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RESUMEN SEGUNDO PARCIAL ANTROPOLOGÍ A

UNIDAD IV – ANTROPOLOGÍA Y GÉNERO


 Archetti “Las masculinidades y la moralidad en la poética del tango”
Enfoca el tema de la ideología sexual y la moralidad masculina. Relaciona el discurso del tango con la
moralidad y la ambigüedad en un período de efervescencia moral donde se transgreden simbólicamente y
algunas veces también en la práctica ciertas leyes morales y creencias.
El tango refleja la reacción masculina ante los cambios y permite analizar el imaginario de las relaciones
heterosexuales en el período 1917-1930
Analiza el tango como discurso masculino y como código cultural y medio de conocimiento de las
moralidades y las relaciones de género. Relación del tango con lo exótico y lo erótico
Origen híbrido del tango: la creatividad cultural es el resultado de mezclas de la tradición de la música y
la danza afro-argentina.
La gente de color de esa época está presente en los orígenes y amalgama del tango junto a italianos,
españoles, judíos y alemanes Buenos Aires era un enorme centro urbano. Más de un tercio de sus habitantes
eran inmigrantes de origen europeo.
Cambios en la vida urbana y en el uso del tiempo libre fuera de la privacidad del hogar. Aparecen
lugares públicos para la diversión de la gente en lo cultural, deportes y vida sexual.
El nuevo burdel legal, las academias de baile, los cafés de camareras y el cabaret son algunos de esos
nuevos espacios para la diversión. Los hombres se apropian y dominan estos espacios que se convierten en
ámbitos fundamentales en la construcción de la masculinidad. Las mujeres que se incluyen en ellos
representan una nueva clase de femineidad. La construcción de imágenes y modelos de masculinidad estaba
muy asociada a la manera en que los hombres percibían e imaginaban la femineidad idealizada. La narrativa
del tango puede ser considerada como discurso masculino sobre las relaciones de género
Los primeros tangos presentan al rufián o malevo, quien tiene talento para bailar el tango, controlar a las
mujeres y valentía y habilidad en los duelos de cuchilleros (de 1880 a 1920).
El “nuevo tango” posterior modifica sus letras que hablan de historias concisas y conmovedoras de sus
personajes y sus dilemas morales.
El cabaret representa un desafío para la vida hogareña y las fiestas familiares. Es escenario real y
simbólico para disfrutar el tiempo libre y para que una minoría de mujeres pudieran “salir a divertirse” en la
vida nocturna. El cabaret contrasta con el hogar, el bar del barrio.
Clases de mujeres que se distinguen en el cabaret:
 Artistas
 Milonguitas o alternadoras
 Mantenidas
Era un mundo para mujeres independientes y peligrosas. Esto atentaba contra los cánones morales
convencionales que intentaba sacar a la mujer de clase media de la vida activa fuera del hogar para
“protegerla” del mundo exterior
 Significado de las letras del tango
La figura arquetípica del compadrito es un rebelde que niega la legitimidad de un sistema judicial
abstracto regulado y administrado por el Estado moderno. Luego las letras reflejan a un hombre desdichado
que sufre y se compensa emocionalmente en el sufrimiento de los demás (Borges).
Luego el tango habla de melancolía, de frustración y fracaso.
La poética del tango se relaciona con las emociones (alegría, tristeza, temor, ansiedad, orgullo, temor,
culpa, deshonra y honor) , esenciales en la articulación entre identidad individual, el género y las moralidades
entendidas como procesos socioculturales
Las letras del tango reflexionan sobre las diversas clases de amor: como deber, pasión, como amistad
profunda y como amor romántico.
Un tema constante de las letras del nuevo tango es acerca de la “milonguita” que abandona al hombre y
al bulín para “salir a divertirse” al mundo del cabaret y el dolor de un hombre que no controla esta situación. La
milonguita es una mujer soltera, de clase media baja, que nació en el barrio pero que escapa de éste y de la
pobreza para irse “al centro” y a vivir una vida de emociones que se ofrece a las mujeres bonitas que se
suelen convertir en las “queridas” de hombres ricos (los “bacanes” quienes las abandonarán después a ellas).
Algunas veces, el hombre abandonado comprende a la milonguita e incluso le ofrece “verdadera
amistad” y comprensión.
Los tangos defienden la moralidad masculina al romantizar una especie de sutil control emocional sobre
las mujeres. Sólo excepcionalmente se justifican las elecciones de las milonguitas.
El narrador de las letras del tango parece ser un hombre de edad media, soltero, de clase media baja,
que nació en un barrio pero vive ahora en el centro. Que amó y ahora desea volver a amar aunque no busque
matrimonio.
Su mujer ideal no se asocia a la castidad y virginidad ni sumisión y respeto tradicional pero espera
lealtad y fidelidad y que la mujer lo ame con la misma intensidad.
El narrador del tango describe un proceso de cambio social que afecta a los modelos tradicionales
donde tanto hombres como mujeres son responsables del amor. Se busca intimidad, compañerismo, placer
sexual, empatía mutua, todos en equilibrio, privilegiando el noviazgo por sobre el matrimonio burgués.
También se advierte sobre los peligros de un mundo dominado por milonguitas y bacanes
En el mundo del compadrito, al contrario, las relaciones entre hombres y mujeres no se basan en el
respeto y la igualdad sino en el dominio y la autoridad. El honor y la deshonra se relacionan con la traición en
el amor por parte de una mujer. Esto se arregla en general con un duelo y la muerte de alguno de los
personajes implicados.
Se advierte una variedad de “hombres” con diferentes voces y problemas morales o psicológicos que
hablan de asuntos morales y relaciones de género en un contexto de cambio donde se vislumbran nuevas
formas de conceptualizar el amor.
Se moderan las características tradicionales y agresivas de la virilidad medieval y aparecen actitudes
morales basadas en la comprensión de los sentimientos del “otro”, rectitud, honestidad, lealtad, falta de
pasión excesiva, en reemplazo de la valentía, la venganza y el coraje extremo.
“El tango refleja una masculinidad indecisa (no machismo) y mujeres fuertes como las que abundan en
Argentina”

 Connel “La organización social de la masculinidad”


