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Asclepio, vol.

38 (1986)

DEL «ANGEL CAIDO» AL


ENFERMO MENTAL: SOBRE
EL CONCEPTO DE
DEGENERACION EN LAS
OBRAS DE MOREL Y DE
MAGNAN

José Luis Peset


y Rafael Huertas García-Alejo
La teoría de la degeneración, formulada por Morel y modificada en
parte por Magnan, ejerció una gran influencia en la psiquiatría france­
sa y europea de la segunda mitad del siglo XIX. Morales Meseguer pien­
sa que, pese a la gran cantidad de elementos especulativos y creenciales
que contiene la obra de Morel, la doctrina de la degeneración obtuvo
una favorable acogida en el ambiente psiquiátrico francés de la época a
causa de la fácil solución que ofrecía a todos los graves problemas que
la investigación de las causas de la· enfermedad tenía planteados. Con
una concepción estrictamente somaticista, que remitía la enfermedad
mental a un substrato físico -la anormal conformación corporal-, el
degeneracionismo permitía explicar la clínica proteiforme y asistemáti­
ca del enfermo mental a través de la tendencia al desequilibrio que te­
nía el terreno orgánico donde surgía, suministrando unas claves para el
diagnóstico causal de tipo objetivo, ya que la conformación anormal
del cuerpo del degenerado se hacía evidente en determinados caracteres

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de su morfología exterior -los estigm�s-, y justificando sobre supues­
tos aparentemente científicos la marginación social del enfermo mental
y su distanciamiento «cualitativo» del sujeto normal ( 1 ).
En efecto, cuando comienza la segunda mitad del siglo XIX, tienen
lugar importantes cambios en el conocimiento de las ciencias biológi­
cas. Alrededor de la publicación de On the Origin of Species,. la socie­
dad europea y norteamericana va a reaccionar como temiendo las nove­
dades que el evolucionismo hubiera podido presentar. Racismo antro­
pológico, somaticismo médico, persecución del anormal o del extraño,
etc., son algunas de las principales aportaciones que la ciencia positi­
vista muestra. Los preludios de la crisis económica y del neocolonialis­
mo ponen en marcha mecanismos ideológicos que preparan el terreno.
Y en este contexto, el médico dirigirá una mirada dura encaminada fun­
damentalmente a los criminales y a los enfermos mentales en un inten­
to de dar un soporte científico -e incluso filosófico- a las exigencias
de la sociedad hurgue� finisecular. Buen ejemplo de ello es, sin duda,
la publicación, en el París de 1857, de la obra de B. A. Morel Traité des
dégénérescences physiques, intellectuelles et morales de l'espece h'l;l,mai­
ne et des causes qui produisent ces variétés maladives (acompañado de
un atlas de XII planchas).
El objeto del presente estudio es analizar la evolución del concepto
de degeneración desde su propuesta por Morel a su sistematización de­
finitiva por Magnan a la luz de las teorías formuladas por ambos psi­
quiatras.

LA TÉORIA DE MOREL

El autor del Traité des dégénérescences ... deja ver su preocupación


por el gran aumento de enfermos mentales, hecho que tiene la oportu­
nidad de constatar repetidamente en visitas a hospitales, en estadísticas
o mediante su propio ejercicio profesional, y que atribuye a la apari­
ción e incremento de nuevas formas clínicas:
«Partout, j'entendais les médecins se plaindre du nombre
croissant des aliénés, et de la complicatiori plus fréquente que
la paralysie générale, l'épilepsie et un affaissement plus consi­
dérable de toutes les forces intellectuelles et physiques, appor-

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taient aux chances de curabilité. Ajoutons encare que des né­
vroses telles que l'hysterie et l'hypocondrie, souvent accompag­
nées de tendances au suicide, attaquent aujourd'hui et dans des
proportions inquiétantes, la constitution des ouvriers et des ha­
bitants des campagnes, tandis que ces affections semblaient etre
autrefois le partage presque exclusif de la classe riche et blasée.
Enfin, l'imbécillité congénitale ou acquise, l'idiotie, et autres
arrets de développemerit plus ou moins complets du corps et
des facultés intellectuelles, inaugurent, dans 4es proportions ef­
froyables, l'existence d'individus qui puisent, jusque dans les
conditions de la vie foetale, le principe de leur dégénérescence»
(2).

Insiste especialmente en el creciente número de delitos contra la pro­


piedad y las personas y de suicidios, así como en «l'abatardissement de
la race qui, dans beaucoup de localités, ne peut plus remplir les ancien­
nes conditions exigée pour le service militaire...» (3 ). La crisis postna­
poleónica y la necesidad de un nuevo orden burgués convierten al mé­
dico en celoso guardián de la protección contra el crimen, haciendo de
él, además, el_portavoz de la alárma por la falta de soldados para el ejér­
cito del pequeño Napoleón, de campesinos y operarios sanos para sus
granjas y manufacturas. YMorel, como digno representante de esta nue­
va clase médica, se ve obligado a buscar «un ensemble de causes géné­
rales qui modifiaient d'une maniere inquiétante la santé des génératioris
présentes, et menac;:aient !'avenir des générations futures» (4).
Ahora bien, este aumento de enfermedades mentales y su incurabili­
dad se relaciona con la presencia de dégénérescences, tanto en la pobla­
ción enferma como en la sana, constituyendo un indiscutible y grave pe­
ligro. Así, los enfermos de los asilos son, para Morel:

«les représentantes de certaines variétés maladives dans l'es­


pece, modifiables dans quelques circonstances et immodifiables
dans d'autres. Quelle que soit au reste de leur affection, ils sont
taus plus ou moins frappés au coin de cet état dégénératif qui
les présente a l'observation avec la plupart des caracteres pro­
pres aux maladies de longue durée, et dans lesquelles domine
la redoutable influence des prédispositions héréditaires» (5 ).

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Herencia, incurabilidad, caracteres físicos... , son las notas fundamen­
tales de su hallazgo, que comprueba viajando y entrando en contacto
con los directores de los más prestigiosos hospitales europeos (6):

«La progression incessante en Europe, non seulement de l'a­


liénation mentale, mais de tous ces états anormaux qui sont
dans des rapports spéciaux avec l'existance du mal physique et
du mal moral dans l'humanité, était aussi un fait de nature a
frapper i:non attention» (7).

Partiendo de estas observaciones, el psiquiatra francés saca una serie


de conclusiones sobre las que elaborará su teoría de la degeneración.
Asumiendo la tradicional noción de transmisión hereditaria de las en­
fermedades mentales, que toma de Prosper Lucas fundamentalmente (8),
y apoyándose en una corriente de pensamiento evolucionista plantea su
tesis fundamental consistente en que los trastornos psíquicos -y en ge-_
neral todas las anomalías del comportamiento humano- son expresión
de la constitución anormal del organismo de los sujetos que las presen­
tan: «achaque maladie correspond une expression typique qui est la ma­
nifestation la plus palpable d'une lésion fonctionelle» (9), siendo esta
constitución anormal transmisible hereditariamente y sujeta a una evo­
lución progresiva hacia la decadencia, lo que traerá consigo la «dévia­
tion maladive du type normal de l'humanité» (10), palabras con las que
define la «degeneración».
Pero para comprender en su justa dimensión la obra de Morel hay
que tener en cuenta su pretensión de construir l' histoire naturelle de
l' homme (11) y ubicarla dentro de la espléndida historia natural de la
Francia ilustrada y romántica. En 1839, cursando sus estudios de docto­
rado, asiste a las clases de Blainville, quien llama su atención sobre un
libro precoz y, no frenológico de Gall titulado Recherches médico-phi­
losophiques sur la nature ·et sur l'art, dans l'état de santé et de maladie
ehez l' homme (12). El propio Morel nos relata cómo, leído este libro, el
profesor le aconsejó que siguiera la opinión de Gall:

«me conseilla de diriger mes études dans. le sens des inve's­


tigations de Gall qui considere l'état de santé et de maladie chez
tous les etres créés du regne animal et du regne végétal» (13).

