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ESCRUPULOS 215 tentaciones nos incitan al amor de Dios deja de tentarnos” (17). RESOLUCION: No provocaré yo jamds las tenta- ciones; 7 cuando me viese tentado, sin turbar- me ii acobardarme, resistiré varonilmente, imvo- cando con gran confianza la ayuda de Dios y de la Santisima Virgen, que no me han de faltar. JACULATORIA : Senor, no me dejes caer en la ten- tacion, antes bien, venid pronto en mi auailio para salir de ella con victoria. CAPITULO XV Escripulos. El esertipulo no es un juicio racional y pruden- te sobre la bondad o malicia de nuestros actos; no es tampoco una duda positiva y razonable apo- yada en motivos solidamente probables de una y otra parte; essune duda infundada, un receloy aprensién vana, una-sospecha concebida por leves yfitiles motivos, que. inclinan.al sujeto..a.tener por pecado,lo..que no es,o,por falta.grave lo» que~ no.es sino culpa levey Cuando.los.escriipulos no-son actos aislados y pasajeros, sino. que. son. habitua? les y p en la..p na, haciéndola»pro- (11) Vida devota, parte 4.2, cap. IX, 216 PARTE SEGUNDA, = CAPITULO XV piamente_escrupulesay- producen-en-ella-Un~estags de-ofuscacién, de temor continuoy-de~in angustias.tales, que al mismo sauuanaiad , mentanshorriblemente,-laninhabilitan-para ~war~y--practicar la..ver ao erehedas-a5an “angustias» de esp! 7 Senate y fimestos los. por extremo deplorablies } acer ocasionan los escrapulos: ademas de typ. bar la paz del alma, impiden o hacen sumaments amargo y desabrido el ejercicio de la oracién y dg la piedad; disminuyen o destruyen por complets la confianza en Dios; debilitan las fuerzas espinj. tuales, privando a la voluntad de la fortaleza ne cesaria para combatir; hacen al que los padece yo. luble, caprichoso y desobediente; le incapacitan para hacer fruto espiritual en los préjimos, quie. nes necesariamente han de retraerse de abrazar una devocién que se les muestra con caracteres tan desagradables y repulsivos; perjudican a la salud corporal, hasta el punto de conducir a veces a la locura, y en fin, por una horrible, pero explicable contradiccion, se dan casos (y nosotros hemos ¢o- nocido alguno de ellos) en que las personas eg- crupulosas, cansadas de sostener inttilmente toda esa lucha interior, y de sufrir todas esas inquietu- des y amarguras de espiritu, acaban por entregar- se a la mas desesperada relajacién de costumbres, con gravisimo dafio de sus almas, escandalo de los préjimos y descrédito de la devocion. 0 ESC RUPULOS 217 rimenten inquietud, ni turbacién nin ni : los malos efectos que ‘acompafian > ime, éstos, como hemos dicho, si no se les ataja eee conducir, en ultimo término, a la desesperacion a la enajenacién mental o a la relajacién; 1a deli. eadeza de conciencia, por el contrario, Teva a las almas a la santidad. Son sefiales dey ser uno eserupuloso® el: vivir en un continuo temor de pecar en todo; el entregarse a reflexiones y cavilaciones minuciosas e imperti= nentes acerca de las més insignificantes circuns+ tancias que acompanan a nuestros actos para ave- riguar si-ha habido o no pecado; la inconstancia o cambio frecuente de opinion, por levisimo motivoy sobre uw! mismas acciones; la pertinacia en su propio juicio contra el dictamen de los confesores, y, como consecuencia de esto, la obstinacién en acu- sarse una y otra vez de aquello que se eahatci@H no constituye pecado, y la ansiedad e intranqui- lidad continua por las confesiones pasadas, que- riendo repetirlas a cada paso, a pesar de la pro- hibicidn del director espiritual. on las»causas, de donde: pueden» proceder ‘los pulos? y varios también; por, tanto,’sus*ré* mi liga? rovienen de la ignorancia, es decir, de la falta de discernimiento entre el peca- do “deliber y la tentacién, o entre el pecado mortal y el venial; enveste caso,welwremedio esta Pn pea mare niantirs eeeeen del i ienteinstruccién en materias . tualesr Otras veces nacen:de'una complexion, melan- célicay fria onhipocondriaca} propensa a admitir pensamientos e ideas tristes, y, por lo mismo, a caer en escrupulos. Esto: u ue nace q ce a i dela naturaleza, sus impresiones se-graban 1% profundamente y de un modo mas estable en el « 218 PARTE SEGUNDA. —- CAPITULO XV pirituy en la imaginacién. Sin embargo, con