La masculinidad existe sólo en contraste con la feminidad. Una cultura que no trata a las mujeres y
hombres como portadores de tipos de carácter polarizados por lo menos en principio, no tiene un concepto de
masculinidad en el sentido de la cultura moderna europea/americana.
 Cuatro enfoques para definir la masculinidad:
 Las definiciones esencialistas recogen un rasgo que define el núcleo de lo masculino y le agregan a
ello una serie de rasgos de la vida de los hombres. Ejemplo: la hombría florece ante fenómenos duros y
difíciles.
 Los positivistas la definen muy simplemente: lo que los hombres realmente son. La dificultad de este
enfoque es que confeccionar una lista de lo que hacen hombres y mujeres, requiere que esa gente ya
esté ordenada en las categorías hombres y mujeres.
 Según las definiciones normativas la masculinidad es vista como una norma social para la conducta
de los hombres: es lo que los hombres deberían ser.
 Los enfoques semióticos definen la masculinidad mediante un sistema de diferencia simbólica en que
se contrastan los lugares masculino y femenino. Masculinidad es definida como no-feminidad.
El autor propone no definirla mediante estos enfoques: La masculinidad es al mismo tiempo la posición
en las relaciones de género, las prácticas por las cuales los hombres y mujeres se comprometen con esa
posición de género y los efectos de estas prácticas en la experiencia corporal, en la personalidad y en la
cultura.
 El género es una forma de ordenamiento de la práctica social.
En los procesos de género, la vida cotidiana está organizada en torno al “escenario reproductivo”,
definido por las estructuras corporales y por los procesos de reproducción humana.
El género es una práctica social que constantemente se refiere a los cuerpos y a lo que los cuerpos
hacen, pero no es una práctica social reducida al cuerpo.
Las relaciones de género, las relaciones entre personas y grupos organizados en el escenario
reproductivo, forman una de las estructuras principales de todas las sociedades documentadas.
El autor entiende a la masculinidad y feminidad como “proyectos de género”. Son procesos de
configuración de la práctica a través del tiempo, que transforman sus puntos de partida en las estructuras de
género. Están siempre asociadas a contradicciones internas y rupturas históricas.
La configuración genérica de la práctica en la vida individual es lo que los psicólogos llaman
“personalidad”.
Modelo de la estructura de género con 3 dimensiones que diferencia relaciones de poder, producción y
cathexis.
 Relaciones de poder: Subordinación general de las mujeres y la dominación de los hombres
(patriarcado).
 Relaciones de producción: Las divisiones genéricas del trabajo son conocidas en la forma de
asignación de tareas.
 Cathexis: Deseo sexual genérico, hetero u homosexual.
El género interactúa con la raza y la clase: género + raza + clase = múltiples masculinidades.La
masculinidad hegemónica es la masculinidad que ocupa la posición hegemónica en un modelo dado de
relaciones de género, una posición siempre disputable.
 Relaciones entre masculinidades:
 Hegemonía: Es la dinámica cultural por la cual un grupo exige y sostiene una posición de liderazgo en
la vida social. En cualquier tiempo dado, se exalta culturalmente una forma de masculinidad en lugar de
otras.
 Subordinación: Dentro del contexto de la hegemonía, hay relaciones de género específicas de
dominación y subordinación entre grupos de hombres (hetero/gay: la homosexualidad se asimila
fácilmente a la feminidad).
 Complicidad: La complicidad con el proyecto hegemónico es otra relación entre grupos de hombres.
Las masculinidades construidas en formas que permitan realizar el dividendo patriarcal, sin las
tensiones o riesgos de ser la primera línea del patriarcado, son cómplices en ese sentido.
 Marginación: Relación entre las masculinidades en las clases dominante y subordinada o en los
grupos étnicos. La marginación es siempre relativa a una autorización de la masculinidad hegemónica
del grupo dominante.
Los intereses se forman en toda estructura de desigualdad, por lo que es imposible imaginar esa
estructura sin violencia; ya sea para sostener su dominación o como medio de transacciones entre hombres.
La violencia puede llegar a ser una manera de exigir o afirmar la masculinidad en luchas de grupo. A su vez,
es una medida de la imperfección de un sistema de dominación.
Como la masculinidad es una configuración de práctica dentro de un sistema de relaciones de género,
se deben buscar las tendencias de crisis (y no la crisis que presupone un sistema coherente) usando como
marco las 3 estructuras de relaciones de género definidas anteriormente.

 Ferrucci “Antropología y Género. Cuestiones teóricas y metodológicas”


