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Primero la cocina, luego la fachada.

Nicholas Bullock.

Introducción.

La Nueva Vivienda plantea a sus ocupantes la tarea de repensar todo de nuevo, de organizar un nuevo estilo
de vida y de liberarse del desorden irrelevante de los hábitos de pensamiento anticuados y de los equipos
pasados de moda. Como todo lo que al principio parece inalcanzable, pero que luego se vuelve
indispensable, la Nueva Casa, organizada de acuerdo con el espíritu de nuestra época, está destinada a
convertirse en una parte natural de nuestra vida cotidiana. 1

Para muchos de los arquitectos alemanes progresistas de la década de 1920, el replanteamiento del
diseño de la vivienda fue una de las primeras prioridades de la Neues Bauen. En publicaciones como Die
neue Wohnung (1924) de Bruno Taut, 2 Neues Wohnen (1927) de Behne, 3 Befreites Wohnen (1930) de
Giedion,4 y en las páginas de revistas como Die Form 5 o Das neue Frankfurt, 6 "die neue Wohnung" —la
nueva vivienda— se presentaba como el escenario natural de la vida familiar en la nueva era republicana. Se
argumentaba que un nuevo modelo de vida surgiría inevitablemente a medida que la familia se liberara de
actitudes anticuadas y de la vivienda inadecuada de los años de preguerra. La "neue Wohnung" debía ser la
clave de esta "neue Wohnkultur".

Es importante reconocer, sin embargo, que este ideal de la Nueva Vivienda y el nuevo modelo de
vida familiar que debía acomodar no era el producto de una retórica arquitectónica que debía imponerse al
ama de casa. Ya en 1924, Taut hacía hincapié en la necesidad de que el ama de casa y el arquitecto
colaboraran: "Der Architekt denkt, die Hausfrau lenkt" (el arquitecto piensa, el ama de casa guía); como
sugería el subtítulo de su libro, "Die Frau als Schopferin" (la mujer como creadora), el ama de casa debía
desempeñar un papel creativo en la configuración de la Nueva Vivienda.

La insistencia de Taut en la importancia de este papel para el ama de casa no era en realidad más
que el reconocimiento en términos arquitectónicos de las demandas que venían presentando desde hacía
tiempo elementos del movimiento femenino alemán. En una época de escasez y reconstrucción nacional en
la que los problemas de la vivienda se consideraban una de las cuestiones centrales de la política social, la
forma de la casa era claramente demasiado importante para dejarla en manos de los arquitectos. Marie-
Elisabeth Lüders, miembro influyente de la Bund Deutscher Frauen (BDF) 7 y diputada del PDP en el

1 E. Schuster, "Die neue Wohnung und der Haushalt" en Das neue Frankfurt, 2, no. 5, 1927.
2 B. Taut, Die neue Wohnung: Die Frau als Schöpferin, Leipzig, 1924.
3 A. Behne, Neues Wohnen, neues Bauen, Leipzig, 1927.
4 S. Giedion, Befreites Wohnen, Zúrich, 1930.
5 W. Lotz, "Wohnen und Wohnung" en Die Form, 2, nº 10, 1927; W. Riezler, "Die Wohnung" en Die Form, 2, nº 9, 1927.
6 E. May, "Grundlagen der Frankfurter Wohnungsbaupolitik" en Das neue Frankfurt, 2, nº 7/8, 1928; G. Lihotzky, "Rationalisierung im

Haushalt" en Das neue Frankfurt, 1, nº. 5, 1927; Schuster, "Die neue Wohnung und der Haushalt".
7 La Bund deutscher Frauen fue la principal organización del movimiento de mujeres bürgerliche, o de clase media; para un análisis

del movimiento de mujeres en Alemania, ver: R. J. Evans, The Feminist Movement in Germany, 1894-1933, Londres, 1976; para un
Reichstag, vitalmente preocupada por la vivienda, propuso la necesidad de repensar la forma de la vivienda
como primera prioridad. Se trataba de empezar por la forma de gestionar la vivienda: los arquitectos debían
diseñar desde dentro hacia fuera, "primero la cocina y luego la fachada." 8

La tarea de repensar las formas de organizar y gestionar la vivienda mínima, tan necesaria para hacer
frente a la crisis de la vivienda, reunió a amas de casa, arquitectos, reformistas de la vivienda y expertos en
todos los aspectos de la vida familiar. 9 Las ideas a las que recurrieron para llevar a cabo esta trascendental
tarea fueron variadas, pero en última instancia pueden rastrearse en dos ámbitos principales de debate: en
primer lugar, el debate dentro de las alas bürgerliche y socialista del movimiento femenino sobre el papel de
la mujer en el hogar y, en segundo lugar, la aplicación de las técnicas de "racionalización" y "gestión
científica" a la gestión del hogar según las líneas que ya se defendían en Estados Unidos.

Der neue Haushalt: la contribución del movimiento de mujeres.

Las cuestiones relativas a la mejora de la eficiencia de las tareas domésticas habían sido durante mucho
tiempo una preocupación de los reformistas sociales y del movimiento de mujeres en Alemania. 10 Ya en la
década de 1880, organizaciones como la Centralverein fur das Wohl der arbeitenden Klassen, una de las más
antiguas e importantes asociaciones de liberales reformistas, o la Verein Arbeiterwohl, una agrupación de
industriales católicos liberales con sede en Monchen-Gladbach, intentaron enseñar la ciencia doméstica a las
esposas de los trabajadores como parte de un programa de "reforma" paternalista. En Berlín, por ejemplo, la
Verein zur Verbesserung kleiner Wohnungen, fundada por miembros de la Centralverein, había adoptado el
sistema de Octavia Hill de "damas visitadoras" para administrar sus propiedades y asesorar y educar a los
inquilinos en la gestión de sus familias. Desde finales de la década de 1890 y hasta la guerra, la Frauenverein
Octavia Hill, estrechamente asociada a una de las mayores sociedades berlinesas de vivienda sin ánimo de
lucro, la Berliner Spar und Bauverein, había dirigido un jardín de infancia y dictado cursos de ciencia
doméstica a los inquilinos de las viviendas modelo diseñadas por August Messel en la Proskauerstrasse.

