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Aquel hombre gris al que sus superiores solo querían porque "tenía una

moto", que adoraba el orden, el ajedrez y que había sido consentido en


exceso por su madre, acabó convirtiéndose en unos de los máximos
artífices del Holocausto y en la cabeza visible de un enorme entramado
militar, económico y policial que lo convertiría en el hombre más poderoso y
temido después de Adolf Hitler. Con todo el poder en sus manos, Heinrich
Himmler fue el encargado de concebir un plan criminal dirigido a acabar con
la vida de más de seis millones de personas conocido como la Solución Final.

UN NIÑO "DELATOR Y ESTÚPIDO"


La infancia del pequeño "Heini", como le llamaba su familia, estuvo marcada
por una educación católica y conservadora. Fue un buen estudiante,
aunque como deportista dejaba mucho que desear. Durante su infancia,
sus compañeros de clase siempre decían que Heinrich no podría matar ni a
una mosca (para ello tendrían que pasar algunos años) y que siempre
estaba dispuesto a agradar a sus profesores. Aquel enorme deseo de
brillar en los estudios le hizo abandonar el deporte y aceptar sin cuestionarla
una tarea que le impuso su padre: debía espiar a los demás alumnos para
obtener información sobre sus familias. Así, adquirió fama de "soplón" y
aquello le hizo granjearse la animadversión de sus compañeros de clase, que
además lo consideraban un completo estúpido.

El pequeño Heini aceptó la tarea que le


impuso su padre: espiar para él a los
demás alumnos de clase para obtener
información sobre sus familias.
Heinrich Himmler junto a Adolf Hitler en el año 1941.
Foto: Cordon Press

Finalmente, Himmler dejó la escuela y comenzó su entrenamiento como


cadete el 1 de 1918, antes del final de la Primera Guerra Mundial. Pero el 11
de noviembre de 1918, antes de que finalizara su entrenamiento, Alemania se
rindió y firmó el armisticio que daba fin al conflicto, por lo que no pudo entrar
en combate. Así, tras la firma del tratado de Versalles, Himmler estudió
Agricultura en la Universidad Técnica de Múnich, donde ingresó en una
fraternidad nacionalista. Allí empezó a leer literatura de índole racista y
de ultraderecha. Al terminar sus estudios, Heinrich Himmler no solamente
había obtenido su titulo, sino que además se había convertido en un fanático
nacionalista y en un convencido activista político.

para saber más


Heinrich Himmler y su escalofriante rutina diaria

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CULTO A LA RAZA
Para algunos jóvenes idealistas de entreguerras, como Himmler, aquellos
eran tiempos oscuros, ya que estaban convencidos de que los principios
nacionales estaban desapareciendo. Sin pensárselo dos veces, Himmler se
alistó en el Freikorps Oberland (una organización de paramilitares voluntarios)
para luchar contra los bolcheviques, a los cuales identificaba con los judíos.
Así, mientras trabajaba en una planta procesadora de estiércol cerca de
Múnich, Himmler contactó con los nacionalsocialistas a través del jefe
de personal de las SA, Ernst Röhm, y en el mes de agosto de 1923 se unió
al Partido Nacionalsocialista (NSDAP), en el que muy pronto demostró un
gran activismo. El 9 de noviembre de 1923 participó en el fallido Putsch de
Múnich, un golpe de Estado perpetrado por Adolf Hitler para derrocar al
Gobierno, pero su escasa relevancia dentro del partido hizo que la policía no
lo detuviera, aunque sí perdió su empleo.

Himmler se alistó en el Freikorps Oberland


(una organización de paramilitares
voluntarios) para luchar contra los
bolcheviques, a quienes identificaba con los
judíos.
Heinrich Himmler, Ernst Kaltenbrunner y otros oficiales de las SS visitando el campo de
concentración de Mauthausen en 1941.

Foto: CC-BY-SA 3.0

Tras el fracaso del Putsch y sin trabajo, Himmler fue contratado como
secretario y asistente personal del político y farmacéutico alemán Gregor
Strasser (que fue asesinado durante la conocida como "Noche de los
cuchillos largos"). Desde su nuevo cargo, Himmler empezó a labrarse una
reputación como gran orador, con discursos que ponían el énfasis en la
conciencia racial, el culto a la raza aria y la lucha contra los eternos
enemigos de Alemania: el capital judío, el marxismo, la democracia liberal y
los pueblos eslavos. Mientras su reputación política iba en aumento, en 1928
se casó con Margarete Conczerzowo, con la que tendría una hija, Gudrun,
que nació un año después.

para saber más


La noche de los cuchillos largos

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PASIÓN POR EL OCULTISMO


El 6 de enero de 1929, Adolf Hitler nombró a Himmler Reichsführer
(comandante en jefe) de las SS, que en aquel momento dependían de las SA,
las Secciones de Asalto del NSDAP. Himmler vio en ello un trampolín para
ascender en el partido y no tardó en convencer a Hitler de que le permitiera
ampliar las bases y crear una fuerza de élite al servicio del Führer. En sus
propias palabras, quería crear "una verdadera orden de hombres
nórdicos formada por soldados nacionalsocialistas" que estuviera
inspirada en el modelo de los caballeros teutónicos. Himmler se veía a sí
mismo como a una reencarnación del rey sajón Enrique I el Pajarero, que
según la tradición germana sentó las bases del Imperio alemán.