 De la Antropología de la mujer a la antropología del género y la antropología feminista
La producción teorice que se inicia en la década del setenta en Antropología se consolida en lo que se
denominó “antropología de la mujer” la cual estuvo orientada en sus inicios a indagar si el hecho de la
opresión o subordinación femenina era universal en la experiencia humana y desde los inicios de nuestra
especie como humanos o si dicha subordinación u opresión se había originado o aparecido en un momento
histórico específico y las causas de ello.
Como respuesta sobre los orígenes o causas de la opresión/subordinación femenina la mayoría de las
antropólogas se inclinaron a reconocerla como un dato universal, existentes en todas las sociedades y
culturas, aunque destacaban que esta situación no tenían su origen en la fisiología de las mujeres, si no en la
interpretación cultural de ese hecho.
 El debate naturaleza/cultura y la dicotomía domestico/publico
Sherry Ortner afirma que se suele asociar a las mujeres con la naturaleza (algo que los humanos
subvaloran e intentan siempre controlar) precisamente por la capacidad de estas de gestar y amamantar, de
procrear. En tanto que a los hombres se los asocia a la cultura, a lo creativo.
Michell Rosaldo sigue esta línea y argumentó que la división entre los ámbitos doméstico y público y la
asociación privilegiada de las mujeres con el primero y los hombres con el segundo, era lo que explicaba la
subordinación femenina. Según esta autora el fundamento de la subordinación se encuentra en el mayor
prestigio social de las actividades masculinas y la asignación de las responsabilidades reproductivas a las
mujeres y esto ocurre, a pesar de que en muchas sociedades algunas mujeres hayan alcanzado posiciones
importantes en los ámbitos públicos.
Marilyn Strathern afirma que las constricciones sobre el género, sobre lo masculino y lo femenino, van
ligadas a los conceptos de sujeto, persona y autonomía. Y que para analizar estos conceptos hay que abordar
también nociones de elección, estrategia, valor moral y merito social.
La fuerza de la imagen de la mujer como sinónimo de madre sigue siendo muy fuerte. En realidad se
trata de una cuestión política y sujeta a elaboraciones culturales y dinámicas sociales más que de algo
natural.
 Debates metodológicos
Los etnógrafos y las etnógrafas son igualmente aptos para estudiar a cualquier grupo socio-sexual.
La supuesta relación privilegiada entre etnógrafa e informante basada en el hecho de que ambas son
mujeres estaba implicando el reconocimiento de una categoría universal “mujer”.
Se avanzó en la crítica a la categoría analítica “mujer” y el reconocimiento de las diferencias y
semejanzas que existen entre las mujeres y los hombres de diferentes sociedades y culturas. Como había
demostrado la investigación transcultural lo que significa “ser varón” o “ser mujer” variaba tanto de cultura en
cultura y no podían atribuirse esas variaciones a la diferencia sexual, por otra parte, se evidenciaba que todas
las culturas reconocen una separación entre la esfera de lo femenino y lo masculino. Se llegó así al
reconocimiento de que lo importante era el estudio del género, es decir de la interpretación cultural de la
diferenciación sexual.
 Precisiones sobre el concepto de género:
Género: la psicología utiliza este concepto para referirse a la construcción social de lo masculino y lo
femenino, proceso que se inicia con el nacimiento de las personas y dura toda la vida, articulando estas tres
instancias básicas:
 Asignación de género: La realizan los adultos cuando nace un bebé y que se realiza en base a la
apariencia externa de los genitales.
 La identidad de género se adquiere entre los dos y tres años junto con el lenguaje y es anterior al
conocimiento de los bebés de la diferencia sexual.
 El rol o papel de género se forma por el conjunto de normas y prescripciones que dicta la sociedad y
la cultura sobre el comportamiento femenino y masculino.
Dentro de la antropología pueden distinguirse dos grandes orientaciones en el estudio del género: Las
que consideran como una construcción simbólica y las que ponen el acento en el género como construcción
social.
Joan Scott define “género” desde dos proposiciones interrelacionadas pero diferentes analíticamente:
 El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que
distinguen los sexos. Comprende cuatro elementos: Símbolos culturales, conceptos normativos,
instituciones y organizaciones sociales y la identidad subjetiva.
 El género es una forma primaria de relaciones significantes de poder.
Según esta autora, el género comprende cuatro elementos interrelacionados, pero que no operan de
forma simultanea ni como reflejo de los otros:
 Simbolos culturalmente disponibles
 Conceptos normativos
 Instituciones y organizaciones sociales
 La identidad subjetiva
Benería y Roldán definen al género como una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes,
sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian al hombre de la mujer mediante un proceso de
construcción social que tiene una serie de aspectos distintivos. Es histórico y se presenta en diversas macro y
micro esferas del Estado, el mercado, etc.
Gayle Rubin considera al sistema sexo género como el conjunto de disposiciones por el que una
sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y en el cual se satisfacen
dichas necesidades humanas transformadas. También dice que el género es una división de los sexos
socialmente impuesta producto de las relaciones sociales de sexualidad.
Judith Butler considera el género como una categoría histórica, lo que implica entenderlo como una
forma cultural de configurar el cuerpo abierto a su continua reforma.

 Juliano “El rol femenino tradicional como cuestionamiento: Las madres de Plaza de Mayo”
Cualquier sector con poder se legitima generando una contradicción entre su práctica y su discurso.
Este distanciamiento entre discurso y práctica es un elemento integrante de todo sistema de dominación y se
desarrolla junto con él.
Siempre es posible cuestionar una sociedad desigualitaria enfrentando su práctica con su discurso.
Cualquier sector dominado puede constituirse en cuestionador de un sistema reclamando hasta las
últimas consecuencias el cumplimiento de las propuestas legitimadoras de los dominantes. Si llevamos esto al
campo de los roles, podemos ver que estos implican modelos “ideales” que están explicitados dentro de cada
sociedad pero que derivan su eficacia en el mantenimiento de la estructura social del hecho de que no se
cumplen. Así el rol propuesto como modelo puede derivar el descontento social hacia los propios actores,
colocados desfavorablemente en la estructura.
El que rechaza el cumplimiento de su rol, en lugar de acelerar el cambio de la estructura social, puede
dar pie para un discurso legitimador más fuerte; por el contrario, el híper-cumplimiento de un rol subordinado
podría actuar, en algunos casos, como revulsivo social.
El ejemplo más claro de este tipo de enfrentamiento que se ha desarrollado en las últimas décadas es el
de las Madres de Plaza de Mayo: La denominación misma del grupo es un compendio de aceptación de los
roles establecidos. Son mujeres que se identifican a si mismas con el rotulo que la sociedad considera más
representativo de la función femenina: madres. Muestran la posibilidad de cuestionamiento que se puede
extraer de determinadas elaboraciones de roles asignados tradicionales.
Esta asignación social de rol hizo posible que cuando las reivindicaciones particulares comenzaron a
organizarse en forma colectiva, las madres asumieran la coordinación y el rótulo, pues en un momento de
extrema represión, su rol asumido y reconocido les ofrecía una protección más eficaz que la que tenía
cualquier otro sector solidario, incluso los padres.
Las madres se van transformando, poco a poco, a lo largo de la dictadura en el símbolo viviente de la
resistencia y la lucha por los derechos humanos. Luego, durante los gobiernos elegidos, representan la
voluntad de no negociar ni olvidar. En un período de gran desacato político en Argentina, las Madres
desdeñan transformarse en partido y tienen conciencia de que han encontrado una nueva forma de lucha
capaz de atraer a su lado a muchos sectores que apoyan reivindicaciones diversas.
 Nencel “Pachacaras, Putas y Chicas de su casa: etiquetando feminidad y sexualidad
masculina”
En América Latina, la representación simbólica de la masculinidad y la sexualidad masculina se unen al
concepto de machismo. Concepto que abarca todo lo que determina la subordinación de la mujer, se lo
considera sinónimo de dominación masculina; es el espacio donde a opresión sexual y la de género se
combinan.
La sexualidad masculina expresa de modo inequívoco la relación opresión-subordinación.
 Etiquetando mujeres
Tres categorías de mujeres, construidas a través de las intenciones sexuales de los hombres:
 Chicas de casa: Es un término ampliamente para la novia potencial, es un concepto aceptado
comúnmente. Ella pertenece a la categoría de las potenciales parejas. Sus deseos sexuales son
colocados en ese contexto. Para algunos hombres, tener una relación seria era motivo suficiente para
dejar de frecuentar prostitutas o dejar de salir a buscar aventuras sexuales.
 Pachacara: También pampita o ruca son diferentes nombres para mujeres que sirven como descarga
sexual. La pacharaca se caracteriza como una mujer que busca pasar un buen momento con una gran
cantidad de contactos sexuales. Se la encuentra normalmente en bares, restaurantes y discos
haciendo saber por el modo en que viste y por sus actitudes que quiere ser levantada. A menudo, un
grupo de hombres saldrá para levantar pacharacas, La ruca es una mujer que sale con muchos
hombres, suele ser conocida en el vecindario por ser “fácil”, en cambio la pacharaca es comúnmente
una extraña.
 Prostitutas: Son percibidas como las más alejadas de su mundo social. Son el ejemplo supremo de
actor sexual, Los encuentros sexuales con prostitutas significan sexo pago: una relación claramente
delimitada sin involucramiento emocional.

