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HISTORIA

DE LA MEDICINA
DEL SIGLO XIX
BREVES ESTAMPAS DE EUROPA Y MÉXICO

José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll


Jesús Gabriel Sánchez Campa
Guilebaldo Cruz Cortés
Coordinadores
HISTORIA DE LA MEDICINA
DEL SIGLO XIX
BREVES ESTAMPAS DE EUROPA Y MÉXICO

José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll

Jesús Gabriel Sánchez Campa

Guilebaldo Cruz Cortés

Coordinadores

Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca
LISTADO DE AUTORES EN ORDEN ALFABÉTICO

Carlos Daniel Aguilar Pérez


Celia Mercedes Alanis Rufino
Minuo del Carmen Arévalo Ramírez
Thania Ameyalli Cejudo Nevarez
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Guilebaldo Cruz Cortés
Ruy Echavarría Rodríguez
Israel Lucero Ramírez
Rubí Malpica Morales
María de Lurdez Consuelo Martínez Montaño
Alejandro Martínez Rivera
Sandra Martínez Solís
Alba Dolores Morales Cosme
Miguel Otero Zúñiga
María Elena Ramírez de Lara
Verónica Ramírez Ortega
Conrado Robles Vázquez
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
Salvador Rosales y de Gante
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Gabino Sánchez Rosales
Rodrigo Antonio Vega y Ortega Báez
Jorge Zacarías-Prieto
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
María Lilia Cedillo Ramírez
Rectora
José Manuel Alonso Orozco
Secretaria General
José Carlos Bernal Suárez
Vicerrector de Extensión y Difusión de la Cultura
Antonio Lucio Venegas
Director de Publicaciones

FACULTAD DE MEDICINA
Luis Guillermo Vázquez de Lara Cisneros
Director

CUERPO ACADÉMICO DE SOCIOMEDICINA


Minou del Carmen Arévalo Ramírez
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
María del Lurdez Consuelo Martínez Montaño
Salvador Rosales y de Gante
Celia Mercedes Alanís Rufino (colaboradora)

Primera edición: 2022


ISBN: 978-607-525-814-0

DR © Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


Dirección de Fomento Editorial
2 Norte 1404
Teléfono: (222) 2 46 85 59, Fax: 2 46 85 96
Puebla, México

Impreso y hecho en México


Printed and made in Mexico
Introducción

Introducción
La Historia de la Medicina en el siglo XIX, narra la más facinante etapa del devenir
cie ntífico de las cie ncias de la salud. Un siglo de grande s aporte s y
descubrimientos; de ape rtura de muchas Escue las de Me dicina; de cambios
paradigmáticos en los hospitales, y de la aparición de las especialidades médicas.
En e l siglo XIX, también llamado e l siglo de las re volucione s, se die ron las
circunstancias que permitieron el desarrollo de muchos conocimientos sobre el
se r humano y sus e nfe rme dade s, lo que me joró los tratamie ntos, la práctica
clínica y la quirúrgica.
Por otro lado, e ste siglo se caracte riza por se r de gran agitación social y
política, que se expresó e n las re voluciones sociales que tranformaron Europa;
después de que las grandes masas de trabajadores se desilusionaran de la nueva
clase social que controlaba e l mundo, la burgue sía -que había de splazado al
feudalismo-, y cuyos ofre cimie ntos al tomar e l pode r, no se concre tizaron y
actuaron de mane ra contraria a las prome sas de la re volución france sa. Estó
determinó, a quienes manejaban el aparato intelectual, replantear la manera de
explicar el mundo.
Fue He ge l, quie n continuando e l pe nsamie nto de Kant, introdujo al
pensamiento del siglo XIX el “idealismo alemán”, un movimiento filosófico surgido
de l ambie nte político libe rtario de la ilustración, junto con e l Romanticismo
lite rario y la Re volución france sa. A e stos he chos siguie ron las gue rras
napole ónicas y las re volucione s de la inde pe nde ncia hispanoame ricana. Fue
también, un pe ríodo de innume rable s inve ntos y de l auge incipie nte de la
Re volución Industrial que de spe rtó movimie ntos obre ros con te nde ncia
internacional.
Este libro que ahora presentamos es el resultado de un trabajo colaborativo
de Profesores de la materia de Historia y Filosofía de la Medicina que se imparte
en tres Facultades de Medicina, de tres importantes Universidades: Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Nacional Autónoma de México y
Unive rsidad Autónoma Be nito Juáre z de Oaxaca. La colaboración se re alizó
mediante una red de cue rpos académicos que obtuvo como re sultado final, la
realización de un MOOC (Curso abierto masivo en línea) que, desde hace tres años
funciona en la Plataforma Virtual Horizon BUAP, a los alumnos de las licenciaturas
de Me dicina, y por incide nte crítico, a profe sore s de historia y alumnos de
posgrado.

En el primer capítulo, abordamos de manera breve la Revolución Francesa, que


es considerada como el final de una época y el punto de arranque de una nueva
etapa: la historia contemporánea. La monarquía dejó de existir o de ser absoluta,
para convertirse en un sistema político en el que los distintos poderes servirían de
contrapeso y se controlarían mutuamente. Se entendía, además, que la soberanía
no proce día sino de l pue blo, e l cual de le gaba e l e je rcicio de l pode r e n
gobernantes libremente elegidos en procesos electorales periódicos.
De dicamos un e spacio al Romanticismo, re acción surgida fre nte a los
postulados estéticos del neoclasisísmo y del racionalismo de la Ilustración, que
hizo prevalecer los principios de libertad y subjetividad, contra las reglas clásica,
como afirmación de una nueva concepción de la vida y el arte.

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Introducción

Abordamos también el pensamiento Evolucionista, teoría científica elaborada


por Darwin, y seguramente la más válida para la explicación del cambio orgánico
e n e l unive rso. No por e llo se de be pe nsar, que fue ra un de scubrimie nto sin
precedentes o ajeno al ambiente intelectual de la época. Darwin deja claro en su
obra, su referencia exclusiva a los seres orgánicos individuales y que, por lo tanto,
es aplicable a la biología pero no al cambio social.
La siguiente unidad corre sponde al Positivismo, que e le va a la razón y a la
ciencia como únicas guías de la humanidad, capaces de instaurar el orden social
sin apelar a oscurantismos teológicos o metafísicos. Comte presenta una postura
conse rvadora y contrarre volucionaria, pe ro e n claro e nfre ntamie nto a las
propuestas de Voltaire y Rousseau, a quienes acusa de generar utopías incapaces
de general un orden social y moral a la humanidad.
Finalmente, presentamos una reflexión de cómo los cambios sociales de este
siglo, influye ron e l campo de la me dicina, de sde la formación de l médico y la
atención a los enfermos, hasta el rol desempeñado por éste y la ética médica de
esta época.

El segundo capítulo lo hemos titulado “Enfermedad, Epidemias y Muerte”, tiene


como objetivo, describir algunas características de la morbilidad y mortalidad que
sufrieron las poblaciones del siglo XIX en México. Las cuales, ni entonces ni ahora,
pueden ser generalizadas ni para su estudio, ni para su manejo y tratamiento; sin
embargo, el acercamiento a estos temas, nos permitirá obtener una idea cercana
de las causas que originaban la enfermedad y muerte de los mexicanos del siglo
XIX.
Aunque parece muy lógica la relación entre estos los conceptos, en el siglo XIX
y en los anteriores, la importancia de cada uno fue distinta, y es por ello que, en el
primer tema abordamos los aspectos epidemiológicos de las enfermedades y de
su re pe rcusión e n las poblacione s. Iniciamos con e l conce pto de l contagium
vivum, propue sto de sde e l siglo XVI para tratar de e xplicar la causa de las
e nfe rme dade s contagiosas; muchos fue ron los hombre s de cie ncia que
estuvieron de acuerdo -desde luego-, antes del descubrimiento de las bacterias.
Un segundo punto de vital importancia para la epidemiología, fueron los trabajos
que iniciaron e l campo de la biome tría y la e stadística, y que se de sarrollaron
durante todo este siglo. Con estos antecedentes, a mediados del siglo XIX hace
formalmente su aparición el método epidemiológico de la mano de John Snow,
al evidenciar el papel del agua como vehículo de transmisión del cólera. No hay
duda, de que el control de las epidemias en ese tiempo, fue uno de los principales
factores –entre otros-, que permitieron el incremento de la población mundial en
e ste siglo, sin olvidar de sde lue go, los factore s alime nticios, sociale s y
económicos.
Tema fundamental es el descubrimiento de la vacunación, con el que Jenner
muestra los mismos resultados que la variolización, pero sin los accidentes que
ésta producía; sin olvidar la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, que el rey
Carlos IV envió a todos sus territorios en manos de un grupo de cirujanos, todos
e llos comprome tidos y conve ncidos de las bondade s de l proce dimie nto,
principalmente Francisco Xavier de Balmis, jefe de la expedición.
Mencionamos la importancia que tuvo la epidemia de cólera de 1854, para la
conformación de la e pide miología, descrita como una e nfe rme dad e pidémica
que hizo estragos letales en Europa, pero también en el continente americano, y
de cómo surge n para hace rle frente –a esta y a otras epidemias- las Juntas de
Sanidad, comités de médicos y autoridades, que buscaron todas las formas de

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Introducción

impedir la contagiosidad de las enfermedades, así como su control y tratamiento.


De stacan e ntre otras me didas, la construcción de ce me nte rios, la limpie za de
calles, tocinerías, y cañerías por donde circulaba el agua, la impresión de cartillas
para re conocimie nto de las e nfe rme dade s y muchas otras me didas higiénicas,
como única opción de hace r fre nte a las e pide mias; los médicos, ade más de
ate nde r a los e nfe rmos, buscaban nue vos re me dios y re valoraron los ya
existentes. Un ejemplo claro y del que disponemos de información, es la epidemia
de cólera de 1833 en la ciudad de Puebla, que muestra las vivencias frente a la
enfermedad, al igual que en cualquier lugar.
No omitimos, una muestra de las causas de e nfe rme dad y mue rte de e ste
siglo, tomadas de los registros del Hospital de San Pedro de la ciudad de Puebla,
los que, si bien no son absolutos, reflejan un panorama no muy distinto del de
tuvieron otros hospitales en otras ciudades de México.
Finalmente, revisamos algunos aspectos históricos de la enfermedad mental,
de sde Pine l con su “tratamie nto moral”, hasta Charcot con sus clásicos
experimentos sobre la histeria. En México, no olvidamos los esfuerzos por crear
nosocomios para dementes, como el caso del Hospital del Divino Salvador.

El capítulo te rce ro e stá de dicado a Los Hospitale s, con e l obje tivo de revisar y
compre nde r las caracte rísticas de las institucione s hospitalarias del siglo XIX, y
cómo e n e llas, surgió e n todo México un nue vo mode lo de formación médica,
gracias a la importancia que fueron adquiriendo estos nosocomios en esta época.
Las institucione s hospitalarias e n México, se pre ocuparon socialme nte por
ate nde r a la población ne ce sitada, manife stando caridad cristiana al pobre o
desvalido y a los enfermos. Durante la época colonial, no existió un organismo de
salud que re gulara los proce dimie ntos hospitalarios, por lo que los hospitale s
funcionaron casi exclusivamente para ayudar a la clase indigente. El saber médico
en los hospitales proporcionaba auxilio y era manifestación de un sentimiento de
pie dad, de caridad, de altruismo o de solidaridad, pe ro no constituía un
instrumento de control sanitario que intentara igualar las condiciones de salud de
un pueblo.
Como consecuencia de esto, los establecimientos hospitalarios no tuvieron
las mismas condiciones de desarrollo.
Hubo, de sde lue go, dife re ncias de financiamie nto e ntre las grande s y las
pequeñas ciudades, por lo que médicos y cirujanos atendieron de forma distinta
a los enfermos, dependiendo de la cantidad y calidad de los insumos que podía
alle garse cada hospital, y como re sultado, la e nse ñanza médica e n e stas
institucione s fue dive rsa y dispe rsa e n muchas ocasione s. No obstante , la
situación de los hospitales progresó durante este siglo.
Con e l transcurrir de l tie mpo, de institucione s caritativas o sitios para
me ne ste rosos, los hospitale s se fue ron transformando poco a poco e n
institucione s cada ve z más comple jas; indiscutible me nte los progre sos de l
conocimiento científico y de las técnicas médicas, favorecieron que éstos abrieran
sus puertas a una concurrencia más amplia, marcando un momento crucial, es
entonces cuando se comienza a constituir la formidable institución de servicios
para la salud que hoy conocemos como hospital moderno.
Iniciamos con las características de los hospitales a finales del siglo XVIII, para
mostar de manera evidente el cambio con el hospital del siglo XIX que se presenta
más ade lante . Este contraste se re fle jará también, cuando se e stable scan
diferencias entre la caridad cristiana y la beneficencia pública.

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Introducción

No pode mos te rminar, sin mostrar algunos de los hospitale s más


representativos del siglo XIX. Primero los de la ciudad de México y después los de
algunas ciudades de la provincia mexicana.

El cuarto capítulo versa sobre la importancia de la formación médica en el siglo


XIX. La educación ha sido considerada como el máximo sistema de socialización
del ser humano, ya que, por este proceso, el hombre no sólo se adapta y acepta
las normas y valores existentes en la sociedad, sino que tiene la posibilidad de
desarrollar su personalidad y participar en la transformación de la realidad que lo
contiene.
Esta transformación se ha re alizado me diante dive rsas prácticas como la
e conómica, la política, la ide ológica y la cie ntífica, que a su ve z configuran la
estructura de la sociedad en un momento histórico determinado. La comprensión
de l proce so e ducativo, e n la me dida e n que e xplica y de limita e l se ntido de l
hombre implícito en una estructura social, mediante una seria reflexión histórica
pone de manifie sto que e n cada e tapa histórica, la e ducación adquie re un
significado y un sentido diferente, de acuerdo con la concepción predominante
del hombre y con la estructura social que lo determina.
Con re spe cto a la e ducación médica -al principio de l siglo XIX-, faltaba una
e structura indispe nsable que podía dar unidad a una forma de e xpe rie ncia ya
de finida por la obse rvación individual, al e xame n de los casos, a la práctica
cotidiana de las enfermedades, y a una forma de enseñanza que debería darse en
e l hospital más que e n las facultade s. Sólo una mutación e structural profunda
podía equilibrar la medicina, el nacimiento de la experiencia clínica.
A partir de la inde pe nde ncia de México, libre de las limitacione s políticas y
come rciale s impue stas por e l dominio e spañol, se inició un de sarrollo que las
autoridades mexicanas esperaban fuese parecido al de algunos países europeos,
coincidiendo en la necesidad de una nueva educación médica, que se convirtiese
en el eje para lograr una mejora en la salud de las poblaciones. “La educación
podría formar me xicanos dispue stos a promove r la técnica, e l orde n y la
moralidad.”
Las vie jas Inte nde ncias de la Nue va España, adquirie ron autonomía por la
nue va Constititución, y los nue vos Estados de la Re pública, come nzaron a
propone r sus propios re glame ntos para e studiar y e je rce r la me dicina. Aún la
añeja Unive rsidad de México, de be rá modificar sus plane s y ade cuarse a la
modernidad. Guadalajara, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, abrirán escuelas de
medicina, la mayoría siguiendo el modelo francés durante la primera mitad del
siglo. La unión de la medicina y la cirugía, es un elemento común que cambiará
por completo la formación médica con respecto a los siglos anteriores.
Iniciamos con el gran cambio que ocurrió en la formación médica durante la
Re volución France sa, de mane ra e spe cial, salió de los claustros unive rsitarios
censurados y se trasladó a los hospitales, al lado de los enfermos. Apreciaremos
el fenómeno anterior, pero en la ciudad de México, el cierre de la Universidad Real
y Pontificia y la creación del Establecimiento de Ciencias Médicas, con la fusión de
la medicina y la cirugía.
De spués de la Inde pe nde ncia, cada uno de los Estados de la Re pública
Mexicana debía crear su propio Establecimiento para la formación de médicos y
cirujanos, Oaxaca no fue la e xce pción y aquí se come ntan los avatare s de su
formación.

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Introducción

Continuamos con la formación del Establecimiento de Ciencias Médicas en la


ciudad de Pue bla, ligado de mane ra íntima al Hospital de San Pe dro, y a las
condiciones que permitieron que en 1834 se iniciaran los cursos formales.
Finalmente, mostramos cómo ocurrieron estos procesos en otros Estados de
la Re pública, todos con caracte rísticas similare s y fine s comune s, formar
profesionales para mejorar la salud de las poblaciones.

En el capítulo quinto abordamos La Práctica Clínica. La enorme riqueza y variedad


de la producción patográfica durante este periodo, lo hacen muy complejo para
su estudio. Reconocer los principales aportes y descubrimientos de la medicina
e n e l siglo XIX, así como los distintos pe nsamie ntos para ace rcarse al
conocimiento de las enfermedades, es el objetivo general.
La conce pción vitalista de l e nfe rmar humano fue la re gla e n la me dicina
e urope a al come nzar e l siglo XIX. Los médicos se apoyaban e n los principios
vitalistas, cuando de la clínica querían pasar a la patología, del hecho observado
a la doctrina e xplicativa, y e s por e sta razón que surgió la pre gunta: ¿Podía
llamarse a e sta me dicina, cie ntífica? El mismo Bichat -conve ncido vitalista-, e n
1801 reconocía: “La medicina ha sido rechazada durante mucho tiempo del seno
de las ciencias exactas”. He aquí el reto de los clínicos de la primera mitad del siglo
XIX, conve rtir la patología e n ve rdade ra cie ncia. Y aunque e l obje tivo se rá
perseguido por distintas vías, no debemos olvidar la mentalidad morfológica, la
fisiológica y la etiológica.
Iniciamos re gre sando un poco e n e l tie mpo, al siglo XVIII, cuando se
siste matiza la ape rtura de cadáve re s con e l fin de e ncontrar las le sione s que
dieron origen a la muerte del enfermo; la figura de Morgagni se eleva sobre otras,
y sienta las bases del modelo Anatomo-patológico.
Al comenzar el siglo XIX, Bichat quiere y propone mucho más, elevar la práctica
médica a la condición de regla básica, para convertir toda la medicina en ciencia
básica; aquí de staca su obra de Anatomía Ge ne ral, con la que comie nza e l
pensamiento del método Anatomo-clínico.
A continuación, re visamos la obra de otro gran clínico, Corvisart, con la
re introducción de l proce dimie nto de la pe rcusión aplicada al corazón y a los
grande s vasos y, ade más, su alumno Bayle de staca por la aplicación de e ste
mismo procedimiento, al aplicarla en especial a los enfermos con tisis.
Otro gran clínico Laënnec, es lo que nos ocupa después, sobretodo su invento:
el estetoscopio. Se completó así, el método clínico aún vigente en nuestros días y
la medicina con ello logró lo que Bichat buscó: hacerla científica.
Por último, abordare mos otra face ta más de la me dicina, la inve stigación
fisiológica de los procesos patológicos. Ya no bastaba atender pacientes en los
hospitales, ahora el médico realiza una investigación metódica y sistematizada en
los laboratorios la que, además, cambiará también la enseñanza de la medicina.

La cirugía durante el siglo XIX ocupa un papel relevante y nos ocupamos de ella
en el capítulo sexto. Sin lugar a dudas la condición necesaria para el desarrollo de
la cirugía, fue que las intervenciones quirúrgicas pudieran realizarse superando
tres importantes barreras: el dolor, la hemorragia y la infección; y que además, los
re sultados obte nidos incluye ran primordialme nte una tasa de mortalidad
mínima.
Debemos señalar que antes de esta época la preparación de los cirujanos era
deficiente, ocasionando que estos personajes en general ocuparan las capas más
bajas de la medicina y la sociedad. El cambio de esta situación fue difícil y lento,

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Introducción

e l e ve nto inicial que pe rmitió e l paulatino progre so de e sta profe sión, fue la
formación de los cole gios de cirujanos a finale s de l siglo XVIII, que al se r
re conocidos como ce ntros pe dagógicos pe rmitie ron e l flore cimie nto de una
nueva cirugía en el siglo XIX.
La creación de centros especiales para estudios quirúrgicos, fundados como
Reales Colegios de Cirugía en Francia, Inglaterra, España y asimismo en la Nueva
España, lograron la transformación del cirujano empírico por un nuevo médico
cirujano formado técnicame nte , e ste salto obe de ció primordialme nte a la
incorporación de la progresiva educación anatómica, fisiológica y patológica de
estos profesionales, cuyo resultado originó además el incremento del prestigio
social del cirujano.
Por otra parte, el elemento básico para que una intervención quirúrgica pueda
efectuarse es realizarla sin dolor; fue hasta el siglo XIX que el alivio total del dolor,
se convirtió e n e l factor clave para e l formidable avance que la cirugía
experimentó a partir de este hecho. La posibilidad real de que la cirugía pudiera
re alizarse sin dolor se logró a partir de la se gunda mitad de la centuria
decimonónica, cuando el avance del conocimiento y desarrollo científico de la
química, biología y la medicina permitió no solamente entender la naturaleza de
los gases y su importancia en la fisiología, sino además posibilitó su utilización
médica para el logro de la anestesia. Con su introducción, las posibilidades de la
actuación quirúrgica adquirieron una capacidad completamente nueva, que no
se conocía ante riorme nte , al me jorarse notable me nte las indicacione s
quirúrgicas y la exitosa curación de patologías que antiguamente eran intratables.
Durante siglos los esfuerzos de los cirujanos encontraban un valladar en las
infecciones que diezmaban a sus operados, ocasionando que los resultados de la
práctica quirúrgica hasta ese entonces, distaran mucho de ser satisfactorios, por
las elevadas tasas de mortalidad post-quirúrgica, entre otras causas, por erisipela,
gangrena, tétanos, septicemia o por infecciones necrotizantes de las heridas. Los
conceptos referentes a la asepsia y a la antisepsia que aparecieron en la segunda
mitad del siglo XIX, fueron resultado de un profundo encuentro de ideas en ese
tiempo novedosas, cuando nació el concepto de enfermedad infecciosa, y surgió
la teoría bacteriana de las enfermedades.
También mencionamos a los más destacados cirujanos de la primera mitad
del siglo XIX y que por lo tanto nacieron en el siglo anterior, lo que significa que el
de sarrollo de los conocimie ntos médicos y quirúrgicos de e sa época tiene n su
origen en los conceptos e interpretaciones del periodo de la ciencia romántica,
basándose e n las alte racione s naturale s de l organismo y e n e l e studio de los
tejidos como elementos primordiales del mismo, lo que sustituyó a las ideas de la
teoría humoral, estableciendo que la lesión anatómica estaba relacionada con la
sintomatología. Este conce pto de inte rpre tación de las le sione s implantó una
relación entre los fenómenos visibles con sus causas, permitiendo la creación de
nuevas técnicas y procedimientos medico quirúrgicos.
Las aportaciones científico médicas de esta época se produjeron de manera
más notable en Europa, en un inicio de manera más clara en Francia, originando
que París se convirtiera en uno de los principales centros de la cirugía europea.
Debido a e llo, para e studiar la cirugía de principios de este siglo XIX, es
impre scindible tomar e n cue nta las e scue las e urope as de me dicina. Fue e l
momento de transición de la cirugía general a la especializada con fundamentos
sólidos. Este acomodo tiene el objetivo de presentar a la generación de cirujanos
que vivie ron e l mome nto de la incorporación de la cie ncia positivista, que
paulatinamente reemplazaba a la ciencia romántica, y que, utilizando los avances

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Introducción

de esta nueva visión científica, lograron la consolidación de una cirugía que no


solamente sirvió para el tratamiento de las heridas, fracturas y amputaciones de
las extremidades, sino que se extendió a todos los territorios del cuerpo humano.
Finalme nte pre se ntamos e n forma bre ve datos sobre la vida y obra de los
cirujanos de la se gunda mitad de l siglo XIX, quie ne s nacie ron a partir de los
prime ros años de e se siglo; incluimos e n e ste pe riodo a las ge ne racione s de
cirujanos que iniciaron su práctica quirúrgica de sde mome ntos ce rcanos a la
mitad del siglo XIX hasta los inicios del siglo XX.

En e l capítulo séptimo, al que de nominamos Fármacos y Boticas, tie ne como


obje tivo: pre se ntar un panorama ge ne ral de l e stado e n que se e ncontraba la
Farmacología en el siglo XIX y el proceso de su consolidación como ciencia. Desde
e l principio de l XIX las cie ncias médicas, e n mate ria de farmacología se
desprendieron del legado galénico, pues si bien, es innegable que habían surgido
nue vas formas de pe nsamie nto médico, e n ge ne ral, las facultade s médicas
habían continuado con la impartición de los saberes clásicos a sus alumnos.
En e se se ntido, e l apoyo básico para e l médico de l siglo XIX a la hora de
enfrentarse a la enfermedad y curar al enfermo fue el uso de la farmacia antigua y
sus re me dios, que , e n los últimos siglos, las farmacope as habían añadido un
importante ace rvo de nue vas sustancias, incluidas las sustancias activas
de scubiertas en las boticas que auxiliaron de forma increíble a la actividad de l
médico.
El racionalismo ilustrado del siglo XVIII inauguró la química, pero no tuvo el
suficiente desarrollo para revolucionar la medicina, sin embargo, en el siglo XIX la
nueva ciencia química se desarrolló y revolucionó a la medicina, y en especial a la
farmacología la cual renovó y enfrentó a la tradición heredada.
El pape l de la botánica como disciplina de la época tuvo un pape l
trascendental, pues gracias a los viajes de ultramar, la aparición de los jardines
botánicos e n Europa y e n e spe cial la aparición de las prime ras cáte dras
universitarias sirvieron para renovar muchos de los saberes farmacológicos que
la botánica a través de sus sabe re s prove ía. Así, por e sta vía, se ide ntificaron
muchas y nuevas cualidades de las sustancias vegetales, por un lado, y el sistema
de ide ntificación y clasificación de ve ge tale s, pe rmitió a la me dicina se guir
confiando en la botánica para la búsqueda de sus remedios.
Es por e llo, que e n e ste apartado se aborda parte de l proce so histórico
descrito, desde la importancia de la Real Expedición Botánica, la Materia Médica
y los Jardine s Botánicos, hasta finalizar con la e xplicación histórica de la
consolidación de la Farmacología como cie ncia de la me dicina y, de mane ra
especial, el papel tan relevante del Instituto Médico Nacional fundado en México
en el siglo XIX como una muestra del proceso de consolidación de la farmacología
en nuestro país.

El capítulo octavo lo dedicamos a los humores, los miasmas y las bacterias. Dadas
las libertades reinantes durante el Renacimiento, la patología humana tomó un
nue vo rumbo con la construcción de la llamada "te oría microbiana de la
e nfe rme dad", e ncargada de e char por tie rra los e nfoque s re ligiosos,
supe rsticiosos, cósmicos y las te orías humoral y miasmática pre dominante s,
de sde la Edad Me dia hasta e l siglo XIX, aunque e n re alidad son de la época
hipocrática y más aun de la Grecia Antigua y de la India.
En otras palabras, se había iniciado la elaboración de un nuevo concepto de
causa y de e nfe rme dad, basado e n el racionalismo y la expe rimentación. En el

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pasado siglo XIX, las ciencias no estaban tan atomizadas ni existía un marcado
divorcio e ntre las disciplinas como suce de e n la actualidad. De e ste modo,
disciplinas apare nte me nte distante s podían fortale ce rse con las e xpe rie ncias
propias y ajenas, lo que originaba beneficiosos intercambios en la generación del
conocimiento.
La doctrina hipocrática no solo fue cercana a la ayurvédica, sino que recopiló
también la percepción de Empédocles de Agrigento y de otros pensadores de la
Gre cia antigua, ace rca de los e le me ntos constitutivos de l Unive rso, y por e llo,
pue de de cirse que han sido más de 2,000 años de dominio de dicha te oría, al
menos en la Medicina occidental.
La teoría del miasma fue dominante al lado de la teoría humoral hasta bien
e ntrado e l siglo XIX, y su vige ncia podría e xplicarse por e l nive l ge ne ral de
insalubridad de las nue vas ciudade s e n cre cimie nto, y por la prolife ración de
olores nauseabundos por la ausencia de alcantarillas y de sitios para depositar las
basuras. Podría resumirse con la conocida frase "todo hedor es enfermedad".
La formulación de la teoría del germen o teoría microbiana de la enfermedad
e s la culminación de las inve stigacione s re alizadas por Louis Paste ur y Robe rt
Koch, el primero sobre el gusano de seda y la fermentación del vino y la cerveza;
y el segundo sobre el ántrax y la tuberculosis. Esta teoría rompió́ con los viejos
e sque mas, se fundame ntó́ e n la obse rvación e xpe rime ntal y abrió́ la e ra de l
conce pto mode rno de causalidad, apoyado e n los atributos de asociación,
temporalidad y dirección.
El capítulo octavo inicia con la teoría de los cuatro humores, propuesta por el
gran médico Hipócrates, se basaba en el supuesto de que el cuerpo humano está
compuesto por cuatro sustancias básicas -los denominados "humores"-, y que su
e quilibrio o de se quilibrio e n la cantidad y calidad, de te rminaba la salud o
enfermedad en una persona.
A continuación, pre se ntamos la te oría de l miasma; que e n grie go significa
“teñir o manchar”; se consideraban partículas invisibles que contaminaban el aire,
infectando así, a muchas personas, y se generaban por la putrefacción que ocurría
en aguas estancadas.
De spués mostramos los conce ptos más importante s sobre la nutrición, ya
que, desde la aparición del hombre sobre la tierra, ha existido la alimentación con
cambios a través de su historia, se an por su forma de adquirirlos, o por sus
cualidades nutricionales. La forma de alimentarnos, por lo tanto, ha variado de
forma sustancial, hoy, son requeridas más proteínas y grasas, de lo que lo fueron
durante el siglo pasado, de manera paralela, la disminución en el consumo de
hidratos de carbono.
Punto especial, está dedicado al genio de la microbiología en el siglo XIX, Louis
Paste ur. Abordare mos pue s, sus de scubrimie ntos, y con e llo, los aporte s a la
medicina, así como la influencia que tuvo en nuestro país.
Finalmente, de dicare mos unas líne as al Mode lo Higie nista que se puso de
moda al finalizar e l siglo XIX. El de scubrir que las bacte rias e ran causa de
enfermedad, y la no existencia de medicamentos para combatirlas, determinó la
importancia de las me didas higiénicas como única posibilidad viable para su
e liminación. Me didas que fue ron adaptadas a todos los ámbitos de la vida
humana.

El nove no y último capítulo, que he mos de dicado a la Te oría ce lular. La ide a


ce ntral de l humoralismo he lénico e s: e l humano e s una parte de la physis,
constituido por los mismos e le me ntos. El conocimie nto racionalista de la

11
Introducción

naturaleza, por los filósofos pre socráticos, se organizó e n cuatro campos: una
estequiología biológica racional derivada de la estequiología general de la phyisis,
una conce pción antropogénica consecuente, una anatomía de scriptiva como
eidología, y una dinámica de la naturaleza humana.
Con e l jude ocristianismo y e l islam, pre dominó e n e l mundo clásico un
vitalismo de raíz platónica, con un principio (ideal y eterno): el espíritu; de esencia
diversa, superior a la naturaleza humana (material y finita); concepción aceptada
por buenas o malas, salvo por contados racionalistas, hasta el siglo XVIII.
Herederos de la Ilustración, los científicos del XIX actuaron divididos entre la
tradición dogmática y la re alidad de mostrada por la cie ncia, y re alizaron la
conformación de l nuevo paradigma científico, incluidas e n él las cie ncias de la
vida.
Ade ptos de algunas de las corrie nte s filosóficas pre vale cie nte s e ntonce s:
me canicismo, racionalismo, ide alismo, re duccionismo y filosofía natural; e llos
asumieron como misión explicar la realidad humana y universal con el método
científico, y crearon los conceptos constituyentes de la nueva cosmovisión aún
vigente.
Para la Ciencia el hombre es de nuevo todo, y sólo, Naturaleza; pero ahora no
reducida ésta a la idea griega de la physis, sino acorde con lo que sobre el Universo
afirman sus nuevas integrantes: la Física, la Química y la Biología de aquel siglo.
En el primer cuarto del siglo XIX, el concepto de tejido desplazó al órgano como
unidad anatomo-funcional y localización de la lesión patológica; poco después el
e studio de la célula comple taba su prolongada andadura, iniciada con
Leuwenhoeck, conocimientos resumidos en la denominada Teoría Celular.
El concepto de tejido se debe a Bichat, que en su obra anatómica Hystologia
de finió e ste nue vo conce pto e ste quiológico fundame nto de la Me dicina de la
primera mitad de l XIX. La obra de Bichat abarcó por igual la e ste quiología,
fisiología, medicina anatomo-clínica y patología.
La aplicación metódica del microscopio al estudio de los organismos vivos,
propiciada por las me joras técnicas de l mismo, y la aplicación de tincione s al
e studio de las células, cre aron conocimie ntos que de splazaron la conce pción
tisular, y elaboraron una nueva estequiología biológica: la “Teoría Celular”.
La célula es la unidad anatómica y fisiológica fundamental de los organismos
vivos, concepto que utilizó Ramón y Cajal en la formulación de la “ley del contacto
pericelular” y establecer la doctrina de la “autonomía neuronal”.
Al final, se verá el desarrollo de la genética, disciplina biológica que tiende un
pue nte e ntre la ontoge nia y la filoge nia, al mostrar cómo se constituye n y
transmiten los caracteres hereditarios.
Muchas personas y de muchos lugares contribuyeron en este proceso, y en
este libro apenas intentamos dibujar un bosquejo general de lo ocurrido en esa
ce nturia. El texto pue s, va dirigido a todos aque llos e studiosos de la Me dicina,
graduados y no graduados, que disfrutan el “repensar” de cómo la medicina dejó
de ser arte para volverse científica.

JOSÉ GASPAR RODOLFO CORTÉS RIVEROLL


Primavera de 2022

12
CAPÍTULO
I
Unidad 1:

La Revolución
Francesa
Minou del Carmen Arévalo Ramírez

José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll


Unidad 1: La Revolución Francesa

Objetivo
Conocer de manera general, las características e
implicaciones de la Revolución Francesa, en especial,
aquellas que afectaron los sistemas de salud y la educación
médica.

Introducción
La Revolución Francesa se considera como el acontecimiento
más importante de la historia europea del siglo XVIII. Su
duración, se extiende entre los diez últimos años del siglo, entre
1789 y 1799. Pero también, todo contribuye a hacer de esta
época, una de las más asombrosas de la historia de Francia: la
violencia y el carácter dramático de las jornadas parisienses
cuya sucesión acelerada desde la toma de la Bastilla hasta la
muerte de Robespierre, hacen imprevisible y siempre
amenazante el porvenir, el contenido extremista de la
elocuencia revolucionaria, cuyos discursos engendran
confusión implacable entre el terror y la virtud. Y pese a una
crisis interior y una guerra civil sin precedentes, pese al odio
armado en todas las fronteras de la República, pese al a su
inexperiencia política, los revolucionarios trabajaron y
construyeron día con día una Francia nueva. Bonaparte se hace
con ella en noviembre de 1779, con la misión de crear concordia
imposible entre los detentadores de ocho siglos de historia
monárquica y aquellos de algunos años de un régimen que
borró el absolutismo de derecho divino.

15
Unidad 1: La Revolución Francesa

El antiguo régimen
Francia e s una monarquía absoluta de de re cho divino. El re y
sólo recibe su corona de Dios y sólo es responsable ante Dios; La noble za corte sana y provinciana -de cuna o de pago-,
su autoridad no tiene límites ni control. El Estado se encarna en está muy diversificada. Tienen prerrogativas como: inmunidad
el rey, ley viva y fusión de todos los poderes. En 1789 es Luis XVI fiscal, privilegios judiciales y exclusividad en los altos cargos de
de 35 años, consiente de sus poderes, él mismo define el abso- la Corte, de las altas dignidades militares, civiles y eclesiásticas,
lutismo en una frase corta: “es legal porque yo quiero”. y para la mayoría de los nobles, la posesión de la tierra es una
Los france se s son nume rosos, 28 millone s para e ste año, manera de obtener derechos feudales y señoriales.
pero con tendencias a la disminución, bajas tasas de natalidad La burguesía de los negocios es diferente. Los negociantes
y mortalidad –las fiebres y las epidemias se han espaciado-, y y los banqueros se han enriquecido durante el siglo XVIII y sus
me joras e n la agricultura favore ce n una me jor alime ntación. pre te nsione s, cre cie ron junto con su fortuna, pue s aspiran la
Pe ro la higie ne sigue sie ndo de ficie nte , como casi todos los dirigencia política y social. El abogado Barnave lo expresa con
europeos los franceses son sucios. Bastante bajos, muchos de claridad: “una nue va distribución de la rique za produce una
ellos afectados por deformaciones óseas o por caída de dien- nueva distribución del poder”.
tes, prevalecen las enfermedades carenciales y su cuerpo enve- Tras un mediocre año 1787, un muy mal año 1788. Lluvias de
jece pronto por trabajos demasiado rudos. primavera y tormentas de verano, un granizo catastrófico que
dañó los granos y de struyó las vide s, e n algunas re gione s se
perdió hasta la cuarta parte de las cosechas. Suben los precios
y el invierno se anuncia riguroso. El cuadro se ha completado.

16
Unidad 1: La Revolución Francesa

La sociedad estaba compuesta por tres sectores sociales llamados estados.

El primer estado era la Iglesia; sumaba unas 120,000 personas, poseía el 10%

de las tierras de Francia y no pagaba impuestos. Recibía de los campesinos

el diezmo. Sólo la Iglesia podía legalizar casamientos, nacimientos y defun-

ciones, y la educación estaba en sus manos.

El segundo estado era la nobleza, integrada por unas 350,000 personas. Dueños

del 30 % de las tierras, los campesinos les pagaban tributo y sólo podían

venderles sus cosechas a ellos.

El tercer estado comprendía al 98% de la población, y su composición era muy

variada. Por un lado, estaba la burguesía y por otro, existían campesinos libres,

muy pequeños propietarios, arrendatarios, jornaleros y siervos. Carecían de

poder y decisión política, pero pagaba todos los impuestos, hacia los peores

trabajos y no tenía ningún derecho.


(Bois, 1999 p. 32-35)

17
Unidad 1: La Revolución Francesa

La Asamblea Nacional estaba formada por la burguesía, que


La toma de la Bastilla inicialmente para luchar contra la monarquía, lo hizo en forma
unificada, pero en realidad la burguesía no era una clase social
El lunes 13 de julio de 1789 todas las parroquias tocan a com- homogénea, sino que estaba dividida en la alta burguesía –ban-
bate de sde la prime ra hora de la mañana, lo que basta para que ros, financistas, come rciante s, propie tarios-, y e n la baja
alarmar a los últimos inde cisos. La plaza de Grève –fre nte al burguesía formada por los profesionales -abogados y médicos-,
Ayuntamie nto-, se convie rte e n cuarte l ge ne ral de un pue blo pe queños comerciante s y dueños de tallere s. Cuando llegó el
dispuesto a defenderse; la oficina de contribución municipal es momento de decidir por la forma de gobierno, la alta burguesía
incendiada y el convento de Saint-Lazare es saqueado, vaciado apoyó a los girondinos, oriundos de la provincia de La Gironda,
de su trigo y su vino. que querían llegar a un acuerdo con la monarquía e instaurar
El martes 14, la burguesía se vio apoyada por un gran sector una monarquía constitucional, es decir, tenía una actitud mo-
explotado por la nobleza, los campesinos en medio de una agi- deradora respecto a los cambios políticos.
tada multitud re volucionaria formada por hombre s y muje re s
-saturados de injusticias y de hambre-, se dirigen violentamente
a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, que funcionaba
como cárcel de los opositores al sistema de gobierno y la toman
por la fuerza. Esta demostración atemorizó a los partidarios del
antiguo sistema, y sirvió para inclinar la balanza en favor de los
revolucionarios, desplazando así del poder a los nobles y parti-
darios del absolutismo.
Parale lame nte se produje ron e n las zonas rurale s, le van-
tamie ntos de los campe sinos contra los se ñore s fe udale s, lo
cuales fueron asesinados y sus castillos saqueados e incendia- Sesión de los Estados Generales, Fuente: Biografías y vidas

dos. A este movimiento social por la justicia y fraternidad de los


hombres en 1789, se le conoce como el Gran Miedo Por otro lado, estaban los jacobinos, que tenían ideas más
re volucionarias y de cambios radicale s, con te nde ncia a la
instauración de una re pública de mocrática, con de re chos a
la participación política y con la aplicación de me didas más
equitativas para la repartición de la riqueza y la lucha contra el
hambre popular. Dicho nombre proviene de que se reunían en
asambleas, llamadas clubes, en un convento ubicado sobre la
calle San Jacobo.
Los diputados de la Asamblea, decidieron eliminar los privi-
legios de la nobleza, se les obligó a pagar impuestos y se eliminó
el diezmo a la Iglesia. Pocos días después, dictó la Declaración
de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, ésta proclama, se
transformó en la síntesis de las ideas revolucionarias, basadas
Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789. Fuente: Biografías y vidas en tres banderas: igualdad, fraternidad y libertad.

18
Unidad 1: La Revolución Francesa

La Asamblea Constituyente
El 3 de se ptie mbre de 1789, se proclamó la Constitución de
carácter moderado, en donde la alta burguesía había logrado
pre vale ce r sus ide ale s, de ne gociar con e l antiguo régime n,
quedando a cargo del poder ejecutivo el rey, Luis XVI, el poder
legislativo lo ejerció una asamblea formada por la burguesía y
el poder judicial, se compuso de jueces electos. Se estableció
que sólo podían votar aque llos que pagaban cie rtos impue s-
tos, y de e sta manera se pone en e videncia que las banderas
de igualdad, proclamada por los re volucionarios te nía cie rtas
limitaciones.

María Antonieta, retrato de Gautier d’Agoty, Fuente: Biografías y vidas

El cambio de mayor importancia e s que ahora los re pre -


se ntante s podían se r e le gidos me diante e l sufragio unive rsal,
pe rmitie ndo una mayor participación de se ctore s humilde s y
populare s, llamados sans culotte s -sin calzone s-. De sde 1792
los jacobinos lograron el control de la Convención, y sus princi-
pales activistas fueron: Dantón, Robespierre, Marat y Saint Just.
La re pública jacobina e n e l plano e xte rior de bió fre nar e l
avance de los e jércitos e xtranje ros, e n e l plano inte rior de bió
Luis XVI guillotinado. Fuente: Biografías y vidas combatir la aristocracia, y terminar con la resistencia de los gi-
rondinos, que se oponían a la nueva forma de gobierno. Para
La nobleza de esta manera se vio con sus poderes recorta- tomar mejor partido de su control, los jacobinos hicieron alian-
dos, lo que los motivó a tratar de crear alianzas y buscar apo- zas con los sans-culotte s, y durante 1793, se cre ó una institu-
yos en otros países con gobiernos absolutista, y de paso tratar ción destinada a establecer un rígido control de los opositores,
de e vitar que e stos movimie ntos se e xpandan a otros re inos, y castigarlos durame nte y aplicar la pe na de mue rte a todos
y para ello no había más reme dio que la guerra. Paíse s como aquellos que no apoyaban el sistema de gobierno republicano.
Austria y Prusia, atacaron a los franceses en los límites de su te- Este instrume nto fue dirigido e n pe rsona por Robe spie rre. Se
rritorio y lograron contenerlos, pero los cuidados que tuvieron trataba de mantener dominados a sus opositores, a través del
los países limítrofes con Luis XVI, hicieron evidente de la alianza miedo, por lo que se le llamó: El terror revolucionario.
que existía entre éste y la intervención extranjera, de esta ma- Las medidas tomadas por la Convención no pudieron aten-
nera el pueblo francés destronó al rey, y luego se lo decapitó. der a todas las e xigencias del se ctor popular, que seguían su-
Más tarde fue ejecutada su mujer: María Antonieta. La asamblea frie ndo la crisis e conómica. Se trató de lle var un control de
nacional fue desplazada y un nuevo cuerpo de representantes precios para los alimentos básicos, aplicando severas penas a
reunidos en una Convención, comenzó a dirigir el nuevo gobier- quienes no las acataban, pero no se logró el efecto deseado, lo
no republicano, liderado por la baja burguesía, dependiente del que llevó al sector de los sans-culottes a romper su alianza con
partido jacobino. los jacobinos, creando una fisura y debilidad al partido gober-
nante.

19
Unidad 1: La Revolución Francesa

Con Robespierre al frente, se estableció un gobierno revo-


lucionario, el Comité de Salvación Pública, que suspendió algu-
nas garantías constitucionales, mientras la situación de guerra
pusiera en peligro la Revolución -y se utilizó el Terror-, un esta-
do de excepción, para perseguir, detener y, en su caso, guillo-
tinar a los sospechosos de actividades contrarrevolucionarias.
Ante la guerra y la crisis económica se tomaron toda una serie
de medidas para favorecer a las clases populares y que fueron
Robespierre. Fuente: Biografías y vidas signo del nuevo carácter social de la República

— La venta en pequeños lotes de los bienes expropiados a la nobleza para que

pudieran ser adquiridos por los campesinos.

— Ley que fijaba el precio máximo de los artículos de primera necesidad y la

reglamentación de los salarios.

— Persecución de los especuladores, confiscación de sus bienes y distribución

de ellos entre los pobres.

— Obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza primaria, prohibición de la

mendicidad, atención a los enfermos, a los niños y a los ancianos.

— Proceso de descristianización, que comportó la sustitución del calendario

cristiano por el que se iniciaba con la proclamación de la República y la susti-

tución del culto católico por un culto cívico; el de la razón.


(Bois, 1999 p. 32-35)

20
Unidad 1: La Revolución Francesa

Fin de la Revolución Así, con la muerte de Robespierre, el poder pasó a manos


de hombres decididos a hacer triunfar los principios de la
Re-volución, sin de jarse lle var por e xce sos de viole ncia. En
La inaudita ferocidad de Robespierre acabó por disgustar a los 1795, brindaron finalmente a Francia una Constitución que
mismos revolucionarios: el 27 de julio de 1794, muchos de ellos respetaba plenamente los derechos del hombre y del
se rebelaron contra el sanguinario dictador, que fue detenido y ciudadano, votados e n 1789 por la Asamble a Constituye nte .
enviado a la guillotina, juntamente con sus más crueles subal- Pre scindie ndo de los deplorables actos de violencia, debe
ternos. reconocerse que la Revo-lución logró mejorar
considerablemente las condiciones políti-cas y sociales de
Francia. La Revolución Francesa consiguió ha-cer triunfar los
principios que habrían de cambiar radicalmente las
condiciones sociales de la época.

Conclusión
Entre el principio universal y la realidad particular, entre las
ideas y los hechos, las aportaciones contradictorias y las
especificidades regionales, se puede explicar la pasión y los
juicios sobre la Revolución, época siempre sensible de la
historia de Francia porque dividió a sus habitantes por
Jean Paul Marat, Fuente: BIU
doquier, rompiendo con el fondo inmemorial de la Nación.
La Revolución Francesa no es un todo uniforme, es una suma
compleja. Sus cadencias ideológicas, sociales o provinciales,
se combinaron en una sucesión de acontecimientos
espectaculares y asesinos, cuya clave está en Versalles, luego
en París, pero también en las fronteras, en la suerte de la
guerra, a fin de cuentas, en manos de los generales. Luis XVI
perdió. La Fayette y Mirabeu también, Barnave y Pétion
también, así como Marat y Hébert. También perdieron Danton
y Robespierre, Barras y Siéyès. Al final sólo quedó Bonaparte.

21
Unidad 1: La Revolución Francesa

Bibliografía:
Bertaud, j . (1984). La vie quotidienne en France au temps de la Révolution 1789-1792. París: Hachete.

Biografías y Vidas. La Revolución Francesa. Recuperado de: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/revolucionfrancesa.htm

Bois, j . (1999). La Revolución Francesa. España: t.g. Peñalara.

Méthivier, h. (1981). L´Ancien Régime en France. Paris: p.u.f .

22
Unidad 2:

El Romanticismo
Israel Lucero Ramírez
Unidad 2: El Romanticismo

Introducción Romanticismo.
El Romanticismo tuvo como denominador común su propen- Los grande s cambios ocurridos en el siglo XIX, el siglo en que
sión a lo se ntime ntal, a la fantasía y a la ge ne rosidad de l se r la técnica y la industria avanzaron pode rosame nte sobre una
humano. Los artistas y autores quisieron romper con la rigidez civilización agrícola, se vie ron re fle jados e n las ide as de los
de las reglas nacidas en la Academia, por un lado, se tiende al hombres más destacados de la época. La centuria comenzó su
individualismo y al idealismo, dando lugar a obras apasionadas; de sarrollo imbuida por e l e spíritu de l Romanticismo, iniciado
por otra parte, encontramos la tendencia histórica, esto es, la en el último tercio del siglo anterior, como un rechazo al frío ra-
imagen del héroe como principal actor en las obras y volver al zonamiento mecanicista del racionalismo ilustrado, pero, antes
pasado para ensalzar la imagen de tal o cual personaje. de comentar el pensamiento de los románticos, se debe citar a
Base de l romanticismo fue la aproximación imaginativa y Georg Wilhem Friedrich Hegel (1770 – 1831), quien se propuso el
subje tiva de la re alidad, e xpre sada con gran inte nsidad e mo- casi imposible proyecto de unificar la ciencia y la filosofía en un
cional; la libe rtad de l individuo fre nte a la rigide z de la razón sistema metafísico, de indudable interés en la actualidad.
ilustrada y la opresión de las convenciones sociales; el pueblo
frente a la tiranía política; la naturaleza salvaje, como metáfo-
ra de la libertad y escenario de sucesos exóticos, misteriosos o
melancólicos o melodramáticos.
En el romanticismo lo más importante es la expresión de la
emoción y el estado de ánimo, la expresión de la imaginación
individual, e sce nas se ntime ntale s de la vida rural y paisaje s
-bosque s dorados y poéticos-, imáge ne s de aconte cimie ntos
históricos, nostalgia por el pasado o lugares exóticos y lejanos,
efectos de luz y la atmósfera como un aspecto sublime de la na-
turaleza -influencia para el impresionismo-, atardeceres y ama-
neceres, aludiendo a lo transitorio de la vida, que produce una
impresión de una sobrecogedora grandeza, desde algo asom-
broso hasta algo aterrador, esto es, de lo sublime a lo grotesco.
En e l naturalismo e ncontramos que los artistas acoge n Friedrich Hegel

imágenes conmovedoras y deslumbrantes, así como para man-


tener puras todas las emociones del alma, se debe considerar Hegel no creía que por ciencia debieran entenderse a la fí-
sagrado todo pensamiento devoto, ya que en un momento de sica y a la matemática, que sólo daban cuenta de sus hallazgos
lucidez se tornará en forma visible, y esta forma será el trabajo objetivos, pero no de sí mismas, en cuánto saber, ni tampoco
del artista o escritor. aque llas formas de e xpre sión que hacían re fe re ncia sólo a la
subje tividad. La auténtica cie ncia se ría la que no dife re nciase
entre lo pensado y lo real, y este papel debía ser desempeña-
Objetivo do por la metafísica, como ya vieron los griegos, para quienes
la dualidad objeto-sujeto no tenía significado. Hegel tenía una
Analizar el periodo denominado Romanticismo como una grandiosa conce pción de l mundo, a me dio camino e ntre la
corriente artística y literaria que se desarrolla en la primera mitad objetividad racionalista y el complejo subjetivismo romántico.
del siglo XIX, como una corriente que se contrapone a la rigidez Creía en la íntima relación entre el espíritu y la naturaleza, se -
cientificista de la Ilustración y que sirvió para una rápida ñalando que:

24 transición de la Ilustración hacia el Positivismo.


Unidad 2: El Romanticismo

“El fin de toda ciencia verdadera Fisiología francesa,


consiste en que el espíritu se en- del vitalismo a la
cuentre a sí mismo en todo lo que experimentación
llena el cielo y la tierra”. La Fisiología francesa se desarrolló muy pronto hacia el positi-
vismo, concediendo preferencia a los métodos de investigación
experimental. El tránsito del vitalismo ilustrado a la experimen-
De esta forma, el proyecto de los enciclopedistas era lleva- tación fue significativamente protagonizado por Bichat quien,
do más lejos al abarcar los estudios científicos no sólo lo men- pe se a su fidelidad al vitalismo, pudo e studiar los fenómenos
surable y cuantificable, sino todo lo que tuviera relación con el fisiológicos ate niéndose a la e stricta obse rvación. Como los
hombre, intentado llegar al saber absoluto, que abarcaría todas vitalistas, afirmó la clara distinción e ntre fe nóme nos físicos y
las ciencias particulares. La Filosofía Natural fue una aventura vitale s. En su libro Inve stigacione s fisiológicas sobre la vida y
característica de Alemania. En otras naciones, como Inglaterra la muerte, mantuvo la opinión de que existe un principio vital
o Francia, sus grandes aspectos no tuvieron casi trascendencia. que preside las funciones orgánicas. Fue, sin embargo, decidido
En tierras germánicas, sin embargo, la tradición paracélsica del partidario de la experimentación animal, aspecto que le sepa-
amor por la naturale za, a su ve z continuadora de la primitiva raba de los vitalistas.
filosofía natural grie ga, tuvo un fue rte arraigo y los prime ros
románticos alemanes se aproximaron a ella con las ideas que
expresaban las relaciones armónicas entre todas las cosas del
universo y el propio hombre. La naturaleza es nuevamente di-
vinizada y el mismo Dios se convierte en ella, de forma que la
ciencia adquiere un significado religioso.
El pensamiento de muchos románticos era e stático, pue s,
al ide ntificarse con todo lo natural, no pre te ndían cambiar e l
mundo, pero no fue ésta la forma de pensar de Schelling, quien
sí mantuvo la creencia de que toda la filosofía especulativa te-
nía como principal fin e l ace rcar al hombre a un e stado muy
antiguo, en el que estaba íntimamente unido a todo lo natural.
Creía, como Giordano Bruno, de quien fue un admirador, que se
debía intentar conciliar la ciencia de su tiempo con las filosofías
tradicionales, intento que, de tener éxito, llevaría al hombre al Francois Magendie

conocimiento de las leyes que rigen el universo y, por tanto, al


hallazgo de la unidad natural, en el seno del “alma del mundo”. Francois Magendie (1783-1855), entre cuyos innegables mé-
ritos debe anotarse el haber sido el maestro de Claude Bernard,
aunque impregnado por el vitalismo en los primeros años del
siglo, se mostró muy pronto decidido y partidario de la experi-
mentación animal, realizando un número prodigioso de prue -
bas de laboratorio. En algunos aspectos, el espíritu de empiris-
ta puro de Magendie recuerda la figura del abate Spallanzani.

25
Unidad 2: El Romanticismo

Consiguió de mostrar e l me canismo de la acción de l cura- orientaciones, supuestos y principios que animan esta filosofía,
re, el mecanismo del vómito, la secreción del moco gástrico y desborda por entero nuestros propósitos. Su influjo tuvo un po-
ensayó la alimentación parcial en animales. Aunque no negó la deroso eco que no empezó a extinguirse hasta bien avanzado
fuerza vital, su atención exclusiva a los hechos de experimenta- e l se gundo te rcio de l siglo. Su ide a básica e s la e spe culación
ción le sitúan como el precursor más importante de la Fisiología que parte del principio hegeliano de identidad: “La Naturaleza
positivista. es espíritu visible, el espíritu es Naturaleza invisible”.

Fisiología alemana, la
filosofía natural
El paso de l vitalismo al positivismo, también tuvo lugar e n e l
mundo germánico, durante el primer tercio del siglo XIX; en la
medicina y especialmente en la Fisiología germánica, que se vio
inmersa en el poderoso movimiento de la Naturphilosophie, o
Filosofía Natural, cuyas orientaciones doctrinales presidieron el
quehacer de fisiólogos y patólogos, e spe cialmente en las uni-
versidades germánicas meridionales, abandonando por entero
la investigación empirista al tiempo que radicalizaron su carác-
ter especulativo. Friedrich Schelling

Los avances de la Ciencia positiva y experimental demostra-


ron hasta la saciedad, la esterilidad de la pretensión especulati-
va romántica. La tarea de “positivizar”, incorporando los nuevos
métodos experimentales, entre los discípulos tardíos de la Filo-
sofía Natural, fue la labor que cumplió una generación puente
entre la filosofía los románticos y la generación positivista de la
segunda mitad del siglo XIX.
Esta promoción científica se ha llamado la “generación in-
te rme dia” y su más cualificado re pre se ntante , cabe za de una
ilustre e scuela alemana de hombre s de ciencia, fue el gran fi-
siólogo Johannes Müller (1801-1858). Había nacido en Coblen-
za, realizó estudios en la Universidad de Bonn, desde donde se
trasladó a Berlín en 1823, gracias a una beca, donde tuvo por
Naturphilosophie maestro a Rudolphi, quien le inició en los estudios de Anatomía
comparada. Nuevamente acude a Berlín en 1832, donde ocupó
La Filosofía Natural, fue el resultado del influjo de la Filoso- la Cátedra de Anatomía y Fisiología, tras la muerte de su maes-
fía de Hegel y Friedrich Schelling, entre los médicos alemanes tro, momento en el que se inició su tarea de positivización de la
nacidos en torno a 1800. Aunque un análisis minucioso de las herencia romántica de la Filosofía Natural.

26
Unidad 2: El Romanticismo

logía. Esta inge nte labor cie ntífica de Mülle r pue de agruparse
bajo diferentes apartados, a lo largo de los cuales debe perci-
birse su propia evolución intelectual, desde los años juveniles,
secuaz de la Naturphilosophie, hasta su muerte. Conforme fue
pasando su ardor romántico fue madurando los principios de
sus maestros y acercando los antiguos principios a la Medicina
científico-natural. En 1826, dio a luz su conocida monografía so-
bre los Fenómenos fantásticos de la visión, en la que describe la
persistencia de las imágenes retinianas, los fenómenos de con-
traste, y entre otras, las excitaciones centrales subjetivas, todo
lo cual quedó recogido en la “ley de las energías sensoriales es-
pecíficas”, muy superior en exactitud a la de sus predecesores.

Johannes Müller, BIU

En los primeros años de su vida Müller había seguido la es-


peculación romántica de Schelling, pero muy pronto advirtió la
vacuidad de tales métodos y orientó su trabajo hacia la Anato-
mía y Fisiología comparadas.
Su obra fisiológica tuvo e norme proye cción, pue sto que
incorporó los hábitos e xpe rime ntale s. En Anatomía compara-
da empleó la observación y experimentación, aunque siempre
mostró un rechazo a la vivisección. Cabeza indiscutible de una Nervios de Bdellostoma Forsteri, gusano de mar, BIU

escuela alemana, su obra representa -como la de Haller un siglo


antes-, un brillante exponente del nivel científico alcanzado por Sus inve stigacione s sobre los órganos glandulare s die ron
la Fisiología europea en los años centrales del siglo XIX. como fruto una excelente monografía aparecida en 1830. Al año
La valía de sus nume rosos discípulos, como Virchow, siguiente conseguía demostrar en los animales de sangre fría,
Schawnn, Henle, Helmholtz, evidencia una profunda huella no mediante experiencias realizadas en batracios, la ley de Bell y
sólo en la Fisiología, sino en la Medicina alemana de la segunda Magendie, según la cual las raíces anteriores y posteriores de la
mitad de la centuria. Su influjo sobrepasó con creces el terreno médula tienen funciones motoras y sensitivas, respectivamen-
estricto de la Fisiología, dejando una enseñanza en el conjunto te. Sus estudios sobre la sangre y la linfa en el período reseña-
de saberes médicos y biológicos. do, aparecen en su monumental Tratado de Fisiología Humana
La ge nialidad de Johanne s Mülle r abarca contribucione s (1833-1840), editado en varios volúmenes, que constituye una
de prime ra magnitud a campos muy dive rsos: dominó por obra exenta por entero del influjo romántico filosófico-natural.
entero la Anatomía y la Fisiología de su tiempo; sus investiga- La importancia del Tratado, reside en haber abordado toda la
ciones comprenden temas como los ovarios de los insectos, la Fisiología de su tiempo, como Haller hiciera un siglo antes. Con
estructura de los tumores malignos, la fisiología glandular, los un dominio absoluto de la bibliografía, Müller renovó por ente-
fenómenos de la visión, aspectos a los que cabe sumar sus ex- ro, sistematizó y revisó los diversos capítulos del saber fisiológi-
cepcionales aportaciones a la Anatomía comparada y Embrio- co antes de llegar a la mitad del siglo XIX.

27
Unidad 2: El Romanticismo

El Romanticismo en México
La prosa romántica promovió un cientificismo, impulsado por Manuel Acuña Narro, otro referente del Romanticismo mexi-
e studios de sencantados del re duccionismo me canicista de la cano, e n la me dicina y e n la lite ratura, vivió e n una época e n
Ilustración, y las limitaciones que exhibía para la investigación que la sociedad mexicana estaba dominada por una intelectua-
de la naturaleza. Los científicos románticos veían a la filosofía lidad filosófica-positivista, pe ro con una te nde ncia romántica
ilustrada, como un frío intento de arrancar el conocimiento de en la poe sía. Hijo de Francisco Acuña y Refugio Narro, re cibió
la naturaleza, bajo la premisa de la supremacía del hombre so- de sus padres las primeras letras. Estudió en el Colegio Josefi-
bre el mundo natural y el derecho de manipularlo a su benefi- no de la ciudad de Saltillo y alrededor de 1865, se trasladó a la
cio. Ciudad de México para ingresar en calidad de alumno interno al
Uno de los principale s pre cursore s de l Romanticismo e n Colegio de San Ildefonso. Se incorporó a la Escuela Nacional de
México fue el Dr. Rafael Lucio Nájera (1819 – 1886), que vivió con Medicina en 1868. Cuando murió, en 1873, ya había concluido
dignidad el camino trazado por sus maestros Carpio, Escobe - el cuarto año. En 1868 inició su breve carrera literaria y se dio a
do y Jecker. Le tocó un México independiente donde había que conocer con una elegía a la muerte de su compañero y amigo
supe rar e l me dio e ducativo. Fue ron épocas de conflicto e spi- Eduardo Alzúa. En el mismo año, impulsado por el renacimien-
ritual, donde algunas pe rsonalidade s de ide as avanzadas se to cultural que siguió al triunfo de la República, participó al lado
inclinaron hacia la ideología francesa. Lucio tomó parte en las de Agustín Cuenca y Gerardo Silva, entre otros intelectuales, en
dos grandes creaciones de la medicina mexicana durante aquel la fundación de la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl; entre sus
romanticismo tardío; estudió en el Establecimiento de Ciencias versos más conocidos figuran Nocturno a Rosario y Ante un ca-
Médicas y perteneció a la primera Academia de Medicina. Am- dáver.
bas participaciones expresan el carácter de un médico influido
por el romanticismo. Es indudable que los dos viajes hechos a
Europa en 1855 y 1868 le permitieron conocer el progre so ar-
tístico de e ntonce s; Lucio se puso e n contacto dire cto con e l
movimiento romántico y al descubrir a los autores europeos, se
dio cuenta de los valores que había en México.

Manuel Acuña Narro

Desde luego, no puede dejar de pensarse, para la ejecución


del poema, en dos cosas: Acuña, como estudiante de medicina,
estaba familiarizado con el uso y la manipulación de cadáveres,
Dr. Rafael Lucio Nájera y él mismo era un obse sivo de la muerte. En la corta obra de

28
Unidad 2: El Romanticismo

Acuña hay dos poemas donde la idea y el tema son variaciones


de lo mismo: Oda (Ante el cadáver del Dr. José B. de Villagrán)
y Oda (A la memoria del eminente naturalista Leonardo Oliva),
donde se realza que ambos científicos dejan esta vida, pero su
obra los hará perdurar entre nosotros. Añádase a estos Cinera-
ria (Ante el cadáver de la Sra. Luz Presa).
En el poema -además de la posible influencia de Ignacio Ra-
mírez-, hay sombras manriqueanas donde se habla de la muer-
te que todo lo iguala:

Ante un cadáver

Allí acaban la fuerza y el talento,

Allí acaban los goces y los males,

Allí acaban la fe y el sentimiento.

Allí acaban los lazos terrenales,

Y mezclados el sabio y el idiota

Se hunden en la región de los iguales.

Ante la muerte, ante la plancha donde yace un cadáver, nos


dice Acuña, no hay distingo de raza, de color ni clase, allí la fá-
bula calla, la supe rstición se de svane ce y la cie ncia pre gunta
sin que la razón encuentre la respuesta anhelada, salvo que el
cuerpo, una vez bajo tierra, será porción innumerable de la nue-
va vida de la materia. Es la idea central del poema y en los terce-
tos, Acuña musicaliza admirablemente variacione s de un solo
motivo. Pero ningunos versos más logrados -como los señalaba
Menéndez Pelayo-, que estos de belleza macabra:

29
Unidad 2: El Romanticismo

Tú sin aliento ya, dentro de poco

Volverás a la tierra y a su seno,

Que es de la vida universal el foco.

Y allí, a la vida en apariencia ajeno,

El poder de la lluvia y el verano,

Fecundará de gérmenes tu cieno.

Y al ascender de la raíz al grano,

Irás del vegetal a ser testigo,

En el laboratorio soberano.

Tal vez para volver cambiado en trigo

Al triste hogar donde la triste esposa

Sin encontrar un pan sueña contigo.

En tanto que las grietas de tu fosa

Verán alzarse de su fondo abierto

La larva convertida en mariposa.

Que en los ensayos de su vuelo incierto

Irá al lecho infeliz de tus amores

A llevarle tus ósculos de muerto.

30
Unidad 2: El Romanticismo

Ningún otro poe ma, ni he cho, ni acción, ni de claracione s,


dio a Acuña la fama de ateo como Ante un cadáver. Pero ¿lo era?

Disección de un cadáver por alumnos del Colegio de cirugía dental de Chica-

go, 1894
Conclusión
Si, en A Laura, se partía de una experiencia y de un destino
individual y se buscaba terminar con la condición de sumisión
de las mujeres; si en Ante un cadáver el hecho de la contempla- Muchas de las teorías de los médicos y filósofos románticos
estaban muy próximas a las creencias orientales. El mismo
ción del cuerpo fallecido depara una reflexión en que la muerte
Schelling -como otros de ellos-, creía en la fuerza de la polaridad,
se universaliza e iguala a todos los hombres, y donde después
la atracción y la repulsión que mantienen el equilibrio del
de la vida, la materia, no el alma, toma nueva vida e incesantes universo en unos ciclos interminables, que también tienen
formas nuevas, el Nocturno, en fin, es puramente la descripción relación con las actuales teorías del “Eterno retorno”.
de una desdichada experiencia personal. La medicina decimonónica, en relación a los modelos
anatómicos ya había alcanzado madurez del saber morfológico,
pero aún faltaba desarrollar el saber fisiológico en diversos
niveles y así como los artistas, algunos médicos realizaron escalas
de la naturaleza, esto es, el desarrollo del naturalismo.
Surgió la Escuela de París en las postrimerías del siglo XIX, en la
hegemónica era Napoleónica, convirtiendo a la capital francesa
como la metrópoli médica mundial. Jean Nicolás Corvisart des
Marets, destacó como médico de cámara de Napoleón y con su
obra Ensayo sobre las enfermedades y lesiones orgánicas del
corazón y de los grandes vasos; quien en 1797, tuvo acceso a la
obra de Auenbrügger: Inventum Novum sobre la descripción de la
percusión hecha en 1761, de la que no se sabía nada en Francia.

Corvisart escribió: “el arte de la percusión me ha impresionado”.

31
Unidad 2: El Romanticismo

Bibliografía:
Alvear, m. (2011). Introducción a la Historia del Arte. México: Limusa.

Barquín, m. (2009). Historia Gráfica de la Medicina. México: Méndez editores.

Campos, m. (01 de 12 de 2013). Manuel Acuña, poeta mayor. La Jornada Semanal.

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García, a. (1987). Historia de la Medicina. Madrid: Interamericana McGraw Hill.

Laín, p. (1978). Historia Universal de la Medicina. México: Salvat Editores.

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Rivera, j . (1985). Historia, Medicina y Sociedad. Pirámide.

unam. (2010). Enciclopedia de conocimientos fundamentales. México: Siglo xxi.

32
Unidad 3:

El Evolucionismo
María Elena Ramírez de Lara
Unidad 3: El Evolucionismo

Objetivo
Comprender de manera general las características de la teoría de la

evolución, su origen, contexto e impacto.


Darwin, estudió medicina como su padre y su abuelo -aunque
no te rminó los e studios-, e staba muy inte re sado e n la historia
natural, lo que motivó su participación en el viaje alrededor del
Introducción mundo que se realizó en el velero Beagle entre 1831 y 1836. Sus
observaciones le llevaron a cuestionarse acerca del parentesco
Históricamente se ha considerado la teoría de la de algunos e spe címe ne s y plante arse las variacione s de una
evolución como un cambio de paradigma de la sociedad misma e spe cie . En e se mismo viaje pudo ve r fósile s, oportu-
occidental de mediados del siglo XIX. Este planteamiento nidad que le hizo preguntarse acerca de antecedentes lejanos
significó un resumen de las ideas que desde distintas de las especies conocidas en su época. De vuelta en Inglaterra,
disciplinas como la economía se habían estado estudió más detenidamente la gran cantidad de especímenes
desarrollando acerca del comportamiento de la
recolectados, lo que, aunado a varias lecturas, contribuyeron a
población, propuestas que vinculadas a los estudios de
la formulación de su famosa teoría.
naturalistas permitieron establecer esta teoría que
cuestionó los hasta entonces aceptados dogmas
religiosos sobre el origen del mundo y del hombre.

Antecedentes
El 1 de julio de 1858 en sesión de la Sociedad Linneana de
Londres, fueron leídos los manuscritos de Charles Robert
Darwin (1809-1882) y Alfre d Russe l Wallace , naturalistas que
por distintos caminos lle garon a conclusione s similare s. Ambos
soste nían que las e spe cie s animale s podían variar y e stas El viaje del Beagle. Biografías y vidas
variacione s perdurar por mecanismos de selección natural.
Estos trabajos se publicaron el 20 de agosto siguiente en el Por otra parte , Wallace , un autodidacta que e ntre 1854 y
Journal of Procee-dings of the Linnean Society. 1862 realizó viajes al archipiélago malayo y al amazonas, para
comprobar ideas ace rca de la transformación de las e spe cie s
que le había sugerido algunas lecturas, y también, como parte
de su trabajo recolectando ejemplares, los cuales vendía pos-
teriormente a dueños de colecciones públicas y privadas, uno
de sus compradores fue Darwin, por lo que se conocían y man-
tenían algún contacto; tanto, que cuando en 1857, Wallace tuvo
listo un manuscrito en el que planteaba sus ideas sobre la va-
riación de las especies y la selección, se lo envió a Darwin para
que lo le ye ra y le solicitaba que si lo conside raba pe rtine nte ,
promoviera su publicación.
Darwin en una fotografía tomada hacia 1874. Biografías y vidas

34
Unidad 3: El Evolucionismo

me nte , hubo otros inve stigadore s que siguie ron e ste camino,
logrando aportacione s importante s. De staca Ge orge s Cuvie r
que , e n sus Le ccione s de anatomía comparada, e n la que va
más allá de la descripción, trató de establecer relaciones causa-
les acerca de la forma animal adulta, asegurando que la forma y
función de cada órgano influyen en las de los demás, y también
defendió una supuesta jerarquía de los órganos de acuerdo con
la función. Contribuye ron también pe rsonaje s como Ge offre y
Saint-Hilaire, Goe the y Jean Baptiste de Lamarck. Este último
planteó la ley del uso y del desuso, consistente en que los orga-
nismos desarrollaban más determinadas características o ras-
gos, que incluso podían heredar, como una forma de adaptarse,
Alfred Russel Wallace. Biografías y vidas estos postulados fueron conocidos por Darwin desde su época
de estudiante.
Ambos e studiosos habían lle gado a postulados similare s, Darwin, al darse cuenta de la similitud de ideas con Walla-
pues no sólo habían trabajado en la observación de una gran ce, planteó la situación al secretario de la Sociedad Linneana,
cantidad de especímenes, también leyeron la obra de Thomas Charles Lyell, éste propuso presentar los trabajos de ambos na-
R. Malthus, titulada Ensayo sobre el principio de las poblacio- turalistas en sesión de la Sociedad, lo que ocurrió el 1 de julio,
ne s, en la que se subrayaba la importancia de la lucha de las como se señaló al principio. Además, e ste evento motivó que
poblaciones, cada vez más grandes, por los recursos, cada vez Darwin se decidiera a terminar un escrito en el que planteara de
más escasos. manera completa sus observaciones y formulara claramente su
teoría. Así fue como apareció en noviembre de 1859 la primera
edición de la famosa obra, El origen de las especies por selec-
ción natural.

Thomas R. Malthus

Sin e mbargo, de sde siglos ante s se habían realizado e stu-


dios de anatomía comparada, que irían sumando elementos y
preparando las bases de la teoría de la evolución. Por ejemplo,
e n e l Tratado de Anatomía, a fine s de l siglo XVIII, Vicq d’Azyr
comparó la morfología humana con la de l mono; poste rior- El origen de las especies, BIU

35
Unidad 3: El Evolucionismo

Teoría de la evolución
En El orige n de las e spe cie s, como se conoce popularme nte ,
Darwin planteó que la evolución de las especies se debe a la se-
lección de variaciones heredables más útiles para sobrevivir. El
análisis de fósiles, así como ejemplares anatómicos y embrioló-
gicos, permitieron relacionar las variaciones entre organismos
de la misma especie, donde encontró una competencia mayor
por los re cursos. Se pue de re sumir su te oría en los siguiente s
términos:

- Cada organismo, está ligado a los demás por relaciones ancestrales, por lo que

hay un antepasado común que a través del cambio continuo y gradual ha dado

lugar a innumerables especies.

- Tales cambios en las especies han dejado rastros en fósiles y otros vestigios.

- Las especies son resultado de la variación favorable de características y rasgos,

que conservan por medio de selección natural y la herencia.

- La persistencia de una especie, es resultado de una exitosa lucha por la existencia,

ante el ambiente y la competencia.

Aunque Darwin e vitó e xplicacione s e xte rnas a lo natural y Los años siguientes, Darwin publicó otros libros en los que
dejó de lado las leyes totales, causó polémica entre personajes amplió algunas ide as plante adas e n su gran obra. Murió e n
destacados de su época, tanto científicos como autoridades en 1882, sin embargo, su legado continuó siendo discutido por va-
otros ámbitos. Él continuó trabajando e hizo cinco dife re nte s rias generaciones de científicos de todo el mundo. La teoría de
ediciones de su libro. Continuó discutiendo con sus contempo- la evolución motivó nuevos estudios en anatomía comparada y
ráne os, incluido Wallace , al que manife stó su de sconte nto e n embriología.
1869, por habe r ase gurado que la se le cción natural e n e l hu-
mano había afectado solamente la formación corporal dando
lugar a distintas “razas”, mientras que el desarrollo del cerebro
respondía a otro proceso.

36
Unidad 3: El Evolucionismo

e structura propia de los e stadios primitivos con un conducto


intestinal, la cual da origen a la “gástrula”, conducto de paredes
dobles la cual era la forma originaria común de todos los ani-
males superiores.

Thomas Henry Huxley, BIU

Se dice que uno de los más entusiastas divulgadores de las


ideas de Darwin fue Thomas Henry Huxle y, quien se de dicó a
de mostrar e xpe rime ntalme nte la similitud de las e structuras
cerebrales del hombre y del mono en su texto Evidencia del lu-
gar de l hombre e n la naturale za de 1863, poste riorme nte , e n
1871 publicó un tratado sobre la morfología de los vertebrados
y seis años después, el Manual de anatomía de los animales in-
vertebrados.

Árbol de la vida, Haeckel, 1886, BIU

Posteriormente, Carl Gegenbaur, quien estudió estructuras


anatómicas de ve rte brados, buscando e ncontrar los cambios
que la lucha por la adaptación al medio dejó rastro en aquellas.
Publicó e n 1859, Fundamentos de anatomía comparada, libro
en el que además de describir las formas anatómicas incorporó
una explicación del surgimiento de determinada estructura or-
gánica y su relación con las otras formas animales.

Ernst Haeckel, BIU

Otro se guidor de l e volucionismo fue Ernst Hae cke l, re ali-


zó e studios de anatomía comparada y e mbriología, áre a e n
la que consideró que desde la fecundación el hombre pasaba
de mane ra se cue ncial por todas las fase s de la e volución, a
su vez, llegó a considerar que el hombre estaba en la cima de
un árbol genealógico, cuyo tronco y ramas e staban formados
por especies inferiores de animales a unicelulares en las raíces.
Posteriormente, desarrolló algunos conceptos como “gastrea”, Carl Gegenbaur, BIU

37
Unidad 3: El Evolucionismo

Conclusión
En otro ámbito, la teoría de la evolución dio lugar a
fines del siglo XIX a un “darwinismo social” que,
implicaba una especie de selección natural a grupos
sociales que postulaba la persistencia del más fuerte y
se utilizó para dar tratamientos diferenciados, incluso
sirvió de base para la creación de la eugenesia por
Francis Galton.

Bibliografía:
Esparza, m. s. (2009). Los senderos de Darwin. (dgsca-unam, Ed.) Revista Digital Universitaria, 10 (6), 1-13.

Esparza, m. s., Rodríguez, j . m., & Noguera, R. (2008). La Selección Natural: criatura de dos padres. Revista de Divulgación de
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Riera, j . (1985). Historia, medicina y sociedad. Madrid: Pirámide.

unam. (2010). Enciclopedia de conocimientos fundamentales. México: Siglo xxi.

38
Unidad 4:

El Positivismo
María Elena Ramírez de Lara
Unidad 4: El Positivismo

Objetivo
Comprender las características de la filosofía positivista, su relación con el
desarrollo de la medicina y su recepción en México.

Introducción
Debido al desarrollo industrial iniciado en los siglos anteriores,
durante la primera mitad del siglo XIX la población europea se Auguste Comte, BIU
modificó de manera significativa; incrementó el número y densidad de
las ciudades, se multiplicaron las fábricas, las cuales reclutaron
Paradójicamente, el desarrollo de esta idea llevó a Comte a
muchos obreros entre los que había niños. Estos importantes
cambios sociales ocurridos en unas cuantas décadas, tuvieron proponer que la filosofía positiva debía ser además de un siste-
efectos de todo tipo: económico, político, legal, etc., los cuales ma político, una religión, cuya explicación dio en un catecismo
fueron centro de las reflexiones de varios pensadores. Así, la
aparecido en 1852.
sociedad se convirtió en objeto de estudio, fue observada y
analizada con la intención de entender su funcionamiento. La obra de Auguste Comte e s la siguie nte : Cours de philo-
El positivismo es una teoría construida a partir de la observación de sophie positive. (6 vols.,1842), Discours sur l’esprit positif (1844),
la sociedad, según la cual, el progreso constante de la
Système de politique positive, ou Traité de sociologie, instituant
misma desembocaría en el triunfo del pensamiento científico. Esta
teoría fue tomando forma durante la primera mitad del siglo con la religión de l’humanité. (4 vols., 1851-1854), Catéchisme positi-
pensadores como Saint Simon pero se considera a Auguste viste, ou Sommaire exposition de la religión universelle, en onze
Comte su principal exponente. A continuación, se mostrará un
entretiens systématiques entre une femme et un prêtre de l’hu-
panorama general de esta filosofía, sus características generales
así como su relación con la medicina y por supuesto, su llegada y manité (1852), Curso de Filosofía Positiva (1851).
recepción en México. En sus textos, según Alberto García Valdés, la formación mé-
dica de Comte se manifestó al ordenar las instituciones sociales

Auguste Comte y el de forma parecida a la de los órganos de un cuerpo, según su


disposición y funciones, y al hablar de una anatomía social y de

Positivismo organismos sociales con frecuencia, comparando los sistemas


de las sociedades con los del cuerpo humano.

