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UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO

INSTITUTO DE TEOLOGÍA PARA RELIGIOSOS


FACULTAD DE TEOLOGÍA
SACRAMENTOS DE INICIACIÓN
ESTUDIANTE: Fr. Jesús Camacho, scj. 1
EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS
Cuando hablamos del bautismo de los niños, suele ser un tema con
diversas posturas, puesto que hay quienes piensan que no debería
administrarse a los niños pues les consideran aún muy pequeños para que se
les inicie en la fe católica, ya que consideran que aún no tienen edad para
decidir sobre lo que quieren para sus vidas; hay otro grupo de gente que lo
hacen solo por una cuestión social, porque todo el mundo lo hace, o
simplemente por un fin supersticioso. Sin embargo ¿Son algunas de estas
posturas validas? ¿Qué nos puede decir la Sagrada Doctrina y la tradición?
Partiendo sobre el primer caso presentado, cabe señalar lo que nos dice
La Instrucción sobre el bautizo de los niños, y es simplemente que: el
Sacramento del Bautismo nos concede el don del Espíritu Santo para nuestras
vidas, ello viene siendo el mayor regalo; el Bautismo nos incorpora a Cristo,
nos concede el perdón de los pecados y la salvación ¿Ello es algo malo? Pues
no, por ello, la misma Instrucción de la Sagrado Doctrina para la fe expone que,
así como los padres deciden sobre la educación que quieren para sus hijos,
pues no enseñarles es privarles de un bien ¿Por qué negarle este bien? ¿Por
qué negarle la gracia? Tener libertad no es decidir arbitrariamente, sino que
también es asumir responsablemente aquello que conviene para la vida, así
como a un niño no se le niegan las vacunas cuando están recién nacidos para
inmunizarlos, tampoco se les puede negar “la inmunidad de la salvación”.
Por otra parte, en el ámbito social del bautismo es que: el bautismo
como es incorporación a la comunidad, debe ser la misma comunidad de fe
que lo debe recibir, por ello, no se puede decir que el bautismo sea un
sacramento que se celebre de manera individual. El bautismo es un rito de
iniciación en una práctica comunitaria en la entrada de los nuevos miembros a
la Iglesia, para que participe activamente como miembro del cuerpo místico de
Cristo. De esta dimensión del bautismo nace la exigencia del testimonio
cristiano de la fe comprometida, pues este sacramento nos hace adentrarnos al
misterio, pues nos hace participes de la vida que Cristo nos ha venido a traer
Por último, el sacramento no es un hechizo mágico sobre para quien lo
recibe, ello es un encuentro en el Dios salvador, que llega por medio de
Jesucristo presente en el sacramento, signo eficaz de la salvación.

1
SAÍZ-LOPEZ, Pastoral del Bautismo, Editorial Covarrubias- Madrid 1971
INSTRUCCIÓN SOBRE EL BAUTISMO DE LOS NIÑOS, Congregación para
la Doctrina Sagrada para la fe (1980)

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