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CAPÍTULO 7.

DÍA DE MUERTOS PARA CELEBRAR LA VIDA

Autor: Benjamin Lucas Juárez

A la memoria del Dr. Luis Vázquez León

CELEBRANDO LA VIDA

Muchas son las maneras como se suele nombrar al conjunto de celebraciones que tiene lugar
el 1o y 2 de noviembre en diferentes lugares del territorio mexicano y allende los limites
nacionales, y por supuesto en el estado de Michoacán. Así, es común que se aluda como
Noche de muertos, Día de muertos, Día de difuntos, Día de ánimas, y otros más, que dan razón
a una diversidad de maneras que tiene el mexicano para honrar -se dice-, a los muertos en
estos días. En este contexto, cobran central importancia las que realizan las comunidades
indígenas, pues ellas quienes aportan la mayor cantidad de elementos simbólicos y de
ritualidad a esta celebración que, como veremos, es mucho más compleja y profunda de lo que
suele mostrarse.

El purépecha tiene una manera particular de hacer, hablar, comer, vestir, cantar, rezar y, por
supuesto, de entender la vida y la muerte
UN ESTADO, MUCHAS CULTURAS

Michoacán es un estado rico y multicultural, no sólo por la presencia de cuatro pueblos


indígenas (nahua, mazahua, otomí y purépecha), sino por la diversidad que aportan las
expresiones regionales: Tierra Caliente, el Bajío, la Sierra, el Centro, la Costa y demás
regiones que hacen de Michoacán un territorio con variadas expresiones manifiestas en la
indumentaria, el trabajo, la cocina, la música, el baile y, por supuesto, sus celebraciones
rituales.

NOCHE DE MUERTOS

En un primer momento, la idea que priva en el imaginario es la de que los pueblos indígenas
“festejan la muerte”, hacen rituales a los difuntos, pues les llevan ofrenda, flores, velas, comida,
pues en torno a esta celebración hay un conjunto de actividades que varía de comunidad en
comunidad. En estas líneas se intenta una aproximación al sistema de creencias, mecanismos
de expresión y trasmisión de esa concepción profunda respecto de la vida y la muerte, que se
manifiesta en una celebración que, como veremos, más que un sentido de la muerte expresa
un concepto y una visión de la vida. Así lo manifiestan los diferentes discursos mítico-
simbólicos, que se expresan a través de elaboradas expresiones rituales que le dan sentido y
permanencia al pueblo purépecha y a Michoacán en su conjunto.

A LA MANERA PURÉPECHA
Como se sabe, el purépecha tiene una manera particular de hacer, hablar, comer, vestir,
cantar, rezar y, por supuesto, de entender la vida y la muerte, eso que llaman cosmovisión.

Para el purépecha de hoy, ánimeecheeri kw’inchekwa (Fiesta de las ánimas) tiene que ver con
su manera de entender la vida: alguien que fallece sigue viviendo en otro espacio, y desde ese
otro lugar, gracias al rito que hacen los familiares y parientes, ese alguien -que sigue siendo
parte de la familia y del pueblo-, pude regresar a visitar y a convivir con los suyos un día, una
tarde, una noche.

Ese gran acontecimiento, ese “reencuentro” de diferentes manifestaciones de vida, merece ser
celebrado con una fiesta, pero no cualquier fiesta sino con una fiesta ritual, donde existen
códigos y acciones que dicta el costumbre purépecha.

EL COSTUMBRE

Por el costumbre entiendo las normas no escritas que tiene cada comunidad purépecha para
hacer lo que se tiene que hacer para esperar al ánima según el momento, su edad, su
parentesco, y otros aspectos que permiten la relación armónica en comunidad. Por el
costumbre, se sabe que quien fallece debe ser esperado y que la espera del difunto tiene que
prepararse.

Cada comunidad es dueña de su costumbre. Es decir, ninguna comunidad copia a otra, aunque
medie una calle entre una y otra. Cada comunidad purépecha ha construido históricamente el
costumbre y por ella sabe si al anima1 se debe esperar en la casa o en el panteón, de día, de
noche o de madrugada, a quién le toca elaborar el arco de flores, quién hace el altar, quién
ayuda a poner el nixtamal para los tamales o el pozole, quién lleva la ofrenda, qué debe
contener y en qué cantidad. Todas estas actividades que, vistas en conjunto y a la distancia,
parecen fluir en automático, requieren de todo un proceso de construcción comunitaria y tiene
que ver con la construcción histórica de su pasado, las imposiciones y resignificaciones que
dan forma al ser y hacer del purépecha de hoy.

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