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El Kotodamas
El Kotodamas
sonidos de las vocales junto con las posturas que las simbolizan para lograr la armonización
interior y la protección energética. En este ejercicio podremos adentrarnos en un estado de
relajación el cual nos va ayudar a nuestra concentración y a potenciar el poder de nuestras
palabras
El Kotodamas nos permite un mayor estado de consciencia tanto corporal como verbal.
En un orden específico la vibración que produce el sonido de cada vocal ayuda a elevar nuestra
energía vital.
Si nosotros concebimos el cuerpo humano como un instrumento musical nos daremos cuenta que
al pronunciar determinados sonidos como la u o la o estamos estimulando la zona baja de nuestro
cuerpo. El sistema digestivo y los órganos reproductores. Mientras que hacer sonidos como la a o
la e estamos trabajando la zona media del cuerpo, como el corazón, el sistema respiratorio y todas
las implicaciones a nivel emocional y afectivo que allí se encuentran. El sonido de la i por su parte
potencia todos los sentidos.
Desde la perspectiva del Kotodamas, esta secuencia ascendente de posturas y sonidos funciona a
manera de antena ayudando a establecer una conexión espiritual, grupal y propiciando una
expansión de la consciencia.
Este ejercicio lo pueden hacer Sentados o de pie, como más les acomode. Una vez que estén
cómodos cerraremos los ojos y comenzaremos la respiración.
Vamos a llevar la mano izquierda a la costilla derecha, que está conectada con los órganos
del Hígado y Vesícula Biliar.
Manos arriba de tus pechos a la altura de las axilas, que está conectada con los órganos de
los pulmones y el intestino grueso.
Mano derecha en la costilla izquierda, (al término de tu pecho) que está conectada con el
Sistema del Corazón y el intestino delgado.
Manos en espalda a la altura de la cintura, conectando con los riñones, la vejiga y los
huesos.
Mano Derecha en el término de la costilla izquierda, conectando con los órganos del
estómago, el bazo y el páncreas.
Damos gracias por esta instancia en el que logramos conectarnos con nuestro cuerpo, lentamente
abrimos nuestros ojos y nos conectamos con el presente, con la clase y con nuestros compañeros.
A través de esta práctica regular es posible incrementar nuestra fuerza interior, armonizar nuestra
mente, cuerpo y emociones y además de ello proyectar el poder de la palabra. Si aprendemos a
escucharnos nosotros mismos también lograremos escuchar mejor a los demás.