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Naturalmente, las líneas que podía seguir eran dos, el estudio de la
clínica humana y el de la «clínica» natural.
Posteriormente conoce en la Salpetriere a Falret, que será uno de sus
más apreciados maestros, y a Ferrus, configurándose, desde entonces,
una línea de pensamiento a la que se mantendrá siempre fiel:

«... ]'ai poursuivi mon idée dominante qui était de ratta­


cher, plus fortement qu'on ne l'avait fait jusqu'alors, l'aliéna­
tion mentale a la médecine générale, et faire sortir de son étude
une application plus feconde et plus universelle du traitement
moral.
Frappée de cette idée de Pinel, que la médecine a de points
de contact inmenses avec !'historie de l'espece humaine...» (14).
Sigue también el consejo de Rayer de buscar en la patología com­
parada los problemas que le ·preocupan, las investigaciones de los ana­
tomopatólogos y la comparación de las causes dégénératrices en los di­
ferentes reinos de la creación. Finalmente, las lecciones antropológicas
de Serres en el ]ardin des Plantes y los trabajos de Flourens, tanto los
referentes a las ideas de Buffon y Cuvier como los que versan sobre el
sistema nervioso, embriología y generación, le llevan a estudiar las di­
ferencias entre «les variétés naturelles et les variétés maladives dans l'es­
pece humaine» (15).
Para Morel, hombre de firmes convicciones religiosas, el ser huma­
no no es un producto de la casualidad ni de pretendidas transformacio­
nes de las especies; por el contrario, considera, de acuerdo con el Géne­
sis, que en el origen de la especie humana hubo un hombre primitivo
y perfecto creado por Dios. Basándose en ello, nuestro psiquiatra arti­
cula toda su concepción antropológica y considera que el hombre ac­
tual es una desviación del tipo primitivo, desviación que encierra, en sí
misma, la idea de degeneración al hacer desaparecer la «perfección» de
ese individuo primero. La causa fundamental de esta «desviación» o «de­
gradación» es para Morel, como lo era para Tessier (16), el «pecado ori­
ginal» que convierte al hombre primitivamente invulnerable en un ser
indefenso ante determinadas agresiones externas:
«La difficil question des dégénérescences dans l'espéce hu­
maine doit etre étudiée a sa source, et poursuivie scientifique-

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ment dans l'examen des conditions nouvelles que dut créer a
l'homme le grand événement de sa chute originelle.
, Placé dans ces conditions nouvelles, l'homme primitif en a
subi toutes les conséquences, et ses descendants n'ont pu échap­
per ni a l'infl_uence de l'hérédité, ni a celle de toutes les causes
qui, en altérant leur santé, tendirent de plus en plus a les faire
devier du type primitif.
Ces déviations ont amené des variétés, dont les unes ont
constitués des races capables de se transmettre avec un caractere
typique special; les autres ont créé dans les diverses races elles­
memes ces états anormaux qui féront l'objet spécial de ces étu­
des, et que je désigne sous le nom de dégénérescences.» (17)

La degeneración es, pues, el resultado de una influencia morbosa


-sea de orden físico o moral-, una de cuyas características especiales
es la de la transmisión hereditaria. Un enorme pesimismo biológico,
junto a un innegable trasfondo católico, están encerrados en sus pala­
bras:

«L'observation rigoureuse des faits nous démontrera� qu'a


moins de certaines circonstances exceptionnelles de régénera.,
tion, les produits des etres dégénérés offrent des types de dégra­
dation progressive. Cette progression peut atteindre de telles li­
mites que l'humanité ne se trouve preservée que par l'exces
meme du mal, et la raison en est simple (... ) il n'est pas tou­
jours nécessaire qu'ils arrivent au dernier <legré de la dégrada­
tion pour qu'ils restent frappés de sterilité, et consequemment
incapables de transmettre le type de leur dégénérescence.» { 18)

Todo ello es colocado con· facilidad en el marco de la historia natu­


ral y relacionado de manera muy especial con la obra de Buffon; en ella
encontrará Morel muy importantes fuentes de inspiración con las que
intentará entroncar sus teorías y en las que hallará el soporte científico
que necesitaba para demostrar la existencia de razas degeneradas.
Resulta interesante la relación de Morel con Buffon, pues el conoci­
miento que el psiquiatra tiene de la obra del gran ilustrado francés no
parece deberse a su lectura directa sino que lo adquiere a través de P.

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Flourens, admirador y obsesivo corrector de Buffon e incluso de Dar­
win, cuyo libro Bu/fon. Histoire de ses travaux et de ses idées (19) es uti­
lizado y citado frecuentemente por Morel. En dicha obra, su autor in­
tenta mejorar la obra de Buffon mediante la introducción de la anato­
mía comparada, las ideas de planes de creación separados por Cuvier...,
con el objetivo fundamental de mostrar la invariabilidad de las especies.
Uno de los conceptos buffonianos que acepta plenamente es el de la
«Uniformité du plan général de la nature» (20), que en sus palabras que­
da formulado como «une prodigieuse ressemblance qui nous rappelle
nécessairement l'idée d'un premier dessein sur lequel tout semble avoir
été corn;u» (21). Es obvio que una idea cristiana de la divina creación y
de la superioridad inalcanzable del hombre sobre las demás especies y
reinos está presente en toda su argumentación:

«Prenant son corps pour le modele physique de tous les etres


vivants, et les ayant mesurés, sondés, comparés dans toutes leurs
parties, l'homme a vu que la forme de tout ce qui respire est a
peu pres la meme (...) et lorsqu'on veut l'étendre et passer de
ce qui vita ce qui vegete on voi ce plan, qui d'abord n'avait va­
rié que par nuances, se déformer par degrés (...) et, quoique al­
téré dans toutes les parties extérieures, conserver néanmoins le
meme fond, le meme caractere, dont les traits principaux sont
la nutrition, le développement et la réproduction; traits géné­
raux et communs a toute substance organisée, traits éternels et
divins que le temps, loin d'effacer ou de détruire, ne fait que
renouveler et rendre de plus en plus évidents.» (22)

El concepto buffoniano de la degeneración interesa enormemente a


Flourens, que conoce bien el lamarkismo y puede prever el darwinismo.
Acepta esa degeneración por clima, alimento o domesticidad, preocu­
pándole «cette dégénération plus ancienne et de tout temp inmémorie­
lle, qui parait s'etre faite dans chaque famille, ou, si l'on veut, dans cha­
cun des genres sous lesquels on peut comprendre les especes voisines et
peu différentes entre elles» (23). Se conforta retomando textos previos de
Buffon en los que no se admite el cambio de las especies -al no en­
contrar animales intermedios- e insiste constantemente en la creación
primigenia y en la inalterabilidad de las especies:

