Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Andrés Amado
La enfermedad como dolencia social configura un sentido fenomenológico de la afección,
una comprensión razonable de las causas y formas de enfrentamiento de la misma, y una
acción política o comunitaria puesta en práctica para el combate efectivo de la dolencia. La
condición de sano o enfermo se vuelve una categoría de momentos de la vida física-mental-
social de los sujetos. Estas condiciones han ido cambiando con el tiempo, lo que se
consideró la condición de enfermo o sano en el siglo XVI colonial no se equipara con la
totalidad de nociones aceptadas de lo que es estar enfermo o sano socio-políticamente.
En este sentido, para comprender el primer aspecto de esta triada será necesario
comprender la enfermedad desde sus aspectos geográfico-demográfico (vitalidad-natalidad-
mortandad), vivenciales (sensaciones descritas del dolor visto o vivido por el actor social) y
fenomenológicos (descripciones de las consecuencias que creían tenían esas enfermedades
para el individuo y el corpus social) evidenciados en descripciones científicas, literarias,
fotográficas y políticas. Estas fuentes construirían el universo vivido de la condición de
enfermedad desde una comprensión preintencional del dolor o de la percepción de la
vivencia de otro. A la vez existiría la posibilidad de encontrar las manifestaciones ideales
de lo sano, bueno y adecuado con respecto a la enfermedad vivida y acontecida en las
diferentes ocupaciones del entorno social urbano o rural de Caldas.
Dolencia
epidémica o
endémica
Consecuencias
Percepción del
sociales de la
dolor o dolores
dolencia
Etiologías médicas
- populares
Terapeuticas
Sintomatologías médicas y
populares
enfermedad para la prevención e intervención científica o racional en cierto grado.
La tercera punta de este triangulo se completa con las comprensiones estatales o político
comunitarias para intervenir las dolencias fisiológicas y sociales que afectaban a sus
campesinos y/o obreros en la práctica de su sobrevivencia diaria. Todo lo que interrumpiera
el flujo del trabajo más allá del control tradicional de la enfermedad individual se volvía
preocupación comunitaria y quizá estatal en un momento tardío. La interrupción de la
actividad productiva por un gripe, fiebre o salpullido eran tan importantes como las
enfermedades sociales del vicio alcohólico, sexual o de la sociabilidad del crimen. El
estado cercano a la vivencia de la tierra y a la renta comercial mediano industrial del café le
permitía ejercer desde la centralidad administrativa un poder preventivo y curativo de todo
lo que no favoreciera el avance o el progreso material – espiritual de la región. Para
enfrentar esto configuró un entendimiento básico del mismo a través de un diagnóstico
interventor de leyes, decretos o ordenanzas circunstanciales o permanentes. La ordenación
de un presupuesto tendencial cercano a la naturaleza de las normas expedidas para el
enfrentamiento de las dolencias sociales. Y por último la conformación de las inversiones
del estado en la materialidad de una arquitectura, una burocratización progresiva para la
administración de los recursos, y una practicidad que pudo o no intervenir de forma
victoriosa para evitar y tratar las enfermedades de la región.
Leyes interventoras
Construcciones higiénicas
Presupuestos públicos
y burocratización de la
establecidos
salud
Bibliografía y referencias
Mills Guerrero, Martha Beatriz. «La hermenéutica histórica y la teoría de la recepción en
historiografía». Fuentes Humanísticas 46 (2013): 21-35.