En 1918, los intentos de mejorar el funcionamiento del hogar ya no se limitaban a los reformistas de
clase media que ofrecían consejos a las mujeres de clase trabajadora. Tras las privaciones de la guerra y las
dificultades de los primeros años de paz, el funcionamiento incluso del hogar de la clase media necesitaba
una urgente reconsideración. Ya a principios de siglo, encontrar sirvientes podía ser difícil: Gunther Uhlig
relaciona el aumento en Alemania del interés de la clase media por las formas de vida colectiva —la cocina
cooperativa, la casa de apartamentos— de las que se hablaba en Estados Unidos desde mediados de la
década de 1890 con la escasez de sirvientes domésticos después de 1900. 11 Después de la guerra, el
descenso del número de personas dedicadas al servicio doméstico es aún más acusado. Preller registra que
en 1907 sólo el 64% del total de la población activa estaba empleada en el servicio doméstico, frente al 81%
de 1895; en 1925 esta cifra había descendido al 43%, y al 39% en 1933. 12 En las grandes ciudades, donde las
oportunidades de empleo para las mujeres eran mayores, el descenso del número de empleados domésticos

relato del movimiento femenino socialista, ver: W. Thünessen, Frauenemanzipation: Politik und Literatur der deutschen
Sozialdemokratie zur Frauenbewegung, 1863-1933, Frankfurt, 1969.
8 Es el título de un artículo de Marie-Elisabeth Lüders en Die Küche der Klein- und Mittelwohnung, Sonderheft nº 2 der Rfg, Berlín,

1928.
9 Para un análisis de las ideas que subyacen a la neue Wohnkultur, ver: N. Bullock, "Housing in Frankfurt 1925-1931 and the new

Wohnkultur" en Architectural Review, junio de 1978.


10 Para un análisis de la forma en que este primer debate estaba relacionado con el diseño de las viviendas de los trabajadores, ver:

N. Bullock y J. Read, Housing Reform: The Movement for Housing Reform in Germany and France 1840-1914, Cambridge,1985,
especialmente el capítulo 8; y G. Uhlig, Kollektivmodell 'Einküchenhaus'; Wohnreform und Architekturdebatte zwtschen
Frauenbewegung und Funktionalismus 1900-1933, Berlín, 1981.
11 Uhlig, op. cit., p. 53.
12 L. Preller, Sozialpolitik in der Weimarer Republik, Düsseldorf, 1949, pp. 93-94.
fue aún más acusado. Durante la década de 1920, las revistas femeninas como Fürs Haus o Die Frau, 13 la
revista del movimiento de mujeres bürgerliche, comentaban con frecuencia los problemas que suponía vivir
sin sirvientes y publicaban diversos artículos en los que se explicaba al ama de casa cómo organizar su rutina
de trabajo o cómo hacer el mejor uso de los equipos eléctricos domésticos para aliviar la carga que suponía
llevar un hogar sin sirvientes.

También en el ala socialista del movimiento femenino se había debatido enérgicamente durante los
años anteriores a la guerra el papel de las mujeres, especialmente de las amas de casa, en la sociedad del
futuro. Desde la obra de Bebel, Die Frau und der Sozialismus (1887), 14 era un artículo de fe que las mujeres
debían disfrutar de los mismos derechos que los hombres, incluido el derecho al trabajo. Bajo el socialismo,
las mujeres debían ser liberadas de su anquilosada posición de sumisión dentro de la familia, y el Estado
proporcionaría los medios —instalaciones comunitarias para cocinar y cuidar a los niños— para hacer
posible que las mujeres trabajaran fuera del hogar. Sin embargo, los sectores del partido asociados a los
sindicatos, tradicionalmente los elementos más conservadores del partido, llegaron a oponerse a estas
políticas por la perjudicial posibilidad de que el mercado laboral se viera inundado de mano de obra
femenina barata. En oposición al enfoque originado por Bebel, reclamaron una estrategia diferente para la
Frauenfrage.

Después de 1900, una ideología rival, elaborada por escritores revisionistas como Edmund Fischer en
revistas como Sozialistische Monatshefte, pedía la emancipación de las mujeres de la pesada vida familiar,
pero argumentaba que las mujeres debían servir a la sociedad socialista desde el hogar. 15 En Frauenarbeit
und Familie (1914), 16 Fischer presionó para que se produjeran cambios que aliviaran la carga de la vida
doméstica para el ama de casa, con el fin de liberarla para que desempeñara un papel más creativo: su
nueva libertad no debía utilizarse para trabajar fuera de casa, sino que debía orientarse hacia el cuidado de
la familia, el apoyo al marido y la educación de los hijos.

Así, a principios de la década de 1920, los principales elementos de ambas alas del movimiento
feminista estaban unidos en el deseo de ver un replanteamiento fundamental del papel del ama de casa
dentro del hogar individual. Armadas con este ideal, pedían un nuevo enfoque de las tareas domésticas y de
la gestión del hogar. Aprovechando los avances en la organización de los procedimientos de trabajo en otros
campos, retomando las ideas de la "gestión científica" que las mujeres estadounidenses ya estaban
probando en el hogar, los elementos progresistas del movimiento femenino esperaban transformar el
funcionamiento del hogar y dar paso a la era de la administración racional y científica. Esto, se argumentaba,
no sólo garantizaría que el ama de casa fuera considerada como una profesión, confiriendo así más prestigio
al trabajo de las mujeres dentro del hogar, sino que también le aseguraría una medida mucho más alta de
satisfacción de este nuevo papel creativo.

Der neue Haushalt: racionalización y gestión científica en el hogar.

En Alemania, la aplicación de las técnicas de "gestión científica" y el abanico de remedios para los males
económicos e industriales englobados bajo el título general de "racionalización" habían adquirido casi el

13 Ver, por ejemplo: E. Corte, "Die Wohnung der berufstatigen Frau" en Die Frau, Monatsschrift für das gesamte Frauenleben unserer
Zeit, 34, 1926-7, pp. 79-83; M. Weinberg, "Der ideale Haushalt" en Fürs Haus, das illustrierte Blatt der Frau, vol. 45, 5 de junio, 17 de
julio, 14 de agosto, 4 de septiembre, 1927.
14 A. Behel, Die Frau und der Sozialismus, Berlín, 1887; en esta sección he hecho un uso considerable del útil relato de Uhlig sobre el

movimiento de las mujeres socialistas y su respuesta a la gestión del hogar.


15 E. Fischer, "Die Frauenfrage" en Sozialistische Monatshefte, 1905, pp. 258-65, citado en Uhlig, op.,cit. págs. 57-70.
16 E. Fischer, Frauenarbeit und Familie, Berlín, 1914.
Páginas de: Christine
Frederick, Scientific
Management in the Home.
La racionalización de los
procedimientos y la
disposición en la cocina
yace en el corazón del
movimiento de la
administración científica
del hogar.

estatus de culto nacional a finales de los años 20. 17 Parte de este interés se basaba en fuentes alemanas. Las
ideas sobre la normalización formaban parte natural del debate sobre la racionalización, y los logros
alemanes en este campo se adelantaron al resto de Europa. Los avances se aceleraron en gran medida con la
formación del Deutscher Normen Ausschuss en 1917, una organización encargada de establecer normas,
Deutsche Industrie Normen (DIN), para diferentes sectores de la industria con el fin de aliviar los problemas
de la producción en tiempos de guerra. 18 Durante las dificultades económicas de los primeros años de la
posguerra, la necesidad de estandarizar era igualmente fuerte, y a finales de la década de 1920 las normas
se habían introducido ampliamente, no sólo en la industria de los materiales y componentes de
construcción, sino también para una serie de artículos domésticos, incluyendo todas las formas de
equipamiento de cocina. Muchas de estas normas eran producto de la necesidad de racionalizar los procesos
de producción, pero en algunos ámbitos la formulación de normas adecuadas implicaba inevitablemente
considerar cuestiones de uso y, en el caso de los equipos de cocina, de buenas prácticas domésticas.