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«Les especes ne vie1:ment done pas les unes des autres. Tou­
tes sont primitives; et, ce qui trompe Buffon, c'est qu'il ne voit
pas la limite fixe qui sépare part�ut les variétés des especes.
L'homme, qui ne peut rien sur l'espece, peut tout, ou a peu
pres tout, sur les variétés, sur les races.» (-24)

La forma no puede variar de modo indefinido y continuo, las mo­


dificaciones que se produzcan pueden borrarse con facilidad y, por tan­
to, las especies no pueden ser cambiadas por degeneración -«la dégé­
nération des animaux a done des limites fixes; et c'est parce qu'il n'a
pas vu ces límites, que Buffon a cru a la mutabilité des espéces» (25 )-.
La mano del Creador las ha formado y en consecuencia no pueden ser
alteradas (26).
· Asimismo puede encontrarse en la obra de Buffon la idea de la de­
terminación por el terreno, mediante la cual todos los animales tienen
su patria natural «retenu par nécessité physique; chacun est fils de la
terre qu'il habite, et c'est dans ce sens qu'on doit dire que tel ou tel ani­
mal est originaire de tel ou tel climat» (27). Naturalmente, el hombre·
se salva de esta determinación, lo que en Morel ya no ocurre. Con todo,
no cabe duda de que Buffon es el creador de esa histoire naturelle de
l' homme, del estudio del hombre como especie, y es en este sentido en
el que la obra de Morel se entronca directamente con la del zoólogo ilus­
trado.
Ambos temas -degeneración y determinación natural- serán ek­
mentos fundamentales en el trabajo desarrollado por Morel. Reconoce
su deuda para con Búffon, al haber unido la historia natural con la geo­
grafía, pero insiste en que el ser humano no escapa a la influencia del
medio, aunque los cambios naturales duraderos que en él se producen
son claramente ·diferentes de las «deviations maladives du type normal
de l'humanité» (28), asegurando que si bien es cierto que, como Buffon
mantenía, el hombre modifica y domina los elementos, en esta lucha es
también modificado y no sólo en los caracteres morfológicos sino tam­
bién en los morales e intelectuales (29).
Pero, a pesar de sus afirmaciones, sale al paso -quizá como buen
cristiano- de que se pueda pensar que él cree en la existencia de varias
especies humanas o en que la degeneración pueda llevar a razas consi­
deradas inferiores, oponiéndose firmemente a los autores que:

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«se sont appuyés sur le fait d'infériorité intellectuelle pour
présenter certaines races, non-seulement comme abrouties, dé­
gradées, dégénérés, mais comme formant encore une autre es­
pece» (30).

Denuncia el nuevo racismo que está surgiendo en occidente a la vez


que advierte que sus teorías no deben utilizarse para separar especies
(31 ). Para Morel la inferioridad intelectual, que admite en ciertas razas
no es síntoma de degeneración, manteniendo siempre una actitud de de­
fensa y protección hacia el «buen salvaje». Un claro paternalismo se des­
prende de buena parte de su obra:

«Le meme phénomene se remarque dans la sphere intellec­


tuelle, et les observations les plus authentiques nous démon­
trent que les races les plus dégradées en apparence, ne sont pas
privées de ces notions essentielles, qui forment le caractere dis­
tinctif de l'humanité, et lui permettent d'arriver a un état plus
parfait (... ) Entre l'état intellectuel du boschiman le plus sau­
vage et celui de l'européen le plus avancé en civilisation, il y a
bien moins de différence qu'entre l'état intellectuel du meme eu­
ropéen et celui de cet etre dégénéré, dont l'arret intelectuel est
du a une atrophie cérébrale, congénitale ou acquise, ou a telle
autre cause amenant un état maladif que nous désignons par
les noms d'imbécilité, d'idiotie ou de démence.
Le premier, en effet, est susceptible d'une modification ra­
dicale, et ses descendants peuvent rentrer dans un type plus par­
fait. Le second n'est susceptible que d'une amélioration rélati­
ve, et des influences héréditaires fatales peseront sur ses descen­
dants. Il restera toute sa vie ce qu'il est en réalité: un spécimen
des dégénérescences dans l'espece humaine, un exemple de la
déviation maladive du type normal de l'humanité.» (32)

Por otro lado, pocos años �ntes de la publicación del Traité des dé­
générescences... de Morel, ve la luz la voluminosa obra de Prosper Lu­
cas titulada Traité de l'hérédité naturelle (33), donde se establece una teo­
ría según la cual la herencia propiamente dicha actúa por imitación de
la naturaleza (de la loi d'imitation), lo que daría lugar a seres que se

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asemejan física y psíquicamente a sus antecesores. Pero además de este
principio de imitación o semejanza, en la naturaleza pueden producirse
cambios, esto es, pueden aparecer individuos que no hayan heredado
ninguna característica de sus padres ni de ningún miembro de su fami­
lia; este «invento» de la naturaleza (de la loi d'invention) es lo que Lu­
cas denomina innéite. A su vez, la imitación de la naturaleza puede ha­
cerse, siguiendo siempre a Lucas, a partir de varios modelos, de modo
que el nuevo individuo podrá asemejarse a unos u otros según la he­
rencia que concurra y que puede ser de tipo: «directo», si el producto
de la fecundación hereda rasgos del padre o de la madre (34); «indirec­
to», si lo hace de parientes colaterales (tíos, primos, etc.); «en retroceso»,
si el parecido hereditario se salta una o más generaciones, y «de influen­
cia», si en el nuevo ser están representados caracteres procedentes de an­
teriores cónyuges de la madre (35 ).
La obra de Prosper Lucas influye grandemente en el pensamiento de
Morel dándole argumentos en los que poder basar su idea de la trans­
misión hereditaria de las alienaciones mentales en familias abocadas a
la degeneración (36). De este modo, aunando el concepto buffoniano, a
la vez antropológico y filosófico, de degeneración y la llamada hérédité
dissimilaire de P. Lucas, Morel llega a la estructuración de su teoría me­
diante la medicalización de las ideas de los autores que le precedieron
entendiendo les dégénéréscences como variétés morbides a hérédité dis­
similaire (37).

