo digno de risa.


LOS CAMINITOS
(David Chericián.)
Caminito del humo
va la candela,
camino del silencio,
los ruidos vuelan.
Camino de la loma
la tierra sube,
caminito del agua
marcha la nube.
Camino de la fruta
marcha la planta,
camino de la tarde
va la mañana.
Camino del diamante
marcha el carbón
y en camino a tu casa
camino yo.

La vaca lechera
Tengo una vaca lechera,
no es una vaca cualquiera,
me da leche merengada,
ay! que vaca tan salada,
tolón , tolón, tolón , tolón.

Un cencerro le he comprado
Y a mi vaca le ha gustado
Se pasea por el prado
Mata moscas con el rabo
Tolón, tolón
Tolón, tolón

Qué felices viviremos


Cuando vuelvas a mi lado
Con sus quesos, con tus besos
Los tres juntos ¡qué ilusión!

Amo, amas
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida


nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,
amar la inmensidad que es de amor encendida
¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

Bota, bota, bella niña...


Bota, bota, bella niña,
ese precioso collar
en que brillan los diamantes
como el líquido cristal
de las perlas del rocío matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
que te quiere estrangular
enrollada en tu garganta
hecha de nieve y coral.

La leyenda de la Tatuana
Hay relatos que cuentan que hace muchos años, en época colonial, hubo en
Guatemala una joven y bella mujer de origen mulato a la que llamaban
Tatuana, que disfrutaba con los placeres de la carne y con los placeres del
lujo, los cuales no estaban bien vistos en una sociedad recatada y religiosa.
Así pues, se acusó a la joven de brujería y de hacer maleficios para conseguir
a los hombres. Se le acusó de codicia y de no seguir los preceptos de la
iglesia. Por todas estas razones fue juzgada por el tribunal de la Santa
Inquisición, y fue condenada a muerte. La Tatuana se negó a recibir la gracia
de confesión de sus pecados antes de morir. Cuentan, que la noche anterior
a su muerte, pidió como última gracia un trozo de carbón, unas velas y unas
rosas blancas. Con estas tres cosas hizo en la celda una especie de altar
donde realizó una hechicería. Con el carbón pintó en la pared una gran barca
mientras recitaba conjuros, y se dice que se presentó ante ella el mismo
demonio. El demonio le sacó de la celda montada en la barca que había
pintado en la pared, y se dice que todavía se
la puede ver en los días que llueve grandes
aguaceros.
 Se cree que los antecedentes de esta leyenda
provienen de la mitología maya, y más
concretamente de la leyenda de Chimalmat
(Diosa que se vuelve invisible por causa de un
encantamiento).

Los penitentes de la Recolección


Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de
encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas. 

Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son
animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar. 

Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente
encadenado a sus malas acciones.
Una noche en que pasaba la procesión de cucuruchos Mario un muchacho valiente y aventado, decidio salir
a su encuentro, cuando oyo que se acercaban los penitentes por las viejas calles, vacias a esa hora, hasta el
ambiente estaba frio y nuboso mas que de costumbre, pues cuando vio desfilar los cucuruchos se le erizo la
piel, se puso como de gallina, uno de los cucuruchos salio de la fila y se le acerco, le dijo:  -toma, cuidamelo
hasta que refrese por él.

Mario no pudo negarse y tomo el cirio que llevaba el cucurucho, Mario al siguiente día empezo a enfermar,
lo peor de todo era que, los doctores no encontraban del porque estaba enfermo Mario, este habia
guardado el cirio que le diera el espectro en un baúl, cuando volvieron a pasar los cucuruchos, Mario salio
con el cirio en la mano listo para entregarselo a su dueño, pero oh sorpresa, el cirio ya no erea esto, sino era
un femur, el espectro al ver el hueso le dijo: Yo te he dado un cirio y tu me
quieres entregar un femur. De castigo tendras que acompañarme, dicho y
echo, Mario fue tomado de los brazos que por la enfermedad ya estaban
bastante flacos, le pusieron un cucurucho, le dieron un cirio encendido y paso
a formar parte de la larga fila de los penitentes de la Recolección, esto me lo
conto mi abuilito Julio, dice que sucedio hace muchos años alla por los viejos
barrios de la capital.

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