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te CUARTA _ EDICION ott 19. Vanidad La Vanidad es hija de la Soberbia y del Amor propio; su reniado existe en todos los corazones, sobre todo mujeriles. Es un vicio que nace con el hombre, y crece y se desarrolla en mas 0 menos escala, segun los medios que se le propor- cionan. La vanidad es un vicio que levanta al alma de la tierra en alas de fantasticas imaginaciones y locas quimeras que presto pasan y se desvanecen como el humo. La mujer principalmente la lleva infiltrada dentro de su propio ser, y antes muere ella, diré, que la vanidad que lleva consigo. 102 VIRTUDES Y VICIOS Si le da pabulo con la Sensualidad, crecera, crecera de una manera gigantesca, arrastrando el alma hasta su per- dicién. Si la pone a raya y la domina con el espiritu y la ra- zon, la debilitard, la encadenaré, aunque jamas podra des- tronarla por completo. La Vanidad es una pasi6n terriblemente tenaz. Mientras viva el hombre, debera durar la lucha contra ella y la guerra para derrocarla. Es la Vanidad una serpiente de siete cabezas: cuando se le aplasta una levanta otras. Es tan sutil la Vanidad que en compafiia del amor propio, de donde procede, se introduce en todo corazén; en lo humano y en lo divino; en lo material y en lo espiritual; en lo sano y en lo perverso; en el teatro y en el Templo; debajo de la seda y debajo del sayal; de los mantos reales y de los ha- bitos mas pobres y humildes. Llega a tal grado su descaro, que corrompe hasta los actos de la mas acendrada piedad y santa devoci6n; y se introduce, jhorror! hasta el fondo mismo de las virtudes, emponzofandolas! Igualmente se encuentra en los bailes que en los entie- rros: es un vicio maldito que atin en los sepulcros existe, no contentandose con Hegar hasta los umbrales de la muer- te.., La mujer esté amasada, diré con la Vanidad. La lleva consigo como una segunda naturaleza. En sus pensamientos, deseos, movimientos, aspiraciones y respira- ciones se encuentra; en sus potencias y sentidos, y aun en el fondo de su espiritu aparece. Dobles armas necesitan la mujer para derrocar a tan ho- rrible vicio; y es un gran triunfo para ella, el poderlo domi- nar y en parte vencer; porque es un monstruo con muchas vidas y es necesario apufialearlo sin descansar jamas. Es indespensable, para emprender con fruto la vida es- piritual, derrocar la vanidad y ponerla eneadenada debajo de los pies. SEGUNDA FAMILIA — HUMILDAD — VICIOS 103 El primer escalén de este camino del espiritu aqui se encuentra: sobre todo, si es mujer la que intenta llegar a la Perfeccion. Sin pasar por este escalén la vida espiritual sera ilusoria, pues no puede existir en una alma en que domina la Vanidad. Es la Vanidad en la vida espiritual un dique poderoso que detiene las comunicaciones divinas. En el acto mismo en que el alma se siente hinchada con las gracias, atribuyéndolas a sus propios méritos, éstas se re- tiraran y la abandonan. No hay cosa que mas rechace al Espiritu Santo como la Soberbia y todos los vicios que de ella se derivan. Es la vanidad un secreto levantamiento del corazén; un humo ilusorio que ilumina los actos de la criatura a sus propios ojos con arreboles que pasan, dejandole después los esqueletos y desencantos de las tristes realidades... Es la vanidad la quimérica fantasia que se desvanece y pasa dejando a su dorado transito por el alma punzantes remordimientos. Es un viento que envuelve al corazon, hin- chandolo momentaneamente, dejandolo después triste y em- polvado. Es la Vanided la locura universal del corazén humano: es la humareda espesa con que Satands ofusca al entendi- miento, levantandolo para dejarlo caer después de las altu- ras. Es la polvareda que en las almas ligeras levanta Sata- nas, Ilendndolas de tierra y de basura. Las riquezas dan a la Vanidad un impulso extraordina- rio, y los honores y los altos puestos en el mundo y atin en las religiones, la hacen agigantarse. En Ja vida espiritual, ademas de ser un dique, es una plaga que desvirtiéa los actos mas santos contaminandolos con su contacto. Una alma vanidosa lleva consigo a otros vi- cios inseparables de la Vanidad, como son la Soberbia, el Orgullo, la Presuncién, Pedanteria, Fatuidad, (hermana de ella misma), la Pretensién y el Amor propio. jDesgraciada el alma que se deja coger con tan finas redes! 