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1. Frente a una primera conclusión derivada del hecho de encontrarnos ante un contrato de compraventa
sobre bienes inmuebles y en el que pudiera aparecer que el orden jurisdiccional civil es el competente
para resolver las controversias que surjan entre las partes, cabe oponer, y así se desprende de los
antecedentes del caso, que nos encontramos ante un contrato administrativo especial y ello por cuanto
que la causa o fin del mismo no es otra que la enajenación de parcelas municipales en ejercicio de una
medida de fomento de carácter urbanístico cual es la de regular el precio del mercado del suelo y poder
llevar a cabo la implantación de industrias en una unidad de ejecución delimitada al efecto.
En el caso aquí planteado, la enajenación de las parcelas viene caracterizada por su directa vinculación al
desenvolvimiento regular de un servicio público, como es el de regular el mercado del suelo en los
términos que resultan de los artículos 38 y 39 de la LS/08 y cuyas características intrínsecas hacen
preciso una especial tutela del interés público.
3. Ante el incumplimiento por parte del contratista, procede la resolución del contrato en los términos que
resultan del artículo 206 F) LCSP (nueva enumeración de letras de este articulo con la Ley 34/2010 de 5
de agosto) y, de manera particular, la reversión de las parcelas reintegrando el Ayuntamiento el precio
que se abonó por las mismas.
La Jurisprudencia del TS, de la que se hacen eco las sentencias de 24-12-1985; o la de 31-10-1995,
declaran que procede la reversión de los bienes patrimoniales cedidos, cualquiera que sea el carácter del
acto de disposición, siempre que se incumpla la finalidad o destino prevista en el pliego de condiciones
que haya servido de base a la adjudicación, rechazando toda tentativa de sustraer a la competencia de la
jurisdicción contencioso-administrativa la potestad para resolver sobre la validez o nulidad de la reversión
acordada.
4. Por último, el ejercicio del derecho de reversión por parte del Ayuntamiento encuentra cobertura legal
en el artículo 111 del Reglamento de Bienes de las Corporaciones Locales.
Efectivamente, en el citado precepto que trae causa del artículo 97 del Reglamento de 1955, se dispone
que si los bienes cedidos no fueran destinados al uso dentro del plazo señalado, se considerará resuelta
la cesión y revertirán aquellos a la Corporación Local.
No hay duda que si se ha pactado en el contrato de compraventa, conforme resulta del pliego de
condiciones particulares, la afectación del bien al cumplimiento de un fin determinado, operada la cláusula
resolutoria procede la reversión del mismo a favor de la Corporación Local, resultando paradigmática la
STS de 31-10-1995 (en la que resolviendo la cuestión suscitada, tras calificar como contrato
administrativo especial aquél cuya causa esencial es un fin público, incluso aunque suponga la venta de
bienes patrimoniales de la Administración, confirma la procedencia de la reversión de la parcela vendida,
al haber incumplido el comprador las condiciones que resultaban del pliego de cláusulas administrativas.