Comte (1789-1857) e studió me dicina y fue profe sor de filosofía.


Publicó varias obras sobre la que llama filosofía positiva, la que
considera la verdadera forma de conocimiento basada en la ra-zón
y la ciencia y hacia la cual debe llegar la sociedad. En su Cur-so de
filosofía positiva publicado por prime ra ve z e n 1842, dice que el
de sarrollo inte le ctual de la humanidad ha pasado por tres fases,
postulado conocido como la le y de los tre s e stados, que son:
teológico, metafísico y positivo. En este último estado, la sociedad
estaría regida por la razón y la ciencia. La manera de lle gar a ese
estado sería siguiendo tres preceptos fundame nta-le s: e l amor, el Máquina de vapor, BIU
orde n y e l progre so. Así, concluye que la Socio-logía e s la
disciplina encargada de develar el conjunto de reglas que explican Muchos autores consideran que la necesidad planteada por
el funcionamiento de la humanidad y, por lo tanto, sería la ciencia Comte, de conocer todos los hechos mediante la razón y recha-
máxima.
zar lo subje tivo, fue lo que impulsó e l de sarrollo cie ntífico de

40
Unidad 4: El Positivismo

la segunda mitad del siglo xix, durante el cual tuvo lugar una
avalancha de descubrimientos físicos, químicos, biológicos,
astronómicos, etc., que daban la sensación de avanzar diaria-
mente hacia el conocimiento total, del progreso. Sin embargo,
no debe olvidarse que esos descubrimientos no habrían sido
posibles sin la gran cantidad de instrumentos de laboratorio
que como el microscopio lograron una enorme producción y
distribución en esa época.

Claude Bernard, BIU

Por otra parte, en Alemania se realizaron importantes inves-


tigaciones que impulsaron el conocimiento fisiopatológico. Se
Microscopio Andrew Ross, 1846 estudiaron las partes constituyentes del cuerpo humano con el
objeto de comprender las causas de las enfermedades, así el la-
Positivismo en la medicina boratorio y los recursos técnicos que se perfeccionaban con ra-
pidez, permitían incrementar esos conocimientos velozmente.
Los continuos estudios microscópicos y experimentos aporta- Gran cantidad de pe rsonaje s de la historia de la me dicina
ron mucha información, por e je mplo, se e studió y clasificó la desarrollaron sus investigaciones en esta época, quienes, apro-
estructura celular de diferentes tejidos, a su vez, se descubrió vechando los nuevos enfoques científicos y la cantidad de no-
la importancia de los mate riale s nucle are s de la célula e n los vedosas herramientas técnicas, hicieron aportaciones medula-
procesos biológicos fundamentales como el de fecundación. res al conocimiento médico, a la cirugía, así como a la higiene
En Francia, Claude Bernard, a pesar del importante trabajo pública y privada. De esta época son: Rudolph Virchow, Robert
cie ntífico que re alizó me diante de ce nas de e xpe rime ntos, así Koch, Luois Pasteur, entre muchos otros.
como la sistematización misma del método experimental en el
ámbito médico, no estaba de acuerdo con la filosofía positiva,
consideraba que, si sólo centraba el hombre sus esfuerzos en
eje rce r la razón, atrofiaría e l corazón, lo que no e ra re come n-
dable.

41
Unidad 4: El Positivismo

Todos e stos avance s también tuvie ron como conse cue n-


cia la e spe cialización médica, pue s las nue vas he rramie ntas
re que rían habilidade s técnicas que sólo la práctica pe rmitiría
desarrollar. Por otra parte, la rapidez en la generación de cono-
cimie nto nue vo e xigía la conce ntración e n te mas e spe cíficos,
por lo que ine vitable me nte apare cie ron los e spe cialistas que
sin duda abonaron a la generación de conocimiento pero que
se alejaron del enfoque integral del proceso salud-enfermedad,
y en el ejercicio profesional, fueron limitando la antiguamente
apreciada figura del médico que conocía de todo.

Positivismo en México
Calorímetro de Laplace y Lavoisier, BIU
En nuestro país, el positivismo apareció en los años posteriores
En lo que respecta al trabajo clínico, se vio modificado con al movimiento de independencia, pues miembros de las élites
la aparición de nuevos aparatos como el esofagoscopio, el es- políticas e intelectuales estaban en contacto con las ideas eu-
figmomanómetro o los calorímetros, herramientas que si bien ropeas de vanguardia. Guillermo León Díaz señala que los inten-
permitieron una mayor precisión a la hora de tomar signos vi- tos de José María Luis Mora contra la influencia de la iglesia en
tales y conocer el estado del paciente -mejorando el diagnós- la educación tenían su raíz en planteamientos del positivismo
tico-, también fueron objetos que se interpusieron entre aquél primitivo, y que la adopción de esta teoría implicó una serie de
y el médico. Asimismo, es la época de la aparición de numero- cambios e n sus fundame ntos, tanto que modificó e l le ma de
sas pruebas de laboratorio para medir los componentes de la amor, orden y progreso, en libertad, orden y progreso en la in-
sangre y demás fluidos corporales. No obstante, mayor y más terpretación de Gabino Barreda.
pre cisa información pe rmitió también una me jor clasificación
de enfermedades.

Claude Bernard, pintado en 1889 por Lhermitte, BIU

José María Luis Mora, Viesca (2011)

42
Unidad 4: El Positivismo

Gabino Barreda no fue el primero ni el único positivista en rante el porfirismo, en una gran acumulación de propiedades y
México, pero su influencia en la educación lo hace el más co- capital, mientras las clases trabajadoras se convirtieron en las
nocido. Estudió medicina, estuvo en Francia donde conoció a más e xplotadas y en algunos casos e sclavizadas me diante un
Auguste Comte y el positivismo. A su regreso, en 1867, el presi- ejercicio abusivo de poder y del concepto orden.
dente Benito Juárez le encargaría junto a Antonio Martínez de No obstante , e sta te oría también motivó re formas e duca-
Castro y Francisco Díaz Covarrubias la reforma educativa, en- tivas sobre las que se cimentó la instrucción pública del siglo
cargo que resultaría en la creación de la Escuela Nacional Pre- xx mexicano, las que llevaron a la creación de la Escuela Nacio-
paratoria. Trató de adaptar a la realidad nacional los preceptos nal preparatoria y la refundación de la Universidad Nacional en
positivistas. En su discurso titulado Oración cívica, pronunciado 1910. Los planes de estudio de estas instituciones, a partir de
en la ceremonia de aniversario del inicio de la independencia entonces, privilegiaron el estudio de las ciencias y la adopción
en Guanajuato en 1867, manifestó un “programa” para la rege- del método científico, lo que permitió la formación de genera-
neración del país, en otras palabras, bajo los principios de liber- ciones de jóvenes que impulsaron el estudio metódico en infi-
tad, orden y progreso, nuestra sociedad superaría los estadios nidad de áreas del conocimiento. Así pues, al igual que como
teológico y metafísico, para entrar plenamente en el positivo. ocurrió en Europa, también se inició una época de mucha expe-
Se considera el evento, como el momento inaugural del nuevo rimentación y hallazgos científicos.
sistema educativo basado en la filosofía positiva.

Alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, Viesca (2011)

Este proceso, si bien fue impulsado en las instituciones se-


ñaladas, no se habría dado sin la aparición de numerosas pu-
blicacione s periódicas he chas por y para médicos, en las que
se daba cuenta de inve stigacione s y hallazgos con una celeri-
Gabino Barreda, Viesca (2011) dad no ante s vista. En España, Francia, Ale mania, Inglate rra y
muchos otros países, incluido México aparecieron rápidamente
Sin embargo, el positivismo fue manipulado por la burgue- decenas de revistas en las que se daba cuenta de un dinámico
sía y los políticos, quienes decidieron que el uso de la libertad cuerpo médico interesado en la investigación científica. Estas
sería prerrogativa de ellos, ya que las clases pobres no estaban publicaciones se intercambiaban, gracias al mecanismo cono-
preparadas para el uso de la misma, por lo que, para garantizar cido como “canje”, lo que hacía que la comunicación científica
el progreso sólo ellos podrían tener libertad y el orden se con- fuera potenciada y multiplicara sus destinatarios a nivel inter-
vertiría en un medio. Tal poder derivó, llegando a su clímax du- nacional.

43
Unidad 4: El Positivismo

Esta obra de Francisco Flores se considera la representativa


del positivismo me xicano, en particular, en lo que se refiere a
la historia de la medicina, pues el propio autor declara que la
me jor división para e studiarla e s a partir de la división de los
tres estadios: filosófico, metafísico y positivo. Lo que evidencia
la forma en que el pensamiento positivista ya se había adop-
tado e n México y se conside raba una te oría sólida por me dio
de la cual debía estudiarse nuestro pasado, específicamente el
de la medicina. Sus fuentes son pinturas antiguas, códices, las
crónicas de los conquistadores y biografías.

Historia de la medicina en México de Francisco A. Flores, Edición facsimilar

IMSS, 1982

Los médicos mexicanos estaban al tanto de lo que sus co-


le gas e urope os e studiaban y e ncontraban. En su prólogo a la
Historia de la Medicina en México desde la época de los indios
hasta la presente, de Francisco A. Flores, Porfirio Parra refiere
los desarrollos que se habían alcanzado hasta su época: Francisco de Asis Flores y Trocoso, IMSS (1982)

“La Fisiología e xpe rime ntal, la Anatomía ge ne ral, la Histo-


logía, la Anatomía patológica, la Anatomía topográfica: he aquí
nue vas cie ncias de finitivame nte incorporadas de un siglo acá
á los vastos dominios de l arte de curar. La pe rcusión, la aus-
cultación, el análisis químico, el microscópico: he aquí nuevos
sentidos con que de un siglo acá ha enriquecido, multiplicado
y aguzado su percepción el sucesor del anciano de Cos. El la-
ringoscopio, el oftalmoscopio, el otoscopio, el endoscopio, los
diversos especulum: he aquí nuevos medios con los cuales el clí-
nico ha conseguido hacer visible lo invisible, próximo lo remoto
y manifiesto lo recóndito. El yodo, los alcaloides, los bromuros y
yoduros, el cloroformo, el cloral, el yodoformo, etc.: he aquí las
nuevas, afiladas, relucientes y utilísimas armas del nuevo arse-
nal terapéutico, que de un siglo acá han sustituido á electuarios
complicados como el viejo diascordio y la vetustísima triaca.”
(Flores,1886)

44
Unidad 4: El Positivismo

Conclusión

En 1910, e ntre las actividade s organizadas como parte de los fe ste jos de l ce nte nario de la Inde pe nde ncia se
re alizó la Exposición Médica Me xicana. La comisión e ncargada convocó a la colaboración a los galenos
mexicanos, así como empresas privadas e instituciones oficiales. El material conseguido se dispuso en vitrinas
que se distribuyeron e n los corre dore s de la planta alta de l e dificio de la Escuela Nacional de Medicina. La
Exposición se distribuyó e n se is salas: “Obste tricia y Gine cología”, “Me dicina y diagnóstico”, “Farmacología”,
“Química”, “Cirugía” y “Publicacione s”. Los visitante s pudie ron obse rvar instrume ntos, técnicas y materiales
desarrollados en el país.
Para dar cue nta de los avance s e n mate ria de salud pública se instaló otra e xposición, llamada Exposición
Popular de Higie ne . En e lla se podían obse rvar, mode los a e scala de e scue las y casas mode lo que bajo los
preceptos higiénicos contribuían a evitar la enfermedad de sus ocupantes. La construcción de la penitenciaría y
del Hospital General y de algunos nosocomios, que se mostraron como obras ejemplares. Se presentó también
un lote de aparatos que los age nte s de l Conse jo Supe rior de Salubridad usaban para buscar alte racione s en
alime ntos y be bidas que pudie ran afe ctar la salud de la población y, por lo tanto, ame ritar sanción. Como
epílogo, los visitantes podían ver a través de microscopios las bacterias causantes de enfermedades, al mismo
tie mpo, se podía le e r e n los carte le s colocados e n las pare de s, máximas y conse jos útile s para conse rvar la
salud.

Bibliografía:
León, c. g. (1988). El positivismo en México. Universitas Humanística, 17 (29), 91-120.

Viesca, c. (2011). 1810-2010.Medicina mexicana, dos siglos de historia. México: Bayer de México.

Trabulse, e. (1983). Historia de la Ciencia en México (Vol. 2). México: Fondo de Cultura Económica.

Flores y Troncoso, f . d. (1982). Historia de la Medicina en México, desde la época de los indios hasta la presente. México: imss.

García, a. (1987). Historia de la Medicina. Madrid: Interamericana McGraw Hill.

Ortega, a. (2010). Gabino Barreda, el positivismo y la filosofía en la Historia Mexicana. Revista de Hispanismo Filosófico, 15, 117-127.

45
Unidad 5:

Medicina y
sociedad
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll

Minou del Carmen Arévalo Ramírez


Unidad 5: Medicina y sociedad

Objetivo
Analizar de manera general, las características sociales del siglo
XIX y su relación con la medicina.

Introducción
Aun cuando la medicina se razone de manera mágica o
teúrgica, hubo una relación entre ella y las estructuras sociales
donde se le practicaba; más aún, la habrá cuando los distintos Entre las muchas e importantes novedades de la enseñan-
grupos humanos hayan adquirido plena conciencia de su za en las Facultades de Medicina, algunas poseen especial re -
situación y su papel en el cuerpo social, y cuando una nueva
alce : a) la conside ración irre vocable de la física y la química,
disciplina científica -la sociología de A. Comte-, estudie su
dinámica durante el siglo XIX. como disciplinas básicas para la formación cie ntífica de l mé-
Estados nacionales por igual, nacionalistas y burgueses; dico. “La medicina será ciencia natural o no será nada”, afirmó
creciente intervención suya en la vida pública y a través de ella,
Helmholtz, y con arreglo a esta consigna se procede en todas
en la privada; pugna entre el capitalismo y el obrerismo;
secularización creciente de las masas populares, cada vez más partes; b) el auge de la enseñanza práctica de la anatomía. El
conscientes y seguras de sí mismas; aceleración del proceso anfiteatro anatómico e s de finitivame nte sustituido por la sala
por el cual la ciencia y la técnica se sienten capaces de dominar
de dise cción; c) la paulatina cre ación de Institutos de Inve sti-
el mundo natural y de recrearlo; invocación más y más urgente
el derecho de todos, sólo por el hecho de ser hombres y gación, como complemento ineludible de la cátedra universita-
trabajadores, a participar equitativamente en los bienes de la ria; Purkinge (Breslau, 1824), Liebig (Giessen, 1825), y Buchheim
naturaleza y de la cultura; tales son los hechos sociales más
(Dorpat, 1849) fue ron los prime ros; d) la lle gada de la le cción
importantes con que tiene que entrar en relación teorética y
práctica, científica y asistencial, la medicina del siglo XIX. clínica como género didáctico.

La formación del médico


El importante cambió perfectivo que experimentó la medicina
durante el siglo xix, necesariamente debía reflejarse en la for-
mación médica. Éste se educa y titula en las Universidades, y a
él acude para el cuidado de sus dolencias, la casi totalidad de la
población, lo cual no excluye, de modo alguno la sobrevivencia
del curanderismo, cuya clientela no necesariamente queda re-
ducida a los grupos sociales inferiores.
Recreación de una sala de disección del siglo XIX, Dominio público

Disección de Cadáver, BIU


47
Unidad 5: Medicina y sociedad

Los nombres de Trousseau, Oppolzer, Charcot con sus famo-


sas lecciones de los martes, Dieulafoy, Nothnagel y von Müller, El rol social del médico.
son notables ejemplos; e) la introducción de nuevas disciplinas
en el curriculum del médico, a medida que su desarrollo lo ha También hubo un cambio perceptible en lo que socialmente se
e xigido: histología, anatomía patológica, pe diatría, oftalmolo- e speraba del médico y en el lugar que ocupaba el médico en
gía; f) la total igualdad académica de las dos ramas principales e se cue rpo social. De sde que la me dicina se hizo técnica tre s
de la patología, la médica y la quirúrgica; g) el rápido crecimien- son los motivos que integran el rol social del médico: la socie-
to y difusión de las revistas médicas -más de 1,500 colecciones dad espera de éste la curación de las enfermedades, la preven-
se contabilizan e n e l año 1913-; g) la cre ación de l “congre so ción del enfermar y cierto saber científico acerca de lo que es el
científico”, nacional o internacional, como sede de exposición hombre. Pues bien, a lo largo del siglo xix, esa triple expectativa
y difusión de los avances del saber médico. se intensifica extraordinariamente, porque el médico cura mu-
cho más y con mayor se guridad va ampliando sus posibilida-
des preventivas, y es el máximo titular de muy variados saberes
antropológicos, de sde la citología y la bioquímica de l cue rpo
humano, hasta la psicología. Más aún, en tanto que conocedor
y técnico de la naturaleza del hombre, el médico intentará aña-
dir un motivo más: su condición de educador de la humanidad
y de re de ntor de las calamidade s hambre , dolor o injusticia,
que hasta entonces ha venido padeciendo nuestra especie. “La
medicina es una ciencia social, y la política no es otra cosa que
medicina en gran escala.” Escribe Virchow.

Portada de una tesis para graduarse como medico. Dominio público

Al finalizar el siglo xix, el médico tiene la convicción de haber


llegado al modelo definitivo de su formación. Un modelo que
podrá cambiar sólo e n de talle s, e l progre so de alguna de las
ramas del saber, pero no en su esencia. Lo cual no quiere decir
que, en la realidad no hubiese diferencias en la educación mé-
dica. En Alemania la educación es más disciplinada y teórica, en
Francia e Inglaterra más clínica. Laënnec auscultando a uno de sus pacientes en el Hospital Necker, pintado por

Théobald Chartran en 1816. Dominio público

48
Unidad 5: Medicina y sociedad

Asistencia al enfermo.
En conse cue ncia, prospe ra de mane ra oste nsible e l e sta- Tradicional es a estratificación de esta asistencia, los tres nive-
tus del médico en la sociedad. El ejemplo de Charcot en París, les socioeconómicos que correspondían -según los hábitos ex-
Lister en Londres, von Bergmann en Berlín, y Billroth en Viena, presivos de la época-, a las clases altas, clases medias y clases
habla por sí solo. “Por primera vez en nuestro país, un hombre bajas. Los enfermos pertenecientes a las clases altas –aristocra-
de ciencia va a recibir los honores públicos reservados a las ce- cia y burguesía opulenta-, eran atendidos en su domicilio; si la
lebridades de la política y de la guerra”, escribía Paul Bert horas dolencia les obligaba a guardar cama en el consultorio privado
ante s de l e ntie rro de Claude Be rnard. Lo cual no quie re de cir del médico, éste siempre era elegido entre los más prestigiosos
que la situación social del médico, no cubriese toda la amplia de la ciudad. A finales del siglo XIX, esos enfermos formaban la
gama económica de la burguesía, desde el altísimo nivel de es- clientela de los sanatorios de montaña, y en ellos se tenían sus
tas cuatro figuras, hasta el bien distinto de los profesionales de más características curas: de aguas, de reposo y climáticas.
los suburbios urbanos o de las aldeas.
No falta, de sde lue go, la visión burle sca de l médico, pe ro
la simple comparación e ntre la image n de lo que de él ofre -
cieron las hirientes caricaturas de Quevedo y Molière, y la que
ahora brindan las descripciones novelescas de Balzac y Galdós,
muestra muy bien la magnitud del cambio producido. Por de-
bajo de los chistes y las bromas, la sociedad del siglo xix confía
en el médico, y se siente ayudada por él.

Ciencia y caridad, pintado por Pablo Ruiz Picasso en 1897, Dominio público

Bie n distinta e ra la sue rte de l e nfe rmo de clase s bajas, su


paradero de ordinario era el hospital de beneficencia y en este
sentido, el paciente tenía el privilegio de ser atendido por un clí-
nico realmente prestigioso. Los pobres de Viena decían por allá
de 1850: “te ne mos la sue rte de se r muy bie n diagnosticados
por Skoda y ser bien autopsiados por Rokitansky”. Socialmente
triste, porque la escasez de recursos en dichos hospitales y el
frecuente hacinamiento de los enfermos en sus salas, hacía a la
vez penosa y mortífera la permanencia en ellos.

49
Unidad 5: Medicina y sociedad

Entre las unas y las otras, las clase s me dias –arte sanos,
obre ros acomodados, pe que ños funcionarios, profe sionale s Ética médica.
alejados del triunfo, etc.-, afrontaban la calamidad económica
y afe ctiva de la enferme dad llamando a su domicilio médicos El proce so de se cularización de la socie dad, influyó de cisiva-
baratos –se is pe nique s cobraban por visita los prácticos de me nte sobre los postulados y las re glas e n e sta mate ria, no
Londre s-. En España, las Socie dade s de Socorros Mutuos –de porque dejase de e xistir una moral médica cristiana, sino por
médico, botica y entierro-, alcanzaron un desarrollo extraordi- el gran número de médicos para los cuales ésta contaba muy
nario y gran cantidad de afiliados hacia el final de la centuria. poco, o no contaba absolutamente nada, y como consecuencia
Todo menos el hospital, cuya sola perspectiva inspiraba terror en la actitud de la persona frente a sus deberes profesionales.
y profunda humillación. Con todo, la condición del campesino Se pueden distinguir tres tipos de la ética médica: a) muchos
enfermo, muy deficiente sin duda, desde el punto de vista de la médicos y naturalmente muchos enfermos, el comportamien-
asistencia técnica, era socialmente menos patética que la del to profesional queda entonces relegado por un oscilante com-
pobre urbano. promiso, entre las ordenaciones legales del “espíritu objetivo”
hegeliano, y los mandamientos íntimos del “imperativo categó-
rico” kantiano; b) junto a ellos, otros, los creyentes en una mo-
ral re ligiosa, fue se católica o prote stante, re gían su actuación
profesional resolviendo personalmente la armonía o el conflic-
to, entre los tres orbes morales más o menos autónomos: una
ciencia profana, el saber médico y la técnica correspondiente,
que siendo verdadera no podía oponerse a la religión; el con-
junto de las creencias religiosas profesadas y el de los deberes
prácticos derivados de ellas; y las obligaciones civiles impues-
tas por la sociedad y el estado; c) otros médicos, vivieron orien-
La visita al hospital, pintado por Luis Jiménez Aranda en 1889. Dominio público tados por la moral del éxito –el lucro y el prestigio como metas-,
que la competitiva sociedad burguesa puso como protección, y
A partir de la se gunda mitad de l siglo, e l obre ro industrial a ella se atendrán, sólo frenados por los restos de moral religio-
adquiere conciencia de clase y reivindica entre otras cosas, su sa o filantrópica que en su alma queden.
derecho a ser aceptablemente atendido de sus enfermedades
y accidente s. Esta “rebelión del sujeto” –como la llama Pe dro
Laín-, determinó la aparición de varias nove dade s sociale s: a)
en la Rusia zarista, obligó al poder central, a suministrar asis-
te ncia médica gratuita; b) e n Ale mania, Bismarck procuró pa-
liar e l male star de l mundo obre ro cre ando un se guro médico
unificado y centralizado, aprobado en 1884; al final del siglo en
Inglaterra, se dan los primeros pasos para la creación de un Se-
guro Nacional de Salud.
El Doctor, pintado por Samuel Luke Fildes, 1877. Dominio público

50
Unidad 5: Medicina y sociedad

Sobre e ste sue lo re al comie nza a le vantarse la re tórica


seudo-religiosa de los que en sus discursos proclaman “el sa-
ce rdocio de la me dicina” y la re tórica se udo-he lénica, de los
que en sus consultorios ostentan el “juramento hipocrático”. Y
conforme a estas normas de conducta, son resueltos los múltiples
problemas éticos que plantea la asistencia al enfermo: eutanasia,
aborto provocada, honorarios, ce rtificados médicos, e nsayos
terapéuticos, declaración u ocultamiento al enfermo de la verdad
acerca de su estado.

Conclusión
Con su potente voluntad de empresa, su constitutiva laboriosidad,
su ansia de mercados cada vez más amplios y su nativa capacidad
para racionalizar la vida, el burgués es, en efecto, el gran
protagonista y beneficiario de la Revolución Industrial, que durante
la primera mitad del siglo XIX va a producirse en el Reino Unido, en
los países rectores de la Europa continental y en los Estados
Unidos de América.

Bibliografía:
Castiglioni, a. (1941). Historia de la medicina. Barcelona: Salvat editores.

Foucault, m. (1997). El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica. México: Siglo xxi Editores.

Laín, p. (2001). Historia de la medicina. España: MASSON.

López, j .m. (2000). Breve historia de la medicina. España: Alianza editorial.

51
CAPÍTULO
II
Unidad 6:

Epidemiología
y población
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Unidad 1: Epidemiología y población

Objetivo
Describir los métodos y descubrimientos en epidemiología, que durante el
siglo XIX se fueron implementando sobre el estudio de las epidemias, y el
impacto que tuvieron en la población. Hemos dividido esta unidad en cuatro
temas: iniciamos con el concepto de contagium vivum que ya existía antes del
descubrimiento de las bacterias; seguimos con el desarrollo de la estadística y
la biometría, herramientas que sirvieron para medir y cuantificar las epidemias
y su impacto en la población; en tercer lugar, abordaremos la epidemia de
cólera de 1854, por la importancia que tiene para la epidemiología; y por
último, de manera somera comentaremos sobre el incremento de la
población.

Introducción
A partir de 1750 y a lo largo de todo el siglo XIX, el crecimiento de la población
mundial se acelera y se hace continuo. Este cambio se debe al aumento de la
población de Asia, y sobre todo, de Europa, que inicia su transición
demográfica. En efecto, en razón del progreso agrícola y de los progresos en la
medicina, se produjo una baja en la mortalidad, mientras que la natalidad
permaneció elevada, el resultado fue un violento crecimiento natural. Debido a
esta “explosión demográfica”, Europa pasó de 125 millones de habitantes en
1700 a 400 millones en 1900, convirtiéndose así en una de las regiones más
pobladas del mundo. No es de extrañar, por tanto, que el incremento
poblacional vaya de la mano con el desarrollo de las ciencias médicas,
especialmente de la epidemiología, de sus conceptos relacionados con la
etiología de la enfermedad, la medición de la magnitud y trascendencia de las
epidemias y el desarrollo de medidas específicas preventivas.

54
Unidad 1: Epidemiología y población

Contagium vivum.
La idea de que las enfermedades podían ser causadas por un 1546, pre se nta la prime ra te oría ge ne ral sobre e l contagio de
contagio viviente, requería del desarrollo de otros dos concep- las enfermedades epidémicas. No obstante, Fracastoro no te -
tos, la e spe cificidad tanto de las e nfe rme dade s como de sus nía ide a alguna de los gérme ne s. Entre sus conte mporáne os,
causas, y la existencia de organismos microscópicos. Aunque la Girolamo Cardano, declaró en 1557 que: “las semillas de la en-
teoría del germen es relativamente moderna, algunas prácticas fermedad eran animales minúsculos, capaces de reproducir su
que le están asociadas, tienen un origen verdaderamente anti- especie”. Este concepto fue generalizado por Kircher, que en su
guo, por ejemplo, la costumbre de aislar a los individuos afec- trabajo Scrutinium Pestis de 1658, refiere “verdaderos gérmenes
tados por e nfe rme dade s contagiosas. Se re conoce al italiano late nte s”, y proclamó que había visto microorganismos e n la
Girolamo Fracastoro (1478-1553), como el primero en declarar sangre de las víctimas de peste bubónica. Las ideas de Kircher
que las e nfe rme dade s e spe cíficas, re sultaban dire ctame nte consiguie ron amplio apoyo e n otras publicacione s y fue ron
de contagios específicos. Su obra De Contagione, aparecida en aceptadas por médicos tan renombrados como William Harvey.

Siglo XVII

1546
Girolamo Fracastoro
Presenta la primera teoría general de 1557 1658
las enfermedades epidémicas, Girolamo Cadano Kircher
resultado de contagios específicos La enfermedad producida de animales Declaró que existen verdaderos
(Contagium vivium) minúsculos capaces de reproducirse. gérmenes latentes.

1726 1800
Boile Pierre-Francois, Bretonneau;
Realizó demostraciones microscópicas Jacob Henle.
públicas de animalícuos, causantes Contribuyen al desarrollo del
de enfermedades específicas. contagio vivo.

Siglo XVIII Siglo XIX

Explicación alternativa del origen de 1851 1853


las epidemias denominada Teoría John Grove John Grove
Miasmática (aire de mala calidad) En el resumen de su artículo publicado Declara que los agentes de enferme-
en la revista Lancet, declara el indicio dades transmisibles dependen de
de la existencia de un germen. alguna forma de vida celular.

Esquema 1. Línea de tiempo. Elaboración propia.

55
Unidad 1: Epidemiología y población

En los primeros años del siglo xviiI, se desarrolló una expli-


cación alte rnativa de l orige n de las e pide mias, de nominada
“te oría miasmática”. Esta idea tiene como fundamento el aire
de “mala calidad”, situación que no se de finió con e xactitud,
pe ro que suponía de be rse a la de scomposición de la mate ria
orgánica, y las personas que respiraban este aire se enfermaban
(malaria significa aire malo). Algunos historiadore s han consi-
derado que la aceptación de esta teoría, condujo al abandono
de la idea del contagio vivo. Sin embargo, esta idea todavía se
conservaba muy activa durante el siglo xviii, siendo Plenciz su
principal impulsor, quien apoyaba que las enfermedades tenían
un periodo de incubación. Por otra parte, también la práctica
extendida de la inoculación antivariólica reforzaba la idea.
Poste rior a la e pide mia de Pe ste de 1720, Corte y muchos
otros italianos, adoptaron la doctrina de l contagio vivo, que
parecía ser la única explicación científica consistente acerca de
esta epidemia, y en 1726, Boile ofreció en París “demostraciones
microscópicas públicas” de “animalículos”, que causaban
e nfe rme dade s e spe cíficas. De spués de 1800, e l médico fran-
cés Pie rre -François Bre tonne au y e l anatomista ale mán Ja-
cob Henle, contribuyeron al desarrollo del contagio vivo. Bassi
comprobó por experimentación cuidadosa, que la enfermedad
muscardina en los gusanos de seda, podía producirse por pe -
que ños organismos que cre cían de ntro de l huéspe d, y Bassi
descubrió que el organismo era un hongo.
En 1851, la revista Lancet publicó un resumen del artículo
de John Grove , e n cual de claraba: “Si e xaminamos una e pi-
demia o enfermedad infecciosa, sea de plantas, de animales o
del hombre, encontramos que la esencia de la afección es algo
que tiene el poder de reproducir su propia especie.” Para Grove
esta facultad de reproducción era el indicio de la existencia de
un germen, y en 1853 declaró: “Se tiene visto que donde quiera
que se han demostrado, los agentes de enfermedades trans-
misibles, uniformemente dependen de alguna forma de vida
celular.”

56
Unidad 1: Epidemiología y población

Estadística y biometría.
La Re volución France sa, tuvo una influe ncia de gran alcance
sobre la epidemiología: estimuló el interés por la salud pública
y la medicina preventiva, facilitando el desarrollo del enfoque
e pide miológico de la e nfe rme dad y, ade más, pe rmitió que
algunos individuos de las clases bajas, asumieran posiciones
dirigentes en el campo de la medicina. Entre éstos figura Pierre
Charle s-Ale xandre Louis, uno de los prime ros e pide miólogos
mode rnos. Louis condujo varios e studios de obse rvación, e n
e l más famoso, de mostró que la sangría no e ra e ficaz e n e l
tratamie nto de las e nfe rme dade s, ayudando así a re ve rtir la Figura 1. Pierre Charles Alexandre Louis (1787-1872). Collection BIU Santé
tendencia hacia el uso creciente de este método en la práctica Médecine.
médica. En 1836 hizo e l siguie nte come ntario e n re lación a la
herencia de la tisis: Su reconocimiento como médico y profesor tuvo alcances
inte rnacionale s; dos de sus alumnos William Augustus Guy
“Para determinar satisfactoriamente la y William Farr, tuvieron mucho que ver con el de sarrollo de la
epidemiología. Augustos fue uno de los pioneros del desarrollo
cuestión, sería necesario tener tablas de de la salud pública en Inglaterra; Farr por otro lado organizó el
primer sistema moderno de estadísticas vitales. Francis Galton
mortalidad, para comparar un número consultaba con frecuencia a Farr, de quien reconocía haberle
e stimulado su propio inte rés por la biome tría. Todos e llos
de personas nacidas de padres tísicos con pertenecieron a la Sociedad Estadística de Londres, con una
influencia clara de Louis:
otras que están en condiciones opuestas”
“La estadística también nos ha propor-
(Lilienfeld y Lilienfeld, 1983, p. 28).

cionado un medio nuevo y poderoso para


Aunque Louis no fue el primero en utilizar métodos estadís-
ticos en medicina, se le reconoce como el pionero en destacar poner a prueba las verdades médicas, y
la importancia del Método Estadístico en las ciencias médicas.
mediante los trabajos del preciso Louis,

hemos aprendido cómo puede ser utili-

zada apropiadamente para entender lo

relativo a las enfermedades epidémicas”

(Lilienfeld y Lilienfeld, 1983, p. 28).

57
Unidad 1: Epidemiología y población

En 1850 surgió la Sociedad Epidemiológica de Londres, con demiológicas más elaboradas, como se verá más adelante. En
e l propósito inicial de de te rminar la e tiología de l cóle ra, de s- Inglaterra, las ideas de Louis fueron transmitidas por sus estu-
pués sus actividades se expandieron rápidamente. Uno de los diante s a Francis Galton, quie n más tarde ide ó e l “coe ficie nte
miembros fundadores John Snow, realizó una serie de estudios de correlación”. A su vez, Galton fue colega cercano de Karl
sobre el cólera, que hoy se consideran clásicos. Snow era bien Pe arson, de scubridor de la “chi cuadrada” y uno de los fun-
conocido por haber administrado cloroformo a la reina Victoria dadores de la Escuela Británica de Biometría. Posteriormente
durante sus partos, y por haber investigado la distribución del Pearson dirigió el laboratorio de Eugenesia de Galton y atrajo a
cólera en Londres entre 1848 y 1854, además de analizar la Major Greenwood, a Undy Yule y a Raymond Pearl como alumnos.
información relativa a las epidemias que ocurrían a bordo de Gre e nwood lle gó a se r un importante e pide miólogo inglés a
embarcaciones. principios del siglo xx; Yule uno de los dirigentes estadísticos en
Los trabajos de Louis tuvieron influencia en otros médicos Inglaterra; y Pearl llegó a enseñar estadística en la Universidad
europeos, Skoda, internista de la escuela de medicina de Viena, de Johns Hopkins. Uno de los alumnos de Greenwood, fue Austin
utilizó y e nse ñó e l método numérico de Louis. Un e studiante Bradford Hill, quie n abrió e l camino para la aplicación de los
de Skoda, Semmelweis, condujo una de las investigaciones epi- métodos epidemiológicos a las enfermedades no infecciosas.

Estudiantes europeos de Louis

Pierre Charles Alexandre Louis (1787-1872)

William A. Guy Jhon Simon William Farr William Budd Joseph Skoda
(1800-1885) (1816-1904) (1807-1883) (1811-1880) (1805-1881)
Funcionario Médico Fiebre tifoidea
de Sanidad y cólera Ignaz P. Semmelweis
en Lóndres (1848) (1818-1865)
Fiebre puerperal (1848)
Real Sociedad de estadística (1834)

Arthur Newsholme Francis Galton


(1857-1943) (1822-1911)

Karl Pearson
(1857-1936)

Raymond Pearl Major Greenwood G. Uday Yule


(1879-1940) (1880-1949) (1871-1951)

A. Bradford Hill
(1897- )

Esquema 2. Estudiantes Europeos de Louis. Con información de Lilienfeld y Lilienfeld (1983, p. 27).

58
Unidad 1: Epidemiología y población

Epidemia de cólera de 1854.


Utilizando los registros de las defunciones por cólera ocurridas bida” invisible al ojo humano, la cual debía actuar a nivel de los
e ntre 1848 y 1849, John Snow pe rcibió que los distritos de la inte stinos, produciendo un síndrome diarreico agudo con de s-
zona sur de Londres concentraban la mayor cantidad de casos hidratación se vera. Esta “materia mórbida” había de repro-
e n términos absolutos y daban cue nta de una alta tasa de ducirse y eliminarse a través de las deposiciones, las cuales,
mortalidad, muy superior a la del resto de la ciudad (8.0 y 2.4 finalme nte , te rminaban e n aguas de l Táme sis. La ge nte , al
defunciones por 1.000 habitantes, respectivamente). beber el agua contaminada extraída del río, ingería la “materia
mórbida”, cerrando así un círculo de contagio. Snow publicó su
hipótesis en un artículo titulado “On the Mode of Communication
of Cholera” en 1849, sin embargo, su teoría no tuvo aceptación
entre sus colegas, por el contrario, fue duramente criticado en
diversas oportunidades. La comunidad médica mantenía firme
sus cre e ncias, e spe cialme nte la re lacionada con la te oría
miasmática.
No obstante, Snow se concentró en las áreas donde el cólera
tenía una frecuencia bastante alta, lugares que eran abaste-
cidos de agua por las Compañías Lambeth y Southwark. Ambas
e mpre sas obte nían e l agua de l río Táme sis e n un punto muy
contaminado con de scargas cloacale s. En 1853, la Compañía
Lambeth mudó su sitio de abastecimiento a una parte menos
contaminada del río y coincidió con un nuevo brote de cólera;
ambas compañías servían una zona que incluía dos tercios de
la población residente en Londres, y en donde las respectivas
tuberías de distribución se entrecruzaban de tal modo, que en
una misma calle unas casas recibían agua de una compañía y
otras casas de la otra compañía. Snow indagó el número total
de casas que recibían agua de cada compañía y calculó tasas
John Snow (1813 – 1858) Collection BIU Santé Médecine de mortalidad por cólera y por cada 10,000 casas durante las
primeras siete semanas de la epidemia, las que luego comparó
De igual forma, obse rvó que los habitante s de la zona sur de con las correspondientes al resto de Londres, para lo cual uti-
Londres obtenían agua para beber río abajo del Támesis, lugar lizó los datos que le proporcionó William Farr. Sus re sultados
donde las aguas estaban altamente contaminadas, a diferencia fueron incuestionables y claros: la mortalidad correspondiente
de los habitantes de las demás zonas de Londres, quienes la ob- a las casas que re cibían agua de la Compañía Southwark, era
tenían de sectores menos contaminados aguas arriba del mis- de ocho a nueve veces mayor que las casas abastecidas por la
mo o de sus afluentes. Con estos antecedentes en mente, Snow Compañía Lambeth, como se observa en la siguiente tabla:
postuló e n 1849 una innovadora hipóte sis, afirmando que e l Muertes por cólera por 10,000 casas, según fuente de agua
cólera se transmitía mediante la ingestión de una “materia mór- de bebida. Londres, 1854

59
Unidad 1: Epidemiología y población

Muertes 73 de 83 casos e ra la bomba de Broad Stre e t y que 61 de 83


Muertes
Fuente de agua de Número por cada
por difuntos bebían de sus aguas contaminadas en forma constante
bebida de casas 10,000
cólera
casas u ocasional. Entusiasmado por los hallazgos de su inve stiga-

Compañía Southwark 40,046 1,263 315 ción, presentó los resultados ante la autoridad sanitaria local,
la cual decidió inhabilitar la bomba de Broad Street mediante
Compañía Lambeth 26,107 98 37 la re moción de su palanca. La inhabilitación de la bomba de
Resto de Londres 256,423 1,422 59 agua fue una medida altamente impopular entre los habitantes
del sector, quienes no comprendían el sentido de la misma. Si
Muertes por cólera. Con información de Cerda, J. y Valdivia, G., 2007, p. 332. la incidencia de casos de cólera disminuía, su te oría que daría
finalmente demostrada.
A principios de se ptie mbre de 1854, un pe que ño se ctor Su rigor como inve stigador le hizo darse cue nta que aún
de Londres llamado Golden Square fue escenario de un brote faltaban algunas piezas para completar este verdadero rompe-
e pidémico de cóle ra de inusual inte nsidad, costando la vida cabezas epidemiológico. En su planteamiento, no comprendía
a cerca de 500 personas en tan sólo 10 días. Como vecino del la ausencia de muertes entre los trabajadores de Lion Brewery
áre a, Snow sabía que la mayoría de los re side nte s de l se ctor –una cerve cería ale daña a la bomba de agua–, al igual que el
extraían el agua a partir de una bomba de uso público ubicada e scaso núme ro de de funcione s ocurrido e n una hospe de ría
en Broad Street. Fiel a su hipótesis inicial, Snow planteó que el para gente pobre, también cercana a la fuente y en la que sola-
se ve ro brote de cóle ra e n Golde n Square se de bía a la inge s- mente fallecieron cinco de sus 500 huéspedes. Snow averiguó
tión de aguas contaminadas provenientes de esta bomba y, se que los trabajadores de la cervecería, temerosos de beber del
propuso firmemente demostrarlo. Para ello, tomó muestras de agua de la bomba, únicamente bebían cerveza. De igual forma,
agua de la bomba de Broad Stre e t y de otras cuatro bombas la hospedería contaba con un arroyo privado para el suministro
aledañas, comparando su aspecto macroscópico y microscópico. de agua potable, no necesitando del agua de la bomba. Final-
Encontró que el agua de la bomba de Broad Street tenía un as- mente, Snow logró recabar antecedentes de algunas personas
pecto más claro que las demás, sin embargo, vecinos del sector que abandonaron el sector al inicio de la epidemia y que pos-
le informaron que el día anterior, sus aguas habían presentado teriormente fallecieron en otros puntos de la ciudad de cólera,
un mal olor. Intrigado, registró los nombres y direcciones de 83 demostrando que habían bebido agua extraída de la bomba de
pe rsonas falle cidas e n e l áre a a causa de l cóle ra, basándose Broad Street días antes de morir. Todas las piezas del rompe -
en sus certificados de defunción y visitó algunas de sus casas, cabezas estaban en su lugar. Para ilustrar sus hallazgos, Snow
pre guntando a sus moradore s por la prove nie ncia de l agua confe ccionó un mapa de l se ctor, e n e l cual marcó los puntos
que habían bebido. Prontamente, confirmó que la mayoría de corre spondie nte s a las de funcione s por cóle ra y las distintas
los moradores se abastecían de agua extraída de la bomba de bombas de agua potable existentes, demostrando gráficamente
Broad Stre e t. Calculó la distancia e ntre la re side ncia de cada la relación espacial entre las muertes por cólera y la bomba de
difunto y la bomba de agua más cercana, observando que en Broad Street.

60
Unidad 1: Epidemiología y población

Fuente: Cerda, J. y Valdivia, G., 2007, p. 333

Mapa confeccionado por John Snow de las muertes por có- distancia de la fuente de agua de la bomba, existiendo filtra-
le ra ocurridas e n e l áre a de Broad Stre e t. La bomba de agua cione s e ntre ambos cursos de agua. Las de nuncias de mal
(pump) se ubica e n la inte rse cción de Broad y Cambridge olor del agua emitidas por los vecinos tenían ahora una ex-
Street. Las barras negras corresponden a muertes. Se observan plicación lógica.
también la cervecería (Brewery) y la hospedería (Work House). Para conoce r más sobre e l brote de cóle ra de 1854 re visa
Finalmente, el estudio de la bomba in situ demostró que 20 el siguiente video: http://www.dailymotion.com/video/xxc8wa
pies bajo tierra, una tubería de alcantarillado pasaba a escasa

61
Unidad 1: Epidemiología y población

Incremento poblacional.
En el último tercio del siglo xviii y principios del xix se produce
una auténtica e xplosión de mográfica. Ce ntrándonos sólo e n
Europa, se pasa de 195 millones de habitantes en 1800 a 422 mi-
llones en 1900, lo que suponía el 25% de la población mundial.

El crecimiento de la población mundial (1770-1900)

Regiones (en millones) 1700 1800 1900

Asia 436 646 902

Europa 125 195 422

África 106 101 118

América 12 24 165
Oceanía 3 2 6
Total 682 968 1613

Crecimiento de la población mundial. Con información de: Population et socié- Thomas Robert Malthus (1766 – 1834). Collection BIU Santé Médecine

té, no. 394, octubre de 2003.

Esto e xplica la postura adoptada por e l inglés Thomas


Rusia pasa de 40 a 100 millones; Inglaterra, de 16 a 41; Ale- Robert Malthus en su “Ensayo sobre el principio de la pobla-
mania, de 23 a 56; Italia, de 18 a 32. No se conocen con certeza ción” de 1798, donde e xponía su pre ocupación por el proble -
las causas de este desarrollo ni la naturaleza y el ritmo de des- ma. Malthus afirmaba que la capacidad de cre cimie nto de la
ce nso de las tasas de mortalidad. Muchos historiadore s han población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra
querido establecer una relación entre este fenómeno y una me- para producir alimentos para el hombre. La población, si no en-
jora en la calidad y cantidad de la alimentación, debida a una cuentra obstáculos, aumenta en progresión geométrica, mientras
mayor producción agrícola, pero lo cierto es que no se dispone que los alimentos aumentan en progresión aritmética. Esto le
de una explicación clara. lleva a decir que la dificultad de la subsistencia ejerce sobre la
Uno de los problemas que ya se planteaba a fines del siglo fue rza de cre cimie nto de la población una fue rte y constante
xviii consistía en cómo alimentar a esta población creciente, re- presión restrictiva. Esta dificultad afectará cruelmente a un amplio
curriéndose a la roturación de nuevas tierras, a la aplicación de sector de la humanidad.
nuevos métodos de cultivo y a la ampliación de estos. Pero lo
cierto era que la producción agraria, aunque mejoró, aún no era
suficiente para alimentar a la creciente población.

62
Unidad 1: Epidemiología y población

Se han dado otras explicaciones del crecimiento demográfico,


como el retroceso de las enfermedades epidémicas, lo cual es
cierto en el caso de la peste y la viruela, pero también es cierto
que otras enfermedades como el cólera, el tifus y la difteria per-
vivían aún con virulencia a fines del siglo.

Fuente: Population et société, no. 394, octubre de 2003.

Como e n un principio nadie había pre visto e l de sarrollo


Fuente: Population et société, no. 394, octubre de 2003. urbano ni la afluencia de emigrantes, las ciudades fueron cre -
cie ndo e n me dio de l de sorde n. Los obre ros se hacinaban e n
Un fe nóme no de mográfico a te ne r e n cue nta fue e l  cre - inmundas casas de vecindad y en sótanos de viejos barrios, o
cimiento urbano. Este fue muy lento a lo largo del siglo xviii y en zonas aledañas a las ciudades. Los barrios residenciales, los
durante la primera mitad del xix, pero a partir de 1870 se pro- ce ntros administrativos y políticos ape nas te nían que ve r con
dujo una aceleración en el éxodo rural y en el desarrollo de las los barrios fabriles y obreros, siendo en estos últimos donde se
ciudade s. La industria, conce ntrada e n las ciudade s, re clama incrementaba la enfermedad y la muerte. No obstante, desde
una mano de obra abundante; los artesanos rurales no pueden la segunda mitad del siglo xix, el emple o masivo del ladrillo y
re sistir la compe te ncia de las fábricas y se constituye n e n los piedra en la construcción, las primeras leyes que regulaban la
primeros emigrantes. Más tarde, la revolución agrícola permite, construcción de edificios, el suministro de agua potable, la eli-
al introducir máquinas en el trabajo de la tierra, reducir el nú- minación de las aguas residuales, la limpieza de las calles y el
me ro de los campe sinos, cuyos e xce de nte s pasan a e ngrosar emple o de tuberías de hierro, junto a los avance s de la me di-
las masas de obreros industriales urbanos. cina ya señalados, incidieron claramente en el retroceso de la
mortalidad.

63
Unidad 1: Epidemiología y población

Conclusión
La población mundial se incrementó de manera notable durante el siglo XIX, principalmente por la baja
en la mortalidad, relacionada con las condiciones epidemiológicas de las ciudades. Hombres como John
Snow y su investigación realizada sobre el brote de cólera ocurrido alrededor de la bomba de Broad
Street, así como sus apreciaciones de otras características de las epidemias de cólera, le permitieron
inferir que existía un “veneno colérico” transmitido por el agua contaminada. Esta notable realización del
doctor Snow, se basó en la organización lógica de sus observaciones, su reconocimiento de que se
trataba de un experimento natural y su enfoque cuantitativo, al analizar la frecuencia de una enfermedad
en una población humana. La influencia de su trabajo fue más extensa de lo que se ha reconocido. El
informe dio origen a disposiciones que ordenaban a todas las compañías abastecedoras de Londres, que
debían ofrecer agua filtrada a partir de 1857, y recordemos que será hasta 1883, cuando Robert Koch
identificará el vibrión colérico.

Bibliografía:
Cerda, j . & Valdivia, g. (2007). John Snow, la epidemia de cólera y el nacimiento de la epidemiología moderna. Rev. Chil. Infect. 24
(4): 331-334.

Hollingsworth, t. (1983). Demografía histórica. Cómo utilizar las fuentes de la historia para construirla. México: Fondo de Cul-
tura Económica.

Lilienfeld & Lilienfeld (1983). Fundamentos de Epidemiología. México: Fondo Educativo Interamericano, versión española
de Carlos Luis González.

MacMahon, b. & Thomas, f . (1984) Principios y métodos de Epidemiología. México: La Prensa Médica Mexicana, segunda edición.

Viesca c. (2011). Medicina Mexicana, dos siglos de historia, 1810-2010. México: Bayer.

64
Unidad 7:

Viruela
y
vacunación
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Unidad 2: Viruela y vacunación

Objetivo
Describir la viruela humana, los daños que causó y la manera de prevenirla, así como conocer la
travesía de la Real Expedición Filantrópica de la vacuna. Iniciaremos con una descripción de la
viruela y de sus manifestaciones clínicas, para continuar con el procedimiento denominado
variolización, que precedió al descubrimiento de la vacunación. Finalizamos con la Real
Expedición Filantrópica de la vacuna, el esfuerzo de la corona española por traer al continente
americano la vacuna.

Introducción
Durante siglos la palabra “viruela” causó terror en el mundo civilizado, en el que provocó la
muerte de cientos de millones de personas. Fue por lo que la noticia de su eliminación del globo
terráqueo dada por la Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 1980, resultó espectacular. Se
convertía así en la primera enfermedad totalmente vencida por el hombre y la vigilancia ulterior a
la erradicación serviría para dar al mundo la certeza de que estaba libre de la viruela. Este hecho
que constituye en sí un logro admirable, tuvo además, amplias consecuencias para la política
sanitaria por cuanto demostró los poderosos efectos que se pueden lograr, desde los programas
de prevención aplicados a la comunidad y su movilización para realizar acciones de este tipo,
hasta la importancia de fijar metas mensurables y de vigilar la incidencia de la enfermedad,
destacando las notables ventajas de los programas de vacunación en lo que atañe a la relación
entre costo y beneficios. Pero fue necesario realizar un enorme esfuerzo internacional bajo la
tutela de la Organización Mundial de la Salud, para que se cumpliera la predicción de Edward
Jenner: “La aniquilación de la viruela, -el más terrible azote de la especie humana- ha de ser el
resultado final de esta práctica”. La práctica a la que se refería, era el principio de la vacunación
que él había descubierto en Inglaterra.

66
Unidad 2: Viruela y vacunación

La espantosa viruela Variolización.


humana Para los ingle se s de l siglo xviii la virue la e ra común y la con-
side raban una e nfe rme dad de la infancia, pue s de cada tre s
Esta e nfe rme dad e s causada por un virus de la e spe cie Or- niños ingleses, uno moría a causa de ella antes de cumplir los
thopoxvirus, en general estos virus producen en la piel lesiones tres años. Otros quedaban ciegos y la mayoría con cicatrices de
caracte rísticas, las que e n alguna e tapa de su e volución se viruela para toda la vida; pero los que sobrevivían quedaban in-
constituyen en pústulas y de ahí se deriva su nombre. Presenta munes a la viruela para siempre.
dos varie dade s clínico-e pide miológicas: la variola minor, con
e rupción caracte rística, pe ro con una re acción ge ne ralizada
menos grave con una letalidad del 1% o menos y la variola major
o viruela clásica que eleva su letalidad en no vacunados del 15
al 40%. En ambas, su comie nzo e ra de scrito como re pe ntino,
con fiebre, malestar general, cefalalgia, dorsalgia intensa, pos-
tración y a veces dolor abdominal. Después de un lapso de dos
a cuatro días, la temperatura bajaba y aparecía una erupción, la
que pasaba sucesivamente por las fases de mácula, pápula, ve-
sícula, pústula y finalmente costra, que se desprendían al final de
la tercera o cuarta semana; las lesiones aparecían inicialmente
en la cara y más tarde en el tronco y las extremidades.

Reacciones cutáneas en el lugar de la vacunación. Fuente: Schott H., 2003, p. 245.

En 1713 y 1714 dos médicos griegos, Emanuele Timoni y


Jacobo Pylarini, escribieron respectivamente desde Constanti-
nopla y Esmirna, a la Real Sociedad de Londres, para informar
sobre la práctica de la variolización; el método turco consistía
en hacer una pequeña herida en el brazo, introducir en ella algunas
gotas de pus de viruela y atar una cáscara de nuez alrededor de
la zona infectada. Esto producía un verdadero caso de viruela,
tan contagioso como cualquier otro, pero tan leve como para
que el 98% de los inoculados se restableciera. Ésta práctica no
se aceptó sino hasta 1719, cuando la esposa del embajador
Virus de la viruela, coloreado artificialmente y aumentado 19,815 veces. Fuente: británico en Constantinopla, lady Mary Wortley Montagu, re-
Gary N. (2007), p. 363. gresó a Inglaterra y trató de convencer a sus familiares y amigos
sobre las bondades del procedimiento, ya que ella había inocu-
lado a su hijo de 6 años.

67
Unidad 2: Viruela y vacunación

En 1721 se desató en Londres una nueva epidemia de viruela De spués de una ocupación ane cdótica como “de ntista”,
y lady Mary pidió y convenció a su médico que inoculara a su Hunter trató de fundar el saber quirúrgico sobre los resultados
hija de 3 años, propiciando con esto una campaña de difusión, de la investigación biológica y la patología experimental. En su
que despertó el interés del médico real, sir Hans Sloane, quien ensayo: “Obra de manos” describe el shock, la flebitis, la piemia
inició sus experimentos con seis condenados a muerte y con la y la invaginación inte stinal, convirtiéndose e n la e xpre sión de
licencia del Rey Jorge I. El experimento se realizó el 9 de agosto una ve rdade ra “patología quirúrgica”. Para Hunte r, e l cirujano
con e xce le nte s re sultados, pue s cinco de los inoculados sólo no podía se r re alme nte e ficaz sin un conocimie nto suficie nte
desarrollaron unas cuantas pústulas y el que no las desarrolló de las causas y los mecanismos de la enfermedad, por lo que
fue porque había enfermado de viruela un año antes. Después la fisiología era tan importante como la anatomía, dado que la
de este experimento, que tuvo mucha difusión por la prensa, se estructura anatómica no podía ser otra cosa que, la expresión
realizó otro más en cinco huérfanos con los mismos resultados estática de la actividad funcional.
favorables. A partir de abril de 1722 esta práctica se introdujo
en la corte extendiéndose más tarde, a todo el país. La adopción
ge ne ral de l duro proce dimie nto, re fle jó clarame nte e l horror
que la población tenía por tan terrible enfermedad.

Vacunación.
Edward Jenner nació el 17 de mayo de 1749 en Berkeley, Inglaterra
y tras un periodo de formación como cirujano, estudió medicina
en Londres viviendo como discípulo en la casa de John Hunter,
uno de los cirujanos de más prestigio en su época.

Edward Jenner (1749-1823). Collection BIU Santé Médecine

Je nne r, por otra parte , había pe nsado muchas ve ce s e n


aquellas historias populares durante sus días de estudiante: los
campesinos de algunos distritos rurales ingleses sabían que la
viruela del ganado vacuno, producía una erupción en las ubres
de las vacas, misma que podían contagiar a los sirvientes encar-
gados de ordeñarlas. Se trataba de un padecimiento leve que
se manifestaba como una erupción puntiforme en las manos y
brazos, casi no había síntomas generales y los elementos erup-
tivos secaban pronto y desaparecían. Pero, además sabían que
cuando ocurría una epidemia de viruela humana, estos sirvientes
no e nfe rmaban o lo hacían e n raras ocasione s, y e sto lo co-
mentó con su maestro Hunter, quien lo animó a profundizar en
John Hunter (1728-1793). Collection BIU Santé Médecine el asunto, pero de una manera científica: “No pienses, ensaya;
sé paciente y exacto”.

68
Unidad 2: Viruela y vacunación

En 1775, Jenner empezó a ejercer su profesión y a reunir in-


formación estadística de todos los casos de viruela que pudo
encontrar, inve stigando la pre sencia o ausencia de un ataque
de viruela en el pasado del enfermo, para tratar de comprobar
qué había de cierto en e sas historias que no aceptaba la me -
dicina de su época. Turne r afirma que Je nne r había que dado
impre sionado por la obse rvación de una orde ñadora que le
había dicho: “Yo no puedo enfermarme de viruela porque ya
tuve pústulas en las manos”. Cuando Jenner anunció su descu-
brimiento, éste fue acogido con indiferencia y puesto en duda
por los médicos londinenses pues, ¿qué podían tener de interés
los descubrimientos de un médico rural?, sobre todo, si estos se
basaban en supersticiones de ignorantes campesinos y sus mu-
jeres; además le faltaba la prueba concluyente, esto es, inocular
el virus de la viruela humana -smallpox- a un individuo previa-
mente contagiado con viruela de la vaca “cowpox”.

Este último punto e ra una obje ción pe rtine nte y aunque


de sale ntado, Je nne r re gre só para iniciar sus clásicos e xpe ri-
mentos en los que verificó que la variolización no produce las
reacciones cutáneas habituales, si el individuo ha pasado antes
por la viruela vacuna. El pensamiento de Jenner giraba en torno
a que la viruela era una cosa, la variolización una segunda cosa
y la e nfe rme dad de las orde ñadoras una te rce ra cosa similar.
Convencido de estar en el camino correcto, tropezó con la di-
ficultad de que durante algunos años no se presentaron casos
de viruela humana ni vacuna. No fue sino hasta 1796 cuando se
Mano de la ordeñadora Sarah Nelmes, que tuvo contacto con la viruela de las le presentó la gran oportunidad de realizar un experimento con
vacas, llamada “cowpox”. Collection BIU Santé Médecine un sujeto, y lo describió de la siguiente forma:

69
Unidad 2: Viruela y vacunación

“Para observar mejor cómo evolucionaba la infección, inoculé la viruela

vacuna a un niño sano de ocho años. La vacuna procedía de una pústula

del brazo de una ordeñadora, a quien había contagiado la vaca de su

señor. El 14 de mayo de 1796 se la inyecté al niño a través de dos cortes

superficiales en el brazo, cada uno de los cuales tenía la anchura de un

pulgar. El séptimo día se quejó de pesadez en el hombro; el noveno, perdió

el apetito, tuvo algo de frío y un ligero dolor de cabeza; durante todo el día

se encontró enfermo y pasó la noche inquieto, pero al día siguiente volvió

a encontrarse bien. La zona de los cortes evolucionaba hacia la fase de

supuración, ofreciendo exactamente el mismo aspecto que adquiere la

materia virulosa [...] Para cerciorarme de que el niño, levemente infectado

por la viruela vacuna, había quedado realmente inmunizado contra la

viruela humana, el 1 de julio le inyecté materia virulosa que había extraído

con anterioridad de una pústula humana. Se la apliqué profusamente

mediante varios cortes y punturas, pero no dio lugar a ningún ataque de

viruela. En los brazos aparecieron los mismos síntomas que provocan las

sustancias virulosas en los niños que han sufrido variola o viruela vacuna.

Al cabo de algunos meses, le volví a inocular materia virulosa, que en

esta ocasión no produjo ningún efecto visible en el cuerpo.”


Schott H., 2003, p. 244.

70
Unidad 2: Viruela y vacunación

Jenner mostró así con claridad, las ventajas de la vacuna-


ción -inoculación con virue la vacuna- fre nte a la variolización Portada del libro de Eduard Jenner, sobre el descubrimiento de la vacuna.

e n su e nsayo: An Inquiry into the Cause and Effects of the Va- Collection BIU Santé Médecine

riolae Vaccinae. A Disease Discovered in the Western Counties


of England, en el que remarcaba que la protección con viruela Fue un comienzo muy complicado para la vacunación, con
vacuna no daba lugar a pústulas ni cicatrices que desfigurasen la duda de si el método era bueno o no, sin embargo, la nueva
la cara, no podía causar la muerte y los vacunados no represen- práctica se extendió por toda Europa y de ahí a todo el mundo.
taban ninguna fuente de contagio. Publicado su libro en 1798 Por iniciativa de muchos hombres, se convirtió en una acción
fue llevado a Londres, pero aún con esos resultados completos preventiva masiva, médica y administrativa, que podemos con-
y convince nte s, su de scubrimie nto fue nue vame nte re cibido siderar como una verdadera cruzada. Los médicos Waterhouse,
con incredulidad. Ni siquiera el gran cirujano John Hunter hu- Woodville, Walker, Marshall, Gahn, Stromeyer, Lyndstrom, Odier,
bie se podido ayudarle , pue s éste había falle cido e n 1793. Sin Short y De Carro son sólo algunos de aquellos pioneros que ini-
embargo, la mente abierta de otro cirujano del hospital de Saint ciaron la práctica de la vacunación, pero fue España la nación
Thomas, He nry Cline , confirmó los re sultados de Je nne r y que la respaldó más en Europa, y organizó la Real Expedición
gracias al prestigio de este cirujano, el reconocimiento se le de la Vacuna, para lle varla al nue vo contine nte de manos de l
dio de inmediato. cirujano Balmis.

71
Unidad 2: Viruela y vacunación

El prestigio de Francisco Xavier Balmis como vacunador, el


La Real Expedición renombre que le dio la traducción del libro de Moreau de la Sarthe
y e l he cho de habe r e stado ante riorme nte e n nue va España,
filantrópica de la vacuna. fueron decisivos para que fuese nombrado jefe de la expedición
y propusiera el programa detallado de la misma.
El doctor Flores, originario de ciudad Real de Chiapas, era Médico Fue así como el cirujano Balmis partió en la corbeta María
de Cámara del rey, catedrático de medicina en la Universidad Pita como director de la expedición el 30 de noviembre de 1803
de San Carlos de Guatemala y Protomédico de la misma ciudad. y lo acompañaron: José Salvany y Lleopart como vicedirector;
Como contestación al Rey Carlos IV y con fecha 28 de febrero de Ramón Fernández de Ochoa, Manuel Julián Grajales y Antonio
1803, el doctor Flores describió los estragos que hacía la viruela Gutiérrez Robledo como ayudantes; Francisco Pastor y Balmis y
en América y recomendó ampliamente la inoculación de la va- Rafael Lozano Pérez como practicantes; Basilio Bolaños, Ángel
cuna, que no se había efectuado en Guatemala por no haberse Crespo, Pedro Ortega y Antonio Pastor como enfermeros y final-
encontrado viruelas de vacas y porque el pus vacunal que había mente Isabel de Cendala y Gómez, rectora de la Casa Expósito
llegado de La Habana y Veracruz entre dos cristales, ya no tenía de la Coruña. Llevaban además uniformes, termómetros y ba-
“virtud”. El mismo doctor Flores también presentó un proyecto rómetros, dos mil cristales para extensiones del pus, máquinas
de expedición vacunal al Consejo de Indias que posteriormente neumáticas, un botiquín bien surtido, franquicia postal y 22 niños
fue enviado al Rey. de la Casa Expósito cuyas e dade s oscilaban e ntre los ocho y
Se gún su opinión, proponía que salie ran de Cádiz dos diez años. Balmis también llevaba 500 ejemplares del tratado
barcos lige ros con vacas inoculadas de cow-pox, jóve ne s que de More au de la Sarthe , para se r re partidos e n las ciudade s
fueran inoculados de brazo a brazo durante el trayecto y linfa de tránsito.
vacunal e ntre cristale s. Ace ptada e n principio la e xpe dición,
quedaban dos asuntos por resolver: ¿cómo se costearía la ex-
pedición? y ¿quién estaría al frente de la misma? Para resolver el
primer problema el Gobernador del Consejo de Indias, Marqués
de Bajamar, propuso que todos los gastos se cubrieran con fondos
de la Real Hacienda, argumentando que el costo de la expedi-
ción no se podía e quiparar con las utilidade s que ge ne rarían
tantos vasallos útiles sin el azote de las viruelas.

Tratado de Moreau de la Sarthe, traducido por Francisco Xavier de Balmis

al castellano. Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes www.cervan-

Francisco Xavier de Balmis (1753-1820). Fuente: Viesca C. (2011), p. 3. tesvirtual.com

72
Unidad 2: Viruela y vacunación

Los primeros días de enero llegaron a las Islas Canarias donde


realizaron las primeras vacunaciones y un mes después arribaron hacia Bogotá, las provincias de Santa Fe, el Perú y finalmente
a Puerto Rico en donde Balmis sufrió una decepción que habría Buenos Aires. El doctor Salvany en su viaje a Sudamérica sufrió
de re pe tirse e n casi todos los lugare s que visitó. Pue sto que muchas penalidades: su barco naufragó antes de llegar a Carta-
no era el único interesado en vacunar, muchos otros médicos, gena de Indias, perdió la vista en el ojo izquierdo a su paso por
re spondie ndo a una me zcla de curiosidad y pre sión social, el río Magdalena, padeció de una grave enfermedad durante su
habían introducido la vacuna y realizado algunas vacunaciones travesía andina y murió poco después de salir de La Paz hacia
aisladas. Sin embargo, sí correspondió a Balmis crear las Juntas Buenos Aires. Sin embargo, en tan corto tiempo realizó sólo en
Vacunale s y siste matizar e l uso de la vacunación masiva, así el Reino del Perú, más de 197,000 vacunaciones. El otro grupo
como, difundir el conocimiento del procedimiento de acuerdo a al mando de Balmis, se dirigió a Caracas donde la recepción fue
lo estipulado por los científicos de la época. Esto es, no bastaba cálida, logrando buenos resultados en poco tiempo: 12,000 va-
con saber inocular -tomar una lanceta, escarificar en el brazo, cunaciones en menos de un mes. En la Habana lo trataron con
aplicar un poco de linfa vacunal y vigilar que la reacción “pren- corte sía, aunque la vacunación ya se había iniciado e n forma
die ra”, había que conoce r cómo mante ne r e n bue n e stado la anónima por todo el Caribe. El 25 de junio Balmis desembarcó
linfa para que ésta siempre fuera efectiva. Se debían llevar re- en el puerto de Sisal, al norte de Yucatán. En Mérida capacita-
gistros exactos sobre los vacunados y su evolución; difundir sin ron, vacunaron y seleccionaron a un grupo de expedicionarios
pre juicios las bondade s de la vacuna y su inocuidad; conoce r que bajo las órde ne s de Francisco Pastor lle varía la vacuna a
y obse rvar las re accione s falsas. Ade más, de bían re solve rse Villahe rmosa, Chiapas y Guate mala. De Mérida partió Balmis
muchos proble mas administrativos tale s como: la conse rva- rumbo a Veracruz, llegando el 24 de julio al Puerto jarocho, en
ción de la linfa, el cuidado de los infantes, mantener y propagar donde para variar, también se le había adelantado la vacuna. El
la campaña con fondos insuficientes. 25 de julio de 1804 el Intendente de Veracruz comunicó al Inten-
dente de Puebla que había llegado la Real Expedición Marítima
por lo que le solicitaba que el martes 31 en el pueblo de Perote,
pusiese a las órdenes de Balmis siete coches habilitados para
seguir su camino a la ciudad de México.
Después de visitar México y Puebla, y en espera de continuar
su Expedición rumbo a Filipinas, difundió la vacunación por el
norte del virreinato: Querétaro, Celaya, Guanajuato, León, San
Juan de los Lagos, San Luis Potosí, Aguascalientes, Zacatecas,
Fresnillo, etc. Fue el 14 de enero de 1805 cuando Balmis partió
de la Nueva España por el puerto de Acapulco, para llegar a Ma-
nila el 15 de abril vacunando a 9,000 personas. De ahí partió a
Macao hasta regresar a España el 7 de septiembre de ese año.
Real Expedición de la Vacuna. Fuente: Viesca C. (2011), p. 4. Tres años duró el viaje, pero a su regreso miles de americanos
y filipinos habían quedado vacunados, no importaron los pro-
De spués de Puerto Rico, la e xpe dición llegó al continente. blemas o las penurias, ni siquiera los goces o los cálidos re ci-
En Pue rto Cabe llo y poco de spués e n Guayra, la e xpe dición bimie ntos, lo importante para Balmis fue que todo e l mundo
se dividió: una parte de ella, bajo el mando de Salvany, siguió conociera la vacuna.

73
Unidad 2: Viruela y vacunación

Conclusión
¿Cuáles fueron los alcances del descubrimiento? No cabe duda de que la vacunación se
convirtió en un nuevo paradigma para hacer frente al terrible azote de la viruela. La
vacuna reemplazó al procedimiento de la variolización y la superó tanto en efectividad
como en la producción de menos reacciones adversas. Aunque la vacunación con linfa
de la viruela de vaca no inmuniza para toda la vida, tal como hace un verdadero ataque
de la enfermedad, no existía duda alguna sobre la eficacia del procedimiento, a pesar de
cierta oposición en Inglaterra y especialmente en Francia. La rigidez del grupo científico
estuvo a punto de bloquear el descubrimiento y hubo muchos detractores que, a lo largo
del siglo XIX se manifestaron en contra y ridiculizaron el procedimiento.

Bibliografía:
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74
Unidad 8:

La epidemia de cólera
de 1833 en Puebla
y la Junta de Sanidad
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

Juntas de Sanidad.
Para compre nde r me jor e ste cambio de be mos re fe rirnos a
Thomas Sydenham, quien propuso el concepto de
“constitución”. En su teoría sobre la enfermedad, describe una
constitución indi-vidual-pe rsonal, una constitución e stacional-
climática y una constitución específica-epidémica.
Objetivo
Analizar los proce sos sociale s que pe rmitie ron e nfre ntar a
las e pide mias, me diante el estudio de la epidemia de cólera
que ocurrió en la ciudad de Puebla durante 1833.

Introducción
Durante el siglo XVIII, una gran cantidad de epidemias se
presentaron tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, fenómeno
no distinto de los siglos anteriores, pero al que se le enfrentó de
manera diferente. Si bien es cierto que, desde el punto de vista de
la medicina, el paradigma miasmático-humoral seguía vigente,
hubo cambios sociales que influyeron para enfrentar las
epidemias de manera distinta. Las grandes devastaciones de
pueblos y ciudades que impedían su crecimiento marcaron las Thomas Sydenham. Collection BIU Santé Médecine
directrices de los monarcas ilustrados para interesarse por el
control de las epidemias. Surgieron así las Juntas Locales de
La coincide ncia de constitucione s, de te rminaba e l inicio,
Sanidad, instituidas durante el tiempo que durase la epidemia,
desarrollo y gravedad de una enfermedad o de una epidemia.
terminada ésta era disuelta. Posteriormente, estas Juntas de
Bajo esta estructura, la epidemia tiene una especie de indivi-
Sanidad fueron transformadas en instituciones permanentes, más no
dualidad histórica: el matlazahuatl de 1737, la viruela de
solamente como un mero trámite administrativo, su cambio
1797, el tifo de 1813, el sarampión de 1825 o el cólera de 1833.
reflejaba el paso de una fase de atención y socorro
Cada e pide mia e ra dife re nte de las otras, aunque se tratase
humanitario, a una fase de madurez con la intención de realizar
de la misma enfermedad, de ahí la necesidad de utilizar un
acciones de salud pública. La epidemia de cólera en Puebla, no fue
método comple jo de obse rvación, e xigie ndo una mirada que
un evento local, correspondía a una pandemia mundial que había
hoy de -nominamos multidisciplinaria. No era de extrañarse
iniciado el año anterior en el viejo Continente, pero que sirvió para
pues, que las Juntas enviaran médicos para informarse en las
iniciar el carácter científico de la Epidemiología, fortalecer las
localidades cercanas sobre la aparición de la epidemia y
medidas de salud pública, y contribuir a la decadencia de la
cómo se presen-taba ésta; para cada una, se dictaban
teoría miasmática. Empezamos con las Juntas de Sanidad y
medidas específicas y se describían sus características para
seguimos con la construcción de cementerios y otras medidas
reconocerla ya que, en mu-chas localidades, principalmente
sanitarias que proponían las Juntas; continuamos con la búsqueda
las más apartadas y con ca-rencia de médicos, quedaba en
de remedios para controlar la enfermedad y finalmente
manos de los párrocos o de los curadores empíricos, hacerle
presentamos una descripción de la epidemia de cólera de 1833 en la
frente.
ciudad de Puebla.
De acuerdo a las teorías de la época, las cadenas de propa-
gación del cólera podían ser:

Miasma hombre
Objeto infectado hombre
Hombre infectado hombre
Animal infectado hombre

76 Cadenas de propagación del cólera. Fuente: Cortés R. (2010), p. 38.


Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

Construcción de
cementerios y otras
medidas.
Circuitos simples de identificar, pero muy numerosos, por lo
que fácilmente se comprende, que las autoridades dispusieran Desde que el Ayuntamiento poblano comenzó a recibir los pri-
la quema de muebles y vestidos, el desinfectar mercancías y co- meros informe s de la llegada del cólera al país en el me s de
rrespondencia, o aislar en lazaretos a los epidemiados y poner en septiembre de 1832, comenzó su preocupación por iniciar los
cuarentena las naves. Durante las epidemias, las energías y los preparativos para prevenir la llegada de la epidemia a la ciudad. En
recursos de que disponían las Juntas de Sanidad, se destinaban octubre del mismo año, la Junta Municipal de Sanidad por un
a la gestión y funcionamiento de los hospitales y los lazaretos, común de acuerdo con el Ayuntamiento, solicitaba al Gobierno
al cierre de las casas infectadas, a la creación de cementerios la impresión de una memoria acerca del cólera, para dar cono-
ex profeso para el entierro de los muertos por la epidemia, y al cimiento al público, misma que fue editada en un periódico del
pago de medicamentos autorizados para combatirla. Las Juntas Gobierno en diciembre del mismo año. Así, entre las medidas
eran responsables de dividir la ciudad en “cuarteles” (distritos), pre ve ntivas que se tomaron para la e pide mia -y principale s
y de asignar a cada uno los re spe ctivos facultativos, civile s y preocupaciones del Ayuntamiento-, fueron la construcción de
eclesiásticos; asignando la tarea de observaciones meteoroló- cementerios y la salubridad urbana.
gicas con el termómetro, hidrómetro y electrómetro, con el fin
de llevar registros sobre la variación de las estaciones, vientos
y lluvia.
También conside raban importante , e stable ce r corre spon-
dencia con las autoridade s de otras ciudade s y pueblos, para
saber de sus enferme dade s, de los alimentos, de los médicos
y de sus métodos curativos para contrarrestar la epidemia. La
visita de hospitales, obrajes, cárceles y casas de vecindad, era
necesaria para cuidar a los sanos y separar a los enfermos, vi-
gilando además que los cadáveres se sepultasen en los lugares
indicados. Otra labor de la Junta de vital importancia, fue el es-
tablecimiento de cordones sanitarios que impidieran el comercio
con un lugar infectado; para lo cual, tanto a los pobladores como
a las me rcancías se le s some tía a fumigacione s, o a guardar Frontispicio del Panteón Municipal de la ciudad de Puebla. Fuente: Contreras

cuarentena. C. (2013), p. 286.

77
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

Para la época que nos ocupa, las inconvenientes condiciones


de salud pública formaban parte de la vida cotidiana de los
habitantes de la ciudad de Puebla, eran un problema muy serio
que venía de muchos años atrás y que persistió hasta por muchos
Debido a una antigua costumbre europea, por muchos años los
años después de la epidemia:
cadáveres se venían enterrando en las Iglesias y conventos
por considerarse éstos, como lugares sagrados. Por lo que desde
“[…] y no se observa fetidez más que las
el 8 de noviembre de 1827 fue publicada una Ley sobre
estableci-miento de cementerios para el Estado de Puebla, no
que producen las tocinerías cercanas a
obstante, en 1829 se cumplió el plazo para tener ya construidos
los cemente-rios, y aún no se disponía del lugar donde se
esos puntos por la putrefacción de los
debieran emplazar, por lo que uno de los primeros pasos era
encontrar el lugar más adecuado. El tiempo límite para la
tinacos y chiqueros, los muladares que
construcción del o de los cementerios era de ocho a diez
meses a partir de que se deter-minara el lugar y no solo para la
rodean éste punto desde la Esquina de
Capital, sino también para todas las poblaciones del Estado,
pero los constantes problemas eco-nómicos de l
San Roque hasta la Esquina de las Bacas
Ayuntamie nto, provocaron que la Igle sia fue ra la que
construyera los cementerios. Con las noticias en enero de
donde se halla reventada la acequia hace
1833 sobre la llegada del cólera, se puso mayor interés por parte
del Ayuntamiento para apresurar la obra. La construcción del
tres años formando ahí su fango que pro-
cementerio de San Javier se inició el 22 de febrero de 1833, obra
que también fue suspendida debido a los conflictos políticos de
duce gases dañosos a la Salud pública
aque l e ntonce s y que ocasionaron e scase z de re cursos -pe ro
aún inconcluso-, el cementerio de San Javier fue designado por
principalmente a todos los vecinos.”
el Gobierno para realizar el entierro de todos los que murieran
Cortés R. (2010), p. 22.
por el cólera.

No cabe la menor duda, de que los representantes del Ayun-


tamiento hacían notar su preocupación por la muy lamentable
situación e n cue stión de salubridad, pe ro e l proble ma a e ste
re spe cto e ra e l que las me didas higiénicas e ran orde nadas,
pero no realizadas por lo que expresaban:

“V.E. tampoco ignora que hay muchas

(disposiciones) sobre la materia que

abrazan las presentes; pero que ninguna

se lleva a cabo”.
Antiguo Colegio de San Xavier. Fuente: Contreras C. (2013), p. 130. Cortés R. (2010), p. 22.