LA SOMATIZACION DEL ALMA

Una vez que el concepto de degeneración de la especie humana es­


tuvo planteado, quedaba encontrar una explicación a tal situación en
el individuo concreto; ello tan solo podía llevarse a cabo estableciendo
las causas por las que un sujeto o una familia podían «degenerar». Mo­
re! establece, en este sentido, un amplio cuadro etiológico sobre el que,
aunque posteriormente será discutido -�orno veremos- por sus conti­
nuadores, quizá merezca la pená detenerse brevemente. Morel recibe la
influencia de su condiscípulo y amigo Claude Bernard de quien apren­
de el papel que la fisiología experimental puede jugar en la configura­
ción del concepto de degeneración, resultándole de gran utilidad las ex-

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periencias sobre la acción de los tóxicos en los animales de laboratorio.
Curiosamente se apoya también en el maestro de Bernard para valorar
las conditions dégénératrices que las infracciones de la ley moral y la
falta de cultura intelectual determinan en la evolución normal del hom­
bre:

«_D'un autre coté encore, il est un foule de circonstances ou


les solutions que pourrait donner la physiologie expérimenta­
le, sont toutes trouvées par suite de la position déplorable que
les causes dégénératrices créent a l'espece humaine dans des con­
ditions déterminées. Les individus qui vivent dans les consti­
tutions marécageuses du sol, ceux qui passent une partie de son
existence dans le milieu méphitique des logements insalubres,
des mines et des fabriques, les victimes de l'intoxication alcoo­
lique, fournissent le sujet d'expériences qu'il est inutile de re­
nouveler chez les animaux. Les conditions dégénératives pro­
duites par la nourriture exclusive ou altérée ont été expérimen­
tées sur les chiens par notre illustre Magendie, et ce que j'ai dit
de l'action des memes causes chez l'homme confirme les idées
de ce savant.» (38)

A continuación, el psiquiatra francés establece las siguientes causas


de degeneración:
l . Dégénérescence par intoxication. Considera como principal cau­
sa de degeneración por intoxicación el abuso de bebidas alcohólicas,
aunque también el de otras drogas, así como la influencia de una ali­
mentación. insuficiente o alterada, los medios palúdicos y pantanosos,
epidemias, violaciones de la5" leyes higiénicas, etc. (39).
2. Dégénérescence résultant du milieu social. Haciendo especial hin­
capié en las condiciones de vida de la clase trabajadora: viviendas insa­
lubres, condiciones de trabajo inadecuadas (industrias, minas...), falta
de previsión y de educación sanitaria y, como consecuencia, miseria, al­
coholismo, excesos venéreos, etc. Con fodo ello, Morel insiste en que:

«on aura une idée des circonstances complexes qui tendent


a modifier d'une maniere défavorable les tempéraments de la
classe pauvre» (40).

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3. De la dégénérescence qui résulte d'une affection morbide antér_ieu- ·
re ou d'un tempérament maladif. Para Morel, un buen número de de­
generaciones humanas están en relación con «des lésions essentielles du
systeme nerveux» que han de ser, de algún modo; armonizadas con el
temperamento del individuo (41) y sólo cuando esta adaptación fracasa
·,sobreviene la degeneración:

·<<Ce sera quand les efforts de la nature pour adapter la cons­


tituiion de l'individu a tel ou tel élément qui prédomine dans
l'organisme, seront dépassés ou neutralisés par l'activité trap
grande de cet élément prédominant.» (42)

Considera, asimismo, que son tres las enfermedades mentales que


más habitualmente pueden evolucionar hacia un estado de degenera­
ción:

«... j'ai pu tracer le caractere essentiel des-délires épilepti­


que, hysterique, hypocondriaque, et démontrer jusqu'a quel
point les idées délirantes des maniaques, des mélancoliques, des
paralysés généraux et les différentes manifestations de leur na­
ture affective, coincident avec l'essence du trouble fonctionnel
de'Forganisme» (43).

4. Des dégénérescences dans leur rapport avec le mal moral. Apar­


tado muy consecuente con las ideas religiosas y psicologistas de Morel
y que-recoge pasiones, vicios en la educación moral e intelectual de los
niños y de los adolescentes e, incluso, la _herencia del mal moral que en­
lazaría, en último término, con el pecado original. En suma, Morel cree,
con Buchez,, que:

«... le cerveau est l'organe de l'ame. Toute force qu'elle soit,


spirituelle ou autre, est nécessairementlimitée par son organe;
elle ne peut rien faire, rien produire au-dela des puissances con-
tenues dans son instrument» (44).

5. Des dégénérescences qui proviennent d'infirmités congéniales ou


.;acquises dans l'enfance. Se engloban aquí todo tipo de alteraciones que

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afecten al cerebro o a sus envolturas: atrofias, hidrocefalia, osificación
precoz de las suturas craneales, convulsiones, tuberculosis,c,ceguera, sor­
domudez congénita, etc. (45 ).
6. Dégénérescences en rapports avec les inf luences héréditaires. Su
planteamiento, en este sentido, es claro:

«11 existe des individus qui résument dans leur personne les·­
dispositions organiques vicieuses de plusieurs générations an:­
térieures.» (46).

Es en este apartado donde su pesimismo se nos muestra más eviden'­


te, desanimando a quienes, cargados de-buena voluntad, pretenden lu­
char contra el determinismo hereditario, quizá recordando aquellas pa­
labras de La Orestíada (Coéforas) que se lamentan de la imposibilidad
de modificar la herencia con el ejemplo del león que; criado de forma -
adecuada, cuando llega a su madurez permanece fiel a los mandatos de
la herencia devorando a los ganados e incluso a sus protectores. Morel
justifica los muy frecuentes fracasos de los tratamientos psiquiátricos b�­
sándose en este razonamiento:

«... mais nous croyons utile de les prémunir contre des es­
pérances trop cruellement dec;ues, quand on n'a pas assez pré-:­
sent a !'esprit que l'hérédité n'est pas un fait isolé, et que l'iili-:
curabilité, contre laquelle viennent souvent se_briser nos effóns ·
les mieux combinés, n'est parfois que la terminaison fatale
d'une série d'existences antérieures qui se résument, par leur coté
maladif dans une existence individuelle»-(47).

Lo que no deja �e resultar sorprendente es que el autor, jefe clínico


del Asilo de Saint-Yon, no llegue a plantearse jamás que la falta de éxi­
to curativo de los tratamientos al uso se debiera a las múltiples limita­
ciones de las que, como es.de sobra conocido, adolecía la asistencia psi­
quiátrica de la época.
El pesimismo antropológico que caracteriza la teoría de la degene­
ración viene a confirmar$e con la descripción de la somatización del mal
psicológico, según la cual los degenerados presentan -lo que Lombro­
so recogerá- signos indelebles de su enfermedad:

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«Les conditions de dégénérescence dans lesquelles se trou­
vent les héritiers de certains dispositions organiques vicieuses,
se révélent non-seulement par des caracteres typiques extérieurs
plus ou moins faciles a saisir, tels que la petitesse ou la mau­
vaise conformation de la tete, la prédominence d'un tempéra­
ment maladif, des difformités spéciales, des anomalies dans la
structure des organes, l'impossibilité de se reproduire; mais en­
care par les aberrations les plus étranges dans l'exercise des fa­
cultés intellectuelles et des sentiments moraux» ( 48).