El 6 de enero de 1929, Adolf Hitler nombró


a Himmler Reichsführer (comandante en
jefe) de las SS, que en aquel momento
dependían de las SA.
Himmler es recibido por Francisco Franco en el Palacio del Pardo en 1940.

Foto: Cordon Press

De este modo, Himmler dio forma a una organización que superaba ya los
200.000 afiliados, creando todo tipo de servicios pensados para el
bienestar de los miembros de las SS y de sus familias. Himmler, que en
1931 creó la Oficina de Raza y Asentamiento, fue acumulando poder en sus
manos. El 9 de marzo de 1933 fue nombrado presidente provisional de la
policía en Múnich y poco después, comandante de la Policía Política de
Baviera. A finales de 1934, Himmler dominaba todos los departamentos de la
policía política estatal de Alemania y los centralizó en una nueva
organización: la Gestapo (Geheime Staatspolizei). El Reichsführer creó
asimismo centros de estudio, como la Escuela de Administración SS y
la Ahnenerbe (Sociedad para la Investigación y la Enseñanza de la Herencia
Ancestral) dedicada a la búsqueda del origen de los arios.
Su pasión por las ciencias esotéricas hizo que cada vez estuviese más
interesado en la astrología, y finalmente decidió consagrar el castillo de
Wewelsburg como centro de sus teorías espiritualistas y neopaganas. Allí, los
máximos jerarcas de las SS debían llevar a cabo diversos ejercicios de
purificación. Entre las actividades que auspició esta organización estuvo una
expedición al Tíbet en busca del origen de la raza aria y un viaje a la
abadía de Montserrat en 1940, un lugar que Himmler identificaba con el
mítico Montsalvat de Parsifal (uno de los caballeros de la Mesa Redonda del
rey Arturo), para descubrir allí el Santo Grial, que creía que se guardaba en
su biblioteca.

para saber más


Otto Rahn, el buscador del Santo Grial para los nazis

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UN COBARDE FINAL
La educación recibida por parte de su padre, el cual le inculcó un acentuado
nacionalismo, hizo creer a Himmler que Europa tenía que ser un continente
ario, un lugar donde las razas inferiores debían ser dominadas o incluso
eliminadas. Tras la Conferencia de Wannsee, celebrada el 20 de enero de
1942 y presidida por Reinhard Heydrich, en la que se determinó el destino
de los judíos, Himmler aceptó llevar a cabo la Solución Final: "No puedo,
sencillamente, arriesgarme a matar solamente a los hombres, y dejar que los
hijos crezcan vengadores y se enfrenten a nuestros hijos y a nuestros nietos.
Nos [vemos] obligados a llegar a la firme decisión de hacer desaparecer a
este pueblo de la faz de la Tierra", fueron sus terribles palabras.

Himmler creía que Europa debía ser un


continente ario en el que las razas
inferiores debían ser dominadas o
eliminadas.
Heindrich Himmler (izquierda) y Heydrich Reinhard (centro), los arquitectos del
Holocausto, en París alrededor de 1940-1942.

Foto: Cordon Press

A principios de 1943, ya ejerciendo como Ministro del Interior, Himmler era


muy consciente de que el curso de la guerra estaba empezando a
cambiar, ya que las derrotas eran cada más numerosas para Alemania.
Cuando Himmler vio que el final estaba próximo creyó que ofrecer a algunos
de los prisioneros hacinados en los campos de concentración como moneda
de cambio sería un modo de salir airoso del conflicto. Su idea era pactar una
paz con los Aliados occidentales mediante un intermediario, en este
caso el conde Folke Bernadotte, vicepresidente de la Cruz Roja de Suecia,
para, así, poder centrarse en su lucha contra los soviéticos. Pero el fracaso
fue absoluto. Himmler no solamente no consiguió una paz pactada con los
Aliados, sino que desconocía que un enfurecido Hitler, enterado de sus
negociaciones con Folke Bernadotte, no solo lo había destituido de sus
cargos, sino que además había ordenado su detención.

para saber más


La conferencia de Wannsee, el fin del "problema" judío

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Tras el suicidio del Führer, el 30 de abril de 1945, Himmler se postuló como


su sucesor al cargo, pero el almirante Dönitz, que por aquel entonces
presidía el Gobierno de Flensburgo (un gobierno de corta duración formado
tras la muerte de Hitler) decidió apartarlo por considerarlo un traidor. Así,
sin saber adónde ir, ni qué hacer, Himmler huyó bajo una falsa identidad, la
de un preso de un campo de concentración ya fallecido llamado Heinrich
Hitzinger. A pesar de su disfraz (incluso se había afeitado el bigote) fue
capturado por soldados soviéticos el 20 de mayo de 1945 y entregado a los
británicos, a los que se vio obligado a confesar su identidad. Pero Himmler no
estaba dispuesto a afrontar su negro futuro. Así, el 23 de mayo de 1945,
mientras le practicaban un registro, Himmler mordió una cápsula de
cianuro que ocultaba en la boca, acabando de esta manera con su vida.

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