78
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

Al mismo tie mpo se hacía un llamado para los due ños de


vecindades, para que hicieran cómodas y saludables las piezas
que fueran de su propiedad, para los que las habitaran y

“obligándose también a que formen a

cada casa una cloaca para desahogo de


Tales medidas fueron ordenadas desde el siglo xvi, y repe-
tidas una y otra vez, pasando a formar parte de las costumbres los vecinos e inquilinos, para que a estos
cotidianas de los ciudadanos. Como un complemento a estas
medidas, la Junta de Sanidad señaló refiriéndose nuevamente se les pueda precisar a que no arrojen en
al aseo de las calles:
las calles los excrementos.”
“[…] quitar todos los basureros que están Cortés R. (2010), p. 74.

repartidos por toda la ciudad, cuidándose En cuanto a la limpieza del agua se mencionaba lo siguiente:

igualmente que no echen en las calles “Apenas hay en la naturaleza una subs-

suciedades ni menos que derramen los tancia de mayor uso y necesidad que el

excrementos o vasos de limpieza.” agua y por lo mismo debe ser objeto de


Cortés R. (2010), p. 23.

primera atención, por lo que la ciudad

debe cuidad, de limpiar las cañerías;

impedir la putrefacción de vegetales y

animales en sus tomas y fuentes públicas

y particulares, porque este descuido solo

bastaría para hacerlas variar sus buenas

cualidades en perjudiciales y nocivas.”


Día de plaza en la ciudad de Puebla. Fuente: Contreras C. (2013), p. 132. Cortés R. (2010), p. 23.

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Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

El aguador lleva el agua a las casas. Fuente: Mackenzie B. (1999), p. 32.

Con re spe cto a la pure za de l aire se ponía mayor énfasis,


debido a la creencia de que este era el mejor conductor de las Por otra parte, e n los pue rtos de la nación se e mpe zaban
enfermedades y por supuesto de las epidemias, y sobre esto se también a tomar las medidas precautorias, un ejemplo de ello
argumentaba: se mue stra e n un impre so de la Capital de Tabasco, e ditado
e n dicie mbre de 1832, e n donde por noticias lle vadas por un
“Todo el mundo sabe que no se puede vivir buque procedente de Nueva York, comunicaba que se hallaba
“infestada aquella ciudad de la horrorosa epidemia nombrada
sin respirar y tampoco se puede respirar cholera morbus, la cual ha he cho e n los habitante s de aque l
punto incalculable s e stragos,” y que e llos mismos calificaban
sin el aire de la atmosfera, por lo que se como “una e pide mia arrasante ;” de bido a e stas noticias se
solicitaba al Gobernador de ese Estado que diera la orden de
debe conservar en la combinación salu- “ce rrar e n lo absoluto la e ntrada de los buque s que hace n la
navegación de los Estados Unidos del Norte” con la finalidad de
dable de sus gases y estos no se alteran prevenir su introducción por este lugar.

con los nocivos que se despiden de los

pantanos y suciedades de las calles, y por

lo mismo, se conseguirá que el aire este

en toda su pureza y no produzca las innu-

merables enfermedades que se notan y

dependen de este descuido.” Los médicos no se daban abasto con el número de enfermos. Collection BIU

Cortés R. (2010), p. 23. Santé Médecine

80
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

En conse cue ncia y bajo otra pe rspe ctiva, la Igle sia de la


Pue bla, como una de las autoridade s e n cue stione s de salud
pública y considerando a la epidemia como “un castigo divino”
también hizo sus recomendaciones:

“Los papeles públicos nos anuncian que


Búsqueda de remedios.
la cruel enfermedad conocida con el
Sin embargo, para el mes de junio de 1833 y ante la inminente
nombre de cholera morbus, después de llegada del cólera a la ciudad, se inició la búsqueda de remedios
milagrosos. Ya se habían re cibido noticias de Oaxaca sobre la
haber causado los más espantosos es- planta de guaco, que abundaba e n e ste Estado y que se rvía
como preservativo o antídoto contra la enfermedad, por lo que
tragos en la Asia, casi toda la Europa, y solicitaron apoyo de aquel Estado para que fuera enviada gran
cantidad de esta planta a las autoridades poblanas. Así como
muchas provincias de Norte-América, este remedio, continuaron llegando otros a las autoridades de
la ciudad, como tie rra y ye rba que se le re mitió de Zacatlán,
llegó últimamente a la Habana, en donde como un antídoto contra la enfermedad del cólera, mismas que,
como cualquie r otra cosa o re ce ta, e ra e nviada a la Junta de
ha hecho desaparecer en pocos días milla- Sanidad para que ésta las analizara y reportaran sus resultados, lo
cuales se transformaban en instrucciones a los enfermos:
res de personas. La espantosa mortandad,

que ha causado la cholera morbus en

tantas partes del globo, no es aun todavía

para nosotros más que un chasquido del

terrible látigo con que la justicia de nuestro

celestial Padre castiga a nuestra vista a

otros hermanos nuestros, para que procu-

remos con tiempo desarmarle y aplacarle”.


Cortés R. (2010), p. 75. Grabado de un enfermo de cólera. Fuente: López M. (2012), p. 78.

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Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

“Tan luego como un individuo de la familia

se vea atacado de un dolor fuerte en el

estómago, con propensión a vomitar, o

con vómitos o evacuaciones, con mareo

y trastorno general en la máquina, se le


La epidemia de cólera
hará tomar una taza de agua de manza-
de 1833 en la ciudad
nilla caliente con veinte gotas de espíritu
de Puebla.
de alcanfor: en seguida se recogerá, se
El Ayuntamiento por fuentes oficiales y por rumores que corrían
abrigará bien; y se le pondrán unos sina- entre la población, para el mes de junio de 1833 tenía noticias
de la invasión de la epidemia en Guatemala y de sus avances en
pismos solantes en los pies: luego volverá Oaxaca y Tabasco, por lo que con estos dos Estados estaba en
comunicación continua para solicitar noticias del avance de la
a tomar otra taza de manzanilla con las enfermedad y de las medidas que tomaban para la contención
de la misma. A fine s de julio se tenía noticia de que el cólera
veinte gotas referidas: se le darán unas llegó al puerto de Tampico presentando funestos estragos. Así
que por órdenes del Gobernador se procedió al nombramiento
friegas en los brazos y piernas con un ce- de e cle siásticos, facultativos y comisionados, como e ra orde -
nado en los bandos de policía, además de llevarse a cabo las
pillo suave y una untura en vientre de lo disposiciones de policía que habían sido dictadas para la pre-
caución de l mal. Poco a poco, los informe s de l avance de la
que indica la receta siguiente, que se tendrá epidemia seguían llegando y para esta ocasión ya se sabía que
había llegado a la Capital de la Federación, por lo que se giró
comprada con anticipación: R. Aceite de un oficio para que en las boticas principales de la ciudad fueran
de spachadas las re ce tas que lle garan de los prime ros afe cta-
almendras dulces, cuatro onzas. Vino de dos por el cólera y que se le diera prioridad a estos enfermos,
así como el que las medicinas fueran proporcionadas gratuita-
opio, media onza. Alcanfor dos escrúpulos. mente a las personas pobres, gastos que serían cubiertos por
la Junta de Caridad. Los esfuerzos del gobierno por negar que
Mézclese.” el cólera ya se encontraba en la ciudad, eran según éste, para
Cortés R. (2010), p. 76. no alarmar a la población, ya que como ellos mismos referían

82
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

“la e nfe rme dad e ra pe or e n cuanto las pe rsonas más ate mo-
rizadas e staban.” De las prime ras me didas tomadas y una de
las principales preocupaciones del ayuntamiento fue la purifi-
cación del aire, por lo cual se ordenó:

“Siendo los aires los más seguros con-

ductos por donde se comunican las

epidemias, es de necesidad que las au-

toridades a quienes está encargada la

salubridad pública, procuren por todos

los medios que estén a su alcance hacer

que estos se purifiquen: […] con acuerdo


Alegoría de una epidemia en la ciudad de México durante el siglo XVIII. Fuen-

del Ecsmo. Sr. Gobernador he dispuesto: se te: Mackenzie B. (1999), p. 37.

pongan teas de ocote en todas las tiendas, El temor por la enfermedad incluso empezó a invadir a las
mismas autoridades sanitarias, pues como la Dirección de Salud
panaderías, tocinerías y demás casas de señalaba: “era una enfermedad cambiante, que mudaba de un
momento a otro, agotando los conocimientos y recursos de la
trato, sea el que fuere, entrando hasta las ciencia,” pero además de este temor y desconocimiento de la
enfermedad, apenas sentían los primeros síntomas acudían “al
tiendas de ropa, y además en las puertas funesto catálogo de complicadas y contradictorias recetas contra
la epidemia,” amén de tener presente la rapidez de propagación
de los zaguanes, bajo la pena de cuatro de la enfermedad. A mediados de agosto, y al no encontrar cura
alguna con los primeros casos, se decía: “Las lesiones incues-
reales por primera, un peso por segunda, tionablemente son muy distintas de lo que de ello se ha escrito
hasta hoy en los periódicos nacionales y extranjeros, lo que in-
y dos por tercera.” ducirá en lo masivo sin remedio a una disputa en el método que
Cortés R. (2010), p. 78. debe adoptarse para la curación del mal colérico.”

83
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

la cantidad no fue menos importante, llegando a 2,338 y final-


mente durante el mes de noviembre se presentaron los últimos
45 enfermos de cólera. La epidemia afectó en total a 5,728 po-
blanos, de los que el 43.6% fueron hombres y el 56.4% mujeres.
De una población aproximada de 50,000 habitantes el 10% fue
afectada por la enfermedad, sin embargo, para valorar la mag-
nitud de la epidemia debemos considerar su letalidad que en
este caso fue del 39.6%, esto es, de los 5,728 enfermos de có-
lera, murieron 2,271 a causa de ella. Esta mortalidad tan alta,
evidentemente fue conse cuencia dire cta de la de shidratación
Botica del Hospital de San Pedro. Reconstrucción actual para museo. Fotografía severa que produce la enfermedad. Es importante señalar, que
tomada con permiso del museo. Fotografía propia. la epidemia llegó a la ciudad de Puebla en el otoño y dadas las
características climáticas de esta época, la epidemia no causó
Mientras tanto, en el Hospital de San Pedro se reportaba la los estragos de los meses anteriores en otras ciudades; el motivo
muerte de los primeros pacientes a causa de la epidemia desde fue desde luego, el lento avance de la enfermedad y el cordón
finales del mes de agosto, y el reporte al Ayuntamiento de las sanitario que fue más fácil de implementar en esa época.
prime ras re ce tas de spachadas para los que fue ron afe ctados
por e l cóle ra por parte de las boticas, también fue a finale s
de e ste me s. Ya con la lle gada de la e pide mia, se e mpe zaron
a tomar las me didas que se consideraron más pertinente s en
cuestiones de salubridad tales como la prohibición de la intro-
ducción de frutas, pescados, carnes y manteca rancia, que se
consideraban nocivas. También se ordenó que se realizaran las
visitas correspondientes a las boticas, por parte de la Junta de
Sanidad para el control sanitario; el número de carros se duplicó
para mantener limpias las calles de la ciudad. El Obispo se en-
cargó del nombramiento de los eclesiásticos que se ocuparían
de cada cuarte l, y se orde nó por común de acue rdo de la Di-
rección y Junta de Sanidad que los facultativos pusieran “una
inscripción de su nombre y profesión y llevasen su distintivo en
el sombrero, para que los [ciudadanos] ocurrieran a ellos con
toda certeza.” Por otro lado, la Dirección de Sanidad y las auto- Agua para los enfermos coléricos. Fuente: Mackenzie B. (1999), p. 33.

ridades del Ayuntamiento continuaban presionando a la Junta


de Sanidad para que llegaran a un acuerdo con los facultativos, Los comunicados de los Jue ce s de Paz, die ron la noticia
ace rca de la noción que tuvie ran de la e nfe rme dad para que de no tener ya en sus cuartele s más casos, por lo que ya no
editaran una cartilla para “conocimiento del público,” ya que el informaban sobre los “e stados de l cóle ra”, y la Dire cción de
concepto de esta enfermedad no era similar entre éstos y para Sanidad con fecha del 21 de noviembre de 1833 informaba al
que todos, médicos y autoridades sanitarias se sujetaran a ella. ayuntamiento que se podía “ya cesar la prohibición de efectos
El núme ro de casos de la prime ra se mana de la e pide mia ordenada por precaución de la epidemia.” Con esto, se daba fin
lle gó a 1,027 y al final de l me s de se ptie mbre ya se contaban a la epidemia en medio de múltiples deudas del ayuntamiento
3,425; durante octubre, aunque los casos empezaron a descender poblano que había contraído para detenerla.

84
Unidad 3: La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad

Conclusión
Al finalizar el periodo colonial y con la constitución oficial del Estado de Puebla, surgió la necesidad de
establecer una Junta de Sanidad con las características de los países europeos, destinada a coordinar las
acciones de salud pública no sólo a favor de la ciudad capital, sino que debía abarcar la totalidad del Estado
Poblano. Nace así la Dirección de Sanidad; organismo gubernamental que dictó las medidas y reglamentos
para cuidar la salud de los poblanos, poniéndose a prueba durante la epidemia de cólera de 1833. Esta
nueva epidemia mostró rasgos distintivos; el paradigma miasmático del contagio de las enfermedades
empezó a ceder terreno. La higiene personal, el no alimentarse de frutas y verduras y el tomar agua “cocida”,
fueron muestra inequívoca del cambio que estaba por realizarse. Pero romper esquemas tan añejos no era
sencillo y por lo que las medidas preventivas no fueron tan eficaces.

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85
Unidad 9:

Enfermedad
y muerte
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Objetivo
Conocer e identificar algunas de las causas de enfermedad y muerte de la población mexicana durante el siglo XIX,
mediante una muestra obtenida del Hospital de San Pedro en la ciudad de Puebla en dos periodos; estos datos
permitirán comprender el panorama epidemiológico de la zona central mexicana.

Introducción
La salud y la enfermedad no pueden concebirse como independientes una de otra, ya que de hecho, cada
una de ellas forma parte un momento del ciclo vital del ser humano. Clínicamente, el paso de la salud a la
enfermedad comienza con un periodo silencioso denominado de “incubación”, válido en la mayoría de los
casos y para todo tipo de enfermedades, con excepción de los accidentes, heridas y envenenamientos. Este
periodo puede ser muy corto o muy largo; al comienzo, cuando recién se insinúa la influencia perturbadora,
el proceso ya es activo pero no disponemos de medios para descubrirlo. Una segunda etapa -también
preclínica-, podría ser diagnosticada si pudiésemos aplicar todas las técnicas de laboratorio de que hoy
disponemos y además, que los individuos se preocuparan de los controles periódicos para el cuidado de su
salud. La tercera etapa y final, la de “inadaptación”, provoca una reacción intensa por parte del organismo,
en tal forma que el proceso patológico interfiere con las funciones normales y pone en riesgo la vida del
enfermo. Precisamente, la gravedad de una enfermedad depende del grado de interferencia funcional
provocada. Salud y enfermedad son pues, dos grandes extremos de la variabilidad biológica, resultado del
éxito o fracaso del organismo para adaptarse física, mental y socialmente a las condiciones de nuestro
ambiente total.
En cuanto a la noción de enfermedad, podemos decir que si cada grupo social presenta patologías
características que son condicionadas o determinadas por la presencia de factores productores de ella, y si
aceptamos como definición que ésta es: “un estado de desequilibrio ecológico que interfiere en el
funcionamiento de un organismo vivo”, la enfermedad entonces no tiene sentido, sino en función de
considerar al hombre como una unidad biológica, psicológica y social. Por lo tanto, la atención exclusiva
sobre la etiología orgánica de la enfermedad, o causa-efecto, es considerada actualmente como insuficiente,
por la multicausalidad de los fenómenos biológicos. En consecuencia, es necesario redefinir el concepto de
enfermedad como:
“un desequilibrio biológico–ecológico que induce una falla de los mecanismos de adaptación del
organismo, con una reacción adecuada pero insuficiente para neutralizar los estímulos de los agentes
agresores a los que está expuesto, perturbando entonces la fisiología y la integridad anatómica del
individuo”.
Así pues, la concepción de enfermedad que predomina en una sociedad y tiempo determinado, explica el
tipo de respuesta que ésta adopta frente aquella. Por ejemplo, en la actualidad el reconocer la presencia de
microorganismos que actúan como agentes causantes de enfermedad, provoca una respuesta mediante el
uso de medicamentos antimicrobianos y aún, desencadenar mediante vacunas mecanismos de inmunidad
para evitar la ocurrencia de estas enfermedades.
Si partimos de la premisa general de que cada comunidad, tiene determinada forma de vida según el lugar
que ocupa en la estructura social, es posible extraer conclusiones específicas sobre los problemas de salud a
que se encuentra expuesto, afectando los modelos de vida que a su vez se relacionan con las enfermedades,
determinando así que el número de enfermos aumente o disminuya, dependiendo de las variables
determinantes o condicionantes, como la edad, el sexo, la raza, los niveles sanguíneos de anticuerpos, el
tipo de nutrición, las funciones fisiológicas, la clase social, la ocupación, la educación, el alcoholismo, el
tabaquismo, la actividad física, y la carga genética.

87
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Libros hospitalarios de pacientes.


En la actualidad se pueden conocer claramente las causas de los re porte s hospitalarios con re spe cto a los e nfe rmos, sus
muerte de una población, y aproximarnos al conocimiento de e nfe rme dade s y causas de mue rte . Pe ro, aunque e stuvie se n
las enfermedades que en ella ocurren, todo esto, gracias a las comple tos, sólo nos indicarían las caracte rísticas de quie ne s
fuentes que nos proporcionan esta información, desde el registro acudieron a curarse en esos nosocomios, y no de los habitantes
civil de cada municipio, hasta las estadísticas vitales que genera de la población, ni de los que se atendieron de manera particular,
el sector salud, tanto privado como público. Sin embargo, esto pue s aún no se había re gulado e l re gistro obligatorio de las
no ocurrió a lo largo del siglo XIX; son escasos e incompletos, enfermedades.

Estadísticas de pacientes del Hospital de San Pedro, del año 1793. Fuente: Cortés R. (2005), p. 315.

88
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Resultados del primer


periodo.
La se le cción de la mue stra para e sta prime ra cohorte , e stá
constituida por el libro 80, corresponde al único libro de falleci-
mientos de mujeres que ha llegado hasta nuestros días y el libro
186 de fallecimientos de hombres, se tomó por corresponder al
Es por e sta razón, que vamos a hablar de un Hospital e n mismo periodo, así como por la calidad de la información, solo
particular, que ni es el único para una ciudad, ni mucho menos abarcando los años de 1813 a 1821. De e ste periodo, re cole c-
cubría a todos los enfermos de la localidad. No obstante, nos tamos 2,125 registros de hombres y 1,834 registros de mujeres
pe rmitirá de una mane ra aproximada, conoce r de qué se e n- con el diagnóstico médico de la defunción, ocurridas entre enero
fe rmaba y moría la ge nte que vivió durante e sa ce nturia. Nos de 1813 y diciembre de 1821; la distribución temporal fue variable,
vamos a referir en esta ocasión, al Hospital de San Pedro de la dependiendo de los años de epidemia como 1813, 1814 y 1821,
ciudad de Puebla, del que existen una gran cantidad de “libros o de la no disponibilidad de datos como en 1815.
de gobierno”, en los que se anotaba el nombre del paciente al Por otra parte, fue muy interesante la gran variedad de diag-
ingresar al Hospital, su lugar de origen, casta, estado civil y en nósticos que se pre se ntaron principalme nte e n los hombre s.
ocasiones el nombre del cónyuge o de los padres cuando era En los re gistros consultados e ncontramos 43 diagnósticos de
me nor de e dad, se guido de l núme ro de cama que se le asig- muerte diferentes para las mujeres y 101 diagnósticos distintos
naba; en algunos periodos también se consigna la enfermedad para los hombres. Trataremos de analizar brevemente algunas
de l pacie nte . Los re gistros se hacían e n forma continua, con de las principales causas de muerte, mismas que se muestran
nume ración progre siva al marge n izquie rdo, anotando e ntre en las Tablas I y II.
estos las fechas correspondientes. En caso de fallecimiento, se
dibujaba una cruz y la fecha de la defunción en cualquiera de CAUSA 0-14 15-34 35-44 45-64 65 y más TOTAL
los márgenes. Estos registros se realizaban en libros de aproxi- Diarrea 22 104 77 154 55 493
madamente 200 fojas y eran calendáricos, esto es, cada vez que Fiebre 23 148 68 86 21 438
iniciaba un nue vo me s o año, se ponía e l nombre de l mismo
Herido 4 117 38 29 4 279
entre los dos registros de pacientes. Al finalizar cada año se ha-
Hidropesía 4 33 50 89 23 217
cía un cuadro resumen de los pacientes que habían ingresado,
Tisis 6 34 23 16 6 108
los que habían egresado, los fallecidos y los que quedaban para
Otras 27 62 104 57 38 282
e l siguie nte año. Re alizare mos una comparación cualitativa,
TOTAL 87 563 392 528 169 2125
de dos periodos del referido Hospital, principalmente de las
causas de enfermedad y muerte, a manera de integrar un pa- Tabla I. Causas de defunción en hombres por edad, atendidos en el Hospital

norama general. de San Pedro de 1813 a 1821. Fuente: Cortés R. (2005), p. 318.

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Unidad 4: Enfermedad y muerte

65 y
CAUSA 0-14 25-34 35-44 45-64 TOTAL
más
Fiebre 48 428 127 106 40 749

Diarrea 20 180 137 147 75 559

Hidropesía 7 38 54 96 19 214

Anasarca 3 34 22 53 33 145

Disentería 4 32 21 44 12 113

Tisis 2 53 23 24 8 110

TOTAL 92 879 451 539 206 2167


Hidropesía. La tercera causa de mortalidad fue la hidrope -
Tabla II. Causas de defunción en mujeres por edad, atendidas en el Hospital sía con un 10.9%; esta enfermedad se consideraba causada por
de San Pedro, de 1813 a 1821. Fuente: Cortés R. (2005), p. 319. exceso de agua en cualquier parte del cuerpo; siguiendo las lec-
ciones del cirujano Joseph Desault y la nueva clasificación de
Fiebre. Aunque pudimos apreciar que el número de defun- los tejidos de su gran alumno Xavier Bichat, consistía esencial-
ciones por fiebre fue variable, hay que destacar que en los libros mente en una acumulación de fluido seroso dentro de los orga-
consultados no se encuentran registradas las defunciones por nismos celulares, dentro de las grandes cavidades del cuerpo o
la epidemia de “fiebres” ocurrida durante el año de 1813, ya que bien en alguna cavidad que se formara accidentalmente y que
los epidemiados fueron hospitalizados en el Hospital Provisional entonces recibía el nombre de quiste.
de San Xavier; al respecto, el 31 de octubre de 1813, la Junta de Herida. Aunque las he ridas ocuparon la cuarta causa de
Sanidad informó que en total se enfermaron sólo por esta causa mue rte , hay que se ñalar de las 311 de funcione s ocurridas, e l
del 7 de diciembre de 1812 al 7 de agosto de 1813, un total de 89.7% ocurrie ron e n e l se xo masculino. Eran causadas por
48,726 habitantes y fallecieron de éstos 7,125. cualquier instrumento cortante o contundente; si la causa era
El año de 1815 se destaca por la poca cantidad de falle- inte rna, e ntonce s se le s de nominaba úlce ras. Las he ridas se
cimie ntos por e sta causa mie ntras que , e n 1821, hubo un clasificaban en simples, cuando lo único que había que hacer
incre me nto de casi e l doble de casos, que se e xplican por era “procurar la pronta reunión de las partes divididas” y en las
otro brote epidémico de “fiebres” aunque no de tal magnitud que, desde luego no existía ninguna complicación. Cuando una
como el de 1813, ya que en este caso no fue necesaria la ins- herida se acompañaba de hemorragia o de un cuerpo extraño
talación del lazareto de San Xavier. que había de e xtrae rse , e ntonce s se de nominaban compue s-
Diarrea. Fue la segunda causa de muerte y que, junto con la tas, pero las que seguramente fueron causa de muerte se deno-
primera, sumaron un 56.6% del total de las causas. La diarrea minaban complicadas por interesar partes vitales para la vida,
pudo se r e l re sultado de una inte racción con una gran varie - acompañadas o no de fracturas y que ge ne ralme nte e staban
dad de agentes biológicos y que, sin duda, la deshidratación y el causadas por arma de fuego. Más de la mitad del número total
consecuente desequilibrio hidroelectrolítico, fueron realmente de los falle cimientos por e sta causa en hombre s, se acompa-
la causa de las de funcione s. Estas diarre as se caracte rizaban ñaba de la palabra “matado”. Ya que el Hospital de San Pedro
por la ausencia de sangre y moco que particularmente acom- disponía de salas e spe ciale s para los e jércitos novohispanos,
paña a la Disentería, causa de muerte que ocupó el sexto lugar. re corde mos los suce sos de gue rra que die ron durante e stos
Vale la pena mencionar, que al Cólera morbo lo diferenciaban años para la conquista de la soberanía nacional. Por otro lado,
no sólo por su aparición epidémica, sino por las características el Hospital recibía los cadáveres enviados por las autoridades,
de las e vacuacione s: “humor blanquizco, como atole unido al para realizarles la autopsia correspondiente por lo que se le re-
modo del quilo”. conocía como una Institución de apoyo en materia legal.

90
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Tisis. La quinta causa de defunción fue ocupada por la “tisis”,


nombre que desde la antigüedad recibió la tuberculosis. En esa reposar sobre el otro, se aumenta la tos o
época se distinguían dos tipos: la hereditaria y la accidental; y
de acuerdo a su sintomatología se clasificaba en seca y húmeda. les sobreviene repentinamente y les inte-
La tisis no afectaba a menores de quince años y quienes la pa-
de cían ge ne ralme nte e ran altos y de lgados, con los hombros rrumpe el sueño. Tienen las palmas de las
arque ados o “subidos” y e l pe cho e ncorvado, oprimido y de
mala conformación. El cuadro clínico era descrito de la forma manos muy ardientes, el pulso pequeño,
siguiente:
duro e intermitente. Sobreviene la fiebre,
“Arrojan algunas veces esputos de sangre,
que se aumenta todas las noches, y es-
y tienen al mismo tiempo un dolor fijo en
tos recargos van siempre precedidos de
el pecho. La respiración es fatigosa, pero
algunos calofríos. La desgana hace aun
se hace mucho más difícil y trabajosa a
su estado más insoportable. Comen por
medida que progresa la enfermedad. El
fuerza y las digestiones, que no tardan en
color de la cara es ceniciento, pero se anima
viciarse, aceleran pronto el estado de en-
después de comer, y sus mejillas toman
flaquecimiento y debilidad”
un color rojo purpúreo: otras veces tienen (Cortés, 2005, p.134).

manchas blancas y de color de almendra. Esta clara de scripción de l cuadro clínico, nos mue stra lo
bien que conocían la enfermedad debido desde luego a su gran
Sienten dolores en las espaldas y en los frecuencia; cabe destacar que, en Francia del total de muertes,
e l 12% ocurrían sólo por e sta causa. La tisis he re ditaria e ra
lomos. Rara vez duermen como no sea causada por una obstrucción de las “glándulas linfáticas de l
pulmón” motivada a su ve z, por un jugo producto de l “virus
echándose de un lado, y si quieren luego escrufuloso”.

91
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Resultados del segundo periodo.


Todos los libros consultados, se hallan bajo custodia en el Ar-
chivo General del Gobierno del Estado de Puebla, Fondo San todos los registros de pacientes que ingresaron en este periodo
Pedro, Sección Asilados, de donde también obtuvimos los datos y que sumaron 664. Las variables estudiadas de cada paciente
de los ingre sos de paciente s del 1 de diciembre de 1869 al 31 fueron: nombre, sexo, edad, ocupación, lugar de procedencia,
de dicie mbre de 1870 para re alizar e sta se gunda cohorte . La estado civil, nombre de la enfermedad, y la ocurrencia o no de
se le cción de la mue stra se hizo por conve nie ncia, tomando la defunción.

CAUSA 0-14 15-24 25-34 35-44 45 y más TOTAL HOMBRES MUJERES

Herida 5 63 78 50 22 218 171 47

Sífilis 1 31 20 8 2 62 23 39

Reumatismo 0 10 21 9 15 55 46 9

Bronquitis 0 4 9 14 13 40 30 10

Colitis 1 1 4 4 12 22 15 7

Ulcera 0 2 7 8 4 21 17 4

Alcoholismo 0 0 5 7 7 19 18 1

Neumonía 1 3 2 5 6 17 6 11

Gastritis 1 2 2 3 6 14 7 7

Fiebre 1 0 9 1 2 13 11 2

Diarrea 0 1 3 2 5 11 7 4

Otras causas 7 40 49 38 38 172 117 55

TOTAL 17 157 209 149 132 664 468 196

Tabla III. Pacientes que ingresaron al Hospital General de San Pedro, por diagnóstico, edad y sexo, del 1 de diciembre de 1869 al 12

de marzo de 1870. Fuente: Cortés (2005), p. 320.

En la Tabla III, se muestran las primeras causas de enfermedad


para hombre s y muje re s, que originaron un ingre so al Hos- lizan y e ntre las que de stacaron, sobre todo los albañile s, los
pital General de San Pedro, presentadas por grupos de edad. jornale ros, los zapate ros, los te je dore s y los carpinte ros; hay
Destacan en primer lugar las “heridas” con un 32.83%, siendo que señalar que sólo hubo seis soldados heridos y un policía,
más fre cue nte s como e ra de e spe rarse e n e l se xo masculino, lo que refleja que el tipo de heridas estuvo relacionado con la
relacionadas principalmente con las actividades que estos rea- actividad laboral.

92
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Con respecto a las mujeres, éstas también desempeñaban principalmente con el tabaquismo-, también pue de ser mani-
los mismos oficios que los hombres, aunque en menor proporción, festación agregada de otros padecimientos de tipo pulmonar,
entre las que sufrieron heridas de stacan las que se de dicaban a por lo que, si agrupáramos a todas estas enfermedades que se
la zapatería, a la panadería, a la vidriería, a la educación y a la presentaron, como la neumonía que ocupó el octavo lugar, la
labranza. No obstante, hay que reconocer que la proporción de perineumonía, la pleuresía, la pulmonía y la thisis, obtendríamos
hombres con respecto a las mujeres en cuanto a número general un total de 79 casos y ocuparían el segundo lugar, con un 11.89
de ingresos es de 2 a 1. Las heridas se presentaron en todas las por ciento. Esta manera de agrupar a las enfermedades pulmo-
edades, aunque su mayor frecuencia se encuentra entre los 15 nare s, se ría muy ade cuada para nue stro e studio, pue s re fle ja
y 44 años, lo que concue rda clarame nte con e l grupo laboral mejor, la influencia de los cambios bruscos de temperatura en
más fuerte. el desarrollo de estas enfermedades. En la actualidad, las en-
En segundo lugar, encontramos a la sífilis -enferme dad de fe rme dade s re spiratorias agudas se e ncue ntran e n nue stra
transmisión se xual de difícil tratamie nto-, con un pre dominio ciudad, de ntro de las die z prime ras causas de e nfe rme dad.
de casi e l doble e ntre las muje re s, ya que de sde su aparición Otro dato que refuerza nuestra hipótesis es que, salvo la bron-
pasa inadvertida, caso contrario en los hombre s cuando de s- quitis, todos los demás casos se presentaron en menores de 25
pués de la infección aparece el chancro y aunque no hay dolor, años, incluye ndo niños me nore s de un año y fue ron más fre -
ge ne ralme nte hay mie do a la le sión; e n las muje re s también cuentes en las mujeres que en los hombres.
apare ce e l chancro, pe ro e n las pare de s vaginale s por lo que El e studio de las Historias Clínicas, nos pe rmite valorar e l
no es visible y no causa molestias. Como es lógico suponer, las tipo de atención que se otorgaba en el Hospital General de San
mujeres que fueron tratadas por esta causa, laboraban en la calle Pedro, la importancia que se le asignaba a la exploración física
como “públicas”, actividad muy relacionada con el Hospital de y sobre todo la metodología clínica que se les enseñaba a los
San Pedro, pues muchas de estas mujeres, también ayudaban estudiantes de medicina.
e n las labore s de ate nción a otros pacie nte s durante e l día y Con respecto a la actividad que desempeñaban los pacientes,
e je rcían la prostitución por la noche. Con re spe cto a la e dad, e l alcoholismo se pre se ntó con mayor fre cue ncia e ntre los
destacan por su juventud, incluso encontramos a una niña de zapate ros; la bronquitis e ntre los te je dore s y los labradore s;
once años. las heridas, aunque se presentaron en todas las ocupaciones,
La te rce ra causa de e nfe rme dad la ocupó e l re umatismo abundaron los albañiles, los canteros, los carpinteros, los labra-
con un 8.28%; e ste pade cimie nto pare cie ra que agrupaba a dores, los panaderos, los tejedores, los zapateros y en menor me-
todas las e nfe rme dade s músculo-e sque léticas re lacionadas dida los arrieros y los comerciantes. Las leucorreas, las metritis y
con e l trabajo, e sto e s, lumbalgias, mialgias, artralgias, e tc.; las metrorragias, se presentaron en mujeres que desempeñaban
ya que el grupo etáreo con mayor frecuencia es el de 15 a 34 labores del hogar; la neumonía fue más frecuente entre los teje-
años, habrá que pensar su relación con el trabajo. Para la época dores y el reumatismo lo fue entre los comerciantes.
que estudiamos, el reumatismo se definía como una “enfermedad Del total de pacientes atendidos en este periodo, 311 fueron
inflamatoria, móvil y periódica con dolores vivos en las partes de la ciudad de Puebla, lo que corresponde a un 46.83% del total,
musculares y fibrosas del cuerpo, que se aumentan con el mo- cifra que e stá de acue rdo con otros trabajos similare s que se
vimiento y la presión”. han realizado. De lo anterior se deduce claramente que el Hos-
En cuarto lugar, se encuentra la bronquitis con 40 casos, en- pital General de San Pedro, tenía una cobertura regional muy
fermedad crónica que por ende afectó a los mayores de 35 años amplia, pue s la mitad de los paciente s que en él se atendían,
y de predominio en los hombres, a razón de 3 por cada mujer. provenían del interior del Estado de Puebla, de otros Estado de
Sin embargo, la inflamación de los bronquios -hoy relacionada la República, e incluso de Europa.

93
Unidad 4: Enfermedad y muerte

Conclusión
La utilización de los servicios hospitalarios por la población es una de las más claras expresiones de
la demanda de atención y de la respuesta que la sociedad da a ella. El principal determinante de esta
demanda es la morbilidad real y más aún, la morbilidad percibida, por lo cual es fundamental tomar
en cuenta la información que provee la Epidemiología. Kohn ha señalado la importancia de ésta que,
sumada a la Sociología y la Economía, sirven a la investigación de los servicios de salud. Para buscar
solución a las enfermedades, hay que conocer su situación en cada población. La Historia de la
Medicina, nos ofrece un panorama de cómo se comporta la morbilidad en un periodo y un lugar
determinado y nos permite compararlo con el presente; ciento cincuenta años después, los
accidentes y las heridas siguen ocupando la primera causa de morbilidad hospitalaria y mortalidad
general en la ciudad de Puebla, y si bien, hoy tienen causas distintas por la tecnología, la manera de
percibirlas por la población es la misma.

Bibliografía:
Briones, r . (2006). Salud Pública y Epidemiología. Puebla: buap.

Lilienfeld & Lilienfeld (1983). Fundamentos de Epidemiología. México: Fondo Educativo Interamericano.

Cortés, j .g.r . et al. (2006). Nociones históricas sobre la enfermedad. Puebla: buap.

Cortés, r . (2005). Enseñanza de las ciencias médicas en la Puebla de los Ángeles, 1787-1856. Puebla: buap.

Martínez, r . (1944). El Servicio Hospitalario en Puebla 1531-1943. Puebla: Tesis profesional.

94
Unidad 10:

La enfermedad
mental
Minou del Carmen Arévalo Ramírez
Unidad 5: La enfermedad mental

Objetivo
Los siguientes párrafos son un respetuoso resumen de la labor de algunos de los pioneros de una nueva y
visionaria manera de ver y entender a los que padecen un trastorno mental, concibiéndolos como enfermos
cuyo mal tiene una causa por la que pueden ser tratados.

Introducción
La palabra “psiquiatría” se deriva de los vocablos “psique” que significa “alma” y “iatreia” que significa
“curación”. Etimológicamente, pues, psiquiatría significa “curación del alma”; esta denominación es muy
reveladora ya que alude a una de las maneras en que la humanidad ha entendido a esas funciones que
ahora se sabe son ejecutadas por la parte más elevada y compleja del sistema nervioso central –el cerebro-,
constitutivas de la personalidad humana. Estas funciones mentales llamadas “psíquicas” (o sea “del alma”)
como el pensamiento, la imaginación, las sensaciones, las emociones, la voluntad, etc., han sido objeto de
gran interés de quienes las protagonizan, quienes las perciben dentro de su ser a veces de manera confusa y
contradictoria, lo que ha dado lugar a una serie de teorías que han tratado de explicarlas. Diversas partes del
cuerpo humano han sido consideradas como el órgano productor de dichos fenómenos, por ejemplo el
corazón como productor del sentimiento de amor, así como otros muchos órganos como el hígado, el
estómago, los riñones, o bien fluidos como la sangre o la linfa; pero como todas esas explicaciones no
convencían, y se terminó por inventar un ente inmaterial o “soplo” que es lo que significa “alma”. La palabra
Psiquiatría, pues, señala el momento todavía pre-científico en que nace esta disciplina, cuando aún no se
sabía a ciencia cierta qué eran los fenómenos psíquicos, ni qué órgano del cuerpo los ejecutaba. Al enfocar
su atención sobre los fenómenos psíquicos, la humanidad percibió la enfermedad mental y trató de
comprenderla. A los ojos del pueblo primitivo esta enfermedad adquiría un carácter misterioso lindante con
lo divino. Es sabido que los pueblos aborígenes de América dispensaban gran respeto y consideración a los
afectados de una enfermedad mental ya que creían que su estado era proporcionado por los Dioses; la
expresión “tocado” utilizada en nuestro idioma para hacer referencia a quien padece un trastorno mental,
hace referencia precisamente a esa idea del “toque” divino recibido por los alienados. Mientras que en la
Edad Media europea se satanizó la enfermedad mental considerándola una especie de posición demoníaca
contra la cual la sociedad tenía el derecho -cualquiera que fuese el daño que se hiciese al “poseso”-, de
ejercer acciones para lograr la expulsión de los demonios que lo poseían. Es a partir del siglo XVIII, que
comienza a abrirse una nueva época de pensamiento e investigación científica, así como creación artística,
que puso las bases para la extraordinaria labor de síntesis que se llevó a cabo en el siglo XIX.

96
Unidad 5: La enfermedad mental

Pinel y el “tratamiento
moral”.
Philipphe Pinel es uno de los grandes representantes la nueva
forma de concebir a los enfermos mentale s y en conse cuencia De esta manera Pinel descubría y a la vez denunciaba la in-
uno de los fundadore s de la psiquiatría. Alre de dor de 1800, fluencia determinante de la estructura económico-social en la
era director del manicomio llamado Hospicio de Bicetre, en el génesis de las enfermedades mentales.
que introdujo el método experimental en el tratamiento de la
e nfe rme dad me ntal al e stable ce r la obse rvación re pe tida de
los hechos, el análisis racional de lo observado y la síntesis de
los arrojado por e sas obse rvacione s e n conclusione s lógicas.
De esta manera Pinel logró clasificar la enfermedad mental en
cuatro tipos:

1) Manía o delirio general que incluía a maniacos, hipomaniacos


y esquizofrénicos.
2)Melancolía o delirio exclusivo que incluía depresiones
ciclotímicas y componentes depresivos de la esquizofrenia.
3) Demencia o destrucción del pensamiento donde incluía a
los paralíticos generales o esquizofrénicos crónicos.
4) Idiocia o ausencia de todos los fenómenos mentales.

Información obtenida de: Schott, 2003, p.241.

Pine l e ncontró que las causas de e sas e nfe rme dade s Philipphe Pinel (1745-1826). Collection BIU Santé Médecine

mentales eran la herencia y las influencias ambientales y re-


chazando las ideas caducas de la edad media, proclamó: Hombre de acción, Pinel no redujo su actividad a denunciar
lo erróneo de las ideas demonizadoras y tratamientos inútiles
“la demencia no es una culpa que el e mple ados, sino que se lanzó de cididame nte a la lucha por
trasformar e l tratamie nto, e rradicando e l mie do, la coe rción
hombre deba castigar, sino más bien una y las re striccione s brutale s, sustituyéndolas por la bondad, la
pe rsuasión y e l mane jo cuidadoso de los pacie nte s; e s de cir,
enfermedad que merece toda la considera- tratando a los enfermos mentales como lo que son: pacientes,
no prisioneros. A esta novedosa manera de combatir las enfer-
ción y de la que nosotros, una Humanidad medades mentales, Pinel la bautizó como “tratamiento moral”.
El cual perseguía la curación, rehabilitación y reintegración del
enfermiza, somos responsables” e nfe rmo me ntal a la socie dad, a través de un siste ma de ais-
(Schott, 2003, p. 241). lamie nto y de inte racción médico-pacie nte que consistía e n

97
Unidad 5: La enfermedad mental

Johann Christian Reil.


El médico alemán Johann Christian Reil, es el creador del término
Psiquiatría. Se refirió principalmente al estudio de la histeria y
la hipocondría. Abordó también la ade cuada organización de
los hospitale s psiquiátricos. Pe ro insistía e n que e l Psiquiatra
no e s un alie nista, e s de cir, no e s un médico que trata e nfe r-
me dade s mentale s sino una suerte de e xorcista que más que
dedicarse a la atención del enfermo asilado como un organismo
vivo cuya salud está alterada, debe ocuparse del “alma” de este,
buscando la re lación e ntre e l trastorno e n su conducta y e l
haber cometido pecados y faltas a la moral envenenadoras del
“alma”, por lo que debía hacerse expiación de esas ofensas, por
lo cual autorizaba el uso de las técnicas deshumanizadas como
la silla giratoria, los baños sorpresa y las técnicas provocadoras
de dolor y de náuseas. Estos resabios de la concepción medie-
val quedan reflejados, como se mencionó anteriormente, en el
nombre que dio a la ciencia que se estaba gestando. El avance
de los conocimientos científicos ha hecho olvidar poco a poco
el significado griego de “psiquis” y lo “psiquico”, ya no se relacio-
na ahora con entes inmateriales, pero esto no es impedimento
para que en la época en que se está tratando, las concepciones
de Reil dieran origen a una corriente idealista dentro de la Psi-
hablar con e l e nfe rmo, darle obje tos de dive rsión, e je rcicio quiatría que se oponía a la francesa.
corporal, acompañado con algún catártico y baños tibios.
Eventualmente en casos desesperados de manía, Pinel admitía
el uso de “baños sorpresa” que consistían en la aplicación de un
chorro de agua para “apoderarse de la atención del alienado”,
pero algunos de sus seguidores consideraron a tales baños, in-
compatible s con los principios de l “tratamie nto moral” y uno
de esos discípulos, Esquirol, calificó a los baños sorpresa como
“baños del terror”.
Los esfuerzos de Pinel, no fueron en vano, sus enseñanzas
no solo hicieron escuela, marcando una ruptura definitiva con
la concepción de la enfermedad mental propia de la Edad Media,
sino que de tal manera conmovió la opinión pública que el “tra-
tamie nto moral” se e stable ció oficialme nte e n Francia por la
Ley de Reclusión y Organización de los Hospitales Psiquiátricos
de l 30 de junio 1838, promulgada por e l ministro de l Inte rior
Adrien Gasparin. Johann Christian Reil (1759-1813) Fuente: Commons Media

98
Unidad 5: La enfermedad mental

Etienne Dominique
Esquirol.
Etie nne Dominique Esquirol, fue un discípulo de stacado de Pi-
nel, que superó a su maestro y es considerado el brillante refor-
mador de la asistencia psiquiátrica ya sobre bases totalmente
científicas. En 1811 fue nombrado co-director del Hospicio de
Bicetré en donde dio continuidad al tratamiento moral de Pinel,
limándole sus aristas punzantes como los “baños sorpresa”.
A partir de 1817 tras impartir un notable curso sobre el “tra-
tamiento de la insania”, de stacó como un gran docente. Se
le atribuye la definición y diferenciación de los términos “aluci-
nación” e “ilusión”, así como la descripción científica del delirio
nervioso producida por el abuso de alcohol.

Etienne Dominique Esquirol (1782 – 1840). Fuente: Commons Media

99
Unidad 5: La enfermedad mental

Jean Martin Charcot.


Je an Martin Charcot, fue un distinguidísimo médico que se
e spe cializó e n e l e studio de l siste ma ne rvioso, lle gando a tal
dominio de ese tema, que se le considera el padre de la Neu-
rología. De esta manera Charcot hizo un aporte invaluable a la
orie ntación cie ntífica de la Psiquiatría porque de mostró que
es el sistema nervioso central el que ejecuta las funciones que
durante mile nios fue ron atribuidas al e nte inmate rial llamada
“psique”. Los descubrimientos de Charcot abrieron una ruta se-
gura en el proceso del conocimiento de los fenómenos que por
tradición se siguen llamando “psiquicos” y esos conocimientos
confirmados y complementados por Freud y Pavlov, han dado
bases sólidas a las ciencias Psicología y Psiquiatría.

Charcot era un hombre de una personalidad poderosa, mag-


nética y por ello sus cátedras ejercían una especie de fascinación
en sus oyentes y dejaba en ellos una impresión inolvidable. Fue
por ello por lo que aquella conferencia que dictó sobre la histeria
a las diez de la mañana del 20 de octubre de 1885 en el audi-
torio del Hospital de la Salpetrière, en París, resultaría decisiva
para fijar la vocación de un joven médico vienés que asistió ella
y se llamaba Sigmund Freud, quien diría más tarde de Charcot:

Conferencia de Charcot: 20 de octubre de 1885 (André Brouillet, 1887)

Jean Martin Charcot (1825 – 1893). Collection BIU Santé Médecine Fuente: Schott., 2003, p. 307.

100
Unidad 5: La enfermedad mental

“No era un especulador, no era un pensador, sino una naturaleza artísticamente dotada;

era, como él mismo se nombraba, un visionario. Acerca de su manera de trabajar nos

refería esto: solía mirar una y otra vez las cosas que no conocía, reforzaba día tras día

la impresión que ellas le causaban, hasta que de pronto se le abría el entendimiento.

Y era que entonces, ante el ojo de su espíritu, se ordenaba el aparente caos que el

retorno de unos síntomas siempre iguales semejaba; así surgían los nuevos cuadros

clínicos, singularizados por el enlace constante de ciertos grupos de síntomas; los casos

completos y extremos, los “tipos” se podían recortar con el auxilio de una suerte de

esquematización, y desde los “tipos”, el ojo perseguía las largas series de los casos

menos acusados, las “formes Frustes”, que terminaban por perderse en lo indistinto

desde este o aquel rasgo característico. A este trabajo intelectual, en que no reconocía

iguales, lo llamaba “cultivar la nosografía”; y era su orgullo. Se le oía decir que la máxima

satisfacción que un hombre puede tener es ver algo nuevo, o sea, discernirlo como

nuevo, y volvía siempre, en puntualizaciones una y otra vez repetidas, sobre lo difícil y

meritorio de ese “ver”. Se preguntaba por qué en la medicina los hombres sólo veían

aquello que ya habían aprendido a ver; se decía que era asombroso que uno pudiera

ver de pronto cosas nuevas – nuevos estados patológicos – que, empero, eran tan viejas

como el género humano; y él mismo debía confesar que ahora veía muchas que

durante treinta años tuvo ante sí en salas de internados, sin que atinase a verlas.”
(Schott H., 2003, p. 307).

101
Unidad 5: La enfermedad mental

José de Sayago: un
precursor ignorado.
Para te rminar e ste sucinto home naje a los fundadore s de la
concepción moderna de los trastornos mentales, no podemos
de jar de me ncionar a un pre cursor ignorado quie n concibió
e ste pe nsamie nto mode rno y tratamie nto humano de los
enfermos mentales a través de la piedad y la fe. Allá por el año
1680, es decir en el siglo xvii, dos siglos antes del nacimiento de
la Psiquiatría, vivía e n la calle de Je sús María de la Ciudad de
México un carpintero llamado don José de Sayago, amigo de las
copas y también de ponerle la mano a su mujer cuando las be-
bidas enardecían su cerebro. En cierta ocasión en que practicaba
ese entretenimiento sus vecinos lo denunciaron, intervino la auto-
ridad y fue llevado preso. No por mucho tiempo ya que su esposa
y su cuñada hicie ron todo lo posible para que fue ra libe rado.
Sin embargo, sirvió para que don José cambiara de conducta,
dejando la bebida y dedicándose a su trabajo y a su hogar.
Cue nta la le ye nda, que cie rto día que se e ncontraba don
José e je rcie ndo su oficio de carpinte ro, ocupado e n te rminar
una mesa de marquetería para el convento de Santa Mónica de
la ciudad de Puebla, se le presentó una monja de la misma orden
llamada Sor María de la Pureza Chagoyén la cual le indicó: “[…]
Es ne ce sario que trabajéis e n amor de Dios, re cogie ndo a las
dementes que vagan por las calles y amparando a esas desdi-
chadas, llevándolas a vuestra casa […]”. Interior del Hospital del Divino Salvador. Fuente: Villa G. (2008), p. 150.

102
Unidad 5: La enfermedad mental

Es de señalarse que por aquella época existían en tal ciudad


una gran cantidad de gente que padecía de sus facultades ¡Don José había recibido la visita de una loca fallecida cua-
mentales, tanto hombres como mujeres, pero parece ser, o al renta años antes! Al volver a su casa comenzó a reclutar a cuanta
menos así se creía que esas enfermedades afectaban principal- e nfe rma me ntal e ncontraba e n las calle s de ambulando y las
mente a las mujeres. Se comprende que a don José no le hizo asilaba en su domicilio. Hacia el año de 1687 esta situación llegó
mucha gracia la idea de llenar su casa de locos y aunque a fuer a oídos del arzobispo de México Don Francisco de Aguilar y Seijas,
de hombre cortés farfullo unas palabras que no le comprome- quien admirado por tales obras de caridad le brindó su ayuda
tían a nada, en cuanto Sor María de la Pureza se fue, se olvidó de y se abocó a encontrar un local destinado para tal fin y cuyo
su extraño encargo. Pero días después de esa visita ocurrió algo alquiler y manutención de las enfermas sería pagado por di-
inesperado: la cuñada de don José, que se llamaba Justina, cho prelado.
enloqueció repentinamente y en la forma furiosa como decían Fue de e ste modo e n que se e ncontró e l e dificio pe rte ne -
los romanos. ciente al Mayorazgo de Don Juan de Casaus en la otrora calle
Al atribulado don José no le quedó más camino que acon- de la Canoa, a donde llegaron casi setenta enfermas cuando se
dicionar una habitación acojinando las paredes con viruta y inauguró el Hospital, el cual fue dedicado y así nombrado como
aserrín para que su cuñada no se lastimara, además de una el del “Divino Salvador”. José de Sayago fue su director hasta su
chaqueta para sostenerle los brazos y así evitarle lesiones. muerte y durante todo ese tiempo gozó de la ayuda del arzobispo
Tiempo después el carpintero fue a entregar la mesa a la Ciu- y de la Compañía de Jesús.
dad de Puebla y entonces ocurrió algo que habría de cambiar Al morir el arzobispo y al ser expulsados los jesuitas de los
su vida para siempre: al preguntar por la Hermana Sor María de territorios novohispanos, el Hospital del Divino Salvador sufrió
la Pureza, le contestaron que esa hermana había muerto hacía muchas vicisitude s, pe ro sobre vivió hasta tie mpos de Don
casi cuarenta años y que la causa de su muerte habían sido sus Porfirio en que todas las enfermas fueron trasladadas en 1910
enfermedades mentales. al Hospital General de la Castañeda.

103
Unidad 5: La enfermedad mental

Conclusión
He aquí, pues someramente expuesto un caso de cómo en México, se transitó hacia la concepción
de la enfermedad mental como tal, como enfermedad, merecedora de trato humano, no por
efecto de una convicción racional basada en la investigación científica, sino a causa de un
sentimiento de piedad fortalecido por la fe, una fe impulsada, si se quiere, por un suceso de corte
natural que como diría un italiano “se non e vero e ben trovatto”, (“sino es verdad, está bien
compuesto”).

Bibliografía:
Alonso, f . (1976). Fundamentos de la Psiquiatría actual. Madrid: Paz Montalvo.

De la Fuente, r . (1992). Nuevos caminos de la Psiquiatría. d.f : Fondo de Cultura Económica.

Foucault, m. (2005). El poder psiquiátrico Curso del Collége de France (1973-1974). Madrid: Akal.

Hewitt, j . (2015). Women Woeking “Amidst the Mad”: Domestecity as Psychiatric Treatment in Nineteenth-Century Paris. French
Historical Studies , 38 (105), 137.

Ramos, m. (2000). La hidroterapia como tratamiento de las enfermedades mentales en México en el siglo xix. Salud Mental, 23
(5), 41-46.

Sacristán, c. (2005). Historiografía de la locura y de la Psiquiatría en México, de la hagiografía a la historia posmoderna.


Frenia , 1, 9-33.

Schott, h. (2003). Crónica de la Medicina. México: Intersistemas.

Villa g. (2008). El Hospital del Divino Salvador para mujeres dementes. Boletín de Monumentos Históricos, tercera época, Número
12, enero-abril.

Villaseñor, s. (1993). La Bouffée délirante. Revisión histórica de un concepto. Salud Mental , 16 (1), 10-19.

104
CAPÍTULO
III
Unidad 1:

Modelo hospitalario a
finales del siglo XVIII
Jorge Zacarías-Prieto
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Objetivo:
El lector conocerá los fenómenos que influenciaron la actividad
médica y que dieron como resultado el modelo hospitalario a finales
del siglo XVIII.

Introducción:
Es en el siglo XVIII, según palabras de la Dra. Josefina Muriel “la
expansión de las órdenes religiosas hospitalarias se detiene,
aunque no se suspende […],” esto obedece a distintos factores,
pero principalmente a que los problemas tan apremiantes en los
dos siglos anteriores, se habían resuelto de alguna manera en
casi todo el territorio de la Nueva España, y otra, no menos
importante, es que las instituciones hospitalarias reclamaban un
gran número de religiosos, los cuales en su mayoría optaban por
ejercer su ministerio en acciones que muchas veces no eran
precisamente asistir en los hospitales, sino continuar con la
evangelización que había comenzado desde el siglo XVI.
Debemos hacer mención de que el servicio a los enfermos
recluidos en un hospital es en gran parte una vocación de
servicio que no siempre está ligada a lo vocación religiosa.
Los cambios que se dieron en materia hospitalaria durante este
siglo XVIII, fueron muy lentos, sin embargo, podemos decir que
se comienza -con este proceso-, la constitución de lo que para el
siguiente siglo sería el apogeo de estos servicios, es decir se
sientan las bases para llegar a una beneficencia que desplazará
a la caridad. Una muestra de lo anterior se puede ver en
cuestiones como el hecho de que paulatinamente los hospitales
dejaran de tener a un lado una iglesia.

107
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Hospital real de Indios


Un hospital que siempre tuvo un carácter particular fue el Hos- Este hospital, aunque contaba con privilegios de la corona,
pital Real de Indios, o también llamado Hospital Real de Natu- no tuvo botica propia sino hasta el siglo XVIII, y será en este mis-
rales de la Ciudad de México, el cual desde su fundación en el mo siglo en que la institución ya solo se abocará a dar servicio
siglo XVI estuvo al cuidado de la salud de los indios, sin importar de asistencia médica y ya no de hospedería como se había ve-
su procedencia y en el cual “se les consolaría, se les daría alo- nido dando desde el siglo de su fundación; esto fue gracias a
jamiento, además de acompañarles al momento de morir,” de las ordenanzas que expidió por una parte el Virrey Bucareli y
ahí la importancia de que los capellanes del hospital debieran aprobó por otra el Rey de España Don Carlos III. La estructura
tener conocimiento de lenguas indígenas como el náhuatl o el del Hospital Real de indios también estuvo marcada por tres
otomí. secciones: una de medicina, otra de cirugía y una para los en-
fermos contagiosos.

Arte Colonial en México, Manuel Toussaint, UNAM, 1962, p. 160

Otra manifestación importante que se dará en este hospi-


tal a finales del siglo, será la instauración de la Real Escuela de
Cirugía de la Nueva España dentro de sus muros, cuestión esta
que abordaremos más adelante.

108
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Hospitales de la segunda mitad del siglo XVIII


La segunda mitad del siglo XVIII será muy interesante, pues se
puede ver la importancia de los hospitales que en ese período
se instauraron. En primer lugar, diremos que la mayoría de las
fundaciones fueron hechas por obras pías de laicos, es decir co-
mienza una transición de lo religioso a lo seglar. Sin embargo,
este tránsito no fue tajante, pues habrá también fundaciones
encabezadas por algunos obispos, es decir serán eclesiales,
pero no religiosas sino episcopales.

Médicos militares amputando una pierna, BIU

Este fenómeno sucedió en varias partes de la provincia


novohispana como lo fue Chiapas, Yucatán, Nuevo León y por
supuesto en la capital del Virreinato. Caso curioso por mencio-
narse fue el sucedido en la Ciudad de Mérida, en donde se creó
en 1791 un hospital dedicado a atender a los enfermos de lepra,
que, por su lejanía con la Ciudad de México, dichos enfermos
Doralicia Carmona. Memoria Política de México. no podían ser trasladados al leprosario central; El nuevo noso-
comio fue fundado con el nombre de Hospital de San Lázaro y
Varios de los hospitales, también fundados en esa época, desde un principio la institución estuvo a cargo de una Junta
fueron los de corte militar, los cuales surgen gracias a que en la Benéfica, promovida por el intendente. Todo el personal que lo
Nueva España se crea un ejército, el que tendría como principal atendió fue siempre laico y funcionó hasta finales del porfiriato.
función la defensa del territorio tanto en el interior como en sus
costas. Dichos hospitales militares no serían sostenidos por los
religiosos ni por los seglares caritativos, sino directamente su
manutención dependería del Gobierno Virreinal.
Un aspecto que se debe destacar y que Josefina Muriel tra-
baja de manera extraordinaria, es el hecho de que, en la segun-
da mitad del siglo XVIII, comienza un auge de la intervención o
desplazamiento del personal religioso hospitalario por el de los
laicos o seglares, ya que se comienza a dar un fenómeno por el
cual surge una preocupación por alistar en las nóminas de los
hospitales a laicos a sueldo, es decir se contratan a personas
no religiosas para la atención de los enfermos hospitalizados.
Templo y convento de La Mejorada, grabados antiguos de Mérida, meridayu-

catan.com

109
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Hospital de Terceros y el hospital de San Andrés


En la Ciudad de México hubo dos ejemplos de lo que fueron las
fundaciones de hospitales atendidos por seglares: el hospital
de Terceros y el hospital de San Andrés.
El Hospital Real de Terceros, fue fundado en el año de 1760
y desde su constitución fue organizado por seglares que perte-
necían a la Tercera Orden Franciscana, la cual se había institui-
do en México hacia principios del siglo XVII. Los hermanos ter-
ciarios, como se les conoce, siempre estuvieron inspirados por
seguir los pasos de su fundador: San Francisco de Asís. Dentro
de su espíritu caritativo, estuvo siempre la hermandad y la soli-
daridad para con el prójimo y en particular para los hermanos Confirmación de la Regla, Gioto

de su Orden, ayudándose sobre todo en sus necesidades.


Este hospital, al que también se le conoció con el nombre
“Esta idea de caridad para con todos los de Hospital de la Inmaculada Concepción, por haber sido pues-
to bajo esta advocación, estuvo siempre atendido por seglares,
afiliados los llevó a construir el único hos- la mayoría de ellos terciarios adinerados que tenían arraigado
el carisma franciscano externado en la caridad o amor a los po-
pital privado y exclusivo para el uso de un bres.
Una particularidad que se da en el modelo hospitalario
sector determinado de la sociedad.” a finales del siglo ilustrado en la Nueva España, fue la funda-
ción de hospitales militares. Esto obedece a que en el gobierno
En la Orden Tercera de San Francisco, al igual que en las del primer Virrey Revillagigedo (1746-1755), se comienza con la
otras terceras ordenes de distintas comunidades (dominicos, formación de un ejército regular y entrenado para defender el
agustinos, carmelitas, etc.) se dio siempre un fenómeno por el territorio y sus costas, principalmente en Acapulco, Veracruz y
cual pertenecían a dichas agrupaciones gente de muy diversas Campeche, esta será desde entonces una preocupación que
clases sociales, es decir, en el caso de los franciscanos, mu- tendrán los virreyes subsecuentes y por obvias razones será ne-
chos nobles novohispanos fueron sus agremiados, hubo des- cesario velar por la salud de dichos militares.
de duques y marqueses hasta virreyes y virreinas, sin dejar de
pertenecer también a ella la gente más humilde y pobre de la
sociedad. Esto permitió que los ricos conocieran la situación
precaria de las clases bajas y con el espíritu franciscano, que
profesaban, se dieron a la tarea de ayudar, en lo más posible,
a sus hermanos de orden, y fue por este motivo que se comen-
zaron las gestiones para la fundación del hospital de Terceros.

Hospital de la Inmaculada Concepción, Viesca, 2011

110
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Cabe mencionar que los soldados cuando requerían de


asistencia médica o de hospitalización, eran atendidos en salas La asistencia en la segunda
pertenecientes a hospitales del interior del territorio como lo
era en el Hospital de San Andrés, por citar un ejemplo. mitad del siglo XVIII
Los hospitales militares se fundaron de manera permanente
en algunos casos y provisionales en otros. En Veracruz se aten- En el ámbito médico los cambios no se dieron, durante la se-
dían a los militares en los hospitales de San Juan de Montes- gunda mitad del siglo XVIII, en las aulas de la Real y Pontificia
claros y después de manera permanente el hospital de Nuestra Universidad de México, pues, aunque hubo algunos cambios en
Señora de Loreto, en donde de manera un tanto arbitraria se el plan de estudios, y con ello un cierto impulso en algunas ma-
apoderaron de algunos terrenos aledaños a este hospital para terias que se apegaban al tipo científico, el verdadero cambio
arraigarse ahí mediante la construcción del Hospital Real y Mi- se dio extramuros de la Universidad.
litar de San Carlos. Podemos considerar que fue la creación del Jardín Botánico
en la Ciudad de México, lo que permitiría a los médicos españo-
les impartir la cátedra de botánica, la que fue obligatoria para
los alumnos de la Real Universidad y permitir así un verdadero
cambio en las cuestiones científico-médicas, lo que se vio re-
flejado en las instituciones hospitalarias en el territorio novo-
hispano.
En algunos hospitales como en el de San Andrés, fundado
por el arzobispo de México Don Alonso Núñez de Haro y Peral-
ta, los estudiosos buscaban los adelantos en su ramo mediante
la adquisición de los conocimientos que el gran médico José
Montaña impartía en su cátedra de anatomía clínica.
Sala de pacientes militares, BIU

En algunas ocasiones las penitenciarías o presidios funcio-


naron como hospitales militares, esto sucedió en Ciudad del
Carmen, Campeche hacia el año de 1774, que fue determinado
por órdenes del Virrey Bucareli y Ursua. “Lo sostenía la Real Ha-
cienda, y estaba dotado de cirujano, boticario y sangrador”. En
la cárcel de San Blas, en Nayarit, provisionalmente se atendían
a los militares enfermos, ya que su hospital se fundaría hasta el
año de 1780.

El Brownismo en México, José Joaquín Izquierdo, 1956

111
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Otro grupo perseverante fueron los boticarios, quienes se Es menester señalar sobre lo anteriormente dicho, que para
empeñaban en conocer más sobre los elementos curativos de estas épocas la medicina y la cirugía seguirían separadas, pues
las substancias tanto vegetales como minerales que pudieran no será sino hasta la tercera década del siglo XIX en que, gracias
ayudar al desarrollo de la ciencia, labor que se llevaba a cabo a las ideas francesa, la medicina y la cirugía, en México, se uni-
en el propio hospital, en aquel laboratorio anexo a la botica del rán en una sola carrera que se impartiría en el Establecimiento
que no puede haber sido ajeno el mismo Montaña, quien fue de Ciencias Médicas, fundado en la Capital del País en 1833.
uno de los primeros maestros de botánica en la ciudad. Un interés primordial de los intelectuales de esta época fue
Un punto medular para entender el modelo hospitalario de el tatar de renovar la medicina novohispana, para lo cual se alu-
finales del siglo XVIII se da con la fundación de la Real Escuela dió a echar mano de diversos medios, tal fue el caso del doctor
de Cirugía de la Nueva España, por decreto del Rey en el año de José Ignacio Bartolache, quien, en el año de 1772, se dio a la
1768, teniendo como sede el Hospital Real de Naturales en la tarea de editar la primera revista médica del continente ame-
Ciudad de México. Dos años más tarde, es decir en 1770, en este ricano con el título de Mercurio Volante, cuyo primer número
nosocomio se impartirán, de manera obligatoria, las cátedras salió a la luz el 17 de octubre de dicho año.
de anatomía práctica y operaciones para todos aquellos que
quisieran estudiar la carrera de cirugía. Cabe mencionar que
eran aceptados tanto los cirujanos romancistas, es decir los
que no eran médicos, y los cirujanos latinistas, los que habían
estudiado medicina; a más de saber que de esta Escuela sal-
drían los cirujanos que atenderían los hospitales militares en el
interior del territorio.
Como se puede ver, hubo una verdadera preocupación por
parte del Estado en formar al personal que se dedicaría a la
asistencia de los enfermos, por medio de los estudios clínicos y
operatorios principalmente.

Mercurio Volante, edición facsimilar, UNAM, 1993

Iglesia de Jesús, grabados antiguos de Mérida, meridayucatan.com

112
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Esta publicación tenía la intención de ser semanal, cuestión La investigación en medicina, se da gracias al ímpetu de
que más o menos se logró, sin embargo, su duración fue muy personajes como Montaña y Bartolache principalmente, pues
corta, pues se publicaron 16 números, siendo el último el del 10 mediante sus estudios la medicina se irá enfilando paulatina-
de febrero de 1773, en que se daba a conocer que la suspensión mente hacia una disciplina científica y esto en gran medida a las
de la revista sería temporal, pues las ediciones eran demasiado cátedras que en los hospitales se daban como las de anatomía
caras; esto no ocurrió, pues nunca más se volvió a editar. Igna- que se impartían en sus anfiteatros o las clínicas que se obser-
cio Bartolache ideó esta publicación para que: vaban en las enfermerías de dichos recintos. De alguna manera
se comienzan a sentar las bases para que los jóvenes que se
“se diseminará en un pliego suelto noti- preparaban para ejercer la profesión médica, ya no memoriza-
ran los aforismos milenarios de Hipócrates y Galeno, los cuales
cias sobre diversos aspectos vinculados para la época ya se comenzaban a poner en tela de juicio.
A toda esta vorágine de sucesos que permiten un crecimien-
a la medicina y a la física fundamental- to y modernización de las ciencias médicas a finales del siglo
de las luces y en especial a los modelos hospitalarios que se
mente, aunque también abordaba otros implantan, hubo una característica más que será del interés de
muchos, es decir se comienza a poner atención en lo referente
temas con destino a quienes se dedica- a la Salud Pública, el cual ya no se considerará como un asunto
de caridad, sino de una mezcla de pensamientos liberales por
ban a cultivar campos del saber ajenos medio de los cuales:

a estas disciplinas y a los interesados en “la pobreza, el dolor y la enfermedad van


ampliar su cultura general.” a ser fracasos humanos, y ya no medios
Bartolache, 1993.

de santidad para quien los soporta o

para quien los mitiga.”


Bartolache, 1993.

113
Unidad 1: Modelo hospitalario a finales del siglo xviii

Conclusión:
Como se hemos observado, fueron varios los fenómenos que se conjuntaron durante el siglo de las luces, los que
dieron paso a lo que se considera como el modelo propiamente dicho del devenir de las instituciones
hospitalarias a finales del siglo y, por lo tanto, a finales de la época colonial. Una característica que posiblemente
es de resaltarse fue la incursión de los seglares en el ámbito hospitalario. Fue un proceso paulatino este
desplazamiento de las prácticas religioso-caritativas por las de los laicos subsidiados o remunerados por sus
servicios en la atención de los enfermos.
Dato que no podemos olvidar, fue la creación de hospitales -que en ocasiones sirvieron también como escuelas-,
dedicados a la atención de las tropas, ya que es en esta centuria en que se comienza con la conformación del
ejército regular para defender territorios y costas de la Nueva España.

Bibliografía:
Bartoloche, j. i. (1979). Mercurio Volante 1772-1773. México: unam.

López, j. a. (2000). La primera revista médica de América. acimed , 8 (2), 133-139.

Muriel, j. (2001). Los hospitales en el siglo ilustrado. En m. e. Rodriguez Pérez, & x. Martínez Barbosa, Historia General de la Medi-
cina. Siglo xviii (Vol. iv). México: unam.

114
Unidad 2:

Hospitales
de la ciudad de México
Jorge Zacarías-Prieto
Objetivo:
El lector conocerá la historia de algunos de los
principales hospitales de la Ciudad de México que
funcionaron durante el siglo XIX.

Introducción:
Para poder entender el papel que hoy día juegan los hospitales
en México, forzosame nte de be mos hace r un análisis de la
situación de dichas instituciones a lo largo de la historia,
desde la conquista y durante todo el pe ríodo colonial para
así desembocar e n la situación hospitalaria e n el período
decimonónico; de cómo se fueron creando distintos
nosocomios para tratar dive rsas e nfe rme dade s como la
le pra o las enfermedades mentales, por citar algunas; de
cómo hubo hospitales propios para ricos y los que se
fundaron para asistir a la ge nte pobre ; o como los hubo unos
para e spañole s y otros para indios, entre otras
caracte rísticas o diferencias, y lo cual será finalmente el eje de
la presente unidad.
El siglo XIX me xicano, al igual que e n e l re sto de l mundo,
es ve rtiginoso e n cuanto a los avance s te cnológicos y
sociale s, que pe rmitie ron un mayor progre so e n
todos ámbitos y e spe cialme nte e n la me dicina y
como conse cue ncia e n el mejoramiento de las instituciones
hospitalarias existentes.
El caso especifico de los hospitales en nuestro país y en
particular para los de la Ciudad de México, me re ce n una
re fle xión un poco más acuciosa, pues el siglo XIX esta
caracterizado en este sentido, por las institucione s
Hospitales
hospitalarias e xiste nte s de sde la época colonial y los
nuevos nosocomios que se fundarán esencialmente en dicho Novohispanos
siglo.
Para poner en contexto el funcionamiento de los hospitales
en la Capital de la República, y por qué no decirlo en todo el
Hospital de Jesús
territorio nacional, de be mos conside rar que fue ron
varios hechos históricos de relevancia los que Este es el hospital más antiguo del continente
pe rmitie ron su desarrollo institucional; tal e s e l caso americano, el cual desde su apertura en 1524 y hasta
de la consumación de la inde pe nde ncia e n 1821; las dos nuestros días, sigue en funciones. Fue fundado a
inte rve ncione s extranjeras que sufrió nuestro país, la primera instancias del conquistador Hernán Cortés con el
por parte de los Estados Unidos de América e ntre 1846 y 1848, nombre de Hospital de la Purísima Concepción, el cual
y la que protagonizaron los franceses en 1862-1867 y se comenzaría a conocer con el nombre del Hospital de
finalmente la dictadura encabezada por el General Don Porfirio Jesús Nazareno hacia el siglo XVII.
Díaz. Se dice que Hernán Cortés decidió que su edificación
Pode mos afirmar que todos e stos aconte cimie ntos se hi-ciera en el mismo sitio en el cual había tenido lugar el
pe rme aron la profe sión médica, tanto e n sus ce ntros de primer en-cuentro que éste tuviera con el emperador
e nse ñanza como en sus campos de acción: los hospitale s, Moctezuma, es decir en lo que hoy son las calles de
e n cuanto a su papel de ntro de los ámbitos políticos, República del Salvador, avenida Pino Suárez, Mesones y la
e conómicos y sociales principalmente. cerrada de Jesús.

116
Unidad 2: Hospitales de la ciudad de México

Hernán Cortés, Viesca, 2011

Hospital de San Lázaro, Fototeca CNMH


Durante el período colonial, este nosocomio no tuvo pro-
blemas económicos, ya que siempre conto con los privilegios
que le otorgaban las rentas que se dispusieron desde un prin- Fueron tres los principales estudiosos en el ramo, que des-
cipio, de las rentas del Marquesado de Oaxaca. Es menester tacaron por sus contribuciones sobre esta enfermedad: en pri-
señalar que en este hospital no tuvo injerencia la Iglesia, pues
mer lugar, Ladislao de la Pascua, quien en 1844 escribe un tra-
siempre disfruto de autonomía gracias a su fundador y
después a sus descendientes.Durante el siglo XIX estuvo bajo tado titulado Elefanciasis de los Griegos, que da a conocer en el
el patrocinio de los prínci-pes Pignatelli -herederos Hernán Periódico de la Sociedad Filoiátrica y define a la perfección que
Cortés-, lo cual facilitó su fun-cionamiento ininterrumpido
durante dicha centuria. En 1899 se incorporó a las instituciones dicha enfermedad era la lepra lepromatosa. Otro de los erudi-
de la Beneficencia Privada al pro-mulgarse la ley relativa para el tos fue Rafael Lucio, quien con la colaboración del Dr. Ignacio
Distrito y los territorios federales. Alvarado, se dan a la tarea de escribir en 1851 un tratado intitu-
lado Opúsculo del mal de San Lázaro o elefanciasis de los grie-
gos, en el que se describe un tipo de lepra endémica de México
a la cual se le conoció como Lepra Manchada o Lepra de Lucio.

Patio principal del Hospital de Jesús, Viesca, 2011

Hospital de San Lázaro


Esta Institución se fundó el 23 de agosto de 1571, gracias a la
solicitud del Dr. Pedro López, quien pidió y obtuvo las licencias
necesarias del arzobispo y Virrey Pedro Moya de Contreras, bajo
su peculio y de algunas limosnas, el Hospital de San Lázaro;
pero fue hasta el 11 de junio de 1582 en que el Rey de España y La cura de los leprosos, Schott, 2003
las Indias, confirma las Ordenanzas de dicho Hospital, por una
cedula firmada en Lisboa.
Se sabe que fueron muchas las dificultades que debieron El Hospital de San Lázaro, fue obligado a cerrar sus puertas
sortearse durante los casi tres siglos que funcionó el nosoco- definitivamente el 12 de agosto de 1862, después de que por
mio. Sin embargo, es menester señalar que fue durante el siglo
casi 290 años hubiera sido refugio y asilo para los enfermos de
XIX, que se realizaron una serie de importantes investigaciones
sobre la lepra. lepra de la Ciudad de México.

117
Hospital de San Andrés
Hospitales fundados en el
Este Hospital fue el primero considerado como “general” en la
época colonial, pues es también el último de los establecimien- siglo XIX
tos que se construye en el año de 1779, y gracias a instancias del
arzobispo de México Alonso Núñez de Haro y Peralta. Hospital de San Pablo
Una característica fundamental de San Andrés, es que reci-
bía a todo tipo de pacientes, es decir atendía cualquier clase de Uno de los episodios más tristes de la historia mexicana es sin
enfermedades, exceptuando la lepra, ya que esta se atendía en duda la Guerra entre México y los Estados Unidos, entre los
el Hospital de San Lázaro. años de 1846 y 1848, y por la cual nuestro país perdió más de la
Desde su fundación y hasta el año de 1861 el Hospital per- mitad de su territorio.
teneció a la Mitra, ya que por medio de las leyes de Reforma Para mitigar un poco los estragos que esta guerra dejaba, el
fue secularizado y entregado a las Hermanas de la Caridad, las Ayuntamiento de la Ciudad ordenó la creación de algunos Hos-
cuales lo atendieron hasta finales de 1874, para ser sostenido pitales de Sangre, es decir hospitales -un cuanto tanto impro-
económicamente por el Ayuntamiento de la Ciudad y años más visados-, para la asistencia de los heridos de guerra, como po-
tarde pasar a depender de la Beneficencia. dían ser las amputaciones o la contención de las hemorragias.
Cerraría sus puertas en 1904 y sus pacientes fueron trasla-
dados a las nuevas instalaciones del Hospital General de Mé-
xico, el cual fue inaugurado por Porfirio Díaz el 5 de febrero de
1905.

Para mitigar un poco los estragos que esta guerra dejaba, el Ayuntamiento

de la Ciudad ordenó la creación de algunos Hospitales de Sangre, es decir

hospitales -un cuanto tanto improvisados-, para la asistencia de los heridos

de guerra, como podían ser las amputaciones o la contención de las hemo-

rragias.

Hospital de San Andrés, Viesca, 2011

118
Unidad 2: Hospitales de la ciudad de México

Tal es el caso del Hospital de San Pablo, el cual se creó en Hospital de Maternidad e Infancia
agosto de 1847 por órdenes del General José María Lombardini,
quien dispuso que se tomaran las instalaciones del Colegio de La idea de construir un Hospital de Maternidad e Infancia surge
San Pablo, el cual pertenecía a los agustinos, para que ahí que- en 1861, sin embargo, no fue sino hasta el 7 de junio de 1865
dara instalado el Hospital bajo el cuidado de las Hermanas de la cuando por órdenes de la Emperatriz Carlota de Habsburgo, se
caridad comandadas por la Madre Sor Micaela Ayanz. crea dicha institución con el nombre de Hospital de San Carlos.
Durante estos años, la situación económica del nosocomio En este hospital se retomó una práctica que se tenía desde
fue precaria, pues se llegó a atender a los pacientes en petates, hacía muchos años, la cual se centraba en ayudar a las mujeres
aunque al terminar la guerra, el Ayuntamiento y con la ayuda de que querían esconder o mantener en secreto sus embarazos,
algunos particulares, la situación cambió y se comenzó con la es así como dentro de este hospital surge una sala llamada de
habilitación en forma del hospital, el que por cierto adquirió el “Partos Ocultos”, en la que se atendía principalmente a mujeres
rango de Hospital Municipal. pobres, las cuales tenían la oportunidad de conservar a sus hi-
Muchos fueron los médicos que asistieron este hospital, tal jos o no, según lo desearan.
es el caso de los doctores Ladislao de la Pascua, Juan N. Nava- En el año de 1877 y con el Dr. Eduardo Liceaga en la direc-
rro, Luis Hidalgo y Carpio y Francisco Montes de Oca, entre otros ción del hospital, se crea el departamento de infancia, el cual se
muchos. especializaba en la atención exclusiva de los niños.
En el año de 1872 y después de la muerte del presidente Be- Dicho hospital cerró sus puertas en 1905 al ser inaugurado
nito Juárez, el Hospital fue rebautizado con el nombre oficial de el Hospital General de México.
Hospital Juárez.