Como se ve, la clasificación propuesta por Morel pretende ser com­


pleta y a ella se atiene. Pero no es insensible -como tampoco lo será
Magnan--: a la dificultad de las clasificaciones y a la aparición de ele­
mentos indefinibles. Así, un interesante texto nos conduce a esta duda
clasificatoria y al modo en que el psiquiatra recurre al empirismo clí­
nico:

«Qu'arriverait-il, en effet, si les causes dont nous allons étu­


dier l'action ne pouvaient nous rendre compte de la formation
des dégénérescences? 11 arriverait que ces memes etres dégénérés
deviendraient réfractaires a toute espece de classification. II ne
seraient plus que de produits monstrueux de la nature, de tris­
tes jeux de la force créatrice déviée de son but. (... ) L'empirisme
remplacerait les procédés logiques, et plus rigoureux qu'on ne
le suppose généralement, de l'observation médicale. Nous pou­
rrions encare soigner les maladies d'apres la nature de leurs
principaux symptomes, mais l'homme malade deviendrait pour
nous un mystere de plus en plus impénétrable, et les destinées
de l'humanité souffrante péricliteraient entre nos mains.» ( 49)

Pero se mantiene en la importancia de la clasificación por causas


que, estima, deben localizarse en los aspectos externos e internos y, en
último término, busca, fiel a su tiempo, «des lésions cérébrales organi­
ques» (50).
Finalmente, sin duda inspirado en Buffon, asegura «l'impossibilité
de propaguer dans des conditions .normales la grande et unique famille
du genre humaine» y continúa afirmando que:

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«Les variétés de l'espece humaine constituent des races na­
turellement transformées, tandis que les variétés de l'espece hu­
maine dégénérée forment des races maladivement transfor­
mées. » (51)

Es por ello por lo que se interesa tanto por las éausas, siguiendo el
principio de que:

« ... les etres dégénérés forment des groupes ou des familles


qui puisent leurs éléments distinctifs dans la nature de la cause
qui les a faits invariablement ce qu'ils sont en réalité: une dé­
viation maladive du type normal de l'humanité» (52);

De todo lo antedicho, Morel saca una conclusión práctica: el médico


debe ponerse a la cabeza de cualquier intento por mejorar la sociedad,
consigna que resuena con insistencia a lo largo del pasado siglo. El
médico vigilante y guardián del bien social es tema frecuente e impor­
tante que queda claro en la obra moreliana. Aconseja recabar ayuda de
los poderes públicos y recalca el papel de la medicina a la que considera
capaz de:

«... devenir pour la société un précieux mayen de salut. Elle


seule peut bien aprecier la nature des causes qui produisent les
dégénérescences-dans l'espece humaine, a elle seule appartient
l'indication positive des remedes a employer. Sa prétention n'·est
pas de se poser comme une force médicatrice exclusive; elle con­
vie a cette oeuvre de régénération ceux auxquels sont confiés le
bien-etre et les destinées des populations, et qui· possedent les
moyens de réaliser les projets d'amélioration que la science mé­
dicale soument a leur examew> (53).

El médico pío, el médico político, sería por tanto el encargado de


la redención del hombre, de ese pobre ángel caído por su mancha ori­
ginal.

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LA PSIQUIATRIA FRANCESA ANTE LA TEORIA
DE LA DEGENERACION

La obra psiquiátrica de Morel fue, desde su aparición, objeto de nu­


merosas discusiones a raíz, sobre todo, de los comentarios de Buchez
ante la Société médico-psychologique, y en especial la célebre discusión
de 1860, en el seno de dicha sociedad científica, sobre la clasificación de
la locura (54). A partir de entonces, los trabajos sobre degeneracionisíno
se multiplicaron (Trélat, Foville, Cullerre, Laurent, Mercé, los Moreau
de Tours, etc.), pero fue Valentin Mag,nan, el prestigioso jefe clínico del
Asilo psiquiátrico de Sainte-Anne de París, quien llevó a cabo la siste­
matización definitiva de la teoría.
Es en 1882 cuando Magnan aborda por primera vez de una manera
directa en su producción escrita el tema de la degeneración con motivo
de unas lecciones impartidas en Sainte-Anne sobre la dipsomanía (55),
en las que mostrándose partidario de las ideas de Morel asegura, en fun­
ción de sus observaciones, que la herencia juega un papel fundamental
en la etiología del proceso. La teoría degeneracionista formulada por
l\1orel causó, como venimos diciendo, un gran impacto en el mundo in­
telectual y psiquiátrico de la época del' que, como es lógico, Magnan no
permanecía ajeno; resulta revelador, sin embargo, que sus primeras ma­
nifestaciones sobre el tema vinieran de la mano de su preocupación por
el alcoholismo, de cuyas causas, manifestaciones clínicas y tratamiento
venía ocupándose desde hacía tiempo (56), pareciéndole especialmente
atractíva la idea de Morel de responsabilizar al alcoholismo de una for­
ma de degeneración por «intoxicación» (57), así como la consideración
de una «heredointoxicación etílica» en familias de degenerados.
· Este y otros trabajos influirán de manera decisiva en la otra gran dis­
cusión que sobre la degeneración tuvo lugar en la Société médico­
psychologique, la de 1886, sobre la locura hereditaria, en la que se in­
tentó llegar a un acuerdo sobre el modo de diferenciar los términos hé­
réditaire y d¿généré (58). Consecuencia de dicha discusión es la publi­
cación, por parte de Magnan, de las Lerons cliniques sur les maladies
mentales (1887), donde se recogen algunas conferencias en las que el psi­
quiatra de Sainte-Anne contesta a muchas de las objeciones que se le ha­
bían formulado en la discusión de la Société y en las que pone de ma­
nifiesto su apoyo a las ideas morelianas:

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«Vous connaissez, Messieurs, la doctrine de Morel. Le fait
général pour luí .est la transmission. des affections mentales par
agravation progressive de la maladie chez les descendants. Ain­
si des ascendants se faisant remarquer par l'exagération du te­
pérament nerveux, donnent le jour a des hystériques, des épi-.
leptiques, des hypochondriaques (a des sujets atteints des gran­
des névroses). Ceux-ci, les hystériques, les épileptiques, les
hypochondriaques, procréeront des aliénés, ces derniers auront
pour descendant des imbéciles, des idiots, lesquels, en derniere
analyse (natura medicatrix), sont frappés de stérilités. Telle est
la conception originale et vrai, on doit le reconnaitre dans beau­
coup de cas, qui a permis a Morel d'établir ses aliénations ou
folies héréditaires.» (59).

Contra Cotard, Christian y Bouchereau, defiende el término hérédi­


taires dégénérés, aunque llega a admitir la posible existencia de dege­
nerados no hereditarios. Por fin, aunque no parece importarle demasia­
do que se mantenga el término folie héréditaire (60), deja clara su opi­
nión con respecto a los intentos de diferenciación nosológica de los otros
autores:

« ... le principal avantage de l'étude synthétique des hérédi­


taires ou dégénérés que de pouvoir réunir dans un meme cadre
des syndromes de manifestations différentes, il est vrai, mais
émanant tous de ce meme fonds, de la déséquilibration menta­
le, si caractéristique de l'héréditaire. { ...) ils méritent d'etre con­
sidérés corhme les stigmates psychiques de la folie des hérédi­
taires. D'ailleurs, la clinique se charge elle-meme de démontrer
que ces syndromes sont bien des phénomenes d� meme ordre,
puisqu'on les voit en plus ou moins grand nombre réunis chez
le meme sujet et qu'il est rare de trouver des malades qui n'en
présentent qu'un seul» (61).

