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Dios limpiará nuestros pecados y nos hará sus hijos si vivimos una vida santa siguiendo sus enseñanzas. Aunque la Palabra de Dios contiene misterios que no podemos entender completamente, no debemos dudar de ella. Dios revelará continuamente más verdades a medida que esperamos pacientemente.
Dios limpiará nuestros pecados y nos hará sus hijos si vivimos una vida santa siguiendo sus enseñanzas. Aunque la Palabra de Dios contiene misterios que no podemos entender completamente, no debemos dudar de ella. Dios revelará continuamente más verdades a medida que esperamos pacientemente.
Dios limpiará nuestros pecados y nos hará sus hijos si vivimos una vida santa siguiendo sus enseñanzas. Aunque la Palabra de Dios contiene misterios que no podemos entender completamente, no debemos dudar de ella. Dios revelará continuamente más verdades a medida que esperamos pacientemente.
Dios cumplirá su palabra contigo. Pero es la voluntad
de Dios limpiarnos de pecado, hacernos hijos suyos y ponernos en actitud de vivir una vida santa. Alejar la sospecha de que las promesas de Dios no son para nosotros. Son para todo pecador arrepentido. Dios no nos trata como los hombres se tratan entre sí. La vida en Cristo es una vida de reposo. Cristo en su abnegación, Cristo en su humillación, Cristo en su pureza y santidad, Cristo en su incomparable amor: esto es lo que debe contemplar el alma. Dios es la fuente de vida, luz y gozo para el universo. Con espíritu amoroso podemos ejecutar los deberes más humildes de la vida Si tenemos el amor de Dios en nuestro corazón, se manifestará en nuestra vida. Presentar a Dios nuestras necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores. Nuestro Dios es un Padre tierno y misericordioso. Sin embargo, Dios no ha quitado nunca toda posibilidad de duda. La Palabra de Dios, como el carácter de su divino Autor, presenta misterios que nunca podrán ser plenamente comprendidos por seres finitos. Pero no tenemos razón para dudar de la Palabra de Dios porque no podamos entender los misterios de su providencia. No están dispuestos a esperar pacientemente hasta que Dios juzgue oportuno revelarles la verdad. Demos gracias a Dios de que no sea así. Dios quiere que aun en esta vida las verdades de su Palabra continúen siempre revelándose a su pueblo.