la ayuda de Dios y el esfuerzo propio, continuado y paciente, parasmoderarc! temperamentowyed charvesas» ideas: tristes: y penta puede” le- garsewanlacuracionede tales,escrapulos. Tambien puede ser causa de éxios el desequilibriowdelesistes, meenervioso, y “especialmente slaedeb: add pezan lamada*ncurastenia oc psicastenia” Cuando®: adolece'de esta enfermedad, acreciéntase la vivaci- dad de Ja fantasia y facilmente acuden y se we menen ella las especies mas extrafias; lo cual, co ge ve, es terreno abonado para los escrupulos. “Hil remedio directo en este caso. esti en: fortalecersel organismo, por medio-de un “buen régimen alimenti= “cio ;-abstenerse, no de toda lectura o estudio modes, radog pero=si- de trabajos mentales» intensos,- que fatiguen*el cerebro ; desechar, en cuanto sea posible, todo cuidado y cavilacién, yetomarse-mas tiempo de, recreacion y honestos»,esparcimientos,..sobre~todom en-el:campomBueno sera, asi en este caso como en el anterior, aconsejarse de un médico inteligente y experto. Otras»veces es» la causa de los» escriipulos: ci ansiedadeexageradap ya por saber con entera, ct tidumbre si tal-o cual accién constituye o no w falta, ya por evitar no sdlo lo que es pecado, haste la» mas leve apariencia de pecado; en lo cual va envuelta cierta soberbia; que mas por sa- tisfacer al amor propio que por procurar la_ma- yor gloria de Dios, quisiera verse libre aun de la mas ligera sombra de imperfeccién, porque toda imperfeccién humilla, y el amor propio y la so- berbia, ingénita en nuestro espiritu, no se avienen con la humillaci6n. ‘El remedio contravesta*clase.de _eseriipulos*estéen-la-humildad;,ensformar un»bajo. Sauetinl gs doasierttomompenionian pee pterevertent _Cuan- o un alma se tiene en poco, no se asombra de ver- se imperfecta, ni se altera porque los demas se den ESCRUPULOS 219 uenta de sus imperfecciones; tam cienta por la incertidumbre en quested sehe dejaria algunas veces acerca de su estado presente; y asi, trabaja por santificarse cuanto puede pero sin inquietudes, sutilezas ni eseripulos, abando- nandose con filial confianza a la bondad y mige- ricordia de Dios. Yambiew pueden -provenir-los~escripulosedestras tar_con-personas. escrupulosasy*0~de-leervlibrosude teologia» moral o- de»ascéticandemasiat igori iin este caso, el. remedio esta»claroyvabandonary en.cuanto_s¢pueda,.el.tratocon»talesspersonasmys abstenerse de jeer tales*librosp buscando otras com- panias e inspirandose en otros autores, que, sin ser de conciencia laxa, adopten criterios mas benignos. A veces, en fin, como afirma*San*LorenzoJusti- niano (1)y~es-el demonio quien, actuando. sobre al- guna» de las»causas que aio ae cienta. la»turbacion y fomenta, los escrupul ’ el. designio. de que, tormandose el sujeto, una con- ciencia errdénea,. legue a~cometer’ pecado’ mortally o. venga, al fin, a» perder la»confianz: i caer. en la-desesperacion. No es facil (mi es tam- poco necesario) discernir cuando los escripulos son debidos a la influencia del espiritu maligno y cuando no. Para contrarrestar el maléfico influjo de este enemigo de nuestras almas empléese alguno de los remedios particulares que quedan indicados, segin el caso, valiéndose al mismo tiempo de otros generales, que vamos a exponer a continuacion. (1) De discip, et perfect. Monast. conver., cap. II. 220 PARTE SEGUNDA. -— CAPITULO Xy 2 Gracidh.—si te vieres atormentado de og. eriipulos, levants tu corazon a Dios y ora; pide. a) Senor luz para adquirir el verdadero discernimienis toventre-elybien y el mal, como la pedia aquel cig. go del Evangelio, clamando a Jests: Senor, yo vea (2); y»suplicale,.por, mediacion de la’ San. tisima. Virgen, que ahuyente de ti-esa-borras terior de dudas-y temores nocivos;»para»ques das conocer su voluntad. y.servirle meena paz»y. tranquilidad de. animop Al orar, procura dj- latar tu corazon con sentimientos de grande con. fianza en Dios, mirandole como Padre bondadoso y amorosisimo, y no elijas por materia de tus me- ditaciones asuntos tristes o terrorificos, sino, por el contrario, asuntos propios para despertar en el] corazon afectos suaves de amor filial, de esperan- Za. VuS medios para librarse de los escripulos. U obediente..cantard victoria, se lee en el libro de Jos. Proverbios,.(3).