Cómo lograr una iglesia sana

1 0 características
El tema del crecimiento de la iglesia es siempre actual y
desafiante. El tema del crecimiento de una iglesia sana pro­
pone un paso más avanzado.

Stephen Macchia, presidente de “Visión Nueva Inglaterra",

escribió Cómo lograr una iglesia sana desde la perspectiva
de iglesias que tomaron riesgos, cambiaron sus paradigmas y r 1

crecieron. Este libro está diseñado como un manual práctico á

e instructivo; la meta es motivarlo a usted y a su iglesia a que
den los pasos que lleven a su iglesia a un crecimiento genui­
no.

Hay diez características que Macchia propone como la clave

para lograr una iglesia sana. Un capítulo adicional aplica las
enseñanzas del libro a nuestras iglesias hispanoamericanas.

Macchia nos entrega ejemplos concretos y preguntas estimu­

lantes. Este libro es un desafío para que los líderes como
usted motiven a sus iglesias para que lleguen a ser iglesias
vibrantes y sanas.

Para m ás estu d io y reflexión

17036 Tentación y misión, Cecilio Arrastia

■ i
46103 El líder con poder, Calvin Miller
46154 Refrescante experiencia con Dios. Henry Blackaby

ISBN 0 - 311 - 1 7 0 3 ñ - S EDITORIAL

IViJ.
T 1

9 780311 170388
 Contenido
Prólogo por Gordon MacDonald ................................................... 7
Prefacio por Haddon R obinson........................................................11

Reconocim ientos................................................................................... 13

Introducción .......................................................................................... 15
1. Los ingredientes esenciales de un ministerio s a n o ..........................21
2. Característica 1 - La presencia de Dios que da p o d e r .................... 33

3. Característica 2 - La adoración que exalta aD io s ........................... 49

4. Característica 3 - Las disciplinas espirituales .......................... 69
5. Característica 4 - Aprender y crecer en com unidad.................93

6 . Característica 5 - El compromiso de expresar las relaciones

interpersonales en a m o r ..................................... 115
7. Característica 6 - Desarrollo de un liderazgo de s e r v ic io ..139

8. Característica 7 - Un enfoque hacia a f u e r a ............................ 163

9. Característica 8 - La administración sabia y la autoridad
responsable ......................................................... 189
10. Característica 9 - Crear redes entre los miembros del cuerpo
de C risto ............................................................... 217
11. Característica 10 - La mayordomía y la generosidad ................. 241
12. El proceso de llegar a ser una iglesia s a n a .....................................263
13. Aplicación a las iglesias hispanoamericanas .............................. .2 7 3
r

Prólogo
Llegué a Nueva Inglaterra* hace más de 25 años como pastor joven
para iniciar mi ministerio. Francamente, si hubiera conocido todos los
chismes acerca de la aparente imposibilidad de llevar adelante un minis­
terio eficaz en la mayoría de las ciudades del Nordeste, temo que me
hubiera sentido intimidado y me hubiera ido a cualquier otro lugar.
En un tiempo uno escuchaba siempre la frase: “Nueva Inglaterra es el
cementerio de los pastores”. Si no: “Nueva Inglaterra es una zona ya que­
mada; las iglesias no pueden crecer aquí”. Si no: “Puede ser que en el
Estado de Florida eso pueda suceder, pero no funciona aquí”. Si tuviera
un dólar por cada vez que he escuchado frases similares, ya sería un hom­
bre rico.
Bueno, aquí estoy, 25 años después. Confieso que he acumulado cica­
trices, historias, y toda una lista de esfuerzos mal venidos que comprue­
ban que el ministerio en esta zona es sumamente difícil, posiblemente
más difícil que en cualquier otro lugar del país. Por cierto, he conocido a
pastores que sintieron que habían fracasado aquí y que luego fueron a otra
región de los Estados Unidos de América y tuvieron un éxito formidable.
También he visto llegar aquí a líderes que habían gozado de un gran éxito
en otra parte del país, y después de pocos años, se retiraron sintiéndose
fracasados totalmente. ¿Quién lo entiende?
Casi todo ministerio conocido del país ha venido a Nueva Inglaterra
para celebrar alguna conferencia o seminario con la esperanza de que
ellos nos iban a cambiar. Y por cierto, casi todos han sido de beneficio en
alguna manera. Pero casi ninguno, ni los conferencistas ni los organi­
zadores de los eventos, entendió el carácter único de la cultura del
Nordeste, que a mi juicio se parece más a Europa que cualquier otra parte
de los Estados Unidos de América.
Aquí el clima es inhóspito e imposible de pronosticar; las propiedades
son escasas y excesivamente caras. Existe un ambiente secular que im-

Prólogo
pregna la vida comunitaria y a menudo se expresa por un sin fin de
reglamentos que suelen obstaculizar la vida y el crecimiento de las igle­
sias. La gente de Nueva Inglaterra tiene una alta “conciencia de pueblo”
y se demuestra por una cultura orientada hacia las reuniones comuni­
tarias, especialmente en lo que tiene que ver con normas municipales.
Hace un tiempo había un programa de televisión donde se celebraban
reuniones comunitarias con cierta regularidad. En ellas periódicamente se
escuchaba una voz áspera que decía: “ ¡No estoy de acuerdo!”. Todos
creemos conocer a esa persona. Está sentada en la tercera fila, lado
izquierdo de la iglesia.
A los habitantes de esta zona les gusta tener bajo sospecha a sus
líderes, desconfían de cualquier cosa que llega a ser demasiado grande o
que escapa su escrutinio. Tienen sospecha de cualquier cosa que suceda
al oeste del el río Hudson, especialmente cualquier cosa que tenga su ori­
gen en California o en Texas. Los que no viven en Nueva Inglaterra lla­
man “esnobismo” a esta tendencia. Nosotros que vivimos aquí la vemos
como la sabiduría de los siglos.
Somos una región donde en otros tiempos ha habido grandes avi-
vamientos espirituales, como también tiempos de herejía flagrante. Las
personas de esta zona son conocidas como quienes tienen casi una idola­
tría en cuanto al intelectualismo y la independencia. El sectarismo está
profundamente atrincherado en la mente de las agrupaciones étnicas; la
unidad familiar cerrada que excluye a otros, y como consecuencia es muy
difícil lograr cambios.
Pero somos una región que también es un hervidero de ideas que
se extienden al mundo entero. Más líderes en el mundo de los negocios y
del gobierno han recibido su educación en nuestra región que en cual­
quier otro lugar. La influencia que ejerce la región sobre el gobierno en
Washington es enorme. Lo que ocurre en esta zona compuesta de seis
Estados puede influenciar el mundo. ¡Y lo ha hecho!
¿Qué significa todo esto en cuanto a la iglesia? Desafortunadamente,
a veces la cultura regional se infiltra en la iglesia y afecta el clima espiri­
tual. Es por eso que los evangélicos de esta zona han luchado contra una
historia de independencia y aislamiento. Es por eso que las divisiones
dentro de la iglesia han llegado a ser casi un modo de vida, que los cam­
bios en nuestro pequeño mundo se producen con lentitud, y que los pas­
tores jóvenes y capaces se van de la zona frustrados y a punto de llorar.
Habiendo dicho todo esto, yo amo a Nueva Inglaterra y amo a los
habitantes de esta zona. Ellos son mi pueblo y esta es mi tierra. En 1640
algunos de mis antepasados caminaron por la calle principal (en ese tiem­
Prólogo
po un sendero) de mi pueblo de Lexington, Massachusetts. Llevo a este
lugar en mi sangre. Y estoy convencido de que Dios tiene propósitos
poderosos en el futuro para esta región.
He presentado este cuadro oscuro porque quiero que también sepa
que todo esto está cambiando. Esto ha sido mi gran gozo a través de los
25 años que llevo en el ministerio aquí. He tenido un panorama formida­
ble al observar la renovación que el Espíritu de Dios está produciendo en
las iglesias. Los líderes se han unido para orar, para dialogar, o para inter­
cambiar ideas. Las iglesias están aprendiendo cosas nuevas unas de otras.
Las congregaciones están empezando a mirar más allá de su propia políti­
ca y costumbres, y preguntándose cómo pueden conectarse y servir jun­
tos en bien de sus comunidades.
Si hay un catalizador en esta renovación espiritual en Nueva
Inglaterra es el Congreso Anual de Visión Nueva Inglaterra, donde más
de 10.000 personas se congregan en enero para celebrar tres días de ala­
banza a Dios, enseñanza de la Palabra y aprendizaje por medio de la obra
del Espíritu. Recuerdo aquellos días cuando en el Congreso anual nos
felicitábamos si había varios centenares de personas. Ahora, nosotros “los
viejos” miramos con asombro a los miles que se anotan con meses de
anticipación, dejan sus ocupaciones regulares por tres días, y “tragan’
todo lo que reciben de los conferencistas y otros expertos que forman
parte de la conferencia. No he visto algo igual en todo el país.
¿Cómo se ha producido esto? La respuesta se encuentra en lo que
Stephen Macchia relata en este libro. Él desarrolla los principios que son
tan antiguos como es la historia de la iglesia. No tienen que ver necesaria­
mente con las nuevas técnicas sobre la organización de la iglesia que
podemos leer en los libros que están inundando el mercado actual. No
son las observaciones de psicólogos, administradores o consultores. Más
bien, estos principios representan la experiencia acumulada de docenas de
pastores de diferentes denominaciones y tradiciones que han perseverado
en sus funciones y han descubierto que la constancia y la fidelidad son
premiadas por Dios. Yo conozco personalmente a la mayoría de los hom­
bres y las mujeres que Macchia cita en este libro. Lo que ellos han dicho
no es algo trivial ni la especulación idealista de soñadores. Ellos han
tenido “las manos en la masa” y los resultados están a la vista de todos.
La iglesia de Jesucristo en Nueva Inglaterra está siendo vivificada porque
estos principios se están poniendo en práctica.
El Espíritu Santo está derramando su unción sobre siervos fieles;
nuevas iglesias están siendo “plantadas cada semana; personas santas
están sintiendo cada vez más una carga por lograr la reconciliación entre
Prólogo
las razas, sexos y generaciones. Los adultos jóvenes se están reuniendo
para tiempos de alabanza, oración intercesora y proyectos misioneros.
Esta es la Nueva Inglaterra de mi padre, un lugar donde los pastores
se daban por vencidos. Esta también es la Nueva Inglaterra de mi hijo,
donde el cielo está abierto y sin límite para la proclamación del evange­
lio, en una región donde las personas están cada vez más deseosas por
conocer las perspectivas bíblicas sobre la realidad. Si usted lee este libro
con cuidado, descubrirá por qué existe esta realidad y qué es lo que las
iglesias están haciendo para responder a ella. Probablemente, lo que se
pueda aprender de estas páginas puede aplicarse en cualquier parte del
mundo, ¡aun en Texas y California!
Gordon MacDonald
* Nueva Inglaterra se refiere a una zona de seis Estados en el nordeste
de los Estados Unidos de América.
Prefacio
Haga un juego de palabras conmigo. ¿Qué viene a su mente cuando
lee la palabra iglesia! ¿Se imagina un edificio con campanario, bancos de
madera oscura, cruces, platos para la ofrenda? ¿Escucha el sonido sonoro
de un órgano, un coro melodioso, o el canto entusiasta?
¿O la palabra iglesia estimula recuerdos de la niñez cuando se movía
inquieto durante los sermones o jugaba a la mancha en las aulas de la igle­
sia? ¿O se recuerda de maestros de la Escuela Dominical que contaban
historias de Sansón, David y Daniel y, por supuesto, de Jesús, todos ellos
tan reales para usted como eran las historias de Superman, Batman o el
Llanero Solitario?
¿O revive otra vez el sabor seco del pan y la dulzura del jugo de uva
o el del vino de la cena del Señor? ¿Viene a su mente un domingo en par­
ticular cuando el sermón lo conmovió como si hubiera sido el único pre­
sente, a pesar de ser uno más en medio de la multitud? ¿O recuerda el día
en que usted se hizo miembro de la iglesia?
¿O la palabra iglesia pinta otros cuadros en su mente? Aquellos rela­
cionados con bautismo, una boda, un funeral, cultos evangelísticos, la
confirmación, reuniones de comité, cenas servidas en platos desechables.
¿O quizá recuerda aquel momento en un campamento cuando usted
decidió entregarse totalmente a Dios?
Cuando usted lee la palabra iglesia, ¿siente buenas sensaciones?
¿Una sonrisa? ¿La calidez y la tranquilidad de la aceptación? ¿La reve­
rencia y el amor por la cercanía a Dios? ¿O acaso siente sensaciones
negativas como aburrimiento, rabia, confusión, culpa, rechazo? ¿Pensar
en la iglesia le trae recuerdos de arrogancia, hostilidad, manipulación,
enojo o irrelevancia? ¿O en un domingo lluvioso, usted piensa en la igle­
sia como un pobre sustituto de un día de campo o un partido de fútbol?
La iglesia le trae recuerdos y emociones desde lo más profundo de su
ser, ¿verdad? Algunos de esos recuerdos son gratos, otros dolorosos, y la
mayoría una mezcla de los dos.
____
 Prefacio
¿Se ha dado cuenta de que cuando los cristianos piensan negativa­
mente acerca de la iglesia, piensan en “ellos” y no en “yo”? La iglesia es
una institución impersonal, algo alejado, un grupo ajeno a ellos.
Pero nosotros somos la iglesia, ¿no es cierto? Usted y yo. Podemos
tener una fe personal, pero no una fe individual. No podemos ser cris­
tianos en forma aislada. Cada cristiano, para ser completo, debe ser
miembro de una agrupación de hombres y mujeres seguidores de Cristo.
Por lo tanto, si somos parte de una asamblea vital y radiante de creyentes,
que va creciendo, depende en cierta medida en nosotros.
Pero si tenemos la esperanza de impactar en una manera distinta a
nuestras iglesias, necesitamos saber cuáles son las características de una
iglesia sana. Más importante aún, necesitamos saber cómo las iglesias
enfermas pueden ser sanadas.
El pastor Steven Macchia ama a la iglesia y ha invertido una parte
importante de su vida haciendo una pregunta de gran percepción: ¿qué
cosas están bien en la iglesia? Ha investigado congregaciones vibrantes y
crecientes en Nueva Inglaterra, una región donde prevalece un ambiente
espiritualmente echado a perder, y se ha preguntado vez tras vez: ¿qué
factores hacen que una iglesia sea sana y eficaz? Es una pregunta sabia.
Si usted quiere aprender cómo jugar mejor al fútbol, es aconsejable estu­
diar las tácticas de las estrellas de los grandes equipos y no a los que jue­
gan en equipos menores. En las siguientes páginas, el pastor Macchia nos
describe lo que ha encontrado en sus investigaciones. Al hacerlo, es posi­
ble que él esté describiendo a su iglesia, para bien o para mal. No se limi­
ta con describir la condición de la iglesia enferma, también ofrece conse­
jos prácticos que usted como un pastor, líder o miembro, puede seguir
para hacer que la palabra iglesia sea la más positiva de su vocabulario.
Haddon Robinson
Reconocimientos
Quiero expresar un agradecimiento especial a toda la familia de
Visión Nueva Inglaterra (*), la que fuera parte este nuevo paradigma que
he podido elaborar a la luz de los eternos principios bíblicos. Ella me
inspiró con su amor y fidelidad. Algunas de las historias en este libro son
relatadas en detalle, y estoy muy agradecido por la buena disposición de
estos hermanos al permitirme incluirlas en este libro.
A los miembros de la junta directiva de Visión Nueva Inglaterra,
todos hombres de Dios, y al equipo de trabajo, todas personas fabulosa­
mente dotadas, los amo a todos con un profundo afecto en Cristo. Este
libro nunca se hubiera terminado sin la ayuda diaria de Carole Nason,
David McKiel, Don Moberger, Dan White, Andrew Accardy. Mis
agradecimientos también al mejor editor en el mundo que se pueda
encontrar en una casa editorial, Les Stobbe. Estoy también muy agrade­
cido al equipo de planeamiento estratégico que, junto conmigo, fue quien
elaboraró las originales diez características de una iglesia sana. También
agradezco a mis colegas pastores de la región, quienes viven inmersos en
sus respectivas iglesias. Igualmente, a la empresa publicadora, Baker
Book House, gracias por creer en la importancia de este proyecto (**).
Le deseo mucho amor a toda mi familia extendida por manifestar
consistentemente un estilo sano de vida de amor y perdón incondicional.
No puedo dejar de recordar a cuatro personas que ya están en la presen­
cia del Señor —mi amada madre, Ruth N. Macchia, como también a
Emie Tavilla, Hugh Corey y Dick Crowell— quienes infatigablemente
oraron por mí, me animaron y creyeron en mis habilidades. Mi pastor,
Gordon MacDonald, y el director espiritual de nuestro ministerio, David
Vryhof, merecen elogios por su continua sabiduría y apoyo en oración. Y
dónde estaría yo hoy sin mis amigos íntimos de toda la vida, quienes son
siempre mi sostén emocional: Paul Borthwick, Bob Ludwing, Ian
Whitfield, Kevin Parke, Henry TePaske, Dennis Veen, Bob Massie, Rich
Plass, Dennis Baril y David Midwood.
Reconocimientos

Finalmente, y lo que más significa para mí, le debo una montaña de

gratitud a mi preciosa esposa, Ruth, y a mis maravillosos hijos, Natán y
Rebeca, por su constante amor y fírme apoyo.

( ) Es el nombre de la entidad en la que el autor sirve como presi­

dente.
(**) La casa publicadora del libro en inglés.

Introducción
Muy de tarde, un viernes de septiembre, a solamente dieciocho
meses después de haber aceptado mi nuevo cargo como presidente de
Visión Nueva Inglaterra (antiguamente conocido como la Asociación
Evangelística de Nueva Inglaterra), me encontré en un aprieto inusual.
Había salido en un vuelo del aeropuerto internacional Logan, de la ciudad
de Boston, pensando que me dirigía a St. John, New Brunswick, en
Canadá, para enseñar un seminario de capacitación evangelística en una
iglesia a la mañana siguiente.
Después de llegar a la ciudad de destino, caminé por toda el área del
aeropuerto donde se recoge el equipaje buscando un cartel del hotel
Howard Johnson. Me habían dicho que habría un teléfono de cortesía
cerca del conocido cartel azul y anaranjado del hotel. Por este yo podía
llamar al transporte del hotel para que me llevara a disfrutar de una con­
fortable noche de descanso. Siendo el típico terco de Nueva Inglaterra,
estaba resuelto a no pedirle ayuda a nadie. Yo podía encontrar el rótulo
azul y anaranjado por mí mismo, muchísimas gracias.
Cuando finalmente tuve que ceder a mi sospecha de que en realidad
no había ningún cartel de Howard Johnson, solicité la ayuda de una ofi­
cial de Air Cañada. Ella escuchó mi historia con gran cortesía y me infor­
mó que no había ningún hotel Howard Johnson en St. John’s. Le insistí
que tenía que haber uno, mientras agitaba en su cara el formulario
de reserva que yo tenía. Con eso, ella por fin se dio cuenta de que yo
había llegado equivocadamente a otro aeropuerto, en una ciudad equivo­
cada, y para peor, en una provincia equivocada de Canadá. Para mi
sorpresa, ¡descubrí que había aterrizado en St. John’s, provincia de
Newfounland! Debía estar en St. John (sin la “s”), en otra provincia, a la
mañana siguiente. Humildemente me tragué mi orgullo y le agradecí su
ayuda. Con gentileza me acompañó al mostrador de Air Cañada para que
pudiera reservar un pasaje en el primer vuelo de la mañana siguiente.
Más temprano esa noche, mientras viajaba, yo había leído, más bien
Introducción
devorado, el libro de Stephen Covey The Seven Habits ofHighly Effective
People (Los siete hábitos de la gente sumamente eficaz). Ahora, parado
en el aeropuerto de St. John’s, me di cuenta de que yo estaba muy lejos
de ser una persona eficaz, ¡ni qué decir de eficiente! Esa ironía iba de la
mano con otra realidad de la cual ya me había dado cuenta. Esta expe­
riencia era un retrato perfecto de mi vida. En cierto sentido, yo iba saltan­
do de un avión equivocado a otro, aterrizando en un pueblo equivocado
tras otro. Todos eran aviones buenos y lugares buenos, pero eran los
aviones y los destinos equivocados para mí. Llegué a desesperarme por
saber cómo Dios quería que yo respondiera a esta realidad.
Pasé los siguientes meses realineando mi vida de acuerdo con los
principios de Dios. Aunque a esas alturas yo ya había estado en el minis­
terio pastoral cerca de 12 años, nunca había pasado por una autoevalua-
ción intensiva. Por primera vez en muchos años, descubrí lo que parecía
ser la misión de Dios para mi vida y el ministerio al cual yo había sido
llamado a dirigir y servir.
Esta experiencia de autoevaluación fue el comienzo de tres procesos
estratégicos de planificación que hemos puesto en práctica en Visión
Nueva Inglaterra. Hemos tenido éxito en extirpar ciertas malezas de
nuestro ministerio, de revigorizar otros, y de añadir nuevas iniciativas
para avanzar en nuestro ministerio compartido en la región. El proceso de
evaluación ha sido difícil, algunas veces doloroso; sin embargo, ha trans­
formado al equipo de trabajo y al ministerio.
Lo que dio empuje a estos primeros meses de diálogo sobre las
estrategias fue que nos vimos obligados a hacer ciertas preguntas difíciles
acerca del estado de la iglesia, ese vehículo que Dios ha elegido para lle­
var el mensaje de esperanza a los necesitados. Para que Visión Nueva
Inglaterra fuera eficaz en servir a la iglesia, necesitábamos determinar
cuál era el estado de salud del aquel vehículo que debería transportar al
mensaje y a la gente. Era el tiempo de echarle una mirada a cada aspecto
de ese vehículo que Dios había diseñado para servir de esta manera,
vehículo que, francamente, necesitaba una buena afinación.
Nos preguntamos: ¿Cómo debe lucir hoy día una iglesia realmente
sana? ¿Es una con un predicador elocuente? ¿Con un gran coro? ¿Con
mucha gente acaudalada sentada en los bancos? ¿Un eficiente programa
de Escuela Dominical? ¿Un extenso programa de misiones? A medida
que estudiábamos cómo debería lucir una iglesia sana, nos fuimos dando
cuenta de que habíamos identificado diez características esenciales. Este
libro es el resultado de esos diálogos, de varios años de comprobación
práctica de nuestra teoría y dos encuestas importantes relacionadas con el
Introducción
tema. ¿En qué le ha de beneficiar a usted conocer estas diez característi­
cas? Le dará, como pastor o como líder de la iglesia, un enfoque nuevo
que revitalizará su ministerio.
Este perfil de vitalidad, sin embargo, no es de ninguna manera un pro­
grama establecido sino que está diseñado de tal manera que cualquier
congregación pueda utilizarlo, no importa el tamaño de su congregación,
la denominación, la diversidad étnica, la ubicación geográfica o el tipo de
comunidad. Todas las características están expresadas en conceptos que
son aceptables para la mayoría de las iglesias, cualquiera sea la denomi­
nación. Este programa ha sido probado en cientos de iglesias, enseñado
en seminarios y clases de capacitación, y ha ganado la admiración de
miles de pastores y líderes que han solicitado el folleto explicativo y la
herramienta de evaluación que lo acompaña. Todos los materiales fueron
creados y publicados por Visión Nueva Inglaterra.
Usted descubrirá que el enfoque de este libro está basado en princi­
pios y en historias que lo ilustran, y no en modelos que deberían ser
copiados. Utilizamos las verdades eternas de la Palabra de Dios para
informar e instruir sobre cada uno de los diez principios. A la vez, cada
una de las características se presenta en forma de relatos. Estamos
convencidos de que cuando establecemos modelos para ser copiados por
otras iglesias, estos están condenados a fracasar, o a lo mejor a prosperar
pero por muy poco tiempo. Es tiempo que dejemos de hacer, como si
fuera posible, fotocopias de nuestros pastores superhéroes (y sus res­
pectivas iglesias). En su lugar, comencemos a seguir sin descanso la
misión y el ministerio ya definidos por Dios, basándonos en principios
que van siendo elaborados y vividos en nuestros respectivos ambientes
“para un tiempo como este”. Lo que necesitamos son los recursos, las
ideas, las sugerencias y los planteamientos que nuestros “modelos”
pueden proveer sin tratar de hacer “vida de iglesia” como una repro­
ducción exacta de ellas.
Reconozco que nuestra lista de “diez características de una iglesia
sana” no es exhaustiva. De hecho, siempre he dicho que cada líder está en
libertad de agregar otras características que reflejen el trasfondo de su
iglesia, su denominación y su enfoque teológico. Nuestro punto de parti­
da es que podamos servir como catalizadores en la evaluación de toda la
iglesia, comenzando con el pastor y el equipo de liderazgo, y siguiendo
hasta abarcar a toda la membresía. Los principios sugeridos en este libro
están diseñados para iniciar un diálogo sobre cómo desarrollar un minis­
terio eficaz, una evaluación que solo Dios, a través de su Espíritu, podrá
lograr. Si a través de este libro hemos podido estimularle en iniciar este
____________________________XZ------------------------------------------
Introducción Introducción

proceso evaluador, confiamos que el Espíritu Santo traerá a su iglesia entonces la iglesia local llegará a ser la entidad vibrante que Dios desea.
nueva salud espiritual y vitalidad. Como en el caso mío, ¿usted está buscando en algún aeropuerto un
Permítame sugerir que usted considere algunos elementos como destino y un cartel que no existe? Si es así, entonces atrévase a buscar
punto de partida para iniciar con los líderes de la iglesia la discusión de alguna ayuda. Es posible que usted necesite una nueva alineación, una
estas diez características de una iglesia sana: evaluación de su ministerio para descubrir de nuevo la misión de Dios
1. Tome entre tres a doce meses para dialogar sobre cada característi­ para su vida y para su iglesia. Es posible que se sienta un poco incómodo
ca con los miembros clave de su congregación. Cada capítulo concluye y humillado al comienzo, pero hay esperanza en su nuevo peregrinaje.
con preguntas que le serán ayudas útiles en este proceso. Caminemos juntos a través de estos principios conmovedores que segu­
2. Use estas diez características como la base de estudio para un posi­ ramente le darán un nuevo soplo de vida en su andar diario y en su par­
ble retiro con el liderazgo de la iglesia, a celebrarse dentro de los próxi­ ticipación en el cuerpo de Cristo. ¡Adelante, manténgase firme, ajuste el
mos seis a doce meses. En el retiro, dedique largos períodos de tiempo cinturón de seguridad y disfrute del viaje!
para estudiar cada característica, en actitud de oración, antes de adaptar­
la al contexto de su ministerio.
3. Incentive a los adultos de su congregación a reunirse en grupos
pequeños durante la semana para estudiar las diez características, o si no
Señor, tú nos ñas escudriñado y nos conoces. Tú disciernes nuestras necesidades
en una clase de adultos establecida para este fin.
y deseas caminar con nosotros a través de Cas cumbres y [os valíes de nuestra inda
4. Anime a los jóvenes y niños de su congregación a reflexionar con
contigo. 9\¡os has dado Ca responsabilidad de cuidar de Ca igíesia, de aprender a amar­
usted en sus propias percepciones de estas características; escuche con
ía como tú ío haces. Tú has prometido serfieí; a cambio, hoy prometemos serte fieles.
cuidado sus recomendaciones para que sirvan en la definición del minis­ “
R eveíate a nosotros a i duminar nuestro corazón con tu sabiduría y [levarnos por tus
terio futuro de la iglesia.
senderos. Ayúdanos a avanzar en je , creyendo que tú tienes en mente nuestros
5. Pida que cada uno de los comités principales de su iglesia conside­ mejores intereses, dtaz la obra de sanidad que necesitamos si hemos de conducir y
ren en profundidad una de las características que sea la más aplicable a su servir a tu pueblo en la form a más saludable posible. ‘E s solamente por tu gracia que
área de responsabilidad (por ejemplo: que el comité de música y ado­ esto podrá suceder. Tonemos hoy nuestra confianza en ti. E n e l nombre de Jesús.
ración delibere sobre el tipo de adoración que exalta a Dios; el comité de Amén.
educación cristiana sobre cómo aprender y crecer en comunidad; los diá­
conos sobre cómo llevar adelante con sabiduría la administración y otras
responsabilidades, etc.). Invite a cada subcomité a que comparta los resul­
tados de sus deliberaciones con toda la iglesia, en una reunión especial, a
través de un boletín o en reuniones de grupos pequeños.
6 . Elabore su propia agenda de cómo y cuándo desea poner en prác­
tica este material en su propio contexto. ¡Es increíble lo que surge cuan­
do somos guiados y dotados por su Espíritu, especialmente cuando él nos
indica cómo proceder!
Mi esperanza y oración es que este libro sirva para animar a pastores
y líderes de las iglesias. La investigación que hemos realizado en estos
años ha resultado en un programa diseñado para servir a aquellos que han
de conducir a la iglesia en el siglo XXI. Hemos llegado a reconocer que
si una iglesia ha de ser sana y vital, necesita ser dirigida por un pastor y
un equipo de liderazgo que busca arduamente tener vigor espiritual en
su propia vida y en la responsabilidad compartida de liderazgo. Solo
 Los ingredientes esenciales
de un ministerio sano
¿Qué diría usted que constituye el fundamento de un ministerio sano
en la iglesia? Varios lemas podrían sugerir ideas, pero creo que estaría de
acuerdo en que la Palabra de Dios y la oración son fundamentales. Estos
son dos de los mayores regalos que Dios nos ha dado. Por medio de ellos
encontramos consuelo, dirección y esperanza. Por medio de ellos des­
cubrimos a Dios a través de su Espíritu. Por medio de ellos crecemos en
nuestra relación con el Salvador. Por medio de ellos llegamos a saber de
dónde hemos venido y quiénes hemos llegado a ser hoy.
Esto se me hizo realidad con nueva fuerza cuando mi amada madre
sufrió un derrame cerebral masivo. Mi padre la encontró desmayada en el
pequeño baño al otro lado del pasillo frente a su dormitorio. Hacía ape­
nas cinco días que ella había sido sometida a una cirugía de la espalda y
se estaba sintiendo muy bien, ya que el dolor paralizante había sido elimi­
nado. El cirujano había considerado que la intervención era un éxito,
hasta el momento en que el coágulo de sangre que se formó en las arte­
rias fue impulsado al cerebro.
Mi madre fue internada enseguida en el sector de cuidados intensivos
del hospital, quedando totalmente medicada, pero no obstante, alerta. Mi
padre, mis hermanas y yo estábamos reunidos alrededor de su cama. Sus
ojos giraban de un rostro a otro, mostrando que ella sabía quiénes estaban
ahí, las cuatro personas que ella más amaba. Antes de que tuviéramos que
retiramos de la sala, ella nos pidió algo que nos sorprendió: quería que
recitáramos juntos el Salmo 23 y oráramos el Padre Nuestro. Con ojos
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
lagrimosos, manos sudadas y voces temblorosas, pusimos todo nuestro
esfuerzo en vencer la emoción y fuimos capaces de pronunciar la mayoría
de las palabras. Mientras recitábamos el salmo y nuestra oración favorita,
mi madre, a pesar de su condición delicada, fue capaz de mover sus labios
sin faltar una sola palabra. En los meses que siguieron a ese día traumáti­
co de nuestras vidas, el mayor consuelo de mi madre fue la lectura de las
Escrituras y los tiempos dedicados a la oración.
Las Escrituras y la oración son esenciales
Sí, las Escrituras y la oración son el fundamento firme de nuestra
existencia como seguidores de Cristo, ayer, hoy y por siempre. Nuestra
experiencia como cristianos tiene que estar impregnada por el estudio de
la Palabra de Dios, por la reflexión y obediencia a sus preceptos, y por la
cultivación de nuestra relación con el Omnipotente por medio de la
oración.
Cuando elaboramos las diez características de una iglesia sana,
decidimos no considerar a las Escrituras y a la oración como categorías
separadas. Creimos que eso indicaría que la Biblia y la oración son aspec­
tos definitivos en nuestra experiencia como individuos y como iglesia,
separados del contexto más amplio de nuestra vida. En cambio, usted verá
a través de la lectura de este libro que la Biblia y la oración forman parte
central de cada una de las diez características. Son ingredientes esenciales
para nuestra vida personal de fe, para nuestra adoración comunal, para
nuestros ministerios y para nuestra vida en comunidad.
En una encuesta que hicimos de 1.899 creyentes, la mayoría de ellos
estuvieron fuertemente de acuerdo en que la iglesia local debía “estar
dedicada a la oración en todos los aspectos de la vida de la iglesia y de
sus ministerios” como también “confiar en el poder de Dios y en la autori­
dad de su Palabra”. En una escala hasta nueve como el puntaje mayor, los
encuestados le dieron a la oración un puntaje significativo de 8,71, y al
poder de la Palabra de Dios un puntaje de 8,84.
Extrañamente, aunque las Escrituras y la oración son altamente valo­
radas, hay que decir que son más prom ovidas que practicadas.
Necesitamos no solamente revigorizar nuestras congregaciones hacia un
mayor aprendizaje de la Biblia, sino también revaluar nuestros criterios
tradicionales en cuanto a las reuniones de oración. La oración debe ser
insertada en cada aspecto de nuestro ministerio.
La Iglesia Bautista Emanuel (Inmanuel Baptist Church), ubicada en
Chelmsford, Massachusetts, ha logrado hacer las dos cosas. Esta iglesia
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
considera que el guión para sus cultos de alabanza son las Escrituras y
que la predicación es la aplicación práctica. Pone como prioridad la inte­
gración creativa de la Palabra de Dios en los cultos matutinos de ado­
ración. El pastor Gary Moore dice: “Nuestro culto matutino está lleno de
la Palabra de Dios y se ha convertido en una ventana al cielo. Cuando
estamos de frente a la santidad de Dios, nos recuerda nuestra condición
pecaminosa; pero en su misericordia sabemos que somos perdonados; y
en su majestad encontramos motivo para la alabanza y la adoración. La
Palabra nos llena de poder cuando la cantamos, cuando la leemos y cuan­
do la oímos predicada en el culto”.
En la Iglesia Bautista Emanuel, la prioridad es conocer y vivir la
Palabra de Dios y esto lo hace por medio de una gran cantidad de pro­
gramas significativos. El pastor Moore invierte una gran cantidad de
horas en ayudar a las personas a crecer en el conocimiento de la
Escrituras y de la teología. Los días miércoles en la mañana se reúne con
un grupo pequeño de hombres para guiarles en un programa de discipu­
lado personal. Cada 15 días a la noche ha estado guiando a otro grupo de
hombres en estudiar el panorama histórico de la oración, usando una va­
riedad de libros sobre este tema. El ejemplo de esta iglesia nos ayuda a
entender que las Escrituras y la oración deben ocupar un lugar central de
toda iglesia verdaderamente sana.
Lecciones de las iglesias sanas
En nuestra investigación visitamos a 100 iglesias y descubrimos
que, además de la centralidad de la Palabra de Dios y la oración, había
nueve indicadores en común que hacen a una iglesia sana. (Para más
información sobre el cuestionario que usamos en estas visitas y un
resumen de las conclusiones, puede consultar nuestra página en el
Internet: www.vision4ne.org.) Las iglesias visitadas representaban una
amplia gama de credos teológicos, de diversidad étnica, de tamaño de
congregación, de denominación y de ubicación geográfica. Estos son los
nueve indicadores:
1. Un ambiente de amor, aceptación y perdón. En cada caso, el primer
indicador que se evidenció fue un ambiente de amor, aceptación y perdón.
Las iglesias más vibrantes que visitamos ponían mucho empeño en crear
ese ambiente. La gente podía entrar en la iglesia sintiéndose aceptada
como era y así permitirle al Espíritu Santo que hiciera la obra de purifi­
cación en su corazón. Nadie se sentía que tenía que cumplir primero
algún código no escrito de conducta. Nadie se sentía bajo juicio por sus
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
actitudes. Más bien, la continua celebración de la experiencia en comu­
nidad fomentaba un genuino amor que se hacía sentir en toda la congre­
gación. En seguida me sentía atraído a las iglesias que ponían en práctica
este atributo. Un poder sobrenatural es liberado en las iglesias que
exhiben este amor incondicional. Se parece mucho a como era Jesús,
¿verdad?
2. Integridad en las relaciones interpersonales. El segundo indicador
es alimentado por el primero: integridad en las relaciones interpersonales.
En las iglesias vibrantes que visitamos, la gente quebrantada se sentía
segura porque los miembros mostraban autenticidad y transparencia en su
trato unos con otros. Los pastores creían firmemente en que para lograr
una comunidad genuina, la actitud de amor debería ser demostrada
primero en la familia de Dios, para que los de afuera fuesen atraídos hacia
la comunidad de fe. Para lograr esto, los pastores y líderes daban priori­
dad a la enseñanza de valores como la integridad, la honestidad, la comu­
nicación abierta, la resolución de conflictos, cómo crear confianza y
cómo aprender a perdonar. Estas enseñanzas se daban no solamente desde
el púlpito, sino también en clases para adultos y en reuniones pequeñas
fuera del templo. La variedad de grupos pequeños en estas iglesias era
sorprendente: grupos para matrimonios, grupos para familias, grupos de
hombres, grupos de mujeres, grupos de estudio bíblico para personas
solas, grupos de oración por las misiones y, por supuesto, grupos tradi­
cionales para el estudio bíblico. La finalidad de los grupos era juntarse en
forma regular para construir relaciones interpersonales auténticas y trans­
parentes.
3. Anhelo por el crecimiento personal. En las iglesias que visitamos,
descubrimos un factor consistente que caracterizaba a las congrega­
ciones: el anhelo por un crecimiento en lo espiritual. La gente demostra­
ba un fuerte deseo de conocer a Dios de una manera más íntima. Nos
llamó la atención el que la guía de estudio más utilizada en estas iglesias
era el libro de Henry Blackaby, Mi experiencia con Dios. También vimos
que cada iglesia se caracterizaba por una fuerte lealtad a la verdad bíbli­
ca. Fue muy alentador ver un genuino balance en estas iglesias entre la
experiencia con Dios y el conocimiento de Dios y de su Palabra. Podemos
decir que es importante mantener siempre una copia abierta de las
Escrituras para que sea nuestro punto de referencia a lo largo del camino,
mientras que al mismo tiempo experimentemos el deleite que Dios siente
por nosotros sus hijos.
4. Un cambio en el estilo de la adoración de lo tradicional a lo con­
temporáneo. El cuarto indicador que era evidente en iglesias vibrantes fue
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
el cambio en el estilo de la adoración de lo tradicional a lo contemporá­
neo. Cada vez más se ve equipos o grupos de personas que dirigen la ado­
ración, acompañados por conjuntos instrumentales. Los órganos y los
grandes coros están siendo reemplazados por una amplia variedad de
instrumentos, solistas y líderes de la adoración. En las congregaciones
más grandes a menudo se celebran dos tipos de culto para responder a las
preferencias generacionales: uno con música tradicional y otro con músi­
ca más contemporánea. Esta no es una noticia desconocida, sino que
señala la tendencia de las congregaciones más pujantes, no solamente en
nuestra región de Nueva Inglaterra sino por todas partes. En la descrip­
ción que hago de “La adoración que exalta a Dios” (ver el capítulo 2),
vemos que “la iglesia sana se reúne regularmente como la manifestación
local del cuerpo de Cristo para adorar a Dios en maneras que cautivan el
corazón, la mente y el alma, y que fortalecen espiritualmente al pueblo”.
La palabra importante aquí es cautivar. Necesitamos evaluar la finalidad
de nuestros cultos de adoración si no estamos dando oportunidad para que
la gente conecte su corazón con el corazón del Omnipotente. El cambio
de lo tradicional a lo contemporáneo es un intento de envolver completa­
mente al adorador en la experiencia de la adoración, y profundizar su
amor y su adoración hacia el Dios del universo, que desea recibir la
alabanza de su pueblo.
5. La oración. El quinto indicador de una iglesia sana es la oración.
En cada iglesia vibrante que visitamos, nos resultó alentador observar que
la oración tenía una alta prioridad. La tradicional reunión de oración de
entre semana está siendo reemplazada por una variedad de experiencias
que se dan a lo largo de la semana, tales como: conciertos de oración,
asambleas solemnes, reuniones donde pastores de una misma ciudad oran
juntos, reuniones donde mujeres y hombres oran en grupos separados,
celebraciones especiales que unen la oración y la adoración, reuniones de
oración para grupos de jóvenes, retiros de oración, conferencias sobre la
oración, reuniones de oración por la sanidad física, encuentros de oración
a la madrugada. En algunos casos las iglesias de la ciudad se han unido
para orar por cada hogar de la comunidad. Un ejemplo de esto se dio en
la ciudad de Brockton, Massachusetts, donde más de una docena de igle­
sias se unieron para orar por los 60.000 hogares de la comunidad.
Si ha de producirse un avivamiento en nuestra nación será debido al
rápido crecimiento del movimiento de oración que está cautivando al
pueblo de Dios y poniéndolo de rodillas para dedicar largos tiempos a la
oración. Tengo la esperanza de estar aún con vida para ver el fruto de este
esfuerzo, el cual ha salido de las inquietudes del pueblo y se ha extendí-
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
do en forma más rápida de lo que alguien pudiera haber imaginado. No
hay duda que los ministerios más eficaces son los que marcan el paso para
otros.
6 . Ministerios enfocados hacia las personas. El sexto indicador que
descubrimos en nuestras visitas a las iglesias sanas es el cambio de estruc­
turas basadas en los programas a uno basado y enfocado hacia las necesi­
dades de las personas. Esto en efecto demanda un cambio de mentalidad
en la congregación. Aunque en estas iglesias muchos excelentes progra­
mas y ministerios siguen siendo planeados y administrados semanal­
mente, los programas ineficaces se han fusionado o eliminado. Las igle­
sias vibrantes sienten la libertad de implementar cambios y de vencer la
resistencia que a veces viene de fuerzas políticas dentro de la misma
congregación. Los líderes están dispuestos a realinear los programas para
poder responder a las necesidades de la congregación.
Estas iglesias sanas han cambiado su enfoque para poder construir
buenas relaciones interpersonales dentro de la iglesia y, a la vez, fomen­
tar mejores relaciones con la comunidad circundante que está deseando
alcanzar con el evangelio. Al ir desprendiéndose poco a poco de los pro­
gramas que no son relevantes a las circunstancias, o las necesidades, o el
llamado y los dones de la congregación, estas iglesias han sido liberadas
en capacitarse para hacer todo lo que Dios quiere realizar a través de ellas
para su gloria.
7. El uso de testimonios en los cultos públicos. El séptimo indicador
podría describirse como la celebración del poder de la narración. En
muchas de las iglesias donde hicimos nuestras investigaciones, los líderes
señalaron la importancia del recordar continuamente el tema del cambio
de vida. Con frecuencia, la iglesia imprimía en su boletín semanal los tes­
timonios de cómo personas habían llegado a la fe en Cristo a través de la
iglesia o de alguno de sus miembros. Además, en forma regular se daba
oportunidad en los cultos para que individuos compartieran públicamente
el testimonio de lo que Dios había hecho en su vida durante la semana o
el mes anterior. Celebraban los logros de sus jóvenes cuando volvían de
un retiro o de un viaje misionero, cuando habían participado en una
Escuela Bíblica de Vacaciones, cuando se graduaban de la escuela secun­
daria o la universidad, cuando regresaban del servicio militar, o cuando
servían a Dios sirviendo las mesas en un comedor popular. Una y otra
vez, las diversas historias personales recibían la atención que merecían en
el contexto de los cultos públicos. ¡Cuán parecido es esto a la forma de
obrar de Cristo, el mejor de todos los narradores!
8 . El servicio para Dios. El octavo indicador es digno de ser enfati­
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
zado: el servicio voluntario a Dios con todos los talentos, el tiempo, los
dones, la pasión, el temperamento y la energía que uno sea capaz. Los
ministerios más vibrantes que encontramos en Nueva Inglaterra enfatizan
“el sacerdocio de todos los creyentes”. No solamente se está capacitando
a personas para ciertos ministerios determinados, sino que también se los
está llevando por un proceso de autoevaluación para que puedan des­
cubrir sus dones espirituales, su temperamento e intereses, su misión per­
sonal, todo con la intención de profundizar su percepción de la voluntad
y el llamado de Dios.
En tanto que la iglesia va definiendo su enfoque colectivo por medio
de declaraciones escritas que definen su misión y que orientan sus planes,
los individuos también son alentados a definir su propia visión y misión
personales. Este enfoque no se vio en todas las iglesias que visitamos,
pero vale la pena señalarlo por ser una tendencia creciente. En aquellas
iglesias que han desarrollado programas de asimilación y que tienen
estructuras para vincular a la congregación dentro de los diversas minis­
terios, los resultados han sido fenomenales. La gente experimenta un
entusiasmo nuevo en su servicio cuando sabe que está utilizando los
dones que Dios le ha dado.
9. Crear redes. El noveno indicador de éxito en estas congregaciones
es la creación de redes entre iglesias y ministerios. Los líderes de las igle­
sias sanas saben que no pueden realizar a solas el trabajo en su comu­
nidad. En las iglesias que visitamos encontramos que el liderazgo
había entendido esto y estaban buscando formas de entablar relaciones
interdependientes dentro de su ciudad o distrito. En algunos casos, esto
representaba solamente que el pastor se unía regularmente con un grupo
de colegas para orar. En otros, en cambio, se compartían edificios, recur­
sos, programas y hasta personal.
¿Todo esto le resulta demasiado parecido al modelo que encontramos
en el Nuevo Testamento? Bueno, tal vez tendríamos que pensar si somos
llamados a ser la Primera Iglesia de Filipos o si somos llamados a servir
a toda la iglesia en Filipos. Mi visión es ver a más pastores y líderes con
una visión neotestamentaria del ministerio de la iglesia; ¿puedo sugerir
una renovación de la “mentalidad parroquial” que va más allá de nuestra
propia congregación y, en su lugar, que vea a toda la comunidad como la
parroquia? En la mayoría de las comunidades que he visitado existen igle­
sias de diferentes denominaciones; pero siempre podemos colaborar con
todas las que tienen una visión similar.
Muchas personas encuentran este concepto difícil de comprender. No
estoy proponiendo que hagamos concesiones en cuanto al evangelio o en
_________________________________ ---------------------------------------------------------------
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
cuanto a los aspectos esenciales de nuestra fe. Más bien, estoy sugerien-
do que establezcamos relaciones amigables con todas las congregaciones
a nuestro alcance y que oremos en cuanto a las formas en que podamos
servir juntos a la parroquia que nos involucra.
Resultados de la encuesta sobre las actitudes en la iglesia
En febrero de 1997, en nuestro congreso anual, hicimos una encues­
ta que fue un trabajo complementario a las visitas que habíamos hecho a
100 iglesias de la zona. Entre la gran concurrencia de cerca de 8.000 par­
ticipantes, 1.899 aceptaron dedicar diez minutos haciendo una encuesta
computarizada en relación con actitudes hacia la iglesia. (Para obtener
más información sobre la encuesta, vea la página web de Visión Nueva
Inglaterra, www.vision4ne.org.) Se les pidió a los encuestados definir
específicamente su situación demográfica, su nivel de religiosidad y su
involucramiento en la iglesia. Manteniendo los objetivos de nuestro estu­
dio, se les pidió que evaluaran las “Diez características de una iglesia
sana”. Cada una de las diez características fueron agrupadas bajo tres
conceptos clave, dando como resultado 30 declaraciones en cuanto a acti­
tudes relacionadas con la iglesia.
Con muy pocas excepciones, y sin tomar en cuenta diferencias por
raza, sexo, denominación, edad, tiempo de ser creyente, responsabilidad
en la iglesia (como pastor, líder o laico), el orden básico de importancia
de las diez características permaneció constante. Demografía, actitudes,
comportamiento, afiliación, etc., no parecieron haber hecho una diferen­
cia en cómo los participantes evaluaban estas características. El puntaje
se dio de la siguiente manera:
Diez características de una iglesia sana Puntaje promedio
(en una escala de nueve puntos)
1. La presencia de Dios que da poder
2. La adoración que exalta a Dios
3. Las disciplinas espirituales
4. Aprender y crecer en comunidad
5. El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
6. Desarrollo de un liderazgo de servicio
7. Un enfoque hacia afuera
8. La sabia administración y la autoridad responsable
9. Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
10. La mayordomía y la generosidad
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
Aunque este orden es algo diferente de como originalmente se habían
ordenado las diez características, a través de la encuesta logramos una
importante revelación. Los datos sugirieron que los que respondieron, en
conjunto e individualmente, se relacionaron con las diez características a
través de tres niveles básicos. Estos niveles representan una variedad de
grados de importancia y de relevancia. En orden a su importancia para los
que respondieron, estos niveles se han definido de la siguiente manera:
Nivel 1: Cómo me relaciono con Dios
La presencia de Dios que da poder
La adoración que exalta a Dios
Las disciplinas espirituales
Nivel 2: Cómo me relaciono con mi familia de fe
Aprender y crecer en comunidad
El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
Desarrollo de un liderazgo de servicio
Nivel 3: Cómo mi iglesia ministra y administra
Un enfoque hacia afuera
La sabia administración y la autoridad responsable
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
Mayordomía y generosidad
La interpretación de los datos sugiere un “alto denominador común”
entre este grupo de encuestados, uno en el que las personas están cen­
tradas en Dios (nivel 1). El siguiente nivel parece ser una interacción
variada dentro de una comunidad eclesiástica definida en forma más
estrecha (nivel 2). Finalmente, el nivel 3 parece impulsar a la iglesia hacia
afuera en ministerio y servicio mientras se mantiene un alto grado de
responsabilidad en cuanto a la administración de la iglesia.
Este trabajo de investigación produjo una profunda y a la vez senci­
8,78
lla percepción en cuanto a la vida de la iglesia en la zona de Nueva
8,43
Inglaterra. A pesar de las diferencias en cuanto a demografía y las formas
8,31
y diferencias de religiosidad, la investigación reafirmó la importancia de
8,21
las diez características en cuanto se refiere a una iglesia sana, y esto no
8,19 debe ser tomado a menos. Más aun, los resultados de la encuesta dieron
8,02
lugar a que se ordenaran las respuestas en tres grupos básicos, y que estos
7,90
deben servir finalmente para enfocar las prioridades de los líderes de las
7,56
iglesias de la región y del país.
7,03 Esta investigación es única porque no se basó en un programa en par­
6,94
ticular o en un modelo único de ministerio de la iglesia. Tampoco estaba
_________________________________ ---------------------------------------------------------------
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
buscando una solución para la iglesia local basada en programas.
Además, la investigación no se limitó a una iglesia o denominación en
particular. Por consiguiente, los encuestados pudieron contestar guiados
más por su imaginación o discernimiento espiritual que por la necesidad
de apoyar o corregir a su propia iglesia. Cada declaración que expresaba
una actitud se iniciaba con esta frase: “La iglesia local debería...” y de ahí
pasaba a describir una actitud que podía tener cabida dentro de cualquier
iglesia.
La investigación confirma que el Gran Mandamiento (Mat. 22:37-39)
y la Gran Comisión (Mat. 28:18-20) son la vida y el anhelo de la iglesia.
Lo que no se debe pasar por alto es el orden y la consistencia que ese
orden demostró en la investigación. Yo le aconsejaría a los líderes de la
iglesia que desarrollaran las prioridades para su iglesia de la misma mane­
ra que encontramos en las investigaciones. Como resultado, podría ase­
gurarles que estarían parados sobre un sólido fundamento bíblico.
Uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó para probarle:
“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?”. Jesús le
dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer manda­
miento”.
Mateo 22:35-38
Nuestra investigación reveló que las características más valoradas
fueron aquellas que enfocaban las formas de experimientar y relacionarse
con Dios. Sobre esta base, desafío a los líderes a que hagan del poder y la
presencia de Dios el centro de la vida de la iglesia.
“Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como
a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y
los Profetas”.
Mateo 22:39, 40
La frase que se utiliza para caracterizar lo que se encontró en el estu­
dio en cuanto al fuerte apoyo a las relaciones en la iglesia local es: “Cómo
me relaciono con mi familia de la iglesia”. Los líderes de la iglesia local
deben asegurar que los lazos del amor cristiano se vean dentro de la igle­
sia, si es que ellos pretenden cumplir la Gran Comisión.
Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: “Toda autoridad
me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del
Ingredientes esenciales de un ministerio sano
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:18-20
Es evidente que todos los encuestados le daban un valor muy alto a
los ministerios y a las actividades de la iglesia local. El hecho de que
entre estos cristianos más comprometidos de las iglesias de Nueva
Inglaterra estas características ocuparon un tercer lugar en importancia
debería ser una nueva revelación para los líderes de las iglesias locales.
Esta encuesta sugiere que en el corazón de todo ser humano existe la
necesidad de conocer primero a Dios, para luego poder amarlo y ser
amado por él. Únicamente entonces estarán dispuestos a arriesgarse en
cuanto a su relación con otros.
Las visitas y la encuesta confirman la validez de las
diez características
Las visitas que hicimos a través de 18 meses a las 100 iglesias, más
las opiniones vertidas por 1.899 personas en la encuesta, generaron la
fuerte convicción de que las Escrituras y la oración deben impregnar cada
una de las diez características de una iglesia sana. La unanimidad abru­
madora de apoyo hacia estos diez principios creará congregaciones
vibrantes para caminar en el siglo XXI con renovada energía y poder.
Para que estas diez características sean reconocidas en el contexto de la
vida de la comunidad, los miembros y los líderes de las iglesias deben ser
los primeros en poseerlas. En tanto, estas iglesias serán caracterizadas por
valentía de corazón, por convicción del espíritu, y por voluntad firme de
llegar a ser todo lo que Dios desea que sean. A él sea la gloria por siempre.
eñg&de Ca iglesia, sé e l Señor de mi vida y de mi ministerio hoy y por siempre.
‘P ermite que estos principios de vida de iglesia sean cumplidos de ta l modo que tú
recibas la gloria a través de todos nuestros esfuerzos de ser sanos, rebosantes y efi­
caces. f o sé que tú deseas que tu iglesia busque la rectitud, la integridad, la santi­
dad, la pureza y la verdad. Ayúdanos a lo largo del camino a reflejar la obra de tu
'Espíritu, y perm ite que e l fru to de nuestro trabajo compartido de amor refleje la ima­
gen de Jesús. Permite que seamos encontrados fieles a la tarea que está delante nues­
tro, y permítenos vivir por siempre bajo las prioridades que tienes para nosotros. Que
el ministerio de tu Santo E spíritu se m anifieste en nuestra vida de oración y devo­
ción a tu Palabra. E s con un corazón lleno de gozo y agradecimiento que pido esto,
en el precioso nombre de Jesús. Amén.
 Característica 1
La presencia de Dios
que da poder
La iglesia sana busca intencionalmente la dirección y el
poder del Espíritu Santo para su diario vivir y su ministerio.

El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro

espíritu de que somos hijos de Dios.
Romanos 8:16

Experim entar la presencia dinám ica de Dios es algo que todos

anhelamos desde lo más profundo de nuestro ser. Deseamos conocer el
poder del Espíritu en nuestras vidas y de vivir momento a momento en su
presencia. Pero ¿cómo puede la iglesia fomentar un anhelo correcto en
cuanto a la dirección del Espíritu Santo? ¿Cómo pueden los pastores y los
miembros experimentar el poder del Espíritu en su diario vivir y en
su ministerio? ¿Cómo puede el pastor ayudar a la congregación a
desarrollar una dependencia sana del Espíritu Santo en lugar de depender
de su propia habilidad y capacidad? ¿Hay planteamientos que incre­
mentarían el enfoque de la congregación en el fruto del Espíritu, sin
quitarle énfasis a los dones del Espíritu?
Nuestra extensa investigación de las actitudes en la iglesia confirmó
el hecho de que experimentar la presencia de Dios es de suma importan­
cia para toda la iglesia: pastores, líderes y miembros igualmente. Las per-

OQ
La presencia de Dios que da poder
sonas encuestadas lo colocaron en primer lugar, no importa cómo
desmenuzáramos los datos.
Mi amigo Dennis Baril, pastor titular de la Iglesia Comunitaria del
Pacto (Community Covenant Church) en Rehoboth, Massachusetts, fue
quien coordinó nuestro proyecto de investigación sobre las actitudes en la
iglesia. Él le da un valor muy alto a esta característica en su vida diaria y
en el ministerio de su iglesia. Dennis comenta: “Si la iglesia quiere
experimentar el poder que da la presencia de Dios, este anhelo tiene que
llegar a ser el valor más alto para todos. Tenemos que estar sintonizados
con la presencia de Dios en todo lo que hacemos como iglesia. Si, por
ejemplo, durante el canto de un himno sentimos la presencia de Dios en
una forma especial, detenemos el desarrollo del culto para estar quietos
en su presencia”.
En esta iglesia se puede sentir la presencia de Dios cada vez que uno
entra en el templo o en alguna de las dependencias donde los miembros
están juntos expresando su vida de comunidad y servicio. Cuando un
repartidor de pizza entró recientemente al edificio para dejar un pedido,
se detuvo habiendo entrado unos tres metros puertas adentro del vestíbu­
lo, y preguntó: “¿Qué pasa aquí? ¿Qué es esta presencia que siento?”.
Un miembro de la iglesia, Patricia Viera dice: “Como nosotros nece­
sitamos tanto amor, misericordia y perdón de parte de Dios, los recibimos
cuando estamos en su presencia en la adoración, y de esa manera, somos
equipados para entregar libremente estas virtudes a otros fuera del lugar
de nuestra adoración”. Ella ha visto “las compuertas del cielo abrirse de
par en par lloviendo misericordia sobre toda la congregación” como
resultado de experimentar la poderosa presencia de Dios. Las personas
reaccionan como los ciervos en la ruta, estupefactos por las luces de
frente de un auto, incapaces e indispuestos a quitarse del camino. Al
experimentar la cercanía de la presencia de Dios, sienten como nunca
antes su amor y la iniciativa que él ha tomado a su favor, y son fortaleci­
dos para servirlo con mayor gozo.
Sin embargo, no todas las iglesias están buscando esta experiencia tan
vital. ¿Cómo podemos aprender a valorar más profundamente el poder
que da Dios por su presencia? “No somos una iglesia como si fuera un
hom o de microondas. Diría más bien que somos como una olla de
cocción lenta, donde las ideas necesitan tiempo para cocinarse y adquirir
sabor”, dice el pastor Kevin Crispell, quien fuera pastor de la Iglesia
Congregacional Phillips en Watertown, Massachusetts. “Muchos en nues­
tra congregación nunca habían recibido una explicación clara sobre el
Espíritu Santo. Sí, ellos cantaban las palabras de la doxología, pero la
Característica 1
idea de que el Espíritu Santo fuera un ser viviente fue una idea nueva y
algo drástica. La gente decía: ‘Nuestro pastor anterior nunca nos habló de
%w
eso .
El pastor Crispell dice que la forma de logar que la gente esté sin­
tonizada con el Espíritu Santo es mostrarle en la Biblia el papel que juega.
Para logar esto, él enseñó un curso todos los miércoles a la noche basado
en 1 Corintios, donde explicaba que estaba mostrando nada más “el punto
de vista del autor”. La respuesta de la gente fue siempre: “Nunca me
había dado cuenta que eso estaba en la Biblia”.
El fruto del Espíritu también llegó a ser el tema de estudio de las
clases de la Escuela Dominical. Los niños cantaban canciones que habla­
ban del Espíritu Santo en los cultos de la iglesia. Se invitó a los adultos a
visitar las aulas de la Escuela Dominical para ver la exhibición de las
manualidades que los niños habían hecho acerca del Espíritu Santo. El
pastor Crispell dice: “A medida que los miembros más tradicionales veían
en las parejas más jóvenes los frutos de una vida dirigida por el Espíritu,
estos estaban dispuestos a arremangarse e involucrarse, y comenzaban a
pensar seriamente acerca de las diferencias que el Espíritu hace en la
vida. Ver a una anciana de 80 años alzar las manos en adoración a Dios
en un culto vespertino es sumamente conmovedor”.
Para mi amigo y colega pastor Bob Frederich, coordinador de minis­
terios de capacitación para pastores de Visión Nueva Inglaterra, la evi­
dencia más notable del poder que da Dios por su presencia es el gozo. Ese
gozo es la característica que más atrae a las personas nuevas y hace que
la iglesia sea eficaz en su ministerio.
“Yo considero que mi vida y mi presencia en el púlpito es una expre­
sión de la presencia y práctica del Espíritu Santo. Eso no es algo artificial,
como ponerse una máscara, sino una expresión genuina del ministerio del
Espíritu en mi vida. Sobre todo, eso significa que yo transmito el gozo”,
dice el pastor Frederich. “¿Cómo podemos darle gloria a Dios si no es por
la expresión del gozo?”. Recientemente él estaba ocupado en una sesión
de consejería prematrimonial cuando el novio dijo: “Una de las razones
por las que hemos venido a verlo es que a usted siempre lo veo gozoso”.
Para el pastor Frederich, el proceso comienza a través de la predi­
cación y enseñanza sobre el tema del Espíritu Santo. “Yo prediqué una
serie de mensajes que cubrían los libros de Hechos de los Apóstoles,
Efesios, Romanos y Colosenses, además del capítulo 17 de Juan. Luego
seguí con una serie de mensajes que enfocaban el ministerio del Espíritu
Santo”. Pero lograr el gozo como una expresión genuina de la vida de la
iglesia involucra más que la predicación. Él dice: “Hay un rasgo distinti­
La presencia de Dios que da poder
vo que va con esto: la presencia del Espíritu Santo necesita ser expresada
constantemente. Esto incluye, entre otras cosas, la oración unida en una
variedad de circunstancias”.
Por ejemplo, durante su pastorado en la Primera Iglesia Bautista de
Portland, Maine, él se reunía cada sábado en la noche con un pequeño
grupo de hermanos quienes oraban por él, por su ministerio y por la
respuesta de la congregación al mensaje del domingo. También iniciaban
las actividades del mes con una reunión especial de oración el primer
sábado del mes. “Yo ejemplificaba mi dependencia en la obra del Espíritu
Santo para bendecir mi ministerio no permitiendo que nada me alejara
de esas horas dedicadas a la oración”, dice el pastor Frederich. “Esa
dependencia del Espíritu Santo debería crecer a medida que oramos con
el equipo ministerial, o antes de una sesión de consejería, aun cuando
oramos para recibir un año nuevo”. El fruto de este énfasis sobre la
oración ha creado uno de los ministerios más eficaces en nuestra región.
La necesidad de romper con la independencia
La necesidad de depender de la guía del Espíritu Santo destaca
un asunto crucial. Si hemos de entender claramente y experimentar com­
pletamente la presencia de Dios en nuestra vida, necesitamos someter
nuestro espíritu de independencia al amoroso cuidado de Dios.
He encontrado que uno de los más grandes pecados de la iglesia
actual es el de un espíritu de independencia. Parece que nuestra actitud se
expresa de esta forma: “Lo haremos a nuestra manera o no lo haremos,
punto final”. Sin embargo, lo que más me preocupa es nuestra carencia de
reflexión en cuanto a esta actitud y lo que representa con el pasar de los
años.
En los Estados Unidos de América, llegamos a esta actitud en forma
natural debido a que nuestra cultura fomenta un espíritu de independen­
cia. En un país donde se exalta la libertad y la democracia, se nos estimu­
la a pensar creativamente por nosotros mismos, y de salir del encierro de
lo tradicional. Estamos en un asombroso crecimiento en cuanto al desa­
rrollo de la tecnología. Florecemos en esta cultura de información,
nuevos aprendizajes y nuevas herramientas que sirven para mejorar
cualquiera que sea la causa con la que nos encontremos identificados. Las
universidades ejercen influencia en los adultos jóvenes para que elaboren
nuevas ideas para el área laboral, para la familia y para la comunidad, ani­
mándoles a fomentar un espíritu pionero que debe seguir por el resto de
su vida. Esa filosofía de vida tiene muchos beneficios, como lo podemos
Característica 1
ver a través de los avances en la cultura. Sin embargo, esto también
establece un serio desafío a los movimientos más pequeños dentro de la
cultura global, tales como la iglesia.
La organización Visión Nueva Inglaterra representa a iglesias e indi­
viduos de 80 denominaciones protestantes. Por un lado, es maravilloso
ejercer un efecto tan unificador en la región al unir estos diversos grupos
en programas de aprendizaje, en compartir recursos, y en establecer redes
para campañas unidas de evangelización. Por otro lado, es lamentable que
a través de los siglos nos hayamos dividido en 80 diferentes agrupa­
ciones. Una persona opinó sarcásticamente: “Con la Reforma protestante,
cambiamos un Papa único por un Papa en cada púlpito”. Desafortunada­
mente, estas palabras contienen mucha verdad. No solamente existe un
espíritu de independencia en nuestros púlpitos, sino también en los ban­
cos de iglesia. Hay “familias de poder” en muchas iglesias, y la falta de
sumisión de éstas a la autoridad pastoral y las peleas que brotan por el
control dentro de la iglesia, ilustran las consecuencias negativas del mal
uso del poder.
A pocos kilómetros de nuestras oficinas, yo conozco tres iglesias de
nuestra ciudad que han sido seriamente impedidas en su ministerio por
este espíritu de independencia. En una de ellas, la iglesia le pidió al pas­
tor que se retirara como pastor porque estaba introduciendo demasiados
cambios, y esto ofendía a las familias que habían tenido el control por
generaciones. Actualmente ese pastor no solamente está fuera del minis­
terio, sino que, por haber sufrido una serie de decepciones, ha abandona­
do la fe y está alejándose cada vez más de su esposa y de sus hijos.
Otra iglesia se ha dividido porque a “las familias de poder” no les
gustó lo que los ancianos habían decidido en relación con el ministerio de
la música. Esto llevó al despido del organista (emparentado con una de
estas familias) por su falta de cooperación con la decisión tomada.
La tercera iglesia tiene una historia de conflicto que ha resultado en
varios cambios en el liderazgo pastoral y en una falta de enfoque en
cuanto al ministerio. Alguien dijo de esta iglesia: “Se han distinguido
por hacer importante lo que es trivial”. Todo esto ha resultado en una
continua caída en la asistencia y una traumatización del testimonio en
la comunidad. Estas son solo algunas de las historias, similares a otras
que probablemente usted conoce, y están enraizadas en un espíritu de
independencia y en personas que insisten en ejercer el poder y que, como
consecuencia, están destruyendo a muchas iglesias.
En mi opinión, necesitamos usar nuestra independencia para mejorar
la vida de otros, más específicamente la de los oprimidos y necesitados.
La presencia de Dios que da poder
Cuando nuestra independencia se canaliza a nuestras necesidades y agen­
das, necesita ser rota, confesada y expuesta diariamente ante la cruz. Una
iglesia que esté llena de gente fuertemente independiente, que no está dis­
puesta a someterse al Espíritu Santo, ni dispuesta a entregarse en bien de
las necesidades de otros, nunca llegará a ser una iglesia sana ni eficaz.
Este asunto de un espíritu de independencia en la iglesia necesita ser
reconocido y tratado abierta y honestamente. Si usted, estimado lector, se
identifica con esta situación, deje de leer y haga una pausa para pensar en
el asunto. Aquí hay una oración que puede servirle:
ift
Señor Jesús, en este momento de mi vida y en e í contento de mi experiencia en (a
iglesiapreconozco que posiblemente estoy contribuyendo a un espíritu de indepen­
dencia que está impidiendo la obra d e l‘Espíritu Santo en nuestro medio. (Por mifa lta
de voluntad para someterme a tu autoridad en mi inda, te pido que me perdones. (Por
mifa lta de voluntad de someterme a los otros miembros de mifam ilia y darles a ellos
mas importancia que a m í mismo, busco tu gracia. Por mi fa lta de voluntad para
someterme a otros en la iglesia, más específicamente a aquellos que tienen autoridad
sobre mí, yo confío en tu misericordia. (Dame un santo valor para confesar mi espíritu
de independencia a aquellos a quienes he ofendido, y guíame hacia la “tierra prometi­
da" de tu presencia a medida que soy refrescado y renovado por tu ‘E spíritu. Pe hago
esta oración de confesión en e l nombre que es sobre todo nombre, e l de mi Salvador
Jesús. Amén.
Únicamente cuando nos acercamos a Dios con manos abiertas y
extendidas es cuando estamos listos para recibir de él la obra y el minis­
terio del Espíritu Santo. Charles Spurgeon dijo una vez que somos mera­
mente “mendigos que ayudamos a otros mendigos a encontrar pan”;
como tales, dependamos de Dios para que él extienda hacia nosotros su
presencia, su paz y su poder. Una vez que nosotros soltamos nuestra inde­
pendencia y nos avenimos humildemente a recibir de Dios, entonces
podemos devolverle lo que él merece, recibir de otros y ofrecemos libre­
mente a otros. Entonces, y solamente entonces, podrá surgir en la iglesia
un ambiente de salud espiritual, de sanidad y de esperanza bajo el control
del Espíritu Santo.
Mi oración para que el poder que da Dios sea una realidad dentro de
las iglesias de nuestra región, y aun más allá, está encerrada en las pala­
bras de uno de mis himnos favoritos. Es una maravillosa oración de
sumisión y obediencia.
J-
Característica 1
Que mi vida entera esté
Que mi vida entera esté consagrada a ti, Señor;
que mi tiempo todo esté consagrado a tu loor;
que a mis manos pueda guiar el impulso de tu amor.
Que mis pies tan solo en pos de lo santo puedan ir.
Y que a ti, Señor, mi voz se complazca en bendecir.
Que mis labios al hablar hablen solo de tu amor;
que mis bienes ocultar no los pueda a ti, Señor.
Y mi mente y su poder yo los use en tu honor.
Toma, oh Dios, mi voluntad, y hazla tuya nada más;
toma, sí, mi corazón, y tu trono en él tendrás.
Y mi amor a ti lo doy, mi tesoro y lo que soy.
Todo tuyo quiero ser, solo en ti permanecer.
Francés R. Havergal, trad. Vicente Mendoza.
Himnario Bautista
El fruto del Espíritu
Cuando Dios nos ayuda a soltar el espíritu de independencia que nos
impide entender su amor y aceptar su señorío en nuestra vida, entonces él
puede vivir plenamente a través nuestro. Cuando una iglesia es una fuente
de salud espiritual y vitalidad, uno puede ver inevitablemente el fruto del
Espíritu en la vida de los miembros.
Desde que John Stott, el muy respetado teólogo y pastor británico, se
convirtió a Cristo, él ha orado diariamente para que pudiera mostrar el
fruto del Espíritu en su caminar con Dios. Su ejemplo ha sido de gran
aliento para mí y he hecho esa misma oración en forma diaria. La lista que
da el apóstol Pablo del fruto del Espíritu sirve como plomada con la cual
todos nos podemos medir. “El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.
Contra tales cosas no hay ley, porque los que son de Cristo Jesús han cru­
cificado la carne con sus pasiones y deseos [y un espíritu de independen­
cia], Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu. No
seamos vanidosos, irritándonos unos a otros y envidiándonos unos a
otros” (Gál. 5:22, 26).
Pablo contrasta estas nueve gratas expresiones de la vida en el
Espíritu con la vida vivida en la carne. Cuando invitamos a Jesús a reinar
en nuestra vida y ser nuestro líder, maestro, sustentador y amigo, tenemos
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 La presencia de Dios que da poder
victoria sobre los deseos de la carne que alimentan una vida indepen­
diente y licenciosa. Pero para que esto ocurra en la vida de la congre­
gación, los valores de la vida en el Espíritu deben ser constantemente pro­
movidos como una prioridad para los pastores, para los líderes de los
diversos ministerios, al igual que para todos los miembros.
Un ejemplo de una iglesia que demuestra el fruto del Espíritu en
forma poderosa es la Iglesia Evangélica China de Boston. Esta iglesia ha
experimentado un crecimiento acelerado a través de sus 35 años de mi­
nisterio. En la actualidad esta iglesia sirve a personas chinas de varias
subculturas (chinos de primera generación: mandarines, cantoneses, tai-
waneses, como también los de segunda generación nacidos en los Estados
Unidos de América). A pesar de las enormes diferencias entre la primera
y la segunda generación de chinos, ellos se tienen un profundo y mutuo
respeto. Ministran efectivamente, hombro a hombro, tanto en la congre­
gación de habla inglesa como en la de habla china, y las dos congrega­
ciones se apoyan mutuamente. El pastor principal, Jacob Fung, quien
dirige la congregación chinohablante, y su asociado, el pastor Steve Chin,
quien dirige la congregación anglohablante, han trabajado juntos en
equipo por casi 20 años. El pastor Chin hace este comentario en relación
a la iglesia: “Cuando las personas entran a nuestra iglesia, es evidente que
se sienten seguras y a gusto, porque desde el primer día son aceptadas por
quienes son. Aunque nuestra iglesia pone mucho énfasis en guardar la
doctrina, y somos considerados de una línea teológica conservadora,
tratamos de practicar un genuino espíritu de tolerancia y paciencia en
relación a las necesidades de todos”.
Las instalaciones que actualmente utilizan son demasiado pequeñas
en relación al número creciente de personas que asisten cada semana.
Las necesidades de una comunidad urbana tan grande son asombrosas.
Sin embargo, cuando me reuní con el equipo ministerial de esta iglesia
y los escuché hablar de esos desafíos, me di cuenta del alto respeto
que cada uno tenía por el otro y me llamó la atención cuánto usaban
palabras como complementariedad, interdependiente, trabajo en equipo
y reconocimiento. Las palabras amables y afirmativas del uno hacia el
otro me causaron una impresión que perdura hasta hoy.
Después de mi entrevista con ellos, pensé cuán significativamente
encamaban el fruto del Espíritu. A pesar de los obstáculos que tienen que
confrontar en su ministerio diario, fue un gozo ver la evidencia de sus
virtudes cristianas. Cuando muchos otros dentro de nuestras comunidades
de fe responden con enojo cuando se enfrentan con una cantidad de
“obstáculos inconvenientes” en su ministerio y en su trato con la gente,
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Característica 1
fue alentador ver la amabilidad de estos pastores.
Consideremos las nueve características del fruto del Espíritu una por
una y reflexionemos en el significado que cada una tiene para nuestra
vida en el sentido personal y congregacional.
El amor. La palabra que se utiliza en este pasaje en el Nuevo
Testamento para amor es agape. Es una de las cuatro palabras griegas
usadas comúnmente para describir el amor. Eros significa el amor pasio­
nal entre un hombre y una mujer. Filia es el amor que expresa el afecto
que sentimos por aquellas personas queridas y emocionalmente cercanas
a nosotros. Storge significa afecto, pero específicamente el amor que los
padres le tienen a sus hijos. La mejor definición que he encontrado para
la palabra agape es la benevolencia incapaz de ser conquistada. Esto
significa que no importa lo que la gente pueda hacer contra nosotros en
cuanto a un insulto, una lesión en el cuerpo o una humillación, nunca
hemos de ver en ellos otra cosa que no sea lo bueno y lo positivo. Es por
esto que podemos decir que es un sentimiento que está radicado en la
mente como en el corazón y que describe el esfuerzo deliberado —que
podemos hacer solamente con la ayuda de Dios— de nunca desear otra
cosa que no sea lo mejor para aquellos que desean lo peor para nosotros”
(William Barclay).
El gozo. La palabra griega que se utiliza en este pasaje para gozo es
chara. Esto es el gozo que se basa en una experiencia espiritual y no en
posesiones y placeres terrenales. Tampoco es el gozo que sentimos cuan­
do ganamos en una competencia. El gozo del Espíritu tiene su funda­
mento en nuestra relación con Dios. No necesita ser un gozo siempre
entusiasta o un gozo que nos consume en todo momento. Puede ser un
gozo interno, del corazón, que no se expresa en una manera externa. Este
gozo genuino lo tenemos por damos cuenta de que nuestra vida está
guardada en la “palma de las manos de Dios”.
La paz. La tercera característica del fruto del Espíritu es la paz. En la
época en que vivió el apóstol Pablo esta palabra se usaba comúnmente
para describir la serenidad que un país disfrutaba cuando era gobernado
por un líder recto y justo. También se usaba para describir el orden
que existía en las ciudades o las aldeas cuando los “guardianes de
la paz” desempeñaban su responsabilidad correctamente. En el Nuevo
Testamento, por lo general la palabra griega eirene equivale a la palabra
hebrea shalom y significaba no solamente una ausencia de problemas,
sino todo aquello que contribuyera al mayor bien de la persona. En este
pasaje significa la tranquilidad de mente y de corazón que existe en lo
más profundo del alma del cristiano, derivada de la convicción absoluta
 La presencia de Dios que da poder
de que nuestro tiempo, vida y relaciones están en las manos del omnipo­
tente Dios.
La p a c ie n c ia . La palabra griega para la cuarta característica del fruto
del Espíritu, la paciencia, es m akro th u m ia . Generalmente hablando, no se
usa esta palabra para describir la paciencia que necesitamos para manejar
los eventos de nuestra vida o de los objetos que poseemos. No, esta clase
de paciencia tiene que ver con las personas. La vemos expresada en la
persona que es lenta para enojarse, aun cuando se siente tentada a pelear
para defenderse. Los escritores del Nuevo Testamento usan la palabra
para referirse a la actitud de Dios hacia la humanidad (vea 1 Tim. 1:16).
Dios es nuestro modelo en la virtud que muchas veces es para nosotros el
atributo más difícil de reflejar; esto hace que seamos más dependientes de
él para poder reflejarlo en forma consistente. Él tiene una paciencia tan
ilimitada que no se cansa de nosotros a pesar de los pecados que comete­
mos y nunca decide echamos de su gracia. Esa es una verdad asombrosa.
En nuestro trato con los demás, especialmente en el contexto de la iglesia
local, debemos reproducir siempre esta virtud que viene de Dios y que se
demuestra por una actitud amorosa, tolerante y perdonadora.
La b e n ig n id a d y la b o n d a d . La quinta y la sexta características del
fruto del Espíritu, la benignidad y la bondad, son como primos cercanos.
Son términos tan estrechamente relacionados que deben ser considerados
juntos. De hecho, la palabra griega para la benignidad es c re sto te s, que
también se puede traducir por bondad. La idea aquí es una bondad que
también es amable. La benignidad se puede describir como un servicio
activo en bien de otros, mientras que la bondad puede tener como aspec­
tos agregados la amonestación y la disciplina. Jesús demostró bondad
hacia la gente en el templo de Jerusalén cuando echó afuera a aquellos
que habían hecho del lugar una feria de ventas y negocios en vez de un
lugar de santidad y de adoración. Él mostró benignidad hacia la mujer
pecadora que ungió sus pies con sus lágrimas. En la comunidad cristiana
necesitamos una bondad igual que expresa tanto la benignidad como tam­
bién fuerza de carácter.
L a fe . Esta característica del fruto del Espíritu lleva la idea de alguien
que es confiable. La palabra griega que se usa aquí es p is tis y describe a
una persona que es digna de confianza, fiel a su palabra. La fidelidad se
expresa en el contexto de la comunidad cristiana cuando vivimos como
para ganamos la confianza de los demás. Lograr esto toma tiempo; pero
cuando en las diferentes etapas de la vida nos aceptamos tal como somos
y no obstante trabajamos para salir adelante como comunidad, entonces
logramos construir confianza los unos por los otros. Hay pocas cosas en
Característica 1
el trabajo con la gente que son tan desagradables como tener que trabajar
con alguien que ha traicionado nuestra confianza.
La m an sed u m b re. La octava característica del fruto de una vida vigo­
rizada por el Espíritu es la mansedumbre. La palabra griega es p ro a te s y
tiene tres diferentes significados en el Nuevo Testamento. Primero, sig­
nifica ser sumiso a la voluntad de Dios. Segundo, significa estar dispuesto
a ser enseñado, es decir, no ser tan orgulloso como para no querer apren­
der. Tercero, significa tener consideración hacia los demás. No importa
cuáles sean las condiciones que nos toquen en la vida, sean gratas o
desafortunadas, la persona amable sabe cómo tratar a otros por medio de
una palabra acertada, o por una acción o actitud cariñosa, y sabe también
cómo mantener control sobre su ira. Un espíritu manso echa afuera la ira
y ejerce una influencia sobre el ambiente que perdura en la comunidad de
fe. La mansedumbre es divina, algo que cautiva y embellece. No es algo
que el “macho” debe evitar como evidencia de debilidad. Al contrario, es
una evidencia de paz interior y comunión con Dios.
E l d o m in io p ro p io . La novena y última de las características del fruto
del Espíritu que describe el apóstol Pablo es el dominio propio. Diría yo
que ¡guardó la más difícil para el final! La palabra en el griego es
eg kra teia y significa sencillamente autodominio. Es usada en otros con­
textos para describir la disciplina que mantiene un atleta sobre su cuerpo.
Para el cristiano representa el dominio sobre la tentación sexual. Quien se
mantiene bajo dominio propio sabe cómo depender de la obra del Espíritu
para dominar sus propios deseos, especialmente aquellos relacionados
con el placer. Verdaderamente, esta es la virtud que hace que la persona
pueda ser sierva de otros.
En esencia, Pablo está diciendo que para que nosotros vivamos una
vida de poder en el Espíritu, necesitamos un autodominio constante que
esté dispuesto al momento a reconocer las necesidades de otros. Cuando
estamos centrados en nosotros mismos, deseando satisfacer primero
nuestras propias necesidades, buscando la forma más placentera de ha­
cerlo, no estamos caminando en el Espíritu, y no estamos preparados para
servir a otros ni damos a ellos en amor. El dominio propio incluye el uso
de nuestro tiempo, nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones
y nuestro espíritu. Afecta cada aspecto de nuestro ser. Llegar a tener
dominio propio, bajo el señorío de Cristo y la guía del Espíritu, es un
proceso de crecimiento continuo.
Si hemos de llegar a ser una iglesia sana y vibrante, entonces nuestras
asambleas locales necesitan estar llenas de gente que esté dispuesta a per­
manecer en Cristo y abrirse al poder que da el Espíritu. Esa es la única
La presencia de Dios que da poder
forma en que seremos capacitados de producir el fruto del Espíritu en
nuestra vida, tanto en forma individual como colectiva. Todos necesita­
mos reconocer esta necesidad cada día. El apóstol Pablo nos dice en
Romanos, capítulo 6 , que el cristiano ha muerto con Cristo y resucitado a
una vida nueva y pura, en la que las malas costumbres del pasado han ter­
minado y las cosas dichosas y agradables del Espíritu han venido a ser
una realidad. Que esto sea la verdad en nuestra generación.
Los dones espirituales
Además de cultivar el fruto del Espíritu, los pastores y los líderes
necesitan enseñar cómo cada creyente puede descubrir y usar los dones
del Espíritu. El Espíritu Santo ha encomendado a cada uno de nosotros
varios dones diseñados para la edificación del cuerpo de Cristo. En mi
caso, uno de mis dones es la enseñanza. Desde que descubrí este don, y
fue confirmado por otros, entendí por qué sentía tanto gozo cada vez que
enseñaba. Parece ser que de las personas brota nueva vida cuando pueden
utilizar los dones del Espíritu para servir a otros, ya sea en la iglesia o en
la vida diaria.
Para mi amiga Holly Miller el proceso de descubrir sus dones
espirituales ha resultado en algunas experiencias inesperadas. Todo el
proceso se inició cuando ella estaba tratando de identificar su tempera­
mento (usando un texto diseñado por Myers y Briggs). Para Holly, las
preguntas que más la impactaron fueron: ¿Dónde encuadro yo en los
propósitos de Dios? ¿En qué cosas quiere Dios que esté involucrada?
¿Qué capacidades especiales ha creado Dios en mí como su hija?
Este proceso de autoanálisis la llevó a Holly a comprender mejor
cómo su don de administración encuadraba con su temperamento y se
podía utilizar en su iglesia, en su familia y en su carrera profesional.
Holly me dijo: “Hay una gran libertad en saber quién es uno y cómo los
dones del Espíritu Santo sirven para la vida diaria y para el servicio de
otros. Creo que es un ejercicio que se debe hacer a través de toda la vida,
siempre buscando saber el lugar que a uno le corresponde en este
mundo”.
Este proceso de autocomprensión le ha ayudado a Holly a ir apren­
diendo cuándo puede decir “sí” y cuándo debe decir “no”, dejando de
lado de a poco aquellas cosas en su vida que no calzan con sus dones y
su temperamento. Como resultado, Holly está dedicando el tiempo nece­
sario para las actividades importantes de su vida y ha renovado su
enfoque en cuanto al servicio a Dios dentro del contexto de su comunidad
Característica 1
de fe. Además, se siente más animada en cuanto a su papel como esposa,
madre y abuela. Ha podido comenzar su propio negocio como consultora
de negocios, ayudando a las personas a descubrir y utilizar sus capaci­
dades. Además, ella también ayuda a gente de su iglesia a descubrir sus
dones y a usarlos para la gloria de Dios.
El apóstol Pablo dice: “Pero no quiero que ignoréis, hermanos, acer­
ca de los dones espirituales” (1 Cor. 12:1). No debemos vivir en ignoran­
cia acerca de los dones que Dios ha confiado libremente a nuestro cuida­
do. La Biblia nos enseña que cada cristiano ha recibido por lo menos un
don (1 Ped. 4:10) y también que “a cada cual le es dada la manifestación
del Espíritu para provecho mutuo” (1 Cor. 12:7). El erudito profesor
nazareno W. T. Purkiser afirma que “cada verdadera función del cuerpo
de Cristo tiene un ‘miembro’ para llevarla a cabo y por tanto cada miem­
bro tiene una tarea”. ¡Es una maravillosa verdad que debemos recordar
siempre!
¿Qué son los dones espirituales? C. Peter Wagner define un don como
“un atributo especial dado por el Espíritu Santo a cada miembro del cuer­
po de Cristo, según la gracia de Dios, para usarlo dentro del contexto de
la comunidad de fe”. Un don espiritual no es lo mismo que un talento
natural (por ejemplo: cantar). Pero un don espiritual puede ser expresado
a través de un talento natural, como vemos frecuentemente en el ministe­
rio de músicos cristianos que imparten enriquecimiento espiritual, ánimo
y fortaleza a través de sus canciones. Un don puede o no estar presente
antes de la conversión, pero se convierte en un don espiritual cuando se
usa dentro del contexto de la comunidad de fe.
¿Dónde podemos encontrar el tema de los dones en las Escrituras?
Principalmente en Romanos 12; 1 Corintios 12; y Efesios 4. En los pasa­
jes de 1 Corintios 7 y 14; 1 Pedro 4; y Efesios 3 vemos cómo el Señor nos
ilumina acerca de otros detalles importantes relacionados con los dones.
El proceso de descubrir nuestros dones es vital para la edificación del
cuerpo de Cristo, para alentar y equipar a los miembros para servir en los
ministerios, y para expresar el amor hacia los inconversos que están a
nuestro alcance. Por el uso de estos dones glorificamos a Dios, según nos
dice 1 Pedro 4:10, 11: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don
que ha recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de
Dios. Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien
presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas
las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen
la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén”. Según la
Confesión de Westminster y el Catecismo de Heidelberg, glorificar a Dios
 La presencia de Dios que da poder
es “la finalidad principal del hombre”. ¿Puede haber alguna motivación
más importante que esta?
Los pastores y líderes de los diversos ministerios necesitan ayudar a
los cristianos a conocer y utilizar sus dones espirituales. Podemos
empezar animando a las personas a identificar los dones que más les
atraen mientras van estudiando la lista bíblica de los dones. El uso de un
inventario de los dones espirituales es una herramienta útil en este proce­
so. Los siguientes libros son algunos que dan ayuda para conocer los
dones espirituales:
Cómo hallar sus dones espirituales, por C. Peter Wagner (Editorial Unilit).
Dones espirituales, por Jaime Fasold (Editorial Portavoz).
El Espíritu Santo, por Billy Graham (Casa Bautista de Publicaciones).
Los dones del Espíritu, por W. T. Purkiser (Casa Nazarena de Publicaciones).
Sus dones espirituales pueden ayudar, por C. Peter Wagner (Editorial CLIE).
Hay varias formas de entender los dones del Espíritu: por medio del
estudio de los textos bíblicos sobre el tema; por un análisis con algún
inventario sobre los dones; por pequeños grupos de discusión y reflexión.
Sobre todo, la oración es absolutamente esencial en el proceso de des­
cubrir los dones. Si un don espiritual ha de ser descubierto y utilizado,
tendrá que ser bajo la guía y dirección del Espíritu Santo. Al ser dirigido
en este proceso por el Espíritu, uno verá cómo Dios bendice las habili­
dades y bendice la vida debido a la fiel obediencia. Preste atención para
ver si otros reconocen sus dones. Busque capacitarse más en este tema,
evalúe su progreso a medida que va avanzando, y propóngase profundizar
sus habilidades en el uso de sus dones, para la gloria de Dios y para la
edificación de la iglesia. ¡Habrá mucho gozo en esta peregrinación!
Venga tu reino
El poder de Dios se ve claramente en iglesias sanas que promueven
el reino de Dios aquí en la tierra. De hecho, el reino de Dios no se refiere
a un territorio geográfico en el cual Dios es el rey. El reino de Dios es una
condición del corazón, de la mente y de la voluntad donde Dios es Señor
de todo. Los judíos del tiempo de Jesús pensaron erróneamente en los
viejos sueños nacionalistas donde el Mesías ejercería los poderes reales
que ellos anhelaban. Pero Jesús no pensaba en tronos terrenales. Pensaba
únicamente en hacer la voluntad de Dios y en reinar en el corazón y en la
mente de las personas. Hoy día, una iglesia llena de personas de fe, que
Característica 1
anhela hacer la voluntad de Dios, es parte de un reino mucho más vasto
de lo que pensamos.
Cuando oramos: “Venga tu reino, sea hecha tu voluntad”, ¿no esta­
mos pidiéndole a Dios que nos llene de poder cada momento de cada día
para vivir correctamente en su reino? Yo creo que nuestras iglesias están
llenas de personas que anhelan entender su función en la edificación del
reino de Dios aquí en la tierra. Solamente cuando los líderes de la iglesia
nos comprometamos a alentar este anhelo hemos de ver transformados el
corazón, la mente y el estilo de vida de los seguidores de Cristo.
Levantemos nuestra voz al cielo en busca del poder que da Dios por su
presencia, de manera que la obra de su Espíritu pueda ser desatada a
través de las vidas de su pueblo. ¡Soli deo gloria!
j mm
mr>
Señor, yo anhelo ía obra de tu E spíritu en mi vida. ‘Tú prometes a tu pueblo e í
don de la presencia de tu E spíritu para nuestra vida diaria y para nuestro m iniste­
rio. SToy clamo a ti y pido que refresques mi vida con tu presencia, de manera que yo
pueda conocer y hacer tu voluntad. Te pido que te reveles a la iglesia que yo sirvo.
Oro pidiendo que en cada aspecto de la vida que compartimos contigo sea reflejado
tu amor y tu señorío. Sé que necesito depender de ti aun para respirar, y oro para que
cuando yo navegue fu era del cuidado de tu mano, estés allí para restaurarme,
guiarme y sostenerme con ternura. Lléname este día con e l poder de tu Espíritu, y
revélame mis dones espirituales de manera que yo te sirva con gozo y con la absolu­
ta confianza de que estoy caminando en obediencia a ti. Sinhelo ver la presencia y el
poder de tu E spíritu liberado en mi vida y dentro de la com unidad que es tu iglesia.
tHazlo hoy. E n e l poderoso nombre de Jesús, aquel que nos prometió e l Espíritu.
Simen.
■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ I Para la reflexión ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■ ■
La iglesia sana busca intencionalmente la dirección y el poder del
Espíritu Santo para su diario vivir y su ministerio.
Para poder entender la voluntad de Dios y ponerla en práctica, la
iglesia debe:
• Enunciar en forma clara su comprensión de quién es Dios.
• Enseñar “todo el consejo de Dios” y relacionarlo con la iglesia del
siglo XXI.
• Enfatizar una dependencia en Dios en lugar de una autodependencia.
La presencia de Dios que da poder

• Crear entusiasmo en cuanto al privilegio de ser parte del reino de Dios.