 Rosemberg “Las mujeres como sujetos”


La subjetividad de las mujeres (su calidad de sujeto) es una construcción histórica, a nivel colectivo
como individual. Tanto las definiciones de lo femenino como la de lo masculino son culturales, y por lo tanto
históricas. El hecho de que afirmemos que los contenidos de lo masculino y lo femenino son históricos,
significa que pueden ser reconstruidos según múltiples interpretaciones posibles.
La capacidad biológica de las mujeres para la gestación y la crianza funciona como uno de los pilares de
la construcción social de las categorías de género mediante la naturalización, que hace aparecer como obvio
el hecho de que el papel asignado a las mujeres esté determinado por la maternidad: madre significa mujer
y mujer significa madre. A esta representación social de la mujer como cuerpo y su subsecuente
medicalización obstétrica y psiquiátrica a partir del siglo XVIII, el movimiento feminista responde con una
fuerte auto-representación de la mujer con eje en la salud, en la que toma su lugar los conflictos inherentes a
la subjetividad femenina bajo el dominio patriarcal.
Quizás porque las auto-representaciones de las mujeres no coinciden con las representaciones sociales
de la femineidad aceptable, el fantasma del aborto recorre inveteradamente el campo de la maternidad. Los
fantasmas son el efecto de algo que no ha sido resuelto, que pone al sujeto con su más irreductible
interrogación: si somos madres y según el mandato infantil de exclusividad que caracteriza esta demanda,
solo madres, principalmente madres ¿Por qué abortamos? ¿Por qué no logramos mantener (como nos
demanda la sociedad) la representación de la maternidad como puro dar vida, alejada de las connotaciones
de muerte? En definitiva, el aborto es puesta en acción de un sujeto silenciado, y con él (ella) de un nuevo
marco de representación de la femineidad, que excede las representaciones sociales hegemónicas
 Sujetos
Relación entre una mujer y las mujeres. El sujeto individual como soporte de diferencias objetivas
creadas por sus condiciones concretas y su libertad relativa respecto es estas y el sujeto de derecho
construido en la ficción de igualdad y universalidad de la categoría “mujer”, son dos polos dialecticos entre los
que se mueve nuestra práctica.
Lo sagrado y lo doméstico se consideran como espacio de lo femenino, pero no así lo político. Al romper
con este paradigma se destacan entonces como “hombres como los demás” o como “mujeres excepcionales”.
En la reciente campaña electoral, la polémica entre las primeras candidatas asumía esta dicotomía imaginaria.
La alternativa es construir un espacio de pactos entre mujeres como pares, para promocionar al poder
mujeres en tanto tales. Es decir, como libres iguales y diferentes con necesidades específicas no incluidas en
la concepción corriente del bien general, e intereses patriarcales dominantes.
 Los derechos
En las declaraciones surgidas de las últimas reuniones mundiales, las mujeres son interpeladas como
género por los consensos internacionales de gobiernos y de sus propios movimientos, a ser sujeto de
derechos y a definir políticas. Esto puede considerase una novedad conseguida por los movimientos de
mujeres en la última década.
La cooptación es un arma de doble filo. A través de la alienación/apropiación de los discursos del
movimiento de mujeres, describe un movimiento pendular entre la autonomía y la heteronomía, que sólo
puede ser estabilizado por la transformación estructural que redistribuya los bienes económicos y reconozca
la agencia socio simbólica de las mujeres.
 Mujer y salud
El reduccionismo salubrista otorga poder y saber a un enfoque médico que muestra su inercia para
reelaborar la posición de las mujeres como sujetos de deseo, dolor y derechos, ante las ventajas evidentes de
conservarlas como objeto de manipulación y control. Este discurso médico intenta inscribir el cuerpo de las
mujeres en cuanto organismo regido por las leyes de la fisiología y la patología, y no en cuanto cuerpo de la
sexualidad y de la producción cultural.

 Segato “La estructura de género y el mandato de violación”


 La significación de la “violación cruenta”
La violación cruenta es el tipo de delito con menor representación cuantitativa entre las formas de
violencia sexual. Es cometida en el anonimato de las calles, por personas desconocidas, anónimas y en la
cual la persuasión cumple un papel menor; el acto se realiza por medio de la fuerza o la amenaza de su uso.
Se presenta como un acto violento casi en estado puro, despojado de finalidades instrumentales.
No es solo una práctica de los hombres, ni son siempre las mujeres quienes la padecen. Esta digresión
cobra especial atención por ejemplo cuando trabajamos en el ambiente de la prisión donde, pese a estar en
un medio poblado por anatomías de hombre, la estructura de genero reaparece como estructura de poder y
con ella, el uso y abuso del cuerpo de unos con otros.
 La dimensión sociológica de la violación
Las evidencias muestran que no existe sociedad donde no exista el fenómeno de la violación. La
violación acompaño a las sociedades a través de las épocas y en los más diversos regímenes políticos y
condiciones de existencia.
Aún en el sistema contractual (modernidad, leyes sociales) aflora el sistema de status (premodernidad,
estado de naturaleza donde no hay leyes sociales) permitiendo el surgimiento del derecho natural de
apropiación del cuerpo femenino cuando se lo percibe en condiciones de desprotección. Esto ocurre por la
implantación de una modernidad poco reflexiva.
 El carácter responsivo del acto y sus interpelaciones
Los discursos de los violadores sugieren una triple referencia de este delito:
 Como castigo o venganza contra una mujer genérica que salió de su lugar, esto es, su posición
subordinada y ostensiblemente tutelada en un sistema de estatus.
 Como agresión contra otro hombre genérico, cuyo poder es desafiado y su patrimonio usurpado
mediante la apropiación de un cuerpo femenino o en un movimiento de restauración de un poder
perdido para él.
 Como una demostración de fuerza y virilidad ante una comunidad de pares, ya sea que esta pandilla
esté presente físicamente o forme parte del horizonte mental del violador, con el objetivo de
garantizar preservar un lugar entre ellos probándoles que uno tiene competencia sexual y fuerza
física.
En su fantasía el violador intenta presentarse como más seductor o más violento, pero siempre frente a
otros, sean estos su competidores y pares en la escena bélica entre hombres que es el horizonte de sentido
de la violación o la mujer transgresora que lo emascula y lo hace sufrir.
Menachem Amir pone por primera vez de relieve dos hechos cuya interrelación es relevante:
 No corresponde la atribución de psicopatologías individuales a los violadores, ya que el violador es
simplemente un integrante más dentro de determinados grupos sociales, con valores y normas de
conducta compartidos (subculturas).
 Las violaciones perpetradas en compañía, son prácticamente tan comunes como las sometidas en
soledad.
El sentido de la violación se da en una estructura dialógica entre el violador y otros genéricos,
pobladores del imaginario, aun cuando el violador actúa sólo.
 Modelos interpretativos
El modelo psicopatológico o médico legal de la violación prescinde de la necesidad de indagar o
modificar los elementos de una sociedad que pueden precipitar la violencia sexual contra las mujeres.
La tesis feminista ve la violación como una extensión de la conducta normativa masculina, el resultado
de la adaptación a los valores y prerrogativas que definen el rol masculino en las sociedades patriarcales.
El mandato de violación planteado por la sociedad, rige en el horizonte mental del hombre sexualmente
agresivo por la presencia de interlocutores en las sobras, a los cuales el delincuente dirige su acto y en
quienes éste adquiere su pleno sentido.
La violación alegórica es una violación simbólica, un acto de manipulación forzada del cuerpo del otro
que desencadena un sentimiento de terror y humillación idéntico al causado por una violación cruenta. La
mirada fija masculina, en su depredación simbólica del cuerpo femenino fragmentado, constituye la alegoría
por excelencia y la forma más despojada de violación.

