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Confusión Sobre los Pactos


Anotaciones

Jeremías 31 y la Controversia del


“Un Pacto”
Jeremías predijo lo siguiente en Jeremías 31:31-34 – “31He aquí que vienen
días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la
casa de Judá. 32No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque
fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y
la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
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Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos
hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me
acordaré más de su pecado” .

Esta profecía figura de forma perceptible en la presente controversia de si


hay un pacto continuo (Eterno) desde Abraham, a través de Moisés, a través
del Nuevo Pacto de Cristo o si los pactos fueron dados a Abraham (Gén. 12:2 y
Sigs.); a Israel a través de Moisés (Dt. 5:1-3) y a la Israel espiritual a través de
Cristo (Heb. 8:7-13) son pactos distintos y separados. Aquellos que sostienen
el “un pacto” argumentan que el Pacto Mosaico y el Nuevo Pacto de Jesús eran
“renovaciones” del Pacto Abrahámico; insistiendo que la profecía proferida por
Jeremías realmente fue cumplida cuando los judíos retornaron del exilio babilónico
(c. 536 AC). Escúchelos:

“Ciertamente, el famoso nuevo (renovado) pacto de Jeremías 31:31-34,


profetizado primero alrededor del 593 AC se hizo realidad cerca de 60 años
después cuando el pueblo de Dios en las casas de Judá e Israel, retornaron del
exilio babilónico, a quienes el oráculo del pacto fue dirigido específicamente.
(Stanley Paher, El Pacto Eterno, pág. 78).

“El Nuevo Pacto en Jeremías 31:31-34 se refiere a Dios renovando su pacto


primero cuando los judíos salieron de la cautividad babilónica. Poner la ley
en sus corazones se refiere a Jer. 17:1. La ley de Dios reemplazaría el pecado
en sus corazones. No hay referencia a la Antigua Ley y a la Nueva Ley”.
(Jim Puterbaugh, Grabación de “El Pacto”, 2-6-95).

Ningún hombre niega que la profecía de Jeremías fue cumplida en la muerte de


Cristo; pero ellos niegan (Stanley y Jim) que el pacto de Jesús de Hebreos 8:6-13
era el cumplimiento exclusivo de Jeremías 31. Más bien contemplan la profecía
como una especia de profecía “dual”, con Hebreos 8 siendo un cumplimiento
secundario antes que el primario.

El énfasis fuerte hecho por ambos escritores de que Jeremías 31 fue cumplido
al retorno del exilio en Babilonia, resalta el papel significativo que juega el pasaje
en sus pensamientos. Si el pasaje señala excluvisamente al Nuevo Pacto de Cristo,
indica una diferencia entre ambos, entre los dos pactos (de esta manera no uno
continuo) y, acorde al escritor de Hebreos, la cesación de uno con el comienzo
del segundo (Heb. 8:13). En vista de que ambos puntos son negados por los de-
fensores del “Un Pacto Eterno” es imperativo que ellos se dirijan a Jeremías 31 y
remuevan las implicaciones, que están presentes en el Nuevo Pacto de Jesús, que
este es un cumplimiento exclusivo de Jeremías 31.

Nadie que conozca disputa el hecho de que algunas profecías eran de cumpli-
miento dual. Una profecía de tal naturaleza es encontrada en 2 Samuel 7:12-16, la
promesa de Dios a David de colocar a su heredero en su trono. Esta fue cumplida
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Anotaciones primero cuando Salomón ascendió al trono de su padre David. Esta fue cumplida
una segunda vez cuando Cristo, después de ascender al cielo tras Su resurrección,
se sentó a la diestra de Dios (Hch. 2:36).

Aunque puede ser concedido que hay pocos casos de cumplimiento dual de
profecía, no todas las profecías pueden ser categorizadas de esa manera. Con
muchos, una profecía tenía solamente un cumplimiento. Mire a Daniel 2:44. Dios
prometió establecer un reino eterno en los días de los reyes romanos. La confusión
y error masivo engendrado por el premilenarismo existe porque quieren hacer de
Daniel 2:44 una profecía “aplazada”. Considere Joel 2:28. Joel predijo que en
los postreros tiempos Dios derramaría de Su Espíritu sobre “toda carne”. Acorde
a Pedro, esa profecía fue cumplida en Pentecostés en el fenómeno de hablar en
lenguas (Hch. 2:16-21). Aparte de la era de la iglesia del primer siglo, ¿dónde
ha sido cumplida esa profecía ya sea antes o después? Zacarías 6:12-13 es una
profecía con respecto al templo que el Mesías (el varón llamado el Renuevo)
edificaría. Cristo ha edificado un templo (Su iglesia, 1 Cor. 3:16). ¿La profecía
va a ser cumplida de nuevo por Jesús edificando un templo físico en Jerusalén?
Los premilenarios así lo creen.

