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Viouwcus oa excuan ed Hemos esbozado esta introducci6n para dejar en claro que no hay anilisis posible de fenémenos particulares, como la violencia," sin una revision previa de jos contextos en los cuales se manifiesta. Entonces, esa lectura desde la complejidad nos conduciré a indager sobre las di- versas formas que adopta la violencia en el escenario educativo, como espacio de expresion y despliegue, incluyendo no solo la que ocurre entre los otros cuando se nos impone, sino también la que generamos con nuestras précticas, la que surge de lecturas estereotipadas de la realidad o la generada por lus proceuitnientos, estilos de funciona miento, conformacién y objetivos de las instituciones a las que no solo perteneceras, sino que representamos y lenamos de sentido. Las violencias escolares: con, contra, de, desde, en, entre..., Sin..., sobre..., tras... La notable diversidad de formas que adopta la violencia en la vida escolar ha llevado a formular ciertas distinciones conceptuales, tenien- do en cuenta no solo el espacio institucional, sino también a quienes la ejercen. ‘Basicamente pensaremos la violencia “de” la escuela, como su pro- ductora original o como reproductora por acci6n u omision: Y en permanente coexistencia con la anterior, la violencia “en” la escuela, en términos de los actos que se producen y que pueden tener no vinculacién con la naturaleza del sistema escolar. En este apar- tado, pensaremos en aquellas que irrumpen y se constituyen come realidddes por corsiderar, que debemos incluir, no obviar, ni minimizar, ii destonocer, y que no son otra cosa que la manifestacion de compor- tamientos individuales, familiares y sociales desplegados en el espacic social “escuela”. 77 se entenderé el concepto de volenca como toda forma de abuso de poder que buses a hime y 3 dominacion del ot, tanto en ls relaonesinterpersonales como en os dispost tivos socials. Az De, desde, en... Para comenzar a pensar la violencia “de” la escuela, no podemos evitar la idea de que la escuela no es tan solo un recipiente de la vio- fencia exterior, pero tampoco es la Unica responsable de lo que ocurre en su interior (Saucedo Ramos, 2010). Desde enfoques tradicionales, se han desplegado miradas criticas hacia la escuela, en sus relaciones dialécticas con las condiciones so- cioecondmicas de cada época. Foucault (2002) despliega su analisis de la escuela como una de las organizaciones panépticas destinadas a discipinar por medio de las jerarquias y las sanciones disciplinarias. Dice al respecto: inca, y con ella la normalizacién, (la escuela] se torna uno de rentos de poder al final de la época clasica. Se tiende a susttuiro al menos a agregar a las marcas que traducian estatutos, pri- , adscripciones, todo un juego de grados de normalidad, que son signs de adscripcién a un cuerpo social homogéneo, pero que tienen én si ros un papel de clasificacién, de jerarquizacién y de distribucion de los rangos. En un sentido, et poder de riormalizacién obliga a la homogenei- dad; pero incividualiza al permit as desviaciones, determinar los niveles, ‘especialidaces y hacer ities las diferencias ajustando unas a otras. Sse comprende que et poder de la norma funcione facilmente en el interior dde un sistema de la igualdad formal, ya que en el interior de una homoge- neidad que es la regla, introduce, como un imperativo util y et resultado de tuna medida, todo el desvanecido de las diferencias individuales (Foucault, 2002: 104). los grandes En una linea similar, para Bourdieu (2000) la escuela es uno de los ‘espacios de dominacién y reproduccién de la ideologia y los valores de la clase dominante, y que impone reglas de control y funcionamiento institucional a través de diferentes formas de violencia (no solo fisica, iva, cultural y simbdlica), en tanto imposicién de un “ar- 1". Dicho arbitrario estarla embebido en relaciones de poder entre grupos clases, de modo que su imposicién serviria y le- itimarta estas relaciones, al presentar las relaciones como aut6nomas y asf ocultar el hecho de que las jerarquias escolares reproducen las jerarquias sociales y educativas. Si dejamos de lado esta lectura, la vio- lencia simbolica necesaria para todos los espacios institucionales y en eee ae <2 = Co ites or escuee x5 = Particular ‘ducativo es, ! NO es, pare Bourse, una vile i - wisible para sus Propias vic “elle ravts de les como ner te St wa rire Es por ef que, segun ao le violenc nt es noe ‘Socialmente, Porque se asienta en creencias ACKION pec g6gica que se ‘Perpetdan en irstancias 1trOs espacios de! Estado como lugare boracién y de imposicion de esos co ee Sobre, 5 NO explicitas, pero fad al funcionamiento Sumado a la complejdad cativo, ws nang comPleidad en este intento de as, GUe se ejerce en esencis icacion y ésta Derspectiva, este tipo a CY x4 N #5 necesario considera si las practcas y procedimientos establecidos y tepetidos de manera mecénica a veces no colocan a 155 nifios como instrumentos de un proceso de ensefianza-aprendizaje que le No y se centra tan solo en alcanzar, casi como concepto vacio, mentado “logro educativa”. Con... entre... Responder a la demanda institucional sin cuestionaHa no solo se convierte en un obstaculo real Para alcanzar esos logros educativos formales, sino que olvida 0 desconoce a os actores principales, los suljetos y sus subjetividades a veces maltrechas. Si continuamos entendiendo como tnico logro educativo apren- der a sumar, resolver ecuaciones y no cometer errores de ortocrafia Sega las reglas establecidas, entre otras cosas, es deci, si sequimos aferréndonos a un curiculo formal que ingresa disciplinariamente a nifios y adolescentes en el mundo del “saber” y con eso creemos que © el sistema ya cumplié su misién, ¢s esperable que estemos reprodu- endo, desde esos curriculos ocultos pero no por eso menos contun- usencia de reflexin critica de la realidad, la ins- 1d y el logro de objetivos por encima de las personas. Es a esta violencia, a veces simbdlca y otras muy real y concrata, ala que

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