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El caso de Enron

Enron es una empresa americana de Houston que fue creada en 1985, la cual llegó a valer
en bolsa en torno a los ochenta mil millones de dólares. Se había convertido en el mayor
intermediario de electricidad y gas de Estados Unidos, gracias al uso agresivo de productos
financieros derivados para desarrollar el mercado energético “online”, en el que ofrecía
suministro y garantizaba precios a múltiples entidades. La empresa sintetizó ideas
existentes en la industria del petróleo de Texas, el mercado de capitales de Wall Street y la
alta tecnología de Silicon Valley, para crear transacciones en línea donde contratos
financieros respaldaban las transacciones de energía. Durante seis años consecutivos fue
elegida por la revista Fortune como la más innovadora, entre las más admiradas empresas
americanas. La empresa quebró a fines del 2001 después de una deslumbrante trayectoria
empresarial. Lo cual entendemos que Enron fracasó principalmente porque tenía una
cultura que impulsaba a sus ejecutivos a comportamientos indebidos, entre los que se
encuentran malas decisiones estratégicas y ocultamiento de los resultados.

Enron comenzó a desarrollar ciertas prácticas reñidas con la buena administración de


corporativa de los fondos. Esto hizo posible que algunos de sus ejecutivos más
prominentes, utilizaran los fondos de la corporación con fines de enriquecimiento personal
quienes fueron: Kenneth L. Lay su Fundador, presidente y Principal Oficial Ejecutivo, quien
se le culpo por esfumarse $300 millones de sus manos, Jeffrey K. Skilling, presidente y
Principal Oficial de Operaciones en Enron. Este fue acusado por unos 28 cargos de fraude,
esfumándose en sus propias manos $66millones. Andy Fastow, principal Oficial Financiero
de Enron lo cual Lay lo culpo por la caída de Enron. Lo cual se le sometieron cargos de
fraude bancario tales como robo de $30 millones, fraude de cambios indebidos de varias
acciones y manipular los datos reportados en los estados financieros, Richard A. Causey,
jefe de Contabilidad de Enron. El mismo se declaró culpable en diciembre de 2005; logro un
acuerdo de reducción de sentencia a cambio de su testimonio contra Lay y Skilling. Sin
embargo, la reputación de la empresa comenzó desde sus inicios a tener rumores de sus
fraudes, presentación de documentos fiscales, libros falsos y pasar ganancia de la empresa
a cuentas personales evadiendo las responsabilidades. Enron siempre iba de subida esto
debido a los operadores trabajaban ahí, ellos eran los que escondían los documentos
verdaderos y solo presentaban los falsos, pero nunca se les despidió puesto que a los
directivos más les importaban generar ingresos que realizar actos inmorales" Es por esto
que una de las causas del mal control por parte de los directivos es su irresponsabilidad. Su
problema de la empresa Enron, consistía en que no había una supervisión adecuada,
vigilancia, no realizaban una verificación de los actos, eficacia y transparencia del uso de la
economía. En definitiva, las culpas de Enron son consecuencia directa de la conducta no
ética de sus altos directivos y su falta de honesta transparencia, que es crucial para el
trasfondo de confianza que sustenta las operaciones en el mercado de capitales, también
aprovecho de su gran poder y la confianza que depositaban tanto sus trabajadores,
accionistas y otras compañías en la empresa para realizar todo tipo de fraudes. Enron no
desarrolla una responsabilidad social corporativa, puesto que no buscaba generar
beneficios para todos sino únicamente los gerentes querían beneficiarse. En lo financiero el
permitir que se disimulen la situación financiera de Enron, mostrar utilidades engañosas en
vez de la deuda real que presentaba la empresa. Falta de responsabilidad por parte de sus
directivos, ya que aprovechaban su poder para cometer fraudes y realizaron un mal uso de
los recursos. Poca preocupación y supervisión por parte de los bancos de inversión y
agencias de calificación de riesgo. La lección fundamental aquí es que se pueden tener
todas las reglas contables que se pueden escribir, desarrollar nuevas reglas para
contabilizar las entidades de propósito especial o para la valorización de derivados y
requerir gran transparencia de la métrica de las variables financieras o de las transacciones
con partes relacionadas. Pero al final, ninguna regla será suficiente, si los altos ejecutivos
juegan con los números y “cocinan” los resultados para el balance y, los auditores externos
no identifican que se está cocinando y si el “plato” será comestible para los inversionistas y
los mercados.

Una lección importante es que debemos entender el negocio, la estrategia, los resultados
financieros de la compañía y los indicadores claves para medir el desempeño y formarse
una idea de cómo está evolucionando la empresa en el mercado. La excelencia en las
prácticas de gobierno corporativo es crítica para asumir la responsabilidad e integridad de
cualquier compañía, y esto requiere de directores competentes, informados, activos e
independientes. Los directores independientes no deben tener vinculaciones económicas
con la compañía u otros conflictos de interés que puedan afectar su independencia. Así
como los directores no deben involucrarse en la gestión cotidiana de la empresa, para lo
cual se delega atribuciones al equipo gerencia. Tampoco pueden actuar tímidamente en el
directorio y su responsabilidad es hacer las preguntas difíciles a los gerentes. Y si después
de hacer esas preguntas, no se quedan cómodos con las respuestas que obtienen,
entonces se debe considerar el buscar asesoría o consejo fuera de la empresa. Aprendimos
que los entes reguladores no deben ser complacientes con empresas que no revelan de
manera oportuna su información financiera; aprendimos que es importante mantener al
auditor independiente de su cliente y que el auditor no debe ser, al mismo tiempo, consultor;
aprendimos que el prestigio de una compañía no basta para garantizar la veracidad de sus
estados financieros; aprendimos que el proceso de gestación de una compañía billonaria
requiere de consistencia entre los principales indicadores financieros, de lo contrario,
estamos ante un engaño; en suma, aprendimos a ser más críticos y menos
condescendientes con el mundo corporativo.

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