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EL TRATADO DE ECLESIOLOGÍA EN EL MOMENTO ACTUAL

Ezequiel Silva Cid


Hablar sobre un panorama actual en de la eclesiología en la Iglesia es
muy importante debido a que en ella podremos encontrar fundamentos que nos
lancen como catapulta a las situaciones con lo que se enfrenta a nivel social pero
principalmente a un nivel interno. Mencionar aquí que ciertamente como en otros
lados la división es interior y exterior, dado el contexto de una Iglesia que está
dividida entre conservadores y liberales, o dogmáticos y pastoralistas, o liturgistas
y biblistas; presupone a simple vista un colapso del sistema interno, pero hay que
ver que esas diferencias en el pensar y el obrar son dones que se complementan
para enriquecer a la Iglesia actual junto con los problemas de su tiempo.

Hablar de un cambio de época es bueno, pues siempre el ser humano va


descubriendo nuevas cosas, así como el ir creando otras para una mejor calidad
de vida. Pero también se va dando un cambio en las ideas, es decir, el modo de
ver las cosas y los fines que se buscan van cambiando conforme la manera de
vivir van siendo diferentes y aquí me gustaría recurrir a la filosofía, pues, ella nos
ayuda a tener un panorama más objetivo por el cual estamos atravesando.

La modernidad fue una etapa providente para todos, pero para la Iglesia
fue una etapa de crisis que la obligo a plantearse nuevas maneras de comunicar la
fe a las personas, por ejemplo, el hecho de que las personas no tuvieran acceso al
dato revelado es muy importante, pues con la imprenta esto ya era posible,
aunque esto es solo una muestra de las necesidades que había en aquel tiempo.
También en estos siglos de crisis se dio la reforma protestante que inició con
Lutero en 1517, lo que forzó a la Iglesia a reunirse para realizar un concilio y
verificar las realidades por las que estaban atravesando y por las cuales estaba
siendo señalada.

Después continuo le época contemporánea y me gustaría resaltar


también en estos tiempos a todos aquellos mártires que dieron testimonio con su
vida de cómo vivir una vida cristiana. Pues son ellos los que van motivando a las
generaciones a seguir a Cristo y también el magisterio se va renovando de
personas con vidas de santidad que llevan a los demás a preguntarse realmente
por los fundamentos de nuestra fe. En esta época fue marcada por las dos
Guerras Mundiales y los planteamientos filosóficos acerca del hombre se vio
derrumbada y la Iglesia como mediadora se sentido tuvo un papel muy destacado
en la reconstrucción de las sociedades en todo el mundo.

Después se dio paso al tiempo en el que estamos en el que algunos lo


han llamado posmodernidad con una característica peculiar a comparación de
todos los siglos anteriores, aquí todos tiene la razón, todos tiene la verdad, la
verdad dejó de ser una y con ella hay una pluralidad de verdades, es decir, es una
época sumergida en el subjetivismo, con ello nociones como lo teleológico no
tienen sentido. La Iglesia es este tiempo es tachada por ser dogmática y
totalmente cerrada, es difícil la situación que se vive en donde las Fake News
llevan falsas informaciones acerca de cualquier tema y de la Iglesia no es la
excepción.

Ante esta situación de cambios de tiempos y de paradigmas, también la


Iglesia cambia algunos modos de evangelizar y de acercarse a la gento como los
es las tecnologías de información y comunicación. Por ejemplo ante la pandemia
la Iglesia se volvió una Iglesia que llegó a todos de manera virtual, eso es un solo
ejemplo. Pero la praxis cambian los modos y no lo esencial, es decir, el dato
revelado, la tradición y todo aquello que son los pilares de la Iglesia.

Los desafíos nuevos se vuelcan en el área de la moralidad, de manera


especial en la bioética, para estos tiempos necesitamos pastores preparados para
dar respuesta a cada una de las situaciones que buscan hacer cambian lo
esencial de la Iglesia como lo es los dogmas, etc. Por otra parte en el rubro interno
también debemos tener puesta la mirada ciertamente en el bien común pero sin
perder de vista la fe y todo aquello que es esencial y que se ha ido transmitiendo
de generación en generación.

Para concluir, la eclesiología tiene su objeto y sujeto en la misma Iglesia y


ésta se ve respaldada por su feligresía que poco a poco va disminuyendo pero
que el testimonio de Cristo vivo prevalece en su promesa de estar con su Iglesia
hasta el fin del mundo. Por eso debemos confiar en Dios, en su palabra y aquí en
la tierra con su Iglesia para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

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