• Orar para entender la iniciativa que Dios ya ha tomado y crear la
esperanza por las maneras en que Dios va a actuar.
• Animar a sus líderes a ser agentes de cambio bajo la guía de Dios.
• Estimular a los miembros a que demuestren el fruto del Espíritu.
• Estimular a que los dones del Espíritu se expresen dentro de la
comunidad de fe.

El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de

que somos hijos de Dios.
Romanos 8:16
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1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importan­

te” y el 10 “más importante”) coloque en orden de importancia
cada una de las declaraciones antes mencionadas al contestar
estas dos preguntas: ¿Cuán importante es esta declaración en
beneficio de nuestra iglesia? ¿Cuánto valor le damos a la declara­
ción “el poder que da Dios por su presencia”?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy ineficaz” y
el 10 “muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declara­
ciones antes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán efi­
ciente es el equipo de liderazgo de la iglesia en inculcarle estos
valores a la congregación?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo ministerial: ¿Dónde queremos estar el próximo año
en cuanto a “la presencia de Dios que da poder”? ¿Dentro de dos
años?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo ministerial: ¿Cómo vamos a llegar a donde queremos
estar el próximo año en cuanto a la demostración de “la presen­
cia de Dios que da poder”?
5. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy bajo” y
el 10 “muy alto”), califique a su iglesia en cuanto a cómo está
demostrando esta primera característica de una iglesia sana, es
decir, “la presencia de Dios que da poder”.
Característica 2
La adoración que
exalta a Dios
La iglesia sana se reúne regularmente como la manifestación
local del cuerpo de Cristo para adorar a Dios en maneras que
cautivan el corazón, la mente y el alma, y que fortalecen espiri­
tualmente al pueblo.
Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos ado­
radores adorarán al Padre en espíritu y verdad; porque también el
Padre busca a tales que le adoren. j uan 4.23
Tom Sparling, director del programa de renovación de la adoración
de Visión Nueva Inglaterra (anteriormente pastor del ministerio de ado­
ración de la Iglesia Bautista Emanuel de la ciudad de Chelmsford,
Massachusetts), dice lo siguiente: “Toda la creación fue hecha para darle
gloria a Dios, pero solo el hombre fue creado como para hacerlo en base
a una relación de amor con Dios como Padre”. Tal percepción establece
un enfoque significativo y nuevo para la adoración.
Sigue diciendo: “En la Iglesia Emanuel, en lugar de darle prioridad a
una planificación cuidadosa de la adoración, hemos puesto énfasis en
preparar a los adoradores. Lo que hemos tratado de lograr es enseñar a los
creyentes que la adoración es un estilo de vida y no meramente una cere­
monia. La adoración necesita ser una parte integral de la vida. Queremos
vivir de tal forma que Dios sea exaltado y glorificado en todo lo que hace­

_________________________________ ¿ 2 2 ----------------------------------------------------
La adoración que exalta a Dios
mos”. La Biblia indica que Dios dirige su amor hacia las personas. Esto
significa que hemos sido creados en forma única para ser amados por él;
y la gloria que podemos darle por medio de nuestra adoración es el resul­
tado de nuestro amor por él.
“En el Antiguo Testamento, la adoración estaba asociada con el tem­
plo”, dice Tom. “Sin embargo, en el Nuevo Testamento Cristo mismo
hizo una profunda declaración cuando dijo que Dios busca adoradores
que lo adoren en espíritu y verdad, y que buscan llevar a cabo el propósi­
to original de Dios. Pero en las epístolas no aparece ninguna palabra que
se usa para la adoración ceremonial a Dios por parte del pueblo. La pala­
bra que se usaba para la adoración ceremonial llevaba el significado de
postrarse delante de alguien, como en el caso de la gente que se postraba
delante de Jesús cuando vivió en la tierra. Sin embargo, aunque esta pala­
bra no aparece en las epístolas, reaparece en el libro de Apocalipsis cuan­
do se describe que los ángeles y los redimidos se han de postrar delante
de Dios”.
¿Cuál es el significado de esto para los creyentes de hoy? Nosotros
somos el templo de Dios. El acto de adorar sale del templo, el lugar de
reunión, y se inserta en la vida en su totalidad, como se describe en
Romanos 12:1. En esas palabras el apóstol Pablo apela a que ofrezcamos
nuestros cuerpos como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”, esto es
el acto de adoración. Esto significa que donde estemos, cualquiera que
sea el lugar, es un lugar apropiado para la adoración. Dice Sparling: “Yo
me ofrezco a mí mismo como acto de adoración, 24 horas al día, 7 días a
la semana”.
Una vez que entendamos este cambio en la adoración de un lugar
geográfico a una actitud individual, eso cambia nuestra forma de pensar
en la adoración corporal. Tom comenta: “En Emanuel, nosotros estableci­
mos el enfoque de la enseñanza de la gente sobre el concepto de que tene­
mos que ser adoradores por hábito como un estilo de vida. Como resul­
tado de este énfasis constante, la mayoría de la congregación empezó a
asumir esta verdad como parte de su vida diaria. Ahora la adoración com­
partida brota como una fuente de todo lo que ha pasado en la vida de los
creyentes a lo largo de la semana. Cuando nos reunimos, la adoración ya
está en proceso y la gente dispuesta para unirse a la misma”.
Cambiar los estilos de la adoración
Este enfoque le da una cara distinta al debate en cuanto al estilo de la
alabanza. No es un asunto de lo que la gente necesita recibir en cuanto a
Característica 2
la adoración, sino lo que Dios desea de nosotros en la adoración que le
ofrecemos. Debemos reconocer, de todos modos, que todos nos sentimos
más atraídos a cierto estilo de adoración que a otro. En la actualidad,
algunas iglesias tratan de combinar diversos estilos en un solo culto,
mientras que otras eligen una diversidad de enfoques y estilos, y los uti­
lizan en cultos con diferentes horarios.
En la Iglesia Bautista Emanuel, el equipo ministerial mezcla los esti­
los de lo tradicional y lo contemporáneo en los dos cultos del domingo.
De esa manera, personas de todas las edades sienten que están comu­
nicándose con Dios a su manera. Esto es solo un ejemplo de cómo las
iglesias están cambiando el estilo de adoración para ayudar a los cre­
yentes a entender mejor su papel como adoradores, tanto en su vida
personal como en su participación como miembro de la congregación.
Cada fin de semana en la Capilla de la Gracia (Grace Chapel), en la
ciudad de Lexington, Massachusetts, los músicos y el equipo de ado­
ración dirigen la alabanza en cuatro cultos con horarios y congregaciones
diferentes y en cada uno utilizan diferentes estilos. Comienzan el sábado
a la noche con un culto litúrgico para el grupo que se llama “la congre­
gación del Buen Pastor”. La liturgia de uno de estos cultos incluye un
suave preludio de órgano, un himno de apertura, un llamado a la ado­
ración (leído desde las puertas del templo por un pastor vestido en túnica
negra), otro himno (durante el cual los pastores, todos vestidos de túni­
cas, desfilan por el pasillo central), una oración al unísono, un tiempo
de rodillas para confesión, una meditación cantada, seguida de una
respuesta de la congregación, también cantada, lecturas bíblicas del
Antiguo Testamento, los Evangelios y las epístolas, una oración pastoral,
el sermón, otro himno, la recepción de diezmos y ofrendas, la cena del
Señor (donde toda la congregación pasa al frente para recibir los elemen­
tos en el altar) y una bendición final. Para esta iglesia en los suburbios
de la ciudad de Boston, este culto litúrgico hecho con serenidad a luz de
velas, representa un contraste marcado con los otros cultos del fin
de semana.
En los cultos del domingo a la mañana (celebrados en los horarios
tradicionales de las 9:30 y las 11:00), las luces del santuario están encen­
didas a toda luz, la gente que se ha reunido charla libremente y el estado
de ánimo es completamente diferente al de la noche anterior. El coro se
ubica en las tarimas de la plataforma, los pastores entran al templo desde
las puertas laterales (vestidos de traje), y el orden del culto es de tipo
“tradicional”. El preludio de órgano es más ligero, la bienvenida y los
anuncios más vivaces, los cantos de alabanza más contemporáneos.
La adoración que exalta a Dios
Luego del canto inicial sigue una oración de invocación, dos cantos con­
temporáneos y el himno “Cuán grande es él”, una lectura tomada de los
Salmos, un canto coral, un ofertorio al órgano para recoger las ofrendas,
otro himno tradicional, una entrevista para promover un ministerio de la
iglesia, un sermón ilustrado por textos e imágenes proyectadas, un himno
final y la bendición. Todo esto se lleva a cabo en solo 60 minutos. Este
tipo de culto es un ejemplo de una buena mezcla de formas de adoración
entre lo contemporáneo y lo tradicional.
A la hora del culto vespertino, uno ve que la congregación se com­
pone mayormente de jóvenes, adultos solteros y algunas parejas de
adultos de edad media y de adultos jóvenes con sus hijos pequeños. Un
conjunto de músicos dirige la adoración: un pianista, un tecladista, un
baterista, tres guitarristas, dos cantantes (con panderetas e instrumentos
de mano) y un líder de canto, que se mueve al compás de la música. Él
dirige a la congregación en el canto; la gente palmea y levanta las manos
según los cantos utilizados. El pastor que da la bienvenida viste de panta­
lón vaquero y suéter, cuenta uno o dos chistes y comienza el culto con una
oración breve. El ambiente que predomina en el culto es relajado y espon­
táneo. El pastor titular, Gordon MacDonald, que también viste de ropa
informal, coloca su Biblia y sus apuntes para el sermón sobre el tambor
(el único “púlpito” disponible) y entrega un mensaje basado en un ver­
sículo de las Escrituras, dándole varias aplicaciones prácticas. No hay un
orden específico para la adoración, y la única “liturgia” es un preludio
tocado por el conjunto, la bienvenida de parte del pastor, unos cuantos
cantos de adoración, una canción original escrita y cantada por el pianista
como ofertorio, y el mensaje. Este culto es un contraste total con las túni­
cas, las velas, la liturgia y el ambiente solemne de la noche anterior.
Como se puede observar por estos ejemplos, el liderazgo de la Capilla
de la Gracia ha elegido tres diferentes estilos de adoración para poder
ministrar eficazmente a los diversos grupos dentro de su congregación.
¿Cuál es su meta? El pastor David Bullock, encargado de la adoración en
esta iglesia, responde: “Tenemos la misma meta en cada culto: llevar a la
gente hacia Dios. En su esencia, cada uno de los cultos son muy pareci­
dos, con la diferencia de que algunos pueden tener un aspecto más
intelectual y otros más celebratorio. La diversidad en los estilos es más
bien un asunto de proveer opciones de horarios y preferencia de formas
según la necesidad de cada uno. No queremos que la diversidad en sí
llegue a ser el centro de nuestra atención. Queremos que Dios sea el cen­
tro y, como pueblo suyo, queremos que él siga siendo la prioridad en cada
aspecto de nuestra experiencia como congregación. Cualquiera sea el
Característica 2
estilo de música que utilicemos, nuestro enfoque en el canto está dirigido
hacia Dios y no tanto acerca de Dios. Queremos que cada aspecto de
nuestra alabanza sea una expresión “vertical” de amor y adoración, para
su gloria únicamente. Le damos variedad a los estilos para proveer un
marco apropiado de adoración para satisfacer los gustos de una congre­
gación con mucha diversidad. La adoración no es un evento; debe ser un
estilo de vida”.
La clave: la participación
A través de las encuestas que hicimos en docenas de iglesias, des­
cubrimos que el pueblo de Dios está hambriento de experiencias signi­
ficativas de adoración. No se trata de una clase de adoración que signifi­
ca sentarse pasivamente en los bancos, sino aquella que requiere que la
persona se involucre totalmente. La clave para una adoración eficaz es
lograr atraer el corazón, la mente y el alma de la gente, y canalizar su
energía hacia la participación. Participar en la adoración incluye el uso de
varios estilos y formas, pero lo central es involucrar a las personas.
Si existiera un grupo así como “Adoradores Anónimos”, yo tendría
que asistir a una sesión y confesar delante del grupo que estoy en proce­
so de recuperación de lo que llamo “Episcobautispentegacional”. ¿Nunca
ha escuchado de alguien como yo? Bueno, pienso que existen muchos
adoradores parecidos en su congregación. Somos una clase de personas
que nos alimentamos espiritualmente y crecemos en nuestro amor hacia
Dios a través en una gran variedad de formas de adoración.
La parte “episcopal” que hay en mí le encanta asistir a la Iglesia de la
Trinidad (Trinity Church), ubicada en el centro de la ciudad de Boston,
especialmente durante las temporadas de la Navidad y la Pascua. Con uno
de los templos más hermosos en toda la región de Nueva Inglaterra, la
Iglesia de la Trinidad está ubicada prominentemente sobre la plaza
Copley, en el corazón de la ciudad. Su arquitectura no tiene paralelo.
Cada pared del templo está adornada con hermosos vitrales y cada banco
tiene reclinatorios individuales que están forrados con encaje hecho a
mano. La plataforma donde está el púlpito está embellecida con un már­
mol excepcional y con estatuas en madera de figuras bíblicas e históricas.
Indudablemente, el ambiente crea asombro y reverencia y contribuye a la
experiencia de adoración.
Para la Navidad, la Iglesia de la Trinidad ofrece un concierto a luz de
vela con lecturas bíblicas y oraciones, himnos navideños y villancicos,
todos cantados con arreglos corales de compositores antiguos y moder-
■
La adoración que exalta a Dios Característica 2

nos, y al final un sermón apropiado a la temporada. Todo el programa amado Señor vivió en esta tierra con una actitud de amor incondicional y
está entretejido con el más impactante relato de toda la historia de la perdón universal, y este cuadro ilustra apropiadamente la misericordia, la
humanidad: el nacimiento del Creador del universo que vino a habitar en bondad y la gracia. Al estar con esta congregación, he visto que la gente
nuestro medio como un niño, nacido en Belén. En el programa impreso está totalmente preparada, como si fuera con manos extendidas y abier­
de este gran evento dice: “Este programa es el punto cumbre del año en tas, a darse a sí misma a la comunidad a la que han sido llamados a servir.
la vida de la Iglesia de la Trinidad, mientras seguimos recorriendo el sig­ Tiempos de adoración como los que he compartido en mis visitas los
nificado de la fe cristiana en nuestras vidas”. estimula a hacerlo en el nombre de Jesús.
Los apuntes impresos del programa continúan diciendo: “Esta cele­ Mi lado “pentecostal” sale a la luz en la multitudinaria concentración
bración forma parte de nuestra tradición navideña desde hace más de 70 de personas cuando celebramos el congreso anual de Visión Nueva
años. Este culto con velas y villancicos proclama el significado de la Inglaterra cada invierno en la ciudad de Boston. Esto no es una típica
Navidad en forma de relato y canto. Se inicia suavemente con la entrada experiencia de adoración “carismática”, ni está programada para que lo
de la “Vela de Cristo”, símbolo de la luz de Cristo que sirve como el punto sea. Pero cuando el Espíritu de Dios se mueve en nuestro medio, nos pos­
principal para toda la ceremonia. El punto culminante de la liturgia es el tramos en arrepentimiento y cantamos los cantos con toda nuestra
recuerdo del nacimiento de nuestro Salvador, cuya vida desplaza la noche energía, levantando las manos en alabanza. En esos momentos procla­
oscura del dolor humano, de la misma forma como la procesión de velas, mamos al unísono que él es el Señor, y gritamos amén. Palmeamos cuan­
dirigida por la Vela de Cristo, desplaza la oscuridad dentro del templo. do escuchamos algo en un mensaje que nos inspira, o cuando un cantante,
Nosotros también formamos parte de la procesión como aquellos que un dramaturgo o un conjunto coral nos conmueve y sentimos que ellos
somos llamados a llevar la luz de Cristo por el mundo”. Sam Lloyd, el nos sirven con excelencia, para la gloria de Dios.
pastor de la Iglesia de la Trinidad, en su bienvenida a la gran concurren­ La exuberancia en la adoración que se experimenta en estos enormes
cia, invitó a todos esa noche a que entráramos en la experiencia de ado­ encuentros es inspiradora, motivadora e imparte valores perdurables para
ración a “conocer juntos los misterios de la vida de Cristo”. el alma. Es algo sin paralelo en mi experiencia cristiana, ya que en nues­
Mi lado “bautista” da expresión a la alabanza cada semana en la igle­ tra región no hay ninguna otra entidad como la nuestra que reúne una vez
sia “Capilla de la Gracia” (Grace Chapel), en la ciudad de Lexington, al año tanta diversidad de personas: negros, blancos, haitianos, hispanos,
Massachusetts. En un tiempo, mi esposa y yo formábamos parte del asiáticos, sordos, jóvenes, ancianos, minusválidos, ricos, pobres, gente de
equipo ministerial de esta gran iglesia, y ahora tenemos el privilegio de la ciudad y de zonas rurales, y personas de muchas denominaciones y
criar a nuestros hijos ahí como miembros de la congregación. Asistimos regiones.
todos los domingos al culto de las 9:30 de la mañana, y disfrutamos esta Además de estos congresos que duran solo un fin de semana, desde
experiencia de adoración al estilo bautista. 1992 hemos auspiciado congresos de oración para pastores. Dedicamos
No obstante, predico en otras iglesias por lo menos una vez al mes. cuatro días a estar en la presencia de Dios en oración y en adoración. No
Una de ellas se llama la “Iglesia de la Puerta Abierta” (Church of the tenemos una agenda predeterminada para esos eventos, salvo el deseo de
Open Door), en la ciudad de Hampden, Maine, una iglesia bautista inde­ oír la voz de Dios. Lo invitamos a hacer su obra en nuestro medio, y es
pendiente. El fervor espiritual de sus cultos me inspiró. Me sentí abraza­ un gran gozo ver cómo él nos purifica y nos renueva para su servicio. El
do por su compañerismo y sentí la presencia de Dios mientras celebramos Espíritu de Dios se manifiesta en este ambiente de adoración, oración,
las bondades del Señor por medio del canto, las oraciones, la entrega de confesión, edificación de relaciones, consagración, compañerismo e
nuestras ofrendas y el mensaje de la Palabra de Dios. El lema de la igle­ interdependencia regional. No es raro encontrar a los pastores postrados
sia era “continuar de todo corazón siendo el pueblo de Dios”. Para mí, en oración, abrazados después de confesar sus pecados y su necesidad de
ellos muestran lo que significa formar parte de la familia de Dios por la recibir el perdón de Dios. Uno ve a otros alzando las manos en alabanza
prioridad que dan a la adoración. y adoración, o sentados quietamente en actitud de penitencia alrededor de
En esa iglesia hay un detalle que llama la atención: es un hermoso vi­ la mesa preparada para la cena del Señor, con las lágrimas corriendo por
tral que representa a Jesús con los brazos y las manos extendidas. Nuestro sus mejillas antes de participar de los elementos. Cantamos con toda

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La adoración que exalta a Dios
nuestra fuerza los grandes himnos de la iglesia, como también los cantos
contemporáneos. Es una adoración saludable, rica y significativa, que nos
envuelve totalmente. ¡Nadie queda fuera en esta gloriosa experiencia!
Mi lado “congregacional” me remonta a mis raíces en la iglesia con-
gregacionalista. La liturgia y la tradición de esta iglesia todavía tienen
mucho significado para mí y cada vez que vuelvo a ese lugar para parti­
cipar en los cultos con todos mis familiares, mi mente se inunda de re­
cuerdos de los cultos vividos en el pasado. Fue en ese entorno donde hice
profesión de fe, donde fui bautizado siendo niño, y donde me hice miem­
bro de la iglesia. Fue ahí donde mi hermana se casó y donde mis padres
renovaron sus votos matrimoniales después de 50 años de casados. Y fue
en ese lugar donde familiares y amigos nos reunimos para darle el último
adiós a mi amada madre en un culto en su memoria. Aunque hoy no com­
parto todas las posturas teológicas de esa iglesia, todavía tengo el alma
reanimada cuando regreso a esa iglesia congregacionalista de mi niñez.
Como usted podrá apreciar, para personas con una historia parecida a
la mía, una diversidad de experiencias en cuanto a la adoración nos
estimula y nos bendice. Por eso sostengo que podemos adorar aun en el
auto cuando nos unimos en el canto de una canción grabada de un can­
tante cristiano favorito. Igualmente, encontramos que somos conmovidos
cuando participamos en las grandes tradiciones de la iglesia como el
bautismo, una boda o la cena del Señor. A veces disfrutamos de concier­
tos cristianos y hasta nos paramos en la silla para ver mejor el escenario,
y con los demás extendemos las manos hacia el cielo, como si Dios
mismo estuviera por llegar hasta nosotros y tomamos de la mano. O a
veces nos sobrecoge la emoción de la presencia de Dios cuando entramos
a una catedral llena de vitrales. En conferencias especiales o en retiros
encontramos que somos llevados como si fuéramos a la misma presencia
de Dios a través de la adoración, guiados por un grupo de instrumentistas
y líderes de adoración quienes se entregan a guiamos al trono del cielo.
Como también podemos reflexionar en un retrato de Jesús representado
en un vitral que capta nuestra atención en un momento particular de ado­
ración.
Si usted se identifica con una de estas experiencias, sabe a qué me
refiero cuando digo que la adoración debe llevamos a participar. Para los
que planean la adoración para los cultos cada semana, m ego que tomen
en serio los anhelos del corazón del pueblo de Dios que se reúne en el
templo con un propósito único: encontrarse con el Señor. La adoración en
los cultos requiere mucha oración y energía invertida en su preparación.
No cabe duda, hay que planificar cada experiencia de adoración con tal
Característica 2
cuidado como si fuera la última ocasión que, en este lado del cielo, ten­
drían los creyentes reunidos para adorar al Dios Omnipotente. La ado­
ración que exalta a Dios no es algo que se debe tomar a la ligera por
ninguno de nosotros: ni los líderes ni la congregación, ni pastores ni
laicos, ni viejos ni nuevos creyentes, niños, jóvenes o adultos. El Padre
busca nuestra adoración, y esta debe ser pura y sana, que lo exalte y le
dé el gozo que merece su santo nombre. El estilo que utilicemos es un
asunto secundario a la verdadera razón de por qué lo adoramos, que es
glorificar a Dios.
Los elementos de la participación
Si usted como pastor, al igual que su equipo de liderazgo, está actuan­
do nada más que por hábito a la hora de planear los cultos públicos cada
semana, yo sospecharía que no está impulsando a su iglesia a una ver­
dadera salud espiritual. Es algo sabido que los que preparan cultos de
adoración eficaces toman incontables horas para coordinar cada aspecto;
y esto es cierto aun para aquellos que confían más en la obra espontánea
del Espíritu.
Dado que desde lo más profundo del corazón el pueblo de Dios clama
por experiencias de adoración que los estimule, es tiempo que las iglesias
empiecen a considerar en oración cuán eficaz ha sido su forma de llevar
a cabo estos eventos semanales para la familia de Dios. Yo sugiero que
una forma de comenzar a hacer los cambios necesarios es trabajar desde
una base de cero, similar a los economistas cuando enseñan acerca del
proceso de elaborar un presupuesto. Empiece con una pizarra limpia, una
hoja de papel en blanco, un corazón dispuesto y entonces, en oración,
llene los espacios con lo que usted cree que Dios desea para usted y para
su iglesia.
Los líderes de la Iglesia Cristiana Congregacional Betania (Bethany
Congregational Christian Church), en la ciudad de Rye, New Hampshire,
han tratado de combinar una variedad de estilos de adoración para elabo­
rar una que se usa en forma idéntica en los tres cultos de fin de semana.
Esto no ha sucedido sin causar cierta tensión en la congregación. Pero la
forma honorable en cómo han manejado todo es un maravilloso testimo­
nio.
En un boletín publicado para la congregación en noviembre de 1997,
Chris Matthew, el director de música y adoración, escribió lo siguiente:
“En Betania hemos sido originales al...
 La adoración que exalta a Dios
1. Conocer y practicar las pautas bíblicas que se dirigen a la exce­
lencia en la música y en la adoración.
2. Honrar las tradiciones de la iglesia universal y de la Iglesia
Betania en la adoración.
3. Estar en la corriente de cambios de estilos y gustos musicales,
y utilizar lo mejor de la música contemporánea.
4. Responder a la diversidad en la congregación de Betania y en
la comunidad.
5. Nutrir un ambiente donde el proceso de ejecutar la música
honre a Cristo”.
Los líderes de esa iglesia han elegido utilizar esta variedad de estilos
en vez de causar una división y contribuir a la tragedia de iglesias que han
sido devastadas por contiendas a raíz de los diferentes estilos de alaban­
za. En cambio, ellos han hablado abierta y honestamente entre sí para
encontrar el estilo de adoración más sano para la congregación. Ponen su
enfoque en adorar a Dios y en mantener la unidad del cuerpo, en lugar de
preocuparse por los estilos de adoración. Para la iglesia actual es absolu­
tamente crucial que se preserve la unidad en medio de tanta diversidad.
En Betania, han elegido “abrir camino difícil pero saludable”, dice Chris
Matthews. “Creo que tomará algún tiempo hasta que encontremos el ba­
lance correcto en medio de la variedad. Pero vamos a ser pacientes los
unos para con los otros, creciendo juntos en amor hasta lograr la máxima
expresión de adoración al Señor”.
Craig Perkins, encargado de la música en la ciudad de Rehoboth,
Massachusetts, nos recuerda: “La música es nada más que el vehículo por
el cual se transmite el mensaje. El mensaje debe tener como núcleo la
verdad de la Palabra de Dios. Por eso es desconcertante ver a la gente
que intenta retener con increíble intensidad sus preferencias de estilo
musical que se remonta a cuando eran niños o jóvenes. No es un asunto
de querer usar himnos o coros contemporáneos o música original. Todo
tiene su lugar en la iglesia. Lo más importante es que el adorador se
relacione con Dios. Aquellos que hoy están escribiendo música y cantos
originales son heraldos de Cristo, y están produciendo fruto a través de la
música que escriben”.
El papel del líder de adoración es como el que ocupó Asaf en la época
del Antiguo Testamento: supervisar la entrega de la música, organizar el
trabajo del grupo de adoración y buscar en todo agradar a Dios a través
del canto. Perkins explica: “Un líder de la adoración debe tener una sen­
sibilidad espiritual como para poder oír e interpretar el corazón de Dios.
Característica 2
No es solamente un asunto de proveer la música para los cultos. Es ver
dentro del corazón de Dios, escucharlo y luego traer esa dimensión al
pueblo y ayudarlo a responder. Nuestro mandato es agradar a Dios, no a
la multitud. No debemos permitirle a la gente imponemos la idea en su
mente en cuanto a la alabanza. Las iglesias necesitan no solo un director
de canto, sino un hombre como Asaf, quien tuvo gran capacidad musical,
pero también fue capaz de interpretar el corazón de Dios y luego comu­
nicarlo a la gente”.
Tom Sparling, el director del programa de renovación de adoración
de Visión Nueva Inglaterra, está de acuerdo con los conceptos de Perkins
en cuanto a la función del líder de adoración. Para Sparling, el enfoque
de nuestra adoración es nuestro gran e imponente Dios, lo mismo que el
profeta Isaías describe con gran elocuencia en Isaías 6:1-14: "Vi al Señor
sentado sobre un trono alto y sublime; y el borde de sus vestiduras llena­
ban el templo... Santo, santo, santo es Jehovah de los ejércitos. ¡Toda la
tierra está llena de su gloria!”. El líder de adoración guía a la gente a con­
centrarse solamente en el Señor de los cielos.
Entonces, a medida que ponemos nuestra atención en el Dios del uni­
verso, hemos de responder con un espíritu de quebrantamiento y confe­
sión como Isaías continúa en el versículo 5: “Entonces dije: ¡Ay de mí,
pues soy muerto! Porque siendo un hombre de labios impuros y habitan­
do en medio de un pueblo de labios impuros, mis ojos han visto al Rey, a
Jehovah de los Ejércitos”. Dios está siempre presente para perdonar el
pecado y restauramos para poder amar y servir, como dice el profeta: “He
aquí que esto ha tocado tus labios [un carbón encendido que trajo el sera­
fín]; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado. Entonces
escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por
nosotros? Y yo respondí: Heme aquí, envíame a mí”. Después de un
encuentro con el Señor recibimos el poder para ir y servirle todos los días
de nuestra vida.
La esencia de lo que Isaías está diciendo se encuentra en los siguiente
conceptos:
Dios está buscando a personas que tienen un profundo anhelo de
Dios: el regalo que Dios nos da es su corazón y su más profundo anhelo
es que lo recibamos con gozo.
Debemos cultivar un corazón semejante al de Dios: en cuanto tengamos
el anhelo de “tocar el borde de su manto”, él va a llenamos con su presencia.
Necesitamos como pueblo suyo desarrollar un anhelo colectivo para
con Dios: sentimos cada vez más unidos en adoración como su cuerpo,
la iglesia de Jesucristo.
 La adoración que exalta a Dios
Hemos recibido el mandato de compartir el corazón de Dios con
otros: sentimos identificados con los que han hecho esta trayectoria de fe
antes que nosotros; unir nuestras manos en este día para pasar la antorcha
a la nueva generación de quienes buscan a Dios.
Estos mismos conceptos se enfatizan en Jeremías 24:6, 7: “Pondré
mis ojos sobre ellos, para bien, y les haré volver a esta tierra. Los edifi­
caré y no los destmiré; los plantaré y nos los arrancaré. Les daré un
corazón para que me conozcan, pues yo soy Jehovah. Ellos serán mi
pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón” (cursi­
vas añadidas). ¡Qué promesa tan poderosa del Señor!
Estas prioridades fundamentales están también presentes en una can­
ción que compuso Craig Perkins, cuando en 1997 cambiamos el nombre
de nuestra organización “Asociación Evangelística de Nueva Inglaterra”
(que durante 110 años había llevado ese nombre) al de Visión Nueva
Inglaterra. Refleja el clamor del pueblo de Dios por una renovación
espiritual en la vida.
Llámanos de nuevo, Señor
La voz de Dios está susurrando
a través de la tierra oscurecida,
buscando un lugar donde haya reposo
en corazones que comprenden.
El quiere avivar el fuego
de una fe que fue firme y luminosa,
y llama otra vez a su pueblo
a que no se avergüence de llevar su luz.
Estribillo:
Llámanos de nuevo, Señor,
a sentir el primer amor,
rendidos de nuevo, Señor,
a tu santa y divina voluntad.
Llena las playas rocosas de Nueva Inglaterra
y sus montañas con tu gracia.
Cumple tu visión en nosotros, Señor,
y permítenos contemplar tu rostro.
El pueblo de Dios necesita oír de nuevo
su voz amorosa y segura,
y responder con voz fuerte y clara
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Característica 2
que ya hemos elegido
juntar los corazones
y dejar el pecado,
al abrazar todo tu reino
y la visión que en él se encuentra.
Muchos corazones buscan la verdad
cansados de su mucho pecar.
Saben que hay un refugio
pero no saben cómo entrar en él.
Prisioneros del miedo y de la duda
que anhelan su pronta liberación,
necesitan sentir el toque amoroso del Señor
y el consuelo de su preciosa paz.
Permitan que los perdidos salgan del pecado.
Denles las llaves de la vida eterna.
Rompan las cadenas de los que lloran.
Líbrenlos de sus luchas y conflictos.
Proclamen las buenas nuevas de Cristo
anuncien su gracia salvadora.
Con misericordia y compasión
demuéstrenles la senda, la senda del Señor.
Traducido por Salomón Mussiett.
La adoración debe ser vista como la finalidad en sí y no como un
medio para alcanzar un fin. Al sentir una pasión por conocer a Dios, lo
buscamos con todo el corazón ya que él se deleita en gran manera a causa
de nosotros. Él nos renueva en su amor y, como dice Sofonías: “por causa
de ti se regocijará con cánticos” (ver Sof. 3:17). Al entender el corazón de
Dios hacia nosotros, vamos creciendo en nuestro anhelo para conocerlo
más. Una vida que expresa adoración en el sentido personal y también en
sentido corporal, es una vida que rebosa de Dios y solamente de Dios.
Asuntos prácticos
La adoración que exalta a Dios es la joya que falta hoy día en nues­
tras iglesias evangélicas. Así lo expresa A. W. Tozer, renombrado autor
y pastor: “Dios desea llevamos a una mayor profundidad en nuestra
relación con él. Quiere guiamos en nuestra expresión de amor por aquel
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La adoración que exalta a Dios
que nos amó primero. Quiere cultivar en nosotros la adoración y la
admiración que él merece. Quiere revelar a cada uno de nosotros la reali­
dad de una fascinación espiritual por la verdadera adoración. Quiere
enseñamos la maravilla de sentir gran emoción moral en nuestra ado­
ración, hasta sentimos encantados con el conocimiento de quién es Dios.
No existe sustituto humano para esta clase de adoración”. ¡Esta es la joya
que necesita ser descubierta!
La Confesión de Westminster lo declara con estas palabras: “¿Cuál es
el propósito mayor del hombre? Glorificar a Dios y gozar de él por siem­
pre”. Puesto que la finalidad de la vida es la adoración, la responsabilidad
principal de la iglesia es fomentar la adoración en la experiencia unida,
de manera que los miembros continúen expresándola en su vida diaria.
Entonces, para poder fomentar la correcta adoración en los cultos,
¿cuáles son los elementos principales a considerar?
Antes que todo: el líder. El líder de la adoración, además del pastor,
necesita tener una correcta comprensión de cómo, en la tradición de su
iglesia, se debe expresar la adoración que exalta a Dios. Necesita saber
cuándo y dónde hacer cambios apropiados en el orden del culto en cuan­
to a las opciones de música y otros componentes según se vayan necesi- I
tando. Este líder necesita un grupo, o equipo, de personas que estén a su
lado para orar y dar apoyo logístico y creativo de manera que la responsa- j
bilidad se cumpla bien cada semana.
La organización que se denomina “Red de liderazgo”, con sede en la
ciudad de Dallas, Texas, ha identificado estas cualidades como esenciales
en un líder eficaz de adoración: una buena relación interpersonal con el
pastor; una habilidad de capacitar a su equipo de trabajo; una persona que
da buen ejemplo de cómo ser un adorador genuino; una persona auténti­
ca y transparente; un estudioso de las Escrituras; un mentor, un guerrero
de oración y una persona capacitada en organizar y dirigir programas.
Estas habilidades necesitan ser desarrolladas por quienes tienen la
responsabilidad por la adoración de su iglesia, para que el pueblo de Dios
sea guiado en la adoración por un líder digno de confianza, con integri­
dad espiritual. Cabe la pregunta: ¿A quién está entrenando usted en su
iglesia para que adquiera estas cualidades y guíe a otros en una adoración
que exalte a Dios?
Segundo: el estilo. Es importante que las iglesias de hoy no sufran
debido a conflictos innecesarios sobre los estilos de adoración. El estilo
de música y el orden de los cultos deben brotar de las tradiciones de la
iglesia y deben Cambiar y ser modelados de acuerdo con la visión que
tenga la iglesia para el futuro. Debe reflejar las preferencias de la con­
— ¿G2-
1
Característica 2
gregación, de los líderes y de la comunidad circundante. Sobre todo, debe
brotar de la manifestación del Espíritu Santo obrando en medio de la con­
gregación. Usted como líder debe tomar el tiempo para escuchar lo que
Dios quiere revelar en cuanto a sus deseos para la congregación en
relación a la adoración. Esto será lo que finalmente guiará a todos hacia
una expresión más cabal en cuanto a un nuevo o distinto estilo de ado­
ración.
Estar comprometido con la unidad del cuerpo de Cristo significa que
uno está dispuesto a experimentar con diferentes formas y estilos de ado­
ración. Es saludable que los cristianos consideren nuevas maneras en las
cuales podrán conectarse mejor con la gente que es diferente a ellos, para
reflejar su amor por Dios en formas que posiblemente no le sean cómodas
ni gratas. Necesitamos evitar el peligro de convertimos en jueces de las
variadas formas de adoración que prevalecen en la iglesia de hoy. En
lugar de ello, necesitamos apreciar las multiformes maneras en que el
Señor está llevando a su pueblo en la adoración.
Un ejemplo de una iglesia donde la adoración es animada y original
es la Iglesia M etodista Episcopal Africana Betel (Bethel African
Methodist Episcopal Church), ubicada en la ciudad de Boston, donde Ray
y Gloria Hammond pastorean esta floreciente congregación. Allí ellos
deliberadamente tratan de mezclar lo viejo con lo nuevo en cada una de
las reuniones celebrativas de adoración. El pastor Ray dice: “Para
nosotros es vital conocer los himnos tradicionales de la iglesia. A través
de ellos nos sentimos como parte de la corriente de la cristiandad que ha
fluido por más de 2.000 años. Pero además, debemos darle a la congre­
gación la oportunidad de conocer formas más contemporáneas de hablar
y cantar el mensaje del evangelio”.
Este esfuerzo deliberado de mezclar lo viejo con lo nuevo ha tenido
un gran éxito y significado dentro de las congregaciones afroamericanas.
Para ellos es algo muy natural utilizar todo el cuerpo en la adoración; así
que, cuando bailarines profesionales en la congregación crean coreogra­
fías simples para las canciones, se las recibe con gozo y una inmediata
participación. Cuando cantan la letra de una canción que están apren­
diendo juntos, se siente la gran emoción que acompaña esta actividad
participativa. A menudo, cuando es tiempo de orar y se invita a la gente a
pasar adelante, lo hacen no solo en forma individual, sino en grupos de a
tres para orar unos por otros.
El tema fundamental de la adoración en la Iglesia AME Betel es “for­
talecemos en el compañerismo mientras participamos en la alabanza, las
oraciones y la adoración a Dios”, dice Ray Hammond. “La lección de la
-GJL
La adoración que exalta a Dios
cruz es que Dios está interesado en que nos acerquemos a él en una forma
vertical mientras a la vez nos acercamos el uno al otro en una forma hori­
zontal”. Ray continúa: “Es una completa tragedia que vengamos al tem­
plo para adorar y que salgamos después sin conocemos mejor. Nuestro
enfoque es el de ministrar el uno al otro en el contexto de la adoración
que ofrecemos a Dios, y creo que esto es vital para involucrar a nuestra
congregación en una adoración significativa”. Su esposa, Gloria, está
completamente de acuerdo y añade: “Aun cuando recogemos la ofrenda,
todos nos ponemos de pie y caminamos al frente cantando y alabando
a Dios por la oportunidad de devolverle algo de lo que tan generosa­
mente nos ha dado. De vez en cuando hay personas de la congregación
que durante diferentes momentos del culto pasan adelante danzando y
cantando, mostrando de esa forma el espíritu de celebración alegre y de
compromiso en la expresión de adoración a Dios”.
Otro detalle: no hay una norma en cuanto a formas de vestir para
los que asisten a los cultos en la Iglesia AME Betel. La vestimenta
es mucho menos importante que el deseo profundo de adorar a Dios
y ponerse en contacto con las otras personas que asisten al culto. De
hecho, muchas veces como congregación la gente asiste al templo vestida
de trajes africanos típicos, como una forma de recordar visualmente sus
inconftindibles raíces. Ellos son una “familia”; y cada encuentro de su
experiencia de adoración es una oportunidad más de recordar que se
reúnen por amor a Dios y por amor el uno por el otro. Sus tradiciones,
experiencias, canto y mensajes, junto con la dinámica de sus relaciones
personales, son en un todo la expresión saludable del cuerpo de Cristo,
donde cada uno es parte de la familia, y todos están entregados al acto de
adorar a Dios juntos.
Las actividades que llevan a una adoración que exalta a Dios
e involucran completamente a la persona no son nada nuevo para la
iglesia en general. David MacAdam, el pastor de la Iglesia Comunidad
Nueva Vida (New Life Community Church), en la ciudad de Concord,
Massachusetts, entiende esto y ha compartido algunos conceptos en un
boletín que envía a su congregación. Dice:
En la Biblia, las siguientes conductas están asociadas con la ado­
ración: arrodillarse (Sal. 95:6), postrarse (Sal. 95:6), levantar las manos
(Sal. 141:2; 1 Tim. 2:8; Sal. 63:4) estar de pie delante de Dios en temor y
reverencia (Sal. 4:4), palmear (Sal. 47:1), tocar instrumentos (Sal. 33:2;
92:3; 98:6; 144:9), tocar panderetas e instrumentos de percusión (Sal.
150:4), danzar delante del Señor (Sal. 150:4), inclinar la cabeza (Gén.
Característica 2
24), levantar la cabeza y los ojos al cielo (Sal. 3:3; 123:1), orar, alabar,
cantar y gritar de gozo (Sal. 32:11; 47:6; 59:16; 66:8; 69:30; 98:1; 100:1,
2; 132:9). La adoración es un ejercicio total: adoramos con nuestro
espíritu regenerado (Rom. 1:9), mente renovada (Fil. 2:3-5) y emociones
revividas (Rom. 12:11-15). La adoración inteligente es presentar nuestro
cuerpo entero en sacrificio vivo (Rom. 12:1) y ejercitamos para la piedad
(1 Tim. 4:7, 8).
Esta lista de las acciones usadas en la adoración es un maravilloso
ejemplo de la variedad de estilos que son posibles y aceptables para
nosotros como pueblo de Dios. No importa el estilo que pueda elegir la
congregación o la persona para expresar su adoración, la prioridad para
Dios no es el estilo, sino la sustancia.
Tercero, la sustancia. En nuestro folleto “Las diez características de
una iglesia sana”, aparece una lista de los elementos que deben estar pre­
sentes en la adoración que exalta a Dios. Son:
• La oración: adoración, alabanza, acción de gracias, confesión y pe­
tición.
• La lectura de las Escrituras.
• La predicación de la Palabra de Dios: para recibir instrucción, guía,
ánimo, consuelo, desafío y amonestación.
• El bautismo y la cena del Señor.
• Cantos e himnos que alaben a Dios y animen a los creyentes.
• La afirmación de las verdades que creemos.
• La dedicación de nuestras vidas para servir a Dios y al prójimo en
todo el mundo.
Además de esta lista abreviada, donde cada semana es necesario darle
su definición exacta, quiero sugerir que existen ciertos temas adicionales
que deben ser considerados en relación con esta lista:
Celebración: Tomar tiempo para ofrecerle a Dios nuestra alabanza
por todo lo que es, todo lo que ha hecho en la creación, por su Palabra y
por todo lo que él significa para nosotros a través de su Hijo.
Continuidad: Organizar la adoración alrededor de un tema y hacer
que cada parte confluya durante todo el culto de tal modo que toda la
congregación esté sintonizada espiritualmente y lista para responder a las
iniciativas que Dios ha tomado.
Confesión de pecados: Llegar a la presencia de Dios para recibir
limpieza y perdón a través del quebrantamiento, la confesión y la oración,
La adoración que exalta a Dios
en forma individual o colectiva. Esto puede incluir la lectura colectiva de
confesión tomada de diferentes porciones de las Escrituras.
Comunión con Dios: Al haber sido restaurada a una nueva vida, la
congregación conmemora su relación con Dios por medio de la cele­
bración del bautismo y de la cena del Señor.
Comunidad: Al estar unidos como un cuerpo en Cristo, las personas
se relacionan en una forma diferente la una con la otra, y expresan libre­
mente la compasión y el amor incondicional.
Consagración: Al elegir servir a Dios en obediencia al Gran
Mandamiento y la Gran Comisión, la congregación pone a prueba su
compromiso espiritual por las diversas expresiones de adoración.
Hijos: El hecho de pasar “de una generación a otra” las historias de
nuestra fe, las expresiones de nuestro amor por Dios y el gozo que senti­
mos en esta experiencia de la vida en Cristo.
Estos elementos representan la sustancia de nuestra adoración y nos
colocan firmemente en el encuentro con Dios que buscamos a través de
la Palabra hablada, los cantos de nuestra fe, las tradiciones que nos unen,
las ceremonias que reflejan nuestras convicciones y las relaciones per­
sonales que perduran en la vida. Hay que decir que tener formas de culto
sin sustancia no estimula mucha profundidad. En cambio, las experien­
cias con sustancia en la adoración nos conducen a una estabilidad en
nuestra comunión con Dios y nos mantienen unidos a su pueblo.
La adoración que exalta a Dios ha vencido las pruebas del tiempo,
pero también va siendo redefinida por esta generación. Ya es hora para
que la iglesia responda al desafío de ser sensible a la obra renovadora del
Espíritu y comprometa completamente al pueblo de Dios en nuevos esti­
los de adoración que encuadren mejor con esta generación. Esto deman­
da líderes dotados que han sido llamados a renovar la adoración y darle
la sustancia que nos mantenga firmes a la Palabra de Dios y a las priori­
dades señaladas en ella para su pueblo.
La adoración, ¿es esta la joya que falta? No tiene por qué serla. Una
vez descubierta, podrá ser su posesión más apreciada. ¡Vale la pena bus­
carla con ahínco!
Característica 2
fo Padre, este día tú eres eíobjeto de mi adoración. Anhelo conocerte más
íntimamente y seguirte más sinceramente, Eloy reconozco que si mi corazón Ha de cre-
cm Hacia ti, necesito someterme a tu amor y a tu señorío. P>ebo dedicarme más a ta
[ectura de tu TaíaHra y comunicarme contigo más regularmente en oración. Como
resultado de rebosar de ti, podré contribuir positivam ente a la comunidad de fe que
te adora cada semana. ‘P ermíteme estar dispuesto a la obra del E spíritu en nuestro
medio, de manera que la adoración que gozam os ju n to s refleje tu amor, gracia y tier­
na misericordia. “
R enueva en m í e l deseo por la santidad en toda su plenitud. Llévame
cerca de tu corazón, y crea en m í e l anhelo de adorarte cada momento de mi vida,
píame la libertad en los cultos que tanto deseo en la adoración, sea por form as cono­
cidas o nuevas. Permíteme ser un ejemplo positivo de unidad en medio de la diversi­
dad. ‘Todo te lo pido en el poderoso nombre de Jesús, quien tiernamente me dirige
hacia la adoración que enalta a Dios. Amén.
■■■RHM H1 Para la reflexión ■ ■ ■ ■ ■ ■
La iglesia sana se reúne regularmente como la manifestación local del
cuerpo de Cristo para adorar a Dios en maneras que cautivan el
corazón, la mente y el alma, y que fortalecen espiritualmente al pueblo.
La adoración congregacional es el continuo recordatorio de:
• El señorío de Cristo.
• El poder del Espíritu Santo.
• La obra redentora de Dios Padre en nuestro medio.
• Las verdades de la Palabra de Dios.
• La necesidad que es nuestra de compartir el evangelio con otros.
• El mandato que tenemos de servir a los necesitados.
La adoración incluye elementos tales como:
• La oración: adoración, alabanza, acción de gracias, confesión y
petición.
• La lectura de las Escrituras.
• La predicación de la Palabra de Dios para recibir instrucción, guía
ánimo, consuelo, desafío y amonestación.
• El bautismo y la cena del Señor.
• Cantos e himnos que alaben a Dios y animen a los creyentes.
• La afirmación de las verdades que creemos.
• La dedicación de nuestras vidas al servicio de Dios.
-GZ~.
p

La adoración que exalta a Dios

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le
adoren.
Juan 4:23

1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 es el menos importante y el

10 es el más importante), coloque en orden cada una de las
declaraciones antes mencionadas al contestar las siguientes dos
preguntas: ¿Cuán importante es esta declaración para la salud
espiritual de nuestra iglesia? ¿Cuánto valoramos la adoración que
exalta a Dios?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy ineficaz” y
el 10 “muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declara­
ciones antes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán efi­
ciente somos como equipo de liderazgo en inculcar estos valores
a nuestra congregación?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo ministerial: ¿Dónde queremos estar el próximo año
en cuanto a la característica de “la adoración que exalta a Dios”?
¿Dentro de dos años?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo ministerial: ¿Cómo vamos a llegar a donde queremos
estar el próximo año en cuanto a la demostración de “la adoración
que exalta a Dios”?
5. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy bajo” y el
10 “muy alto”), califique a su iglesia en cuanto a cómo está
demostrando esta segunda característica de una iglesia sana, es
decir, “la adoración que exalta a Dios”.
Característica 3
Las disciplinas espirituales
La iglesia sana provee capacitación, modelos y recursos
para que los miembros de todas las edades puedan desarrollar
sus disciplinas espirituales.
En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primera­
mente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de
misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita.
Santiago 3:17
A Peter Marshall, quien en vida fue un elocuente pastor y confe­
rencista y que por varios años fue capellán del Senado de los Estados
Unidos, le encantaba relatar una historia que él llamaba “El guardián del
manantial”.
El guardián del manantial era un tranquilo habitante del bosque que
vivía cuesta arriba en un pueblo austríaco situado en las alturas de las
montañas Alpes. Hacía muchos años que el municipio había contratado al
viejo caballero para limpiar las ramas, hojas y otros desechos que se acu­
mulaban en los pozos en las grietas de la montaña que alimentaba el
arroyo encantador que atravesaba el pueblo. Con fidelidad y regularidad
silenciosa el guardián patrullaba las colinas, removía las hojas y las
ramas, y limpiaba el fango que de otra manera obstruiría y contaminaría
el fluir de las aguas frescas.
Con el paso de los años, el pueblo llegó a ser una atracción turística.
Elegantes cisnes flotaban en el arroyo cristalino, los molinos de los dife­

_____ < £ £
Las disciplinas espirituales
rentes negocios situados a las orillas del arroyo giraban día y noche, y las
granjas se irrigaban regularmente. La vista pintoresca que se disfrutaba
desde las ventanas de los restaurantes superaba toda descripción.
Los años pasaron. Una noche, el consejo municipal se juntó para su
reunión bianual. Mientras revisaban el presupuesto, un hombre se fijó en
la cifra del salario que se le pagaba al desconocido guardián del manan­
tial. “¿Quién es este viejo?”, preguntó él tesorero. “¿Por qué le seguimos
pagando un sueldo año tras año? Nadie lo ve nunca. A lo mejor este
vagabundo de las colinas no nos está favoreciendo. ¡Ya no nos es nece­
sario!”. Por voto unánime decidieron prescindir de los servicios del
anciano.
Por varias semanas no hubo ningún cambio. Pero con la llegada del
otoño las hojas de los árboles comenzaron a caer. Pequeñas ramas se que­
braron y cayeron en los pozos y empezaron a obstruir el fluir de las bur­
bujeantes aguas. Una tarde alguien notó una pequeña mancha amarillen­
ta en el arroyo. Luego de varios días el agua se había oscurecido mucho
más. Al cabo de una semana, una mancha fina como un película de grasa
se veía en las orillas a lo largo del arroyo y pronto se detectó un olor nau­
seabundo. Las paletas de los molinos empezaron a cubrirse de légamo y
a moverse en forma más lenta, hasta quedar atascados del todo. Los
cisnes, al igual que los turistas, desaparecieron. Como pegajosos dedos,
el malestar y las enfermedades empezaron a penetrar en la vida del
pueblo.
Rápidamente, el consejo municipal convocó a una reunión especial.
Se dieron cuenta del terrible error que habían cometido; y contrataron de
nuevo al guardián del manantial. A las pocas semanas el arroyo comenzó
a aclararse. Los molinos comenzaron a girar nuevamente, y nueva vida
retomó a la pequeña aldea de los Alpes.
¿Alguna vez se ha preguntado qué le ha pasado al “río de la vida” que
se supone tendría que estar fluyendo hoy en usted? ¿Qué de la “aldea”,
esa comunidad de fe a la que usted ha sido llamado a servir? ¿Tiene su
iglesia local [su aldea] gente que conoce la necesidad y el valor del
“guardián del manantial”? O acaso, ¿hay “olores nauseabundos” en las
actitudes y el estilo de vida del pueblo de Dios bajo su cuidado?
Esta llamativa historia ha tenido un significado profundo para mí a
medida que considero los hábitos de mis disciplinas espirituales. Cada
nuevo día necesito depender en el guardián de mi manantial intemo, mi
alma, e invitarlo a limpiar las impurezas que se asientan dentro de mí,
para que pueda fluir agua cristalina de mi vida. Necesito que el guardián
del manantial haga su trabajo de limpieza en mí en forma fiel, silenciosa
_____ _____________________________7ZL ---------------------------------------------------—
Característica 3
y con regularidad, purificando lo más íntimo de mi corazón, removiendo
cualquier hoja o rama que haya caído y que puede obstruir o contaminar
el fluir de su Espíritu dentro de mí. Si no tomo el tiempo necesario en
oración para pedirle que haga esa obra en mí, entonces inevitablemente
un olor nauseabundo se detectará en mis palabras, mis actitudes, mi
mente y mi estilo de vida. Es probable que esa realidad no sea evidente
inmediatamente, pero con el tiempo brotará y fomentará un malestar
espiritual que ha de contagiar a otros.
El hecho de invitar a que el Guardián de nuestra alma haga fielmente
esta obra en nosotros es el punto crucial cuando entramos a un tema como
el de las disciplinas espirituales. Nuestra relación con Dios tiene un
impacto directo en cuanto a nuestra relación con los demás, en nuestra
habilidad de tomar decisiones, y en la comprensión de nuestra misión y
visión del servicio que rendimos para con Dios. Cada miembro de una
iglesia sana debe entender el valor de un diario y vital caminar con Cristo;
debe ser enseñado cómo llevar a cabo una vida devocional personal, y
cómo animar a otros en el crecimiento espiritual a través de toda la vida.
Lo que ocurre en este ámbito interno de la vida impactará cada una de las
restantes características de una iglesia sana. En tanto que los pastores y
los líderes beban profundamente de estas aguas cristalinas, podrán moti­
var e inspirar a otros hacerlo.
En la Primera Iglesia de Cristo (First Church of Christ) en la ciudad
de Wethersfield, Connecticut, el equipo pastoral se dio cuenta de la
importancia de mostrarle a la congregación su compromiso en cuanto a
las disciplinas espirituales. Lo que ocurrió como resultado de esta inquie­
tud fue un pacto que los líderes elaboraron y confirmaron voluntaria­
mente.
Cindy McDowell, directora del programa de atención a los necesita­
dos, dice: “En el retiro anual del equipo ministerial y de programación,
nuestro pastor, el doctor Jey Deifell, presentó la idea de hacer un pacto
entre los que servíamos a la iglesia. Entre todos lo discutimos, lo escribi­
mos, y nos pusimos de acuerdo en ser responsables los irnos a los otros
en cumplirlo. Desde entonces, en la reunión semanal del equipo de pro­
gramación, cada uno entrega un informe escrito de cómo ha progresado,
dónde se encuentra ahora y hacia dónde quiere llegar, siempre basado en
el pacto que hemos hecho. Luego, cada uno da su informe verbalmente al
resto del grupo”.
En cada reunión semanal durante el otoño, uno de los integrantes del
equipo directivo presenta una meditación basada en una de las disciplinas
del pacto. Luego de ponerlo en práctica durante los meses del otoño de

