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Esquema parcial

de la Fenomenología de Hegel
con círculos de Euler

Sékioz de Niafre

18 de octubre de 2020

Visualicemos un diagrama de Euler formado por dos conjuntos: el sujeto (o yo), S, y


el mundo, M. Por sujeto entendemos al pensamiento, cuya denominación Hegel variara
a medida que nuestro concepto de él evolucione a lo largo de este viaje (A, B, C.AA...).
Por su parte, entendemos al mundo como a la colección de objetos que constituyen la
realidad, cuya naturaleza variara a la par con el sujeto.
Averiguar por ensayo y error si existe una configuración de S y M que sea harmonio-
sa (o que los ponga en biyección) es el objetivo del libro, mientras que el mío (con esta
reformulación) es contrastar B.4 con C.AA.5.
Por simplicidad, y tangentes aparte, escribiré desde la perspectiva del sujeto, en pri-
mera persona.

A. Conciencia

A.1. La certeza sensible

Tomo como hipótesis de partida que el mundo es totalmente independiente de mí


(insisto, de mí como pensamiento), y me basta por ende observarlo para comprenderlo,
pues no interfiero en él de modo alguno (empirismo ingenuo). En particular, los con-
juntos son disjuntos, i.e., S ∩ M = ∅.

S M

A.2. La percepción

Mi entendimiento de los objetos del mundo viene mediado por conceptos, que hacen
de puente entre S y M (Locke). En particular, hay una intersección parcial entre ambos.

1
(Técnicamente, los conceptos de los objetos y los objetos mismos son cosas distintas;
sin embargo, lo que estoy afirmando es que hay una biyección canónica f entre ambos,
y por ende puedo escribir de manera natural f ( x ) simplemente como x por abuso de
notación).

S M

A.3. Fuerza y entendimiento

Los conceptos directamente derivados de los objetos del mundo constituyen una po-
bre representación de los mismos (y por ende mi abuso de notación es equívoco), pues
en ellos no puedo discernir lo primario de lo secundario (Berkeley).
Sin embargo, parecen estar afectados por ciertas fuerzas del mundo que determinan
su comportamiento común (Newton): describiendo éste (mediante leyes, o conceptos
ya no directamente derivados de los objetos, como la energía potencial, que es más
bien una abstracción mía de los hechos),1 podré entender el mundo.
En particular, sigue habiendo una intersección parcial entre S y M. (Nuevamente, por
abuso de notación, suponiendo que mi representación de las leyes del mundo reflejan
en verdad el mundo)

B. Autoconciencia

B.4. La verdad de la certeza de sí mismo

No tengo ninguna garantía de que mi representación sea canónica (Kuhn, tesis de


Duhem–Quine, etc.), y aunque lo fuera, sería una descripción demasiado técnica y ge-
neral, completamente alejada de mi experiencia vivencial diaria y especifica del mundo.
De hecho, hasta podría ser de naturaleza analítica,2 y por ende carente de valor genuino
(utilidades aparte, como podría verse en la instrumentalización del mundo por parte
del señor).
Es más, ni siquiera puedo asegurar que dichas leyes sean parte del mundo, sino sólo
que existen como representación mía (Kant). De hecho, indiferentemente de que haya
una realidad objetiva o no, para mí el mundo sólo existe como representación. En par-
ticular, M está estrictamente contenido en S, i.e., M ( S. (Supongo inclusión estricta

1 No uso la gravedad como ejemplo pues podría argumentarse que sí es un objeto, ora en forma del
hipotético graviton, ora en forma de tejido espacio-temporal.
2 «chains of inferences can be so long, unconscious, and even frightening, that we may not recognize them

as purely logical, even if they are.» IEP, cf. Dedekind The nature and meaning of numbers 1887 (Preface
to the first edition, 2º párrafo). En particular, descripciones eminentemente analíticas de la realidad
pueden presentarse como sintéticas, como ejemplifica el principio de razón suficiente de Leibniz.

2
pues hasta ahora siempre he considerado que hay pensamiento más allá del mundo,
i.e., que S r M 6= ∅)

M S

Paréntesis sobre B.4.A. y B.4.B.

