José David López

TAREA #1
Introducción a la Biblia

REVELACIÓN E INSPIRACIÓN

1. ¿Cuál es el Mensaje Central?

Salvación

2. ¿Cuáles son las dos formas de enfoques presentada por la escuela

reformada?

El sentido recto o evidente de la Escritura, y la exégesis histórico gramatical.

3. ¿Cuál es la Opinión de la escuela tipológica?

Ellos ven un «tipo» o símbolo de Cristo en José, en el Antiguo Testamento, en

el intento de sacrificar a Isaac, en Moisés y Josué como libertadores. Tienen
cierta razón; pero José, Isaac, Moisés y otros han de tomarse como
ilustraciones y sugerencias, y de ningún modo tomarlos al pie de la letra como
tipos de Cristo.

4. ¿Mencione el buen pensamiento de la escuela legalista?

Lo bueno de la escuela legalista es su apego a la verdad, actitud que persiste

hoy día en ciertos círculos, que dan por propósito principal a la interpretación
bíblica, descubrir otro argumento para apoyar determinado punto de vista
sobre conducta, menospreciando casi por completo el aspecto doctrinal o
teológico de la Escritura.

5. ¿Qué significa la palabra inspiración?

La palabra inspiración significa soplo hacia afuera.

6. ¿Qué sucede con el que enfrenta la Biblia?

 José David López

Enfrentarse a la Biblia es verse obligado a tener que decidirse en favor o en

autoridad contra de ella.

7. ¿Qué es la Biblia para el que la reconoce?

Es un libro con un doble propósito: que llevara a la gente a la fe en Dios, es

decir, a Dios mismo y nos enseñara cómo proceder. Nos mostrara cómo
entablar relaciones correctas con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos.

8. ¿Para qué Revelo Dios su propósito y Voluntad?

Dios reveló su propósito y voluntad para provocar en el hombre una respuesta.

9. ¿Qué escuela surgió en la Edad media y que procuraban?

En la Edad Media surgió una escuela de Moralistas, que de ciertos pasajes

bíblicos procuraban deducir los sistemas morales que les agradaban.

10. ¿Qué han expresado los grandes intelectos del pasado respecto a la Biblia?

En lo relativo a doctrina, que no debemos lanzarnos adelante con el ímpetu de

la carne a formular nuestra propia teología; debemos preguntar qué creía
Jesús, y dejar que Él sea el Gran Árbitro respecto a nuestra tesis. Que
debemos extraer de la Escritura lo que realmente contiene; y no hacer decir al
texto lo que a uno le agradaría que dijera.