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UNIDAD I

3.- CICLO DE VIDA DE LOS MATERIALES EN LA CONSTRUCCIÓN


ACTUALMENTE.
El Análisis de Ciclo de Vida (en adelante, ACV), es una de las metodologías más adecuadas para
evaluar el impacto ambiental de cualquier tipo de producto o servicio, y, por tanto, puede aplicarse
sobre un material o solución constructiva, o bien sobre un edificio o grupo de edificios.

Es obvio que existe una interacción entre todas las etapas de la vida de un edificio: diseño,
construcción, uso, mantenimiento y disposición final del edificio. Por ello, una reducción de la
inversión en la etapa de construcción puede conllevar un aumento de la inversión en las etapas de
uso y mantenimiento del edificio.

En la actualidad, la metodología del ACV es aceptada como base sobre la que comparar materiales,
componentes y servicios alternativos. La metodología de aplicación general está totalmente
estandarizada a través de las normas UNE EN ISO 14040:2006 y UNE EN ISO 14044:2006, y
consta de 4 fases interrelacionadas:

• Definición de objetivos y del ámbito de aplicación.


• Análisis de inventario, donde se cuantifican todos los flujos energéticos y materiales
entrantes y salientes del sistema durante toda su vida útil, los cuales son extraídos o
emitidos hacia el medioambiente.
• Evaluación de los impactos, donde se realiza una clasificación y evaluación de los
resultados del inventario, relacionando sus resultados con efectos ambientales observables
por medio de un conjunto de categorías de impactos (energía primaria acumulada, potencial
de calentamiento global, huella hídrica, etc.).
• Interpretación, donde los resultados de las fases precedentes son evaluados juntos, en
consonancia con los objetivos definidos en el estudio, para poder establecer las
conclusiones y recomendaciones finales. Para ello se incluyen diversas técnicas como el
análisis de sensibilidad sobre los datos utilizados, análisis de la relevancia de las etapas del
proceso, análisis de escenarios alternativos, etc.

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Impacto energético y medioambiental
Desde una perspectiva de ciclo de vida, la reducción del impacto medioambiental de los edificios
pasa por el uso de materiales renovables o reciclados de la biosfera, como la madera, las fibras
animales o vegetales, las pinturas y barnices naturales, con bajo nivel de procesado industrial. En
todos estos casos, la mayoría de la energía asociada a su producción proviene del sol, por lo que
el consumo de energías no-renovables y las emisiones asociadas se reducen considerablemente.

Al analizar los distintos productos cerámicos (ladrillos, baldosas y tejas) se observa que,
especialmente las baldosas cerámicas, tienen una gran energía incorporada, debido principalmente
al elevado consumo de gas natural durante su cocción. Respecto a las distintas tipologías de
ladrillos, el uso de ladrillos de arcilla aligerada y sobre todo de ladrillos silico-calcáreos conlleva
una clara disminución de los impactos energéticos y ambientales.

Conviene destacar el potencial de disminución de impactos existente, en los productos cerámicos,


asociado a una futura sustitución tecnológica de los actuales hornos de gas por modernos hornos
de biomasa que en realidad supondría un retorno a los orígenes de la producción cerámica
tradicional, caracterizada por su sostenibilidad, tanto en el ámbito socioeconómico como en el
medioambiental.

En cuanto a los aislamientos, el impacto de los aislantes convencionales con alto nivel de
procesado industrial -como el poliestireno o el poliuretano- es claramente superior al impacto de
materiales naturales como el corcho, la fibra de madera y la lana de oveja, o reciclados como la
fibra de celulosa.

Debido al uso cada vez más extendido de los tejidos sintéticos, la lana de oveja se ha convertido,
para la sociedad actual, en un producto con un mercado cada vez más reducido, considerándose
ya, en muchos casos, un “residuo” de difícil aprovechamiento. La creación de empresas
productoras de lana de oveja como aislamiento térmico de los edificios permitiría convertir este
“residuo” de nuestra época en una materia prima barata y abundante, que, además, contribuiría a
un desarrollo sostenible y equilibrado de las áreas rurales.

El uso de combustibles alternativos en la industria cementera supondría una valorización


energética de distintos tipos de residuos, que, de otra forma, acabarían en un vertedero o
incineradora, ocasionando unos impactos medioambientales mucho más elevados. Esta

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valorización permitiría convertir residuos en recursos, contribuyendo a cerrar el ciclo de los
materiales, concepto clave para alcanzar una verdadera ecología industrial.

Estrategia de minimización de impacto ambiental de los materiales de construcción


Una estrategia óptima para minimizar el impacto ambiental sería aquella que utilizase soluciones
que minimizaran de manera equilibrada los efectos que éstos producen sobre el Medio Ambiente,
es decir, sobre el consumo de energía, la producción de residuos y la contaminación.

Reciclaje de materiales: reutilización de la madera, utilización de materiales


reciclados/reutilizados en la construcción de las paredes, techos y suelos; uso de residuos
industriales en algunos materiales.

Cabe destacar que la madera es un recurso natural renovable, que consume poca cantidad de
energía en su proceso de transformación como material de construcción, pero los tratamientos de
conservación y protección que se apliquen pueden originar emisiones y residuos tóxicos. Las
pinturas, disolventes y los tratamientos realizados a la madera plantean importantes riesgos para
la salud humana y los perjuicios que supone al ambiente a lo largo de su producción, uso y
disposición final (WWF, 1993) .

Reutilización de residuos de otras construcciones o demoliciones, en un nivel de alta calidad y que


no sean utilizados en aplicaciones de baja importancia o descarga en los vertederos. El impacto
ambiental debido al transporte de los materiales supone un coste indirecto en términos de
contaminación en cuanto a las emisiones de CO2 producidas por los gases de escape.

La Construcción consume un 25 % de material extraído de la litosfera, cada metro cuadrado


representa 2 toneladas de material directo, afectando entre 6 y 7 toneladas de recursos y 20
toneladas si incluimos el agua de producción.

Residuos de la construcción por lo general hace que el 33% de la suma total generado por la
sociedad (5,2 toneladas por persona y año) y los residuos domésticos hasta el 8,5% (1,3 toneladas
por persona y año).

En promedio, el 60% de los residuos de la construcción se recicla en comparación con el 20% de


los residuos domésticos.

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