Resumiendo, cuando la conciencia se da cuenta de lo anterior y deviene autoconcien-


cia, se desencadenan las siguientes dinámicas:
1. Hay un deseo de demostrarse que efectivamente el mundo está contenido en ella,
o que ella domina (o es señor de) el mundo (incluidos otros sujetos), terminando
siendo dominada por tal impulso.
2. Dicho deseo particiona los sujetos en siervo y señor, donde también en el siervo
hay una dominación de los objetos (vía su transformación en el trabajo), así como
un sometimiento (al señor, que no deja de ser parte de su mundo externo).
3. Viéndose así ambos contradichos, se encierran aun más en sí mismos en (B.4.B.):
a) La indiferencia por el mundo, con la muerte en vida estoica
b) El continuo cuestionamiento del mundo, con la autodestrucción escéptica
c) La renuncia de sí mismo en el mundo, con el delegar la propia voluntad (o
vida) al camino de la fe
Alguien podría señalar que en este último, mi representación por círculos de Euler se
rompe, pensando a Dios como un objeto fuera del sujeto. Sin embargo, es claro que Dios
no pertenece al mundo fenoménico, mientras que, apelando al innatismo de Agustín de
Hipona o Descartes, sí puede entenderse como a un otro dentro del sujeto. Por supues-
to, esto no quiere decir necesariamente que Dios no exista también fuera del sujeto, en
alguna especie de realidad nouménica no fenoménica, sino que sólo tenemos acceso a
Él desde nuestra interioridad (lo mismo que con el mundo, de hecho).
En este sentido, la «externalización» del absoluto en Dios puede pensarse como a
una negación (o renuncia) de toda la parte de la autoconciencia que no sea Dios (i.e.,
un restringirse a S ∩ D, con D Dios y S ∩ D ( S), deviniendo ésta abulica. Y de hecho,
podría decirse similarmente que el deseo del señor es una externalización del absoluto
en el mundo, y de ahí que su espíritu (i.e., S r M) quede vacío. Por su parte, estoicos y
escépticos, con su renuncia y aniquilación respectiva del mundo, devienen igualmente
vacíos o infelices, dada la íntima e ineludible relación entre el «sí mismo» y el mundo
al que niegan, en una suerte de complementario conjuntístico del señor.
Tanto es así, que el único que se medio salva es el siervo, pues logra autorealizarse
a través del mundo —entrando en comunión con él mediante su trabajo, y alcanzan-
do por ende el absoluto—, sino fuera porque el siervo se sigue sintiendo oprimido por

3
el mundo en sus formas de señor y de muerte, viendo la agencia conquistada trunca-
da (Marx). En este sentido, podríamos representar al siervo como a la totalidad de S
sustraída de los susodichos.
Sea como fuere, en todos los casos hay una dualidad (creada por la propia autocon-
ciencia) que rompe la correspondencia buscada entre M y S, un singularizar un otro
dentro del sujeto, un poner un singleton conjuntístico a una parte estricta suya, un ex-
ternalizar, enajenar o compartimentalizar una parte del yo.

D M S

C.AA. Razón

C.AA.5. Certeza y verdad de la razón

La única alternativa que me queda por explorar es que objeto y sujeto sean exacta-
mente lo mismo (i.e., S = M),3 viendome a mí como sujeto y objeto al mismo tiempo y
al mismo nivel, y no a mí (autoconciencia) como objeto (conciencia) dentro de mí.4
Es decir, no es cierto que: «yo, en mi mente, ideo el mundo, pero no soy (en tanto
que self ) ese mundo ideado, sino sólo su complementario». Pues al considerarme una
subparte estricta de mi propia mente, estoy creando una dualidad en mí entre el yo
que piensa (autoconciencia) y el yo pensado (conciencia; representaciones del mundo
incluidas), el yo sujeto y el yo objeto, el yo y el no-yo, el yo y el otro (Plotino, Fichte).5