¿Qué acerca de Jeremías 31? Puesto que el escritor de Hebreos cita la profecía
en el capítulo 8:7-13, aplicándola al Nuevo Pacto de Jesús, claramente la profecía
de Jeremías fue cumplida en la obra de Cristo. ¿Quién se atreve a afirmar que la
aplicación del escritor de Hebreos de Jeremías 31 a la obra de Cristo era incorrecta?
La pregunta más importante: “¿Jeremías 31:31-34 hace referencia exclusiva al
Nuevo Pacto de Jesús?” La respuesta es “Si”, por las siguientes razones:

1. El “terreno” sobre el cual se encuentra Jeremías 31:31-34 es Mesianico.


Los capítulos 30-34 son llamados por algunos eruditos “El Libro de Con-
solación”. Los primeros 29 capítulos de Jeremías hablan del juicio de Dios
sobre Israel (Judá) y su exilio en Babilonia. Los capítulos 30-33 dan una
esperanza futura a pesar de la amenazadora sombra de derrota y deportación.
Son dadas promesas que vendrían con “David su hijo, a quien yo os levan-
taré” (Jer. 30:8-9). El capítulo 31:1 continúa la era de la cual se habla en el
capítulo 30 – a saber – “los días de David su rey” al decir “en aquel tiempo”.
Además, el capítulo 31:38-40 habla que “la ciudad” del prometido Nuevo
Pacto nunca sería arrancada ni destruida más para siempre, obviamente una
profecía Mesianica para la Jerusalén física que ha sido arrancada y destruida
varias veces desde que los judíos retornaron del exilio babilónico. Al cierre
de este “libro de consolación” el profeta escribió: “15En aquellos días y en
aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y
justicia en la tierra. 16En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará
segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra” (Jer. 33:15-16). La sección
en la que Jeremías 31:31-34 es encontrado es Mesianica y las promesas de
que la simiente de David sería su rey y que Jerusalén nunca sería arrancada
demanda que tal aplicación haga referencia exclusiva a la obra y pacto de
Jesús. En vista de que el contexto es Mesianico, hay buen razón para entender
que la promesa del “Nuevo Pacto” también es Mesianica.

2. El corazón de Hebreos (capítulos 7-10) muestra repetidamente un con-


traste y distinción entre los dos pactos, no “unidad” y “continuidad”,
como alegan los defensores del “un pacto”. El sacerdocio ha cambiado
requiriendo de un cambio de ley (Heb. 7:12). Cristo es la garantía y el
mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (Heb.
7:22; 8:6). Es el mediador de un Nuevo Pacto en el que Su muerte tuvo
lugar para la remisión de las transgresiones de aquellos que estaban bajo
el primero (Heb. 9:15). El primer pacto fue consagrado con la sangre de
animales, pero el segundo fue consagrado con la sangre del Cordero de Dios,
Su Hijo (Heb. 9:18-20). Si el primer pacto hubiera sido sin defecto, no se
habría procurado lugar para el segundo (Heb. 8:7). El hecho de que él dijo
“Nuevo” hizo al primero “viejo”, próximo a desaparecer (Heb. 8:13). Cristo
“quitó” el primero, para poder establecer el segundo (Heb. 10:9 y Sigs.).
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En todos estos pasajes el contexto admite que dos pactos distintos; no un Anotaciones
pacto renovado primero en el Sinaí y luego nuevamente en el Calvario. No
hay indicación por parte del escritor de que el Nuevo Pacto de Jeremías 31
fue cumplido primero en el 536 AC no de que el Nuevo Pacto de Jeremías
hiciera referencia a algún otro que al pacto que Jesús hizo y entregó.

3. Si Jeremías 31 fue cumplido al retorno del exilio babilónico, ¿dónde hay


registro de tal cosa? El Pacto que Dios hizo con Abraham está registrado,
como lo es el pacto que Dios hizo con Israel a través de Moisés y el pacto
que Dios hizo con la humanidad a través de Cristo. Ninguno de los libros
post-exilicos (Esdras, Nehemías, Ester, Hageo, Zacarías, Malaquías) dan la
más leve insinuación de que Israel estuvo entonces bajo un nuevo pacto dado
después del retorno del exilio. Al contrario, hablan de la obediencia al pacto
dado a través de Moisés (Esd. 10:2 y Sigs.).

4. Una de las promesas del Nuevo Pacto de Jeremías 31 era “no me acordaré
más de su pecado”. El escritor de Hebreos dijo: “1Porque la ley, teniendo
la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca
puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año,
hacer perfectos a los que se acercan. 2De otra manera cesarían de ofrecer-
se, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más
conciencia de pecado. 3Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria
de los pecados” (Heb. 10:1-3). El escritor de Hebreos declara dos cosas
importantes: (1) Hubo una conciencia de parte del pecador de sus pecados
pasados, la cual no hubiera tenido si hubieran sido limpiados completamente.
(2) Hubo uno recordación de los pecados cada año. Y, esta conciencia de
pecados y recordación de pecados continuó hasta que el perfecto sacrificio
fue ofrecido. Puesto que había recordación de los pecados año tras año y
cuando el “nuevo Pacto” de Jeremías 31 fuera dado sus pecados ya no serían
recordados, necesariamente se debe seguir que el Nuevo Pacto de Jeremías
31 no había sido dado entre el retorno del exilio y el nacimiento de Jesucristo.

