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Tim Ingold Antropologia ePor qué importa? ‘Traduccién de Esther Gémez Parro Pé Alianza editorial El libro de boisilo Titulo original: Anshropology. Why It Matters baa sia polar pines een 208 por Ply Pre Etesraduca ‘sd pblendsporscuni con oly Pres Lid Canbre, Dio de olen: sudo de Manel Era con a cbc de Robert “Tatsuya Ba. Dio dear Nae sade ‘preps ee dcp ada pray Sethe was sccttsom tion tapers econ be “alge io esopre xn rd de gt mei, peep ean a Copy © Tim ng 2008 "Hlth de Tim ingle enn como lator deat bao conte ‘mao po acacia ay de Copy, Dion y Peer de 8, 1G decree aes Ps 500 © ines El SA Mada 200 Calc cde Tn 3, 2x7 Mad ‘ean mv oressist cee Depa lM. 113200 Pie pain Si quce riinfrmacis persis sb le novedades de Ane Ears ‘nv ete cleric ale dees hiznsralOunpce Indice 9 1. Tomar en serio a los demis 23 2.Similitad y clferencia 57 3.Una disciplina di 81 4, Repensando lo social 105 5. Antropologia para el futuro 129 Lecturas recomendadas 131 Indice analitico 1. Tomar en serio a los demas Gémo debertamos vivir? Sin duda los seres humanos siempre se han planteado esta pregunta, Puede que sca el mismo hecho de planteérsela lo que nos hace huma- nos. Aparentemente, esta cuestién apenas surge en ottas especies de animales, cada una de las cuales ests més 0 menos absorta en su forma de hacer las cosas. Pero las formas de vida humana las maneras de hacer y decir, de pensar y conocer- no se transmiten ficilmente, no estén predeterminadas y nunca quedan finalmente estableci das. Vivir es un asunto de decidir cémo hacerlo, y aber ga.en todo momento el potencial de ramificarse en dife- rentes direcciones, ninguna de las cuales es mis normal co natural que cualquiera de las demas. El camino se hace andando, porlo que continuamente tenemos que impro- visar formas de vida a medida que avanzamos, borrando huellas aunque sigamos los pasos de nuestros antece sores. Sin embargo, nada de esto lo hacemos en solita 9 Anopaog rio, sino en compafiia de otros. Al igual que los rama- les de una cuerda, las vidas humanas se entrelazan y solapan unas con otras. Caminan juntas y se responden ‘mutuamente unas a otras en ciclos alternativos de ten sign y resolucién (decisién, determinacién, propésito). Ningiia ramal dura para siempre, pues, mientras unos se marchitan, otros se entretejen, Por ese motivo la vida hu- ‘mana es social: es el proceso interminable y colectivo de descubrir cémo vivir, Ast pues, toda forma de vida re: presenta un experimento comunitario en la manera de Vivir. No es una soluci6n al problema dela vida, del mis- smo modo que el camino tampoco es una soluci6n al pro- blema de cémo alcanzar un destino que ain no se cono- ce, Peto es un enfogue del problema. Imaginemos un rea de estudio que se dedicara a apren: der de una gama de enfoques lo mas amplia posible; que petsiguiera concentrar en este problema de e6mo vivir la sabiduria y experiencia de todos los habitantes del mun- do, cualesquiera sean sus antecedentes, sus formas de buscarse el sustento, sus circunstancias y el lugar donde habitan, Este es el campo porel que abogo en estas pigi- nas, yl voy a llamar antropologfa, Puede que no se trate de la antropologia tal como uno podria imaginarse, 0 in- cluso de la antropologia que practican muchos de aque- los que proclaman ser antropélogos. La cantidad de ideas y crrores generalizados sobre esta disciplina es abundant, y resultaria tedioso revisarlos todos. No voy a disculparme por presentar una visién personal tefida por mi propia carrera como estudiante y después profe- sor de la materia, quizés menos centrada en lo que es la antropologfa que en lo que yo pienso que deberia aspirar TON ABTROPOWSE LOS 1. amar ens se denis aaser, Puede que otros tengan otro concepto, pero es0 Se: ria una sefal de vitalidad, no de debilidad, Sea