3 Es cuestionable que B.4. sea un examen exhaustivo de posibilidades: si D se escondía en S r M, podría


ocurrir lo mismo con otras ideas presumiblemente innatas, como pudiera ser la matemática. Y tampoco
hemos jugando con todas las posibilidades, pues si representamos estoicos y escépticos como S r ( M ∪
D ), ¿qué sería entonces S r D ó S r M? Más aun, que puedan representarse ambos de la misma forma,
pone de manifiesto que dentro de cada conjunto pueden haber varios representantes (sugiriendo la
posibilidad de una alternativa al siervo que en verdad sea la totalidad de S, e.g., vía la conjunción de
marxismo y transhumanismo), o que la negación (o resta) puede darse en distintos grados (entrando a
colación la lógica difusa).
No obstante, cuando decimos que hemos agotado todas las demás posibilidades, nos referimos a
qué la configuración M ( S presenta un problema sistemático irresoluble (la comentada dualidad con
el otro), y similarmente con las propuestas de A.1-3, motivo por el cual no tendría sentido revisitarlas
cambiando M por D.
4 I.e., cuando en un primer momento B.4 yo pienso mi mente, la mente misma se me aparece como fe-

nómeno (u objeto), sin llegar a ser la mente misma, pues dicha aparición sólo capta su cualidad de
observada, pero no de observante, que es lo que vamos a añadir en C.AA.5.A.
5 Más explícitamente aun, puedo pensar en cómo pienso a través de ejemplos de pensamientos, y deducir

de ahí: una estructura sintáctico-gramatical universal, unas categorías kantianas, etc., que pasan a ser
el objeto de mi pensamiento, pero que no son el pensamiento mismo (entendido como actividad), pues
para empezar dicha conceptualización de mi mente ni siquiera tiene porque ser una fiel descripción de
la misma, como pone de manifiesto la pluralidad de teorías psicológicas.
Es más, desde esta perspectiva, las categorías kantianas no serían más que efectos o propiedades

4
Por el contrario, yo soy la totalidad de mi mente: no tiene sentido entenderme (dentro
de mí) como a un objeto separado de mí, pues yo soy el objeto mismo que es visto por
mí, en una suerte de objeto consciente y auto-observado. En particular, la conciencia
es al mismo tiempo la realidad, y son por ende nociones indistinguibles (panteísmo
idealista de Schelling).

S=M

Este cambio de paradigma es tan profundo, que debo replantearme todas las postu-
ras anteriores. En efecto, en B.4 trate de renunciar o subyugar al mundo para reafirmar
mi autonomía y autoproclamarme como única fuente y fuerza activa de la realidad,
viendo a las representacciones del mundo como algo pasivo y trivial (o a lo sumo ins-
trumental).6
Pero ahora he caído en la cuenta de que ese mundo al que negaba y destruía es tam-
bién parte de mí, y estaba por ende autodespreciandome, pues las representaciones son
en verdad un acto activo y creador (quizá incluso divino), una afirmación del sujeto y
del objeto al mismo tiempo.

C.AA.5.A. La razón observante

En efecto, al nombrar las cosas (como hacía en A.2)7 y clasificarlas (o notar sus di-
ferencias y leyes, como en A.3), también las creo (ser como sentido en Heidegger): de
otro modo, petroglifos, graffitis y «hobo signs and symbols» serían indistinguibles (o
significarían lo mismo) para mí, y los entendería simplemente como arte, manchas,
gamberradas, etc. según el caso, en lugar de dotarlos de una realidad per se separada de
éstos.8
Sin embargo, mis representaciones universalizantes y estáticas nunca llegan a captu-
rar la realidad particular y cambiante (egipcismo de Nietzsche), contrariando mi pre-
misa de S = M.

C.AA.5.B. La realización de la autoconciencia racional por sí misma

La excepción a la regla soy yo mismo, pues yo soy mi propia representación. En efec-


to, en mí puedo encontrar una comunión entre lo universal y lo particular por medio
fenoménicas de dicha actividad, o incluso meras especulaciones sobre la misma, pues no son directa-
mente percibidas; las cuales, además, serían plenamente contingentes al sujeto (cf. Thamaem Kant y la
matemática del XIX), y totalmente carentes de contenido semántico (Husserl).
6 «scribae fideles ab ipsius naturae voce» F. Bacon Scripta in naturali et universali philosophia 1685.
7 En A.1 teníamos que S ∩ M = ∅, luego no hay solape que reexaminar bajo esta nueva perspectiva, y de

ahí que iniciemos desde A.2.


