Estudiante: Yorgina Maquera Calisaya
Código: 2021-126022
Columna de opinión: Vuelve el
recorrido morado, tras dos años
debido a la pandemia.
Con la llegada del mes de octubre, llega
la euforia y devoción por una de las
festividades más celebradas del año, es
decir, con mayor número de personas que
participan en él, la cual se considera como
una tradición. La procesión del Señor de
los Milagros, es una tradición religiosa que
se realiza en el mes de octubre o como
también muchos peruanos lo llaman el
mes morado.
Como la tradición que es, se
acostumbraba realizar este recorrido por
distintas calles, año con año, junto a los
devotos, cantando himnos y caminando
para pedir que el Cristo de Pachacamilla
les conceda un milagro.
Durante la procesión del Señor de los
Milagros es infaltable el dulce popular
creado en agradecimiento al Cristo
Morado, el popular Turrón de Doña Pepa,
asimismo, los conocidos picarones y
anticuchos se ofrecen más esos días, que
durante todo el año
Lamentablemente para muchos de los
fieles participantes de esta procesión,
esta no se realizó en los últimos dos años,
debido a la pandemia, sin embargo, eso
es pasado, ya que este 2022, el famoso
recorrido del Señor de los Milagros se
realizará en las diversas calles y será
acompañado por los fieles que por dos
años no pudieron vivir en persona esta
tradición.
Sin duda la pandemia generó muchos
vacíos, planes que se proyectaban, pero
no se realizaron, proyectos incompletos,
etc. De igual forma festividades que no se
celebraron como antes, sin embargo,
cada uno de los fieles devotos, pasaron
esas fechas de una forma distinta e
intentaron guardar esa esencia.
La historia tras la devoción en esta
procesión es asombrosa, esta fecha
recuerda el acontecimiento que se
ocasionó en el terremoto que sacudió a
Lima, el 28 de octubre, la sagrada imagen
pintada por un esclavo mulato angoleño
en un muro de adobe en 1655, no se
había caído con el fuerte sismo de ese
año, hecho que pareció muy extraño y
sorprendente, por lo que, lo consideraron
un milagro.
Esta sorprendente realidad llevó a que
todos los 28 de octubre, quedara
perennizado para llevar en hombros la
imagen del Cristo moreno por las calles.
Considero importante que en estas
fechas, se recuerde la verdadera
devoción al Señor de los Milagros, como
Javier del Rio Alba nos menciona, esta
implica, promover lo que el papa
Francisco llama la “cultura del encuentro”,
dando siempre al otro, quienquiera que
sea y cualesquiera hayan sido sus
pecados, una nueva oportunidad, como
Dios no deja de dársela. Implica también
poner todo lo que está a nuestro alcance
para vivir en comunión con Dios, con los
hombres y con la entera creación.
Más que una costumbre o festividad, se
debe recalcar los propósitos de una
devoción, el ser cristiano implica mucho,
no solo implorar y luego olvidar. Se espera
que por lo menos estas fechas sirvan para
reflexionar acerca de nosotros como
personas, nuestro carácter, el trato que
damos a los demás, el cómo nos
expresamos, ¿vemos a Jesucristo como
un modelo a seguir o solo una figura?
El dejar por un lado nuestro propio interés
y escuchar el de otros es un gran avance
en la sociedad,asimismo, poder servir sin
la necesidad de tener algo en cambio.
Claro que no siempre será así, pero al
menos el intentar mejorar hará cambios,
no solo en nosotros, sino, en las personas
que nos miran y se encuentran en nuestro
entorno.