Sin embargo, una fuente más importante de ideas sobre la racionalización fue la aplicación
aparentemente muy exitosa en Estados Unidos de la "gestión científica" en toda una serie de campos. La
biografía de Henry Ford, publicada en Alemania en enero de 1924, el mes de la estabilización del marco, fue
un éxito de ventas inmediato; a finales de la década había vendido más de 200.000 ejemplares. Sugirió a
muchos, liberados de repente del trauma de la hiperinflación, el camino hacia el éxito. La gestión
estadounidense y las técnicas de racionalización habían tenido un éxito colosal, 19 y seguramente lo que

17 Ver, por ejemplo, la relación exhaustiva de la aplicación de las técnicas de "racionalización" en el Handbuch der Rationalisierung.
18 Para una descripción del enfoque alemán de la normalización, ver: W. Hellmich, "Zehn Jahre deutscher Normung" en DIN 1917-
1927, Berlín, 1927.
19 F. W. Taylor, The Principles of Scientific Management, Nueva York, 1911; F. B. Gilbreth, Primer of Scientific Management, Nueva

York, 1914; la autobiografía de Henry Ford, My Life and Work, Nueva York, 1922, fue un éxito de ventas en Alemania. La aplicación
de estas ideas en Alemania se analiza en J. Ermanski, Wissenschaftliche Betriebsorganisation und Taylorsystem Berlín, 1925.
Ilustraciones de Scientific Management in the Home contrastando el “bueno” y “malo” agrupamiento del equipamiento.

había funcionado para Ford también podría funcionar en Alemania. En una época de reconstrucción
económica, el potencial de estas ideas parecía evidente.

Para el movimiento feminista, la aplicación de estas técnicas de "gestión científica" como base de un
nuevo enfoque de las tareas domésticas resultaba enormemente atractiva. Los debates alemanes sobre la
nueva gestión doméstica siempre se basaban en fuentes estadounidenses, especialmente en la obra de
Mary Patterson, Principles of Domestic Engineering (1915) 20 y en la obra de Christine Frederick, Scientific
Management in the Home del mismo año. 21 Esta última generó tal interés que en 1922 ya existía una edición
en alemán; Irene Witte, que se dedicaba a traducir las obras de Taylor y Gilbreth, tradujo al alemán Scientific
Management in the Home de Frederick con el título Der rationeller Haushalt. 22 Así, a principios de la década
de 1920 existía un vínculo directo entre el debate estadounidense sobre la administración doméstica
"científica" y los intentos alemanes de repensar la gestión del hogar.

Partiendo de los "doce principios de la gestión científica" definidos por Gilbreth, y comprometida
con el ideal del ama de casa que trabaja en su propia vivienda individual, Christine Frederick explicaba cómo
gestionar el hogar de forma más eficiente, más barata y, sobre todo, cómo arreglárselas sin la ayuda del
servicio doméstico. Para Frederick, al igual que para Patterson, el área más esencial para la aplicación de los

20 M. Patterson, Principles of Domestic Engineering, Nueva York, 1915.


21 C. Frederick, The New Housekeeping, Nueva York, 1913; y C. Frederick, Household Engineering; Scientific Management in the
Home, Nueva York, 1915; para un excelente relato del debate sobre el buen gobierno de la casa en América, ver: D. Handlin, The
American Home, Architecture and Society 1815-1915, Boston, 1979, especialmente el capítulo 6; y también D. Hayden, The Grand
Domestic Revolution, Cambridge, Mass., 1981, pp. 281-9.
22 Der rationeller Haushalt, traducido por I. Witte, Berlín, I 922; ver también el libro del propio Witte, Heim und Technik in Amerika,

Berlín, 1928.
principios de la "gestión científica" era la cocina. Como reflejo de esta prioridad, la Frederick se ocupa en
primer lugar de la cocina y sus actividades relacionadas. Gran parte de la discusión consiste en la aplicación
detallada de los "doce principios" de Gilbreth para mejorar la secuencia y reorganizar la ubicación de
actividades como fregar o servir para ahorrar un máximo de tiempo y esfuerzo. En una serie de útiles
consejos que se disfrazan de verdades científicas, la Frederick sugiere la importancia de agrupar las piezas de
equipo que se utilizan continuamente, de colocar las mesas y las superficies de trabajo a la altura adecuada,
y de la iluminación y ventilación apropiadas de la cocina. Mucho de esto es simplemente sentido común.
Pero su insistencia en que la cocina se utilice únicamente para la preparación de alimentos es de vital
importancia para el diseño de la Nueva Vivienda. Todas las demás actividades —lavandería, limpieza y
actividades domésticas en general— debían quedar excluidas:
¿Qué es una cocina? Es un lugar para la preparación de alimentos. Todo el trabajo no relacionado, como el trabajo de
lavandería, con su equipo particular, debe mantenerse fuera de la cocina tanto como sea posible. Vemos, pues, que una
cocina, o un lugar destinado únicamente a la preparación de alimentos, puede ser mucho más pequeño de lo que era
antiguamente cuando se utilizaba como sala de estar, lavandería y taller general. 23

La ventaja de reducir el tamaño de la cocina es que se necesitan menos movimientos para realizar el mismo
trabajo. Si se definen las tareas que hay que realizar en la cocina primero como "preparación de la comida" o
como "limpieza" y luego se desglosan estas actividades en secuencias específicas, de modo que la
"preparación de la comida" se convierta en "recogida, preparación, cocción y servicio de los materiales
alimentarios", se pueden suprimir los movimientos redundantes, simplificando las actividades y ahorrando
así tiempo y esfuerzo. El mensaje de la Frederick era claro: la aplicación de la "gestión científica" al problema
de la cocina supondría un ahorro de espacio, tiempo y esfuerzo, y básicamente los mismos resultados se
obtendrían si se aplicaran las mismas técnicas a las demás áreas y actividades del hogar. Lo más importante
para el diseño de la Nueva Vivienda es que los diseñadores europeos que leían a la Sra. Frederick
identificaban ahora la cocina como el sello distintivo de la gestión "científica" de la casa americana.

Der neue Haushalt: aplicaciones alemanas de la limpieza "científica".

Se podría suponer que la transferencia de los principios de la Frederick a través del Atlántico a Alemania
habría dado lugar a una modificación considerable de sus ideas. Sin embargo, sorprendentemente, sus ideas
parecían ser fácilmente aceptables incluso en las condiciones tan diferentes de la Alemania de principios de
los años veinte. De hecho, el éxito de sus principios sugiere que se vincularon fácilmente con una serie de
cambios que se estaban produciendo en el papel de la mujer en Alemania en esa época.