LA TEORIA DE MAGNAN

En 1885 aparece-un pequeño libro titulado Les dégénérés. (Etat men­


tal et syndromes épisodiques), firmado por Magnan y por su discípulo

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Legrain. En él puede encontrarse la exposición metódica de los elemen­
tos fundamentales de la teoría magniana de la degeneración en el mo­
mento de su sistematización definitiva (62). Magnan y Legrain elaboran
su teoría partiendo de cuatro elementos fundamentales: l. La predispo­
sición: estado inicial del degenerado en ausencia de complicación.
2. Los estigmas: antigua idea de que el cuerpo traduce las cualidades
del alma. Contemplada ya por Morel, Magnan distingue entre estigmas
morales (retraso intelectual o afectivo, inadaptación social, etc.) y físi­
cos (atrofias, hipertrofias, distrofias). 3. El desequilibrio: idea no muy
bien aclarada por los autores de Les dégénérés que podría traducirse
como una «falta de armonía» entre las diferentes funciones orgánicas.
4. Los síndromes episódicos: en los degenerados, sobre un substrato
mental desequilibrado, sobrevienen inevitablemente accidentes agudos
o síndromes episódicos que dividen en obsesiones, impulsiones y acce­
sos delirantes.
Es; sin embargo, en el capítulo III del mencionado libro donde sus
autores proponen su propia teoría exponiendo las diferencias de mati­
ces que la separan de la de Morel. En efecto, la obra de Magnan puede
considerarse, en su parte clínica, como un desarrollo de las ideas de Mo­
rel, pero en lo que se refiere a la parte conceptual o doctrinal las dis­
crepancias son notables. El psiquiatra de Sainte-Anne modifica sustan­
cialmente el concepto moreliano de degeneración al introducir en su ar­
gumentación la idea darwinista de la lucha por la vida y la superviven­
cia, desplazando los contenidos místico-religiosos presentes en la obra
de Morel -el mito del «ángel caído» fundamentalmente- y elaboran­
do una teoría más «científica» y acorde con la orto�oxia positivista de
su tiempo (63).
Las dos obras fundamentales de Morel, Traité des dégénérescences y
Traité des maladies mentales, vieron la luz en 1857 y 1860 respectiva­
mente; anterior la primera, casi simultánea la segunda, a la publicación,
eri 1859, de On the· Origin of Species. Es claro, pues, que el padre del
degeneracionismo no llegó a conocer, al escribir sus tratados, la teoría
de la evolución tal y como fue formulada por Darwin y que éstos son
anteriores a lo que se ha dado en llamar el «gran período darwinista»
(1860-1900). Durante dicho período, la obra del naturalista inglés llegó,
como es de sobra c.:onocido, a ejercer una gran influencia en el mundo
científico de la época y en Francia, a pesar de .la fría acogida que tuvo

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en un principio, fueron numerosos los biólogos que recogieron y ana­
lizaron sus teorías (64).
Es lógico, pues, que Magnan, cuya obra aparece en su práctica tota­
lidad a lo largo de las tres últimas décadas del pasado siglo, incorporase
al concepto de degeneración contenidos darwinistas que le permitieran
enunciar una teoría más sólida y, como venimos diciendo, más «cientí­
fica» que la de Morel. Para Magnan no es posible, como lo era para Mo­
re!, concebir científicamente un «tipo normal» en el origen de nuestra
especie:

« ... L'anthropologie nous a montré que la perfection était


en tension dans toutes las especes, que la perfectibilité est une
qualité de tout etre qui évolue normalement. C'est done a l'op­
posé de !'origine de l'espece qu'il faut chercher le type idéal,
c'est a sa fin, en supposant qu'aucun obstacle ne s'oppose a sa
marche en avant, c'est-a dire a l'accomplissement _régulier des
actes qui ont pour but d'assurer sa conservation présente et fu­
ture: nutrition et reproduction.» (65)

Lo «ideal» , lo «perfecto», no son, pues, para Magnan y Legrain, con­


ceptos absolutos sino que están en relación constante con estadías evo­
lutivos anteriores y posteriores. Ello impediría entender la degeneración
al modo de Morel, como una desviación de un hipotético hombre
«ideal», sino como:

«un mouvement de progression d'un état plus parfait vers


un état moins parfait, celui-ci étant engendré par toute cause
susceptible de contrarier le double mouvement naturel de l'etre
vers sa consevation propre et vers celle de son espece» (66).

Así, pues, cualesquiera que hayan sido los tipos «ancestrales» o gene­
radores,_ la degeneración existe debido a influencias nocivas que Mag­
nan denomina causas dégénératrices, de modo que un nuevo tipo o in­
dividuo nace diferente a sus antecesores más inmediatos y se caracteriza
-él y su descendencia- por un estado progresivo de inferioridad psi­
cofísica. Para el médico positivista el hombre primitivo no es, en modo
alguno, un «angel caído», un ser perfecto, sabio y bueno, condenado,
- por-castigo divino, a la degradación; por el contrario, los primeros hom-

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bres, emparentados directamente con otros primates, no han alcanzado
aún niveles. aceptables de inteligencia, organización y cultura, pero no
por ello dejan de ser individuos normales para el estadía evolutivo en
que se encuentran. Posteriiormente, en su evolución, el hombre irá ad­
quiriendo paulatinamente- grados de «perfección» cada vez mayores. La
. degeneración entonces debuta en un momento cualquiera de la historia
del hombre, frenando su marcha ascendente y dando lugar a un sujeto
llamado degenerado que a partir de ese mamento tiende a retrogradar
hacia una situación análoga, «simétrica», según la terminología mag­
niana (67), a la del hombre primitivo, pero no comparable, porque en
función del estadía evolutivo de la especie, ya no es un ser normal sino
enfermo. Este es el sentido que Ma:gnan da al concepto de degeneración:
el de un verdadero estado patológico.
Característica fundamental, presente ya en Morel, de este estado mor­
boso es el progresivo agravamiento, de generación en generación, de
unas patologías de origen -motivadas por las causas dégénératrices-,
hasta llegar a los últimos representantes de una estirpe o familia de de­
generados cuyos atributos más sobresalientes son su déficit mental y su
esterilidad, resultando este último dato como clara consecuencia de una
incapacidad de adaptación al medio que conducirá a la muerte indivi­
dual de sus miembros y a la desaparición de todo el grupo familiar al
no ser suficientemente «apto» para sobrevivir (68). Magnan y Legrain
plantean esta circunstancia del siguiente modo:

«Le terme dégénérescence appliqué a la pathologie mentale


désigne l'état morbide d'un sujet dont les fonction cérébrales ac­
cusent un état d'imperfection notoire, si on les compare a l'état
cérébral des types générateurs. Bien plus cet étát morbide cons­
tituti0nnel s'aggrave progressivement et de meme que .la dégé­
nération d'un tissu précede sa disparition, sa mort, de meme la
dégénérescence; elle est précédée inmédiatement et accorripag­
née de l'abatardissement du type. La dégénérescence est done
un état pathologique et non un état régressif, une anomalie ré­
versive ainsi que la comprennent certains auteurs.» (69)

·Finalmente, aunando todas las consideraciones precedentes, Magnan


llega a enunciar su definición de degeneración:

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«La dégénérescence est l'état pathologique de l'etre qui,
comparativement a ses générateurs les plus inmédiats, est cons­
titutionnellement amoindri dans sa résis.tance psycho-physique
et ne réalise qu'incompletement les conditions biologiques de
la lutte héréditaire pour la vie. Cet amoindrissement qui se tra­
duit par des stigmates permanents est essentiellement prngres­
sif, sauf rég,énération intercurrente.; quand celle-ci fait défaut,
il aboutit plus ou moins rapidement a l'anéantissement de l'es­
pece. » (70)