Ubicación de Hospicio de Pobres (1) y de la Casa de Maternidad (2). Plano de

la Ciudad de México. Ministerio de Fomento, 1869.

Luis Hidalgo y Carpio, Viesca, 2011

119
Hospital Béistegui
Hubo algunos Hospitales que dependieron de la Beneficencia
Privada, tal es el caso del Hospital Concepción Béistegui, el cual
fue inaugurado por el presidente de la República Porfirio Díaz,
el 21 de marzo del año de 1886 en el edificio que ocupara el
antiguo Convento de Regina Coeli, en el Centro Histórico de la
Ciudad de México.
La fundación y patrocinio de este Hospital se debió a la ca-
ridad de la Señorita Concepción Béistegui y García, quien al
morir dejó indicaciones para que su herencia se destinara al
beneficio de los pobres y desvalidos.
En esta institución trabajaron médicos de primer nivel del
último tercio del siglo XIX y principios del XX; tal fue el caso de
los doctores Joaquín Vértiz, Francisco de P. Chacón y Felipe Ruiz
Esparza.

Hospital Concepción Béistegui, Viesca,2011

120
Unidad 2: Hospitales de la ciudad de México

Conclusión:
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando el concepto de caridad cristiana comienza a ser
sustituido por el de beneficencia pública, esto obedece principalmente a que el Gobierno de la
República, encabezado por Benito Juárez, se da a la tarea de tomar las riendas de las
instituciones hospitalarias, es decir, al promulgarse las leyes de Reforma y dejar clara la
separación entre la Iglesia y el Estado, este último asume el papel de administrador -por
medio de los ayuntamientos-, de las instituciones que antaño manejaba la Iglesia. Esto
permitió que las condiciones de los enfermos y en cierto modo de los menesterosos
cambiaran, pues ahora sería responsabilidad del gobierno velar por la salud de los capitalinos.
“La legislación que más transformó la beneficencia, fue la Ley de Desamortización de los
Bienes Eclesiásticos y Civiles, conocida como Ley Lerdo, ratificada en el artículo 27 de la
Constitución de 1857.” Sin embargo, será hasta la nacionalización de los bienes de la Iglesia,
en 1859, cuando pasan todos los bienes de ésta al Estado y por ende los edificios destinados a
los hospitales y hospicios entre otros.
Durante los períodos gubernamentales subsiguiente, es decir en el de Benito Juárez y
después, durante el largo período presidencial de Don Porfirio, la Beneficencia Pública sufrió
algunas modificaciones, por medio de las cuales se establecieron las normatividades para el
buen funcionamiento de los hospitales.

Bibliografía:
Aguilar, g. f., & Ezquerro Peraza, r. (1936). Los hospitales de México. México: Casa Bayer.

Fajardo, g. (1980). Breve historia de los hospitales en la Ciudad de México. (s. m. Medicina, Ed.) México: Asociación Mexicana de
Hospitales.

Martínez, x. (2009). Los hospitales Republicanos. En Medicina Republicana (pág. 214). Secretaría de Salud.

121
Unidad 3:

Hospitales de la
provincia mexicana
Jorge Zacarías-Prieto
Unidad 3: Hospitales de la provincia mexicana

Objetivo:

El lector conocerá la historia de algunos de los principales hospitales del interior de la República
Mexicana que funcionaron durante el siglo XIX.

Introducción:

El centralismo fue una práctica común que se había hecho patente durante la época colonial y
posiblemente desde la época precolombina, que se extendió por todo el siglo XIX, aunque hay quien
sostiene que hubo períodos en que el federalismo realmente sustituyó las prácticas centralistas.
Un acontecimiento concreto fue la creación del Distrito Federal tres años después de consumada la
Independencia, es decir en 1824. Este hecho que podría considerarse como la base del federalismo, no
hizo más que darle fuerza al centralismo ya que desde aquí se dictaban las normatividades en muchos
espacios de la vida nacional.
En cuanto al ámbito de la medicina, durante la centuria decimonónica, no cabe duda de que estuvo
permeada por una clara practica centralista, ya que fueron las instituciones como: a) el Nacional
Tribunal del Protomedicato, institución de tipo virreinal que fue abolido en 1831; b) la Facultad Médica
del Distrito Federal (1831-1840) y c) el Consejo Superior de Salubridad, creado en 1841, las que dieron
cierta uniformidad a todo lo relacionado con el ejercicio de la medicina o más aun, con la salud pública
en el México Independiente.

123
Unidad 3: Hospitales de la provincia mexicana

Puebla
Hospital de San Roque
El Hospital de San Roque se funda a finales del siglo XVI y des- las autoridades centrales permitieran que sus estancias se am-
de el principio tiene como característica atender a enfermos pliaran, cuestión que se verificó hacia el año de 1820 y para el
de todo tipo, sin embargo, al poco tiempo de su creación, se siguiente año de 1821 pasará a ser administrado, ya no por los
dedicará exclusivamente a atender enfermos mentales, pues al hermanos de la Caridad, sino por el Estado.
mismo tiempo existía ya el Hospital de San Pedro que atendía Como es sabido para el año de 1861, por decreto del presi-
los padecimientos de todo tipo. Es un nosocomio que retoma dente Juárez quedan secularizados todos los hospitales y es-
el espíritu de servicio iniciado por el famoso Fray Bernardino tablecimientos de beneficencia que hasta la fecha habían sido
Álvarez, quien había fundado en un inicio el Hospital de San Hi- administrados por las corporaciones eclesiásticas y, quedó
pólito, para hombres dementes, en la Ciudad de México. desde ese momento bajo el cuidado y mantenimiento del Go-
El Hospital de San Roque, se comienza a construir en la Ciu- bierno de Puebla y con entera sujeción a las prevenciones que
dad de Puebla, en lo que hoy día es la Avenida Juan de Palafox contenía la ley.
y Mendoza, en el Centro Histórico, hacia los años de 1592-1593 y Años más tarde, en 1869, los pacientes masculinos que se
es concebido como parte de un conjunto en el que estaba con- encontraban en el Hospital son trasladados al ex convento de
siderado un colegio bajo el mismo patrocinio. Santa Rosa y se deja a las mujeres en el Hospital de San Roque,
convirtiéndose así en un hospital para mujeres dementes.
San Roque subsiste durante las últimas décadas del siglo
XIX con muchas dificultades, sin embargo, su labor seguirá pro-
porcionando alivio hasta por lo menos la década de los años
ochenta del siglo XX, cuando las enfermas fueron trasladadas
a otro nosocomio.

Iglesia de San Roque, Viesca, 2011

A mediados del siglo XVIII el Hospital de San Roque comien- Puertas de entrada a los cuartos de las internas del Hospital de San Roque.

za a caer en decadencia, sin embargo, dado el prestigio con el Obsérvese la escasa iluminación y ventilación. Fotografía tomada ad hoc

que contaba como hospital para enfermos mentales, hizo que

124
Unidad 3: Hospitales de la provincia mexicana

San Luis Potosí


Hospital de San Juan de Dios
"La fundación de San Luis Potosí como ciudad está ligada a "El convento-hospital de San Juan de Dios fue foco de la
la construcción del templo de San Juan de Dios. Este edificio conspiración en esta ciudad. Dos religiosos de este convento,
fue donado por el dueño de una de las ancestrales minas de fray Luis Herrera y fray Juan Villanías, fueron caudillos de la re-
oro en el Cerro de San Pedro, junto con el hospital edificado volución de independencia. Al siguiente año, por orden de Ca-
en 1611, más antiguo que el mismo templo. La atención corría a lleja, el establecimiento fue convertido en un hospital militar".
cargo de religiosos juaninos y por 300 años se caracterizó por
ser uno de los mejores a nivel nacional, conformando los
cimientos para la tradición medica de la entidad".
"Entre las innovaciones del hospital, contaba con una botica.
Los monjes dominicos llegaron en 1835 e impulsados por el obispo
Montes de Oca evangelizaron a toda la ciudad a partir de la
catequesis infantil fundando su base en el templo de San Juan de
Dios, una de las primeras edificaciones católicas".

El Museo Federico Silva, se encuentra en el antiguo Hospital de San Juan de

Dios en San Luis Potosí. Fotografía tomada ad hoc

Plaza e Iglesia de San Juan de Dios, mexicoenfotos,com

"El templo fue construido por los religiosos en 1615,


quienes, además levantaron y sostuvieron el anexo hospital,
gracias a la generosidad de Juan de Zavala. Fundado el
hospital, recibió el nombre de San Juan Bautista, cuando el
cura Hidalgo procla-mó la Independencia de México en 1810."

125
Unidad 3: Hospitales de la provincia mexicana

Hidalgo
Hospital de Nuestra Señora de Guadalupe
"En el siglo XVIII, Pachuca carecía de una institución hospitalaria, es
por ello que a principios de 1725, el alcalde, los diputados, re-
gidores y vecinos elevaron la solicitud al Virrey al arzobispo Fray
José de Lanciego para que fuera otorgada una licencia y cons-
truir un hospital de la orden Juanina, la cual era una hermandad
que ya contaba con 17 hospitales fundados en la Nueva España".
"Fue el 12 de julio de 1725 cuando el cabildo obtuvo la
licen-cia episcopal para abrir el hospital. Para tal efecto, el
Alcalde Mayor Marcos de Tapia, ofreció la capilla de Nuestra
Señora de Guadalupe y los terrenos que donara el capitán
Francisco Luzón y Ahumada. Aprobada la licencia virreinal y
obtenida el permiso del superior Juanino, se iniciaron de Hospital de San Juan de Dios en Pachuca, hoy sede de la Rectoría de la Uni-
inmediato los tra-bajos para su construcción". versidad de Hidalgo. Fotografía ad hoc

Con el fin de sostenerlo, los mineros se comprometieron


a dar un partido de las minas. Todo lo demás que hiciera fal- "El hospital se mantuvo con las limosnas de los fieles, los prin-
ta se consiguió por medio de la limosna. "Para marzo de cipales benefactores del hospital fueron el Virrey y el arzobispo;
1728, se había concluido la construcción del nosocomio, y Pedro Romero de Terreros aportó 20 mil pesos; el arzobispo de
algunos adelantos de la remodelación del templo de nuestra México Francisco Javier de Lizana, construyó de su patrimonio
Señora de Guadalupe, que debieron concluirse hacia 1750", una amplia crujía para la atención de mujeres, que inició sus ser-
aunque los tra-bajos para la edificación de nuevas salas vicios el 8 de septiembre de 1809. Para que la sección femenina
continuaron hasta los primeros años del siglo XIX. no consumiera los recursos financieros del hospital, se le dotó
"En promedio cada año se atendían 262 pacientes con di- de capital propio estimado en trescientos pesos".
versos padecimientos que iban de simples infecciones, hasta "En 1820, cuando al entrar en vigencia la Constitución de
enfermedades graves como la peste y la sífilis. Además, por ser Cádiz, se estableció la prohibición a las órdenes religiosas para
región minera, abundaban las lesiones por accidentes de tra- otorgar servicios hospitalarios, el hospital continuó brindando
bajo como fracturas de huesos, mutilaciones y amputaciones". sus servicios a través de varios hermanos de la orden; muchos
"El envenenamiento por mercurio fue un trastorno patoló- permanecieron hasta 1836 en que a la muerte del padre Fray
gico grave padecido por los mineros. Los cuales también eran Agustín de Melgarejo, el inmueble fue abandonado, aunque el
atendidos de silicosis. Las enfermedades respiratorias fueron las templo se mantuvo abierto debido a la devoción de algunas
principales causas de consulta e internamiento en el hospi-tal. Se personas".
atendían enfermos con tos crónica, catarros, dolores de garganta, "El 2 de octubre de 1851, se reabrió el hospital, pero ahora
oídos y en casos graves la neumonía". bajo el sostenimiento del Ayuntamiento de Pachuca como Hos-
pital Civil. Donde continuó hasta 1861 año en el que, al expro-
piarse las instalaciones del convento de San Francisco, se de-
cide trasladar el hospital a uno de los claustros de ese edificio,
lo que ocurrió a principios de 1862 y donde permaneció hasta
1940, año en el que se inaugurara el Hospital Civil de Pachuca".

126
Unidad 3: Hospitales de la provincia mexicana

Conclusión:

Como se sabe, el siglo XIX se caracteriza también en materia hospitalaria por haber heredado
algunas de sus instituciones creadas desde la época colonial; esto lo vemos claramente en los
viejos hospitales de la Ciudad de México, no obstante, esto sucedió también en la provincia
mexicana, pues en diversos estados o territorios del país existían nosocomios que tenían una larga
trayectoria.
Varios fueron los hechos históricos que afectaron, en algunos casos para mal y en otros para bien,
la vida institucional de los hospitales; comenzando por las guerras de independencia que se
prolongarían por once años (1810-1821); las dos intervenciones extranjeras que sufrió nuestro país,
la primera por parte de los Estados Unidos de América entre 1846 y 1848, y la que protagonizaron
los franceses en 1862-1867 y finalmente la dictadura encabezada por el General Don Porfirio Díaz.
Como es de suponerse, esto se reflejo principalmente en la Capital del País, pero no estuvieron
exentos los hospitales de gran parte de la República, como lo fueron los existentes en estados
como Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí entre otros.

Bibliografía:
Bermúdez, f. (02 de 04 de 2014). Templo de San Juan de Dios celebra 400 años. Plano Informativo.

Bojalil, d. (Marzo de 2009). El Hospital de San Roque. Estar loca en la Puebla del siglo xix: El hospital de San Roque . (E. d. Puebla,
Recopilador) Puebla: udlap.

Wikipedia, La enciclopedia libre;. (05 de 03 de 2017). Edificio Central de la uaeh. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/
Edificio_central_de_la_UAEH

127
Unidad 4:

Modelo hospitalario
de finales del siglo
XIX en México
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Alejandro Martínez Rivera
Unidad 4: Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México

Objetivo:
Conocer el modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México, a través de la
historia de los modelos hospitalarios anteriores a esa fecha y los personajes
involucrados en su diseño.

Introducción:
La concepción de hospital o nosocomio ha sido la de un establecimiento dedicado
al diagnóstico y tratamiento de los enfermos, en el cual estos son clasificados y
tratados según sus enfermedades, además de ser un centro de enseñanza para la
formación de nuevos médicos y personal de salud. Este concepto tardó muchos
años en gestarse y en aplicarse.
El desarrollo de los modelos hospitalarios fue posible en gran medida, gracias a los
nuevos diseños y tendencias en la arquitectura, la cual buscaba que los nuevos
espacios fueran funcionales y que respondieran al contexto social en las diferentes
épocas. En México, este desarrollo se vio influido por diversos factores: los modelos
hospitalarios europeos, el nacimiento de la salud pública moderna y el avance de
las ciencias médicas y de la salud.

129
Unidad 4: Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México

Antecedentes
Los primeros hospitales fueron construidos en la Edad Media Después de la Revolución Francesa surge un nuevo modelo
bajo la supervisión de autoridades religiosas, y encomendados hospitalario en París, en el que un cirujano francés de nombre
en su mayoría a las órdenes del clero regular, como las órdenes Jacques René Tenon, diseña un edificio con pabellones inde-
de San Juan de Dios y de San Hipólito, quienes, además, se en- pendientes en torno a un patio central. Esto con el fin de se-
cargaban de su diseño y administración. parar a las grandes poblaciones de enfermos, en grupos más
En esta época se distinguen tres tipos de estructuras hospi- pequeños de hasta 40 camas por pabellón, el patio ofrecía aire
talarias: los domus para gente pobre y enfermos, los hospicios fresco y luz natural. Este modelo seria después modificado gra-
u hospitalia para viajeros y peregrinos, y los leprosarios o enfer- cias a las observaciones de la enfermera Florence Nightingale
merías. Eran los clérigos los que se encargaban de la salud de (1820–1910), sobre el hacinamiento y consecuentes pestes en
los enfermos bajo el sentido de caridad que tenían estas insti- edificios con poca ventilación y mal tratamiento de las heces
tuciones, al tomar la iglesia católica como un deber, el cuidado humanas.
de los enfermos a través de los hospitales, ésta fue dictando re-
glamentaciones que ordenaron su vida, habiendo en los hospi-
tales pocos médicos. Aquellos edificios contaban con una zona
de hospitalización, habitaciones anexas y altares o capillas.

Retablo, San Francisco de Asís cuida leprosos. Babbilonia.com Florence Nightingale, fotografía BIU

En el siglo XV, la iglesia muestra interés por las estructuras En el siglo XIX el poder del clero disminuyó sobre los hos-
hospitalarias, por lo que se desarrollan nuevos modelos hos- pitales por las leyes de secularización de los hospitales que se
pitalarios con patrón cruciforme, buscando así, una mejor ilu- legislaron en toda Europa, y México no fue la excepción, con la
minación y ventilación. Un ejemplo lo vemos en el Hospital del Constitución Liberal de 1857 y las Leyes de Reforma, los hospi-
Espíritu Santo de Sassia, en Roma, Italia. En este hospital se se- tales empezaron a estar a cargo y a ser propiedad del estado.
paraban a los niños, hombres y mujeres, y de estos, a los enfer- Este hecho y los descubrimientos de ilustres científicos como
mos con fiebre y heridos -aquellos que requerían tratamiento Louis Pasteur, y el inicio de la microbiología y de otros grandes
quirúrgico-. paradigmas científicos como la asepsia, antisepsia y la aneste-
sia, modificaron en las últimas décadas del siglo XIX, la estruc-
tura de los hospitales europeos y de México.

130
Unidad 4: Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México

Estructura hospitalaria en México


En México, un mes después del final de la Guerra de Reforma La Junta de la Dirección de la Beneficencia Pública, la for-
(1858-1861), el presidente interino Benito Juárez, decreto en maban los directores de las instituciones benéficas, como el
el Palacio Nacional el 2 de febrero de 1861, una ley por la que doctor Manuel Carmona y Valle, el doctor Miguel Alvarado, el
fueron secularizados los hospitales y establecimientos de be- doctor José Hipólito Ramírez, el señor Manuel Gargollo, en-
neficencia pública, los cuales habían sido administrados por tre otros. Los hospitales y hospicios fueron encomendados a
autoridades religiosas desde el siglo XVI. eminentes médicos, así el hospital de San Pablo -hoy Hospital
Fue durante las últimas décadas del siglo XIX, y durante el Juárez-, se encargó al doctor Adrián Segura, el hospital de ma-
gobierno de Porfirio Díaz, en el cual hubo un gran desarrollo ternidad al doctor Liceaga, el hospital de San Andrés al doctor
en la estructura hospitalaria. En esa época, no existían condi- Rafael Lavista, el hospital de Morelos al doctor Amado Gazano,
ciones propicias para procurar y mejorar la salud. La Ciudad de el manicomio de San Hipólito al doctor Pomposo Verdugo, el
México era azotada por epidemias, inundaciones frecuentes, manicomio de mujeres del Divino Salvador al doctor Francisco
por falta de drenaje y por el nivel del Lago de Texcoco. La gente Morales Medina.
pobre carecía de servicios médicos, no disfrutaban de agua po- En la Junta colaboró, el Ministro de Hacienda, el licenciado
table intubada, baños higiénicos y drenaje. Este problema fue Justo Benítez, que habiendo estudiado en Europa regresó a
abordado por la construcción de obras de saneamiento, obras México y trajo consigo folletos, libros y reglamentos, que forma-
que culminarían hasta 1896. ron el primer fondo de la biblioteca de la actual Secretaria de
El 5 de mayo de 1877, al tomar posesión Porfirio Díaz como Salubridad y Asistencia, y que sirvieron para que los encarga-
Presidente de la República, se inició la renovación de la Bene- dos de los hospitales trabajaran en un nuevo modelo hospita-
ficencia Pública y la Salubridad. Creo una Dirección Central, en lario, semejante al europeo. Un ejemplo de este nuevo modelo
la que se dio oportunidad de dirigir, a mexicanos llegados de de hospital, fue el Hospital General de México, el hospital más
Francia para la planeación de hospitales, hospicios y manico- importante fundado por el régimen porfirista.
mios, según los adelantos de la medicina y de la concepción El 2 de febrero de 1879 se emitió el Reglamento de Hospi-
hospitalaria europea. tales, el cuál mencionaba la división de enfermos en secciones
de treinta y la división en partes iguales de los médicos de cada
hospital, para atender cada sala de treinta pacientes.

Libro UNAM

131
Unidad 4: Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México

El modelo hospitalario por pabellones


A mediados del siglo XIX, en Inglaterra, la Reina Victoria en 1868, El modelo rindió sus frutos al coincidir con la disminución en
le pidió al arquitecto Henry Currey diseñar un nuevo modelo de la tasa de mortalidad en los hospitales por pabellones, y esto
hospitales. El cual se vio influenciado por el libro de Florence dio lugar al establecimiento de hospitales de especialidades,
Nightingale “Notas sobre enfermería” donde se observan y en- lo cual también obligo a que los hospitales generales abrieran
marcan los errores de los hospitales y hace énfasis en lograr departamentos de especialidades. A partir de aquí comienzan a
buena higiene, confort y bienestar para una pronta recupera- aparecer los hospitales pabellonales, donde cada pabellón era
ción del enfermo. En su libro, Florence Nightingale buscaba un edificio horizontal dedicado a un área de la medicina.
incorporar reformas sanitarias dentro de los hospitales, sobre En México, el Dr. Eduardo Liceaga como presidente del Con-
todo lo concerniente a la ventilación de los cuartos y al hacina- sejo Superior de Salubridad, el Ingeniero Roberto Gayol y el
miento. Esta observación la hizo durante la Guerra de Crimea General Manuel González de Cossío, fueron encomendados por
(1853-1856), donde la tasa de mortalidad en los hospitales de el presidente Porfirio Díaz en 1895, para presentar un proyecto
primera atención en Crimea, era hasta tres veces menor que en modelo para el Hospital General de México. El Dr. Liceaga ha-
el resto de los hospitales, y ella le atribuyó esa alta mortalidad a bía viajado a Europa entre 1887 y 1888 para conocer su modelo
la sobrepoblación en las salas de enfermos, aunado al espacio hospitalario y traer a México esas ideas.
reducido para estos y a la poca ventilación e inadecuada ilumi- Finalmente, fue así como se reorganizaron las instituciones
nación de las salas; sugiriendo indirectamente la separación de de salud, y esto posteriormente llevó a la construcción de los
los pacientes y dando origen al principio del pabellón. nuevos hospitales pabellonales en México; entre los cuales des-
tacan: el pionero Hospital General de México (1905), el Hospital
Juárez fue remodelado, el Hospital San Hipólito y el Hospital
del Divino Salvador fueron integrados al manicomio general de
Mixcoac -luego Manicomio de la Castañeda-.

Diseño de Pabellón hospitalario, BIU

Este principio del pabellón, contemplaba la separación de


los pacientes según su enfermedad en diferentes pabellones,
estando estos en número reducidos de hasta 30 o 40 en cada Pabellón del Hospital de San Pau, Barcelona, finales del siglo XIX, BIU

sala, y provistas estas últimas de buena luz y ventilación. Estos


principios fueron tomados entonces por Henry Currey, quien
los agregó a sus planos para el diseño del St. Thomas’s Hospital
(1868). Rápidamente este modelo hospitalario se extendió por
toda Gran Bretaña y por sus colonias.

132
Unidad 4: Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México

Conclusión:
Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando el concepto de caridad cristiana comienza a ser sustituido por
el de beneficencia pública, esto obedece principalmente a que el Gobierno de la República, encabezado
por Benito Juárez, se da a la tarea de tomar las riendas de las instituciones hospitalarias, es decir, al
promulgarse las leyes de Reforma y dejar clara la separación entre la Iglesia y el Estado, este último asume
el papel de administrador -por medio de los ayuntamientos-, de las instituciones que antaño manejaba la
Iglesia. Esto permitió que las condiciones de los enfermos y en cierto modo de los menesterosos
cambiaran, pues ahora sería responsabilidad del gobierno velar por la salud de los capitalinos.
“La legislación que más transformó la beneficencia, fue la Ley de Desamortización de los Bienes
Eclesiásticos y Civiles, conocida como Ley Lerdo, ratificada en el artículo 27 de la Constitución de 1857.”
Sin embargo, será hasta la nacionalización de los bienes de la Iglesia, en 1859, cuando pasan todos los
bienes de ésta al Estado y por ende los edificios destinados a los hospitales y hospicios entre otros.
Durante los períodos gubernamentales subsiguiente, es decir en el de Benito Juárez y después, durante el
largo período presidencial de Don Porfirio, la Beneficencia Pública sufrió algunas modificaciones, por
medio de las cuales se establecieron las normatividades para el buen funcionamiento de los hospitales.

Bibliografía:
Bargoni, a. (2008). The new hospital model established at the end of 19th Century and the profesional nursing schools. Minerva
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Barquín, m., & Méndez, f. (2013). Historia Gráfica de la Medicina. Ciudad de México: Méndez Editores.
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Carrillo, a. (2002). Economía, política y salud publica en el México porfiriano (1876 – 1910). História, Cièncias, Saúde-Manguinhos, 9,
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Cook, g.c. (2002). Henry Currey FRIBA (1820-1900): leading Victorian hospital architect, and early exponent of the “pavilion
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Fermand, c. (s.f.) Les hòpitaux et les cliniques. Architectures de la santé. Paris: Éditions Le Moniteur.
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Mex de Cirugía del Aparato Digestivo, 4(4), 154-157.

133
Unidad 5:

Caridad,
beneficencia
pública y
sanitarismo
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Carlos Daniel Aguilar Pérez
Unidad 5: Caridad, beneficencia pública y sanitarismo

Objetivo:

Conocer los distintos modelos hospitalarios y de atención a la


salud, que coexistieron en México durante el siglo XIX.

Introducción
La caridad cristiana
“La solución a gran parte de los problemas sociales
derivados de la conquista española se pensó, eran las
obras de caridad especialmente la creación y edificación El sentido de caridad que tenían estas órdenes religiosas, al
de hospitales”, así lo menciona la historiadora Josefina tomar la iglesia católica el cuidado de los enfermos era como
Muriel en Hospitales de la Nueva España. Las un deber y una de sus principales misiones; dicha misión fue
enfermedades del viejo continente, sumadas a las del llevada a cabo a través de la edificación de los hospitales, esta
nuevo, dieron resultados verdaderamente catastróficos misma fue dictando reglamentaciones que ordenaron su vida.
con la muerte de millares de personas.
Estas disposiciones se refieren fundamentalmente a dos aspec-
El fenómeno histórico se agravó más por la falta de
tos de los hospitales, la vida en el interior de la institución y sus
albergues definitivos, tanto para los migrantes españoles,
como para los indígenas. Las nuevas formas de trabajo, la relaciones con el mundo circundante -gobierno civil, eclesiásti-
miseria de los nativos americanos y los abusos de gran co y pueblo-.Estas leyes y ordenanzas a las cuales se ajustó la
parte de los conquistadores, fueron factores que vida y obra de los hospitales derivaron de los concilios
conjugados causaron enfermedad y muerte, desplazados nacionales, provin-ciales y ecuménicos de la Iglesia Católica.
de sus centros habitacionales por la destrucción de sus
Las directrices de la vida y gobierno de los hospitales de la
pueblos o por el traslado forzoso a nuevos centros de
Nueva España serán trazados por los siguientes lineamientos:
trabajo. Así lo pensaron los propios conquistadores, así lo
conceptuaron los reyes, así lo creyeron obispos de la El Ecuménico Concilio de Trento (1545-1563).
categoría de Vasco de Quiroga y Fray Juan de Zumárraga El Tercer Concilio Provincial Mexicano (1585).
y de igual modo lo entendieron los frailes y así lo pensó
el pueblo.
Será el clero regular a través de sus órdenes religiosas
como la de los Hipólitos y los Juaninos quienes tendrán
una labor fundamental al predicar el amor hacia los
demás con la fundación de obras hospitalarias. La
Caridad dentro del contexto de la salud, dará un giro de
aquellas que subvienen a las necesidades más básicas de
las personas necesitadas; En el mismo siglo XIX mexicano
con las guerras de Reforma e intervención francesa y con
el advenimiento del estado laico, habrá una transición
del modelo medieval de la caridad cristiana a un modelo
de beneficencia pública.

135
Unidad 5: Caridad, beneficencia pública y sanitarismo

La iglesia en la reglamentación hospitalaria


Aunque las ordenanzas de cada hospital eran hechas por sus
fundadores, tenían que ajustarse a ciertas bases, las cuales en
muchas ocasiones no contaban con la aprobación de los obis-
pos y sin esta, no podían tener vigencia en el III Concilio Provin-
cial Mexicano.
La esencia de ellas puede concretarse en los siguientes pun-
tos:
• Que los hospitales sean para pobres y sólo por excep-
ción se reciba a los que tengan bienes de fortuna, pero
esto sólo mediante paga. A los pobres no se les permita
pagar cosa alguna bajo ningún pretexto. Hospicio de Victoria en España para niños expósitos, BIU

• Que se dé instrucción religiosa a los enfermos; para esto


que haya en todas las capillas de los hospitales una “ta- Durante el inicio del siglo XIX comienza una revolución en
bla de la doctrina cristiana”. las estructuras del pensamiento, el mundo había cambiado.
• Se procure la salvación eterna de los enfermos procuran- Un nuevo pensamiento triunfaba dentro del mundo occiden-
do que se confiesen en el término de tres días después tal. Dios, como centro del mundo medieval, es sustituido por el
de su ingreso al hospital, administrando los sacramen- hombre como centro del mundo moderno.
tos a los moribundos y dando a todos facilidades para El hombre, que se entiende asimismo como ser pensante,
oír la Santa Misa -de estas disposiciones nace la nece- va a estructurar un nuevo mundo, en el cual Dios queda fuera.
sidad de oratorio o capilla en todos los hospitales- que El poder de los reyes ya no va a ser de origen divino, va a dima-
más tarde en siglos posteriores con el espíritu barroco nar del pueblo.
se convierte en la necesidad de hacer grandes iglesias El liberalismo económico transforma el régimen de la pro-
anexas a los hospitales y también se dé entierro a los piedad, la idea de la producción, etc., y dentro de este mundo
que en ellos fallecieron asistiendo a él, el beneficiado y con nuevos horizontes, las antiguas y obsoletas instituciones
el cura del lugar. hospitalarias no tienen cabida. Se sustentaban sobre el ideal
cristiano de la caridad y eran reconocidas por todos los gobier-
nos como instituciones religiosas.

136
Unidad 5: Caridad, beneficencia pública y sanitarismo

Las primeras leyes de corte liberal se dictan en España en


1812 con la Constitución de Cádiz, pero que tienen jurisdicción Hospitales
en la Nueva España y son previas a nuestra Independencia. Su
objetivo es separar la institución-hospital de la institución-igle- Solo había algunos hospitales que seguían dependiendo del
sia, con ello se pretendía que dichos hospitales estuvieran en clero, pero eran muy pocos, como, por ejemplo, en la Ciudad de
manos de las autoridades civiles, en particular de los ayunta- México el Hospital General de San Andrés y en Guadalajara, el
mientos. Es el primer paso para hacer del hospital una insti- magnífico hospital de San Miguel de Belem. Ambos eran atendi-
tución laica; el último lo dará Benito Juárez con las Leyes de dos por seculares, médicos, enfermeras y enfermeros.
Reforma. La ley del 5 de febrero de 1861 emitida por el presidente Be-
nito Juárez tendrá repercusiones en el propio gobierno ante el
peso de toda la beneficencia pública sobre sus espaldas, hos-
picios, hospitales, manicomios, casas de maternidad y toda la
instrucción pública, en todos sus grados, era una carga con la
que el Estado no podía por sí solo.
El 28 de febrero de 1861, se emite un nuevo decreto median-
te el cual se creó la Dirección General de Fondos de la Benefi-
cencia Pública, dependía del Ministerio de Gobernación.
No es sino hasta la época del porfiriato, cuando se inicia la
reorganización de la beneficencia pública y la salubridad. Tras
el triunfo del Plan de Tuxtepec, justo antes de la llegada de Por-
firio Díaz al poder, Protasio Tagle, Ministro de Gobernación con
Lerdo de Tejada, emite un decreto del 23 de enero de 1877 con
la creación de la Dirección de Beneficencia Pública, sacando
Benito Juárez, Viesca, 2011 e independizando del ayuntamiento todas estas instituciones
pues era evidente en ese momento, que por cuestiones econó-
A esto se añadió el decreto de supresión de las órdenes hos- micas el estado no podía ocuparse de ellas.
pitalarias, dado por las cortes españolas el mismo año en que
se puso nuevamente en vigor la Constitución de Cádiz, en 1820.
Tal decreto tiene aplicación en la Nueva España en el año de
1821.
Hasta la llegada de la Constitución liberal de 1857 y las Le-
yes de Reforma especialmente la Ley Lerdo y la ley de naciona-
lización de bienes del clero, estas normas tendrán una repercu-
sión directamente en los hospitales.

El arte de partear, BIU

137
Unidad 5: Caridad, beneficencia pública y sanitarismo

Posteriormente al 5 de mayo de 1877, ya como presidente


Porfirio Díaz, crea la Junta de la Dirección de la Beneficencia
Pública, la primera mesa directiva la conformaron:
Dr. Miguel Alvarado. Sección Gobierno.
Dr. Manuel Carmona y Valle. Segunda Sección, Administra-
ción.
Dr. José Hipólito Ramírez. Tercera Sección, Estadística.
Sr. Manuel Gargollo.

En la Junta colaboraban otras personas de gran importan-


cia en el régimen porfirista, como lo fue, el licenciado Justo Be-
nítez, Secretario de Hacienda, que había estudiado en Europa Reglamentación de la prostitución en México, AGN

la organización de la Beneficencia Pública.


El primero de agosto de 1881 hubo un nuevo cambio en En lo que se refiere a Salubridad, desde el año de 1885 se
el gobierno que repercutirá en la Beneficencia Pública. Éste nombró titular del Consejo Superior de Salubridad, al doctor
cambio lo introdujo un reglamento que colocó a la Dirección Eduardo Liceaga y en el mantuvo hasta la caída de Porfirio Díaz.
de la Beneficencia Pública dentro del Ministerio de Goberna- Su gran labor se resume a la realización del primer Código Sa-
ción. Funcionaba por separado y con independencia de la pro- nitario Mexicano, que se aprobó el 15 de julio de 1891. Con ello
pia Secretaría, dividido en dos secciones: una que controlaba -dice Palavicini-, México fue el primer país en América Latina
la Beneficencia Pública -hospitales y hospicios-, y otra que se que codificó su legislación sanitaria. Fue el paladín de la coope-
encargaba del sanitarismo, el Consejo Superior de Salubridad ración sanitaria internacional y a él se debe la iniciación de las
Pública. Éste, que se hallaba sometido a la Sección de Benefi- Conferencias Sanitarias Panamericanas.
cencia, ahora tendrá “autonomía” y se encargará de las estrate-
gias y programas integrales que tienen que ver con lo que hoy
se conoce como salud pública y dará inicio al sanitarismo.

138
Unidad 5: Caridad, beneficencia pública y sanitarismo

Conclusión:
Durante el siglo XIX, con las guerras de Independencia, de Reforma y el advenimiento de las Leyes de Reforma y
el estado laico, la salud en México experimentó la transición de un modelo hospitalario basado en la caridad
cristiana (donde los hospitales y los enfermos estaban a cargo de las órdenes religiosas), a las Juntas y la
Dirección de Beneficencia Publica, donde se presenta la secularización de los hospitales y donde las
autoridades son de carácter civil. También, el hospital se vuelve parte de una estrategia integral de salud y en
donde los programas de salubridad dependerán del Consejo Superior de Salubridad.
Al sobrevenir la Revolución Mexicana de 1910, la organización hospitalaria del país sufre como todas las
instituciones públicas de la nación, las consecuencias de la violencia, la lucha armada y el abuso, que
acompañan al conflicto armado. Sin embargo, el régimen revolucionario crea el 16 de julio de 1915 a la
Dirección General de Beneficencia Pública, la cual sustituyó a la Junta de Beneficencia Pública de la época
porfiriana. Esta Dirección seguía dependiendo de la Ministerio de Gobernación y era el conducto oficial entre
ésta y las instituciones benéficas. A través de la Dirección General de Beneficencia se empezaron a centralizar
estos servicios públicos.
Con respecto a la sanidad pública, la Constitución de Querétaro de 1917, en el articulo 73, le otorgó mayores
facultades y mayor libertad de acción, al suprimir el antiguo Consejo Superior de Salubridad y sustituirlo por
dos instituciones distintas pero relacionadas una con la otra, el Consejo de Salubridad General y el
Departamento de Salubridad Pública. Es así como se consolida a la institución hospitalaria como parte de una
estrategia integral de salud.

Bibliografía:
Barquín, m. (2015). Historia de la Medicina. Ciudad de México: Méndez Editores.
Barquín, m., Méndez, f. (2013). Historia Gráfica de la Medicina. Ciudad de México: Méndez Editores.
Cárdenas, e. (2008). Introducción a la Historia de la Medicina en la Ciudad de México. Ciudad de México: Méndez Editores.
Carrillo, a.m. (2002) Economía, política y salud publica en el México porfiriano (1876 – 1910). História, Cièncias, Saúde-Manguin-
hos, París, Vol. 9 (suplemento): 67-68.

Fajardo, g. (1980). Breve Historia de los Hospitales de la Ciudad de México. México: Asociación Mexicana de Hospitales a.c./So-
ciedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina.

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Juan, m. (2005). Presente y futuro de la atención a la salud en México. Ciudad de México: lvii Legislatura Cámara de Diputados/
Inst. Inv. Jurídicas unam.

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Muriel, j. (1990). Hospitales de la Nueva España. Ciudad de México: Instituto de Investigaciones Históricas unam / Cruz Roja
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Ortiz, f. (2000) Hospitales. México d.f: Editorial McGrawHill.
Somolinos, g. (1978) Historia de la Medicina. Ciudad de México: Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina.

139
CAPÍTULO
IV
Unidad 1:

Enseñanza
de la Medicina
durante la
Revolución Francesa
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Minou del Carmen Arévalo Ramírez
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

Objetivo:
El lector reconocerá los cambios iniciales del siglo XIX en
la formación médica francesa, que intentaban dar respuesta
a las nuevas formas de ver la e nfe rme dad por la me dicina y
por la sociedad.

Introducción:
Los años que pre ce de n y sigue n inme diatame nte a la
Re volución Francesa, vie ron nace r dos grandes mitos con
re spe cto a las condicione s de salud de l pueblo francés; el
mito de una profe sión médica nacionalizada organizada a la
mane ra de la igle sia católica, e inve stida e n e l nive l de la
salud y de l cue rpo, de pode re s pare cidos a los que aquel
Enseñanza y práctica de la
e je rcía sobre las almas; y e l mito de una desaparición social
de la enfermedad, e n una sociedad sin trastornos y sin
pasione s. Los dos sue ños son opue stos, e l prime ro llama de
Medicina
una mane ra positiva a la medicalización rigurosa, militante y
dogmática de la socie dad; la otra llama también a la Desde 1707 con los Decretos de Marly en Francia, se había re-
me dicalización, pe ro de un modo triunfante y ne gativo, es glamentado la práctica de la medicina y la formación médica.
de cir la e nfe rme dad de sapare ce rá porque e l me dio social
Los artículos primero, sexto, noveno, décimo, decimocuarto y
ha sido corre gido, organizado y vigilado constante me nte , en
e l cual la me dicina desapare ce rá con su obje to y su razón de vigésimo segundo, establecían que la medicina a partir de esta
ser. fecha se enseñaría en todas las universidades del reino que hu-
Sabarot de LʼAvernière –al comienzo de la Revolución-, ve en los
biesen tenido una facultad; que las cátedras deberían ser dis-
sace rdote s y e n los médicos a los he re de ros naturale s de las
dos misione s más visible s de la Igle sia: la consolación de las putadas apenas estuvieran libres sin permanecer vacantes; que
almas y el alivio de los sufrimie ntos. Es pre ciso, por lo tanto, los estudios durarían como mínimo tres años comprobados
que se confisquen los bienes eclesiásticos del alto clero que los
con exámenes anuales para obtener los grados de bachiller, li-
ha apartado de su uso de origen y se entreguen a la nación, la
única que conoce pe rfe ctame nte sus propias necesidades cenciado y doctor; que deberían asistir obligatoriamente a los
e spirituale s y mate riale s. Los médicos al igual que los cursos de anatomía, de farmacia química y galénica y a las de-
sace rdote s de be n re cibir un sue ldo suficie nte para vivir con
mostraciones de plantas. El artículo vigésimo sexto postulaba,
dignidad, pue s son e llos “los ge nios tute lare s de la integridad
de vue stras facultade s y vue stras se nsacione s”. El médico no que nadie podría ejercer la medicina, ni dar ningún remedio ni
tendrá ya que pedir honorarios a quienes atiende, la asistencia siquiera gratuitamente si no había obtenido el grado de licen-
de los e nfe rmos se rá gratuita y obligatoria, se rvicio que la
ciado, incluyendo a todos los religiosos mendicantes.
nación ase gura como una de sus tare as sagradas.
Los cambios se han plante ado e n e l pape l y ahora deben Como parte complementaria de los estudios médicos, en
lle varse a la práctica, lo aquí plante ado bre ve me nte , e s una algunas universidades de Europa como Padua, Leyden y Cam-
de scripción de cómo se fue ron proponie ndo y adecuando
bridge, aparecieron cátedras de clínica; en Francia, a partir del
e sos cambios que afe ctaron la formación médica y los
siste mas de salud de todo el mundo occidental. Reglamento para Hospitales de 1775 se impuso un curso de
práctica clínica de las principales enfermedades.

142
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

Bajo estas condiciones aparecieron organismos de protec-


ción populares pero muy precarios, incluso hubo un retorno
a los hospicios para pobres. Fue entonces, cuando las clases
ilustradas decidieron imponer un control sobre el
ejercicio de la medicina, sancionando el saber de los nuevos
médicos, muchos de ellos improvisados o voluntarios en el
ejército. Se inició así un servicio hospitalario en el que junto a
la cama del paciente se juzgaba la aptitud de los alumnos e
incluso se les entregaba un diploma.
A finales del siglo XVIII la pedagogía vuelve a tomar un pa-
pel protagonista: formar era un medio de sacar a la luz y por
consiguiente de descubrir. La abolición de las viejas estructu-
ras hospitalarias y universitarias, permitieron la comunicación
inmediata de la enseñanza con el campo concreto de la expe-
Ceremonia Médica de la Universidad de Padua. Fuente: BIU Santé
riencia; fue así como la clínica se constituyó en eje para la reor-
ganización institucional de la medicina.
Sin e mbargo, a finale s de l siglo XVIII las críticas e ran uná-
nime s: los charlatane s se guían flore cie ndo; la e nse ñanza e n
la Facultad no re spondía a la e xige ncia de la práctica ni a los
nuevos descubrimientos; existían demasiadas escuelas de me- Primera propuesta
dicina por lo que la enseñanza no era homogénea; los estudios
eran muy costosos pues los profesores daban cursos pagados; revolucionaria
los estudiantes compraban sus exámenes y hacían escribir sus
te sis a médicos ne ce sitados. Ade más, e l nue vo médico de bía Correspondió a Antoine François de Fourcroy. presentar a la
Convención un informe sobre el establecimiento de una Es-
se guir e n sus visitas a otro ya re nombrado y al que finalme n- cuela de Salud en París, en el que se intentó crear ante todo
te tendría que indemnizar. Reinaba la corrupción y durante la un modelo para una Escuela única en toda Francia, donde se
Revolución Francesa se dictaminó la supresión de las cofradías formaran los oficiales de salud necesarios para todos los
hospi-tales, especialmente los militares, pues en los últimos 18
y el cierre de las universidades. En esa época los proyectos de meses habían muerto 600 médicos; se partía del concepto de
reorganización de las escuelas de Medicina son innumerables. que la medicina era una ciencia práctica cuya verdad y cuyos
La llegada de la guerra propició que una gran cantidad de logros interesaban a toda la nación, por lo que no se favorecía
a una elite, era el pueblo el que recibiría los beneficios de la
médicos -de sde el otoño de 1793- partieran al ejército, por lo verdad. Entendida así, la medicina debía tener relación
que los empíricos tuvieron un libre campo de acción: directa con la naturaleza; ya no se aprendería lo que creían
saber los maes-tros de otro tiempo.

“[…] el público es víctima de


una multitud de individuos poco
instruidos que, por su autoridad, se
erigen en maestros del arte, los cuales
distribuyen remedios al azar, y
comprometen la existencia de muchos
millares de ciudadanos” (Sabarot de
L’Averniè, 1789). Antoine François Fourcroy. Fuente: BIU Santé

143
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

“[…] la práctica, la manipulación se unirán a los preceptos tes: una en el lecho del enfermo, donde se haría observar a los
teóricos. Los alumnos se ejercitarán en los experimentos quími- alumnos los signos diagnósticos y los síntomas importantes de
cos, en las disecciones anatómicas, en las operaciones quirúr- la enferme dad y luego en el anfiteatro el profe sor continuaría
gicas en los aparatos. Poco leer, mucho que ver, y mucho hacer, con la historia general de las enferme dade s observadas en el
ejercer para la práctica misma y ésta en el lecho de los enfer- hospital, señalando las causas conocidas, probables y ocultas,
mos: he aquí lo que se enseñará, en vez de las vanas fisiologías, enunciaría el pronóstico y daría las indicaciones vitales, curati-
el verdadero arte de curar” (Fourcroy, III). vas o paliativas.
Fourcroy también propuso que la enseñanza clínica se ase- Los resultados no fueron satisfactorios, afirma Foucault, las
gurara con profe sore s bien remunerados para que se de dica- escuelas fueron escasas con pocos estudiantes y demasiados
se n a e lla a tie mpo comple to, e n tre s hospitale s de París; los enfermos, lo que propició la reaparición de las antiguas socie-
alumnos por su parte deberían tener: dade s médicas cuyo obje tivo e ra pre se ntar nue vas opcione s
para el estudio de la medicina. Alibert, Bichat, Bretonneau, Ca-
“una buena conducta, costumbres pu- banis, Desgenettes, Dupuytren, Fourcroy, Larrey y Pinel inicia-
ron una sociedad en París que buscaba una alternativa contra
ras, amor por la República y odio por los la formación apresurada y descompuesta. Sin embargo, a pesar
de grande s discusione s, pre sentación de plane s y propue stas
tiranos, una cultura bastante cuidada y, novedosas, la enseñanza de la medicina no pudo ser reglamen-
tada porque no se había atendido el problema real: el ejercicio
sobre todo, el conocimiento de algunas de la medicina.

ciencias que sirven como preliminares al

arte de curar”
(Fourcroy, III).

Se consideraron tres años de enseñanza, durante el primer


año o “clase de los principiantes”, se estudiaría -en el primer se-
mestre- anatomía, fisiología y química médica, -en el segundo
se me stre - la mate ria médica, botánica y física; durante todo
e ste año los alumnos de be rían fre cue ntar los hospitale s para
observar enfermos y la manera de curarlos. En el segundo año
o “clase de los iniciados”, corre spondían al prime r se me stre :
anatomía, fisiología, química médica, farmacia, medicina ope-
ratoria y en el segundo semestre la materia médica y la patolo-
gía interna y externa; en el transcurso de este año los alumnos
podían ser empleados en los hospitales en beneficio de los pa-
cientes. Finalmente, en el tercer año se iniciaban los cursos de CABANIS (Pierre Jean Georges). Collection de portraits. Fuente: BIU Santé

clínica, los alumnos se repartirían en los tres hospitales, rotan-


do cuatro me se s e n cada uno; la clínica compre ndía dos par-

144
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

La propuesta de Cabanis, el 4 Mesidor año IV, sobre la policía Reglamentación de la


médica parecía resolver el problema; consistía en realizar exá-
menes de los conocimientos fundamentales, sancionando con enseñanza y ejercicio de la
multas y prisión a quienes no los cumplieran, pero la propuesta
no fue aceptada. Había que diferenciar claramente entre oficia- Medicina
les de salud, cirujanos y médicos; los primeros con un empiris-
mo controlado y los segundos con una práctica reservada hacia En un Proyecto para la Organización de las escuelas de medici-
la clínica, lo que motivó nuevamente una reorganización de los na en Francia, diseñado por los comisarios Morisot, Descemet,
hospitales y dado el aumento de la miseria general, se decidió Lezurier y Dumangin, nominados por el decreto del 27 de enero
entonces que los hospitales volvieran a tener una personalidad de 1790, propusieron doce capítulos para normar el ejercicio y
civil y su administración fuese confiada a las municipalidades, la enseñanza de las ciencias médicas. En los primeros artículos
donde cada comunidad se haría responsable de su miseria, lo señalaban que se debía asignar el nombre de “Médicos” a todos
que también propició un contrato “oculto”: en el hospital donde los ciudadanos que fueran capaces de practicar la Medicina y
se cura a los pobre s se e nse ña la clínica que forma a los mé- cuyo de be r, e ra e l de pe rfe ccionar la cie ncia, su e nse ñanza y
dicos. Para Michel Foucault la profesión médica nacionalizada su ejercicio, con el fin de aplicarlos para el mejoramiento de la
fue el resultado de la Revolución Francesa; organizada a la ma- salubridad pública y el restablecimiento de la salud particular.
nera del clero e investida con poderes sobre el cuerpo humano, Para conseguir e ste fin, se constituiría un Comité de Salud en
parecidos a los que aquel ejercía sobre las almas. Fue por ello cada De partame nto que de be ría re alizar un dire ctorio de los
que le fueron confiscados los bienes a la Iglesia para el pago de facultativos que ejercieran la medicina. El Comité, conformado
los servicios de salud, con una asistencia gratuita y obligatoria a por un Presidente, un Secretario y Vocales, tenían como funcio-
los enfermos. Esta fue la obligación del Estado donde el médico nes: elaborar tratados elementales de las diferentes ramas de la
sólo era su instrumento. medicina, de las enfermedades esporádicas, epidémicas, endé-
micas y de los nuevos tratamientos simples o compuestos; su-
pervisar los establecimiento públicos que pudieran incidir sobre
la salud pública, como las tocinerías; vigilar las instalaciones hos-
pitalarias y mejorar su salubridad; vigilar las farmacias y a los far-
macéuticos, convirtiéndose en una policía del ejercicio médico.
La prime ra tare a de l médico e ra, por consiguie nte , políti-
ca. La lucha contra las enfermedades debía comenzar en una
gue rra contra los malos gobie rnos; son los médicos quie ne s
deben denunciar a los tiranos, pues son ellos los que atienden
a pobres y ricos, contemplando mansiones suntuosas y chozas
miserables, que no tenían otro origen que la tiranía y la escla-
vitud .Y en una sociedad donde no haya desigualdad, el médi-
co no te ndrá que de se mpe ñar un pape l transitorio; no habrá
ne ce sidad de acade mias ni de hospitale s, sólo simple s le ye s
dietéticas, formando y venerando a los ciudadanos en la más
exacta disciplina del ejército y la marina. La medicina no debe
sólo servir para curar enfermedades, debe desarrollar el cono-
cimiento del hombre saludable y no enfermo, y con ello llegar a
la perfección del hombre modelo.

145
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

La enseñanza médica en
los Hospitales
A principios del siglo XIX, Vicq d’Azyr les concedía mucha impor- Efe ctivame nte , e n poco tie mpo e sta re forma pe dagógica
tancia a los hospitales para el aprendizaje de la medicina, pues te ndrá una significación muy amplia, pue s se le re conoce rá
consideraba que de esta forma se podía resolver y de manera la facultad de re organizar todo e l conocimie nto médico, y de
universal la formación médica: asentarlo en el saber de la enfermedad misma. La clínica y sólo
la clínica podrá “renovar entre los modernos templos de Apolo
“Las enfermedades y la muerte ofrecen y Esculapio” ( Demangeon J.B, 1804).
Pe ro las condicione s de los hospitale s no e ra nada favo-
grandes lecciones en los hospitales, ¿se rable, la confiscación de los bie ne s lle gó incluso a incautar e l
dine ro líquido, lo que afe ctó e l funcionamie nto ordinario. Los
saca provecho de ellas?, ¿se escribe la his- heridos y enfermos militares han ocupado numerosos de estos
establecimientos, desplazando desde luego, a los otros enfer-
toria de los males que allí afectan a tantas mos que no pagan pe nsión. Otro proble ma, ocurrió de sde e l
comienzo de la guerra, cuando muchos médicos partieron para
víctimas?, ¿se enseña el arte de observar el ejército –voluntaria o involuntariamente-, dejando el campo
libre a los empíricos. Esta deshospitalización más que mejorar
y de tratar las enfermedades?, ¿se han es- los sueños revolucionarios, dejó a la población sin protección
ni socorro.
tablecido cátedras de medicina clínica?” Los cambios se iniciaron e n Montpe llie r, con la ne ce sidad
(Vicq d’Azyr, 1805) de formar médicos para el ejército, se designó a Baumes –an-
tiguo profesor universitario-, para ejercer en el Hospital Militar
de Saint Eloi y en el cual inicia una enseñanza clínica, una nue-
va forma de enseñanza médica en ausencia de toda estructura
ante rior, de un dominio e n e l cual la ve rdad se e nse ña por sí
misma y de la misma manera, a la mirada del observador expe-
rimentado y a la del aprendiz, el hospital es la escuela.

Vicq d’Azyr. BIUM

146
Unidad 1: Enseñanza de la Medicina durante la Revolución Francesa

Conclusión:

La medicina ofrece al hombre moderno el rostro perseverante y tranquilizador de su fin –


asegurando su muerte-, pero al mismo tiempo demorada y si ella anuncia al hombre el límite que
lleva en sí mismo, le habla también de ese mundo técnico que es la forma armada, positiva y plena
de su fin. Los gestos, las palabras, las miradas médicas tomaron en el siglo XIX una densidad
filosófica que ya antes había tenido el pensamiento matemático. La importancia de Bichat, de
Jackson, de Freud, en la cultura europea no prueba que eran tan filósofos como médicos, sino que,
en esa cultura y en ese tiempo, el pensamiento médico está comprometido por derecho propio en
la norma filosófica del hombre.

Bibliografía:
D’Azyr, V. (1805). Oeuvres. París.

De L’Avernière, S. (1789). Vue de Législation médicale adressée aux États géneraux.

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Desmecet, M., & Dumangin, L. (1790). Projet pour Lórganisation des Écoles de Médecine en France. Doyen: I’Imprimerie de Quillau.

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Fourcroy. (III). Rapport à la Convention au nom des Comités de Salut public et dÍnstruction poblique. Francia: Frimario.

147
Unidad 2:

La Escuela
Nacional de
Medicina
Martha Eugenia Rodríguez Pérez
Unidad 2: La Escuela Nacional de Medicina

Sobre la carrera de
Medicina
La carrera de medicina se enseñó de manera oficial en la
capital novohispana en 1578, no obstante que la Real
Universidad de México abrió sus puertas en 1553. La
creación de una facultad de medicina fue de suma
trascendencia para la Corona española dada la utilidad

Objetivo: práctica que tenía el ejercicio de la medicina en la


sociedad novohispana. El modelo médico que se
impartía en la Universidad se fundamentaba en la teoría
humoral de la enfermedad. Los autores leídos eran
Analizar el desarrollo de la enseñanza de la medicina en la
Hipócrates, Galeno, Rhazés y Avicena. Durante el periodo
ciudad de México en el siglo XIX, a partir de 1833, cuando se
virreinal la carrera de medicina fue más teórica que
adopta el modelo médico francés que pone énfasis en la
clínica y la anatomía patológica. práctica, siguiendo los estatutos de la Universidad de
Salamanca y manteniendo su tradicionalismo hasta
finales del virreinato. De manera independiente a la
Universidad, en 1768 se creó el Real Colegio de Cirugía
con una enseñanza teórico práctica bien equilibrada. Sin
embargo, en los últimos años del periodo virreinal

Introducción
permeaba una inquietud en el ambiente
académico, que demandaba una educación moderna,
basada en autores contemporáneos y con un decidido
enfoque hacia la clínica. Tras lograr la independencia de
La medicina moderna en México fija su punto de partida en México, es que tal hecho pudo llevarse a cabo.
1833. Una vez independizado el país y a partir de la reforma
educativa emprendida por el médico y vicepresidente de la
república Valentín Gómez Farías, se da un corte
epistemológico en el modelo médico que se impartía a los
estudiantes de medicina. La teoría humoral que se
enseñaba en la Facultad de Medicina de la universidad
virreinal fue superada por la teoría tisular procedente de
Europa. A partir de entonces se siguió el modelo francés, el
cual señala que las alteraciones anatomo-patológicas de
los diferentes aparatos y sistemas del cuerpo humano
condujeron hacia una nueva clínica basada en los hallazgos
obtenidos por la nueva disciplina.

Placa Conmemorativa de la Real Universidad de México. Viesca, p.

149
El 23 de octubre de 1833 se fundó e l Estable cimie nto de
La reforma educativa Ciencias Médicas, fusionando en una sola carrera la medicina y
la cirugía que hasta entonces se impartían de manera indepen-
Tras la independencia de México, se evidenció la necesidad de diente, una en la Nacional y Pontificia Universidad y otra en el
reformar la educación. Así, el 19 de octubre de 1833 el Congre- Colegio de Cirugía, que datan de 1551 y 1768 respectivamente.
so autorizó al Pode r Eje cutivo re e structurar la e nse ñanza, in- En 1834 el Establecimiento citado se transformó en Colegio de
cluyendo la de nivel superior. Esos años, en que Antonio López Me dicina; e l 24 de e ne ro de 1842 e n Escue la de Me dicina y e l
de Santa Anna se desempeñaba como titular del país no fueron 18 de agosto de 1843 en la denominación que ostentaría hasta
estables, pues además de los frecuentes conflictos bélicos na- 1960, la de Escuela Nacional de Medicina.
cionales e internacionales, el propio Santa Anna se ausentaba En sus inicios, la institución médica fue itinerante. Tras la in-
frecuentemente de la ciudad de México, razón por la que el vice- auguración de los cursos, el 5 de diciembre en el ex convento de
presidente Gómez Farías tomaba la tutela de la nación. Bethlemitas, pasó al edificio del ex convento del Espíritu Santo,
Producto de las ideas liberales del vicepresidente, fue la pro- poste riorme nte al Cole gio de San Ilde fonso, lue go al Cole gio
mulgación de las leyes que suprimían la Universidad de México, de San Juan de Le trán y más tarde re gre só al e dificio de San
de origen virreinal y tendencia conservadora, y por otra parte Ildefonso. Al cabo del tiempo, la Escuela Nacional de Medicina
creaba una Dirección General de Instrucción Pública que coor- alcanzó un domicilio definitivo que le llevó a alcanzar su afian-
dinaría la educación nacional en todos sus niveles. Un decreto zamiento como organismo docente. El hecho ocurrió el 7 de ju-
más de l mismo 19 de octubre se re fe ría a la cre ación de se is nio de 1854, cuando el Dr. José Ignacio Durán dirigía el plantel.
establecimientos de instrucción pública en el Distrito Federal, El logro se debió gracias al interés y unidad de los catedráticos,
que contemplaban la enseñanza media y superior. quienes, a título personal hicieron las aportaciones necesarias
Los seis establecimientos fueron de Estudios preparatorios para comprar el inmueble que había pertenecido al Tribunal de
-ubicados provisionalmente en el Hospital de Jesús-, Estudios la Inquisición y que daría estabilidad a la institución docente.
ideológicos y de humanidades –en el convento de San Camilo-,
Ciencias físicas y matemáticas –en el Colegio de Minería-, Cien-
cias Médicas en el ex convento de Bethlemitas-, Jurisprudencia
-en San Ildefonso-, y de Ciencias eclesiásticas -en el Colegio de
San Juan de Letrán-.

Fachada del Colegio de San Ildefonso. Fotografía tomada ad hoc

El Establecimiento de Ciencias Médicas significó el inicio de


la medicina moderna en México. Impartió varias carreras, la de
farmacia, de parte ras y la de médico cirujano, que e stuvo e n
la cima de todas las profesiones sanitarias. Correspondió a los
Litografía del Convento de Bethlemitas. Viesca, p. 78 médicos ejercer el control sobre los demás sanitaristas, tanto
en su formación como en su ejercicio, de manera que además

150
Unidad 2: La Escuela Nacional de Medicina

de los farmacéuticos y parte ras que ahí e studiaban, también Por su parte , las clase s prácticas de mandaban apoyos in-
acudían los intere sados en trabajar como dentistas y fleboto- ternos y externos. Los internos, en la propia Escuela; es decir, el
mianos, ya que la e scue la médica los e xaminaba para poste - museo, laboratorios y anfiteatros. Los apoyos externos se enfo-
riormente otorgarles el permiso para ejercer. El artículo 42 del caron fundamentalmente a los hospitales, donde el estudiante
bando dictado por el gobernador del Departamento de México, apre nde ría dire ctame nte fre nte al e nfe rmo, fue ra de consulta
Luis Gonzaga Vieyra dice: externa o internado.
“Los individuos que quieran ejercer en el Departamento de El anfiteatro de la Escue la batalló mucho para hace rse de
México, medicina, cirugía, farmacia, flebotomía, obstetricia o el cadáveres. En 1857 don Juan J. Baz, gobernador del Distrito Fe-
ramo de de ntista, se rán pre cisame nte e xaminados e n idioma deral decretó que los cuerpos de los que fallecieran en hospita-
castellano por el Estable cimiento de Ciencias Médicas”. (Gon- les o en prisiones podrían canalizarse a la Escuela Nacional de
zaga Vieyra, 1841) Medicina, siempre y cuando no fueran exigidos por sus deudos
La carrera de médico cirujano se integró por clases teóricas o por la autoridad judicial. Casi al finalizar el siglo XIX continua-
y prácticas. Las primeras se impartían por medio de lecciones ba el mismo problema. Maximino Río de la Loza expresaba que
orales que dictaba el profesor, con base en los libros de texto, la falta de cadáver era frecuente, motivo por el que se dejaba de
que fue ron obligatorios hasta 1906. A partir de l siguie nte año tener clase o se daba “teórica”, por lo que entre varios estudian-
los e ducandos sólo re cibían orie ntacione s de obras que los tes compraron una mula y arneses para trasladar del hospital
guiaran en sus estudios. Cabe mencionar que la mayoría de los hacia la Escue la uno o dos cadáve re s. Sobre éstos, e l mismo
libros de texto fueron de origen francés, adoptándose en Méxi- Río de la Loza decía:
co los postulados de la clínica parisina. Entre los textos de lec- “Los individuos mue rtos que se ponían a nue stra disposi-
tura obligatoria cabe mencionar el Précis élementaire de Phy- ción, eran asquerosos, no sólo por la clase de gente que entra
siologie (1833), del famoso fisiólogo François Magendie, quien a los hospitales, sino también por el abandono que antes había
apoyó el método experimental. en estas casas de beneficencia, por falta de recursos y otras ra-
zones” (Río de la Loza, 1892).
Respecto a los laboratorios, la Escuela Nacional de Medicina
contó con los siguientes: fisiología, química analítica, farmacia,
te rapéutica, histología, ope racione s, me dicina le gal y bacte -
riología e higiene. Respecto a este último, cabe mencionar que
fue e l prime r laboratorio de bacte riología médica humana e n
el país, fundado en 1887 por iniciativa del Dr. Ángel Gaviño Igle-
sias, quien realizó varias visitas a la capital francesa, donde Luis
Pasteur generó la teoría microbiológica. El material de labora-
torio, desde los microscopios hasta el instrumental quirúrgico
como escalpelos, tijeras rectas y curvas y aparatos en general
e ran fabricados e n e l e xtranje ro, particularme nte e n Francia,
Inglaterra y Alemania, y la Escuela Nacional de Medicina los ad-
quiría por medio de catálogos.

François Magendie, BIUM

151
Unidad 2: La Escuela Nacional de Medicina

Los planes de estudio


El programa académico que inició en el México de 1833 tuvo el Eduardo Liceaga estuvieron al tanto de los avances europeos,
mérito, como ya se apuntó, de unir la medicina y la cirugía en como la introducción de los métodos de percusión y de auscul-
una sola carrera. Con base en el modelo francés, las asignaturas tación, el progreso de la cirugía gracias a la asepsia, la antisep-
del nuevo plan de estudios comprendían el conocimiento del sia, la anestesia y el control de las hemorragias; la aparición de
cuerpo sano, anatomía y fisiología; el conocimiento del cuerpo nuevas ciencias derivadas de la difusión del uso del microsco-
enfermo, las patologías y, por último, también abarcó el estudio pio, como la histología y la anatomía patológica, entre otros que
de los recursos terapéuticos, médicos y quirúrgicos. A la asig- se iban incorporando a los programas de estudio.
natura de fisiología, entendida como ciencia de la vida, según
los postulados de François Magendie, se le añadieron aspectos
de higiene. La anatomía se estudió desde diversos puntos de
vista, general, descriptiva y patológica. La clínica interna trató el
funcionamiento y alteraciones de los órganos, como el hígado,
páncreas y tubo digestivo. Por su parte, la clínica externa se en-
focó a la patología fácilmente perceptible, como las fracturas o
alteraciones de la piel. La farmacia se impartió de manera teó-
rico práctica, con conocimientos de materia médica. De igual
manera se enseñaron la obstetricia y la medicina legal.
Un punto importante en el programa de la carrera de médi-
co cirujano es que presentaba las bases sobre las que se estaba
desarrollando la medicina moderna, que comprendía la mo-
dificación de los órganos del cuerpo humano en su función o
en su estructura anatomopatológica dentro de la concepción
del modelo biológico lesional; es decir, el descubrimiento de la Dr. Ignacio Torres. Viesca, p. 194
lesión a través de los signos y síntomas y la realización del diag-
nóstico con el pensamiento de la nueva clínica. Conforme pasaban los años, los planes de estudio tuvieron
Las diferentes generaciones de catedráticos, como Casimi- mayor profundidad y amplitud, como lo constata el hecho de
ro Liceaga, Pedro Escobedo, Ignacio Torres y Manuel Carpio en que las patologías y las clínicas se impartieran en cursos anua-
1833, o bien Leopoldo Río de la Loza, Miguel Francisco Jiménez les y hasta por dos años. La patología estudiaba las enfermeda-
y José María Vértiz que se incorporan a la Escuela de Medicina des, en tanto que las clínicas o estudio de los enfermos, consis-
en los años cuarenta y muchos otros de las siguientes genera- tían en pasar visita a los internos de los hospitales, realizando
ciones que seguían trabajando con gran profesionalismo, entre un diagnóstico y un método terapéutico.
ellos Porfirio Parra, Manuel Carmona y Valle, Rafael Lavista y

152
Unidad 2: La Escuela Nacional de Medicina

Los practicantes llegaban al hospital a las siete de la maña-


Sedes alternas para la na. Recibían a las personas que ingresaran y, al lado del profe-
sor, pasaban visita a los internos con el fin de observar el curso
enseñanza de las enfermedades y las alteraciones que sufrían los enfermos
en el día a día. Con las clínicas el practicante iba a identificar en
En cuanto se inauguraron las clase s e n e l Estable cimie nto de los enfermos las descripciones teóricas que había aprendido en
Ciencias Médicas, su director, Casimiro Liceaga solicitó el apoyo las aulas. Con esa labor iría reuniendo los elementos necesarios
de los hospitales. Por su parte, la Dirección General de Instruc- para realizar el fin supremo de sus estudios, curar.
ción Pública exigió a los nosocomios que facilitaran a la escuela El descubrir las alteraciones anatomopatológicas de los di-
médica los cadáveres y enfermos que se requirieran. En ese con- fe re nte s órganos o te jidos de l cue rpo humano, lle vó a que la
texto, para complementar la enseñanza impartida en las aulas, medicina se dividiera en dos vertientes, la clínica y la anatomía
las ciencias básicas, la Escuela Nacional de Medicina se afilió a patológica.
diversas instituciones asistenciales y de investigación. Entre las En e l hospital, e l alumno re visaba al pacie nte a través de l
primeras cabe mencionar los hospitales, que recibían a los es- inte rrogatorio y la e xploración física, obse rvando, palpando,
tudiantes de los dos últimos años de la carrera. Ahí se impartían auscultando y pe rcutie ndo con e l obje to de re unir suficie nte s
las clínicas que coordinaban dos intereses, la asistencia de los datos entre los síntomas y los signos para poder integrar síndro-
enfermos como función social y el cuidado de los mismos como mes y lograr un diagnóstico más específico. Por otra parte, si el
medio educativo, por tanto, el hospital requería del estudiante pacie nte falle cía, se le realizaba una autopsia al cadáve r para
o practicante, como se le llamó y éste a su vez, necesitaba de establecer un estudio anatomopatológico con el fin de conocer
la institución. Entre los documentos que el estudiante de me- la causa de su muerte
dicina debía presentar para solicitar fecha de examen profesio-
nal, estaba la constancia emitida por el director del nosocomio
donde se hubiera desempeñado como practicante.
Los hospitale s que apoyaron la e nse ñanza de la me dicina
en la ciudad de México fueron el de Jesús, San Hipólito, San Lá-
zaro, San Juan de Dios, Divino Salvador, San Andrés, San Pablo,
denominado posteriormente como Hospital Juárez; el Hospital
Militar, e l de Mate rnidad e Infancia, Valdivie so, e l Conce pción
Beístegui y a partir de 1905, el Hospital General de México, en-
tre otros.

Médico reconociendo a un paciente. Viesca, p. 219

El iniciador de la enseñanza clínica en la ciudad de México


fue Miguel Francisco Jiménez, quien destacó por sus estudios
sobre e l absce so he pático y su tratamie nto por me dio de la
punción evacuadora. El eminente clínico impartió diversas ma-
terias en la Escuela Nacional de Medicina: anatomía, patología
interna, prosector de anatomía y clínica interna. A partir de 1858
e mpe zó a publicar pe riódicame nte sus Le ccione s de clínica,
Fachada del Hospital de San Andrés. Viesca, p. 208 donde relataba con detalle el caso clínico; el padecimiento, los

153
signos identificados, el diagnóstico, hacía la descripción de los Entre los profe sore s que impartieron clase de clínica en el
hallazgos de la autopsia y la confrontación de éstos con la infor- Hospital de San Andrés figuran, e n los años tre inta Francisco
mación clínica. En sus clases anatomoclínicas, Jiménez llevaba Rodríguez Puebla e Ignacio Torres; en etapas posteriores Miguel
a cabo las correlaciones entre la clínica y la anatomía patológi- Francisco Jiméne z, Pablo Martíne z de l Río, Francisco Monte s
ca, lo que constituye uno de los pilares de la enseñanza de la de Oca, Manuel Carmona y Valle y, entre otros, Rafael Lavista,
medicina en los hospitales. quien además de dirigir el hospital, fundó ahí mismo, en 1896 el
Museo Anatomo Patológico, con fines didácticos y de investiga-
ción, a fin de impulsar la medicina nacional.

Hospital General. Viesca, p. 231

Dr. Miguel Francisco Jiménez. Viesca, p. 197


Otro relevante hospital que colaboró con la Escuela Nacio-
En el siglo XIX el hospital más frecuentado por los estudian- nal de Medicina fue el de San Pablo, fundado en 1847 y deno-
tes de medicina fue el de San Andrés, creado por el arzobispo minado a partir de 1872 como Hospital Juárez. Se enfocó a la
Alonso Núñez de Haro y peralta en 1779 con motivo de una atención de heridos, lesionados, leprosos, tifosos y presos en-
epidemia de viruela. Al pasar ésta, la institución continuó sus fermos, siempre con una alta demanda de pacientes, por lo que
funciones como hospital que atendía a toda clase de enfermos, fue de suma utilidad para la enseñanza, particularmente para
con excepción de los que padecían males mentales, lepra y en- la quirúrgica.
fermedades venéreas. En 1905 el Hospital de San Andrés cerró
sus puertas para ser sustituido por el actual Hospital General
de México. Por señalar cifras, cabe mencionar que en 1860 el
Hospital de San Andrés recibió 19 practicantes.

154
Unidad 2: La Escuela Nacional de Medicina

Las especialidades Conclusión:


médicas
La Escuela Nacional de Medicina es una institución compleja,
puesto que forma a los profesionales de la salud, médicos,
En la segunda mitad del siglo XIX se hizo manifiesta la necesidad
farmacéuticos y parteras. Es compleja también porque en su
de crear médicos especialistas y como diría Gastón Bachelard: interior se fue construyendo la ciencia moderna en México.
Sus catedráticos, sin importar a la generación que
“las especializaciones, en el terreno del pertenecieran, fueron personas comprometidas con su
tiempo, dispuestos a apropiarse de los conocimientos
europeos, pero también preparados para aportar, para crear
pensamiento científico, son tipos particu- la ciencia médica nacional, estudiando la epidemiología y los
recursos terapéuticos locales. El profesorado fue una élite
que supo sobrellevar los constantes conflictos bélicos y
lares de progreso”. económicos del país; supo intercambiar conocimientos y
(Bachelard, 1984 experiencias más allá de las aulas, como en las academias de
medicina, la de 1836, la de 1852 y la de 1864 que continúa
hoy en día en funciones con el mismo título que adoptó en el
Así, e n 1888 la Escue la Nacional de Me dicina ate ndió una siglo XIX, el de Academia Nacional de Medicina de México.
carencia que se sentía, cre ó cáte dras de perfe ccionamiento o La Escuela Nacional de Medicina, de empezar como un
especialidades médicas, para los estudiantes titulados o a pun- endeble organismo, terminó el siglo XIX como una sólida
to de hacerlo, con una duración de dos años que comprendían institución, que traspasó sus funciones docentes para
integrarse a la tríada de instituciones líderes en medicina; se
aspectos teóricos y prácticos de las siguientes áreas del cono-
colocó a la altura del Consejo Superior de Salubridad y de la
cimiento:
propia Academia Nacional de Medicina. En conjunto
CÁTEDRA MAESTRO
trabajaron por la “autonomía científica en el orden médico”,
Oftalmología Ricardo Vértiz como afirmara el Dr. Rafael Lavista en 1896.
Ginecología Nicolás San Juan
Bacteriología Ángel Gaviño
Enfermedades mentales Miguel Alvarado
Anatomía topográfica Adrián de Garay Bibliografía:
Gonzaga, l . (1841). Comunicado sobre la junta departamen-
Tabla 1
tal que ha acordado el reglamento de estudios médicos.
México: Diario del Gobierno de la República.
Las e spe cialidade s médicas e xigían la e stancia de l e stu-
diante en el hospital, resultando benéfico para ambas partes, Guerra, f . (2007). Historia de la Medicina (3ª e d.). Madrid:
institución y e spe cialistas. En 1894 se cre aron dos e spe ciali- Norma-Capitel.
dades más, la de Anatomía e histología patológicas, impartida Martínez, f . (1983). La escuela de Medicina 1833-1956. Méxi-
por el Dr. Francisco Hurtado y la de Clínica infantil a cargo del co: unam.
Dr. Carlos Tejeda. Fue hasta 1906 cuando las especialidades al- Río de la Loza, m. (1892). Algunos apuntes históricos sobre la
canzaron su afianzamiento, dado que el Diario Oficial del 22 de enseñanza médica capital. México: Escuela de Medicina.
noviembre dio a conocer no sólo el plan de estudios de la carre-
Rodríguez, m. e. (2008). La Escuela Nacional de Medicina,
ra de médico cirujano sino también el de las especialidades en
1833-1910. México: unam.
ciencias médicas.
Servín, m. (2000). Microbiología, vacunas y el rezago científi-
co en México a partir del siglo XIX. México: ciiemad.

155
Unidad 3:

Escuela de
Medicina en
Oaxaca
Guilebaldo Cruz Cortés
Conrado Robles Vázquez
Unidad 3: Escuela de Medicina en Oaxaca

Objetivo:
Introducción:
Analizar el desarrollo de la enseñanza médica en Oaxaca, a
través del análisis de diferentes periodos históricos, con la
finalidad de enriquecer la identidad de los médicos en una
cultura general acerca del desarrollo de la Medicina en
Oaxaca. Para ver el video de introducción ingresa aquí.

Introducción:
Hospital Real de San
En Oaxaca se encuentra el Centro ceremonial de Monte Albán, Cosme y San Damián
como gran centro civilizador Mixteco-Zapoteco, cuya
importancia se pone de manifiesto en la orfebrería y en los Aun cuando los historiadore s re latan vagame nte la e xiste ncia
vestigios de una rudimentaria Escuela de Medicina. En este de un Hospital Re al instalado por He rnán Corte z, lo cie rto e s
lugar podemos encontrar un conjunto de figuras humanas
que ane xo al te mplo de San Cosme fue fundado hacia e l año
grabadas en grandes lozas irregulares con incisiones
1570 por Fray Bernardo de Alburquerque, construcción que más
profundas, entre las cuales sobresalen figuras de escenas
médicas: por ejemplo, mujeres en postura de parto. tarde tuvo la protección del Rey de España, y de ahí el nombre
Existen diferentes interpretaciones con respecto a las de Hospital Real. Contaba con 50 camas, las que aumentaron
imágenes, sin embargo, "dados los defectos corporales que a 400 o más en los periodos de epidemias. Figura importante
estas figuras revelan pueden considerarse como casos fue fray Andrés Gutiérrez, quien además de ocuparse de los as-
patológicos grabados en la dureza de la piedra, para pe ctos re ligiosos pre stó cuidados médicos y quirúrgicos. Los
perpetuarlos y que sirvan de lección a las generaciones
Hipólitos estuvieron en el nosocomio hasta el último tercio del
posteriores” (Ramírez, 1963).
siglo XVIII.
Estas reflexiones pueden ser las más acertadas si
consideramos el grado de cultura alcanzado por los
pobladores de Monte Albán, así como los diferentes
procedimientos de medicina y cirugía que ya empleaban tales
como, extracción e incrustaciones dentales, asistencia de
partos, reducción de fracturas, práctica de sangrías, cura de
heridas, apertura de abscesos y trepanación de cráneos
humanos.
Uno de los principales escritores sobre Monte Albán, Mario
Pérez Ramírez, expone que este complejo: “ Es un sitio donde
se han encontrado diversas manifestaciones de arte médico
con una secuencia constante y progresiva, desde la más
sencilla hasta la más compleja, prueba de que prevaleció la
intención de continuidad con el objeto de colectar, conservar y
que sirviera de base para la enseñanza de las generaciones
siguientes. Por lo que podemos deducir que Monte Albán fue Convento Dominico en Oaxaca.
un sitio de difusión del pensamiento médico en Mesoamérica"

157
Unidad 3: Escuela de Medicina en Oaxaca

Hospital de Sta. Catarina Hospital de Nuestra


Mártir o de San Juan de Señora de Guadalupe.
Dios. En el año de 1678 fueron llamados a Oaxaca los Betlemitas y se
les otorga la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe; y el con-
Cerca de las Riveras del Atoyac, fue construida una capilla en vento anexo. Ellos promovieron la ampliación de las instalacio-
1526, mandada a construir por orden de Hernán Cortez a la que nes, fundándose en ellas el hospital de Nuestra Señora de Gua-
llamaron Santa Catarina Mártir, en 1690 el edificio fue renovado dalupe alrededor de 1686. Este hospital dependía del Hospital
y entonces se solicitó el anexo y la construcción de un Hospital, Belem de la ciudad de México, y tuvo un gran auge funcionando
mismo que fue inaugurado el 8 de Octubre de 1702. Este con- como hospital para convale cie nte s; pe ro habie ndo sido una
vento fue construido con todas las enfermerías y oficinas de un institución de religiosos ricos que contaba con salas especiales
hospital, presto servicio por más de un siglo de manera eficien- que requerían de grandes erogaciones, no pudiendo superar la
te, durante las epidemias de viruela de los siglos XVIII y XIX, así carga económica, a mediados del siglo XVIII comenzó su deca-
como en las ocasiones en que el cólera morbus invadió Oaxaca dencia; para 1972 tenían cuantiosas deudas por lo que los Bet-
en el siglo XIX; en agosto de 1833, agosto de 1850 y agosto de lemitas perdieron todos sus bienes, y el hospital tuvo que ser
1853, hasta que, por falta de recursos y fallecimiento de los Jua- clausurado antes del final de la Guerra de Independencia.
ninos, el establecimiento quedo clausurado.

