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LA HISTORIA DE LOS MATERIALES

DE LABORATORIO
por OneMomentPublicada el17 agosto, 2019

La química que hoy en día es parte indispensable de nuestra sociedad, gracias a


los adelantos tecnológicos que permiten que los profesionales de esta ciencia
puedan conseguir grandes logros en aspectos tan importantes como la
medicina, es parte de nosotros desde el origen de las civilizaciones.

La importancia de los materiales de laboratorio


El ser humano se caracteriza por su afán por querer ampliar su conocimiento y
desde hace miles de años experimenta con diferentes materiales que le
proporciona su entorno para conseguir diferentes fines. Naciendo así los orígenes
de los materiales de laboratorio, definiendo sus inicios.

Desde la creación de tintes a partir diferentes elementos naturales o la


fundición y aleación de distintos metales, el origen de la química basada en el
ensayo y error hasta la obtención de la solución deseada no hubiera sido posible
si esos precarios laboratorios de alquimista que fueron precursores de los que hoy
conocemos.

La alquimia tan denostada en los últimos dos siglos, fue durante mucho tiempo la
encargada de llevar a cabo las distintas pruebas y experimentos en estos curiosos
laboratorios.
Estos espacios estaban llenos de elementos interesantes creados de forma
específica y a una escala adecuada para la experimentación.

Para estos laboratorios alquimistas se crearon elementos de medición, hornos,


crisoles y un sinfín de aparatos que eran parte imprescindible para la obtención
de datos en aquellos experimentos.

Un buen elemento de medición era especialmente importante a la hora de realizar


diferentes pruebas y el más habitual y se puede decir que imprescindible desde la
antigüedad es la balanza.

Con presencia entre nosotros desde el antiguo Egipto, era un elemento obligado
para la compra venta de los diferentes productos con los que comercializaban los
pueblos de la antigüedad.

Aunque más rudimentarias que las actuales su mecánica era muy similar, las
balanzas egipcias estaban formadas por un brazo que en sus dos extremos
sostenía con cuerdas un plato, en uno de ellos colocaban el producto a pesar y
en el otro diferentes pesas de valor concretado.

Materiales de laboratorio a lo largo de la historia


Los egipcios perfeccionaron su invento a lo largo de los siglos incluyendo a la
original un plomo que nivelaba la balanza, incluso la característica aguja que
certifica el equilibrio entre ambos platos de pesaje.

Los romanos también crearon su propio sistema de balanza, el que muchos


recordaremos como “romana”, consistente en un brazo asimétrico provisto en un
extremo, el corto, de un gancho donde sostener los productos a pesar y en el lado
largo calibrado, donde se desplazaba una pesa hasta obtener el valor del pesaje.

Desde sus orígenes este ha sido un elemento que nos ha acompañado hasta
nuestros días y que ha conseguido llegar a un altísimo nivel de precisión. Gracias
a la microbalanza creada por el nobel Fritz Pregl que permite el pesaje de
milésimas de miligramo, abrió las puertas del microanálisis moderno a primeros
del pasado siglo.

Otro elemento fundamental que permitía a los alquimistas conocer la densidad y


por tanto el peso de diferentes elementos, son los densímetros, invento que se
atribuye a la filósofa egipcia Hipatia y entre ellos el areómetro, formado por un
flotador y una varilla graduada adecuada al líquido utilizado, nos permite por la
inmersión de un elemento en dicho líquido medir la densidad y otros parámetros
de la muestra.
La medición como parte esencial para la investigación tiene en la volumetría su
gran aliado. Imprescindibles en cualquier laboratorio han sido y siguen siendo,
las probetas, pipetas y buretas. 

Las probetas son cilindros calibrados de vidrio que nos proporcionan de


forma rápida el volumen de un líquido, pero para una mayor precisión
debemos recurrir a otros instrumentos como la pipeta, que nos permite la adición
de líquidos con gran precisión gracias a que su tubo de vidrio acaba en forma
cónica, o la bureta, que es un cilindro de vidrio con un grifo, originalmente de
metal y posteriormente de vidrio. 

En los últimos dos siglos la evolución de los laboratorios químicos sufren un


gran adelanto gracias a otro de los instrumentos más significativos, el mechero de
laboratorio. Este instrumento aprovecha el gas y permite el calentamiento, fusión
o volatilización de muestras y sustancias.

Aunque se empleaban otro tipo de instrumentos para calentar muestras, el


mechero de laboratorio conseguía con una menor perdida de calor enfocar la
llama consiguiendo temperaturas no alcanzadas hasta el momento.

Los materiales de laboratorio en el avance industrial

Un instrumento que permitió gracias al calentamiento de diferentes elementos el


descubrimiento de elementos como el Cesio y el Rubidio a mediados del S. XIX,
entre otros.

Otro instrumento imprescindible en cualquier laboratorio, que aunque lo


contemplamos como un elemento moderno está presente desde 1590, es el
microscopio. Este instrumento permite observar objetos demasiado pequeños
para el ojo humano.

La evolución de este instrumento ha sido significativa en función del avance de


la óptica y las diferentes lupas que debían ser talladas a mano en origen y que
conseguían un mayor grado de aumento, que posteriormente se incrementó por el
uso de líquido como lupa, originalmente el agua y que a mediados del S. XIX
con el intercambio de esa agua por aceite de cedro, que proporcionaba una óptica
sin precedentes hasta entonces, consiguiendo aumentos de 2000.

A partir de ahí hubo que esperar hasta primeros del s. XX para una nueva
revolución en este instrumento y por tanto en el mundo de la ciencia con la
creación del microscopio electrónico, que ofrece 100000 aumentos.
Todos estos instrumentos han evolucionado para dar a los científicos de
hoy herramientas que permitan el aumento del conocimiento que el ser
humano busca desde el origen de la humanidad.

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