Hay dos hechos que revisten especial importancia para nuestro relato. En primer lugar, estas ideas
americanas estaban muy en consonancia con la nueva imagen del ama de casa promovida por el movimiento
femenino alemán. En Die Frau, la revista de la BDF, y en otras revistas dedicadas al hogar, como Fürs Haus,
se hacía mucho hincapié en que ser ama de casa era cumplir una función profesional. 24 Tanto en la literatura
norteamericana como en la alemana se había subrayado durante mucho tiempo la importancia de educar al
ama de casa para las nuevas vocaciones: la idea de una "ciencia doméstica" reflejaba esta noción, y los
manuales sobre la gestión del hogar, con su insistencia en elaborados rituales de limpieza y organización del
hogar, enfatizaban aún más hasta qué punto había una forma "correcta" y otra "incorrecta" de realizar
tareas que, al menos para los no iniciados, podían parecer bastante sencillas. Naturalmente, la combinación

23Frederick, Household Engineering, p. 19.


24Este tema, trabajado en las revistas (ver las notas 25 y 26 más abajo), fue defendido enérgicamente por la Bund deutscher Frauen
como medio de aumentar la posición de las mujeres dentro del orden social existente.
Ilustraciones de Erna Meyer, Der neue Haushalt, mostrando la incorporación de las ideas de Frederick en la práctica alemana.

de estas ideas anteriores con los principios de la "economía doméstica científica" realzó aún más el papel del
ama de casa. En Die Frau, por ejemplo, la ronda de tareas diarias del ama de casa se elevó a la categoría de
una profesión completa: en una serie de artículos de 1922, titulada Die Organisation der Hauswirtschaft als
Beruf (la organización de la gestión del hogar como profesión), un tal Dr. Thomae elaboró este tema en
profundidad; 25 el año anterior, la influyente Marie-Elisabeth Lüders había escrito un artículo breve pero
contundente en el que planteaba la pregunta retórica "Hat die Hasfrau einen Beruf? (¿la ama de casa tiene
una profesión?).26 Incluso a mediados y finales de la década de 1920, las revistas de mujeres volvieron a
tratar este tema: en 1927, Fürs Haus lanzó una serie de artículos que, entremezclados con artículos como
"Wie decke ich meinen Kaffeetisch im Garten?" (¿Cómo pongo mi mesa de café en el jardín?) y "Wage ich
einen Wittwer heiraten?" (¿Debería atreverme a casarme con un viudo?), trabajaban este mismo tema. 27

La muletilla constante de este tipo de artículos era que el ama de casa, ya fuera de clase trabajadora
o de clase media, tenía que desempeñar ahora un papel exigente pero gratificante para el que requería
educación, ingenio y creatividad. A pesar de las dificultades creadas por una economía en proceso de
reconstrucción, este papel ofrecía sus propias recompensas no financieras, entre las que destaca el tiempo
extra que el ama de casa podría prodigar a su marido e hijos. Ciertamente, no se sugiere que la
racionalización del hogar reduzca el trabajo del ama de casa hasta el punto de que pueda salir a trabajar; el
propósito de estas innovaciones era asegurar su posición en el centro de la familia.

La segunda área de mayor importancia en la que las ideas de la "gestión científica" tuvieron un
impacto inmediato fue en la forma en que las actividades de la familia debían organizarse ahora dentro de la
casa. En Alemania, al igual que en Inglaterra, 28 se produjo un amplio debate a lo largo de la década de 1920

25 M. Thomae, "Die Organisation der Hauswirtschaft als Beruf" en Die Frau, 29, 1922, pp. 18-22, 147-153, 181-185.
26 M-E. Lüders, 'Hat die Hausfrau einen Beruf? ' en Die Frau, 28, no. 5, 1920-1921.
27 Weinberg, "Der ideale Haushalt".
28 Ver, por ejemplo, el Tudor Walters Report (Report of the Committee appointed by the President of the Local Government Board

and the Secretary for Scotland to consider questions of building construction in connection with the provision of dwellings for the
working classes in England and Wales, and Scotland, and report upon methods of securing economy and despatch in the provision of
such dwellings), Parliamentary Papers, 1918, especialmente el capítulo 3.
sobre la forma más adecuada de planificar la cocina y las zonas de estar del hogar de la clase trabajadora. En
una época en la que el combustible sólido era la principal fuente de calor doméstico, los reformistas de la
vivienda habían defendido la "cocina viva", en la que la ronda general de actividades familiares tenía lugar
junto a las tareas más específicas de cocinar, mientras que los trabajos que requerían agua —lavado o
secado— eran desterrados a un fregadero separado. Para los reformistas de la vivienda de antes de la guerra
que luchaban por la casa de campo suburbana como forma ideal de vivienda, la "cocina viva" era la
disposición más económica, y Muthesius, por ejemplo, había presentado una atractiva imagen de la
Wohnküche en Kleinhaus und KleinsiedIung (1917), 29 llamando la atención sobre la importancia de esta
forma de cocina en la vivienda tradicional de varias regiones de Alemania.

Sin embargo, con la disponibilidad generalizada del gas tanto para la iluminación como para la cocina
a partir del cambio de siglo, 30 ya no era necesario utilizar una única fuente de calor para cocinar, calentar el
agua y calentar el espacio; ahora era posible trasladar la cocina fuera de la sala de estar al fregadero o, en
una vivienda de alquiler, a una cocina separada y mucho más pequeña. Esta evolución fue vista con
sentimientos encontrados por muchos de los reformistas de la vivienda de antes de la guerra. Se lamentaba
la desaparición de la tradicional "cocina de estar", sobre todo en el caso de las casas de campo, pero se
apoyaban los intentos de introducir en las viviendas de bajo coste el tipo de diferenciación entre actividades
tan evidente en la planificación de los niveles económicos superiores. Las nociones de propiedad de los
reformistas se escandalizaban de que la clase trabajadora acogiera con agrado las delicias de dormir en el
calor estrecho de una cocina, o aceptara con entusiasmo el alquiler del inquilino en lugar de los supuestos
beneficios de la privacidad. 31 Después de la guerra, con el apoyo de los partidarios de la "gestión científica"
en el hogar, los argumentos a favor de la Kochküche, o "cocina", se reforzaron en gran medida; con el apoyo
adicional de los miembros del movimiento de mujeres que estaban activamente involucrados en la cuestión
de la vivienda y preocupados por lograr cualquier forma de economía en la construcción de viviendas
públicas,32 los argumentos a favor parecían incontestables. Los jóvenes arquitectos de la Neues Bauen,
recelosos de su asociación con la tradición vernácula, no dudaron en condenar la Wohnküche como una

J. J. P. Oud, casa,
Weissenhof
Siedlung,
Stuttgart, 1927.
Planta y
fotografía de la
cocina
“racionalizada”.

29 H. Muthesius, Kleinhaus und Kleinsiedlung, Múnich, 1918, pp. 65-80.


30 C. Nussbaum, "Die Ausbildung der Küchen in kleinen Wohnungen" en Zeitschrift für Wohnungswesen, 1, 1902, pp. 165-167, 178-
179, 183-185.
31 Para un análisis de la relación entre los ideales de los reformistas de la vivienda y la realidad de la clase obrera antes de la guerra,

ver: L. Niethammer y F. Brüggemeier, 'Wie wohnten Arbeiter im Kaiserreich ? ' en Archiv für Sozialgeschichte, 16, 1976, pp. 61-134.
32 Marie-Elisabeth Lüders, por ejemplo, apoyó enérgicamente la "Kochküche", y las mismas actitudes se reflejaron en las páginas de

Die Frau, por ejemplo, G. Linke, "Wohnungsbau und Hausfrauen" en Die Frau, 33, 1925-1926.
forma de cocina inapropiada para la clase trabajadora urbana. 33 En cambio, la Kochküche podía asociarse
directamente con los productos de prestigio de la era moderna, como las cocinas de los vagones restaurante
Pullman. ¿No era ésta la imagen más adecuada para las viviendas públicas modernas?