Las disciplinas espirituales
1999, el primer domingo de diciembre todo el equipo pastoral se colocó
delante de la congregación y compartió el pacto. Este acto fue pensado
como una demostración de unidad entre los líderes, pero a la vez, se le
pidió a la congregación que orara por los líderes para que fueran hombres
y mujeres de Dios mientras estuvieran en el liderazgo de la iglesia.
“Queríamos decirle a la congregación que estábamos tratando de
ejemplificar las disciplinas de la vida cristiana y que pedíamos sus ora­
ciones para poder hacerlo”, dice Cindy. Después de presentar el pacto a
la congregación, el presidente de la junta directiva de la iglesia oró por
los líderes mientras todos estaban tomados de las manos. “La respuesta
de la congregación fue más que gratificante. Después, algunos hombres
de negocios nos dijeron que este pacto debería ser puesto en práctica en
todas las oficinas del mundo de los negocios”, añade Cindy.
El pacto que esta iglesia adoptó se define bajo tres principios:
1. Buscar la santidad a través de una vida de fidelidad a Dios. Esto
pone énfasis sobre el estudio diario de la Biblia, la necesidad de
hacer todo en amor, de mantener una vida de oración intercesora
y de demostrar el fruto del Espíritu.
2. Apoyarse mutuamente a través relaciones personales fluidas. Esto
incluye el hecho de siempre hablar positivamente de los otros
miembros del personal directivo y del liderazgo de la iglesia; de
esperar lo mejor de los demás; de estar disponible para orar jun­
tos; de escuchar con atención; de conservar la confianza; de gozar­
se en los logros de los demás y compadecerse en las aflicciones; y
de ir primeramente a la persona involucrada cuando se trata de
algún problema.
3. Trabajar juntos reconociendo cada parte como un todo en el
cuerpo. Esto significa que uno debe ser consciente de los dones,
los estilos y la personalidad del otro; de comprometerse en asistir
a todas las reuniones del equipo directivo; de mantener la libertad
de expresar diferentes opiniones; de trabajar para vencer diferen­
cias filosóficas o administrativas; de ser sensible de cómo la
adoraración y las decisiones del programa afectan a todos; de can­
celar cualquier compromiso en bien de las reuniones del equipo
ministerial y directivo; de obtener permiso de los demás miembros
para alertar a los compañeros de una necesidad personal; y de pre­
sentarse a una evaluación anual por parte del personal directivo.
Cindy, que también es directora de los ministerios para mujeres, dice
que este enfoque en cuanto a las disciplinas espirituales también se ha
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Característica 3
puesto en práctica en el ministerio enfocado a las mujeres. “Mi meta es
equipar, capacitar y guiar a mis líderes. Ponemos énfasis constante en los
estudios bíblicos, la memorización de las Escrituras y la oración interce­
sora”, dice ella. La misma filosofía se aplica en cuanto al equipo dedica­
do a la atención de los necesitados en la iglesia. “Trato de modelar lo que
es una vida de discipulado diario. Tenemos en la iglesia a muchas per­
sonas que han llegado a Cristo siendo adultos y sin tener mucho trasfon­
do en el conocimiento de la Biblia o en el tema del señorío de Cristo. Así
que pongo toda mi energía en la capacitación los líderes de los 23 grupos
de cuidado pastoral por los cuales soy responsable”, dice Cindy.
En una iglesia grande como es la Primera Iglesia de la ciudad de
Wethersfield, donde Mike, el esposo de Cindy, es ministro a cargo del
departamento de educación de adultos, hay muchos programas para todas
las edades. El énfasis del equipo pastoral en la práctica de las disciplinas
espirituales ha tenido un efecto positivo en todos los ministerios de la
iglesia.
El tema de la disciplina no siempre es algo popular, especialmente en
el contexto del ministerio hacia personas cuyas vidas a menudo están
fuera de control, debido a una carencia total de disciplina en el hogar.
Como discípulos de Cristo, sin embargo, hemos respondido al llamado
a seguir a Cristo por medio de una vida sometida en obediencia a su
dirección. Habiendo oído el llamado de Dios y habiendo hecho caso a su
voz amorosa de seguirle, nos hemos propuesto vivir una vida de disci­
plina en el discipulado. Cuando hemos sido tomados por Cristo y envuel­
tos en su infinito amor, emprendemos un camino de transformación que
se nutre bajo su señorío y su gracia.
La tensión entre el ser y el hacer
Ser un discípulo de Cristo requiere que seamos disciplinados en nues­
tra vida de fe, la cual constantemente se revive y se vuelve fértil en amor.
Significa que ejercemos dominio propio, y que participamos únicamente
en actividades que intensifican nuestro caminar con el Señor. Igualmente,
significa que resistimos la locura de un activismo insano y encontramos
un balance saludable entre el hacer y el ser de la vida.
La tensión que existe entre el hacer y el ser es algo real. No podemos
darle más importancia a uno que al otro, o nos encontraremos en proble­
mas a corto y a largo plazo. Estas dos áreas en nosotros necesitan ali­
mentarse y nutrirse diariamente. El pastor Reuben Job, en su libro Guide
to Retreat fo rA ll G od’s Sheperds (Una guía para el retiro espiritual de los
_________________________________ Z2--------------------------------------------------------
 Las disciplinas espirituales
pastores), dice lo siguiente: “Considere que ha recibido un don cuando
usted siente agudamente la tensión entre el hacer y el ser. Es una señal
positiva de la evidencia del llamado de Dios en su vida; es una señal de
su madurez en Cristo; y es un área donde cada ministro cristiano puede
experimentar un crecimiento espiritual significativo y una total reno­
vación”.
Dentro de las prioridades que Dios tiene para nuestra vida está la de
entender nuestro “ser”, porque es ahí donde descubrimos más íntima­
mente a Dios. Habitar en Cristo requiere que mi alma escuche primero su
suave y pequeña voz por amor y obediencia a su Palabra, a su señorío y
a su voluntad. El Gran Mandamiento (Mat. 22:34-40) comienza con pala­
bras que enfocan el ser: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma y con toda tu mente”, y solamente luego presenta el
resto del mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando
María estaba sentada a los pies de Jesús (Luc. 10:38-42), eligió lo mejor,
y como resultado su corazón y su alma fueron refrescados. En Juan 6:22-
40 se nos recuerda que Jesús es el pan de vida, y que si llegamos a él
nunca tendremos hambre ni sed, porque Jesús será nuestra suficiencia en
todo. Sentamos a sus pies y escuchar su dulce voz es la máxima expe­
riencia para sus discípulos.
En cierta oportunidad, el director espiritual de nuestro ministerio me
recordó que la raíz latina de la palabra obediencia significa “escuchar”.
Solamente después de haber tomado el tiempo para escuchar la voz de
Dios seremos capaces de responder a su amor y a su Palabra. Debemos
sintonizar nuestros oídos a su voz. Me hace pensar en un niño a quien su
padre le había dicho durante un concierto de la orquesta sinfónica:
“Escucha bien el sonido de las flautas. ¿No es cierto que suenan bellísi­
mo?” El niño, incapaz de distinguir las flautas, vuelve la cara a su padre
con una mirada de confusión: “¿Qué flautas, papá?”. El niño necesita
aprender primero a distinguir el sonido de la flauta, separado de los otros
instrumentos de la orquesta, antes de ser capaz de distinguir su sonido en
medio de toda una obra sinfónica. Es lo mismo con nosotros como hijos
de Dios. A menos que tomemos el tiempo para oír su voz en los momen­
tos quietos de la vida, no tendremos la capacidad de oírlo en medio de
todos los sonidos de la sinfonía de la vida. El mismo nos recuerda: “Estad
quietos y reconoced que yo soy Dios” (Sal. 46:10).
Para Cristo, “hacer” significa que desde lo más profundo de mi ser
yo camino, hablo, sirvo, amo y vivo para él. Hago lo que él me indica
hacer; y lo hago por medio del poder que él me da, para su gloria, para la
edificación de aquellos creados por él, y para la expansión de su reino. Lo
Característica 3
que yo hago por él es vivir las palabras de Jesús en Mateo 25:35, 36, 40:
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recibisteis; estuve desnudo, y me vestisteis;
enfermo y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí. De cierto
os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más
pequeños, a mí me lo hicisteis”.
Vivir para Cristo significa lograr una vida donde hay un equilibrio
sano entre intimidad y acción, y entre oración y compasión. Para
el cristiano, los aspectos del ser y del hacer van como anillo al dedo;
ambos necesitan recibir una nutrición apropiada a lo largo de la vida.
Aprendemos cómo vivir en los ritmos de nuestra espiritualidad, com­
pasión y acción por medio de las disciplinas de la oración, el estudio de
la Palabra y la aplicación práctica de la verdad. Si realmente creemos que
la calidad de nuestra relación con Dios determina la calidad de nuestra
visión y ministerio, entonces, es nuestro deber darle toda la atención posi­
ble a las disciplinas espirituales.
Reuben Job cita en su libro la obra de Henry Simmons, In the
Footsteps o f the Mystics (En los pasos de los místicos), donde este último
presenta un bosquejo sencillo en el que resume la tensión que existe entre
el ser y el hacer para todos los discípulos que con absoluta sinceridad
siguen a Jesús. Dice:
1. Esta tensión es normal y es donde Dios viene a nuestro encuentro.
2. Es posible vivir con esta herida causada por la tensión, y aún ser
fiel a Dios y fructífero en el ministerio.
3. Muchos han sido capaces de amoldarse a un ritmo sano de oración,
meditación y acción que los ha llevado hacia un ministerio eficaz,
gozoso y fiel.
4. Nuestros hechos pueden ser la ocasión para nuestra formación en
Cristo; para que lleguemos a ser más completos en lo que fue el
propósito inicial de Dios en creamos.
5. Nuestro ser, lo que somos como cristianos, nos lleva inevitablemen­
te a la acción en el mundo.
Se vuelve crucial, entonces, que comencemos cada día con la prácti­
ca de la oración y la meditación. Solo entonces podremos ver todas las
actividades de la vida como una oportunidad para expresar nuestro com­
pañerismo con Dios. Cuando invitamos al Pastor divino a dirigimos y a
nutrimos, estamos pidiendo ser formados en todo en Cristo. Como nues­
tro compañero eterno, el Señor desea tener comunión con nosotros, com-
—
 Las disciplinas espirituales
partir los vastos recursos de su amor y su gracia, y llevamos a cumplir
plenamente su voluntad. Cuando los miembros de la iglesia alcanzan una
comprensión amplia de esta verdad, el ambiente de vitalidad espiritual ha
de mejorar significativamente.
Un lugar de quietud
Dallas Willard, un líder en el área de las disciplinas espirituales, dice:
“No hay nada que al típico cristiano le requiera más energía que no hacer
nada. La cosa más difícil que uno puede requerirle a alguien es que no
haga (o diga) nada. Somos adictos a las influencias de nuestro mundo,
especialmente adictos al habla... La meta de la espiritualidad cristiana es
conformamos a Cristo; no a estar juntos, ni a la meditación, ni a la
aceptación por parte de otros. El asunto es el discipulado. El discipulado
significa aprender de Jesucristo cómo vivir mi vida como si él la estuviera
viviendo por mí”.
Nuestro discipulado debe expresarse en una vida de quieta sumisión
a Dios. El fallecido Henri Nouwen, en su libro Making All Things New
(Hacer todas las cosas nuevas), nos recuerda algo importante: “Nosotros
no tomamos la vida espiritual con seriedad, si no apartamos tiempo para
estar con Dios y escucharlo. La cantidad de tiempo puede variar en cada
persona de acuerdo con su temperamento, edad, trabajo, estilo de vida y
madurez... En cuanto más nos entrenemos para pasar tiempo a solas con
vaivfy
Dios y solo con él, más descubriremos que Dios está con nosotros en todo
tiempo y en todo lugar. Entonces seremos capaces de reconocerlo aun en
medio de un día lleno de mucha actividad y ocupaciones... La disciplina
de la soledad nos capacita a vivir activamente en el mundo, mientras per­
manecemos siempre en la presencia del Dios viviente”.
Gozar de un lugar de quietud, para cultivar las disciplinas de silencio
y soledad, es algo que todos los creyentes necesitan efectuar. Es una
necesidad para la salud corporal, la sanidad espiritual y la plenitud de
vida en cualquier congregación.
Cuando el profeta Elias, quien tenía un gran celo por Dios, fue envia­
do a la montaña a esperar que Dios se presentara (1 Rey. 19:9-13), ¿se
presentó Dios por medio de un poderoso viento? No. ¿Por medio de un
terremoto? No. ¿En el fuego? No. Sorpresivamente, la presencia del
Señor se manifestó en un apacible susurro. Frecuentemente nos presenta­
mos delante del Señor y queremos ser “electrizados”, estremecidos con la
sensación de su presencia. Pero todo lo que Dios quiere es que descanse­
mos en él, que seamos consolados por su amor, y que oigamos con cuida­
2¿C-
Característica 3
do su susurro suave. ¿Tiene usted la capacidad de distinguir su voz hoy?
Para Elizabeth Emery, capellana de la Universidad Endicott, en la
ciudad de Beverly, Massachusetts, parte de su creciente anhelo de sentir
la presencia de Dios ha sido el resultado de separar tiempo en su horario
para la meditación silenciosa. Ella dice: “Estar en silencio es algo
increíblemente difícil para mí, pero ha creado en mí una búsqueda por
Dios que no he querido soltar. Estar en silencio delante de Dios es algo
muy poderoso. Me hace confrontar quién soy, pero también me estimula
en mi vida espiritual”.
Las disciplinas espirituales que practica Elizabeth de silencio y quie­
tud incluyen varios elementos:
• Meditar y reflexionar sobre un pasaje de las Escrituras.
• Llevar un diario, anotando lo que Dios está haciendo en su vida, y
sobre el cual puede reflexionar.
• Leer libros devocionales escritos por personas con una espirituali­
dad reconocida, tales como: Henri Nouwen, Richard Foster,
Brennan Manning, Max Lucado. Leer también los libros devocio­
nales clásicos.
• Realizar retiros personales para practicar el silencio, donde el anhe­
lo por estar a solas con Dios puede ser satisfecho.
Enfrentar directamente las distracciones
Más de lo que pensamos o admitimos, somos incapaces de discernir
la voz de Dios porque estamos demasiado ocupados. De hecho, muchos
de nosotros somos adictos a nuestras muchas ocupaciones, y pensamos
que somos personas importantes únicamente si estamos abrumados de
actividades todos los días. Janet Ruffing, en un artículo titulado Cómo
resistir al demonio del activismo”, escribe: “Estoy convencida de que el
amor por el activismo es profundamente destructivo para la intimidad
propia, la intimidad con lo divino, las relaciones personales, el pen­
samiento reflexivo, el tejido social de nuestra sociedad, nuestro cuidado
por el planeta y hasta para nuestra propia salud física y psicológica. Para
muchos, la sensación de estar siempre ocupado en algo es vivificante,
casi como un estado alterado de la conciencia. Una explosión de adrena­
lina nos lleva de una actividad a otra. Como resultado, evitamos tomar el
tiempo para el relajamiento, para relacionamos con otros o para la refle­
xión”.
 Las disciplinas espirituales
En realidad, eliminamos toda esperanza de nutrir una vida espiritual
cuando estamos totalmente ocupados con muchos compromisos, confe­
rencias, tareas, y muchas otras demandas sobre nuestro tiempo, atención
y cuidado. ¡No es de extrañarse que estemos tensos todo el día! Tenemos
una relación de amor y odio en cuanto a nuestra propia existencia. Todos
los momentos de quietud han sido invadidos, y sin quererlo nos hemos
convertido en personas resentidas y ansiosas. Es tiempo que dejemos de
pedalear sobre la bicicleta estacionaria del activismo y tomemos el tiem­
po necesario para estar en quietud delante del Señor.
Me temo que esto es más fácil decirlo que lograrlo. Hemos compli­
cado la vida con múltiples distracciones. Una de las más grandes es la
multiplicidad de medios que estamos utilizando para comunicamos unos
con otros. Ya no solamente tenemos el correo regular y el teléfono, sino
que ahora tenemos correo con entrega al día siguiente, buzón para men-
sajes grabados en el teléfono, correo electrónico, máquinas contestadoras,
teléfonos celulares, máquinas facsímile, hojas de memorándum, listas de
control y un sin fin de propaganda que no queremos ni hemos pedido.
Estamos enmarañados a máxima capacidad, y encontrar el tiempo nece­
sario para deshacemos de la pila de papeles que tenemos enfrente, antes
de poder acercamos al Señor, es a menudo abrumador.
Pero para con Dios, la manera en que nos comunicamos con él es la
misma ayer, hoy y siempre. No podemos comunicamos con él por telé­
ñttoltñW*A
fono, facsímile, correo regular o electrónico. No nos va a enviar ninguna
propaganda por correo, ni invitamos a mirar su página en la red de
Internet. La forma de estar en contacto con Dios es la misma de siempre:
“Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles
que tú no conoces” (Jer. 33:3). Muchos de nosotros nos hemos olvidado
cómo comunicamos con él y, como resultado, hemos perdido de vista su
visión y su misión para nosotros.
El anhela que saltemos a su regazo y nos inclinemos sobre su pecho
por largas horas. Pero la mayoría de nosotros dedicamos apenas unos
minutos, o quizás segundos, en estar con él porque estamos demasiado
ocupados en “hacer” algo para él, o para ser más preciso, para nosotros
mismos.
Más allá de nuestras muchas ocupaciones y de nuestra falta de comu­
nicación con Dios, ¿cuáles son otras distracciones que enfrentamos?
¿Cuáles son las tareas y las preocupaciones que nos desvían del camino
que debemos andar como seguidores de Cristo? Sugiero varias:
Las tentaciones del maligno. La actividad de Satanás en nuestra con­
tra se incrementa cuando él piensa que estamos anímicamente más vul­
■
Característica 3
nerables a sus ataques y a su naturaleza astuta. Necesitamos estar total­
mente conscientes de sus sutiles artimañas que buscan destruir y devorar
al pueblo de Dios.
Las prioridades distorsionadas. Muy a menudo no somos sabios en
el uso de nuestro tiempo y de nuestra energía, y la tiranía de lo urgente
adquiere más peso que lo verdaderamente importante. Debemos revaluar
nuestras prioridades y poner en orden los horarios de manera que
podamos dedicar el tiempo necesario para encaminar nuestro corazón
hacia Dios y su Palabra.
El deseo de ascender “la escalera del éxito ”. Si nuestro corazón y
nuestra mente están puestos en añadirle riqueza a nuestra carpeta de
inversiones, estaremos distraídos en cuanto al desarrollo de la vida espiri­
tual y nos hemos de alejar del estilo de vida sacrificial, y de una gene­
rosidad impulsada por amor. En tanto, responder a las necesidades de
otros se va postergando hasta que sea más conveniente. Pero Jesús nos
llama a vivir una vida de sacrificio, servicio y sujeción.
Tenemos hambre y sed de cosas que no alimentan nuestro espíritu.
Una de las consecuencias del llamado “síndrome de éxito” es el querer
acumular cosas y experiencias que nos cautivan, resultando entonces en
el descuido de la vida espiritual. En la sociedad norteamericana tenemos
computadoras de escritorio y portátiles, botes, lanchas para esquiar,
equipos de golf, casas de veraneo, casas para el invierno, autos lujosos,
vacaciones caras, y toneladas de “cosas” que acumulamos con el paso
de los años. Entre más tenemos, más queremos; mientras que nuestro
entusiasmo por estar a solas con Dios y leyendo su Palabra se desvanece.
Estoy convencido de que el juicio que se hará de nuestra sociedad en este
tiempo será basado en nuestra esclavitud al omnipotente dólar y en cómo
hemos gastado el dinero sin freno alguno en todos los lujos para nosotros
mismos, muchas veces ignorando la realidad del pobre y del necesitado.
El escepticismo. En muchos aspectos, no tomamos en serio el papel
del “Guardián de nuestra alma”, mayormente porque somos descreídos
de que él sea realmente necesario. Por ser independientes, nos gusta hacer
todo por nuestra cuenta. Esto puede funcionar por un tiempo, pero al final
nuestra actitud y modo de hablar han de revelar el estado de nuestra alma.
Si creemos en el fruto cada vez mayor a causa de las disciplinas espiri­
tuales, nuestro escepticismo se ha de revertir y se tomará en un sincero
compromiso.
Una carencia de modelos. Como humanos, somos más propensos a
“hacer” que a “ser”, por lo que crear la disciplina de la quietud es gene­
ralmente bien difícil. Pero necesitamos demostrar modelos entre nosotros
 Las disciplinas espirituales
de cómo se vive una vida espiritual sana y vibrante. Anhelo ver el día
cuando los líderes de la iglesia respondan los unos a los otros en cuanto
a la salud de su vida espiritual, y que vean esa actitud como más impor­
tante que el mismo trabajo al que han sido llamados a llevar a cabo jun­
tos.
Tenemos más confianza en nosotros mismos que en nuestra depen­
dencia en Dios. Confiamos más en nuestras propias habilidades y, por lo
tanto, no dependemos de Dios para nuestras necesidades diarias. En
momentos de crisis clamamos por misericordia y fortaleza porque
entonces reconocemos nuestra fragilidad y nuestra necesidad de Dios.
Pero en los aspectos triviales de la vida, tenemos la tendencia de recorrer
el camino de fe según nuestros criterios.
Somos mucho más reactivos que proactivos. En lugar de reaccionar
en cuanto a las circunstancias que nos afectan, necesitamos elegir dejar la
rutina que nos tiene repitiendo las mismas actitudes insanas. Necesitamos
tomar pasos definitivos y establecer lugar y tiempo para estar a solas con
Dios. Esto requiere afirmar la disciplina, porque es absolutamente esen­
cial para el desarrollo de la vida espiritual.
Hemos perdido nuestro primer amor. Es sumamente difícil hacemos
este planteo, y en algunos casos es hasta difícil discernir si es la verdad.
Pero si usted siente que está fallando en cuanto a su amor por Dios,
recuerde que él siempre es fiel. Siempre ha estado a su lado, y está
disponible y sabe cuando su corazón clama por él. Siempre ha anhelado
recibir su amor y está esperando con los brazos abiertos para recibirlo una
vez más. Si usted es un hijo pródigo y necesita volver al hogar, él estará
allí esperando para darle la bienvenida. No permita que la pérdida de su
amor por Dios estorbe su retomo a él hoy.
Llevará tiempo vencer las muchas distracciones que nos limitan en
vivir una vida espiritual disciplinada. Quien se propone hacerlo tendrá
que establecer un patrón intencional de vida que deberá utilizar sin
variar por lo menos un mes entero hasta que llegue a ser un hábito. Las
distracciones seguirán presentándose diariamente, pero como dice Henri
Nouwen, “a medida que reciban cada vez menos atención, se retirarán
lentamente”. Nouwen añade esta ilustración: “Uno de los primeros
escritores cristianos describe la primera etapa de la oración a solas como
la experiencia de un hombre que, después de vivir con las puertas abier­
tas, decide cerrarlas. Los visitantes que acostumbraban llegar y entrar
comienzan a golpear la puerta, preguntándose por qué ya no les está per­
mitido entrar. Dejarán de insistir solamente cuando se dan cuenta que ya
no son bienvenidos, y poco a poco dejarán de venir. Esta es la experien­
■
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Característica 3
cia de cualquiera que decide establecer un lugar de quietud para ejercer la
disciplina espiritual”.
El Señor se refiere a su pueblo en Isaías 6:13 como “robles de justi­
cia, plantío de Jehovah, para manifestar su gloria”. Dios utiliza una mara­
villosa analogía para nuestra instmcción. Él ha sembrado y participa
activamente en el proceso de crecimiento, si se lo permitimos. Ha pro­
visto el alimento nutritivo y desea que lo utilicemos para nuestro susten­
to diario. Debemos, entonces, asimos firmemente de su Palabra, y
adherimos a sus promesas mientras oramos cada día. Entre más profun­
das sean las raíces, más fuerte será el árbol.
Dar atención a la voz de Dios
Richard Foster ha escrito: “Debemos entender la conexión entre la
soledad interna y el silencio interno. Si hemos de entender el valor de la
soledad, debemos llegar a comprender y a experimentar el poder trans­
formador del silencio. Hay un viejo proverbio que dice que ‘el hombre
que abre la boca, cierra los ojos’. El propósito del silencio y de la soledad
es de ser capacitado para ver y oír”.
Desarrollar la capacidad de ser atento a la voz de Dios es un ejercicio
que cambia la vida. Henri Nouwen lo describe de esta manera: “Jesús de
ninguna forma quiere que nosotros dejemos este mundo con sus variadas
expresiones. Más bien, Dios quiere que vivamos en el mundo, con nues­
tra vida firmemente enraizada en el centro de todas sus realidades. Jesús
no habla de un cambio de actividades, o un cambio en los contactos que
tengamos con personas, o ni siquiera un cambio de ritmo de vida. Él habla
de un cambio de corazón”.
Lo que más importa es cómo está nuestro corazón. La primera razón
por la cual debemos desarrollar sensibilidad hacia Dios es precisamente
para que oigamos el corazón de Dios. Por lo general es difícil expresar
adecuadamente en palabras nuestros sentimientos más profundos. Aun
con aquellos con los que tenemos más intimidad, hay ocasiones cuando
la alternativa más cómoda es el silencio. Poder compartir las lágrimas o
dar un cálido abrazo puede ser más beneficioso que decir muchas pala­
bras. Y así es con Dios. Hay ocasiones en las que simplemente estamos
en silencio reverente delante de él, necesitados de estar en su presencia,
sintiendo el calor de su abrazo amoroso, o escuchando su voz de consue­
lo y gracia.
Muchos de nosotros carecemos de la habilidad de escuchar correcta­
mente. Preferimos hablar o dar respuestas en lugar de hacer preguntas y
 Las disciplinas espirituales
escuchar la respuesta. Para llegar a ser buenos oidores necesitamos
establecer un lugar de quietud para la vida, donde podemos despejamos
de la maraña mental y las distracciones constantes. Requiere que utilice­
mos ese lugar para dedicar tiempo a solas con Dios, sin la presión de las
demandas de otros. Exige que oremos y esperemos en Dios en silencio,
buscando la quietud de espíritu, y confiando que él tiene nuestros mejores
intereses eh mente, no importa cómo él elige contestar nuestras oraciones.
El salmista nos recuerda en el Salmo 62:5: “Oh alma mía, reposa solo en
Dios”. Dios nos dio dos oídos y una boca; ¡posiblemente porque él quiere
que dupliquemos la cantidad de tiempo que dedicamos para escuchar a
los demás!
La segunda razón por la cual debemos desarrollar sensibilidad espi­
ritual es para que podamos aprender del corazón de Dios. En su libro
clásico, Ld imitación de Cristo, Tomás Kempis escribe: “En el silencio y
la quietud el alma devota toma y aprende las cosas escondidas en las
Escrituras. Allí encuentra una vertiente de lágrimas, donde se lava y se
limpia cada noche, donde puede crecer en su amor por su Maestro en
tanto que Se aleja de todas las distracciones mundanas. A aquel que se
retira de sus responsabilidades y amigos, Dios con sus santos ángeles se
ha de acercar”. El apartamos de todas las distracciones para escuchar a
Dios nos enseña a temerle y a caminar en su sabiduría y verdad.
ñiftt tñr?ñ i
El salrñista elabora sus pensamientos en el Salmo 25:4, 5: “Mués­
trame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu
verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación. En ti he
esperado todo el día” (cursivas añadidas). A través de estos pocos ver­
sículos, el salmista se coloca en una actitud de aprendiz; una actitud que
manifiesta el deseo de ser mostrado, enseñado y encaminado en su pere­
grinaje de aprender acerca del corazón de Dios. Dios está dispuesto a
revelar su Voluntad y su corazón. Él lo ha hecho a través de las Escrituras
y más específicamente a través de su Hijo Jesucristo. Cuando nos acer­
camos a nuestro lugar de quietud con una expectativa de gozo, él no nos
ha de desilusionar.
Hágasé las siguientes preguntas: ¿Qué he aprendido de Dios o acerca
de Dios durante esta última semana? ¿Durante el último mes? ¿Durante
el año pasado? ¿De qué manera me ha hablado Dios, me ha enseñado o
me ha cuidado para poder cumplir mejor sus propósitos? ¿Qué cosas de
mi vida necesito cambiar para poder ser más abierto y receptivo a lo que
voy aprendiendo de Dios durante la próxima semana?
Lograr la apertura necesaria para crecer, cambiar y llegar a ser más
como él es un proceso de toda la vida. Lo que somos y lo que hacemos
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Característica 3
debe reflejar lo que vamos aprendiendo de Dios, especialmente en aque­
llos tiempos de quietud a solas con él en oración, estudio y reflexión.
La tercera razón por la cual debemos desarrollar una sensibilidad
espiritual es para que podamos mostrar el corazón de Dios. Todo nuestro
amor y servicio brotan de la quietud que hay en el centro de nuestro ser.
La fortaleza interior y la paz surgen de ese silencio, producto de la
oración a solas, el estudio de la Palabra de Dios y el poder de lo alto que
nos capacita para enfrentar los desafíos de la vida. Nuestras palabras
deben edificar a quienes las oyen; nuestro corazón debe rebosar de ánimo;
nuestra mente debe ser enriquecida por pensamientos divinos; y nuestro
servicio debe activarse con su gozo. Él hecho de desarrollar nuestra
capacidad de estar atentos al corazón de Dios realza cada aspecto de nues­
tra vida en él.
Algunas sugerencias prácticas
De los 20 años que he estado en el ministerio cristiano, estuve de pas­
tor por 11 de esos años en una iglesia local. Durante este tiempo en más
de una ocasión me encontré enseñando sobre este importante tema de las
disciplinas espirituales. Ahora sigo animando a nuestro equipo de trabajo
de Visión Nueva Inglaterra a ser diligente en la búsqueda de este aspec­
to. He sugerido muchas alternativas para desarrollar las disciplinas espiri­
tuales, hasta que un día, como se dice, “choqué contra la pared”.
Durante uno de mis retiros mensuales a solas con el Señor, decidí
hacer una lista de todos los “deberes” espirituales que yo había estado
anhelando para mi vida, y que también se los había enseñado a otros, para
que luego los anhelaran también. Cuando finalicé mis lista, quedé sacudi­
do; tenía más de una docena de disciplinas anotadas: ayunar, orar, leer la
Biblia, memorizar versículos, leer buenos libros cristianos, memorizar las
estrofas de excelentes himnos, servir eficazmente a la iglesia con los
recursos que tengo, compartir la fe con los no creyentes, visitar al pobre
y al necesitado a través de las misiones locales e internacionales, orar por
las naciones del mundo, adorar a Dios en forma diaria, asistir a las
reuniones de mi iglesia, participar en conferencias, escuchar a las emiso­
ras cristianas, escuchar grabaciones cristianas, servir en la iglesia local,
aconsejar y guiar a otros, etc., etc.
En ese momento de mi peregrinaje espiritual, me di cuenta que esta­
ba reaccionando al error de mi propia enseñanza; sintiéndome tensionado
hasta lo máximo por la enorme montaña de expectativas que yo y otros
habíamos cargado sobre el cuerpo de Cristo. ¿Cómo era posible que
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 Las disciplinas espirituales
lleváramos a cabo todo esos “deberes” que deberían ser expresados en
forma diaria, semanal y mensual? ¡Era imposible hacerlo, ni aun cuando
uno tomara toda la vida!
La verdad es que muy pocos de nosotros podríamos realizar todo lo
anterior y todavía tener tiempo para vivir normalmente en el mundo a que
él nos ha llamado a redimir. Debemos ser gente de vida, de amor y de
libertad en Cristo. Nuestro papel como líderes en la iglesia es dirigir a las
personas hacia Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, y el objeto de
nuestra diaria adoración. Él quiere que encontremos su gozo para sentir
el placer de la jomada. Dudo que Dios quiera cargamos de culpa por
quedar cortos ante todas las expectativas acumuladas a través de una vida
de fe.
Todos los “deberes” que he mencionado son valiosos de por sí, y
debemos ponerlos en práctica a través de las diferentes etapas de nuestra
vida de fe. Pero considerarlos como una lista de obligaciones que
deberían ser expresadas cada día o aun cada semana llega a ser imposible
para el promedio de los seguidores de Cristo. En cambio, creo que es
necesario destacar los ingredientes absolutamente esenciales para la vida
espiritual vital y reforzar algunas prioridades sencillas que son básicas.
Sin duda que en el corazón del asunto hay unos deberes obvios como
son la oración, el estudio de la Biblia y la reflexión. Estos tienen que lle­
ftffi) tñrr* •
gar a ser nuestras disciplinas principales para cada nuevo día.
La vida de oración. Esta disciplina representa el deseo de escuchar la
suave y quieta voz de Dios. Es el hecho de ir a nuestro lugar privado de
oración y pasar tiempo a solas con Dios. Incluye varias actitudes y con­
ductas: aquietar el espíritu para poder “escuchar” o sentir la presencia de
Dios; prestamos a la oración silenciosa; expresar en forma audible nues­
tras peticiones; expresar oraciones de alabanza y adoración; hacer confe­
sión; expresar la gratitud; y expresar las súplicas por necesidades espe­
ciales. En forma más específica hacemos oraciones de dedicación, ora­
ciones por medio del canto, leemos salmos de oración, leemos y recita­
mos oraciones escritas por otros, recitamos el Padre Nuestro y hacemos
oraciones diversas pidiendo por sanidad, restauración y renovación.
Los elementos particulares de la vida de oración se logran por medio
de la quietud y la transparencia que buscamos cuando nos acercamos a la
presencia del Dios creador. Él está ahí para encontrarse con nosotros en
cada ocasión en que nos dedicamos a la meditación y la oración. La dis­
ciplina de la oración está representada por el tiempo que dedicamos para
hacerlo; lo que usted hace en cuanto a formas de orar es lo que deleita el
corazón de quien está en comunión con él.
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Característica 3
A menudo, los que practican la disciplina de la oración son guia­
dos a ayunar por algún tiempo o por alguna circunstancia especial.
Muchos ayunan no teniendo una comida, otros a través de un día entero,
o una semana entera y algunos por períodos más extensos. Ayunar es una
disciplina impulsada por aquellos que se sienten guiados por el Señor a
renunciar a los apetitos del cuerpo con el propósito de recibir lo que el
corazón desea ardientemente.
El pastor Brian Simmons, de la iglesia Compañerismo Cristiano “La
Puerta” (Gateway Christian Fellowship), en la ciudad de West Haven,
Connecticut, hace este comentario: “Mencione el tema de la oración y la
mayoría de los pastores se encojen. Todos ellos saben que deben dedicar­
le más tiempo. Pero mencionar el ayuno hace que todos nos sintamos aún
más culpables”.
Sigue diciendo el pastor Simmons: “Yo sabía que había gran virtud en
el ayuno, y en el año 1989 lo había practicado una vez. Pero no fue hasta
escuchar el llamado que hizo Bill Bright a todos los pastores a que ayu­
naran, que quedé convencido”. Fue así como en noviembre de 1996,
después del día de Acción de Gracias, el pastor Simmons inició su primer
ayuno de 40 días, y eso representó para él un gran adelanto que afectó en
varias maneras su vida y ministerio. Él encontró que en cuanto más largo
fuera el tiempo del ayuno, más profundo era el efecto espiritual que
experimentaba. Pero descubrió también que el impacto del ayuno se sen­
tía solo después de pasado el acto mismo del ayuno. Dice: “El ayuno de
por sí puede crear mucho orgullo en la persona que lo practica; y muchos
de los escritos antiguos que he leído sobre el ayuno dan amonestación
sobre ese peligro. Es solamente el anhelo sincero por Dios que puede
mantenemos humildes”.
El estudio es la disciplina de la lectura de la Biblia con un propósito
definido. Los recursos para el estudio personal de la Biblia son inconta­
bles, y están disponibles en cualquier librería cristiana. Pero el único texto
que realmente se requiere es una copia de las Sagradas Escrituras. El
propósito que nos impulsa leer la Biblia es ver que las palabras se trans­
formen en vida en cuanto comprendamos el contexto original y su apli­
cación con el nuestro hoy. La disciplina se constituye abriendo la Palabra
cada día para leerla. La porción que se estudia y los recursos que se uti­
lizan para facilitar su comprensión, son elementos complementarios.
El pastor Bill Boylan, de la Iglesia Parroquial Byfield (Byfield Parish
Church), en la ciudad de Georgetown, Massachusetts, está comprometido
a intensificar las habilidades de su congregación en cuanto al estudio per­
sonal de la Biblia, mientras que al mismo tiempo va enriqueciendo el

Las disciplinas espirituales
impacto de su ministerio de predicación y enseñanza. Cada domingo él
entrega a la congregación una guía devocional impresa diseñada para
preparar a los miembros para los cultos de adoración de la siguiente
semana. En la portada del devocionario se encuentran las siguientes pala­
bras: “Esta guía devocional está diseñada para ayudarlo a escuchar y
comprender mejor el sermón de cada domingo. La fe viene por el oír. Oír
es la clave de una vida de fe. Cuando venimos a la iglesia preparados para
escuchar al Señor e instruidos para comprender las Escrituras, nuestra fe
será fortalecida”. Las Escrituras, combinadas con una alta erudición bíbli­
ca y una aplicación práctica, se vuelven vivificantes para aquel que estu­
dia la Palabra a través de la semana y escucha su proclamación durante el
culto semanal de adoración.
La lectura de la Biblia para la meditación y reflexión incluye varias
opciones: leer toda la Biblia en un año; concentrarse por cierto tiempo en
la lectura de un solo libro, o un capítulo, o hasta un versículo; acompañar
la lectura bíblica con la lectura de los escritos de otros autores que expli­
can el sentido del texto; leer las palabras de los himnos tradicionales o de
músicos contemporáneos. El enfoque debe permanecer en la lectura de la
Palabra de Dios, y cualquier otro recurso adicional que se utilice en este
tiempo devocional personal es para recalcar el lugar principal de la
Biblia. Es a través de su Palabra que Dios se revela y abre nuestra com­
ñfñlwrrñ t
prensión de la historia redentora de Jesús.
La reflexión es el tercer aspecto de la lista de deberes. Los m ísticos
de la antigüedad nos dicen: “La acción sin reflexión es una acción sin
sentido”. Esa verdad picó mi conciencia cuando la leí y ha permanecido
conmigo por muchos años. Encuentro que en la vida cristiana nos resulta
fácil evitar o dejar de lado esta disciplina. La reflexión exige que investi­
guemos, que hagamos preguntas y que pensemos analíticamente. Re­
quiere que no saltemos de una actividad a la siguiente sin pensar primero
en el por qué lo hacemos. La comunidad evangélica es muy floja en prac­
ticar la disciplina de la reflexión; y es una realidad muy lamentable cuan­
do consideramos que queremos inculcar en la congregación la prioridad
de las disciplinas espirituales como un estilo de vida.
La disciplina de la reflexión nos obliga a detenemos en lo que esta­
mos haciendo para dedicar el tiempo suficiente para analizar de dónde
hemos venido, qué es lo que hemos aprendido y por qué estamos avan­
zando en cierta dirección para el futuro. La reflexión incluye períodos de
silencio y de meditación, para analizar y aun anotar los eventos del día de
manera que podamos volver hacia atrás y evaluar las palabras que hemos
dicho, las conductas que hemos realizado y las actitudes que hemos
— ——.............___________ ___r
Característica 3
demostrado. El no cultivar esta disciplina hace que nos estanquemos en
el crecimiento en Cristo.
La reflexión es como mirar la vida a través de un espejo y vemos
como realmente somos. Esta disciplina ayuda a definir nuestras reali­
dades y asentar los pies en el camino que Dios tiene trazado para
nosotros. Necesitamos estar dispuestos a ver la verdadera imagen de
quienes somos a la luz de lo que Dios desea que lleguemos a ser.
Necesitamos oír su voz de afirmación y amor; como también necesita­
mos escuchar de cómo los demás nos perciben. Todo comienza cuando
detenemos nuestras actividades lo suficiente como para mirar atrás, tomar
fuerzas de la mano de Dios, y mirar hacia adelante a fin de crecer en con­
formidad con los deseos del Señor.
Una valiosa opción que debemos considerar en esta disciplina es
mantener un diario. Para mi esposa Ruth, este es el método significativo
en su crecimiento espiritual y es su “oasis de paz”. Diariamente en su
tiempo devocional con Dios ella utiliza las páginas de su diario para
registrar sus actividades, sus sentimientos y sus pensamientos. Quedan
guardados en este lugar seguro de confidencias con Dios.
Otra opción es la de escribir nuestras oraciones, una actividad que
incluso realza la reflexión. Al anotar las oraciones podemos desahogar
nuestro corazón en Dios en una actitud de sumisión y de amor. Igual­
mente, la lectura de las oraciones escritas por otros también fortalece la
vida espiritual. Leer las biografías de los santos de la antigüedad puede
intensificar esta disciplina al reflejarse uno en la vida de los fieles que han
forjado la senda para nuestra generación.
Los retiros espirituales pueden ofrecer tiempos extensos para dedi­
carlos a la reflexión. Yo planeo un retiro mensual a solas para estar con
Dios. Trato de verme periódicamente con el director espiritual de mi
ministerio para recibir su consejo. Estas han sido las actividades más
importantes para la renovación de mi vida espiritual. Cuando dedico este
tiempo para alimentar mi alma, el Señor abre nuevas perspectivas en mi
entendimiento y crecimiento espiritual. No creo que soy una persona
introvertida, pero reconozco que estos retiros personales son algo que
añoro cada vez más. Otros que tienen una personalidad más extrovertida
encontrarán estos tiempos extensos a solas con Dios algo abrumadores
y posiblemente amenazantes. Sin embargo, bajo la guía apropiada de
un líder espiritual, pueden llegar a ser los tiempos más memorables y
significativos en cuanto a cambios profundos en la vida espiritual.
Otra forma clave de fomentar mayor sensibilidad hacia Dios y mayor
atención en cuanto a las disciplinas espirituales es ser guía espiritual de
 Las disciplinas espirituales
otros. Necesitamos desesperadamente recuperar la idea de ejemplificar
las disciplinas espirituales, y a la vez dar dirección espiritual a otros en
adquirirlas. Aunque no hay un término adecuado en español que describa
esta tarea, la idea es de que haya hombres y mujeres de Dios que “adop­
ten” a un creyente nuevo, e inviertan tiempo en darle guía y dirección
personalizada para ayudarlo a crecer en su fe. [Nota del Editor: En inglés
se usa la palabra mentoring para describir la acción de discipular o dar
dirección espiritual de uno a uno.]
Cuando la hija de mi colega Les Stobbe le presentó a un joven con el
que ella estaba iniciando un noviazgo, Les no tenía ninguna idea de las
vueltas que tomaría esta relación. Habría de descubrir que en vez de ganar
un yerno (puesto que el noviazgo con la hija no prosperó), formó una
amistad y entró en relación de guía espiritual con este joven. Mi colega
me relató los detalles:
“Cuando conocí a Pedro por primera vez en la ciudad de San
Bemardino, California, él estaba luchando con el plan de Dios para su
vida. Aunque era un recién convertido, él creía que Dios lo había llama­
do al ministerio cristiano, pero no tenía ninguna preparación. Así que
mientras trabajaba para una empresa de arquitectura, al mismo tiempo
que era maestro mayor de obra en una empresa de construcción y a vez
como vendedor de zapatos en una tienda, traté de animarle a que termi­
nara sus estudios universitarios para luego seguir estudios en un semi­
MfU i n r r * i
nario. Cuando venía a nuestra casa durante el otoño, me ayudaba a cortar
el césped, a armar un mueble para la computadora, o cualquier otra activi­
dad con tal de poder hablar conmigo de la vida, de la teología, de cómo
funcionaban las iglesias y por qué no se le pedía más participación en la
iglesia a la cual asistía. Mientras él estudiaba en un seminario en nuestra
ciudad, venía a la casa y revisábamos los estantes de mi biblioteca para
buscar libros que podrían ayudarle en sus estudios, ya que él tenía una
gran sed por aprender más de lo que estaba recibiendo en sus cursos de
estudio. A veces mirábamos juntos por la televisión algún evento deporti­
vo o íbamos juntos a ver un partido de hockey sobre hielo o de béisbol”.
Dado que Pedro se había criado en un hogar donde los padres se
habían divorciado cuando él era pequeño, pronto comenzó a llamar a Les
“mi papá califomiano”. Él compartía con Les acerca del noviazgo con­
flictivo que estaba teniendo con una joven que había conocido poco
después de convertirse a Cristo. Después de muchas discusiones, muchas
idas y venidas, se comprometieron y finalmente se casaron. Les y su
esposa Rita asistieron a la boda y luego al acto de graduación de Pedro
del seminario.
------------------------ -------------------------------- & £ _________________________________
Característica 3
Cuando Pedro, junto con su esposa y su primer hijo, se trasladó al
área donde había crecido, cerca de la ciudad de Pittsburgh, el teléfono se
volvió el medio a través del cual Les lo guiaba en la transición y búsque­
da de empleo. El joven necesitaba que constantemente se le recordara que
aunque soñaba con ser un pastor, su esposa e hijos constituían su primera
“congregación”. Después de dos años, y varios cambios en el empleo, por
fin se abrió para Pedro un lugar como pastor en una ciudad en el Estado
de Nueva York.
Un año más tarde, Pedro se unió formalmente a la denominación que
le había ofrecido el pastorado y que ahora le proveía del apoyo que un
pastor joven necesita. Las llamadas telefónicas disminuyeron poco a
poco; pero cuando volvía a llamar a Les, los temas de conversación se
centraban alrededor del matrimonio, la paternidad y asuntos personales y
del pastorado. Las experiencias que Les tuvo con Pedro ilustran la impor­
tancia de ser un mentor espiritual para otro. Él resume su experiencia con
estas palabras: “El hecho de estar disponible fue más importante que
poder responder a sus preguntas, no importa cuán bien yo había puesto a
prueba las respuestas en mi propia vida. Al fin, es al Espíritu Santo a
quien tenemos que rendir cuentas, y cualquier tentativa que tomáramos de
sustituir su papel fracasará y enajenará a la persona que estoy tratando de
guiar”.
No hay duda que necesitamos ayudar a otros a crecer en su relación
con Cristo. El desarrollo de nuestras disciplinas espirituales no se puede
llevar a cabo en aislamiento, aun cuando la cantidad de tiempo que pase­
mos a solas con Dios vaya aumentando constantemente. Tener que rendir
cuentas a alguien en cuanto a nuestras disciplinas espirituales es esencial
para todos. ¿Está usted dispuesto a invertir tiempo en la vida de alguno
de sus miembros y confiar en Dios para su maduración en Cristo? Le
puedo garantizar que habrá gente en su congregación que va a agrade­
cerle eternamente el trabajo de ser guía espiritual en su crecimiento en
Cristo.
Richard Foster, en su libro clásico intitulado Celebration o f Dis­
cipline (La celebración de la disciplina), dice: “La superficialidad es la
maldición de nuestra época. La doctrina de satisfacción instantánea es
esencialmente un problema espiritual. La necesidad más urgente de hoy
no es el tener un número mayor de personas inteligentes o dotadas, sino
de tener a personas con profundidad”. Yo concuerdo absolutamente con
estas palabras. El camino a una profundidad mayor en la vida espiritual
se adquiere por medio de la oración, el estudio bíblico y la reflexión.
Estas disciplinas necesitan llegar a ser nuestro hábito diario para poder
___________________________ SSL-----------------------------------------------
 Característica 3
Las disciplinas espirituales

• Peticiones personales y por otros.

tener salud y vitalidad espiritual. Cuando esto ocurre, mantendremos en
• Llevar un diario para la reflexión y la meditación.
balance correcto el ritmo de descanso y renovación que necesitan nues­
tras vidas tan ocupadas. • Identificar y utilizar los dones espirituales.
• Ayunar.
Si queremos ofrecerle a otros algo del caudal de nuestra vida,
• Percibir la voz del Señor a través de la oración.
entonces es un deber para el creyente dedicar tiempo a cultivar un lugar
• Buscar la voluntad de Dios.
de quietud interno. Solamente podemos alcanzar la meta de tener una
• Crecer a la altura de la madurez de Cristo.
iglesia sana cuando la gente en nuestras congregaciones esté llena del
• Inculcar en otros un fuerte sentido de integridad personal.
Señor hasta sobreabundar de gozo, y por ello, poder derramar este gozo
• Crecer como persona en cuerpo, mente y espíritu.
sobre aquellos que los rodean. Tal vez es tiempo de contratar de nuevo al
“Guardián del manantial”.
“En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura;
luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos
frutos, imparcial y no hipócrita”.
Señor, hoy confieso que a veces he perdido mi primer amor por ti. díe seguido ios Santiago 3:17
caminos de este mundo y he ido detrás de muchos otros eiementos que han conquis­
tado mis afectos y atención. “E stoy cansado de fin g ir y de aparentarform as externas 1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importan­
en fo que hace a un verdadero cristiano. S é todas Cas paiahras que hay que decir, y sé te” y el 10 “más importante”) coloque en orden cada una de las
cómo complacer a Cas personas que están a mi alrededor con conductas que muestren declaraciones antes mencionadas al contestar las preguntas: ¿Cuán
que soy cristiano. “S fecesito tu perdón y una lim pieza interior por haber actuado
importante es esta declaración para la salud de nuestra iglesia?
nmu

hipócritamente en mi propia fu erza y sin tu poder y tu gracia. “ JToy necesito un nuevo

¿Cuánto valoramos las disciplina espirituales?
toque de tu inagotahle amor. Tengo sed como nunca por tu Sondad y misericordia,
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“
Ruego que me abraces a tu corazón. Inculca en m í un anhelo por una rectitud que
“muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declaraciones antes
fifñtinrr*i

excede mi habilidad de hacer buenas obras para complacer a mis hermanos y her­
manas. Siento una gran pasión por ti hoy, y anhelo estar en tu presencia, tocado pro­
fundam ente por tu amor y tu afirmación. “Permite que mi lugar de quietud interno
sea refinado y renovado en este día y en las semanas por venir y perm ite, además, que
los hábitos de mi corazón sean un reflejo de tu deseo por una relación íntim a conmi­
go. “Te amo, Señor, y rindo mi vida a tu tierno cuidado. Soy sensible a tu obra en mí
y oro para que en todos mis caminos yo pueda reflejar tu gozo en este mundo.
Lléname de tu poder con tu “ E spíritu, y dame un corazón como el de Jesús. Oro todo
esto en el nombre de tu precioso y santo Hijo. Simen.
mencionadas al contestar las preguntas: ¿Cuán eficientes somos
como equipo de liderazgo en inculcar estos valores en nuestra igle­
sia? ¿Cómo vamos a llegar hasta donde queremos estar en cuanto
al ejercicio de nuestras disciplinas espirituales este próximo año?
3. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa
“muy bajo” y el 10 “muy alto”) califique cómo piensa usted que su
iglesia está mostrando esta tercera característica de una iglesia
sana, es decir, una iglesia que practica las “disciplinas espirituales”.

■ ■ ■ ■ i Para reflexión
La iglesia sana provee capacitación, modelos y recursos para que los
miembros de todas las edades puedan desarrollar sus disciplinas espiri­
tuales.
Estas disciplinas incluyen actividades tales como:
• El estudio de la Biblia.
• La adoración personal.
• La confesión de los pecados.
 Característica 4
Aprender y crecer
en comunidad
'»»Mí

La iglesia sana estimula a sus miembros a crecer en su cami­

nar con Dios y en sus relaciones interpersonales en un ambiente
luJAUi ¡Util

donde predomina la seguridad y la afirmación.

Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua

edificación.
Romanos 14:19

Cuando en el otoño de 1996 Jeff y Cindy Poor comenzaron a orar por

un avivamiento en su corazón, en su hogar y en su iglesia, no tenían
ninguna idea de cómo Dios contestaría su oración, ni mucho menos el
crecimiento espiritual que les vendría como resultado de esas oraciones.
Luego, cuando Jeff estaba bajo tratamiento por un cáncer agresivo, dijo:
“El gozo que tengo es indescriptible”. ¿Por qué? Porque en su enfer­
medad, él pudo dar la gloria a Cristo y porque debido a su testimonio,
muchas personas han comenzado a adorar a Dios con sinceridad y a
servirle de verdad.
Jeff y Cindy han sido miembros activos de la Iglesia Congregacional
del Oeste (West Congregational Church), en la ciudad de Haverhill,
Massachusetts, durante 18 años. A pesar de que Jeff ocupaba varias posi-

JÜ L
 Aprender y crecer en comunidad
ciones en la iglesia —presidente de los diáconos, coordinador del minis­
terio de misiones a corto plazo y coordinador de viajes para el ministerio
de hombres llamado “Cumplidores de Promesas”— Jeff y Cindy se sen­
tían insatisfechos en su vida espiritual y creían que Dios tenía algo más
para ellos. Cindy comenzó a ayunar y a orar por un toque nuevo y Dios
usó el Congreso de Visión Nueva Inglaterra en 1997 para iniciar el pro­
ceso.
“Habíamos estado asistiendo a estos encuentros anuales durante 15
años”, dicen Jeff y Cindy. “Pero el Congreso de 1997 fue diferente.
Cuando Bruce Willdnson hizo un llamado para que expresáramos un sin­
cero arrepentimiento y fuéramos testigos audaces de nuestra fe, Dios nos
habló”. Jeff saltó de su asiento y pasó adelante en respuesta a la invita­
ción de arrepentimiento sincero. “El Espíritu de Dios me habló: ‘No
puedes seguir más siendo un cristiano a medias. Necesitas ser un testigo
audaz’ ”, relató Jeff. Cindy añadió: “Dios también me había estado
hablando, y supe que necesitaba arrepentirme sinceramente”.
Jeff y Cindy estaban entre las 300 personas que respondieron al lla­
mado que hizo Wilkinson, arrodillándose en el altar, quebrantados ante
ímiujií
Dios. Durante el día siguiente leyeron el libro de Willdnson, Firsthand
Faith (Fe de primera mano), el cual Dios utilizó para afirmar su decisión
de vivir audazmente para Cristo. “Debido al Congreso, volvimos a casa
decididos a ser testigos audaces. Queríamos que nuestros amigos no cris­
tuJiUlIÚW
tianos supieran que éramos diferentes porque teníamos a Jesús en nuestra
vida. Al mismo tiempo, Dios nos estaba preparando para una oportunidad
aun mayor”, dice Jeff.
Como primer paso, preguntaron al liderazgo de la iglesia si podían
dirigir una clase de adultos en un estudio del libro Firsthand Faith.
Cuando se organizó la clase, Jeff y Cindy decidieron orar de rodillas por
cada uno de los miembros cada semana. Y como nunca antes, pidieron
que el Señor obrara en la clase. “Como maestros, siempre nos habíamos
preparado bien de antemano, aún más de lo necesario. Esta vez decidimos
permitirle al Señor guiamos en el desarrollo de la clase, lo cual fue algo
radical para nosotros. Iniciábamos la clase con un tiempo para compartir
inquietudes, y hubo muchas lágrimas mientras las personas compartían de
corazón sus penas”, dice Cindy. Poco sabían de cómo el Espíritu Santo
iba a enseñar profundas lecciones a los miembros de la clase.
Para Jeff, el compromiso que habían hecho de enseñar la clase por
diez semanas significó otro paso más en su compromiso espiritual. Dijo:
“Había áreas en mi vida que yo sabía que debería rendir a Dios. Confesé
a la clase que tenía un problema con el cigarrillo pero que quería dejar de
Característica 4
fumar y que quería que ellos me ayudaran, obligándome a rendir cuentas
a la clase. Aceptaron gustosamente”. También, a través de estos meses,
parecía que Dios estaba dándoles a ambos oportunidades para compartir
su fe. Una cocinera en el restaurante donde Cindy llevaba la contabilidad,
se mostró receptiva, de manera que Cindy comenzó a testificarle de
Cristo. Se convirtió y ahora ella asiste regularmente a la iglesia.
El verano siguiente, Jeff y Cindy enseñaron otra clase; esta vez usan­
do el libro de Henry Blackaby, Mi experiencia con Dios. En el otoño,
pidieron enseñar en la Escuela Dominical a los alumnos de cuarto y quin­
to grado, puesto que se daban cuenta de que las edades de 10 y 11 años
son críticas en cuanto a tomar decisiones . Pero en octubre, Jeff se enfer­
mó de una tos de la que no se pudo curar con pastillas. Pensando que era
bronquitis, fue a consultar a un médico. Las radiografías mostraron que
había nodulos anormales en uno de los pulmones. Después de más
exámenes médicos, llegó la noticia fatal: Jeff tenía una clase agresiva de
cáncer que le daba la probabilidad de un año más de vida. El diagnóstico
era someterse a un tratamiento de quimioterapia para tratar de eliminar
los nodulos.
“Poco después de que comencé el tratamiento de quimioterapia le
pedí a un peluquero amigo que me rapara la cabeza. Les había compar­
tido mis planes a mis amigos y a mi pastor, David Midwood, de manera
que cuando llegué a la peluquería, había diez hombres para hacerse el
corte de pelo al rape como símbolo de su apoyo durante mi tratamiento
quimioterapéutico”, dijo Jeff. “Uno de ellos le avisó a una reportera del
diario local y ella entrevistó a cada uno de los hombres que estaban con­
migo en la peluquería. El artículo y la foto de todos nosotros con el corte
al rape apareció no solo en el diario local sino que se reprodujo en
muchos diarios del país. Empecé a recibir llamadas telefónicas de todas
partes de los Estados Unidos de América de hombres que habían visto el
artículo en pizarras de anuncios en fábricas y oficinas”.
Una de las empleadas de la peluquería que le había cortado el pelo a
varios de los hombres no asistía a ninguna iglesia en ese entonces. Pero
desde que vio el testimonio de los hombres que rodearon a Jeff, ella ha
asistido a una iglesia evangélica todos los domingos. Es interesante que
otros hombres que se hicieron el corte al rape también han tenido muchas
oportunidades de compartir su fe, en respuesta a muchas preguntas que
recibieron relacionadas con el caso de Jeff.
El domingo antes del día de Acción de Gracias, la iglesia celebró la
finalización de la recaudación de fondos para el nuevo santuario. Aunque
Jeff estaba en el hospital, él pidió que su médico le permitiera asistir a la
 Aprender y crecer en comunidad
reunión para poder dar su testimonio en el culto matutino.
El pastor David Midwood me informó lo que pasó: “Aquel testimo­
nio tuvo un impacto increíble en la congregación, y la evidencia se vio en
las lágrimas de la gente. En sus palabras Jeff enfatizó el hecho de que
necesitamos anhelar sanidad en las relaciones personales, que además
necesitamos avivar el sentido de la eternidad que nos espera. Dijo que su
enfermedad le estaba ayudando a desprenderse de las cadenas que lo ata­
ban a la tierra. ‘Si tuviera la fuerza, correría hacia esto que estoy vivien­
do’, dijo él. A pesar de que no acostumbro hacer un llamado a que las per­
sonas pasen al frente, decidí hacer la invitación para quienes sentían la
necesidad de hacer un nuevo compromiso con Cristo”, sigue informando
el pastor Midwood. “Un ex infante de marina literalmente saltó de su
asiento, corrió adelante y agarró el púlpito con tanta fuerza que pensé que
lo iba a tumbar al suelo, mientras lloraba de emoción al rendirse al Señor.
Me dicen que la mitad de la congregación pasó al frente, quebrantada
delante de Dios. Definitivamente el testimonio de Jeff fue un evento que
rompió la brecha y el testimonio de personas que han sido cambiadas
sigue escuchándose”.
Jeff también pudo dar su testimonio en la iglesia donde había sido
criado de niño, como también lo pudo hacer en la iglesia donde había sido
miembro su esposa y donde se habían casado. En cada caso el impacto de
su testimonio fue tremendo. Y ¿qué pasó con la clase de niños de cuarto
y quinto grado? Dijo Jeff: “Ellos han caminado a nuestro lado a lo largo
de esta enfermedad. Mi esperanza es que cuando llegue el día en que yo
muera, ellos serán capaces de venir y compartir en la celebración, y de
reconocer que la muerte no es algo que hay que temer, sino que es algo
digno de esperar”.
“Ahora tenemos un lugar apartado en nuestro hogar especialmente
designado para la oración. En este proceso nos hemos arrepentido de
cosas que antes habíamos ignorado. Como resultado, han venido ocu­
rriendo cosas que solo Dios podría hacer”, dice Cindy, mientras describe
los cambios en su estilo de vida que tienen que ver con su crecimiento
espiritual. El deterioro físico de Jeff siguió sin parar y la lucha física y
emocional fue agotadora. El fin de la historia es que Jeff Poor partió a la
presencia del Señor el 4 de febrero de 1998. Dos semanas antes de morir,
él dijo: “No cambiaría ni un solo día en el desarrollo de mi enfermedad
de cáncer. Por mi cuenta nunca podría haber tenido este efecto en la vida
de otras personas”. Y por sí mismo no podría haber soportado el trauma
de su enfermedad sin la ayuda del Todopoderoso Dios y el apoyo
sostenido de su comunidad de fe en Haverhill.
---------------------------------------------- M - _______________________________
Característica 4
La historia de Jeff y Cindy Poor se multiplica en congregaciones a
p-avés de toda la región y de todo el mundo. Son experiencias que estimu­
lan a las comunidades de fe a crecer juntas. En tanto son comunidades
que aprenden a amar y servir a Dios y a otros creando un ambiente de
seguridad y afirmación. Al ir renovando su compromiso por el ejemplo y
las enseñanzas que han recibido de Jesús, el maravilloso creador de
comunidad en las relaciones personales, han seguido el modelo que él
dejó de cómo crecer y aprender juntos en la vida diaria y en el ministerio.
Jesús y la comunidad
La relación que Jesús estableció con sus discípulos se define en la
palabra comunidad. Cuando los discípulos tuvieron su primer encuentro
con Jesús, respondieron al llamado: “Síganme...”, y sus vidas fueron
transformadas. Al vivir en comunidad con Jesús, los discípulos pudieron
poner en práctica su enseñanza y su ejemplo.
Jesús y sus discípulos a menudo se aislaban para estar a solas juntos.
Luego de estos encuentros íntimos, Jesús los enviaba a llevar a cabo su
voluntad en la vida y en el corazón de la gente necesitada. En Mateo 10
vemos un hermoso ejemplo de esta unidad en comunidad, en el cual Jesús
les enseñaba: “El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que
su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su
señor” (Mat. 10:24, 25). El deseo de Jesús era que sus discípulos llegaran
a ser como él a medida que crecían y aprendían juntos dentro del am­
biente de comunidad que él mismo había creado. Por eso, él les podía
decir: “Lo que os digo en privado, decidlo en público; y lo que oís al oído,
proclamadlo desde las azoteas” (v. 27). Sus enseñanzas, impartidas en el
contexto de comunidad, deberían ser compartidas con otros.
Esas palabras, y centenares de instrucciones más, fueron dadas a los
discípulos por Jesús de manera que ellos crecieran y descubrieran lo que
significa ser un seguidor de Cristo. Él les enseñó en parábolas, dio ejem­
plos específicos para aclarar sus enseñanzas, y esperaba de ellos disci­
plina y obediencia. A la vez, él tuvo paciencia con el comportamiento
inmaduro que ellos demostraban. Continuamente, Jesús luchó para esta­
blecer una verdadera comunidad con sus discípulos y los animó a anhelar
esto mismo entre ellos. El ciclo de involucrar a los discípulos en la
comunidad y por ello movilizarlos a nuevas experiencias se repitió a
través de los años que Jesús vivió con ellos. Él estaba preparándolos para
cuando partiera de esta tierra, y cuando ellos mismos estarían enseñando
y fomentando el espíritu de comunidad a través de la iglesia.
r Aprender y crecer en comunidad
Jesús estableció el espíritu de comunidad a través de sus enseñanzas
dadas a grupos grandes y pequeños. Hasta los alimentó estando en comu­
nidad (Luc. 9:14). Robert Coleman, en su libro clásico Plan supremo de
evangelización, describe en detalle las tácticas que utilizó Jesús para
establecer comunidades. Coleman resume estas en ocho conceptos clave:
1. Selección. Jesús llamó a unos pocos hombres para que lo siguieran
y que pudieran ser testigos de él, siguiendo adelante con su obra
después de su regreso al Padre.
2. Asociación. Se quedó con ellos, haciendo que su presencia fuera
algo normal y los atrajo hacia él mismo, estableciendo un vínculo
cercano con ellos.
3. Consagración. Demandó obediencia, para que estuvieran dispues­
v ié U in v ¡ m u f u
tos a negarse a sí mismos en bien de otros.
4. Impartición. Se dio a sí mismo por sus discípulos, dando todo lo
que él terna, no guardando nada, ni aun su propia vida.
5. Demostración. Les mostró cómo vivir, cómo practicar la oración,
cómo ir a las Escrituras, y lo hizo enseñando, sirviendo y compar­
tiendo el evangelio en forma natural y libre.
6. Delegación. Les asignó tareas significativas, manteniendo su vi­
sión delante de ellos y llamándoles siempre a cumplir su voluntad.
íy J ii/íiú fü
7. Supervisión. Los llamaba a cuentas a través de sus preguntas, las
ilustraciones que usaba, las advertencias y amonestaciones, para
mantenerlos encaminados en sus propósitos y para que cumplieran
su obra.
8. Reproducción. Él esperaba que ellos se reprodujeran en la vida de
otros por medio de su testimonio y obediencia a la misión.
Impedimentos en establecer comunidad
Desafortunadamente, tenemos muy pocos ejemplos de comunidad
similar a lo que estableció Jesús con sus discípulos. Pero eso no debe
impedir nuestra búsqueda de formar comunidades significativas dentro de
nuestras iglesias. Pero primero, necesitamos considerar algunos de los
impedimentos que nos limitan en establecer un espíritu de comunidad.
Luego, necesitamos descubrir formas de evitar estos impedimentos y de
crear modelos de aprendizaje y crecimiento en el contexto de nuestras
comunidades de fe.
El mayor impedimento en el desafío constante de establecer el
espíritu de comunidad en la iglesia es el trajín constante de la sociedad en
-- -------.--------:--------------------- J?<¥
Característica 4
la que vivimos. En muchas familias ambos padres trabajan fuera de la
casa. Las horas de trabajo semanal ya exceden las 40 horas, y aun cuan­
do las personas tienen un empleo de tiempo completo, muchos buscan
otro trabajo para tener más ingresos. Si usted vive en familia, el estrés de
las tareas hogareñas, más las demandas de los partidos de fútbol, las
clases de baile o de música, las innumerables actividades adicionales
compiten con la limitada cantidad de horas disponibles en la semana. Aun
aquellos que no tienen familia propia están sobrecargados por su partici­
pación en muchas actividades que consumen su tiempo. Estamos atrapa­
dos en una sociedad ajetreada, y los momentos de esparcimiento para
poder establecer comunidad con los amigos y familiares son cada vez más
escasos.
Además de vivir en una sociedad acelerada, hay otro impedimento
en establecer comunidad: la constante desviación de las energías de la
comunidad de fe hacia incontables causas que ocupan nuestro tiempo y
atención. Como cristianos anhelamos que nuestra presencia haga una
diferencia en la sociedad circundante y a menudo buscamos que los valo­
res cristianos sean restablecidos. Se puede decir que las causas y los
temas de interés para los cristianos se multiplican en número y significa­
do constantemente. De por sí, son causas que valen la pena, como por
ejemplo los ministerios a favor de la protección de la vida o la preser­
vación de la familia. Pero cuando las causas y los ministerios que claman
por nuestro tiempo, talentos y recursos se multiplican, queda poco tiem­
po para crear un espíritu de comunidad. Cuando alguna causa pone a la
iglesia en la periferia en vez de en el centro de la vida religiosa, entonces
estamos pisando terreno peligroso. La iglesia debe ser la fuerza principal
para la acción y el servicio cristianos. La iglesia local es el lugar donde
las causas que afectan a la sociedad deben ser debatidas a fin de que la
iglesia, movilizada efectivamente en cada comunidad, pueda llamar la
atención en cuanto a su involucramiento en la sociedad.
Otro impedimento para establecer verdadera comunidad es la multi­
plicidad de necesidades representadas por los pequeños grupos dentro de
la iglesia local. El hecho es que en la iglesia tenemos varias generaciones
que buscan coexistir. Por ejemplo, las necesidades de los niños pequeños
son muy diferentes a las de los adultos solteros. El enfoque de los jóvenes
está en contraposición con el de los ancianos. Aquellos que han nacido en
la década de 1950 a menudo están en conflicto con los nacidos en la de
1980. Las parejas con niños pequeños enfrentan diferentes circunstancias
que aquellas cuyos hijos ya han salido de la casa para independizarse.
Sin embargo, ¿cuándo ha habido un tiempo en que más nos necesita-
SfSf
 Aprender y crecer en comunidad
mos unos a otros que el actual? Este impedimento que nos limita en
establecer verdaderas comunidades puede y debe ser derribado de mane­
ra que cada generación dentro de la iglesia pueda aprender de la anterior
y así crecer juntos en nuestra fe en Cristo. Para establecer una comunidad
genuina, necesitamos continuidad generacional que se demuestra por una
constante interacción entre las generaciones.
Otros dos obstáculos son la falta de transparencia y la poca profundi­
dad en las relaciones interpersonales. Creo que esto a menudo se debe a
la transitoriedad de nuestra cultura. En nuestra organización Visión Nueva
Inglaterra, que es un ministerio relativamente pequeño con 35 emplea­
dos, hemos visto un ir y venir de casi 100 personas en menos de 10 años.
No ha sido fácil hacerle frente a tanto cambio. Y la iglesia local experi­
menta cambios similares en cuanto a su liderazgo y personal administra­
tivo. Es agotador para aquellos que se quedan sobreponerse a los cons­
Mi i npx
tantes cambios de amistades. Es también difícil para aquellos que están
“en tránsito” encontrar un sentido de comunidad cuando se trasladan a
otra región. Como resultado de esta realidad, encontramos que es muy
difícil abrimos en cuanto a los demás. Igualmente, lograr establecer con­
tiinutr
fianza en las relaciones interpersonales puede demandar largo tiempo en
darse.
Otros impedimentos que se podrían agregar a esta lista incluyen la
nueva “adicción” al uso de la red del Internet; la compulsión a trabajar
W T ffli
demasiadas horas y perder de esa manera la vida sin disfmtarla; el tener
como prioridad nuestra lista de “necesidades individuales”. Todos estos
representan factores que impiden y destruyen la formación de verdaderas
comunidades en nuestra generación.
Cómo superar los obstáculos
La lista de impedimentos para el desarrollo de una verdadera comu­
nidad dentro de la iglesia local podría estirarse aún más. Pienso que para
los líderes de la iglesia, podría ser una inversión de tiempo muy valiosa
identificar cuáles serían los obstáculos más relevantes a su situación par­
ticular. Basta decir que, a pesar de la situación específica de su iglesia,
este asunto de vencer los obstáculos que impiden la verdadera comunidad
es un desafío para la mayoría de las iglesias que buscan salud espiritual.
Si su meta es levantar comunidades de fe, que vayan creciendo en el
conocimiento de Dios para que estén preparadas para cumplir su volun­
tad, entonces se requiere cambios radicales en los programas. ¿Qué
pasaría si en su iglesia se suspendieran todos los programas por una tem­
Característica 4
porada para enfocarse en establecer buenas relaciones interpersonales?
■Qué haría si su única meta fuera la de reunirse para adorar a Dios, para
enseñarles a los niños la Palabra, y para crear pequeños grupos de adul­
tos para estudiar las Escrituras y orar juntos? ¿Qué percepción habría de
su iglesia si después de tal temporada usted decidiera suspender ciertos
programas que ya no serían relevantes?
¿Suena como algo demasiado radical para que su iglesia lo considere?
Yo sugiero que sería de gran valor que cada iglesia acogiera tal idea o
una similar. Por un tiempo, necesitamos dejar de lado el trajín que impo­
nen nuestros ministerios basados en muchas actividades y programas.
Necesitamos reflexionar en quiénes somos y qué hemos llegado a ser,
y qué es lo que estamos deseando lograr juntos. Una retracción de los
muchos programas y actividades nos ayudaría a ver cuáles son los
enfoques más importantes que deberían ser reinstalados ahora y en el
futuro como ministerio.
Cuando fui pastor encargado de la educación cristiana en una iglesia
local, una de mis prioridades fue liberar a los maestros de los detalles
administrativos y la planificación de programas especiales para poder
poner toda su atención en la enseñanza creativa de la Palabra de Dios. Era
mi meta que en cada lección que enseñaran, pudieran exaltar la suprema­
cía de las Escrituras. Me guardé de no ser cargoso, de no estar mirando
por sobre sus hombros, ni hostigándolos por cualquier pequeño detalle o
asunto. Pero sí hice todo lo posible para que los maestros se enfocaran en
su propio aprendizaje, en su crecimiento espiritual personal y en que se
reprodujeran en la vida de sus alumnos.
La capacitación que ofrecí a los maestros ponía énfasis en involucrar
a los alumnos en el proceso de descubrir la verdad divina por sí mismos.
Para lograr eso, como maestros ellos necesitaban haber absorbido la ver­
dad central de cada lección antes de enseñarla. De esta manera, habrían
de enseñar de corazón y en el contexto de haber aplicado la enseñanza de
la Biblia a la vida real. Era mi deseo que amaran las Escrituras y al Dios
de la Biblia de modo que estuvieran deseosos de compartir ese amor con
sus alumnos.
Para que estas metas elevadas se pudieran alcanzar, sin importar la
edad de sus alumnos, decidí desde el comienzo que los maestros no ten­
drían que preocuparse por si tenían suficientes sillas en el aula, cuál sería
la condición en la que encontrarían el aula, si los implementos que nece­
sitaban estaban a la mano, o aun si la calefacción estaría encendida a
tiempo antes del comienzo de la clase. El proceso de aprendizaje que
intentamos estimular no debía verse estorbado por los detalles secunda-
 Aprender y crecer en comunidad ^ ^
nos para que todos los momentos de la clase fueran dedicados al estudio,
la adoración y la formación de relaciones interpersonales entre los alum­
nos. Para que esto se pudiera dar, nombré a un grupo de personas que
servirían como asistentes, ocupándose de los detalles secundarios, para
que los maestros pudieran llevar a cabo el aprendizaje gozoso y eficaz
que intentaban realizar.
No era un sistema perfecto, pero la meta era clara: apoyar a los
maestros con la capacitación y los recursos necesarios, para que ellos
pudieran crear un sentido de comunidad dentro y fuera del aula que
fomentara un aprendizaje correcto y el crecimiento espiritual de cada
alumno.
En esencia, lo que tratábamos de hacer como equipo de liderazgo era
mantener nuestra misión de cambiar vidas a través de la oración y del
« poder de la Palabra de Dios. Nos cuidamos de no sobre programamos en
UJUUIV
el proceso. Establecimos como prioridad las buenas relaciones interper­
sonales entre los maestros. Cuando encontramos que algunos programas
anticuados necesitaban ser eliminados, no dudamos en hacerlo. Todo el
tiempo fuimos guiados por nuestro objetivo principal, que era de formar
HT i Uf l t
un ambiente seguro donde los alumnos podrían crecer en la semejanza de
Cristo.
Estoy convencido de que prácticamente todo lo que hacemos en el
ministerio cristiano es el resultado directo de la calidad de nuestras rela­
tvjlUÜUÍSj
ciones interpersonales. Sin una verdadera comunidad, hay un crecimien­
to y un aprendizaje limitado. El crecimiento en Cristo será impedido si no
creamos primero un ambiente seguro donde cada persona podrá sentirse
aceptada completamente por lo que es. Por eso, como líderes de la igle­
sia local, debemos considerar las necesidades de los discípulos y de todos
los que están en el proceso de hacerse discípulos y determinar las formas
más adecuadas para facilitar su desarrollo, sea en el ambiente de una
clase, de un grupo pequeño, o en el contexto del campo misionero.
Pruebe su celo
Un punto de referencia que podemos utilizar para evaluar la efectivi­
dad de la iglesia en formar una comunidad de crecimiento y aprendizaje,
es responder a las dos siguientes preguntas: ¿Qué es lo que más queremos
lograr juntos como seguidores de Cristo? ¿Cuáles son los tres aspectos
más importantes que queremos resolver juntos en el sentido inmediato y
a largo plazo? Sospecho que los aspectos de relaciones interpersonales,
de comunidad y de crecimiento en Cristo están en alguna parte de su lista,
Característica 4
si es que usted verdaderamente está buscando salud y vitalidad espiritual.
Aunque como líderes mucho de nuestro tiempo está absorbido por los
detalles repetitivos relacionado con el aspecto administrativo de la igle­
sia, debemos regularmente imponemos a esos aspectos y soñar acerca de
los resultados que esperamos. Si hemos de establecer una comunidad de
fe, hay siete grandes cuestiones que considerar al evaluar nuestro celo por
el desarrollo y la madurez en Cristo.
1. El cuidado de nuestros niños. Comienzo aquí porque en diferentes
formas descuidamos a la generación en formación debido a las necesi­
dades abrumadoras de los adultos disfuncionales. Cuando comparamos
cuánto tiempo y recursos se utilizan en los ministerios enfocados hacia
los adultos en contraste con aquellos dirigidos hacia los niños, la dis­
crepancia es enorme. Me preocupa cómo se juzgará a la generación
actual de adultos, en comparación con las generaciones anteriores, en
relación a cómo hemos pasado la antorcha de nuestra fe a nuestros hijos.
O en qué condición estará la antorcha cuando haya sido pasada a la nueva
generación.
Lo que la cultura está haciendo por y para nuestros niños impacta a la
iglesia. Échele una mirada al escenario cultural y haga una lista de todos
los servicios que la sociedad provee para nuestros niños a través de los
medios de comunicación y las escuelas en los pueblos y las ciudades a lo
largo del país. ¿Cuántos de esos medios ayudan a desarrollar en forma
constructiva a nuestros niños? ¿Cuántos están destruyendo sistemática­
mente su inocencia? ¿Cuántos de ellos están dedicados a reparar los pro­
blemas creados por el mal ejemplo de los adultos? ¿Cuál es su análisis de
los efectos positivos que la cultura le otorga a nuestros niños? Elabore
una lista específica de los beneficios positivos y resultados negativos de
la cultura en relación con la formación del carácter del niño.
Ahora, formule estas mismas preguntas en relación con su iglesia
local. ¿Cuántos de los programas ayudan a desarrollar en forma cons­
tructiva a nuestros niños? ¿Cuántos de nuestros programas están
destruyendo sistemáticamente su inocencia? ¿Cuántos están dedicados a
solucionar los problemas que nuestros jóvenes y niños enfrentan debido
al estrés a que son sometidos los adultos? ¿Cuáles son los efectos posi­
tivos que la iglesia está otorgando para con nuestros niños? Elabore una
lista de los programas para niños que ofrece su iglesia y compárela con
los programas ofrecidos para los adultos. ¿Qué descubre?
Si hemos de ofrecerles a los niños elementos positivos para su for­
mación, tendremos que ofrecerles algo más que un programa básico de
Escuela Dominical, o un espectáculo ocasional, o una Escuela Bíblica de
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í Característica 4
Aprender y crecer en comunidad

Cuando Larry y Ellen Bishop se anotaron para enseñar a los preesco­

Vacaciones ofrecida anualmente. Ellos necesitan mucho tiempo y aten­
lares en nuestra iglesia, no sabían que dentro de muy poco se enamorarían
ción para que su crecimiento y desarrollo ocurra en un modo constante y
de estos niños. Fue tanto su afecto por estos niños que mientras ellos iban
saludable. Cualquier cosa que uno haga en bien de los niños, debe ser
creciendo, Larry y Ellen seguían cambiando de clases para poder ser sus
hecha en base a decisiones sabias puesto que sus necesidades son mucho
más importantes que las de los adultos, ¡o aun de las suyas! maestros, siguieron de esta forma hasta que estos niños llegaron a la
secundaria. Después se ofrecieron para ser maestros de la clase de
2. Contactos en forma consistente con otros. Mi hijo, Natán, se siente
jóvenes. Larry y Ellen han hecho una inversión considerable en la vida de
prácticamente solo en su escuela secundaria pública. Por supuesto, en la
estos jóvenes, y a través de los años desde entonces les han seguido el ras­
escuela secundaria donde él asiste hay gran cantidad de alumnos, pero en
tro en su vida personal. Su fidelidad y consistencia ha producido un fruto
muchos aspectos él, como cristiano, está solo. Vivimos en una zona del
perdurable en el corazón de algunos jóvenes que todavía consideran a
país donde hay muy pocas iglesias, y el porcentaje de creyentes evangéli­
cos es similar a los grupos de gente no alcanzada para Cristo de las Larry y a Ellen una parte íntima y vital de sus vidas.
La fidelidad y coherencia en el compromiso es un arte que se va per­
naciones alrededor del mundo. Aproximadamente entre 6 y 8 por ciento
diendo. Los Larry y Ellen Bishop del mundo son difíciles de encontrar;
de los habitantes de Nueva Inglaterra son cristianos evangélicos. No se
VMJUüiy ¡iU tíln t » j ¿uiiu¿ü

ya no hay gente dispuesta a comprometerse a largo plazo. Se comprome­

necesita una investigación científica para reconocer que esto se convierte
en una realidad para muchos niños que, al igual que mi hijo, se sienten
aislados como creyentes. De hecho, muchos creyentes adultos también
sienten este mismo aislamiento.
Por eso, para familias como la nuestra, nuestros niños y jóvenes nece­
sitan a otras personas en su vida que ayuden en reforzar los valores cris­
tianos. Aunque somos sus padres, no podemos criar a Natán solos y por
eso es de importancia vital que tengamos a otros en la iglesia que nos
apoyen y nos animen a lo largo del camino. El pastor de jóvenes de
Natán, Jim Petipas, juega un rol muy importante en la vida de Natán. Sin
gente como Jim, y muchos otros amigos en la iglesia, nos sentiríamos
solos al criar a nuestro hijo y a nuestra hija.
La historia de nuestra familia se multiplica mil veces en pueblos y
ciudades a través de nuestra región de Nueva Inglaterra, y aun más allá.
La necesidad de establecer comunidades donde Cristo es honrado y don­
de todos somos enseñados, nutridos, guiados y dirigidos por otros más
experimentados es algo que demanda respuestas rápidas. Es muy cierto
que aquellas personas “más experimentadas” son pocas en número, y
muchas de ellas ya están comprometidas en muchas actividades.
Continuamente se me acercan pastores y líderes que están buscando un
guía espiritual y discipuladores que puedan dedicar tiempo e invertir
energía en sus vidas. Cuántos más hay de aquellos que no son tan agre­
sivos en su búsqueda de un guía espiritual pero que la necesitan igual­
mente, quizá aún más. La necesidad de tener personas maduras y experi­
mentadas en la fe es apremiante y los recursos a nuestro alcance en este
sentido están declinando gradualmente a menos que hagamos algo para
revertir esta realidad en nuestras iglesias.
ten únicamente por unas pocas semanas, aun cuando se necesita a per­
sonas que estén dispuestas a servir por varios meses o por un año. Cuando
yo estaba de pastor en una iglesia local, establecí como requisito que
todos los maestros se comprometieran a cumplir su responsabilidad por
lo menos por un año, con un tiempo de descanso en el verano. Ahora, en
la misma iglesia, es un desafío mantener ese requisito, y siempre parece
haber necesidades en la Escuela Dominical que no se cubren. Estoy
comenzando a cuestionarme si esta tendencia cambiará en mi generación
o en la de mis hijos, quienes son los que más necesitan ver ahora el com­
promiso de los adultos en bien de sus vidas y los que probablemente lo
tendrán que ejemplificar para sus propios hijos.
3. Grupos que establecen un pacto a favor del compañerismo. ¿Quién
entre nosotros no necesita un grupo con el cual compartir la vida? Si
vamos a experimentar un crecimiento espiritual y un aprendizaje saluda­
ble en el contexto de una comunidad de fe, entonces necesitamos formar
parte de un pequeño grupo de personas que establecen un pacto de com­
pañerismo. Esta es una necesidad para todas las edades, desde los
creyentes más jóvenes hasta los más ancianos. Rebeca, nuestra hija de 8
años, necesita un grupo de pacto tanto como mi padre a sus 83 años.
Todos nosotros anhelamos tener intercambio social con gente en quien
podamos confiar y con quienes podamos compartir nuestra vida.
Cuando entramos en una relación que llamo “el compañerismo de
pacto”, hacemos un compromiso unos con otros. En esencia decimos:
“Quiero crecer en Cristo contigo. Quiero jugar contigo, reír contigo, llo­
rar contigo, orar contigo, compartir contigo, estudiar contigo, crecer con­
tigo, y espero que tú quieras lo mismo”. Estamos comprometidos unos

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 Aprender y crecer en comunidad
Característica 4
con otros con la misma disposición de vivir “los unos para con los otros”
como establecen las Escrituras. Esto significa: las Escrituras. Entonces decidimos armar nuestro propio libro familiar
que llamamos “Recuerdos de la Biblia”. Nuestros dos hijos tienen sus
propias copias, las cuales incluyen una lista de los libros de la Biblia, los
• Amarse los unos a los otros (Juan 13:34, 35; Rom. 13:8; 1 Ped. V22-
siete días de la creación, los Diez Mandamientos, las Bienaventuranzas,
l J n. 3:11, 23; 4:7, 11, 12).
el nombre de los doce discípulos, el Salmo 23, el Salmo 121 (el favorito
• Confesar los pecados y orar los unos por los otros (Stg. 5:16).
de la familia) y otros pasajes selectos. Hemos creado nuestro propio pro­
• Preocuparse los unos por los otros (1 Cor. 12:24, 25).
grama de estudio familiar, el cual quedará como una herencia espiritual
• Saludarse unos a otros (1 Ped. 5:14).
para nuestros hijos. Este ha sido un esfuerzo inicial, y estamos ansiosos
• Llevar las cargas los unos por los otros (Gál. 6:22).
de ver cómo ha de desarrollarse durante los años venideros.
• Animarse y edificarse unos a otros (1 Tes. 5:11; Heb. 3:13; 10:25).
Me encantaría ver que en miles de iglesias se tomara seriamente
• Someterse unos a otros (Ef. 5:21).
la noción de que cada creyente necesita cumplir con un programa básico
• Sobrellevarse los unos a los otros y perdonarse (Ef. 4:2; Col. 3:13).
de estudio a lo largo de varios años. Le hice la sugerencia a una iglesia
• Amonestarse unos a otros (Col. 3:16).
en nuestra zona y también en un seminario de líderes de que tendríamos
ftiimrftA

• Servirse unos a otros en amor (Gál. 5:13).

que crear una tarjeta tamaño billetera que tuviera un programa de cursos
• Estimularse los unos a los otros al amor y a las buenas obras
de estudio que podría ser distribuida a cada miembro (se necesita­
(Heb. 10:24).
rían diferentes tarjetas para niños, jóvenes y adultos.) Al lado de cada
curso habría un espacio para escribir la fecha de cuándo se tomó esa
ninm i

Cuando establecemos este tipo de compromiso a través de un pacto clase. Por ejemplo, la tarjeta podría tener una lista de varios de los
en un grupo pequeño de creyentes de un mismo parecer y corazón, des­ siguientes temas:
cubriremos que cuando nos toca vivir tiempos difíciles, no estaremos
solos. En momentos de crisis, cuando parece que nuestro mundo gira
• Estudio panorámico del Antiguo Testamento.
fi1 ñ n n rr* t

fuera de control o nos estamos hundiendo, podemos asimos unos a otros

• Génesis (u otro libro para ser estudiado).
y encontrar esperanza y gozo para la jomada. Así es como la comunidad
cristiana debe expresarse. ¿Es esta su experiencia en su iglesia? • Libros proféticos.
• Salmos y Proverbios.
4. Un programa para el crecimiento y el aprendizaje. Los líderes de
• Estudio panorámico del Nuevo Testamento.
la iglesia deben dar cuidadosa consideración a la sustancia de la enseñan­
• Vida de Jesús/Evangelios sinópticos/el Evangelio de Juan.
za que se imparte y a las experiencias de los grupos pequeños que
• Iglesia primitiva/Hechos de los Apóstoles.
refuerzan la predicación semanal. Las verdades enseñadas por los maes­
• Epístolas paulinas.
tros y otros líderes debe ser similares al programa de predicación que los
• Pedro, Santiago y Juan.
pastores van utilizando y preparando. Cuando fui estudiante de educación
cristiana en la universidad, se me enseñó la importancia de considerar el • Apocalipsis.
contenido y la secuencia de enseñanza para todos los niveles de la • Historia de la iglesia.
• Las disciplinas espirituales personales.
Escuela Dominical. Todos nosotros, por ejemplo, necesitamos una com­
• Las misiones mundiales.
prensión balanceada del Antiguo y del Nuevo Testamentos, de la historia
de la creación y de la vida de Cristo, de los escritos del apóstol Pablo y
del desarrollo de la iglesia primitiva. Cuando enfatizamos una parte de la Aquellos que están a cargo de liderar esta área del ministerio deben
Biblia más que otra, no estamos recibiendo todo el consejo de Dios. proveer oportunidades de aprendizaje que enfoquen cada uno de estos
Nuestra propia familia tuvo dificultades con este asunto hace algún temas, de manera que cada miembro tenga la oportunidad de tomar una
tiempo. Nos dimos cuenta de que aunque somos parte de una gran igle­ clase en forma consecutiva. Además, de ser posible, se puede proveer
sia, nuestros niños desconocían algunos de los fundamentos básicos de aprendizaje a distancia en cursos ofrecidos por la red de Internet para
aquellos miembros de la congregación que se sientan motivados a hacer-
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W
Aprender y crecer en comunidad
lo. Y para los pequeños grupos o células que ya existen en el contexto de
la iglesia, se pueden proveer recursos para enseñar estas materias en sus
encuentros.
La meta aquí es ayudar en el crecimiento equilibrado de los miembros
para que tengan una idea clara de toda la Palabra de Dios. Queremos que
ellos entiendan el obrar de Dios en la historia de la iglesia. También
queremos que los miembros sepan manejar y desarrollar las disciplinas
espirituales como también descubrir cómo se integran en el esfuerzo
misionero mundial de la iglesia. Igualmente, el estudio ayudará para que
los miembros estén equipados para aplicar las verdades bíblicas a su vida
diaria y sepan cómo compartir estas verdades con otros.
5. La capacitación sistemática de los maestros. Si vamos a aprender
y a crecer en comunidad, aquellos que han de fomentar este proceso,
!f f i n i n r n n
desde luego, necesitan ser capacitados para hacerlo. Un maestro de
Escuela Dominical me dijo hace algunos años que él no necesitaba asis­
tir a las clases de capacitación que se estaban ofreciendo. Recuerdo que
me dijo algo así: “He enseñado esta edad de niños por muchos años. Sé
todo lo que necesito saber y no tengo lugar en mi cabeza para ideas mo­
dernas sobre la enseñanza de la Biblia a los niños”.
Le hice esta pregunta: “Si usted necesitara ir al dentista para una
endodoncia o aun por un simple dolor de muela, ¿iría a ser tratado por un
dentista que no hubiera asistido ni a un solo curso de actualización en 20
IW H p w
años? ¿O iría a uno que estuviera al día con la última tecnología o tuviera
las mejores herramientas para el cuidado de su dentadura?”
“Muy chistoso, Steve”, me contestó irritado. “Muy bien”, le dije,
“¿no es mucho más importante el cuidado del corazón dolorido de un
niño que el de un diente que duele? Por favor, trate de anotarse para el
próximo ciclo de capacitación de manera que nuestros niños tengan el
mejor maestro de la Biblia posible”. Para mi sorpresa, él se apareció para
el siguiente curso y con el tiempo llegó a ser uno de los mejores maestros
en el ministerio de enseñanza de la iglesia.
El liderazgo de la iglesia debe aprovechar cada oportunidad posible
para inculcar nuevas técnicas, ideas, métodos y principios para lograr una
enseñanza eficaz por aquellos que tienen a su cargo esta responsabilidad.
La capacitación de los maestros es esencial para el éxito de cualquier
aprendizaje que se dé dentro de la iglesia. Uno no puede tomar por
sentado que solamente porque las personas tengan una disposición hacia
la enseñanza, estén dispuestas a dar lo mejor de sí mismas, o aun se sien­
tan capacitadas en esta área, que van a ser comunicadores eficaces de la
Palabra de Dios.
Característica 4
Algunos de los aspectos que deben ser considerados en este tema son:
las características propias de cada edad en cuanto al aprendizaje; los
métodos de una disciplina eficaz; las técnicas de escuchar correctamente;
las actividades bíblicas creativas; cómo dirigir una discusión; cómo tratar
a los alumnos problemáticos; cómo escribir y cumplir con los objetivos
de aprendizaje; el cuidado de los alumnos fuera del salón de clase o del
marco de un grupo pequeño; el uso de los medios de comunicación; cómo
crear un ambiente para la enseñanza; el uso de la narración y las ilustra­
ciones; las técnicas básicas de estudio de la Biblia; cómo armar un equipo
de trabajo; el papel del Espíritu Santo en la vida; métodos de evange-
lización en el contexto de grupos pequeños; cómo establecer buenas rela­
ciones interpersonales, etc.
En las librerías cristianas se encuentran muchos recursos para poder
armar clases de capacitación para maestros. Igualmente, la persona
capacitada puede diseñar su propio curso de acuerdo con las necesidades
específicas de su situación particular. Un buen método es el uso de casos
específicos que traen a la luz elementos particulares y que sirven para el
diálogo entre todos los participantes en la sesión de capacitación. Es de
vital importancia que los líderes compartan juntos sus experiencias para
poder crecer en este proceso de intercambio mutuo. Nunca se debe tomar
por sentado que los maestros y los líderes del grupo conocen todas las
técnicas para llevar a cabo eficientemente sus cargos. Por tanto, los
líderes deben proveer los recursos necesarios para equipar a las personas
que desarrollan estas funciones. A la larga, toda capacitación que se dé
valdrá la pena.
6. La comunicación dentro de la familia. Hoy más que nunca necesi­
tamos una comunicación en amor puesto que la familia está en crisis
debido a la enorme tensión que existe en el matrimonio, entre padres e
hijos y dentro de la población adulta soltera. La comunidad de fe tiene
una oportunidad sin precedentes de tomar la iniciativa en enseñar a sus
miembros a mejorar la comunicación dentro de la familia como una
expresión de nuestro crecimiento en Cristo.
Es posible demostrar en la práctica las correctas técnicas para mejo­
rar la comunicación en las relaciones interpersonales en familia. Estas
técnicas incluyen: cómo aprender a resolver los conflictos; cómo expre­
sar el amor en formas tangibles y no tangibles; cómo escuchar con
cuidado; cómo hacer buenas preguntas; cómo pasar tiempos juntos con
propósitos establecidos y tantas otras. Para enseñar estos elementos se
pueden utilizar las clases de la Escuela Dominical y los encuentros de
los grupos pequeños porque en estos ámbitos se ofrecen maravillosas

Aprender y crecer en comunidad
ocasiones para dialogar e intercambiar opiniones sobre cómo relacionarse
unos con otros dentro de la familia.
Confío en que usted está de acuerdo en cuanto a que la familia es el
fundamento de la sociedad. Lo que pasa en los hogares se traslada a todas
las áreas de la vida. Cuando nos bendecimos unos a otros con amor y
afirmación, fortalecemos la obra de Cristo en cada uno y apoyamos el
desarrollo de cada miembro de la familia. En consecuencia, impactamos
positivamente a la iglesia de Jesucristo. ¿Qué mejor testimonio podrá
haber para el mundo que tener una iglesia llena de familias sanas en todas
las etapas del desarrollo individual?
Existen entidades que dan apoyo a la familia y que están disponibles
para las iglesias. Estos excelentes recursos ayudan en definir y reforzar lo
que las Escrituras enseñan sobre las relaciones personales en la familia.
uyj ui t t w
Necesitamos incorporar todas las ayudas posibles como parte del progra­
ma de aprendizaje y crecimiento en la iglesia local. De este ejemplo de
relaciones interpersonales significativas en la familia fluirá una influen­
cia positiva hacia las comunidades de este mundo al que Dios nos ha lla­
mado a impactar para su gloria.
7. Impactar a la comunidad. La declaración visible del cuerpo de
Cristo al mundo es la razón por la cual nos reunimos en situaciones dise­
ñadas para el aprendizaje y el crecimiento personal. ¿Por qué estamos
estudiando juntos las Escrituras? ¿Por qué queremos crecer juntos en
Cristo? ¿Por qué estamos exhortándonos al amor y a las buenas obras?
¿Por qué estamos estableciendo relaciones significativas? Para permitir
que el mundo conozca nuestro amor por Cristo y nuestro deseo de com­
partir su amor con los perdidos y necesitados del mundo. Solo por nues­
tro ejemplo conocerán el amor de Dios por ellos.
Después de 34 años de ministerio eficaz en una iglesia afroamericana
urbana, la pastora Nellie Yarborough señala el hecho de que el estudio
bíblico y el compañerismo por medio de grupos pequeños ha llevado a la
iglesia a un nuevo nivel de salud espiritual. Ella dice: “La gente está lle­
gando al Señor como resultado de la labor de nuestros equipos evan-
gelísticos, que llamamos ‘equipos de contacto’. Nuestra meta es alcanzar
al pecador, al reincidente y a la gente de la calle. Yo le digo a las personas
que vienen de otras iglesias que deben resolver cualquier problema que
tengan y que vuelvan a servir allá. Estamos aquí para impactar a nuestra
comunidad para Cristo, y el estudio de las Escrituras ha abierto puertas
que no podemos ignorar”. Ella eligió el nombre que llevan los equipos
evangelísticos, llamándolos “equipos de contacto” para aclarar que este
es un ministerio “de mayor distinción” de la iglesia, después del de la
^2 2 1
Característica 4
enseñanza de la Biblia. En la actualidad los miembros de la iglesia están
utilizando un programa de estudio que se llama Through the Bible in One
Year (A través de la Biblia en un año).
Lo que comenzó como una clase de capacitación para líderes poten­
ciales, que duraba 9 meses, ha florecido hasta convertirse en la actualidad
como algo que distingue a la Iglesia Monte Calvario (Mt. Calvary Holy
Church), donde la pastora Yarborough ha servido a través de todos estos
años. Dios ha honrado las decisiones de la gente en esta iglesia al man­
tener en alto la norma de aprender y crecer en comunidad. Y su vecindario
ha sido impactado como resultado de su fidelidad a Dios.
El proceso de crecimiento hacia la madurez en Cristo es uno que
necesitamos caminar pacientemente en el contexto de la comunidad de fe.
Para crecer y llegar a ser todo lo que Dios desea para nosotros nos nece­
sitamos los unos a los otros porque es imposible experimentar un creci­
miento significativo por nosotros mismos. Robert Fulghum lo expresa
tan gratamente en su libro All I Really Need to Know 1 Learned in
Kindergarten (Todo lo que necesito saber lo aprendí en el jardín de
infantes):
Todo lo que realmente necesito saber acerca de cómo vivir,
qué hacer y cómo ser lo aprendí en el jardín de infantes. La
sabiduría no está en la cumbre de la montaña de los estudios uni­
versitarios, sino allá en la caja de arena de la Escuela Dominical.
Estas son las cosas que aprendí: compartir todo; jugar de forma
limpia; no golpear a los compañeros; guardar las cosas en su
lugar; ordenar lo que uno haya desordenado; no tomar cosas que
no son de uno; decir “perdóname” cuando uno haya ofendido a
alguien; lavarse las manos antes de comer; tirar de la cadena en
el baño; las galletas tibias y leche fría nos hacen bien; vivir una
vida balanceada: aprender, pensar, dibujar, pintar, cantar, bailar,
jugar y trabajar algo cada día. Dormir una siesta cada tarde.
Cuando salga al mundo, cuídese del tráfico, tome la mano de un
compañero y manténganse unidos.
Caminemos juntos a través del laberinto de la vida, aprendiendo y
creciendo en la comunidad de fe.
 Aprender y crecer en comunidad Característica 4
r

Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

Señor, tú sabes que muy a menudo quiero arreglármelas a sobas por [a vida.
Romanos 14:19
Pienso que lo puedo hacer sin ía ayuda de nadie, aun sin la tuya. O a veces me apoyo
demasiado en otros y descuido tu presencia. Porfavor, perdóname por mi manera de
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos impor­
ser áutosuficiente. S é que necesito tomarme de las manos de mis hermanos y her­
tante” y el 10 “más importante”) coloque en orden cada una de
manas, aun cuando haya tiempos en que ellos no me hayan impartido seguridad
las declaraciones antes mencionadas al contestar las preguntas:
üjecesito volverme más transparente, más confiado, más abierto con mis sentimien­
¿Cuán importante es esta declaración para la salud espiritual de
tos, más afirm ativo y dispuesto a animar a otros, y más dispuesto a recibir e í amor
nuestra iglesia? ¿Cuán alto valoramos el hecho de aprender y
sincero de otros. ‘E n muchos aspectos necesito volver a comprometerme con La comu­
crecer en comunidad?
nidad de fe en la que me has colocado, para que yo mismo pueda ser una influencia
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el
positiva en cuanto a l aprendizaje y e l crecimiento en la vida de otros. Restaura den­
10 “muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declara­
tro de m í un deseo de establecer verdadera com unidad en mi matrimonio, con mi
ciones antes mencionadas mientras contesta la pregunta: ¿Cuán
fam ilia y con mi iglesia, mi ministerio y mis amigos. Permite que mi lámpara se llene
uyjUlllW l i t t u r i i

eficientes somos como equipo de liderazgo al inculcar estos

con tu amor y que mi pequeña lu z brille aún más para tu gloria. Te amo. Amén.
Para la reflexión
La iglesia sana estimula a sus miembros a crecer en su caminar con
Dios y en sus relaciones interpersonales en un ambiente donde predomi­
na la seguridad y la afirmación.
t * jx u ¡¡¿ ¡¿
valores en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pre­
gúntele a su equipo de liderazgo: ¿Dónde queremos estar en
cuanto a las características de aprender y crecer en comunidad
en el próximo año? ¿En los próximos dos?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pre­
gúntele a su equipo de liderazgo: ¿Cómo vamos a llegar hasta
donde queremos estar en cuanto a aprender y crecer en comuni­

Para lograr estos objetivos, la iglesia sana:

dad este próximo año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa
• Capacita a la gente para ver a Jesús con claridad.
“muy bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien
• Ayuda a otros a conocer la voluntad de Dios para su vida.
considera que su iglesia está mostrando esta cuarta caracterís­
• Capacita a la gente para seguir a Jesús en todo.
tica de una iglesia sana, es decir, una iglesia que aprende y crece
• Ayuda a cada persona a encontrar su llamado (sea dentro del
en comunidad.
país o fuera de él, como ministro por vocación o como laico).
• Anima a la gente a descubrir y a usar los dones que Dios le ha
dado y a ejercerlos como corresponde.
• Provee situaciones donde los miembros puedan reunirse para
recibir instrucción, orar, compartir sus inquietudes y servir a
otros.