5. Hubo una ofrenda continua por pecado desde el retorno del exilio hasta
el sacrificio de Cristo, algo que cesaría una vez que el Nuevo Pacto de Je-
remías estuviera en vigencia. “17añade: Y nunca más me acordaré de sus
pecados y transgresiones. 18Pues donde hay remisión de éstos, no hay más
ofrenda por el pecado”. (Heb. 10:17-18). El mismo hecho de que aun había
ofrendas por el pecado hasta el sacrificio de Cristo nos dice que la promesa
“nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” aun no había
sido cumplida. Si así hubiera sido, no solo más sacrificios no habrían sido
ofrecidos, sino que también el sacrificio de Cristo habría sido innecesario.
Parte de la razón de por qué son hechos grandes esfuerzos para probar que la
profecía de Jeremías 31:31-34 fue cumplida al tiempo del retorno del exilio ba-
bilónico puede ser vista de esta declaración: “... Poner la ley en sus corazones se
refiere a Jeremías 17:1. La ley de Dios reemplazaría el pecado en sus corazones.
No hay referencia a la Antigua Ley y a la Nueva Ley” (Grabación: “El Pacto”,
Jim Puterbaugh). Acorde a la teoría del “un pacto”, no había contraste entre una
antigua ley y una nueva ley; ninguna remoción de una antigua ley por medio de
dar una nueva a ellos, un pacto no es una ley, aunque puede tener ley. Esto es
muy necesario para sustentar su teoría, que cuando Dios prometió “pondré mi
ley en sus corazones” solamente se refirió a una ley existente; no a una diferente.
Sin embargo, Hebreos 7:12 declara específicamente que un nuevo sacerdocio de-
mandaba que la ley fuera cambiada. Contrario a la contención de ellos, “pacto”
y “ley” son usados sinónimamente. “Y él os anunció su pacto, el cual os mandó
poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra”
(Dt. 4:13). “Y he puesto en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de
Jehová que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto”
(1 Rey. 8:21). El sumo sacerdote Hilcías dijo “He hallado el libro de la ley en la
casa de Jehová” no obstante en sus oídos fueron leídas todas “las palabras del
libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová” (2 Rey. 22:8; 23:2).
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Anotaciones Estos pasajes muestran que el pacto es llamado “la ley” y la ley es llamada “el
pacto”. Si, un pacto incluye una relación pero puede incluir más que eso, puede
incluir ley. Limitar un pacto solamente a una relación es caer en el mismo error
que los Calvinistas que insisten que somos salvos por fe sola. Somos salvos por
fe pero no por fe sola. Y aunque un pacto incluye una relación, a menudo hay
mucho mas en un pacto que una relación; muchas veces esto es ley como lo fue
con el Antiguo Pacto y como lo es con el Nuevo.

Es interesante notar que Hebreos 9:15 dice: “Así que, por eso es mediador
de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las trans-
gresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la
herencia eterna” y Hebreos 12:14 dice que debemos acercarnos “... a Jesús el
Mediador del nuevo pacto”. Ambos pasajes mencionan un “nuevo pacto” pero
aunque en ambos casos la palabra pacto es la misma palabra griega (diatheke)
la palabra “nuevo” (que modifica a “pacto”) no es la misma palabra griega. La
palabra “nuevo” en Hebreos 9:15 es kainos que:

“denota nuevo, de aquello que es no acostumbrado, desusado; no nuevo en


tiempo, sino nuevo en forma o cualidad, de diferente naturaleza de aquello
con lo que se contrasta como viejo” (Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo
de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, Vol. 3, pág. 69).

La palabra “nuevo” en Hebreos 12:24 es neos que significa:

“... nuevo con respecto a tiempo, lo que es reciente; se usa de los jóvenes
...” (W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo
Testamento Exhaustivo, Vol. 3, pág. 69).

El Sr. Vine hace este comentario sobre el uso el uso de estas dos palabras dife-
rentes para modificar “pacto”:

“El nuevo pacto en Heb 12.24 es nuevo (neos) en comparación con el pacto
mosaico, casi mil quinientos años anterior; es nuevo (kainos) en comparación
con el pacto mosaico, que es viejo en carácter, ineficaz (8.8, 13; 9.15). (W.E.,
Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento
Exhaustivo, Vol. 3, pág. 69).

El Nuevo Pacto de Jesús es diferente del Antiguo Pacto dado por Moisés, tanto
en tiempo como en carácter.

(Watchman Magazine, por Jim McDonald, Febrero 1, 1998).

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