como sea, Ja antropologia sera siempre una disciplina en continuo desarrollo, y no puede darse por finalizada, o completa, tal como la propia vida social que estudia, Asi pues, la historia de la antropologia no se puede relatar como un. ccuento con un principio y un final. Y tampoco podemos dormirnos en los laureles y suponer que tras siglos de error, ignorancia y prejuicio finalmente hemos encontra- do la luz. Queda mucho trabajo por hacer, y este libro ‘esti dedicado tanto a la reconstruccién de la antropolo- sia para cl futuro como a relatar de una manera nueva su pasado, ‘Ahora bien, podria pensarse que el problema de cémo vivir en realidad pertenece a la filosoffa, y no seria des- acertado, Al fin y al eabo, es una cuestién que toca los rismisimos cimientos de la existencia humana en este mundo nuestro, Nos llamamos setes humanos, pero equé significa ser bumano? El nombre que nos ha dado la ciencia como especie es el de homo sapiens, pero gen que consiste nuestra supuesta sapiencia 0 sabidutia? ¢Cémo conocemos, pensamos, imaginamos, petcibimos, actua- ‘mos, recordamos, aprendemos, conversamos en una lengua y vivimos con otros de maneras tan distintas y vatiadas? Por qué medios, y sobre qué principios, nos ‘organizamos en sociedades, creamos instituciones, ad rinjstramos justia, ejercemos el poder, cometemos ac- tos de violencia, nos relacionamos con el entorno, adora- ‘mos dioses, cuidamos de los enfermos, nos enfrentamos ala muerte eteétera, etcétera? La lista de preguntas es interminable, y los filésofos se las han planteado conti- Aunopologia ‘nuamente, lo mismo que los antropélogos, pero abt rai la diferencia, Los filésofos suelen eat ea inclinados a meditat escrupulosamente en los intertogan- tes de los textos canénicos escrtos por pensadores como ellos mismos ~en su mayorfa, aunque no exclusivamente, hombres blancos ya desaparecidos— que a involucratse di- rectamente con las complicadas realidades de la vida comiin y costiente. Los antropélogos, por el contratio, «jercen su actividad flos6fica en el mundo. Estudian prin . Tomados en su conjunto, estos rasgos cequivalen a un tipo de modelo especifico para un ser hu- ‘mano universal. Algo parecido se ha propuesto para la cultura, La idea es que si los rasgos universales de la na- ‘turaleza humana estan en los genes, entonces los rasgos a Anopelose particulates de la cultura deben ser especificados por par- ticulas equivalentes de informacién, alojadas en la mente yno en el cuerpo, y transmitidas por el aprendizaje imi- tativo en lugar de la réplica genética, Siguiendo al bislo- 0 Richard Dawkins, diltimamente se ha hecho muy po- pular lamar a estas particulas «memes»? No obstante, independientemente de que los rasgos sean adscritos a los genes o a los memes, acabamos en el mismo circulo, En ambos casos, lo que se observa y describe como regu- laridades de conducta esta preinstalado en los cuerpos y mentes como causas subyacentes. Asi, hay relatos sobre formas humanas de pensar y hacer convertidas, con des- ‘treza, en explicaciones para ellas. Los teéricos del gen y Jos memes han descubierto nada menos que pueblos que hacen cosas ;porque ellos mismos las hacen! ‘Ahora bien, no se puede negar que la mayoria de los, antrop6logos han sido arrastrados por lo que ha dado cn llamarse «una pasidn por la diferencia>’. Se compla- cen en demostrar cémo, a pesar de lo que podamos su- poner que es natural que hagan los seres humanos, hay ‘otros pueblos que hacen las cosas de otra manera. Son escépticos ante los intentos de «naturalizar» a la huma- nidad, observando que la mayoria simplemente proyec- tan las cosas que oso%r0s tomamos como naturales en alguien mas, tachando de menos que humano a quien no se adhiere a ellos. No es de extrafiar, pues, que los antropélogos se pongan nerviosos a la hora de propo- 2 Richard