Hace estas cosas a través de:

• La orientación individual.
• Estudios bíblicos y de discipulado en grupos pequeños.
• Una variedad de oportunidades para la capacitación y el apren­
dizaje.

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6

Característica 5
El compromiso de expresar
las relaciones ¡nterpersonales
c
en amor
La iglesia sana se propone deliberadamente el fomentar las
relaciones interpersonales que se expresan en amor entre las
familias, entre sus miembros y hacia la comunidad a la que sirve.

En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por

nosotros. También nosotros debemos poner nuestras vidas por los
hermanos.
1 Juan 3:16

A comienzos de 1998, en la ciudad de Lawrence, Massachusetts,

cuatro hombres golpearon a un chofer de taxi hasta matarlo, mientras la
gente alrededor miraba la golpiza por las ventanas de sus casas. Nadie se
molestó en llamar al 911 (servicio de emergencia) para buscar auxilio.
En una iglesia de Nueva Inglaterra, el líder de una clase de capaci­
tación en la consejería envió a un miembro de la clase a la cocina para
traer café para todos los integrantes. Ella regresó llorando y dijo: “No me
dieron el café porque dijeron que nuestra clase no había devuelto las tazas
la última vez”.
El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
Un pastor y su esposa que estaban por retirarse del ministerio visi­
taron a seis iglesias en la zona. Ninguna persona en esas iglesias se les
acercó para saludarlos o les dio la bienvenida. Ellos no se sorprendieron
de que ninguna de estas iglesias estuviera creciendo.
Aun en la iglesia, vivimos en una era de narcicismo, un período de la
historia marcado por el egocentrismo y el deterioro de las relaciones
interpersonales. El mundo a nuestro alrededor promueve valores que nos
orientan hacia nosotros mismos y nos alejan de los demás. La iglesia de
Jesucristo debe oponerse a este fenómeno y presentar una alternativa que
respire vida y esperanza en el corazón solitario, confundido, despojado y
herido de la gente.
El tema del narcicismo me intriga y solo recientemente he investiga­
do el significado de este término. El narcicismo se describe de esta ma­
nera: “El rasgo esencial de este desorden es un patrón penetrante de
grandiosidad (en la fantasía o en el comportamiento), una hipersensibili-
dad a la evaluación de los otros y una carencia de empatia que comienza
en la madurez temprana y está presente en una variedad de contextos”
(Sociedad de Psiquiatría de los EE.UU. de A.). La autoestima en la per­
sonalidad narcisista es extremadamente frágil y, como resultado, las inte­
rrelaciones personales están inevitablemente trastornadas.
Las raíces de tal desorden de la personalidad están basadas en la
niñez, cuando las necesidades básicas del individuo fueron ignoradas
o trastornadas. Muchas personas en nuestras iglesias pueden recalcar
el dolor de su niñez y a menudo volver a contar con horror los recuer­
dos de su infancia. Me duele pensar en las innumerables historias que
he escuchado de individuos que han cruzado mi camino en los 20 años
de mi ministerio. El dolor que aún sienten es real, y se manifiesta
ahora en su vida adulta por una disfuncionalidad de proporciones
descomunales.
Los rasgos de la personalidad narcisista son evidentes en muchas per­
sonas que están sentadas en nuestras iglesias clamando por relaciones
interpersonales expresadas con cariño y sinceridad. En muchos aspectos
la necesidad de tal relación con otros es tan fuerte que a menos que
respondamos a esta demanda hoy, sufriremos el llanto del corazón por
varias generaciones que tendrán la misma necesidad desesperante de
amor incondicional y aceptación.
La personalidad narcisista que se describe en el párrafo que sigue es
evidente en la vida de personas que le rodean. ¿No es esta la descripción
verdadera de algunos de los miembros de su congregación (o quizás la
suya)?
________________________________ ^ _________________:_______________
Característica 5
El cuadro de la personalidad narcisista puede describirse como...
tener un exagerado o grandioso sentido de altivez; como tener una
notable ausencia de interés y empatia por otras personas; como tener una
avidez por obtener la admiración y aprobación de parte de otros; como jugar
con fantasías de metas irreales; como tener una carencia de profundidad
emocional; como tener una falta de disposición o incapacidad de compren­
der las emociones complejas de otras personas; como estar enojado y resen­
tido, pero frecuentemente encubriendo tal resentimiento por medio de un
humor depresivo; como siendo deficiente en sentimientos genuinos de tris­
teza y compasión; como siendo frío e indiferente, glacial y desinteresado;
como un manipulador poco escrupuloso que se aprovecha de otros; como
tener sentimientos fuertes de inseguridad e inferioridad, alternantes, pero no
en un patrón previsible; como quien tiene sentimientos de grandeza y fan­
tasías de omnipotencia; como quien carece de entusiasmo y gozo en la
búsqueda de metas, pero reflejando, en cambio, un acercamiento a metas
apremiantes y falto de placer, las que están llenas de una insaciable ambi­
ción. Las relaciones interpersonales son extremadamente inestables debido
a una tendencia a sobreidealizar o a devaluar una relación interpersonal en
una base alternante. El otro está sujeto a responder a los deseos y necesi­
dades del primero, pero sin tener el derecho de esperar a cambio un trato
similar (Donald Capps).
Cuando mi amigo Ricardo Plass me presentó este material, me sentí
alarmado por el significado que esta perturbación tan generalizada
pudiera tener para los líderes de la iglesia. No pretendo que nos convirta­
mos en expertos en el narcicismo, pero por cierto debemos estar alertas a
la evidencia de las características de este desorden de la personalidad ya
que abunda en nuestra sociedad actual. Indudablemente ha infectado a la
gente sentada en los bancos de las iglesias. En base a mi experiencia con
la gente y por conocer los problemas que ellos cargan, estas descripciones
son correctas. El “yo” es de mayor importancia que la preocupación por
los demás, y si la iglesia ha de ser pertinente en nuestro mundo actual,
esta tendencia debe ser revocada por el poder de Dios.
El antídoto para la personalidad narcisista es un sentido sano y equi­
librado de quiénes somos como creación única de Dios e hijos amados del
Rey. Todos tenemos necesidades básicas en común. Cuando estas necesi­
dades son satisfechas a través de la vida, entonces se crea un sentido
saludable del “yo”, y se desarrollan relaciones interpersonales que tam­
bién son saludables. Si esas necesidades se dejan sin satisfacer, nos

El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en a m o r _____
quedaremos con un vacío profundo, y nuestras relaciones interpersonales
se verán grandemente obstaculizadas.
Declarado con sencillez, nuestras necesidades básicas son tres:
1. La necesidad de ser amados, afirmados y aceptados por las per­
sonas importantes de nuestra vida, más específicamente por nues­
tros padres.
2. La necesidad de tener personas de autoridad que nos guíen y nos
dirijan apropiadamente a través de la vida, como nuestros padres,
abuelos y otros líderes importantes.
3. La necesidad de pertenecer a un grupo, ya sea por nacimiento o por
adopción, cuya evidencia se da en el sistema familiar.
Si colocamos nuestra experiencia cristiana como una película trans­
nunm
parente encima de las necesidades básicas, rápidamente será evidente que
necesitamos ser amados y aceptados por Dios; necesitamos ser guiados
por la autoridad de las Escrituras y el señorío de Cristo; y necesitamos
experimentar el vínculo de hermandad y compañerismo que es posible
entre los creyentes en el contexto de la iglesia.
Debido a que internalizamos lo que tomamos de otros en nuestra for­
mación como individuos, debemos tomar conciencia de la importancia de
las relaciones interpersonales saludables para que la iglesia sea de veras
JÍM rr*
un lugar de compañerismo, de vibrante adoración de Dios, de amor mutuo
y de servicio práctico. Necesitamos conocemos mejor y profundizar
nuestras relaciones interpersonales de cariño y cuidado de manera que
una verdadera integridad emerja de entre el pueblo de Dios.
Conozca su comunidad
¿A quién estamos buscando para integrarlo al ambiente de aceptación
en amor y cuidado mutuo? ¿Cuán bien conoce usted a la gente en su con­
gregación o en su comunidad? ¿Cuándo fue la última vez que se detuvo
para mirar, escuchar y clasificar lo que encuentra sobre las características
de aquellos a quienes sirve? ¿Con cuántos se ha sentado para saber cómo
se relacionan con otros?
Debido a la alarmante evidencia de desgaste y de frustración en el
ministerio por parte de los pastores jóvenes de nuestra región, Visión
Nueva Inglaterra y el Instituto Ockenga del Seminario Teológico
Gordon-Conwell se embarcaron en una investigación para descubrir
los rasgos comunes de la población dentro de nuestra región. Estábamos
convencidos de que al saber más sobre nuestra región y la gente que
..../-/& —
Característica 5
vive aquí, podríamos entender mejor cómo se forman las relaciones inter­
personales entre ellos. Dedicamos alrededor de un año a este esfuerzo y
descubrimos varios rasgos que son distintivos de nuestra región. Las ideas
generalizadas acerca de la gente de Nueva Inglaterra a menudo carecen
de verificación real. Fue fascinante encontrar datos que apoyaban muchas
de las suposiciones, mientras que estos mismos datos nos señalaban una
nueva realidad. Después de mucha clasificación, prueba y verificación, se
pudo identificar ocho rasgos distintivos:
1. La gente de Nueva Inglaterra tiene una tendencia a resistir el cam­
bio.
2. La gente de Nueva Inglaterra tiene una tendencia a valorar la tra­
dición.
3. La gente de Nueva Inglaterra son en su mayoría católicos romanos.
4. La gente de Nueva Inglaterra tiene una perspectiva mayormente
secular.
5. La gente de Nueva Inglaterra tiene la tendencia de ser autoconfiada.
6 . La gente de Nueva Inglaterra tiene la tendencia de ser reservada.
7. La gente de Nueva Inglaterra tiene la tendencia de favorecer a quie­
nes pertenecen a su grupo.
8. La gente de Nueva Inglaterra tiene la tendencia a resolver las cosas
localmente.
Cuando compartimos esta información con los líderes de las iglesias
de la región, hubo un acuerdo unánime en cuanto a los resultados de nues­
tra investigación. Descubrimos que no había diferencias importantes
debido el tamaño de la iglesia, las diferencias entre grupos raciales, la
edad de la gente, ni el estilo del ministerio. Encontramos que la informa­
ción fue de ayuda tanto para los pastores como para los líderes de otros
ministerios en la iglesia. Esto ilustra que entre más sepamos acerca de la
gente a la que estamos tratando de ayudar en su desarrollo en Cristo,
mejor orientados estaremos para definir las prioridades de nuestro minis­
terio. Vale la pregunta: ¿Cuán bien conoce usted a su comunidad?
Establecer relaciones interpersonales que se expresan
en amor
Una vez que hemos logrado conocer a la comunidad a la que estamos
ministrando, ¿cómo vamos a establecer relaciones interpersonales que se
expresan en amor? Son esenciales siete elementos.
..... Z¿£¿.
 El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
1. E x p resa r e l a m o r y la a c e p ta c ió n en fo r m a
in co n d icio n a l
Para el pastor David Malone, de la Iglesia Presbiteriana Eliot, en la
ciudad de Lowell, Massachusetts, las relaciones interpersonales son de
esencial importancia. Dado que la iglesia se compone de un 50 por cien­
to de gente blanca caucásica y el resto es una mezcla étnica mayormente
oriental camboyana (con algunos afroamericanos), y dado que ellos no
tienen la ventaja de hablar el mismo idioma, el cariño y la atención que
exhiben entre ellos es el pegamento que mantiene a esta iglesia unida. En
sus cultos de adoración, antes de que se lean las Escrituras en camboya-
no, el lector dice: Good morning (en inglés) y toda la congregación
responde de igual forma. Antes de que el mismo pasaje se lea en inglés,
el lector junta las manos y dice: Chim riap sua (en camboyano) y toda la
p n tim
congregación responde. Los nuevos miembros deben aprender los salu­
dos apropiados en inglés y en camboyano como una forma de establecer
un nivel inicial de relaciones dentro del grupo, como también para
mostrar interés y preocupación por las personas y las dificultades que
tienen en su vida diaria.
í M r r ' !.Mw
La congregación de la Iglesia Eliot hace lo posible para relacionarse
con las pandillas de jóvenes de su vecindario demostrando un trato aten­
to y cariñoso con ellos. Reconoce que los dilemas que enfrentan estos
muchachos de la calle vienen de las necesidades básicas que les fueron
negadas en sus años de formación. El pastor Malone se ha involucrado en
este ministerio y hasta ha acompañado a muchos de estos adolescentes
cuando han tenido que presentarse ante el juez de menores del distrito,
tratando a la vez de relacionarse con sus padres durante estas experien­
cias difíciles.
Además del ministerio con las pandillas de jóvenes, algunos miem­
bros de la congregación se han interesado en un hombre que está mental­
mente incapacitado y vive al lado de la iglesia. El resultado de este minis­
terio ha dado como resultado que este hombre se ha hecho el portero,
abriendo la puerta de frente del templo cada vez que se acerca alguien
para entrar. “Puede ser que seamos la única iglesia en Nueva Inglaterra
que tenga a un paranoico esquizofrénico, certificado por el gobierno,
dando la bienvenida a todos cada domingo” dice el pastor Malone.
“Nadie se ofende por su traje excéntrico ni por su comportamiento un
tanto raro. Si alguien se ofende por él o por el resto de esta extraña mez­
cla que tenemos en nuestra congregación, se va a otro lugar. Nuestra
norma es darle la bienvenida a todo el mundo, ¡y somos literales en cuan­
to a esto!
Característica 5
En sus esfuerzos por extenderse hacia la comunidad y darle la
bienvenida a todos en el nombre de Jesús, esta iglesia le ofrece a la
comunidad un enfoque culturalmente opuesto a lo que es el narcicismo
típico de la sociedad. Ellos viven los principios de expresar las rela­
ciones interpersonales de amor y aceptación cariñosa que Jesús enseñó
hace mucho tiempo.
Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que hacen la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Mateo 5:3-10
Y bienaventurada sea la gente de la Iglesia Eliot que ama y cuida a
otros menos afortunados, porque verdaderamente ¡de ellos es el reino de
los cielos!
En todas las visitas que hemos hecho en los últimos diez años a las
iglesias más sanas, la característica más consistente de vitalidad ha sido
este asunto de expresar el amor y la aceptación en forma incondicional.
Cuando entrevistamos a los líderes de las iglesias pidiendo que definieran
cuál era el factor que atraía a gente nueva a su iglesia, la respuesta que
dieron fue la buena reputación de la iglesia en la comunidad en cuanto a
la dinámica de amor y aceptación. La gente nueva no sentía que había
requisitos previos para llegar a la iglesia. Esta respuesta de los pastores
ilustra el efecto perdurable que queda en la persona nueva cuando el
pueblo de Dios le expresa amor incondicional.
Cuando yo buscaba a Dios, se me dio este regalo de amor. Aunque en
ese entonces yo asistía a la iglesia, no había tenido un encuentro personal
con Jesucristo. No fue hasta estar en el primer año de estudios secunda­
rios que llegué a conocerlo como mi Señor y Salvador. Mi amigo Ricardo

El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
Plass hizo una inolvidable inversión en mi vida por la constancia de su
amistad a pesar de mis malos hábitos. Por ejemplo, aunque él desaproba­
ba que yo fumara, no permitió que eso fuera un impedimento para que yo
escuchara el evangelio y fuera amado por él y por otros. De hecho, acep­
té a Jesús como mi Salvador en noviembre de mi primer año de secun­
daria, pero no fue sino hasta mi segundo año en la universidad que dejé
el hábito de fumar. ¿Acaso eso detuvo a Ricardo y a otras personas espiri­
tualmente sabias en negarme amor y aceptación? Para nada. Ellos oraron
por mí, me exhortaron a abandonar el hábito y me aconsejaron por medio
de una buena enseñanza bíblica. Finalmente, fue por la exhortación de un
compañero de cuarto de la universidad que me animé a desechar aquel
mal hábito para siempre. Vi “la luz” y dejé de fumar, no porque Ricardo
y otros me ridiculizaran o me humillaran, sino porque se me exhortó a
hacerlo en un espíritu de preocupación sincera y cariñosa.
Temo que muchas iglesias elegirían negarle amor y aceptación
a quienes tienen malos hábitos, especialmente aquellos hábitos que
son visibles. Recuerdo con intensa claridad una ocasión cuando estuve
enseñando sobre este tema de amor y aceptación en una iglesia en el
extremo norte del Estado de Maine. Había personas que estaban partici­
pando en el curso que estaban vehementemente en contra de cualquier
intento de acercamiento a “esos desdichados borrachos” de su comu­
c nidad. No pude resistir la tentación de refutar sus razones. Les dije: “Si
somos incapaces de acercamos a aquellos de nuestra comunidad que
tienen grandes necesidades, ¿cómo hemos de alcanzarlos con el evange­
£ í
f-i lio que cambia las vidas? Después de considerar el tema en profundidad,
ellos dieron un giro aquel día, no por mis palabras, sino por la obra del
Espíritu de Dios en ellos. Más tarde, creo que en base a esa conferencia,
comenzaron un ministerio eficaz de alcanzar y recuperar a “esos des­
dichados borrachos”.
Puesto que hemos sido amados y aceptados incondicionalmente por
Dios, perdonados, restaurados y guiados a una nueva relación con él, la
iglesia debe mostrar la misma gracia de Cristo a ese mundo al que hemos
sido llamados a alcanzar.
2. F o m en ta r la a u ten ticid a d , la tra n sp a ren cia ,
la h o n e stid a d y la in te g rid a d
Ser auténtico (real), transparente (abierto), honesto (sincero) y lleno
de integridad (confiable) en todas nuestras relaciones significa estar dis­
puestos a mostramos a otros sin ninguna pretensión u orgullo. Pocos esta-
Característica 5
mos dispuestos a ser reales, ni mucho menos capaces de serlo. Ser abier­
tos, sinceros y confiados con quien se nos cruce por el camino es muy
arriesgado.
Es difícil romper con los estereotipos huecos que utilizamos para con
los demás. Como ser: “Hola, ¿cómo estás?”. “Muy bien, ¿y tú?”. “Lindo
día, ¿verdad?”. “Sí, de verdad que sí”. Encontramos que es muy difícil
encontrar palabras que nos lleven a otro nivel que no sea lo superficial.
No es posible, ni práctico, ni necesario, profundizar la relación con
quienes nos vemos en un breve encuentro pasajero. Sin embargo, cada
uno de nosotros necesitamos saber cómo uno se siente cuando es real,
abierto, sincero y confiado con aquellos a quienes conoce más íntima­
mente.
Cuando comenzamos a sondear las profundidades de las relaciones
con aquellos que más amamos y en quienes más confiamos, la esencia de
nuestro ser es enriquecido. No obstante, estos valores no son de alta prio­
ridad en nuestro mundo. La iglesia, entonces, necesita ser un lugar seguro
donde la gente de fe pueda mostrarse como es y revelar las heridas,
necesidades y ansiedades que frecuentemente las atormentan. Si no nos
arriesgamos a compartir con otros la verdad de quiénes somos para que
ellos puedan orar por nosotros, o si no podemos hablar de nuestras viven­
cias personales, entonces hemos sido excluidos del compañerismo que
necesitamos para quedar abandonados a nuestros propios recursos.
Una de las verdades que más aprecio son las palabras: “Te amo lo
suficiente como para ser honesto contigo, y espero lo mismo de ti”. Dado
que soy el tipo de persona “que pone todas las cartas sobre la mesa”, me
siento cómodo conmigo mismo y soy capaz de manejar (la mayoría de las
veces) la reacción honesta que recibo de otros. El mejor regalo que puedo
recibir de alguien es su disposición de ser abierto y vulnerable, aun cuan­
do está utilizando estas cualidades para mi edificación y crecimiento.
Algunas veces la verdad honesta nos puede herir; pero cuando lo hace,
podemos aseguramos que el fmto que producirá en nosotros será el mejor
regalo de todos.
Mi esposa y yo tratamos de vivir estos principios en nuestro matri­
monio, y tratamos de fortalecer a nuestros hijos dándoles la misma liber­
tad. Esto no significa que nuestro hogar está libre de conflictos (lejos de
eso) pero sí significa que tratamos de crear un ambiente seguro donde la
verdad pueda ser expresada y recibida en amor.
Además del intercambio constante que tengo con mi familia, me
reúno semanalmente con mi buen amigo Pablo Borthwick para conversar,
hablar de nuestro crecimiento espiritual y orar. Desde hace algunos años,
 El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
nos hemos estado reuniendo los lunes en la mañana, y ambos hemos
encontrado que este encuentro nos proporciona un ambiente seguro
donde podemos compartir mutuamente sobre nuestras vidas en forma
abierta, honesta y con vulnerabilidad. La transparencia que hemos ido
adquiriendo en nuestros tiempos juntos ha sido esclarecedora y enrique-
cedora. Hemos sido capaces de decimos cosas difíciles, pero también
regocijamos con los logros del otro. Hemos orado juntos por nuestras
necesidades, nos hemos escuchado y aconsejado sobre decisiones rela­
cionadas con aspectos formativos de nuestra vida. Esta relación que ha
perdurado por mucho tiempo ha sido un regalo de Dios que atesoro. Oro
para que todos los que lean estas palabras sean bendecidos por un regalo
similar de una amistad de la cual podrán recibir y aprender a medida que
compartan su vida con otro.
La salud en la relaciones interpersonales de una iglesia emana de las
relaciones sanas en el núcleo familiar y con los amigos. Cuando sabemos
cómo deben expresarse las relaciones interpersonales en el contexto de
nuestros contactos clave, entonces seremos capaces de trasladar estas
experiencias a la vida de la iglesia. Pero en cambio, si nuestras relaciones
interpersonales con la familia y con los amigos son conflictivas, será difí­
cil contribuir positivamente a la salud del cuerpo de Cristo. Nuestra meta
como líderes de iglesia es ejemplificar y enseñar cómo tener buenas rela­
ciones interpersonales entre los miembros de la familia y con las amis­
tades de manera que la familia extendida, aquella que se compone del
pueblo de Dios, pueda llegar a demostrar en formas más saludables el
ejemplo del amor y la unidad en Cristo. Entonces los que no conocen a
Ce Dios sabrán que somos cristianos por el amor entre nosotros.
3. E x h ib ir la g ra c ia , la m ise ric o rd ia y e l p e rd ó n
Miqueas 6:8 nos dice: “ ¡Oh hombre, él te ha declarado lo que es
bueno! ¿Qué requiere de ti Jehovah? Solamente hacer justicia, amar
misericordia y caminar humildemente con tu Dios”. En base a estas
palabras, me tuve que hacer algunas preguntas: ¿Qué es la misericordia?,
¿cómo debo amar la misericordia?, ¿cómo debo reflejar este amor y
practicar la misericordia en mi vida diaria? Tuve que comenzar a
considerar en una forma nueva y más profunda el significado de estos
conceptos bíblicos. Este es un mandato poderoso y digno de nuestra
profunda consideración.
El diccionario Webster define la palabra misericordia como la “com­
pasiva o bondadosa indulgencia mostrada hacia un ofensor, un enemigo u
fe
Característica 5
otra persona bajo la autoridad de uno; la compasión, piedad o benevo­
lencia”. El Señor encama en su persona la misericordia y la expresa con
generosidad hacia todo su pueblo.
Nuestra familia tuvo que hacer frente a un serio dilema cuando mi
madre estaba casi al final de su vida y estaba sufriendo mucho por varios
meses a causa de un derrame cerebral. La cobertura de su seguro médico
estaba agotándose después de sus repetidas estadías en un centro de asis­
tencia médica. Queríamos llevarla a la casa, pero sabíamos que mi padre
no podía cuidar adecuadamente de ella. ¿Dónde podríamos encontrar
ayuda? Nos parecía imposible contratar a una enfermera particular, de
tiempo completo. Pero Dios, a través de un milagro de amor y misericor­
dia, nos envió a una querida mujer de fe, quien se mudó a la casa de mis
padres y cuidó a mi madre durante sus últimas semanas de vida. Irene
Vincent fue un ángel de misericordia, quien llegó a nuestra familia en
una época especial, y fue como un precioso regalo de Dios para todos
nosotros durante ese tiempo terriblemente difícil. Nunca olvidaré a Irene
Vincent, ni olvidaré agradecerle a Dios por el milagro que obró al
enviárnosla cuando necesitábamos un toque especial de su misericordia.
La fe de Irene y su disposición de responder a la guía de Dios fue un
maravilloso ejemplo de cómo la misericordia se puede mostrar en la vida
real.
Tratar de encontrar dónde termina la misericordia de Dios es como
tratar de encontrar el comienzo y el fin de un anillo. ¡Es imposible! Su
misericordia es inagotable y eterna (Sal. 103:17); es ilimitada (Sal.
108:4); prolonga la vida (Lam. 3:22, 23); perdona nuestros pecados (Miq.
7:18); hace posible nuestra salvación (Tito 3:5).
¿Dónde están los ángeles de la misericordia en nuestros días?
Desafortunadamente, somos muy prontos para juzgar, prontos para con­
denar el pecado y listos para encontrar las faltas en los demás. ¿Cuán bajo
nos podemos hundir en el pozo fangoso de la condena? La iglesia está
cediendo hoy al pecado de hacer grande lo que es pequeño y mezquino.
Nos hacemos la vida imposible debido a un pequeño asunto que nos
pueda causar alguna inconveniencia. No nos gusta cómo los ujieres reco­
gen la ofrenda o cómo los niños ensucian el salón social. Nos encogemos
cuando la soprano falla en una nota alta o cuando el llanto de un bebé per­
turba nuestra concentración. Estudiamos minuciosamente línea por línea
el presupuesto de la iglesia, y criticamos hasta los mejores esfuerzos del
pastor en predicar la Palabra de Dios. No nos gusta el diseño de las
nuevas túnicas del coro o el color del cabello de la dama que dirige el
estudio bíblico de las mujeres. Esta lista puede continuar sin fin, pero es
A i
El compromiso de expresar las relaciones interpcrsonales en amor
Característica 5
desmoralizador escribir y leer tal lista debido a que ilustra cuán cierta es
nuestra pequeñez. Mi secretaria, Carole Nason, quien siempre ha sabido expresar la miseri­
cordia, percibió la esencia de esta virtud en un maravilloso poema que
La misericordia, sin embargo, pasa por alto las insignificantes pre­
ella escribió titulado “Tu misericordia, Señor”, y que dice:
ocupaciones de la vida y se enfoca en los asuntos importantes de las per­
sonas con necesidades. Una iglesia donde existe el amor y sincera pre­
Tu misericordia, Señor... tu misericordia, Señor,
ocupación por los demás es una iglesia donde fluye una gran cantidad de
se extiende hasta el más alto cielo;
tierna misericordia hacia “uno de estos mis hermanos más pequeños”.
aún se extiende hasta por debajo de mi desesperación
Jesús lo expresa de esta manera en Mateo 25:34, 36-40: “ ¡Venid, bendi­
y me hace tu hija, perdonada.
tos de mi padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros
desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de
Y fluye de las venas de Jesús,
comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;
mirando más allá que todas mis faltas.
estuve desnudo, y me vestísteis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la
Tratas conmigo, Señor,
cárcel, y vinisteis a mí... ‘De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a
uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” ’. de acuerdo con tu misericordia, Señor,
y no en base a mi iniquidad.
Es tiempo de que en la iglesia volvamos a encamar la misericordia y
la gracia de tal manera que otros sean bendecidos en formas que deleiten
el corazón de Dios. Entonces, ¿cómo debemos amar y demostrar la mise­ Tu misericordia, Señor... tu misericordia, Señor,
ricordia? Amar la misericordia significa: es fresca y nueva cada mañana.
Me rodeas, Señor,
con tu verdad y con tu misericordia, Señor.
• Amar a Dios y anhelar su presencia cada nuevo día (Mat. 5:6; 6:33).
Tu misericordia es la corona que me adorna.
• Arrepentirse, recibir limpieza de los pecados, y expresar diaria­
mente nuestra dependencia en el perdón de Dios y en su tierna
misericordia (Sal. 51). Y fluye de las venas de Jesús,
mirando más allá que todas mis faltas.
• Ser obediente al Dios de la misericordia, fiel a su amor y señorío
(Éxo. 20:1-17, los Diez Mandamientos; Mat. 22:37-40, el Gran Como los cielos son altos
Mandamiento; Mat. 28:18-20, la Gran Comisión). sobre la tierra, oh Señor,
• Ser compasivo, identificarse con las necesidades de otros (Luc. así de grandiosa es tu misericordia para mí.
10:30-37, el buen samaritano; Mat. 18:23-35, parábola del siervo
Así de grandiosa es su misericordia para mí... y para usted. Entonces,
malvado; Mat. 15:29-39, la compasión de Jesús por las cuatro mil
personas; Mat 9:36, compasión por las ovejas sin pastor; y Mat. ¡entreguémosla libremente a otros!
20:29-34, compasión por el hombre ciego).
• Ser perdonado (Luc. 15:11-32, el hijo pródigo). 4. C o m u n ic a r y re so lv e r lo s c o n flic to s
• Compartir el regalo de la vida con otros (Ef. 2:4-9; Tito 3:5).
• Ser sabio y honesto (Stg. 3:17; Sal. 85:10). En el libro de Dolores Curran, Traits ofa Healthy Family (Los rasgos
• Ser una persona de oración (1 Tim. 2:1-8). de una familia sana), ella comienza con la característica más importante:
• Ser un agente de sanidad y un pacificador (2 Cor. 5:16-21). “La familia sana se comunica y se escucha”. En base al análisis que hago
• Recibir misericordia a cambio de darla a otros (Mat. 5:7; 2 Tim. de las relaciones interpersonales dentro de la familia, la comunidad y la
1:16-18). iglesia, estoy de acuerdo con ella. La necesidad número uno en cuanto a
• Preocuparse por los menos afortunados (Mat. 9:13; 25:34-40). las relaciones interpersonales es la habilidad de comunicarse eficiente­
• No juzgar a otro (Mat. 7:1-5; Luc. 6:37, 38; Juan 8:7; Stg. 2:12, 13). mente. Un concepto paralelo al de la comunicación es la voluntad y la
habilidad de escuchar. Escuchar a los demás es el talón de Aquiles de la
El compromiso de expresar las relaciones interpersonalcs en amor
gente de la iglesia de hoy porque tenemos un fuerte deseo de estar siem­
pre en lo correcto. No tomamos tiempo para escuchar ni considerar pun­
tos de vista opuestos a los nuestros. En cambio, casi siempre insistimos
en imponer nuestra postura y, como resultado, enajenamos a la audiencia
que estamos queriendo convencer. Además, cuando nos rehusamos a
escuchar el otro lado de un asunto, podemos llegar a estar terriblemente
equivocados en cuanto a la postura de la otra persona o de su trasfondo,
y no entender el corazón de esa persona para con Dios.
Norman Wright, un erudito en el tema del matrimonio y la familia,
dice que la comunicación es “un proceso (ya sea verbal o no verbal) de
compartir información con otra persona de tal forma que él/ella pueda
entender lo que uno está diciendo. Hablar, escuchar y entender son
acciones que están involucradas en el proceso de la comunicación”.
Wright también nos recuerda que la comunicación requiere mucho
esfuerzo, especialmente cuando “yo sé que usted cree que entiende lo que
piensa que dije; pero no estoy seguro si se da cuenta que lo que escuchó
no es lo que quise decir”. La meta de la comunicación es decir lo que uno
desea expresar y poder dar a entender lo que uno dijo, y decir lo que
queremos en un manera cada vez más clara o profunda. John Powell, en
su libro Why Am I Afraid to Tell You Who I Am? (¿Por qué temo decirte
quién soy?) describe los cinco niveles de la comunicación eficaz: la
comunicación estereotipada (que representa el no compartir); la comuni­
cación de datos (compartir información); la comunicación de opiniones
(compartir lo que uno piensa); la comunicación de emociones (compartir
lo que se siente); y la comunicación transparente (compartir lo que uno es
en verdad). Entre más uno profundiza el proceso de la comunicación,
tanto más se establece el nivel de confianza y se fortalece el compromiso
de mejorar la relación. Sobre todo, uno va profundizando la amistad con
aquel con quien se comunica.
Sin embargo, debido a que nuestra comunicación se da en un 10 por
ciento con palabras, un 40 por ciento por el tono de voz y un 50 por cien­
to por el lenguaje corporal (con cierta variación en los porcentajes), el
mensaje que buscamos comunicar a menudo se distorsiona. Ya que todo
lo que se dice ayuda o estorba, sana o hiere, edifica o destruye, todos
nosotros necesitamos esforzamos para domar la lengua. Santiago, capítu­
lo 3, ofrece varias metáforas útiles para describir la lengua (un timón y un
fuego) y amonesta sobre cuán difícil es domarla. Por lo tanto, si nuestra
comunicación con otros ha de ser eficaz, tenemos que ser disciplinados
en el proceso del domar la lengua. De otra manera las relaciones inter­
personales rápidamente se nos escapan de la mano.
Característica 5
Al reconocer que la comunicación es el tema más importante en el
asunto de relaciones interpersonales, debemos preguntar: ¿Por qué no
enfatizamos su importancia en la iglesia? Yo sospecho que la mayoría de
las iglesias tendrían que desarrollar algún tipo de programa creativo para
ayudar a sus miembros a controlar la lengua, ¿no es cierto? Siendo esta la
verdad, cuando la correcta comunicación se entorpece, necesitamos una
habilidad especial para resolver los conflictos inevitables que son la plaga
que destruye nuestras relaciones interpersonales como pueblo de Dios.
Con demasiada frecuencia, las familias de nuestras congregaciones care­
cen de la habilidad para resolver conflictos. Por consiguiente, el pueblo
de Dios existe sin una habilidad de manejar los conflictos que surgen en
las relaciones humanas.
Por supuesto, las relaciones interpersonales conflictivas no son nada
nuevo; han estado con nosotros desde los albores del tiempo. Las mismas
Escrituras están llenas de ejemplos de conflictos de relaciones. Considere
a Caín y a Abel (Gén. 4), cuando el odio de uno de ellos se toma mortal.
O ¿qué de José y sus celosos y vengativos hermanos (Gén. 37)? Aún el
apóstol Pablo entró en disputa con Bernabé acerca de Juan Marcos, y
terminaron separándose para ir cada uno por su lado (Hech. 15). El
libro de Hechos está lleno de casos de personas con malas relaciones
interpersonales como, por ejemplo, el trato injusto de la viuda (capítulo
6), la oposición de todo un grupo de personas en permitirle a Pablo mi­
nistrar (capítulo 9) y el desacuerdo doctrinal que surge en Jerusalén (capí­
tulo 15). Podemos recordar también el ejemplo de los discípulos de Jesús
quienes estaban siempre maniobrando para obtener un puesto privilegia­
do (Mat. 20) o la guerra espiritual de la cual habla Pedro (1 Ped. 4:12-17).
Los conflictos en las relaciones interpersonales han sido parte de la vida
del pueblo de Dios por generaciones.
Hay que decir, sin embargo que el conflicto es canceroso para las rela­
ciones interpersonales, si estas se dejan sin resolver. Solo podemos resol­
ver nuestros conflictos cuando comenzamos con una honesta evaluación
del estado de nuestro corazón de acuerdo con las Escrituras. Necesitamos
meditar en pasajes tales como Romanos 12:9-18; 1 Corintios 13:4-8a;
Efesios 4:22-32; Colosenses 3:12-17; Hebreos 12:1-3; y Santiago 3:13-18.
Entonces estaremos preparados para enfrentar con amor la realidad del
conflicto que tengamos a mano con alguien.
Se cuenta la historia de dos hermanas solteras que tuvieron una pelea
tan amarga entre ellas que dejaron de hablarse. Incapaces o indispuestas
a dejar su pequeña casa, continuaron usando los mismos cuartos y dur­
miendo en el mismo dormitorio. Con una raya de tiza dividieron por la
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El compromiso de expresar las relaciones intcrpcrsonales en amor
mitad el área de dormir y los cuartos que usaban en común, de manera
que cada una podía ir y venir, preparar y tomar su comida, sin traspasar
el dominio de su hermana. En la oscuridad de la noche cada una podía oír
la respiración de su adversaria. Por años convivieron en este silencio tri­
turador. Ninguna estaba dispuesta a dar el primer paso para iniciar la re­
conciliación.
Por todas partes del mundo hay “rayas de tiza” que dividen a las
familias —y sí, aun las iglesias, centros comerciales, vecindarios y gru­
pos étnicos— y es tiempo de que sean borradas. Hay excelentes mate­
riales disponibles para la enseñanza de este tema en la iglesia, escritos
por expertos como David Augsberger, Norman Wright, Lewis Smedes y
Larry Crabb.
El arte de resolver conflictos no es una ciencia complicada de enseñar
a la gente de nuestras iglesias. Pero sí es urgente que los cristianos
adquieran y perfeccionen esta habilidad con el propósito de que las fami­
lias de nuestra iglesia lleguen a ser saludables en sus relaciones interper­
sonales y en su servicio para con otros. Este hecho ya no se puede igno­
rar o negar.
5 . E s ta b le c e r m e d io s p a r a s o b r e lle v a r la s c a rg a s lo s u n o s
d e lo s o tro s
Según Hechos, capítulo 6 , ¿qué hicieron los apóstoles cuando las viu­
das fueron pasadas por alto en la distribución diaria de los alimentos?
Designaron a siete diáconos que eran conocidos como hombres llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría, y les dieron a ellos la responsabilidad del
cuidado de la viudas. ¿Qué hace usted cuando en la iglesia alguna necesi­
dad viene a la atención del pastor o del equipo de liderazgo? ¿Cómo logra
la ayuda de otros para sobrellevar las cargas de aquellos que están a su
cuidado?
El pastor Brian Fleming, de la Iglesia Cristiana Maranata (Maranatha
Christian Church), de la ciudad de Williston, Vermont, dice: “El lema de
nuestra iglesia es ‘Una iglesia de amor para un mundo herido’. Hemos
elaborado un sistema de trabajo para evitar que no pasemos por alto
a nadie en nuestra congregación que tenga una necesidad específica.
Desarrollamos un sistema basado en colores. Al reunimos como equipo
pastoral cada lunes, repasamos lo que alguno del equipo pastoral haya
oído durante las 24 horas previas, o que haya sido grabado en la máquina
contestadora de la oficina de la iglesia. Nos cuidamos de que por lo
Característica 5
menos uno de los pastores esté en cada velorio, como también que alguno
de nosotros visite a cada familia que tenga un recién nacido”.
No es que esta iglesia de cerca de 800 miembros no hubiera ya
establecido alguna forma de atender a un grupo tan grande. Ya hace tiem­
po que ellos tienen a la iglesia organizada en células, grupos pequeños de
todos los tipos que se reúnen regularmente. Y tienen un equipo de lide­
razgo de cerca de 70 personas que lideran los grupos celulares. Pero solo
del 60 a 65 por ciento de la congregación participa en los grupos celu­
lares. Quiere decir que el 35 al 40 por ciento que no lo hace queda des­
cuidado de alguna manera en cuanto a atención personalizada. El sistema
de puntos ha ayudado a que esto no siga ocurriendo.
El sistema de puntos de Maranata está basado en los tres colores de
los semáforos. En un gráfico grande colocado en la oficina del pastor
Fleming, han elaborado una lista de las familias de la iglesia, que incluye
a cada miembro de las mismas. La condición de cada familia se identifi­
ca a través de los tres colores. El pastor Fleming también tiene a todas las
familias registradas en una base de datos en su computadora y él agrega
información a ella cada día. El gráfico grande se actualiza cada tres o cua­
tro semanas.“Un punto verde significa que la familia anda bien. Uno
amarillo es señal de que la familia necesita atención especial, y un miem­
bro del liderazgo es designado para atender a esa familia. Un punto rojo
indica que la familia está en crisis; y uno de los pastores, posiblemente
con la ayuda de un anciano, es asignado a esta familia. Un punto negro
indica que la familia ya se ha retirado de la iglesia o está en el proceso de
hacerlo; ellos son las ovejas que se ha descarriado, en términos bíblicos”,
explica el pastor Fleming.
El sistema de colores también incluye a las familias de aquellos que
tienen cargos de liderazgo en la iglesia. “Aun las familias en puestos de
liderazgo pueden experimentar crisis, como la pérdida del empleo, una
enfermedad o la muerte de un ser querido, de manera que ellos son buena
parte del sistema de colores para poder darles la atención que necesitan”,
dice el pastor Fleming. Cada vez que una persona nueva viene a
Maranata, es asignada a alguien en el equipo de liderazgo, quien se
hace responsable por esa persona para mantener contacto personal y
seguimiento. De esa manera, las personas nuevas son integradas al sis­
tema de control tan pronto sus necesidades puedan ser identificadas.
Aquellos que son parte del equipo de liderazgo se reúnen cada seis
semanas para orar, compartir inquietudes y recibir capacitación. Además,
parte de la capacitación se provee por medio de cartas que envía el pas­
tor Fleming a cada integrante, las que pueden o no incluir alguna
 El compromiso de expresar las relaciones intcrpersonalcs en amor
exhortación para mejorar un área del programa de atención a la congre­
gación. Entre esas exhortaciones está la necesidad de proveer informes
sobre los resultados de sus contactos.
“En la Iglesia Maranata hemos experimentado algunos buenos avan­
ces desde que iniciamos el sistema de control por colores. Por ejemplo:
Una familia que había estado asistiendo a la iglesia por algún tiempo
llegó a estar en un punto rojo debido a la crisis por la huida del esposo,
llevándose el auto de la familia. Él estaba muy presionado por deudas que
había acumulado por el juego y que, como consecuencia, lo llevó a caer
de nuevo en el uso de alcohol y de drogas”, informa el pastor Fleming.
“Uno de los pastores y un anciano comenzaron a ayudar a la esposa del
hombre; pues su necesidad más urgente era que ella no tenía transporte
para poder llegar a su trabajo. Sus padres y su hermana también asistían
a la iglesia, de manera que entre todos pudieron proveerles de transporte,
como también cuidado infantil para su pequeña hija cuando la madre esta­
ba en el trabajo. Luego de un tiempo encontramos al esposo, lo ayudamos
a reconciliarse con su esposa y a entrar en un programa de rehabilitación.
Mientras tanto, su esposa y su niña siguen en comunión en la iglesia y han
sido beneficiados por el apoyo que se les ha provisto”.
c a
. El mejor sistema para dar atención personalizada a la gente es a través
= r de los grupos pequeños, dice el pastor Fleming. Pero dado que no todos
c ;; participan en esta actividad, el sistema de colores provee un forma de
i controlar la situación de cada familia en la iglesia, con la intención de
mantener un programa de atención a todos. “Realmente es un asunto
de actitud, no meramente un sistema de control por colores como el nues­
c e tro”, añade el pastor Fleming. “Tenemos que cuidar de las cosas peque­
ñas, aun cuando demandan mucho esfuerzo, si queremos serle fiel al lema
de nuestra iglesia: ‘Una iglesia de amor para un mundo herido’”.
6 . F o m e n ta r la d iv e r s id a d d e n tro d e la ig le sia
Cuando la Iglesia Bautista de la ciudad de Osterville, Massachusetts,
presentó por primera vez sus planes de expansión para su edificio a las
autoridades del pueblo, uno de los oficiales preguntó preocupado:
“¿Ustedes no están por mudarse de Osterville, ¿verdad? Los necesitamos
aquí”. La iglesia recibió la aprobación necesaria tanto de la comisión
local de planeamiento como de la Comisión Histórica del Estado, algo
milagroso al tratarse del control que ejerce esta comisión en Massa­
chusetts.
Las relaciones entre la iglesia y el pueblo y sus habitantes no siempre
T Característica 5
lian sido amables. “Hace diez años éramos conocidos como una iglesia
fundamentalista que no participaba para nada en la vida comunitaria.
Como resultado, no éramos escuchados ni apreciados”, confiesa el pastor
Mike Rowe. “Tuvimos que empezar a construir otro tipo de trato con la
comunidad”.
¿Cómo logró esto la Iglesia Bautista de Osterville?
“Cada año, durante el verano, nuestra comunidad tiene un día espe­
cial que llaman ‘Feria del Pueblo’. Es una fiesta muy grande de la comu­
nidad. Hace unos cinco o seis años decidimos involucramos en esta
actividad, de manera que organizamos una feria de niños como parte de
este festejo comunitario. Ofrecimos todo en fomia gratis: las manuali-
dades, los juegos, pintura de la cara y aún emparedados de salchichas
calientes; regalamos alrededor de 1.000 de ellos. ¡Nadie hace eso!”, dice
el pastor Rowe. “Ahora cada año participan en nuestra feria de niños de
entre 1.200 a 1.300 niños. Y también ahora unos 40 a 50 se aparecen para
la Escuela Bíblica de Vacaciones que hacemos anualmente, debido al
amor que les mostramos en la Feria del Pueblo. Como resultado hemos
ganado a varias familias para la iglesia”.
Otro evento comunitario que organiza la iglesia es el “Día de Acción
de Gracias 1835”. La razón por la fecha es que recuerda el año en que la
iglesia fue fundada. En los cultos del miércoles en la noche (“lleno hasta
reventar”) y jueves en la mañana, la iglesia recrea cómo se celebraba el
día de Acción de Gracias hace más de 160 años. “Yo luzco un traje de la
época hecho para mí que incluye un sombrero y un abrigo” dice el pastor
Rowe. “Maggie, mi esposa, viste una falda típica de la época. Las luces
de nuestro templo son de la época cuando se construyó la iglesia. Los
himnos se cantan sin acompañamiento o con un instrumento de la época.
Hay otra diferencia, le digo a la audiencia, y es que predico solo 20 m i­
nutos en lugar de una hora. Dado que la iglesia católica no tiene servicios
en esa ocasión, tenemos un buen número de católicos que de todos modos
quieren celebrar el Día de Acción de Gracias”.
Durante los días del Festival de Otoño, que auspicia la muncipalidad,
la iglesia presta su playa de estacionamiento para que una academia local
recaude fondos con el lavado de autos. En la Navidad, celebran un pro­
grama especial que se hace en las gradas del templo en colaboración con
otras iglesias. El programa es parte de una caminata navideña que es una
actividad tradicional de la celebración navideña municipal. También el
pastor Rowe se ha hecho miembro de la Asociación de Profesionales y
Negociantes de Osterville y ha participado activamente en el subcomité
encargado de los eventos especiales del pueblo. Su esposa, Maggie, ha
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El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
Característica 5

creado una obra dramática sobre la vida de María, la madre de Jesús, y la

es solamente un sustituto, así que nuestra prioridad son los padres”, dice
ha presentado en varias iglesias de la zona. Como resultado de haber
Jay Abramson, pastor titular de la Iglesia Bautista Comunitaria del Valle,
presentado la obra en un canal de televisión por cable, ella ha sido invi­
en la ciudad de Avon, Connecticut. “La orientación intencional de la igle­
tada a varias iglesias católicas, donde el mensaje de Cristo como el
sia en todas las actividades que llevamos a cabo en la iglesia es hacia la
Salvador del mundo es presentado con claridad a través del argumento
familia. Por ejemplo: pedimos que los hijos estén con sus padres durante
central de la obra en la que María habla acerca de la misión de su hijo.
la primera parte del culto de adoración de los domingos, y planeamos la
Contemplando su ministerio futuro, la iglesia está planeando utilizar
adoración de tal forma que incluya a todos los miembros de la familia, de
su salón social con eventos para los ancianos de la comunidad. “Que­
todas las edades”.
remos que este salón de reuniones pueda acoger a los 200 ancianos
Esto significa que los miembros de la familia no solamente están pre­
aproximadamente que viven en esta zona y que, quizá, podrían tener
sentes sino que están involucrados activamente en el proceso de planifi­
temor de salir de noche”, relata el pastor Rowe. “El mensaje que hemos
cación, especialmente por medio del pastor de niños, como también por
tratado de transmitir a las personas de todas las denominaciones es que
el de jóvenes, quienes participan en el proceso de planificación del culto
este es un lugar seguro y apropiado para actividades para los ancianos y
junto con el equipo de adoración. “Cada domingo planeamos una pre­
que está a la disposición de todos. Como resultado, cuando presentamos
sentación visual”, dice el pastor Abramson. “Por ejemplo, hacemos una
a la municipalidad nuestros planes para ampliar el edificio, lo aprobaron
presentación con títeres cada cinco o seis semanas. Algunos de nuestros
con entusiasmo”.
jóvenes aprendieron a utilizar las técnicas del payaso en un viaje que
El ejemplo de la Iglesia Bautista de Osterville es un maravilloso tes­
hicieron con JUCUM (Juventud con una misión), de manera que lo
timonio de una iglesia que ha buscado diversidad en sus programas,
hemos incorporado como una parte de la introducción al culto. También
mostrando ser una iglesia sana. Los líderes y la congregación entera han
usamos desfiles de banderas especialmente diseñadas, obras cortas de
puesto como meta impactar a este pueblo con el evangelio, y lo están
teatro, producciones de vídeo y dramatizaciones basadas en porciones de
logrando a través de relaciones interpersonales expresadas en amor y con
las Escrituras”.
la disposición de servir a la comunidad. Al incluir a toda la población en
Aparte de estas diversas actividades en los cultos de adoración, la
sus programas sin importar que sean miembros o no, han divulgado las
iglesia le da prioridad a la familia a través de un amplio panorama de
Buenas Nuevas a través de intercambios de calidad. Una iglesia sana
actividades. “Tenemos un retiro anual orientado hacia la familia, donde
reconoce la necesidad de tener diversidad en lo que hace —especialmente
cada actividad se hace en familia. Aun en los diálogos de grupo partici­
en relación a la comunidad y agrupaciones étnicas— y se esfuerza por
pan todos los miembros de la familia. Pero en términos de ganar a las
crear esta diversidad por todos los medios creativos que están a su
familias para Cristo, lo más productivo ha sido nuestro taller sobre la
alcance.
recuperación de los efectos del divorcio. Tenemos a muchas familias en
nuestra congregación que han llegado al Señor por medio de este minis­
7. E q u ip a r a la s fa m ilia s a tra v é s d e m in iste r io s terio”, revela el pastor Abramson. Este programa de recuperación de los
e sp e c ífic o s efectos del divorcio es un ejemplo de cómo se puede vigorizar la vida de
la iglesia y darle el potencial de una labor muy grande, además de otros
La familia que está unida tiene el mejor laboratorio para enseñar programas evangelísiticos basados en las relaciones interpersonales con
sobre cómo expresar las relaciones interpersonales en amor y con sincera los inconversos.
preocupación por el bien de otros. Y la iglesia local es el mejor aliado de
la familia en criar una nueva generación de seguidores de Cristo. La
familia y la iglesia se necesitan mutuamente para funcionar correcta y efi­
Relacionarse intencionalmente
cientemente; juntas pueden aprender a relacionarse y extenderse hacia el
Cuando una iglesia elige intencionalmente fomentar las buenas rela­
mundo tan lastimado que los rodea.
ciones interpersonales entre las familias, entre los miembros y con la
“La mejor escuela para el discipulado es la familia. Como la iglesia
comunidad a la que sirve, Dios ha de bendecir esta labor en formas mara-

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El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor
villosas. Cuando entregamos nuestra vida en bien de nuestros hermanos,
entonces estamos dejándole al mundo un claro testimonio de que nosotros
sabemos cómo es el amor de Jesús. Él entregó su vida por nosotros, por
lo tanto debemos hacer lo mismo por otros.
“Que nos amemos los unos a los otros... En esto hemos conocido el
amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos
poner nuestra vida por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este
mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón,
¿cómo morará el amor de Dios en él? Hijitos, no amemos de palabra ni
de lengua, sino de hecho y de verdad” (1 Jn. 3:11, 16-18).
JJ
I Cristo, enseña a sus miembros a trabajar juntos, expresa sus diferencias
Señor, reconozco que mi amor por otros está condicionado frecuentemente porta
form a 'eh cómo ellos me fian tratado a m í Confieso que mi amor es un amor condi­
cional. iRgstaura en mí un corazón de amor por (a gente que tú amas, (a cual incluye
a todo aquel que se cruce en mi camino. ‘P ido que pueda tener el corazón de Jesús
para el oprimido de alma; que yo esté lleno del "Espíritu para amar y ser atento a (as
necesidades de otros, y que camine en (as huellas de mi ‘Padre celestial a l otorgargra­
cia y misericordia a aquellos que están atribulados hoy. Si he de reconsagrarme a (as
relaciones interpersonales cariñosas en el contento de mi familia, mi iglesia y mi
comunidad, necesito que tu amor sobrenatural me guíe y me sostenga. Lléname hasta
sobreabundar con la ternura y el amor incondicional que solo tú puedes dar. Qiie yo
encuentre hoy gran gozo a l entregarme a otros. Tara (a gloria del Señor Jesucristo,
pido esto con un corazón lleno de gratitud. Amén.
Para la reflexión
La iglesia sana se propone deliberadamente el fomentar las rela­
ciones interpersonales que se expresen en amor entre las familias, entre
los miembros y hacia la comunidad a la que sirve.
La iglesia sana entiende, modela, enseña y afirma los elementos esen­
ciales para la correcta expresión de las relaciones interpersonales de cali­
dad. Reconoce, además, las necesidades de aquellos que proceden de
familias disfuncionales. La iglesia sirve como un lugar de afirmación para
el matrimonio y para la vida en familia, incluyendo a los adultos solteros,
y adultos mayores en todas las etapas de desarrollo de la familia. La igle­
Característica 5
sia sana edifica relaciones interpersonales sanas dentro del cuerpo de
Cristo por medio de:
• Modelar la autenticidad y afirmarla en otros.
• Compartir la vida unos con otros.
• Cuidar los unos a los otros.
• Buscar una comunicación abierta.
• Trabajar para lograr la resolución de los conflictos.
• Perdonar.
• Sanar emocionalmente.
• Llevar los unos las cargas de los otros.
La iglesia acepta y fomenta una gran diversidad dentro del cuerpo de
con amor y respeto, y resuelve los conflictos en formas creativas.
La iglesia incorpora a personas de diferentes edades, razas, grupos
étnicos, grupos socioeconómicos, afiliación eclesiástica previa (o sin afi­
liación) y etapas de madurez espiritual.
En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros.
También nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
1 Juan 3:16
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “más importante”) coloque en orden cada una de las decla­
raciones antes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán impor­
tante es esta declaración para la salud de nuestra iglesia? ¿Cuán
alto valor le damos a las relaciones interpersonales expresadas en
amor?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declaraciones antes
mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán eficientes somos co­
mo equipo de liderazgo al inculcar estos valores en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Dónde queremos estar en cuanto a la
característica de las relaciones interpersonales expresadas en amor
en el próximo año? ¿En los próximos dos años?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
 El compromiso de expresar las relaciones interpersonales en amor

a su equipo de liderazgo: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde quere­

mos estar en expresar las relaciones interpersonales en amor este
próximo año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy
bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien considera que
su iglesia está mostrando esta quinta característica de una iglesia
sana: el compromiso de expresar las relaciones interpersonales en
amor.

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Característica 6
Üyraw

Desarrollo de un liderazgo
de servicio
La iglesia sana identifica a las personas a quienes Dios ha
Bfif7

llamado y ha dado el don de liderazgo y las capacita para ser

líderes-siervos.

De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí

por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor.
Efesios 4:16

Si usted le preguntara a Pablo Bertolino sobre inversiones, le diría

que las mejores inversiones que él ha hecho han sido en aquellos
creyentes que han estado dispuestos a ser capacitados para ser líderes efi­
cientes. “Desde el principio, tomamos muy en serio el consejo de Pablo
en 2 Timoteo 2:2. Decidimos que invertiríamos todos nuestros esfuerzos
en creyentes en quienes podríamos tener confianza en cuanto a los minis­
terios de la iglesia”, dice Bertolino, pastor de la Iglesia Bíblica Calvario
(Calvary Bible Church), de la ciudad de Meredith, New Hampshire. La
primera experiencia que tuvo el pastor Bertolino en cuanto a este princi-

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 Desarrollo de un liderazgo de servicio
T Característica 6
pió fue en la primera iglesia en la cual sirvió, cuando todavía él era
cartero y pastor de medio tiempo.
“Hace algunos años comencé invitando a otros a que asumieran
deberes ministeriales. La primera persona a quien recluté fue a Gary
Havener, que tenía en ese entonces un barco de pesca en el estado de
Maine. Lo invité para que fuera mi pastor asociado de tiempo completo,
aunque en ese entonces yo era pastor pero únicamente de medio tiempo”,
recuerda el pastor Bcrtolino. “Él me acompañaba en mi ruta como
cartero. Al mediodía parábamos para almorzar en un restaurante para que
pudiéramos hablar sobre su ministerio en la iglesia. Con el tiempo, él
comenzó a desafiar a otros en la iglesia a que ocuparan puestos de lide­
razgo. Hoy él pastorea su propia iglesia en la ciudad de Springfield,
Massachusetts”.
ÑÍBK
El pastor Bertolino pone en práctica el ejemplo de Jesús en otra forma
también. “A cualquier parte donde iba Jesús y sus discípulos, comían. Así
que, yo acostumbro tener cada semana un almuerzo de trabajo con el
equipo ministerial. También, el último viernes de cada mes toda las per­
sonas que componen el grupo de liderazgo se reúnen para almorzar jun­
m l ü r " ' " ‘ "'fü
tos”, añade. A través de estos encuentros informales mucho se puede
lograr en establecer buenas relaciones interpersonales y en formar un
equipo unido de trabajo. El espíritu jovial del pastor Bertolino y su don
de hospitalidad hace que estos encuentros sean placenteros para todos
aquellos que participan.
¿Cómo identifica él a aquellos en quienes desea invertir su tiempo y
esfuerzo? “Yo creo en el principio de que el ministerio es más importante
que el puesto. Busco a personas que ya muestran un interés en la Palabra,
que ya están involucrados a cierto nivel en algún ministerio. Además de
la guía personal que yo trato de dar a algunos de estos líderes, animo a
todos a asistir a los cursos de capacitación que ofrece Visión Nueva
Inglaterra en su congreso y en el seminario de capacitación para líderes
de ministerios en la iglesia y para maestros de la educación cristiana.
También sugiero que los líderes busquen una mayor capacitación a través
de clases en alguna institución teológica cercana, como el Seminario
Teológico Gordon-Conwcll. Solamente cuando ellos llegan a estar com­
prometidos en alguno de los ministerios de la iglesia, los designamos a
alguna posición de liderazgo”, dice Bertolino. El resultado de este enfo­
que ha beneficiado a la iglesia ya que él ha visto a pocos abandonar su
compromiso inicial.
El también está fuertemente involucrado en la capacitación de estu­
diantes que asisten a las universidades y los seminarios en la zona. Una
L.
estudiante del Seminario Bautista Conservador del Este es parte del
equipo pastoral de la Iglesia Bíblica Calvario, considerada como resi­
dente interna involucrada en la visitación y en la consejería. Ella se reúne
regularmente con una de las diaconisas de la iglesia y con el pastor aso­
ciado cuyo ministerio es en la consejería. La creación de un liderazgo efi­
caz es una inversión a largo plazo que otorga beneficios en personas
ganadas para Cristo y en servicio fructífero para la iglesia. El pastor
Bertolino sabe que los patrones bíblicos funcionan; ya está viendo a la
tercera generación de sus líderes que trabajan en varias iglesias de Nueva
Inglaterra y en otras partes de la nación.
Modelos bíblicos de un líder-siervo
¿Cómo es que pastores y líderes de la iglesia, como el pastor
Bertolino, llegan a entender lo que es el liderazgo eficaz? Las Escrituras
están repletas de ejemplos tomados de la vida de Cristo y de otros que
dieron un modelo de lo que es ser un líder-siervo —Moisés, Josué, los
profetas, el apóstol Pablo— para mencionar solamente unos pocos. Cada
uno tuvo su propio estilo distintivo, pero todos fueron líderes eficaces.
Jesús ejemplificó la vida de un siervo a la vez que ofrecía un lideraz­
go seguro y una visión amplia. Su inversión en la vida de sus discípulos
fue el punto central de todo lo que hizo y, de hecho, su inversión le costó
la vida. Él demostró su compromiso total hacia ellos cuando les lavó los
pies (Juan 13:1-17). Con ello, él mostró que “los amó hasta el fin” (v. 1).
Con una toalla, algo de agua, una palangana y un corazón de verdadero
servicio, les lavó los pies a cada uno. “Así que, después de haberles lava­
do los pies, tomó su manto, se volvió a sentar a la mesa y les dijo: ¿Sabéis
lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor: y decís bien
porque lo soy. Pero si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies,
también vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque
ejemplo os he dado, para que así como yo os he hecho, vosotros también
lo hagáis. De cierto, de cierto os digo: el siervo no es mayor que su señor,
ni tampoco el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas
bienaventurados seréis si las hiciereis ” (vv. 12-17, cursivas añadidas).
Cuando considero el alcance total del amor de Jesús por sus discípu­
los y cuando lo comparo con el amor que tengo por aquellos a quienes
Dios me ha llamado a dirigir, la diferencia es abrumadora. Yo digo que
estoy comprometido con mi equipo de trabajo, que estoy dispuesto a
servirles a toda costa, que estoy decidido a hacer los trabajos más
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Desarrollo de un liderazgo de servicio
humildes, que no tengo problema en compartir la gloria del éxito, pero
acaso ¿se transforman de veras mis palabras en una actitud de servicio
para con otros? Cada nuevo día debe comenzar con esta oración:
Señor, enséñame a amar, a servir y a dirigir a otros como tú lo hiciste
y como me lo has enseñado. Ayúdame a poner atención en las necesi­
dades del grupo de personas que están trabajando diligentemente en las
tareas que tienen a mano. Que mi orden de prioridades esté sujeta a las
necesidades de otros. Que mis palabras, actitudes y acciones comuniquen
un amor y aprecio sinceros por aquellos que infatigablemente sirven a mi
lado. Dame las fuerzas y la sabiduría para dirigir a otros como tú lo
harías a través mío. Pido que expreses tu infalible amor a través de esta
vasija que a menudo les falla a los demás, no porque yo elija hacerlo,
sino porque mi condición de pecador me lleva a enfocarme en mi mismo
más que en los demás. Que mi ministerio hacia ellos sea expresado a
través de una toalla, algo de agua, una palangana y un corazón de ser­
vicio amante, dispuesto a dar gozosamente de mí mismo de manera que
ellos puedan conocerte, amarte y servirte más enteramente. Por amor a
Jesús y en su nombre yo pido esto. Amén.
Cuando Santiago y Juan, los discípulos de Jesús, estaban reclamando
el derecho de sentarse a la derecha y a la izquierda de Jesús en la gloria,
él usó esta oportunidad para enseñarles un principio esencial. Jesús los
llamó y les dijo: “Sabéis que los que son tenidos por príncipes de los gen­
tiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
Pero no es así entre vosotros. Más bien, cualquiera que anhele hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, y cualquiera que anhele ser el
primero entre vosotros será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre
tampoco vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en
rescate por muchos” (Mar. 10:42-45).
Lo que Santiago y Juan pidieron fue totalmente inapropiado, pero el
Señor los reprendió amablemente. Su enseñanza en aquel momento sería
recordada no solamente por estos dos discípulos, sino por generaciones
de cristianos que han reflejado esa misma actitud egoísta en su intento por
servir a otros.
¡No hemos sido llamados a “enseñoreamos” de otros! Hemos sido
llamados a servir a otros imitando el ejemplo de Jesús. El apóstol Pablo
capta para nosotros varios pensamientos en ciertos pasajes clave que
definen el papel de un líder-siervo. En primer lugar, en Filipenses 2:3-8
Pablo nos llama a imitar la humildad de Cristo:
Característica 6
No hagáis nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimad
humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos;
no considerando cada cual solamente los intereses propios, sino
considerando cada uno los intereses de los demás. Haya en
vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo
Jesús:
Existiendo en forma de Dios,
él no consideró el ser igual a Dios
como algo a qué aferrarse;
sino que se despojó a sí mismo,
tomando forma de siervo,
haciéndose semejante a los hombres;
y hallándose en condición de hombre,
se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
El apóstol Pablo, escribiendo a la iglesia de Tesalónica, presenta el
desafío a vivir con la misma humildad que tuvo Cristo:
Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de vosotros, ni
de otros; aunque podríamos haberos sido carga como apóstoles de Cristo.
Más bien, entre vosotros fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a
sus propios hijos. Tanto es nuestro cariño para vosotros que nos parecía bien
entregaros no solo el evangelio de Dios sino también nuestras propias vidas,
porque habéis llegado a sernos muy amados. Porque os acordáis, hermanos,
de nuestro arduo trabajo y fatiga; que trabajando de día y de noche para no
ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensible­
mente actuamos entre vosotros los creyentes. En esto, sabéis que fuimos
para cada uno de vosotros como el padre para sus propios hijos: Os
exhortábamos, os animábamos y os insistíamos en que anduvieseis como es
digno de Dios, que os llama a su propio reino y gloria.
1 Tesalonicenses 2:6-12
El apóstol Pedro retoma el mismo tema en 1 Pedro 5:2-4: “Apacentad
el rebaño de Dios que está a vuestro cargo, cuidándolo no por la fuerza,
sino de buena voluntad según Dios; no por ganancias deshonestas, sino
de corazón; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cargo,
sino como ejemplos para el rebaño. Y al aparecer el Príncipe de los pas­
tores, recibiréis la inmarchitable corona de gloria”.
Desarrollo de un liderazgo de servicio
Los tres principios esenciales de liderazgo eficaz son la humildad, la
actitud de siervo y la disposición de pastorear a otros. Las metas funda­
mentales de liderazgo están resumidas por el apóstol Pablo en Efesios
4:11-13: “Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a
otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la
plenitud de Cristo”.
En estas palabras Pablo establece cuatro razones importantes que
definen el porqué debemos servir a otros:
1. Para preparar al pueblo de Dios para obras de servicio a otros.
2. Para edificar el cuerpo de Cristo.
3. Para alcanzar la unidad en la fe.
4. Para llegar a ser maduros, logrando la medida completa de la
plenitud de Cristo.
Los resultados que se producen por la capacitación
de lideres
Cuando las iglesias que buscan ser sanas toman en serio el mandato
de capacitar al liderazgo, este tema adquiere una nueva urgencia. Para
Ricardo Ainsworth, pastor de la Iglesia Bautista Wintonbury (Wintonbury
Baptist Church), en la ciudad de Bloomfield, Connecticut, el pasaje de
Efesios 4 tuvo un efecto dramático en la vida de su iglesia.
Hace unos años una recesión económica afectó a toda la región de
Bloomfield y obligó a que la iglesia redujera su equipo ministerial a un
solo empleado. Sin embargo, las decisiones y las acciones tomadas como
resultado de esta crisis ha resultado en un crecimiento en la membresía
de un 30 por ciento durante un período de dos años. “Este cambio creó
un papel completamente nuevo para m í”, dice Ricardo. “Le anuncié a la
congregación que necesitaba hacer lo que dicen las Escrituras, ‘habilitar
líderes que capacitaran a los santos para el trabajo de servicio’. Tomamos
en serio el consejo de Efesios 4:11, 12 para poder ministrar juntos”.
El primer paso que tuvieron que tomar fue el de escribir una nueva
declaración de su visión como iglesia. “Decidimos que queríamos ser una
iglesia donde la tarea principal sería la formación de grupos pequeños.
Consideramos que los grupos pequeños serían como grupos de apoyo”,
dice Ricardo. Pero, “¿cómo llegar a tener suficientes grupos pequeños
Característica 6
para dar el apoyo necesario a toda la iglesia? ¿Y cómo capacitar a los
líderes?
“Soy el tipo de persona que dice: ‘Empecemos mañana’. Pero hay un
miembro en mi iglesia que antes pertenecía a los Navegantes, y que me
dijo: ‘No. Es importante capacitarlos ahora’. Acepté su consejo y me dis­
puse a capacitar a 16 parejas para que fueran líderes de los grupos
pequeños”, revela Ricardo. “Inicialmente nos reuníamos cada semana
en dos grupos de 16 personas cada uno, con el propósito de obtener la
experiencia de relacionamos en un grupo reducido durante el período de
capacitación. Después de cuatro meses, cambiamos la reunión semanal
a una quincenal; y al llegar el verano hicimos el encuentro en forma
mensual. Habiendo terminado la capacitación de los líderes, comenzamos
a formar los grupos con todos los miembros que empezarían a reunirse en
el otoño”.
En efecto, 11 de las 16 parejas comenzaron el liderazgo de los grupos
pequeños cuando llegó la temporada de otoño. Los líderes se reunían una
vez al mes para considerar cambios, elaborar nuevas técnicas y estudiar
otros principios del liderazgo de grupos. Durante el año, los líderes reclu­
taron a otros para ser asistentes de manera que pudieran recibir capacita­
ción para un liderazgo futuro mientras participaban en un grupo. Al fin
del año, el pastor Ricardo demostró su agradecimiento a los líderes
honrándoles con una cena especial en su casa.
“Este plan de trabajo ha funcionado por cuatro años. Hemos logrado
nuestra meta de multiplicar líderes. Y estos líderes están ahora impactan­
do otras áreas de ministerio en la iglesia”, dice Ricardo. “No le podemos
atribuir nuestro crecimiento del 30 por ciento en dos años totalmente a la
capacitación de líderes y al ministerio de grupos pequeños, pero este
énfasis está ayudando grandemente a cumplir la visión de nuestra iglesia,
y ha sido una de las razones para el crecimiento numérico”.
Otra faceta del liderazgo se desarrolla en la Iglesia Bautista
Wintonbury. Esta iglesia se encuentra en el proceso de entrenamiento de
las personas que trabajan a tiempo parcial en el ministerio. Esto incluye
la necesidad de guiar a aquellos que todavía están ganando experiencia
en sus respectivos ministerios. Al igual que Pablo Bertolino, Ricardo
Ainsworth está invirtiendo tiempo y capacitación en los líderes futuros de
la iglesia local y del campo de actividad misionera más allá de su comu­
nidad.
“El otro día, una de estas personas vino a mi oficina muy desanima­
da. Estaba desanimada y sentía que lo que estaba haciendo en la iglesia
no había logrado ningún resultado. Me preguntó: ¿Qué sentido tiene
Desarrollo de un liderazgo de servicio
Característica 6

hacer todo esto? Le pregunté: ¿Estás siendo fiel? Si sabes que estás sien­
comprendan a sí mismos, y afirmen su llamado, mejor servirán a su grupo
do fiel en el cumplimiento de tus responsabilidades, Dios dará los resul­ y a la misión que Dios les ha dado.
tados. Eso le pertenece a él. Esa perspectiva en cuanto al liderazgo la
Segundo, un líder se involucra en el proceso de crecimiento de otros.
puedo dar solo a través del proceso mismo de ministrar a otros. Mi fun­
El liderazgo es diferente a la administración. Manejamos cosas, pero
ción como pastor es ser guía de aquellos que trabajan conmigo para afir­
dirigimos gente. Dirigir a la gente es un proceso llevado a cabo a través
mar su llamado”, dice Ricardo.
de un extenso período, por todas las etapas de la vida, y en los tiempos
Al mismo tiempo, Ricardo es muy consciente de que él y la iglesia
buenos y malos. En muchos aspectos, el proceso cubre toda la vida. En
necesitan aprender mucho más acerca del proceso de capacitación de los
términos de liderazgo, hay muy pocas personas que se pueden calificar
líderes. Él lo resume de esta manera: “Después de 24 años de ministerio
como “producto terminado”. Aprender a ser líder es una larga jom ada con
en esta iglesia, veo que los últimos años han sido los más productivos y,
muchos giros, surcos, desvíos y escalas en el camino.
para mí, los más provechosos. Es un gran gozo ver al liderazgo multi­
Tercero, no puede haber liderazgo sin haber un grupo de personas al
plicándose y a las personas creciendo en su fe. Nunca hemos estado tan
cual uno puede influenciar y desarrollar; no importa el tamaño del grupo.
cerca de alcanzar nuestra meta de ‘conectar a la gente con Dios y con el
El liderazgo eficaz ocurre cuando aquellos a quienes uno sirve se sienten
prójimo’ ”.
amados, admirados, apreciados y aceptados por el líder. Cuando esa
dinámica de relación con el grupo está ausente, el proceso de liderazgo es
Definición de liderazgo entorpecido. A menos que el líder invierta tiempo en sus discípulos, no se
producirá un verdadero liderazgo. El liderazgo es un don que se gana con
Podemos decir que Jesús personificó perfectamente todas las cuali­
el tiempo, otorgado por la confianza del pueblo al que se sirve.
dades de un líder. Él estimuló nuevas formas de pensar, guió a la gente
El hecho de edificar la confianza se convirtió en prioridad durante
hacia la verdad, y les mostró el camino del amor, del perdón y de la vida
dos años para el pastor de la Iglesia Alianza de Essex (Essex Alliance
eterna. El mejor lugar para comenzar a definir lo que es ser un líder es con
Church), en la ciudad en Essex Junction, Vermont.
Jesús.
“No le anuncié a la iglesia cuál era mi visión”, dice el pastor Scott
J. M. McLean y William Wetzel, en su libro, Leadership: Magic,
Slocum. “Primero me propuse ganar la confianza de los ancianos de la
Myth or Method (Liderazgo: Magia, mito o método), define el liderazgo
iglesia siendo abierto y transparente con ellos. Mi meta era lograr que
como:
ellos fueran mis amigos y colegas de trabajo. Yo creo que uno tiene que
pedirle directamente a los líderes de la iglesia que confíen en uno, y
1. Una persona
entonces pedirle al Señor que le dé a uno tan buen juicio en todos los
2 . envuelta en un proceso
asuntos del ministerio para que ellos puedan ver confirmada su confian­
3. de influenciar y desarrollar a un grupo de personas
za. En una situación usé mal juicio, y me equivoqué de gran manera. Al
4. para llevar a cabo un propósito definido
comunicárselo a los ancianos, ellos respondieron que en comparación con
5. por medio de un poder sobrenatural.
el número de veces que yo había mostrado buen juicio, este error era fácil
de perdonar”.
Esta se ha convertido en mi definición favorita de liderazgo debido a
Algunos de los ancianos se sintieron incómodos ante la franqueza y
su sencillez y porque en ella veo obrando el ejemplo de Cristo. El lide­
apertura del pastor y no estaban dispuestos a cambiar. Sin embargo, el
razgo siempre comienza con una persona. Howard Hendricks dijo en una
pastor Slocum encontró a un pequeño núcleo de personas que querían
conferencia sobre el liderazgo: “Un líder es una persona con un imán en
autenticidad y relevancia. “Cuando llegué para tomar el pastorado,
el corazón y un compás en la cabeza”. Muchos de nosotros tenemos la
encontré a personas que no querían que la iglesia siguiera como siempre.
habilidad de dirigir; pero cuando se nos llama a ordenar esas habilidades
En realidad, no sabían qué cambios querían, pero por cierto, sabían que
para la capacitación de otros, es imperativo que afirmemos primero nues­
no querían que la iglesia siguiera como siempre había sido. Así que coin­
tro llamado. Este es nuestro primer deber. Mientras los líderes más se
cidimos inmediatamente. Yo llegué buscando a gente lista a seguir a un
 Desarrollo de un liderazgo de servicio
líder con nuevas ideas, y ellos necesitaban un líder a quien seguir”, dice
el pastor Slocum. Su primera tarea era la de construir confianza en la con­
gregación y un sentido de compañerismo entre los líderes. La otra fue la
de ayudar a la congregación a adquirir la libertad para ser francos en
cuanto a lo que Dios quería para la iglesia y su ministerio hacia la comu­
nidad. Necesitaban descubrir los propósitos de Dios para ellos como igle­
sia y el papel de Scott, como pastor, era clave.
Cuarto, siempre tiene que haber propósitos para ejercer el liderazgo.
Los propósitos pueden ser especificados o implícitos. Cuando conduzco
a mis hijos hacia la fe o en su crecimiento espiritual, el propósito se hace
conocido de acuerdo con las necesidades y la etapa de desarrollo de sus
vidas. Cuando doy liderazgo a un equipo de ministerio, debo especificar
claramente los propósitos que busco desde el principio. Descubrir los
o-»-* propósitos que puede tener un grupo requiere una percepción aguda.
L - é.
Requiere hacer una cuidadosa investigación, una definición de la misión,
c= r
»e metas y planes del grupo, y una descripción de cómo se han de imple-
—t'n
mentar, controlar y evaluar el progreso hacia las metas establecidas. Pero
además de los propósitos del grupo, es necesario definir propósitos indi­
viduales que estén determinados por las relaciones interpersonales y por
las necesidades personales.
Quinto, y de mayor importancia para los líderes cristianos, es el
hecho de que el proceso de liderazgo debe ser fortalecido por el poder de
Dios. No podemos llevar a cabo nuestras responsabilidades como líderes
por nuestras propias fuerzas o sabiduría. El liderazgo significa que sabe­
BES mos seguir al único Líder y confiar completamente en su poder para guiar
P*3 y dirigir nuestros pasos. Nuestro mejor recurso para llegar a ser un líder
eficaz de la iglesia es la presencia del Espíritu Santo en la expresión diaria
de nuestra vida. Un líder que sirve no llega a serlo sin una vida en com­
pleta sumisión al amor y señorío de Cristo. Es una insensatez proceder sin
la guía de nuestro Padre Celestial, el cual nos sostiene y nos da los dones
para servir a otros con eficiencia.
¿Están prosperando las ovejas?
El delicado arte de liderazgo es algo que se aprende con el tiempo, y
se mide por los seguidores que uno tiene. El enfoque del liderazgo debe
estar puesto en aquellos a quienes se sirve, y no en aquel que los dirige.
Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me
conocen. Como el Padre me conoce, yo también conozco al Padre; y
pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:14, 15).
Característica 6
Michael Youssef, en su maravilloso libro The Leadership Style o f
Jesús (El estilo de liderazgo de Jesús) responde a la pregunta: ¿Qué es lo
que hace a un buen pastor de rebaño?:
Para el pastor de rebaño su recompensa es ver que sus ovejas están con­
tentas, bien alimentadas, seguras y prosperando. No gasta sus energías
haciendo una reputación para si mismo, sino que pone sus energías en
suplirle a las ovejas el mejor pasto en los más exuberantes campos, en alma­
cenar alimento para el invierno y en encontrar aguas cristalinas. Los buenos
pastores no escatiman esfuerzos para proveer un refugio de las tormentas.
Constantemente vigilan para proteger a las ovejas del más cruel enemigo,
de las enfermedades y de los parásitos a los cuales las ovejas son muy sen­
sibles. Desde el amanecer hasta el atardecer los buenos pastores dedican
desinteresadamente sus días al bienestar de sus lanudos seguidores. No des­
cansan ni aun de noche; duermen con un ojo y los dos oídos abiertos, listos
para saltar y proteger a las ovejas ante la más pequeña señal de peligro.
Vuelvo a decir que la señal de un líder sobresaliente se ve primor­
dialmente entre sus seguidores. ¿Están los seguidores alcanzando su
potencial? ¿Están aprendiendo y sirviendo a otros? ¿Están logrando los
resultados esperados? ¿Cambian con delicadeza y gracia? ¿Saben mane­
jar los conflictos? En otras palabras, ¿están prosperando las ovejas?
Para que las ovejas prosperen, los que somos llamados a pastorearlas
necesitamos considerar diferentes maneras de guiar a las ovejas que con­
sideramos son dignas de seguimos. Los siguientes principios sobre el
líder que sabe pastorear ayudarán a crear líderes de iglesias que serán
seguidos por otros en un espíritu de dignidad, honor y respeto.
Sea un líder que es dirigido por otros
En Juan, capítulo 21, leemos que Jesús preguntó a Pedro tres veces si
lo amaba más que los otros. Después de recibir la respuesta de Pedro y de
haberlo comisionado tres veces a ser un pastor de otros, Jesús dijo enfáti­
camente: “De cierto, de cierto te digo que cuando eras más joven, tú te
ceñías e ibas donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las
manos, y te ceñirá otro y te llevará a donde no quieras” (Juan 21:18).
Jesús confrontó a Pedro con la dura verdad de que el líder que sirve a
otros ha de ser dirigido hacia lo desconocido, algunas veces hacia lugares
indeseables y dolorosos. El camino de un líder cristiano no es por un
sendero ascendente, como el que el mundo secular exalta tanto; sino por
uno que va descendiendo y que termina en la cruz. Esta clase de lideraz­
go se muestra por humildad e insuficiencia propia, y es donde el siervo
sufriente, Jesucristo, se manifiesta en nuestros ministerios.
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r Característica 6
Desarrollo de un liderazgo de servicio