104 VIRTUDES Y VICIOS El remedio contra la Vanidad es muy arduo, implica grande fuerza de voluntad acompafiada del propio desprecio. Esté en el quebrantamiento constante de todo interno levantamiento, con actos de humillacién profunda, Esta en el ir siempre en contraposicién directa con todas las inelinaciones que a ella conduzcan. Esta en el estudio y en la meditacién de tal vicio para llegar a dominarlo y a vencerlo, Mas ain; se necesita recurrir a la fuente de toda gra- cia, por medio de la Oracién, para alcanzar la Victoria con- tra este vicio que llega a ensefiorearse de las obras, palabras y fasta de las pensamientos de la criatura. La vanidad Iega a formar una segunda naturaleza en el hombre a tal grado, que inficionando los actos del alma, Hega este emponzonado vicio hasta ser como natural en sus operaciones todas. Muy fina es la vanidad y hasta en los mas secretos re- pliegues del alma se introduce. Se tiene Vanidad en el hablar y en el callar; en el an- dar y en el sentarse; en la elegancia y en la pobreza; en los movimientos, palabras, escritos y pensamientos; oraciones y devociones; en el comer y en la sobriedad. En el aire que respira el hombre, se encuentra. En las Religiones, existe la Vanidad en grandisima es- cala y hay conventos que son focos del Amor propio y de la Vanidad. EI alma que abrazada de la Cruz se renuncia alcanzara doblegar a la Vanidad, y tendra suficientes fuerzas para te- nerla encadenada a sus pies. jFeliz el alma que venza la va- nidad! subira a un grado muy alto de perfeccién. CC 14, 352-359. SEGUNDA FAMILIA — HUMILDAD — VIRTUDES 53 3. Modestia La Modestia es hija de la Pureza y de la Humildad; y la verdadera Modestia, no consiste tan solo en un exterior recogido, sino que muy especialmente tiene su morada en el fondo del alma que la posee: de lo que hay en el interior, brota al exterior de la eriatura naturalmente. No es una virtud que llevan solamente los pequefios, o por naturaleza cortos 0 encogidos: no es tampoco una virtud de melindres, sino gallarda y hermosa, aunque en la oscuri- dad de su ocultamiento. Es virtud que se esconde especialmente en los corazones puros. Es virtud altisima que llevan, en verdad, tan solo las almas grandes y que valen para Mi. También es cualidad natural esta virtud en algunos co- razones, apreciable por cierto, pero sin ningun valor para el cielo. 4. Modestia Espiritual La modestia sobrenatural es la que se llama virtud, y esta Modestia llega a su ultimo grado en la perfeccion de un alma; pues hay la Modestia espirtual perfecta que va muy arriba, a pesar de caminar debajo del mas profundo oculta- miento. Se abriga esta modestia santa en los corazones des- pegados de la tierra y de si mismos, en los que, ademas de pisar y despreciar todo honor mundano, se desprecian, se pi- san y se renuncian totalmente a si mismos. En esto consiste la Modestia espiritual perfecta. No tan sdlo en el exterior hu- milde de lo que dentro del corazén esta; sino en el oculta- miento interno de todo lo que pueda atraerle la mas peque- fa alabanza ajena, cuidandose mucho también de la propia, (Esto no va con el Director, naturalmente, porque muy es- pecialmente para con él, debe ser la virtud de la claridad, de Ja cual hablareé ). jCudnto me agrado Yo en el alma que de veras posee esta virtud bendita, con el alma que se oculta a todas las mi- 54 VIRTUDES Y VICIOS radas que