-Hleque»obedezea-r inector;-desechando»como tentacién ; las_sutilezas-y cavilaciones que le a. I para»rehuir esa obediencia,» libre..de rrave-enfermedad; mas el que no ol dezca, pretextando que el confesor es laxo de con- ciencia, que tiene como escrupulo lo que es ver- daderamente pecado, o que no conoce suficiente- mente su interior por no acertar él a explicarse bien, o alegando otras razones especiosas por el estilo, no se curara de aquélla. Este tal debe im- putarse a si mismo la causa de su mal, y aunque sea digno de compasién, como lo son to- dos los que sufren, sin embargo no lo es tanto como comunmente se cree, y se propala, porque, (2) Lue. XVIII, 41. (3), Prov, XXI, 28. ES CRUPULOS 221 un solia decir San Franciscoude: , ak su gran espiritu de -indulgencia, eh nol en ultimo término, la»raiz-de los escriipulos que padecen estos» espiritus’ tercos .y desobedientes,...si pien se busca, se hallaraen”el orgullo. més.-ting, Llamabale fimo, porque es tan sutil y delicado, que engafia a los _mismos que adolecen de este achaque. La razon que daba»para~estowelmsanto Doctor es*que=“elvquepadecevesta»enfermedad»no quiere=resolverse” a ceder’ al juicio-y* consejo:deslos que. estan instruidos en los caminos del Senor;-pre- tendiends “siempre “que -prevalezca su» opinion so- preslavde los mas ilustrados? pues si quisiese so- meterse a éstos y renunciar a su propio dictamen, sanaria luego y quedaria su espiritu en paz y so- siego. A la verdad, ;no es muy justo que padez- ca un enfermo que no quiere aceptar y practicar Jos medios que se le dan a proposito para su cura- cién? ,Quién se compadeceria del que se dejase morir de hambre y sed en medio de la abundancia de todo cuanto pudiera saciar la una y la otra? Si el Espiritu Santo nos ensefia en las Sagradas Hs- crituras. que. la desobedienciaes un delito seme jante a la idolatria y a los sortilegios (I Reg. XV, 23), gqué diremos de la terquedad de los eseru~ pulosos, tan idélatras de sus propios dictamenes y tan esclavos)de sus propias opiniones, que se que- dan reacios y aferrados con sus ideas, a pesar de cualesquiera reflexiones que se les hagan y de cualesquiera seguridades que se les den del ningt fundamento de sus | misteamimacinano* ioe ru mal encubierto orgullo, que en todo se les lisonjea Oa la, o que no se les entiende o que ellos | explican, bien?” (4). Por estas razones, los escrupulosos, que no se someten con docilidad al dictamen de sus directo- _eeceeenines ts (4) Espiritu, parte 3.4, cap, XX. 222 PAWN, BEAUMDA. —~ GAPITUIA #Y res, en vez de acusarm on Una ore peddle Me aquellos pensnmientos, palabras 7 acronis, ate gon la materia ordinaria de sus eneripulos, rian acusaree, y Gato len nore roucho ms chowo, do su (nobediencls y tonseidad de fuletoy y de low dafios que al eypiritu y aia mene wold, de cuerpo estin eausatido con om rebeldia, formande después propositos firmes de enmlenda. 2 Gonviene saber que » veces los cacripulow pro, vienen de la digposiclon de Dios, que en 6 fabla y sempre adorable Providencia retira en Clertay orasiones sus luces expeclales, porque ti por eve medio purificar o algunas ulmas, 0 © mentarlag en ja humildad, o desasirlas de los gustos y congg. laciones senuibles, o amaeptrarlas en jon caminos y obsticulos de la vida espiritual, para que puedan con mAs acierto y experiencia dirigir 4 otras almas, Por eso no han faltado en todo tem- po grandes siervos de Dios, que han pasado por esta prueba de los eseripulos. Asi, por ejemplo, de San Buenaventura se lee que a veces, por esertpy- lo, dejaba pasar muchos dias sin atreverse a cele brar él Santo Saecrificio de Ja Miss, San Ignacio de Loyola fué terriblemente atormentado de esta en- fermedad, de la que se curb sometiéndow rendida- mente a la obediencia de un prudente confesor. San- ta ape apa era sumamente escrupulosa en Ia reei- tacién del Oficio divino, tanto, que con frecuencia re- petia dos y tres yeces una misma hora canonica, sin guedar nunca tranguila, hasta que el Sefior, por medio de un Angel que Je envid, en figura de astor, la advirtib de este esertipulo y Sonal ero cuando los eserapulos vienen dé Dios 1 de particular, como afirma el P, Faber, qo en ellos vamos marchando a la perfeccion, gin que sean obstéculo; antes bien, sirviéndonos ellos de