¿Qué significa ser un líder dirigido por otro? Significa, primero que con la organización a la que servimos.
todo, que un líder eficaz es principalmente un seguidor de Jesús, el buen 2 . Comprensión: de nuestra tarea, de nuestra función, de nuestras
pastor. El líder-siervo honra primera y principalmente el señorío de relaciones interpersonales, y del estilo y metas de los demás.
3. Lealtad: protegerse la reputación unos a otros.
Cristo. Es alguien que tiene una vida vigorosa de oración, que mantiene
una constante comunión con el Señor, que confiesa sus pecados, busca el 4. Comunicación: siempre proveyendo al grupo toda la informa­
ción que se tenga.
perdón y la limpieza, y encuentra restauración y renovación a solas con
el Salvador. Como seguidor de Cristo, el líder se compromete a realizar 5. Capacidad: ser competente y estar dispuesto a mantenerse cre­
ciendo y aprendiendo como persona.
estudios teológicos y a tener tiempos de reflexión, y a dar un modelo de
6 . Cumplir las promesas: hacer lo que uno dijo que haría.
vida como seguidor para la gloria de Dios.
Segundo, ser un seguidor significa responder a la guía de todos aque­ 7. Participación: comprender el lugar de uno dentro del esquema
total.
llos que estén en autoridad sobre uno. Como líderes, debemos tener un
sistema que nos obliga a rendir cuentas a otros, de manera que no nos 8 . Llevarse bien con otros: el involucramiento de uno con los demás.
encontremos a solas con nuestros propios recursos y últimamente con el 9. Sacrificio: el precio de la comunión, el pago hecho en bien de
otros y del bienestar general.
>--- peligro de desviamos de los propósitos de Dios. Somos llamados a hon­
rar y respetar la sabiduría de aquellos que están en autoridad sobre
snei Valdría la pena detenerse aquí y reflexionar en forma individual, o
—’e:i nosotros. Necesitamos confiar en sus motivaciones, comunicamos con
O con su equipo de liderazgo, acerca de si estas cualidades están siendo
ellos en forma abierta y honesta, y aceptar cualquier crítica constructiva
m r*:¡ que ellos ven como necesaria para nuestro bien. Debemos estar dis­ expresadas y vividas en su entorno. ¿En cuáles áreas necesita usted cre­
cer?
c • puestos a servirles y damos a ellos en forma atenta y libre. Muy a
MI.
o* •; menudo, nuestro carácter es edificado y fortalecido cuando nos somete­
•i
mos a la autoridad de otros que nos aman y que, como líderes, desean lo
Sea un líder que ama
„ .
c . ,'» mejor para nosotros. Los ministerios más saludables tienen este esquema
l~ 4 *» Mi secretaria, Carole Nason, es una asistente fabulosa. Ella maneja
1- - en funcionamiento y trabajan diligentemente para mantener en alta esti­
c - •I?'
n,
con gracia cristiana cualquier tarea que se le de. Trata al público que
•«i■^1 ma tales relaciones.
£í Tercero, ser un líder que es guiado, significa que uno está dispuesto a servimos con excelencia. Infatigablemente introduce en la computadora
C.C S la montaña de datos que le entrego, organiza nuestros archivos, y se las
seguir a aquellos a quienes uno está guiando. Esto parece ser un juego de
palabras y algo confuso. Pero cuando nos ponemos a pensar en ello des­ arregla para cumplir con consistencia y regularidad una enorme cantidad
cubrimos que si hemos de ser eficaces como líderes es porque somos de tareas diarias y semanales. No puedo recordar ni una vez en que ella
conscientes de las necesidades, las heridas, los goces y los deseos de se haya negado a realizar una tarea. Les brinda hospitalidad a las personas
nuestros seguidores. Cuando nos interesamos en la vida de nuestros que llegan a reunirse conmigo como también lo hace para con los grupos
seguidores, entonces con el tiempo, ellos nos darán la libertad de guiarlos con quienes me reúno para desayunar o almorzar. Además me ofrece con­
porque uno ha edificado confianza en ellos. Los líderes necesitan recono­ sejo sabio en asuntos delicados. Ora fielmente por mí y por cada miem­
cer que esta confianza es un regalo que nos ofrecen las personas que nos bro del equipo de trabajo. Ama a mi esposa y a mis hijos y anima a cada
siguen y, en tanto, debemos guiarlos, a cambio, con fidelidad y amor. uno de mi familia con afecto especial. Todos me tienen envidia por tener
una secretaria tan capaz y somos bendecidos en Visión Nueva Inglaterra
Queremos servir a los demás bajo su bendición.
por tenerla.
Ted Engstrom y Ed Dayton ofrecen nueve “cualidades de seguimien­
Si todo lo que usted supiera de Carole fuera la información que he
to” que son dignas de consideración:
dado arriba, probablemente quedaría abrumado por su gran capacidad.
1. Compromiso: primero, para con aquellos bajo cuya autoridad Pero hay más de lo que a simple vista se puede ver en lo que hace en su
trabajamos; segundo, para con nuestros colegas; tercero, para trabajo. Sucede que ella es hija única que vive al lado de sus padres

■X&21
Desarrollo de un liderazgo de servicio
encantadores en una comunidad cercana a la ciudad de Boston. Está casa­
da con un gran hombre, Al, y tiene tres estupendos hijos y tres adorables
nietos. Es líder de adoración en su iglesia y además es fotógrafa profe­
sional.
Si Carole no estuviera trabajando en nuestras oficinas, probablemente
estaría trabajando en un negocio con su esposo, o sirviendo como niñera
de sus nietos o tomando fotos para la revista National Geographic. Ella
es mucho más que una secretaria; es amiga, confidente, fotógrafa, una
líder en su iglesia, hija, madre y abuela. Es amada por todos como una
hermana y tiene la confianza de todos los miembros del equipo de Visión
Nueva Inglaterra.
Relato todo esto para ilustrar un punto. Si todo lo que sabemos de
la gente que trabaja con nosotros estuviera definido por las tareas que
llevan a cabo en la iglesia, haríamos un perjuicio a cada uno de ellos
como individuos. No debemos tratar a los que colaboran con nosotros
como si fueran nada más que robots, poniendo atención sólo en la función
que desempeñan en el ministerio. Toda nuestra gente, aquellos que Dios
ha llamado para que los guiemos y sirvamos, son individuos con múlti­
ples facetas, con vidas que se expresan fuera del contexto de nuestro trato
habitual con ellos durante la semana. Necesitan ser tratados cariñosa
y atentamente por sus líderes y no tomar por sentado lo que hacen.
Demanda tiempo y esfuerzo inculcar en otros el valor de cada vida, pero
vale la pena porque la calidad de las relaciones interpersonales en el
equipo se realza.
Cabe la pregunta: ¿cuán bien conoce y ama usted a quienes ha sido
llamado a servir? Le estimulo a que llegue a conocerlos como personas,
amándolas donde se encuentran hoy y dándoles palabras de ánimo para
bien de su crecimiento y madurez espiritual. Acepte y entienda la diver­
sidad que representan, y por consiguiente, aprenda a hacer ajustes en su
estilo de liderazgo. Solidarícese con su dolor, oren juntos, y concédales el
don de la gracia, la misericordia y el perdón. Afírmelos, edifíquelos y
desafíelos a crecer. ¡No hay una mejor manera!
Sea un líder dispuesto a aprender
Robert Clinton, en su libro The Making o fa Leader (La formación de
un líder) escribe lo siguiente:
“Una de las características notables que se ve en un líder eficaz es su
deseo de aprender. Utiliza todo tipo de recursos para aprender. Aprende
de las Escrituras. Se siente presionado por las situaciones que vive a
Característica 6
encontrar nuevas verdades en las Escrituras. Entiende que es un ser único.
Sobreedifica sobre las habilidades naturales que tiene. Adquiere las
habilidades que respondan a los desafíos que enfrenta. Aprende a usar sus
dones espirituales. El líder eficaz mantiene una actitud de aprendiz a lo
largo de su vida”.
¿Cuál es su actitud en cuanto al aprendizaje? ¿Cómo se está alimen­
tando mental y espiritualmente? ¿Qué está leyendo? ¿Cómo está crecien­
do? La correcta formación de un líder eficaz significa que uno está apren­
diendo constantemente y descubriendo nuevas ideas y oportunidades para
mejorar el servicio para Cristo. Los líderes necesitan ser modelos en
cuanto a las disciplinas de crecimiento espiritual y profesional, como
también en las relaciones interpersonales.
Cuando asumimos la actitud de aprendices, y la mantenemos a lo
largo de la vida, entonces no nos echaremos a perder en cuanto a las ideas
y los métodos del ministerio. El líder que respira vida y esperanza en
la vida de otros siempre estará añadiendo discernimiento a los asuntos
que rodean su ministerio. Los líderes eficaces son aquellos que están
aprendiendo y creciendo todo el tiempo.
Sea un líder que sabe escuchar
En este punto están envueltas dos técnicas: la capacidad de hacer
buenas preguntas y el arte de escuchar. Muchos líderes se presentan como
personas que tienen todas las respuestas. A menudo sentimos terror
en tener que decir las palabras: “Yo no sé”. Queremos quedar bien en
cada situación, ser capaces de contestar cada pregunta, y ofrecer el más
sabio consejo para cada inquietud que se presenta. Yo estoy tratando de
escaparme de esta tentación y tomarme la libertad de no tener siempre la
mejor idea o la última palabra en cada asunto. Tengo que admitir que
debo disciplinarme en esto porque estoy fuertemente tentado a tratar de
ofrecer a otros el discernimiento más agudo o la palabra de autoridad
final, cuando en realidad mi opinión podría no ser la mejor.
En lugar de tener todas las respuestas, los líderes eficaces necesitan
fomentar la discusión en grupo, ya que esta forma de proceder da a luz las
mejores alternativas. Lamentablemente, saber hacer buenas preguntas es
una técnica que no encuentro en el ambiente de muchas iglesias. Cuando
nos encontramos en una reunión, a menudo se escuchan respuestas a
preguntas que nadie ha formulado.
Por ejemplo, cuando la junta de la iglesia está tratando el tema de la
disminución en las ofrendas, la discusión casi siempre se enfoca en cómo
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 Característica 6
Desarrollo de un liderazgo de servicio

En situaciones donde las personas tienen algún conflicto entre ellas,

bajar los gastos para no quedar en rojo. Una mejor pregunta sería: ¿Por
la habilidad de escuchar es esencial. Al escuchar y procesar la informa­
qué la gente no está dando? Y si se formula esa pregunta, sería mucho
ción, estamos siendo mediadores y ofreciendo la paz para con las partes
mejor escuchar las inquietudes de la congregación en vez de tratar de con­
involucradas. El hecho de escuchar cada lado de la historia ayuda al líder
testarla dentro de un grupo pequeño como el que representa la junta direc­
a discernir la dirección a tomar para llegar a una resolución. La meta de
tiva que, posiblemente, no está en contacto con las personas cuya opinión
la resolución que se busca es transmitir a todos los que están involucra­
tiene peso. Cuando formulamos preguntas antes de expresar nuestra
dos en el conflicto que uno le da importancia al asunto, pero que valora
opinión, les permitimos a otros a participar en las decisiones a tomar.
aún más el bienestar de las personas. Cualquier cosa que no sea una res­
Durante una consulta que hicimos en una iglesia de nuestra región,
olución completa deja el tema candente con poca posibilidad de lograr la
evaluamos muchas áreas de su ministerio: los puntos fuertes, las debili­
paz entre las partes en conflicto. Un líder que primero escucha se ganará
dades, las oportunidades y los desafíos de cada uno de sus ministerios.
el respeto de sus seguidores que también están en la lucha para definir
Invité a todos los participantes de la consulta a tomar papelitos y escribir
alternativas apropiadas para resolver sus propios asuntos. En todas las
sus respuestas en cada uno. Luego escuchamos a cada uno a medida que
circunstancias se debe escuchar a todas las partes para evitar juicios
iba compartiendo sus respuestas, y luego colocamos todas los papelitos
equivocados.
en un tablero. Entre todos clasificamos y agrupamos las notas con las
respuestas. Descubrimos algunos patrones que fueron esclarecedores para
la definición de la visión y misión de la iglesia. Al terminar el encuentro,
Sea un líder que aligera la carga de otros
los participantes me comentaron que ésta había sido la primera vez en que
¿Cuándo fue la última vez que usted le preguntó a sus seguidores
se les había pedido la opinión.
cómo podría aliviarles la carga? ¿Les ha preguntado alguna vez cómo
Como líderes, el arte de escuchar comienza con nuestra necesidad
podría ayudarlos a llevar a cabo sus responsabilidades? ¿Hay alguna
de escuchar a Dios. Cuando tomamos el tiempo para oírlo a él durante
manera en que las tareas que algunos están cargando pudieran ser simpli­
nuestro tiempo de quietud y reflexión, él nos revela su voluntad. La
ficadas o compartidas con otros? ¿Con cuánta frecuencia se ríen juntos
habilidad de oír la “pequeña y suave voz” de Dios es una disciplina digna
los miembros de su equipo de trabajo? ¿Están construyendo juntos
de obtener y discutir entre los líderes de la iglesia. A menos que seamos
recuerdos gratos? ¿Cuáles son las expectativas que usted tiene del grupo
capaces de discernir su voz por medio de la oración, el estudio de las
de personas que está dirigiendo? ¿Son demasiado altas o inalcanzables?
Escrituras y el diálogo frecuente de unos con otros, no discerniremos
¿Deberían ser ajustadas? Los líderes eficaces se hacen este tipo de pre­
completamente en forma individual o colectiva su voluntad para nosotros
guntas y se las hacen al equipo de trabajo al que ellos han sido llamados
como su pueblo.
a servir.
El hecho de escuchamos unos a otros es una declaración de amor,
El principio de negocios llamado MBWA (por sus siglas en inglés,
especialmente cuando nos miramos a los ojos mientras lo hacemos. Me
managing by walking around—la administración hecha al caminar y
he dado cuenta que especialmente las mujeres encuentran desconcertante
observar) obliga a que los administradores estén presentes y disponibles
que la persona con la cual están hablando esté constantemente mirando
en relación a su equipo de trabajo para que ambos puedan observar lo que
para otro lado o trabajando en algo mientras conversa. Cuando tomamos
está pasando en la práctica. La idea es que los administradores harán un
el tiempo de escuchar las profundas inquietudes de alguien (y eso impli­
mejor trabajo cuando entiendan la realidad de sus empleados. Este mismo
ca escuchar más que las palabras), es cuando nos damos mutuamente un
principio se puede aplicar a la iglesia. Cuando sabemos de primera mano
regalo precioso. ¿Quién entre nosotros no desea ser escuchado cuando
la presión diaria que los miembros del equipo ministerial están enfrentan­
“necesita hablar con un amigo”? A la vez, la confidencialidad en cuanto
do, podemos hacer preguntas acertadas y hasta penetrantes con la finali­
a lo que hemos escuchado es esencial, como también lo es la identifi­
dad de ayudarles en el desempeño de sus tareas. Cuando el líder se hace
cación con el otro. Es importante que escuchemos con total atención, no
presente muestra que está interesado en el ministerio que desempeña la
a medias, y no meramente las palabras que se dicen sino el significado
persona y que está disponible para ofrecer apoyo cuando sea necesario.
detrás de las palabras.
 Desarrollo de un liderazgo de servicio
Los líderes que aligeran las cargas de los demás están dispuestos a
hacer los cambios necesarios para mejorar el ministerio. Cuando esto de­
manda hacer cambios de estructura, los hacen tan pronto como sea posi­
ble. Si se trata del suministro de recursos o cambios en el equipamiento,
hacen que éstos estén disponibles. Si es un asunto que tiene que ver con
las relaciones interpersonales, se abocan a resolverlo dentro de un tiempo
razonable. Uno puede estar confiado de que los cambios constantes serán
una realidad en el ministerio cristiano. Entonces, el líder eficaz debe estar
abierto al cambio, no por amor al cambio en sí, sino porque los cambios
pueden aligerar las cargas de los miembros del equipo de liderazgo y
crear un ambiente más propicio para un servicio eficaz.
Otra forma en la que uno puede aligerar las cargas de los demás es
creando recuerdos especiales. Cuando tuve la posición de ministro de
educación cristiana, nuestro equipo decidió hacer algo completamente
diferente para el énfasis anual que hacíamos sobre la educación cristiana.
Decidimos enfocamos en mostrarle nuestro aprecio a todos aquellos que
habían mostrado fidelidad durante el año en el departamento de educa­
ción cristiana. Para ello, alquilamos el día sábado un salón de juego de
bolos e invitamos a todos los obreros y a sus familias a disfrutar de una
grata mañana jugando a los bolos. Esa noche les ofrecimos una cena espe­
cial, servida por el equipo ministerial y el personal administrativo y sus
cónyuges. En el culto del domingo en la mañana imprimimos en el bole­
Lh
i— :
4 ,J
tín una lista con el nombre de todas las personas que trabajaban en la
Escuela Dominical. Y durante el culto invitamos a todas las personas
cuyo nombre estaba en la lista a ponerse de pie, y la congregación los
ce! reconoció con un aplauso entusiasta. Luego el pastor oró por ellos. Ese
evento especial llegó a ser una tradición durante mi estadía como ministro
de educación cristiana y estoy seguro que ha dejado recuerdos perdura­
bles en muchos de los participantes. El hecho de expresar aprecio por el
trabajo bien hecho inspira y anima, y es una forma de aliviar la carga de
quienes de buena voluntad trabajan en los ministerios de la iglesia.
Muy a menudo nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos.
Aliviar las cargas de los demás significa que el humor sano debe ser parte
de nuestras relaciones interpersonales. J. Oswald Sanders, en su libro
Spiritual Leadership (El liderazgo espiritual), escribe: “Debido a que el
hombre está hecho a la imagen de Dios, su sentido del humor es un don
de Dios y encuentra su contraparte en el temperamento divino. Pero es un
regalo que debe ser controlado, como también cultivado. Más que cual­
quier otra cosa, el humor limpio y sano mitigará la tensión y aliviará una
situación difícil. Es un tesoro incalculable en un dirigente, tanto por lo
Característica 6
que le proporciona para sí mismo como por la utilidad que presta en
su labor”.
Considero que esta es un área donde, como líder, me siento más
deficiente. Yo fallo por el lado serio de mi temperamento, de modo que
confío en otros a mi alrededor para que ofrezcan el toque de humor que
aliviana el ambiente. Pero yo sé cuán importante es el humor para la
edificación de buenas relaciones interpersonales.
Sea un líder que guía
La gente no quiere ser manejada, sino ser guiada. Si usted realmente
quiere manejar a alguien, entonces ponga toda su atención en manejarse
a sí mismo. El hecho de manejarse a uno mismo incluye saber manejar el
tiempo, los talentos y los recursos. Incluye principios de mayordomía
personal que dan evidencia de una vida bien manejada. El doctor Cari
Saylor, uno de mis profesores en la universidad, dijo una vez: “Maneje su
tiempo antes de que el tiempo lo maneje a usted”. Cumpla bien con este
precepto y estará preparado para dejar de manejar a otros y, en su lugar,
comenzar a guiarlos.
En un sentido general, la iglesia sufre de una crisis de liderazgo.
Muchos que cargan con las responsabilidades del liderazgo no están
llamados ni equipados para esta tarea. Se les ha dado títulos y cargos,
pero el prestigio que creen tener es superficial, porque ellos no son aptos
para el liderazgo que ejercen. ¿Qué factores son necesarios para dirigir
los diversos ministerios de la iglesia hoy? Resumo las tres características
esenciales que, a mi juicio, los líderes deben demostrar:
La primera: Los líderes necesitan ser los guardianes de la visión.
Ellos deben ser personas que piensan en términos de largo plazo,
definiendo los resultados futuros que se esperan para el ministerio.
Necesitan soñar en grande y concebir grandes visiones que han de inspi­
rar a otros a través de los altos ideales y las metas que proponen. No solo
necesitan llevar adelante la visión con altos principios, sino que necesitan
mantener al equipo enfocado hacia el cumplimiento de la visión. Cada
programa del ministerio necesita apoyar y enriquecer los logros poten­
ciales encerrados en la visión. La visión necesita ser apoyada por la
misión de la iglesia y definida por las actividades del equipo.
La segunda: Un líder necesita formar un equipo de trabajo. Un líder
eficaz sabe que el trabajo a realizarse excede las habilidades de una per­
sona para llevarlo a cabo. Un líder necesita a otros a su alrededor para que
compartan la visión y la misión de la iglesia, y que estén dispuestos a
Desarrollo de un liderazgo de servicio
Característica 6

participar con sacrificio en el cumplimiento de la voluntad de Dios para

ellos. Un líder entiende que el equipo ha de atravesar una serie de etapas
de desarrollo antes de alcanzar su máxima eficiencia, y debe estar dis­
puesto a traspasar cada etapa con diligencia y determinación. El líder sabe
cuando el equipo está cumpliendo sus tareas con eficiencia, y hará todo
lo posible para asegurar la máxima calidad en todos los niveles de minis­
terio. Tener un equipo de trabajo es un requisito para toda iglesia sana.
La tercera: Un líder fortalece a otros para servir mejor. Jesús logró
hacer líderes extraordinarios de personas ordinarias. Él vio el potencial en
ellos, e invirtió en la vida de cada uno con la convicción de que Dios tenía
en mente algo especial para ellos. Ya que somos poseedores del Espíritu
de Cristo, necesitamos fortalecer a otros para que lleguen a ser todo lo
que Dios tiene en mente para ellos. Necesitamos darles a otros la oportu­
nidad de desarrollarse como personas bajo la guía que le ofrecemos en
amor. Necesitamos compartir la carga con los que tienen dones en áreas
en las que nosotros no somos fuertes. Debemos expresar en formas tan­
gibles el hecho que afirmamos el llamado de Dios en ellos y estamos dis­
puestos a invertir en su vida de manera que lleguen a utilizar sus dones en
forma significativa. Por tanto, no nos atrevemos a reprimir el potencial
que está en ellos, puesto ahí por Dios mismo.
Howard Hendricks y Bruce Cook sugieren 11 características de un
líder que transforma a otros a través de su ejemplo:
1. Persistencia: la capacidad de sobrepasar vallas y obstáculos cuando
se persiguen los objetivos.
2. Resistencia: la capacidad en actitud y en acción para manejar la
crítica de otros.
3. Servicio: la capacidad de tomar la iniciativa en satisfacer las nece­
sidades de otros.
4. Sensibilidad: la capacidad de identificarse con la situación de otro
y con sus puntos de vista.
5. Ejemplo consistente: vivir una vida que sea modelo para otros.
6. Autocontrol: vivir una vida caracterizada por la disciplina y el
dominio propio.
7. Vigorosa vida privada: vivir una vida que tiene tiempos regulares
para el desarrollo personal y el crecimiento espiritual.
8. Confianza: demostrar un alto grado de confianza en sus habili­
dades para poder hacer una contribución significativa.
9. Enseñable: demostrar apertura a recibir nuevas ideas e informa­
ción de otros.
10. Actitud positiva: demostrar una actitud positiva y un buen senti­
do del humor.
11. Fe: demostrar confianza en Dios para cosas que solo él puede
hacer.
Con una leve diferencia pero igualmente meritoria, es la perspectiva
de John W. Gardner. Él ofrece las siguientes nueve tareas esenciales de un
líder:
1. Establece metas: formula metas y crea una visión de lo que la
gente u organización puede realizar.
2. Afirma valores: comparte normas, expectativas y propósitos.
3. Motiva a otros: sabe reconocer y canalizar las motivaciones
existentes.
4. Administra: planea, establece prioridades, define un plan, toma
las decisiones y ejercita juicio equilibrado.
5. Logra una unidad viable: tiene preocupación y habilidad para
resolver los conflictos; y sabe ganar la confianza de otros.
6. Explicación: comparte información de lo que está pasando y por
qué.
7. Sirve como un símbolo: los líderes pocas veces se permiten el
lujo de hablar solamente por sí mismos.
8. Representa al grupo: sirve como representante del grupo ante
otros líderes y grupos.
9. Renueva: debido al inevitable cambio, siempre busca la renova­
ción de los propósitos, las metas y los métodos para alcanzar los
objetivos.
Todas estas características requieren que los líderes sean hombres
y mujeres de oración y de la Palabra. No podemos llevar a cabo estas
tareas en nuestra propia fuerza o habilidad humanas. Los líderes que son
eficaces dependen completamente en Dios. La autoridad de las Escrituras
y el señorío de Cristo son los elementos principales para poder guiar a
otros en amor, gracia y con un espíritu de apoyo. Cuando Dios le llama
a guiar a otros, ¡no olvide hacerlo!
Sea un líder que deja una herencia
Michael Youseff dice: “Una característica de un buen líder es que
prepara a otros para que se hagan cargo de lo que él está haciendo ahora.

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 r "T
Desarrollo de un liderazgo de servicio
No solamente prepara a sus seguidores para que hagan todo bien, sino que
los prepara para que hagan todo aquello que él mismo está haciendo”.
¿Podría usted hoy alejarse de las responsabilidades de su liderazgo y
dejar su ministerio intacto en las manos de otros? ¿Está fortaleciendo a
una nueva generación de líderes para que intervengan y se hagan cargo de
lo que usted está dejando? ¿Está preparando un fundamento sólido para
que aquellos que lo siguen puedan hacer cosas mejores de las que usted
ha hecho?
La mayoría de los que tenemos puestos de liderazgo preferiríamos
evitar estas preguntas o no tener que contestarlas. Estamos tari absorbidos
por nuestras responsabilidades que descuidamos la preparación de los
líderes del futuro. O por lo menos, la mayoría de nosotros no estamos
pensando estratégicamente en cuanto a este ingrediente esencial de un
liderazgo eficaz. No es nuestra intención no dejar un legado, pero muchos
de nosotros no sabemos cómo hacerlo.
Creo que el hecho de guiar y discipular encierra la respuesta. Invertir
en la vida de otros es el principio básico con el que empezamos al inicio
de este capítulo, y es el lugar donde quiero terminar. Los mejores líderes
es'i están motivados por una preocupación sincera por otros, más que por un
deseo de alcanzar la aclamación de otros. Ellos están dispuestos a pagar
el precio necesario para guiar y discipular a otros.
! c ..3 Fue muy alentador ver como el pastor Stan Allaby, de la Iglesia
*£♦• ■> Congregacional en la ciudad de Black Rock, Connecticut, le entregó el
-j-y—
* pastorado de su iglesia a uno de sus asociados, Steve Treash. Stan había
££g sido pastor de la iglesia por más de 30 años. Pero cuando supo que esta­
ba por jubilarse, comenzó el proceso de guiar a Steve para asumir el
cargo. Hoy Steve Treash está gozándose en su nueva dimensión de lide­
razgo, luego de haber tomado las riendas de Stan, su guía espiritual, quien
animó en él los dones que Dios le había conferido.
Una pregunta final
Henri Nouwen, en su libro In the Ñame o f Jesús (En el nombre
de Jesús), nos hace contemplar la pregunta que le hizo Jesús a Pedro:
“Jesús pregunta: ‘¿Me amas?’ Jesús nos envía a ser pastores, y nos pro­
mete una vida en la cual cada vez más tenemos que estirar las manos y
ser llevados a lugares donde no pediríamos ir. Él nos pide que pasemos
de la preocupación por estar actualizados a una inquietud por la vida de
oración, de las ansiedades sobre la popularidad a un ministerio en comu­
nidad, y de un ministerio edificado sobre el poder a un liderazgo en el
cual discernamos con buenos criterios hacia dónde nos dirige Dios y
Característica 6
nuestra gente. Sea un líder con manos extendidas, que elige una vida de
servicio. Este tipo de liderazgo está comprendido en la imagen del líder
de oración, del líder vulnerable y del líder confiado”. El énfasis de Jesús
no estaba en la autoridad de un líder que gobierna, sino en la humildad de
un líder que sirve. Este, entonces, es el tipo de líder digno de ser seguido.
Señor Jesús, tu vida y servicio aquí en (a tierra cautivan mi atención. ¡Cómo
anhelo ser un líder como tú lo fu iste! “
Deseo este día adquirir (a habilidad sobrenatu­
ral de guiar a otros en el espíritu de servidumbre. Qiiiero agradarte en la forma en
que me doy a (os miembros del equipo que tú has confiado a mi cuidado. Dame un
corazón que sea guiado por tu corazón. Dame un profundo anhelo por aumentar mi
amor por ti y por otros. Dame ansias por aprender nuevas cosas de ti, de tu (Palabra,
de tu pueblo y de tus principios de rectitud y servicio. Dame oídos que estén sinto­
nizados para oír tu pequeña y suave voz en medio de la cacofonía de voces a mi
alrededor. Dame la habilidad de aliviar (as cargas de (os demás, mostrándome cómo
puedo ayudarlos en sus tareas y en crear gratos recuerdos. Dame (a fuerza y (a
sabiduría para saber guiar a otros como tú lo hiciste. Dame el discernimiento para
guiar y discipular a otros con la visión amplia de pasar (a antorcha de mi liderazgo
a nuevas generaciones de siervos. Solamente tú, Señor, puedes conceder estas peti­
ciones. “Por eso yo te (as pido con audacia, como un líder llamado en tu nombre a
guiar a otros en maneras eficaces y saludables. “ Escucha estas peticiones; bendice mi
vida como líder en las maneras en que solo tú (o puedes hacer. Oro en este día reno­
vando mi compromiso y devoción hacia ti, el Qran (Pastor. Amén.
Para la reflexión
La iglesia sana identifica a las personas a quienes Dios ha llamado
y ha dado el don de liderazgo y las capacita para ser líderes-siervos.
Para que haya un correcto gobierno en la iglesia, la iglesia sana:
• Es dirigida por personas que entienden la visión de la iglesia, la
comunican claramente a la congregación, y organizan el cuerpo y
cada uno de los grupos de ministerio de manera que la visión llegue a
ser una realidad.
• Motiva a los líderes potenciales desafiándolos a servir a la iglesia
para la gloria de Dios.
• Desarrolla un sentido de unidad entre los líderes, tanto entre los
pastores como entre los laicos.
• Estimula cambios, pero también estabilidad, en el liderazgo laico.
• Evalúa la eficacia de sus ministerios, maneja los cambios y hace
planes para el futuro.
 Desarrollo de un liderazgo de servicio

• Busca únificar a la congregación en el apoyo de sus líderes.

Para que el ministerio de sus líderes sea eficaz, la iglesia sana:
• Crea un ambiente en el cual hombres y mujeres, que demuestran
dones para el ministerio, se puedan desarrollar para desempeñarse
como líderes-siervos.
• Estimula a que los ministerios sean dirigidos en lo posible por laicos.
• Se asegura de que el liderazgo de la iglesia es compartido amplia­
mente con los miembros de la congregación.
• Pone gran empeño en asegurar que los laicos sean compañeros de
8
trabajo que gozan del respeto de la congregación, y que están libres
para ministrar dentro y fuera de la iglesia.
• Capacita y anima a otros para servir en los ministerios de la iglesia.
Característica 7

—t 'r
De parte de él [Cristo] todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la
cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuer­
do con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edi­
ficándose en amor.
Efesios 4:16
c a •: 1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “más importante”) coloque en orden cada una de las decla­
raciones antes mencionadas al contestar las preguntas: ¿Cuán im­
portante es esta declaración para la salud de nuestra iglesia? ¿Cuán
E p -j alto valoramos el desarrollo de un liderazgo que sirve?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
« « ¡i “muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declaraciones an­
tes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán eficientes somos
como equipo de liderazgo en inculcar estos valores en nuestra
iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Dónde queremos estar en cuanto a las
características de crear líderes-siervos en el próximo año? ¿En los
próximos dos?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde quere­
mos estar en cuanto a la creación de líderes-siervos en el próximo
año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy
bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien piensa usted
que su iglesia está demostrando esta quinta característica de una
iglesia sana, o sea, la creación de líderes-siervos.
Un enfoque hacia afuera
La iglesia sana establece como prioridad la comunicación de
la verdad de Jesucristo y la demostración de su amor hacia
aquellos que están fuera de la fe.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo
que se había perdido.
Lucas 19:10
“En enero de 1991 fui a caminar contigo. Aquella mañana las calles
de la ciudad de Dhaka, en Bangladesh, todavía estaban tranquilas. Había­
mos caminado juntos muchas veces en muchos países diferentes. Sin
embargo, la caminata de aquella mañana comenzó en mí algo eterno”.
Estas palabras las escribió Barry Corey a su padre, Hugh Corey, en
una carta que conmemoraba los 75 años de vida del papá, y que se volvió
a leer seis meses más tarde en un culto especial en memoria de su padre.
Hugh Corey fue durante mucho tiempo un amigo y colega en el mi­
nisterio aquí en Nueva Inglaterra. Él tenía un corazón tierno y servía al
Señor con amor y fidelidad. Hugh fue pastor por muchos años, uno de los
ejecutivos de su denominación y miembro de Visión Nueva Inglaterra,
donde dirigió nuestro ministerio de asesoramiento pastoral. Falleció en
enero de 1998 después de padecer de cáncer por un tiempo.
A medida que se le iban acabando sus días, su hijo, Barry, se puso a
revisar las cartas que le había escrito a su padre. Barry derramaba su

---------- T ___________ :__________ 1 _____________________________ M Z ---------------------------------------------

Un enfoque hacia afuera
corazón en ésas cartas, y sus sentimientos los pudimos revivir al ser leída
una de esas cartas en el culto en memoria de Hugh. Un aspecto especial
que marcaba la vida y el ministerio de Hugh fue descrita por lo que Barry
leyó ese día.
“Fue esa mañana, en esa caminata, cuando entrelazaste en el tejido de
mi ser una parte de tu vida. En ese entonces no lo entendí completamente,
y solo hoy comienzo a comprender el significado total de lo que ocurrió
en esa caminata a través de las calles de Bangladesh. Yo había estado
estudiando en ese país durante varios meses, mi compromiso era estar un
año, cuando tú y mamá me visitaron. Cada mañana antes del desayuno tú
y yo caminábamos juntos, poniéndonos al día de lo que pasaba en nues­
tras vidas.
“Esa mañana en particular fue diferente. Al inicio de nuestra camina­
ta comenzaste a compartir conmigo sobre los 53 años de tu peregrinación
con Dios, y me comentaste sobre cuánto de la sabiduría y las maneras de
Dios aún no comprendías. Nunca tuviste un título de seminario. Nunca
completaste tus estudios universitarios. Pero mientras caminábamos,
Hugh Corey, hombre de Dios, comenzaste a compartir conmigo lo que
habías aprendido en tu vida con Cristo.
“El que no toma su cruz y sigue en pos de mí”, continuaste, citán­
dome las palabras de Cristo, “no es digno de mí. El que halla su vida la
perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará. El que os recibe
a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me
envió”.
“Luego dejaste de hablar por algunos minutos, y yo repetí las palabras
de Cristo que acababas de citar. ‘El que os recibe a vosotros a mí me
recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió’. Sabiendo que en
ese momento yo era el alumno, esperé que tú, el maestro, continuaras. Tú
dijiste: ‘Barry, no entiendo completamente qué fue lo que Jesús quiso
decir cuando dijo: ‘El que os recibe a vosotros a mí me recibe, y el que
me recibe a mí, recibe al que me envió’. Pero una cosa sé. En cada cosa
que yo haga debo hacerme aceptable a la gente que Dios pone en mi vida.
Si aquellos que Dios pone en mi camino no tienen la oportunidad de
recibirme, ¿cómo conocerán el infinito amor que el Padre tiene por ellos?
Debo vivir mi vida de tal manera que la familia, los amigos, los doloridos
y solitarios, y los desconocidos puedan recibirme y a través mío recibir el
extraordinario amor cuyo autor es Dios.
“Finalizamos nuestra caminata en silencio. Yo supe que aunque
querías únicamente compartir tu corazón conmigo como lo habías hecho
muchas veces antes, tus pensamientos ahora eran diferentes. Quizá lo
Característica 7
fueron porque por muchos meses yo no había escuchado tu voz. Quizá
fueron diferentes porque yo estaba tratando de darle sentido a mi vida en
Cristo mientras vivía en medio de la población más pobre del mundo.
Quizá fueron diferentes porque yo estaba listo para escuchar lo que tenías
que decirme.
“He vuelto a recordar esa caminata muchas veces durante estos últi­
mos siete años, y he llegado a entender ese momento como uno ordena­
do por Dios cuando recibiría un muy preciado don. En las fétidas calles
de Bangladesh, el fundamento de tu fe fue pasado a tu hijo. Fue como que
hubieras atravesado la mitad del mundo para encontrarme y pasarme la
verdad. Y dos días después de que me hablaste, fui testigo de la
demostración del profundo poder de esta sencilla verdad en Cristo: ‘El
que os recibe a vosotros a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al
que me envió’.
“Shamsul era un hombre pobre de Bangladesh, de 21 años, que vivía
en los cuartos de los sirvientes en el fondo de la casa donde yo me aloja­
ba. Él hablaba un poquito de inglés, y como muchos otros, había dejado
a su familia en el pueblo lejano para buscar un empleo en Dhaka, la ciu­
dad más grande de la nación. Yo había notado que tanto tú como mamá
habían iniciado un contacto con Shamsul en los primeros días de su
estadía conmigo. Esto no fue nada nuevo. Toda mi vida he visto cómo
mostrabas amor hacia los empleados de las gasolineras, los zapateros, los
dentistas, los sastres, los abogados, y muchos más. Sin embargo, no fue
sino hasta después de nuestra caminata de principio de semana que me
fijé de cerca en el poder transformador de las palabras de Cristo: ‘El que
os recibe a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al
que me envió’.
“Shamsul y tú estaban luchando para comunicarse, pero a pesar de
eso se las arreglaron para hacerse amigos, riendo y hablando durante los
pocos días en que se habían conocido. Llegué a ponerme un poco
envidioso de que tú habías logrado una cercanía a él que yo no había
logrado en los meses que tenía de vivir allí. Entonces, una tarde sucedió.
El momento de aceptación mutua ocurrió entre Hugh Corey y Shamsul
cuando las palabras de Cristo te llamaron a actuar: ‘El que os recibe a
vosotros a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió’.
“Quedé atónito al ver que tú, un predicador canadiense de 68 años,
extendiste tus manos en un momento de compasión y tomaste la cara de
Shamsul, lo miraste directamente a los ojos oscuros, y le dijiste:
‘Shamsul, mi amigo, te am o’. Entonces arrimaste tu cara a la de él,
Shamsul se inclinó hacia adelante y te besó en la boca. Vi que a ambos se
Un enfoque hacia afuera
les lagrimeáron los ojos. ‘El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y
el que me recibe a mí, recibe al que me envió’. Un día en Bangladesh me
dijiste estas palabras. Pocos días después me lo mostraste con tu ejemplo.
Y mi vida ha sido cambiada desde entonces por esas palabras y esa
acción.
“Hugh Corey, tú recibiste a ese extraño llamado Shamsul. Jesús dijo:
‘El Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir y para dar
su vida en rescate por muchos’. No tengo dudas de que debido a que tú
has demostrado el amor de Cristo y has sido bien recibido reiteradas
veces en este mundo, pronto serás bien recibido por tu Padre en el cielo.
Fuiste un héroe en la vida porque fuiste heroico en el amor. Hugh
McLeod Corey, eres el hombre de mayor receptividad que yo haya cono­
cido. Y te amo. Tu hijo, Barry”.
En cada cosa que haga debo hacerme aceptable a la gente que Dios
pone en mi vida. Estas palabras de Hugh Corey definen una vida vertida
en favor de otros de manera que ellos también pudieran conocer a Dios
personalmente a través de su Hijo, nuestro Salvador Jesucristo. A menos
que seamos capaces de ser aceptables, haciendo que sea fácil que otros
nos reciban, ¿cómo llegará el mundo a reconocerlo? “El que os recibe a
vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”
(Mat. 10:40).
¿Cuán aceptable es usted a las personas que Dios pone en su vida?
¿Cuáles recursos espirituales está utilizando en su esfuerzo por proyec­
tarse hacia otros y servirles? ¿Está marcada su vida por el amor de Cristo
que puede inundar el corazón y la vida de aquellos que tienen necesidad
de Dios? Hugh Corey fue eficaz en su evangelización de otros porque fue
ante todo un hombre de Dios. Canalizó sus energías diarias a crecer en la
gracia y en el conocimiento de Dios, y fue por medio de esa fortaleza inte­
rior que su vida de amor pudo inundar a otros.
Evangelizar a partir de una fuente interior
Michael Green, en su libro Evangelism through the Local Church (La
evangelización a través de la iglesia local), ofrece tres definiciones de
gran ayuda para la evangelización.
La primera viene del arzobispo inglés William Temple, y aparece en
Toward the Conversión o f England (Hacia la conversión de Inglaterra).
Dice: “Evangelizar es presentar a Cristo Jesús en el poder del Espíritu
Santo, de manera que los hombres [y las mujeres] pongan su confianza en
Característica 7
Dios a través de él, para aceptarlo como su Salvador, y servirle como a su
Rey en el compañerismo de la iglesia”.
La segunda definición se le atribuye a Carlos Spurgeon, el famoso
predicador y evangelista británico del siglo XIX. La evangelización, dice
él, “es un mendigo que le dice a otro mendigo dónde conseguir pan”. Esa
definición señala la necesidad del que recibe como la generosidad del que
da: Dios no nos da una piedra cuando le pedimos pan. Esto destaca la
igualdad entre ambos. No hay ninguna forma en la que el evangelista sea
mejor o que esté a mayor altura que la persona a la que se le está hablan­
do. El nivel del suelo alrededor de la cruz de Cristo es igual para todos.
La única diferencia entre los dos mendigos es que uno está hambriento
mientras que el otro ha sido alimentado y sabe dónde siempre hay más
alimento disponible. Esto nos recuerda que no podemos darle a otros las
buenas nuevas a menos que de las hayamos llegado personalmente a
“probar y ver que el Señor es bueno” (Sal. 34:8).
La tercera definición, y la que prefiero, está basada en una palabra:
rebosar. Esta palabra nos da el matiz correcto de alguien que está tan
lleno del gozo de Jesucristo que desborda ese gozo como lo haría una
bañera que se ha llenado con agua hasta desbordarse. Sugiere una cuali­
dad de la que muchas veces carece la evangelización: espontaneidad. De
paso, inundar es una traducción bastante buena de la palabra griega
plaroforia, que se utiliza a menudo en el Nuevo Testamento para describir
la confianza del cristiano. El apóstol Pablo les recuerda a los tesaloni-
censes que “nuestro evangelio no llegó a vosotros solo en palabras, sino
también en poder y en el Espíritu Santo, y en plena convicción [mucha
plaroforia]” (1 Tes. 1:5).
La naturaleza espontánea representada por la palabra rebosar es algo
que se necesita con desesperación en la iglesia. Imagínese si cada miem­
bro de su iglesia pudiera encontrar formas naturales de rebosar del amor
y del gozo de Cristo y compartirlo con aquellos que están fuera de la fe y
que se les cruzan en el camino cada día. Si esto alguna vez llegara a con­
vertirse en realidad, yo sospecharía que la iglesia se vería muy diferente
de lo que se ve hoy. Aquí cabe la pregunta: ¿Cómo podemos conseguir
que los líderes y los miembros logren una vida de contagioso y sobre­
abundante gozo?
Bill Hybels y Mark Mittelberg señalan una receta creativa para una
evangelización eficaz. Su método da validez al lema que tiene su iglesia,
la Iglesia Comunitaria de Willow Creek, que dice: “A Dios le importa
cada persona”. Su fórmula bíblica para influenciar el mundo para Cristo
se resume en esta sigla: PM + PC + CC = MI. Lo cual significa: nuestro
Un enfoque hacia afuera
poder máximo como seguidores de Cristo produce una diferencia en la
vida de aquellos que son llamados a servir, más la proximidad cercana
que tenemos con aquellos que esperamos influenciar para Cristo, más una
comunicación clara del mensaje del evangelio, equivale al máximo
impacto que Dios desea llevar a cabo a través de nosotros.
En esencia, lo que Hybels y Mittelberg están promoviendo es que a
Dios le encanta usar la vida de las personas que están rendidas a su vo­
luntad y guía. Por estar rendidas a la voluntad de Dios, están entusias­
madas por la oportunidad de hacer un impacto en la vida de aquellos que
están fuera de la fe. Lograr esta clase de impacto requiere que vivamos
una vida rendida a Dios cada día y que tengamos manos abiertas y exten­
didas para recibir su amor y su gracia. Solo entonces seremos libres para
compartir nuestra fe con otros.
Las experiencias que vivimos en la vida interior, lo que llamamos el
corazón y el alma, con el tiempo salen a la superficie y rebosan sobre
otros. En tanto, si lo que usted experimenta en su vida con Dios se puede
calificar como “gozo puro”, entonces lo que tendrá para dar a otros es
gozo puro también. ¿Recuerda a Jeff Poor, quien despertó a una nueva
vida en Cristo como resultado del compromiso que hizo en el Congreso
de 1997? Durante el siguiente año, antes de que muriera de cáncer, su
sobreabundante gozo dejó un testimonio poderoso en su trabajo, en su
comunidad y en numerosas iglesias donde él compartió su historia. Su
testimonio tuvo tanto impacto que hasta el dueño de la mueblería donde
Jeff había trabajado cerró el negocio para que el personal asistiera al
funeral.
Por otro lado, si alimentamos nuestras almas con cosas menos impor­
tantes que las prioridades que Dios establece, nunca podremos rebosar de
gozo. De nuestra aridez solo hemos de salpicar a otros en formas
mezquinas, y eso es de poco agrado al Señor. Es como el eslogan de las
computadoras: “Basura entra, basura sale”. O sea, somos lo que come­
mos. Así que, si lo que consumimos en la vida es malo para nuestra alma,
lo que se manifiesta a través de nuestras palabras y actitudes será con­
traproducente para otros. En lugar de “basura entra, basura sale”, nuestro
lema debiera ser: “Gozo que entra es gozo que sale!”.
¡Elija el gozo!
Bueno, a fin de cuentas, ¿qué es el gozo? ¿Dónde se descubre?
¿Cómo se define? ¿Con quién se comparte? ¿Cómo se puede dar a otros?
Con mi hija de ocho años, Rebeca, fuimos a deslizamos en trineo
Característica 7
cuando cayó una sorpresiva tormenta de nieve en la primavera. Fueron las
dos horas más placenteras que habíamos pasado juntos en mucho tiempo.
Ella tenía su pequeño trineo de plástico rojo que llevamos con nosotros.
Por supuesto, tuve que cargarla en brazos todo el camino desde la casa
hasta la cima de la colina desde donde nos íbamos a lanzar. Cuando por
fin llegamos a la cima del cerro, miramos con anticipación el sendero
cubierto de nieve que íbamos a tomar para bajar.
Mi hija estaba convencida de que si frotábamos con hielo el fondo
del trineo de plástico, bajaríamos la colina mucho más rápido. Así que
seguí su indicación, y trabajamos febrilmente juntos en la tarea. Difícil­
mente cabíamos los dos en el pequeño trineo, pero nos acomodamos con
el gran trasero de su papá escurriéndose en la parte posterior del trineo.
Queríamos estar juntos en cada descenso de la colina. Ella saltó a mi
regazo, y yo con mucha dificultad alcancé a poner los pies alrededor de
su cintura y sobre el frente del deslizador, y salimos cuesta abajo.
El primer descenso fue el mejor; y con cada descenso marcábamos
mejor la senda. Algunas veces chocamos con los arbustos que estaban a
lo largo de la orilla del camino, pero cuando llegábamos al valle
rodábamos en la nieve entre risas y gritos. Por varias horas subimos y
bajamos infatigablemente la pequeña colina, haciendo recuento cada vez
de la carrera que acabábamos de hacer.
Cuando regresamos a casa, disfrutamos de un delicioso chocolate
caliente y hablamos con absoluto encanto sobre nuestra experiencia jun­
tos. Realmente fue un tiempo muy feliz, divertido y memorable, pero lo
que produjo en nosotros fue aún mejor. Me hizo valorar aún más el gozo;
el gozo por el amor que siento por la maravillosa creación de Dios, el
gozo que tenemos por ser hijos de Dios. Esta experiencia entre padre e
hija ha profundizado nuestra relación dándole un significado especial. De
hecho, más tarde esa misma noche, después de que mi esposa y yo
habíamos acostado a Rebeca, habiendo orado con ella y habiéndole dado
un beso, ella me llamó de nuevo a su cuarto para decirme: “Gracias, papá,
me divertí mucho hoy contigo jugando en la nieve”. Sus palabras me
llenaron de gozo y confirmaron el valor del tiempo que había dedicado a
mi hija.
La vida cristiana no siempre tiene un paralelo con esta experiencia
que acabo de describir. De hecho, la vida es mucho más difícil que un
“deslizamos en la nieve”. Ninguna de las promesas bíblicas nos dan a
entender que nuestro andar por la vida será suave y dichoso todo el tiem­
po. Por el contrario, el dolor, el sufrimiento, el sacrificio y el quebranto
de corazón están representados muy gráficamente en las páginas de las
Un enfoque hacia afuera
Escrituras. El Señor nos recuerda que somos bendecidos si sufrimos a
causa de su nombre (Hech. 5:41; Rom. 5:3; 2 Tim. 1:8; Heb. 2:10; 1 Ped.
3:17). ¿Qué significa esto para aquellos que proclamamos el nombre de
Cristo y deseamos experimentar su gozo y compartirlo con los demás?
Las Escrituras están repletas de ejemplos de situaciones difíciles que
produjeron una fe llena de gozo. Hay un pasaje bíblico que llegó a tener
un significado especial para mí y que me sirve hoy como punto de refe­
rencia. Durante el primer verano después que yo había asumido el lide­
razgo de Visión Nueva Inglaterra, la junta directiva de la organización me
pidió que tomara un tiempo para estudiar las Escrituras, orar, escribir y
buscar la mente de Cristo para nuestra misión y ministerio. Acepté su
encargo con temor y temblor, sin saber lo que pudiera ser el resultado.
Utilicé aquel tiempo en mi recorrido espiritual para reflexionar cada
día en uno de los salmos. En el proceso, di con el Salmo 51 y quedé
cautivado por su significado. David escribió este salmo después de haber
cometido el pecado de adulterio con Betsabé. En 2 Samuel, capítulos 11
y 12, se nos da un retrato del rey David como un hombre conocido por
todos por su fe en Dios, pero distraído en sus deberes como rey y hombre
de Dios. Todo comenzó por una mirada desviada, la cual cayó sobre el
cuerpo de una hermosa mujer, una vecina llamada Betsabé.
Esa mirada llena de lujuria desencadenó un proceso de desintegración
moral y espiritual para David. Debido a esa mirada inicial, él la llamó a
que viniera al palacio, tuvo intimidad sexual con ella y, como consecuen­
cia, ella quedó embarazada. David buscó cómo encubrir su pecado. Dio
órdenes para que el esposo de ella, Urías el heteo, volviera a su hogar
desde el campo de batalla, para discutir con David, supuestamente, los
detalles de la guerra. David esperaba que cuando Urías estuviera de
nuevo en su hogar quisiera dormir con su esposa. Pero Urías, fiel a su
cargo, sorprendió a David por su integridad y se negó a disfrutar de su
esposa ya que sus soldados no podían tener este mismo privilegio. Aun
después de que David lo agasajó con una cena y con vino por segunda
vez, Urías rehusó ir a su casa y dormir con su mujer.
Fue entonces que David empezó a tramar la muerte de Urías. Mandó
una nota con Urías para ser entregada a su comandante. Ésta decretaba
que Urías fuera colocado en la primera línea en el frente de la batalla. De
esa forma David tramó la muerte de Urías, y con ello quebrantó otro de
los mandamientos. Al ser muerto Urías, David tomó a Betsabé como su
esposa.
Es en este punto de la historia en que Dios interviene para hacer
reaccionar a David. Envió al profeta Natán, quien utilizó un sencillo
Característica 7
relato acerca de un caso de injusticia para despertarle a David a la reali­
dad del pecado que había cometido, y para que reconociera su desespera­
da necesidad de arrepentimiento y perdón. David le confesó todo a Natán.
Dijo: “He pecado contra Jehovah” (2 Sam. 12:13). El Salmo 51 nació
como resultado de esta experiencia.
Tal es la experiencia de todo cristiano que lucha con su propio peca­
do, y que cuando alguien lo confronta, lo confiesa todo. Yo he tenido mis
propios fracasos en cuanto a las relaciones interpersonales. Cuando me he
negado a reconocer mi error y a hacer confesión de ello, he visto que mi
alma comienza a podrirse y a marchitarse. Pero en cambio, cuando soy
honesto conmigo mismo y con las personas a quienes he dañado, las heri­
das se sanan y se logra restauración. El resultado de esta forma de pro­
ceder es una renovación, con Dios y con los demás.
Doy gracias a Dios por Natán, quien amaba a Dios lo suficiente como
para responder en obediencia a su llamado y a sus dones; y amaba a
David lo suficiente como para ser el instmmento para exponerle su peca­
do y rescatarlo de otras distracciones que podrían destruirlo completa­
mente. Todos nosotros necesitamos a un Natán en nuestra vida para
sacudimos y despertamos a la realidad de nuestro pecado y de nuestra
indiferencia a ciertas experiencias que necesitan ser corregidas en el an­
dar de la vida.
En la primera parte del Salmo 51 (vv. 1-9), David derrama su corazón
delante de Dios con toda transparencia:
Ten piedad de mí, oh Dios,
conforme a tu misericordia.
Por tu abundante compasión,
borra mis rebeliones.
Lávame más y más de mi maldad,
y limpíame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre
delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado
y he hecho lo malo ante tus ojos.
Seas tú reconocido justo en tu palabra
y tenido por puro en tu juicio.
He aquí, en maldad he nacido,
y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, tú quieres la verdad en lo íntimo,
_________________________________---------------------------------------------------------------
■
Un enfoque hacia afuera Característica 7

y en lo secreto me has “Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya fruto, aunque
hecho comprender sabiduría. se acaben las ovejas del redil y no haya vacas en los establos: con
Quita mi pecado con hisopo, todo, yo me alegraré en Jehovah y me gozaré en el Dios de mi
y seré limpio; lávame, y seré más salvación”.
blanco que la nieve. • Nehemías 8:10: “el gozo del Señor es vuestra fortaleza”.
Hazme oír gozo y alegría,
y se regocijarán estos huesos que has El gozo es más que una emoción que nos hace sentir bien; es algo
quebrantado. arraigado en Dios. Andrés, el discípulo de Cristo, estaba tan contento
Esconde tu rostro de mis pecados cuando Jesús lo encontró que prácticamente arrastró a su hermano Pedro
y borra todas mis maldades. al encuentro con Jesús. Cuando Zaqueo se encontró con Jesús, fue libe­
rado de la esclavitud de sus quehaceres financieros y encontró el gozo de
Ahora que David se ha quebrantado delante de Dios, él está listo para ser amigo del Señor. En las parábolas de Jesús leemos que cuando el
recibir el regalo de la gracia, la misericordia, el amor, el perdón y el gozo. comerciante encontró la perla de gran precio, se regocijó. Cuando las
El Salmo 51 continúa (vv. 10-12): vírgenes entraron a la boda, encontraron gozo. Entrar en amistad con
Dios, a través de Jesucristo su Hijo, es la experiencia más vivificante de
Crea en mí, oh Dios un corazón puro este mundo. A pesar de nuestras circunstancias difíciles, las distracciones,
y renueva un espíritu fírme las muchas ocupaciones y preocupaciones, podemos elegir recibir el
dentro de mí. gozo de Dios. Cuando enfrentamos los pecados que nos separan de Dios,
No me eches de tu presencia, los confesamos, y recibimos su perdón y renovación, entonces encon­
ni quites de mí tu Santo Espíritu. traremos el verdadero gozo. De este gozo restaurado emerge una vida de
Devuélveme el gozo de tu salvación, fidelidad a Dios. En esto está encerrado el hecho de rebosar en la vida,
y un espíritu generoso me sustente. pues satisface el llamado de Dios que ha sido sellado en nuestro ser. Si
vivimos en el espíritu de quebrantamiento ante Dios y si experimentamos
Del quebrantamiento que demostró David vino el gozo: un gozo puro, el verdadero gozo, entonces seremos hallados fieles:
persistente y fírme; una dádiva que viene de Dios y solamente de Dios.
Cuando finalmente nos damos por vencidos en nuestro empeño por • Entonces (v. 13) “enseñaré a los transgresores tus caminos, y los
controlar nuestra vida y cuando nos sometemos al amor y al señorío de pecadores se convertirán a ti”.
Cristo, descubrimos por primera vez el verdadero gozo. Como hijos de • Entonces (vv. 14, 15) “con regocijo cantará mi lengua tu justicia.
Dios, no hay un gozo mayor que estar en una correcta relación con él y Señor, abre mis labios, y proclamará mi boca tu alabanza”.
con otros, porque entonces podemos ser verdaderos portadores de gozo al • Entonces (v. 18) “haz bien a Sion, con tu benevolencia; edifica los
mundo. muros de Jerusalén”.
El gozo es un tema que se reitera muchas veces en las Escrituras. En • Entonces (v. 19) “te agradarán los sacrificios de justicia, el holo­
la lista que sigue se encuentran algunos de mis pasajes bíblicos favoritos causto u ofrenda del todo quemada”.
relacionados con el gozo:
La fidelidad del pueblo de Dios es el desbordamiento visible de nues­
• Gálatas 5:22,23: El apóstol Pablo nos describe cómo se ve el fruto tra vida llena de gozo. Lo que mi hija Rebeca y yo experimentamos
del Espíritu, y ¡el gozo está segundo en la lista! durante aquella tarde en que nos deslizamos en trineo sobre la nieve fue
• Filipenses: Esta es la epístola del gozo, escrita por Pablo desde la como el derramamiento de otra copa de gozo que fue vertida en nuestras
prisión en Roma. vidas por el autor y el creador del gozo, el Señor mismo. Pero cuando la
• Habacuc 3:17, 18: El profeta le recuerda al pueblo de Dios: vida no es un ligero deslizamiento cuesta abajo sino un penoso ascenso,

Q
--------------------------------------------- ¿ 2^ ______________ ;_______________
 Un enfoque hacia afuera Característica 7

y cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor, la dádiva del Las herramientas del trabajo
gozo aún nos puede llegar. Cuando vemos el gozo de Dios expresado
Como toda persona que va perfeccionando las técnicas en algún área
entre nuestros hermanos y hermanas en Cristo, sentimos que se desborda
elegida del saber, los cristianos necesitamos estar “siempre preparados
el gozo del Señor en nosotros también, y no podemos menos que dárselo
para responder a todo el que os pida razón de la esperanza que hay en
a otros. Si permanecemos en Cristo, él recibirá fruto eterno como resul­
vosotros” (1 Ped. 3:15). Ño obstante, esto asusta a muchos cristianos.
tado de nuestra obediencia en “rebosar” su amor y su gozo para con otros
Tememos el posible rechazo de nuestra familia o amigos; no estamos
(vea Juan 15).
seguros de los textos bíblicos que destacan los elementos esenciales del
Sara Small es una mujer de gran devoción a Dios que siempre está
mensaje del evangelio; sentimos timidez en compartir nuestro testimonio
rebosando de gozo. Desde hace 34 años es secretaria y organizadora
personal; o estamos preocupados ante la posibilidad de perder todo trato
de la juventud para la Southern Christian Leadership Conference
con otros si comenzamos a hablar mucho de temas espirituales. Uno o
(Confederación de Liderazgo Cristiano del Sur), una organización dedi­
más de estos son elementos candentes para la mayoría de los seguidores
cada a la defensa de los derechos de la raza negra en los Estados Unidos
de Cristo, ya que se relacionan con la comprensión y el cumplimiento del
de América. Fue compañera cercana de Martin Luther King. Durante
mandato de evangelizar a otros.
más de 30 años ella ha hecho visible al Cristo invisible para los hermanos
Las palabras de Jesús de ir y hacer discípulos a todas las naciones
afroamericanos y a otros miles en la zona de la ciudad de Boston. Ella ha
(Mat. 28:18-20) no deben ser tomadas a la ligera. Tenemos una respon­
demostrado lo que significa ser cristiana y a la vez una persona compro­
sabilidad otorgada por Dios en lo que tiene que ver con la evangelización,
metida activamente en defensa de la justicia, la reconciliación entre las
en ocupamos en el bienestar social y en las misiones mundiales. Imagine
razas y la misericordia práctica.
cómo se vería su iglesia si el pastor y el equipo de liderazgo cumplieran
Cuando, en 1970, Sara llegó a ser directora de Packard Manse
este mandato y capacitaran a otros en la congregación para hacerlo tam­
(Rectoría Manse), en la ciudad de Roxbury, Massachusetts, el Señor le
bién. Para que esto ocurra, necesitamos equipar a los santos para enfocar
dio una casa grande de 15 dormitorios que serviría como base de opera­
los ministerios de la iglesia hacia afuera.
ciones para una carrera de ayuda a los desvalidos que ha sido sobre­
¿Cuáles son las herramientas de trabajo necesarias para que la iglesia
saliente. Ella se dedicó a ayudar a las personas sin casa, a los drogadic-
tenga un enfoque hacia afuera?
tos, a las madres solteras con niños, en fin, a todos los que necesitaban
El Espíritu Santo. La primera y más importante herramienta es la obra
una comida y un techo. En 1975 también asumió el cargo de capellana de
poderosa del Espíritu Santo en la vida. Muy a menudo, los cristianos te­
la Universidad de Massachusetts, situada en Boston, donde ha podido
nemos la tendencia de pensar que podemos arreglar nuestros problemas
aconsejar a cientos de estudiantes cada año. De su propio bolsillo muchas
por nosotros mismos. Desafortunadamente, también trasladamos este
veces ha costeado el gasto de comida y otras necesidades para estudiantes
optimismo pragmático al trabajo de la evangelización. Michael Green, en
y otros necesitados.
su libro Evangelista through the Local Church (El evangelismo a través
Además, Sara siempre ha estado involucrada activamente en asuntos
de la iglesia local) escribe:
que tienen que ver con la justicia otorgada a criminales y la detención
carcelaria. En esa función ella es conocida a través del país. Cuando Dios Tenemos el mensaje, la mano de obra, la metodología y el dinero:
creó a Sara, le dio un corazón lleno de compasión y una ilimitada energía ¡Vamos adelante! Pero no es así. Dios no dará la gloria a otro. Y el pragma­
tismo de mucha de la evangelización moderna es un insulto al Todo­
para hacer el bien. Por supuesto, sabemos de donde viene esa energía.
poderoso. Él no necesita nuestras campañas de publicidad, nuestros folletos
Ella es una “guerrera de oración”; orando cada mañana desde las 4:15
o la apelación que le hacemos a los oyentes. Él hará uso de estos elemen­
hasta las 6:30, habiendo también enlistado a docenas de personas que tos, de vez en cuando, en su gracia. ¡Pero estamos hablando del Dios Todo­
oran por ella en segmentos de 15 minutos cada día. Cada jueves dirige un poderoso! La evangelización es su labor suprema. Él amó tanto al mundo
estudio bíblico en Packard Manse. El poder generado a través de la que se hizo el primer evangelista. Hay tres áreas en particular donde el mis­
oración y el estudio de la Biblia es la fuente de esa energía y misericor­ terio de su obrar, y únicamente su obrar, son evidentes: la soberanía de su
dia que desbordan de su vida. elección, la autoridad de las Escrituras y el poder de su Espíritu.