EL ORIGEN MULTIFACTORIAL DE LA DEGENERACION

En cuanto a las causas dégénératrices, considera Magnan que pue­


den ser de orden extremadamente variado y que se superponen y mul­
tiplican a lo largo de sucesivos estadías evolutivos:

. « ... Chaque époque amene les siennes; elles sont un com­


plément presque obligé du mouvement de progression; elles
n'ont pas un point d'origine fixe; elles n'ont rien d'absolu; leur
intensité d'action varíe suivant une foule d'élements contin­
gents. C'est ainsi que certaines conditions telluriques et clima­
tologiques n'ont été cause de dégénérescence que pour certains
groupes humains, alors qu'elles favorisaient l'évolution de cer­
tains autres. 11 est impossible d' énumérer 'les causes de la dé­
générescence ou d'en dore la nomenclature: toute action assez
énergique et assez durable pour retarder et surtout arreter le
mouveme11-t évolutif de l'espece est une cause dégénératrice. »
(71)

Pero a pesar de esta etiología multifactorial, mucho más abierta que


la estricta ordenación moreliana, los autores degéneracionistas clasifi­
can las susodichas causas dégénératrices en dos grandes grupos: las in­
fluencias hereditarias y las adquiridas o accidentales; entendiendo las
primeras como:

«un produit complexe, formé par une accumulation de ta­


res de divers ordres, acquises par les ascendants pendant une se-

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rie indéfinie des générations. Ces tares seront par exemple la mi­
sere, l'alcoolisme. l'impaludisme, la· tuberculose, la folie, etc.
Combinées de mil fa<;ons elles se.manifestent, chez l'etre <lit dé­
généré qui les synthétise, sous forme de stigmates psycho-physi­
ques significatifs de la tare héréditaire» (72).

Con respecto a las influencias adquiridas Magnan y Legrain indican


que:

«elles produisent deux ordres de résultats: des tares


psychophysiques semblables cliniquement a celles dont sont
porteurs les dégénérés héréditaires, mais des tares qui s'eteig­
nent avec le sujet et ne font pas souche de dégénérescence; dans
d'autres circonstances, ce sont des tares qui deviennent consti­
tutionelles, c'est-a-dire le germe de phénomenes de meme na­
ture qui se reproduisent chez les descendants par un mécanis­
me sur lequel nous n'avons pas a insister ici» (73).

Queda claro, pues, que, si bien el degenerado es habitualmente el


producto de una larga y continuada transfor�ación morbosa heredita­
ria, pueden existir, sin embargo, casos en los que un individuo nacido
en condiciones normales presente súbitamente, debido a la intervención
de influencias adquiridas graves, los atributos físicos y psíquicos de la
degeneración. En suma, Magnan llega a admitir, no sin reservas, que
se pueda degenerar sin que participe la herencia, pero también que se
puede pertenecer a una familia de degenerados y verse libre de la tara
hereditaria; esta última posibilidad no es en modo alguno una puerta
abierta a la esperanza ya que considera que aunque el individuo no pre­
sente ninguna manifestación clínica su organismo no deja de ser un «te­
rreno degenerado» (74), en el que si no se advierten patologías especí­
ficas se debe tan sólo a la existencia de una predisposición hereditaria
atenuada o a la no participación de causas dégénératrices suficientemen­
te agresivas.
Vemos, pues, cómo la doctrina de la degeneración, que surge eh el
marco de la definitiva consolidación de los valores burgueses en la so­
ciedad, se va transformando, en función de necesidades sociales y cien­
tíficas, del enfoque religioso y casi místico que le da Morel a la consi-

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deración evolucionista y científica presente en la obra de Magnan. Pero
no nos engañemos, de la ingenuidad mesiánica del primer autor y su
intento de «redención», se pasa también al argumento, necesario para
los «defensores del orden», de que el degenerado, en su calidad de en­
fermo mental, puede y debe ser considerado como un elemento peligro­
so, contaminador de la «limpia» sociedad burguesa, contra el que será
lícito -gracias al apoyo de la ciencia- poner en marcha los más efica­
ces mecanismos de defensa. De defensa y de ataque, pues el desarrollo
social y económico obligaba a que el nuevo orden burgués llevara a los
soldados al ejército, a los campesinos a los campos y a los proletarios a
las fábricas. Las malas condiciones -y las «diferencias» reales o provo­
cadas- que llevaban a las clases oprimidas a la «locura» debían ser ata­
jadas por la prevención, la curación o -en los casos más graves- el ais­
lamiento y/o el encierro. Era preciso salvar a estos nuevos ángeles caí­
dos que podían resistirse -o simplemente no soportar- al nuevo Dios
capitalis ta.

NOTAS

-(1) J. M. Morales Meseguer (1974), Psiquiatría, en P. Laín, Historia Universal de la


Medicina, Barcelona, t. VI; p . 228.
(2) B. A. Morel (1857),'Traité des dégénérescences physiques, intellectuelles et morales
de l'espece humaine et des causes qui produisent ces variétés maladives, París. La cita co­
rresponde al Prefacio del libro; pp. VII-VIII.
(3) Ibídem; p. IX.
(4) Ibídem.
(5) Ibídem; p. VI.
(6) Encuentra especial ayuda en el Administrador-jefe del Departamento del Seine In­
férieure, Ernest Leroy, y en el Director del Asilo psiquiátrico de Saint-Yon, el doctor Bou­
teville.
(7) B. A. More} (1857); p. VII-VIII.
(8 ) De ella tomará el concepto de hérédité dissimilaire que más tarde comentaremos;
(9) B. A. More] (1857); p. 53.
(IO) Ibídem; p. 47.
(11) Ibídem; p. x.
(12) Morel cita siempre la edición de Viena de 1791.
(13) B. A. Morel (1857); p. 11.
(l 4) Ibídem; p. XII. Continúa con la idea de Blainville e incorpora las enseñanzas de
Flourens, Serres, Rayer y Parchappe, que se ocupan fundamentalmente de la anatomía y
fisiología del sistema nervioso.