La mejor manera de incorporar los principios de la "gestión científica" al debate alemán es el éxito
sin precedentes de Der neue Haushalt, el manual de buenas prácticas domésticas de Erna Meyer. 34
Publicado por primera vez en 1926, ya tenía veintinueve ediciones en sólo dos años; en 1932 había
alcanzado su cuadragésima edición, con ventas que superaban ampliamente las 40.000 unidades. Sin
embargo, aunque tuvo un éxito excepcional en cuanto a la forma y el contenido, el libro no era diferente de
otros libros y series de artículos sobre el mismo tema.

Der neue Haushalt comienza con un debate sobre una serie de temas bien establecidos: la
importancia de aumentar la eficiencia de las tareas domésticas para la economía nacional; la importancia del
papel "profesional" del ama de casa, y los beneficios de su enfoque creativo de las tareas domésticas para el
bienestar de toda la familia. Ser ama de casa era tener una verdadera vocación:
Si el ama de casa puede aprender a dominar todo esto [la rutina diaria], entonces podrá conseguir lo que más necesita:
el respeto por sí misma y una alta consideración por sus propias actividades en el hogar. Con esto, y con el conocimiento
de sus responsabilidades y capacidades, se asegurará a sí misma un nuevo placer en su trabajo, que pasará de ser una
rutina agotadora a una creatividad alegre, de modo que sentirá que su vocación vale tanto como cualquier otra
profesión."35

A continuación, Meyer analiza el impacto que la introducción de la "gestión científica" tendrá en el diseño de
la Nueva Vivienda y considera las formas en que se puede ahorrar espacio y tiempo aquí y allá en toda la
casa mediante una planificación más eficiente de las actividades o el uso de mejores equipos. Pero para
Meyer, al igual que para Frederick, es sobre todo la reorganización de la cocina lo que más atención recibe.
Ella parte de dos premisas: en primer lugar, que se elimine de la cocina todo lo que sea superfluo y, en
segundo lugar, que todo lo que se conserve se coloque en una posición que garantice el mínimo gasto de
tiempo y esfuerzo. Sobre esta base, condena la Wohnküche tradicional e insiste en la Kochküche, en la que
se excluyen todas las actividades no relacionadas directamente con la cocina. Es significativo que ilustre
estos argumentos con interiores de casas construidas por arquitectos asociados al Neues Bauen y con
equipamiento diseñado por la Bauhaus. En las ediciones del libro publicadas después de 1927, se refiere a su
colaboración con Oud en el diseño de las cocinas de sus casas adosadas en la Weissenhof Siedlung para
mostrar cómo la nueva cocina y su equipamiento, diseñados de acuerdo con las recomendaciones de la
nueva arquitectura doméstica, podían combinarse, en teoría y en la práctica, con la Nueva Arquitectura.

La mayoría de los argumentos que Meyer expone son conocidos; su importancia radica en el éxito
con el que difundió estas ideas. Lo importante es hasta qué punto sus ideas, y las de otros escritores sobre
los mismos temas, prepararon el camino para una recepción comprensiva de la Nueva Vivienda. De los
informes de las revistas femeninas contemporáneas sobre las visitas a las exposiciones del Werkbund en
Stuttgart y Breslau, o a las urbanizaciones de Franckfurt o Berlín diseñadas en estilo moderno, se desprende
que la Nueva Arquitectura fue ampliamente interpretada como una respuesta a las demandas del
movimiento femenino de un entorno apropiado para la Nueva Vivienda. 36

33 Ver, por ejemplo: E. May, "Grundlagen der Frankfurter Wohnungsbaupolitik" en Das neue Frankfurt, 2, n.º 7/8, pp. 18- 19; las
mismas actitudes eran mantenidas también por quienes no pertenecían al grupo del Ring: Alexander Klein era un firme partidario de
la "Kochküche". Ver por ejemplo: A. Klein, "Beitrüge zur Wohnungsfrage" en Probleme des Bauens, F. Block (ed.), Potsdam, 1928.
34 E. Meyer, Der neue Haushalt, ein Wegweiser zu wirtschaftlicher Hausfuhrung, Stuttgart, 1928.
35 Ibid., p. 3.
36 Ver, por ejemplo: J. Lepmann, "Die Wohnung der berufstütigen Frau in der Werkbundausstellung "Die Wohnung" in Stuttgart", en

Fürs Haus, 46, 23 de octubre de 1927.


Diagramas de Bruno Taut, Die neue Wohnung (la nueva vivienda), que muestran la aplicación de las técnicas de racionalización
a la reorganización de la disposición de un piso típico. Arriba: plano típico de un bloque de apartamentos "no racionalizado".
Abajo: Plano del apartamento "mejorado" (racionalizado); y detalle del plano de la cocina "racionalizada".

De la Nueva Economía Doméstica a la Nueva Vivienda.

La conexión entre las ideas del Nueva Economía Doméstica y el diseño de la Nueva Vivienda se estableció
antes de mediados de la década de 1920. En enero de 1924, apenas un año después de la publicación de la
traducción de Witte del libro de Frederick, Bruno Taut presentaba estas ideas como la dirección que debía
seguir la Nueva Arquitectura. 37 Basándose en el trabajo de diseñadores avanzados como Rietveld, Tessenow
y la Bauhaus, mostró cómo los diseñadores ya estaban tratando el diseño de la vivienda de una forma nueva
y simplificada, y pasó a demostrar cómo este enfoque era especialmente valioso para los problemas de la
vivienda de bajo coste. Taut argumentó que este enfoque podía llevarse mucho más lejos si se combinaba
con una reconsideración radical de la forma en que se gestionaba la casa según las líneas expuestas por
Frederick. Basándose en el enfoque de Frederick, Taut atacó la disposición del típico piso alemán y sugirió
formas en las que el espacio no utilizado de la "mejor habitación", ridiculizado como "kalte Pracht" (lujo
frío), podría ser reorganizado para dar un uso mucho más intensivo del espacio. Y lo que es más importante,
mostró cómo este desarrollo de las ideas de Frederick sobre la racionalización en el hogar podría utilizarse
para abordar la cuestión de la vivienda de bajo coste, reduciendo los estándares de espacio, y por tanto los
costes, pero sin sacrificar la comodidad. A finales de la década de 1920, estas ideas sobre la combinación de
la Nueva Economía Doméstica con la Nueva Arquitectura se habían desarrollado, en forma de Die Wohnung
für das Existenzminimum (la vivienda de la unidad mínima), como una solución a los problemas urgentes de
la escasez de vivienda.