Lo más asombroso de este asunto es que él puede hacer toda esta
labor por sí mismo, ¡sin nuestra ayuda! Pero lo que es todavía más sor­
prendente es que él ha decidido utilizar a personas como usted y yo para
llevar a cabo su propósito redentor en este mundo.
La oración. La segunda herramienta del cristiano en el trabajo de la
evangelización es la oración. No hay cosa tal como la evangelización efi­
caz si no está acompañada de la oración ferviente. Esta poderosa verdad
está bien delineada para nosotros en pasajes tales como 2 Crónicas 7:14:
“Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y
buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré
desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra”. Una comu­
nidad enfocada hacia afuera tiene que estar reforzada por la oración para
que esté consciente de la dependencia en Dios, quien los llamó a esta
tarea. Pero Dios es quien se hace responsable de los resultados. También
necesitamos la ayuda de nuestros hermanos creyentes si hemos de parti­
cipar correctamente con el Espíritu Santo en el trabajo de la evange­
mmiTXZ
lización. El apóstol Pablo pidió las oraciones de la iglesia de Éfeso: “Y
también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas pala­
bras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio”. La
C .i t
*• oración es esencial, sin lugar a dudas.
»• ¿ Comprender el proceso. La tercera herramienta del trabajo es enten­
der el proceso de la evangelización eficaz en la vida del que busca. En
«■ •• •» 1 Tesalonicenses 2, Pablo les recuerda a los nuevos creyentes de aquella
ti-'
f e ciudad su amor por ellos: “Más bien, entre vosotros fuimos tiernos, como
£¿§5 la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos. Tanto es nuestro cariño
ccj para vosotros que nos parecía bien entregaros no solo el evangelio de
Dios sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos
muy amados... En esto, sabéis que fuimos para cada uno de vosotros
como el padre para sus propios hijos: Os exhortábamos, os animábamos
y os insistíamos en que anduvieseis como es digno de Dios, que os llama
a su propio reino y gloria” (vv. 7-13). Lo que vemos aquí es una relación
personal de Pablo con ellos de auténtico amor. Los apóstoles apro­
vecharon cada oportunidad para compartir el evangelio de Cristo con la
gente; pero lo hicieron con un interés genuino en su bienestar espiritual.
Ellos establecieron confianza en su trato con la gente al escuchar el llan­
to de su corazón, al igual que los padres al cuidar de sus hijos. Por eso
Pablo dice que al vivir en forma correcta y transparente ante los tesaloni­
censes, se ganó el derecho de ser escuchado. Él aprovechó la acogida que
había recibido de la gente y amablemente les presentó el mensaje de
Jesús. Como resultado, nació una nueva y gran iglesia. Se necesita esa
-/7 6 L ,
L
Característica 7
clase de amor audaz, pero también sensible a las necesidades de otros,
para alcanzar a esta generación.
El testimonio personal. La cuarta herramienta de la que disponen los
seguidores de Cristo es el testimonio personal. Mientras yo enseñaba un
curso de evangelización y discipulado hace unos años en la Universidad
Gordon, situada en la ciudad de Wenham, Massachusetts, pensé que sería
una buena práctica para los alumnos de la clase que compartieran su tes­
timonio personal con los compañeros. Cuando comenzamos, un joven se
ofreció para ser el primero en contar su relato. Después de 20 largos m i­
nutos por fin concluyó lo que quería decir. La reacción de la clase,
demostrada por su lenguaje corporal de indiferencia y aburrimiento, me
subrayó la importancia de enseñarles cómo compartir apropiadamente su
testimonio sin aburrir o frustrar a los oyentes. Quedamos tan absorbidos
por los detalles de nuestro relato que olvidamos el tiempo que tomamos
para describir cada detalle. Decidí esa noche que enfocaría parte de mi
enseñanza en ayudar a cada alumno a relatar únicamente los puntos
sobresalientes de su relato en un tiempo corto y en una forma atractiva
para el oyente, enfocando lo que Dios puede hacer si nos rendimos a su
cuidado amoroso.
Estoy convencido de que los testimonios más eficaces son aquellos
que son cortos, van al punto y están enfocados en Dios y no en los detalles
innecesarios. Los testimonios deben servir como punto de partida para un
diálogo posterior con el oyente; y no como una ocasión para relatar todos
los detalles que nos puedan parecer importantes. Vuelvo a decir que el
testimonio debe estimular al oyente por lo que escucha. “Las misericor­
dias de Jehovah recordaré, y las alabanzas de Jehovah, conforme a todo
lo que Jehovah nos ha recompensado, y a su gran bondad para con la casa
de Israel. Él nos ha recompensado según su misericordia y su gran com ­
pasión” (Isa. 63:7).
Un estilo preferido. La quinta herramienta de un testigo que ayuda a
cambiar vidas es la definición de un estilo preferido para compartir el
evangelio con otros. El profeta Jeremías describe con detalles vividos lo
que se siente cuando uno reprime el deseo de hablar la verdad: “Digo:
‘No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nom bre’. Pero hay en mi
corazón como un fuego ardiente, apresado en mis huesos. Me canso de
contenerlo y no puedo” (Jer. 20:9). Estas palabras expresan el sentir del
evangelista que tiene el deseo de compartir el evangelio pero no encuen­
tra la forma correcta de hacerlo. No todos estamos dotados como evan­
gelistas; sin embargo, todos somos llamados a trabajar en la evange­
lización.
 Un enfoque hacia afuera
La clave aquí es encontrar un método cómodo que encuadra con
nuestra personalidad y dones, y que permite que hagamos nuestra labor
evangelística en una forma natural. No todos podemos compartir el amor
de Dios de la misma forma. Tampoco el mundo no es lo suficientemente
monolítico como para ser alcanzado a través de un único método de evan-
gelismo. Para aquellos de nosotros que podemos confrontar a otros con
insistencia, necesitamos usar ese método. Para aquellos de nosotros que
estamos dotados para acercamos a otros por medio de las relaciones ínter-
personales, necesitamos ejercer nuestro don y guiar a otros al reino a
través de una amistad confiable y sincera. Para aquellos que tienen el don
de servir a otros, a ellos le debe ser dada la libertad para servir, de manera
que por los actos de bondad de estos ángeles de misericordia otros vean
a Jesús y elijan seguirlo. Para aquellos que saben utilizar la persuasión
intelectual, necesitamos darles la libertad para dialogar y debatir con
aquellos que son instruidos. Cualquiera que sea la mezcla de dones, per­
sonalidad o preferencia de estilo, permitámosle a cada uno ser lo que Dios
desea sin hacer comparaciones perjudiciales, o sin mostrar envidia o per­
mitir discordia.
El evangelio. La sexta herramienta a utilizarse es el mensaje mismo
del evangelio. La labor sagrada de la evangelización y el discipulado no
tendría significado sin la historia redentora de Dios. En todo esfuerzo de
evangelización hay que llegar al punto donde verbalizamos el mensaje.
La iglesia primitiva nos da un fascinante ejemplo de la importancia del
mensaje verbal del evangelio (vea Hech. 5:20, 21; 22:14, 15). Sabemos
que la fe viene por oír el mensaje (Rom. 10:17). Es de nuestra incumben­
cia compartir el mensaje de las Buenas Nuevas con otros. “¿Cómo, pues,
invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de
quien no han oído? ¿ Y cómo oirán sin haber quién les predique ? ¿Y cómo
predicarán sin que sean enviados? Como está escrito: ‘¡Cuán hermosos
son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas!” ’
(Rom. 10:14, 15, cursivas añadidas). Hoy en día hay un sin fin de recur­
sos disponibles para aprender cómo dar una concisa presentación del
evangelio. Yo recomiendo estudiar diferentes maneras para presentar el
evangelio, como por ejemplo las que se enseñan en los materiales para
Operación Multiplicación: Un llamado al gozo y Un llamado al cre­
cimiento, porBilly Hanks, h., publicados por la Editorial Mundo Hispano.
La iglesia, el cuerpo de Cristo. La séptima herramienta que debemos
usar es darle importancia a la naturaleza fortificante de la iglesia, el cuer­
po de Cristo. Dios no nos llamó a desempeñar esta labor por nosotros
mismos. ¡Colaboremos juntos en realizarlo! Nuestra identidad en Cristo
— ------------------------------------------------- ______________________________________
Característica 7
no se da por un nacimiento natural, sino por la acción de Dios. Por con­
siguiente, como sus hijos nos necesitamos mutuamente para sobrevivir en
este mundo y para ser parte de la tarea de añadir a otros a la familia. En
Hechos 2 se nos dice que los primeros creyentes se dedicaron a enseñar,
tener comunión entre ellos, compartir el pan, orar, tener una vida en
comunidad, alabar a Dios, y a ser testigos de la expansión diaria de “aque­
llos que habían de ser salvos” (v. 47). Al trabajar juntos hombro a hom­
bro en unidad, la labor del evangelio fue fructífera y las personas que
creyeron en Cristo fueron multiplicándose. Cuando elegimos trabajar en
unidad, entonces, el resultado de nuestro esfuerzo será una saludable y
vibrante comunidad de creyentes, entretejida por el amor de Dios el
Padre. Él anhela ver a sus hijos unidos: “...para que sean perfectamente
unidos; para que el mundo conozca que tú me has enviado y que los has
amado como también a mí me has amado” (Juan 17:23).
Lo que no podemos hacer solos, lo podemos hacer juntos. La congre­
gación de la Capilla Bíblica Groton (Groton Bible Chapel), en la ciudad
de Groton, Connecticut, ha vivido estos principios y ha experimentado un
tremendo crecimiento durante los últimos 30 años, en gran parte debido
al esfuerzo evangelístico creativo que han llevado a cabo como congre­
gación. Ellos tienen una columna en la página religiosa del periódico
local que se distribuye los sábados en la noche. También transmiten su
culto matutino del domingo a través de un canal local de cable; participan
cada año con una carroza en el desfile del día de la Independencia; insta­
lan un puesto en la feria anual del condado; auspician banquetes con fines
evangelísticos en el comedor del colegio de la comunidad o en algún
restaurante; inician programas comunitarios para la juventud; tienen un
coro que canta en la Navidad en el centro comercial de la localidad; y
patrocinan estudios bíblicos evangelísticos en los hogares de sus miem­
bros. ¡Qué emocionante ver cómo Dios ha bendecido los esfuerzos de
esta congregación a través de los años!
Avanzar más allá del contacto inicial
El próximo círculo concéntrico de interés en este tema incluye a
aquellos menos afortunados, que viven en comunidades donde la caren­
cia de relaciones interpersonales y del poder adquisitivo habitan juntos.
Me refiero a la preocupación de la iglesia por el bienestar social de otros.
Esta preocupación sirve para construir puentes hacia los marginados y
pobres de la ciudad y hacia los diversos grupos étnicos minoritarios, que
son espiritual, emocional y físicamente descuidados. Esta clase de minis-
Un enfoque hacia afuera
terio incluye comedores para los pobres, centros de rescate del alcoholis­
mo, y ministerios en las calles y plazas especialmente para niños y
jóvenes. También incluye ministerios en las cárceles, con personas
minusválidas, con jóvenes delincuentes, con los drogadictos, con los sor­
dos y con los ancianos que viven en albergues, asilos o centros de reha­
bilitación.
Mi corazón se conmueve por aquellos que viven muy cerca en mi ciu­
dad y, sin embargo, tienen recursos limitados. La iglesia sana es aquella
que se extiende hacia “los más pequeños” (léase los más indefensos) con
una verdadera identificación, con compasión, amor y servicio.
Una de estas personas es Marcos, un hombre que hace algunos años
entró a uno de los centros de rehabilitación del Ejército de Salvación, en
la ciudad de Lynn, Massachusetts. Luego de asistir a uno de los cultos
matutinos, quedó encantado y regresó el domingo siguiente. Cuando el
capitán Stoops saludó a Marcos por su nombre, él quedó tan impresiona­
do que al momento decidió que era ahí donde quería estar.
En las semanas siguientes llegó a poner su fe en Cristo, aceptándolo
como Señor durante uno de los cultos, e inició su participación activa en
la vida de la iglesia. Ahora Marcos es la persona que saluda a todas las
personas que llegan al salón de la Unidad Lynn para los cultos de los
domingos. Además, sirve en el Ejército de Salvación tiempo completo
siendo un eslabón clave entre la iglesia y la comunidad. En las propias
palabras de Marcos, “me quedé en la iglesia por la sencilla razón de que
alguien se acordó de mi nombre”. Su nombre ahora está permanente­
mente grabado en el libro de la vida.
Cuando Jesús fue cuestionado por un “experto en la ley” sobre cómo
alcanzar la vida eterna, Jesús no solamente lo amonestó a amar al Señor
con todo su corazón y con toda su mente sino a amar a su prójimo como
a sí mismo (Luc. 10:25-28). Él continuó indagando con la pregunta: ¿Y
quién es mi prójimo? Jesús le contestó con la parábola del Buen Sama-
ritano. Este es el llamado de Cristo a un ministerio basado en la miseri­
cordia; un llamado que todos debemos seguir en nuestra vida personal y
en nuestra iglesia.
Claire Sullivan, del Centro Evangelístico Emanuel, es directora de un
ministerio que se llama “Luz de las Estrellas”. Para muchas personas y
familias de la ciudad de Boston ella ha sido por años una “buena samari-
tana”. En uno de sus recientes boletines de noticias, Claire compartió la
historia de una mujer de 56 años que se crió en el extremo sur de la ciu­
dad de Boston. En un tiempo fue Contadora Pública certificada, pero a los
40 años de edad empezó a tomar. Tiene hijos varones mayores, a los que
Característica 7
había llevado a la iglesia los domingos. Con el pasar de los años las gol­
pizas violentas de su marido la convirtieron en víctima y su escape fue la
bebida, hasta que terminó siendo alcohólica y viviendo en las calles de
Boston.
Claire relata como un día encontró a esta mujer tirada en el piso cerca
de un cajero automático con una herida en la espalda de por lo menos
40 centímetros, sangrando profusamente. Nadie se había acercado para
socorrerla, ni siquiera para preguntar si necesitaba algo. Nadie quería
involucrarse, ni siquiera para llamar al servicio de emergencia. Cuando
Claire la encontró, en seguida ella buscó ayuda y se quedó acompañán­
dola hasta que el personal médico atendió sus heridas.
Claire dice que el cajero automático es un símbolo de nuestros días.
Obtenemos dinero en segundos de estas máquinas porque estamos dema­
siado ocupados para entrar al banco durante las horas hábiles. Ella dice:
“Tal vez en lugar de llamarse un ‘cajero automático’ debería llamarse
‘demasiado ocupado en este momento’. En este momento estoy demasia­
do ocupado como para depositar una moneda en el teléfono público y
marcar el número de emergencia”. Claire está preocupada porque nuestra
sociedad elude al pobre, descarta al no nacido, abandona a los ancianos y
descuida a los niños, todo porque “en este momento estoy muy ocupado”.
Cabe la pregunta: ¿Están las personas de su congregación tan ocu­
padas que no pueden ser buenos samaritanos para con aquellos en necesi­
dad que están afuera del círculo normal de contacto? En la ciudad de
Portland, Maine, hay una entidad que se llama The Root Cellar. Es un
ministerio tipo buen samaritano que está ubicado en uno de los barrios
blancos más pobres de los Estados Unidos de América. Cada día del año
movilizan a creyentes de las iglesias de la zona para servir a los niños y
a las familias de este barrio a través de programas de apoyo. Sus recursos
son limitados, pero aquellos que están involucrados no solamente creen
en la misión de Root Cellar sino que invierten su tiempo y talentos en una
gran diversidad de programas. Estos ministerios funcionan después de las
horas de clases en las escuelas y están diseñados para ayudar a los niños
del vecindario y a sus familias.
El hecho de involucramos en este tipo de ministerios hacia afuera nos
sensibiliza a lo que siente Dios por los maltratados y descuidados de
nuestra sociedad. Su corazón está desgarrado por el increíble número de
personas que viven con grandes necesidades. Él quiere que seamos sus
brazos y manos para alcanzar en forma tangible a otros y ofrecerles un
vaso con agua en el nombre de Jesús. ¿Hasta dónde están involucradas las
familias de nuestra iglesia en este tipo de ministerio de ser buenos sama-
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Un enfoque hacia afuera
rítanos? ¿O están satisfechas meramente con enviar de vez en cuando un
donativo de comida, ropa usada o dinero? Necesitamos personas en nues­
tra congregación que estén dispuestas a ser abogados defensores de los
pobres que están a nuestro alcance. ¿Qué de usted? ¿Está dispuesto a
involucrarse en formas prácticas de amar a su prójimo?
¡Hasta que todo el mundo conozca!
Cuando Sol Vedrine llegó a Nueva Inglaterra a fines de 1972 con su
título en leyes de la Universidad Estatal de Haití, había apenas dos igle­
sias haitianas en toda la zona de Nueva Inglaterra. Ahora hay 75 iglesias
haitianas bien establecidas desde la ciudad de M anchester, New
Hampshire, en el norte, hasta la ciudad de Hartford, Connecticut, en el
sur. La función que desempeña Sol como enlace entre las iglesias que for­
man parte de la asociación de ministerios haitianos en nuestra región ha
sido un factor importante en el éxito que estas iglesias han tenido.
Además de sus agresivos esfuerzos por organizar iglesias haitianas
durante los últimos 25 años, Sol y su iglesia se han involucrado en un
ministerio eficaz en su tierra natal de Haití y con la comunidad haitiana
en las Bahamas, donde él y otros líderes de Nueva Inglaterra dirigen
cruzadas evangelísticas anuales. Su equipo también lleva a cabo ministe­
rios con la juventud, participa en proyectos médicos y ayuda a estimular
la formación de pequeñas empresas en estos dos países.
Sol Vedrine es pastor de la Iglesia Bautista Misionera de Boston
(Boston Missionary Baptist Church), la cual ha servido como iglesia
madre para otras cuatro iglesias haitianas. Él informa: “Hay importantes
comunidades haitianas en 15 diferentes países. No podemos enfocamos
solamente en que los haitianos procuren establecerse económicamente.
Debemos desafiar a nuestras iglesias en esos países a tener una fuerte
visión misionera”. El pastor Vedrine está entusiasmado por el ímpetu
evangelístico que está tomando fuerza en los grupos de jóvenes y de adul­
tos jóvenes entre sus iglesias y por el número creciente de haitianos que
están capacitándose en institutos bíblicos y seminarios. La necesidad de
un liderazgo haitiano es abrumadora, especialmente porque las oportu­
nidades para participar en las misiones mundiales están aumentando cada
año.
Podemos aprender mucho sobre las misiones locales e internacionales
de personas como Sol Vedrine. Hace algunos años tuve el privilegio de ir
a Haití con un grupo de la iglesia de Sol; llevamos a cabo ministerios a
los niños y a las familias de esa tierra tan pobre y golpeada. Las necesi-
_________________________________
Característica 7
dades económicas en la comunidad internacional van en aumento cada
año. La iglesia cristiana tiene el mejor recurso para la transformación en
esos países por el mensaje de esperanza contenido en las Buenas Nuevas
de Cristo. La Gran Comisión es nuestro mandato de ir a todo el mundo y
predicar el evangelio. Hemos de ser sus testigos en Jerusalén, y en toda
Judea y Samaría, y hasta lo último de la tierra (Hech. 1:8).
¿Qué significa para nosotros que vayamos hasta lo último de la tierra
con el evangelio de Cristo? Mi querido amigo Paul Borthwick, un erudi­
to en el tema de las misiones mundiales, hace un llamado para que los
miembros de las iglesias cristianas se transformen en cristianos mun­
diales, “cuyo estilo de vida y obediencia sean compatibles, y acordes con
lo que Dios está haciendo y quiere hacer aún en nuestro mundo”. David
Bryant, el presidente de una organización llamada Concert o f Prayer
(Concierto de Oración), nos recuerda: “La meta de Dios no es encajar a
cada uno dentro de la Gran Comisión. ¡Su meta es encajar a la Gran
Comisión dentro de nosotros!”. El Pacto de Lausana desafía a toda la
iglesia a llevar todo el evangelio a todo el mundo. La AICM (Ayudando
a las Iglesias en su Compromiso hacia las Misiones) es una entidad que
anima a los cristianos a ser bifocales: a ver de cerca la evangelización y
el discipulado, y a ver lejos las misiones mundiales. Todos estos grupos
estimulan un sentido de urgencia hacia la tarea a mano: una tarea que
requiere que estemos completamente informados acerca de las necesi­
dades de este mundo; que seamos fervientes en oración en cuanto a los
esfuerzos misioneros; que nos involucremos en dar y en ir; que sacri­
fiquemos nuestra comodidad para llevar a cabo esta tarea tan necesaria.
Una iglesia que ha hecho todo esto es la Iglesia Comunitaria de la
Gracia (Grace Community Church), en la ciudad de Rochester, New
Hampshire. Cuando la gente de esta pequeña congregación escuchó de
labios de su pastor, Steve Poole, del apuro en que se encontraba una igle­
sia hermana en el país de Rumania, decidieron hacer algo más que orar.
Decidieron enviar una delegación de cuatro personas para evaluar las
necesidades e informar luego lo que la congregación de Bucarest quería.
Con esa información, la iglesia votó dar la ayuda que los hermanos
rumanos necesitaban.
John Ceuta, pastor de la iglesia en Bucarest, habló por su iglesia y le
pidió a la Iglesia Comunitaria de la Gracia que les ayudaran a construir
un edificio, estilo americano, en un lote de 15.000 metros cuadrados que
la iglesia rumana ya poseía. La iglesia Comunitaria de la Gracia en New
Hampshire ya había juntado $10.000 dólares para el proyecto. Cuando los
comerciantes de la comunidad y otras iglesias del área llegaron a saber
Un enfoque hacia afuera
del proyecto, aportaron dinero y materiales de construcción por una suma
de $42.000 dólares. El costo total de los materiales para el nuevo edificio
en Bucarest fue de más de $ 70.000 dólares, más los gastos de envío de
los materiales y los boletos aéreos de aquellos miembros de la iglesia que
participarían en la construcción. Habían formulado el plan para que el
templo se edificara en tres semanas. Considerando que el presupuesto
anual de la Iglesia Comunitaria de la Gracia era unos $150.000 dólares,
el proyecto de ayuda a la iglesias en Rumania se convirtió en una gran
aventura de fe “muy por encima del presupuesto”.
El nombre que se le dio a la iglesia en Rumania es Biserica Harul
Bucuresti, cuya traducción aproximada es “Iglesia Comunitaria de la
Gracia de Bucarest”, en honor a sus benefactores estadounidenses. Hoy
esta iglesia tiene una cooperativa de alimentos, un tienda de venta de ropa
usada y otros varios programas de ayuda social. Además el nuevo edifi­
cio provee un hermoso lugar de reuniones para la congregación en
Bucarest. “Yo quería que la gente viera y creyera que podíamos hacer
cosas mucho mayores que nuestras posibilidades, si dábamos un paso de
fe”, dice el pastor Poole. Un resultado interesante es que el proyecto de
edificación de la iglesia de Bucarest ha unido a las iglesias en Rochester,
New Hampshire. Las iglesias se han propuesto que cada año van a enviar
un equipo de trabajo de por lo menos seis hombres para emprender algún
proyecto de construcción en Rumania.
Se puede decir que esta es una iglesia con un programa visionario de
misiones. No pretenden conquistar al mundo, pero el pequeño rincón del
planeta que han elegido ha sido beneficiado y bien servido debido a su
fidelidad.
Un dólar por día puede salvar una vida
La foto de Alfredo Magandi está colgada sobre la pared encima de mi
escritorio en la oficina de mi casa. Cada día veo la cara despierta de este
guapo joven africano que nunca he conocido. Veo reflejado en sus ojos un
mundo de oportunidades y de necesidades. Mi corazón se dirige hacia él
mientras oro por él y entrego sus necesidades al Señor. Conozco a Alfredo
únicamente a través de esa foto que me fue entregada por la organización
Compassion International (Compasión Internacional), quienes me lo
enviaron cuando nuestra familia comenzó a patrocinar a Alfredo hace
algunos años.
Alfredo es un joven brillante que tiene un corazón para con Dios. Sus
cartas hacen un recuento de sus actividades diarias, su progreso en la
Característica 7
escuela y su interés por su familia y sus amigos. Él escribe cartas muy
sencillas; sin embargo, las guardamos en el álbum de recuerdos de nues­
tra familia. Nos hemos encariñado con este joven y le hemos expresado
nuestro afecto con regalos, por las oraciones y por cartas que le enviamos
cada mes. Es asombroso ver lo que un dólar por día puede hacer para sal­
var una vida.
Alfredo puede ser considerado “uno de estos pequeños” de los cuales
Jesús nos habla. Él vive en un país donde la pobreza abunda y donde las
necesidades espirituales son desesperantes. Las necesidades de los más
pobres entre los pobres de este mundo son abrumadoras. Cada vez que
miro un vídeo de Compassion International (Compasión Internacional),
World Relief (Ayuda Mundial) o World Vision (Visión Mundial), me
sobrecoge la emoción. Las lágrimas empiezan a correr a medida que veo
las fotos de cómo muchos niños y jóvenes, cientos de miles de ellos,
tienen que vivir cada día. Las caras hambrientas de los niños me apre­
mian. ¿Cómo podemos ignorar su trágica condición?
La iglesia sana ve las necesidades de los niños como Alfredo y hace
todo lo posible para aliviar las luchas que estos niños enfrentan cada día.
Como familia, sabíamos que no podíamos abordar todos los problemas de
los pobres alrededor del mundo. Pero sí podíamos interesamos en por lo
menos una vida y tratar de ofrecerle esperanza en el nombre de Jesús. Eso
es lo que tratamos de hacer con Alfredo. ¿Y qué de usted? Algunos de
entre nosotros podemos ofrecer en el nombre de Jesús un dólar por día
para salvar la vida de otro.
Cualquiera que haya tenido los recursos para comprar este libro está
en condiciones para ayudar a otro en necesidad. Hacer algo por día (lo
mínimo) por alguien es la mejor manera de comenzar un proyecto propio
de ayuda a otros. Una oración por alguien necesitado, un dólar al día para
un niño golpeado por la pobreza, un acto noble para un vecino que no es
muy agradable, una nota con palabras de ánimo para un amigo pasando
por momentos de tristeza, un regalo anónimo para alentar el espíritu de
otro, una palabra de afirmación para un colega, una llamada telefónica
para un familiar, un mensaje electrónico para un misionero. Así es como
se cambia al mundo, con un acto de bondad a la vez.
Señor, hazme un instrumento
Los individuos y las iglesias con un enfoque hacia afuera reflejarán el
corazón de Dios. Tener un corazón como el de Dios significa ser sacrifi­
cado, obediente y un buen mayordomo de los bienes propios. Esas per-
Un enfoque hacia afuera
sonas inundarán a otros con el gozo del Señor. Con creatividad se van a
extender hacia todo el mundo con el mensaje de esperanza en Jesucristo,
que cambia las vidas. Amarán a su prójimo como a sí mismos. Consi­
derarán las necesidades de otros como más importantes que las propias.
Morirán a sí mismos por amor a Dios y se preocuparán por el destino eter­
no de sus amigos. En cada cosa que hagan, se harán aceptos para la gente
que Dios ponga en sus vidas. ¿Es esta una descripción de su vida y del
ministerio de su iglesia?
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
Hazme aceptable a la gente que pongas en mi vida.
Donde haya odio, que siembre amor.
Donde haya desesperación, que ofrezca una palabra de reconfortante
paz.
Donde mi prójimo se sienta falto de amor, o sea descuidado o abusado,
que mis brazos abrazándolo con amor sean tus brazos también.
Donde haya relaciones interpersonales rotas, que sed yo tu instrumento
de perdón y reconciliación.
Donde haya vagabundos cansados y heridos en el camino de la vida, ayú­
dame a nunca pasarlos por alto, sino extender y ofrecer una mano de
ayuda.
Donde haya complacencia en mí o en mi iglesia para las necesidades de
otros, que sea yo tu vocero para llamar a todos a la acción.
Donde haya ciudades, estados, países y continentes que están sien­
do ignorados, que sea yo el defensor de sus causas, y considere en
oración las formas en que la familia de Dios pueda extenderse y
tocarlos para Cristo.
Las necesidades de este mundo son grandes y van en aumento.
Edifica dentro de tu pueblo lo mejor que tengamos para ofrecer de mane­
ra que tengamos una inquietud misionera en todo lo que hagamos.
Porque me deleito al servirte en este día y anhelo ver las formas en que
ha de rebosar en mí tu voluntad y guía para bien de este mundo y el
próximo.
Pido todo esto por amor a Dios y cada vida con quien he de cruzarme en
el camino, porque deseo ser tu instrumento de paz.
Por amor a Jesús. Amén.
Característica 7
Para la reflexión
La iglesia sana establece como prioridad la comunicación de la ver­
dad de Jesucristo y la demostración de su amor hacia aquellos que están
fie ra de la fe.
La iglesia que tiene un enfoque hacia afuera tendrá un sentido cre­
ciente de la importancia de extenderse a otros por medio de los ministe­
rios de la evangelización, la preocupación social y las misiones mun­
diales. Por tanto:
• Deliberadamente comunicará el mensaje de Cristo en formas
culturalmente pertinentes para aquellos que están fuera de la fami­
lia de Dios.
• Se comprometerá a pasarle la fe a la siguiente generación.
• Demostrará al mundo, a través de actos de amor, justicia y miseri­
cordia, que “Dios se hizo carne”.
• Dará la bienvenida a toda la gente nueva en las diferentes etapas
de su jom ada espiritual:
los no creyentes que buscan la verdad
los que se han convertido recientemente
los cristianos nuevos llenos de entusiasmo
los creyentes con preguntas, dudas y luchas
los que edifican activamente el reino de Dios
los cristianos mayores y más sabios
• Experimentará continuamente para encontrar los medios más efi­
caces de comunicar el evangelio a los no creyentes de la familia, al
vecindario, y a la comunidad en el sentido más amplio.
• Desarrollará una estrategia para crear una conciencia global y for­
mas de participar en las misiones mundiales.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había
perdido.
Lucas 19:10
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “ más importante”) coloque en orden cada una de las decla­
raciones antes mencionadas al contestar las preguntas: ¿Cuán im-
Un enfoque hacia afuera

portante es esta declaración para la salud de nuestra iglesia? ¿Cuán

alto valoramos un enfoque hacia afuera?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“muy eficaz”) coloque en orden cada una de las declaraciones antes
mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán eficientes somos co­
mo equipo de liderazgo al inculcar estos valores en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Dónde queremos estar en esta carac­
terística de un enfoque hacia afuera en el próximo año? ¿O en los
próximos dos?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
____________ 9 ----------------------------

a su equipo de liderazgo: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde quere­

mos en el enfoque hacia afuera el próximo año? Característica 8
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy
bajo” y el 10 “muy alto”,) coloque en orden cuán bien piensa usted
que su iglesia está mostrando esta séptima característica, es decir, La administración sabia
de una iglesia sana con un enfoque hacia afuera.
y la autoridad responsable
La iglesia sana utiliza sus instalaciones, equipos y estruc­
turas a fin de proveer el máximo apoyo para el crecimiento y el
desarrollo de sus ministerios.
Así que, si con las riquezas injustas no fuisteis fíeles, ¿quién
os confiará lo verdadero?
Lucas 16:11
En muchas iglesias el administrador más hábil puede que no sea el
pastor titular, sino alguien a quien Dios haya dotado y capacitado para esa
función. La tarea del pastor es encontrar a esa persona (o personas), en
lugar de tratar él mismo de aprender a hacer ese trabajo.
“Francamente, no debemos esperar que los pastores sean buenos
administradores”, dice Robert Ludwig, el nuevo vicepresidente ejecutivo
de Visión Nueva Inglaterra y ex pastor de la Capilla de la Gracia en la
ciudad de Lexington, Massachusctts. “El seminario no los capacita para
la administración, y solo unos pocos tienen experiencia o el don para ello.
Es por esto que muchas iglesias sufren por no tener una administración
sabia”.
El hecho de ceder las tarcas administrativas a otra persona, sin embar­
go, aún en una iglesia pequeña, puede ser una decisión difícil para el
pastor.

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I 1
La administración sabia y la autoridad responsable
Ludwig continua diciendo: “El mayor temor del pastor es tener a un
administrador a quien él no pueda controlar. Muchos pastores sienten que
el elemento de control es lo más importante. En alguna ocasión en su
experiencia pastoral, ellos le entregaron las tareas administrativas a otro,
y esa persona falló en su encargo. En tanto, el pastor dice: ‘Sencillamente,
no puedo confiar en nadie para hacer correctamente esta tarea’ ”.
¿Cuál es la solución? Esta se encuentra en la selección cuidadosa,
guiada por el Espíritu Santo, de un administrador que tenga la misma
visión y compromiso con el Señor y con la iglesia que tiene el pastor. Es
vital que exista una buena relación entre el pastor y el administrador.
“Tanto el pastor como el administrador necesitan reconocer que Dios
les ha dado diferentes habilidades y que ellos deben respetarse mutua­
mente en base a esos dones y habilidades”, dice Ludwig. “Además, ellos
deben simpatizar mutuamente, no solamente tolerarse”.
Así como en el mundo de los negocios, puede ser que la primera per­
sona que se contrate como administrador no de resultado. Esto no es un
error fatal porque el proceso de aprendizaje puede haber sido importante,
y lo que se aprendió puede ser aplicado a la segunda persona contratada
para esta tarea.
“No significa tampoco que esta persona no vaya a cometer errores,
pues todos nosotros cometemos errores. Pero cuando la visión del admi­
nistrador es igual a la del pastor, y cuando hay compromiso y capacidad,
los errores se vuelven escalones para lograr mayor unidad y éxito”, dice
Ludwig.
Si hay habilidades complementarias y si existe una buena relación
interpersonal, el administrador puede aliviarle al pastor muchos dolores
de cabeza, mientras que, a la vez, él trabaja en lo que Dios le ha dotado
para hacer.
Cabe la pregunta, entonces: ¿Qué clase de persona debería ser con­
siderada para las responsabilidades administrativas? “Como administra­
dor de una iglesia pequeña no se necesita a un vicepresidente de una
empresa importante. Un ama de casa que haya desarrollado sus habili­
dades administrativas llevando adelante a su hogar con tres o cuatro
niños, muy bien podría ser capaz de hacer el trabajo, en un horario de
tiempo parcial. Una iglesia mediana podría tener a un ingeniero que haya
tenido a su cargo grupos de trabajo, o a un hombre de negocios que ahora
está jubilado”, sugiere Ludwig. “Hay mucho más talento disponible en la
iglesia de lo que la mayoría supone”.
La situación es bastante diferente en una iglesia grande, donde puede
haber un pastor administrativo que se le designa como pastor ejecutivo
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Característica 8
(siendo, quizá, presidente del equipo ministerial), y donde todo el per­
sonal responde a él y no al pastor principal. En esta estructura, es vital que
haya buenas relaciones interpersonales entre los miembros del equipo.
“En mis conversaciones con muchos pastores a lo largo del país,
encontré que muchos de ellos preferían ser responsable a un pastor eje­
cutivo, debido a que este era más eficiente administrador de las personas
y de los programas, mientras que el pastor principal era más eficiente en
el pulpito y/o como consejero”, revela Ludwig. “Ahora, si el pastor prin­
cipal es también un hábil administrador, entonces un pastor ejecutivo es
innecesario por considerase solamente como una complicación burocráti­
ca”.
Lo que muchas congregaciones consideran una administración defi­
ciente podría ser solamente una falta de comunicación. “Frecuentemente
las personas sentadas en los bancos consideran que las decisiones rela­
cionadas con la iglesia son muy arbitrarias. Algunas veces ellos creen que
hay mucho favoritismo. Para poder cambiar esos sentimientos, el admi­
nistrador necesita demostrar que ha tomado en consideración todos los
puntos de vista. Eso significa establecer oportunidades para escuchar lo
que los miembros opinan”, dice Ludwig. “El debe ser capaz de decir: ‘No
puedo garantizar que lo que usted me está pidiendo se hará, pero llevaré
su inquietud a la junta o al comité correspondiente’. La gente necesita
saber que las personas encargadas de la administración están tratando de
ser justas”.
Una administración sabia no debería ser una prerrogativa meramente
del mundo de los negocios. La iglesia primitiva reconoció esto, y por lo
tanto las iglesias de hoy día deben practicarlo también. Pero al igual como
en la iglesia primitiva donde los apóstoles se separaron de las respon­
sabilidades administrativas, los pastores de hoy necesitan reconocer cuan­
do ellos no están dotados con los dones de la administración. Dios
proveerá a alguien de la congregación que lo pueda hacer.
La agenda administrativa
Las tareas de una administración sabia en la iglesia local son variadas
y requieren que aquellos asignados para supervisar esta área del ministe­
rio le den una atención continua. Los administradores son cruciales para
el éxito de la iglesia y deben ser tratados como participantes vitales en
relación con todos los ministerios. De hecho, no deben ser tratados como
ciudadanos de segunda clase, mandaderos, o personas a quienes se les
puede asignar tareas que otros miembros de la congregación consideran
La administración sabia y la autoridad responsable
desagradables. A través de los años he observado que la mayoría de las
personas que se dan a sí mismos en bien de las tareas administrativas a
menudo son tratados con menosprecio por otros líderes, y por el pro­
medio de los miembros de la congregación. Esto es inaceptable en una
iglesia sana. Ellos deben ser afirmados y apreciados por los dones que le
ofrecen al ministerio y deben ser incluidos en la planificación de los
elementos más importantes en relación con la administración.
¿Cuáles son los elementos que deben estar presentes en el temario
administrativo de una iglesia saludable? Primero, se requiere una planifi­
cación estratégica en relación con la comprensión de lo que es el llama­
do de Dios para la iglesia local. Segundo, se deben establecer metas para
cada departamento y para cada persona que es asignada para dirigir las
diferentes áreas de ministerio. Tercero, se deben establecer estructuras de
responsabilidad (formas de rendir cuentas unos a otros), designadas para
ayudar a cada persona a mantener la mira en el blanco del cumplimiento
de la voluntad de Dios en cuanto a su ministerio específico. Cuarto, se
debe definir un método de valoración y evaluación que define el valor
que se da a las relaciones interpersonales y a la eficiencia en el trabajo.
Quinto, se deben planificar cambios en la administración para asegurar
que se mantenga al ministerio moviéndose hacia adelante con eficacia
para que haya resultados duraderos y de largo alcance en la iglesia, en la
comunidad, y alrededor del mundo, a pesar de los inevitables cambios
que ocurrirán. Abordemos estos temas uno por uno.
1. La planificación estratégica
Para iniciar un proceso eficaz de planificación estratégica, los líderes
de la iglesia necesitan calzarse con los zapatos del médico, quien debe
diagnosticar a su paciente. Diagnosticar las realidades actuales de su
ministerio puede requerir de un casco, ¡de manera que los escombros que
caigan en el proceso no lo vayan a golpear! El diagnóstico es el examen
y análisis cuidadoso de los hechos que necesitan ser entendidos o expli­
cados en relación a la condición actual. Algunos en el mundo de los
negocios han definido el proceso del diagnóstico con las siglas FDOA
(Fortalezas, Debilidades, Oportunidades, Amenazas).
Si usted realizara un análisis FDOA en su iglesia, ¿qué cree que des­
cubriría? Le propongo que lo haga en su próxima reunión o retiro del
equipo de liderazgo. Será fascinante revisar los resultados. ¿Cuáles son
sus fortalezas y sus debilidades actuales? ¿Cuáles son las oportunidades
ministeriales que están por delante? ¿Qué factores están amenazando su
Característica 8
éxito actual y potencialmente los resultados del futuro? En Visión Nueva
Inglaterra hemos realizado este ejercicio varias veces, tanto con la junta
de directores como con los miembros del personal. Siempre quedo asom­
brado del análisis que generan estas preguntas. Según Max De Pree, la
primera responsabilidad de todo gran líder es “definir la realidad. La últi­
ma responsabilidad es decir gracias. Entre las dos, el líder debe conver­
tirse en un siervo y en un deudor. Esto resume el progreso de un líder
capaz”. Yo no podría estar más de acuerdo. Debemos ser capaces de
abrazar nuestras realidades actuales si es que hemos de pensar más allá de
ellas y planear un futuro emocionante.
Un buen diagnosticador también analiza la condición del corazón y la
vida de aquellos que están en el liderazgo y de aquellos dentro de la con­
gregación. ¿Cómo está su vida devocional y sus hábitos de oración?
¿Cómo está manifestando su amor por Dios en sus actitudes y conductas?
Un diagnóstico eficaz incluye un análisis de los cargos y responsabili­
dades actuales como líderes: ¿Cuán profunda es la dedicación de cada
uno de los líderes hacia la iglesia? ¿Cuáles son sus anhelos en cuanto al
fiel cumplimiento de su llamado de servir a la iglesia? Este análisis
incluye el hecho de valorar la condición de nuestras relaciones interper­
sonales: ¿Nos estamos ayudando unos a otros en todos los aspectos de
necesidad personal? ¿Nos estamos comunicando eficazmente y resolvien­
do cada conflicto que se presenta? ¿Cómo están nuestras relaciones inter­
personales dentro de la congregación? Diagnosticar nuestras actuales
realidades también incluye una mirada profunda al ministerio de cada
departamento. Tomando cada uno por separado hay que preguntar:
¿Cómo van las cosas en cada nivel del ministerio? Cuando se les plantea
estas preguntas a los líderes de la congregación, es asombroso lo que se
puede descubrir.
Cuando uno toma el papel de diagnosticador significa que se toma el
trabajo de conocer la condición actual por medio de la identificación y la
especificación de los hechos que definen esa realidad. Un buen diagnos­
ticador examina la posible raíz del asunto o los síntomas que explican los
resultados de su examen. AI identificarse con las realidades que uno
enfrenta, el equipo de liderazgo puede concentrar esfuerzos y establecer
metas y planes que estén condicionados por la situación específica. Es
importante también que todos los que diagnostican se comuniquen cons­
tantemente durante el proceso y busquen consejo sabio dentro y fuera de
la iglesia, de manera que se logre una imagen realista. Al actuar en un
espíritu de oración, el equipo de liderazgo puede remediar problemas que
se presentan al mismo tiempo que siguen planeando para el futuro. Hacer
La administración sabia y la autoridad responsable
un diagnóstico de la condición de la iglesia es el mejor lugar de inicio en
el proceso de planeamiento estratégico debido a que destapa las áreas que
necesitan la mayor atención y revela las mejores oportunidades para
servir a corto y a largo plazo.
Muchas iglesias no están dispuestas a dar este primer y esencial paso
en el proceso de planeamiento estratégico. Pero a menos que usted lo
haga, estará planeando para el futuro al vacío, falto de una comprensión
correcta de quién es usted hoy y qué potencial tiene para crecer y tener
una iglesia sana en el futuro. Este tipo de diagnóstico es especialmente
esencial para la iglesia en el siglo XXI.
No solamente hay nuevas realidades que se presentan dentro de la
congregación, sino que también el mundo en el que vivimos está lleno de
cuestiones que impactan nuestra habilidad de guiar a la iglesia a través del
nuevo milenio. Hay cambios climáticos en el planeta, cambios demográ­
ficos, nuevas tecnologías, cambios en el gobierno, y cambios en los valo­
res tradicionales, para mencionar algunos solamente. Hay otras realidades
como el pluralismo, las nuevas realidades económicas donde el rico se
hace más rico y el pobre más pobre, la desintegración de la familia, la
agitación de la sociedad y el crecimiento de la hostilidad entre los grupos
étnicos y dentro de los vecindarios.
Cuando la Iglesia Comunitaria Walnut Hill (Walnut Hill Community
Church), en la ciudad de Bethel, Connecticut, había finalizado su eva­
luación interna como parte de una iniciativa nueva de planificación
estratégica, decidieron investigar sobre su medio ambiente. Con el pro­
pósito de ampliar su conocimiento, escuchar opiniones y discutir el tema,
reunieron en dos sábados a 25 miembros de la iglesia que representaban
todas las edades, desde los jóvenes de la escuela secundaria hasta los de
la tercera edad, y que también representaban una variedad de ocupa­
ciones.
Para la primera sesión, que duraba todo el día, invitaron a cinco
representantes de la comunidad. Se le dio a cada uno veinte minutos para
exponer su punto de vista sobre elementos que pudieran afectar a la
iglesia y su ministerio. Luego se les dio diez minutos a cada uno para
contestar preguntas y dialogar con las personas presentes. Hicieron pre­
sentaciones el presidente de la junta de una de las escuelas, el gerente de
uno de los bancos, el vicepresidente de la United Way (una organización
de apoyo social), un representante del Estado y el vicepresidente de
comunicaciones de Visión Nueva Inglaterra, quien representaba el cuadro
religioso más amplio de Nueva Inglaterra. Después de la comida, el grupo
se reunió nuevamente para dialogar sobre lo que habían escuchado y para
Característica 8
relacionarse más con los representantes que se habían quedado para la
sesión de la tarde. Luego se dividieron en grupos para discutir aspectos
específicos.
Dos semanas más tarde, el grupo se reunió nuevamente para hacer un
análisis más detallado de la información que habían recibido en el primer
encuentro, haciendo un gráfico que pegaron en la pared en relación con
la iglesia. Luego se formaron en grupos para elaborar una planificación
estratégica para la iglesia utilizando la información recibida. Este trabajo
de los grupos fue luego presentado a la junta de ancianos para que
tomaran pasos específicos. En su totalidad fue una experiencia producti­
va para la iglesia que tuvo efectos positivos en su proceso de planifi­
cación.
Hay otras realidades que existen dentro de las paredes de la iglesia
que la comunidad cristiana debe enfrentar. Tenemos un índice elevado de
“analfabetismo bíblico” en las personas sentadas en los bancos. Somos
adictos a cierta clase de consumismo, por la que compramos libros cris­
tianos que nunca leemos y asistimos a eventos solamente para llevar a
casa tantas chucherías religiosas como sea posible. Estamos luchando a
nivel local con la intrusión de ministerios a distancia que llaman nuestra
atención y buscan nuestro respaldo económico. ¿Qué diríamos de la
movilidad de las personas que van de congregación a congregación o
del movimiento antiinstitucional que afecta las actitudes de nuestros
miembros? Además, existe una creciente polarización de las comunidades
religiosas, donde los cristianos de extrema derecha y los cristianos más
moderados pelean entre sí acerca de la correcta respuesta “cristiana”
hacia los temas actuales.
Agreguémosle a todo esto los cambios que estamos experimentando
en las formas de realizar el ministerio en la iglesia local. Poco a poco nos
estamos alejando de un enfoque de ministerio hacia afuera y estamos
volviendo nuestra atención hacia adentro. Nos hemos alejado de la prio­
ridad de ayudar a la gente en su desarrollo personal y nos limitamos a
darle información. Estamos descubriendo que en lugar de centralizar
nuestras actividades en edificios y propiedades estamos siendo condi­
cionados y dirigidos por la tecnología. Ya no podemos mantener una
identidad cultural monolítica, sino que necesitamos considerar los diver­
sos enfoques culturales para servir adecuadamente a las necesidades
multidimensionales de la iglesia. Estamos viendo un cambio de enfoque
en cuanto al liderazgo piramidal, desde arriba hacia abajo; en su lugar se
está introduciendo un nuevo paradigma tipo sociedad donde existe una
igualdad entre el equipo ministerial y los laicos. Las iglesias indepen-
 La administración sabia y la autoridad responsable
dientes van reconociendo que no pueden hacer su labor a solas, y dado
que no pueden llegar a ser superiglesias, están obligadas a considerar for­
mas de trabajo que son interdependientes.
Y como si todo esto no representara más cambios de los que quere­
mos, también tenemos que reconocer que los pastores mismos enfrentan
nuevas realidades. Hace 50 años las demandas sobre el pastor eran mucho
más sencillas. Eran llamados a predicar y a enseñar la Biblia, a asistir a
los enfermos y a los angustiados, a estar listos para cualquier ayuda de
emergencia, a tener habilidades básicas en cuanto al manejo de las finan­
zas y a pastorear al pueblo a través de todas las etapas de la vida. Hoy las
expectativas sobrepasan nuestras capacidades. Las crecientes necesidades
de las congregaciones de hoy requieren siervos de Cristo con múltiples
talentos: excelentes comunicadores; psicoterapeutas entrenados; teólogos
y filósofos que puedan tratar con altura intelectual todos los asuntos
erra pertinentes del día; personas con la habilidad de servir como líderes de
grupos pequeños; de ser asistentes sociales para resolver casos especí­
ficos de la vida real que se presentan cada semana; que sean magos
financieros y hábiles recaudadores de fondos; que tengan la habilidad de
C i ' t
cautivar a la mente secular de aquellos que están fuera de la iglesia y
persuadirlas con el evangelio; que sirvan como estrategas con miras al
futuro; que sepan manejar toda la organización de los diversos programas
C
que se ofrecen en la iglesia; y que al mismo tiempo tengan un matrimo­
nio ejemplar y dos (o más) maravillosos y talentosos hijos.
S~! Las nuevas realidades de nuestra sociedad y la compleja situación
esa de la iglesia son desconcertantes. Pero una vez que usted haya realizado
*s?a* el ejercicio de evaluación y haya definido sus realidades como congrega­
ción, es tiempo de comenzar a soñar acerca del futuro. Uno debe resistir
la tentación de saltarse por sobre este primer paso de hacer un diagnósti­
co de las realidades por querer adelantarse a la etapa de planificación. La
autoevaluación puede doler, pero es necesaria.
El proceso de planificación estratégica
En medio de un tiempo crítico de mi vida personal y de mi ministe­
rio en Visión Nueva Inglaterra, Dios me consoló a través de unas palabras
sencillas y muy conocidas, pero llenas de profundas verdades. Se encuen­
tran en Jeremías 29:11-13: “Porque yo sé los planes que tengo acerca de
vosotros, dice Jehovah, planes de bienestar y no de mal, para daros por­
venir y esperanza. Entonces me invocaréis. Vendréis y oraréis a mí, y yo
os escucharé. Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis con todo
Característica 8
vuestro corazón”. Era reconfortante recordar que Dios permanece sobera­
namente en control y se deleita en revelarle su voluntad a su pueblo cuan­
do nos tomamos el tiempo para detener el torbellino de actividades que
nos consume, y escuchar de él su voluntad para nosotros.
Hay otro pasaje maravilloso sobre el cual debemos reflexionar al
comenzar el proceso de definir la visión de establecer las prioridades para
la iglesia. El pasaje es Proverbios 3:5-8:
Confía en Jehovah con todo tu corazón,
y no te apoyes en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus sendas.
No seas sabio en tu propia opinión:
Teme a Jehovah y apártate del mal,
porque será medicina para tu carne
y refrigerio para tus huesos.
Confíe en él para que aclare sus sendas. No se apoye en su propia
inteligencia. Ore para que Dios le revele sus caminos. Espere con antici­
pación la salud que Dios traerá a la iglesia y nútrase espiritualmente en
preparación para el ministerio que resultará.
Pensar y planear estratégicamente nos ayudará a lograr una iglesia
cristocéntrica al buscar la integración de la voluntad de Dios, la singula­
ridad de nuestra propia iglesia, y las responsabilidades como líderes. La
planificación estratégica coloca los rieles en un modo sistemático, de
manera que el tren en el que vamos viajando juntos no se descarrile y
caiga en la cuneta. Identifica lo que las personas deben hacer juntas como
iglesia, cómo deben vivir la estrategia, cuándo se quiere lograr las metas
establecidas, dónde enfocarán las energías; por qué y con quién se lle­
varán a cabo las tareas que tienen por delante. La planificación integra
una comprensión más clara del ministerio pasado con las realidades pre­
sentes y con un futuro anticipado que se espera con emoción.
Por otra parte, el proceso del planificación estratégica ayuda a cada
iglesia y a cada líder a identificar el tiempo preciso en que se deben hacer
las cosas, y la forma correcta para llevarlas a cabo. El proceso va edifi­
cando un sentido de unidad entre todos los participantes en cada paso
de la discusión. Refuerza la necesidad de ser previsores en lugar de ser
reaccionarios en el desempeño de los ministerios. Aumenta la eficacia en
cuanto a la utilización del tiempo, los recursos, y la coordinación y comu­
nicación dentro del equipo de liderazgo. Finalmente, ayuda a medir la
-X&21
La administración sabia y la autoridad responsable
efectividad del trabajo partiendo de la misma base en cuanto al creci­
miento numérico y en cuanto a los objetivos que se quieren alcanzar.
Este proceso es vivificante para todos aquellos que estén involucra­
dos. Al responder en forma positiva al ejercicio de una planificación
estratégica, todos aprenden juntos a través de los diversos procesos.
Estos incluyen estudios bíblicos, oración, nuevas formas de pensar en
cuanto a la estrategia, investigación y discusión, todo con la finalidad de
descubrir lo que Dios quiere que la iglesia local llegue a ser, a medida que
se busca salud y vitalidad en los ministerios. En este proceso el liderazgo
puede acentuar lo que hace bien, analizar las áreas fuertes y débiles en su
ministerio, mientras va determinando los criterios para mejorar los resul­
tados para el futuro. Igualmente se pueden abandonar aquellas cosas que
no funcionan más o que nunca han ayudado a alcanzar los resultados que
se habían propuesto en un comienzo. Este proceso requiere que el pastor
y el equipo de liderazgo tengan la fortaleza para enfrentar la tarea, la cual
no debe ser tomada a la ligera. De hecho, este proceso de planificación
debe repetirse por lo menos cada dos o cuatro años, para que la iglesia sea
pertinente a los rápidos cambios que acontecen en este mundo al cual
estamos llamados a servir.
El cuadro amplio de esta estrategia debería ser compartido con todos
aquellos que tendrán la responsabilidad de llevarla a cabo. Por eso le
incumbe al pastor y al equipo de liderazgo compartir con la congregación
cada etapa del proceso, involucrándolos en las discusiones tanto como sea
posible. Sin embargo, cuando todo esté dicho y hecho, la mayor parte de
la definición de la estrategia la hará un grupo pequeño que ha trabajado
durante todo el proceso. Es importante que durante este proceso cada
miembro de la iglesia apoye activamente a través de la oración, y esté
dispuesto a ayudar a reunir cualquier información que se requiera y a
participar en la formulación de los documentos finales. En este proceso
es clave que los líderes de la iglesia den su conformidad antes de que el
informe final sea presentado a la congregación. Los pasos a lo largo de
este proceso han de variar de acuerdo con el gobierno de cada iglesia
local. Sobre todo, los líderes deberán ser muy sensibles a la guía del
Espíritu Santo y a las reacciones que brotan de unos hacia otros. El resul­
tado de este proceso ha de honrar al Señor e impulsar a su pueblo a una
mayor efectividad, y a nueva salud y vitalidad espiritual.
La implementación de los detalles de la estrategia les queda a aque­
llos que tienen la responsabilidad de llevar adelante los pormenores del
ministerio. Por lo tanto, el darle forma a la estrategia le corresponde a
cada departamento donde los miembros tendrán la oportunidad de poner
Característica 8
su toque distintivo en el plan. Aquí es donde la estrategia se expande y se
difunde espontáneamente por toda la vida de la iglesia. Cualquiera que
tenga interés en la vida y el futuro de la iglesia ha de querer involucrarse
de alguna manera, aun cuando sea en la ejecución de los planes en la
práctica.
La plataforma ministerial
En nuestro más reciente encuentro para definir nuevamente la estrate­
gia de Visión Nueva Inglaterra, Jim Van Yperen, un amigo del ministerio
y antiguo miembro de la junta, nos ayudó en el proceso de definir nues­
tra plataforma de ministerio. Él la describió de la siguiente manera:
“Cada organización cristiana debe tener una ‘plataforma ministerial’ si ha
de ser eficaz y verdaderamente responsable ante Dios. La plataforma
ministerial establece cómo se toman las decisiones, cómo se determinan
las metas y cómo se mide el éxito. La plataforma consta de por lo menos
siete elementos indispensables, cada uno definido en orden de prioridad,
dependiente y consecuente del anterior y cada uno enmarcando una
definición más detallada del ministerio específico de la organización.
Estos elementos esenciales son: afirmación de fe (declaración doctrinal);
audición (oír de Dios); visión; creencias y valores centrales (o valores que
sirven de motivación): propósito de misión; cultura (o filosofía); y
metas/estrategias. La última característica de la plataforma ministerial
consiste en los ministerios mismos, los cuales se derivan de los siete ele­
mentos anteriores que definen quiénes son ustedes como gente llamada
para un propósito definido”. En la plataforma ministerial de Visión Nueva
Inglaterra seguimos el esquema que nos presentó Van Yperen.
La afirmación de fe es la declaración doctrinal basada en la Palabra
de Dios. En Visión Nueva Inglaterra hemos tomado la declaración de fe
de la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE, por sus siglas en inglés)
y la hemos adoptado como nuestra guía como para tener un apoyo doc­
trinal sano. Para otras entidades o iglesias, podría tomarse la declaración
de fe de su denominación o una que puede ser revisada y adoptada.
El proceso de audición se refiere al estudio bíblico y al tiempo de
oración que uno tiene en forma individual o colectiva con la intención de
escuchar la voz de Dios, y entender lo que él le está diciendo sobre su
ministerio actual y futuro. Es un proceso dinámico guiado por el Espíritu
Santo donde uno espera en él, escucha su voz, interpreta lo que siente que
es su guía, y descubre cuál es la forma que el plan debe tomar para acre­
centar la eficacia del ministerio. El proceso de audición se basa en las
La administración sabia y la autoridad responsable
Escrituras y se experimenta en comunidad a la luz de las necesidades que
los rodean y el ambiente en el que uno está colocado como pueblo de
Dios. Martín Lutero dijo en una ocasión: “Para ver a Dios debemos
aprender a pegar los ojos a los oídos”. Este proceso misterioso de oír a
Dios necesita ser afirmado por el grupo que está involucrado en la defini­
ción de la estrategia y ¡no ser dominado por una persona que declara ser
el único con la habilidad de entender lo que Dios desea! Pregunto: ¿Qué
creen ustedes que el Espíritu Santo está diciéndoles en relación al minis­
terio que él los ha llamado a dirigir?
La declaración de la visión puede ser descrita como “lo que sus ojos
ven de lo que sus oídos oyen”. Es una visión específica de un futuro
deseado, basada en lo que el grupo cree que es el llamado del Espíritu
Santo para su comunidad de fe en cuanto a lo que deben ser y hacer. Esa
declaración está basada en dónde los líderes anhelan llegar en varios
años, de manera que puedan implantar esa visión en la congregación y
animarlos a luchar juntos por lograr ese sueño.
Tener una visión clara no es una opción para la iglesia de hoy. Toda
iglesia tiene una, ya sea que lo reconozca o no. Algunas tienen visiones
demasiado elevadas, y otras tienen visiones tan mezquinas que da lásti­
ma. Algunas prefieren guardárselas para sí y otras ni siquiera tocan el
asunto porque dicen “eso sólo la sabe Dios y la revela cuando decide ha­
cerlo”. Efectivamente, la visión es dirigida e inspirada por Dios, y solo
para su gloria y sus propósitos. Sin embargo, es su deseo que cada iglesia
entienda que él desea que ellos la completen y él la revela a aquellos que
toman el tiempo para escucharlo y responder a sus iniciativas.
Las creencias y valores centrales son aquellos elementos que forman
el núcleo de las creencias y los valores que motivan a la iglesia. Estos son
los fundamentos espirituales y filosóficos que inspiran a la congregación
a la acción. Necesitamos preguntamos: ¿Qué es lo que más valoramos en
nuestras relaciones interpersonales y en nuestros ministerios? ¿Qué es lo
que nos motiva a servir al Señor y a otros en la forma en que lo estamos
haciendo ahora? Hagan un encuentro con los líderes donde han de estimu­
lar una “lluvia de ideas”, y observen lo que emerge en cuanto al concep­
to de las personas en relación con sus creencias y valores y su efecto en
cómo estas deben definir la vida de la iglesia. Creo que se sorprenderán
al oír la sabiduría que será expresada en la rueda de los participantes.
El propósito de la misión es la declaración histórica y filosófica del
propósito general y global que tiene la iglesia. Se determina por esta pre­
gunta: ¿Qué creen que Dios desea que hagan y a quién? El hecho de hacer
el ejercicio de escribir la declaración de misión es algo que para muchas
Caractcristica 8
iglesias es sumamente difícil. Pero una vez que se haya definido, escrito
y hasta memorizado, es asombroso ver el entusiasmo que inspira en la
iglesia. Tomen el tiempo necesario para elaborar una declaración de mi­
sión que sea bien articulada, concisa e inspiradora. Estudien las declara­
ciones de otras iglesias, y adapten los conceptos que funcionarán mejor
en su situación. Lo importante es que su declaración de misión exprese
exactamente lo que desean. Hay muchas formas de descubrir la misión
que Dios tiene para la iglesia de hoy.
La cultura se refiere a la descripción de cómo los valores, compromi­
sos y actitudes dan forma a la manera en que la iglesia va a llevar a cabo
su visión. También describe la filosofía de ministerio, que debe expresar
la pasión que motiva a la gente en cuanto a lo que intenta ser y cómo
eligen servir juntos para ejecutar los planes de ministerio. ¿Cuál es su
compromiso como pueblo de Dios? ¿Qué ambicionan en sus relaciones
interpersonales y en su servicio a otros? ¿Cómo lograrán unidad para lle­
var a cabo la tarea que está por delante? Si alguien observara y describiera
a su iglesia, ¿qué verían en los líderes, y qué frases o palabras usarían
para describir lo que perciben? Todo esto es lo que se llama “su cultura”.
Las metas son los objetivos en cuanto a calidad y cantidad que uste­
des creen que Dios desea que alcancen. Por definición las metas son
maneras tangibles de planear y medir el ministerio. A grandes rasgos,
aquí es donde se define la estrategia de servicio. Las metas a la cuales
me refiero aquí no tienen que ver con los objetivos específicos de un
departamento en particular o con un aspecto específico del ministerio. Me
refiero a las metas globales, aquellas que el liderazgo espera realizar, si
Dios quiere, en un modo que combina todos los aspectos de la iglesia
local. La estrategia debe ser lo suficientemente general como para que
todos los ministerios de la iglesia se vean identificados y fortalecidos;
pero lo suficientemente específica como para establecer límites en cuan­
to a la inversión de energías y recursos. En otras palabras, es en esta área
donde se declara claramente cuál es la estrategia de la iglesia local que la
distingue de cualquier otro ministerio cristiano sin fines de lucro. ¿Cuál
es su razón de ser y cuáles son los propósitos que los impulsan? Las
metas necesitan ser definidas con claridad.
Los ministerios se refieren a aquellas actividades que los miembros
hacen juntos en cuanto a la adoración, el compañerismo, la ayuda mutua,
el servicio y el alcance comunitario. En esta sección se escriben todas las
formas en que Dios está usando a su iglesia para presentar la fe a otros
y fortalecer la fe de quienes ya creen. Esta lista de ministerios describe
en palabras o frases escuetas los programas específicos que Dios está
 La administración sabia y la autoridad responsable
haciendo crecer en la iglesia, basados en la capacitación que otorgan los
dones del Espíritu Santo entre los miembros.
Uno elabora un marco de referencia en cuanto a la iglesia dando un
paso a la vez. Se comienza con la declaración de fe y de allí se parte para
analizar y trabajar con cada uno de los ministerios particulares, creando
una red de trabajos complementarios y agregando cualquier información
adicional que sea útil a la tarea de la iglesia. La idea aquí es que cada
parte de la plataforma de ministerios crezca y sea apoyada por las partes
que la anteceden. Hay un orden lógico de progresión de uno a otro.
Cuando los líderes hayan terminado con este ejercicio, estarán listos para
avanzar e ir agregando los detalles a la estrategia ministerial que han
bosquejado juntos en un principio. En esto uno debe ser lo más creativo
que sea posible, agregando todo lo que se pueda en el proceso para
aumentar la información y estimular la reflexión. La finalidad es que la
congregación se adueñe del producto, y cada departamento encuentre la
mejor forma de llevarlo a cabo. Pero recuerde, el pastor y el equipo de
liderazgo deberán impulsar el proyecto desde el principio hasta el fin.
No deben ceder esta responsabilidad a ningún otro grupo que no sea el
liderazgo estable y reconocido de la iglesia. Lo que es creado en el crisol
de la comunidad permanecerá a lo largo de todas las etapas de su minis­
terio. Pastor, repase este documento a menudo de manera que sea un
recurso vital y viviente, que le sirve a lo largo del camino.
2. Establecer metas
El hecho que más abruma y desafía las habilidades administrativas
de un pastor es el plan de la construcción de un nuevo templo. El pastor
George Cope, de Iglesia Betania de las Asambleas de Dios (Bethany
Assembly of God), en la ciudad de Agawan, Massachusetts, sabe mucho
sobre este tema ya que su iglesia acaba de finalizar una meta ambiciosa:
la construcción de un nuevo templo que costó tres millones de dólares. El
pastor Cope tomó el pastorado de la Iglesia Betania hace siete años,
siguiendo a un pastor que había sido promovido a superintendente
de distrito luego de 25 años como pastor de la iglesia. En ese tiempo, la
asistencia en los cultos era de unas 800 personas. Ahora sobrepasa las
1.500, a pesar de que han enviado a 250 miembros a fundar una
iglesia nueva y 80 para comenzar otra. ¡Ahora la iglesia está planeando
iniciar una tercera! Tienen siete pastores de tiempo completo y una
junta directiva de trece miembros.
Casi todo el crecimiento de la Iglesia Betania ha sido por conversión.
Característica 8
Hay conversiones en todos los cultos, incluyendo el de los miércoles en
la noche.
“Cuando llegué a Betania, me propuse ser un pastor cariñoso, trans­
parente y consecuente. Cuando yo decía que iba a hacer algo, quería que
las personas supieran que iba a hacer lo posible para que sucediera”, dice
el pastor Cope. Pero él admite que le llevó cinco años y medio ganarse la
aceptación de la gente y probar la validez de su ministerio. Parte del
proceso incluyó el hecho de honrar al pastor que le había precedido,
invitándolo a predicar una vez al año y reconociendo la gran labor que
él había realizado.
El pastor Cope tiene un estilo administrativo claramente definido, que
incluye la habilidad de establecer y realizar grandes metas. Sin embargo,
desde un comienzo él sabía que para lograr estas metas necesitaría tener
a su lado un equipo ministerial capacitado.
“Creo firmemente en el concepto de un equipo ministerial. Yo con­
sidero que es esencial tener a mi lado a personas que son confiables, y las
contrato pensando en eso. De esta manera puedo compartir con ellos mis
cargas, especialmente las áreas personales donde me siento débil, como
lo hago también con la junta directiva”, dice el pastor Cope. “No tengo
temor de decir: ‘Necesito su ayuda, porque no tengo habilidades en esta
área’ ”. Cada miembro del equipo ministerial tiene una descripción deta­
llada de sus responsabilidades, las formas como debe comunicarse con el
pastor, los días establecidos para que el equipo se reúna para repasar y
ajustar la visión y discutir lo que cada uno quiere que acontezca en su área
de responsabilidad, y cómo puede establecer metas más claras para
lograrlo.
Cuando la iglesia reconoció la necesidad de construir instalaciones
nuevas y más grandes, el pastor Cope le dijo a la junta y al comité de
construcción: “Mi función aquí no es la de constructor. Es por eso que
tenemos un comité de construcción”. No obstante, eso no significó que el
pastor se sentó para mirar únicamente cómo se desarrollaba todo. “Nos
reunimos frecuentemente para discutir lo que era necesario para llevar a
cabo el trabajo con eficacia”, dice él. “Se le pidió a cada miembro del
equipo que aportara ideas y sugerencias en cuanto a lo que necesitaría
para un mejor desempeño en su área de responsabilidad. Juntamos todas
las opiniones, elaboramos un documento que establecía las metas para el
proyecto, y se lo presentamos al comité de construcción”.
Durante dos años, el equipo ministerial y el comité de construcción se
reunieron cada semana para aclarar y repasar todos los detalles. Como
resultado, hoy ellos tienen unas instalaciones hermosas y funcionales
La administración sabia y la autoridad responsable
que llenan todas sus necesidades, y que han superado sus más grandes
esperanzas y sueños. Verdaderamente han logrado alcanzar una meta
digna de celebración no solo para la congregación de la Iglesia Betania,
sino para toda la comunidad cristiana de la zona.
El hecho de fijar metas es un trabajo arduo para la mayoría de los
pastores y equipos de liderazgo. No obstante, el beneficio de tener metas
significativas a la larga excede el esfuerzo que se demanda en elaborarlas
con eficiencia. ¿Cuáles son estos beneficios? Primero, las metas ayudan
a concentrar la atención, la energía y los recursos hacia un resultado
definitivo. Segundo, las metas hacen posible diseñar una estrategia para
lograr resultados significativos. Tercero, las metas tienden a inspirar
aun mayores esfuerzos de parte de todos para alcanzar el blanco que ha
sido enumerado. Cuarto, las metas proveen bases para una evaluación
periódica de la eficacia del trabajo realizado. Quinto, las metas pueden
brindar disciplina en el esfuerzo común al excluir los objetivos menos
deseables en favor de un objetivo bien pensado. Sexto, las metas estimu­
lan coherencia y estabilidad entre los líderes de la iglesia que tienen a su
cargo reforzar las metas con sus propios ministerios.
El líder que está orientado hacia el cumplimiento de metas ha de
ayudar a otros a elaborar buenas metas que valgan la pena llevar a cabo.
Cuando por primera vez yo introduje el concepto de fijar metas, tanto en
el marco de las iglesias como para Visión Nueva Inglaterra, mi sugeren­
cia no fue recibida con gran entusiasmo. Tanto en las iglesia como en VNI
había una gran resistencia a la necesidad de hacer tal ejercicio. Sin embar­
go, aquellos que abrazaron el concepto y han elaborado sus metas, están
encantados al verlas convertidas en realidad en su ministerio. Hoy se
regocijan, al igual que el pastor Cope y su equipo, al verlas cumplidas
más allá de lo esperado.
Cada año en la primavera, después de que la junta y el personal de
Visión Nueva Inglaterra han revisado la plataforma de ministerio, y se
ha determinado el cuadro amplio de las iniciativas estratégicas para el
siguiente año, es tiempo para que cada una de estas personas escriba
sus metas personales, un ejercicio que llamamos SMART (en inglés sig­
nifica “listo” o “inteligente”). La junta tiene una lista de las metas de la
cuales son responsables de cumplir y de rendir cuentas a los demás. Cada
departamento también tiene sus metas. En base a estas metas, se le pide a
cada individuo que escriba sus metas personales para el año siguiente.
Las metas deben responder a cinco palabras clave: Específicas,
Medibles, Alcanzables, Orientadas hacia resultados, Limitadas a cierto
tiempo. En otras palabras, cada meta que se escribe debe sostenerse en
Característica 8
estas cinco palabras o principios y ser evaluada acordemente. He elabo­
rado hojas de trabajo para que cada uno de los miembros de la junta y del
personal las usen al pensar en cada meta. Cada meta debe ser evaluada de
acuerdo con estas palabras clave (¿se expresa en forma específica?; ¿es
medible?; ¿es alcanzable?; ¿está orientada hacia resultados específicos?;
¿tiene lím ites de tiempo claram ente delineados?). Estas palabras
describen básicamente el qué, el dónde y el por qué de las metas. En un
espacio debajo de cada meta se escriben los pasos de acción a tomar en
relación con la meta, los cuales deben describir la manera en que dicha
meta ha de ser alcanzada. Más abajo sobre la hoja hay cuatro columnas
con estos encabezamientos: ¿Quién estará involucrado? ¿Cuáles son las
fechas de inicio y de cierre? ¿Cómo se van a conseguir los recursos para
llevar a cabo esta meta?, y ¿falta algo para completar la meta?
He encontrado que este ejercicio es muy beneficioso tanto para
grupos como para individuos, pero especialmente para aquellos que
tienen la responsabilidad de supervisar el ministerio al que se refiere la
meta. La elaboración de metas demanda disciplina y, por lo tanto, re­
quiere de un esfuerzo especial de parte de cada miembro del equipo. Sin
embargo, las recompensas son fenomenales y las ganancias para el reino
son eternas.
3. Estructuras de responsabilidad
Una vez que hay un acuerdo en cuanto a la plataforma de ministerio
y las metas, necesitamos definir una estructura de responsabilidad donde
los individuos deben rendirse cuentas unos a otros sobre lo que se haya
acordado. Al igual que los dos puntos anteriores, el rendirse cuentas
es también una disciplina. Es difícil estar bajo la obligación de rendir
cuentas; sin embargo, el valor de hacerlo sobrepasa la resistencia natural
que sentimos. Cuando aceptamos rendirle cuentas a un individuo o un
grupo, en esencia estamos diciendo que necesitamos ayuda para llegar
a ser todo lo que Dios quiere que seamos. Estamos permitiendo a otros
ver nuestros logros como también nuestras fallas. Estamos declarando
que queremos recibir las reacciones y opiniones del otro para poder
agudizar nuestro enfoque y realinear nuestros esfuerzos. Estamos dicien­
do que para poder permanecer en el camino del cumplimiento de las
metas, necesitaremos apoyo, consejo, asesoramiento y la oración cons­
tante de otros. A la vez estamos admitiendo que si otros nos dejan a solas,
podríamos desviamos de nuestras metas y hasta olvidar que existen. La
necesidad de rendir cuentas es algo indispensable para la correcta
_____________________________ J O £ .--------------------------------------------
La administración sabia y la autoridad responsable
ejecución de las metas. Sin embargo, muy pocas iglesias e individuos
tienen integrados en su vida y ministerio estructuras de responsabilidad
con el fin de que sean capaces de producir resultados que perduren.
Una de las áreas de más necesidad dentro de la iglesia local es la de
rendir cuentas en cuanto a las finanzas. Hágase esta pregunta: ¿Cuáles
son las estructuras de rendir cuentas en mi iglesia relacionadas con las
finanzas? Brian Kluth, presidente de la Asociación Cristiana de Mayor­
domea, dice que la obligación de rendir cuentas en cuanto a las finanzas
está estrechamente enlazada con la visión, la misión y el ministerio de
la iglesia local. Donde esté nuestro tesoro, ahí estará también nuestro
corazón.
Un miembro de iglesia le dijo una vez a Kluth: “Supongamos que yo
pudiera darle $ 100.000 dólares al año a mi iglesia, pero encuentro que la
mayor visión que tienen los líderes es pintar los baños. Le aseguro que
esa iglesia no recibiría mis ofrendas”. Kluth comenta: “Esto demuestra
una vez más que la responsabilidad económica está ligada a una visión
bien desarrollada y articulada que va más allá que el mero mantenimien­
to de la propiedad.
Brian Kluth ha encontrado que existen cuatro puntos clave relaciona­
dos con la visión a nivel de la iglesia local.
• Asuntos relacionados con el personal (pastores y empleados).
• Necesidades relacionadas con las instalaciones y el equipamiento.
• Iniciativas de expansión y crecimiento.
• Misiones internacionales.
Cuando la iglesia tiene una visión y metas definidas en cuanto a estos
puntos clave, los recursos generalmente se presentan en concordancia con
la dirección que da el liderazgo. No obstante, es necesario escribir y
enunciar las metas de manera que los que asisten a la iglesia las entien­
dan, las afírmen y, finalmente, las apoyen con sus ofrendas. Cuando los
miembros de la iglesia saben que el liderazgo está dispuesto a ser trans­
parente y a rendir cuentas para lograr el cumplimiento de las metas, su
confianza se acrecienta.
“Si uno mira en la Biblia, encontrará que antes de que Dios proveyera
los recursos para cualquier ministerio, los planes para ese ministerio
tuvieron que ser establecidos en forma escrita”, dice Kluth. “Por ejemplo,
considere el caso de Moisés cuando hizo construir el tabernáculo en el
desierto. Antes de que empezaran, Moisés había producido en forma
escrita el plan detallado que Dios le había dado (Éxo. 30—33). Luego lle­
Característica 8
garon los recursos a medida que el pueblo de Dios daba sus ofrendas con
alegría (Éxo. 34—36). Igualmente, David trazó de antemano los planos
para el templo, y leemos en 1 Crónicas 29 que hubo una abundante ofren­
da de parte del pueblo en apoyo a ese gran proyecto. Aun el apóstol Pablo
les escribió una carta a las iglesias para aclarar la finalidad de las ofren­
das que iban a dar. Él dejó en claro que iba a utilizar el dinero para ayu­
dar a los necesitados en Jerusalén”.
Kluth sostiene que hoy día la mayoría de la gente, cuando da sus
ofrendas a la iglesia, quiere tener respuestas a tres preguntas:
• ¿Cuánto dinero se recibió?
• ¿Cuál fue la designación de los fondos?
• ¿Se han pagado todas las cuentas?
¿Cómo se puede proveer las respuestas a estas tres preguntas de
manera que uno demuestre transparencia en las cuentas? Una forma de
hacerlo es preparar un presupuesto detallado y presentárselo a la iglesia
en la reunión anual.
“Generalmente esto termina en un desastre”, dice Kluth. “El 90 por
ciento de la congregación no entiende nada acerca del presupuesto. Y uno
siempre encuentra que hay alguien que plantea algún argumento insignifi­
cante que molestará a los demás. Es mejor presentar a los miembros un
gráfico en forma de círculo que muestra los porcentajes de las asigna­
ciones monetarias a cada departamento o área de ministerio. El gráfico
debe indicar los fondos que se designan, por ejemplo, a las misiones, al
mantenimiento de los edificios, a sueldos del personal, a la educación
cristiana, etc.”.
En la reunión anual, presente el gráfico general y anuncie que
cualquiera que desee un volante con los detalles puede solicitarlo al final
de la reunión. En ciertos casos, si alguna persona lo solicita, el presidente
de la junta o un miembro del comité de finanzas puede reunirse con esta
persona y examinar el presupuesto juntos para estar seguros de que todo
se ha entendido claramente.
“Hemos utilizado este método en nuestra iglesia durante cinco años y
ha dado resultados maravillosos. Solamente una vez una persona quiso
ver las 30 páginas del informe financiero”, dice Kluth.
Kluth también sugiere que es importante informar a la congregación
sobre el cuadro financiero más de una vez al año. Sería mejor aún hacer­
lo cuatro veces al año. A la vez, esta comunicación debe estar acompaña­
da con una declaración de lo que la persona ha ofrendado hasta el
 La administración sabia y la autoridad responsable
momento y un informe de cómo se ha usado el dinero para los ministe­
rios de la iglesia o en las misiones.
“Colocar esta información en el boletín dominical o hacer anuncios
financieros desde el frente es ineficaz. Además, el 25 por ciento de la con­
gregación generalmente está ausente cada domingo. Además, a aquellas
personas que han llevado a sus amigos al culto no les gusta que estos
escuchen o lean algo acerca del dinero”, dice Kluth. “Creo que es más efi­
ciente enviar el informe financiero por el correo para que los miembros
puedan estudiarlo en su casa y ver cómo sus ofrendas son usadas en el
ministerio. De esta forma la información va directamente a la gente que
desea tenerla”.
Finalmente, el hecho de tener las finanzas a disposición de la congre­
gación requiere más que un rápido vistazo de los libros contables por
parte de dos o tres miembros de la iglesia, sostiene Kluth. En el mundo
actual es importante hacer una inspección anual de la contabilidad por
parte de un Contador Público certificado, porque esta persona podrá aler­
tar a la junta directiva sobre áreas problemáticas. Sencillamente, uno no
quiere que el pastor sea el único árbitro en la definición de lo que es ético
y legal. Rendir cuentas, especialmente en lo relacionado con recursos
cvt
financieros, es absolutamente esencial para una iglesia sana y vibrante en
el siglo XXI. Tome el tiempo para establecer en su iglesia un sistema de
rendir cuentas sobre las finanzas para que por ello se pueda mantener la
c
ti' integridad de los pastores y los empleados, y guardar la vitalidad de los
££ai ministerios y los programas.
S f3
c cai 4. La valoración y la evaluación
Uno de los aspectos más útiles de la junta de directores de la organi­
zación que yo dirijo, y a quienes le rindo cuentas, es la continua valo­
ración y evaluación que me brindan. Yo tomo fuerzas a través de este pro­
ceso por la afirmación que me da sobre el trabajo bien hecho como por la
crítica constructiva cuando las cosas no se han logrado como todos
esperábamos. Reconozco que sin su valoración y evaluación me estanca­
ría como líder. Siempre hay algo nuevo que puedo aprender en las diver­
sas responsabilidades que tengo en mi función como líder.
Cada semana enfrento nuevos desafíos, y cada nueva oportunidad
significa que debo desarrollar nuevas habilidades y explorar nuevas expe­
riencias. Algunas veces tomo decisiones sabias en relación con algún
asunto, y otras veces no. Si no tuviera una estructura de relaciones inter­
personales de gran confianza que me ayudara a valorar mi progreso y eva-
Característica 8
luar mi efectividad, seria un líder pobre. Necesito que la junta y a otros
miembros del equipo de trabajo estén activamente involucrados en este
proceso, no solo por mi mismo sino por el ministerio que compartimos en
la región. Lo que es cierto de mi ministerio es también una verdad para la
mayoría de los pastores y líderes dentro de la iglesia local.
Es posible que usted lo vea como algo curioso, pero confieso que
tengo en los archivos de mi oficina más de 20 años de informes semanales
que representan los años de ministerio que llevo aquí en Nueva Inglaterra.
Aprendí hace mucho tiempo que a menos que tenga un sistema de valo­
ración y evaluación semanal para mí mismo, estoy siendo irresponsable
ante Dios por la labor a la cual él me ha llamado. Por eso, desde el tiem ­
po en que fui director de una escuela secundaria, he guardado un registro
sobre el uso de mi tiempo y los contactos personales en el ministerio. Uno
de mis consejeros, Gordon MacDonald, nos dijo al grupo de miembros
más jóvenes del equipo ministerial: “Ustedes tienen el privilegio que solo
tienen los ejecutivos de grandes empresas, que es el de manejar su propio
horario. Por tanto, no abusen de este privilegio”.
Tomé en serio ese consejo y he podido, desde entonces, administrar
mi tiempo, dones y recursos en maneras que honren a Dios y sirvan a
aquellos a quienes debo guiar. He establecido el hábito que llevo a cabo
semanalmente los domingos en la noche, que es el de tener un tiempo con
Dios para planear las actividades de la semana. Reviso las actividades de
la semana anterior, examino el horario pendiente de citas para la semana
que se inicia, y trato de establecer metas razonables que quiero llevar a
cabo en cada una de mis funciones. Estas incluyen: ser un hijo de Dios,
guía de mi familia, maestro y estudiante de la Palabra, líder de un equipo
de trabajo de VNI, miembro de la junta de directores, recaudador de fon­
dos y animador del ministerio pastoral de otros. Este hábito de planear la
semana me da una forma de evaluar mi progreso, mirar hacia atrás y hacia
adelante, siempre con la vista puesta en el cumplimiento de lo que siento
que es la misión de Dios para mi vida.
El proceso de valoración y evaluación (“valorar” = afirmar, fortale­
cer; “evaluar” = analizar, examinar) comienza con las disciplinas propias
personales, similares a las que comparto en el párrafo anterior. Sin em ­
bargo, no termina ahí. Necesitamos incorporar a otros que son parte de
nuestro círculo de influencia para que ellos nos den su honesta evaluación
sobre nuestra vida. Uno de los sistemas de trabajo que he establecido para
nuestro equipo de VNI es el de elaborar informes semanales y mensuales.
Los informes semanales pueden ser escritos según la forma más conve­
niente para cada uno. Animo a cada empleado a analizar el progreso que
La administración sabia y la autoridad responsable
ha hecho en la semana anterior, anotando los contactos personales que ha
tenido y los proyectos que ha terminado. Luego le pido que piense en la
semana que está por delante. Pido que los informes semanales del per­
sonal estén hechos y entregados para el lunes al mediodía, de manera que
no se pierdan días enteros en este proceso de planificación y evaluación.
Trato de no ser demasiado rígido sobre estos requisitos, enfatizando siem­
pre la importancia de hacerlos no únicamente por el bien propio sino por
el bien de todo el ministerio.
Los informes mensuales son elaborados generalmente por las per­
sonas que tienen ministerios mayormente fuera de la oficina en las áreas
que se les ha asignado. Estos incluyen ministerios en las cárceles, minis­
terios con mujeres o los ministerios de recuperación de adicciones, entre
otros. Estos informes deben cubrir las siguientes áreas:
• Los contactos personales importantes durante el mes que termina.
• Los logros principales durante el mes.
• Los temas, inquietudes y necesidades que surgieron durante el mes,
de los cuales el supervisor necesita estar al tanto.
• Los planes y las metas para el mes entrante.
• Los asuntos que tienen que ver con crecimiento personal, como:
La dimensión espiritual personal con Dios.
Los libros que han sido leídos y que han estimulado formas de pensar.
Detalles en cuanto a dieta, ejercicio, descanso y días libres.
Las amistades y vida social más allá de lo ministerial.
Siempre me fascina leer estos informes cada mes, porque me per­
miten conocer las prioridades ministeriales del equipo, como también sus
relaciones interpersonales e inquietudes personales. Quiero que el equipo
sepa que tengo interés en ellos y que deseo que tengan éxito en lo que
hacen. No abuso de la confidencialidad de lo que ellos comparten conmi­
go y nunca uso la información en su contra en caso de que estén luchan­
do con algunas situaciones problemáticas. Muchas veces las “banderas
rojas” que pueden surgir en estos informes se vuelven en oportunidades
para que yo pueda invertir más tiempo en sus vidas con la finalidad de
edificar el intercambio mutuo y fortalecer nuestro ministerio juntos.
Además de la continua valoración y evaluación que ocurre en forma
semanal y mensual hay una evaluación anual de desempeño, es decir, de
la ejecución del trabajo. Veo esta valoración como una oportunidad de
sentarme con cada líder y reflexionar juntos sobre el ministerio hecho
Característica 8
durante el año. También es una oportunidad de hablar honestamente acer­
ca de los pro y los contra del trabajo realizado, de discutir los logros más
importantes y recalcarlos, y de mirar hacia adelante con entusiasmo y
definir nuevas estrategias. La mayor parte del personal disfruta de este
tiempo donde podemos poner toda nuestra concentración en el cuadro
amplio en vez de fijamos en los detalles que surgen en la evaluación
semanal. La evaluación anual debe estar libre de los pormenores adminis­
trativos y debe realizarse en un espíritu cómodo y sereno para con cada
participantes del proceso.
En VN1 tenemos tres diferentes formularios de evaluación: uno para
el personal administrativo, otro para los coordinadores de los ministerios
y otro para los directores encargados del personal. Hemos tratado de crear
formularios que tengan una aplicación estrecha a las responsabilidades
específicas y que sean lo más interactivos posibles. Estos formularios
deben ser vistos más que todo como herramientas para iniciar el diálogo.
Como resultado del diálogo, se pueden buscar cambios apropiados a po­
nerse en práctica en los meses siguientes. En nueve de cada diez evalua­
ciones anuales se pueden tomar acciones específicas tanto por parte del
supervisor como por el individuo para construir sobre las experiencias del
año anterior y definir mejor las responsabilidades, y de esa forma, forta­
lecer el equipo en su totalidad. Los resultados de la valoración y de la
evaluación son por lo menos tres: cambio, renovación y nueva esperanza.
En el ambiente específico de la iglesia, la valoración y la evaluación
del pastor y de cualquier miembro del personal empleado por la iglesia es
un deber. Si ustedes no tienen una estructura para hacerlo, le animo a
actuar rápidamente para corregir esta situación. Todos se benefician de
esta modalidad. Además del personal contratado,' cada líder voluntario
debiera recibir un formulario de evaluación por lo menos una vez al año.
Si usted desea fortalecer lo que actualmente tiene a su disposición en el
marco de su iglesia, este proceso es irremplazable.
Todo esto que tiene que ver con la edificación de un equipo eficiente
de trabajo o de rendir cuentas, parece ser algo propio de un ambiente de
negocios donde hay un ejecutivo administrativo a cargo. Pero no es así.
En realidad, representa el concepto de reciprocidad, donde el enfoque
está en los dones de los miembros del equipo ministerial, del personal
contratado y de los laicos. Mejor dicho, es la clave para la multiplicación
de los dones en los laicos. Pero lo que mantiene a la iglesia en el blanco
con relación a su visión es la descripción de trabajo para cada puesto de
liderazgo y la obligación de rendir cuentas en todos los niveles, acom­
pañado por una revisión anual de los logros.
________________________________ ----------------------------------------------------------------
l
La administración sabia y la autoridad responsable
5. Cambios en la administración
Hay una cosa que es absolutamente cierta en cuanto al ministerio cris­
tiano: los cambios son inevitables. Por cierto, los cambios que estamos
enfrentando en el mundo y en las iglesias nos hacen tambalear. La globa-
lización, el acceso a todo el mundo que nos provee la tecnología, los cam­
bios demográficos y económicos, todos están alterando la forma en que
miramos a la sociedad que nos resulta cada vez más incomprensible. En
la iglesia enfrentamos enormes cambios también: el incremento de una
falta de compromiso, el aumento del índice de familias que se desinte­
gran, las necesidades abrumadoras de cada edad, la carencia de líderes
con visión, la pérdida de credibilidad en los pastores, el deseo de experi­
mentar la última novedad o el éxodo de miembros yendo a la superigle-
sia de moda.
Pero por el lado positivo, tenemos acceso al mundo como nunca se
había visto antes. Los avances de la tecnología están aumentando las for­
mas en las que podemos comunicamos con personas en los lugares más
remotos, incluyendo nuestros misioneros. El cambio demográfico ha
ampliado nuestros horizontes y ha profundizado el contacto con personas
muy diferentes a nosotros. El ambiente es propicio para dialogar sobre
temas de las relaciones interpersonales sanas, como también para hablar
sobre la renovación del compromiso con Cristo. Como nunca, los campos
están listos para la cosecha. Y el fenómeno de las superiglesias ofrece
recursos sustanciales para líderes de las iglesias de todos los tamaños,
que no se sienten amenazados por el “éxito” de alguien, y que están
dispuestos a aplicar los conceptos que son transferibles a su situación
particular.
La pregunta que no podemos evitar en relación con los cambios sigue
siendo esta: ¿Está el vaso medio vacío o medio lleno? ¿Enfrentará usted
los cambios que le toque vivir con optimismo por lo que Dios le tiene
preparado, o gemirá y se quejará y permitirá que el desánimo se apodere
de usted? La escritora Hannah Whitall Smith, en su libro clásico The
Christian’s Secret o fa Happy Life (El secreto del cristiano de una vida
feliz), nos recuerda la dificultad de ver la mano de Dios en todo lo que
acontece; sí, dije en todo, aun en los cambios abrumadores que nos
rodean. Ella escribe:
Lo que es necesario, entonces, es ver a Dios en todo, y recibir todo
directamente de sus manos, sin la intervención de causas secundarias. Es
precisamente a esta actitud a que debemos llegar antes de conocer la expe­
Caractcrística 8
riencia de un abandono total y una confianza perfecta. Nuestro abandono
debe ser a Dios, no a los hombres; y nuestra confianza debe estar en él, no
en el brazo humano. Al no ser así, seremos vencidos con la primera prueba.
Para los hijos de Dios, todo viene directamente de la mano de Dios, no
importa qué o quiénes hayan sido los agentes... para el momento en que nos
toque habrá llegado a ser la voluntad de Dios para nosotros, y debe ser
aceptado como viniendo directamente de sus manos.
Si todos los cambios que ocurren en el mundo, la cultura y hasta en
la iglesia, están permitidos por el Dios todopoderoso, entonces necesita­
mos aprender cómo manejarlos apropiadamente. Cuando se presenta un
alto nivel de incomodidad en la sociedad o en la iglesia, puede nacer un
cambio que provocará la energía necesaria para hacerle frente o para
resolverla. Igualmente, si existen relaciones interpersonales saludables, y
si hay planes y estrategias ya establecidos en la iglesia como para hacer
frente a los cambios que se presentan, entonces éstos no chocarán contra
la comunidad de fe sino que se fundirán con lo que Dios tiene preparado
para ella. Necesitamos ser un pueblo que celebra su historia y herencia,
que implementa cambios a pasos agigantados, y que reconoce que en
cada cambio hay un proceso de dejar algo (o alguien) para abrazar lo que
ha de venir dentro de poco de la mano de Dios.
La mejor postura para enfrentar los cambios es la de la mano abierta
y el brazo extendido. Cuando un miembro de nuestro equipo me dijo
recientemente que iba a renunciar para poder hacerse cargo de otro minis­
terio, el Señor (a través de la sugerencia del guía espiritual de nuestro
ministerio) me llevó a Jeremías 18, el relato del barro y el alfarero. “Des­
cendí a la casa del alfarero, y he aquí que él estaba trabajando sobre la
rueda. Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero
el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor. He aquí
que vosotros sois en mi mano como el barro en la mano del alfarero” (vv.
3, 4-6).
Supe, después de leer este pasaje, que yo necesitaba retirar mi mano
del barro que estaba en la rueda del alfarero. ¿Acaso era yo el que estaba
estropeando la hechura del vaso debido a mi deseo de retener un tiempo
más a este miembro del equipo y no abrazar el cambio destinado para él
por el Alfarero mismo? Al retirar mis manos del barro y permitirle al
Alfarero darle forma “según le parecía mejor”, yo estaba liberando a este
hombre de Dios para que fuera y sirviera en otro lugar, sabiendo que yo
también estaba siendo formado por el mismo Alfarero.
La incomodidad inevitable que nos producen los cambios es el tras-
La administración sabia y la autoridad responsable
tomo que estos causan en el desarrollo del ministerio a largo plazo. La
longevidad es un valor que apoyo fervientemente en el ministerio. Estoy
convencido de que la mejor y más profunda contribución que puedo hacer
a favor de una persona, un ministerio, o un proyecto es el hecho de que
estoy dispuesto a acompañarlo a través de un largo período. A veces nos
resulta atractiva la idea de empacar todo y dejar atrás aquello en lo que
hemos invertido, aun si fue poco tiempo. Nos sentimos seducidos por
esto, especialmente cuando estamos cansados y desanimados. Pero cuan­
do confiamos en el Señor para que nos dé la energía para sostenemos en
la larga trayectoria, veremos bendición tras bendición a medida que Dios
vaya trabajando firme y metódicamente en nosotros, ayudándonos a hacer
crecer a su pueblo a través de los tiempos y las estaciones de la vida.
¿Tiene usted la mirada puesta en un largo plazo para su ministerio?
¿Está dispuesto a mantenerse firme en medio de los cambios que se pre­
sentarán en el camino? Los cambios servirán para que aprenda, y a veces
los cambios vendrán como producto de su liderazgo. Cualquiera que sea
el caso, asegúrese de manejarlos en formas que honren al Señor que los
permitió. Quite sus manos de la rueda y permítale al Alfarero hacer su
obra de formación. Podemos confiar en su habilidad porque él ama lo que
ha creado.
Todopoderoso 'Dios, tú eres sabio en todas tus maneras, y paciente en todos tus
tratos con tus fiijos. Tú eres eía[farero y nosotros somos e(Sarro; moldéanos y haznos
reflejar tu radiante esplendor durante todos nuestros dios aquí en (a tierra. Operemos
ser salios en el trato unos con otros, en todos nuestros planes para el futuro, y en
todos nuestros actos de liderazgo del ministerio a l que nos has llamado a realizar.
'Enséñanos (o que significa confiaren ti a medida que administramos los camSios que
se presentan en nuestro camino. Amanos mientras nos valoramos y evaluamos y
cuando hacemos (o mismo con otros; que este proceso sea de afirmación y edificación
para todos. Danos un renovado sentido de responsabilidad, primero y sobre todo
hacia ti, y luego hacia los demás como hermanos y hermanas en Cristo. Ayúdanos a
tenergrandes sueños para contigo y para tu reino. Ayúdanos a establecer metas rea­
listas para llevar a cabo lo que tú has destinado que hagamos. En todas (as formas
y durante cada día, mantéanos en el centro de tu voluntad, sosténnos con seguridad
en (as palmas de tus amorosas manos. Qite nuestro amor por ti continúe creciendo
cada día. Refréscanos en nuestro amor y servicio. (Por amor a tu nombre. Amén.
Característica 8
Para la reflexión
La iglesia sana utiliza sus instalaciones, equipos y estructuras a fin
de proveer el máximo apoyo para el crecimiento y el desarrollo de sus
ministerios.
La iglesia sana establece una administración sabia y una autoridad
responsable de las siguientes formas:
• Anhela la excelencia, efectividad y eficiencia en el ejercicio de
su administración y enfatiza la responsabilidad y rendimiento de
cuentas.
• Crea un sistema de apoyo que satisface las necesidades prácticas
del ministerio.
• Lleva a cabo una serie de evaluaciones en forma regular para
medir del progreso de la iglesia en relación con su visión y su
misión.
• Desarrolla un sistema extenso de apoyo para con sus miembros.
• Provee un sostén apropiado para su equipo ministerial y otros
empleados.
• Hace planes para la longevidad del ministerio y la transición del
liderazgo.
• Hace una evaluación honesta de las áreas fuertes y débiles de su
ministerio, como también de las oportunidades y los posibles peli­
gros de la misma.
• Piensa y actúa estratégicamente.
Así que, si con las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará
lo verdadero?
Lucas 16:11
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “más importante”) coloque en orden de prioridad cada una
de las declaraciones antes mencionadas, al contestar las preguntas:
¿Cuán importante es esta declaración para la salud de nuestra igle­
sia? ¿Cuánto valor le damos a la administración sabia y a la autori­
dad responsable?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“muy eficaz”) coloque en orden de prioridad cada una de las de­
claraciones antes mencionadas, mientras contesta la pregunta:
La administración sabia y la autoridad responsable

¿Cuán eficientes somos como equipo de liderazgo al inculcar estos

valores en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo: ¿Dónde queremos estar en la ejecución de las carac­
terísticas de la administración sabia y la autoridad responsable en
el próximo año? ¿En los próximos dos años?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde queremos estar en
la administración sabia y la autoridad responsable el próximo año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa
“muy bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien pien­
------------------- 1-0
-------------------

sa que su iglesia está mostrando esta octava característica de una

iglesia sana en cuanto a la administración sabia y la autoridad Característica 9
responsable.