Ventanilla para circulación de aire en las enfermerías.

Cartilla de Partos. Biblioteca Burgoa, UABJO

158
Unidad 3: Escuela de Medicina en Oaxaca

Hospital Civil o de San La Escuela de Medicina en


Francisco. Oaxaca
En 1864, el Hospital Civil y de Sangre, que se encontraba en la La enseñanza de la medicina y cirugía en Oaxaca se inicia en el
Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, fue trasladado al con- año 1827, cuando abre sus puertas a la sociedad el Instituto de
vento de Franciscanos y destinado a funcionar desde entonces Ciencias y Artes -que es el antecedente institucional de nuestra
como hospital Civil. El 18 de e ne ro de 1883, e l Gobe rnador Unive rsidad Autónoma “Be nito Juáre z” de Oaxaca-; instalado
Inte rino Constitucional de l Estado, Ge ne ral Mariano Jiméne z, en la casa número 8 de las calles San Nicolás -actualmente ave-
orde no que se construye ra e n e l jardín de l hospital un nue vo nida hidalgo-, inicia sus labores con las cátedras de medicina,
departamento con espacio para 100 camas, el cual fue entrega- cirugía, de re cho civil y natural, de re cho público y de ge nte s,
do en junio del mismo año. En junio de 1886 se termina la cons- de re cho canónico e historia e cle siástica, e conomía política y
trucción de la Sala de Operaciones y durante la administración estadística, física y geografía, lógica, matemáticas, ética, inglés
de l Se ñor Ge ne ral Manue l García Vigil, se adquirió e l prime r y francés. El instituto de ciencias y artes se convierte así, es la
aparato de Rayos “X”. El Se ñor Lice nciado Ge naro V. Vásque z, segunda institución dentro de la República Mexicana en la en-
gobernador del Estado, se avoco durante su gestión guberna- señanza de la medicina y cirugía.
me ntal, a la re construcción de l mismo y transformarlo e n un En 1834 egresó el primer médico titulado; y en 1845 se intro-
establecimiento que llenara las exigencias de la época. En esta duce la enseñanza de la Obstetricia en el Instituto de Ciencias y
forma se inició una nueva era del estímulo entre la sociedad oa- Artes del Estado de Oaxaca, y en 1880 se funda la carrera para
xaque ña, para lle var a cabo durante los años 1926 y 1927, las parteras en el Instituto de Ciencias de Oaxaca. Por decreto del
mejoras que hicieran funcionar el hospital de manera correcta. Lic. Don Benito Juárez, el 14 de agosto de 1857, quedó designa-
Con la construcción de un nuevo Hospital Civil en el norte de la do el hospital general como área clínica oficial para la Escuela
ciudad, mismo que inicio su operación el 5 de mayo de 1965, de Me dicina y Cirugía, del instituto de Ciencias y Artes del Es-
dejo de existir el antiguo y deteriorado edificio, luego de prestar tado.
sus servicios de manera ininterrumpida.

Frontispicio de la Facultad de Medicina, UABJO

Litografía de Benito Juárez autografiada. Biblioteca Burgoa, UABJO

159
Unidad 3: Escuela de Medicina en Oaxaca

A fines de 1931, el instituto obtuvo su autonomía y deja de


depender de la sección de educación del gobierno, sin embar-
go, se adquirió la autonomía completa hasta el 20 de diciembre
de 1943, denominándose Instituto Autónomo de Ciencias y Ar-
tes del Estado de Oaxaca, posteriormente en agosto de 1971 se
emite el decreto como Universidad Autónoma “Benito Juárez”
de Oaxaca –UABJO-. Para entonces, la Escuela de Medicina
que funcionaba en el edificio central, en la esquina de las calles
de Independencia y Macedonio Alcalá, se traslada en octubre
del mismo año al convento de San Francisco, en la esquina de
Bustamante y Burgoa, albergando además las licenciaturas de
odontología, enfermería y obstetricia, y farmacia. Progresiva-
mente, se independizaron dichas escuelas; la de farmacia dio
origen a la actual Escuela de Ciencias Químicas.
La escuela cambió de domicilio en dos ocasiones más, una
en la casa ubicada en la esquina de las calles de Porfirio Díaz y
Morelos, y otra en el convento de San Pablo ubicado en la calle
de Fiallo. Finalmente, se cambia al actual edificio, el casco de
la Ex-Hacienda de Aguilera, reconstruido y adaptado ex
profeso. El 27 de marzo de 1968, se realizó la reinauguración
del edifi-cio de la entonces denominada Escuela de Medicina,
Cirugía y Enfermería. En 1988, la Escuela alcanza el rango de
Facultad al ofrecer siete especialidades médicas en convenio
con hospita-les de la localidad.
Conclusión:

Con la llegada de los españoles a México, la estructura


cultural y social sufrió grandes cambios; en el caso de la
atención médica, al igual que en el resto del país el
surgimiento de los hospitales estuvo íntimamente
relacionado con el clero.
En la ciudad de Oaxaca en tiempos de la colonia existieron
tres hospitales: el de San Cosme y San Damián, que estaría a
cargo de la orden de los hipólitos, el de los juaninos y el de
los betlemitas, dichas órdenes religiosas tenían otros
hospitales en tierras novohispanas. Los hospitales se podían
considerar como “generales” ya que atendían y recibían a
todo tipo de personas, quizás esa fue la razón por la que no
existió en la vieja Antequera un hospital de indios, como
Mural de la historia de la medicina en Oaxaca
ocurrió en otras partes de las tierras colonizadas.

160
Unidad 3: Escuela de Medicina en Oaxaca

Bibliografía:
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Ramírez, M. (1963). Medicina Precortesiana. Las estelas de Monte Albán. Talleres de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca.

161
Unidad 4:

Inicio de la enseñanza
de la medicina en
Puebla
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Unidad 4: Inicio de la enseñanza de la Medicina en Puebla

Objetivo:
Conocer de manera breve, las formas y procedimientos para la enseñanza de la medicina en la ciudad de Puebla, su plan de estudios, los
programas de cada cátedra, características de alumnos y profesores, formas de evaluación y reglamentos.

Introducción:
A partir de 1834 se inician oficialmente en el Establecimiento de Ciencias Médicas, las cátedras para formar Médicos-Cirujanos
en el seno del Hospital de San Pedro y en las instalaciones del Colegio del Estado. Se consolidaba, finalmente, el tan anhelado
sueño poblano de formar sus propios facultativos sin depender de la ciudad de México, y siguiendo el modelo francés,
formarlos en las dos disciplinas que tanto tiempo habían estado separadas, la medicina y la cirugía. El Establecimiento no era
autónomo, dependía orgánica y funcionalmente de la Dirección de Sanidad, organismo gubernamental creado por el nuevo
Gobierno del Estado de Puebla para dar legalidad al ejercicio y estudio de las ciencias médicas. En términos generales, asumía
las funciones que el recién desaparecido Protomedicato había realizado, pero circunscribiendo su radio de acción solamente
a la entidad poblana. Durante sus primeros veinticinco años, desde su legislación en 1831 y hasta su primera clausura en 1855,
el Establecimiento de Ciencias Médicas funcionó como instancia puramente operativa, sin directivos, sin presupuesto y sin
instalaciones propias. Dentro del Hospital de San Pedro, los Comisarios y el Rector, fueron los encargados del buen desarrollo
de los programas clínicos y en el Colegio del Estado, la Dirección de Sanidad se encargó de controlar que la parte teórica se
cumpliera como estaba previsto.

Primer Plan de Enseñanza de Ciencias Médicas


El 6 de enero de 1834 se iniciaron por primera vez, las clases
para la formación de médicos quirúrgicos en la Ciudad de Pue-
bla, con el Plan de Estudios que hacía poco, la Dirección de Sa-
nidad había aprobado. El Reglamento aprobado en 1832 sólo El Plan ya terminado por la comisión, fue propuesto a la Di-
señalaba la duración de la carrera y las materias que habían de rección de Sanidad en sesión del 30 de diciembre de 1833 y fue
cursarse, por lo que la Dirección de Sanidad encomendó a va- aprobado con algunas pequeñas adiciones, las cátedras
rios profesores que propusieran los programas, los libros y las fueron las siguientes:
metodologías de enseñanza que debían seguirse en cada cáte-
dra. El resultado fue un: Cátedra de Anatomía General y Descriptiva. Primera ma-
“Plan de Enseñanza y elección de doctrinas que se han teria básica correspondiente al primer año, que se divi-día
adoptado por la Dirección de Sanidad para que se sigan en las en dos partes: Anatomía General, para la cual los dis-
Cátedras de Medicina y Cirugía en el año entrante a propuesta cípulos debían seguir el compendio de la Anatomía de
de los respectivos catedráticos de las mismas”. Bayle; no obstante, el catedrático podría extenderse en las
lecciones acomodándose a las doctrinas de Bichat y de
Meckel, especialmente en los preliminares comunes a la
ciencia anatómica. La cátedra se podría auxiliar con
“estampas anatómicas y piezas de la misma clase, de
cera o pasta,” pero nunca estos auxiliares, podrían sus-tituir
totalmente las disecciones. Se contrató ex profeso, dos
mozos con un sueldo de tres pesos para el servicio de la
cátedra, cuidando de la limpieza y disposición de lo
requerido en la sala de disecciones, procurando el trato de
los cadáveres con decencia requerida, tratándose es-
pecialmente a los del sexo femenino.

Fachada del Hospital General de Puebla


163
Cátedra de Fisiología e Higiene. Durante el segundo año,
los alumnos iniciaban e sta se gunda cáte dra, conside -
rada como la se gunda básica y muy importante para
e l e studio de las cie ncias médicas. Para e l e studio de
la Fisiología, se propuso el compendio de Fisiología de
Richerand, memorizando las definiciones y la parte del
texto que al catedrático le pareciera necesario; éste am-
pliaría los conocimientos de otros autores reconocidos
en el ramo como Bichat, Magendie, Adelón, Chaussier y
otros. Ya que esta parte de la medicina se encontraba re-
lacionada con la Historia Natural, la Química y la Física,
utilizando principalmente la obra de Fourcroy, profesor
de Química e n e l Real Jardín Botánico. Para e l e studio Cirugía en el Hospital General de Puebla, 1881. Biblioteca “Lafragua”, BUAP

de la Higiene, durante el segundo semestre, los alumnos


seguirían las doctrinas de Bouchet y Frenlad, aunque el Para e l se gundo se me stre de e sta cáte dra, e l alumno se
cate drático te nía la obligación de realizar la aplicación iniciaba en las lecciones sobre los partos siguiendo el texto de
de e sas doctrinas: a las localidade s de la Re pública, a Capurón, auxiliándose con las e stampas de Mayguie r, e n las
nuestras costumbres y a nuestra constitución; que se ha operaciones manuales que se pudieran hacer en un maniquí y
modificado por consecuencia de las primeras, al “cruza- en los casos prácticos que ocurrieran en el Hospital General. El
miento de las razas que componen nuestra población.” catedrático debía hacerse de un esqueleto de la pelvis de mu-
Cátedra de Operaciones y Partos. Durante el tercer año jer, en el que verificaría -enseñando a los alumnos-, las medidas
los alumnos re gre saban al Hospital Ge ne ral para cur- de la pelvis auxiliándose con el “pelvímetro.” Además, debería
sar Ope racione s durante e l prime r se me stre , tomando coleccionar fetos o sus esqueletos, para estudiar la conforma-
como te xto básico el de Coster, pero con las adicione s ción de sus cráneos, así como el desarrollo de su volumen en
que e l cate drático juzgase conve nie nte s, tomadas de las diversas épocas del embarazo. Como apéndice, debía tam-
otros autores como, Sabatier, Begin y Bell. La enseñan- bién enseñar las obligaciones morales del “comadrón” con res-
za de e sta mate ria e ra e mine nte me nte práctica; cada pe cto al bautismo de l fe to, así como conoce r e ide ntificar las
operación se realizaba sobre cadáver en el anfiteatro y se ñale s de l e mbarazo e n los prime ros me se s, cuando éste se
cuando se pasaba al cue rpo vivo, e l cate drático de bía hacía objeto de una averiguación judicial.
me ncionar ante s de iniciar, e l obje to de la ope ración,
su clasificación, sus indicacione s y contradiccione s ge -
ne rale s, las circunstancias e n que de bía re alizarse y la
probabilidad de su éxito. Todo lo anterior se basaba en
e l artículo de ope racione s de l Diccionario de cie ncias
médicas.

Salas de pacientes del Hospital General de Puebla

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Unidad 4: Inicio de la enseñanza de la Medicina en Puebla

Cátedra de Materia Médica y Medicina Legal. También En la clase del mediodía, se explicaba a los alumnos los fe-
en el tercer año se cursaba esta materia, pero en el Co- nómenos observados en la visita clínica y se explicaban las pa-
legio del Estado. En el primer semestre se tomaban las tologías externas, siguiendo la clasificación de Roche, Sansón y
lecciones de Materia Médica, tomando como texto el de Le noir, ilustradas con otros autore s quirúrgicos, e spe cialme n-
Barbiers, debiendo el catedrático reducir sus lecciones, te las enfermedades de huesos y todas las formas externas de
dando primero una idea general del “simple” como ob- la infe cción sifilítica. Si por alguna razón ocurría la mue rte , e l
jeto de la Historia Natural, de scribiendo sus caractere s profesor y los alumnos deberían realizar la autopsia correspon-
dándoles la denominación que han recibido en las cien- diente.
cias naturales, así como el nombre provincial o común
con e l que la ge nte los conoce ; e n los e le me ntos de l
reino mineral, debía presentar sus caracteres y denomi-
naciones según la nomenclatura química, sin olvidar los
sinónimos. Pasaría luego a comentar las propiedades de
todos ellos en el cuerpo humano como medicamentos,
presentando a los alumnos con imparcialidad crítica, lo
que las observaciones de otros autores y la suya, le ha-
yan hecho conocer sobre las virtudes curativas de cada
uno de estos. Para el segundo semestre se iniciaban las
lecciones de Medicina Legal, siguiendo el texto de Brian,
comple me ntándolo con e l de Orfila, principalme nte
cuando se trataba de un envenenamiento. También de-
bían estudiarse todos los Decretos del Estado de Puebla
sobre la letalidad de las heridas, para que los discípulos Sello de la Junta Directiva del Colegio de Medicina de Puebla.Biblioteca

se hicieran expertos en el modo de dictaminar la causa “Lafragua”, BUAP

de éstas, conforme a los lineamientos y precisiones que


exigían los Tribunales. Cátedra de Patología y Clínica Internas. Para la forma-
Cátedra de Patología y Clínica Externas. Esta materia se ción de l médico, e sta e ra la cáte dra más importante ,
impartía e n dos parte s, la clínica se abordaba al pasar más larga y que me jor de bía mane jar. Se cursaba du-
visita a los pacientes muy temprano, mientras que la ex- rante los tres últimos años, considerando a los alumnos,
plicación patológica se daba al medio día durante todo como de primero segundo o tercer año de clínica inter-
el cuarto y quinto año sin división semestral. Tenía dos na. Se re alizaba también e n dos parte s al igual que la
componentes, uno teórico y otro práctico que permitía Patología y Clínica Externa, llevando incluso los mismos
el abordaje de las solucione s de continuidad en la piel horarios y procurando que el catedrático eligiera como
y en los tejidos, grupo en el que se encontraban las úl- mínimo sie te e nfe rmos agudos o crónicos, los que se
ceras, las heridas, las quemaduras en sus diversos gra- distribuirían entre los alumnos, para que ellos anotaran
dos, las alteraciones de la organización de la piel, en el las series de fenómenos o síntomas, clasificados según
te jido ce lular subcutáne o como las “fungosidade s” e n la norma que les presentara su profesor. En caso de que
las mucosas y los procesos de cicatrización. También se el paciente hubiera fallecido, se agregaban los datos de
e studiaban los me dios te rapéuticos más se ncillos, las la “autopsia cadavérica,” siendo conveniente la guía de
reuniones por primera intención, los apósitos y vendajes un autor de Anatomía Patológica, cuyos principios tam-
simples. Temas muy diversos de la ciencia, pero que por bién debían enseñarse en esta cátedra.
su práctica cotidiana cobraban gran importancia.

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En el método de la observación se debía seguir la Clínica de
Martinet y en la e valuación de los síntomas la Semiyottica de Los catedráticos
Boubaiss. Los alumnos de se gundo y te rce r año e ran los re s-
ponsable s de las obse rvacione s clínicas, mie ntras que los de La prime ra labor de los cate dráticos, fue la propone r los mé-
primer año, se asociaban a éstos sin obligación de apunte. Otra todos de e nse ñanza, los instrume ntos que se re que rían para
obligación del catedrático, era habituar a los alumnos a realizar la cátedra y los libros de texto que servirían de base. Termina-
la auscultación mediata o inmediata bajo la doctrina de Laen- do e l programa de cada cáte dra, se some tía a la discusión y
nec, como medio de encontrar señales y determinar las enfer- aprobación de la Dirección de Sanidad y una vez aprobado en
me dade s, principalme nte las de l pe cho; e l pulso también e ra conjunto, se proce dió a otorgar e l nombramie nto oficial a los
objeto de enseñanza, procurando su instrucción tanto práctica catedráticos, quedando bajo el mando de la Dirección y perci-
como teórica. biendo un salario anual que los obligaba a cumplir con normas
La parte filosófica no se descuidó. El catedrático selecciona- y procedimientos, algunos ya establecidos en el Reglamento de
ría los aforismos de Hipócrates que debía memorizar el alumno, 1832 y otros que irán surgiendo con el devenir de los cursos.
así como algunas proposiciones de Broussais en su examen fi- Los primeros catedráticos nombrados a partir del 6 de ene-
siológico. ro de 1834, día en que comenzaron las actividade s e scolare s,
Cátedra de Botánica. Esta mate ria también se cursaría fueron: José Mariano Rivadeneyra para la cátedra de Anatomía,
durante los años cuarto y quinto, pero sólo de junio a oc- Francisco Rivade ne yra para la cáte dra de Patología Exte rna,
tubre, meses de temporada de agua, en que es más fácil José María Molina para la cáte dra de Ope racione s y Partos,
el cultivo de plantas. Aunque el Jardín Botánico no pudo Juan de l Castillo para la cáte dra de Fisiología e Higie ne , Ale -
constituirse por falta de re cursos e conómicos, ante la jandro Martíne z para la cáte dra de Materia Médica y Me dicina
ne ce sidad de un áre a para iniciar las prácticas, e l Go- Legal, José María Zepeda para la cátedra de Patología Interna
bierno dispuso que se utilizara el jardín del Colegio del y José Ignacio Eche ve rría para la de Botánica. Se nombraron
Estado -se gundo patio de l Carolino-, siguie ndo como además dos profesores suplentes: Pedro Calderón y Juan Ne -
doctrina las Tablas Botánicas de Antonio de la Cal, que pomuceno Fernández.
fueron impresas por la Academia Médico Quirúrgica. Se El control de los alumnos se re alizaba me diante un libro
obligaba al cate drático a formar un he rbario para que que cada catedrático tenía la obligación de llenar, en el que se
supliera las plantas vivas cuando su cultivo se dificultara. asentaba la fecha de ingreso del alumno, las faltas de asistencia
Se consideraba también la contratación de un hortelano a las cátedras, su aprovechamiento y algunas “circunstancias”
con salario y habitación en el mismo jardín, el que culti- que podían influir en su carrera o que estuvieran relacionadas
varía de acuerdo a las instrucciones del catedrático. con los certificados que se le expidiesen.

Segundo patio del Colegio del Estado, hoy BUAP

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Unidad 4: Inicio de la enseñanza de la Medicina en Puebla

El Reglamento de 1832, señalaba claramente las obligacio-


Los alumnos nes de los alumnos: a) Tener los libros designados en el méto-
do que formare el Catedrático; b) Asistir con puntualidad a las
Para ingresar al Establecimiento de Ciencias Médicas, después cátedras que respectivamente les obliguen, y en las horas se -
de expedida la Ley del 6 de junio de 1831, los alumnos se debían ñaladas en e ste reglamento; c) Obe de cer, y guardar el debido
presentar ante la Dirección de Sanidad y solicitar su ingreso con respeto a los Catedráticos en todo lo concerniente al estudio:
un docume nto que avalara la obte nción de l grado de Bachi- d) Re spe tar asimismo a los Comisarios, Re ctor, facultativos, y
ller en Arte s, Bachiller en Filosofía o de haber cursado Filoso- practicantes mayores del Hospital: e) Sujetarse a sus estatutos
fía, Gramática, Química y Metafísica o Latinidad; esto se debía y reglamentos, y curar de pinzas dos enfermos por lo menos.
a que cada Cole gio asumía dife re nte s programas, pe ro todos La falta o incumplimiento de lo anterior era causa de san-
e llos se conside raban “pre paratorios” y por lo tanto “válidos” ción; la prime ra ve z con amone stación, la se gunda con un
para el estudio de las ciencias médicas. Para el estudio de Far- arre sto de ve inticuatro horas sirvie ndo e n e l Hospital y cuan-
macia, se requería que el alumno supiera latín y para estudiar do reincidiera por tercera vez, la pena sería de hasta cuarenta
me dicina se e xigía e l francés; sin e mbargo, éste último tuvo y ocho horas de arresto, informando a la Dirección de Sanidad.
concesiones en cuanto al tiempo, pues aún en 1834 no existía El primer aspirante que hizo su solicitud, fue Manuel Ignacio
un establecimiento para aprender el lenguaje en la ciudad de Ibarra el 21 de septiembre de 1831 que, tras haber terminado
Puebla, por lo que se admitía a los alumnos y se les concedía un sus e studios como Bachille r e n Filosofía e n la Unive rsidad de
plazo no mayor de cuatro meses para su adquisición. México, fue aceptado, aunque tuvo que esperar hasta enero de
1834, fecha en que se abrieron los cursos como ya menciona-
mos. Alumno brillante, presentó su examen final en octubre de
1837 y por su aplicación y dedicación, en marzo de 1838 ocupó
la cáte dra de Ope racione s. No sólo se había formado e l pri-
mer Médico Cirujano, sino también un nuevo catedrático para
el Establecimiento. A partir de 1834, el número de solicitantes
aceptados disminuyó manteniendo un ingreso de 8 alumnos en
promedio por año, hasta 1852.

Programa de Medicina, 1882. Biblioteca “Lafragua”, BUAP

167
Unidad 4: Inicio de la enseñanza de la Medicina en Puebla

Los exámenes
Estos se realizaban de acuerdo a la Ley, a principios de enero y
de julio, los últimos meses de los semestres. Las fechas se acor-
daban por la Dirección de Sanidad, generalmente dos días por
la tarde, en que se verificaban todos los exámenes de todas las
cátedras. Los exámenes teóricos se realizaban en el Colegio del
Estado, sede del Establecimiento de Ciencias Médicas y de la
Dirección de Sanidad; mientras que los exámenes prácticos se
realizaban con enfermos en el Hospital General. Para cada cá-
tedra, se nombraba un jurado integrado por el catedrático de
la materia y dos miembros de la Dirección de Sanidad, corres-
pondiendo entre quince y veinte minutos a cada sinodal para
preguntar al alumno examinado y al finalizar se daba el voto.
Sólo existían dos posibles resultados: aprovechado o desapro-
vechado. Los resultados se asentaban en actas y en ocasiones
en el libro de alumnos aceptados. Cuando un alumno aproba-
ba, pasaba a la siguiente cátedra y caso contrario, continuaba
en la misma con el derecho de solicitar un nuevo examen antes
de concluir el siguiente semestre.

Acta de los exámenes escolares de los alumnos de las Escuela de Medicina,

de 1843. Biblioteca “Lafragua”, BUAP

Del examen para recibirse de Médicos cirujanos. Una vez


concluidos todos los estudios de las cátedras y con sus
ce rtificados corre spondie nte s, los alumnos solicitaban
a la Dirección de Sanidad el examen final, comproban-
do haber estudiado el tiempo prescrito por la Ley y con
re fe re ncias sobre sus “bue nas costumbre s.” En se sión
extraordinaria del 9 de octubre de 1837, se le realizó el
examen a Manuel Ignacio Ibarra, primer alumno acepta-
do y que terminó en tiempo y forma. Al día siguiente y en
nueva sesión extraordinaria, se reunieron los directores
y se realizó el examen práctico en el Hospital, el que fue
aprobatorio y se finalizó el acto tomándole el “juramen-
to de estilo.” Finalmente se mandato que se le extendie-
se el Título en papel de sello. Una vez aprobados los titu-
lados podían ejercer la medicina y cirugía, dentro o fuera
del Estado de Puebla.

168
Unidad 4: Inicio de la enseñanza de la Medicina en Puebla

Conclusión:

El proceso de Independencia culminó con la creación de una República y entidades federativas que la
componían, y aunque existía una Constitución Política Federal, cada estado de la República le hizo las
modificaciones pertinentes para su ejecución. La Ley para el Ejercicio y Enseñanza de las Ciencias
Médicas y su aprobación en 1832, señaló el camino que los poblanos de ese tiempo consideraron
adecuado, y para ejecutarlo, crearon una Dirección de Sanidad, órgano máximo del que dependieron
todos los asuntos relacionados con la salud y la enfermedad de la población.

Bibliografía:
ahemf-buap (1833). Plan de Enseñanza en Ciencias Médicas Aprobado por la Dirección de Sanidad en este Estado. Puebla, diciembre,
1833, Caja 1, Expediente 2.

ahemf-buap (1840). Libro cuarto de Actas de la Dirección de Sanidad, 1837-1840. Libro 13, f. 20v.

ahemf-buap (1850). Libro que contiene el Catálogo de Alumnos y lista de Catedráticos, 1831-1850. Libro 30, f. 72v.

Cortes, j .g.r . (2005). Enseñanza de las Ciencias Médicas en la Puebla de los Ángeles 1787-1856. Puebla: buap.

Hernández, m. (1803). Diccionario elemental de Farmacia, Botánica y Materia Médica o Aplicaciones de los fundamentos de la Química
moderna a la Farmacia en todos sus ramos. Madrid: Imprenta Real, Segunda edición con láminas, tres Tomos.

169
Unidad 5:

La formación médica
en otras ciudades de
México
María Elena Ramírez de Lara
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Objetivo:
Comprender los contextos y elementos que influyeron en el establecimiento de otras Escuelas de Medicina creadas
durante el siglo XIX.

Introducción:
Además de las escuelas de medicina de México, Puebla y Oaxaca, antes revisadas, a fines del siglo XVIII y durante el
siglo XIX aparecieron otras en las siguientes ciudades: Guadalajara, Morelia, Mérida, Monterrey, San Luis Potosí, y en
México, la Escuela Práctica Médico Militar y la Nacional de Medicina y Homeopatía. A continuación, se presentarán
algunos aspectos generales de la fundación de cada una de ellas.

Enseñanza de la Medicina en Guadalajara


La Real y Literaria Universidad de Guadalajara fue creada por Por esos años -1794-, el Real Hospital de San Miguel de Belén
cédula real de Carlos IV el 18 de noviembre de 1791, y se comenzó a funcionar de manera oficial, lo cual permitió que
inaugu-ró casi un año después el 3 de noviembre de 1792. Fue los estudiantes de medicina cumplieran ahí con el requisito de
su primer rector el doctor José María Gómez y Villaseñor y tuvo practicar durante dos años, con un médico aprobado.
su sede en el edificio del Colegio de Santo Tomás de Aquino. En 1839 se aprobó un nuevo plan de estudios, impulsado
por el doctor Pablo Gutiérrez, y que significó una reforma im-
portante en la enseñanza de la medicina. Se creó la Facultad
de Medicina, Cirugía y Farmacia, institución que junto con el
Hospi-tal de Belén serían los espacios donde se formarían los
médicos cirujanos bajo un plan de estudios de seis años. Así
continuó funcionando la enseñanza médica en Guadalajara
hasta la in-tervención francesa, época en la que se cerró por
16 meses. Dos décadas después, en 1888 se aprobó la Ley
Orgánica de la Enseñanza de Medicina y Farmacia del Estado
de Jalisco, en la que nuevamente se estableció una
educación médica teórico práctica que tendría sede tanto en
la Facultad como en el Hos-pital, en éste, además, se
establecería un laboratorio químico farmacéutico.

Hospital de Belén en Guadalajara. Viesca, p. 98

El cuerpo docente se integró por sacerdotes del clero regu-


lar -franciscanos, dominicos y mercedarios-, examinados por
el Rector. Así fue como la cátedra de Prima de Medicina quedó
conferida al bachiller Mariano García de la Torre y la de
Vísperas de Cirugía, al bachiller Ignacio Brizuela y Cordero.
El primer catedrático fue también el primer licenciado en
medicina egresado de esta escuela, Mariano García de la Torre
quien sustentó el examen reglamentario el 9 de junio de 1793,
y el primer bachiller en medicina fue Mariano García Diego,
cuyo examen tuvo lugar el 23 de mayo de 1796.
171
Hospital Civil, antes de Belén en Guadalajara. Viesca, p. 215
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Fundación de la cátedra
de Medicina en Morelia
El Congreso del Estado en 1826 aprobó la creación de la Junta Los vaivenes políticos de la época afectaron las institucio-
Médico-Quirúrgica de Michoacán, tre s años de spués e n 1829, nes en diferentes formas, por ejemplo, en 1858 el Hospital de
las autoridades transformaron la Junta en el Protomedicato de San Juan de Dios fue secularizado convirtiéndose en Hospital
Michoacán, institución que conservó las funciones de supervi- Civil -e ste nosocomio contaba con cuatro salas dos de me di-
sar el ejercicio de médicos, cirujanos y farmacéuticos y agregó cina y dos de cirugía para ambos se xos por se parado-; mie n-
la de preparar nuevos profesionales en el área de la salud a tra- tras que el Colegio de San Nicolás pasó de un edificio a otro, y
vés de una cátedra de Medicina. Ésta se fundó el 1 de mayo de durante la intervención francesa fue clausurado, a fin de siglo
1830, sería un curso de tres años con sede en el Hospital de San volvió a su edificio original. En 1895, por decreto fue creada la
Juan de Dios y las siguie nte s mate rias: Anatomía de scriptiva, Escuela de Medicina del Estado de Michoacán, con sede en el
Fisiología, Patología general e Higiene pública y privada, a car- Hospital Civil, pero que, a diferencia de las otras escuelas que
go de los miembros del Protomedicato: Juan Manuel González también conformaron el Colegio de San Nicolás, la de Medicina
Urue ña (pre side nte ), Juan Francisco Re gis Macouze t (prime r quedó directamente en manos del gobierno estatal. Éste inició
protomédico) y Francisco Sandoval (segundo protomédico). la construcción de un hospital, que terminó en 1901 y e staba
conformado por ocho pabe llone s para hombre s, cuatro para
mujeres, y tres anfiteatros, en el mismo edificio se formarían los
médicos con un plan de estudios de seis años.
En ple no movimie nto re volucionario e s clausurada la Es-
cuela de Medicina -1915-, por lo que los alumnos Salvador Gon-
zález Herrejón e Ignacio Chávez, fueron becados para terminar
sus estudios en la ciudad de México.
En 1917 se publicó el de creto de fundación de la Universi-
dad Michoacán a de San Nicolás de Hidalgo, se integró por las
antiguas e scuelas del Colegio -lo que incluyó la de Me dicina-,
sin embargo, ésta tardó un año en reiniciar actividades. Poste-
riormente, en 1919, en la ley reglamentaria de la Universidad, le
da a la Medicina el carácter de Facultad.
Universidad de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia. Viesca, p. 223

En 1833 se establece una cátedra de Cirugía y el Protome-


dicato se transforma en Establecimiento Médico Quirúrgico de
Michoacán, cuya sede sería el entonces llamado Coliseo. En
1847 es incorporado al Colegio de San Nicolás y se le agregaron
los estudios de Química, Farmacia y francés. En 1850, debido a
la escasez de recursos fue cerrada la institución.

172
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Enseñanza de la medicina
en Mérida
La Universidad Literaria fue reorganizada por decreto del Con- En 1837 se graduó Juan Pablo Acevedo, el primer bachiller
gre so Constituye nte de Yucatán e l 24 de marzo de 1824, y 10 e n me dicina, siguiéndole e n e se mismo año, Ne me sio de los
de junio de 1833 se estableció la Escuela de Cirugía Práctica y Santos Rubio y Palome que . El prime r lice nciado e n me dicina
Medicina, gracias a las gestiones del doctor Ignacio Vado y Lugo fue Fernando de la Luz Patrón, en 1842. Dos años después, me-
y Tomás O’Horán, desde ese momento quedó establecido que diante un nuevo reglamento, fueron suprimidos los grados de
el Hospital General de Mérida destinaría un local para las prác- bachiller y licenciado, quedando sólo la posibilidad de obtener
ticas de los estudiantes. Alrededor de medio año más tarde, en el título de doctor en medicina.
enero de 1834, fue promulgado por el Congreso del Estado, el Durante la de nominada Gue rra de Castas, las actividade s
primer Reglamento de la Escuela de Medicina, en el que quedó doce nte s fue ron suspe ndidas e n se ptie mbre de 1848, re anu-
establecida la enseñanza en un curso de cuatro años. dándose en octubre de 1849. Algunas fuentes señalan que fue
en 1869 con la promulgación de la Ley de la Instrucción Pública
del Estado, cuando se creó la Escuela Especial de Medicina, Ci-
rugía y Farmacia, con un plan de estudios de seis años, sede en
el Instituto Literario de Yucatán y las clases prácticas en el Hos-
pital General; otras, señalan que fue en 1906 cuando obtuvo la
mencionada denominación, al incorporar a la Escuela Especial
de Farmacia.
Al comienzo del siglo XX, la Escuela contaba con 60 alumnos
y 16 profesores que impartían las 20 cátedras consideradas en
el plan de estudios. Para 1910, tenía 18 profesores que impar-
tían las 30 asignaturas comprendidas en el plan de carrera. En
el ciclo escolar 1912-1913 hubo 39 alumnos.

Decreto de Fundación de la Escuela de Medicina de Yucatán. Viesca, p. 81

En noviembre de 1835 se dio posesión de la cátedra de Pri-


ma de Medicina al doctor Vado y Lugo, quien también fue el pri-
mer director hasta 1843, después viajó a la ciudad de La Haba-
na y a su regreso en 1846, volvió a atender su cátedra y el cargo
de director hasta su fallecimiento, ocurrido el 12 de agosto de
1853.

173
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Enseñanza de la Medicina
en Monterrey
En 1828 el médico italiano Pascual Constanza inició los cursos En 1859 se fundó el Colegio Civil del Estado y el 30 de oc-
de me dicina, y logró que dos de sus alumnos lle garan a gra- tubre del mismo año abrió sus puertas la Escuela de Medicina
duarse. Debido a la escasez de recursos fueron suspendidas las de Monterrey con seis catedráticos, encabezados por el doctor
clases. José Ele ute rio Gonzále z, y 15 alumnos. De spués, durante la
Posteriormente, en noviembre de 1833 llegó a Monterrey, el Guerra de Intervención, el Colegio Civil fue clausurado y reanu-
doctor José Eleuterio Gonzále z, nacido en Guadalajara, quien dó sus actividades hasta el 1 de septiembre de 1866, pero para
había hecho estudios de medicina en la escuela de su ciudad 1877 la Escuela de Medicina se había separado de aquel y sus
natal y practicado e n hospitale s de San Luis Potosí, de sde su actividades eran reguladas por el Consejo de Sanidad.
llegada entró a trabajar al hospital de “El Rosario” y comenzó En 1891, se inauguró el edificio propio de la Escuela de Me-
sus actividades docentes, mediante una cátedra de farmacia, a dicina, construido en parte con recursos que el mismo doctor
la cual se inscribieron cuatro alumnos en 1835. Recibió su título González designó para el efecto en su testamento. Desafortu-
de médico, otorgado por la Junta de Sanidad de Nuevo León, el nadamente, debido a la poca demanda, la Escuela fue clausura-
8 de marzo de 1842. Después inició un curso de ciencias médi- da el 19 de febrero de 1899, pero fue reabierta en 1912 y subsis-
cas con el programa de la Escuela de Medicina de México, uno tió con dificultades hasta 1921, año en que quedó formalmente
de los primeros cinco estudiantes, Blas María Díaz, se convirtió establecida.
en el primer médico titulado en Nuevo León, quien presentó el
examen correspondiente, el día 29 de febrero de 1848.

Hospital Civil de Monterrey. Viesca, p. 141

174
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Enseñanza de la Medicina en San Luis Potosí


Por decreto de 1828, se establecía que entre las seis cátedras a oficial la apertura de las cátedras de primer año de medicina.
impartirse en el Instituto Científico del Estado estaría la de me- Las autoridades por su parte, apoyaron destinando algunos re-
dicina, en la cual debían “explicarse” las materias de anatomía, cursos para construir un edificio propio, compra de libros e ins-
botánica y química, sin e mbargo, las fue nte s se ñalan que no trumentos, así como salarios de los catedráticos, objetivos que
hay evidencia documental que haya funcionado. Por otro lado, se alcanzaron parcialmente, pues sólo pudo comprarse un te-
suele aceptarse el testimonio dejado por José Eleuterio Gonzá- rreno mientras que la construcción del edificio quedó pendien-
lez, quien aseguró que a su paso por esta ciudad se desempeñó te; en cuanto a libros e instrumental, se envió a París al doctor
como segundo practicante del hospital con sueldo de 20 pesos Pedro Garza, vicedirector del Instituto, para su adquisición. La
mensuales, mientras continuaba su formación médica -iniciada escuela inició clases el 15 de febrero con cuatro alumnos. En di-
en Guadalajara-, al lado de los doctores Pablo del Cuadriello y ciembre se examinó acerca de las materias de primer año a sólo
Pascual de Aranda. tres estudiantes. El evento mereció publicación en el periódico
Un nuevo intento en este sentido tuvo lugar en 1870, cuando oficial, donde se narra la descripción de la superficie exterior, la
las autoridades dispusieron que se remozara el edificio, se au- base, los ventrículos y los nervios del cerebro, así como arterias
mentara el sueldo de los catedráticos y se implantaran las cáte- y venas que a él llegan, hecha por Francisco Limón Perea.
dras preparatorias y profesionales de la carrera de medicina. No Por su parte, Gustavo López Hermosa habló del oído deta-
obstante, el éxito fue parcial pue s únicamente se impartieron lladamente, de manera especial, el “laberinto”, también se refi-
las cátedras preparatorias, Zoología y Química. Ya en 1874 y en rió al miembro superior y los músculos, nervios, vasos arteriales
los años siguientes existían cursándolas algunos alumnos. Los y venosos que lo conforman. A su vez, Arriola describió la caja
alumnos que seguían estudios preparatorios para carreras pro- torácica y el corazón. A pesar del buen desempeño mostrado
fesionales que no existían en el Instituto, como los de medicina, en el examen de primer año, sólo un estudiante de los tres logró
eran subsidiados por el gobierno para continuar su preparación terminar su carrera en esta Escuela, Gustavo López Hermosa, el
en México. segundo hijo médico de Joaquín López Hermosa. No obstante,
e l prime r médico titulado por la e scue la potosina, fue Andrés
Mora, alumno que cursó los dos primeros años de profesional
e n México, me rce d al subsidio que se otorgaba y que re gre só
a San Luis en 1879 para concluir sus estudios, junto con López
Hermosa. Andrés Mora se graduó de médico el 16 de diciembre
de 1881 con la tesis “Influencia del tratamiento antiséptico”.

Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. Viesca, p. 176

En esos años, el doctor Ignacio Gama, director del Instituto,


preparó un plan de estudios de medicina, el cual fue aprobado
el 29 de enero de 1877, así que se avisó a través del periódico Dr. Miguel Otero. Viesca, p. 199

175
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

La Escuela Médico Militar Formación del Médico


(1881 – 1914) Cirujano Homeópata
La inestabilidad política, las invasiones extranjeras, así como La Escuela Nacional de Medicina Homeopática, fue fundada
los conflictos internos hicieron que el Cuerpo Médico Militar como escuela privada en 1888, posteriormente, en 1912 se
fuera en ocasiones suprimido y luego reorganizado una y otra convirtió en la Escuela Libre de Homeopatía, A. C. En 1895, se
vez, entre los cambios más importantes estuvo la imposibilidad implementa el primer plan de estudios, cuyas características
de continuar recibiendo cirujanos formados en el Colegio de Ci- eran las mismas que para la formación de cualquier escuela de
rugía pues éste fue clausurado hasta 1833. Ante esto, hubo va- medicina del país de esa época. Para el año de 1926, se modi-
rios intentos por crear una escuela propia, sin embargo, el éxito fica el plan de estudios, al que se le integran algunas materias
llegó medio siglo después. A mediados de 1880, se aprobó la de orden clínico.
propuesta de un grupo de médicos militares encabezado por
el coronel médico cirujano Francisco Montes de Oca. El 15 de
enero de 1881, en gran ceremonia se inauguró la Escuela Prácti-
ca Médico-Militar con sede en el Hospital Militar de Instrucción. Conclusión:
Desde el proyecto, el coronel Montes de Oca subrayaba la nece-
sidad de incluir la Medicina legal que no se impartía en ninguna
otra institución. Durante los años posteriores a la inauguración
hubo continuas renovaciones del plan de estudios, en las cua- En esa época, debido a que eran pocas las escuelas de medicina
les fueron agregándose materias. del país, en las ciudades en las que no había, era permitido revalidar
Algunas de las características de esta institución es que los estudios parciales en otros lugares ante la Junta de Sanidad y así
profesores tendrían el grado de teniente coronel. Además, en ejercer e incluso, desempeñarse como médico de la misma Junta o
esta Escuela, los alumnos que hubieran cursado al menos tres ser profesor de las nuevas escuelas, como ocurrió con José
años en la Nacional de Medicina podían terminar su prepara- Eleuterio González en Monterrey, o Enrique Carrera y Enrique L.
ción y luego de aprobar el examen final, obtener además del Abogado, quienes acreditaron tener formación médica ante el
título, el grado de mayor. Al paso de los años, los egresados fue- Tribunal Superior del Estado de Hidalgo en 1883 y 1888,
ron cubriendo las plazas de cirujano del Cuerpo Médico Militar respectivamente.
cerrándose esta oportunidad profesional para los médicos pro-
cedentes de otras escuelas.
Entre 1889 y 1895 se publicó la Gaceta Médico-Militar, órga-
no de la institución, dirigida por Alberto Escobar.
Esta Escuela desapareció en 1914 con la firma de los Trata-
dos de Teoloyucan, documento mediante el cual se suprimía el
ejército. Dos años después apareció la Escuela Médico Militar
que usó las mismas instalaciones que había tenido su antece-
sora.

176
Unidad 5: La formación médica en otras ciudades de México

Bibliografía:
Barquín, m., & Méndez, f . (2009). Historia Gráfica de la Medicina. México: Méndez editores.

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Viesca t., c. (2011). Medicina mexicana, dos siglos de historia 1810-2010. México: Bayer de México.

177
CAPÍTULO
V
Unidad 1:

El modelo Anatomo-
patológico
Ve rónica Ramíre z Orte ga
Unidad 1: Epidemiología y población

Objetivo:
Mostrar los cambios que generó la filosofía ilustrada en el pensamiento médico y quirúrgico a lo largo del siglo XVIII y
que llevaron a la conformación del modelo anatomo-patológico de la medicina, con el cual se desplazaba la idea de
que la enfermedad derivaba de un desequilibrio humoral por el hecho demostrable de que ésta se encontraba
localizada en un órgano.

Introducción:
El siglo XVIII estuvo influenciado por las ideas de filósofos como John Locke y David Hume, que dieron preponderancia
a la razón y la e xpe rie ncia sobre la re ligión para conoce r e l mundo. Pre dominó un e spíritu de crítica hacia los
conocimientos heredados y se apoyó el desarrollo de la ciencia como medio de conocer y dominar la naturaleza. Este
pe nsamie nto favore ció e l avance que ve nía ge stándose de sde los siglos ante riore s e n conocimie ntos médicos
como la cirugía, la anatomía, la fisiología y la clínica. Todo e llo, por un lado, socavó la valide z de l siste ma humoral y,
por otro, permitió la configuración de nuevas doctrinas médicas que dieron lugar al modelo anatomo-patológico.

La conformación del modelo anatomo-patológico


De acuerdo con la teoría humoral el hombre estaba conforma-
do por cuatro humores, la bilis negra, que era fría y seca; la bilis que los e le me ntos líquidos podían se r e studiados me diante
amarilla o roja, que era caliente y seca; la sangre, caliente y hú- las hidráulicas. Dichos líquidos debían circular de manera libre
meda y la flema, fría y húmeda. Si alguno de dichos humores se para mantener el cuerpo en estado de salud, su obstrucción o
alteraba surgía la enfermedad y el remedio consistía en resta- estancamiento derivaba en enfermedad.
blecer su equilibrio. Estas teorías fueron cuestionadas por im-
portantes médicos y cirujanos que revaloraron doctrinas como
las de Vesalio y sus prácticas anatómicas, así como la observa-
ción clínica, como medio del conocimiento directo del cuerpo
humano y su estado, tanto de salud como de enfermedad.

Los cuatro humores Herman Boerhaave, BIU

Entre los modelos médicos que buscaron superar al humo- El mayor exponente de esta teoría fue el holandés Herman
ral estuvo el mecánico e hidrostático, en el que se consideró que Boerhaave (1668-1738). Por su parte el médico alemán Georges
el cuerpo humano era más que una máquina, era un conjunto Ernst Stahl (1659-1734), fundador de la Facultad de Me dicina
integrado y equilibrado, en el cual la presión y los fluidos esta- de Halle, consideró que el cuerpo humano era diferente a una
ban nivelados. Se componía de partes sólidas, como poleas y máquina, era un organismo en el que existía un principio vital
palancas, y líquidas, como conductos y vasos. Las primeras es- inmaterial, un ánima, que actuaba en él para darle vida y el cual
taban dotadas de una “fuerza vital” y su movimiento fisiológico no era susceptible de análisis químico o mecánico.
podía e xplicarse conforme las le ye s de la me cánica. Mie ntras

180
Unidad 1: Epidemiología y población

Georges Ernst Stahl, BIU

El ánima se manifestaba en el organismo a través de “mo-


vimientos” que tenían un “tono” específico permitiendo la con-
servación de la salud. Una interferencia en los movimientos,
y por tanto en el tono, que podían ser contracciones o relaja- Thomas Sydenham, Biografías y vidas
mientos, constituían la enfermedad.
En tanto que su compatriota Friedrich Hoffmann
Este médico se incorporó como profesor a la Universidad
(1660-1742), planteó un sistema que llamó mecánico-
de Leiden en 1701 para impartir la cátedra de medicina. En
dinámico. Este médico consideraba que el cuerpo humano
1709 se le asignó la de botánica y en 1714 se hizo cargo
se componía de elementos sólidos y líquidos cuya cualidad
también de la cátedra de clínica, y en 1718 se ocupó además
era el movimiento. El movimiento era la base de la salud y de la
de la de química. Si bien fue un destacado profesor, fueron sus
enfermedad, esta última resultaba de un movimiento
lecciones de clínica las que le dieron renombre internacional,
desordenado, ocasionado por una causa físico-mecánica.
al grado de recibir en ellas a estudiantes procedentes de toda
Europa.

Friedrich Hoffmann, BIU


Enseñanza de la Medicina, BIU

Para Hoffman, las fibras de los cue rpos sólidos tienen un


La importancia de la clínica fue relevante frente a la ense-
“tono”, cuya característica era su capacidad de contracción y
ñanza teórica de la medicina que prevalecía en las universida-
relajación, la cual era posible por la acción de un “éter” que se
des. La clínica auspició una práctica activa, primero en el ejer-
distribuía en el organismo a través de la respiración y la sangre.
cicio profesional, en las salas de hospital, junto a los enfermos,
El desarrollo de la clínica también fue una práctica que fa-
en donde se podía observar y describir las enfermedades en lo
voreció el cambio de paradigma en la medicina en el siglo XVIII.
individual. Analizar cuidadosamente los síntomas que presen-
Esta práctica, que se había iniciado desde el Renacimiento en
taba el enfermo para poder establecer de manera correcta la
Italia, tuvo un gran impulsor en el médico inglés Thomas
enfermedad. Pero Boerhaave triunfó al darle un carácter do-
Sydenham (1624-1689), que se basó en la observación clínica,
cente a este saber, al darle vida a la cátedra de clínica en la es-
en los síntomas, los datos recogidos mediante la
cuela-hospital de Leiden, permitiendo así, que esta experiencia
observación, para poder llevar a cabo la clasificación de las
pudiera ser aprendida por los estudiantes de toda Europa que
especies morbosas. Pero tuvo su centro en Leiden, en la
asistieron a sus lecciones.
centuria dieciochesca y su máximo esplendor con Boerhaave.

181
Papel de los avances en la cirugía
Otro elemento que influyó en la conformación del modelo ana-
tomo-patológico e n la me dicina, fue e l avance e n la cirugía.
Esta práctica que se había mantenido como una disciplina de
e nse ñanza gre mial, pudo lograr ade lantos importante s e n su
enseñanza y en el ejercicio de su profesión.
Los re que rimie ntos de pe rsonal quirúrgico compe te nte ,
para atender las necesidades de las fuerzas armadas, así como
los cambios que se e staban ge ne rando e n los hospitale s -e n Estuche de instrumental quirúrgico, Biografías y vidas

donde la medicalización iba tomando importancia-, fueron ele-


mentos que impulsaron los cambios en el área quirúrgica. El apoyo del monarca francés fue fundamental para la con-
solidación de esta nueva institución y que pudiese enfrentar los
embates de la Facultad de Medicina, que se sintió agredida ante
la independencia y avances que iban obteniendo los cirujanos.
Tras los cursos de enseñanza quirúrgica que se instauraron
e n la Acade mia de Cirugía, e n 1775 Pie rre De sault y Francois
Chopart, pudie ron e stable ce r e n París la Escue la Práctica de
Cirugía, pe rmitie ndo la institucionalización de la e nse ñanza
quirúrgica con un programa docente que comprendía una ins-
trucción teórico-práctica.

Hospital militar, Biografías y vidas

Fue en Francia, en donde se dieron los primeros pasos para


promover el desarrollo de la cirugía. Primero George Maréchal
creó el Colegio de San Cosme en 1724, para apoyar la formación
de los cirujanos. Después, con apoyo del rey de Francia Luis XV,
Maréchal y Francisco Gigot de la Peyronie instituyeron dentro
del Colegio de San Cosme, la Academia Real de Cirugía en 1731.
En ella se empezaron a dar cursos a los cirujanos para que pu-
dieran tener una formación profesional, lo que les permitió se-
pararse del grupo de los barberos sin preparación.

182
Unidad 1: Epidemiología y población

janos de la armada; el de Barcelona, inaugurado en 1761, para


el personal quirúrgico del ejército de tierra, y el de San Carlos,
de 1764, para cirujanos civile s. En tanto que e n Gran Bre taña
fueron figuras como las de los hermanos Hunter, William (1718-
1783) y sobre todo John (1728-1793), y sus escuelas y lecciones
privadas los que representaron el avance de la cirugía.

Pierre Joseph Desault, BIU

Al haber quedado la cirugía y sus nuevas instituciones fuera


de l control de l ámbito unive rsitario, sus programas doce nte s
pudieron incluir las teorías médico-quirúrgicas modernas, esto
y su mode lo doce nte , pe rmitió a los cirujanos supe rar la for- John Hunter, BIU

mación de los médicos universitarios, que mantenían en gran


medida la enseñanza teórica basada en la teoría humoral. No Los avance s de la cirugía conlle varon no sólo una me joría
obstante, estos pudieron mantenerse arriba socialmente, sus- en las técnicas quirúrgicas, en el diagnóstico y tratamiento de
te ntando los privile gios que habían logrado de sde las unive r- pade cimientos de su área, como amputacione s, hernias, frac-
sidades. turas, enfermedades de los ojos y de las vías urinarias. También
El mode lo de e nse ñanza quirúrgica de Francia fue e l que significó adelantos en la anatomía, pues los cirujanos necesa-
prevaleció en el continente europeo y el que siguieron los es- riame nte te nían que conoce r e l cue rpo humano para pode r
pañole s para promove r e l de sarrollo de la cirugía e n su te rri- realizar su trabajo. Pe ro e n e l siglo XVIII la anatomía se volvió
torio. Fue el cirujano Pedro Virgili el principal promotor de ese dinámica, “animada”, y sus progresos también se reflejaron en
cambio, me diante la conformación de los Re ale s Cole gios de otros campos del conocimiento médico, como la fisiología y la
Cirugía, el de Cádiz instaurado en 1748 para instruir a los ciru- patología.

183
Modelo anatómico patológico
El saber anatómico ya no sólo significó el estudio de la estruc-
tura del cuerpo humano, en el que ya se había avanzado en los
años anteriores, sino que se concentró en la investigación deta-
llada por regiones y en la estructura de los órganos, lo que de-
rivó también en el conocimiento del funcionamiento de éstos.
En re lación con la patología, la re lación se e stable ció me -
diante la realización de autopsias o estudios postmortem. Pues
mientras se examinaban algunos cadáveres, se pudieron ir ob-
servando ciertas anomalías o lesiones, que se buscaba relacio-
nar con la enfermedad que había tenido el difunto.

Giovanni Battista Morgagni, BIU

Este facultativo, reconocido como un gran anatomista, rea-


lizó sus estudios de medicina en la Universidad de Bolonia, en
donde fue discípulo del reconocido anatomista Antonio María
Valsalva (1666-1723). En 1703 fue nombrado disector del teatro
anatómico de dicha unive rsidad, cargo que de jó cuatro años
después para regresar a Forli, la ciudad que lo vio nacer.
En 1711 fue llamado como profesor de medicina en la Uni-
versidad de Padua y cuatro años más tarde se ocupó de la cá-
Disecciones de pie, London library tedra de Anatomía, la cual impartió hasta su muerte en 1771.
En su libro Sobre las localizaciones y las causas de las en-
El estudio de este tipo de lesiones se fue desarrollando con fe rme dade s, publicado e n 1761, Morgagni pre se ntó con gran
el paso de los años. Se pasó del simple descubrimiento de la detalle más de 500 casos clínicos con sus respectivos estudios
lesión en el momento de realizar la inspección del cadáver, a postmortem realizados con gran detalle, logrando correlacio-
la realización de la autopsia para tratar de descubrir la causa nar los hallazgos morfológicos con las manifestaciones clínicas
de una muerte súbita, así como el estudio y descripción de las que había presentado el paciente en vida.
anomalías como medio para el conocimiento de las distintas
patologías.
Con este fin, desde el siglo XVII el médico de Ginebra Théo-
phile Bonet (1620-1689), se dio a la tarea de reunir numerosas
historias clínicas con sus estudios anatomo-patológicos y orde-
narlos metódicamente, de cabeza a pies, en su obra Sepulchre-
tum de 1679.
Pero fue el médico italiano Giovanni Battista Morgagni
(1682-1771), a quien se debe la realización de un estudio riguro-
so del cuadro clínico y, aunado a ello, un análisis de las lesiones
orgánicas resultantes de la enfermedad. Sobre las localizaciones y las causas de las enfermedades, London library

184
Unidad 1: Epidemiología y población

Conclusión:
Los avances logrados en la medicina y la cirugía favorecieron que Morgagni desarrollase el trabajo que le permitió
logró dar el paso para sustituir la teoría del desequilibrio humoral como causa de la enfermedad, para establecer el
hecho de que ésta se localizaba en un órgano, lo cual podía ser verificado mediante la observación y el análisis de la
evidencia en los estudios postmorten.

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185
Unidad 2:

El método
Anatomo-clínico
Jesús Gabrie l Sánchez Campa
Migue l Ote ro Zúñiga
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Los orígenes

Objetivo: El mundo del siglo XIX fue un tiempo convulso y de rupturas,


que vio desfilar a hombres tan disímbolos como Napoleón, Bis-
marck, Schopenhauer, Comte, Darwin o Marx. De tal manera, el
pensamiento en este período histórico tuvo como caracterís-
Presentar el desarrollo del método anatomo-clínico durante tica fundamental de su desarrollo: la aparición de nuevos pa-
el siglo XIX, así como sus características y repercusiones en el radigmas que rompieron con los viejos modelos académicos y
quehacer médico contemporáneo. sociales, logrando así, explicar la realidad cotidiana no solo de
otro modo sino también consolidando una visión progresista
del quehacer humano.

Introducción:
Los médicos de la primera mitad del siglo XIX se enfrentaron
a la herencia de teorías y sistemas que limitaban el conocer
real de la enfermedad. A decir de José Babini estos eran: “[…] Arthur Schopenhauer, Biografías y vidas
sistemas con frecuencia simplones, en los que un solo
principio todo lo explicaba; un solo fundamento daba cuenta Las ideas liberales emanadas de la Revolución Francesa
de todos los fenómenos, una única causa provoca todas las fueron encontrando eco no solo en Europa sino en América;
enfermedades; un único remedio las curaba […]”. A lo largo gestándose sucesivos movimientos revolucionarios y naciona-
de este período histórico, sin embargo, se crearía un nuevo listas, que no cesaron hasta conseguir la instalación de regíme-
orden en el conocimiento médico, un orden cuyo objetivo nes democrático-liberales.
sería, el hacer de la medicina una ciencia. Esto emanado de la Fue la época donde nació el romanticismo, que constituyó
coincidencia de tres fenómenos históricos fundamentales: la una clara ruptura con la vieja visión académica, estableciendo
revolución liberal-burguesa, la revolución industrial y el el gusto por lo extraño y exótico, la fantasía y el misterio, las
romanticismo, que estructurarían dentro de la ciencia una emociones y el conocimiento intuitivo, así como la percepción
mentalidad integrada por tres motivos principales y de la totalidad por sobre la parcialidad. De ahí que encontre-
asociados entre sí: el evolucionismo, el positivismo y una mos a autores como Víctor Hugo, Chopin o Goya.
concepción del curso de la historia que pretende ser entera y
definitivamente racional y científica. En este escenario
complejo y extraordinario, ocurre pues, el nacimiento de una
“nueva mirada médica” que busca -como nos lo recuerda
Foucault- “ver lo invisible” y que se apoya en palabras de
Guerra en: “[…] la aplicación de nuevas técnicas auxiliares
para el diagnóstico, la magnitud de una casuística
hospitalaria que permita la observación de casos semejantes
en condiciones ideales y en número susceptible de análisis
estadístico, que, además, ofrezca la posibilidad de cotejar los
antecedentes y los síntomas recogidos en la historia clínica
con el examen sistemático de las lesiones presentes en la
autopsia […]”. A este nuevo modelo, paradigma o revolución Víctor Hugo, Biografías y vidas
científica -que permitió llegar a un diagnóstico anatómico en
vida del enfermo mediante un examen clínico sistemático- se Del idealismo se pasó al materialismo y de este al positi-
le dio el nombre de método anatomo-clínico. vismo. Esto propicio una búsqueda afanosa por la verdad, que
rebaso con mucho los esquemas y desarrollos doctrinarios ex-
puestos por el mismo Augusto Comte en su famoso “Curso de
filosofía positiva” y que llega hasta nuestros días.

187
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Finalmente, el siglo XIX fue también la época de la Revolu-


ción Industrial, donde se acrecentó -como nunca- la pasión por La Medicina Clínica
dominar a la naturaleza con los avances tecnológicos gestados
por el hombre. Y esto se entiende si consideramos que la pri- Podemos decir entonces, que la medicina clínica de siglo XIX fue
mera máquina de vapor de alta presión, la máquina eléctrica, un espejo vivo de los vaivenes políticos, militares, económicos,
así como la máquina de combustible por mezcla explosiva de- filosóficos, científicos y culturares de la época. A partir de este
rivada del petróleo; a lo que seguirían la invención de la bom- momento la medicina se hará acompañar por el microscopio, la
billa eléctrica, el telégrafo y la telefonía, fueron desarrollos que química y la física, en su búsqueda implacable de explicaciones
cambiarían vertiginosamente y para siempre las relaciones que que pe rmitan e nte nde r la e nfe rme dad y pade ce r humanos. A
hasta ese momento el hombre guardaba entre sí y con la natu- partir de este momento se exigió la prueba, la reproducibilidad
raleza; estableciendo literalmente una “nueva vida civilizada”. de la experiencia y la demostración, por sobre la especulación y
la explicación metafísica.
La medicina clínica en la primera mitad del siglo XIX fue de
conce pción vitalista, e l e nfe rmar humano e s la re gla que rige
la me dicina al principio del siglo; e s de cir, que la enferme dad
era entendida como el producto de una alteración morbosa de
las fuerzas en cuya virtud se producen la vida del organismo y
los distintos procesos que la integran; es pues, la nosología de
Paracelso y van Helmont.

Bombilla de Edison, Biografías y vidas

Sala hospitalaria, BIU

Pero no menos importante sería el modelo sensualista que


rechaza la división de la experiencia en interna y externa y sitúa
a la sensación exterior como fuente única del conocimiento hu-
mano; es decir, establecía el origen de las ideas exclusivamente
e n los se ntidos. Dicha conce pción filosófica tuvo una notable
influencia en el pensamiento médico de la época, sin el cual no
podríamos explicar la nosología de Barthez o el origen mismo
del método anatomo-clínico, con Bichat y Laënnec como pro-
tagonistas.

188
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Ahora bie n, e s importante se ñalar que ya se habían dado Giovanni Battista Morgagni
algunos pasos importantes en la búsqueda para consolidar una
“cie ncia médica” de sde e l siglo XVIII, como lo mue stra e l tra- Mención aparte merece Giovanni Battista Morgagni, que con su
bajo del holandés Hermann Boerhaave (1668-1738), que fue el obra De sedibus et Causis morborum per anatome indagatis de
clínico más prominente de esta época y sobresalió no por algún 1761, constituye e l inicio de la anatomía patológica mode rna,
descubrimiento, sino por su excelencia como médico y por su así como el punto de partida de la medicina anatomo-clínica y
mae stría. Ense ñó a e xaminar al e nfe rmo y a e studiar e l mal y la base científica del futuro método. Una característica funda-
después sobre esa base construir la doctrina. Al igual que Sy- mental del método de Morgagni radica en el rigor y veracidad
denham, al que admiraba fervientemente, destacó la importan- de sus investigaciones en la necropsia, así como en la fidelidad
cia de la enseñanza de la medicina junto al lecho del paciente. y fiabilidad de sus datos acerca de las lesiones que observa.
También insistía en la necesidad de que el estudiante siguiera
el procedimiento de la autopsia a fin de que se habituara a rela-
cionar claramente las lesiones -cambios patológicos en la mor-
fología- con los síntomas.

Giovanni Battista Morgagni, BIU

Hospital de Londres, Schott La obra de Morgagni constituye pues la culminación del es-
fuerzo por buscar los orígenes de la enfermedad en el cuerpo
De igual manera habrá que mencionar a Auenbrugger quien humano a través de la dise cción –de sde M. Malpighi, Antonio
al de sarrollar la pe rcusión como parte de l método clínico y María Valsalva y Albe rtini, pe rfe ccionados y coronados por su
darlo a conocer en 1760 en el trabajo Inventum novum ex per- obra– siendo este el momento más importante de la anatomía
cussione thoracis humani, ut signo abstrusos inte rni pe ctoris patológica del siglo XVIII, y que representará un progreso funda-
morbos detegendi, se sirvió de la autopsia como control de sus mental en el entendimiento clínico futuro; después se buscará
observaciones. en los tejidos y luego en las células.

189
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Ahora bie n, si durante la prime ra mitad de l siglo XIX e sta


“nueva mirada médica” aún no existe como tal, lo cierto es que
la escuela anatomo-clínica francesa, fue la primera en hacer rea-
lidad la herencia de Morgagni. Así lo deja ver Marie-François-Xa-
vier Bichat en 1801:

“La medicina ha sido rechazada del

seno de las ciencias. Tendrá derecho

a asociarse a ellas, por lo menos en

lo tocante al diagnóstico de las en-

fermedades, cuando a la rigurosa

observación del enfermo se agregue

el examen de las alteraciones que


Esto solo significaba una cosa: para que la medicina se vol-
presentan sus órganos. ¿Qué es, en viera científica era necesario que la clínica replanteara su meto-
dología a partir de abrevar de las ciencias básicas, llevar a cabo
efecto, la observación clínica si se ig- la obse rvación clínica de los e nfe rmos y re alizar un e xame n
anatomo patológico riguroso con el cual poder describir el sig-
nora dónde se asienta el mal?”. no físico que permitiría leer al cuerpo enfermo y así desentrañar
sus misterios.

190
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Se gesta el método anatomo-clínico


Para que el programa anatomo-clínico de Bichat fuera formu- Por otro lado, Phillipe Pinel (1745-1826), médico francés fue
lado e n su Anatomie générale y con e lla -a de cir de Augusto un distinguido nosógrafo que publico en 1798 su Nosographie
Comte-, ser el punto de partida de la medicina científica, es im- philosophique , e n e l que dividió las e nfe rme dade s e n clase s,
portante reconocer lo que Martínez Cortés llama el “triángulo órdenes, géneros y especies, a la manera de los botánicos, con
Condillac-Pine l-Bichat”, ya que las ide as simple s de Condillac base en los postulados de Locke y Condillac para llegar al co-
serán las enferme dade s simple s de Pinel y los tejidos simple s nocimiento de la naturaleza. En este sentido, Pinel se vuelve un
de Bichat. eslabón entre el enfoque que clasifica a las enfermedades y el
Etienne Bonnot de Condillac (1715-1880) sacerdote, filósofo que toma en cuenta la lesión anatomo-patológica.
y e conomista francés, plante ó que la información y por tanto
e l conocimie nto, e s adquirido por e l hombre a través de los
se ntidos (se nsualismo), mas no basta con la sola pe rce pción
e s ne ce sario re alizar una ope ración me ntal que consiste e n
descomponer la información obtenida por los sentidos en sus
e le me ntos fundame ntale s -las ide as simple s-, para de spués
formar o construir con estas, ideas complejas, para finalmente
confrontarlas con la realidad correspondiente para establecer
su validez.

Phillipe Pinel, BIU

Finalmente, Marie-François-Xavier Bichat (1771-1802), médi-


co francés realizara lo que Pedro Laín Entralgo llamo “la revo-
lución copernicana de la me dicina”, al e stable cer el concepto
de tejido como unidad anatómica y funcional. Tomando como
base el pensamiento y la obra de Condillac y Pinel, Bichat es-
table ce e n su Anatomie générale la de scripción de ve intiún
Etienne Bonnot de Condillac, BIU tejidos simples divididos en siete generales o difusos y catorce
especiales; admitiendo que los tejidos simples podían combi-
narse para constituir estructuras complejas.

191
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

A decir de Bruno Estañol, el método propuesto por Bichat


tiene las siguientes características:

1) hace tabula rasa de todas las teo-

rías y sistemas previos; 2) pone a

los síntomas y signos como centro y

base empírica del diagnóstico; 3) es

una búsqueda activa de las manifes-


Conclusión:
taciones de la enfermedad median-

te la invención de maniobras como Cuando el siglo XIX comenzaba, París se convirtió en el centro
de la medicina clínica mundial, lo cual como hemos visto no
fue gratuito. A través de una “nueva mirada médica” nacida del
la percusión y la auscultación para método anatomo clínico, los médicos de la época de todas las
latitudes se formaron en la práctica clínica a través del trabajo
de laboratorio, la experimentación, la medición sistemática, el
detectar los cambios patológicos de registro minucioso de las observaciones y su publicación.
Nombres como los de Corvisart, Laënnec, Dupuytren,
los órganos internos; 4) postula una Broussais, a los que se suman otros como Stokes, Graves,
Cheyne, Corrigan, Adams, Rokitansky o Skoda son parte de esa
generación. Tan vigentes hoy como entonces a través de los
hipótesis diagnóstica; 5) corrobora o epónimos de una constelación clásica de signos, síntomas y
síndromes, pero, sobre todo, por ser parte de un método que
hoy en día se sigue enseñando en todas las escuelas de
rechaza la hipótesis de acuerdo con medicina del orbe y que como entonces, es un arte que se
realiza al lado de la cama del enfermo: la medicina clínica.
la observación en el examen clínico o

en el examen de los órganos.

El método anatomo-clínico es un método empírico que


comparte con el método científico tres aspectos fundamenta-
les: a) el postular una hipótesis; b) el poder confirmarla o refu-
tarla y c) no ser puramente observacional ya que utiliza manio-
bras de exploración, las llamadas “observaciones provocadas”
de Claude Bernard.

192
Unidad 2: El método Anatomo-clínico

Bibliografía:
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Unidad 3:

La lesión
como
fundamento
Guilebaldo Cruz Cortés
Conrado Robles Vázquez
Unidad 3: La lesión como fundamento

Objetivo: I

Mostrar de manera sencilla la obra de Corvisat, Bayle y


Laënnec. Signos diagnósticos
Si Bichat es el creador de la consigna general, Jean Nicolas Cor-

Introducción:
visart (1755-1821 es, por lo menos, el autor del plan estratégico.
En el “discurso preliminar” de su libro Ensayo sobre las enfer-
medades y las lesiones orgánicas del corazón y de los gran-
des vasos (París, 1806, recuerda Corvisart una vieja idea suya:
La actitud intelectual de Bichat respecto a la alteración cómo poner una obra análoga a la Morgagni, más para tal obra
anatómica va a tener dos consecuencias importantes. La
-concluye-, haría falta otro Morgagni. No puede ser expresado
primera es la aparición de la Anatomía Patológica como
disciplina fundamental y autónoma, por completo de manera más patente, la aspiración de Corvisart a una semio-
independiente de la clínica, y aunque sabemos que hay logía orientada por la lesión orgánica y capaz de diagnosticarla
intentos anteriores, el impulso decisivo hacia esta ciencia
in vivo.
nueva, procede del pensamiento y enseñanza de Bichat. La
segunda de esas dos consecuencias es un programa Como clínico, ha dado un paso más que Bichat, no se con-
propuesto por el mismo Bichat, sobre la clínica y la forma con repetir su programa, y se propone una investigación
patología, señalando como directriz la investigación
de los “signos diagnósticos” necesarios para hacer de aquel,
anatomo-patológica. Pero ¿cómo cumplir con su consigna
en función al diagnóstico? ¿Cómo reconocer en el una empresa clínica real.
enfermo, la índole de sus lesiones, cuando estas se
encuentran en el interior de las cavidades? ¿Cabe hacer
una nosografía anatomo-clínica de las enfermedades
llamadas internas? La respuesta a estas interrogantes será
“La meta deseable, no debe ser la inves-
la obra sucesiva de Corvisart y sus dos máximos discípulos,
Bayle y Laënnec. tigación, por una estéril curiosidad, de lo

que los cadáveres pueden ofrecer de sin-

gular, sino el esfuerzo por reconocer estas

enfermedades mediante signos ciertos y

síntomas constantes.”

195
Unidad 3: La lesión como fundamento

Bichat afirmó la primacía patológica y nosográfica de la le-


sión, Corvisart postula los “signos ciertos y constantes” o “sig- Inventum novum
nos no equívocos”, en virtud de los cuales pueda esa primacía
lograr verdadera eficacia clínica. Pe ro nove dad e fe ctiva e importante , fue la pe rsonal e labora-
ción que hizo de l “nue vo inve nto” de Aue nbrugge r, opúsculo
sobre la percusión, publicado en 1761. Pese a la favorable aco-
gida de algunos médicos -Haller, Stoll, Peter Frank-, el método
fue olvidado durante el último decenio del siglo XVIII. Corvisart,
que había sabido de él leyendo los Aforismos de Stoll, y una tra-
ducción francesa del Manual de las pulmonías de Rozière de la
Chassagne (1770), come nzó a practicarlo por cue nta propia y
supo darle universal difusión, editando en francés -con valiosos
comentarios-, la obrita del médico de Viena.
Débese a Corvisart, la auscultación del corazón “poniendo
la oreja muy cerca del pecho”. No se trata todavía de la auscul-
tación inmediata -debida a Bayle-, sino de su antecedente más
próximo. Laënnec lo hace resaltar en la Introducción de su Tra-
tado de la auscultación mediata.
Jean Nicolas Corvisart, BIU

Por tres caminos intenta Corvisart acercarse al logro de su


objetivo: con la exploración tradicional, construcción personal
de la semiología reciente, y la búsqueda de signos nuevos. Con
respecto a la exploración tradicional, nos referimos a la que ha
quedado constituida durante el siglo XVIII en la Escuela de Vie-
na. Todos los clínicos son mencionados por Corvisart y de to-
dos se siente continuador: Lancisi, Albertini, Boerhaave, Sénac.

Laënnec y la auscultación, Biografías y vidas

196
Unidad 3: La lesión como fundamento

No menos perceptible, es el “estado presente del paciente”,


en el que médico comienza a intervenir en la configuración del
Desde tres puntos de vista son estimables las historias clíni- proceso morboso, viéndolo y tratando de entenderlo desde su
cas y las reflexiones patográficas de Corvisart: la relación entre primer contacto con el enfermo. Si esto sucedía cuando en la
el cuadro sintomático descrito y la lesión anatómica subyacen- exploración no se pasaba de observar los síntomas y signos que
te; el relieve del “estado presente del paciente” en el curso de la e spontáneamente ofre ciera el enfermo, mucho más suce derá
descripción; y la discriminación creciente de los síntomas sub- cuando no contento con esta observación, el médico comienza
jetivos y los signos objetivos. En relación con el primer punto, la a provocar signos exploratorios nuevos, como en el caso de la
lesión interna da nombre a la especie morbosa -estrechez de la percusión. Percutiendo a sus enfermos, el clínico interviene en
válvula mitral y dilatación de cavidades cardiacas-, lo que presi- el cuadro semiológico, y en cierta medida, lo configura con su
de el diagnóstico clínico. mediación. Con esto, aumenta la distancia entre lo que el enfer-
mo “dice” y lo que el médico “ve”.

Rx de tórax, Cardiomegalia, Facultad de Medicina BUAP

A través de toda la narración de la historia clínica, la mira-


da del médico pretende “ver” la degeneración anatómica que
ocurre en el cuerpo enfermo; el médico no se siente satisfecho
sino orde nando todo cuanto ve y oye e n torno a una le sión,
que es al mismo tiempo individual y específica, y a esta tarea La percusión, BIU

de ordenamiento, es a lo que se le denomina “acto médico” o


“diagnóstico”.

197
Unidad 3: La lesión como fundamento

Hombre físico y hombre moral


En su discurso preliminar de su libro, Corvisart distingue clara-
mente dentro de cada individuo, un hombre físico y un hom-
bre moral, siguiendo la versión que los ideólogos de su tiempo
-Cabanis, Destutt de Tracy-, han dado a la disociación antropo-
lógica. Estos dos “hombres” unidos entre sí, por un lazo para
siempre e invisible a nuestra mirada, se influyen y modifican
recíprocamente.
El médico debe estudiar con máximo cuidado esa mutua
influencia: David, escultura de Miguel Ángel

“[…] una de las cualidades sobre la que se La consideración clínica de la subjetividad del enfermo y de
la conexión entre ella y el estado social, sería para el buen mé-
funda con solidez el tacto del gran médi- dico tan ineludible como peligrosa. El médico, que con frecuen-
cia se halla entre la verdad y la mentira, necesita para sus juicios
co, consiste principalmente en la penetra- un criterio seguro. ¿Cuán puede ser ese criterio? “La sensación
de l cue rpo”, re spondió e l hipocrático; “la e xploración física”,
ción, robustecida sin cesar por el ejercicio, responde Corvisart, más con sus hechos que con sus palabras.
Pero cuando esta respuesta viene después de haber separado
que frente a un enfermo le hace percibir a un individuo en un “hombre físico” y en un “hombre moral”,
ambos dignos de e studio, la conse cue ncia no pue de se r sino
la escena de las afecciones morales, del la petición de los datos de exploración en tres porciones: a) los
“signos cie rtos y constante s”, re lacionados re spe cto a la cau-
mismo modo que observa todos los fenó- sa inmediata; b) las expresiones del “hombre moral” relativas a
la enferme dad, e sencialmente e quívocas, variable s y que dan
menos físicos que las revelan, las produ- motivo para sospechar; c) y entre estas y aquellas, los síntomas
orgánicos que -como el vómito y la fiebre-, carecen de una sig-
cen o resultan de ellas.” nificación semiológica fija y conocida. La discriminación entre
lo subjetivo y lo objetivo de la enfermedad, va haciéndose cada
Sin una constante atención al hombre moral, el médico se vez más patente y deliberada.
halla expuesto a mil errores, lo que se puede probar de modo
cotidiano, cuando ponemos atención al estado social del pa-
ciente, sobre todo en las grandes ciudades, y del modo en
cómo éste, produce sobre las vísceras o en toda la economía,
daño superficial o profundo de todas las funciones. Por tanto,
el médico que no lo advierte, se pierde en conjeturas, fluctúa en
sus opiniones, se extravía en la elección de remedios y se enga-
ña casi siempre acerca de los resultados que prometía.

198
Unidad 3: La lesión como fundamento

La percusión Investigación sobre la tisis


Es el primer testimonio moderno de “intervención” del médico Las investigaciones de Gaspard Laurent Bayle (1774-1816) sobre
para configurar la aparie ncia de la e nfe rme dad. El médico in- la tisis pulmonar, son la base de la tisiología y la de l método
terviene para acrecentar el número de signos sensoriales que anatomo-clínico. Antes de Bayle, la patología de la tisis era casi
hacen patente la afección morbosa del cuerpo; la percusión es e xclusivame nte clínica. Las nume rosas ne cropsias de tísicos
-a principios del siglo XIX-, el más reciente método de los que hechas desde entonces, no impidieron seguir llamando tisis a
Corvisart llama “la educación médica de los sentidos”. Pero la casi todas las afecciones con tos y adelgazamiento como sínto-
novedad semiológica de la percusión no consiste en otorgar un mas principale s. Bayle cambió las cosas, aplicando sistemáti-
signo sensorial más, sino que ese signo sea auditivo. camente al problema los puntos de vista de Bichat y Corvisart.