Izq.: Estudios
alemanes sobre el
"buen gobierno
de la casa": un
enfoque correcto
para lavar la ropa,
del folleto
Hausarbelt leicht
gemacht,
publicado por el
Reichskuratorium
für
wirtschaftlichkeit.
Der.: “La cocina a
gas”, una de las
cocinas diseñadas
por la Rfg.

En 1923, Georg Muche y Adolf Meyer diseñaron la Haus am Horn, la casa experimental de la
exposición de la Bauhaus en Weimar, y eliminaron las divisiones convencionales entre los distintos espacios
de la casa (salón, comedor y cocina) para dar cabida a una amplia gama de usos posibles.38 A mediados de la
década de 1920, las viviendas construidas en Fráncfort bajo la dirección de Ernst May, así como varias de las
casas expuestas en la exposición Weissenhof de Stuttgart en el verano de 1927, incorporaban ideas fruto del
entusiasmo por la "gestión científica" en el hogar. Pero uno de los ejemplos más importantes e interesantes,
aunque poco conocidos, de la estrecha colaboración entre arquitectos, asociaciones de amas de casa,
ingenieros de producción y todos los que se ocupan de la producción de accesorios de cocina y
equipamiento doméstico, se encuentra en el trabajo de la Reichsforschungsgesellschaft für
Wirtschaftlichkeit im Bau-und Wohnungswesen e.V. (Rfg). Esta organización se fundó en enero de 1928 para
investigar todos los aspectos del diseño, 39 la producción y la economía de la vivienda, y los antecedentes de

37 Taut, op. cit.


38 A. Meyer, Ein Versuchshaus des Bauhauses in Weimar, Bauhaus buch no. 3, Munich, 1924.
39 No existe un estudio adecuado de los trabajos de la Rfg, pero en el Tatigkeits bericht anual se da cuenta de su fundación y

funcionamiento, así como de los miembros de las distintas comisiones; ver también: D. Weber, "Tütigkeitsbericht der Rfg" en Erste
Mitglieder-Versammlung (Mitteilungen der Rfg 12-15), Berlín, 1928.
su fundación ponen de relieve la fuerza con que fue un
producto tanto de los intereses del BDF en el hogar
como del movimiento de racionalización.

La Rfg surgió de la fusión de una serie de


organismos del gobierno central que habían trabajado
en este ámbito incluso antes de 1924. El
Reichskuratorium für Wirtschaftlichkeit, por ejemplo, ya
había lanzado una serie de conferencias publicitarias,
impresas en forma de folletos y con diapositivas, que
trataban sobre el aumento de la eficacia de las tareas
domésticas; títulos como Die Normung in der
Hauswirtschaft (La normalización en las tareas
domésticas) y Hausarbeit Leicht gemacht (Las tareas
domésticas facilitadas) ya habían alcanzado una
segunda edición en 1924. 40 En 1925, el Deutscher
Normenausschuss (DNA), el instituto central de
normalización, había convocado un comité para
investigar la normalización de los productos domésticos
que reunía a expertos de diversas ramas de la industria
y del Reichsverband deutscher Haus frauenvereine. En
agosto de 1926 se creó, bajo los auspicios de la DNA, un
comité sobre Typisierung der Wohngebüude, o
normalización de la vivienda, en gran parte a instancias Grete Schütte-Lihotsky, la “cocina de Frankfurt”, 1956-
de Marie-Elisabeth Lüders y con el poderoso apoyo de la 1926, tal cual se la instaló en algunas de las casas de
Frankfurt, incluídas las de Rómerstadt.
industria de la construcción, los gremios de la
construcción y el gobierno, para estudiar cuestiones de economía en el diseño y la construcción de
viviendas. Este comité trazó un campo de investigación, dividiendo el tema en cinco grandes áreas; una de
ellas debía centrarse principalmente en los problemas de la disposición de la vivienda, la preparación de
planos "tipo" y la estandarización de diversos elementos y componentes del hogar, y debía tener en cuenta
los puntos de vista de las asociaciones de amas de casa y sus demandas de racionalización de la vivienda.
Tras una serie de cambios en la constitución y en la composición, el comité pasó a llamarse, a principios de
1928, Reichsforschungsgesellschaft.

En el seno de la Rfg, los comités 4 y 6 trabajaron conjuntamente en cuestiones de planos de


viviendas (Grundrissgestaltung) y de gestión de la vivienda (Hauswirtschaft). 41 El primero elaboró pronto un
estudio sobre las disposiciones preferidas para las viviendas pequeñas que reunía ideas sobre la disposición
de las actividades dentro de la vivienda (que se habían originado en una serie de estudios sugestivos, pero
no muy profundos, de Alexander Klein) 42 con las limitaciones de los estándares de espacio determinadas a
partir de los niveles de alquiler y las hipótesis sobre los ingresos de los hogares. Sin embargo, este comité no
tardó en reconocer que la resolución del diseño de la vivienda pequeña dependía críticamente de la
disposición y las dimensiones de la cocina. Así, las investigaciones del Comité 6 sobre la disposición y la

40 El Hauswirtschaftlicher Lehrdienst des Reichskuratoriums fur Wirtschaftlichkeit publicó varios folletos (como conferencias) sobre
este tema: G. Villwock, Hausarbeit leicht gemacht (Vortrag 1), Berlín, 1924; P. Wisotzky, Ratschläge und Winke für die Auswahl van
Kochgeschirr und Zubehör (Vortrag 2), Berlín, 1924; M. Rudorff, Die Normung in der Hauswirtschaft (Vortrag 3), Berlín, 1924.
41 Ibid., p. 9.
42 Ver, por ejemplo: Klein, 'Beitrüge zur Wohnungsfrage'; los estudios de Klein se ilustran en la ponencia del profesor Wolfs en la

primera conferencia anual de la Rfg: G. Wolf, "DiewirtschaftlicheBedeutungder Grundrisstypisierung" en Erste Mitglieder-


Versammlung (Mitteil ungen der Rfg No. 13), Berlín, 1928.
gestión de las cocinas adquirieron una importancia decisiva para todo el programa de la Rfg, y esta posición
central se reflejó debidamente en el sesgo de las ponencias presentadas en la primera Conferencia Técnica
de la Rfg, celebrada en Berlín en abril de 1929. 43

