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Juana La Loca y Felipe El Hermoso

Con la llegada al poder de los Reyes Católicos comenzó la gesta de una serie de
tratados matrimoniales que aseguraran la descendencia de estos una posición alta
y a la vez de poder, para conseguir acabar con el rival por antonomasia de España:
Francia. A continuación, hablaremos sobre la historia de Felipe el hermoso y Juana
la loca, sin lugar a dudas, uno de los matrimonios mejor estudiados a lo largo de la
historia y de cuyo fruto nacería el gobernador más grande que ha tenido España y
el que fue el hombre más poderoso de Europa: Carlos I de España y V de Alemania.

Juana y Felipe I de Castilla


Juana I de Castilla, o como fue conocida “La loca”, nació el 6 de noviembre de
1479 en Toledo. Desde pequeña recibió una gran educación en la que participarían
grandes personalidades de la Corte. Se sabe que, desde el principio, Juana optó
por una vida casi de celibato queriendo entrar en alguna congregación como monja,
aunque por motivos políticos, nunca pudo realizar dicho deseo.
Los Reyes Católicos comenzaron una serie de relaciones políticas que fueron
selladas con diversos matrimonios. De esa manera intentaban poner en jaque al
reino de Francia. Gracias a las relaciones mercantiles de la Corona de Castilla, el
acercamiento con los Países Bajos y con el Sacro Imperio Romano Germánico fue
en aumento, llegándose a producir un matrimonio doble, en el que Juana casaría
con Felipe, el hijo segundo del emperador Maximiliano I.

Felipe I de Castilla conocido como “El hermoso”, nació en Brujas el 22 de julio del
año 1478. Al ser el segundo hijo del emperador Maximiliano I, adquirió grandes
títulos, entre los que destacan el de Duque de Borgoña, de Luxemburgo, Brabante,
Güeldres, Limburgo, Conde del Tirol, Artois y Flandes.
Sabemos que recibió una educación propia del hijo del emperador y pronto ayudaría
a su padre en los temas políticos y administrativos del Imperio. A su vez, como joven
príncipe europeo, los deportes eran fundamentales dentro de su vida, de ahí que
muchas biografías que recorren actualmente el mundo nos hablen de su gran físico,
siendo sin lugar a dudas el hecho por el cual se le apodaba el hermoso.
Por otro lado, y dentro de lo que venía siendo habitual en la vida principesca, parece
ser que tuvo muchas amantes tanto en la corte del Imperio como en la corte de
Borgoña o incluso en su estancia en Castilla.

El matrimonio y los ataques de celos de Juana

Cuando Juana contaba con tan solo 16 años de edad, fue enviada por sus padres
hacia los Países Bajos celebrándose el matrimonio en Lille el 21 de agosto del año
1496. Según cuentan las leyendas los dos cónyuges al encontrarse se enamoraron
locamente uno del otro, adelantando la fecha de boda para poder consumar. Fruto
de esas primeras relaciones nacería el 15 de noviembre de 1498 Leonor y que
parece ser que fue la causa de que el príncipe Felipe volviera a los devaneos por la
corte.
Sería a partir de ese momento cuando la actitud de ambos cambió por completo
pasando a ser la relación casi insostenible. Juana comenzó una etapa de constante
acecho sobre su marido, algo que produjo una serie de discusiones entre la pareja
acabando en muchas ocasiones con la mujer encerrada en sus propios aposentos
por orden de Felipe. A tal punto llegó la locura de Juana que en una ocasión llegó a
agredir físicamente a una cortesana, la cual pensaba que se estaba acostando con
su marido, por ello tras una serie de golpes, le cortó su melena para ridiculizarla aún
más.
De la misma manera e intentando recuperar el amor de su marido, tendrían cinco
hijos más, siendo el segundo Carlos, que nació el 24 de febrero de 1500. Parece
ser que, tras el nacimiento del futuro emperador, la relación entre los cónyuges
mejoró notablemente; si bien es cierto que una serie de sucesos, colocaron a Juana
como la heredera del reino de Castilla y Aragón, viéndose por tanto Felipe obligado
a cambiar la actitud hacia su esposa por miedo a represalias por parte de sus
suegros.

La muerte de Isabel I y la lucha por el poder en Castilla


Isabel I de Castilla había conseguido a lo largo de su reinado unir a todos los bandos
que había en Castilla haciéndose respetar como gobernante. El 26 de noviembre
de 1504 fallece en Medina del Campo tras una larga enfermedad, dando paso a
Juana como reina de Castilla. Antes de morir la reina, dejó en su testamento una
cláusula que intentaba evitar que su marido tomara el control del reino, pues si a
Juana se le declaraba con desequilibro mental, Fernando debía ser el regente hasta
la mayoría de edad de Carlos.
En el año 1506 arribaban a las costas españolas el matrimonio procedente de
Flandes, el cual reclamaba los derechos dinásticos sobre el reino castellano. De esa
manera, una gran parte de la nobleza castellana, viendo la posibilidad de sacar
beneficio de la nueva situación del reino, se apoyó en los nuevos gobernantes pues
no querían seguir bajo la tutela del rey de Aragón.
Una de las ideas que salen reforzadas de la disputa entre Felipe y Fernando será
la incapacidad de Juana para reinar por su estado mental. Felipe se sirvió de una
serie de artimañas y relaciones de poder para hacerse con la mayoría de los votos
castellanos posibles, haciendo que estos lo eligieran como nuevo gobernador.

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