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En nuestra conclusión de esta disertación deseo enfatizar un punto más, el cual
debe motivarnos a buscar más del Señor y a creer que como hizo con Ananías
puede hacer con nosotros. En el verso leído y la continuación del relato vemos
que hay una conversación entre el Señor y Ananías. Esta conversación se está
dando por medio de una visión recibida por Ananías. No se nos dice si Ananías
estaba en ayuno o si estaba orando o estaba en reposo. Lo que sí sabemos es
que Ananías, estuviera haciendo o no lo ya mencionado, estaba en un continuo
comunicar con el Señor. Sus oídos estaban habituados a oír al Señor, a
reconocer su voz, a saber cuando era el Señor el que le estaba hablando. Es por
eso que su respuesta fue “Heme aquí, Señor”. En esa conversación podemos
percibir la manifestación de varios dones del Espíritu. En primer lugar miremos
las palabras dichas luego del Señor llamar a Ananías y este responder. El Señor
le dice: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas
a uno llamado Saulo, de Tarso (Hch.9:11). El primer don que se manifiesta es el
don de sabiduría. Este don es el que da dirección. El Señor, por medio del don
de sabiduría le dio la dirección exacta a donde ir. El segundo don que se
manifiesta es el don de ciencia donde el Señor le revela qué es lo que está
haciendo y viendo Saulo: …porque he aquí, él ora, 12y ha visto en visión a un
varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la
vista (Hch.9:11-12). El tercer don que se manifiesta es el don de profecía donde
el Señor le dice a Ananías cuales son los planes que el tiene con Saulo: 15El
Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre
en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le
mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre (Hch.9:15-16). Dos
dones más son manifestados en este relato. El cuarto don es el don de fe.
Recordemos que Ananías tenía dudas de ir a ver a Saulo, pues conocía todo el
mal que les causaba a los cristianos. Por medio del don de profecía Dios permitió
que el don de fe se manifestara permitiendo a Ananías hacer algo que no hubiera
hecho sin el. El don de fe lo que hace es fortalecernos para actuar en
circunstancias difíciles en las cuales no actuaríamos si no lo tuviéramos. El
quinto don que se manifestó fue el don de milagro. Saulo quedo siego al ver la
luz brillante, más fuerte que la luz del sol. Nos dice el relato que cuando Ananías
puso sus manos sobre Saulo le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al
instante la vista (Hch.9:18). Ese es el don de milagros manifestándose.
Recordemos que las señales nos van a seguir si nosotros estamos siguiendo al
Señor. También recordemos que como Ananías Dios quiere usarnos a nosotros,
lo importante es estar atento a la voz de Dios y responder ¡heme aquí, Señor!