8 En otras palabras, voy a interpretar como ruido (en el sentido de la teoría de la información) cualquier

cosa que no tenga sentido para mí (o para la que no se lo haya construido), invisibilizandola.

5
de mis fines (o jerarquía de valores, framing, narrativa...), determinando desde lo ge-
neral como actuar en cada momento y entender cada suceso, al mismo tiempo que la
especificidad de los mismos informa y reconfigura al primero.
Más aun, yo soy la única excepción. Pues como ponen de manifiesto las limitaciones
de la psicología (C.AA.5.A.b-c), la razón (i.e., el sujeto-mundo) no es observable, sino
sólo actuable. O en otras palabras, no es algo que podamos estudiar desde fuera, sino
que se ha de entender necesariamente desde dentro, como actividad que se realiza (o
vivencia, a la Husserl).
En este sentido, el giro recuerda al salto de A.2 a A.3, pero aplicado a la conciencia,
que pasa de entenderse como sustancia a actividad.

Resumiendo, yo no recibo la realidad (como creía en A), ni la niego (como en B), ni


tampoco me limito a observarla–definirla (C.AA.5.A), sino que la estoy redefiniendo,
realizando y transformando continuamente en el mismo acto de pensarla y conocerla9
(o repensarme a mí mismo, pues yo soy ella y ella soy yo).
En consecuencia, para alcanzar el absoluto me basta con actualizar mis fines en unos
que armonicen mi relación conmigo mismo (i.e., que no me fragmenten en otredades,
manteniéndome como a un todo indiferenciado), similarmente a cuando en yoga re-
ajusto mi centro de gravedad para entrar en equilibrio, y mismamente con el «rock
balancing».
Y en este sentido, pueden pensarse a los fines buscados como a una suerte de axio-
mas que se expanden para explicar la totalidad de una teoría coherente, consistente y
satisfacible, metáfora de la realidad absoluta.10

Paréntesis A pesar de las diferencias, pues, esta sección puede considerarse un revi-
sitado de B.4, y una vuelta a la interioridad y la ética, sustituyendo su espíritu hos-
til precedente por uno más afable, como haciéndose eco del Bóreas y Helios de Esopo
(c. 620–564 aC).
Más específicamente, en C.AA.5.B.a-c va a examinar las figuras del hedonista, el ro-
mántico (que desindividualiza el placer en altivos ideales propios, independizándose
de la otredad) y el kantiano (que desindividualiza los ideales del anterior en impe-
rativos categóricos, evitando el enajenamiento para con el resto de la realidad de los
primeros, así como su carácter opresivo).
Pero Kant resulta igualmente enajenado al tratar de manifestarse mediante tales leyes
universales, pues están esencialmente vacías de contenido: o bien no dicen nada parti-

9 «La consolidación de verdades y mentiras es fruto de la comodidad verbal: cuando nos cansamos de
pensar colocamos una palabra» (Nietzsche La voluntad de poder III.I.c.477).
De ahí que al retomar una conversación, debate, tema o, más en general, un tren de pensamiento
(ajeno o propio, presente o pasado), empecemos a encontrarle peros, como sucede en MinuteEarth Our
Definition For “Moon” Is Broken (Collab. w/ MinutePhysics) 2017-8-15, pues vivimos en una constante
redefinición de la realidad.
Una contingencia que atañe incluso a las constantes universales, como pone de manifiesto Sixty
Symbols Multiverses and Constants 2015-1-4.
10 Cf. Anexo.

6
cular sobre sí mismo en su universalidad, o bien están sesgadas y no permiten llegar a
(o comulgar con) el resto de la realidad, volviendo a crear una otredad.