UNIDAD V – ANTROPOLOGÍA Y SALUD


 Foucault “El sentido histórico de la alienación mental”
Ya no se trata de destruir el cuerpo, sino de evitar que sea el instrumento sin fuerza del espíritu insano.
En esta dirección se desarrollan en el siglo XVII las nuevas prácticas hospitalarias, en las que el “régimen de
fuerza” no tiene el sentido de castigo sino de salvaguardia.
El siglo XVIII aporta una idea capital: la locura o es superposición de un mundo sobrenatural al orden
natural, sino solo la desaparición de las facultades más altas del hombre “La locura no es más que privación”.
Desde entonces la locura forma parte de todas las debilidades humanas y la demencia es sólo una variación
sobre el tema de los errores de los hombres.
¿Quién puede asegurar que no será tocado por una enfermedad que hace victimas en todas las edades,
en todos los rangos, en todas las condiciones? De esta concepción surge una práctica que excluye al enfermo
de la sociedad de los hombres. Se ha abandonado la concepción demoniaca de la posesión, pero para llegar
a una práctica inhumana de alienación.
Para evitar una alienación de hecho, en el siglo XIX se la sustituye por una alienación de derecho, que
transmite a otro legalmente designado los derechos que el enfermo ya no puede ejercer y de los que otro
podría abusivamente apropiarse. Hasta 1838 se internaba de oficio a todos los “infortunados” que corrían el
riesgo de “perturbar la tranquilidad pública” pero el caso de los alienados que no alteraban el orden no estaba
reglamentado.
En otras palabras, el siglo XVIII restituyó al enfermo mental de su naturaleza humana, pero el siglo XIX
los privó de los derechos y del ejercicio de los derechos derivados de la naturaleza. Ha hecho de él un
“enajenado”, lo ha ubicado en una humanidad abstracta despidiéndolo de la sociedad concreta: esta
“abstracción” se realiza en la internación.
Las prácticas que se cristalizan en torno a la noción de alienación quizás han desarrollado a su vez esas
formas sintomáticas en las que el sujeto denuncia la confiscación de su voluntad y de su pensamiento, la
influencia ejercida sobre él, los sentimientos de extrañeza que alejan de él en un mundo frío y absurdo, las
significaciones humanas. Desde el sentimiento de irrealidad hasta las reacciones de indiferencia, pasando por
la “anulación” de los demás, hay toda una serie de fenómenos patológicos cuyo origen podría ser denunciado
en la situación de alienación en la que se encuentra todo enfermo mental.
Así es más o menos como llegó nuestra sociedad a dar al enfermo un status de exclusión. La sociedad
no se reconoce en la enfermedad; el enfermo se siente a sí mismo como extraño, y sin embargo no es posible
darse cuenta de la experiencia patológica sin referirla a estructuras sociales, ni explicar las dimensiones
psicológicas de la enfermedad, sin ver en el medio humano del enfermo su condición real.
La enfermedad, por su aspecto regresivo hace aparecer conductas infantiles o formas primitivas de la
personalidad. Para que la conducta infantil sea considerada como un hecho patológico irreductible, es
necesario que la sociedad instaure entre el presente y el pasado del individuo un umbral que no se puede ni
se debe atravesar; es necesario que la cultura sólo integre el pasado obligándolo a desaparecer. Y nuestra
cultura tiene esa característica. La enfermedad implica en las condiciones actuales, aspectos regresivos,
porque nuestra sociedad ya no sabe reconocerse en su propio pasado, aspectos de ambivalencia conflictual,
porque no se puede reconocer en su presente, que implica, finalmente, la eclosión de los mundos patológicos,
porque aún no puede reconocer el sentido de su actividad y su porvenir