pudiera atraerle alguna alabanza, de todo lo que pudiera encumbrarla! Y pasa atin mas alla esta virtud per- fecta nacida de la Humildad: pasa en su segundo grado, a pro- curar altisimamnete los desprecios ajenos, y a formar de ellos su preferido y grato alimento. Este es el segundo grado de la Modestia espiritual per- fecta: el buscar ocultisimamente los desprecios ajenos ;Oh, bella virtud que diviniza el alma que te posee! Estas virtudes escondidas, que sélo son perceptibles para Mi, no se imaginan cémo las premio. La Modestia tiene un perfume especial que trasciende, y mientras mas se oculta, mas aumenta e! aroma con que re- crea mi Corazén. La Modestia fingida 0 la pantomima de Modestia que corre generalmente por el mundo, no tiene per- fume, porque es falsa: la Hipocresia es la capa con que se cubre; el apoyo de la Modestia verdadera se encuentra en el desprecio propio; su gozo en las humillaciones: su fisonomia es la de su madre la Humildad, y su centro en donde vive feliz esta en la oseuridad y en el ocultamiento, Sus enemigos, que furiosamente la asechan son la Vana- gloria y la Hipocresia, la Soberbia y la Disipacién. Maria es el amparo de esta virtud, pues ella es la Mo- destia misma por excelencia, como es también el arca divina que contiene en si tedas las virtudes, gracias, dones y frutos del Espiritu Santo. CC 13, 214-218. 5. Pudor El Pudor es hijo de la Pureza y de la Modestia y her- mano de la Inocencia y del Candor. Es muy amado de mi Corazén divine. El Pudor existe en las mujeres principalmente, pero es- te es el Pudor natural, cuyo color es mas vivo en ellas y es- pontaneo en su sexo. Pero no es de este Pudor del que voy a hablar, aunque es bueno, y jay de la criatura que lo pier- da!, pues es una cualidad especial que puse Yo en ella al criarla, para su defensa contra el enemigo, cualidad de la SEGUNDA FAMILIA — HUMILDAD — VIRTUDES 55 cual me ha de dar cuenta a la hora de su muerte. Voy a ha- blar de otro Pudor que existe en el alma, Pudor sobrenatural, del cual propiamente se forma la Virtud del Pudor. 6. Pudor Espiritual El Pudor del alma consiste en un vergonzoso rubor que le causa Ja santidad que en si lleva, es decir, la posesién com- pleta en mds 0 menos escala de las virtudes todas, que es lo mismo; y este Pudor, es el que atrae sobre el alma mis mira- das de complacencia amorosa y tierna. En este Pudor en el alma, una vergiienza santa que cau- sa produce en ella la Modestia y la Humildad profundisima: y llega esta virtud sublime a unirse de tal manera al alma que la posee, que lo que es sobrenatural y mucho, Hega a aparecer como natural en ella, por el nuevo ser que le ha co- municado esta misma virtud. Este grado eminente y sublime de las virtudes de Mo- destia y Humildad que producen en el alma el Pudor santo, solo el Espiritu Santo lo regala y comunica, y tan sélo a muy escogidas almas. Yo no me desposo jamas, sino con las al- mas pudorosas... y ;saben cuales son éstas? Las que, tenien- do mis riquezas, son como si no las poseyeran... las que, es- cuchando mis ternuras, se esconden... y levantandolas Yo, se abajan. Estas son las almas que Yo escojo para Hamarlas mias. CC 13, 218-220. Los enemigos del Pudor exterior son muchos, Una vez desatados hacen terribles estragos en las almas; pero el Pu- dor espiritual e interno, de que he hablado, no tiene enemi- gos, porque exisle en unas regiones tan intimas en las que sdlo 0 me comunico, que ningun enemigo puede entrar a perturbarlo. En mi reino, Satands no entra: en lo que es mio, él no tiene ni puede tener parte. CC 13, 225. Al Pudor del alma pura, también lo acompaiia siempre la Presencia divina, y ella es su centro, su vida y su envol- tura; porque en el pudor del alma, todo es divino, y la na- turaleza no penetra ahi. El alma con Dios, y Dios con el alma

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