Percusión clínica

Antes de Auenbrugger y Corvisart, el diagnóstico de las en-


fermedades internas era asunto exclusivo de manos y ojos; des- Gaspard Laurent Bayle, BIU

de ellos, se sumará el oído. La innovación es decisiva, porque


si las manos y los ojos nos dan noticia de lo evidente, son los En su obra Inve stigacione s sobre la tisis pulmonar (París,
oídos los que nos informan de lo oculto, lo que no podemos ver 1810), escribe: “En esta obra el nombre de la tisis pulmonar será
ni tocar. exclusivamente consagrado a designar la alteración del parén-
No obstante, su conocimiento se ve reducido a un juicio de quima del pulmón.” El concepto fundamental de la enfermedad
existencia real: “aquí hay algo”, sin que sea posible diagnosticar no es ahora clínico, sino estrictamente anatomo-patológico. “El
con cierta precisión la consistencia, la estructura y la situación carácter genérico de la tisis puede ser sacado de los síntomas
e xacta de lo que e xiste e n e l inte rior de la cavidad pe rcutida. de la enfermedad o de su naturaleza y su asiento; es decir, pue-
Corvisart ha dado algunos pasos hacia la meta, dos de sus dis- de ser artificial o esencial.”
cípulos -Bayle y Laënnec-, proseguirán su empeño.

199
Unidad 3: La lesión como fundamento

La Miseria, de Cristóbal Rojas 1886 Lesiones pulmonares tuberculosas, Netter

Denomina artificial al obtenido a partir de los síntomas, por La ordenación del trabajo de Bayle -en lo que a la patología
lo que no es aplicable ni a todos los grados ni a todos los casos de la tisis pulmonar se refiere-, comprende tres investigaciones
de tisis; el carácter esencial, es conveniente a ésta en todos sus sucesivas:
grados y según todas las formas que pueda adoptar, en pala- 1. Distinguir en el cadáver las especies anatomo-patológi-
bras de Bayle: cas corre spondie nte s al géne ro “tisis pulmonar”; Bayle
aísla se is: tube rculosa, granulosa, con me lanosis, ulce -
“toda lesión del pulmón que, abando- rosa, calculosa y cancerosa.
2. Describir el estado del pulmón en los diversos estados
nada a sí misma, produce una desorga- evolutivos de cada una de las formas de tisis pulmonar.
Bayle los divide en cuatro: tisis oculta o germen de la ti-
nización progresiva de esta víscera, a sis, tisis incipiente, tisis confirmada, tisis en grado final.
3. Determinar los síntomas clínicos necesarios y suficientes
consecuencia de la cual sobreviene su ul- para el diagnóstico de cada especia en cada uno de sus
periodos. Bayle denomina “especie morbosa” al conjun-
ceración y la muerte.” to de síntomas y de los caractere s comune s a diversas
enferme dade s individuale s, cuando en ellas se ha de s-
Este “carácter esencial” o anatomo-patológico, se expresa preciado todo lo que no era común a estas enfermeda-
en el “carácter artificial” o sintomático de la dolencia, constitui- des ordenadas en un solo grupo.
do por tos, dificultad de respirar, marasmo, fiebre y en ocasio-
nes expectoración purulenta.

200
Unidad 3: La lesión como fundamento

Conclusión:
Aunque médico general, J.N. Corvisart consagró su atención principal a las enfermedades del
corazón y de los grandes vasos. Su ambición era alta, y muy clara la conciencia de su situación
histórica, hubiera querido escribir un libro que, según la estimulante consigna de Bichat, fuese
por su título, el reverso clínico de la obra que medio siglo antes había publicado Morgangni
sobre los signos diagnósticos en las causas de las enfermedades, investigadas por sus estudios
anatómicos en autopsias; pero ni su experiencia, ni la situación del saber clínico, le permitieron
hacerlo.
No obstante, tuvo dos grandes méritos: dio validez universal al olvidado “invento nuevo de la
percusión” de Auenbrugger, e introdujo la auscultación del tórax “poniendo la oreja muy cerca
del pecho”. Discípulos de Corvisart fueron, entre otros, Bayle y Laënnec. G.L. Bayle (1774-1816),
fue el introductor de la auscultación torácica inmediata, compuso un espléndido libro sobre la
tisis pulmonar en 1810, siguiendo las consignas del naciente método anatomo-clínico, es decir,
estudiando metódicamente la relación entre el cuadro clínico y el cuadro necrológico de cada
caso, convirtió en concepto anatomo-patológico, la vieja y vaga noción clínica de “tisis”.

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201
Unidad 4:

Laënnec
y el
estetoscopio
Rubí Malpica Morales
Thania Ameyalli Cejudo Nevarez
Ruy Echavarría Rodríguez
Unidad 4: Laënnec y el estetoscopio

Objetivo:
Vida y trayectoria médica
Su vida, poco conocida, inició el 17 de febrero de 1781 en
Conocer la aportación de Laënnec al método clínico.
el puerto de Quimper en Bretaña, Francia; donde nació
primo-génito en el matrimonio de Théophile-Marie Laënnec y
Miche-lle-Gabrielle-Felicité Guesdon. Quedó huérfano de
madre a los cinco años, en el puerperio de su última hija -como
Introducción: era habitual en la época-, razón por la que su tío paterno
Michel-Jean Laën-nec, que era sacerdote, se convirtió en
tutor de sus sobrinos. Más tarde la tutela pasó al cuidado de
otro tío, el Dr. Guillaume Francois Laënnec, quien influyó en la
En 1781 nació un personaje que pasado el tiempo ocupó vocación de su joven pa-riente debido a su formación
un lugar destacado en la historia de la medicina: René profesional.
Theophile-Hyacinthe Laennec, quien a lo largo de su A los catorce años, Laënnec ingresó como ayudante en
vida se convirtió en un erudito, recordado como el Hotel Dieu de Nantes, cuatro años después obtuvo el título
excelente médico y un brillante clínico, además de un de cirujano de tercera clase en el Hospital Militar de Nantes
polifacético hombre de su tiempo que aparte de su y se trasladó al Hospice de la Fraternité, donde se familiarizó
pasión por el estudio de la medicina y la realización de con el quehacer clínico y quirúrgico en el tratamiento de los
experimentos sobre fisiología, era afecto a las pacientes.
caminatas, la caza, la música y el baile. En 1800, Laënnec ingresó a la École Practique en Paris,
En el siglo XIX el desarrollo de la tecnología aportó ahí practicó disecciones en el laboratorio de Guillaume
herramientas innovadoras en la medicina, como en toda Dupuytren; en esos años se introdujeron, la patología
la actividad humana, que beneficiaron a la población, al macroscópica en la cirugía y el concepto de enfermedad, y
mejorar las técnicas de diagnóstico y tratamiento de las su comparación con las condiciones anatómicas. Fueron sus
enfermedades. Paradigma de lo anterior es un maestros, entre otros, Gaspard Laurent Bayle, Marie Francois
instrumento, usado aún en la actualidad por la Xavier Bichat, Jean-Jac-ques Leroux de Tillets, Nicolás
comunidad médica, es el estetoscopio, invento por el Corvisart des Marest (cardiólogo y médico de Napoleón), entre
que es más conocido Laënnec, y que llevó consigo el otros.
desarrollo de la técnica de auscultación mediata,
llegando a ser uno de los médicos más famosos en
Europa, y en las áreas de predominio o influencia de la
civilización europea, por lo que se le llegó a considerar
como: “El fundador de la medicina moderna”, “El mejor
clínico de Francia”, “El Hipócrates francés”, entre otros
sobrenombres laudatorios.

Theophile-Hyacinthe Laënnec, BIU

En 1802 publicó su primer escrito, en el que expuso temas


diversos como peritonitis, amenorrea y enfermedades hepáti-
cas. Así mismo fungió como editor del Journal de Médicine. Y
se convirtió en profesor particular de anatomía. En 1804 se
graduó en medicina con la tesis titulada “Propositions sur la
doctrine d’Hippocrate, relativement á la médecine practique.”

203
Unidad 4: Laënnec y el estetoscopio

En julio de l mismo año se convirtió e n mie mbro de la So-


ciedad de la Escuela de Medicina, y en fecha posterior entró en
el ambiente cortesano como médico personal del cardenal Jo-
seph Fesch, tío de Napoleón, lo que duró sólo hasta el exilio del
prelado en 1814. En estos años Laënnec escribió algunos artícu-
los sobre anatomía patológica.
En e l año de 1816, ade más de inve ntar e l e ste toscopio, le
ofre cie ron un pue sto e n e l Hospital Ne cke r de Paris. En 1823
se le nombró miembro de número de la Academia Francesa de
Medicina y profesor en la Clínica Médica de la Charité. Un año
más tarde se le nombró miembro de la Legión de Honor con el
grado de caballero.

Biografía de Laënnec

Sin embargo, murió en Kerlouanec el 13 de agosto de 1826 a


los 45 años, dejando en su testamento, a su sobrino Mériadec,
todos sus textos científicos, su reloj y anillo, y “por, sobre todo,
Hospital Necker de Paris, BIU mi estetoscopio, que es la mejor parte de mi legado”

Se casó en 1824 con Madame Argon, con quien no procreó


descendencia. Su salud se deterioró en forma progresiva debi-
do a la tisis que padeció, en mayo de 1826 presentó fiebre, tos
productiva y disnea, motivo principal de su cambio de residen-
cia a su Bre taña natal, donde e l clima favore ció que su salud
mejorase en apariencia.

204
Unidad 4: Laënnec y el estetoscopio

El estetoscopio, el gran legado de Laennec


A los 35 años, en el Hospital Necker de París, relató su experien-
cia en una situación en la que el pudor le indujo a la construc-
ción del estetoscopio:
“En 1816 fui consultado por una jove n quie n pre se ntaba
síntomas generales de enfermedad del corazón y en la
cual, por su gordura, la aplicación de la mano y la percu-
sión daban pobres resultados. [Además] su edad y sexo
dificultaban el examen. [Entonces] vino a mi memoria un
fenómeno de acústica bien conocido: si se aplica la oreja
al extremo de una viga, se escucha muy claramente un
capirotazo que se da en el extremo opuesto. Pensé que
se podía sacar ventaja de esta propiedad de los cuerpos Método de auscultación antes del estetoscopio, Biografías y vidas

e n e l caso e n que me e ncontraba. [En conse cue ncia]


tomé un cuaderno de papel, lo enrollé fuertemente, una Laënnec demostró la efectividad del uso del estetoscopio,
de sus e xtre midade s la apliqué sobre la re gión pre cor- por su capacidad para acrecentar y afinar la percepción de los
dial y, e scuchando por la otra, e stuve tan sorpre ndido ruidos o sonidos, que se producen principalmente en tórax y en
como satisfecho al oír los latidos del corazón de manera abdome n. Nombró ruido re spiratorio pulmonar o re spiración
mucho más neta y distinta como jamás me había sucedi- ve sicular al primer ruido causado por la entrada de aire en el
do al aplicar directamente la oreja. Desde entonces pen- aparato re spiratorio, que a la auscultación produce un mur-
sé que tal medio podía ser un método útil, aplicable no mullo; y ruido re spiratorio brónquico o re spiración brónquica
nada más al estudio de los latidos cardiacos, sino a to- al segundo ruido según se produzca en el tejido pulmonar, en
dos los movimientos que pueden producir ruidos dentro laringe, tráquea o bronquios gruesos; también los sonidos cau-
de la caja torácica y, en consecuencia, a la exploración sados por la circulación a través de estrecheces, dilataciones o
de la respiración, de la voz, del estertor y quizá hasta de turbulencias en el corazón y los vasos sanguíneos.
la fluctuación de un líquido contenido en la pleura o el
pericardio”.
“Con esta convicción inicié sobre la marcha, en el Hospital
Ne cke r, una se rie de obse rvacione s que me han dado
por resultado [la identificación] de nuevos signos, segu-
ros, fáciles de percibir en su mayoría y suficientes para
que el diagnóstico de casi todas las enfermedades de los
pulmones, de la pleura y del corazón sea más cierto y cir-
cunstanciado que los diagnósticos quirúrgicos he chos
con ayuda de la sonda o de la introducción del dedo”.

Estetoscopio de Laënnec, Biografías y vidas

205
Unidad 4: Laënnec y el estetoscopio

A partir de la práctica constante e n dive rsos pacie nte s,


apreció alteraciones anatomo-patológicas que causaban fenó-
menos acústicos anormales. Un año después, en Julio de 1817,
reemplazó su cuaderno enrollado por un tubo o cartucho he -
cho con varias hojas de papel pegadas. Utilizó tubos de diferen-
te longitud y diámetro, de diversos materiales como vidrio, ma-
dera, metal e intestino de carnero; hasta que opta por un tubo
de “madera de aya” (madera dura y pesada), compuesto de dos
partes unidas entre sí, cada una abocardada en su extremo li-
bre a manera de embudo, el cual constaba de una tercera pieza
que se coloca en su extremidad “torácica”, la opuesta es la “au-
ricular” me diante la que e scucha e l clínico: “e ste instrume nto
yo normalme nte lo de fino como e l Cilindro, algunas ve ce s e l
Estetoscopio” nombre que sobrevive a otros que se propusie -
ron como: pectorilocuo, corneta acústica, cilindro, sonómetro,
toracoloquio, corneta médica y corneta de Laënnec.

Cómo hacer un estetoscopio de Laënnec, BIU

206
Unidad 4: Laënnec y el estetoscopio

Conclusión:
Los resultados de sus descubrimientos, tras tres años de
investigaciones, se publicaron en su libro: “De lʼAuscultation
Mediate” (De la auscultación mediata), el 15 de agosto de 1819, en
dos volúmenes en una edición de 3500 ejemplares. En dicho libro
describió los diferentes sonidos del pulmón, del corazón y otros
órganos, tanto normales como patológicos, descripción que ha
influido hasta hoy en la clasificación de enfermedades de los
pulmones y el corazón; por ello obtuvo reconocimiento mundial, y
varios títulos académicos y visitas de estudiantes quienes acudían a
París para aprender directamente de él.

Bibliografía:
Cambridge University. (1996). The Cambridge Ilustrated History of Medicine. (r . Porter, Ed.) Cambridge: Cambridge University Press.

Duffin, j . (2014). To see with a better eye: A life of RTH Laennec. Princeton: Princeton University Press.

Estañol, b. (s.f.). Teófilo Jacinto LAennec. Un oído que mira. Recuperado el 2017 de octubre de 10, de http://www.facmed.unam.
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Hélène, (2017) L’invention du stéthoscope, jalon essentiel de la cardiologie Bibnum [En ligne], Sciences de la vie, mis en ligne le
01 janvier 2012, consulté le 27 juillet 2017. URL: http://bibnum.revues.org/517

Martínez, f . (1986). Carpio, Laennec y la invención del estetoscopio. México, d.f : unam: Facultad de Medicina.

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Sakula, a. r . t. h. (1981). RTH Laënnec 1781--1826 his life and work: a bicentenary appreciation. Thorax, 36(2), 85.

Yeow, m., & Tan, s. (2005). Medicine in Stamps René Laennec (1781-1826): Inventor of the stethoscope. Singapure Med J, 46 (3), 107.

207
Unidad 5

Fisiología
experimental
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Minou del carmen Arévalo Ramírez
Unidad 5: Fisiología experimental

Objetivo:
Explicar la nueva visión fisiopatológica del signo físico, el índice de un estado
funcional siempre mutable, que debe ser convertido en signo funcional.

Introducción:
La concepción dinámica o procesal de la enfermedad –la visión científica de ésta
como un desorden en el proceso energético-material, con que la vida se ofrece a
quien la estudia en el laboratorio-, tuvo su causa principal en la rápida conversión de
la Filosofía Natural en Alemania de 1830 a 1850; recuérdese lo dicho en la unidad
anterior.
Pero también, como certeramente ha señalado López Piñero, en la influencia de la
medicina fisiológica de Broussais más allá de las fronteras francesas, con Virchow y
Wunderlich, y en la pervivencia del “espíritu hunteriano”, que es experimental y
dinámico al mismo tiempo, no sólo en Inglaterra, sino también más allá del Rhin.
Con esta nueva mentalidad, tan eficaz para abatir el viejo y persistente vitalismo,
escribió al respecto Claude Bernard en 1865: “Yo considero al hospital sólo como el
vestíbulo de la medicina, como el primer campo de observación en que debe entrar
el médico; pero el verdadero santuario de la ciencia médica es el laboratorio.”

209
Unidad 5: Fisiología experimental

Consideración energética y procesal


El síntoma más ade cuado para mostrarla, e s naturalme nte la
fie bre . Hasta e l siglo XVIII, la fie bre se inve stigaba palpando
la pie l de l e nfe rmo y contando e l núme ro de sus pulsacione s
arte riale s. La fie bre pare cía de pe nde r de las condicione s de
la circulación, bien porque se viese en el corazón la fuente de
“calor innato”, bien por presuntas alteraciones en la circulación
periférica. “Una más veloz contracción cardiaca, con resistencia
aumentada en los capilares, es la esencia de toda fiebre aguda”,
dice e l aforismo 581 de Boe rhaave . No obstante , e ste mismo
médico fue el primero en utilizar el termómetro para diagnos-
ticar el estado febril, en el aforismo 673 señala: “El calor febril
externo se reconoce con el termoscopio; el interno con el sentir
del enfermo y por el calor de la orina”.

Julius Robert von Mayer, BIU

Liebig demostró que el calor animal tiene su origen en los


proce sos químicos del organismo, y singularmente de las oxi-
dacione s inte rsticiale s. El conce pto de “re cambio mate rial” o
“metabolismo” introducido en 1839 por Schwann, adquiría así
una significación central para toda la ciencia fisiológica. Pocos
años después. Mayer enseñará a todos los naturalistas que las
distintas “fuerzas” de la naturaleza –el calor, el movimiento me-
cánico, la afinidad química-, tienen entre sí una equivalencia fija
Herman Boerhaave, BIU y matemáticamente expresable; la “fuerza” del universo es, por
lo tanto, una cantidad constante. “No hay en realidad más que
A partir de aquí, se va difundiendo lentamente la costumbre una sola fuerza, la cual, en su perdurable transformación, obra
de medir la temperatura. La práctica y la teoría de la termome- incesantemente, tanto en los seres vivos como en la naturaleza
tría clínica no progresaron gran cosa durante la primera mitad inanimada.” A quien así viera las cosas, dos objetivos ofrecía el
del siglo. Sólo a partir de 1850 y por los fundamentales traba- estudio termométrico y calorimétrico de los procesos febriles:
jos de Julius Robert von Mayer, Joule y Helmholtz, con la for- de modo inmediato, un saber preciso y seguro acerca del mo-
mulación del primer principio de la termodinámica o “ley de la vimiento de la energía de un organismo vivo en sus enfermeda-
conservación de la energía”, comenzó a dar frutos la semiología des piréticas; en segundo lugar, una vía racional para ordenar el
termométrica de la fiebre. curso temporal de esas enfermedades.

210
Unidad 5: Fisiología experimental

Termometría patológica
Este fue el objetivo de la investigación de Karl August Wunder- Pero cuál era la forma en que esta ley tomaba forma científi-
lich: “estudiar del modo más completo posible la evolución de ca, de forma inmediata, la temperatura del cuerpo enfermo; de
la temperatura de las enfermedades”. Así lo hizo con paciencia forma mediata, el estado general del organismo; pero de forma
y método ejemplares, durante dieciséis años –cientos de miles remota, el proceso de la vida sana y enferma, por lo que afirma-
de me didas orde nadas e n más de 25 mil trazados te rmomé- ba de manera terminante:
tricos, fueron la cose cha material de la inve stigación-. Pero el “La termometría, permite obtener un signo físico y objetivo
pensamiento de las Filosofía Natural, que existía en Wunderlich, de la fiebre. Esto, sin embargo, no la asimila por comple-
perseguía en la realidad clínica algo más que signos termomé- to a los restantes signos físicos, tales como la percusión
tricos de las diversas afecciones febriles buscaba, sobre todo, y la auscultación; así como éstos se aplican a la investi-
leyes del movimiento vital. gación de la lesión local, la termometría […] aprecia un
“Una cue stión hay más importante , más grave , más e mi- fenómeno tocante al estado general del organismo. Así,
nente que las demás; es ésta: ¿existe una ley que regule el y gracias al copioso material que ha suministrado la me-
curso entero de ciertas formas morbosas?; y si en verdad dición exacta, la termometría abre a los médicos una vía
existe, ¿nos será dado conocerla con precisión según la nueva e inaccesible a cualquier otro método de investi-
marcha de la temperatura? […] ¿Hay formas patológicas gación; esto es, el estudio patológico de la vida.”
en las que el trastorno fundamental de la economía se
halle sometido a una le y? El re sultado más importante En la mentalidad anatomo-clínica, el signo clínico nos refie-
de las observaciones termométricas no se alcanza sino re inmediatamente a una lesión local, si un dato de exploración
en el momento en que se llega a descubrir por vía experi- no cumple esta exigencia, en rigor, no es físico. Por otra parte,
mental que, las modificaciones de la temperatura en las hay signos físicos que no significan lesiones anatómicas locales,
enfermedades se hallan fundadas sobre una ley.” sin alteraciones típicas del proceso químico y energético de la
vida, y estos son a la postre, los signos que verdaderamente im-
portan al fisiopatólogo.

Karl August Wunderlich, BIU

211
Unidad 5: Fisiología experimental

Curvas térmicas
Al estudiar la evolución patológica de la temperatura, Wunder- del tejido celular, etc.-, y de un modo intercurrente en el curso
lich de scribió dos cate gorías. Unas ge néricas o “constitucio- de las afecciones crónicas, pero también con motivo de alguno
nale s”, que dependen de lo común de la naturale za del hom- de los proce sos normale s que irrumpe n e l curso uniforme de
bre y pueden presentarse en todas las enfermedades febriles, las funciones, como la aparición de secreción láctea o comien-
como son: e l e scalofrío, e l calor fe bril y e l colapso. Otras son zo de la hemorragia menstrual. A veces parecen ser la expresión
e spe cíficas, de te rminadas a la ve z por la naturale za biológica de una infección insuficiente, que se extingue sin consecuencias
de quien las padece y por la peculiar índole de la enfermedad posteriores. Pero también se puede presentar sin que el médi-
padecida. La especie del proceso morboso –fiebre tifoidea, ti- co logre comprobar un trastorno del cual pudiera depender.
fus exantemático, etc.-, su ocasional intensidad, las condiciones
individuales del paciente, influencias accidentales como el tra-
tamiento, y las complicacione s, determinan el ciclo efe ctivo y
concreto de la hipertermia febril. Veamos algunos ejemplos:

Curva V, viruela Curva VI, neumonía

Wunderlich pensaba que los síntomas de una enfermedad


típica, como fre cue ncia de l pulso o cuantía de te mpe ratura,
podían sufrir oscilaciones “esenciales” o “accidentales”. Las pri-
meras dependían del curso regular o natural de la enfermedad
Curva I, fiebre efímera Curva II, terciana regular misma; las segundas, de la influencia de causas externas fortui-
tas, como fármacos, emociones, o traumas sobre el organismo
La primera de estas curvas, representa el curso de la tempe- enfermo. No cabe duda, que para el clínico Wunderlich, la curva
ratura de un caso de “fiebre efímera” (curva I), que fue descrita térmica de un enfermo agudo parecería como una “historia clí-
por una especie febril de corta duración; después no fue me- nica esencial”. La fiebre, síntoma variable –según la despectiva
recedora de atención y quedó excluida. Wunderlich afirma su expresión de Laënnec, adquirió un fundamental e inédito valor
real existencia y afirma que tales fiebres se presentan no sólo en semiológico en cuanto se supo verla desde el punto de vista de
la evolución de algunas leves perturbaciones locales –catarros la “razón”, de su propia variabilidad temporal. O, con otras pa-
bronquiales y gástricos, inflamaciones circunscritas a la piel y labras, e n cuanto se le come nzó a e studiar como un proce so
mensurable.

212
Unidad 5: Fisiología experimental

El curso de la enfermedad como un proceso


mensurable y continuo
En e l pe nsamie nto anatomo-clínico, e l curso de la e nfe rme - De cía Bayle que la de scripción de las e nfe rme dade s agu-
dad e s una se rie discontinua de imáge ne s. Aunque bie n sabe das debe ser análoga a un diario. Pues bien, con la sistemática
el patógrafo que el proceso es continuo, su fidelidad al cono- conversión de las observaciones clínicas en cifras y en curvas,
cimiento visible e inmediato de las cosas, le hace describiendo el diario antes propuesto toma el aspecto de una bitácora. La
de manera seriada las imágene s que sus sentidos corporale s, razón del hombre moderno –no por la vía de la e spe culación
obtiene de la realidad anatómica del enfermo. Para el fisiopa- metafísica de los románticos-, sino por el camino de la me di-
tólogo, la visión es muy distinta. La enfermedad es para él, vida ción, trata de penetrar científicamente en el seno mismo de la
enferma, un proce so continuo de materia y energía anómala- realidad clínica.
mente configurado; de ahí que la descripción del transcurso de
una enferme dad tenga dos planos distintos: uno de palabras,
consagrado a relatar con lenguaje técnico, lo que el clínico ve
en su relación con el paciente; pero hay otro de cifras, mediante
el cual se pretende dar “razón científica” de la verdadera reali-
dad del proceso morboso.

Gaspard Laurent Bayle, BIU

213
Unidad 5: Fisiología experimental

Conclusión:
Ante un síntoma cualquiera, el clínico antiguo se limitaba a nombrarlo y describirlo según su
inmediata apariencia sensorial; luego –como patólogo-, trataba de explicarlo conforme a su
saber anatómico y dentro de la doctrina fisiológica que profesara: teoría humoral, tensión o
relajación de las fibras, movimiento de los átomos, propiedades vitales de los órganos y
tejidos, etc.
El fisiopatólogo del siglo XIX, se cree en situación de hacer mucho más; no sólo nombrará y
describirá el síntoma, intentará, además penetrar de forma analítica y mesurativa en su
intimidad, hasta poder verlo como una alteración típica del proceso energético y material en
que la vida parece consistir.
Su interpretación final será –o pretenderá ser-, la ordenación científica de ese proceso parcial
en el “general proceso de la vida”. Tres caminos se pueden apreciar siguiendo a Laín
Entralgo: la consideración del síntoma como proceso energético; su reducción a una curva
objetiva y mesurable; su estudio como un proceso material.

Bibliografía:
Laín, p. (1961). La Historia Clínica. Barcelona: Salvat Editores

Laín, p. (2001). Historia de la Medicina. Barcelona: MASSON

López, j .m. (1974) Patología y Medicina Interna. En: Laín Entralgo, p. (1974). Historia Universal de la Medicina, Tomo vi, Barcelona:
Salvat Editores

Mayer, j .r . (1838). Die organische Bewegung in ihren Zusammenhang mit dem Stoffwechsel. Heilbronn: Maximilian Müller

Wunderlich, c.r .a. (1872). De la tempèrature dans les maladies, París, traducción francesa de Labadie-Lagrave.

214
CAPÍTULO
VI
Unidad 1:

Colegios de Cirugía
Salvador Rosales y de Gante
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Objetivo:
Describir la importancia de la cirugía relacionada a las Reformas borbónicas en el siglo XVIII, para
comprender el componente social de los cirujanos del siglo XIX, después de la aparición de los Colegios
de Cirugía.

Introducción:
En el siglo XVIII en Francia, considerada entonces como como una nación con un alto nivel de educación
médica, la separación entre cirujanos y médicos con estudios era mayor que en ningún otro país. La
preparación de los cirujanos era pavorosa, y en general ocupaban las capas más bajas de la sociedad. Un
intento para mejorar los conocimientos y la situación social de los cirujanos empezó en 1645 cuando se
asociaron con el gremio de barberos en un colegio encargado de defender sus intereses. Esta acción
suscitó la reacción de los médicos universitarios, quienes lograron la prohibición a los cirujanos de
adquirir títulos académicos, prohibiendo a la nueva organización llevar el nombre de collége.
Años después Georges Maréchal (1658-1736) médico personal de Luis XIV y Luis XV, logró la autorización
para fundar la Académie Royale de Chirurgie, esta institución fue decisiva para rehabilitar la cirugía en
Francia y sirvió de base para la construcción del nuevo tipo de escuela médica, unida a los grandes
hospitales, para posibilitar la adquisición de habilidades prácticas. A finales del siglo XVIII, la aportación
de conocimientos fisiopatológicos permitió, la clasificación nosológica de las enfermedades quirúrgicas.
Estos conocimientos fueron eliminando el empirismo, elevando el nivel social y científico de la Cirugía, lo
que permitió por primera vez la creación de centros especiales para estudios quirúrgicos, que fueron
fundados como los Reales Colegios de Cirugía.

217
Unidad 1: Colegios de Cirugía

Introducción:

Los avances de la cirugía


en el siglo XVIII
La tradicional separación entre médicos y cirujanos cambió a En poco tiempo es equiparada a la Facultad de Medicina en
partir del siglo XVIII; el bajo nivel de la cirugía resultaba perjudi- calidad de la enseñanza, con el privilegio incluso de otorgar el
cial para las milicias y no sólo para los ciudadanos comunes. Los grado de doctor. Grado que fue concedido por vez primera en
cirujanos-barberos fueron en efecto, incapaces de responder a 1749 a Antoine Louis, sucesor de Petit, quedando al frente de la
la nueva organización del ejército, la navegación y los hospita- cirugía francesa.
les. El monopolio didáctico que ejercía la Facultad de Medicina La denominación Real molestó de manera especial a la Fa-
de París, tuvo que ceder y dedicar atención a los subordinados cultad Médica, pues el decreto le daba independencia absoluta
cirujanos, los que desde 1667 se habían atrevido a escribir, en y sus miembros gozarían de igualdad en categoría y derechos
las puertas de su comunidad, la palabra Collegium. En 1724 el que los cobijados por la Facultad. La Academia fue decisiva
primer cirujano del rey Luis XIV, Georges Maréchal (1658-1736), para rehabilitar la cirugía en Francia; la formaron inicialmente 70
crea en el antiguo Collège de San Cosme cinco plazas de De- “maestros cirujanos” destacados de París. Su primer presidente
mostradores reales. Nueva afrenta para la Facultad que en 1720 fue Maréchal, que no escatimó esfuerzos para mejorar la forma-
había creado un curso de Cirugía en francés. Por un decreto de ción de los cirujanos y le continuaron en el puesto François de
Luis XV, en 1731, se crea en el seno del Colegio de San Cosme la Lapeyronie (1678-1747), Germain Pichaut de la Martinière (1696-
Académie Royale de Chirurgie 1783) y Antoine Louis (1723-1792), y aunque sus trabajos fueron
elogiables, la protección del rey a lo logrado en San Cosme, fue
decisiva.
La carrera de cirujano duraba tres años de estudios, y daba
enseñanza en cuatro disciplinas: Anatomía; enfermedades
quirúrgicas y su tratamiento; terapéutica de heridas y supura-
ciones; técnicas respecto a la sangría, las ventosas, las sangui-
juelas, la cauterización y los exutorios. La Academia de Cirugía
se constituyó no sólo como la primera de París, sino también
de Europa. Se traza así, una línea divisoria entre los cirujanos
de formación académica y los cirujanos artesanos o barberos
que, junto con galenos, boticarios, flebotomianos y parteras o
comadronas -que, aunque se les reconoce oficialmente como
Luis XVI coloca la primera piedra de la Escuela de Cirugía de Paris, BIU sanitarios, por el hecho de estar por debajo de los médicos-,

218
Unidad 1: Colegios de Cirugía

se les situaba en el mismo nivel que a los curanderos o medi-


castros. Por el otro lado y como consecuencia inmediata, apa- La cirugía en España
recieron dos profesionales de la medicina que rivalizaron entre
sí: el médico con título universitario y el cirujano formado en los La fundación de los Colegios de Cirugía marcó un parteaguas
nuevos Colegios. en la enseñanza de las prácticas anatómicas y de las quirúrgi-
A pesar de todo, el resultado más importante lo constituyó cas, sin olvidar que también favoreció una reorganización de
el extraordinario progreso de la cirugía. A lo largo de la centuria los cuerpos médicos en la Armada Española. Su introductor fue
los nuevos Colegios asumieron el programa de Sydenham y su el cirujano catalán Pere Virgili (1699-1776) que consiguió, duran-
contribución a la observación clínica y la nosografía fue nota- te el reinado de Carlos III, las facilidades para emprender y orga-
ble. Los trabajos de Petit, Louis y Desault en Francia, Cheselden, nizar el primer Real Colegio de Cirugía en Cádiz, autorizado por
Pott y Hunter en Inglaterra, Scarpa en Italia, Virgili y Gimbernat la Cédula Real del 11 de noviembre de 1748. Virgili ocupó el car-
en España, acreditan ese encumbramiento del status del ciru- go de director del Colegio, adscrito al Hospital de la Marina de
jano en toda la Europa Ilustrada. Cádiz, y redactó un Plan de Estudios de tres años en los que se
Dentro de los grandes innovadores de la cirugía en el si- estudiaba anatomía, cirugía general y los saberes clínicos espe-
glo XVIII, encontramos a los hermanos William y John Hunter, cializados entre los que destaca la obstetricia. La capacidad y
considerados como los principales exponentes de la cirugía destreza de Virgili para dirigir el Colegio alcanzó su mayor logro
inglesa. William nació en 1718, diez años antes que John y tras cuando, en 1757, se autorizó al Colegio para extender el título
estudiar cinco años de teología, aceptó un trabajo con William de “bachiller de filosofía,” de la misma manera que lo hacían las
Cullen, cuando todavía era médico rural. Consciente de la valía universidades. Sin conformarse con esto y encontrándose en
de su discípulo, lo envió a estudiar a Edimburgo y de allí viajó a igualdad de condiciones, impulsó la fusión de las enseñanzas
Londres para ser alumno del obstetra Smellie y ayudante del de la medicina y la cirugía, hecho relevante que finalizará con la
anatomista James Douglas. Después de recorrer Europa estu- unión de estos dos conocimientos al final del siglo.
diando anatomía, fundó su propia academia en Londres, en la Pero el trabajo del cirujano Virgili aún no había concluido;
que se seguía el “principio de París”, que significaba que cada cuando el Colegio de Cádiz marchaba sin contratiempos, se
alumno hacía por su cuenta la disección de un cuerpo entero. dispuso a fundar un segundo Colegio en Barcelona. Aunque la
Al mismo tiempo, Hunter trabajaba en el Hospital de Midd- orden real obtenida para tal hecho tenía fecha del 19 de sep-
lesex con el título de “cirujano-matrono” y, por especializarse tiembre de 1760, éste no pudo abrir sus puertas sino dos años
en la obstetricia, llegó a desempeñar el cargo de “médico ex- después en el Colegio de Barcelona supervisó las tareas aca-
traordinario de la reina.” Como obstetra de moda, era el favori- démicas y administrativas de un grupo de cirujanos formados
to de la sociedad y su Anatomy of the Gravid Uterus, es un libro en Cádiz, entre los que se encontraba A. Gimbernat (1734-1816),
exquisito y correcto desde el punto de vista embriológico que a quien le fue encomendada junto con Mariano Rivas, el 13 de
dio pie al nacimiento de la obstetricia como una rama completa abril de 1780, la fundación del tercer Colegio de Cirujanos; el de
de la medicina. San Carlos de Madrid.

219
Unidad 1: Colegios de Cirugía

La cirugía en la Nueva
España
En los Virreinatos de Indias, durante la segunda mitad del XVIII
se incrementó la presencia de cirujanos españoles y extranje-
ros, con motivo de la constante amenaza inglesa y con el fin de
reforzar los contingentes militares, entre estos se encontraban
los cuerpos de cirujanos de la Armada. Tras la pérdida de La Ha-
bana en manos de los ingleses en 1762, la presencia de tropas
milicianas experimentó un notable aumento en la América es-
pañola. Se crearon Regimientos fijos para reforzar los cuerpos
Sala de Anatomía del Real Colegio de Cirugía de Barcelona expedicionarios, lo que exigió del gobierno de Carlos III un gran
esfuerzo para incrementar las defensas navales y terrestres
El objetivo de la formación de estas escuelas fue logístico, ante la amenaza inglesa.
pues se trataba de ampliar el radio de acción de cada centro Esta creciente militarización tuvo su correspondencia en
para facilitar el desplazamiento de los nuevos aspirantes, ya España, donde los Reales Colegios de Cirugía, permitieron la
que los Colegios estaban en crecimiento. Este Colegio de San reorganización de la cirugía y sanidad del ejército. La presencia
Carlos, al no disponer de un edificio propio, quedó adscrito al pues, de cirujanos militares en América tenía como objetivo el
Hospital General y se empezaron a incluir en el plan de estudio prestar servicio a los regimientos de tropa, cuya misión era la
nuevas disciplinas, que sumadas a las anteriores modificaron el defensa de los Virreinatos. La actividad de estos cirujanos es-
tiempo de estudios, incrementándolo de tres a cinco años, en pañoles y extranjeros, contribuyó a crear una atmósfera más
los que se estudiaban la física experimental, anatomía, fisiolo- propicia para el ejercicio quirúrgico y la disección anatómica,
gía. higiene, los efectos quirúrgicos, las operaciones, el álgebra auge que motivó no pocas discrepancias con la universidad no-
quirúrgica, los efectos mixtos y las lecciones clínicas, los venda- vohispana asentada en un saber más teórico y tradicional.
jes, la materia médica, los partos y las enfermedades venéreas. En 1764, el cirujano español Bernardo Courtes se dirigió al
El grado obtenido en este Colegio permitía al cirujano ejer- virrey para solicitarle crear una clase de cirugía en el Hospital
cer además de esta disciplina, la medicina, y no es raro encon- de Naturales. Pero no sólo los cirujanos extranjeros se preocu-
trar en los documentos de la época que se les designase como paban por la mejor enseñanza de la anatomía y cirugía, tam-
“cirujanos médicos.” Al finalizar el siglo, se habían fundado ade- bién existieron médicos criollos como Ignacio Bartolache que
más de los dos anteriores, los Colegios de Cirugía de Burgos, de incluso llegó a publicar en su Mercurio Volante, dos números
Santiago de Compostela y de Málaga en España y, en los reinos dedicados a la importancia de la Anatomía en el arte de curar,
de América, uno en la ciudad de México, otro en la de Guatema- señalando que: “Algunos profesores modernos, por una política
la y otro más en la de Lima. reprehensible, han pretendido trastornar la reputación de una
ciencia que ignoran representándola como inútil para la cura-
ción de las enfermedades. Esta variedad de opiniones no ha de-
jado de producir notables prejuicios al progreso del arte y espe-
cialmente en nuestra nación; pero los verdaderos dogmáticos,
imitando al primero que mereció este nombre: Hipócrates, han
sostenido con pruebas repetidas que el uso de la anatomía es
indispensable en la práctica del arte de curar.”

220
Unidad 1: Colegios de Cirugía

Si la calidad en la formación quirúrgica ya constituía un pro-


blema urgente de resolver, el número de cirujanos latinistas y
romancistas no era suficiente para atender las necesidades de
la población novohispana. Al respecto Antonio Serrano infor-
maba en 1804 sobre la situación del ejercicio de la cirugía en la
Nueva España:
“Se encuentran aún ciudades (excepto en las cabezas de
partido, a donde hay alguno que otro) que ni buenos ni ma-
los profesores, tienen porque están casi todas sembradas de
una plaga de curadores, destructores de la humanidad, y aún
en esta misma capital (México) se hallan unas mujeres que, sin
conocimiento ni principios ejercen el arte de Partear. El que no
haya matronas instruidas, es por no haber una Cátedra de Par-
tos en todo el Reino. Y el no encontrarse profesores en muchas
poblaciones, es porque son muy pocos los que hay para un rei-
no tan vasto, aunque no dejan de existir algunos en esta capital,
tanto de Europa como de los hijos del país, más la caterba de
intrusos y curanderos los ponen en tan mala opinión con sus
Portada de la revista médica: Mercurio volante descabellados pronósticos, que muy pronto tienen que aban-
donar su destino.”
El mismo Bartolache, aceptaba haber frecuentado por algún El Virreinato de la Nueva España fue el primero, en América,
tiempo el Anfiteatro Anatómico del Real Hospital de Naturales, en comprometerse con las grandes reformas virgilianas; el 16
en el que apenas tres años antes y por orden del rey, se había de marzo de 1768 y por decreto real, se dispuso de la creación
instalado el Real Colegio de Cirugía. Consideraba, además, la de una Real Escuela de Cirugía en el viejo Hospital de Naturales
utilidad que le había dejado la asistencia a las disecciones de en la ciudad de México, quedando instalada oficialmente por
cadáveres, permitiéndole comprender mejor las obras de Ve- el virrey Marqués de Croix el 10 de abril de 1770, regida por las
salio, Ruysch y Malpighi. Por otro lado, no dejaba de reconocer Ordenanzas y Estatutos del Colegio de Cirugía de Cádiz.
que las disecciones realizadas en la joven Escuela explicaban y Previamente, el virrey había consultado al Real Protome-
demuestran completamente todas las partes de la anatomía, dicato para asegurar que el Tribunal no admitiera a examen a
bajo las mismas reglas que se observan en los dos reales cole- ningún cirujano que no egresara de este Colegio, comprobando
gios de la península. mediante certificación expedida por el director y Catedrático

221
Unidad 1: Colegios de Cirugía

del Colegio, de haber asistido a cuatro cursos completos y de Para la enseñanza de los nuevos cirujanos se habían dis-
tener aptitud para recibirse. Los cursos iniciaron el mes de octu- puesto dos anfiteatros donde se realizaban las disecciones
bre de 1770 para concluirse en el de marzo del año siguiente “en y las preparaciones anatómicas. Se contaba además con dos
lo más fresco del año;” fungiendo como director y profesor de esqueletos artificiales y un maniquí de madera. En la época de
la Cátedra de Anatomía, el Cirujano Mayor del Hospital Domin- Montaner, las lecciones eran matutinas y las preparaciones ves-
go Russi a quien nadie ha dado crédito por tan loable labor. El pertinas; se iniciaba con osteología, artrología, miología, angio-
cirujano español Andrés Montaner y Virgili y el exrector del Co- logía, neurología, esplacnología y operaciones. Flores y Tronco-
legio de Cirugía de Cádiz Manuel Antonio Moreno, tuvieron que so, señala que el texto utilizado para esta cátedra fue el de Juan
esperar el nombramiento oficial que llegó hasta abril de 1771. de Dios López. Para la segunda cátedra, la de Fisiología, estaba
Aunque Domingo Russi había sido desplazado, como cirujano previsto en la cédula de fundación que el médico del Hospital
todavía del Hospital, pudo seguir colaborando posiblemente Real de Indias desde marzo hasta fin de mayo explique el uso
con la cátedra de clínica quirúrgica. de Partes, es decir, el médico enseñaba las funciones de los ór-
ganos del cuerpo humano. La cátedra de Operaciones o de Ci-
rugía también estaba a cargo del director del Colegio, haciendo
énfasis en los vendajes y las suturas, mientras que el Disector
daba a conocer a los discípulos las nociones de la patología qui-
rúrgica. La cuarta cátedra, la de Clínica Quirúrgica, se daba en
las salas de cirugía y en la de gálicos.
A mediados de 1818 el mantenimiento para el Colegio de
Cirujanos era insuficiente y se solicitó al virrey que los gastos
se hicieran a la cuenta de la Real Hacienda. En noviembre de
1819, el virrey Conde del Venadito dispuso que los estudiantes
que asistieran al Colegio debían pagar los derechos de matrí-
cula, cursos y certificaciones, cuotas que también fueron exi-
guas. Tras la Independencia, el Real Colegio de Cirugía cambió
su nombre por el de Escuela Nacional de Cirugía, quedando
entonces su manutención a cargo de la Tesorería General de la
Nación. La Escuela de Cirugía, que en octubre de 1833 todavía
abrió sus matrículas, fue clausurada por decreto del 19 de oc-
tubre del mismo año, solicitándole al director de la Escuela que
Disección de Anatomía, BIU entregara un inventario completo al naciente Establecimiento
de Ciencias Médicas, en el que incluyera el archivo y lista de en-
seres o instrumental quirúrgico que le perteneciera. A sus alum-
nos ingresados para formarse como cirujanos romancistas, se
les abría un nuevo y prometedor futuro, solo esperando que se
abrieran las cátedras de la nueva Institución.

222
Unidad 1: Colegios de Cirugía

Cirujanos poblanos
A partir de 1804, empezaron a egresar del Hospital de San Pe-
dro, los primeros cirujanos formados en ese establecimiento.
De acuerdo a los documentos encontrados en el Archivo del
Real Protomedicato, el primero que solicitó el examen para
ejercer la Cirugía fue Miguel Vieyra, quien presentó ante ese Tri-
bunal un certificado firmado por el Primer Ayudante Mayor del
Cuerpo de Cirugía Militar de los Reales Ejércitos y responsable
de la atención del Regimiento de Dragones en el Hospital Real y
General de San Pedro; Francisco de Arruti, que había sido apro-
bado públicamente por Nemine discrepante, fue el que certifi-
có y juró en la “debida forma” que Miguel Vieyra había practica-
do en las Enfermerías de hombres y de mujeres diariamente la Conclusión:
“facultad Chirurgica” durante cinco años, realizando visita a los
enfermos, curaciones y operaciones y haber realizado diseccio-
nes de cadáveres para conocer la causa de la muerte. Manifes-
taba, además que todas estas actividades las había realizado Durante los primeros cincuenta años del siglo XVIII,
coexistieron en España tradición y modernidad, pero a
en su compañía y con “una grande aplicación, tanto en lo espe- partir del reinado de Carlos III, la medicina y cirugía
culativo, como en lo práctico”; mostrando una gran destreza en españolas asimilaron un clima europeísta a través de
lo que se le había asignado. El certificado fue firmado el 17 de diferentes vías, por una parte, la llegada a España de
médicos y cirujanos destacados y en segundo lugar los
abril de 1804. viajes de estudio de españoles a otros países europeos. A
estos factores, hay que sumarle la creciente difusión, en
versión castellana, de los textos franceses y anglosajones,
así como la adquisición de instrumental, libros y material
científico. En el ámbito de la Cirugía, los Borbones
promovieron la gran reforma virgiliana de los Reales
Colegios de Cádiz, Barcelona y Madrid. Estos centros,
modelos en su género, además de becas y pensiones para
cursar estudios en el extranjero, demostraron hasta finales
del siglo una constante inquietud por recibir los mejores
libros de texto e instrumental quirúrgico que les
permitiesen actualizar sus conocimientos para igualarse
con las Escuelas de París, Londres y Leyden. Se
convirtieron así, en el estímulo de la profunda
transformación de las profesiones quirúrgicas en la
península. Desde Cádiz primero y posteriormente
Barcelona, la nueva cirugía ilustrará a los profesionales de
la España del siglo XVIII. La Nueva España participó
también de este movimiento con la instalación del Real
Colegio de Cirugía de México a partir de 1768; impulsando
al igual que en el Viejo Continente, el desarrollo de la
cirugía y el acercamiento a la medicina.
Certificado de Miguel Vieyra, Biblioteca “Lafragua”, BUAP

223
Unidad 1: Colegios de Cirugía

Bibliografía:
Bartolache, j. i. (1773). Mercurio Volante. Memoria de un Anónimo sobre la importancia de la Anatomía para la Medicina. (15) .
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Velasco, r. (1946). La Cirugía Mexicana en el siglo XVIII. (S. d. Asistencia, Ed.) México.

224
Unidad 2:

La anestesia
Salvador Rosales y de Gante
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Objetivo:
Señalar cómo en el siglo XIX y de manera notoria a partir de la segunda mitad del mismo, con el avance
científico médico que floreció en esa época, una de las ramas de la medicina más beneficiada por ese
avance fue la cirugía, que con la introducción de la anestesia, logró que su práctica alcanzara por primera
vez en la historia que los cirujanos llegaran a disfrutar de tanto o más prestigio y reconocimiento que los
médicos.

Introducción:
Una condición necesaria para que una intervención quirúrgica pueda efectuarse es realizarla sin dolor.
Fue hasta finales del siglo XIX que el alivio total del dolor se convirtió en el elemento clave para el
formidable avance que la cirugía experimentó a en ese entonces. La anestesia (del prefijo griego an y el
sufijo aisthesis, significa "insensibilidad") actualmente se entiende como un acto médico controlado en el
que se usan fármacos para bloquear la sensibilidad táctil y dolorosa de un paciente, sea en todo o parte
de su cuerpo y sea con o sin compromiso de conciencia. La anestesia es aplicada por el anestesiólogo,
que es el médico especialista en esta práctica de la anestesiología y también de la reanimación.

226
Unidad 2: La anestesia

Introducción:

El inicio de la anestesia en
la cirugía
A lo largo de la historia de la cirugía se habían intentado muchos A mediados del siglo XVIII se inició el descubrimiento y estu-
métodos para aliviar el dolor, tales como el uso del alcohol, el dio de los aires, como se denominaba entonces a los gases. El
opio, la raíz de mandrágora, la compresión de las arterias en el descubrimiento del oxígeno por Joseph Priestley en 1774, pron-
cuello para provocar isquemia cerebral y la sangría para cau- to corroborado por Lavoisier, debe considerarse como un gran
sar la pérdida de la conciencia, Otro método empleado fue la logro de la ciencia, pues a partir de entonces se establecen nue-
contusión cerebral; también se empleó la aplicación de frío in- vas bases científicas de la Química que posteriormente revolu-
tenso o la compresión de raíces nerviosas. En realidad, hasta la cionaron los conceptos de la fisiología. También debemos men-
mitad del siglo XIX, la cirugía era considerada como la antesala cionar que Priestley por esa época descubrió el óxido nitroso,
del infierno o como una verdadera práctica de tortura, por los este gas fue el primero empleado en la medicina como anes-
terribles dolores y sufrimientos que producían las operaciones. tésico, aunque a principios del siglo XIX se utilizó en Inglaterra
durante exhibiciones y reuniones, como un gas que se inhalaba
en forma pura durante las demostraciones que frecuentemen-
te se llevaban a cabo en la época pre-Victoriana, se lo conoció
como gas hilarante o gas de la risa. Tuvieron que pasar muchos
años para que el óxido nitroso tuviera su primera aplicación en
pacientes. A su vez en 1821, José Recamier, profesor de Medici-
na en el Colegio de Francia realiza la primera intervención bajo
anestesia intencional provocada por hipnosis, cuando efectuó
la cauterización de una herida sin dolor para un paciente, este
hecho trascendente pasó completamente inadvertido para los
historiadores de la anestesia.

Representación de la mandrágora. Schott, p. 123

227
Unidad 2: La anestesia

abandona el hospital en medio de las burlas y empujones de


los estudiantes. La posterior carrera de Wells fue corta y a la
vez trágica. La Academia de Medicina de Francia, reconoció su
contribución al descubrimiento de la anestesia, y le otorga una
medalla de oro, pero la noticia de este reconocimiento tardío
llega a América después de su muerte.

Joseph Priestley, BIU

Fue en diciembre de 1844 cuando el dentista norteameri-


cano Horacio Wells (1789-1869), en la en la ciudad de Hartford,
presenció una exhibición del uso del óxido nitroso, en ella se
invitó a algunos de los asistentes a inhalar el gas; uno de ellos,
estando bajo los efectos de este, sufre un traumatismo en una William Morton anestesia con éter. Schott, p. 277

de sus piernas de magnitud tal que le hace manar sangre de


la herida abundantemente. Wells, quien se da cuenta de que a Dos años después William Thomas Green Morton (1819-
pesar de lo doloroso del traumatismo, la víctima parece estar 1868), un dentista de Boston logró el avance decisivo al ensayar
completamente ajena al dolor. Entonces Wells apreció la signifi- el uso del éter en animales y también consigo mismo, al obtener
cación de este incidente, y a la mañana siguiente, le pide a Col- práctica solicitó al Dr. John Collins Warren una demostración
ton que le administre a él mismo óxido nitroso, para que otro pública en la escuela de medicina de Harvard, la cual se realizó
dentista, Jhon M. Rigg, le extraiga una pieza dental. A partir de el 16 de octubre de 1846 en el Hospital General de Massachu-
entonces, Wells se interesó por las propiedades anestésicas y setts; una vez dormido el paciente -Gilbert Abbott-, procedió el
terminó perfeccionando la técnica, además de difundirla entre doctor Warren a realizar la incisión, fue grande la sorpresa de
los dentistas de la época. todos al ver que el paciente no se defendió durante la cirugía y
Posteriormente Wells comunica su descubrimiento al Ciru- que se pudiera terminar el acto quirúrgico sin que hubiera in-
jano Jefe del Massachusetts General Hospital, Profesor John dicios de dolor. La cirugía efectuada por el Dr. Warren, usando
Collins Warren, quien lo autoriza a efectuar una demostración como anestésico el éter sulfúrico en la extracción de un tumor
con un voluntario. maxilar, fue un éxito, por lo que a partir de este hecho se abrie-
Desafortunadamente la demostración fracasa debido a ron nuevos caminos en la historia de la cirugía y la anestesia.
que el balón usado para administrar el anestésico se vació con Emocionado el Dr. Warren expresó su satisfacción con estas
demasiada rapidez y obtiene una anestesia parcial, por lo que palabras: “Señores, esto no es charlatanismo”, y el Dr. Henry H.
el paciente emitió un grito cuando la muela fue extraída; Wells Bigelow que se hallaba presente, enuncia con toda solemnidad:

228
Unidad 2: La anestesia

“Hoy he visto algo que va a dar la vuelta al mundo”. Había na- En Europa, a partir de 1846, James Young Simpson, obstetra
cido la Anestesia. Posteriormente el Dr. Oliver Wendell Homes, de Edimburgo, adopta por primera vez el uso de éter en la prác-
profesor de anatomía en EE. UU, en el año 1847 fue quien in- tica tocológica en ese continente.
trodujo formalmente el término “anestesia” dirigido a procedi-
mientos quirúrgicos.
Existe el antecedente de que en 1842 un boticario y médico
norteamericano, el doctor Crawford W. Long (1815-1878), médi-
co rural en Jefferson (Georgia), operó haciendo inhalar éter a un
amigo suyo, quien sufría de dos tumores en la nuca, la cirugía
realizada el 30 de marzo de 1842 sin dolor fue un éxito. El hizo
su crónica de este hecho en diciembre de 1849, cuando ya se
había difundido años antes el reporte de la anestesia aplicada
por Morton.

Dr. James Young Simpson, BIU

El Dr. Simpson supo del descubrimiento de otro compuesto,


conocido con el nombre de cloroformo; que había sido sinteti-
zado por Justus Liebig en Giessen, y por el francés Soubeiran en
1831 casi en forma simultánea. Simpson se dedicó a partir de
noviembre de 1847 a realizar anestesias con cloroformo y más
William Morton utiliza el éter como anestésico. Schott, p. 276 tarde presentó un informe en el cual reportaba el éxito obteni-
do con la administración de éste gas en 50 pacientes. El 7 de
Cuando Morton quiso registrar su invento, se encontró que abril de 1853 la reina Victoria fue atendida por el Dr. James Clark
el químico Jackson también reclamaba la patente del descu- del nacimiento de su octavo hijo, recibiendo anestesia con clo-
brimiento. Jackson alegaba que había sido él quien sugirió a roformo, aplicada por el Dr. John Snow, lo que sin duda signi-
Morton el uso del éter como anestésico. El mérito fue reparti- ficó un importante sustento para la práctica de la anestesia.
do entre los dos investigadores, considerando a Jackson como A. Snow (1813-1858) se le atribuye el haber descrito los signos
descubridor de la anestesia con éter, y a Morton le correspon- clínicos de la profundidad anestésica, datos que plasmó en su
dió el premio de ser el promotor y haber desarrollado el proce- monografía On the inhalation of the vapour of Ether, publicada
dimiento, debido a que también se había dedicado a diseñar en 1847. Snow muere en el momento de completar su libro So-
un pequeño aparato de anestesia que consistía de una esfera bre el cloroformo y otros anestésicos: Su acción y administra-
de vidrio con fieltro en su interior y dos orificios: uno superior a ción, el cual se convierte en uno de los clásicos de la bibliografía
través del cual se introducía el éter y uno inferior del cual salía anestesiológica; puede decirse que su publicación fue el evento
la boquilla que iba a la boca del paciente. Morton murió trági- más importante de la época en lo referente a la anestesia. En
camente en un lago del Grand Central Park de Nueva York, el 15 Snow puede reconocerse al primer anestesiólogo en el verda-
de julio de 1868 a los 48 años de edad. dero sentido de tal, desde el momento que fue médico dedica-
do al estudio, aplicación y acción de los agentes anestésicos.

229
Unidad 2: La anestesia

Desde luego la situación anestesiológica a fines del siglo mía en 1878. En 1895 Alfred Kirstein diseñó y utilizó el primer
XIX, estaba limitada al uso de los agentes anestésicos iniciales: laringoscopio en forma de U, al cual denominó autoscopio, fue
el cloroformo, el éter y el óxido nitroso, que podían usarse solos perfeccionado por Chevalier Jackson. Pero para la inhalación
o combinados, administrados por médicos a menudo sin expe- de los gases era necesario contar con un equipo especial, que
riencia y todos sin excepción carentes de la formación adecua- paulatinamente se transformó en la máquina de anestesia. Poste-
da. El especialista en anestesia no existía y el estudiante de me- riormente ya en el siglo XX durante la primera Guerra Mundial se
dicina recibía una instrucción mínima al respecto, por supuesto mejoraron las técnicas y los equipos de intubación nasotraqueal.
no existía ningún tipo de enseñanza formal de la anestesia, la
cual aún permanecía en estado embrionario en manos de un
practicante, enfermero o hermana religiosa.

Intubación endotraqueal en simulador. Facultad de Medicina, BUAP

Referente a la inhalación de anestésicos entre 1846 y 1850


se empezaron a utilizar pañuelos doblados empapados con
éter inicialmente y posteriormente con cloroformo. Pero para
la inhalación de los gases era necesario contar con un equipo
Inhalador de cloroformo de John Snow. Schott, p. 277 especial, que paulatinamente se transformó en la máquina de
anestesia. El inicio de estos equipos apareció en 1850 con el uso
El inicio de los aparatos de de conos de inhalación en los cuales se empleaba una esponja
de mar y un cono de metal o cuero. A continuación, se inicia la
anestesia era de los inhaladores de “sistema cerrado” diseñados por Clo-
ver en 1867 para la administración del éter. En 1895 se despierta
En el año 1754, Benjamín Puifg describió un dispositivo al que nuevamente el interés por los métodos abiertos para la admi-
llamó «tubo de aire», para la reanimación de los recién nacidos. nistración del éter, usando una máscara de gasa con estructura
En 1755 Hunter experimenta la respiración artificial en perros y de alambre.
en 1780 Chaussier, famoso obstetra francés, propone el uso de La vía endovenosa para la administración de drogas se
máscaras de gamuza y bolsa, muy similares a las actuales, para logró cuando se inventó una aguja y una jeringuilla que fuera
practicar la respiración artificial en los recién nacidos. Se sabe capaz de administrar medicamentos líquidos por esta vía. La
que en 1799 James Watt construyó un inhalador de gas para aguja hipodérmica hueca fue desarrollada por Francis Rynd y la
fines diferentes a los terapéuticos. jeringuilla funcional por Charles Pravaz, y la realización de una
Muchos años después Friedrich Trendelenburg realizó la aguja desmontable por Alexander Wood en 1853, permitió por
primera intubación endotraqueal en humanos en 1869, previa primera vez el empleo de una jeringa adecuada, proporcionado
traqueotomía. William Mc. Ewen, cirujano escocés, llevó a cabo a la medicina una importante herramienta para la administra-
la primera intubación endotraqueal sin recurrir a la traqueoto- ción de medicamentos.

230
Unidad 2: La anestesia

La divulgación de la
anestesia en el mundo
médico.
La noticia de la anestesia se difundió rápidamente en todo del Anteriormente el 29 de marzo de ese mismo año se había
mundo, de tal forma que el 12 de diciembre de 1846 en una re- efectuado la primera administración de anestesia en un con-
unión de la academia de Medicina de París, Malgaigne comuni- flicto bélico durante la guerra México-Americana en Veracruz,
ca cinco anestesias realizadas por él mismo. Pronto el uso de México, por el cirujano militar Edward H. Barton, quien adminis-
la anestesia se fue extendiendo no solamente en toda Europa tró éter a herido del ejército norteamericano. Posteriormente
sino en todas las latitudes. Fue utilizada en La Habana, y por durante ese conflicto bélico en varias ocasiones se administró
primera vez en Latinoamérica, por el cirujano Vicente Antonio anestesia tanto a soldados norteamericanos como a soldados
de Castro, el 11 de marzo de 1847. Poco tiempo después, el Dr. mexicanos heridos en las batallas de esa guerra. Pronto el uso
José Matilde Sansores practicó la eterización en un paciente en de la anestesia con éter, se difundió al resto de los países de
el Hospital General de San Juan de Dios de la ciudad de Mérida, Latinoamérica.
Yucatán, el día 4 de junio de 1847, siendo el primer mexicano Pero también el cloroformo llamó la atención de todos los
en utilizar la anestesia inhalatoria en nuestro país, lo cual fue que practicaban la cirugía en el mundo, lo que ocasionó que
fortuitamente facilitado por la situación política que durante la igualmente se utilizara y estudiara los efectos de la inhalación
guerra México-Americana guardó Yucatán. del cloroformo, lo que se conseguía por medio de un aparato
sencillo, o una esponja o compresa, que se colocaba delante
de la boca y nariz del enfermo, logrando un efecto semejante a
la etherización, palabra creada para explicar el estado de ador-
mecimiento o insensibilidad por la inhalación del éter.
El Cloroformo fue empleado considerablemente en todas
partes con éxito, sin embargo se citaron algunos casos fatales
por el empleo de este agente anestésico, lo que ocasionó una
gran discusión para explicar las causas de esos fallecimientos;
pero también ante los buenos resultados del uso de este anes-
tésico, los cirujanos consideraron que de ningún modo a pesar
de los accidentes fatales de que se hablaba, sería conveniente
privar a los enfermos del beneficio por el cual no sienten dolor,
como lo refiere la disertación sobre el uso del cloroformo, pre-
sentada y leída a la Academia de Medicina de Puebla el 20 de
octubre de 1857, por el Dr. Manuel Ibarra, Profesor de Medicina
y Cirugía, donde analiza el resultado de cuarenta amputaciones
realizadas en noviembre de 1856, en el Hospital de San Pedro
de la ciudad de Puebla, en donde una de ellas terminó con la
muerte de un paciente.
Disertación sobre el uso del Cloroformo de Manuel Ibarra, Biblioteca

“Lafragua”, BUAP

231
Unidad 2: La anestesia

En 1898 Augusto Bier describió la anestesia lumbar o raquí-


La invención de la dea, después que Heinrich Quincke introdujera la punción lum-
bar con fines terapéuticos. También a él se debe la anestesia
anestesia local y regional regional endovenosa, al describir en 1908 un método distinto
para producir la analgesia de un miembro.
y de los medicamentos
miorelajantes.
En 1884, Koller demuestra el efecto analgésico de la cocaína
sobre la córnea del conejo, y un año después Halsted en Nueva
York, practica el primer bloqueo regional mediante la inyección
de cocaína en un tronco nervioso.

Heinrich Irenaeus Quincke, BIU

En 1850 Claude Bernard, estudiando diversos venenos, ob-


serva que la inyección de curare a la rana, producía parálisis de
la musculatura esquelética, pudo demostrar que ni el propio
músculo ni los nervios eran afectados por la droga, sino que
en algún punto situado entre ambos se bloqueaba la transmi-
William Stewart Halsted, BIU sión neuro-muscular. En 1862, a Khune, discípulo de Bernard,
es a quien le corresponde el mérito de despertar el interés en
En 1892 Carl Ludwig Scleich comunica al Congreso de Ciru- la unión neuro-muscular, tal como se le conoce hoy día. Hacia
janos Alemanes en Berlín sus observaciones sobre la anestesia fines del siglo XIX, el científico alemán Boehn, pública una serie
local infiltrativa, con la que lograba una analgesia completa. En de artículos donde esclarece mucho sobre la acción del curare.
1903 Braun perfecciona el método de Schleich recomendando Es Boehn quien entusiasma a su compatriota Lawen para que
añadir a la solución de cocaína, adrenalina, la cual, por su ac- comience a emplearlo clínicamente, quien lo inyecta por vía
ción vasoconstrictora, retardaría la reabsorción de la solución intramuscular a dosis que hoy consideramos subclínicas, con
anestésica. La sustitución de la cocaína por otras sustancias de el fin de disminuir las concentraciones de éter necesarias para
síntesis disminuyó considerablemente los riesgos de esta téc- obtener una buena relajación abdominal, sus resultados fueron
nica. La más conocida de estos sustitutos fue la novocaína, ob- publicados en 1912.
tenida por Alfred Einhor en 1899. La cual ha sido utilizada hasta
años recientes, en que fue desplazada por la lidocaína.

232
Unidad 2: La anestesia

Conclusión:
Con la introducción de la anestesia, las posibilidades de la actuación quirúrgica adquirieron una capacidad
completamente nueva, que no se conoció anteriormente y que unida a la asepsia, antisepsia y la
hemostasia, posibilitaron que la cirugía obtuviera un gran realce, al mejorarse notablemente las
indicaciones quirúrgicas y la exitosa curación de patologías que anteriormente eran intratables. A través
del tiempo el hombre se ha inquietado y preocupado por mitigar o al menos controlar el dolor físico, en
ocasiones con buenos resultados, en otras con menos suerte. La posibilidad real de que la cirugía pudiera
realizarse sin dolor se logró en el siglo XIX, cuando el avance del conocimiento y desarrollo científico de la
química, biología y la medicina permitió no solamente entender la naturaleza de los gases y su
importancia en la fisiología, sino además posibilitó su utilización médica para el logro de la anestesia.

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233
Unidad 3:

Asepsia y antisepsia
Salvador Rosales y de Gante
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

Objetivo:
Que el lector relacione que en el siglo XIX, con el avance de la teoría bacteriana, se desarrolló el
conocimiento de que en los quirófanos es necesario recurrir a la asepsia y la antisepsia, es decir lograr la
ausencia de gérmenes que puedan provocar una infección, así como conseguir la destrucción de
gérmenes para evitar infecciones. La esterilización y la aplicación de antisépticos son formas de asepsia,
que medicamente definen al conjunto de métodos aplicados para la conservación de la esterilidad, este
procedimiento incluye la presentación y uso correcto de ropa, instrumental, materiales y equipos estériles,
sin contaminarlos en todo procedimiento quirúrgico. De manera análoga se busca lograr la antisepsia
mediante el empleo de medicamentos o de sustancias químicas para inhibir el crecimiento, destruir, o
disminuir el número de microorganismos de la piel, mucosas y todos los tejidos vivos.

Introducción:
Los conceptos referentes a la asepsia (Conjunto de procedimientos científicos destinados a preservar de
gérmenes infecciosos al organismo, aplicados principalmente a la esterilización del material quirúrgico) y
a la antisepsia (Método que consiste en combatir o prevenir los padecimientos infecciosos destruyendo
los microbios que los causan), aparecieron en la medicina hacia segunda mitad del siglo XIX, fue resultado
de un profundo encuentro de ideas en ese tiempo novedosas, cuando la mentalidad anátomo-clínica
estimuló de forma decisiva el desarrollo de la patología y clínica quirúrgica, debido a que los resultados de
la práctica quirúrgica hasta ese entonces, distaban mucho de ser satisfactorios, con tasas de mortalidad
post-operatoria elevadas, porque los cirujanos del periodo anátomo-clínico, así como los de todas las
épocas, tenían que enfrentarse con las tres barreras, el dolor, la hemorragia y la infección.
Durante siglos los esfuerzos de los cirujanos encontraban un valladar en las infecciones que diezmaban a
sus operados, los que esperaban la muerte que les sobrevenía, entre otras causas, por erisipela, gangrena,
tétanos, septicemia o por infecciones necrotizantes de las heridas.
Es importante recordar que la Higiene, como parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de
la salud y la prevención de enfermedades, existió desde los albores de la medicina técnica, pues el
principio de la limpieza y el aseo, cuya aplicación cuida el individuo fue una práctica habitualmente
forzosa en la atención de los médicos hacia sus enfermos. Pero también debemos convenir, que la idea de
enfermedad infecciosa como manifestación clínica de un contagio provocado por un microorganismo,
apareció objetivamente hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se desarrolló la teoría bacteriana de
las enfermedades.

235
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

Dos significativos precursores de la asepsia y antisepsia


en el siglo XIX.
La historia de la asepsia no se puede contar sin incluir a dos
colosos de la medicina de la primera mitad del siglo XIX; por un
lado en Norteamérica el Dr. Oliver Wendel Holmes (1809-1894)
y en Europa el Dr. Ignacio Semmelweis (1818- 1865), en ambos
casos estos médicos precediendo a Pasteur y Lister, intentaron
evitar los procesos de contaminación e infección, al encontrar
estos procesos en sus respectivos estudios y análisis de las
muertes por fiebre puerperal de pacientes atendidas en su sus
respectivos servicios médicos, concluyendo de manera similar
que este padecimiento era contagioso y que podía prevenirse
con el lavado de manos y cambio de ropa de los doctores, ar-
gumento que no fue atendido y que ocasionó ofensa entre sus
pares, considerándose una crítica a la higiene personal de los
médicos. Instrumento de “etherización”, BIU

El Dr. Oliver Wendel Holmes nació en Cambridge en 1809,


fue un célebre médico y profesor de anatomía y fisiología en En su artículo denominado Contagiosidad de la fiebre puer-
Harvard, quien además entre sus aportes, acuñó el término peral, publicado en el New England Journal of Medicine and
“anestesia” para describir el estado de “etherización”, traducido Surgery en 1843, menciona que el punto que pretende ilustrar
como la ausencia de sensación. es que:
“la enfermedad conocida como fiebre puerperal es tan con-
tagiosa que con frecuencia es transmitida de un paciente a otro
por médicos o enfermeras”.

236
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

En su disertación después de realizar un acucioso estudio El doctor Philipp Ignaz Semmelweis nació en la ciudad de
sobre esta enfermedad y las pacientes que murieron por ella, Ofen, en 1818, territorio que en aquel tiempo era parte del im-
encuentra que hay bastantes casos que muestran la frecuen- perio austro-húngaro, y falleció en Viena en 1865. A los 26 años,
cia de la enfermedad entre los pacientes de un solo médico al terminar sus estudios de medicina ocupó el cargo de ayu-
cuando no era en grado alguno epidémica. En su trabajo llega dante médico en la sección obstétrica del Hospital General de
a concluir que la principal causa de la fiebre puerperal se debe Viena; durante el primer mes de su trabajo hospitalario de 208
a que el médico que practica autopsias de pacientes muertas pacientes que ingresaron, fallecieron 36 parturientas de fiebre
por esta causa, y que después atiende el parto de una mujer, puerperal, lo que impulsó a Semmelweis a iniciar un estudio
ocasiona que la parturienta contraiga la enfermedad y muera. para investigar las causas de esta enfermedad.
En las conclusiones de su estudio, señala claramente que un Todo indica que el trabajo del Dr. Oliver Wendel Holmes pu-
médico dedicado a la tocología, no debería nunca tomar parte blicado en 1843, cuatro años antes de que iniciara sus investiga-
en autopsias de casos de fiebre puerperal. Pensaba que, si un ciones no fue conocido por Semmelweis, ni por los médicos de
médico estaba presente en dichas autopsias, al igual que en la Viena de aquel tiempo. Además, en esa época no se conocían
casos de peritonitis, deben tomarse precauciones como lavar- los agentes patógenos microscópicos, y persistían las precurso-
se perfectamente, mudarse todas prendas y no asistir partos ras ideas de Fracastoro sobre las enfermedades producidas por
en las siguientes 24 horas o más. Lo mismo debía efectuarse el contagio de miasmas. El desconocimiento en aquel entonces
después de la autopsia o tratamiento quirúrgico de casos de de las infecciones microbianas contribuyó a que sus observacio-
erisipela. nes no fueran tomadas seriamente por los médicos vieneses.
Señalaba como inconveniente, alternar las prácticas seña-
ladas con los deberes de la obstetricia. Recomendaba que, si
se presentaba en la práctica de un mismo médico dos casos
de fiebre puerperal en un breve periodo, el doctor obrará cuer-
damente abandonando la práctica obstétrica al menos por un
mes. También manifestó que es deber de un médico tomar las
precauciones para que la enfermedad no fuera introducida por
enfermeras u otras ayudantes. Finalmente marcaba que ya ha-
bía llegado el momento de considerar la existencia de un foco
de infección, en la esfera de un solo médico no como una des- Bacterias
gracia, sino como un crimen.
La primera referencia de impacto, en relación con las infec-
ciones nosocomiales, la realizó en 1847, cuando basado sólo en
la observación, relacionó tasas mayores de mortalidad debidas
a la fiebre puerperal, a un menor apego al lavado de manos.
En Viena, donde trabajaba, observó que la propagación de la
fiebre puerperal, que ocasionaba numerosas muertes entre las
mujeres que parían en hospitales con precarias condiciones sa-
nitarias, era ocasionada por los médicos que la trasmitían de
una parturienta a otra cuando las examinaban sin lavarse las
manos. También se dio cuenta que, en la Maternidad del Hospi-
tal de Viena, cuando las mujeres eran atendidas por las matro-
nas que se lavaban las manos, tenían una mortalidad menor a
Dr. Ignaz Semmelweis, BIU causa de esta infección, que aquellas que eran atendidas por

237
estudiantes de Medicina, cuando previamente practicaban ne- Debido a la incomprensión, decide abandonar Viena y se
cropsias en anatomía patológica, y que no se lavaban las ma- traslada a Budapest ingresando en forma honoraria en el Hos-
nos adecuadamente. Por esta razón promovió la desinfección pital de San Rafael, poniendo en práctica las mismas disposi-
de las manos mediante lavado con una solución de hipoclorito ciones sobre el lavado de manos de los médicos y a pesar de
de sodio, en forma obligatoria para médicos, estudiantes y per- la resistencia al cambio, consigue que la defunción por fiebre
sonal del servicio hospitalario, disminuyendo la tasa de morta- puerperal descienda a menos del uno por ciento.
lidad, de 14% reportada en 1846, a una tasa de 1% en 1848, cifra En 1860 publica su trabajo Etiología, concepto y profilaxis
inferior a la del pabellón de las parteras. de la fiebre puerperal, pero pocos médicos al leerla admiten su
A pesar de demostrar esta disminución en la mortalidad, y teoría. Al año siguiente en el Tercer Congreso de Médicos y Bió-
contar con el apoyo académico de prestigiados médicos como logos Alemanes reunidos en Speyer, el profesor Lange, de Hei-
Skoda y Von Hebra, quienes consignaron los descubrimientos delberg, es el único que defiende la teoría de Semmelweis de
de Semmelweis en la revista de la Real e Imperial Sociedad la contagiosidad de la fiebre puerperal, quien consigna que en
de Medicina de Viena, no se logró evitar que la indiferencia, así la atención de 300 partos siguiendo el método de Semmelweis
como la molestia y antipatía de médicos cirujanos y obstetras únicamente lamentó una defunción.
-en cuyas salas morían numerosos enfermos a consecuencia de Pero ante estas evidencias sucedió algo insólito, origina-
las formas más variadas de fiebres quirúrgicas y supuración de do por la ignorancia, el orgullo doctrinario y la intolerancia al
las heridas-, lograran su despido del hospital, acusándolo ade- cambio de la sociedad médica de entonces, que además de no
más de ser enemigo del Imperio, bajo la imputación de haber aceptar la teoría de Semmelweis ante su permanente y decidida
mostrado simpatía hacia un grupo de nacionalistas húngaros, defensa de la misma, es tildado de loco por lo que su condición
por lo que Semmelweis es degradado y desacreditado por sus de médico se fue deteriorando, condicionado por el adverso cli-
pares, y sus observaciones pronto fueron dejadas en el olvido, ma social que lo envolvía, por lo que manifiesta paulatinamente
a pesar de que ante la Real Sociedad de Medicina de Viena pre- síntomas de desorientación, enojo, confusión y accesos de fu-
sentó su trabajo. ror. El 20 de julio de 1865 ingresó al manicomio de la ciudad de
Viena y el 14 de agosto de ese mismo año, muere en medio de
delirios febriles posiblemente ocasionados por una septicemia,
que se dice fue provocada por una herida en un dedo durante
una de sus últimas autopsias.
A pesar de que las observaciones de Holmes -como las de
Semmelweis-, sufrieron de una fría acogida por la mayoría de la
comunidad médica de su época, no es posible ignorar que por
ellos había nacido el concepto de asepsia, y en el caso de Sem-
melweis encontramos sin duda, que la intolerancia que sufrió
por revelar una verdad, lo convierte en una víctima y un verda-
dero cruzado de la medicina universal.
Cirugía en el siglo XIX

238
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

La aparición de la teoría bacteriana de las Enfermedades.


En el siglo XIX, el sabio francés Louis Pasteur (1822-1895), com- cubrió que podía hacer crecer la bacteria en un caldo nutriente,
probó que la fermentación y putrefacción ocurrían por gér- luego lo inyectaba en un animal sano, y causaba la enferme-
menes que se multiplicaban y no por generación espontánea dad. Basándose en estos experimentos, ideó los criterios para
como se creía dando apoyo a la teoría microbiana de la en- establecer una relación causal entre un microorganismo y una
fermedad. Si bien con Casimir Joseph Davaine (1812-1862), se enfermedad, ahora conocidos como los postulados de Koch.
inicia en realidad la verdadera microbiología médica, con sus Aunque estos postulados no pueden aplicarse en todos los
investigaciones sobre el carbunco, es la labor de Luis Pasteur y casos, conservan su importancia histórica en el desarrollo del
de sus colaboradores franceses y los microbiólogos alemanes, pensamiento científico y actualmente todavía se utilizan. Igual-
ingleses, italianos, etc. los que harían progresar aceleradamen- mente, Robert Koch profundizó en el estudio de las bacterias,
te los conocimientos bacteriológicos. logró describir algunas de sus características, introdujo el con-
cepto de que la antisepsia era sólo una solución parcial y que
había que evitar la introducción de bacterias en el organismo.
En 1878, Robert Koch, el descubridor del bacilo de la tubercu-
losis, demostraría la utilidad de expandir el uso de las medidas
de higiene y esterilización en la ropa y en el instrumental qui-
rúrgico.

Cincuenta Aniversario del Instituto Pasteur de París, BIU

En 1876, Robert Koch (1843–1910) estableció que los mi-


croorganismos pueden causar enfermedades. Encontró que
la sangre del ganado que estaba infectado con ántrax siempre Robert Koch, BIU

tenía un gran número de Bacillus anthracis. Koch descubrió que


podía transmitir el ántrax de un animal a otro, tomando una pe- Por otro lado, a principios de la década de 1880, los bacte-
queña muestra de sangre del animal infectado e inyectándola riólogos logran identificar que los gérmenes son transportados
en uno sano, que hacía que el animal enfermase. También des- por el instrumental quirúrgico, las manos y las gasas infectadas.

239
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

El inicio de la asepsia y antisepsia en la cirugía.