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(15) Ibídem. Consulta sobre todo el libro de Flourens (1842), Recherches expérimen-
tales sur la proprieté et les fonctions du systeme nerveux dans les animaux vertebrés, París.
(16) Tessier (1855), Etudes de Médecine General, París; p. 38.
(17) B. A. Morel (i857); p. 4.
(18) Ibídem; pp. 4 y ss. Se manifiesta en total desacuerdo con Frederic Heusinger,
quien en su· Traité de pathologie comparée cree factible la vuelta de los degenerados al
. tipo normal.
(19) J. M. P. Flourens (1844), Bu/fon. Histoire de ses travaux et de ses idées, París.
Este mismo autor publicará en 1864.un libro contra el evolucionismo titulado Examen
du livre de M. Darwin sur l'origine des especes, París.
(20) J. M. P. Flourens (1844); p. 28.
(21) Ibídem; p. 29.
(22) Ibídem; p. 31.
(23) Ibídem; pp. 87-88.
(24) Ibídem; p. 93. A partir de esta página dedica varias a relatar ejemplos de modi-
ficaciones de variedades y razas.
(25) Ibídem; p. 98.
(26) Ibídem; pp, 99 y ss.
(27) Ibídem; p. 162.
(28) B. A. Morel (1857); p. 22.
(29) Toma ejemplo de numerosos naturalistas y antropólogos e insiste en los cambios
por alimentación (pp. 16 y ss.) y en los cambios que surgen como consecuencia de la lu­
cha por la naturaleza (pp. 26 y ss. ).
(30) Ibídem; p. 36.
(31) Ejemplos de racismo en antropólogos pueden encontrarse en J. L. Peset (1983),
Ciencia y marginación. _Sobre negros, locos y criminales, Madrid; pp. 36 y ss.
(32) B. A. Morel (1857); p. 46.
(33) Título completo: P. Lucas (1848-50), Traité philosophique et physiologique de
l'hérédité naturelle dans les états de santé et de maladie du systeme nerveux avec l'appli­
cation méthodique des lois de la procréation au traitement général des affections' dont elle
est le príncipe, París, 2 t.
(34) P. Lucas (1850); p. 2. La herencia directa puede adoptar, a su vez, tres formas: sol­
dadura, diseminación y fusión.
(35) Todos estos modos de transmisión hereditaria serán utilizados por Emile Zola
para elaborar el árbol genealógic9 de sus Rougon-Macquart. Sobre este aspecto podrá ver­
se de R. Huertas (1985), «Herencia y degeneración en la obra literaria de E. Zola», Ascle­
pio, 37: 3-37.
(36) Como se sabe, fue en 1865 cuando Mendel publicó su famoso trabajo en el que
da cuenta de las leyes de la herencia encontradas por él de modo experimental; sin em­
bargo sus hallazgos serán ignorados hasta 1900, cunado De Bries, Correos y Tchermack
rescatan los trabajos del agustino. Tal circun�tancia favoreció en buena medida la conso­
lidación de la teoría degeneracionista ya que Morel, al desconocer las aportaciones de Men­
del, tan sólo maneja «tipos» o «modos» de transmisión hereditaria, que toma directamen-.
te de Lucas, lo que le permite plantear la idea de una herencia degenerativa en la que el

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agravamiento de generación en generación justifica en no pocas ocasiones la transmisión
hereditaria de enfermedades que se transforman en otras que-no tienen nada que ver no­
sológicamente con las que· padeciero.n sus antecesores. Se trata del concepto de herencia
polimorfa defendido por Morel y por Moreau de Tours fundamentalmente.
(37) Mayor información sobre este aspecto puede obtenerse en J. M. Dupeu (1976), La
dégénérescence. Figure et doctrine de l'aliénation mental, París.
(38) B. A. Morel (1857); p. XIII.
(39) Ibídem; p. 47.
(40) Ibídem; p. 51. Se basa en Léon Faucher (1845), Etudes sur l'Ang,léte'Tre, París.
(41) Define el temperamento como «le résultat des efforts que fait la nature pour adap-
a
ter la constitution de l'individu tel ou tel élément qui prédomine dans l'organisme» (lb.í­
dem; p. 54).
( 42) Jbídem; p. 55.
(43) Ibídem; p. 52.
(44) Ibídem; p. 56.
(45) Ibídem; pp. 57 y ss.
(46) Ibídem; p. 62.
(47) Ibídem; p. 81.
(48) Ibídem; p. 62.
(49) Ibídem; p. 63.
(50) Se inspira en Blumenbach, Buffon y Flourens, que dan más importancia al ce­
rebro que a sus envolturas, desconfiando, en particular, de la información que se pueda
obtener del cráneo.
(51) B. A. Morel (1857); p. 73.
(52) Ibídem; p. 74. Identifica también degenerado con cretino, tema que aborda en nu­
merosas ocasiones. Véanse pp. 72 y ss., 612 y ss., así como pp. xv.xvr del Prefacio.
(53) Ibídem; p. 78.
(54) Las conclusiones fundamentales de dicha discusión han sido bien recogidas por
G. P. H. Genil-Perrin.(1913), Histoire des origines et de l'evolution de Uidée de dégéné­
rescence en médicine mentale, París; pp. 74-79.
(55) V. Magnan (1882), Lerons sur la dipsomanie, París. Especialmente interesante re­
sulta el cuarto capítulo o lección de esta recopilación titulado Etat mental· du dipsomane,
dégénérescence, syndromes episodiques varíes.
(56) Obras claves en este sentido son Etude experimental et clinique sur l'alcoolisme.
Alcool et absinthe. Epilepsie absinthique, París, 1871, y, sobre todo, De l'alcoolisme, des
diverses formes du délire alcoolique et de leur traitement, París. 1874.
(57) B. A. Morel· (1857); p. 47.
(58) Especial protagonismo tuvieron, además de las de Magnan, las intervencié>nes de
Jules Fálret y las de Christian, Cotard y Bouchereau. Mayor información puede encon­
trarse en Genil-Perrin (1913); pp. 91-109.
(59) V. Magnan (1887), Lerons cliniques sur les maladies mentales, París; pp. )50-1.
(60) Ibídem; p. 151.
(61) Ibídem; p. 161.
(62) El libro fue publicado en la colección médica Charcot-Devobe y no tiene el diseño.

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de los grandes tratados al uso, pero en sus 235 páginas se condensan claramente los prin­
cipios fundamentales de la teoría postulada por Magnan.
(63) V. Magnan y P. M. Legrain (1895), Les dégénérés (Etat mental et syndromes épi­
sodiques), París; pp. 73-85.
(64) Entre ellos destacan los de A. Quatrefages: Darwin et ses precurseurs franrais, Pa­
rís, 1870, y Les emules de Darwin, París, 1884; M. Duval (1886), Le darwinisme, París, y
el ya citado de J. M. P. Flourens (1864). Entre las obras que desde el punto de vista his­
tórico analizan la influencia de este acontecjmiento merecen la pena señalarse la de Y.
Cory (1974), L'introduction du darwinisme en France au XIX siecle; París, y, más recien­
temente, la de Denis Buican (1984), Histoire de la génétique et de l'evolutionisme en Fran­
ce, París.
(65) V. Magnan y P. M. Legrain (1895); p. 75.
(66) Ibídem; p. 76.
(67) Esta misma idea es expuesta por Lombroso al enunciar la teoría del criminal nato
�egún la cual el delincuente sería un salvaje que ha sobrevivido a la muerte de la sociedad
a la que pertenecía, recurriendo, para explicar tal circunstancia en el individuo concreto
a la teoría de la degeneración y concluyendo que el criminal ...es un degenerado que «re­
produce» el estado del hombre primitivo. Sobre las teorías lombrosianas pueden consul­
tarse de J. L. y M. Peset (1975) Lombroso y la escuela positivista italiana, Madrid, y el ya
citado de J. L. Peset (1983).
(68) Emile Zola recoge perfectamente esta idea trasladándola al campo de la literatura
al describir a los Rougon-Macquart como una familia marcada por la degeneración que
se extingue en su totalidad, por la acción de la neurosis y del alcoholismo, en sólo cinco
generaciones. A este respecto, R. Huertas (1985), «Degeneración y muerte en la obra lite­
raria de E. Zola», ]ANO, núm. 647-H.; pp. 53-62.
(69) V. Magnan y P. M. Legrain (1895), p. 74.
(70) Ibídem; p. 79.
(71) Ibídem; p. 79-80.
(72) Ibídem; p. 84.
(73) Ibídem; p. 84-5.
(74) Ibídem; p. 55.

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