medio. Cuanto ms nos molestan, m4s constantes estamos en nuestros ejercicion espirituales, més be 222 PARTE SEGUNDA. —- CAPITULO XV res, en vez de acusarse en una y otra confesién de aquellos pensamientos, palabras y Aacclones, » qua son la materia ordinaria de sus rapulos, debe. rian acusarse, y esto les seria mucho mas prove. choso, de su inobedieneia y tenacidad de juicio, de los dafios que a! espiritu y a ja eee salud de] cuerpo estin causando con su rebeldia, formando después propdsitos firmes de enmienda. Conviene saber que a veces jos eserapulos pro- vienen de la disposicidn de Dios, que en su sabia y siempre adorable Providencia retira en ciertag ocasiones sus luces especiales, porque quiere por ese medio purificar a algunas almas, 0 cimentarlag en la humildad, o desasirlas de los gustos y conso- laciones sensibles, 0 amaestrarlas en los camino y obstaculos de la vida espiritual, para que después puedan con mas acierto y experiencia dirigir a otras almas. Por eso no han faltado en todo tiem- po grandes siervos de Dios, que han pasado por esta prueba de los escriipulos. Asi, por ejemplo, de San Buenaventura se lee que a veces, por escrupu- lo, dejaba pasar muchos dias sin atreverse a cele- brar el Santo Sacrificio de la Misa. San Ignacio de Loyola fué terriblemente atormentado de esta en- fermedad, de la que se curd sometiéndose rendida- mente a la obediencia de un prudente confesor. San- ta Ludgarda era sumamente escrupulosa en Ia reci- tacién del Oficio divino, tanto, que con frecuencia re- petia dos y tres veces una misma hora canonica, sin quedar nunca tranquila, hasta que el Sefior, por medio de un Angel que le envid, en figura de un pastor, la advirtio de este escripulo y se corrigio. Pero cuando los escriipulos vienen de Dios, tienen de particular, como afirma el P. Faber, que “con ellos vamos marchando a la perfecci6n, sin que nos sean obstéculo; antes bien, sirviéndonos ellos de medio. Cuanto mas nos molestan, mas constantes estamos en nuestros ejercicios espirituales, mas he- BACH SCRUPULOS 293 ignos y pacientes con los dem4s, ma i meeuestros confesores y directores, Vatneoeriae mente vamos a Dios con una plenitud de confianza filial, tan libre de temor servil, como de presuntua, ga familiaridad; sdlo se nota entonces en nosotros una expresion de pequefa pena, mezclada con nues- tra sonrisa” (0). Mas al fin, ios eseriipulos, de cualquier especie qua fueren, no son, de suyo, una cosa buena y ape- tecible, como es la virtud por si misma; antes al contrario, son ordinariamente perjudiciales, se- gin hemos visto; y si a estos Ultimos, es decir, a los qué vienen de Dios, acompafian esos efectos salu- daples que acabamos de indicar, no es porque los mismos escripulos produzcan directamente y por su propia naturaleza tales efectos, sino porque da persona virtuosa, ayudada de ladivina-gracia, toma» ocasién de aquéllos para hacer-actos,de»vencimien- toyedesabnegacion, de ~humildad;»de»pacienciay-de. fortaleza, ete.) por cuyo, medio se santifica. mas*y mas, como la toma y se’ aprovecha, para susadelan- tamiento. espiritual, de las tentaciones*y de las en- fermedades, que el. Senor le envia. Por lo cual, asi como debemos luchar contra esas tentaciones y poner los medios convenientes para librarnos de esas enfermedades, porque tal es la voluntad de Dios (aunque sea #1 mismo quien las dispone o las per- mite), asi también es voluntad suya, que, en cuan- to esta de nuestra parte, pongamos los remedios oportunos para librarnos de toda suerte de escru- pulos, si bien estando a la vez dispuestos a aceptar con entera sumjsién y paciencia, por todo el tiem- po que El fuere servido, los golpes que nos vengan de su mano siempre paternal, y las pruebas o pu- rificaciones a que quiera someternos. (5) Progreso de la vida espiritual, cap, XVII. 224 PARTE SEGUNDA. — CAPITULO XVI _ RESOLUCION: Si el director espiritual me advip. tiere que soy escrupuloso, procuraré curarme tal enfermedad, sometiéndome rendidamente a las prescripciones y consejos que me diere para su r medio, ; JACULATORIA: Libradme, Dios mio, de las tinie. blas, perplejidades y angustias de espiritu, ilumi. nando mi entendimiento y concediéndome Ia ver. dadera paz del corazon.

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