El concepto de antisepsis o antisepsia fue introducido hasta Tuvo la brillante idea de aunar la propuesta exitosa de Sem-
1867 por el cirujano británico Joseph Lister, profesor de cirugía melweis con los recientemente adquiridos conocimientos de
de Glasgow. Estudió en el University College de Londres, inicial- Louis Pasteur. En su artículo proponía el origen bacteriano de
mente botánica graduándose en 1847. Después estudió medi- la infección en las heridas y métodos para luchar contra ella,
cina, obteniendo el título de cirujano en 1852; a la edad de 26 señala que pulverizando el aire en los quirófanos, con una solu-
años fue admitido en el Royal College of Surgeons of England. ción antiséptica evitaban las infecciones y al sustentar que las
Posteriormente trabajó en Edimburgo, Glasgow y Londres. bacterias se encontraban en el aire empleó el ácido fénico con-
Su obra más reconocida proviene de una brillante idea que tra ellas, además utilizó el uso del fenol como antiséptico para
formula cuando ejercía en la clínica quirúrgica Glasgow, bus- lavar el instrumental, las manos de los cirujanos y las heridas
cando la solución a los principales problemas que se presen- abiertas.
taban en la clínica, ya que de un 30% a un 50% de los enfermos El efecto fue espectacular, procedimientos quirúrgicos que
ingresados sucumbían víctimas de la gangrena hospitalaria, la antes eran una sentencia de muerte por infección casi segura
erisipela, el empiema o el edema purulento; además Lister notó se convirtieron en rutina llegando a reducir las infecciones de
que por lo menos el 45% de sus casos de amputación fallecían a 90% a 10 %. En 1869 inventó el pulverizador de gas carbólico.
causa de infecciones y no por complicaciones durante la cirugía. No fue fácil para Lister, defender su invención ya que la comu-
A partir de entonces Lister y sus partidarios comenzaron nidad científica de su tiempo se mostraba ofendida en su saber
una denodada lucha contra las infecciones, expuestas en el y lo atacó duramente. Sin embargo, los resultados fueron con-
artículo Principios Antisépticos en la Práctica Quirúrgica, que tundentes. El riesgo de morir tras la cirugía decreció espectacu-
publicó en la revista Lancet en marzo de 1867, donde refiere la larmente. En 1870 los métodos antisépticos ideados por Lister
primera descripción completa de su tratamiento, por lo que a se usaron ampliamente en la guerra franco-prusiana salvando
partir de este hecho se considera esta fecha como el año de la la vida de miles de soldados prusianos.
invención de la antisepsia.

Hospital Chareton Siglo XIX, BIU

En 1877 fue nombrado profesor del King’s College. La con-


tribución de Lister fue vasta y variada, a lo largo de su vida rea-
Joseph Lister, BIU lizó aportes valiosos a la medicina y a la cirugía, como lo fue la

240
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

invención del catgut, ya que fue el descubridor y el primero que dose en las prácticas listerianas, von Bergman preconizó la es-
utilizó el catgut como hilo de sutura. Se trataba de filamentos terilización del instrumental quirúrgico por el calor, que probó
realizados con láminas de membrana de serosa intestinal de ser mejor que la química. En tanto, el cirujano Gustav Adolf Neu-
bovino. Su ventaja al ser proteicos, es que eran digeridos por el ber (1886), introdujo la manipulación aséptica de las heridas y la
organismo y reabsorbidos. Recibió importantes reconocimien- prevención de las infecciones.
tos por sus aportaciones, por eso el género bacteriano Liste-
ria es llamado así en su honor; se le otorgó en 1897 el título de
Barón de Lyme Regis. A su muerte se celebró su funeral en la
Abadía de Westminster, donde se grabó su efigie junto a la de
Hunter y Willis.
La antisepsia pronto se extendió por el orbe, pero induda-
blemente un acontecimiento destacado para esta técnica se
produjo cuando Johann Von Mikulicz-Radecki un cirujano aus-
tríaco, introdujo el uso de guantes de algodón estéril, para evi-
tar infecciones y para proteger al cirujano. El uso de los guantes
de goma se produjo después de 1890, cuando William Stewart
Halsted (1852-1922) en el hospital John Hopkins de Baltimore,
solicitó a la Compañía Goodyear, fabricarlos para sus enferme- Cirugía con fumigación, BIU

ras, con el fin de protegerles las manos de las soluciones an-


tisépticas que se utilizaban para la desinfección de los instru- Por otro lado, Alberto Cristian Teodoro Billroth (1829-1894),
mentos. uno de los más grandes profesores e innovadores de la cirugía
Halsted demás introdujo el uso de la mascarilla de gasa en Viena, no creía que las bacterias eran importantes en la in-
para evitar la contaminación, así como el aseo de la mesa de fección de las heridas, en un principio no fue partidario de la
operaciones y el quirófano con productos químicos germicidas; antisepsia de Lister, pero para salir de dudas envío a su discípu-
el lavado de manos convertido en un ritual, y la implementa- lo Wölfler a Edimburgo, para aprender este procedimiento, al
ción del uso de la bata blanca y el gorro para cubrir el cabello. regreso del alumno puso en práctica el método de Lister; años
Posteriormente Ernest Von Bergman, profesor de cirugía de la más tarde escribe “soy partidario en cuerpo y alma de este tra-
Universidad Würzburg, Alemania, en 1878 comprendió la im- tamiento”, en 1874 publica su trabajo Una crítica científica so-
portancia de los trabajos de Lister y dio un importante paso al bre los distintos antisépticos en el tratamiento de las heridas.
introducir en 1886 la esterilización por vapor de todo el instru- En 1880 introdujo el yoformo para limpieza y curación de úlce-
mental y material que se empleaba en las operaciones quirúrgi- ras y heridas.
cas. Además, Von Bergman introdujo el empleo de ropa blanca
y limpia para efectuar las operaciones. En 1891, perfeccionán-

241
Unidad 3: Asepsia y antisepsia

Conclusión:
Como hemos visto, el avance de la antisepsia a finales del siglo XIX fue importante, a pesar de que aún no
se contaba con la terapéutica antibiótica que surgió en el siglo XX y que indiscutiblemente mejoró no
solamente las posibilidades de la asepsia y la antisepsia, sino el avance general de la medicina y la
cirugía.

Bibliografía:
Haeger, k. (1999). Historia de la Cirugía. México: Corporativo Intermédica.

Laín, p. (1974). Historia Universal de la Medicina (Vol. VI). Barcelona: Salvat.

Semmelweis, i. p. (2003). Etiología, concepto y profilaxis de la fiebre puerperal. In r. Cortés, d. Pérez, & s. Rosales, Lectio et dispu-
tatio (pp. 219-238). Puebla: Fomento Editorial buap.

Wendell, o. (2003). Contagiosidad de la fiebre puerperal. In r. Cortés, d. Pérez, & s. Rosales, Lectio et disputatio (pp. 239-253).
Puebla: Fomento Editorial buap.

242
Unidad 4:

Cirugía y cirujanos I
Salvador Rosales y de Gante
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Objetivo:
Este apartado señala la presencia de los más destacados cirujanos de la primera mitad del siglo XIX, cuyo
desempeño estuvo basado en la idea de que el conocimiento medico se establecía en la autopsia y la
hermenéutica , poniendo especial atención en el hecho de que el enfoque del problema en cirugía y
medicina, debía interpretarse basándose en las alteraciones naturales del organismo y en el estudio de
los tejidos como elementos primordiales del mismo, lo que sustituyo a la idea de la teoría humoral,
estableciendo que la lesión anatómica está relacionada con la sintomatología. Este concepto de
interpretación de las lesiones implantó una relación entre los fenómenos visibles con sus causas,
permitiendo la creación de nuevas técnicas y procedimientos medico quirúrgicos en el periodo de la
ciencia romántica.

Introducción:
Cronológicamente el siglo XIX inicia a partir del año de 1800, pero comprensiblemente quienes vivieron
esos momentos fueron seres humanos que nacieron en la centuria anterior, por lo que el desarrollo de los
contenidos históricos y sociales de esa época tiene inevitablemente su origen en los años finales del siglo
XVIII, más aún cuando se pretende estudiar los aspectos referentes a la práctica quirúrgica, que al final del
periodo de la Ilustración mostró importantes cambios, relacionados no solamente a las trasformaciones
sociales y políticas tan importantes como la Revolución Francesa, sino también de los avances
relacionados con el conocimiento científico técnico en general, y de manera especial en lo referente a la
medicina y la cirugía de esos momentos.

244
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Introducción:

Pierre Joseph Desault


Por la trascendencia de su labor como cirujano y profesor de
esta disciplina, cuya influencia fue vital en la formación de los
futuros cirujanos franceses de su época, iniciaremos con la re-
membranza del ilustre anatomista y cirujano de finales del si-
glo XVIII Pierre Joseph Desault, quien nació en 1744 y murió en
1795. Luego de adquirir su vocación quirúrgica como cirujano–
barbero en su ciudad natal, aprendió Anatomía y Cirugía en el
Hospital Militar de Belfort. Se trasladó a París en 1764 a la edad
de 20 años, donde aprendió el arte de la cirugía de Jean-Louis
Petit y otros cirujanos célebres de la época. Durante su carrera
profesional, inicialmente abrió una escuela de Anatomía en el
invierno de 1766, y fue nombrado sucesivamente profesor de
la “École Pratique”, miembro del Colegio de Cirugía (1776), ci-
rujano jefe del Hospital de la Charité en 1782, y posteriormente
del Hospital de l’Hôtel-Dieu en 1788. Alcanzó un gran prestigio
tanto como cirujano como profesor. Sus clases de anatomía se Joseph Desault

caracterizaban por ser impartidas con la disección de cadáve-


res, lo que contribuyó de forma importante al desarrollo de la Entre sus alumnos más insignes figuran Xavier Bichat y Do-
anatomía quirúrgica. minique-Jean Larrey. Desault fue elegido en 1792 miembro del
De sus innovaciones y perfeccionamientos quirúrgicos, des- Comité de Salud Militar y nombrado profesor de Clínica Quirúr-
tacan instrumentos para el tratamiento de las fracturas y para gica en la nueva Escuela de Salud; a pesar de ello, el 28 de mayo
el de las enfermedades de las vías urinarias. Diseñó un sistema de 1793, fue arrestado por las autoridades revolucionarias como
de amputación que sustituyo a todo lo concebido por Celso y sospechoso, pero a los tres días fue liberado por la mediación
Paré. Durante la Revolución Francesa se abocó totalmente al a su favor de un grupo de médicos y de sus pacientes, que tra-
cuidado de enfermos y heridos, por lo que en las noches se alo- mitaron una petición intercediendo por su libertad. Falleció en
jaba en el Hotel-Diu, a fin de atender las urgencias, formando el 1795, a la edad de 51 años. No realizó publicaciones por sí mis-
primer sistema de residencias médicas, más de 100 años antes mo, pero sus aportaciones se difundieron y son conocidas por
de que Halsted en Baltimore lo realizara. otros autores. Se le considera como el creador de la anatomía
quirúrgica en Francia. Xavier Bichat, publicó bajo su nombre, de
forma póstuma, 4 volúmenes de sus Oeuvres chirurgicales.

245
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

François Xavier Bichat


lación entre los fenómenos visibles con sus causas, las propie-
Bichat nació en Thoirette-en-Bresse en 1771. Comenzó sus estu- dades físicas, o vitales; por eso consideraba que el anatomista
dios de medicina en Lyon, que continuaron en París a partir de y el fisiólogo deben observar, experimentar, analizar y describir,
1793. En la capital buscó el magisterio de Desault en el Hôtel-Dieu. con el fin de encontrar “realidades simples”, en las estructuras
Allí pasaba visita a algunos de sus enfermos privados, preparaba la enfermas. Se trataba de buscar “tejidos” -formaciones anatómi-
parte histórica de las lecciones de su maestro, disecaba cadáveres, cas irreductibles a otras más elementales y de naturaleza cons-
etc. A la muerte de Desault en 1795, cuando Bichat tenía 24 años, se tante-. Para ello disecaba con cuidado los órganos y sistemas
encargó de publicar su obra dispersa. En 1797 abrió su primer cur- compuestos, hasta obtener fragmentos sensorialmente homo-
so de anatomía en el que tenían cabida una serie de novedades, géneos; los sometía después a ensayos de tipo experimental
como las disecciones acompañadas de vivisecciones, demostra- como la desecación, putrefacción, ebullición, maceración, adi-
ciones operatorias, complementos fisiológicos y noticias sobre los ción de sustancias ácidas y básicas, y comparaba resultados.
resultados de sus trabajos de investigación. Las características de los tejidos simples son para Bichat: la
forma en que suelen presentarse, su organización o constitución
interna -dureza, color, densidad, elasticidad-, por su desarrollo
embriológico y por sus propiedades del tejido o “vitales”. Respec-
to a estas últimas, las propiedades del tejido, dependerían de su
organización material -extensibilidad a la tracción y retractibilidad
espontánea-. Las propiedades vitales serían la expresión de la dife-
rencia de la “fuerza vital” del individuo que adopta en cada tejido.
Por tanto, el tejido es para Bichat tanto unidad morfológica como
fisiológica. Los órganos serían entonces combinaciones de tejidos
elementales distintos que, al mezclar sus actividades vitales, da-
rían como resultado su función propia.
Xavier Bichat En el esquema de las tres mentalidades -anatomoclínica, fi-
siopatológica y etiológica-, en las que descansa la estructura de
Pronto fue reduciendo sus horas dedicadas al ejercicio clínico, la patología y la clínica contemporáneas, podemos afirmar que
debido a que comenzó a publicar sus primeros trabajos de inves- el programa anatomoclínico fue formulado por Bichat en 1801,
tigación. Laboraba sin descanso llevando a cabo un gran número cuando afirmó que la medicina alcanzaría rigurosidad científica
de disecciones, autopsias anatomopatológicas, experimentos de cuando se estableciera una relación cierta entre la observación
laboratorio, discusiones en la Société d’Êmulation, así como im- clínica de los enfermos y las lesiones anatómicas que la autop-
partiendo lecciones teóricas. Se dice que en un solo invierno llegó sia descubre después de la muerte.
a diseccionar seiscientos cadáveres. Si con anterioridad la lesión se subordinó al síntoma, a partir
En 1802, con la salud muy quebrada, impartió un curso de de ahora será al revés. A pesar de la temprana muerte de Bichat,
anatomía patológica que tenía pensado publicar, pero que ya su obra se difundió con rapidez. La noción de tejido fue aceptada y
no pudo redactar -lo hizo más tarde Beclard-, pues un acciden- hoy podemos afirmar que la histología ha llegado a ser una discipli-
te sufrido en las escaleras del Hôtel-Dieu precipitó sus dolen- na primordial en el seno de la medicina contemporánea. También
cias, de las que ya no se recuperó; murió en julio de 1802. De debemos señalar que debido a que Bichat describió varias estruc-
sus obras se deduce que Bichat utilizaba el método analítico turas anatómicas, estas llevan su nombre, asimismo debemos re-
que aprendió de la Nosographie philosophique de Pinel, donde marcar que su obra publicada, producto de su actividad científico
se asevera que la ciencia natural consiste en establecer una re- médica es numerosa.

246
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Dominique Jean Larrey


La historia militar y de la medicina ha estado con frecuencia re- En 1792, con el estallido de la guerra franco-austriaca, se
lacionada. Durante las guerras napoleónicas, los cirujanos fran- incorporó como médico de oficiales en el ejército del Rin, pro-
ceses realizaron importantes aportaciones a la naciente Trau- poniendo entonces una innovación estratégica, pues en aquel
matología, sobresale Dominique Jean Larrey, quien fue cirujano entonces, los soldados heridos en combate permanecían en el
general del Gran Ejército de Napoleón. Con antecedentes fa- campo de batalla hasta la finalización del enfrentamiento, sólo
miliares en la dedicación a la cirugía, decidió formarse como entonces los heridos eran evacuados al hospital de campaña
cirujano, por lo que en 1787 viajó a París para estudiar esta que, según las ordenanzas, debía situarse a unos cinco kilóme-
disciplina con Pierre Joseph Desault, en el Hôtel-Dieu. Al termi- tros del campo de batalla. Larrey observó que era distancia y
nar su formación quirúrgica aceptó un puesto de cirujano en la tiempo suficientes para que la mayor parte de los heridos fa-
Armada Francesa, sin embargo, sus continuos mareos, del lla- lleciera antes de recibir ayuda. Ante lo anterior solicitó permiso
mado “Mal de Mer”, le hicieron desistir y abandonar la Armada. para la creación de un servicio de ambulancias, compuesto por
Entonces regresó a París para ejercer como cirujano ayudante equipos formados por un médico, un oficial de intendencia, un
en el Servicio de Desault en el Hôtel-Dieu y posteriormente en suboficial, 24 soldados y un tambor encargado de llevar el ma-
el hospital de “Los Inválidos”. A partir del inicio de la Revolución terial de vendaje. Además, el servicio se complementaba con 12
francesa en 1789, participó activamente en dicho movimiento. camillas ligeras, 4 pesadas y 1 carreta, diseñada especialmente
por Larrey y denominada ambulancia volante, que combinaba
la rapidez con la seguridad y la comodidad y que consistía en
una cámara cerrada que estaba unida, por medio de ballestas,
a un carro ligero de dos ruedas y tirado por dos caballos.
Las pistoleras de las sillas de montar fueron transformadas
en bolsas de transporte para material sanitario. Su propuesta
era seguir la vanguardia del ejército y asistir in situ a las víctimas
y ser trasladadas al hospital de campaña. Las ambulancias vo-
lantes tuvieron su bautismo de fuego en la batalla de Landau,
en el transcurso de la cual Larrey fue herido en una pierna, pese
a lo que siguió operando. El éxito fue total, y Larrey fue destina-
do en 1793 a París con el fin de organizar un servicio de ambu-
lancias volantes para todo el ejército.
Conoció a Napoleón en Toulon en 1794, cuando Larrey fue
Jean Larrey destinado como Cirujano en Jefe al ejército encargado de re-
cuperar Córcega a los ingleses y Napoleón era un prometedor
comandante de artillería. Siguió a Napoleón en todas sus cam-
pañas, desde la de Italia en 1797 hasta Waterloo en 1815, a lo
largo de casi 18 años.

247
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Larrey sirvió en un total de 25 campañas, con 60 grandes saludó con esta expresión, «Yo saludo el honor y la lealtad de
batallas y 400 enfrentamientos menores. Napoleón siempre le tal doctor». Acto seguido, ordenó redirigir la línea de fuego para
tuvo en gran consideración. Tras las campañas de Córcega, Es- salvaguardar al cirujano y su ambulancia. Al final de la batalla
paña y Oriente, regresó a Francia y recibió de Napoleón el título cuando fue apresado por los prusianos y condenado a morir
de barón y el nombramiento de cirujano honorífico del Cuerpo fusilado, escapó de la ejecución por la intercesión, ante el ma-
de guardia personal del Emperador. Fue citado por Napoleón riscal Gebhard Leberecht von Blücher, comandante en jefe del
en su testamento en Santa Elena con estas palabras: ejército prusiano, de un médico alemán que había sido alumno
suyo y que le reconoció. Conducido ante la presencia de Blü-
cher, éste le agradeció profundamente haber salvado la vida de
“Para el cirujano del ejército francés su hijo, herido y capturado por los franceses en una campaña
previa en Austria. Le ofreció alimentos, dinero y salvoconducto
barón Larrey dejó la suma de cien mil para viajar a territorio neutral.
Después de la derrota en Waterloo, varios oficiales france-
francos. Es el hombre más virtuoso ses de alto rango fueron proscritos y señalados como enemigos
de Francia incluyendo a Larrey, que fue despojado de títulos y
que he conocido. Ha dejado en mi emolumentos. Sin embargo, prosiguió su actividad como ciru-
jano en Francia y logró sobrevivir a las tormentas de la restau-
espíritu la idea de un verdadero ración.
Realizó entonces interesantes observaciones sobre los me-
hombre de bien.” canismos de la hemostasia, sobre procedimientos de drenaje
del empiema, del hemotórax y del hemopericardio, y sobre
la conveniencia de aislamiento de pacientes con infección. El
En numerosas ocasiones atendió a heridos de las fuerzas 20 de diciembre de 1820 se convirtió en miembro de la recién
enemigas, ganando también entre ellos el reconocimiento de fundada Academia de Medicina, pero, en varias ocasiones se le
su abnegación. Durante la decisiva Batalla de Waterloo, el Du- negó o bloqueó la entrada a la Academia de Ciencias, cosa que
que de Wellington quedó sorprendido por la visión de una am- por fin logró en 1829. Después de la revolución de 1830, recupe-
bulancia francesa en proximidad de la vanguardia del ejército ró algunos de sus títulos e ingresos y fue nombrado cirujano jefe
británico, cuando fue informado de que el cirujano que atendía del Hospital de los Inválidos en 1831. Murió en Lyon el 25 de julio
a los heridos en la ambulancia era Larrey en persona, el duque de 1842, a la edad de 76 años.
de Wellington, conocedor de su fama, se quitó el bicornio y le

248
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Guillaume Dupuytren
Nació el 5 de octubre de 1777, en Pierre-Buffiére, donde realizó 1812 fue profesor de medicina operatoria en el Hôtel-Dieu; final-
sus primeros estudios y después fue a París, pero por la situación mente, el 9 de septiembre de 1815, fue nombrado cirujano jefe.
que se vivía entonces en la ciudad, se trasladó a Limoges donde Dupuytren también ganó la cátedra de cámara de Luis XVIII
se inscribió en la Escuela médico-quirúrgica del Hospital Alexis. y de Carlos X, frente a Roux y otros competidores. Recibió el títu-
Después regresó a París y siguió los cursos de Corvisart y de Bo- lo de barón otorgado por Luis XVIII en 1820; también ese año fue
yer en la Charité, de Pinel en la Salpêtrière, y de Cuvier en el Jardín aceptado como Miembro del Consejo de Salud y de la Acade-
des plantes. Desde su época de estudiante reveló un marcado mia de Medicina, de la que fue presidente en 1824. Fue admitido
gusto por el estudio de la anatomía y la anatomía patológica. como Miembro de la Academia de Ciencias en 1825. Dupuytren
Realizó importantes innovaciones quirúrgicas, aunque no es recordado porque renovó la docencia de la cirugía francesa
fue un científico apreciado en su ambiente debido a su agre- al incorporar las enseñanzas de Bichat, lo que significó acoplar
sividad y marcada antipatía. Francois Percy, cirujano contem- a la cirugía la mentalidad anatomoclínica.
poráneo de Dupuytren lo describe como “el primero entre los El 15 de noviembre de 1833, mientras impartía una clase,
cirujanos, el último entre los hombres”. Considerado como tuvo un accidente vascular cerebral que le dejó algo de parálisis
uno de los creadores del método anatomoclínico, una de sus y dificultades para expresarse. El 24 de noviembre partió con su
aportaciones a la cirugía es la descripción de la retracción de familia a Italia. Poco tiempo después, un resfriado se conver-
la fascia palmar que lleva su nombre. También realizó trabajos tía en pleuresía, enfermedad que acabó llevándolo a la muerte
sobre luxación congénita de cadera, la formación del callo de el 8 de febrero de 1835; tuvo un gran funeral de acuerdo a las
fractura, y el signo de Trendelenburg. posiciones que llegó a ocupar. Legó una parte de su inmensa
fortuna a la Facultad para crear una cátedra de anatomía pato-
lógica, pero el legado realmente sirvió para erigir el Museo de
anatomía patológica que lleva su nombre.

Guillaume Dupuytren

En 1796 fue uno de los fundadores de la Société médicale


d’émulation, y el 3 de diciembre de 1803, de la Sociedad Ana-
tómica. Obtuvo el doctorado en 1803 y ese mismo año ganó el
puesto de cirujano segundo en el Hôtel-Dieu. En 1808 fue nom-
brado cirujano jefe adjunto en el mismo hospital; estuvo bajo
las órdenes de Philippe Pelletan. Un año después fue nombrado
inspector general para la enseñanza superior de la medicina. En Grandes cirujanos

249
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

La Cirugía en Inglaterra a Principios del Siglo XIX


Inglaterra tuvo grandes figuras quirúrgicas, que realizaron im- También estuvo en Edimburgo, y más tarde, en París con
portantes aportaciones al conocimiento de la patología mus- Pierre Joseph Desault y François Chopart. Debido a los distur-
culo esquelética. Londres y Dublín se convirtieron en focos de bios revolucionarios franceses regresó a Inglaterra; al reincor-
sabiduría quirúrgica a partir de entonces; se reorganizó la for- porarse al St. Thomas Hospital en 1789, fue demostrador de
mación quirúrgica, aparecieron hospitales con escuelas anexas anatomía y en 1891 fue profesor colaborador de Cline en anato-
y se elevó el nivel de los estudios de cirugía. Entre los cirujanos mía y cirugía. En 1792 impartió sus primeras clases de cirugía y
de ese periodo mencionaremos únicamente a Abraham Colles pronto fue nombrado profesor de anatomía del Surgeon’s Hall.
y a Sir Astley Cooper, pues son dos de los más relevantes ciruja- En 1805 ocupó el puesto de su tío en el Guy’s Hospital. Du-
nos ingleses de aquella época. rante esta etapa realizó experimentos con animales, trabajó
Sir Astley Paston Cooper. Nació en Brooke, Norfolk el 23 en anatomía comparada y diseccionó, entre otros, un elefante.
de agosto de 1768. Su formación estuvo guiada por su Ese mismo año fundó con otros colegas la Royal Medical and
tío, el cirujano William Cooper, que trabajaba en el Guys Chirurgical Society of London. En 1813 fue nombrado profe-
Hospital de Londres. A los dieciséis años Astley Cooper, sor de anatomía comparada del Royal College of Surgeons. En
llegó a Londres para formarse con Henry Cline (1750- 1825 abandonó sus clases de anatomía por problemas de salud
1827) en el St. Thomas Hospital, donde asistió a las cla- y porque se dedicó a su clientela privada y a escribir. Sin em-
ses de John Hunter. bargo, en 1827 regresó al St. Thomas Hospital como presidente
del mismo, y en 1830 fue nombrado vicepresidente de la Royal
Society.
Su nombre ha quedado ligado a algunas estructuras como
la “aponeurosis de Cooper” o aponeurosis transversal; el “liga-
mento de Cooper” o fascículos ligamentosos arciformes que
van desde la base del olécranon a la apófisis coronoides, y la
“hernia de Cooper” o hernia retroperitoneal, así como la enfer-
medad de Cooper” o enfermedad crónica quística de la mama.
En 1832 describió el timo. Buena parte de estos hallazgos y con-
quistas aparecieron publicados en los Surgical ensays, publica-
dos en 1818. En 1820 después de operar a George IV de un quis-
te sebáceo del cuero cabelludo, recibió el título de barón. Murió
el 12 de febrero de 1841, y por deseo propio, fue enterrado en la
capilla del Guys Hospital.

Sir Astley Cooper

250
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Abraham Colles. Nació en Kilkenny, Irlanda el 23 de julio


de 1773. Pertenecía a una familia humilde. Realizó sus
estudios en el College de Kilkenny, y después marchó
al Trinity College, de Dublín, donde obtuvo el grado de
bachiller en artes en 1795, a la vez que recibía el título de
cirujano del Irish College of Surgeons. Con el fin de am-
pliar sus conocimientos y su práctica se marchó a Edim-
burgo, donde obtuvo el grado “Medical Doctor” en junio
de 1797, estuvo después en Londres como asistente del
conocido cirujano Astley Cooper. El mismo año regresó
a Dublín y fue médico del Meath Hospital a la vez que es-
tablecía una consulta, que más tarde se conocería como
el dispensario para “enfermos pobres” de la ciudad. A
principios del siglo XIX Colles empezó a enseñar anato-
mía topográfica en Dublín, mencionando en cada etapa
de la disección la aplicación práctica de las investigacio- Abraham Colles

nes anatómicas al uso quirúrgico.


Fue contratado como profesor de anatomía y cirugía del Ro-
yal College en 1804, y fue elegido su presidente al año siguiente,
cuando contaba con 29 años. Con su labor contribuyó a que
la institución fuera considerada como uno de los más impor-
tantes establecimientos quirúrgicos ingleses desde esa época.
Colles describió, en 1814 en Edimburgo, la fractura de la extre-
midad del radio, y en 1815 fue también el primero en ligar la
subclavia entre los escalenos y estableció la denominada “ley
de Colles” sobre la sífilis materna en 1837, que estuvo vigente
hasta los hallazgos de Wasserman. Se jubiló de la docencia en
1836 con una salud bastante deteriorada; padecía frecuentes
bronquitis y ataques de gota. Continuó, no obstante, en el Hos-
pital, hasta 1841. Falleció dos años después, el 16 de noviembre
de 1843.

251
Unidad 4: Cirugía y cirujanos I

Conclusión:
A finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX la cirugía en Europa había conquistado su reconocimiento
social igualándose a la medicina clínica, había mejorado su base científica, su vinculación con la anatomía y
la fisiología y los métodos de formación de los cirujanos, pero su práctica habitualmente se limitaba al
tratamiento de los traumatismos y de afecciones externas, así como a la realización de amputaciones. Al final
de la primera mitad del siglo XIX se sentaron las bases de la anestesiología, que al suprimir el dolor humanizó
el tratamiento quirúrgico y permitió a los cirujanos realizar operaciones más laboriosas y tomarse el tiempo
requerido para cumplir cabalmente con sus objetivos.
Las aportaciones científico-médicas de esta época se produjeron de manera más notable en Europa, de
manera más clara en Francia y también en Inglaterra, debido a ello para estudiar la cirugía de principios del
siglo XIX es imprescindible tener en cuenta estas escuelas europeas de medicina.

Bibliografía:
García, a. (1987). Historia de la Medicina. México: Interamericana McGraw-Hill.

Haeger, k. (1999). Historia de la Cirugía. México: Corporativo Intermédica.

Laín, p., & Gracia, d. (1973). La cirugía en el romanticismo: el mundo anglosajón. En p. Laín, Historia Universal de la Medicina (págs.
302-305). Barcelona: Salvat.

López, j. m., Balaguer, e., & Ballester, r. (1973). La cirugía en el romanticismo. En p. Laín, Historia Universal de la medicina (Vol. 5,
págs. 295-301). Barcelona: Salvat.

López, j. m. (1969). Medicina, Historia y Sociedad. España: Ariel.

252
Unidad 5:

Cirugía y cirujanos II
Salvador Rosales y de Gante
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Objetivo:
Presentar de manera breve datos de la vida y obra de algunos cirujanos de la segunda mitad del siglo
XIX.

Introducción:
Las aportaciones científicas en el siglo XIX sentaron las bases de la anestesiología, que al suprimir el
dolor permitió a los cirujanos realizar operaciones más laboriosas. A finales del siglo y principios del
siguiente, llegó el momento de la transición de la cirugía general a la especializada, coincidiendo con
una nueva época donde el diagnóstico y tratamiento se van perfeccionando hasta la actualidad.

Primera generación de cirujanos del siglo XIX,


nacidos entre 1805 y 1819
Como se puede analizar, a partir de 1805 hasta 1819 los ciruja- A continuación, se presenta un cuadro resumen de algunos
nos más distintivos que nacieron en este periodo y que empe- de los más destacados con sus aportaciones.
zaron su práctica quirúrgica en momentos previos al inicio de la
anestesia y en algunos casos también de la asepsia y antisepsia,
pero que cuando estos avances aparecieron fueron utilizados
por ellos, pues debemos considerarlos como los pertenecien-
tes a la generación que tuvo el privilegio de iniciar una nueva
etapa en el progreso de la cirugía; desarrollaron su trabajo
primordialmente hacia el tratamiento de las enfermedades es-
queléticas de la traumatología y la ortopedia, y también fueron
precursores de la cooperación de estas disciplinas quirúrgicas
con las especialidades afines, como la neurocirugía y el estudio
y tratamiento de tumoraciones óseas, así como en la creación
de procedimientos cada vez más efectivos para la inmoviliza- Joseph François Malgaigne

ción en el tratamiento de las fracturas y luxaciones.

254
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

1º generación de cirujanos del siglo XIX

Cirujano Aportaciones

Antonius Mathysen Forma de estabilización rápida para usar


Diseñó un método para cubrir y empapar
(1805 – 1878) en el campo de batalla, y que permite el
las vendas de algodón con yeso.
Cirujano militar holandés traslado del herido.

Introdujo el uso de éter en la anestesia en Describió la amputación que conserva el


Joseph François Malgaigne (1806-1865) Francia. astrágalo en el muñón. Inició la fijación
Cirujano Francés Defendió la enseñanza de la historia de la externa de fracturas con ganchos unidos
medicina y de la cirugía. por un tornillo.

Robert William Smith (1807-1873)


Escribió “Un Tratado de las Fracturas en Fractura de Smith (“Fractura de Colles
Cirujano Irlandés
la Cercanía de las Articulaciones, y sobre invertida”). Aportaciones sobre la
Catedrático de cirugía en el Trinity College de
ciertas formas de luxaciones congénitas”. neurofibromatosis y el neuroma.
Dublín.

Fundador del Royal Ortho- paedic Hospital


William John Little Publicó trabajos sobre la parálisis
de Londres.
(1810-1894) espástica con paraplejia, que se denominó
Precursor de la cooperación entre cirujanos
Cirujano Inglés “enfermedad de Little”.
ortopédicos y neurocirujanos.

Sir James
Varias enfermedades llevan su nombre: La
Paget Ejerció la cirugía en el Hospital San
osteítis deformante o enfermedad ósea de
(1814-1899) Bartolomé de Londres. Es pionero en la
Paget; también la Enfermedad de Paget
Cirujano y Patólogo Inglés. investigación anatómica e histopatológica
de seno (un C.A. de mama intraductal) y la
Fundador junto con Rudolf Virchow de la de las enfermedades esqueléticas
enfermedad de Paget extramamaria.
patología científica.

255
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Segunda generación de cirujanos del siglo XIX, nacidos


entre 1820 y 1834
Los médicos cirujanos que nacieron dentro de esta etapa de A continuación, mostramos otro cuadro resumen de algu-
1820 a 1834 tuvieron la ventura de que iniciando sus activida- nos de los más destacados y sus aportaciones:
des curativas también aparecieron los primeros anestésicos,
cuyo uso se expandió rápidamente por todo el mundo médico,
por lo que al aplicarse cotidianamente este recurso acrecen-
tó el horizonte de la práctica quirúrgica, pero que asociado a
la asepsia y antisepsia indujo el inicio de una nueva era en la
práctica quirúrgica. En esta generación los que sin dudar acep-
taron y propagaron los beneficios de la supresión del dolor y
el control de las infecciones fueron también los fundadores de
una nueva cirugía, pues aportaron nuevos procedimientos qui-
rúrgicos no solamente para el tratamiento de las heridas, sino
también desarrollaron la cirugía para las grandes cavidades del
cuerpo humano.
Paul Pierre Broca

256
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

2º generación de cirujanos del siglo XIX

Cirujano Aportaciones

Lewis Albert Sayre Profesor de cirugía en la Escuela de El primer profesor de Cirugía Ortopédica
(1820-1900) Medicina y Cirugía de New York y profesor en EE.UU. Centró su práctica en las
Cirujano Ortopedista. de ortopedia de la Escuela Médica del enfermedades de la columna vertebral,
Norteamericano Hospital Bellevue huesos y articulaciones.

Paul Pierre Broca


Profesor de la Universidad de Paris. El Fundador de la moderna cirugía cerebral.
(1824-1880)
área del cerebro humano que controla las Inventor de instrumentos quirúrgicos de
Neurocirujano, Neurólogo y Antropólogo
funciones del lenguaje lleva su nombre. diagnóstico y tratamiento cerebral
Francés

Joseph Lister
En 1867 introdujo la antisepsia La antisepsia posibilitó el desarrollo de la
(1827-1912)
quirúrgica por lo que las infecciones y la cirugía de las grandes cavidades, a finales
Médico Cirujano Inglés.
mortalidad de las cirugías, disminuyeron del siglo XIX. Fue el preludio del gran éxito
En 1897 recibió el título de Barón y la Orden
notoriamente. de la cirugía en el siglo XX.
del Mérito de la Corona.

En 1872 removió con éxito por primera


Christian Albert Theodor Billrot. (1829-1894) Considerado el instaurador de la cirugía
vez en la historia parte del esófago, y
Cirujano Austriaco-Alemán. Con él la cirugía moderna de la cavidad abdominal, ya que
también fue el primero en llevar a cabo
dejó de ser «patología externa» y se ocupó operó sobre órganos que previamente se
una extirpación total de la laringe y la
también de las enfermedades internas. consideraban inaccesibles.
resección del bocio.

Louis Xavier Edouard Leopold Ollier (1830-


Pionero en la utilización de injertos óseos. Recordado por su extensa investigación
1900)
Detalló la enchondromatosis múltiple, sobre la regeneración ósea por el
Cirujano Francés.
enfermedad que lleva su nombre. periostio después de la resección.
Traumatología y Cirugía Ortopédica.

Richard Von Volkmann (1830-1889). Nació en Describió la contractura y parálisis Fue el primero en introducir los métodos
Sajonia, Alemania. isquémica que lleva su nombre. antisépticos de Lister en Alemania.

Fue el primero en realizar una ablación


Jules-Émile Péan En 1868 inventó el fórceps o pinza
quirúrgica de un quiste del ovario en 1864
(1830 - 1898) hemostática que actualmente se usa en
y una histerectomía vaginal por carcinoma
Cirujano Francés todo el mundo.
en 1890.

Hugh Owen Thomas


Diseñó un gran número de férulas como
(1834-1891) Pionero de la ortopedia y del tratamiento
el collarín cervical, la rodillera y otras
Cirujano Inglés de las fracturas en la Gran Bretaña.
fijaciones para el pie.
Ortopedista

257
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Tercera generación de cirujanos del siglo XIX, nacidos


entre 1835 y 1849
Cuando los médicos cirujanos nacidos en este periodo iniciaron
su labor profesional, la cirugía se estaba convirtiendo en una
terapéutica habitual, que ameritaba para la formación de esta
disciplina, que las escuelas quirúrgicas ya establecidas fueran
el centro de adestramiento, así como también se inició la confi-
guración de hospitales que paulatinamente se tecnificaron con
quirófanos e instalaciones ex profeso.
A continuación, en un cuadro se resumen algunos de los
más destacados y sus aportaciones:

Theodore Kocher

258
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

3º generación de cirujanos del siglo XIX

Cirujano Aportaciones

Nikolai Vasilyevich Sklifosovsky (1836-


Se destacó por la introducción de la asepsia y la Incidió en el desarrollo de la cirugía
1904)
antisepsia en su país abdominal y militar en Rusia.
Cirujano Ruso

Edward Hallaran Bennett (1837-1907) Describió en 1882 la fractura-luxación de la base Se le atribuye la introducción de la
Anatomista y cirujano irlandés. del primer metacarpiano que lleva su nombre antisepsia en Dublín.

Introdujo el término “artrodesis”. Describió la De 1873 a 1881, fue profesor de cirugía en


Eduard Albert (1841-1900) Cirujano
bursitis aquilea, la sinovectomía y la escoliosis Innsbruck, donde introdujo el tratamiento
checo, profesor e historiador
ciática. antiséptico obligatorio para las heridas.

Friedrich Trendelenburg (1844-1924) Fue el primero en utilizar anestesia por vía Diseñó también una mesa quirúrgica y
Cirujano Alemán. endotraqueal y diseñó la cánula y la posición describió el signo y la marcha que llevan su
Nació en Berlín que llevan su nombre. nombre.

Theodor Kocher Fue el primer cirujano que recibió el premio Inventó un método para reducir la luxación
(1847-1917) Nobel en 1909, por sus aportes al tratamiento de hombro y diseñó una pinza hemostática
Cirujano Suizo quirúrgico de la glándula tiroides. de grapas que lleva su nombre

Sir William Macewen (1848-1924)


Contribuyó al tratamiento de la hernia Otra contribución a la cirugía moderna fue
Cirujano escocés pionero en
inguinal y del CA y la TB de pulmón con la la técnica de anestesia endotraqueal con
la neurocirugía. Una de sus
neumonectomía. Señaló que con un examen la ayuda de la intubación orotraqueal, la
contribuciones a la cirugía ortopédica
clínico preciso se podía determinar la posible cual describió en 1880, y sigue en uso hoy
fue el desarrollo de los primeros
localización de un tumor o lesión en el cerebro. en día.
injertos óseos

Ludwig Wilhelm Carl Rehn (1849 –1930) En 1896 fue el primero en suturar
En 1880, llevó a cabo la primera tiroidectomía.
Cirujano Alemán exitosamente una herida en el corazón.

259
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Cuarta generación de cirujanos del Siglo XIX,


nacidos entre 1850 y 1864
En cuanto a esta generación de médicos cirujanos, debemos
señalar que cuando terminan su formación profesional y em-
piezan su práctica quirúrgica, el avance de esta especialidad
era importante, precisamente esta es la causa de que perfec-
cionaran las técnicas quirúrgicas, mejoraran los tratamientos
de diversas patologías como el cáncer de mama, la apendicitis,
la tuberculosis pulmonar, y aparecieran los primeros procedi-
mientos de la cirugía cardiaca. Igualmente se realizaron innova-
ciones de instrumental, materiales y equipo quirúrgico.
A continuación, un cuadro resume algunos de los más des-
tacados y sus aportaciones:

Sir Frederick Treves

260
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

4º generación de cirujanos del siglo XIX

Cirujano Aportaciones

Johann Von Mikulicz-Radecki.


Introdujo el uso de guantes durante la Contribuyó a la cirugía del cáncer del sistema
(1850-1905)
cirugía, primero de seda o algodón y luego digestivo e inventó nuevas técnicas. Primero
Cirujano Polaco.
los de goma, así como mascarillas. en suturar una úlcera gástrica perforada.
Alumno de Theodor Billrot.

William Steward Halstedt


(1852-1922) Señaló la importancia de hacer una
Mejoró el tratamiento del cáncer de la mama.
Cirujano Norteamericano. cuidadosa hemostasia con suturas finas.
Introdujo en 1890 el empleo de los guantes
Considerado como uno de los Perfeccionó la técnica de la reparación de
estériles de caucho en la cirugía.
renovadores de la actual cirugía las hernias.
norteamericana.

Operó al Rey Eduardo VII de una apendicitis


Sir Frederick Treves Especializado como cirujano de abdomen,
aguda en 1902. A partir de entonces se
(1853-1923) realizó la primera apendicetomía en
popularizó esta cirugía lo que disminuyó la
Cirujano Británico Inglaterra el 29 de junio de 1888.
mortalidad por este padecimiento.

Pionero de la cirugía pulmonar y


Efectuó los primeros procedimientos para
Teodore Tuffier cardiovascular. En 1891 realizó la
el aneurisma y la dilatación de la estenosis
(1857-1929) primera resección de la parte superior
aórtica. También trabajó en las primeras
Cirujano Francés de un pulmón derecho destruido por la
prótesis vasculares.
tuberculosis.

Estudiante de Theodor Billrot Fue uno Realizó importantes aportes a la cirugía


de los fundadores de la neurocirugía, gástrica y al trasplante de las glándulas
Antón F. Von Eiselberg (1860-1939)
cofundador de la Sociedad Austriaca del paratiroides en la tetania paratiropriva.
Cirujano Austriaco
Cáncer en 1910 y miembro honorario de la Creador de la primera estación de cirugía de
Academia Austríaca de Ciencias urgencias en Viena y del mundo.

William James Mayo (1861-1939) y William se distinguió en la cirugía Charles Horace introdujo varias
Charles Horace Mayo (1865-1939) gastrointestinal y diseñó varias técnicas de innovaciones en el campo de la neurología,
Cirujanos Norteamericanos cirugía abdominal y unas tijeras, así como la otorrinolaringología y en la cirugía del
Creadores de la Clínica Mayo de una mesa donde se coloca el instrumental bocio. También diseñó técnicas de cirugía
Rochester. básico en las cirugías. ortopédica y de tratamiento de cataratas.

261
Unidad 5: Cirugía y cirujanos II

Conclusión:
En la elaboración de esta visión panorámica de la práctica quirúrgica durante la segunda mitad del siglo
XIX, comprendemos fácilmente que el avance quirúrgico se extiende de manera ininterrumpida hasta
1914, año en que se inicia la primera guerra mundial.
La nueva visión científica y técnica del positivismo fue rápidamente adoptada, de manera que los
avances obtenidos por la investigación en medicina y cirugía, se constituyó en la aplicación terapéutica
para la patología quirúrgica de esos momentos.

Bibliografía:
García, a. (1987). Historia de la Medicina. México: Interamericana McGraw-Hill.

Knut, h. (1974). Historia de la Cirugía. En P. Laín, Historia Universal de la Medicina (Vol. VI). Barcelona, España: Salvat.

Sigerist, h. e. (1949). Los grandes médicos. Historia biográfica de la medicina. Barcelona.

262
CAPÍTULO
VII
Unidad 1:

La Real Expedición
Botánica de Nueva
España y la renovación
de las disciplinas de la
medicina y la farmacia
en el cambio del siglo
XVIII al XIX
Alba Dolores Morales Cosme
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

Objetivo:
Describir y mostrar las labores de la Real Expedición Botánica y
vincular su desempeño con la reforma sanitaria que se llevó a
cabo en el imperio español, cuyo propósito era renovar las
instituciones relacionadas con la práctica de las disciplinas de la
salud.

Figura 1, Materia Médica de Carlos Linneo. Mociño, p. 121

265
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

Introducción:
En la segunda mitad del siglo XVIII, la medicina, la cirugía
(entonces disciplinas separadas), así como la farmacia
experimentaron un proceso de renovación basado en la creciente
especialización de los saberes relacionados con cada área. La
llegada de la Real Expedición Botánica, así como el
establecimiento del Real Jardín Botánico de la ciudad de
México y su correspondiente cátedra, fueron espacios donde
farmacéuticos, médicos y cirujanos emprendieron el análisis y la
sistematización de diversos recursos botánicos con los que se
buscaban alternativas terapéuticas.
Durante la Ilustración, la terapéutica tradicional que respondía
al sistema humoral se fue modificando dentro de un proceso
complejo que interpuso teorías y conceptos. Así, mientras
pervivían los remedios de la polifarmacia galénica, entre los
que abundaban los purgantes y tenía un lugar
preponderante la práctica de las sangrías, también se daba lugar
a terapias musicales, a curas con simple agua o se adoptaban
teorías nuevas como el brownismo. En medio de este
proceso se encuentra el conjunto de plantas colectadas
por las diversas expediciones botánicas organizadas por la
corona española en la segunda mitad del siglo XVIII para recorrer
sus territorios americanos.
Los productos vegetales investigados se ordenaron en nuevas
farmacopeas que progresivamente desecharon los viejos
remedios que habían sido referidos únicamente porque
Figura 2, Fiesta en el Jardín Botánico de Madrid. Mociño, p. 232
aparecían citados en las obras de los autores antiguos y
de igual manera se fueron modificando los formularios
hospitalarios.
Fueron precisamente estas tareas las que ocuparon
a los dirigentes de la Real Expedición Botánica que
permaneció en territorio novohispano entre los años de 1787 y
1803. Sus labores de recolección encontraron un espacio para la
sistematización y el análisis de plantas en el Hospital Real de
Naturales y en el Hospital General de San Andrés donde se iniciaron
los primeros intentos por establecer una materia médica local. Se
trató de una empresa muy productiva que se ocupó de colectar,
clasificar, describir y dibujar unas 4,000 especies de plantas
americanas, muchas de las cuales fueron conocidas en el
viejo continente, gracias a las remisiones que su director hacía a
los funcionarios metropolitanos.
Afortunadamente, la Real Expedición Botánica ha sido bien
estudiada por investigadores de diversas áreas. Sus trabajos han
alimentado textos de tipo histórico, médico, botánico, filológico,
entre otros. Es decir, se trata de una empresa que después de
más de 200 años de constituida nos sigue proveyendo
conocimientos diversos y nos permite reconstruir buena parte
de la historia científica del país.

266
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

La Expedición botánica
Por otra parte, estas empresas también se vieron involucra-
das con las reformas borbónicas que tenían como propósito

y la reforma sanitaria. modernizar la administración del reino. En particular se puede


vincular su conformación a la reforma sanitaria emprendida
en la segunda mitad del siglo XVIII; reforma entre cuyos
En la segunda mitad del siglo XVIII, la botánica y la química
propósitos se encontraba minar la influencia de organismos
renovaron la práctica médica y farmacéutica. De la mano de
tales como la Real y Pontifica Universidad y el Real Tribunal
Antoine Laurent Lavoisier (1743-1792), la química se perfilaba
del Protomedi-cato, cuyo arraigo a la tradición dificultaba la
como una ciencia madura, con una metodología propia, que se
incorporación de novedades científicas y cuyos fueros
utilizaba para la elaboración de medicamentos minerales y di-
resultaban un obstáculo para la libre injerencia de las
versas preparaciones compuestas. En el ámbito de la botánica,
políticas ilustradas. Para el caso que nos ocupa, la cátedra
Carlos Linneo (1707-1778) había revolucionado la clasificación
de botánica, creada en Madrid, fue señalada como
de los productos vegetales al basarse en los órganos sexuales
obligatoria para boticarios, médicos y ciruja-nos, quienes se
para jerarquizarlos en género, familia, clase, y especie. El siste-
vieron obligados a cursarla si querían obtener su título. Más
ma permitía la identificación rápida del producto con lo cual se
tarde, en 1780, el Real Tribunal del Protomedicato
podían superar las particulares y confusas descripciones que
metropolitano fue dividido en tres audiencias de medicina, ci-
cada botánico hacía del mundo natural. Por otra parte, la botá-
rugía y farmacia (es decir hubo, un Protomedicato, un
nica era la proveedora de la materia médica ya que los principa-
Protocirujanato y un Protofarmacéuticato).
les remedios simples procedían del reino vegetal.

Figura 3, Instrucción para transportar plantas por mar y tierra. Mociño, p. 87.

Como área de saber, la botánica resultaba ser una herra-


Figura 4, Ordenanza para realizar la Real Expedición. Mociño, p. 40
mienta útil para conocer la gran riqueza natural de las posesio-
nes española, por lo que a su alrededor se fundaron institutos
novedosos como el Real Jardín Botánico (1755) y se crearon
nuevas cátedras como la adjunta de botánica adscrita al pro-
pio Jardín. Muestra de la importancia científica y económica
concedida a esta disciplina fueron las expediciones botánicas
emprendidas en América, mostradas en la Tabla I:

267
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

Expediciones botánicas en América (Tabla I)

Periodo Destino Dirigentes Trabajos resultantes

Hipólito Ruiz (1754-1816)


1777-1788 Perú y Chile Flora Peruviana et Chilensis
José Pavón (1754-1842)

1783-1816 Nueva Granada José Celestino Mutis (1732-1808) Flora de Bogotá

Martín Sessé (1751-1808) Plantae Novae Hispaniae y


1787-1803 Nueva España
Vicente Cervantes (1758-1829) Flora Mexicana

Mociño, p. 51-79

La Real Expedición en Nueva La Expedición realizó sus primeras herborizaciones en


los alrededores de la Ciudad de México y Cuernavaca.
España Posteriormente, visitó diversas localidades en los estados
de México, Guerrero, Querétaro, Guanajuato, Colima,
En 1788 la empresa dirigida por Sessé comenzó el recorrido por Nayarit, Michoacán y Jalisco. Frecuentemente se
territorio novohispano. De acuerdo con la Real Cédula que le dio dividieron en grupos para visitar diversos territorios hasta
origen, entre los objetivos explícitos que perseguía la Expedición se
alcanzar Aguascalientes, Sonora, Sinaloa, Tabasco,
pueden enlistar los siguientes:
• Fundar el Jardín Botánico de la Nueva España Veracruz, entre otros. La empresa alcanzó incluso los
• Establecer la cátedra de botánica obligatoria para médicos, cirujanos territorios de Nutka en Canadá, Cuba y Guatemala.
y farmacéuticos
Entre las plantas colectadas se encontraban aquellas
• Ilustrar los trabajos del protomédico Francisco Hernández, que en el
siglo XVI había explorado el territorio novohispano para conocer la de uso alimenticio, ya fueran condimentos o comestibles;
riqueza natural las de uso industrial como las empleadas para tintes o
• Recorrer territorio colonial para la recolección de plantas locales.
ebanistería; las ornamentales y de jardinería; pero las
Dichos objetivos fueron cumplidos no sin sortear la inmediata
oposición de la Real y Pontificia Universidad y del Real Tribunal del plantas de uso medicinal fueron las que, en un alto
Protomedicato. De acuerdo con las instrucciones que acompañaban a porcentaje respecto a las demás, interesaron a los
la empresa, la Universidad debía admitir como miembros del claustro
expedicionarios ya que uno de los mandatos de la
a Martín Sessé, médico de grado universitario, y a Vicente Cervantes
quien como farmacéutico no contaba con grado alguno, por lo que su empresa consistía en “promover los progresos de las
admisión significaba una transgresión a la norma universitaria. Por ciencias Phisicas, desterrar las dudas, y adulteraciones que
otra parte, tanto Sessé como Cervantes fueron facultados para actuar
hay en la medicina”, según se indicaba en la Real Cédula
como examinadores ante el Protomedicato; organismo que protestó al
subrayar que durante su existencia colonial ningún médico de fuera de su creación.
había formado parte de la dirigencia. Con ese argumento y muchos Entre las plantas de uso terapéutico las consideradas
otros alegatos lograron evitar la incursión de los peninsulares en su
febrífugas, antivenéreas, vulnerarias o estimulantes fueron
corporación y, por lo tanto, impidieron la división del tribunal para que
no repitiera el destino del Tribunal español. A pesar de los conflictos, las de mayor presencia y su estudio fue posibilitado por el
debe decirse que tanto los dirigentes del Protomedicato como sus análisis químico y el sistema de clasificación linneana que
agremiados estaban al tanto de las novedades en el ámbito de la
el farmacéutico Vicente Cervantes implementó en la
botánica, como correspondía a un territorio con una amplia tradición
en el conocimiento y uso de las plantas. Fue por ello que la cátedra cátedra de botánica.
contó con el interés de numerosos médicos, cirujanos y boticarios
novohispanos que pronto se inscribieron e incluso se sumaron a las
labores mismas de la empresa.

268
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

La cátedra de botánica y el análisis


de la materia médica.
La cátedra de botánica empezó sus lecciones en 1788. Tanto empeñaba como boticario. Ese año la Real Expedición Botáni-
Cervantes como Sessé estaban persuadidos de que la materia ca finalizó sus trabajos de exploración, por lo que su director
médica debía revisarse para desterrar todos aquellos elemen- insistió en pasar a otra etapa en la cual se probara:
tos o fórmulas de complicada elaboración que dispersaban
el estudio de sus componentes y aumentaban los costos ya “si la [planta] purgante purga, si la emética
que incluían plantas exóticas de difícil obtención. También
convencidos de las ventajas de los estudios botánicos, los hace vomitar, si la diurética mueve la orina,
reconocidos médicos novohispanos Luis José Montaña y José
Mariano Mociño cursaron la cátedra. si la febrífuga corta las calenturas […]”
Mociño, p. 119

Se trató de un proyecto interesante durante el cual se re-


pitieron las confrontaciones con el Tribunal del Protomedicato
cuyo presidente, José Antonio García Jove, era médico primero
del hospital. García Jove encabezó un grupo de médicos que
encontraban innecesario el Departamento dado que las plan-
tas a probar eran bien conocidas. Sessé, sin embargo, insistía
en la necesidad de someterlas a prueba ya que, afirmaba, había
gran diferencia entre las plantas conocidas o usadas y las plan-
tas bien observadas o "...rectificadas por exámenes repetidos".
Lo cierto es que García Jove y sus colegas de institución
reacciona-ron ante la incursión de médicos ajenos al hospital
Figura 5, El Almacén de farmacia. Mociño, p. 106 de la misma manera en la que habían actuado ante la llegada
de comisiona-dos que pretendían implantar normas extrañas
Montaña sostenía que los médicos debían ser naturalistas y a las formas de organización locales.
hacer uso de la experiencia y la indagación para lograr avances
en la medicina. Por su parte, Mociño, alumno sobresaliente de
Cervantes y poco después incorporado a la Expedición, subra-
yaba las ventajas económicas que se derivaban de emplear las
plantas locales para reemplazar las caras y exóticas llegadas de
fuera; la sustitución, reconocía, sería el primer peldaño para lo-
grar tener una materia médica propia conformada por las plan-
tas cuyas virtudes fueran comprobadas.
En 1800, estos preceptos pudieron encontrar un lugar para
su práctica en los Departamentos de Observación instalados
en el hospital Real de Naturales (cuya documentación no se ha
localizado) y General de San Andrés, donde Cervantes se des- Figura 6, Vista de la plaza de México. Mociño, p. 132

269
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

A pe sar de las confrontaciones, el Departamento de Por su parte, Cervantes continuó sus trabajos de recolec-
Observación funcionó de 1800 a 1803, lapso en el que fueron ción e identificación de plantas en los alrededores de la ciudad
atendidos más de 800 enfermos afectados por diversos padeci- de México. Estas labores fueron posibles debido a que el cultivo
mientos tales como tabardillo, pulmonía, diarrea, disenterías de los conocimientos botánicos, dada su utilidad en asuntos
y males del hígado. Los trabajos empezaron con el examen de industriales y sanitarios, siguió siendo de interés tanto para los
90 plantas propuestas por Sessé. Entre ellas se incluyeron funcionarios de la nueva República, como para los farmacéuti-
nume-rosas especies purgantes como la raíz de Michoacán, la cos y demás profesores de ciencias médicas.
Jalapa, la maravilla, la barbudilla, la hierba estropajos, la
trinitaria, cu-yas flores se empleaban como emolientes, y el
tlanchinole que se empleaba como purgante violento. Conclusión:
Como antidiarreicos se probaron la prodigiosa y el tecomatl.
Como diuréticos se ensayaron el maguey, el mastuerzo y la raíz
del dictamo real. Esta última planta también se probó en casos
de sífilis junto con el ruibarbo de Ixmiquilpan, la matricaria y el El establecimiento de un jardín botánico y su correspondiente
guayacán. cátedra marcó una etapa diferente en la práctica médica y
En 1803, el Departamento dejó de funcionar oficialmente. farmacéutica. Para los boticarios representó el primer acceso a
Sessé y Mociño partieron a España para dar fin a los trabajos de una formación de tipo institucional que llegaba a completar su
la Expedición y proceder a la edición de los resultados; etapa instrucción hasta entonces netamente gremial. Con base en los
en la cual tocaría al médico novohispano sortear las múltiples lineamientos de Lavoisier y los postulados de Linneo, los
vicisitudes para resguardar los trabajos de la expedición. practicantes de farmacia emprendieron el análisis moderno de
la materia médica local. La especificidad de los conocimientos
adquiridos serviría para que poco tiempo después, estuvieran
en posibilidad de guiar las novedosas prácticas y saberes hacia
la conformación de la carrera de farmacia surgida en 1833.
Si bien parte de la historia de la expedición estuvo marcada
por los conflictos con diversos personajes e instituciones
novohispanas, se debe apuntar que lejos de representar
posturas anti-modernas, los médicos, boticarios, y demás
personajes ilustrados como José Antonio de Alzate, pudieron
sostener una postura lo suficientemente informada como para
discutir los fines de la empresa, que se vio obligada a adecuar
sus objetivos a las condiciones locales.
Los trabajos de recolección y análisis de las plantas
emprendidos por la expedición fueron el referente obligado
para los proyectos emprendidos en el siglo XIX que tenían el
propósito de estudiar los recursos botánicos locales. Las
farmacopeas decimonónicas y los nuevos centros de
Figura 7, José Mariano Mociño. Mociño, p. 429 investigación surgidos en ese siglo sostuvieron los mismos
propósitos que los expedicionarios coloniales: estudiar la
riqueza natural para dotar al país de una materia médica
propia.

270
Unidad 1: La Real Expedición Botánica de Nueva España y la renovación de las disciplinas de la medicina y la farmacia en el cambio del siglo XVIII al XIX

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271
Unidad 2:

La materia
médica
Gabino Sánchez Rosales
Unidad 2: La materia médica

Objetivo:

Conocer la materia médica usada por la medicina en el siglo XIX para combatir las enfermedades de la
época.

Introducción:

Durante el siglo XIX la materia médica usada por los médicos para combatir las enfermedades poco
cambió frente a la materia médica existente en los siglos pasados ya que durante todo el siglo los
médicos continuaron usando las preparaciones galénicas conocidas. Sin embargo, no todo fue
continuidad sino también en el siglo del progreso hubo cambios y rupturas, pues al final del siglo
producto de la existencia de las nuevas corrientes epistemológicas de la medicina materializadas en la
estructuración de nuevas formas de encarar el fenómeno de la enfermedad, como fue el surgimiento del
modelo microbiológico y etiológico, éstas provocaron un cambio epistémico terapéutico trascendente
que se reflejó en la farmacia, comprendida como el espacio físico donde se continuaron comercializando
los nuevos medicamentos que significaron una revolución en medicina ya que las drogas de patente
fabricadas en los modernos laboratorios farmacéuticos inundaron el mercado mundial poniendo en las
manos de los médicos y de la medicina nuevas fórmulas y nuevos productos para combatir las
enfermedades conocidas por el hombre de la época.

273
Las boticas.
Durante el siglo XIX los espacios donde los médicos y los en-
fermos adquirían los medicamentos que necesitaban para
combatir las enfermedades fueron las farmacias o boticas las
cuales conforme a la legislación fueron los sitios reglamentados
y autorizados para surtir las recetas que los médicos expedían
a los enfermos. Señalemos que las boticas como la de Venegas
que se encontraba en el centro de la ciudad de México, estaban
regidas por un farmacéutico titulado el cual era el responsable
general del cuidado y preservación de los medicamentos, así
como el que garantizaba la calidad y pureza de los mismos, y de
las sustancias que usaba para la preparación de los remedios Figura 2, Farmacia. Schott, p.

galénicos.
En el siglo XIX la farmacia se establecía conforme a un orden
social que el farmacéutico había heredado de los siglos ante-
riores, ya que regularmente las mejores contaban con varios
departamentos, como puede verse en las pinturas o ilustra-
ciones que conocemos de su historia. Así, una gran sala que se
comunicaba hacia la calle era propiamente la farmacia; en ella
había inmensos anaqueles regularmente de piso a techo pri-
morosamente decorados y donde se colocaban los preciados
medicamentos que eran guardados en preciosos “albareros”
Figura 1, Botica del siglo XIX. Schott, p. confeccionados en cerámica, barro o incluso en elegante por-
celana que anunciaba su contenido con elegantes letras latinas.
Las boticas regularmente fueron certificadas por las autori-
dades sanitarias a través de las “visitas” de inspección que las
autoridades practicaban a los establecimientos de la capital.
Tal práctica de vigilancia sanitaria a las farmacias conforme
a cierto grado de organización y fortalecimiento del Estado,
también fue practicado en las boticas de las antiguas ciudades
coloniales como fue el caso de Puebla, Guadalajara, Oaxaca o
Morelia.

Figura 3, Albarero. Schott, p.

274
Unidad 2: La materia médica

La farmacia contaba con grandes espejos, así como sufi-


cientes candiles de cristal que iluminaban y daban vida al es-
tablecimiento a donde asistían los familiares del enfermo para
surtir las recetan que expedían los médicos, los cuales también
asistían a veces para cerciorarse de la calidad y pureza del me-
dicamento solicitado.
El mostrador era la frontera que delimitaba el espacio entre
el farmacéutico y el público y tras el mostrador regularmente
diversos cajones servían de sitio de resguardo del dinero, rece-
tas e instrumentos que servían para medir, pesar o comprobar
la calidad de las diversas drogas que se llevaban diligentemente
a los enfermos.

Figura 4, Preparado de medicinas. Schott, p.

Por último, había una “azotehuela” con servicio de escusa-


do completando el local. Siempre dentro de la farmacia estaba
el farmacéutico y con él los mancebos y aprendices haciendo
tantas consultas como recetas u operaciones. En la botica el
Figura 4, Litografía, La Farmacia. Schott, p. farmacéutico preparaba las medicinas, en el entendido, que
“medicamento” era toda sustancia que administrada interior-
Una puerta atrás de los mostradores daba acceso a la “re- mente o exteriormente en el cuerpo humano era usada con fi-
botica” donde también según la solidez económica del farma- nes curativos.
céutico y dueño de la botica, se reponían los medicamentos En este sentido los medicamentos eran de diversa clase, y a
hechos a base de hierbas, minerales o partes de animal que, la materia prima con que se les confeccionaba se le denomina-
con agua, aceite u otros vehículos servían para confeccionar las ba droga y a su conjunto “drogas”. Así pues, una droga era toda
preparaciones galénicas. sustancia simple susceptible de convertirse en medicamento y
Más adentro del edificio y ya cercano a la casa, existía un su origen podía ser vegetal, animal, mineral o químico. Los me-
sitio llamado “obraje” donde había un sencillo laboratorio que dicamentos simples eran los que estaban confeccionados por
servía para efectuar ciertas preparaciones o manipulaciones a una sustancia y los compuestos eran lo que llevaban en su pre-
que era sometida la materia médica; es decir allí estaban las paración más de una droga, los mismos podías ser internos o
prensas, los cuchillos, la centrifuga, el alambique y los utensi- externos, hipodérmicos, intravenosos e intramusculares.
lios listos para confeccionar las preparaciones medicinales de
forma artesanal e individualmente, pues en ese tiempo había
verdadera labor de farmacia y cada una fabricaba sus medi-
camentos oficiales o galénicos: todos hacían extractos, desti-
laban aguas, hacían jarabes etc., en este departamento había
brasero y lavadero.

275
Unidad 2: La materia médica

Finalmente, también en la farmacia había “medicamentos


homeopáticos” preparados conforme a las teorías de esta co-
rriente médica fundada por Samuel Hahnemann quien en 1810
postuló en su libro Organon sus principios médicos, respecto a
que la curación de las enfermedades se lograba administrando
dosis pequeñas de un medicamento que tuviera “cualidades
semejantes a los de la enfermedad que se quería curar.”

Figura 5, Árbol rojo de la quina. Schott, p.

Figura 6, Caja con medicamentos homeopáticos. Schott, p.


En las farmacias se preparaban los “remedios galénicos”
que regularmente incluían varias drogas y que no tenían una
composición química definida. También había “medicamentos
oficinales” preparados conforme a las fórmulas de las Farma-
copeas. Las “fórmulas magistrales” eran aquellas que el far-
macéutico preparaba usando sustancias químicas o drogas
simples conforme a la prescripción de un médico que exigía
la elaboración de un medicamento conforme a instrucciones
precisas.

276
Unidad 2: La materia médica

A este respecto conviene mencionar que la tradición basa-


da en el clasicismo antiguo postulaba de modo general, que la
curación de las enfermedades era posible tomando en cuenta
el principio hipocrático de Similia Similubus Curantur es decir
“las enfermedades pueden ser curadas por medio de medica- “El guayacol es recomendado contra
mentos que tengan sus mismas propiedades o por los que tiene
las contrarias”. Es conocido que Galeno privilegió el uso tera- la tuberculosis, y para combatirla se
péutico de los contrarios.
En ese sentido, los médicos decimonónicos herederos de la han dado varias formulas, y son las
tradición Hipocrática y Galénica, todavía bien entrado el siglo
XIX continuaron usando las drogas que formaban la materia siguientes:
médica conocida, y donde destacaban las plantas medicinales
tal y como las habían usado sus antecesores. A este respecto, Guayacol………. gramos 7.50
como ejemplo del saber terapéutico usando la materia médica
del siglo, conviene citar la formula usada en el tratamiento de la Extracto de Quina………..20.00
tuberculosis usando la resina del guayacán, recomendada por
un médico y que era preparada por el farmacéutico que la ex- Vino de Málaga………. 1000.00
pendía en las farmacias.
Una cucharada en cada comida,

aumentando poco a poco hasta dar

dos o tres”

Aceves, p. 64

277
Unidad 2: La materia médica

La figura del farmacéutico.


El farmacéutico desde la vida independiente tuvo una prepara-
ción académica conforme al siglo, así a partir de 1833 estudiaba
la catedra de farmacia impartida en el Establecimiento de Cien- Años más tarde, el 13 de febrero de 1871, de nuevo Rio de la
cias Médicas, pero fue hasta el año de 1843 cuando se regla- Loza presidió la creación de la Sociedad Farmacéutica Mexica-
mentó que para ser farmacéutico se debía de estudiar dos años na cuyo fin fue de nuevo, crear una Farmacopea y velar por los
y luego tener práctica por cierto tiempo. En 1888 los estudios intereses de los farmacéuticos. En 1874 fue publicada la Nueva
de los farmacéuticos fueron muy completos y en la capital se Farmacopea Mexicana a cargo de Alfonso Luis Herrera. Poste-
les exigía estudiar Farmacia teórica, Análisis químico e Historia riormente en 1884, 1896 y 1904 fueron creadas nuevas edicio-
de las drogas, y hacer sus prácticas en cualquier botica nes de la obra siendo la última edición de consulta obligatoria
pública, y desde 1868 en el Almacén Central de la para todas las farmacias del país.
Beneficencia Pública, y efectuar un examen teórico y A pesar de sus aportes a la medicina los farmacéuticos du-
práctico. Como gremio los farmacéuticos desde la vida rante el siglo, fueron poco respetados por la sociedad y el Esta-
independiente habían comenzado a organizarse para defender do y la decadencia de la profesión farmacéutica provocada por
sus intereses, y en 28 de febrero de 1839 fundaron la Academia la invasión de las especialidades farmacéuticas de composición
de Farmacia con Leopoldo Río de la Loza al frente, quien secreta, también favoreció la competencia desleal de personas
fue acompañado por José María Vargas, José Manuel Lazo que practicaban la farmacia sin los estudios correspondiente.
de la Vega, Ignacio Baz, José María Bustillo y Manuel La irregularidad de los títulos profesionales, la falta de una
Robredo. Este conjunto de farmacéuticos diseñó la escuela de farmacia y la carencia de una legislación adecuada,
Farmacopea Mexicana que vio la luz en 1846, año en que se sumaron para agravar la situación. La crisis fue tal que la ca-
desapareció la Acade-mia de Farmacia. rrera de Farmacia impartida en la Escuela Nacional de Medicina
de la capital, llegó a carecer de alumnos en los años finales de
la centuria. Ese contexto fue a detalle narrado en las páginas de
La Farmacia, periódico mensual fundado en 1890 por la Socie-
dad Farmacéutica Mexicana, y que estuvo destinado a difundir
los conocimientos científicos del ramo y sostener los derechos
del profesorado.

Leopoldo Río de la Loza. Viesca, p. 238

278
Unidad 2: La materia médica

Los Nuevos Medicamentos del siglo XIX.


A pesar de lo dicho antes, señalemos que el proceso histórico ya que la elaboración de los nuevos medicamentos producidos
para encontrar nuevos medicamentos arrancó desde los finales por modernos laboratorios farmacéuticos donde se realizaba
del siglo XVIII. En 1803 Derosne consiguió aislar del opio una sal la investigación y luego la comercialización, sobrepasaron las
que fue conocida como “sal de Derosne”. Poco después Frie- posibilidades de las boticas tradicionales que se vieron inun-
drich Serturner en la botica de la corte de Paderborn descubrió dadas de medicamentos de patente siendo uno de los más
la morfina, una sustancia que producía en el organismo esta- significativos, entre otros, la popular aspirina. De modo gene-
dos de analgesia, narcóticos, sedantes e hipnóticos; cualidades ral señalemos que tales acciones se complementaban con los
que fueron rápidamente apreciadas y utilizadas en la terapéu- nuevos postulados de la medicina, la cual también había sido
tica por ser eficaces contra el dolor provocado por ciertas en- revolucionada por la presencia de los modernos químicos que
fermedades. como Louis Pasteur habían descubierto una nueva forma de cu-
El descubrimiento de la morfina marcó el inicio de la búsque- rar usando el novedoso invento de Jenner: la vacuna.
da de sustancias, que adquirieron la categoría de milagrosas,
revolucionando a la farmacia la cual entró en una nueva era. Al
descubrimiento de Serturner siguieron los descubrimientos de
Pelletier y Caventou, quienes aislaron, en 1817 la estricnina, Gó-
mez en 1820 encontró el principio activo de la chinchona. Robi-
quet aisló, en 1817 la nicotina y luego en 1832 la codeína,
Runge, en 1820 descubre la cafeína. Mein en 1831 obtiene la
atropina y finalmente al final del siglo, los químicos sintetizaron
a partir de la cicuta, el primer alcaloide que fue llamado
coniína. Esos des-cubrimientos fueron el “comienzo de una
auténtica revolución terapéutica” cuya base fueron nuevos
elementos de la materia médica que, al lado del sofisticado
cloroformo utilizado en el campo quirúrgico, permiten
comprender las transformaciones que sufrió la materia médica
del siglo XIX. Frasco de Aspirina en polvo. Schott, p.
Localmente señalemos que en “México, a finales del siglo
XIX, los avances de la Química y el surgimiento de los labora- Recordemos que, gracias al nacimiento de la bacteriología,
torios industriales farmacéuticos europeos y norteamericanos, potenciada por los descubrimientos de Robert Koch, que pos-
ocasionaron la reconversión del farmacéutico y de las farma- tuló en el axioma “aislar, reproducir e infectar”, la medicina
cias”. En ese sentido la farmacia tradicional, las formulas galéni- etiológica dio un salto cualitativo sin precedentes en el siglo
cas y la materia médica experimentaron una crisis muy fuerte, XIX.

279
Unidad 2: La materia médica

En México este proceso también tuvo su historia local, pues


en 1888 Eduardo Liceaga fabricó una vacuna contra la rabia
siguiendo el método de Pasteur; al año siguiente en San Luis
Potosí, el médico Miguel Otero también fabricó una vacuna que
puso a disposición de la población.

Conclusión:

A pesar de que en el mundo se vivió una época intensa


respecto al descubrimiento de nuevos e interesantes fármacos,
Eduardo Liceaga. Viesca, p. 232 esos descubrimientos, en México fueron escasos ya que en el
país prevaleció hasta muy entrado el siglo una desarticulación
En ese mismo año de 1888 inicio sus trabajos el Instituto Mé- institucional entre las instituciones responsables de los fines y
dico Nacional cuyo objetivo fue el estudio de las plantas medi- objetivos de la medicina, lo que provocó que en las farmacias
cinales para encontrar los principios activos de las plantas. Esa los farmacéuticos continuaran expidiendo las preparaciones
institución muy pronto puso a disposición del gremio médico, galénicas conocidas por los médicos y sancionadas en las
de las farmacias y de los hospitales de la ciudad, sustancias que Farmacopeas y que la materia médica continuara siendo
enriquecieron la materia médica, como fue el caso del primer predominantemente vegetal, mineral y animal.
medicamento llamado Bocconina, un alcaloide de propieda- El cambio más significativo que hubo respecto a la terapéutica
des narcóticas extraído de la planta llamada “llora sangre” cuyo contra las enfermedades fue la creación en la década de los 80
nombre científico es Boconnia frutecen. A este nombre seguiría ´s de la preparación de algunas vacunas contra enfermedades
una larga lista de cientos de productos para la medicina que el como la rabia y la peste bubónica, que marcaron la
Instituto conservó en su Museo de las Drogas. incorporación de México al concierto de las naciones que
Es importante mencionar que, por causa de la peste bubó- fabricaron drogas de vanguardia para el tratamiento de las
nica de Mazatlán, ocurrida en 1902, el Instituto Patológico Na- enfermedades, lo que también provoco un enriquecimiento de
cional a cargo del Dr. Manuel Toussaint, fabricó las vacunas de la materia médica que continuaron comercializando las
Hafkine y Bedesrka contra esta epidemia. Tal éxito permitió que farmacias y los farmacéuticos de la época.
en 1905 fuera creado el Instituto Bacteriológico Nacional a car-
go de Ángel Gaviño y cuyo fin fue fabricar vacunas en suficiente
cantidad contra diversas enfermedades, enriqueciendo de ese
modo la lista de las sustancias y productos de la materia médi-
ca que la medicina uso en el siglo XIX.

280
Unidad 2: La materia médica

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281
Unidad 3:

Los jardines
botánicos
Rodrigo Antonio Vega y Ortega Baez
Unidad 3: Los jardines botánicos

Objetivo:
Comprender el desarrollo e importancia de los jardines botánicos en Europa y América del siglo XVII en
adelante. Dicha importancia se resume en las aplicaciones médicas y agronómicas como parte de los
propósitos científicos de las élites de distintos países. También se explicará la conformación de los jardines
botánicos como centro de las ciencias naturales.

Introducción:
De sde los oríge ne s de los jardine s botánicos mode rnos e n e l mundo occide ntal, la Me dicina ha estado
re lacionada me diante las plantas te rapéuticas. Aunque e n la Antigüe dad dive rsas socie dade s han cultivado
e l e studio de las plantas, fue hasta e l siglo XVII que e n Europa se conformaron e spacios donde se estudió
racionalme nte la dive rsidad de la flora a partir de su lugar de ntro de la naturale za (plantas, animale s y
mine rale s) y de la utilidad que te nían para e l se r humano. Los propósitos de los naturalistas de Europa, y
de spués los de América, se ce ntraron e n que e l jardín botánico se constituye ra como una institución
cie ntífica para de sarrollar la inve stigación, la instrucción, e l e ntre te nimie nto y la e conomía e n torno de las
especies vegetales.
A me diados de l siglo XVII, las institucione s botánicas fue ron e spacios cie ntíficos de carácte r urbano que se
dividían en dos áreas: una era privada en la cual laboraba un grupo especializado de naturalistas ya fuera
asalariado o voluntario; y otra era pública, pues estaba al alcance de todo tipo de visitantes donde entraban
e n contacto con e l otro grupo. Esto propició que los jardine s botánicos se vincularan con los estudios
médicos, farmacéuticos, naturalistas y ge ográficos que se lle vaban a cabo e n unive rsidade s, agrupaciones
profesionales y colegios de varias ciudades, entre los que sobresalieron los grupos de médicos y boticarios o
farmacéuticos. En cada jardín botánico urbano se emprendió el reconocimiento utilitario de la flora local, a
la ve z que se e spe culaba e n torno al “orde n oculto” de la dive rsidad natural y se de te rminaban especies
hasta entonces desconocidas.

283
Unidad 3: Los jardines botánicos

Antecedentes.
En el siglo XVII sobresalieron los jardines botánicos de Londres,
Ámsterdam, París, Madrid, Salerno, entre otras. Varios de ellos
fueron patrocinados por los monarcas o los aristócratas, debi-
do a que empleaban las plantas en las boticas reales para uso
de la familia real y los nobles.

Mociño, p. 307, vol. IV.

Jardín Botánico de Madrid. Mociño, p. 91. Entre las características de los jardines botánicos estuvo
la vertiente pública al considerarse como espacios urbanos
En el siglo XVIII, los jardines botánicos proliferaron en varias en los que hipotéticamente la población general podía entrar
ciudades europeas y americanas a la par que nacía el “espacio libremente para admirar lo que allí se exhibía y aprender algo
público”. De acuerdo con François-Xavier Guerra y Annick Lem- dependiendo de sus necesidades. A la par, se provocaba la in-
périère, el espacio público dieciochesco acogió a las disciplinas teracción entre diversos grupos sociales y medios intelectuales,
científicas como parte de la nueva sociabilidad culta desarrolla- además de la convivencia entre hombres de ciencia y aficiona-
da en las ciudades. Ésta se basó en la pretensión de pasar por dos. Esto fue la base del entretenimiento racional tan popular
alto las distinciones sociales, religiosas, regionales y, en ocasio- entre los aficionados a las colecciones de plantas como mues-
nes, de género, para dar paso al intercambio de ideas, objetos tras de la representación de las riquezas de la flora nacional
y conocimiento bajo la guía de la razón. En este sentido, el es- y medio de atracción de individuos dispuestos a invertir en la
tudio racional de las plantas reunió a varios hombres, e incluso explotación de éstas.
mujeres, sin que sus características socioculturales fueran un
impedimento para la práctica científica.