 Goffman “Sobre las características de las instituciones totales


Se llaman establecimientos sociales o instituciones a sitios tales como habitaciones, conjuntos de
habitaciones, edificios o plantas industriales, donde se desarrolla regularmente determinada actividad.
Toda institución absorbe parte del tiempo y del interés de sus miembros y les proporciona en cierto
modo un mundo propio, tiene tendencias absorbentes. La tendencia absorbente o totalizadora está
simbolizada por los obstáculos que se exponen a la interacción social con el exterior y al éxodo d elos
miembros y que suelen adquirir forma material: puertas cerradas, alts muros, alambre de púa, acantilados,
ríos, bosques o pantanos. El autor llama a estas instituciones totales y las clasifica en cinco grupos:
 Instituciones erigidas para cuidar de las personas que parecen ser a la vez incapaces e
inofensivas: Hogares de ancianos ciegos, huérfanos e indigentes.
 Instituciones erigidas para cuidar de aquellas personas que incapaces de cuidarse a ellas
mismas constituyen además una amenaza involuntaria para la comunidad: Hospitales de
enfermos infecciosos, psiquiátricos y leprosarios
 Instituciones organizadas para proteger a la comunidad contra quienes constituyen
intencionalmente un peligro para ella (no se propone como finalidad inmediata el bienestar de los
reclusos): Cárceles, presidios, campos de trabajo y concentración.
 Instituciones deliberadamente destinadas al mejor cumplimiento de una tarea de carácter laboral:
cuarteles, barcos, escuelas de internos, campos de trabajo, colonias.
 Refugios del mundo: abadías, monasterios, conventos y otros claustros.
La característica central de las instituciones totales puede describirse como una ruptura de las barreras
que separan de ordinario tres ámbitos de la vida (dormir, jugar y trabajar):
 Todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma autoridad única.
 Cada etapa de la actividad diaria del miembro se lleva a cabo en la compañía inmediata de un
gran número de otros, a quienes se da el mismo trato y de quienes se requiere que hagan juntos
las mismas cosas.
 Todas las etapas de las actividades diarias están estrictamente programadas
 Las diversas actividades obligatorias se integran en un solo plan racional, deliberadamente
concebido para el logro de objetivos propios de la institución.
El hecho clave de las instituciones totales consiste en el manejo de muchas necesidades humanas
mediante la organización burocrática de conglomerados humanos, indivisibles.
En las instituciones totales hay una escisión (ruptura) básica entre un gran grupo manejado que se llama
internos y un pequeño grupo personal supervisor. Los internos viven dentro de la institución y tienen limitados
contactos con el mundo, más allá de sus cuatro paredes, el personal cumple con su jornada laboral y está
integrado con el mundo exterior. Cada grupo tiene a representarse al otro con rígidos estereotipos hostiles.
Así como la conversación entre un grupo y otro se restringe, también se restringe el paso de
información, especialmente en lo relativo a los planes del personal con respecto a los internos. Es
característico mantenerlos en la ignorancia de las decisiones que se toman sobre su propio destino. Todas
estas restricciones de contacto ayudan a mantener estereotipos antagónicos. Poco a poco se van formando
dos mundos social y culturalmente distintos, que tienen ciertos puntos de tangencia pero muy escasa
penetración mutua.
En el ordenamiento de la vida dentro de nuestra sociedad. La autoridad que rige el trabajo cesa en el
momento que el trabajador recibe su paga. Pero, decir que los internos de las instituciones tienen todo su día
programado significa que también se habrán planificado todas sus necesidades esenciales. Cualquiera sea el
incentivo propuesto para el trabajo, carecerá de la significación estructural que tiene en el exterior.
La vida familiar suele contraponerse a la vida solitaria, pero en realidad el contraponerse más pertinente
es con la vida de cuadrilla, porque los que comen y duermen en el trabajo, con un grupo de compañeros,
difícilmente pueden llevar una existencia domestica significativa. El hecho de que sus familias se mantengan
fuera de la institución, suele permitir que los miembros del personal permanezcan integrados en la comunidad
exterior y se sustraigan así a la tendencia absorbente de la institución total.

 Lévi-Strauss “La eficacia simbólica”


