Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
› INFANCIA Y ADOLESCENCIA › EDUCACIÓN
A partir de los distintos conflictos con los que nos vamos encontrando en la vida,
desarrollamos una serie de habilidades personales, sociales, de comunicación, de
relación, etc., que nos permiten integrarnos socialmente con otras personas. A través de este
proceso, adquirimos una serie de estrategias para resolver de una manera pacífica las
dificultades y problemas que van apareciendo.
Por este motivo, es importante trabajar desde la escuela para conocer y practicar diferentes
formas para abordar los conflictos. Para ello, será necesario sustituir la perspectiva
educativa punitiva y sancionadora imperante en épocas pasadas por una perspectiva
cooperativa y convivencial.
La diversidad
La diversidad entre los alumnos, sea del tipo que sea, frecuentemente se convierte en el
origen de conflictos en el centro escolar. Las dificultades de aprendizaje, las altas
capacidades, las deficiencias físicas o psíquicas, y las diferencias idiomáticas o culturales
convierten a los alumnos en objeto de burlas, rechazo y marginación. De esta manera, se
genera un conflicto de relación entre los alumnos.
Pero, al margen de esta situación, las dificultades que pueden presentar los alumnos para
seguir adecuadamente el proceso de enseñanza a menudo dan lugar a la aparición de
conductas disruptivas en el aula, desmotivación e incluso absentismo. Y lo mismo ocurre
en el caso de alumnos con altas capacidades, puesto que el aburrimiento y la desmotivación
dan lugar al desarrollo de conductas disruptivas en clase, lo que genera un conflicto entre
profesores y alumnos.
Es necesario que los alumnos sean capaces de dialogar sobre temas variados y llegar a
acuerdos cuando expliquen cada punto de vista. Para ello, se pueden realizar diferentes
debates en el aula que inviten a la reflexión, al diálogo y la consecución de una solución
común.
Utilizar las primeras semanas para definir las normas de comportamiento, la forma
de trabajo y los objetivos que se esperan conseguir. Esto garantizará que los
alumnos sepan lo que se espera de ellos y se reduzca la disrupción en el aula.
Es importante que el profesor mantenga consistencia en su actitud. Debe tratar a
todos los alumnos por igual y no dejarse llevar por la utilización de etiquetas.
Conviene hacer uso de ciertos aspectos no verbales. Por ejemplo, desplazarse por la
clase para controlar al grupo. De esta manera, se reducen las conductas disruptivas y
se recuerda la existencia de normas en el aula.
Además de esto, el profesor puede realizar agrupamientos de alumnos en función de la
actividad que se va a trabajar. Así, favorece las relaciones interpersonales entre ellos y el
conocimiento mutuo.
Finalmente, es recomendable que las actividades estén bien estructuradas y sean adecuadas
a su nivel académico. De esta forma, los alumnos podrán realizarlas sin problemas.
2.
3. Qué es la mediación familiar
Las dos últimas estrategias se utilizarán únicamente cuando se produzcan casos de extrema
gravedad, como se indica en su descripción.
Bibliografía
Acland, A. F. (1997). Cómo utilizar la mediación para resolver conflictos en las
organizaciones. Barcelona: Editorial Paidós.
Funes, S., y Saint-Mezard, D. (2009). Guía de recursos eficaces para abordar situaciones
conflictivas. En S. Funes (Coor.), Gestión eficaz de la convivencia en los centros
educativos (p. 75-92). Madrid: Wolters Kluwer.
Munduate, L., Ganaza, J., y Alcaide, M. (1993). Estilos de gestión del conflicto
interpersonal en las organizaciones. Revista de Psicología Social, 8 (1), 47-68.