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MIEMBROS QUE AFECTAN EL FUNCIONAMIENTO DE LA IGLESIA

Hay personas que dentro de una congregación en vez de caminar juntos con los demás para
desarrollarse y crecer en Dios, son piedras de tropiezos para muchos.

Hablaremos de cinco características

1. Él que no se deja enseñar y cree que todo lo sabe

La Gran Comisión lleva incrustada el ser instruidos (Mateo. 28:18-20). Esto quiere decir que un
discípulo es alguien que siempre estará aprendiendo. Por lo tanto, el insinuar saberlo todo es
negar lo que eres. Como cristianos, somos personas que deberíamos estar aprendiendo
constantemente y esto nos incluye a todos, desde los pastores hasta los niños.

2. Él que critica todo especialmente la Palabra que se expone

Siempre critica todo, la palabra siempre encuentra algo que está mal, o en las personas que
asisten a la congregación,

Él se sienta en silencio durante los sermones y enseñanzas no para aprender, sino para evaluar. Su
indocilidad, es decir, su resistencia a ser discipulado, es exactamente lo opuesto a lo que Santiago
1 enseña:

“Por esto, mis amados hermanos: todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para
airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando la inmundicia
y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar
vuestras almas” (Santiago 1:19-21).

Por favor, toma en cuenta que esto no es un rechazo a la crítica constructiva, la cual es una
necesidad urgente. Sin embargo, debemos recordar que hay una diferencia entre la crítica
constructiva y la destructiva.

3. Él que provoca división.

Esto es peligroso para la iglesia ya que las constantes discordias invariablemente ocasionan
rupturas (Tito. 3.10). Este tipo de olla hirviendo finalmente se derrama, y cuando lo hace,
quebranta la unidad y hiere a la gente.

La división en la iglesia, por lo general, es el resultado de alguien que no se deja enseñar. Este tipo
de cosas viene de un extenso legado. Consideremos cómo a Diótrefes le gustaba ponerse en
primer lugar y fomentar división. ¿Cómo lo hacía? Él no se sometía a la enseñanza de los apóstoles
(3 Juan. 9-10). Él no era dócil.

Es obvio que esto es peligroso para su propia alma, pero lo es también para la iglesia. Al igual que
Diótrefes tuvo influencia en su congregación, así también el hombre que no se deja enseñar sin
duda tiene influencia en su asamblea local, y este es un vehículo para la división.

4. Él que es un ladrón de gozo.

Una iglesia que es dócil para aprender trae regocijo a sus líderes; la iglesia o el miembro que no lo
es, les roba el gozo. Es así de simple (He. 13:7,10).
Por mientras que todos están gozoso, ellos están enojados, al parecer se enojan cuando El Espíritu
Santo ministra esta alegría santa.

5. Los que cansan a los ministros y no cambian.

Este tipo de persona que no se deja enseñar constantemente desea usar el tiempo de los pastores
y de los líderes de la iglesia para sus discusiones, insistiendo en el mismo tema una y otra vez.

Es en este sentido es una perdida de tiempo. O, como diría Pablo, que su obra es en vano
(Filipenses 2:16).

Tengamos mucho cuidado de tener estas características Y SI LAS TENEMOS DEBEMOS CAMBIAR
ESTAS ACTITUDES - QUE A LA LARGA TRAERÁN DIVISIÓN A LA IGLESIA.

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