C.AA.5.C. La individualidad que es para sí real en y para sí misma

Recapitulando, para alcanzar el absoluto necesito ser una actividad afirmativa basa-
da en unos fines que han de emerger de manera orgánica, viva y natural de mí mismo
y para mí mismo para poder ser realmente de mí mismo (constituyendo fuente, destino
y propietario, y rehuyendo por ende toda posibilidad de enajenación),11 dentro y fue-
ra de mí mismo (i.e., para los cuales sus externalizaciones no me enajenen, exigiendo
cierta universalidad).
En particular, en tanto que debe ser algo orgánico, no voy a transformarme (como en
C.AA.5.B): basta con entenderme a un nivel más profundo, y adaptarme a ese orden
interno mío ahora oculto (libertad a la Leibniz, y vuelta al esencialismo).
Y es precisamente en el trabajo como fin, que no como medio (como ocurría con el
siervo), que puedo ser yo mismo, siendo una actividad hecha por, de y para mí, algo
completamente mío (mundo incluido).
Sin embargo, podría ocurrir que, al poner algo de mí mismo en el mundo, en lugar de
demostrarme a mí mismo y al mundo algo de mí mismo y el mundo para mí mismo y el
mundo, terminara simplemente llenándome de mí mismo a través del reconocimiento
del mundo a base de ceder a sus demandas.
Pero ello sería insincero para con uno mismo: el mundo debe ser un corolario, no un
lema del que depender. Y si en C.AA.B iba de dentro a fuera y del individuo al mundo,
ahora no puedo simplemente conformarme con invertir el orden, sino que necesito un
marco común que los unifique y balancee a ambos: el contexto socio-histórico-cultural.

Anexo

Sea L un lenguaje formal, Σ un conjunto de sentencias12 de L, y α una sentencia


cualquiera de L. Decimos que Σ es:

1. coherente cuando Σ ` α implica Σ |= α (i.e., lo deducible es cierto).

2. adecuada cuando Σ |= α implica Σ ` α (i.e., lo cierto es deducible).

3. completa cuando es coherente y adecuada.

4. (sintacticamente) consistente cuando no existe α tal que Σ ` α y Σ ` ¬α (i.e.,


cuando no contiene contradicciones).

11 Análogo en el eslogan «Of the hoboes, by the hoboes and for the hoboes» de Hobo News (1915-29).
12 I.e.,
fórmulas (lógicas) bien formadas (wff) sin variables libres. E.g., en el lenguaje formal de la lógica de
primer orden, ∀∃) x no es una wff, ∃ x ( x2 = y) es una wff que no es sentencia, y ∀y∃ x ( x2 = y) es una
sentencia.

7
5. satisfacible (aka semanticamente consistente) cuando existe algún modelo13 para
el cual todas las sentencias de Σ son ciertas (i.e., cuando es correcto en algún
«contexto», pero no necesariamente todos, dando lugar a modelos no estándar).

6. valida cuando todos los modelos hacen cierta a Σ.14

7. teoría cuando α ∈ Σ ssi Σ ` α (i.e., cuando toda sentencia deducible por Σ forma
parte de Σ, lo cual podemos asumir sin perdida de generalidad para todo Σ a base
de ir añadiendo a Σ dichas fórmulas deducidas por Σ).

13 I.e.,una terna (U , σ, I ), con U el conjunto en el que viven las variables, aka universo, σ = (S, ar) el
conjunto S de los símbolos de las relaciones sobre U y la función ar que asigna a cada uno su aridad,
aka signatura, y I la función que evalúa el valor de verdad de una sentencia (e.g., si se da o no xRy, con
x, y ∈ U , R ∈ S), aka interpretación.
Recordatorio: R es una relación n-aria sobre U ssi R ⊂ U n , como la suma o la igualdad en los números
naturales.
Ejemplo: la sentencia ∀y∃ x ( x2 = y) es cierta en U = C pero falsa en U = R.
14 Ejemplos de sentencias validas: ∀ x ( x = x ), ((( a → b ) → a ) → a ). Introducción en Carlos Bacelar

Almeida Validity Checking 2010.

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