Después de sólo cuatro meses de existencia, el Comité 6 ya había presentado los diseños de seis
cocinas que se expusieron en la exposición "Die Nahrung" en mayo de 1928 en Berlín, y en junio publicó una
revisión de las ideas actuales sobre el diseño de cocinas. 44 El punto de partida de su enfoque fue de nuevo la
opinión de que la cocina sólo debía utilizarse para cocinar y lavar. El punto de partida de su planteamiento
fue, de nuevo, la opinión de que la cocina sólo debía utilizarse para cocinar y fregar. La reducción del espacio
debía lograrse mediante el uso de la cocina de gas o eléctrica, en lugar de la de combustible sólido, y el uso
de muebles de cocina especialmente diseñados. La lógica que subyace a la recomendación del comité de la
cocina de galera se basa principalmente en la economía, la higiene y la estética. La cocina de galera no sólo
era más pequeña y, por tanto, más barata, sino que también se afirmaba que era más saludable. El comité
consideraba que la acumulación de aire cálido y húmedo en la sala de estar principal de la familia era
perjudicial para la salud y para el mobiliario; también afirmaban (de forma bastante razonable) que el olor
persistente de la cocina o del lavado hirviendo podía resultar ofensivo para la familia. Sin embargo, a pesar
de su defensa de la Kochküche, el Comité reconoció que los planos de las casas más sencillos eran aquellos
en los que la cocina y el comedor separados estaban lo más unidos posible. En consecuencia, propusieron
una serie de diseños que incluían una "cocina para cocinar" separada, una combinación de salón y comedor
con un hueco para cocinar adjunto, e incluso una cocina con una superficie mínima para comer dentro de la
cocina; pero la gran "cocina para vivir" se propuso para su uso sólo en zonas rurales.

Las cocinas diseñadas por la Rfg representan convenientemente la corriente principal de las
actitudes actuales a finales de la década de 1920, pero el abanico de experimentos prácticos llevados a cabo
a lo largo de los años 20 fue considerable y a menudo muy exitoso. Una de las más conocidas y, según todos
los indicios, una de las aplicaciones más eficaces en la práctica del nuevo enfoque del diseño de la cocina,
fue la "cocina de Frankfurt", diseñada por la arquitecta austriaca Grete Schütte-Lihotsky e incorporada a un
gran número de viviendas construidas en Frankfurt bajo el mandato de Ernst May. 45

Los principios en los que se basa el diseño coinciden con el programa de la Nueva Casa:
“Toda mujer pensante debe haber experimentado el atraso de las formas actuales de dirigir un hogar y debe reconocer
en ello las principales barreras para su propio desarrollo y, por tanto, para el de la familia en su conjunto. El problema
de organizar el trabajo diario del ama de casa de una manera más sistemática es igualmente importante para todas las
clases de la sociedad... Para lograrlo, hay que considerar primero la disposición de la cocina y su relación con las demás
habitaciones de la vivienda.”46

La cocina diseñada por Schütte-Lihotsky debe interpretarse como una respuesta "correcta" a las exigencias
de Frederick de una disposición "científica" de la cocina; Ferdinand Kramer recuerda incluso haber visto un
ejemplar de la traducción de Witte del libro de Frederick o la propia versión inglesa cuando llegó por primera

43 Wolf, op. cit.


44 Ausstellung van 6 Kuchen bearbeitet vom Ausschuss der Rfg 'Kuchen- und Hauswirtschaft', Berlín, 1928; y Die Kuche der Klein- und
Mittelwohnung (Sonderheft No. 2 der Rfg), Berlín, 1928.
45 G. Schütte-Lihotzky, "Rationalisierung im Haushalt" en Das neue Frankfurt, r, no. 5, 1926-7, pp. 120-123.
46 Ibid., p. 120.
Izq.: racionalización en la Bauhaus: cocina en la Casa de los Maestros. El formato de la ilustración como una cinta de película es
reminiscente de los estudios norteamericanos de racionalización, como los de Taylor y Gilbreth.
Der.: típica “Wohnküche” en una vivienda de un barrio obrero de Berlín a comienzos del siglo XX.

vez al Departamento de Arquitectos de Frankfurt. 47 La disposición se concibió en términos de minimizar el


tiempo y el esfuerzo. La cocina, naturalmente una Kochküche, era pequeña para ahorrar la necesidad de
movimiento: la película publicitaria encargada por el Departamento de Arquitectos mostraba cómo el ama
de casa podía alcanzar todas las cosas más importantes que pudiera necesitar al preparar la comida —
fregadero, tabla de cortar y almacenamiento de alimentos— desde un taburete giratorio convenientemente
situado. Esta aura de modernidad se vio reforzada por el diseño de la cocina para el uso de la electricidad, la
"energía del futuro": las tres cocinas que se mostraron en la exposición Die neue Wohnung und ihr
Innenausbau en la Frankfurter Messe en 1926 estaban equipadas con electricidad, y la Siedlung Römerstadt,
en la que se utilizó ampliamente la cocina de Frankfurt, se presentó como una de las primeras Siedlung
"totalmente eléctricas" de Alemania. Sin embargo, a pesar de toda su sofisticación, el coste de la cocina se
mantuvo bajo gracias al uso de la prefabricación en fábrica: montada de forma convencional la cocina
costaba (en 1930) algo menos de 400 marcos, pero prefabricada el coste bajaba a algo menos de 240
marcos, comparable a los costes de las cocinas que diseñaba la Rfg para las viviendas de bajo coste. 48

47 Conversación con el profesor Kramer en Frankfurt en 1974.


48 E. May, "Fünf Jahre Wohnungsbautütigkeit in Frankfurt am Main" en Das neue Frankfurt, nos. 2-3, 1930, p. 39.
El éxito de la cocina de Frankfurt recibió la más amplia publicidad tanto en Alemania como en el
extranjero. Catherine Bauer, ya muy impresionada por la calidad y la envergadura del programa de viviendas
de Frankfurt, saludó la cocina como uno de los verdaderos logros de la Nueva Arquitectura. 49

La cocina de Frankfurt puede merecer su reputación, pero hay que recordar que los mismos
principios e ideas se estaban probando en otros lugares de Alemania. La exposición de diseños de cocinas en
la exposición de la Werkbund en Stuttgart en 1927, 50 la exposición "Die neue Küche" en Berlín en 1929
donde se expuso por primera vez la Ringküche diseñada por Haring y Hilbersheimer, 51 y la gama de diseños
de cocinas construidas como parte de los programas de viviendas de bajo coste por Otto Haesler en Celle y
Karlsruhe, o por Taut y otros en Berlín, confirman la importancia concedida a la cocina como cuestión central
en el diseño de la Nueva Vivienda.

La Nueva Economía Doméstica en la práctica.

A pesar de la influencia de la Nueva Economía Doméstica en la configuración del enfoque de los arquitectos
y otros implicados en la vivienda durante la década de 1920, su valor en la práctica siguió siendo limitado. De
hecho, en dos aspectos importantes, la aplicación generalizada de los principios de la "gestión científica"
puede ser cuestionada como inapropiada en un momento de reconstrucción nacional y crisis de la vivienda.