Crear redes entre los

miembros del cuerpo de Cristo
La iglesia sana se extiende hacia otros miembros del cuerpo
de Cristo en busca de colaboración para poder compartir recur­
sos y oportunidades de aprendizaje y para celebrar juntos la ala­
banza a Dios.

Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente unidos;

para que el mundo conozca que tú me has enviado y que los has
amado, como también a mí me has amado.

Juan 17:23

Cuando en los últimos días del mes de octubre de cada año entre
5.000 y 6.000 brujas y brujos de todos los Estados Unidos, Inglaterra y
Francia se congregan en la ciudad de Salem, Massachusetts, atraen a
más de 150.000 turistas. Pero a la vez, este encuentro también atrae a
creyentes en Cristo de unas 18 iglesias de la región. Previamente a los
grandes eventos que rodean esta festividad de las brujas, conocida como
Halloween, ya este evento ha sido sumergido en oración por muchos
creyentes.
“Los pastores de esas 18 iglesias se reúnen cada miércoles en la
mañana para orar”, dice el pastor Ken Steigler de la Iglesia Metodista
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
Unida Wesley (Wesley United Methodist Church), la iglesia donde se
concentra una gran parte de las actividades para brindarle esperanza a la
comunidad cristiana del condado de Wiccan. “Cada tercer martes en la
noche tenemos otro tiempo de oración. Luego, el 31 de octubre, patroci­
namos un concierto de oración donde hay aproximadamente 500 personas
que asisten. Este evento es organizado por la entidad llamada Conciertos
de Oración de Nueva Inglaterra y dirigida por el pastor Jeff Marks”.
El pastor Steigler está celebrando su séptimo año como pastor de la
Iglesia Metodista Unida Wesley y ha estado al frente de los esfuerzos
evangelísticos dirigidos hacia la gran concurrencia de personas que llegan
a la zona cada fin de octubre. Él se da cuenta que no habría forma de que
este ministerio a los brujos hubiera llegado a tener tan gran alcance si su
iglesia hubiera tratado de hacerlo a solas. La red del colaboración que se
ha formado entre todas las iglesias de la zona ha sido la clave para este
importante evento.
“A través de los años que hemos llevado a cabo este esfuerzo, Dios lo
ha bendecido con la conversión a Cristo de 82 personas que eran brujos.
Yo colaboro con tres de estos ex brujos ayudando a discipular a nuevos
creyentes y estoy en contacto con ellos tres o cuatro veces por semana”,
informa el pastor Steigler. Él comenta que a pesar de todos los esfuerzos
para alcanzar a los brujos en estos años, todavía es un choque para
algunos de los miembros de la congregación cuando descubren que están
parados en la iglesia junto a un brujo en su vestimenta típica. Sin embar­
go, están acercándose a ellos con amor. “Yo le recuerdo a mi congre­
gación que tienen que amarlos y compartir el amor de Cristo con ellos”,
dice Steigler.
Del 10 al 31 de octubre, la Iglesia Metodista Unida Wesley y muchas
otras iglesias de la zona se unen para patrocinar conciertos, conferencias,
ferias, cenas; cualquier cosa para tratar de impactar a aquellos que han
llegado al festival de Wiccan. “El año pasado, un grupo de 15 músicos
vino de diferentes partes del país. Vinieron de lugares tan lejanos como
los Estados de Texas y Kansas, cubriendo sus propios gastos de viaje y
comida, y dedicaron cuatro días para ayudar y ministrar. En esa ocasión
tuvimos a 18 personas durmiendo en nuestra casa”, dice el pastor Stegle.
“El año pasado, un evangelista dinámico, el doctor Harvey Brown, de la
Universidad de Asbury en Kentucky, tuvo una serie de conferencias. Con
la presencia de doctor Brown y la participación de un grupo musical
extraordinario, junto con el respaldo de los muchos creyentes reunidos
juntos en amor y servicio, pudimos invitar a los brujos a asistir a un even­
to que llamamos ‘Conozca la alternativa’ ”, dice el pastor Steigler.
______ _________________________ ________________________:_____________
Característica 9
El hecho de enfrentar una poderosa oposición al evangelio de parte
de muchos brujos se ha vuelto una realidad para estos hermanos que se
reúnen anualmente para unir sus recursos y energías para este esfuerzo
singular de evangelización. Es posible hacerle frente por las relaciones
interpersonales que han formado a través de los años y que forman el
fundamento para un colaboración eficaz en respaldo a este ministerio que
cambia vidas. Al elegir trabajar hombro a hombro, estas 18 iglesias han
forjado una alianza estratégica que ha impactado en una forma maravi­
llosa esta zona para Cristo.
¿En qué formas está usted y su congregación desarrollando relaciones
con iglesias de otras denominacionales que comparten las mismas inquie­
tudes y valores? ¿Están reuniéndose con el propósito de desarrollar la
amistad, orar y adorar juntos, compartir recursos, colaborar y formar
alianzas estratégicas para el apoyo ministerial? La iglesia sana se ex­
tiende hacia sus hermanos y hermanas en Cristo y reconoce que el
trabajo del ministerio no puede llevarse a cabo eficazmente sin cone­
xiones de ese tipo.
Redes mundiales, nacionales y regionales
Los cristianos alrededor del mundo están reconociendo la necesidad
de formar redes de colaboración para que la iglesia lleve a cabo eficaz­
mente la misión que tiene por delante. Desde su inicio en 1951, la enti­
dad World Evangelical Fellowship (Compañerismo Evangélico Mundial:
WEF, por sus siglas en inglés) ha estado fomentando este tipo de alianza.
Con su sede en la ciudad de Singapur, Malasia, este movimiento mundial
ha visto éxitos fabulosos en naciones donde antes habían pocos avances
para el evangelio. Estos avances se deben en gran medida a los esfuerzos
unidos de entidades que han buscado colaboración con otras entidades
para llevar adelante sus ministerios. Es conmovedor escuchar la historia
del WEF de cómo naciones enteras han sido impactadas a través de estas
redes de colaboración.
Dwight Gibson, director del WEF para los Estados Unidos, dice lo
siguiente: “Cuando los pastores y los líderes de iglesia salen de sus pro­
pios edificios y del círculo de su propia denominación, se dan cuenta de
cuánto tienen en común con otros en relación con las oportunidades y los
problemas que enfrentan. Hay en todos una tendencia natural de aislamos
y de pensar que somos los únicos que tenemos cierto problema. En mi
trabajo en WEF, continuamente me quedo sorprendido de cuán pare­
cidas son las oportunidades y los problemas que enfrentamos todos, no
________________________________ ______________________________________
■
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
solamente dentro de un Estado o región, sino a través de las fronteras
nacionales”.
Gibson continúa diciendo: “Me parece que para que la gente busque
salir de sus propios linderos, necesitan tener una visión que vaya más allá
de ellos mismos. En este sentido, la oportunidad o el problema tiene que
ser mucho mayor que la capacidad para resolverlo dentro de su propia
iglesia o ministerio. Creo que tiene que darse una conciencia del ver­
dadero alcance y fuerza del impacto que produce Dios sobre todas las
áreas de la vida. Si nuestro concepto de Dios es pequeño, nuestro con­
cepto del trabajo unido que hacemos en el cuerpo de Cristo probable­
mente será también pequeño. Igualmente, si reconocemos el alcance y la
fortaleza que hay en el cuerpo de Cristo, tendremos una mente más abier­
ta a la interacción”.
Creo que no hay un ejemplo más emocionante de esto que lo que
ocurrió en la entidad conocida como la Evangélica! Alliance (Alianza
Evangélica) de Gran Bretaña. Fundada en 1846, la EA ha crecido hasta
llegar a ser la entidad cristiana más grande de Gran Bretaña. Representa
a más de un millón y medio de cristianos pertenecientes a más de treinta
denominaciones y cerca de otras mil organizaciones cristianas. El énfasis
original de EA, y aún fuerte hoy en día, fue la libertad religiosa. En los
años subsecuentes, a través de buenos y malos tiempos, la Alianza ha
enfatizado la oración, la renovación espiritual de la iglesia y el avance del
evangelio.
Bajo el liderazgo unificador de Clive Calver, la EA ha crecido de
manera significativa desde 1983. Aunque Calver renunció al cargo en
1997 para ocupar el puesto de presidente del World Relief Corporation
(Consejo Mundial de Ayuda), la EA sigue como un movimiento fuerte y
vital. Tim Stafford, en un artículo en la revista Christianity Today
(Cristianismo Hoy), da la siguiente explicación detallada:
Cuando Calver se hizo cargo de la entidad en 1983, él y su equipo
establecieron una estrategia doble: ( 1) crear una mayor credibilidad dentro
de la comunidad evangélica del Reino Unido, y (2) lograr la atención y
credibilidad dentro de los medios de información y entre los líderes políti­
cos de Gran Bretaña. Hubo éxito en cuanto a la primera meta de ganar con­
fianza dentro de la comunidad evangélica al proveer un liderazgo eficaz en
áreas claves de inquietud y preocupación. Y, con el tiempo, tanto los medios
de información como los líderes políticos en el Parlamento fueron educados
por la alianza acerca de quiénes eran los evangélicos, quienes sus inte­
grantes y cuáles sus puntos de vista en lo religioso, social y político. (Nota
Jí& Z
Característica 9
del Editor: entiéndase aquí evangélicos conservadores en contraste con
protestantismo tradicional.)
Los objetivos de la Alianza Evangélica hoy son claros:
• Promover la unidad en la iglesia.
• Estimular la oración.
• Fomentar y animar la evangelización.
• Capacitar a los cristianos para actuar como la
sal y la luz de la sociedad.
Una forma en que la EA busca alcanzar estas metas es patrocinando un
evento anual llamado “Cosecha de Primavera”. Esta conferencia anual atrae
a evangélicos desde congregaciones que se reúnen en hogares, congrega­
ciones tradicionales como bautistas, metodistas y anglicanas, como también
a pentecostales, carismáticos y congregaciones étnicas. La adoración y la
oración son el centro vital de este evento. Sin embargo, también hay un
componente educacional: eruditos evangélicos del Reino Unido y de otros
lugares presentan conferencias para educar a los concurrentes acerca de la
historia, la teología y las implicaciones sociales de la fe.
En el escenario estadounidense, la formación de redes entre el cuer­
po de Cristo esta tomando nuevas dimensiones de cooperación. “Por
muchos años, el término sociedad ha sido algo incómodo para las iglesias
evangélicas de los Estados Unidos”, dice el doctor Paul Cedar, presidente
de la entidad Mission America (Misión América). “En la mayoría de los
casos en el pasado, cierto ministerio desarrollaba un plan estratégico y en
base a eso invitaba a otros ministerios, denominaciones y/o iglesias a aso­
ciarse con ellos. Ahora ese escenario está cambiando en forma notable.
Las denominaciones, las iglesias y ministerios diversos a lo largo del país
se están haciendo la pregunta: ¿Qué es lo que Dios nos está llamando a
hacer juntos en lugar de hacerlo a solas?
La organización Mission America (Misión América) es una de las
entidades que está viendo la formación de auténticos programas de
colaboración en muchas partes de los Estados Unidos, a nivel regional
como nacional, donde los participantes son miembros en plena igualdad.
Por ejemplo, actualmente más de treinta entidades han formado redes de
colaboración ministerial a nivel nacional que se enfocan en la oración y
la evangelización. Muchísimas iglesias, denominaciones y ministerios
son participantes igualitarios en estas redes ministeriales. Obviamente
esta es la obra del Espíritu Santo.
La entidad principal de unidad y colaboración en los Estados Unidos
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
es la National Association o f Evangelicals (Asociación Nacional de
Evangélicos, NAE por sus siglas en inglés), la cual ha llegado a ser la voz
más representativa del brazo evangélico conservador debido a su fuerte
testimonio. Como tal, también ha llegado a ser el foro de discusión
y de recursos para las denominaciones miembros. Estas están unidas
a través de varios elementos: una declaración de fe, una iniciativa
de reconciliación racial, una oficina para asuntos de gobierno con sede
en Washington, ministerios afiliados como la Christian Stewardship
Association (Asociación Cristiana de M ayordom ía), Evangelical
Fellowship o f Mission Agencies (Asociación Evangélica de Agencias
M isioneras), Evangelical Child and Family Agency (Agencia Evangélica
para la Niñez y la Familia), National Religious Broadcasters (Red
Nacional de Radiodifusión Religiosa) y World Relief Corporation
(Corporación de Ayuda Social), un floreciente ministerio auxiliar para
la ayuda de los pobres en el mundo.
La NAE consta de aproximadamente 42.500 congregaciones en toda
la nación. La asociación también incluye en su membresía a más de 250
instituciones educativas y agencias paraeclesiásticas. A través del minis­
terio cooperativo de sus miembros, la NAE beneficia a más de 27
millones de personas. Su reputación impecable de integridad y servicio
eficaz es un tributo a la influencia que tiene la comunidad evangélica
cristiana a través de los Estados Unidos.
A nivel regional, hay muy pocos ministerios como el de Visión Nueva
Inglaterra. Esta entidad (conocida antiguamente como la Asociación
Evangelizadora de Nueva Inglaterra) fue fundada en 1887 por un grupo
de hombres de negocios, cristianos, de la ciudad de Boston, y ha crecido
en forma dramática a través de los años. Hoy, VNI sirve a cerca de 4.000
congregaciones de unas 80 denominaciones ubicadas en los seis Estados
de Nueva Inglaterra (Maine, New Hampshire, Vermont, Massachusetts,
Connecticut y Rhode Island). El personal de VNI (35 personas especia­
lizadas) sirve al cuerpo de Cristo en esos Estados tratando de fomentar
una filosofía de servicio eficaz en el ambiente de la iglesia local, especí­
ficamente enfocada hacia la adoración, la capacitación de líderes-siervos,
el enfoque evangelístico y la formación de redes de colaboración.
Visión Nueva Inglaterra tiene como finalidad unificar a los cristianos
para una evangelización efectiva. Creemos firmemente que para lograr la
tarea, debemos compartir una misma filosofía de ministerio, la cual
envuelve las diez características de una iglesia sana enumeradas en este
libro. Para que una iglesia sea eficaz en su testimonio diario y en su ser­
vicio a la comunidad, debe abrazar el plan de Cristo que incorpora a todas
999
Característica 9
las denominaciones. La iglesia ha de llegar a ser todo lo que Dios desea
cuando logre una unidad que supera las diferencias de cultura, religión,
denominaciones, etnias, y las diferencias que se presentan entre la vida
urbana y rural.
No hace mucho pudimos desarrollar una buena vinculación con el
Hawaiian Islands Ministry (Ministerio de las Islas Hawaianas), que tiene
su sede en Honolulú. Por medio de sus conferencias para pastores y
líderes, ellos están haciendo una gran labor uniendo a la comunidad cris­
tiana de las islas y comprobando ser una entidad que fortalece la salud y
la vitalidad de las iglesias de la región. Como resultado, otros ministerios
en las islas han crecido y las iglesias están verdaderamente unidas
para enfrentar la oposición que siempre ha existido hacia el evangelio.
¿Abrazará usted el desafío de crear en su región una entidad de coope­
ración similar para efectivizar el testimonio y la unidad de la iglesia?
Firmeza por ia unidad
En 1996 Clive Calver y Rob Warner escribieron un libro maravilloso
sobre este tema que intitularon Together We Stand (En la unidad nos man­
tenemos firmes). Al definir nuestra unidad como cristianos ellos escri­
bieron:
Los cristianos evangélicos siempre han tenido una obsesión particular
en cuanto a la individualidad. Algo de este sentimiento debe su origen al
énfasis sobre la conversión individual. Sin embargo, aunque la conversión
es algo individual al comienzo, también representa el ingreso a la comu­
nidad de fe. No obstante a que la palabra “santo” aparece solamente una vez
en las Escrituras, la palabra “santos” (en plural) aparece no menos que 61
veces.
Como individuos, Dios nos da su Espíritu, pero colectivamente nos da
unos a otros. Es vital que reconozcamos que, aparte del Espíritu Santo, el
mejor regalo que recibimos de Dios es tenemos unos a otros. No fuimos
destinados a luchar solos; más bien, fuimos diseñados para ser indispen­
sables los unos a los otros. El apóstol Pablo sostiene con firmeza este punto
cuando insiste en que somos el pueblo de Dios, e individualmente miem­
bros del cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:12-27). La analogía que nos presenta
es vivida, porque ninguna persona a solas puede ser el cuerpo de Cristo; esa
identidad es un privilegio colectivo. La imagen que se presenta no es la de
un brazo, o un dedo del pie, una oreja o una pierna buscándose con deses­
peración. En cambio, bajo la cabeza que es Cristo, encajamos naturalmente
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
para formar una unidad que es compatible y por la cual él puede obrar en
y por nosotros como su cuerpo.
Así como los ojos necesitan a los oídos, y viceversa, quedamos incom­
pletos cuando estamos separados de los demás (1 Cor. 12:15-20). Esto nos
ofrece una clara ilustración de la unidad en medio de la diversidad. No esta­
mos diseñados para ser todos iguales, ni para desempeñar funciones idénti­
cas, sino que estamos enlazados intrínsecamente unos a otros. La única
división posible sería creada por una amputación, si fuéramos cortados a la
fuerza del resto del cuerpo.
Por lo tanto somos “un” cuerpo de la misma manera como Cristo es
“uno” (1 Tim. 2:5).
Del mismo modo hay un solo Dios en un solo Señor Jesucristo (Juan
10:30; 17:11-21). También hay un solo Dios en un solo Espíritu de Cristo
(Ef. 2:18; 1 Cor. 12:9-11). La unidad de cada creyente con Cristo no es algo
físico; sino espiritual (1 Cor. 6:17). Por lo tanto, somos hermanos y her­
manas unidos en el cuerpo de Cristo a través del Espíritu Santo (1 Cor.
12:12; Gal. 3:28; Ef. 4:4; Col. 3:15; Heb. 2:11).
Aunque seamos diferentes en nuestro estilo de alabanza y adoración,
en nuestra forma de gobierno, o en nuestra afiliación denominacional, la
convicción básica de nuestra unidad en Cristo es lo que impulsa nuestros
esfuerzos hacia la unidad. La vasta mayoría de los evangélicos están de
acuerdo en cuanto a cinco posturas claras que tienen que ver con el
enfoque hacia el mundo contemporáneo:
1. Estamos de acuerdo en que el pluralismo cultural es una realidad
incómoda para la iglesia.
2. Estamos de acuerdo en que la fe cristiana no debe ser reducida a
una expresión privada.
3. Estamos de acuerdo en que no todas las religiones son iguales.
4. Estamos de acuerdo en que la tolerancia y la aprobación no son la
misma cosa.
5. Estamos de acuerdo en que la conversión representa el corazón
mismo de la fe cristiana.
Esta es, entonces, la base de nuestra unidad. No está limitada a nues­
tro compañerismo, o a nuestras creencias y prácticas en común. Está
basada en un compromiso mutuo de mantener las exclusivas demandas de
Cristo en contraposición a la marea creciente del pluralismo. Estas
demandas exclusivas pueden ser resumidas en lo siguiente: la autoridad
Característica 9
suprema de la Palabra de Dios, la redención que está disponible a los
hombres únicamente a través de Jesucristo, la necesidad de una conver­
sión individual y el desafío urgente de una evangelización eficaz. Cada
hombre o mujer, joven o anciano, que declare su fe en Jesucristo como su
Señor y Salvador está unido a todos los demás que también proclaman
estas verdades bíblicas. Siempre encontrarán la oposición de aquellos que
resienten esta postura y que los han de etiquetar de exclusivistas. Sin
embargo, nuestra respuesta como pueblo de Dios es de no hacer conce­
siones, sino de presentar estas verdades en forma amorosa como quienes
honramos las verdades de Cristo como única solución para un mundo
desconsolado.
La fuerza arrolladora que emerge de una iglesia unida ha de sobre­
ponerse a todas las fuerzas del Maligno en el mundo actual. Si realmente
creemos en el cielo y en el infierno, no tenemos otra opción que no sea la
de unimos basándonos en las prioridades celestiales y hacer todo lo posi­
ble para evitar que las personas vayan al infiemo.
Iniciativas municipales
Para mi amigo Ted Haggard, pastor fundador de la Iglesia Nueva
Vida (New Life Church) en la ciudad de Colorado Springs, Colorado, la
misión de su vida es hacer todo lo posible para evitar que la gente vaya
al infierno. En su libro Primary Purpose (El propósito principal), Ted nos
recuerda que tenemos los recursos, el poder espiritual y la bendición de
Dios a nuestro favor para llevar a cabo esta tarea. Como pueblo de Dios,
la proclamación de este mensaje es nuestro deber. Él llama a la iglesia a
combinar esfuerzos para que la gente a nuestro alcance en todo lugar
pueda escuchar las demandas de Cristo en formas claras y relevantes. Ted
dice:
• Somos los únicos con un mensaje que garantiza vida eterna.
• Somos los únicos con acceso ilimitado a Dios el Padre.
• Somos los únicos con el poder del Espíritu Santo y la autoridad de
rechazar las influencias de las estrategias demoníacas.
• Somos los únicos con la capacidad de vencer “las puertas del in­
fierno”.
• Somos los únicos que podemos hacer la obra de Dios en las ciudades.
• Somos los únicos que tenemos esta exclusiva responsabilidad debido
a que somos parte de su cuerpo, y somos sus colaboradores, sus
embajadores y sus amigos.
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
Él nos dio su nombre, nos hizo saber su voluntad y su plan, nos dio su
Espíritu, su gracia, su amor y su unción. Por lo tanto, nuestra función como
libertadores es una responsabilidad que otorga vida a otros.
Tcd utiliza la mayor parte de su libro para relatar la historia de cómo
las iglesias en Colorado Springs se están uniendo en base a un plan
común para la ciudad, enfocándolo en cinco principios importantes: enfa­
tizar los elementos básicos de las Escrituras; promover la obra de Cristo
y de su Palabra por sobre todos los ministerios y métodos individuales;
orar para que se eleve el nivel de actividad del Espíritu Santo en la ciu­
dad; respetar la interpretación que cada uno pudiera dar a las Escrituras;
y poner en práctica, por las palabras y los hechos, el apoyo hacia los
demás. La ciudad de Colorado Springs ha sido impactada de manera sin­
gular por las iglesias de la comunidad que han practicado estos principios
y que han combinado esfuerzos para un servicio eficaz por la causa de
Cristo.
¿Qué será necesario para que las iglesias de su ciudad o localidad ten­
gan un mismo sentir, en mente y corazón, para poder desarrollar una
"mentalidad de parroquia” para alcanzar a la comunidad para Cristo?
¿Existen principios que pueden ser puestos en práctica de tal forma que
la unidad que se logre en su región tenga un efecto eterno en aquellos que
han sido llamados a servir? Creo, justamente, que hay cinco principios
que deben ser considerados.
1. Pastores orando juntos como amigos
Hace un tiempo, cuarenta pastores de todo el Estado de Vermont se
reunieron en un pueblo llamado Sm ugler’s Notch para orar por un avi-
vamiento espiritual en el Estado. “Nuestro objetivo era hacer nuestras
oraciones a Dios en el punto geográfico más elevado del Estado. El
pueblo de Smuggler’s Notch (el nombre significa “desfiladero de contra­
bandistas”) es simbólico de las actitudes rebeldes que caracterizan al
Estado de Vermont. Por lo tanto, era importante que nos reuniéramos
ahí para realizar lo que se llama ‘arrepentimiento representativo’ ”, dice
el pastor Craig Benson, de la Iglesia Unida Cambridge (Cambridge
United Church) en la ciudad de Cambridge, Vermont. “En otros encuen­
tros de pastores que viven en ciudades fronterizas del Estado se han
levantado altares de piedra que simbolizan este movimiento de oración en
todo Vermont. Creemos que Dios nos está preparando para un avi-
vamiento, y estamos preparándonos para esto arrepentiéndonos de nues­
tros pecados”.
Característica 9
La red más antigua de pastores en el noroeste de Vermont es la
Greater Burlington Evangelical Association (Asociación de Iglesias
Evangélicas de Gran Burlington). De las cuarenta y cinco iglesias ubi­
cadas en la zona, personas de unas 20 a 25 de ellas se reúnen mensual­
mente en un desayuno para tener compañerismo y buscar formas de for­
talecer la unidad. De estos encuentros han surgido iniciativas evangelís-
ticas, seminarios unidos de capacitación, el desfile anual que se llama
“Marcha por Jesús” y en forma trimestral lo que se llama “conciertos de
oración”. Todos estos esfuerzos resultaron de las excelente relaciones
interpersonales que se han logrado entre los pastores.
En la ciudad de Hopkinton, Massachusctts, el pastor Dick Germaine
ha sido líder de un encuentro de pastores del área que se llama
“Compañerismo Juan 17:23”. A través de los años, Dios ha unido a estos
pastores en un espíritu de apoyo sincero y aliento mutuo, y ha fortaleci­
do las redes de colaboración entre las iglesias representadas. Han decla­
rado que su misión es “ofrecerle a cada pastor en la zona central de
Massachusetts la oportunidad de ser parte de ‘Compañerismo Juan
17:23’, donde pueda recibir apoyo y aliento, ayuda y sanidad, y donde
pueda orar y trabajar con colegas en busca de una renovación y unidad de
la iglesia, para fortalecer la evangelización de las personas sin Cristo”.
En la actualidad, esta agrupación tiene a trece pastores activamente
involucrados. Ellos vienen de iglesias carismáticas, tradicionales, inde­
pendientes y pentecostales. Se reúnen jueves por medio durante tres
horas. Además han organizado retiros juntos, y por ellos han podido
profundizar las relaciones intcrpersonales y abrirse unos a otros en for­
mas significativas. “Estamos encontrando que hay pastores que llevan
heridas muy profundas, y otros tienen problemas matrimoniales. Pero
a medida que hemos orado fervientemente unos por otros hemos visto
como Dios ha traído sanidad a aquellos que están doloridos”, dice el
pastor Germaine.
Un encuentro similar de pastores ha venido ocurriendo durante 15
años en la zona de la ciudad de Haverhill, Massachusetts. “Cuando uno
tiene una historia de tantos años de encuentros regulares, como lo hemos
estado haciendo nosotros, realmente llegamos a conocemos entre los pas­
tores. Sentimos que existe un vínculo muy estrecho entre nosotros”, dice
Charles Barton, el rector de la Iglesia Episcopal San Santiago (St. James
Episcopal Church) de la ciudad de Groveland, Massachusetts.
Este encuentro de pastores, que se reúne en la Iglesia Episcopal
Trinidad (Trinity Episcopal Church) en Haverhill, se inició cuando un
pastor nazareno convocó a los pastores para orar por un avivamiento.
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Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
Este grupo se ha venido reuniendo regularmente desde entonces, con una
asistencia que ha llegado hasta los 15 pastores, quienes se reúnen para
compartir sus inquietudes y orar por un avivamiento en la comunidad.
“Este encuentro atrae a un grupo bastante diverso de pastores que incluye
a dos mujeres pastoras de la Iglesia Metodista Unida", informa el reve­
rendo Barton.
Cuando se organizó el Encuentro de Pastores Evangélicos de Cape
Cod hace más de 30 años, esto fue visto primordialmente como un
encuentro mensual que les proveía a los pastores el apoyo emocional y
espiritual que ellos necesitaban. “Ahora estamos tratando de formar gru­
pos más pequeños que se reúnan más de una vez al mes y así proveer
oportunidades más intensivas de compañerismo", dice el pastor Mike
Rowe, de la Iglesia Bautista en la ciudad de Osterville y actual presidente
de la entidad.
“He desafiado a los pastores de nuestra asociación a cambiar la forma
de pensar en relación con nosotros mismos”, dice el pastor Rowe. “Somos
35 iglesias dispersadas desde la ciudad de Plymouth hasta la ciudad de
Wellfleet, y es muy fácil pensar en nosotros como un grupo de iglesias
pequeñas. Por consiguiente, cuando leemos acerca de iglesias grandes
como la de Willow Creek, sentimos que nunca podríamos hacer lo mismo
en Cape Cod. Yo creo que tenemos que pensar de nosotros mismos como
una iglesia grande esparcida por toda una región. Cuando empezamos a
pensar de esa manera, comenzaremos a vemos a nosotros mismos como
una sola iglesia en Cape Cod, y a los pastores como el personal de esta
gran iglesia. De repente, podemos conceptuamos como una iglesia de tres
o cuatro mil miembros, en lugar de iglesias de apenas 75 a 100 personas
que luchan para mantenerse con vida. ¡Y piense en la cantidad de insta­
laciones que están a nuestra disposición!”
Las agrupaciones de pastores que he mencionado representan a unas
tantas más que han surgido en nuestra región. Cuando los pastores que
trabajan en cierta zona geográfica llegan a amarse y tenerse confianza
mutua, entonces las iglesias locales que representan comenzarán a unirse
para tener celebraciones unidas de alabanza y oración, y a ampliar sus
oportunidades de ministerio y de edificar relaciones interpersonales
sanas. La salud de una comunidad emerge de la importancia y fuerza que
adquieren las relaciones interpersonales, pero comienza con los líderes de
cada iglesia.
2. Compartir los recursos
¿Qué se puede hacer cuándo una iglesia es demasiado pequeña como
___________________________________________________________Característica 9
para tener a un pastor de jóvenes de tiempo completo? En la ciudad de
Stamford, Connecticut, tres iglesias que enfrentaban tal dilema deci­
dieron mancomunar sus recursos, unificar a sus grupos de jóvenes y con­
tratar a un pastor de jóvenes que sirviera a las tres congregaciones.
“Estamos encantados con lo bien que avanza el ministerio de jóvenes”,
dice el pastor Bob Childs de la Iglesia Congregacional de Long Ridge.
“La Iglesia Evangélica Comunidad, la Iglesia Alianza y nosotros nos
pusimos de acuerdo en que era mejor trabajar juntos, y de veras ministrar
a nuestros jóvenes, que tratar de proteger a nuestro propio grupo. El mi­
nisterio ha tenido tanto éxito que ahora estamos considerando contratar a
un pastor para los adolescentes de entre 12 y 15 años”. El ministerio entre
los jóvenes de la escuela secundaria se lleva a cabo en la Iglesia
Evangélica Comunidad (Evangelical Community Church), mientras que
el ministerio con los adolescentes se reunirá en la Iglesia Congregacional.
Al haber desarrollado un espíritu de colaboración a través de este
ministerio juvenil unido, las tres iglesias ahora patrocinan una serie de
cinco días de campo los días miércoles durante el mes de julio. Las tres
iglesias comparten una cena y un tiempo de canto juntos, luego desarro­
llan un programa unido para niños tipo Escuela Bíblica de Vacaciones.
Dado que estos encuentros se llevan a cabo en un parque público de la
ciudad, se distribuyen volantes a todos los que se encuentran en el parque
y se los invita a unirse al evento.
Este tipo de colaboración es el resultado de varios esfuerzos para
crear redes entre las iglesias, particularmente en los condados de Fairfield
y Stamford. “Alrededor de 15 pastores se reúnen una vez al mes para
desayunar. Una media docena de ellos se reúne cada dos semanas para
orar. Además, yo formo parte de un grupo de apoyo con otros dos pas­
tores”, dice el pastor Childs.
En la ciudad de Boston hay otro ejemplo de un grupo juvenil unido
que es patrocinado por el Centro del Evangelio Emanuel y la llamada
“Coalición 10 Puntos”. Ellos tienen un proyecto ambicioso para el minis­
terio entre jóvenes, que es el de tener a 20 obreros a tiempo completo en
iglesias de la urbe para el año 2006. Dado que la mayoría de las iglesias
étnicas de Boston son por lo general muy pequeñas como para ser capaces
de sostener a un pastor de jóvenes de tiempo completo, este proyecto
provee los recursos en un esfuerzo específico de ubicar pastores de
jóvenes en iglesias que ya han iniciado un programa para alcanzar a la
juventud en su alrededor.
Es motivo de gran urgencia establecer programas como este en las
ciudades. Una encuesta extensa de los ministerios juveniles en existencia
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
en la ciudad de Boston, realizado por el Centro Emanuel, reveló que sola­
mente el 15 por ciento de las 561 iglesias encuestadas tienen programas
para jóvenes que no asisten a la iglesia. No obstante, los adolescentes de
Boston enfrentan un sin número de problemas, entre los que se puede
señalar la violencia, el embarazo precoz, falta de oportunidades para estu­
dio y empleo, abusos de todo tipo, crimen violento y pobreza. Además, se
calcula que para el año 2005 el número de adolescentes en las áreas
urbanas de la ciudad crecerá en un 17 por ciento. También se estima que
esta oleada demográfica de niños ha de crecer en “pobreza moral”, y ha
de crear una ola aún mayor de delincuencia dentro de los próximos años;
alguien lo ha designado como “super depredadores, más terroristas que
criminales”.
La meta de “Coalición 10 Puntos” es incentivar a una mayor partici­
pación de las iglesias en esfuerzos por alcanzar a los jóvenes que están
fuera de la iglesia. Para lograrlo será necesario involucrar a miles de
jóvenes en programas que tienen su base en la vida de la iglesia, y que
desarrollan un fuerte sistema de apoyo al ministerio de los obreros
actuales con la juventud; esto además de la ubicación de los 20 pastores
de jóvenes a tiempo completo que he señalado arriba. Estas metas ambi­
ciosas son altamente visionarias, pero necesarias si la próxima generación
de jóvenes ha de ser alcanzada con el evangelio. Y la única forma para
que estas metas puedan lograrse es que las iglesias se unan para llevar
adelante el plan que Dios desea para ellas en la evangelización de la
ciudad.
¿Cuáles son los recursos que estaría dispuesto a compartir con otros
de su comunidad o región? ¿Habría ministerios que podrían ser lanzados
o reforzados si se combinaran esfuerzos con otros que tienen una misma
fe y testimonio? La iglesia sana encuentra formas para multiplicar los
recursos y el impacto de su ministerio. Unan las manos y compartan sus
recursos con otros hermanos y hermanas en Cristo y observen cómo el
Señor ha de bendecir sus esfuerzos.
3. Pactos que abarcan a toda la ciudad
El 24 de marzo de 1996, representantes de las iglesias de la ciudad de
Brockton, Massachusetts, se reunieron para hacer un compromiso públi­
co entre ellos y la ciudad. Bajo el lema de CURE (Cristianos Unidos en
Renovación y Evangelismo), 14 pastores y sus respectivas iglesias for­
malizaron su compromiso mutuo por medio de un culto de alabanza a
Dios, que concluyó con la firma de un pacto de cooperación. “El funda­
Característica 9
mentó de una colaboración entre las iglesias es la relación interpersonal
que existe entre los pastores”, dice el pastor David Holland de la Iglesia
Cuadrangular de Brockton.
Este pacto se hizo posible gracias a los encuentros a través de dos
años en los cuales los pastores se reunieron para orar juntos. Además, en
este tiempo ellos habían comenzado a patrocinar en forma trimestral los
llamados “conciertos de oración”, a los que asistieron unas 200 a 300 per­
sonas, llegando a tener una asistencia de más de 500 personas en el Día
Nacional de la Oración. Además, durante cinco años las iglesias también
se habían unido para patrocinar conferencias sobre el discipulado.
El pacto que firmaron las iglesia dice lo siguiente:
Puesto que, los Cristianos Unidos en Renovación y Evangelismo están
ligados en una misma creencia en cuanto a la Trinidad de la Deidad, el
señorío de Cristo, la autoridad de la Biblia y el castigo eterno de quienes
no hayan depositado la fe en Jesucristo.
Puesto que, reconocemos y confesamos que es la voluntad de Dios
que “nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento”, según
2 Pedro 3:9.
Por lo tanto, resolvemos comprometemos bajo las siguientes directrices:
Trabajar unidos para la renovación y la evangelización. Para este fin
proponemos reunimos una vez al mes y pasar tiempo adicional juntos a
medida que el Señor nos otorgue oportunidad de hacerlo.
Respetarnos, honrarnos y amarnos unos a otros. Nos proponemos
escuchamos y aprender unos de otros, especialmente en ocasiones cuando
se presente el desacuerdo, buscar primero entender al otro y luego ser com­
prendido; hablar bien de los demás, sin criticar; buscando siempre edifi­
camos mutuamente en todas las situaciones.
De acuerdo con Efesios 4:3, reconocemos que la voluntad de Dios
para los creyentes en el Señor Jesucristo es procurar “con diligencia
guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”.
De mutuo acuerdo, los pastores suscribimos el presente pacto, el día
2 de marzo del año 1996.
Por cierto, esta ceremonia de la firma del pacto cimentó el compro­
miso de los pastores de la ciudad de Brockton para servir juntos en el
nombre de Cristo para impactar a la ciudad. Las promesas hechas mu­
tuamente son un ejemplo del Salmo 133:1: “ ¡Mirad cuán bueno y cuán
delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”.
Desde entonces, varias iniciativas significativas se han tomado por
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
las iglesias afiliadas a CURE. “Por cuatro sábados consecutivos unas 300
personas caminaron de manzana en manzana por toda la comunidad,
deteniéndose frente a cada casa para orar por los ocupantes”, dice el pas­
tor Holland. Como resultado, se elevaron oraciones por más de 90.000
personas, una hazaña sorprendente. Este esfuerzo especial de oración
unida resultó en una fiesta colectiva auspiciada por las iglesias, que se
realizó en uno de los parques de la ciudad. “Llegaron más de 2.000 per­
sonas a esta gran fiesta”, sigue diciendo el pastor Holland. “Queríamos
servir a la comunidad en una forma que demostrara el amor de Dios hacia
ellos. Fue así como ofrecimos gratis más de 14.000 platos de comida y
entregamos centenares de premios. Como parte de la fiesta hubo payasos,
globos, partidos de baloncesto y un programa de títeres. Cada persona
recibió un boleto para poder ganarse una de las diez bicicletas que se
sortearon durante el día. También durante el día un grupo de hombres
repararon unas 100 bicicletas de niños, habiendo ellos mismos provisto
las herramientas y los repuestos para poder hacerlo”.
El punto cumbre de la fiesta fue una presentación evangelística
que hizo un grupo de jóvenes de Teen Challenge (Desafío juvenil). Los
pastores habían capacitado previamente a los consejeros, quienes esta­
ban listos para hablar con las más de 300 personas que tomaron la
decisión de seguir a Cristo. “Todas las personas que hicieron una decisión
de fe recibieron un Nuevo Testamento. Los consejeros tenían tarjetas en
duplicado para poder guardar ellos mismos una copia, para luego hacer
el seguimiento de la persona que había tomado la decisión de fe”, revela
el pastor Holland. “Nuestra meta como pastores era elevar el nivel espiri­
tual de las iglesias de Brockton y creo que por medio de este esfuerzo
logramos esa finalidad”.
El ejemplo de las iglesias de Brockton demuestra que, sea por un
pacto formal o por un compromiso informal, las iglesias sanas pueden
unir las manos con otros hermanos e iglesias de su comunidad en bien de
una mejor labor para Dios. Crear redes de cooperación con otros miem­
bros del cuerpo de Cristo no es una opción para la iglesia sana. Al con­
trario, el compromiso que tomamos en este sentido ha de fortalecer las
relaciones interpersonales por mucho tiempo.
Yo tuve el privilegio de hablar al grupo de pastores ese glorioso día
cuando se firmó el pacto en Brockton. Les hice recordar que sus firmas
en el documento que habían elaborado no estaban hechas con lápiz, que
pudieran ser fácilmente borradas si es que se tropezara con obstáculos en
el camino. En cambio, dije, sus firmas estaban hechas en tinta sellando así
de manera permanente sus compromisos hechos los unos para con los
Característica 9
otros. Cuando este tipo de pacto se asume con seriedad, tendrá valor eter­
no para pueblos y ciudades enteros. Este compromiso demuestra al
mundo que estamos unidos en nuestra fe, testimonio y servicio; todo para
la gloria de Dios.
4. Extendernos por esfuerzos unidos
Aunque las iglesias de la zona de Burlington, Vermont, han estado
colaborando juntas por dos años a través de una diversidad de activi­
dades, el concepto de “la iglesia de la ciudad” estableció las bases teoló­
gicas para afirmar un nuevo nivel de cooperación.
“Los pastores que se trasladan a esta zona quedan asombrados al
ver la red de cooperación que existe entre las iglesias bajo el lema de
Vermont Arise (Arriba Vermont)”, dice Rick Callahan, pastor de la Iglesia
Cristiana Maranata (Maranatha Christian Church), una de las iglesias más
grandes de la región. “Hoy tenemos una docena de iglesias que trabajan
juntas en proyectos comunitarios”.
Una de las razones por la cual se organizó Vermont Arise fue para dar
apoyo a la Marcha para Jesús. Desde entonces las iglesias han participa­
do en el patrocinio de eventos de capacitación, una serie campañas evan-
gelísticas de todo un mes, y eventos especiales de verano que se han ce­
lebrado en el Parque Municipal, donde se entrega ropa y comida en forma
gratis. Últimamente están uniendo esfuerzos para promover los valores
bíblicos del matrimonio heterosexual, para contrarrestar el movimiento
secular creciente de matrimonios de personas del mismo sexo.
Otra forma de colaboración es el apoyo que las iglesias de Burling-
tron le dan a los ministerios hacia personas de la calle, que concentra su
labor en un programa de alimentación cada viernes en el parque munici­
pal o en la Iglesia Bautista Restauración (Restoration Baptist Church).
También durante los meses de verano se ubican mesas sobre la empedra­
da calle Church, en el centro comercial de la ciudad, para la entrega de
Biblias y tratados a los turistas que visitan a Burlington. En el verano de
1997, se regalaron más de 5.000 Biblias. “Las iglesias se ocupan de
proveer recursos financieros y personas voluntarias para este ministerio
en el corazón de la ciudad”, dice el pastor Callahan.
Mission America (Misión América) promovió a través de los Estados
Unidos de América la participación de las iglesias en la campaña llama­
da Celebróte Jesús 2000 (Celebremos a Jesús 2000). La meta para esta
iniciativa era orar por y testificar a cada persona en los Estados Unidos
antes de fines del 2000. Muchas iglesias y comunidades como la de
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
Burlington estuvieron totalmente comprometidas en alcanzar esta meta.
Visión Nueva Inglaterra se puso en la delantera de esta iniciativa a nivel
regional, al igual que lo hicieron cientos de ministerios diversos a lo largo
del país. Al iniciarse el nuevo milenio, creemos que ha llegado el tiempo
para que las iglesias se unan bajo este lema o uno propio.
Visión Nueva Inglaterra, junto con el ministerio urbano Centro
Emanuel, han forjado un esfuerzo unido que se llama Proyecto UNO.
Este proyecto ha sido diseñado para ayudar a los pastores y a las iglesias
a fomentar relaciones más estrechas con otros cristianos, y al mismo
tiempo que trabajen juntos para la evangelización de la comunidad. Este
proyecto está desarrollando nuevos modelos para la colaboración y está
incentivando a que los pastores y líderes inicien un diálogo entre las igle­
sias. Como resultado de esta interacción, se espera que emerjan, bajo la
guía del Espíritu Santo, nuevos métodos de evangelización que estén a
tono con el ambiente social y cultural de la comunidad. Debido a que este
acercamiento de las iglesias es una iniciativa local, se espera que con­
tenga la semilla para la creación de estrategias que continuarán por
muchos años.
No solamente hay iglesias colaborando en iniciativas que abarcan a
su ciudad, sino que también están combinando esfuerzos relacionados
con las misiones internacionales. Nueve iglesias han formado una entidad
que se llama Connecticut Missions Consortium (Consorcio de Misiones
de Connecticut). Cuando una misión asociada con el International
Fellowship o f Mission Agencies (Asociación Internacional de Agencias
M isioneras) o con Evangelical Fellowship o f Mission Agencies
(Asociación Evangélica de Agencias Misioneras) acepta a un individuo
como misionero de su organización, y si esa persona es miembro de una
de las nueve iglesias asociadas, la red se hace cargo de que ese misionero
reciba toda la ayuda necesaria para poder salir al campo misionero
dentro del menor tiempo posible. También, por ser miembro de una de
estas iglesias, el misionero puede solicitar sostén económico total de estas
iglesias.
“La iglesia de la cual el candidato a misionero es miembro le provee
el 30 por ciento de su sostén económico, y las otras iglesias del Consorcio
le proveen cada una un 10 por ciento en forma voluntaria”, dice Larry
Fullerton, pastor de misiones de la Iglesia Congregacional Black Rock
(Black Rock Congregational Church), que también sirve como coordi­
nador del consorcio. “En los últimos diez años, siete parejas y dos
solteros han recibido el sostén total necesario para su labor. El año pasa­
do, dos parejas y dos solteros más también salieron para el campo
Característica 9
misionero con el apoyo económico completo del consorcio. Esto hace que
nuestro presupuesto actual para el sostén de misioneros sobrepase los
$500.000”.
El consorcio originalmente fue constituido por iglesias en el sur del
Estado de Connecticut, pero ahora incluye iglesias de todo el Estado.
“Cuando estos misioneros regresan a los Estados Unidos para su tiempo
de licencia, esperamos que se radiquen en nuestra región y que formen
vínculos estrechos con las iglesias que participan en el Consorcio. Esto
evita que tengan que viajar por todo el país para solicitar fondos para su
sostén”, dice el pastor Fullerton.
El impacto de estas iniciativas compartidas de extensión internacional
a través de las misiones tiene un efecto explosivo en las iglesias de su ciu­
dad o región que se han unido a este efecto. Ilustra la verdad de que lo
que no podemos hacer a solas, indudablemente lo podemos lograr juntos.
5. La interdependencia regional
La vinculación entre el cuerpo de Cristo también ocurre cuando los
cristianos de una zona se juntan en actos celebratorios para alabar a Dios
y afirmar su unidad en Cristo. Uno de los encuentros de cristianos más
importantes de la nación ocurre en Nueva Inglaterra, bajo el auspicio de
Visión Nueva Inglaterra. Designado con afecto por muchos como “el
Congreso”, este evento anual atrae a más de 10.000 personas. En el prin­
cipio, durante la década de 1960, se organizó como una conferencia para
ayudar a los pastores a fomentar la evangelización en la iglesia local.
Desde entonces, se ha ampliado y es un evento que se celebra cada año a
mediados del invierno.
Cada Congreso tiene como parte del programa los siguientes elemen­
tos: cerca de una docena de oradores reconocidos nacionalmente, tiempos
de adoración que exaltan a Dios, más de 50 talleres que tratan una gran
variedad de temas prácticos, un salón de exhibición con puestos de
exhibición que representan cerca de 300 ministerios de toda clase y, por
supuesto como algo espontáneo, la posibilidad de crear muchas nuevas
amistades en el cuerpo de Cristo.
Para John y Carol Baer del pueblo de Candía, New Hampshire, el
Congreso 1998 fue el mejor de todos. “Hemos hecho el Congreso nues­
tra ‘minivacación de invierno’. El domingo después que finaliza el
Congreso nos tomamos el tiempo para visitar a una iglesia que hemos
conocido antes”, escribe Carol Baer. “En 1998 tuvimos una experiencia
increíble. Después de escuchar el taller sobre la oración como amia de
Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
batalla, le dije'a la mujer sentada a mi lado que me gustaría mucho visi­
tar a la iglesia del líder del taller, la Iglesia Cristiana del Nuevo Pacto
(New Covenant Christian Church). Casualmente, esta mujer era miembro
de esa iglesia.
“Como no habíamos venido al Congreso en Boston en nuestro auto,
le pregunté cómo se podía llegar a esa iglesia usando el transporte públi­
co. Ella se rió y me dijo que la iglesia quedaba en el lado opuesto de la
ciudad; por eso no sería fácil llegar hasta allá usando el transporte públi­
co. En eso, ella se ofreció a recogemos el domingo en la mañana, lle­
vamos a la iglesia y luego a su casa, y finalmente devolvemos al hotel
donde estábamos alojados. Casi no podía creer su amable gesto. No nos
habíamos conocido hasta ese momento y ella ni había visto a mi esposo,
ya que él no había estado en el taller.
“Sin embargo, así como habíamos sido instruidos por el Espíritu
durante el Congreso, sentí que éramos de veras una gran familia en
Cristo”, continúa Carol en una carta. “Ese domingo fue inolvidable.
Pensamos que las bendiciones terminarían al finalizarse la última sesión
del Congreso. En cambio, Pat nos recogió en nuestro hotel y nos dio un
paseo por el centro de Boston. Luego nos llevó a su hogar, donde conoci­
mos a su familia. Fue muy interesante ver cómo la conversación sobre
la crianza de los niños en los caminos del Señor o cómo amar a los parien­
tes trasciende todas las barreras de raza, cultura, denominación o edad.
Nosotros regularmente asistimos a una iglesia en New Hampshire que
está ubicada en una colina en medio de un pequeño pueblo de campo.
Nuestra iglesia tiene una larga historia, es dinámica, bendecida por Dios
y la amamos profundamente. Sin embargo, esa mañana participamos en
el culto de una iglesia grande, compuesta mayormente de personas afro­
americanas, en el centro de la ciudad de Boston, donde tuvimos que espe­
rar en fila para que el empleado del estacionamiento nos permitiera entrar.
Pero encontramos que también era una iglesia dinámica, bendecida por
Dios, y nos encantó muchísimo la experiencia de estar allí. Nos sentimos
en casa porque estábamos rodeados de hermanos y hermanas en la fe.
Descubrimos que el color de la piel, el tamaño del edificio o el estilo de
adoración no eran barreras en la experiencia rica que experimentamos ese
domingo”.
Carol termina su carta diciendo: “Ese domingo en la tarde intercam­
biamos las direcciones postales y los números de teléfono con Pat.
Mientras volvíamos a nuestra casa sabíamos que ese domingo era solo el
comienzo de una amistad bendecida por Dios”.
La interdependencia regional puede ser promovida de muchas for-
________________________________ ______________________________________
_____________ _________________________ ______ Característica 9
mas. Para los Baer, se experimentó a través de una amistad que se inició
en la reunión anual del cuerpo de Cristo en nuestra región. Para otros
podría presentarse cuando las iglesias de una determinada comunidad se
reúnan para celebrar cultos especiales de Semana Santa, o en esfuerzos
unidos para extenderse y servir a la comunidad, o cuando grupos de pare­
jas, de solteros o de jóvenes de diferentes iglesias se reúnen para com­
partir actividades; o a través de la celebración de un “concierto de
oración”. Las oportunidades para desarrollar interdependencia regional
son interminables. El paso inicial en cuanto a eso es sencillamente tomar
la iniciativa de extenderse hacia el prójimo, expresar palabras de amor y
apoyo, compartir una comida con un líder o pastor en la comunidad y
estar dispuesto a profundizar cada vez más la amistad con otros hermanos
y hermanas en Cristo. Cuando eso se hace, ¡observe cómo Dios bendice
las relaciones interpersonales y los esfuerzos hacia la unidad!
En las páginas del Nuevo Testamento descubrimos cómo la iglesia
primitiva buscó formas de animarse y edificarse mutuamente. Ellos des­
cubrieron cada vez más que había un vínculo fundado sobre Jesucristo
que los unía entrañablemente. Pensemos por un momento en el efecto que
se produciría si la oración de Jesús en Juan 17 fuera hecha realidad en
nuestro tiempo. Encontraríamos a los cristianos en nuestras iglesias a lo
largo de la nación trabajando en forma interdependiente, unidos en un
esfuerzo colectivo para alcanzar su propia localidad para Cristo.
Los avances de la tecnología y la disminución de las distancias en la
sociedad moderna nos han otorgado oportunidades sin precedentes para
lograr un acercamiento cada vez mayor entre el cuerpo de Cristo. A medi­
da que entramos en el nuevo siglo y milenio, hay un movimiento nuevo en
la iglesia que está llena de una esperanza gozosa. Es un movimiento carac­
terizado por avances interdenominacionales en bien del evangelio. Es un
movimiento que brota de la oración, de compartir experiencias de apren­
dizaje y recursos económicos, de expresar amor en las relaciones inter­
personales y de compartir un verdadero compañerismo en el ministerio.
No se pierda ese movimiento. Elija la interdependencia como una
postura normal de la iglesia en la expresión de amor, servicio y testimo­
nio. En lugar de enfocarse únicamente en el crecimiento y el desarrollo
de su iglesia local, busque lazos con la familia de Dios mientras todos
tratamos de manifestar una influencia para Cristo en nuestras comu­
nidades, en nuestra nación y en el mundo entero. ¡Pero hagámoslo juntos!
No hay mejor alternativa para la salud de la iglesia.
Únase conmigo en elevar esta oración a favor de la iglesia, el cuerpo
de Cristo:
 Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo
'-Por esta razón nos arrodillamos delante del (Padre, de quien toda familia en
e l cielo y en (a tierra toma su nombre. Oramos para que de su gloriosa riqueza se
fortalezca su iglesia con poder a través de su 'Espíritu en el ser interior, de manera
que Cristo habite en ella a través de la fe . Oramos para que la iglesia triunfan te se
arraigue y establezca en amor y tenga poder, ju n to con todos (os santos, para
comprender cuán ancho y largo y alto y profundo es el amor de Cristo, y para que
conozca este amorque sobrepasa todo conocimiento; de manera que sea (lena con (a
medida de toda (a plenitud de (Dios. y ahora, a aquel que es capaz de hacer
inmensurablemente más de (o que pedimos o imaginamos, de acuerdo a su poder que
trabaja en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las
generaciones, por siempre! Amén. [Oración adaptada de Efesios 3:14-21 ]
c ::
La iglesia sana se extiende hacia otros miembros del cuerpo de
Cristo en busca de colaboración para poder compartir recursos y opor­
c ..j tunidades de aprendizaje y para celebrar juntos la alabanza a Dios.
t*'»
P Para establecer redes de cooperación entre las iglesias de una región,
II se deben hacer cosas como:
• Establecer oportunidades en que los pastores de una misma localidad
se reúnan regularmente para orar juntos y animarse mutuamente.
• Desarrollar en las iglesias ministerios especializados que satisfagan
las necesidades de la comunidad sin sobreponerse o competir entre sí.
• Capacitar a los líderes de los ministerios en sus áreas específicas
junto con otros líderes de toda la región.
• Organizar eventos de celebración en la zona donde los cristianos
puedan juntarse para alabar a Dios y afirmar su unidad en Cristo.
• Programar reuniones de todas las iglesias para capacitar y estable­
cer redes de ayuda y colaboración.
• Compartir recursos entre las iglesias.
• Promover la interdependencia entre todas las denominaciones.
• Comunicarse entre sí usando toda la nueva tecnología, como por ejem­
plo el Internet.
Característica 9
Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente unidos; para que el
mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado, como también
a mí me has amado.
Juan 17:23
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “más importante”) coloque en orden cada una de las
declaraciones antes mencionadas al contestar las preguntas: ¿Cuán
importante es esta declaración para la salud de nuestra iglesia?
¿Cuán alto valoramos la red dentro del cuerpo de Cristo?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“muy eficaz”) coloque en orden de prioridad cada una de las decla­
raciones antes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán efi­
cientes somos como equipo de liderazgo en inculcar estos valores
en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de líderes: ¿Dónde queremos estar en cuanto a la crea­
ción de redes con los miembros del cuerpo de Cristo en el próximo
año? ¿En los próximos dos?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de líderes: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde quere­
mos estar en crear redes con el cuerpo de Cristo durante el próxi­
mo año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “muy
bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien piensa que
su iglesia está mostrando esta novena característica de una iglesia
sana: Crear redes entre los miembros del cuerpo de Cristo.
 11
Característica 10
La mayordomía y la generosidad
La iglesia sana le enseña a sus miembros que ellos son
mayordomos de los recursos que Dios les ha concedido y los
desafía a compartir con otros generosa y sacrificialmente.

Y digo esto: El que siembra escasamente cosechará escasa­

mente, y el que siembra con generosidad también con generosi­
dad cosechará.
2 Corintios 9:6

“El 26 de marzo de 1997, un hombre llamado John G. Bennet (h)

declaró que no disputaría los 82 cargos en su contra que contenía la
acusación de fraude por correo, fraude por cable, testimonio falso, fraude
en la declaración de impuestos, resistir a la investigación de la IRS
(Oficina de Tributo Federal) y el lavado de dinero. Debido a que Bennet
fue encontrado culpable de todos los cargos, su caso no fue elevado a la
corte para un juicio formal”.
El caso de Bennet llegó a ser una de las noticias más difundidas en la
comunidad cristiana de la década de 1990, debido a que este hombre era
el presidente de la Foundation fo r New Era Philanthropy (Fundación
Filantrópica Nueva Era), una organización que se especializaba en hacer
préstamos a entidades cristianas con la promesa de duplicar sus inver­
siones. Bennet sostuvo que podía duplicar las inversiones debido a la
supuesta generosidad de filántropos anónimos que querían beneficiar
La mayordomía y la generosidad
a los ministerios cristianos. El tiempo reveló que este artificio era
“demasiado bueno para ser verdad”.
Los donantes anónimos que confiaron en la integridad de Bennet
invirtieron millones de dólares en Nueva Era, esperando ver que sus
donaciones se multiplicarían en bien de entidades cristianas. A la verdad,
el plan de Bennet funcionó por algunos años y su éxito se propagó por
todas las organizaciones cristianas. Nadie sospechaba que Bennet y sus
colegas estaban aprovechándose de la credulidad de los inversionistas.
Todos los que conocían a este hombre creían que era una persona íntegra,
hasta que el complot que había diseñado explotó y todos descubrieron la
verdad. La onda del efecto todavía se deja sentir en muchos ministerios
cristianos.
La entidad conocida como Evangelical Council fo r Financial
Accountability (Concilio Evangélico para la Responsabilidad Financiera)
intervino rápidamente y ofreció sus servicios como reconciliador en esta
situación terrible. Este Concilio se convirtió en la mayor agencia para la
recuperación de fondos para todas los entidades evangélicas que habían
sido afectadas por Nueva Era. Por su firme integridad, ellos llegaron a
tomar la iniciativa para lograr una resolución justa y pacífica ante esta
catástrofe. A través de varios meses, la CERF ayudó a los donantes, a los
ministerios afectados, a los abogados y a los investigadores del gobierno
a llegar a una resolución equitativa. En todo el proceso el equipo del
Concilio pudo manifestar y sostener la norma de la mayordomía hono­
rable y generosa que debe caracterizar a los cristianos. La comunidad
cristiana ha quedado en deuda con ellos por el excelente servicio que
prestaron a todos en medio de una situación desagradable.
La mayordomía y la generosidad son la verdadera demostración de
nuestro estilo de vida como cristianos. La iglesia sana está llena de
donantes generosos y bien intencionados, no solo del dinero sino de su
tiempo y de sus talentos. Por contraste, vivimos en un mundo absorbido
por el poder absoluto del dinero. Se nos anima constantemente a buscar
beneficios económicos a toda costa, aun a riesgo de nuestra propia re­
putación. Sin embargo, como cristianos no debemos rendimos a esta
búsqueda que podría envolvemos en intrigas que dañarían nuestro testi­
monio como miembros del cuerpo de Cristo y, a la larga, la expansión del
evangelio. Los pasos correctos pueden ser tomados para evitar cualquier
situación que se pareciera al escándalo de Nueva Era. Básicamente, esos
pasos son el de ayudar a los líderes de la iglesia local a encarar en la igle­
sia el tema de la mayordomía responsable.
La entidad conocida como Christian Stewardship Association
Característica 10
(Asociación Cristiana de Mayordomía), un ministerio impecable que
apoya la labor de la iglesia local y de los ministerios paraeclesiáticos, ha
hecho extensas investigaciones sobre las tendencias que afectan la vida
cristiana en relación con las finanzas. “Como creyentes experimentamos
un caudal generoso de bendiciones de parte de la mano de Dios”, insiste
Brian Kluth, presidente de esa Asociación. “Todo lo bueno que pasa en la
iglesia viene de la mano de Dios. Siendo este el caso, el hecho de dar es
un asunto de nuestra consagración a Dios”.
Yo creo que en los últimos 40 años la mayordomía se ha vuelto un
tema no escuchado en las iglesias evangélicas. Una investigación reciente
llevada a cabo por la Asociación Cristiana de Mayordomía revela que son
pocas las iglesias que enseñan sobre la mayordomía bíblica. ¿Por qué
existe esta falta de enseñanza?
“Nuestra investigación mostró que el 85 por ciento de los pastores
nunca tomaron un curso sobre la mayordomía en el seminario. Entonces,
¿cómo pueden enseñársela a la iglesia que pastorean? El 81 por ciento de
los pastores dice que su congregación no tiene una visión elevada en
cuanto a las ofrendas. El 83 por ciento de los miembros define la mayor­
domía como “cubrir el presupuesto”, en lugar de verlo como una mayor­
domía de la vida”, informó Kluth. “Cuando me puse en contacto con los
líderes de 15 denominaciones, descubrí que ninguna de ellas tenía mate­
riales impresos para llevar a cabo un año entero de enseñanza sobre el
tema de la mayordomía. No debemos asombramos de que durante los
últimos 26 años las ofrendas en las iglesias han ido declinando, y siguen
declinando, a pesar de que el 97 por ciento de los pastores encuestados
dice que sus miembros están ganando más dinero ahora que nunca. El
promedio de los evangélicos le está devolviendo a Dios solamente el 3,5
por ciento de sus ingresos”.
“Dios hace crecer el ímpetu de la iglesia cuando los líderes dan
gozosamente en proporción con la bendición generosa de Dios en sus
vidas”, dice Kluth. “Ellos experimentan entonces la naturaleza vital de la
generosidad como parte de la vida cristiana, aun en medio de situaciones
difíciles”. En la opinión de Kluth, el dar rompe el poder del “dragón del
materialismo” por el hecho de que la mayordomía gozosa pone a Dios en
primer lugar en la vida. “Cada libreta de cheques viene a ser un docu­
mento teológico. Le demuestra dónde está su tesoro y, por consiguiente,
dónde está su corazón”.
El asunto de la mayordomía en la iglesia local y en la vida de cada
cristiano necesita ser examinado a la luz de las más de 2.300 referencias
que se encuentran en la Biblia sobre las finanzas y las posesiones materia­
La mayordomía y la generosidad
les. Hay razonés justificadas del porqué Jesús habló tan extensamente
sobre este tema: “Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu
corazón”, decía él (Mat. 6:21). ¡Hay muchísima verdad contenida en este
corto versículo!
Un asunto del corazón
En la iglesia sana el tema de la mayordomía es algo más que un tema
sobre el dinero, donde la generosidad rebosa como un estilo de vida. La
administración correcta de la vida es el otro lado de la moneda; los tér­
minos son intercambiables. El asunto principal es amar a Dios con todo
el corazón, el alma, la mente y las fuerzas, y amar al prójimo como a uno
mismo. El amor a Dios nos concede una comprensión cada vez mayor de
nuestro temperamento, intereses, mezcla de dones y misión personal. Se
demuestra en nuestro deseo de responder a las necesidades de las per­
sonas dentro de nuestra esfera de influencia. Y comienza con un corazón
enteramente dedicado a amar al Señor y a la gente en una manera que le
complazca a él.
Cuando el jugador de fútbol americano Curtís Martin, un cristiano
comprometido, integrante del equipo de New England Pcitriots (Patriotas
de Nueva Inglaterra), se encontraba aplastado por los defensores oposi­
tores, todos de los cuales pesaban unos 140 kilos —según algunos, per­
sonas que se parecen a refrigeradores con patas— estos lo insultaban y lo
golpeaban mientras el árbitro no los podía observar. Le decían al oído:
“Hoy no vas a correr ni 100 metros, novato maldito”. Martin se levanta­
ba, le pasaba el balón al árbitro y le respondía a sus contendientes que lo
habían tratado de intimidar: “Que Dios te bendiga” y lo repetía varias ve­
ces a cada uno. Luego en la próxima jugada recibía el pase del balón del
capitán del equipo y corría por el campo de juego para ganar otros 10
metros.
La forma de actuar de Curtis Martin como atleta que honraba a Dios
ha sido una inspiración para mí. Veo en su ejemplo una persona que trata
de ser un buen mayordomo de los dones que le fueron dados por Dios,
aun cuando como futbolista estaba siendo aplastado por otros. Para
nosotros el hecho de ser aplastados no va a venir de defensores que pesan
140 kilos, sino de elementos más cotidianos: la presión que sentimos de
triunfar, las tensiones del trabajo, las demandas del ministerio, las necesi­
dades de la familia, los problemas en las relaciones interpersonales y el
anhelo de vemos librados del incesante ajetreo de la vida. ¿Qué respues­
ta tenemos a todo esto en cuanto a la manera de honrar a Dios?
Permítame sugerir que la frase “Dios lo bendiga”, dicha con sinceri­
Característica 10
dad y entusiasmo, es una manera excelente de empezar. ¿Por qué? Porque
es un reflejo de nuestro corazón, un cuadro de nuestro “ser” y una forma
de disminuir el efecto de los aplastantes golpes que inevitablemente
hemos de experimentar. Además, expresa nuestra disposición de permi­
tirle al Señor utilizar los contratiempos para hacemos crecer para que
lleguemos a ser la persona que él quiere que seamos. \La mayordomía es
un asunto del corazón, y a menos que luchemos con la condición de nues­
tro corazón, estaremos luchando meramente con cosas superficiales.) En
su lugar trataremos de catalogar maneras en las que podamos estructurar
programas sobre la mayordomía, sin reconocer que nuestra misión es
preparar a una generación de mayordomos que vivan las prioridades de
Dios en una forma natural y saludable.
Por unos meses dediqué mi tiempo devocional a la lectura del
Evangelio de Mateo, pero leyendo únicamente las palabras de Jesús. Me
di cuenta de que cuando Jesús hablaba, sus palabras penetraban el
corazón de los oyentes. Él hablaba de asuntos relacionados con el
espíritu, de nuestra relación con Dios. Sus enseñazas tenían un enfoque
inequívoco sobre la necesidad de llegar a ser como él en contraste con
nuestro énfasis de hacer algo por él a través de actos de bien. El contraste
entre ser y hacer que traté anteriormente en este libro lo descubrí nueva­
mente en mis lecturas, y el balance quedó nuevamente en el hecho de ser
en vez de en el hacer. Al Señor le importa más quiénes somos y quienes
llegamos a ser como sus hijos que en lo que estamos haciendo o logran­
do en la vida. Él está mucho más interesado en nuestras almas que en
nuestros horarios. Nuestros horarios, entonces, necesitan reflejar la con­
dición de nuestra alma (exactamente como nuestra libreta de cheques
refleja las prioridades de nuestra mayordomía). El círculo interno de
nuestros intereses —nuestro corazón— domina al círculo externo de
nuestras influencias, es decir, nuestro estilo de vida y nuestras relaciones
interpersonales. Este es un principio que nos cuesta entender y asumir,
dado el hecho de que muchos de los valores de nuestra vida están más
unidos a nuestro nivel de actividad que a nuestro nivel de reflexión espi­
ritual.
Este principio se pone a prueba cuando cantamos himnos tan ma­
ravillosos como “Prefiero a Cristo”, cuyas palabras dan evidencia de
nuestras prioridades. Las palabras del himno se refieren a varias cosas
que captan nuestra atención mucho más de lo que lo hace Jesús, como por
ejemplo, la plata, el oro, las riquezas, la casa, las propiedades y la fama
que se mide por el aplauso de la gente. Luego el himno termina con una
frase poderosa: “Prefiero a Cristo que todo lo que este mundo pueda dar”.
La mayordomía y la generosidad
Me encanta este himno de George Beverly Shea, pero me inquieta el tener
que contestar la pregunta: “¿Será cierto que prefiero a Jesús más que a
cualquier otra cosa?”. La respuesta desde lo más profundo de mi corazón
es un “sí” resonante. Pero temo que en mi diario vivir esto no siempre se
traslada a mis relaciones interpersonales, a mis decisiones y en las elec­
ciones que hago en cuanto a mi estilo de vida. Sin embargo, al decir “sí”,
estoy convencido de que el misericordioso y amoroso Señor comienza
una nueva obra en mí, guiándome a ser todo lo que él desea.
El hecho de mantener este enfoque dará como resultado el privilegio
de escuchar aquellas palabras que tanto deseamos oír del Padre: “Bien,
siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré.
Entra en el gozo de tu señor” (Mat. 25:21). ¿Quién de entre nosotros no
desea recibir tales palabras del Señor cuando estemos en su gloria, como
también deseamos escucharlas susurradas en nuestro oído a lo largo de la
vida en esta tierra?
El pastor Paul Bertolino de la Iglesia Bíblica El Calvario, en la ciu­
dad de Meredith, New Hampshire, cree en la importancia de decirle a los
miembros de su congregación las palabras: “Bien, siervo bueno y fiel”.
Él sostiene que este reconocimiento hecho individualmente y ante el
público es una parte indispensable de nuestro liderazgo. “Durante el culto
del domingo en la mañana, a menudo hacemos un reconocimiento por
algún servicio excepcional que un miembro haya hecho”, dice el pastor
Bertolino. “Por ejemplo, no hace mucho una de nuestras jóvenes, que tra­
baja en el ministerio de títeres junto con otros jóvenes, recibió un premio
de la Municipalidad por sus trabajos voluntarios que había hecho en la
comunidad. Aprovechamos la ocasión para también entregarle, en el culto
del domingo a la mañana, un Certificado de Reconocimiento. En otra oca­
sión, un miembro de la congregación se jubiló luego de 30 años de labor
misionera en las Islas Filipinas. Organizamos un banquete en su honor”.
Esa actitud de reconocer y agradecer a la gente estimula el volunta­
rismo en la iglesia. No es de sorprenderse que hace tres años la iglesia
recibió un reconocimiento especial, el Premio del Gobernador por
Voluntarismo. El reconocimiento y los premios, elementos clave en el
enfoque del ministerio del pastor Bertolino, combinado con un énfasis
constante en dar como una expresión de fe, han llegado a ser ingredientes
clave para fomentar una actitud de mayordomía en la Iglesia Bíblica
El Calvario.
Talentos que se multiplican
La parábola de los talentos que encontramos en Mateo 25 es un exce-
_____________________________ Z Z Z _____________________________
__________________________________________________________Característica 10
lente lugar para detenemos y reflexionar sobre el tema de la mayordomía.
Esta parábola está ubicada en medio de dos capítulos que contienen la
enseñanza de Jesús sobre el reino de Dios. En ellas Jesús habla sobre el
juicio, la expectativa de su segunda venida, y nuestra respuesta como sus
hijos. La parábola de los talentos es un relato sencillo, lleno de poder y de
profundas implicaciones para todos nosotros como seguidores de Cristo.
Esparcido a través de este Evangelio está el tema principal de Jesús
como Rey. El tema del reinado de Jesús es algo a lo cual necesitamos
prestarle cuidadosa atención: el Rey que reina en este universo. Él
sostiene en sus manos seguras nuestro pasado, presente y futuro, y desea
que confiemos en su autoridad sobre nuestra vida.
Cuando Jesús habló acerca del reino de Dios, no se estaba refiriendo
a un territorio. Ni tampoco se refería a un dominio físico sobre la tierra,
aunque es verdad que él reina sobre toda la tierra. Él estaba hablando aquí
del dominio de Dios, el territorio espiritual de nuestro corazón, alma,
mente y voluntad. William Barclay lo explica de esta manera:
Cualquier hombre (o mujer) de cualquier edad o generación que
hubiera hecho la voluntad de Dios pertenecía al reino; aquellos que hacen
la voluntad de Dios están en el reino. Sin embargo, la consumación final
cuando todo el mundo hará la voluntad de Dios es algo que todavía está por
llegar. Así que, cuando Jesús habló del reino de Dios, él pensaba hacer la
voluntad de Dios en la tierra tan perfectamente como había sido hecha en el
cielo. Él mismo la había hecho, no algunas veces como otros la habían
hecho, sino siempre. Esta es la razón de por qué el reino comienza perfec­
tamente con él. Él pensó en cuán feliz sería el hombre si tan solo la hiciera;
en cuán maravilloso sería este mundo si tan solo estuviera regido por la vo­
luntad de Dios; en cuán feliz estaría el corazón de Dios cuando el hombre
aceptara completamente su voluntad. Cuando esto pasara, verdaderamente
sería el cielo en la tierra. Es por esto que para Jesús, el reino era la cosa más
importante de todas; y es por eso que por tanto tiempo los hombres no lo
entendieron. Cuando ellos hablaban del reino, todavía pensaban en el
antiguo sueño nacionalista del poder mundial y que ellos podrían hacerle
rey en ese sentido. Sin embargo, él estaba pensando en hacer la voluntad
de Dios y que era en el corazón de ellos donde él quería reinar, y no sobre
un trono terrenal.
Por eso es esencial que nosotros como cristianos, seguidores del Rey
de Reyes, Jesús mismo, entendamos la naturaleza tan comprometedora de
estos pasajes de las Escrituras —dichas directamente por Jesús— y que
Z¿ZZ
La mayordomía y la generosidad
respondamos afirmativamente al llamado a la acción esbozado aquí. En
todo nuestro trabajo y en todo nuestro tiempo libre tenemos que honrar a
nuestro Rey de manera que el fruto de nuestra labor le dé gloria a él.
Jesús, a través de los Evangelios, busca captar el corazón de sus oyentes
porque es en nuestro corazón donde él desea reinar.
Los animo a ustedes, como líderes de la iglesia, a estar familiarizados
con las enseñanzas sobre el reino, de manera que puedan inculcar sus
valores en su congregación, y de esa manera ser buenos mayordomos de
los recursos del reino aquí en la tierra, en formas que reflejen obediencia
a sus enseñanzas. Los siguientes son algunos de los pasajes que se pueden
estudiar:
Mateo 21:33-46: la parábola de los obreros malvados.
Lucas 19:11-27: la parábola de las diez minas.
Marcos 13:32-37: el desconocimiento sobre el día y la hora del
regreso de Jesús.
Mateo 24 y 25: enseñanzas y parábolas adicionales sobre el reino.
Lucas 13:28: profetas antiguos que hablaron acerca del reino.
Lucas 17:21: el reino está en ustedes y en medio de ustedes.
Lucas 12:32: a Dios le place dar el reino a sus discípulos.
La parábola de los talentos (Mat. 25:14-30) es el relato de un hombre
que le confió cinco talentos a uno de sus sirvientes, dos talentos a otro y
un talento a un tercero. Sabemos que el hombre del relato es obviamente
rico, porque la palabra “talento” que utilizó Jesús representaba una gran
suma de dinero; es decir, no era una mera moneda sino el peso de cierta
cantidad de monedas, que sería comparable a una suma importante de hoy
día.
Jesús estaba hablando de un señor que habría de alejarse de sus
sirvientes por un tiempo considerable. Como no deseaba dejar sus pro­
piedades desatendidas durante su ausencia, dividió gran parte de sus
riquezas entre sus sirvientes en proporción a las habilidades que habían
demostrado. Después de un largo tiempo, regresó a su hogar y convocó a
sus sirvientes para pedirles cuentas. Los primeros dos habían duplicado el
dinero que se les había confiado. Sin embargo, el tercero, con la excusa
de que le había dado miedo arriesgar su talento al comerciar con él, lo
había enterrado en la tierra. Ahora se lo devolvía al amo sin haber incre­
mentado su valor, pensando que conocía el corazón de su amo.
El tercer sirviente, el que era perezoso y no muy brillante, me recuer­
da al muchacho en el poema intitulado “Inteligente”, del libro de Shel
___________Característica lo
Silverstein Where the Sidewalk Ends (Donde termina la acera):
Mi padre me dio un billete de un dólar porque yo soy el más inteligente
de sus hijos, y yo lo cambié por dos monedas brillantes de 25 centavos,
porque ¡dos es más que uno!
Luego tomé las dos monedas de 25 centavos y las negocié con Lou por
tres monedas de diez centavos. ¡Supongo que él no sabe que tres es más
que dos!
En ese momento llegó el anciano y ciego Bates y como él no puede ver me
dio cuatro monedas de 5 centavos por mis tres monedas de diez centavos y
¡cuatro es más que tres!
Le llevé las monedas de cinco centavos a Hiram Coombs a su tienda de
semillas, y el tonto me dio cinco monedas de un centavo por ellas y ¡cinco
es más que cuatro!
Luego regresé y se las mostré a mi papá, y él se enrojeció, cerró los ojos y
sacudió la cabeza, ¡tan orgulloso estaba de mí que no pudo hablar!
El muchacho del poema pensó que era inteligente por todas sus
tramoyas, pero el valor del dólar que se le había confiado se había reduci­
do a cinco míseros centavos. De la misma manera es la sagacidad del sier­
vo perezoso de esta parábola. El muchacho del poema por lo menos trató
de hacer algo con su “talento”; pero lo único que hizo el siervo perezoso
fue enterrarlo en la tierra. Tomemos nota de que Jesús describe a este
sirviente como un malvado. No fue meramente perezoso por no multi­
plicar lo que se le había confiado, sino que tenía también una actitud
rebelde, casi vengativa, hacia su amo.
Los dos primeros sirvientes fueron elogiados y recibieron la promesa
de un porvenir mejor. No así el tercero, quien fue condenado y echado
fuera a las tinieblas por siempre. Al igual que los escribas y los fariseos
en los días de Jesús, aquellos que rehúsan multiplicar los talentos que Ies
han sido confiados, para poder presentarles a otros el mensaje transfor­
mador de Jesús, serán juzgados.
Lo que pertenece a Dios
En esta parábola, y en otros pasajes paralelos, hay una característica
consistente en cada relato. El personaje principal es presentado como un
amo, un noble o un rey. El punto que se destaca es que en cada incidente
un Dueño divino generosamente le confía sus posesiones a su pueblo. Él
queda en última instancia en control de sus tierras, sus siervos y sus po-
La mayordomía y la generosidad
sesiones —absolutamente todo— esté o no físicamente presente. Él se
arriesga cada vez, confiando que sus bienes no serán desperdiciados sino
que sus sirvientes los multiplicarán. Esta es su expectativa en cada cir­
cunstancia.
En todos los relatos, nadie podía predecir cuándo el amo volvería. Es
por eso que Jesús repetía su advertencia de “vigilar” sobre los talentos
que les han sido confiados y de anticipar su retomo. La enseñanza prin­
cipal en estas parábolas es un asunto de quién ejerce el control. Si el amo
les había confiado sus recursos a sus sirvientes, ¿tienen los sirvientes con­
trol de los talentos? Es obvio que a la larga, no. Pero sí hay un elemento
de control en la mayordomía de los talentos que se les ha confiado. En la
parábola, los dos primeros sirvientes ejercieron control en una forma po­
sitiva y buscaron multiplicar sus talentos. En cambio, el sirviente malva­
do y perezoso ejerció control en una forma negativa y enterró su talento
en la tierra. Cabe la pregunta, entonces: ¿Quién está en control, el amo o
el sirviente? El amo, porque al regresar de su ausencia toma de nuevo lo
que le pertenece, multiplicado para su complacencia o escondido para su
consternación.
Cada líder y cada miembro de una iglesia sana debe dar consideración
a las siguientes preguntas:
¿Quién está en control de sus recursos, Dios o usted?
¿Quién controla su alma? La mejor forma de evaluar esto es pasando tiem­
po en oración y en el estudio de su Palabra, pidiéndole al Señor que lo
ayude para poder tomar decisiones sabias en relación con las posesiones
que le han sido concedidas por la mano bondadosa de Dios.
¿Quién controla sus recursos? Una forma segura de evaluar esta área es
revisar su libreta de cheques. ¿Estaría dispuesto a entregarla para que se
haga una auditoría de su mayordomía?
¿Quién controla sus relaciones ¡ntcrpcrsonales? ¿Está aferrado a ellas o está
tratando de manipularlas? ¿Dios le está guiando para llegar a ser una per­
sona amorosa, dadivosa y perdonadora en todo?
¿Quién controla su expresión vocacional? ¿Está viviendo su misión en su
lugar de trabajo, en su comunidad y en su iglesia, como Dios lo ha llama­
do a hacerlo? ¿Quién está en control del volante de su vida?
Si usted quiere medir el nivel de control que ejerce en su vida, hágase
la prueba que llamo “Prueba de la mano abierta”. Estas son las preguntas:
¿Estoy dispuesto a tener una postura de mano abierta y extendida, listo
para recibir de Dios y responder con la entrega libre de mi vida a él?
________________________________ ______________________________________
í
..... ............................ .......... ....................... .................................... Característica lo
¿Estoy dispuesto a servir a otros y recibir de ellos su bondad y su amor?
El control es un asunto crítico hoy en la mayoría de las iglesias. Por lo
tanto la pregunta esencial es: ¿Qué postura describe mejor la vida de su
comunidad de fe: la de manos abiertas y extendidas en amor y servicio?
¿O la de puños cerrados que controlan con enojo y manipulación? Le
garantizo que la postura que asumimos impactará la mayordomía que
ejercemos. Jesús está en control y él le ha otorgado todo a usted con un
propósito. Él está ahí para guiarlo y darle poder para que use todo lo que
le ha dado para su gloria. En tanto, usted debe renunciar al control hoy
mismo y permitirle a él tomar el volante una vez por todas.
Toda la vida es un regalo de Dios, el dueño divino del universo. Todo
viene de su mano todopoderosa. ¿Cuál es su respuesta?
Sociedades ¡nterdependientes
El concepto de interdependencia se ha vuelto algo importante para
nosotros en Visión Nueva Inglaterra. En nuestra búsqueda de la unidad en
el cuerpo de Cristo, estamos animando a otros a formar sociedades inter­
dependientes entre las iglesias de toda la región. Reconocemos que una
iglesia o una denominación no pueden lograr a solas el trabajo que
requiere el ministerio. La palabra interdependiente significa interconec­
tado, complementado, sinérgico. Esto significa que cuando dos o más
entidades entienden el valor de lo que tienen para ofrecer y reconocen el
beneficio para ambos de trabajar juntos, eligen unir sus esfuerzos para
lograr mayores resultados.
El principio que señalo aquí es el de mantener un enlace continuo de
las relaciones interpersonales. En un extremo del espectro están aquellos
que insisten en ser independientes; los que no necesitan a nadie más. En
el otro extremo están los dependientes; aquellos que están desesperados
por recibir la ayuda de quien sea, y como resultado exprimirán al máxi­
mo a todos. En el centro están los interdependientes, aquellos que son
conscientes de las contribuciones que ellos pueden ofrecer, ven la necesi­
dad de trabajar mancomunadamente, y estimulan a otros a hacer lo mis­
mo. Las familias, los negocios, las comunidades, las iglesias, los minis­
terios más saludables, son aquellos que buscan la interdependencia.
En la parábola de los talentos, y en todos los pasajes mencionados
anteriormente, se da el sentido de que necesitamos trabajar juntos, lado a
lado, por amor a Cristo y para cumplir sus prioridades para nuestras
vidas. Desafortunadamente, en cada uno de los pasajes hay un individuo
que elige arreglárselas a solas, hacer las cosas a su manera, y el resultado
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 1