Drins, Elgon gosta, Sale, Barcelona, 200; Susan Blick ‘more, The Meme Machine Oxford University Pres, Oxford, 1999 3. Honseta Moore, Pasion for Difernce:Esray jn Antbropoloy and Gender, liana Univesity Pres, Blsmington, 294, 38 2 Seni y rnc ner verdades universales. En un intento de remediat cl problema, el antzopélogo norteamericano Donald Brown, en un libro de 1991 titulado Human Universal, hhacia una lista de vatios cientos de atributos segtin los cuales, afiemaba, no se conocia ninguna excepeién', Es un listado peculiar, ue ineluye no solo tales elementos bisicos como «lenguajen, «simbolismo» y «fabricacion de herramientasy, sino también «silos de peinado», complejo de Edipo» y «serpientes, alerte». Ninguno de ellos, por supuesto, esta basado en una investiga- ci6n exhaustiva de todos los humanos en todas las épo- cas, ya que eso seria una tarca claramente imposible. ara algunos, ciertamente, abundan las excepciones. Un ejemplo es la «distincion cultura/naturalezay. Sa- bemos que muchos pueblos, incluidos los Ojibwa, de duien hablamos en el capitulo anterior, no tienen con- ‘ceptos que se correspondan con los nuestros de natu- raleza y cultura, y que negarian cualquier distincién del tipo que se le ha atribuido a ambas en la historia de las ideas occidentales. Pero, aunque result ficil encontrar cexcepciones a cualquier generalizacion, el tema de fon- cdo afecta al significado que se le daa los supuestos con- cepios universales. ¢Qué hacer con ellos? Brown esta principalmente interesado en esos univer: sales que él denoming innatos,y esté convencido de que estin programados mediante un modelo para el ser hu- ‘mano que evolucioné gracias al mecanismo darwiniano de la variacién sometida ala seleccién natural alo lar 0 de miles de afios ~en esa era eolégica conocida como 4, Donald Brown, Human Univeral, McGraw-Hill, Noewn York, 1991 39 Ansropologia Pleistoceno- durante los cuales nuestros antepasados vi- vvian bisicamente de la caza de animales y de la recolec- cién de plantas salvajes. En aquellos dias la vida era dificil, la poblacion era débil en tierra y los depredadores consti tufan una amenaza real. La gente necesitaba desarrollar todo su ingenio para defenderse de ellos. Tenfan que ser capaces de trabajar juntos y aumentar Ia fuerza de sus cuetpos ~diminutos en comparacidn con los animales que cazaban y que les cazaban a ellos~ con instrumentos art- ficiales. Es dificil imaginar las ventajas de la cooperacién aportadas por la comunicacién verbal, y por cazar siendo capaces de construir sus propias herramientas, Probable- ‘mente estos cazadores y recolectores descalzos tenfan un sentido prictico para estar alerta de ls serpientes. Quis hasta esos humanos que hablaban, hacian sus propios ins- ‘rumentos y temian a las serpientes vivian mis y tenfan en proporcién més descendencia. Y quizas estos descendien: tes, enfrentados a unos retos parecidos en su entomno, de- sarrollaron aptitudes similares Pero zconfirma esto la con- clusién de que estas aptitudes, habiendo evolucionado bajo las condiciones ambientales del Plestoceno, queda. ‘on tan fijadas en Ja constitucién humana que permane- cen ah hasta el dia de hoy? ¢Tienen los seres humanos ae tales, sin excepcién, el mismo modelo de propésito general? Cada nfo que nace zest ya dotado de un dispo- sitivo para adquirir el lenguaje, para disefiar y hacer sus ptopios instruments, y de una alarma automitica que le advierte de la presencia de serpientes? Es indudable que la inmensa mayoria de las personas, son capaces de hablar y de cons. truir cosas. Seguramente, también, la mayor parte de las 0 2 Study deena personas tiene miedo a las serpientes, incluso alguien ‘como yo, que apenas me he encontrado con ella en Ia vida real excepto tras el cristal de algtin museo. Parece ‘que tenemos mucho més miedo a las serpientes que