La primera línea de ataque hace hincapié en los supuestos esencialmente de clase media
incorporados en muchas de las actitudes básicas en las que se basaba el nuevo enfoque, y cuestiona su
aplicabilidad al modelo tan diferente de la vida de la clase trabajadora. La asignación de diferentes
actividades a diferentes habitaciones, la preocupación por la "intimidad", las implicaciones de un enfoque
"científico" del mantenimiento de la casa en el gasto familiar, todo ello está muy en desacuerdo con lo poco
que sabemos, o podemos deducir, de la vida familiar de gran parte de las clases trabajadoras. A pesar de las
condiciones reveladas en el censo de 1925 y en la Encuesta Nacional de la Vivienda de 1927, gran parte de la
discusión sobre la Nueva Economía Doméstica sugiere una total incomprensión de las condiciones de la
vivienda en ese momento para la gran masa de la población urbana: en las zonas de clase trabajadora de
Berlín, como Wedding, el 53% de la población vivía en apartamentos de una o dos habitaciones, el 43% de
todas las viviendas no tenía un inodoro separado, el 81% no tenía electricidad, y casi 15.000 personas no
tenían casa propia. 52 Para estas familias, las supuestas ventajas de la Nueva Economía Doméstica debían
parecer irremediablemente lejanas.

En segundo lugar, la Nueva Economía Doméstica era poco realista para todas las familias, excepto las
de clase media acomodada, debido al coste de muchas de las ideas propuestas. La información sobre los
ingresos y los gastos de los hogares durante el periodo de Weimar es escasa, pero la imagen general que se
desprende sugiere que, con una renta media anual de 3.325 marcos para las familias de clase trabajadora, y
una renta media de 4.712 marcos para una familia de cuello blanco, el coste de una cocina, incluso
modestamente equipada para una limpieza "científica", estaba muy lejos del alcance de la mayoría. 53

49 C. Bauer, Modern Housing, Nueva York, 1934, p. 127.


50 E. Meyer, "Das Küchenproblem auf der Werkbund-Ausstel lung" en Die Form, 2, nº 10, 1927.
51 Esta cocina fue ilustrada, junto con otras de diseñadores progresistas, en el libro de W. Müller-Wulckow, Die deutsche Wohnung

der Gegenwart, Konigstein im Taunus y Leipzig, 1932, de gran difusión.


52 Die Grundstucks- und Wohnungsaufnahme sowie die Volks-, Berufs- und Betriebszahlung in Berlin im Jahre 1925, 4, Berlín, 1928,

cuadros 3 y 8.
53 Estas cifras, al igual que gran parte de la información sobre los ingresos y gastos de los hogares en este periodo, se han extraído de

Die Lebenshaltung van 2.000 Arbeiter-, Angestellten-, und Beamten Haushaltungen; Erhebungen van Wirtschaftsrechnungen im
Deutschen Reich van Jahre 1927-1928 (Einzelschriften zur Statistik des deutschen Reichs, nº 22), 1-2, Berlín, 1932. Para un análisis
muy útil de los ingresos y gastos familiares, ver: S. Coyner, "Class Patterns of Family Income and Expenditure during the Weimar
Republic: German White-collar Workers as Harbingers of Modem Society', tesis doctoral inédita, Rutgers University, 1975.
Naturalmente, en 1930 el coste de una cocina eléctrica, el futuro ideal para todos menos para unos
pocos habría sido enorme: un frigorífico eléctrico AEG costaba 1.050 marcos, un motor mezclador eléctrico
Siemens, sin sus accesorios, entre 165 y 240 marcos; una cocina eléctrica, otros 300 marcos. 54 El coste de
sólo tres artículos equivaldría a más de un tercio de los ingresos anuales incluso de un trabajador de cuello
blanco. Además, a pesar de la sofisticación de la industria eléctrica en Alemania, los costes de la energía
eléctrica seguían siendo elevados a finales de la década de 1920: con un coste (en 1928) de 20 pfennig/hora
para un horno y 24 pfennig/hora para un anillo caliente, los costes de funcionamiento sólo para cocinar
podían convertirse en un elemento significativo del presupuesto familiar. 55

Pero incluso el coste de las modestas y más realistas recomendaciones sobre el equipamiento de
una cocina formuladas por Erna Meyer o la Rfg parecen elevadas si se comparan con los ingresos del hogar.
En una época en la que los acuerdos de compra a plazos eran limitados, la compra de un simple aparador de
cocina, como recomendaba la Rfg, de unos 150-250 marcos, habría supuesto un gasto importante. Según los
resultados de la encuesta de ingresos y gastos de los hogares realizada por la Oficina de Estadística del Reich,
las familias de la clase trabajadora no gastaban más del 4% de sus ingresos anuales totales en mobiliario y
equipamiento de todo tipo; incluso en las hipótesis más optimistas, la familia típica de la clase trabajadora
tardaría más de 5 años en comprar el equipamiento mínimo de cocina propuesto por el Rfg.

¿Debemos descartar el ideal de la Nueva Vivienda por estas limitaciones? ¿Podemos permitirnos el
lujo de descuidar un conjunto de ideas que parecieron tan significativas en la configuración del enfoque de la
nueva vivienda de los años veinte? Las ventas de Der neue Haushalt, de Erna Meyer, la influencia de la
cocina de Frankfurt o la cobertura que se dio al tema en las revistas femeninas, indican que estas ideas son
demasiado importantes para ser ignoradas. El reto de aplicar los principios de la "gestión científica" al diseño
del hogar fue una de las fuerzas más poderosas que impulsaron la Nueva Vivienda. La voluntad de desafiar
las actitudes largamente establecidas y cada vez más anticuadas de la gestión del hogar era necesaria para
repensar la forma de la vivienda: tanto die neue Wohnung como die Wohnung für das Existenzminimum
fueron productos de este nuevo enfoque. Pero lo más importante es que la Nueva Economía Doméstica
parecía legitimar la Nueva Vivienda. Se trataba de algo más que un ejercicio formal o estilístico: ¿no estaban
los arquitectos repensando el diseño de la casa desde dentro hacia fuera, desde la cocina hasta la fachada,
tal y como habían exigido Marie-Elisabeth Lüders y el movimiento de mujeres? Se trataba de un intento de
satisfacer, de forma "científica", las demandas de vivienda de quienes podían considerarse, de forma
bastante plausible, como representantes de lo que quería la mayoría de las familias alemanas. Arquitectos
como May, Taut o Haesler no intentaron imponer un ideal arquitectónico a un público desprevenido.
Nuestra interpretación de la obra de estos arquitectos no debe verse distorsionada por la crítica mordaz del
papel del arquitecto en la vivienda pública desde la guerra que está de moda actualmente.
Independientemente de sus defectos, la campaña de la Nueva Vivienda fue un intento, tal vez ingenuo,
incluso tontamente optimista, de responder a las demandas urgentes de una sociedad en proceso de
reconstrucción.

54 El coste de acondicionar un piso al estilo moderno puede calcularse en el útil libro de Wilhelm Lotz, Wie richte ich meine Wohnung
ein? Modern Gut mit welchen Kosten?, Berlín, 1930.
55 Die Lebenshaltung van 2,000 Arbeiter-, Angestellten-, und Beamten-Haushaltungen, pp. 19-20, 31-2, 42-3.

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