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Para el año de 1809 ya era cadete de la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII en Cumaná. En los años
subsiguientes fue designado: subteniente de milicias de infantería, en Cumaná; comandante de ingenieros y teniente, en
Margarita; comandante de artillería; en Barcelona.
El 3 de julio de 1812 resulta una fecha importante para la madurez guerrera de este joven militar quien –tras la ofensiva
de Domingo Monteverde en Caracas y la ocupación de Cúpira por ejércitos de Fernando VII–, firmó el acta de la junta de
guerra para resolver lo conducente a la seguridad de la República. Al año siguiente participó, con el ejército de Santiago
Mariño, en las acciones que darían libertad al oriente de Venezuela y que pronto se unirán en Aragua con los batallones de
occidente.
El itinerario de combates en los que participó Antonio José de Sucre es extenso, y aún mayor la cantidad de cargos de
gobierno y rangos militares que obtuvo. Entre ellos: jefe del Estado Mayor y Comandante de la provincia de Cumaná;
gobernador de Guayana y comandante general del Bajo Orinoco; General de Brigada y Jefe del Estado Mayor General, rango
que alcanzó en 1820. Sus ideales de libertad se consagraron al obtener la victoria en la Batalla de Pichincha en 1922,
logrando así la independencia de la Gran Colombia, Ecuador y enfilando contra los realistas en Perú que aún se resistían a la
declaración independiente en 1821, conseguida por José de San Martín.
Sucre siguió a Bolívar, participaron juntos en la Batalla de Junín del 6 de agosto de 1824 y el 9 de diciembre vencieron
en Ayacucho al virrey José de la Serna, último bastión español en el subcontinente. Por tal logro el Parlamento peruano
designó a Antonio José de Sucre como Gran Mariscal y General en Jefe de los Ejércitos. Emprendió camino para fundar la
República de Bolivia en homenaje al Libertador Simón Bolívar, ordenar la promulgación de su Constitución así como la
división política del país que presidiría hasta 1828. El Mariscal Sucre parte hacia Quito donde concentró al Ejército del Sur de
la Gran Colombia y así intervenir en la afrenta que Perú había impuesto, pero que fue saldada no sólo con bajas de guerra
con el Acuerdo de Girón.
Antonio José de Sucre acudió a Bogotá en pleno proceso de desintegración de la Gran Colombia y cooperar en la
pacificación. Sin embargo, al realizar una expedición fuera de Bogotá fue interceptado en las Montañas de Berruecos, cerca
de Nariño, donde fue cruelmente ejecutado el 4 de junio de 1830 a los 35 años. Los restos mortales del Mariscal Sucre
fueron llevados en la clandestinidad a Quito, años más tarde trasladados a la Catedral Metropolitana de Quito, donde ocupa
una capilla.