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En este ejercicio vamos a reflexionar sobre las cuatro dimensiones del “Ikigai”
(y sus intersecciones)
1. Lo que amo
Esta parte del ejercicio es la más fácil. Anota todo aquello que se te ocurra que
te hace sentir bien y te aporta felicidad. No pienses mucho. Escribe rápido, sin
darle muchas vueltas. Sé totalmente sincero y anota sólo aquello que te
emocione.
¿Te gusta el contacto con la naturaleza? ¿Acariciar a tu gato? ¿Cantar? ¿Eres
feliz cocinando un nuevo plato? ¿Cuidando tus plantas? ¡Escríbelo! No juzgues
si es algo bueno o útil a ojos de la sociedad. El objetivo es que escribas todo
aquello que te da felicidad.
Empieza cada frase con «Me hace feliz ____________».
Tomar acción puede llevarse a cabo de muchas maneras, como enviar ese
email que llevas semanas queriendo escribir, empezar con las clases de pintura,
cambiar de trabajo si no disfrutas con el actual, casarte si amas de verdad,
divorciarte si hace años que tu relación está muerta, hacer ese viaje que siempre
has soñado...
Lo fundamental es hacerlo.
Vuelve ahora al listado de los cuatro componentes del Ikigai y subraya aquello
a lo que no estés dedicando suficiente tiempo últimamente.
Es decir, cosas que son importantes para ti pero que has dejado de lado
últimamente.
Por cada una de esas cosas desatendidas, escribe una lista con tres acciones
concretas para poner en marcha los aspectos olvidados o dejados de lado de tu
vida, no es necesario que sean grandes pasos, sino pequeñas acciones del día
a día (como cuando pulimos los objetivos de la rueda de la vida)