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Por el poder que me confirió Dios o la vida sobre mí mismo.

Sobre los principios de que lo vivo debe crecer y lo muerto no ha de retornar:

Bajo el yugo de la coherencia y la lógica.

Yo, Gabriel Alejandro Ampíes Ruiz, me sentenció a muerte respondiendo a las siguientes condiciones:

1. Incapacidad de satisfacer sus necesidades fisiológicas y psicológicas de manera consistente y honrada. Un ser vivo que no tiene esta capacidad
está muerto o se convertirá en algo peor que un muerto.

Vista la premisa anterior, no hay sentido en prolongar la vida de algo que ya está muerto. A pesar de esto el individuo tiene cuatro deudas; con los tres
miembros de su núcleo familiar y consigo mismo. Así pues, antes de morirse el individuo tendrá que pagar:

1. A sí mismo:
a. Un momento de disfrute.
b. Un momento de seguridad.
c. Un momento de felicidad.
d. Un momento de amor.
e. Un último regalo.
f. Una disculpa.
g. Un agradecimiento.
2. A su madre:
a. 2500$ los cuales le fueron prestados para ir a Estados Unidos.
b. Una disculpa adecuada por la perdida de la inversión que fue criarlo.
c. Un agradecimiento por todo
d. La mitad de sus activos.
3. A su padre:
a. Un regalo de despedida.
b. Una disculpa adecuada por la pérdida de la inversión que fue criarlo.
c. Un agradecimiento por todo.
d. La mitad de sus activos.
4. A su hermano:
a. Una disculpar por el dolor.
b. Agradecimientos por todo el acompañamiento.

La sentencia será llevada a cabo por mi propia mano el 24/07/2024 a través de una sobredosis.

La única manera de que la sentencia sea revocada es que:

1. Las condiciones de la sentencia hayan sido superadas.


2. La Providencia evite la ejecución de la sentencia.

Por último, quiero agregar que yo soy el único responsable de mi vida y no hago esto por nadie más. Prefiero la muerte a ser una carga, prefiero la
muerte a una mala vida, prefiero la muerte a una vida a medias, genuinamente lamento el dolor que pueda causar y aún así considero que es menor al de
verme ser miserable.

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