Está en la página 1de 2

COHERENCIA Y BUEN OBRAR

 Jeremías 32: 38-40


38
Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 39 Haré que haya coherencia entre su
pensamiento y su conducta, a fin de que siempre me teman, para su propio bien y
el de sus hijos. 40 Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos
para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán
de mí.
 Tito 2:6 y 11-15
6
A los jóvenes, exhórtalos a ser sensatos. 7 Con tus buenas obras, dales tú mismo
ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, 8 y con un
mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera que se oponga, pues
no podrá decir nada malo de nosotros.
Coherencia: Relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de
algo de modo que NO se produce contradicción ni oposición entre ellas.
Cuando algo malo sucede en nuestro diario vivir, tenemos que preguntarnos, ¿qué
hemos estado haciendo para que esto suceda? ¿En qué nos hemos equivocado y
por qué Dios permite que suceda?
En vez de pensar que fue Satanás inmundo cochino que siempre está buscando
torturarnos, tenemos que ver nuestro propio camino, debemos escudriñar nuestros
pensamientos y analizar nuestros pasos y preguntarnos: ¿ha habido coherencia
entre lo que creo y mi forma de actuar? ¿He pensado antes de actuar? Debemos
afrontar muchas consecuencias de malas decisiones, porque no somos
coherentes entre lo que pensamos y lo que actuamos. Cuando hay una intención,
pero no hay obediencia, no sirve de nada.
Él nos ha dado un corazón para amarlo totalmente, nos ha dado una voluntad,
para que estemos sujetos a él en obediencia y completa sumisión, y nos ha dado
su Espíritu Santo para vivir una vida plena y agradable a él.
Para que haya coherencia entre nuestro pensamiento y en nuestra conducta
debemos tener un corazón temeroso a él, cuidadoso de siempre cumplir y guardar
sus mandamientos.
 MODELO BÍBLICO (Daniel 6:1-10)
A Daniel le tendieron una trampa relacionada con su costumbre de orar
diariamente a Dios. Daniel era plenamente consciente del complot, y podría haber
decidido orar en forma privada durante un mes, hasta que todo se tranquilizara.
Pero él quería actuar coherentemente conforme a su fe.
Versículo 10 Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su
casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén.
Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar
tres veces al día.
Daniel no tuvo miedo, ni negoció con el Señor, sino que continuó como
acostumbraba haciéndolo. La presión de la persecución no lo intimidó, la presión
externa o social no lo hizo actuar de forma incoherente. Daniel tuvo un corazón
temeroso y guardó los mandamientos de Dios, superando la presión social porque
puso su confianza en Dios, ya que solo quería agradarlo a Él.

CONCLUSIÓN
¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que
procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de
Cristo. Gal 1:10
Debemos dejar claro que la Coherencia con la hemos sido llamados a vivir no es
actuar hipócritamente frente a otros o para que otros me vean, y es que muchas
veces nuestro obrar cambia dependiendo de quién nos está mirando o a quien
buscamos agradar. Como jóvenes muchas veces nos dejamos influenciar del
mundo y terminamos modificando nuestra conducta según el sector social en que
nos movemos o simplemente por buscar aceptación en las tribus sociales que
frecuentamos; y esto hace que actuemos de forma incoherente. Debemos fijar
nuestra mirada en Jesús y recordar que a él es quien siempre debemos imitar.
Así tendremos coherencia entre nuestra fe y nuestra conducta y seremos
aprobados por Dios.

También podría gustarte