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ELECTIVO PRIMARIA II

LA MAESTRA DE LOS NIÑOS MALOS

Érase una vez un pequeño pueblo donde todos los niños y niñas eran niños y niñas malas. Dedicaban su tiempo a hacer travesuras,
no hacían caso a lo que les decían sus papás y sus mamás, contestaban, gritaban, discutían y se peleaban…siempre estaban
portándose mal. Pero aún se portaban peor en el colegio, cuando estaban en clase molestaban al profesor, reñían entre ellos, nunca
hacían los deberes y tampoco estudiaban, hasta jugaban a la pelota dentro de clase. Muchos maestros, venidos de todo el país e
incluso llegados de los distintos rincones del mundo pasaron por el colegio del pequeño pueblo intentando enseñar a aquellos niños
y niñas malos. Eran maestros y maestras especializados en comportamiento infantil, maestros y maestras expertos en las materias
que impartían, pero ninguno de ellos conseguía enseñar a aquellos niños y niñas en una clase donde no podían enseñar, donde no
podían explicar y tenían que pasarse el tiempo regañando sin éxito. Todos ellos y ellas se fueron desesperados aguantando apenas
el curso escolar.

Los papás y las mamás estaban también desesperados y muy preocupados, no conseguían que los niños y niñas se portasen bien y
parecía no haber profesor o maestro en el mundo capaz de enseñar a aquellos niños y niñas. Un año, justo antes del comienzo del
curso, llegó al pueblo una nueva maestra, su nombre era Anacleta Cuchufleta. La nueva maestra no parecía ser tan experta como los
anteriores maestros y maestras que por el pueblo habían pasado. Solía llevar el pelo despeinado, a veces aparecía con un calcetín de
cada color y siempre se desplazaba en bicicleta. Antes de comenzar las clases, los habitantes del pueblo pensaban que no duraría
más de un mes como maestra de los niños y niñas malos.

El primer día de clase, apareció vestida de verde con un calcetín amarillo y otro naranja. Los niños y niñas estaban preparados para
portarse mal, ya que era la única manera de comportarse que conocían. Cuando entraron al aula, se sorprendieron al ver que la
nueva profesora, había apartado todas las mesas y en su lugar había puesto una alfombra en el suelo.

-Sentaros en la alfombra-les dijo Anacleta Cuchufleta a los niños y niñas.

Los niños malos y las niñas malas se sentaron en el suelo y hasta ellos mismos se asombraron al comprobar que ninguno
desobedeció a la maestra. Antes de comenzar la clase la nueva maestra pregunto uno a uno su nombre y otras cosas, ¿cómo que es
lo que les gustaba hacer? ¿Cuál era su color preferido? ¿qué cosas les asustaban?…

Todos los niños y niñas participaron y respondieron amablemente, sin molestar y sin pelearse a las preguntas de la maestra. Uno de
ellos dijo entonces:

-Pero esto no es una clase, así no nos vas a enseñar nada.

Y la maestra le respondió:

-Antes de enseñaros tengo que conoceros, saber cómo sois, saber lo que ya sabéis, lo que os gustaría saber y cómo aprendéis.

La primera clase termino y los niños y niñas se fueron a su casa. Ya desde aquel primer día los papás y mamás se sorprendieron
porque los niños y niñas parecían más tranquilos, algo más obedientes y menos malos.

Siguieron los demás días de clase y la nueva maestra cada día sorprendía a sus alumnos. Un día vieron una película, otro día leyeron
cuentos, otro les dejo explorar en el parque y entre todos descubrir las características de las hojas de los árboles, otro día les
propuso un juego sobre adivinanzas, tenían que encontrar la solución a diferentes acertijos y sin darse cuenta acabaron haciendo
problemas de matemáticas. Y hasta crearon un listado de reglas para la clase que todos debían cumplir, incluida Anacleta Cuchufleta
para que todos pudieran aprender.

Cada día los niños y niñas se iban portando mejor. Iban muy contentos al colegio y tenían muchas ganas de aprender. En casa su
comportamiento también mejoro muchísimo. Al terminar el primer trimestre el cambio era increíble. Los papás y las mamás querían
conocer el secreto de la nueva maestra y cuando le preguntaron cómo lo había hecho, ésta les dijo:

Yo no he hecho nada, los niños y niñas no conocían otra manera de comportarse, les he mostrado más maneras y ellos solos han
aprendido. Lo único que les he dado ha sido un poco de cariño, mucha comprensión, algo de disciplina, una pizca de atención y les
he mostrado como aprender lo que ellos querían aprender.

A través de la lectura del cuento, los niños y niñas podrán comprender que aprender también puede ser divertido que se trata de
buscar lo que quieren aprender y crear ellos mismos el aprendizaje. También podrán aprender que hay muchas maneras de
comportarse y que portándose mal, sólo consiguen consecuencias negativas.

Lic. Dennis Condori Espilco

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