Durante la práctica del shamán se introduce una serie de acontecimientos, cuyo teatro supuesto estará
constituido por el cuerpo y los órganos internos de la enferma. Se va a pasar pues, de la realidad más trivial al
mito, del universo físico al universo fisiológico, del mundo exterior al cuerpo interior. La técnica del relato
busca restituir una experiencia real, el mito se limita a sustituir a los protagonistas.
La cura consistiría en volver pensable una situación dada al comienzo en términos afectivos y hacer
aceptables para el espíritu los dolores que el cuerpo se rehúsa a tolerar. Que la mitología del shamán no
corresponde a una realidad objetiva carece de importancia: la enferma cree en esa realidad y es miembro
de una sociedad que también cree en ella. La enferma al comprender, hace algo más que resignarse: Se
cura. Y sin embargo, nada semejante se produce en nuestros enfermos, cuando se les ha explicado la causa
de sus desórdenes invocando secreciones, microbios, virus.
Esta transformación de los detalles del mito tiene por objeto despertar una reacción organica
correspondiente, pero la enerma no podría hacerla suya como experiencia sino se acompaña de un progreso
real de la dilatación. Es la eficacia simbólica la que garantiza la armonía del paralelismo entre mito y
operaciones.
El poder traumatizante de una situación cualquiera no puede resultar de sus caracteres intrínsecos, sino
de la capacidad que poseen ciertos acontecimientos que surgen en un contexto psicológico, histórico y social
apropiado, de inducir una cristalización afectiva que tiene lugar en el molde de una estructura preexistente.
En el psicópata, toda la vida psíquica y todas las experiencias ulteriores se organizan en función de una
estructura exclusiva o predominante, bajo la acción catalizadora del mito inicial; pero esta estructura y las
otras que, en él quedan relegadas a un papel subordinado, se encuentran también en el hombre normal. El
conjunto de estas estructuras formaría lo que llamamos el inconsciente.
El subconsciente es el léxico individual en el que cada uno de nosotros acumula el vocabulario de su
historia personal, pero este vocabulario solamente adquiere significación si el inconsciente lo organiza según
sus leyes y constituye así un discurso.
El inconsciente solamente extrae el material de imágenes sobre el cual opera, pero la estructura es
siempre la misma, y por ella se cumple la función simbólica.
El mundo del simbolismo es infinitamente diverso en su contenido pero siempre limitado en sus leyes.
 Martínez Hernáez “La enfermedad vista por los antropólogos”
Desde una perspectiva antropológica, la enfermedad, la salud, la aflicción y la muerte se entienden
como fenómenos dependientes de la cultura y de la vida social.
El planteamiento antropológico introduce una serie de principios y enfoques que entran en contradicción
con el modelo biomédico de las enfermedades. Frente a la idea de neutralidad de las propias nosologías
biomédicas, la antropología ha puesto en evidencia la necesidad de una perspectiva crítica y constructivista
que observe las categorías biomédicas como productos de la vida social.
 Eficacia simbólica/eficacia biológica:
Podemos afirmar que los procesos de morbilidad y mortalidad no pueden comprehenderse en toda su
extensión sin tener en cuenta el papel de la cultura y las relaciones sociales. Siguiendo a Hahn podemos
afirmar que las sociedades y la cultura afectan por lo menos de tres formas a las condiciones biológicas de la
enfermedad:
1. Mediante la “construcción social de la enfermedad”. Toda sociedad define las condiciones de
normalidad y anormalidad.
2. Mediante la mediación del entorno sociocultural en las prácticas, hábitos y comportamientos
asociados a la causación de las enfermedades, como es la relación existente entre pautas
higiénicas y exposición a microorganismos que producen patologías, etc.
3. El potencial productor de los factores sociales y culturales en la forma de constreñimientos que
generan un impacto en la salud de las poblaciones
La construcción social de la enfermedad requiere generalmente poca atención ya que se vincula a las
creencias, la ignorancia o a posiciones anticientíficas, más que a un proceso que afecte a aspectos de la
enfermedad tan importantes como el curso, el pronóstico y el tratamiento.
El fisiólogo Cannon fue quien introdujo el factor stress en el análisis médico de la causación de
enfermedades. Trabajo más tarde retomado por Lévi-Strauss.
Efecto nocebo: La acción de las expectativas sociales y subjetivas ante un proceso entendido como
nocivo consistiría en el aumento de la vulnerabilidad a padecer enfermedades como resultado del
desequilibrio inmunitario inducido por las emociones y sus efectos neuroquímicos. Es considerado un
fenómeno inverso a otro más conocido popularmente: el efecto placebo, descripto como un proceso de
autoinducción de una mejoría o recuperación, el afectado por n dolor o enfermedad observa ante un principio
considerado por él como terapéutico, una mejoría de su sintomatología y ellos a pesar de que ese principio no
sea valorado como activo desde los canones de la biomedicina.
 Multicausalidad/unicausalidad:
La biomedicina asumió a partir de paradigmas como el anatomo-clínico y el bacteriológico que las
enfermedades eran resultado de etiologías específicas de tipo biológico. Frente a esto, las ciencias sociales
han defendido la existencia de redes multicausales en la etiología de las enfermedades que deben analizarse
mediante estrategias epidemiológicas y etnográficas.
La pobreza, la desigualdad social, las condiciones de trabajo y de la vivienda y otros muchos factores
sociales se hayan íntimamente relacionados con los procesos de morbirmortalidad en todos los países e
intervienen en sus cadenas de causación.
 Particularidad/universalidad:
La biomedicina entiende la enfermedad como algo universal, invariable y dependiente de criterios
biológicos. Se espera que los síntomas y signos de la enfermedad sean los mismos en diferentes períodos
históricos y en diversos marcos socioculturales. Esta teoría universalista debe enfrentarse a un conjunto de
fenómenos que son los síndromes dependientes de la cultura, con un repertorio tan amplio como los mundos
culturales posibles. Se trata de síndromes que se producen exclusivamente en contextos culturales concretos
y que no parecen responder a esa lógica biomédica y de universalidad de los procesos mórbidos.
 Multidimensionalidad/unidimensionalidad:
Un último aspecto sobre el cual debemos incidir es el de la dimensionalidad de la enfermedad. El
planteamiento antropológico propone que la enfermedad debe entenderse como un fenómeno
multidimensional frente a la unidimensionalidad analítica y centrada exclusivamente en la biología que ha
articulado al modelo biomédico en los últimos tiempos. Porpone el uso de tres términos: disease
(dimensiones biológicas), illnes (dimensiones culturales) y sickness (dimensiones sociales) para referirse a la
multidimensionalidad de la enfermedad.

 Menéndez “Modelos de atención de los padecimientos: de exclusiones teóricas y de


articulaciones prácticas
Cuando desde una perspectiva antropológica hablamos de modelos de atención, nos referimos no solo
a las actividades de todo biomédico, sino a todas aquellas que tienen que ver con la atención de los
padecimientos en términos intencionales, es decir que buscan prevenir, dar tratamiento, controlar, aliviar y/o
curar un padecimiento determinado.
Las diversas formas de atención que actualmente operan en una sociedad determinada tienen que ver
con las condiciones religiosas, étnicas, económico/políticas, técnicas y científicas que habrían dado lugar al
desarrollo de formas antagonices o por lo menos fuertemente diferenciadas especialmente entre la
biomedicina y la mayoría de las otras formas de atención. Lo que domina en las sociedades actuales, es lo
que e conoce como pluralismo médico, término que refiere a que en nuestras sociedades, la mayoría de la
población utiliza potencialmente varias formas de atención no solo para diferentes problemas, sino para un
mismo problema de salud.
Actualmente se estarían incrementando medicinas alternativas o paralelas, se cree que en reacción a
determinadas características de las orientaciones biomédicas, aunque éste no es sin embargo el factor
decisivo, por lo menos con respecto a determinados procesos. Algunos casos más conocidos son el de la
medicina herbolaria, la acupuntura, digitopuntura, etc,
Los procesos sociales, económicos y culturales posibilitan el desarrollo de diferentes formas de atención
a partir de los diferentes conjuntos sociales. Difrentes sujetos t grupos sociales utilizarían las siguientes
formas de atención:
 De tipo biomédica: referidas a médicos del primer nivel de atención y del nivel de especialidades
para padecimientos físicos y mentales que la biomedicina reconoce como enfermedades.
 De tipo “popular” y “tradicional”: expresadas también a través de curadores espcializados como
hueseros, culebreros, brujos, curanderos, espiritualistas, yerberos, shamanes,etc.
 Alternativas paralelas o new age: que ingluyen a sanadores, bioenergéticos, nueas religiones
curativas de tipo comunitario, etc
 Devenidas de otras tradiciones médicas académicas: acupuntura, medicina ayurvedica, medicina
mandarina, etc.
 Centradas en la autoayuda: Alcohólicos Anónimos, Neuróticos Anónimos, Clubes de Diabéticos,
padres de niños con Síndrome de Down, etc.
Tanto los padecimientos como las respuestas hacia los mismos constituyen procesos estructurales en
todo sistema y en todo conjunto social y que, en consecuencia no sólo generarán representaciones y
prácticas, sino que estructurarán un saber para enfrentar, convivir, solucionar y erradicar los padecimientos.
El proceso s/e/a ha sido, y sigue siendo, una de las áreas de la vida colectiva donde se estructuran la
mayor cantidad de simbolizaciones y representaciones colectivas en las sociedades.
Los padecimientos constituyen uno de los principales ejes de construcción de significados colectivos.
Tanto la medicina científica como otras formas académicas o populares tienen el carácter de
“instituciones”, es decir instituyen una determinada manera de “pensar” e intervenir sobre las enfermedades y
los enfermos.
-La enfermedad, los padecimientos y los daños han sido, en diferentes sociedades, algunas de las
principales áreas de control social e ideológico tanto a nivel macro como microsocial. No es un problema de
una sociedad o una cultura, sino que constituye un fenómeno generalizado a partir de tres procesos: la
existencia de padecimientos que refieren a significaciones negativas colectivas, el desarrollo de
comportamientos que necesitan ser estigmatizados y/o controlados y la producción de instituciones que se
hacen cargo de dichas significaciones y controles colectivos, no sólo en términos técnicos, sino
socioideológicos.
Propuesta relacional: En todos los conjuntos micros y/o macros, es a partir de las relaciones existentes
entre las partes donde se debe analizar el proceso s/e/a, incluyendo, de ser posible, los diferentes niveles en
que dicho proceso opera, así como la articulación entre niveles.
Tanto el saber médico como el popular no pueden ser entendidos si no están relacionados con el campo
en el cual interactúan. Lo pertinente es remitir las prácticas y representaciones “populares” y “científicas” al
campo social en el cual se constituyen y entran en relación los diferentes saberes; en este sentido, la forma en
que un grupo articula su saber médico con el saber de otros sectores es lo que posibilita entender su tipo de
saber.
El uso del término “medicina tradicional” tiende a la exclusión de prácticas, representaciones o de
sujetos. Saber médico tradicional: los grupos étnicos tienen las peores condiciones de infraestructura
sanitaria y presentan las tasas más altas de mortalidad general.
El modelo médico sigue siendo hegemónico y tiende continuamente a expandirse directa e
indirectamente sobre las prácticas y representaciones populares, aunque en los grupos sociales subalternos
se genera una continua articulación de prácticas y de representaciones y pueden desarrollarse nuevas formas
de eficacia simbólica.