La mayordomía y la generosidad Característica LO

es devastador. Es también desafortunado cuando los siervos de Cristo no señorío de Jesucristo. Si una congregación puede entender eso, celébren­
se unen entre sí. En el caso de esta parábola de los talentos, una unión lo juntos y sean obedientes a él. Entonces todas las cuestiones rela­
entre los tres posiblemente hubiera salvado la vida del siervo malvado y cionadas con la mayordomía caerán en su lugar por su propio peso. Una
perezoso. El resultado de nuestras inversiones de tiempo, energía y recur­ comprensión de quiénes somos y de cómo utilizar lo que nos ha sido dado
sos será mayor cuando se hace en unidad. por la gracia de Dios, establece las bases para una mayordomía saludable.
Ninguno de nosotros puede hacer su voluntad en sentido absoluto sin Entonces, esta no se vuelve un proceso tedioso, negativo y laborioso, sino
dirigirse hacia el prójimo en busca de compañerismo y apoyo. Esto es lo una experiencia gozosa y positiva. El enfoque más fuerte para mí es re­
que representa el cuerpo de Cristo. Necesitamos ser siervos los unos para conocer que la mayordomía no es una etapa, como si fuera una estación
con los otros, animándonos, afirmándonos, apoyándonos, y orando juntos del año. Es algo que se lleva a cabo siempre en todas las áreas de la vida
para que el trabajo enorme que está por delante pueda ser llevado a cabo personal y en la vida de la iglesia mientras levantamos la mirada adonde
en nuestros días. Nos necesitamos unos a otros, ¿no es cierto? Dios quiere que vayamos. A medida que la gente vaya asumiendo esta
Esto me recuerda la vez en que mi esposa y yo le compramos un aro visión, la mayordomía de la vida y de los recursos se han de expresar en
portátil de baloncesto a nuestro hijo, Natán. Este era el regalo de cumple­ forma natural y espontánea”.
años que por largo tiempo había ansiado. El aro que compramos era de Yo no sé lo que usted piensa, pero la última cosa que yo deseo para la
aquellos que necesitan ser armados, uniendo la tabla de fibra de vidrio iglesia de Jesucristo es que sea motivo de tropiezo para alguien en cuan­
con los caños de tres metros que se insertaban en una base que se llenaba to a sus dones, o que sea motivo de desviarlos en cuanto al uso de sus
con agua o arena. Lo recogimos de la tienda que los vendía y lo llevamos dones y talentos para Dios. Quiero aumentar al máximo mis propios
a la casa con toda la confianza de que podríamos armarlo. Después de dones y la eficacia de mi trabajo y verlos florecer en otros. No hay mayor
todo, en el pasado habíamos armado otros juguetes para niños. ¿Qué gozo para mí, como siervo-líder, que ver a las personas a mi alrededor
podría haber tan difícil en este? abundar en amor y en buenas obras. No hay mejor alternativa, como
Bien, cuando abrimos la caja descubrimos cientos de piezas que de­ mayordomos de los talentos que han sido confiados a nuestro cuidado,
bían ser armadas. Ruth y yo nos miramos y rápidamente decidimos no que la de animar a los hermanos en Cristo a una buena mayordomía de
arriesgar el armado (¡o quizá la posibilidad de un conflicto matrimonial!). vida. Esforcémonos juntos en esto para poder escuchar luego las palabras
En vez de intentarlo nosotros, decidimos buscar la ayuda de nuestro veci­ de Jesús: “Bien, siervo bueno y fiel”.
no, Chris. El hecho de que pudiéramos leer las instrucciones no garanti­
zaba que podríamos seguirlas y lograr la meta deseada. Llamé a Chris La mayordomía personal
y le pregunté si estaría dispuesto a danne una mano para annar el juego
de baloncesto. Él aceptó y al cabo de dos horas mi hijo y sus amigos Dios nos ha confiado todas las posesiones, tiempo, talentos y recur­
estaban disfrutando la cancha de baloncesto en la entrada del garage. Si sos que tenemos. Aquellos de la parábola que actuaron como mayor­
Ruth y yo hubiéramos persistido en hacerlo nosotros mismos, hubiéramos domos responsables fueron recompensados con honor, mientras que el
hecho un desastre; pero al trabajar en conjunto con alguien que terna sirviente perezoso, desobediente e incumplidor fue condenado a la perdi­
la experiencia necesaria, tenninó siendo algo divertido y grato. Este ción. Cada individuo que es parte del reino tiene sus propios talentos,
incidente ilustra que, en la misma forma, el cuerpo de Cristo podrá servir relaciones interpersonales y “tareas asignadas”. La pregunta que flota en
más eficazmente y en una forma más saludable cuando reconocemos y el aire es si multiplicaremos esos talentos por amor al Rey que generosa­
nos apoyamos en los aspectos fuertes de cada uno y que pueden acelerar mente nos los ha confiado a nuestro cuidado.
el trabajo cuando lo hacemos en forma unida. El asunto básico en esto es la mayordomía de la vida. No impor­
Si hemos de establecer una base bíblica de mayordomía para la ta nuestra condición, raza, medios económicos, que seamos abuelos,
vida, tenemos que guiar a la gente a aceptar el señorío de Jesucristo. El pensionados, profesionales, estudiantes o amas de casa. Lo que importa
pastor Jey Deifell (h.), de la Primera Iglesia de Cristo en la ciudad de es el hecho de multiplicar nuestros “talentos” para *a gloria de Dios. No
Wethersfield, Connecticut, dice: “Yo creo que es necesario enfatizar el somos iguales en cuanto a lo que se nos haya confiado, pero debemos ser

__________________________________________________________________________ ...........................................................................................................................................................................- -------—

é
La mayordomía y la generosidad
iguales en cuanto a nuestro esfuerzo para utilizar correctamente lo que se
nos ha dado.
Lo que refleja nuestro compromiso en cuanto a la mayordomía no es
lo que damos sino lo que retenemos, según la opinión del pastor Ralph
Wetherington, de la Iglesia Congregacional del Oeste en la ciudad de
Peabody, Massachusetts. “Es mi convicción personal que Dios no está tan
interesado en la cantidad de lo que doy en su nombre. Más bien está
interesado en lo que hago con la cantidad que retengo para mí mismo. El
corazón del discípulo se revela en la cantidad de dinero que guarda para
sí mismo. Según lo que yo entiendo de la enseñanza de la Palabra de
Dios, la mayordomía cristiana de la vida es un deber claro y sencillo para
todo creyente. Todo lo que somos y lo que tenemos le pertenece a Dios,
de acuerdo con lo que dice Romanos 11:36. Por eso, la predicación y la
enseñanza sobre la mayordomía tiene que ser un tema mucho más amplio
que hablar meramente sobre el dinero. ¡Lo que hacemos con nuestro
dinero es lo importante! Jesús dijo que donde está nuestro tesoro, allí
estará también nuestro corazón. Esto se aplica tanto a gente pobre como
a gente rica. Cada uno de nosotros necesita separar “las primicias” para
Dios como un acto de adoración y obediencia.
Las iglesias sanas, compuestas de personas que toman en serio la
mayordomía, han de vivir según una regla de vida que es aplicable uni­
versalmente. Esa regla nos dice que “a aquel que tiene, se le dará más; y
a aquel que no tiene perderá aun lo que posee”. Si un hijo de Dios tiene
un talento y lo ejercita, esa persona será cada vez más capaz en el uso de
su talento. Pero si la misma persona tiene un talento y falla en ejercitarlo,
inevitablemente lo perderá. Si somos competentes en un deporte, en la
música o en el arte, entre más ejercitemos esa habilidad, mayor será la
tarea que seremos capaces de emprender. Pero si fallamos en su uso, lo
perderemos.
Lo que más le importa a Jesús, y lo que más debe importamos a
nosotros también, es ser buenos mayordomos de los dones que nos han
sido entregados por el divino Rey del universo, que nos ama con un amor
eterno y desea que trabajemos juntos para su gloria. El hecho de tomar en
serio nuestra mayordomía y animar a otros a hacerlo, es una alternativa
mucho más alentadora que cavar un hoyo y esconder los dones en la
tierra.
Según la parábola, los primeros dos sirvientes fueron excelentes
mayordomos. Ellos hicieron todo lo posible para multiplicar sus talentos.
¿Qué de usted y de su iglesia? ¿Cómo puede aumentar la comprensión de
su congregación acerca de la mayordomía? Como líder de la iglesia,
.£ 5 kL
Caractcristica 10
¿cómo puede establecer una nueva norma de excelencia en esta área? Su
profundo compromiso con la mayordomía bíblica tendrá un efecto posi­
tivo como una ola que se extiende de un centro y va extendiéndose hacia
afuera, e impactará a toda la comunidad de fe a su cuidado.
Dar de la sustancia y no de las sobras
¿Cómo se puede romper la barrera emocional que existe en contra
de la enseñanza sobre la mayordomía, especialmente cuando una iglesia
está experimentando una crisis financiera? “Pertenezco a un grupo de
pastores donde regularmente nos rendimos cuentas sobre nuestra vida y
actividades. Hace un tiempo, el grupo comenzó a decimos a mí y a mi
pastor asociado que necesitábamos enseñar sobre la mayordomía en
nuestra iglesia”, dice el pastor Eric Hanson de la Iglesia Neotestamentaria
Hosana de la ciudad de Oxford, Maine. “Como resultado de este consejo,
inicié una serie de cuatro mensajes sobre la mayordomía de la vida”.
La Iglesia Neotestamentaria Hosana está ubicada en una comunidad
que tiene una población de unas 10.000 personas y que ha perdido mayor­
mente su base de ingresos por haberse clausurado las fábricas. El desem­
pleo es casi el doble que el promedio en el resto del Estado de Maine.
Muchos de la congregación tienen ingresos a nivel de mera subsistencia.
Además, hace dos años un grupo de familias se retiró de la iglesia, lleván­
dose consigo un 60 por ciento de los niños que asistían a la escuela
privada que tiene la iglesia. Esta situación se produjo porque algunos
padres persuadieron a las familias de que solamente los padres deben
enseñarles a sus hijos en un sistema de educación en el hogar. El resulta­
do fue que los miembros que quedaron tuvieron que apretar el cinturón;
pero a pesar de ello, no se vieron impedidos en aumentar la cantidad de
dinero destinada a las misiones mundiales.
“Hace algunos años dimos un salto de fe y nos comprometimos, como
iglesia, a diezmar de nuestros ingresos para el sostén de la obra misio­
nera”, dice el pastor Hanson. “Comenzamos con un 10 por ciento y ahora
estamos dando el 13 por ciento de nuestro presupuesto a las misiones.
Nuestra meta es llegar en unos pocos años a dar el 20 por ciento a las
misiones. Lo que esto ha hecho es damos un enfoque global y una dis­
posición de seguir cada vez más apoyando a nuestros misioneros en la
ciudad de Nueva York, y en el país de Haití y eventualmente en otros
países más”.
La serie de sermones que predicó el pastor Hanson fue diseñada para
enseñar que las ofrendas recibidas en la iglesia son apenas una expresión
La mayordomia y la generosidad
de una mayordomia total de vida. Este énfasis fue especialmente impor­
tante para los muchos creyentes recién llegados a la congregación, para
quienes el concepto de mayordomia de la vida era algo nuevo.
En la actualidad, la prioridad de la iglesia Hosana es pavimentar la
playa de estacionamiento que, dice el pastor, “es un mar de lodo” y que
les costará alrededor de 20.000 dólares. El templo también necesita ser
remozado, pero esto tendrá que esperar. En este momento no hay inten­
ción de reducir el equipo ministerial debido a la gran carga de ministerios
en la comunidad. “Hemos decidido cortar en otras áreas en lugar de
reducir el número de pastores”, dice Hanson.
La iglesia ha decidido mantener en funcionamiento la escuela cris­
tiana privada, a pesar de que la drástica baja en la inscripción de estu­
diantes les obligó a reducir el personal docente. De hecho, la iglesia tiene
la norma de que los miembros que son diezmadores activos pueden
recibir hasta un 50 por ciento de reducción en los costos de matrícula y
aranceles mensuales si lo necesitan. Y cuando una familia no puede pagar
ni siquiera la cuota reducida, se busca a donadores anónimos que estén
dispuestos a ayudar.
Para los miembros de la Iglesia Neotestamentaria Hosana no existe
tal cosa como fondos sobrantes. Ellos dan de la sustancia, y como resul­
tado lo que están dando es verdaderamente un sacrificio. Muchos de
nosotros damos de los excedentes y nos cuesta identificamos con la expe­
riencia de otros que se sacrifican para mantener su integridad en cuanto
al diezmo. Enseñar y practicar este principio es un reto para la mayoría
de los cristianos, especialmente para las personas que pertenecen a con­
gregaciones acaudaladas. Acaso, ¿duele dar para la obra del Señor? ¿O
son sus ofendas algo así como pagar la cuenta de la electricidad?
Dar de la sustancia, es decir, de lo que uno tiene, intensifica la con­
ciencia de generosidad dentro de la comunidad de fe. Hace algunos años,
la junta directiva de Visión Nueva Inglaterra hizo una importante decisión
acerca de la ofrenda que se recibía durante la reunión anual. Este Con­
greso ha existido en Nueva Inglaterra por casi 40 años. Cada año de los
últimos 30 años se ha levantado una ofrenda destinada para el ministerio
de VN1. En 1992 decidimos dividir esa ofrenda en dos partes, una parte
para nuestro ministerio y otra para las necesidades de otros ministerios en
la región. Para nuestra sorpresa, ¡en 1992 la cifra de la ofrenda se duplicó
en relación con la de 1991! El Señor honró nuestra decisión y la cantidad
de dinero que llegó para nuestro ministerio no fue inferior a la del año
anterior.
Desde 1992 hemos compartido la ofrenda del Congreso con otros
__________ ___________ Característica 10
ministerios que demuestran las mismas prioridades que el nuestro y qUe
encuadran con el tema de cada congreso. Por consiguiente, más de
150.000 dólares se han dado para apoyar a 59 ministerios en nuestra
región y alrededor del mundo. En 1998 se tomó la decisión de dividir la
ofrenda anual en tres partes, quedando un 33 por ciento para nuestro mi­
nisterio. ¿Y qué le parece? La cantidad de dinero que recibimos fue aún
mayor que la del año anterior, rompiendo una vez más el récord de las
ofrendas recibidas.
El concepto de dar de lo que tenemos en lugar de dar de lo que nos
sobra es enaltecido cuando el hecho de dar representa un sacrificio y
viene del corazón.
Dios ama al dador alegre
Ahora, hermanos, os hacemos conocer la gracia de Dios que lia sido
concedida a las iglesias en Macedonia; que en grande prueba de tribulación,
la abundancia de su gozo y de su extrema pobreza abundaron en las
riquezas de su generosidad. Porque doy testimonio de que espontáneamente
han dado de acuerdo con sus fuerzas, y aun más allá de sus fiierzas, pidién­
donos con muchos ruegos que les concediéramos la gracia de participar en
la ayuda para los santos. Y superando lo que esperábamos, se dieron
primeramente ellos mismos al Señor y a nosotros, por la voluntad de Dios.
De manera que exhortamos a Tito para que así como ya había comenzado,
también llevase a cabo esta gracia entre vosotros. Por tanto, así como ya
abundáis en todo —en fe, en palabra, en conocimiento, en toda diligencia
y en vuestro amor para con nosotros— , abundad también en esta gracia.
No hablo como quien manda, sino para poner también a prueba, por la
eficacia de otros, la sinceridad de vuestro amor. Porque conocéis la gracia
de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor de vosotros se hizo
pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros que desde
el año pasado tomasteis la iniciativa, no solo para hacerlo, sino también
para quererlo hacer. Ahora pues, llevad el hecho a su culminación para que,
como fuisteis prontos a querer, así lo seáis para cumplir conforme a lo que
tenéis. Porque si primero se tiene dispuesta la voluntad, se acepta según lo
que uno tenga, no según lo que no tenga.
Pero no digo esto para que haya para otros alivio, y para vosotros
estrechez; sino para que haya igualdad. En este tiempo vuestra abundancia
supla lo que a ellos les falta, para que también la abundancia de ellos supla
La mayordomía y la generosidad
lo que a vosotros os falte, a fin de que haya igualdad ; como está escrito: “El
que recogió mucho no tuvo más, y el que recogió poco no tuvo menos”.
2 Corintios 8:1-15, cursivas añadidas.
En este poderoso pasaje de las Escrituras, Pablo está animando a sus
lectores a demostrar la gracia de dar. He escrito en cursiva las palabras y
las frases clave que debemos notar cuando consideramos la necesidad de
dar con un corazón alegre y generoso. Un buen mayordomo es una per­
sona que se excede en la generosidad. Nuestra meta como pastores es que
nosostros y los líderes de la iglesia seamos un modelo en cuanto a este
principio y que sepamos incentivar a que ese ejemplo sea copiado en la
vida de la congregación.
Para llegar a este punto en nuestras iglesias necesitamos una estrate­
gia que comience con una visión bien articulada y una misión definida.
Para que la gente participe plenamente esta visión necesita creer en ella y
apoyarla. La congregación necesita confiar en el pastor y en el equipo de
liderazgo, reconociendo la importancia de un liderazgo eficaz en el
cumplimiento de su misión específica. El sonar del clarín a favor de una
mayordomía audaz necesita ser escuchado, no por un corto tiempo, sino
en forma regular y constante. Entonces la congregación, de todas las
edades y niveles, acertará en el buen uso de sus recursos mientras, a la
vez, los principios de una vida de mayordomía total sean aplicados.
Los programas de capacitación hacia una mayordomía correcta no se
darán por sí solos. Los líderes deben tomar la responsabilidad en esta área
y ofrecer un panorama amplio de instrucción en el tema. Esto puede
comenzar por una enseñanza que se dé en la predicación o en grupos
pequeños y grandes, utilizando las parábolas como la que vimos anterior­
mente en este capítulo. O puede enseñarse en forma de diálogos sobre
2 Corintios 8, buscando las implicancias para la actualidad. Podría darse
por medio de reuniones especiales para explorar los temas en un ambiente
más relajado. Podría demandar un seminario o taller sobre la mayordomía
de la vida y algunas sesiones de seguimiento con el tema de la buena
administración financiera. Se puede invitar a un experto en la planifica­
ción de la finanzas a reunirse con los miembros de la congregación. O se
podrían ofrecer algunos talleres sobre el tema para adolescentes, espe­
cialmente sobre cómo elaborar un presupuesto personal. Se podría ofre­
cer un curso de finanzas para madres solteras o solas. Sobre todo, se debe
trabajar con los diáconos o tesoreros sobre el tema de un presupuesto
detallado para la iglesia. Ya que las oportunidades y maneras son infini­
tas comience evaluando sus necesidades y llenando los huecos en su
Característica 10
estrategia relacionados con la mayordomía, y luego diseñe otras para la
enseñanza efectiva de su congregación.
La Christian Stewardship Association (Asociación Cristiana de
Mayordomía) ofrece las siguientes pautas para la salud financiera de la
iglesia:
1. Enseñe acerca de la mayordomía.
2. Maneje apropiadamente las donaciones y los fondos de la iglesia.
3. Elabore estrategias en relación con el presupuesto y la planifi­
cación.
4. Ejercite gran precaución en cuanto a las deudas.
5. Recompense a su personal con sueldos dignos.
6. Revise a menudo las finanzas con la ayuda de otros.
7. Modele el hecho de dar como un acto de adoración.
Además de las pautas anteriores, la ACM sugiere que cada iglesia
desarrolle una estrategia de mayordomía integral que incluya lo siguiente:
• Cursos de educación cristiana sobre las finanzas, las ofrendas, có­
mo elaborar un presupuesto, pautas para la elección de una carre­
ra profesional y orientación sobre la mayordomía para miembros
nuevos.
• Métodos en cuanto a cómo comunicar a la congregación los pro­
cesos financieros de la iglesia, tales como el monto de las con­
tribuciones, los informes trimestralmente de estado de cuenta y
opciones en cuanto a la designación de las ofrendas.
• Consejería personal en cuanto a los dones, las oportunidades de
servicio cristiano, la elaboración de un presupuesto personal y las
estrategias para la reducción de deudas personales.
• Cultos dominicales que dan énfasis a este tema a través de testimo­
nios de mayordomía, series de mensajes en forma periódica con
el tema de dar, mensajes sobre el diezmo.
• Énfasis sobre fondos especiales y la planificación de campañas
para levantar fondos para las misiones, la renovación del plantel,
ampliación de las instalaciones y formas de incrementar el presu­
puesto anual.
• Ministerios especiales dirigidos hacia necesidades económicas de
las personas sin hogar, las madres solteras, los desempleados, los
jubilados, los padres separados, etc.
• Un liderazgo que provea el modelo necesario para que la con­
gregación pueda seguir el ejemplo en todos los aspectos de la
mayordomía de la vida.
La mayordonría y la generosidad
• Administración fiscal con integridad en todos los aspectos de guar­
dar expedientes, la contabilidad, la revisión de cuentas y auditoría
anual y el incremento de los sueldos.
La meta para la iglesia sana es elevar las normas de la congregación
en cuanto a la expresión de su amor hacia Dios por medio de una gene­
rosidad que honre a Cristo. ¿Cuál es el próximo paso que usted tomará
para proveer el liderazgo para que esto pueda suceder en su iglesia local?
Señor, (a comprensión de una mayordomía saludable y un espíritu de generosi­
dad tiene que comienzar hoy en mi corazón. ‘Te doy permiso p(eno para hacer una
auditoría de mi vida. La contabilidad de mi vida está abierta hoy para que eí ‘J\ey de
ios cieíos ía revise. Qiiiero ser un buen mayordomo deí tiempo, ios taientos y ios
tesoros que me has confiado, Anhelo ser una persona generosa que da de corazón y
que está dispuesta a sacrificarse por (as necesidades de otros. A[o quiero continuar
dando de (o que me sobra, como si mis ofrendas fueran una parte de (as cuentas que
tengo que pagar y no un acto de adoración a ti. ‘R enueva mi comprensión de (os prin­
cipios bibdeos de (a mayordomía, e(diezmo, (agenerosidad, e(servicio a otros, eííide-
razgo y (as misiones. 'Envuélvelas todas ju n ta s para que tenga una comprensión
global de (o que tú deseas de m í y de (os miembros de mi iglesia. Ayúdame a no mirar
por sobre el hombro para ver cómo otros están aportando para el sostén económico de
tu reino. (Más bien permítame cerrarlos ojos y enfocarme en lo que tú tienes para mi
en este aspecto de formación de mi vida. Ale ofrezco a ti con las manos entendidas y
abiertas en señal de que estoy dispuesto y listo para recibir de ti y a devolverte todo
(o que soy, para la gloría de tu nombre y (os propósitos de tu reino. Amén.
Para la reflexión
La iglesia sana le enseña a sus miembros que ellos son mayordomos
de los recursos que Dios les ha concedido y los desafía a compartir con
otros generosa y sacrificialmente.
La actitud de los líderes y de los miembros de la iglesia local debe
expresar en formas tangibles la actitud de Jesús, quien enseñó que al que
se le da mucho, mucho se le demandará (Luc. 12:48), y donde está nues­
tro tesoro, allí también estará nuestro corazón (Mat. 6:21). Esto también
incluye:
Característica 10
• Enseñar sobre generosidad y la planificación de las finanzas.
• Compartir las instalaciones y los programas con otros.
• Dar una porción generosa del presupuesto anual de la iglesia para
el sostén de las misiones locales c internacionales.
• Proveer abundantemente para aquellos que tienen necesidad den­
tro de la comunidad de fe, incluyendo a los que están sin empleo,
las viudas, las madres solteras, etc.
• Administrarse dentro de los límites de los ingresos y tener una
contabilidad exacta de todas las contribuciones.
• Administrarse de acuerdo con los principios establecidos por el
Concilio Evangélico para la Responsabilidad Financiera o alguna
entidad similar en su país.
Y digo esto: El que siembra escasamente cosechará escasamente, y el
que siembra con generosidad también con generosidad cosechará.
2 Corintios 9:6
1. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “menos importante”
y el 10 “más importante”) coloque en orden de prioridad cada una
de las declaraciones antes mencionadas al contestar las preguntas:
¿Cuán importante es esta declaración para la salud de nuestra igle­
sia? ¿Cuán alto valoramos la mayordomía y la generosidad?
2. En una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa “ineficaz” y el 10
“muy eficaz”) coloque en orden de prioridad cada una de las decla­
raciones antes mencionadas al contestar la pregunta: ¿Cuán efi­
cientes somos como equipo de liderazgo en inculcar estos valores
en nuestra iglesia?
3. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Dónde queremos estar en cuanto a la
demostración de las características de mayordomía y generosidad
en el próximo año? ¿En los próximos dos años?
4. Para cada una de las declaraciones antes mencionadas, pregúntele
a su equipo de liderazgo: ¿Cómo vamos a llegar hasta donde que­
remos estar en cuanto a vivir la mayordomía y la generosidad
durante el próximo año?
5. Mirando todo, en una escala de 1 a 10 (donde el 1 representa muy
bajo” y el 10 “muy alto”) coloque en orden cuán bien piensa que
su iglesia está demostrando esta décima característica de una igle­
sia sana, es decir que practica la mayordomía y la generosidad.
 --------- 42----------
EL proceso de llegar
a ser una iglesia sana
Cuando estaba a punto de finalizar este manuscrito, nuestra familia
fue golpeada por la noticia de que nuestro hijo Natán tenía que ser
sometido a otra cirugía. Natán nació con un extraño defecto congénito del
hueso llamado tibia en la pierna derecha. Ha tenido tres cirugías de
implante de hueso para tratar de proveerle la fuerza necesaria para sosten­
er el peso de su cuerpo y permitirle un nivel de actividad física normal.
Él usa un aparato ortopédico en la pierna derecha como medida de pro­
tección contra el peligro de una posible fractura. No puede participar en
deportes que requieran contacto físico y le está prohibida cualquier activi­
dad que pudiera poner en peligro su pierna.
Él acepta sus limitaciones con gran valentía y lo considero mi héroe
cuando tiene que enfrentarse al manejo diario de su dolor físico y a la
desilusión que le produce. Él es un típico adolescente a quien le gustaría
involucrarse en todas las actividades que practican sus amigos, pero cada
día está aprendiendo a hacerle frente a la realidad de sus limitaciones.
Rara vez se queja de su situación y ha confrontado cada etapa de su vida
con una actitud que confía en la gracia de Dios. A pesar de todas las
cirugías, los reveses por fracturas, enyesaduras y aparatos ortopédicos, él
ha hecho grandes progresos. Aunque él no tiene la pierna derecha más
sana del mundo, tiene un corazón que refleja el gozo del Señor. Para mí,
su vida es un testimonio de cómo una persona puede caminar con imper­
fecciones en una manera tan normal como le sea posible. ¡Todo se puede!
La vida de Natán es una ilustración del cuerpo de Cristo. Todos los
 El proceso de llegar a ser una iglesia sana
El proceso de llegar a ser una iglesia sana

más abundante honor al que le faltaba; para que no haya desavenencia en el

que somos mierhbros del cuerpo de Cristo caminamos con una cojera de
cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.
algún tipo. Nuestra meta en la vida no es lograr la perfección; pues no
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con
somos seres perfectos ni tampoco la iglesia es una entidad perfecta. Todos
él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.
somos obras en proceso y todos dependemos de Dios para que nos dé (1 Cor. 12:21-26)
valor para enfrentar cada nuevo día de nuestra vida y de nuestro ministe­
rio. Hemos de enfrentamos con nuestros defectos por el resto de la vida
Somos miembros del cuerpo de Cristo. Estamos entretejidos en la
o hasta que el Señor regrese para conducimos a la gloria perfecta en el
vida de los demás. No podemos funcionar eficazmente sin que cada parte
cielo. Mientras tanto, necesitamos ayudamos mutuamente en el proceso
del cuerpo sirva en la capacidad que le ha sido dada por Dios. Dios nos
de llegar a ser una iglesia sana y en la búsqueda de vitalidad espiritual, a
ha colocado donde a él le ha placido y nuestra labor es cooperar con el
pesar de las limitaciones de la vida.
diseño que tiene para nuestra vida, mientras que a la vez animamos a
La clave de esto está en lograr un equilibrio sano y perspectivas que
otros en el cuerpo a hacer lo mismo. Una vez que entendemos esto, somos
reflejen la mente de Cristo. A medida que estudiamos las Escrituras y nos
libres para servir de acuerdo al llamado y los dones del Espíritu. Esto se
sumergimos en la oración, estamos mejor preparados para encarar los
aplica a nuestra familia, nuestra iglesia local, las otras iglesias en nuestra
asuntos que enfrentamos juntos en la iglesia. Necesitamos enfrentar un
comunidad y a la iglesia universal. ¿Estamos preparados para un servicio
asunto a la vez y no permitir que quedemos abrumados por todo lo que
eficaz, vibrante y perdurable para el Rey y su reino?
nos falta. El propósito de este libro ha sido el de levantar conciencia acer­
ca de principios que son de vital importancia para la iglesia de Jesucristo
hoy. Es mi esperanza de que usted como líder considere estas diez carac­
Mantener un equilibrio apropiado
terísticas desde el punto de vista de elementos que pueden favorecer a su
“Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y
propio ministerio. He buscado incrementar su conciencia sobre estos
los hombres” (Luc. 2:52). En medio de una atareada vida de ministerio
temas sin decirle cómo “arreglar” su congregación. Confío en que usted
hacia otros, Jesús fue conocido como un hombre equilibrado. A medida
y los miembros del equipo de liderazgo de su iglesia dialoguen extensa­
que él se desempeñaba en su labor para el Padre, lo hacía en forma sana
mente sobre estos principios y juntos determinen las formas en que los
y equilibrada. En sus actitudes de mente, cuerpo y espíritu, Jesús fue el
van a poner en práctica para lograr una iglesia sana. Sugiero que den un
ejemplo perfecto de una persona íntegra y equilibrada.
paso a la vez y que se afirmen en expectativas realistas en cuanto a los
¿Cómo podemos desarrollar y mantener un equilibrio similar en no­
resultados anticipados para llegar a ser una congregación más sana.
sotros mismos, especialmente en un ambiente de tensión y agotamiento?
El apóstol Pablo tiene en mente la labor eficaz de la iglesia cuando
Durante el primer año en que estuve a cargo de Visión Nueva Ingla­
usa la analogía del cuerpo. En 1 Corintios 12 se nos recuerda que “el cuer­
terra, nuestra familia experimentó varios meses de tensión que nos llevó
po es uno solo, y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del
casi al límite. En marzo de 1989 nos retiramos de un ministerio que
cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo” (v. 12). Estas partes del
habíamos disfrutado y amado por 11 maravillosos años. Despedimos de
cuerpo son ordenadas por Dios, como él quiere que estén dispuestas. Por
lo tanto: la gente fue traumático para nosotros. Pero además, en una cena de des­
pedida, nos dimos cuenta de que nuestro hijo Natán estaba apoyándose
casi totalmente en la pierna izquierda. A los pocos días estábamos de
El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tam­
vuelta en el hospital preparándonos para su segunda cirugía en la pierna
poco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de vosotros”. Muy al
derecha. Cuando él regresó del hospital tenía la pierna totalmente enye­
contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son
sada, circunstancia que tenía que aguantar por ocho semanas. Mientras
indispensables. Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de
tanto mi esposa Ruth, con casi ocho meses de embarazo, tenía que aca­
menos honor, a estos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros
rrear por doquier a nuestro hijo (en ese tiempo de cuatro años) durante los
menos decorosos son tratados con aun más decoro. Porque nuestros miem­
meses calurosos de verano. En septiembre quitaron el yeso de la pierna
bros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando

.J S S -
 El proceso de llegar a ser una iglesia sana
de Natán y le.colocaron un nuevo aparato ortopédico, justo antes del
nacimiento de nuestra hija, Rebeca. Entretanto, también estábamos en
busca de una iglesia donde pudiéramos asistir y yo estaba adaptándome a
un nuevo trabajo que tenía muchos desafíos. Usted podrá imaginarse que
el nivel de tensión en nuestro hogar era bastante elevado.
La única manera en que podíamos enfrentar esa tensión era poniendo
nuestra confianza en Dios, sabiendo que él se interesaba totalmente en
nosotros durante todas estas circunstancias difíciles. Y Dios comprobó
sernos fiel una y otra vez y nos sostuvo durante esos días tan oscuros y
difíciles. En todo este tiempo fuimos fortalecidos por el apoyo de amigos,
de parientes y de pastores colegas. Además, pudimos tener un corto
respiro por las vacaciones de verano, que nos ayudó considerablemente.
Continuamos hacia adelante a pesar de nosotros mismos. Fue únicamente
por la gracia de Dios que fuimos capaces de hacerle frente a todas estas
BiBLiniZÜí" «?.?.!AK SMIUEB&
circunstancias.
Para todos ya hace tiempo que han desaparecido aquellos días tran­
quilos de un estilo de vida sin prisa. Se han ido también aquellos momen­
tos de quietud que compensaban aquellos llenos de actividad frenética. Se
ha ido el placer de encarar la vida como si fuera una caminata lenta e
informal. Todos estamos atrapados en las demandas de la vida. Aun en la
iglesia parece que no tenemos tiempo para detenemos y apreciar las ben­
diciones que Dios derrama sobre nosotros ni mucho menos, para realizar
alguna clase de autoanálisis. No obstante, esto es lo que más necesitamos.
Es por eso que al final de cada capítulo he incluido una sección para
ayudar a la reflexión, basada en el contenido del capítulo. ¿Qué diferen­
cia hará todo esto en su iglesia? Si usted no toma el tiempo para hacerse
las preguntas difíciles, entonces continuará girando en el mismo círculo
vicioso y continuará en las tareas de siempre. ¡Por favor, no se deje llevar
por esta presión! Necesitamos llegar a ser iglesias que no tienen miedo de
hacer autoevaluaciones serias, aun cuando nos sintamos estirados al má­
ximo. Es aún más importante que lo hagamos si nos sentimos en aprietos.
Esta es la única forma en que hemos de adquirir el equilibrio que Dios
desea que tengamos en forma personal y en nuestros ministerios.
Abrazar etapas de crecimiento y cambio
¿Cómo se deletrea la palabra “cambio”? ¿Por la palabra e-s-p-e-
r-a-n-z-a? ¿0 por la palabra d-e-s-a-s-t-r-e? Cuando mi padre se jubiló
anticipadamente después de 30 años de una carrera de ingeniería mecáni­
ca, lo hizo porque anhelaba seguir estudios para convertirse en maestro.
zm .
I
El proceso de llegar a ser una iglesia sana
Así que volvió a la universidad para conseguir su título de docente, com­
pletar las prácticas como maestro-estudiante y recibir su certificado.
Luego se dedicó a enseñar en un colegio secundario técnico por más de
12 años. Su decisión inicial me dejó boquiabierto y quedé impresionado
por la forma tan abierta y decisiva de encarar su cambio de profesión. Él
tomó un gran riesgo, pero a la vez, eligió el camino de cambio y desa­
rrollo personal. No quería estancarse en la vida y con buena disposición
aceptó los ajustes que los cambios requerirían a lo largo del proceso.
¿Qué se podría decir acerca de usted en cuanto a esto? A la medida
que usted y su equipo de liderazgo consideren los diez principios presen­
tados en este libro y los apliquen a su iglesia, tendrán que hacerse esta
pregunta: ¿Estamos dispuestos a arriesgarnos y poner en práctica un esti­
lo de vida que estimula el crecimiento a largo plazo, aun cuando esto
requiera cambios en mucho de lo que estamos haciendo? Si ustedes
toman en serio los principios presentados en este libro, entonces les ase­
guro que los cambios serán inevitables.
¿Cuál es su actitud en cuanto a un proceso de crecimiento a lo largo
de la vida? ¿Cómo es que un roble crece hasta llegar a su madurez? Desde
que se planta la semilla hasta que se complete la madurez hay etapas de
crecimiento, alimentación y paciente cambio. No obstante, el roble es uno
de los árboles más fuertes que Dios haya creado. Él hace esta compara­
ción en relación a su pueblo en Isaías 61:3: “Ellos serán llamados robles
de justicia, plantío de Jehová, para manifestar su gloria”. Con profundas
raíces, el roble crece hasta ser fuerte y alto, produce hojas anchas y
madera fuerte, y tiene la capacidad de reproducirse cada vez que se cae a
tierra una bellota.
El pueblo de Dios, la iglesia viviente, debe llegar a ser como el roble,
fuerte y saludable, lleno de vida y capaz de reproducirse. Los diez princi­
pios elaborados en este libro sirven para ayudar a los líderes a lograr una
iglesia sana y a convertirse en un roble para manifestar la gloria del Señor
en el mundo. Sin embargo, para llegar a ser robles de justicia, necesita­
mos estar abiertos y dispuestos a ser cambiados por Dios, de manera que
podamos crecer a su imagen. La esencia del propósito por el cual fuimos
creados no ha de cambiar radicalmente; pero sí el proceso por el cual
hemos de crecer juntos. Con el paso de las diferentes etapas de la vida.
Dios nos ayudará a crecer según la forma que él quiere que tengamos. ¡
eso si es cambio de verdad! .
Para que podamos comprender las etapas de crecimiento y cambio,
hay cuatro elementos que no podemos ignorar.
-M Z —
 El proceso de llegar a ser una iglesia sana
1. La reflexión: Esto significa que uno hace el esfuerzo de librarse
de las agitadas demandas del ministerio para hacerse algunas pre­
guntas básicas: ¿Quiénes somos? ¿Qué estamos logrando juntos?
¿Adonde queremos estar en el futuro? ¿Cómo esperamos alcan­
zarlo?
2. La afirmación-. Esto significa que uno admite la verdad acerca de
lo que somos como individuos y como iglesia y afirmamos los
dones que están presentes en nuestro medio como resultado de la
obra de gracia en nuestra vida y en nuestra labor de edificar el
reino de Dios. ¿Cuáles son nuestras mayores fuerzas? ¿Cuáles
son las necesidades más obvias? ¿Cuáles son nuestras habilidades
para acrecentar nuestras fuerzas? ¿Cuáles son nuestras actitudes
hacia el cambio?
3. La evaluación: Esto significa que estamos dispuestos a analizar
*
s a u ío
juntos nuestras relaciones interpersonales, nuestros conocimien­
tos, nuestras habilidades y nuestras maneras de proyectar nuestras
iniciativas de ministerio para el futuro. Significa el amamos lo
suficiente como para ser honestos en todo, damos permiso para
fracasar, restaurar los conflictos que inevitablemente han de ocurrir
y hacer todo lo posible por lograr un verdadero cambio de corazón,
mente y voluntad de la gente a nuestro cuidado.
:.
4. La aplicación: Esto significa poner en práctica los cambios para
u u i l z
alcanzar el crecimiento que anticipamos como resultado del auto­
análisis que hemos realizado. Aprender a cómo manejar los aspec­
tos básicos y hacer mejoras resultará en la madurez del cuerpo y en
b w
la elaboración de mejores métodos de servicio en unidad. En esta
etapa, el equipo de liderazgo es llamado a identificar las áreas
donde quisieran crecer y las instrucciones específicas de cómo
lograrlo.
Los requisitos para la renovación
Cuando todo esté dicho y hecho, mi esperanza es que las iglesias a lo
largo del país, en actitud de oración, anhelen la renovación de sus comu­
nidades de fe a tal medida que nuestros vecinos, amigos, compañeros de
trabajo y familias sean alcanzados con el evangelio de Cristo. Como una
forma de resumen en relación con los diez principios de una iglesia sana
presentados en este libro, quiero compartir algunos desafíos que deben
ser considerados como requisitos para la renovación.
Primero, necesitamos dedicar tiempo a la oración como nunca lo
jm .
E1 proceso de llegar a ser una iglesia sana
hemos hecho en la vida. Debemos hacerlo en nuestro tiempo devocional
a solas con el Señor, en las células de oración, en las reuniones semanales
de oración con toda la congregación, en los encuentros regionales de
oración en diversas ciudades y condados. La única forma en que hemos
de ver un cambio marcado en el panorama de la cristiandad en todo el
país es si nos convertimos en un pueblo que ora.
Segundo, necesitamos arrepentimos de nuestros pecados pasados y
presentes para poder presentamos limpios ante el Señor, a fin de que
quienes somos y quienes estamos llegando a ser sea una ofrenda fragante
al Señor. Cuando mi amada madre falleció en marzo de 1997, su muerte
produjo nueva vida en las personas que la conocían. En el velorio pudi­
mos recordar el amor y servicio sacrificado que siempre había demostra­
do en bien de otros, y esto repercutió en nueva vida y produjo vitalidad
en muchas personas. Necesitamos morir a nosotros mismos a fin de que
muchos otros puedan vivir. Necesitamos entregarle al Señor nuestros
planes, nuestra terquedad, nuestro egoísmo, y abrazar el mandato bíblico
de considerar a los demás como más importantes que uno mismo. La
muerte precede la vida resucitada. Morir a nosotros mismos es una condi­
ción indispensable para dar vida nueva a otros. ¿Cuál será su elección en
esto?
Tercero, necesitamos cautivar completamente el corazón y la mente
del pueblo de Dios en una exuberante y significativa experiencia de ado­
ración. El pueblo de Dios clama hoy por formas de alabanza que sean vi­
vificadas por el Espíritu. Muchos creyentes están alabando más a Dios en
sus autos, con la ayuda de excelentes casetes de alabanza, que en sus igle­
sias porque sus líderes de la adoración están mal equipados.
Cuarto, necesitamos evaluar las viejas estructuras que impiden nues­
tra eficiencia. Algunas de las viejas estructuras en el gobierno de la igle­
sia necesitan ser descartadas para siempre, mientras que otras necesitan
ser quirúrgicamente modificadas. Cualquiera que sea el caso, necesita­
mos honrar las tradiciones buenas que están vigentes y cambiar radical­
mente aquellas que ya no sirven o deben ser descartadas. Las formas
deben ser actualizadas. Estas incluyen: cómo se entregan responsabili­
dades a las personas; cómo deben desarrollarse en su cargo; cómo se
definen los programas; cómo se usa la tecnología; cómo se asignan los
espacios en las instalaciones; cómo se usan correctamente los recursos; y
cómo se define un plan estratégico de ministerio.
Quinto, los líderes-siervos de la congregación necesitan capacitar y
fortalecer equipos ministeriales fuertes para cada aspecto de la vida de la
iglesia. El mayor valor del liderazgo actual radica en el concepto de
K5
 El proceso de llegar a ser una iglesia sana
equipo de trabajo. Cuando los individuos son equipados para entender sus
dones espirituales y cuando sienten el llamado de servir en un equipo,
entonces la misión total de la iglesia se logra completamente. No se limi­
ten a un puñado de líderes. Capaciten equipos de líderes para todos los
niveles del ministerio y verán una explosión de madurez y crecimiento en
la iglesia.
Sexto, necesitamos unimos a personas de un mismo corazón y mente
en proyectos parroquiales interdependientes. Cuando admitimos que so­
mos llamados a edificar juntos el cuerpo de Cristo dentro de cierta comu­
nidad, y no a limitamos a edificar una sola congregación independiente,
entonces seremos liberados para cumplir en forma más eficaz la misión
de la iglesia. Nos necesitamos desesperadamente para cumplir la Gran
Comisión por medio de vidas que obedecen el Gran Mandamiento. No se
empeñen en tratar de alcanzar a toda persona a solas; esto es imposible.
Unan brazos, manos, corazón y voz con personas de otras iglesias y
podrán impactar juntos como nunca su región.
Séptimo, haga un compromiso de largo alcance para su ministerio en
la iglesia donde se encuentra. Usted se gana el derecho y la autoridad de
guiar a otros cuando da evidencia de que verdaderamente le preocupa el
bienestar de su congregación y que está dispuesto a acompañarla en las
buenas y en las malas. Por lo general se requieren cerca de tres años para
que un pastor sea aceptado, reconocido y aprobado por el núcleo de
líderes de la iglesia. Una vez que haya recibido la bendición de la con­
gregación, entonces el fruto de su ministerio se multiplicará. Una man­
zana no crece en una noche; madura con el tiempo.
Octavo, necesitamos ser pacientes y amables entre nosotros como
hermanos y hermanas en Cristo. Algunos en el cuerpo tienen que superar
mayores limitaciones que otros y llevan más dolor emocional que otros.
Otros están luchando con angustias personales que exceden la compren­
sión. Aun otros están haciéndole frente a la decepción, al desánimo, la
desilusión y la depresión. Cualquiera que sea lo que estemos enfrentando
en la vida, lo peor que nos pueda suceder es tener que vivirlo a solas,
especialmente cuando pertenecemos a una comunidad de fe. Por estas
razones, nos abruma la necesidad de edificar comunidades sanas y
amorosas. Hagamos lo posible para responder a esta necesidad en formas
que honren al Señor y edifiquen la familia de la fe.
Finalmente, se necesitan enormes esfuerzos para llevar a cabo una
evangelización creativa que responda al hambre espiritual en la gente de
nuestro tiempo. La iglesia cristiana tiene la mejor respuesta para los ham­
brientos y sedientos: es Jesús. Presentamos a Jesús a través de vidas
J£2£L.
El proceso de llegar a ser una iglesia sana
rebosantes. Si el mensaje de Jesús que cambia vidas ha de impactar a
otros, esto debe venir de la experiencia genuina del creyente. Las páginas
de nuestra historia están siendo escritas ante nuestros ojos. ¿Seremos
fieles y creativos en cuanto a la tarea a la que estamos enfocados? ¿O nos
conformaremos con lo que hemos logrado en el pasado? ¿Perderemos la
mayor oportunidad en la historia de la humanidad para la proclamación
del evangelio? Es decisión nuestra buscar salud y vitalidad espiritual, y
en base a esa realidad, dejar que rebose nuestra experiencia con Dios.
Hagamos todo lo posible para que eso suceda en nuestra generación.
Señor, andamos ítoy con todas nuestras deficiencias. ‘Dependemos de ti para c¡ue
diariamente nos des tu fuerza y tu misericordia. Anhelamos tener actitudes correc­
tas para contigo, tu mundo, tu pueblo y todos aquellos por quienes moriste para sal­
varlos. Necesitamos que nos des tu guía para ayudamos unos a otros como miembros
de tu cuerpo, la iglesia, durante todo el proceso de llegar a ser una iglesia sana.
‘R enueva en nosotros hoy la esperanza en relación a nuestra generación. Qite nues­
tra esperanza incluya la madurez de tu iglesia y también (a proyección eficaz hacia
los inconversos en nuestro medio. Tú estás escribiendo las páginas de nuestra histo­
ria y has trazado ya el sendero de nuestro recorrido. ‘Revélanos tu voluntad ahora y
en los días que vienen. Te agradecemos y alabamos por el gozo de amarte y servirte
en un tiempo como este. Con un corazón lleno de amor y de gratitud, oramos en el
nombre de ‘Jesús. Amén.
La implementación de las diez características
Al final de cada capítulo les he sugerido varias preguntas para que
el equipo de liderazgo de su iglesia y su congregación las discutan. Estas
preguntas son un buen punto para comenzar a implementar las diez
características en su iglesia.
Si desean profundizar este diálogo y determinar juntos como lle­
var a cabo esta filosofía de ministerio, pueden solicitar un cuaderno de
trabajo que hemos preparado en Visión Nueva Inglaterra. Se titula.
“Herramienta de discusión para un equipo de liderazgo sobre las 1U
características de una iglesia sana”. Esta herramienta está diseñada para
que el equipo de liderazgo procese la información de este libro y le dé una
El proceso de llegar a ser una iglesia sana

percepción más clara basadas en las siguientes cuatro preguntas:

1. ¿Cuánto valoramos esta característica?

2. ¿Con cuánta eficiencia estamos implementando esta característi­
ca?
3. En relación con esta característica, ¿hacia dónde queremos llegar
en el futuro?
4. ¿Cuál es nuestro plan para llevar a cabo nuestras metas para esta
13 - m
característica? Aplicación a las iglesias
Hemos descubierto que las iglesias que usan esta herramienta en
forma regular, especialmente en retiros o en encuentros especiales, han hispanoamericanas
comenzado a entender el diseño exclusivo que Dios tiene para su minis­
terio y han desarrollado estrategias que reflejan su llamado y dones para por Josué Valerio
servir mejor a Dios. Para más información acerca de esta herramienta de Roles ministeriales
trabajo, como también otros recursos de provecho, póngase en contacto
con nosotros: El rol del ministro en las iglesias hispanoamericanas es de suma
importancia para la salud de estas. El pastor de la iglesia en el contexto
Visión Nueva Inglaterra hispanoamericano es el líder principal en la congregación y también sirve
468 Great Road como “punta de lanza”. Las diez características de cómo lograr una igle­
Acton, MA 01720 sia sana serán de ayuda si el pastor y otros ministros de la iglesia las
Teléfono 978-929-9800 enseñan y las implementan.
Fax: 978-929-9898 Para que la iglesia logre ser sana se necesita también pastores o
ministros sanos. Sin lugar a duda, el pastor o ministro enfrenta cierta ten­
E-mail: info@vision4ne.org
sión en sus diferentes roles o ñinciones. Entonces es necesario poder
Website: www.vision4ne.org
identificar o definir ciertos roles ministeriales. El propósito de esto es el
de ayudar al pastor o ministro en el desarrollo de su salud personal.
Sacerdote
Uno de los roles del ministro en la iglesia hispana es el de sacerdote.
El rol sacerdotal no es algo nuevo para un ministro. En este rol, el pastor
representa a la iglesia o pueblo delante de Dios. El pastor o ministro en el
rol sacerdotal desempeña funciones esenciales para la salud de la iglesia
en el contexto hispano. El ministro como sacerdote enfatiza ciertas tradi­
ciones y ceremonias eclesiásticas de acuerdo con su afiliación denomina-
cional. En un mundo de cambios rápidos, el rol sacerdotal del pastor trae
consigo estabilidad a la iglesia.
Por lo general, el pastor se va a sentir a gusto en el rol sacerdotal.
Algunas de las actividades ministeriales en este rol son las siguientes:
oficiar las ordenanzas de la iglesia, las ceremonias nupciales, las ceremo­
nias de dedicación, los cultos en los funerales, la oración pastoral, y otras.
Ejemplo bíblico:
Aplicación a las iglesias hispanoamericanas
Aconteció que, cuando Zacarías ejercía el sacerdocio delante de Dios, en
el turno de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó por sor­
teo entrar en el templo del Señor para quemar el incienso (Luc. 1:8, 9).
La figura del ministro en este rol es básicamente de relaciones carac­
terizadas por la gracia. Este rol ministerial no es de tipo conflictivo. La
iglesia hispana responde de una manera positiva al rol ministerial sacer­
dotal. La actitud de los miembros de la iglesia hacia el pastor como sa­
cerdote es una de receptividad y de dependencia. El pastor en este rol
ministra como sacerdote también a la comunidad donde se encuentra. Es
preciso que el pastor extienda este rol ministerial a toda la comunidad.
Profeta
El rol de profeta es de declarar la verdad y justicia divinas. El ministro
en la iglesia hispana es profeta a la iglesia y a la cultura donde este vive.
Este rol ministerial profético no es muy fácil para muchos ministros. En
vez de presentar palabra de ánimo o exhortación, el ministro presenta retos
cuestionando los valores, las tradiciones, las actitudes, el comportamiento
y en general el estilo de vida reflejado en la iglesia y contexto cultural.
Ciertamente, el pastor en este rol profético enfrenta muchas tensiones
y conflictos. En otras palabras, la iglesia y comunidad son menos acepta­
bles del pastor en este rol profético que en el rol sacerdotal.
Existen muchos ejemplos en la Biblia en que el siervo de Dios ejer­
ció un ministerio profético. Dos referencias bíblicas que ayudan a poner
en perspectiva al pastor en este rol son las siguientes:
Mientras ellos se iban, Jesús comenzó a hablar de Juan a las multi­
tudes: "¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el vien­
to? Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido de ropa delicada?
He aquí, los que se visten con ropa delicada están en los palacios de los
reyes. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿ Un profeta? ¡Si, os digo, y más que
un profeta! ” (Mat. 11:7-9).
"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que
te son enviados! ¡Cuántas veces quisejuntar a tus hijos, asi como la galli­
na junta sus pollitos debajo de las alas, y no quisiste!" (Mat. 23:37).
Respuesta a la tensión de roles ministeriales
Estos dos roles ministeriales para el líder de la iglesia hispana traen
consigo cierta tensión que afecta la salud personal del pastor o ministro.
Una opción para el pastor o ministro que enfrenta esta tensión es res­
ponder desde la perspectiva empresarial, como un ejecutivo. Una desven­
taja de esta opción es que el pastor o ministro abandona la parte más
2ZíL
__ _____ __ A plicación a las iglesias hispanoamericanas
importante de su llamamiento, el cuidar de las ovejas. Esta opción es bas­
tante atractiva para algunos pastores porque involucra el ser líder, visio­
nario, estratega, organizador, administrador, empresario, etc. El énfasis
en el rol como ejecutivo está en la organización, programas, crecimiento
económico, edificios, productos, resultados numéricos, demandas de
mercado y satisfacción del cliente. Es obvio que el rol del ministro como
ejecutivo no va de acuerdo con el llamamiento al ministerio. Sin embar­
go, es importante que el pastor o ministro reconozca que al enfrentar la
tensión de su rol ministerial, este puede ser tentado a asumir un rol como
un ejecutivo de empresas.
Pastor
El rol pastora] es el más importante del llamamiento al pastorado.
Este rol es clave para la salud de la congregación. Si el pastor no desem­
peña su rol pastoral o no siente el llamamiento al cuidado de ovejas,
entonces la congregación no gozará de buena salud.
Un pasaje bíblico que habla de esto es el siguiente:
Muchos pastores han arruinado m i viña y han pisoteado mi heredad.
Han convertido m i preciosa heredad en un desierto desolado. La han con­
vertido en una desolación. Para m í está de duelo, desolada; toda ¡a tierra
ha sido desolada, porque nadie lo toma a pecho (Jcr. 12:10, 11).
De acuerdo con el pasaje del profeta Jeremías, el rol pastoral puede
determinar la salud o condición de la viña del Señor.
En la Biblia encontramos verdades respecto al rol pastoral tanto en el
Antiguo como en el Nuevo Testamentos. En el Salmo 23 se encuentran
ciertas funciones pastorales que son aplicables al pastor de una iglesia
hispanoamericana. Algunas de estas funciones son las siguientes:
• el pastor guía a sus ovejas al descanso espiritual
• el pastor conforta el alma
• el pastor guía por sendas de justicia
• el pastor es motivado por el amor
• el pastor está presente en los valles de la vida
• el pastor da palabras de aliento
• el pastor comparte bendición (“ungir con aceite”)
• el pastor comparte en los gozos/celebraciones
Cabe decir que el pastor no es perfecto y que el Salmo 23 se refiere a
Dios. Sin embargo, este salmo describe ciertas funciones que sí son
importantes en la función del pastor y en la salud de la iglesia.
Otro pasaje que nos da luz respecto al rol pastoral en la iglesia se
Aplicación a las iglesias hispanoamericanas
encuentra en Lucas 15:1-7. Este pasaje es conocido como la parábola de
la oveja perdida. Aquí encontramos al pastor en la función de buscador de
la oveja perdida. Esta es una importante función pastoral, la de estar bus­
cando al perdido. El ejemplo ideal lo encontramos en nuestro Señor
Jesucristo:
Se acercaban a él [Jesús] lodos los publícanos y pecadores para oírle,
y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: "Este recibe a los
pecadores y come con ellos" (Luc. 15:1, 2).
La motivación para cumplir con el rol pastoral es el amor de Dios. En
el diálogo entre el Señor Jesucristo y Pedro, las preguntas que hace el
Señor a Pedro tienen que ver con cierto tipo de amor. Es obvio que si el
apóstol Pedro amaba al Señor Jesucristo, entonces lo iba a demostrar con
cierto tipo de amor. En otras palabras, la motivación máxima para desa­
rrollar el rol pastoral es el amor a nuestro Señor Jesucristo:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas tú más que éstos?... Apacienta mis
corderos... Simón, hijo de Jonás, ¿me antas?... Pastorea mis ovejas... Simón,
hijo de Jonás. ¿me antas?... Apacienta mis ovejas (Juan 21:15-17).
Y el fin de aquel diálogo entre el Señor Jesús y el apóstol Pedro,
termina con la palabra del Señor a Pedro: Sígueme (Juan 21:19b).
Entonces, podemos decir que es el amor al Señor Jesús la motivación
para desempeñar el rol pastoral y para que el pastor siga adelante
cumpliendo sanamente su ministerio.
Vida sana del pastor o ministro
Las expectativas del ministro implican que este no tiene vida emo­
cional. Por ejemplo, aun cuando el ministro pasa por dolor o desánimo,
la iglesia espera que este sea caluroso, amable, entusiasta y positivo.
Entonces una de las necesidades más apremiantes es el entender que el
ministro tiene vida emocional y necesita apoyo.
Emociones
Algunas de las emociones y actitudes difíciles con las que el ministro
debe tratar o manejar son las siguientes: la frustración, el miedo, el enojo,
la soledad, la tensión, la depresión y la agresión. Estas emociones y acti­
tudes son también enfrentadas por personas en diferentes profesiones. La
diferencia entre el ministro y las otras profesiones es que del ministro se
espera la perfección. Es decir, el ministro no tiene la libertad de expresar
sus emociones como cualquier otra persona.
______________________________ JiZál_____________________________
________ ________ Aplicación a las iglesias hispanoamericanas
El enojo es una emoción que es tan natural como el respirar. Todo ser
humano tiene la capacidad de experimentar el enojo. El enojo sirve para
preparar una defensa o acción que demande cierta situación. La expresión
del enojo es un comportamiento que es aprendido. Es decir, la persona
puede expresar el enojo de una manera constructiva o destructiva. En el
caso del ministro, este puede usar el enojo para prepararse de la mejor
manera posible al enfrentar un reto o situación similar. La Biblia dice: No
se ponga el sol sobre vuestro enojo (Ef. 4:26). Una manera destructiva
para el ministro de expresar el enojo es a través de la agresividad, porque
esto involucra el atacar la seguridad o autoestima de la víctima. El enojo
es una respuesta a aquello que nos molesta como la frustración, el miedo,
o el haber sido heridos. Si el enojo es reprimido o no procesado adecuada­
mente, entonces este puede contribuir a una actitud negativa de resenti­
miento u odio.
Cuando el enojo ha sido reprimido por mucho tiempo, este acarrea un
estado de depresión. La depresión puede ser causada por un desbalance
químico o situacional. La depresión es como cualquier otra enfermedad.
Si la depresión es atendida, entonces será de bendición a la persona que
trata con ciertas experiencias reprimidas. La depresión no es mala; lo
malo es quedarse en un estado depresivo. Para que esto no suceda es
necesario volver a vivir aquellas memorias o experiencias que han sido
reprimidas. El poder identificar el origen de dichas experiencias y el
expresar apropiadamente aquellas emociones ayudarán a que la autoesti­
ma de la persona cambie y el perdón venga a ser realidad. La Palabra de
Dios tiene un rol importantísimo en todo esto. Probablemente, el ministro
que se encuentra en un estado de depresión necesita la ayuda profesional
de algún médico, psiquiatra o consejero. Dios no ha creado al ser humano
para vivir en un estado depresivo. Sin embargo, el tratar la depresión
puede ser de gran bendición al ministro, su familia y su iglesia. Esta
experiencia hará del ministro una persona más saludable y su ministerio
más sano.
Una emoción primaria en la vida de todo ser humano es el miedo.
Esto significa que como resultado del miedo, una persona puede experi­
mentar el enojo, la frustración, o comportarse de una manera destructiva.
El miedo es la madre de muchos males. En la Biblia, la primera vez que se
menciona el miedo es después de que Adán y Eva hubieron pecado.
Algunos ejemplos de comportamiento destructivo relacionado con el mie­
do son los siguientes: el mentir o la deshonestidad (Gén. 3:10, 12:12, 13);
el ser parcial en la familia (Gén. 37:3,4); el enojo (Gén. 27:41-44); el odio,
el planear destruir a otro ser humano (Gén. 37:18-20); y muchos otros
ejemplos en la Biblia. La solución a esta emoción del miedo la encon-
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Aplicación a las iglesias hispanoamericanas
(ramos en la Biblia: el perfecto amor echa fuera el temor (1 Jn. 4:18). Se
podría clasificar al miedo en tres categorías: miedo a perder alguien o algo,
miedo a perder una posición en la vida, y miedo a perder la vida.
El apóstol Pablo enseña lo siguiente: Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor (1 Cor.
13:13). Para que la fe de una persona crezca es necesario que la persona
se sienta amada; entonces aquella persona tiene esperanza y como resul­
tado su fe se incrementa. Sin lugar a duda que el amor cubre multitud de
pecados. Dios es amor y esto constituye el poder más grande a nuestra
disposición. Si el ministro o pastor goza de salud emocional, conse­
cuentemente su vida familiar y ministerial serán también más sanas.
Márgenes
Una de las habilidades que debe de desarrollar el pastor/ministro es
el saber marcar límites o márgenes. Este concepto también es conocido
como el ser acertado. Algunos ejemplos de el ser acertado o el marcar
márgenes son los siguientes:
• ser tratado con respeto
• expresar sentimientos apropiadamente
• que se le escuche
• saber decir que “no" sin sentirse culpable
• expresar convicciones
• libertad para cometer errores
• aceptarse como Dios lo ha creado a uno
Esta habilidad de establecer márgenes es aplicable no tan solo a la
vida emocional del pastor o ministro, sino también a la vida familiar, a
las amistades o vida de relación a las finanzas, y a cualquier otro aspec­
to de la vida.
Una comunidad sana
El ser humano perdió el sentido de comunidad desde que este dejó el
Jardín del Edén. El propósito de Dios es el de crear una nueva comunidad
basada en la fe y el amor. En Cristo Jesús, Dios establece la unidad de
comunidad con el ser humano. Al ser reconciliado con Dios, uno también
puede ser reconciliado con los demás.
Pero no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de
creer en mi por medio de la palabra de ellos; para que todos sean uno, así
como tú, oh Padre, en mi, y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros;
para que el mundo crea que tú me enviaste (Juan 17:20, 21).
_________ _______________ Aplicación a las iglesias hispanoamericanas
La oración de Jesucristo en Juan 17 nos demuestra la importancia de
una comunidad unida por él para la expansión del evangelio. El propósi­
to creador y redentor de Dios es expresado a través de una comunidad de
creyentes sana. En Hechos 2:41-47 se encuentran expresiones de lo que
es una comunidad sana.
¿Cómo practicaron los primeros creyentes el concepto de comu­
nidad?
Una comunidad motivada por el amor
Y perseveraban en... la comunión,... Y todos los que creían se reunían
y tenían todas las cosas en común (Hech. 2:42-44).
El grupo de creyentes en este pasaje estaban comprometidos a prac­
ticar la comunión motivada por el amor. Una característica de una comu­
nidad sana es el amor:
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros.
Como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los
otros (Juan 13:34, 35).
Es el amor lo que une y mantiene unida a la iglesia. Es necesario que
la comunidad de creyentes practique la expresión del amor. El amor
puede ser expresado verbalmente, a través de la palabra escrita, a través
del sentido del (acto, y de muchas otras maneras. El apóstol Pablo escribe
acerca de la práctica del ósculo santo. El ósculo santo es una forma de
expresar a otros el amor de Cristo. Cuando Judas traiciona al Señor
Jesucristo lo hace con un beso. Esta acción es considerada de lo peor que
una persona puede hacer, el usar una forma de expresar amor para
traicionar al Salvador del mundo. La iglesia como comunidad sana debe
practicar la expresión de amor a sus miembros y a los demás dentro de su
contexto cultural tal y como lo describe el libro de Los Hechos.
Una comunidad transformada por Dios
Yperseveraban... en las oraciones... Entonces caía temor sobre toda per­
sona, pues se hadan muchos milagros y señales por medio de los apóstoles-
alabando a Dios y teniendo el favor de todo el pueblo (Hech. 2:42-47).
De acuerdo con este pasaje, la iglesia primitiva se caracterizaba por
alabar y adorar a Dios. Una comunidad sana provee la oportunidad a toda
persona de alabar a Dios y experimentar su presencia. La expresión caía
temor sobre toda persona significa que toda persona estaba en una acti-
Aplicación a las iglesias hispanoamericanas

tud de adoración a Dios al ver los milagros y señales por medio de los
apóstoles.
¡Libres de la violencia familiar!
El ser humano comparte una necesidad de experimentar lo trascen­
dente. La gente tiene sed de experimentar lo sobrenatural. El experimen­
tar a Dios en la adoración a través de la Palabra, la oración y la alabanza Las estadísticas son
resulta en una transformación de vida. Una vida transformada es una vida alarm antes y los niveles
que sale de la obscuridad a la luz. La imagen de una comunidad sana es
la luz: de violencia en la
familia son sum am ente
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no altos. A unque las
puede ser escondida... A si alumbre vuestra luz delante de los hombres, de
modo que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que mujeres y los niños
está en los cielos (Mat. 5:14, 16). ap arecen com o los que
m ayorm ente son agre­
Una comunidad creciente didos, en la m ayoría de
Un resultado de una comunidad sana es el crecimiento: los casos la violencia
familiar es un asunto
Y el Señor anadia diariamente a su número los que habían de ser salvos
(Hech. 2:47b). de doble vía, donde la
Y la palabra del Señor crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba conducta agresiva de
en gran manera en Jerusalén; inclusive un gran número de sacerdotes obedecía uno afecta al otro y
a la f e (Hech. 6:7).
viceversa.
Lo más natural para la iglesia como comunidad sana es que esta crez­ ¿C óm o p o n e r un límite
ca. Este fenómeno de crecimiento era evidente en la iglesia primitiva. La a esta violencia?
iglesia primitiva no tenía los recursos económicos, académicos y tec­ ¿C óm o identificarse
nológicos que la iglesia tiene en el siglo presente. Sin embargo, leemos
en el libro de Los Hechos cómo se multiplicaba la iglesia primitiva: Y el
con las perso n as que
Señor añadía diariamente a su número los que habían de ser salvos sufren la violencia
(Hechos 2:47b). familiar? ¿Cuáles son
Cuando la iglesia está sana se va a dar crecimiento tanto espiritual las consecuencias de la
como numérico: Vosotros sois la sal de la tierra;...(Mateo 5:13a). La violencia? ¿C óm o
imagen de la iglesia en este pasaje es la de un salero. Para que la sal sirva
su propósito, ésta tiene que salir del salero y ser aplicada. La iglesia nece­ utilizar los recursos que
sita estar en contacto con no creyentes para traer sanidad y sazón a esas Dios ofrece p ara buscar
vidas. La iglesia sana va a salir del salero y cumplir su función como una salida?
sal de la tierra. La iglesia seguirá creciendo si goza de salud y cumple su
misión de compartir las buenas nuevas de salvación. Jesucristo vino a
buscar y a salvar lo que se había perdido, y su iglesia también debe estar
involucrada en lo mismo.
Autora:
Am paro de Medina

N9 46280