a Jas armas o los automéviles, a pesar de que en el mun- do actual las posibilidades de ser heridos por estos «il- timos son mucho mayores que las de ser mordidos por las ptimeras. Asi que, cuando me despierto en estado de panico por haber tenido una pesadilla con serpientes, ésignifica que se ha disparado mi alarma como un eco dlistante de la experiencia real de mis primeros antepa- sados? ¢Existe, escondido en el subconsciente de todos nosotros, un cazadorrecolector que trata de salir? En resumen, gestamos las criaturas de nuestro pasado evo- Jutivo viviendo en otra tierra en el presente, destinadas a enfrentamos a los desaffos de la vida en el siglo 2x1 con adaptaciones heredadas de la Edad de Piedra? ‘To- davia sigue siendo comin atribuie muchos de los males de la civilizaci6n al contraste entre ambas. Por ejempl el gusto instintivo por los alimentos dulces, que habria sido adaptativo hace tanto tiempo, cuando habia esca- sez de los mismos en la naturaleza, ha sido ampliamente culpabilizado por aumentar las tasas de obesidad y dia- betes en el entorno nutricional saturado de aztcar que domina en nuestros dias. Y Ia demostracién de agresivi- dad que para los cazadores-recolectores ancestrales se sguramente fue un modo relativamente inocuo de resol ver conflictos, pero que ahora se puede relacionar con Jos vehiculos de alta velocidad o los misiles balisticos, ha sido culpada de todo, desde las carreras a toda velo- cidad hasta la amenaza inminente de una guerra nuclear, " Anrep Sin embargo, esta apelacién al instinto es fundamental- mente falsa por una simple rezén, Una caracteristica como cl gusto porlo dulce, ola tendencia ala agresividad (entre Jos varones), incluso el miedo a las serpientes, no es ago con lo que se nace, sino que se desarrolla. Independiente mente del momento vital en que se identiique —ya sea en Ja primera o tltima infanca, en la juventud, laedad adulta o.en la vejez-, todo ello surge através de un proceso de crecimiento y madurez dentro de un determinado entor- no. Técnicamente este proceso se denomina ontogénesis, No existe ningtin atributo, capacidad o disposicién en los seres humanos ni en ninguna otra criatura que no haya surgido en el transcurso de un desarrollo ontogénico. Una ‘vex mis, como ocurze con Ia idea de la determinacién ge- nética, atribuir lo que hacemos al instinto es igual que considerar el resultado de un proceso de desarrollo como su causa, En la vida real las condiciones encontradas en el ‘entorno juegan un papel tan formativo en la ontogénesis como cualquier elemento intrinseco a los individuos en cuestién. No se trata de priorizar la «educacién» sobre la «naturalezan. No es decir que los seres humanos estén modelados por el ambiente mas que por sus genes, ni si- uiera que podriamos clasificar las respectivas contribu- ciones de cada uno o pesarlas con porcentajes. Los setes hhumanos, como cualquier otra criatura viviente, son el re- sultado de la interacci6n entre causas internas y externas, entre los genes y el entorno. No son productos, y punto. Son los productores de sus vidas, respondiendo a cada instante a las condiciones a las que se enfrentan -condi- si no existe nadie a quicn seamos opuestos. Quizés alguien pueda decir que somos seres humanos, pero eso solo nos haria a todos iguales en nuestra oposicidn como especie alos no humanos. Sin embargo, el enfoque relacional de Ia identidad abre una comprensién radicalmente no opo- sitiva de lo que «nosotros» podria signficar; una com- prensidn que nos permitiria Finalmente escapar de la po- larizaci6n auto-perpetuante de Occidente y del resto, y definitivamente de la humanidad y la naturaleza. En lu agar de replegarse hacia adentro desde la frontere entre todos los que son como yo y todos los que no lo son, el s

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