 Otegui Pascual “El sufrimiento: la forma sociocultural del dolor”


 La persona que sufre: la construcción sociocultural del dolor
El dolor constituye uno de los elementos que conforman nuestra identidad como sujetos humanos y toda
sociedad articula sistemas de cognición, comprensión y acción ante este fenómeno.
El dolor debe ser estudiado como algo más de una mera respuesta neurofisiológica a un estímulo que
se intuye como amenazante si es que queremos captar las complejas interrelaciones entre lo biológico, lo
psicológico, lo social y lo cultural que ponen en marcha el enfrentamiento con una experiencia de
padecimiento. El dolor, resignificado como sufrimiento, puede ser considerado un operador simbólico de
primera magnitud para investigar las formas socio-históricas y culturales de plasmación de relaciones sociales
más amplias.
El dolor no tiene entidad ontológica más que en la medida en que es percibido y comprendido por el
sujeto que lo padece. Así, el dolor no existe sino a través de la persona que sufre. La persona se constituye
en un contexto relacional de formas y relacione sociales. Determinados grupos sociales establecen
estrategias diferenciales que imponen percepciones distintas sobre qué experiencias internas o externas
deben ser consideradas como fuentes de padecimiento y dolor. La relatividad de las percepciones no es un
problema que se pueda estudiar apelando a diferencias individuales, sino que adquiere su sentido en una
explicación que remite a las propias formas sociales de diferenciación y a su construcción en contextos
históricos específicos.
Fortaleza, fuerza y aguante ante el dolor: se plantea la necesidad de estudiarlos con relación a su
contextualización y, por lo tanto, a su resignificación semántica como elementos ideológicos de unas
específicas relaciones sociales, en este caso, de dominación (se atribuye a las diferencias existentes en la
capacidad para el aguante de condiciones de sufrimiento ligadas a condiciones de vida desfavorables)
 Los grupos sociales y el padecimiento. Las distribuciones sociales del dolor
Al señalar la importancia de los factores socio-culturales en la explicación de los fenómenos de
sufrimiento, debemos tener en cuenta que nos enfrentamos a la necesidad de problematizar y complejizar lo
que los datos epidemiológicos presentan de manera simple.
E. Menéndez desarrolla el concepto de epidemiología sintética o sociocultural: A través de este
concepto, propone que se incorporen para la evaluación de los problemas de salud y enfermedad de los
grupos y colectivos sociales las definiciones que de los mismos hacen
-La biomedicina
-Los médicos prácticos
-La población
-Los sanadores no hegemónicos.
Una redefinición, así complejizada, va a permitir insertar los procesos de sufrimiento y la enfermedad en
su correlación e intersección con relaciones socio-históricas, de corte macroestructural, más amplias. Así, los
factores socioculturales del dolor también nos hablan de la necesidad de evaluar todos aquellos elementos
que, desde las distintas instancias de los grupos sociales, se desarrollan para conceptualizar el padecimiento
y para establecer fórmulas coherentes y comprensivas de acción, que permitan su reubicación en un universo
controlable.
El discurso profesional de la biomedicina abandona las explicaciones en términos de causalidades y
construcciones socio-culturales al construir un objeto que se articula en torno a la visualización del
padecimiento de forma ahistórica, psicosomática y de corte individual. Además niega, oculta y subordina la
importancia que otras “culturas y prácticas médicas y populares” tienen para la resolución de los problemas
derivados del sufrimiento.
 La biomedicina y el dolor ¿Una construcción sociocultural del sufrimiento?
En la mayoría de las ocasiones, nuestra experiencia del dolor pasa indefectiblemente por las
definiciones que del mismo hacen los profesionales médico-sanitarios sobre todo más especializados y los
saberes que constituyen la base de su actual profesionalización: los discursos de la biomedicina.
Las personas y sus padecimientos interesan más como formas en las que se inscriben los signos-
síntomas de la enfermedad que como sujetos sociales del sufrimiento. Al construir un objeto que se articula en
torno a la visualización del padecimiento, de forma ahistórica y psicosomática, la biomedicina abandona las
explicaciones en términos de causalidades y construcciones socio-culturales.
El sufrimiento en cuando padecimiento socio-subjetivo deja de ser convincente e importante al
convertirse en dolor. El dolor sin sujeto social se constituye en una construcción socio-cultural de la
biomedicina. El dolor debe reconvertirse en el sufrimiento socio-subjetivo si queremos atender eficazmente a
su tratamiento y cuidado.

UNIDAD VI – ETNOGRAFÍA

 Pozzio “Madres, mujeres y amantes - usos y sentidos de género en la gestión cotidiana de las
políticas de salud”

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