284
Unidad 3: Los jardines botánicos

Proyecto de Jardín Botánico para la ciudad de México. Mociño, p. 90.

La vertiente pública de cada jardín botánico reforzó la parti-


cipación de los catedráticos y estudiantes de instrucción supe-
rior (ingenieros, médicos, farmacéuticos y naturalistas) al poner
en práctica el conocimiento teórico aprendido en un aula y am-
pliar las destrezas prácticas al establecer la experiencia directa Caballero, foja 19.

con los especímenes naturales.


Gracias al carácter público, alrededor de los jardines botáni-
cos los hombres y mujeres interesados en la ciencia celebraban
reuniones de tipo informal, pues no contaban con estatutos o
membresías, aunque casi siempre se congregaban los mismos
individuos dentro de una periodicidad regular y debatían temas
de interés común que, en varias ocasiones, dieron lugar a las
agrupaciones profesionales de inicios del siglo XIX, sobre todo
las de carácter médico.

285
Unidad 3: Los jardines botánicos

Teorías: fisiocracia y miasmática


En el siglo XVIII, los jardines botánicos fueron instituciones que aquellas con olor grato al ser humano, como el jazmín, la garde-
estuvieron bajo la influencia de dos teorías científicas, una agrí- nia, la rosa y muchas otras. Varias de dichas plantas provenían
cola y otra científica. La primera fue la fisiocracia que concebía de territorios fuera de Europa, por lo que se aclimataban en los
la riqueza vegetal como la plataforma del aumento de pobla- jardines botánicos para luego propagarse entre los médicos y
ción mediante la producción de especies de consumo básico en las boticas.
para el mejor rendimiento agrícola, de la ganadería al propor- Cada jardín botánico tuvo al menos un encargado, denomi-
cionar forraje, de las manufacturas al proveer las materias pri- nado director, que llevaba a cabo actividades como acumular
mas, de combustible mediante la madera y del comercio de plantas y mantenerlas en buen estado; intercambiar semillas
toda clase de especies de consumo popular o elitista. Ello en con otras instituciones del mundo; realizar estudios anatómi-
detrimento de la minera y el comercio. La fisiocracia revaloraba cos de las especies poco conocidas; y hallar sus posibles usos.
el tráfico de objetos de lujo provenientes de los recursos natu- La mayoría de los jardines botánicos constituyó un espacio
rales de América, Asia y África que se vendían en las ciudades educativo, en el que el director fungía como catedrático a cargo
europeas. Las potencias coloniales las exportaban a naciones de una colección dedicada a la enseñanza de los alumnos que
sin colonias y así ganaban un excedente comercial, por ejem- asistían para aprender a contemplar el reino vegetal, valorar su
plo, palo de Campeche, caoba, vainilla, café, cacao, orquídeas, utilidad y funciones terapéuticas, visualizar las relaciones natu-
entre muchas otras. rales y humanas, “descubrir” nuevas especies, ubicar cada una
de ellas en su espacio nativo y aclimatarlas a nuevos ámbitos
geográficos con fines económicos.

Planta y fruto del Toloache. Jardín Etnobotánico de Cuernavaca.

La segunda teoría fue la miasmática que consideraba que


el origen de las enfermedades se encontraba en emanaciones
pútridas generadas por agentes del ambiente, como el agua
estancada, la tierra húmeda, el aire viciado, entre otros. Para
combatir a estos agentes, algunos médicos consideraron que
las plantas eran un recurso para purificar el aire, sobre todo Molida la raíz de esta planta, se podía combatir la sífilis. Mociño, p. 11, vol. IV

286
Unidad 3: Los jardines botánicos

La cátedra de botánica
La cátedra a la que asistían alumnos fue otro espacio urbano, más fueron la base sobre la cual se dispuso el “orden natural”
constaba de un salón en el cual se impartían lecciones teóri- bajo la clasificación racional de las plantas mediante la relación
cas y prácticas basadas en la taxonomía de Linneo, a cargo de directa entre un jardín público y los libros de Botánica reserva-
un profesor y un ayudante. El catedrático conjugaba textos de dos a los naturalistas. Lo anterior dio paso a la concepción de
apoyo a la explicación docente con su propia experiencia. La que el estudio metódico de la naturaleza era posible, pues no
parte teórico-práctica se realizaba en tres espacios distintos. El se componía de misteriosos poderes y fuerzas, ni era vista bajo
primero era dentro del salón donde los alumnos reconocían la supersticiones o prácticas populares.
anatomía vegetal empleando especímenes en macetas, otros
recién cortados del jardín y algunos secos.
El segundo espacio tenía que ver con el reconocimiento de
los especímenes vivos en los cuadrantes del jardín teniendo
como referente la experiencia de un jardinero mayor y los ayu-
dantes. Por último, las excursiones de colecta eran el momento
en que los jóvenes pupilos ponían en práctica lo aprendido en
el aula y recolectaban nuevos ejemplares para su reconoci-
miento taxonómico en clase.

Schott, p. 264.

La sistematización racional del reino vegetal era parte de los


anhelos científicos de ordenar al mundo natural y social bajo
los parámetros de la razón. Este anhelo se trasladó a los sabe-
res humanísticos como parte de la administración y progreso
de los Estados. Las ciencias, como la Botánica, eran valoradas
por los estratos medio y alto de las ciudades de Europa a mane-
Boticarios poblanos. Viesca, p. 162. ra de vía para educar a la mente humana y así disciplinar a los
individuos.
La Botánica aportaba elementos pedagógicos para adies- Desde entonces, los jardines botánicos ampliaron las vías
trar a la mente hacia la concepción racional del mundo natural. del coleccionismo científico, a la par que se desarrollaban los
El docente desplegaba las relaciones taxonómicas de la flora y museos, mapotecas y gabinetes de instrumentos, cuyo objeti-
mostraba a los alumnos su utilidad. Si bien la cátedra estaba vo era dar cuenta del “orden” del mundo.
unida a las instituciones botánicas, muchas veces se encuentra En el caso de los acervos botánicos, se acopiaron plantas
cercana a las escuelas de Medicina, Farmacia y Agronomía. vivas, secas, semillas, datos y representaciones pictóricas en
Desde la década de 1730, los jardines botánicos en especial, láminas y libros. Todo ello estuvo vinculado a una cátedra don-
fueron pieza clave en el largo proceso de puesta en práctica de de el profesor y los estudiantes aprovechaban los especímenes
la taxonomía binomial elaborada por Carlos Linneo, cuyo fun- para la enseñanza de la Botánica entendida como ciencia útil a
damento fue el estudio de los caracteres sexuales de las plan- partir de los postulados de los fisiócratas europeos que enfati-
tas que expuso en Syste ma Naturae (1735). Esta obra y otras zaban el aprovechamiento racional de la agricultura.

287
Unidad 3: Los jardines botánicos

Profesionales del jardín botánico.


En lo que concierne a los actores que estuvieron presentes en el
devenir del Jardín, participó de forma constante la élite de cada
ciudad conformada por las minorías políticas, económicas, Los médicos decimonónicos, como élite profesional de cada
profesionales e intelectuales, motivada por el interés de hacer ciudad, fueron visitantes asiduos a los jardines botánicos para
un inventario de los recursos naturales con los que contaban conocer e intercambiar especies terapéuticas que aplicaban a
para desarrollar las actividades científicas. La élite mantuvo sus pacientes. Muchas veces dichas plantas eran conocidas en
un interés común por las ciencias como vía hacia el progreso la terapéutica popular, pero carecían del examen científico que
nacional. Por ello, ésta se encargó de formar colecciones cien- emprendían los médicos. En otras ocasiones eran plantas des-
tíficas albergadas en instituciones públicas de instrucción su- conocidas provenientes de otras partes del mundo que eran de
perior de cada capital regional y otras remitidas a los estableci- interés de los médicos para conocer su utilidad.
mientos de vocación coleccionista, como muestras de “interés Los jardines botánicos, como centros de la ciencia, se man-
nacional”, tanto a los jardines botánicos como a los museos na- tienen hasta nuestros días, pues en numerosas universidades y
cionales. Tales acervos tuvieron por meta el aprovechamiento centros de investigación científica se cultivan plantas, además
económico y médico. de las colecciones de plantas secas o herbarios, como el caso
del Herbario de plantas medicinales del Instituto Mexicano del
Seguro Social.

Conclusión:

Los jardines botánicos por varios siglos fueron centros de


conocimiento y práctica de las ciencias naturales con distintos
vínculos hacia otras disciplinas, como la Medicina y la
Agronomía. En estos espacios se fomentó el acopio de
Intrumentos de Investigación Botánica. Mocino, p. 93. especies nacionales y extranjeras, a la par que acudían los
científicos para desarrollar diversos estudios como parte de la
cultura botánica.
Los hombres y mujeres reunidos en torno a los jardines
botánicos fueron una heterogénea conjunción de individuos
de distintos orígenes sociales, posiciones político-económicas,
regiones, profesiones, edades e intereses. Esto nos muestra
que los actores de la ciencia fueron un espectro amplio que
nutrió desde diversas perspectivas a la Botánica.
En el caso de la Medicina, junto con la Agronomía, es notorio
que en los jardines botánicos se pusieron a prueba los
postulados teóricos, como los miasmas, para encontrar curas a
los padecimientos de la época. También los médicos fueron

288
agentes del intercambio de especies vegetales que contribuyó
al conocimiento de las terapéuticas locales de varios países.
Unidad 3: Los jardines botánicos

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289
Unidad 4:

La Farmacología
Gabino Sánchez Rosales
Unidad 4: La Farmacología

Objetivo:
Conocer la importancia del papel de la farmacia durante el
siglo XIX con la finalidad de comprender el origen y desarrollo
de las prácticas científicas que dieron origen a la farmacología.

Origen de la farmacología:
Introducción:
En 1833, con la unión de los estudios de cirugía y medicina en
una sola carrera en el Establecimiento de Ciencias Médicas, se
La farmacia como práctica para el conocimiento de los decretó que los estudios para la carrera de farmacia debían
medicamentos tiene un origen ancestral pero como ciencia realizarse en el mismo Establecimiento. La ley que estableció el
farmacológica tuvo su nacimiento en el siglo XIX, y es que fue a estudio de las Ciencias Médicas, también indicó que los futuros
partir de la segunda mitad del siglo cuando las prácticas de
investigación farmacéuticas derivaron en conocimientos farmacéuticos debían de estudiar cuatro años, dedicando dos
científicos farmacológicos experimentales, los cuales se años al estudio de la farmacia teórica y práctica, y dos más
comenzaron a difundir en México al final del siglo, dando lugar para la práctica en una botica a partir de 1868 en el
al estudio disciplinario de un conocimiento estructurado que
de la mano con la ciencia química ayudó a crear las bases de almacén Central de Beneficencia. Cabe señalar que la
la moderna farmacología en México. Esta ciencia se consolidó cátedra de farmacia teórica y práctica, la impartía el
con la creación de la Escuela Nacional de Química donde doctor José Vargas, utilizando el texto de Chevalier: Jornal
surgió la moderna carrera de químico farmacéutico con
una práctica y un saber orientado a consolidar a la de chimie médicale de pharmacie et toxicologie, editado en
farmacología. En ese proceso histórico el papel de las boticas París en 1827. Esta materia también la cursaban los estudiantes
y sus sencillos laboratorios fue de suma importancia, pues en de medicina, que la complementaban con la cáte-dra de
ellos surgió la necesidad de experimentar con el fin de
preparar las sustancias que la medicina requería, y que “materia médica” que impartía el doctor Isidoro Olvera. La
fueron el punto de partida del nacimiento de los vinculación entre la medicina y farmacia fue intensa durante el
laboratorios de investigación experimental donde conforme siglo, tan es así, que en 1846 los estudiantes de medicina es-
a los principios de la moderna farmacología se comenzaron
a realizar estudios sobre los efectos de los medicamentos tudiaban la cátedra de Química, impartida por Leopoldo Río de
en el organismo humano. En ese sentido, el papel del la Loza siguiendo el texto de J. J. Lassaigne: Dicctionnaire des
Instituto Médico Nacional fundado en 1889 fue fundamental réactifs chimiques employés dans toutes les expérince, editado
para el nacimiento de la farmacología en México.
en París en 1839. En ese tiempo Río de la Loza, que era médico y
farmacéutico -y a quien se puede considerar como el fundador
de la química en México-, tomó a su cargo la Botica de Venegas, y
en ese sitio fundó el primer laboratorio de química relacionado
con la medicina, pues:
“esa oficina de farmacia, desprestigiada,
abatida, montada sin orden, y bajo los an-
tiguos usos, pronto se regenera, y de una
pocilga en que estaba convertida, pasó a
ser un laboratorio adecuado para las ne-
cesidades de la materia médica y de la te-
rapéutica”

291
(Lobato, 1876).
Viesca, p. 71
Laboratorios de Farmacia
El primer laboratorio de farmacia muy probablemente fue un
espacio simple como lo fueron las prácticas experimentales
realizadas, sin embargo, éstas fueron punto de partida para que
siete años después, Río de la Loza en su casa

“improvisando con un cajón embrado la

cuba hidroneumática, con unas grandes

copas abajo, unas campanas, y usando la

flama de una bujía para conseguir la com-

bustión de los gases, presentó una sesión Dr. Leopoldo Río de la Loza. Viesca, p. 107

química, la primera de su especie que en Río de la Loza fue pionero de la Química analítica en México,
además de los estudios de la Química general como aplicada,
México se manifestaba, haciendo conocer y también dueño de la Botica de la Merced, asociado con el le-
gendario Sr. Bustillos padre -el inventor de los jabones contra la
las propiedades del oxígeno, hidrogeno, caspa-, mientras que la Botica de Venegas de la cual fue dueño,
fue atendida por su hijo Maximino Rió de la Loza. Además, en
acido carbónico, azoe y demás gases que
“Tlascuaque fundó una fábrica de ácidos,
había preparado para la sesión científica”
(Lobato, 1876). montando una cámara de plomo, la pri-
Con el paso de los años Rió de la Loza enriqueció su gabi-
nete químico y de farmacia con instrumentos y aparatos que mera establecida en México, para fabricar
fue adquiriendo
ácido sulfúrico, todo con el correspondiente
“y que no conocía, y dedicándose a su es-
servicio de hornillas, hornos, retortas y
tudio, no cesaba de proseguir en él, hasta
demás utensilios, para extracción de
que se hallaba satisfecho de haber com-
ácidos, y la preparación de todo género
prendido la construcción, objeto y usos
de éteres”
determinados” (Lobato, 1876).

(Lobato, 1876).

292
Unidad 4: La Farmacología

Los “obrajes” que sirvieron a la farmacia y al desarrollo de Frente esa situación material que da cuenta de la penuria
la química en México durante la primera parte del siglo fueron colectivas de las prácticas científicas de los farmacéuticos, Río
escasos, y como ejemplo debe señalarse que en 1850 durante de la Loza, románticamente se dio a la tarea en su laboratorio
la epidemia de cólera morbus que asoló la ciudad, frente a la particular de efectuar
orden del Gobierno Nacional de realizar exámenes físicos y
químicos en la Escuela de Medicina para encontrar la causa la “análisis del aire, tomado a distintas al-
cólera, el catedrático de química no pudo realizar las actividades
científicas porque turas, se observó el estado eléctrico de la

“al comenzar los trabajos relativos al atmosfera: se analizaron las orinas y los

análisis de aire y de las aguas, según las excrementos de los coléricos […] y sus

reglas contenidas en las cuatro primeras estudios le permitieron descubrir algunos

partes de la que corresponde a la química; cuerpecillos microscopios a los que atri-

más careciendo la cátedra de mi cargo buyó la epidemia”


(Lobato, 1876).

[…] como sabe la Dirección, del mercurio

para la cuba hidroneumática, de la mesa

para esta y de algunos utensilios de vidrio

y porcelana […] espero se me faciliten […

pues] la Escuela tiene necesidad de dichos

afectos, pudiendo contar con el azogue

[…] que hasta aquí he podido suplir para

los actos y lecciones”


(Lobato, 1876).

293
Química médica
Durante esa época, la cátedra de química que estudiaban far- Años más tarde con la introducción del espíritu positivo por
macéuticos y médicos en la Escuela Nacional de Medicina. se Gabino Barreda en las aulas de la Escuela Nacional Preparato-
convirtió en “Química médica”, y se utilizó el texto de Pelouzze ria, se inició el proceso de consolidación de los estudios cientí-
y Fremy titulado: Abrégé de chimie, cuyo tomo segundo estaba ficos. Eli de Gortari señaló que en esa época:
dedicado al estudio de los metales y sus reacciones a los pro-
cesos de oxidación. “el positivismo modificó las condiciones
Sin embargo, a pesar de que los alumnos de medicina y de
farmacia estudiaban química médica, podemos afirmar que de desenvolvimiento de la ciencia en Mé-
durante ese tiempo los estudios fueron más teóricos que prác-
ticos, dada la situación real que sufría la “Escuela Itinerante”; xico, acumulando libros, instrumentos
ya que debemos recordar que desde su fundación el Estable-
cimiento de Ciencias Médicas, luego Escuela Nacional de Me- y aparatos –o sea para hacer posible su
dicina, nunca tuvo un espacio adecuado a su importante labor.
No obstante, la Farmacia como disciplina estaba mudan- aprendizaje por medio de la enseñanza-
do y en especial los farmacéuticos intentaban -conforme a los
principios que se estaban generando en otros sitios-, fundar y, también permitió y dio gran impulso a
una nueva ciencia, en ese sentido, cabe destacar los aportes
epistemológicos al estudio de las sustancias activas realizados la reunión de una enorme masa de datos
por el Dr. Leonardo Oliva, el cual en la ciudad de Guadalajara
publicó en 1850 sus Lecciones de Farmacología con el fin de que constituyen la materia prima para
dar cabida a la nueva orientación para el análisis de los medi-
camentos, pues para Oliva su acción debía analizarse en fun- las investigaciones científicas en México”
ción de dos disciplinas: la química y la fisiológica, con el fin de (Beller, 1985).

encontrar los efectos y los cambios que producían los medica-


mentos en el organismo.

Viesca, p. 165

294
Unidad 4: La Farmacología

La ley de 1867 significó la introducción del espíritu positivo


en la educación nacional, y la cátedra de Río de la Loza se tras-
formó en Análisis químico y el profesor utilizó su texto de 1862:
Introducción al estudio de la química, así como el texto de C.F.
Gerhardt: Traité de chimie organique, sin embargo a pesar de
estas novedades, los laboratorios de enseñanza de la ciencia
química fueron escasos, fundamentalmente por la penuria eco-
nómica del gobierno nacional que se encontraba incapacitado
para proveer de recursos a las escuelas públicas de educación
intermedia.

Gabino Barreda. Viesca, p. 162

295
La farmacología del siglo XIX
A nivel mundial el estudio de la farmacología había progresado Pero fue Rudolf Buchheim profesor de la Universidad de
mucho con las nuevas orientaciones epistémicas impulsadas Dorpat, quien logró la fundación del primer Instituto Farma-
por los médicos, químicos y farmacéuticos quienes en conjun- cológico en el mundo, con la propuesta de estudiar la
to elaboraron una nueva ciencia que materializó Gustav Mits- farmacodinamia y el destino intra-orgánico de multitud de
cherlich, profesor de farmacología de la Universidad de Berlín, fármacos, exigiendo la independencia de la farmacología de
quien inició los estudios de los fármacos con el fin de conocer la tradicional terapéutica. A ese hecho siguió la fundación del
sus efectos biológicos, usando la química y la experimentación segundo Instituto farmacológico del mundo, fundado en la Uni-
animal. versidad de Marburgo en 1867 por Karl Philipp Falk.

Rudol Buchheim. Castiglioni, p. 804

Karl Binz. Castiglioni, p. 804

296
Unidad 4: La Farmacología

Dos años más tarde Karl Binz fundó en Bonn, Alemania, el Las metas de la farmacología las cumplió Oswald Schmie-
tercer instituto cuya metas generales fueron el estudio de los deberger quien al analizar los extractos digitálicos, ésteres del
fármacos por medio de: ácido carbónico, el paraldehído, el hidrato de amileno y ureta-
no, logró el análisis de “la acción molecular entre el fármaco y
“técnicas químicas capaces de determinar los componentes idóneos de las células sobre las que actúa”,
estableciendo con ello las bases científicas
su composición […] sus transformacio-
“para un conocimiento preciso de la re-
nes intraórganicas y la eliminación de su
lación entre la composición química y la
productos residuales; [usando] técnicas
acción biológica de los fármacos”
de registro que permitiesen convertir en (Laín Entralgo, 1985).

trazado susceptible de estudio científico

la acción motora de un fármaco sobre el

órgano o sistema en que principalmente

actúa; [usando] técnicas experimentales

macro y microscópicas, mediante las

cuales fuese posible la segura localización

activa del agente farmacológico o tóxico

estudiado”
(Laín Entralgo, 1985). Oswald Schmiedeberger. Castiglioni, p. 805

297
Unidad 4: La Farmacología

En México la institución que resignificó los estudios de far- Y la 3ª. Sección, que fue la encargada de realizar los estu-
macia antiguos, y fundó la práctica de los principios modernos dios fisiológicos experimentales para conocer los efectos de las
farmacológicos conforme a la nueva ciencia, fue el Instituto Mé- sustancias activas en el organismo animal y humano. Posterior-
dico Nacional (IMN), institución cuya creación se orientó prin- mente al surgir la Sección de Farmacología, está se encargó de
cipalmente a buscar en las plantas medicinales los principios fusionar los estudios, haciéndolos unitarios conforme a las mo-
activos de las drogas. Para comprender la envergadura de los dernas prácticas científicas de la farmacología.
estudios llevados a cabo por este Instituto, conviene tener
pre-sente que los mismos fueron realizados primeramente por
dos secciones: una la llamada 2ª. Sección de química analítica,
cuyo fin conforme al Reglamento Interno tuvo como objeto:

“I.-Analizar los productos que se les remitan

de las otras Secciones y aislar los princi-

pios inmediatos que contengan. Hacer

el análisis elemental de estos principios

cuando sean nuevamente descubiertos


Materia Médica Mexicana, p. 115
y fijar su fórmula [y] Hacer las prepara-
En la época de creación del IMN, el estudio químico realiza-
ciones que necesite la Sección 3ª. Para do por el farmacéutico para buscar las sustancias activas fue de
tipo cuantitativo; es decir, era un análisis dedicado a conocer
la experimentación” los porcentajes de las sustancias que contenía cualquier ele-
(Marcial-Avendaño, 2007). mento medicinal. Por otra parte, el análisis químico denomi-
nado análisis cualitativo, que fue la principal práctica científica
realizada en el laboratorio para conocer experimentalmente los
fenómenos que producían los principios activos en el organis-
mo fue la base de los procedimientos experimentales que los
farmacéuticos realizaban para conocer la actividad farmacoló-
gica que las drogas provocaban en los animales sometidos a
experimentación.

298
Unidad 4: La Farmacología

Esa división clásica, en torno al análisis químico y experi- “No se absorbe por la piel intacta, sí por
mental de las drogas, se superó al unir el farmacéutico el aná-
lisis químico experimental con el análisis fármaco-dinámico y las mucosas y serosas y tejido conjuntivo,
fármaco-cinético de los medicamentos.
En 1910, en el Instituto Médico Nacional, se formalizaron los pero en todo caso la absorción es lenta,
estudios de la “Sección de Farmacología Experimental” e inclu-
yeron la realización de análisis que permitieron observaciones variando el tiempo en que se verifica por
sistemáticas sobre los efectos de las drogas sobre los sistemas
nervioso, respiratorio, digestivo y circulatorio de los animales, la vía que se introduce […] la eliminación
destacándose los datos relativos a determinados aparatos
como cardiaco, pulmonar y urinario y particularmente los efec- se hace por la piel, por el pulmón y los
tos tóxicos o nocivos de las drogas. Para evidenciar lo señala-
do solo como ejemplo, destaquemos los trabajos del doctor riñones, pero estos deben de eliminar
Eduardo Armendáriz, quien al efectuar el análisis de la psoralina
-un medicamento contra el paludismo-, puso especial énfasis cantidades pequeñísimas, porque cuando
en los mecanismos de “absorción y eliminación” de la droga en
el organismo, concluyendo que la psoralina: se da el alcaloide a pequeñas dosis, no se

encuentra en la orina. Lo mismo que la

absorción la eliminación es lenta”


(Sánchez Rosales, 1977).

299
Unidad 4: La Farmacología

Conclusión:
Fue de este modo como la farmacología en México, siguiendo un proceso
histórico difícil finalmente logró constituirse como una ciencia, el camino
fue largo y en su constitución farmacéuticos, médicos y químicos aunaron
esfuerzos, sin embargo, convine señalar que el papel de fuerza social
impulsora correspondió al Estado quien en México fue el responsable de
construir el marco social y político para que las instituciones relacionadas
con la medicina, como fueron la Escuela Nacional de Medicina, los
laboratorios o el Instituto Médico Nacional cumplieran sus objetivos.

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Viesca, t. Carlos, (2007). Historia de la Medicina en México. México, unam

300
Unidad 5:

El Instituto
Médico Nacional
Gabino Sánchez Rosales
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Objetivo:
Conocer la importancia del Instituto Médico Nacional como la
primera institución de investigación científica médica que
hubo en México al final del siglo XIX.

Introducción:
Función del Instituto
El Instituto Médico Nacional fue creado durante el gobierno
de Porfirio Díaz en 1888 con el fin de estudiar las plantas
Médico Nacional
medicinales mexicanas. La institución fue el primer Instituto
de Investigación Científico-Médico del Porfiriato pues en su
diseño inauguró un modelo de organización del trabajo
El re glame nto de l Instituto Médico Nacional (IMN) e n sus
científico, hasta ese momento inédito en México. Sin
prime -ros capítulos de jó pe rfe ctame nte claro que:
embargo, la importancia de la institución aparte de su
trabajo de investigación y enseñanza de la medicina se
“El Instituto Médico Nacional de México, tiene por objeto
plasmó en ser la primera institución que ofreció asistencia
el estudio de la flora, fauna, climatología y geografía Médica
médica a la población (acción comprendida como
nacionales y sus aplicaciones útiles”.
beneficencia) durante el periodo llamado Porfiriato.
Con ese objetivo comenzó sus trabajos de investigación
sobre las plantas medicinales, que iniciaban en la 1ª
sección del IMN. Allí llegaban los ejemplares, a los gabinetes
de investigación botánica en donde se realizaba su análisis
y clasificación conforme a lineamientos de la sistemática
botánica.
Las tareas fueron ejecutadas por el director del Instituto,
doctor Fernando Altamirano y el Dr. José Ramírez. La labor de
clasificación botánica fue difícil, pues se debe recordar que será
hasta el siglo XX cuando los criterios de clasificación botánica
estarían en vías de conciliarse.
El trabajo iniciaba con el análisis morfológico y luego histo-
lógico para identificar los componentes de la planta. Una vez
realizado ese análisis se utilizaba el método comparativo para
clasificar el ejemplar conforme a género, especie y familia. El re-
gistro se complementaba con fotografías, dibujos a la acuarela,
lápiz o tinta. Los trabajos de la 1ª. Sección culminaban cuando
la planta debidamente clasificada se incorporaba al Herbario
del IMN, el cual con el tiempo albergó las colecciones “Altami-
rano”, “Langlassé”, “Maury”, “la Colección del Museo Botánico
Fernando Altamirano Carvajal. Dominio público Berlinense” y la “Colección de Lindheimer”.

302
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Productos farmacéuticos
de IMN
La lista de los productos farmacéuticos del IMN fue extensa, y
con ello mostró la importancia de sus trabajos de química ana-
lítica en la 2ª. Sección, en la cual, también se esbozaron los pri-
meros pasos para la producción industrial de drogas naciona-
les conforme a un proyecto de Fernando Altamirano, quien en
1903 planeo la creación de la 6ª. Sección de Química Industrial,
con el fin de sentar las bases de la industria nacional de
medicamentos.
Entre los fitofármacos que producía esta sección de Quími-
ca industrial destacaron:
“extractos fluidos de cuauchichic, yoloxochitl, yerba del bo-
Materia Médica Mexicana, p. 251 rrego, belladona del país, pingüica, atanasia amarga; extracto
blando de zapote blanco; tinturas de corteza de yoloxochitl, se-
En 1910 el Herbario del IMN llegó a poseer 11,441 plantas millas del piojo, cicutilla y cucaracha; pulpa de cuautecomate;
medicinales. La importancia de la 1ª. Sección fue muy clara, resina y esencia de estafiate; extracto de mangle rojo; tinturas de
pues de ella surgió la 7ª. Sección de Biología donde iniciaron los peyote y picosa. Esencia de cominos rústicos. Extractos de peyote,
trabajos profesionales de esa disciplina, y de donde surgió el chicalote, simonillo, damiana y ololiuhqui. Polvo de la yerba del
primer biólogo que hubo en México, Alfonso Luis Herrera. zorrillo. Resina de la yerba del borrego. Ácido pipitzahoico granu-
Por otra parte, la 2ª. Sección de química analítica tenía lado. Pastillas comprimidas de ácido pipitzahoico y comprimidos
como finalidad encontrar: esféricos cubiertos de chocolate de ácido pipitzahoico. Perlas del
“los principios inmediatos que contengan [las plantas medi- mismo acido. Píldoras plateadas de extracto de picosa. Píldoras
cinales] y fijar su fórmula. [y] Hacer las preparaciones que nece- de extracto de peyote, de Belladona, de Chicalote. Obleas de an-
site la Sección 3ª. Para la experimentación” tipirina y quinina”.
La Sección realizó diversos análisis para conocer la
composición quí-mica de las plantas, usando métodos
como la disolución, la destilación, la precipitación, la
maceración, y otros que combi-naban algún reactivo químico;
así logró aislar la primera droga nacional, la llamada
“bocconina” un alcaloide de propiedades analgésicas que se
experimentó en el laboratorio y luego se usó en el campo
terapéutico. Durante las investigaciones químicas del Instituto,
este llegó a producir una lista muy larga de alcaloi-des con
nombres poco comunes. Todas esas sustancias forma-ron
parte del Museo de las Drogas del IMN, el cual contaba con 678
drogas hacia 1910.

303
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Experimentación con
drogas
La experimentación de las drogas correspondió a los médicos
de la 3ª. Sección de Fisiología, y las experiencias con los anima-
les de laboratorio, se hicieron siguiendo un método fisiológico
sistematizado, cuando fue posible contar con cierta cantidad
del principio activo de alguna droga. Principalmente los expe-
rimentadores practicaban el análisis fisiológico siguiendo un
orden, así
“en cada planta se determinó: primero sí era tóxica, segundo,
las perturbaciones funcionales que producía su ingestión. Terce-
ro, los equivalentes tóxicos y fisiológicos, cuarto la comprobación
o refutación de las propiedades atribuidas por el vulgo, y quinto
las indicaciones terapéuticas, cuando había lugar a ellas”.

Materia Médica Mexicana, p. 167 El análisis se complementaba con la valorización de las alte-
raciones funcionales del animal respecto a su motilidad y sensi-
En 1912, por fin fue reconocida la existencia de la 6ª. Sección bilidad, así como las perturbaciones circulatorias y, por último,
y el Reglamento específico que tenía por objeto. en las modificaciones de la composición química de las excre-
I.- Buscar el procedimiento más económico y adecuado ciones a causa de los trastornos nutritivos.
para preparar las formas farmacéuticas.
II.- Preparar industrial y farmacológicamente los productos
necesarios para las labores del IMN.

Materia Médica Mexicana, p. 95

304
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

La metodología usada por los experimentadores del Institu-


to Médico siguió las orientaciones epistemológicas del fisiólogo
francés Claude Bernard. Ese proceso inició cuando Altamirano
introdujo el análisis fisiológico al efectuar el estudio del “ma-
tarique” que hizo siguiendo el método de análisis fisiológico
del ilustre C. Bernard. Posteriormente la figura del Dr. Daniel
Vergara Lope fue muy relevante, ya que fue el primer fisiólogo
mexicano que hizo trabajos sistematizados de fisiología en el
laboratorio del Instituto, amén de efectuar los primeros traba-
jos sobre la “fisiología de las alturas” y sobre la “fisiología celu-
lar”, eventos médicos que marcan un hito trascendente en la
historia de la fisiología en México.

José Terres. Viesca, p. 215

José Terrés resolvió el problema formando una “Sección de


Farmacología Experimental” que realizó estudios de fisiología
comparada entre los efectos obtenidos en animales por la ac-
ción de las drogas y sus probables efectos en el hombre. Con-
forme al Reglamento la 4ª. Sección de Terapéutica Clínica tuvo
por objeto:
I. Aplicar a la curación de las enfermedades que fuere con-
veniente las sustancias que se le remitan.
II. Hacer completa la historia de los enfermos sujetos a la
observación y consignar sus resultados, con toda preci-
Daniel Vergara Lope. Dominio público sión y pormenores.
III. Enviar sus historias a la Dirección.
En 1908 hubo cambios en la estructura del Instituto, pues
por ley se dispuso que el Instituto pasará de Fomento a la Se- Para lograr su cometido se especificó que los profesores de
cretaría de Instrucción Pública. Para cumplir lo señalado en la sección serían “médicos de larga práctica de hospital”.
agosto de 1909, la 3ª. Sección pasó a depender del Servicio An-
tropométrico Escolar. El cambio repercutió en la experimenta-
ción fisiológica en el IMN y en ese contexto, la institución hizo
modificaciones que afortunadamente trajeron orientaciones
de vanguardia en la forma de ensayar las drogas.

305
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Materia Médica Mexicana, p. 259

Publicación del Instituto Médico Nacional En el “Asilo Español” el Dr. José Terrés, uso la piquerina ex-
traída de la Yerba del Tabardillo, o también llamada Yerba de
Antes de conocer los resultados terapéuticos del Instituto San Nicolás.
señalemos que los mismos se consignaron en las publicaciones En el caso de los productos analgésicos, en el consultorio
científicas, como fueron: la colección bibliográfica de los Eduardo Liceaga se usó el principio activo de la “llora sangre”
diferentes Datos para la Materia Médica Mexicana, que son que fue usado con éxito para practicar cirugías.
obras fundamentales para conocer las investigaciones clí- La boconina también se utilizó en el lejano Hospital de Guana-
nicas y los resultados terapéuticos de las plantas, sin olvidar la juato donde se hizo la resección de un tumor implantado en la cara
revista del Instituto llamada Anales, y que fueron los vehículos anterior de la tercera costilla izquierda, con éxito completo.
de propaganda científica usados por el Instituto para recomen- Destaquemos que, en la ciudad de México, en el Hospital del
dar entre la clase médica el uso terapéutico de las drogas des- Divino Salvador, el Dr. Govantes obtuvo resultados impresio-
cubiertas. nantes con el uso de la corteza de zapote, pues las propiedades
El Instituto Médico Nacional mantuvo vínculos instituciona- somníferas y sedantes de la droga, mostraron eficacia en 125
les con los diferentes hospitales que hubo en el Porfiriato. En casos donde se usó “sin que haya fallado una sola vez”. El expe-
ese sentido, los espacios médico-clínico-terapéuticos que sir- rimento terapéutico se repitió con una muestra más amplia de
vieron al IMN como sitios de investigación y de experimenta- pacientes y la planta mostró contundentemente su eficacia, pues
ción fueron diversos y variados como aconteció con el Hospital “de 411 veces que se aplicó para calmar la excitación en enfermas
Concepción Béistegui, donde Daniel Vergara Lope hizo expe- enajenadas, se consiguió el resultado en 371 y fallo en 40”.
rimentos clínicos con la psoralea pentaphylla de propiedades El ejemplo de la corteza del zapote y la sola posibilidad de
antipalúdicas. En el Hospital Juárez durante la epidemia de tifo haber encontrado un medicamento sustituto del “cloral” o del
que asoló a la capital a finales de 1892 y 1893, se experimentó “sulfonal” usado en la práctica médica desde que A. Kast lo in-
con la raíz del oso, planta considerada antitífica. trodujo como hipnótico en 1884, alentó a los investigadores del
IMN, ya que éstos señalaban que el zapote era un fármaco es-
pecífico productor del sueño y que contrarrestaba el insomnio
de los ancianos, de los que tienen enfermedades pulmonares,
de los neurasténicos y de los cardíacos.

306
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Vínculos con hospitales


En ese sentido los vínculos del Instituto Médico Nacional con los Bajo ese esquema de colaboración el Instituto impartió do-
hospitales más importantes de la época fueron evidentes. Para cencia a los alumnos de la Escuela Nacional de Medicina, que
finalizar señalemos que en 1895 Fernando Altamirano formuló asistían con el director del Instituto a la enseñanza de la Materia
la petición para contar con una sala de Clínica Terapéutica en el Médica, asignatura de la carrera de Medicina. Posteriormente
Hospital de San Andrés. La petición le fue concedida mediante cuando San Andrés fue clausurado y se inauguró el Hospital Ge-
convenio del 16 de enero de 1896 donde se estableció que el neral de la Ciudad de México, en 1905, Altamirano reprodujo la
Instituto y el Hospital establecieran una sala experiencia de colaboración institucional que quedó plasmada
“1.- Con el fin de recoger observaciones acerca de la acción en el Reglamento para el servicio Clínico Terapéutico del Insti-
terapéutica de las plantas y los productos del país se tuto Médico Nacional en el Hospital General, aceptado por las
destinaron tres salas, a las que acudían los alumnos de autoridades el 13 de marzo de 1905.
la Escuela Nacional de Medicina para la enseñanza. A)
Sala de clínica terapéutica. A cargo de Fernando Altami-
rano, profesor de terapéutica de la Escuela Nacional de
Medicina, con alumnos de 4º. Año de medicina. B) Sala
de Clínica de 5º. Año, con el Dr. Domingo Orvañanos
como responsable. C) Sala de Clínica de 3º. Año, bajo la
dirección del Dr. José Terrés, jefe de clínica interna en la
Escuela Nacional de Medicina”.

Carlos Pacheco y Fernando Altamirano. Dominio público

307
Unidad 5: El Instituto Médico Nacional

Conclusión:
La fundación del Instituto Médico Nacional en el contexto de la organización mexicana para asistir a la
Exposición Universal de París de 1889 fue una propuesta del gobierno apoyada por los médicos para enfrentar
las enfermedades que diezmaban a la población. El Instituto cumplió con su fin de estudiar las plantas
medicinales mexicanas y crear medicamentos usando los principios activos de las drogas nacionales que se
usaron con éxito en los hospitales del porfiriato. Asimismo, la institución inauguró un modelo de organización
del trabajo científico, hasta ese momento inédito en México cuyos frutos se plasmaron en la aparición de
formas novedosas y desconocidas para realizar investigación científica en México, como fue el caso de la
química, la fisiología y la farmacología.

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308
CAPÍTULO
VIII
Unidad 1:

La Teoría Humoral
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
María de Lurdez Consuelo Martínez Montaño
Unidad 1: La Teoría Humoral

Objetivo:
Observación de la sangre
El le ctor conoce rá e l cómo la te oría humoral, e xplicaba e l
No es fácil, alcanzar a comprender cómo concibieron los mé-
de sarrollo de enferme dade s ante s de la teoría microbiana.
dicos hipocráticos esta tesis, sin la ayuda de microscopio ni de
reacciones químicas, y por ello es que consideramos que todo
fue consecuencia directa de la simple observación de la sangre.

Introducción: El proceso de observación pudo ser el siguiente: lo primero


que ocurre a una cantidad de sangre extraída, es la coagula-
ción. La sangre que tuvo antes la fluidez de un líquido, pasa a
formar un cuerpo semisólido, el coágulo. Casi al mismo tiempo
Desde el siglo V antes de nuestra era y para explicar el
se produce un proceso de separación, el coágulo adopta en la
origen de las enfermedades, surgió la teoría humoral
superficie un color rojo carmesí, debido a que los glóbulos rojos
que se mantuvo con pequeños cambios hasta mediados
situados cerca de la superficie absorben el oxígeno del aire. Por
del siglo XIX, cuando fue reemplazada –aunque no del
todo-, por la teoría microbiana. un efecto de contraste, la parte inferior del coágulo toma un color
El cuerpo humano contiene sangre, flema, bilis amarilla más oscuro, casi negruzco.
y bilis negra, y esto es lo que constituye su naturaleza
orgánica y lo que sirve de base a la salud y a la
enfermedad. El hombre es pues, tanto más sano cuanto
dichos componentes se hallen entre sí en una relación
de mayor ponderación y equilibrio en lo referente a
mezcla, fortaleza y cantidad.
El ser humano sufre, en cambio, cuando algunas de
dichas substancias existen en cantidades excesivamente
grandes o pequeñas, o ha sido eliminada del cuerpo, sin
estar mezclada con las restantes. Esta es sin duda, el
fundamento de la teoría humoral, que según Aristóteles
fue descrito por Polibio, yerno de Hipócrates.
Busto de Hipócrates de Cos. Facultad de Medicina, BUAP
Los cuatro humores que aparecen en el hombre no son
sino el reflejo de los cuatro elementos que había
definido Empédocles de Agrigento, y que se mantenían A los médicos griegos debió parecerles que en el contenido
en equilibrio debido a las cuatro características vascular había dos componentes que tendían a separarse entre
contrapuestas, que por otra parte había descrito sí; la parte alta de color rojo vivo que correspondía a la “sangre”
Alcmeón de Crotona: sequedad y humedad, caliente y en strictus sensus, mientras que el ingrediente oscuro de abajo
frío. De tal forma que: “El predominio de una de ellas constituía la “bilis negra”. Al cabo de algún tiempo, empezaba a
(monarkhía) es causa de enfermedad; […] La salud, por
el contrario, consiste en la bien proporcionada mezcla
de las cualidades” (Cortés, p. 29)

311
Unidad 1: La Teoría Humoral

Mas, si nos trasladamos al terreno de la realidad, nos encon-


tramos con que prácticamente sólo existía un humor en virtud
de cuyo aumento o separación podían originarse las enferme-
dades, y ese humor no era otro que la fría y húmeda flema. Una
circunstancia que parecía no sólo apoyar, sino incluso demos-
trar que la flema aumentaba en la mayoría de los estados mor-
aparecer un tercer elemento, mientras el coágulo comenzaba a
bosos, la observaban al extraer sangre de individuos enfermos,
contraerse lentamente, aparecía un humor amarillo claro, que
procedimiento denominado “sangría” o “flebotomía”; mientras
hoy denominamos suero sanguíneo y al que los helenos llamaron
que la “flema” en la sangre sana -como ya mencionamos- sólo
“bilis amarilla”.
aparecía al agitarla, en un enfermo la “flema se presentaba”
Mas faltaba un cuarto humor por descubrir; si se agitaba con
como una capa espesa superior sobre el coágulo sanguíneo.
fuerza la sangre recién extraída, aparecía una materia blanca y
La experiencia enseñó que el espesor de esta capa se halla-
viscosa a la que denominaron “flema”, además de que, al se-
ba en relación directa con la gravedad de la enfermedad. Si se
pararse de la mezcla restante, perdía la capacidad de coagular.
trataba de una sangría practicada a un paciente que sufría de
De tal observación dedujeron una conclusión de cardinal
un caso leve de amigdalitis, aparecía la flema como una tenue
importancia para comprender la patología humoral: que la
película sobre el coágulo sanguíneo, en cambio, en un paciente
coagulación de la sangre obedece a la coagulación de la flema.
con una grave congestión pulmonar, se formaba una capa has-
Teóricamente se concibió entonces, que las enfermedades se ta del espesor de “un pulgar”.
producían como consecuencia del aumento o disminución de
uno de los cuatro humores, con sus dos cualidades: la sangre
caliente y húmeda, la flema fría y húmeda, la bilis amarilla ca-
liente y seca, y la bilis negra fría y seca.

Órganos clave
Otra evidencia, para acentuar la importancia y significado pato-
lógico de la “flema”, consistía en ubicar el órgano en que residía
cada humor en un estado de pureza, y de donde pasaba a las
venas. El asiento de la sangre era el corazón, el de la bilis amari-
lla el hígado, el bazo lo era para la bilis negra y el cerebro era el
órgano en el que se generaba la flema.
Se pensaba pues, que la “flema” mostraba cierta propen-
sión en la gente enferma a dirigirse hacia las partes inferiores
del cuerpo, produciendo en ocasiones una acumulación mor-
bosa de “flema”; así, todo aumento de secreción mucosa, ya
fueran nasales, faríngeas, bronquiales, intestinales,
vesicales, vaginales o uretrales, se suponía que nacían de la
“fluxión de flema” en el cerebro.
Dibujo del médico Alcmeón de Crotona

312
Unidad 1: La Teoría Humoral

Presentación de
enfermedades de acuerdo
a la teoría humoral
En el libro hipocrático Sobre la enfermedad sagrada, se nos
explica, por ejemplo, la forma en que se suponía ocurría un
ataque epiléptico:

“Porque cuando la flema fría avanza hasta el pulmón y el corazón, la sangre se enfría.

Las venas, al enfriarse violentamente, baten contra el pulmón y el corazón, y el corazón

sufre palpitaciones, el modo que a causa de esta violencia se crea el asma y la

sensación de ahogo. Porque no entra todo el aire que desea [el enfermo], hasta que

el flujo queda dominado y, una vez caldeado, se pone a circular por las venas. A conti-

nuación cesan las palpitaciones y el asma. Cesan en la medida en que cesa el agobio.

Si baja el flujo más abundante, más despacio; si es menor, más de prisa. Y si los flujos

descendentes son frecuentes, tanto más frecuente resulta atacado el enfermo. Así que

eso es lo que sufre cuando [el flujo] le llega al pulmón y al corazón; cuando le llega al

vientre, le produce diarreas.”


(Hipócrates, p. 410)

313
La obra de Alejandro de Tralles, denominada Terapéutica,
descansa en su totalidad sobre los fundamentos hipocráticos,
aunque también ofrece algunos rasgos originales. Para este
médico bizantino que trabajó en Roma, la naturaleza de la
enfermedad está basada en la teoría humoral aunque con cierta
tendencia hacia la teoría neumática, ya que consideraba que la
impureza del aire vital también podía causar perturbaciones de
carácter morboso. Estas impurezas podían acumularse tanto
en las venas como en las arterias, dando lugar a la inflamación,
que tarde o temprano se hacía piógena. La diferencia entre flema y
pus se hacía al ponerlas en agua; mientras que el pus se disuelve,
la flema se sumerge al fondo como una masa coagulada. Así se
expresaba con respecto a la tos:

“La tos, como ahogo o disnea, es sólo un síntoma. Tiene causas diferentes. Puede

deberse a discrasia, bien caliente o fría, bien seca o húmeda, lo cual a su vez, tiene su

causa en la naturaleza de la materia afluente. Así, pues, como la tos no tiene causa,

sino varias, hemos de procurar, en primer término, diagnosticar la causa de que se

trate. Todos los médicos están conscientes en que, sin una diagnosis escrupulosa, no

es posible un tratamiento adecuado.”


(Cortés, p. 69)

314
Unidad 1: La Teoría Humoral

Gracias a la teoría de los cuatro humores, cualquier dolor


o protuberancia podría ser explicado como una “hinchazón” o
una desarmonía de la mezcla, y en este sentido, los humores
más parecidos al comportamiento malo son la flema y la bilis
amarilla. El tratamiento en estos casos, se siguió bajo la lógica
de su evacuación y se componía de cuatro preceptos, que se
pueden apreciar en la siguiente tabla

a) Sangrías y ventosas, para deshacerse de los humores malos de la sangre.

b) Ayuno, para prevenir nuevas formaciones de malos humores.

c) Purgantes, vomitivos y lavativas, para deshacerse de los desechos, “de arriba y

de abajo”, o de cualquier otra salida.

d) Fomentos, fricciones o masajes, para buscar la difusión de la materia morbosa.


(Cortés, p. 70)

315
A nadie pareció preocuparle, que los humores buenos Este proceso fue considerado muy peligroso, porque uno
también salieran con los malos. Simultáneamente, había otras de los principios claves en la medicina griega, sostenía que la
teorías para explicar la enfermedad, aunque seguramente fueron sangre estancada se pudriría. Había una comparación con el
menos populares. Una sostenía que la enfermedad era debida agua fresca de un arroyo y el agua maloliente de un pantano.
a “residuos” no digeridos; otra decía, que todas las enfermedades Por supuesto, nunca existió la idea de que la sangre circulara.
eran consecuencia de “alientos” o “pneuma”, concepto que se Al pudrirse entonces, se convertía en pus. Galeno, aceptó una
halla también en la India, Egipto y en China. Pero en la práctica, transformación intensa de la sangre en pus.
el tratamiento debió haber sido semejante, fuere cual fuere la Un poco de verdad aquí, es que los coágulos de sangre que
escuela de pensamiento médico, la evacuación de los malos se quedaban en las heridas, se convertían en caldo de cultivo
humores fue la constante. para las bacterias, lo que se traduce en un incremento del hu-
Todo esto es bien conocido, aunque hay una parte olvidada mor purulento. La segunda fuente posible de la enfermedad era
de la teoría -igualmente interesante-, que explica cómo la en- la carne. Si estaba irritada, podría experimentar espasmos. Los
fermedad pasaba a un nivel microscópico. Por supuesto, los espasmos corresponden a una familia grande de síntomas, que
griegos no tuvieron un instrumento como el microscopio, pero van desde tiritar hasta calambres, pasando por las convulsio-
se valieron de otro mucho más poderoso y peligroso: “lo que nes y el tétanos. Desde luego, las causas expresadas del espas-
escapa a la vista de los ojos, puede ser conocido con la vista de mo eran inesperadas, excesivo sangrado y un purgante drástico
la mente”. preparado con eléboro negro tiró a mucha gente con convulsio-
nes agonizantes. Cuando la carne entraba en espasmos, ade-
más podía atraer sangre fuera de las vénulas o simplemente las
presionaba ocasionando la salida de la sangre, después de lo
cual ésta se pudriría. Por lo tanto, los espasmos eran un meca-
nismo importante en la producción de la enfermedad.

Posible representación de Hipócrates revisando a un niño. Dominio público

Imaginemos encontrar en las partes suaves del cuerpo, una


masa sólida llamada carne, penetrada por las raíces muy finas
de un sistema inerte de cañerías, las venas pequeñas que llevan
la sangre. Así que había por lo menos tres cosas que podrían
fallar y producir enfermedad: la sangre, las vénulas y la carne.
De las tres, la sangre se consideró como la más responsable, ya
que era modificable fácilmente en su consistencia por los hu-
mores y esto permitía que se estancara.

Modelos anatómicos. Facultad de Medicina, BUAP

316
Unidad 1: La Teoría Humoral

El tercer sitio posible de la enfermedad eran las vénulas. El error en este caso, es que las partes circundantes inflama-
Ellas podían rociar su sangre hacia afuera por dos mecanismos, das no causan ningún problema a la herida, ellas sufren de la
fuera por pura fatiga o cayendo en un espasmo por sí mismas. infección en forma leve y no tanto como la herida, si aceptamos
Una vénula en una convulsión podía además desgarrarse y entonces el pensamiento griego, la absurda conclusión llega a
sangrar, o bien, la sangre quedaba atrapada en una vejiga, de ser perfectamente racional.
donde se filtraba y pudría posteriormente. Los escalofríos que Para evitar la aparición del pus, se estimulaba la hemorra-
ocurrían después de una herida, se pensaron que se originaban gia, o se sangraba una vena apropiada en otra parte del cuerpo.
en estas vejigas, presumiblemente porque las vejigas expuestas En una herida reciente era conveniente provocar que la sangre
se enfriaron y convulsionaron. fluyera abundantemente, y también cuando pareciera estanca-
Todas estas teorías se basaban solamente en la vista de la da; por lo que la herida y las partes adyacentes serían menos
mente “gnomes ópesei”. En 1969, el microscopio electrónico atacadas por la inflamación, cuanto más fluyere la sangre, y por
mostró que los capilares irritados, tienden a desgarrarse. Ahora lo tanto la herida empezaría a secarse.
bien, si aplicamos todo esto a una herida, donde normalmen- Otro hecho importante sobre las heridas en la Grecia anti-
te la carne es mantenida tibia bajo la piel, una vez expuesta al gua, está oculto en la misma palabra que se utilizó para desig-
mundo exterior tenía que sufrir por el enfriamiento. Los huesos, narla: hélkos, que no se puede traducir con precisión. El título
los dientes y los tendones, tienen al enfriamiento como un ene- del tratado hipocrático Perí Helkón (Sobre las Heridas), es tra-
migo, y al calor como un amigo; porque es de estas partes de ducido por Adams como úlceras y por Littré como heridas. Los
donde provienen los espasmos del tétanos y de los fríos febri- dos son correctos, porque la palabra hélkos cubre ambas situa-
les, que el enfriamiento induce, y que lo caliente quita. ciones tisulares.
De aquí viene el aforismo acerca de mantener tibia la herida,
pues con el escalofrío, las partes de alrededor de la herida de-
sarrollarán espasmos, atraerán sangre, llegaran a estar empa-
padas con ésta, y se pudrirá. La corrupción originada alrededor
de la herida, aunque de algún modo suene mal para nuestra
ciencia hoy día, nos enseña el cómo los griegos, lucharon por
explicar el mecanismo de lo que llamamos infección, o en sus
términos, la corrupción.
Ellos no pudieron acceder a la idea de que la causa era
“algo” depositado en la superficie de la herida. Por lo tanto,
usando el principio de que los estancamientos de sangre se
pudren, los médicos racionalizaron que el problema tenía que
surgir indudablemente de las partes de la herida: sangre que
fue atraída allí, y se volvió pus. Este pensamiento esta declara- Galeno e Hipócrates en un fresco.Schott, p. 54

do e insinuado muchas veces en el Corpus hippocraticum; vervi


gratia, “todas las heridas dibujan su inflamación e hinchazón de
las partes circundantes, por lo que la sangre fluye hacia ellas”
(Cortés, p. 72).

317
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Hoy esto está en desuso, porque nosotros asociamos la úl- En defensa del iatrós, debemos decir que había varias ra-
cera con una noción de la cicatrización retardada y la mirada zones para crecer que el pus era una cosa buena. Primero, pa-
sucia de infección; pero en la antigua Grecia eso precisamente cientes con blanco y puro pus tenían un pronóstico mejor que
era lo que le pasaba a la mayoría de las heridas, no había ningu- aquellos con pus malo, esto es verdad. Segundo, en una supu-
na necesidad de hacer una distinción. ración de la herida, lo machucado ayuda, porque el pus limpia-
La infección era casi inevitable, y por consiguiente casi natu- ba el tejido muerto. Esto es defendible, ya que los pedazos de
ral, el médico griego tenía sentimientos ambivalentes sobre el tejido muerto también impedían cerrar la herida. Los modernos
pus ya que, ante su presencia invariable, no podía ser algo com- cirujanos prefieren sacarlos, para una esmerada limpieza de la
pletamente malo. A veces se le tomó como un humor bueno, herida. Los griegos recortaron los pedazos mayores y permitie-
pero en ocasiones era turbio y apestoso, a éste lo denominaron ron que el pus destruyera el resto. Un uso hábil de los procesos
ichor. Al primero se le interpretaba como flema madurada por naturales. Tercero, si las “hinchazones” no se manifestaban en
un proceso de coction, o pepsis, que nunca definieron clara- heridas severas, era un gran mal. Esto en verdad, en una heri-
mente. Este tipo de pus era inodoro, fluía puro y blanco, por lo da, la ausencia de inflamación puede significar que el cuerpo
que era de buen pronóstico. es incapaz de defenderse. Cuarto, los griegos sostenían que “la
Hoy, por supuesto, el significado de los dos tipos de pus es pus blanca era buena” previniendo realmente peligrosas com-
obvio: infección severa contra más infección. Para los griegos, plicaciones. Esto, también era el resultado de su lógica peculiar,
equivocando la infección “benigna” con el buen y natural curso pensaban que el tiempo brumoso previene los tiempos lluvio-
del evento, hicieron todo lo posible para asimilarlo. No fue, sino sos. Quinto, el concepto de “pus buena” era necesario para lle-
hasta el siglo XIX, cuando Lister puso en claro que ese alenta- nar un hueco en su corriente medico-filosófica. Tenía que ver
dor “pus bueno y laudable” estaba en relación directa con las con el proceso para eliminar los humores malos, por “madura-
bacterias. ción” y lo denominaron apóstasis o absceso.

318
Unidad 1: La Teoría Humoral

Conclusión:
Si bien, todo lo anterior expuesto puede aplicarse a las heridas externas, no ocurre lo
mismo con las lesiones internas. En afecciones tales como la pleuresía, perineumonía,
nefritis, afecciones del colon, o del hígado, del bazo, de la vejiga o de cualquier otra parte
semejante, fueron los dolores y las secreciones que se expulsaban a través de sus
orificios, lo que les indicaba a los médicos antiguos el lugar afectado, si no con exactitud,
por lo menos en una forma aproximada. Una vez conocido el sitio donde radicaba la
enfermedad, había que descubrir cual era el humor que se encontraba afectado y si
existía alguna de las dos intemperancias, una para lo frío y lo caliente y otra para lo seco
y húmedo. Cuando las cualidades antes descritas estaban en equilibrio, la enfermedad se
denominaba atemperante. Las secreciones fueron clasificadas por Galeno en tres clases:
aquellas que salían del lugar afectado al disolverse o consumirse la sustancia propia del
órgano; aquellas que contenían lo que producen dichos órganos; y aquellas que
acarreaban materias que acompañan los estados patológicos.

Bibliografía:
Brucells, a. (2000). La clínica y el laboratorio. Exámenes de sangre. México: Marín.

Cortés, j.g.r, y Rosales, s. (2016). Escritos Médicos Grecolatinos. México: buap.

Dioscórides. (2002). De Materia Medica. Barcelona: Gredos.

Galeno. (2002). De Locis Affectis. Barcelona, España: Gredos.

Hipócrates. (2000). Tratados Hipocráticos. Sobre la enfermedad sagrada. Barcelona: Gredos.

Laín, p. Historia de la Medicina. España: Salvat.

Salvá, v. (1857). Nuevo Diccionario de la Lengua Castellana (5ª ed.). París: Garnier hermanos.

319
Unidad 2:

La teoría del
miasma
Sandra Martínez Solís
Unidad 2: La teoría del miasma

Objetivo:

Analizar las características de la teoría del miasma y destacar su importancia como


una forma de explicación de las causas de la enfermedad durante su etapa de auge.

Introducción:

La teoría miasmática tuvo sus albores en la época griega, se consolidó durante la


Edad Media y se mantuvo a lo largo del Renacimiento, la Ilustración y puede decirse
que fue dominante, junto con la teoría humoral, hasta bien entrado el siglo XIX. Su
vigencia podría explicarse por el nivel general de insalubridad de las nuevas ciudades
en crecimiento y por la proliferación de olores nauseabundos debidos a la ausencia
de alcantarillas y de sitios para depositar basura. Asimismo, fue importante para el
desarrollo de nuevas estrategias de higiene, centradas en el ámbito público.
El término miasma viene del griego y significa mancha o contaminación, se relaciona
tanto con la contaminación física y moral del cuerpo, como con la del aire. Dicha
palabra atañe al concepto de miainein, que se traduce como contaminar, en el
sentido de una nebulosa y peligrosa atmósfera mortal.

321
Unidad 2: La teoría del miasma

La teoría del miasma


Para Hipócrates, la palabra miasma se refería al agua y aire con- humedad, suciedad, viento, cambios atmosféricos e incluso,
taminados, de este modo, su uso continuó para referirse a las la influencia de los astros y la disposición planetaria tendrían
causas de diseminación de las enfermedades infecciosas. En importancia en su diseminación, por ello, lo que se destaca de
este tenor, debe mencionarse que en la Grecia antigua ya se esta teoría es que las enfermedades no provienen de otros en-
observaba la relación de las enfermedades epidémicas con la fermos, sino de determinados focos medioambientales que se
contaminación o corrupción del aire por miasmas. propagaban a través del aire.
Durante el siglo XVIII, se trató de estudiar física y química- Un acontecimiento en el que se puede ver aplicada la teoría
mente el aire y su correlación con las enfermedades, pero con miasmática es el de la peste negra que en el siglo XIV invadió
los instrumentos de la época no se lograron descubrir los pa- Europa y Oriente Medio, los brotes de este padecimiento se die-
tógenos encontrados en él, lo cual contribuyó a retomar la an- ron hasta el siglo XVIII. Entre los factores histórico-sociales que
tigua hipótesis de los miasmas como explicación de las enfer- dieron pie a su aparición se encuentran tanto el crecimiento de
medades. la población como del comercio.
Según esta teoría, la enfermedad se produce por miasmas Esta epidemia, probablemente comenzó en 1333 en China,
invisibles que contaminan el aire y se generan por fuentes tan asociada con una hambruna; a través de la India alcanzó en
diversas como aguas estancadas, vapores de cadáveres, excre- 1347 las costas del Mar Negro, año en el que se desató en el sur
mentos, materias en descomposición o emanaciones del sub- de Italia y Bizancio, y a través de las rutas comerciales y maríti-
suelo que escapaban por entre las grietas. mas alcanzó la Europa oriental y el norte de África.

Quema de pertenencias de un apestado. Epidemia en Roma, 1656

En general, todo lo maloliente podía producir miasmas, Enfermos de peste en un grabado de 1410. Schott, p. 108

aunque se requerían condiciones de temperatura especiales,

322
Unidad 2: La teoría del miasma

Se dice que a Europa llegó con la entrada de doce galeras En el momento de la epidemia, las personas buscaron
genovesas con ratas infectadas al puerto de Mesina en Sicilia, remedios religiosos como rezos organizados, procesiones y
cuya tripulación se había contagiado en la ciudad de Kaffa, liturgias suplicatorias. Desde el cristianismo, la peste se en-
situada al noroeste de Crimea. En pocos días enfermaron los tendió como un castigo divino por los pecados cometidos y
habitantes de la ciudad y de sus alrededores; a los seis meses, como una señal del Apocalipsis.
la mitad de la población había muerto o huido del lugar. La
epidemia se propagó por toda Europa, siendo una de las más
letales de su historia.
La peste bubónica es una enfermedad bacteriana producida
por Yersinia pestis y transmitida al ser humano por las pulgas
que habitan en las ratas. Según Benenson, la respuesta inicial
suele ser una lifadenitis –también llamados bubones-, de la
zona inguinal y menos frecuentemente en los axilares y cervi-
cales. Los ganglios se encuentran hipertrofiados, inflamados y
dolorosos al tacto, pudiendo supurar en ocasiones. La fiebre es
frecuente y la afección secundaria a los pulmones termina en
neumonía.
El triunfo de la muerte. Schott, p. 107

Las teorías de la medicina clásica determinaban medidas


individuales de tratamiento y prevención; a las personas sanas
se les indicaban dietas fortificantes, reposo, aire puro y sangrías
moderadas. A los enfermos se les aplicaban ungüentos, medica-
mentos y drenaje de los bubones; asimismo, se recomendaba
evitar el contacto con los enfermos.
Algunas ciudades intentaron proteger a sus ciudadanos me-
diante medidas de política sanitaria, como la cuarentena o los
consejos sanitarios creados en Venecia. Debido a ello aparece
un nuevo esquema de higiene distinta a la privada de Hipócra-
tes, que no había dado respuesta al problema, se trataba de los
primeros atisbos de una higiene pública.
Con el brote del siglo XIV, Europa perdió una cuarta parte de
Los bubones eran abiertos y cauterizados. Texto de Segismundo Albik, 1484 la población. En Montpellier, la mayoría de los médicos murió
de peste. Por ello, este gremio y un sector de la población andaban
El nombre de peste negra se debe a las manchas pardas con narices postizas rellenas con partes de plantas aromatizadas,
y negras que aparecen a consecuencia de las hemorragias para protegerse contra la pestilencia.
subcutáneas.

323
Unidad 2: La teoría del miasma

Relato de Guy de Chauliac


Guy de Chauliac, médico de los papas Clemente vi, Inocencio
vi y Urbano v, ha dejado un testimonio muy vívido de este
acontecimiento:

“Empezó esta peste en Aviñon por el mes de enero y duró siete meses. Tuvo dos formas;

porque en los primeros dos meses dio con calentura continua y escupideras de sangre;

y éstos morían durante tres días. Después, en lo restante del tiempo dio también con

calentura continua y con apostemas y ántraces en las partes de afuera, particular-

mente debajo de los brazos y en las ingles; moríanse dentro de cinco días. Tan grave

era su contagio, especialmente mientras duró con las escupideras de sangre, que no

solamente deteniéndose, sino sólo mirándose pasaba de unos a otros. Vino a tanto

que se morían las gentes sin asistencia de criados, y sin sacerdotes se enterraban; el

padre no visitaba al hijo, ni los hijos a sus padres; estaba la caridad muerta y la espe-

ranza perdida.”
(Cortés, vol. I p. 192)
En su versión más simple, los miasmas eran exhalaciones
pútridas y vapores o gases liberados por la materia orgánica
vegetal o animal en descomposición. En una forma más elabo-
rada, era la unión de varios gases o el desequilibrio entre los
mismos, y en los albores de la teoría microbiana llegaron a ser
considerados como la combinación entre una entidad viviente
y un veneno gaseoso. En cualquier caso, se difunden en el aire
y son inhalados por las personas que finalmente se enferman,
porque según esta teoría, cualquier mal olor es sinónimo de en-
fermedad.

324
Unidad 2: La teoría del miasma

Teoría de la putrefacción
Una teoría que complementa la de los miasmas es la referente El antiséptico, o sea la sustancia capaz de detener el exce-
a la putrefacción, según Alain Corbin, ésta se debe al alemán so de putrefacción, debe buscarse entre los cuerpos volátiles,
Becher, para quien constituye un movimiento interno perma- calientes, aceitosos, aromáticos, aptos a despejar las vías por
nente, en perpetua lucha con el principio de la cohesión natural las cuales debe circular el espíritu balsámico. La preferencia
e ígnea de las partes, del fuego elemental que se perpetúa gracias terapéutica de una sustancia aromática, fundada sobre su
al espíritu balsámico de la sangre. Desde una perspectiva me- volatilidad y su poder de penetración, fortalece una antigua
canicista, el movimiento interno resulta de la movilidad de las tradición, la que impulsaba a Hipócrates a detener la peste me-
moléculas liberadas de las trabas que las fijaban, por ello el olor diante olores, de ahí se comprende el fenómeno de los médicos
fétido y penetrante de los cuerpos que se pudren. De este modo usando sustancias aromáticas para contrarrestar los efectos de
fetidez y humedad definen la corrupción, las partes acuosas de la peste bubónica.
la materia orgánica se liberan bajo la forma de sanies y de pus.
Las partes acuosas, que por este fenómeno se vuelven volátiles,
se escapan bajo la forma de moléculas nauseabundas.
Por ello, si los miasmas pútridos emanados de los cuerpos
enfermos o en estado de descomposición son inhalados por el
organismo y vienen a romper el equilibrio de las fuerzas internas,
si se produce una interrupción de la circulación del espíritu bal-
sámico de la sangre, por obstrucción de los vasos, viscosidad
de los humores o heridas, es posible que se provoque el triunfo
de la gangrena, la viruela, el escorbuto y las fiebres pestilentes
o pútridas.

Indumentaria médica para atender enfermos de pesteMuseo de Marsella

Ratas devorando un cadáver. Schott, p. 108 Para esta teoría, lo esencial no es la calidad del espacio, la
altitud, la exposición a la naturaleza o los vientos, sino el aná-
lisis de las cualidades de los lugares estrechos, apretados, de
la vida cotidiana. Así, los peligros se encuentran en el aire de-
generado, la cercanía de lo nauseabundo, la molécula podrida,
producto de la corrupción; el poder corruptor del miasma se
extiende a los vegetales, a la carne de la carnicería, entre otros.

325
Unidad 2: La teoría del miasma

Emanaciones telúricas, filtraciones y muros


Para la teoría del miasma, ocupa un lugar muy importante la por el subsuelo impregnado debido a la acumulación de las
antigua creencia en los peligros de las emanaciones telúricas, heces, la putrefacción de cadáveres y la multiplicación de las
que aún en la primera parte del siglo xviii se encontraba presen- aberturas.
te en el discurso científico. Sobre esta base, se atribuyó la malaria, “mal aire” a los
El interior de la tierra se concibe como el laboratorio de miasmas de los pantanos; el cólera, según el prestigioso higie-
una physica subterránea, que mediante misteriosas mezclas, nista Max von Pettenkoffer, no se contraía por ingestión, sino
intenta compensar los soplos envenenados con las virtudes por la inhalación de un gas venenoso emanado de la tierra. A
de las emanaciones balsámicas. La experiencia de los mineros mediados del siglo XIX la fiebre amarilla fue catalogada como
basta para probar la nocividad de algunos de esos vapores una enfermedad eminentemente miasmática y con este propó-
telúricos. Dentro de estas ideas, los pozos, las canteras y la sito, Carlos Finlay, médico y epidemiólogo cubano, basándose
agricultura se convierten en peligros potenciales para la salud. en la teoría zimótica o de la fermentación de Justus von Lie-
Ese peligro latente, lo expresa el médico Thomas Sydenham big, -profesor de Química Orgánica-, presentó una disertación,
cuando escribe sobre sus observaciones referentes a las epi- según la cual, en la fiebre amarilla interactúan tres causas: las
demias: atmosféricas (calor, humedad y electricidad), las terrestres
(descomposición orgánica y sumideros) y la causa individual.
“Hay siempre varias condiciones de los Tras un complejo análisis de tipo químico, llegó a la conclusión
de que la fiebre amarilla era favorecida por un incremento en
años que no deben su nacimiento ni al los álcalis volátiles en el ambiente, por ejemplo el amoniaco, a
parte de profetizar sobre el papel del mosquito como su agente
calor ni al frío seco o húmedo, sino que transmisor.
Para la compleja teoría del miasma, también los muros
dependen más bien de una determinada conservan los olores, por ello, en el Hospital de la Marina de
San Petersburgo se cambiaba a los enfermos durante el verano,
alteración inexplicable y oculta en las para frenar la impregnación miasmática de las paredes.
Pero también existen miasmas menos antiguos que los con-
mismas entrañas de la tierra.” tenidos en la tierra, entre ellos se encuentran los excrementos,
(Cortés, vol. II p. 39) cadáveres y carroñas, todos ellos tienen que ver con la pesti-
lencia del espacio público, misma que requerirá la vigilancia
Para la teoría del miasma también son importantes las fil- de los higienistas.
traciones que pueden darse a través de algunas fisuras. Entre También el agua inspira desconfianza, la humedad contiene
las más destacables, se encuentran las que dibujan los terre- muchos peligros, relaja las fibras, acarrea la colicuación de los
motos, así como las grietas abiertas en un lodazal putrefacto humores y predispone a la putrefacción. Además, el vapor de
de los pantanos, pues de ahí se exhala una de las peores pesti- agua arrastra toda clase de desechos que caen con las neblinas,
lencias, la del subsuelo de los estanques. De ahí que se temiera el rocío nocturno es nocivo y lavar con abundancia de agua
toda mala ensambladura en fosas sépticas agrietadas, pisos acarrea peligros, principalmente en los barcos, lugares que son
desunidos, losas mal puestas y bóvedas mal obturadas. considerados como de intensa putridez. Así, toda agua es-
La tierra se empapa, almacena los productos de la fermenta- tancada implica una amenaza, pues el movimiento es el que
ción y la putrefacción, característica que deriva en una obsesión purifica, la corriente disuelve los desechos orgánicos que se
esconden en las grietas de las partículas acuáticas.

326
Unidad 2: La teoría del miasma

Estos elementos, en conjunto a otros como los fertilizantes

Medidas de sanidad realizados con estiércol de animal, de uso corriente en la agri-


cultura, las aguas estancadas y las actividades productivas en
las que se utilizaban o se producían residuos malolientes, como
Según Cipolla ya para el siglo xvii, debido a la alta frecuencia
la cría del gusano de seda, el remojo de lino, la maceración del
de peste y de tifus exantemático, se habían instaurado medi-
cáñamo, la peletería y la carnicería, se constituían en la causa
das permanentes creando juntas de sanidad en varias ciudades
de los malos olores urbanos. De la misma forma, la utilización
europeas, en correlación con el paradigma miasmático, dichas
de las iglesias como cementerios, con cadáveres enterrados
juntas ordenaron, desde el año 1607 mantener las aldeas “lim-
superficialmente en el piso de tierra o en las paredes y la pre-
pias y pulcras de todo tipo de porquerías”, pues se trataba de
sencia de animales carroñeros y de perros o gallinas que escar-
eliminar las fuentes de malos olores que abundaban por todos
baban la tierra buscando comida, permitían la liberación de
lados, se consideraba que las alcantarillas inadecuadas, o in-
vapores pútridos por todos los poblados. Las citadas juntas de
cluso la falta de ellas, y los pozos negros eran una de las fuen-
sanidad centraron su atención en el control de estos elementos
tes principales de hedores y un peligro continuo para la salud
malignos que contaminaban el aire.
pública, entre ellos se encontraban los excrementos y basuras
resultado de los seres humanos, a los que se sumaban los de
animales como caballos, asnos y mulas utilizados como medios
de transporte y que se albergaban en los establos anexos a las
casas dentro de las aldeas.
Conclusión:

Para Foucault, a finales del siglo XVIII, la medicina de las


epidemias daría pie a una policía que se encargaría de vigilar el
emplazamiento de las minas y de los cementerios, obtendría lo
más rápidamente posible la incineración de los cadáveres en
lugar de su inhumación, controlaría el comercio del pan, del
vino, de la carne, reglamentaría los mataderos, las tintorerías y
prohibiría los alojamientos insalubres. Por ello, sería necesario
que después de un estudio detallado de todo el territorio se
estableciera para cada provincia un reglamento de salud que
todos debían conocer.
También habría de crearse un cuerpo de inspectores de
sanidad que, auspiciados por el Estado, se pudiera distribuir en
diferentes provincias, donde observaría lo tocante a la
Sangría en el brazo. Texto de Segismundo Albik, 1484
medicina, pero también a la física, a la química, a la historia
natural, a la topografía y a la astronomía; así, prescribiría las
medidas que debieran tomarse y controlaría el trabajo del
médico.
Puede decirse que la teoría miasmática ayudó a plantar la
semilla de la higiene pública y vale la pena señalar que, en la
actualidad, es un concepto que aún se encuentra en uso en la
medicina homeopática, para la que se tiene una connotación
tanto energética como infecciosa.

327
Unidad 2: La teoría del miasma

Bibliografía:
Benenson, a. s. (1992). El control de las enfermedades transmisibles en el hombre (15ª ed.). Estados Unidos: OMS.

Cipolla. (1993). Contra un enemigo mortal e invisible. Barcelona: Grijalbo.

Cortés, j.g.r., et al. (2007). Textos clásicos de la Medicina I. México: BUAP.

Cortés, j.g.r., et al. (2007). Textos clásicos de la Medicina II. México: BUAP

Corbin, a. (1987). El perfume o el miasma. El olfato y lo imaginario social. Siglos XVIII y XIX. México: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, m. (2006). El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica. México: Siglo xxi.

Real Diccionario de la Lengua Española. (2017).

Schott, h. (2003). Crónica de la Medicina. México, Intersistemas.

Sydenham, t. (1736). Observationes medicae. Ginebra: Opera Médica.

Vargas, g. (2011). Dialéctica dek cincepto de miasma a través de la historia. Tesis maestría, 62. Bogotá, Colombia.

Volcy, c. (2007). Historia de los conceptos de causa y enfermedad: paralelismo entre Medicina y la Fitopatología. IATREIA, 20 (4),
407-421.

328
Unidad 3:

Nutrición
María de Lurdez Consuelo Martínez Montaño
Unidad 3: Nutrición

Objetivos:

Realizar una revisión histórica del concepto y el empleo de la nutrición durante el siglo XIX.

Introducción:

Desde la aparición del hombre sobre la tierra el tipo de alimentos que éste ha tenido que ingerir
para su sustento ha variado a través de los tiempos, debido a que se vio obligado a adaptar
aquellos que tenía más próximos y le era más fácil obtener con las escasas herramientas que
tenía.
La nutrición como ciencia es muy reciente, ya que apenas a finales del Siglo XVIII el francés
Lavoisier hace las primeras observaciones sobre la materia. Sin embrago, ya en épocas anteriores
hubo quienes intuían la importancia de los alimentos en el desarrollo del ser humano. Podemos
citar como ejemplos: en el año 475 a. C., Anaxágoras establece que la comida era absorbida por
el cuerpo humano y contenía “homeomerias”, Anaxágoras pensó que existen unas semillas o
substancias cualitativamente distintas cuyas reuniones da lugar a las cosas visibles. Creyó que
sólo podemos considerar que un objeto puede transformarse en otro o puede dar lugar a otro
(como ocurre con los alimentos cuya ingestión nos permite el crecimiento de los músculos,
tendones, etc.), si aceptamos que en el objeto que se transforma en otro, ya se encuentra de
alguna forma aquello a lo que da lugar. Así, pensó que en cada cosa existen semillas u
“homeomerías” de todas las cosas.
En el año 400 a. C. Hipócrates decía, “deja que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu
comida”, y que “cuando se aumenta el reposo hay que disminuir los alimentos y el hecho
recíproco no es menos verdadero, ni menos importante”.
Sucesivamente a lo largo de la historia vamos encontrando ejemplos de lo que el hombre ha
pensado respecto a la nutrición. En 1202, el rey Juan de Inglaterra promulga la primera ley
inglesa sobre alimentos. En el siglo XVI, el científico y artista Leonardo da Vinci comparaba el
metabolismo a una vela encendida.

330
Unidad 3: Nutrición

Los inicios
En 1747, el Dr. James Lind -médico de la marina británica-, realizó el En 1790, George Fordyce reconoció la necesidad del calcio
primer experimento científico de nutrición, descubriendo que para la supervivencia de las aves de corral, y el estudio formal
el jugo de la lima evitaba que marineros con muchos años de de la nutrición, se inicia con el químico francés Antoine Lavoisier
navegación enfermaran de escorbuto, un trastorno hemorrá- (1743-1794), que al comparar la respiración animal con una
gico mortal y doloroso. Aunque el descubrimiento fue ignorado combustión, estableció que los alimentos son combustibles, es
durante cuarenta años, a los marineros británicos se les llegó a decir, sustancias que al ser oxidadas en el organismo suminis-
conocer como “limeros”. Lo esencial en el jugo de limón -la vita- tran la energía necesaria para su mantenimiento, demostrando
mina C-, no será identificada hasta la década de 1930. que la oxidación de los alimentos es la fuente de calor del cuerpo,
por lo que se le conoce como el “Padre de la Nutrición y de la
Química”.

James Lind, BIUM

Antoine Lavoisier, BIUM

A principios de 1800, los elementos carbono, nitrógeno,


hidrógeno y oxígeno fueron reconocidos como los principales
componentes de los alimentos y se desarrollaron métodos para
medir sus proporciones.

331
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Los descubrimientos
gadores redactaron un documento de acuerdo a los principios
En 1816, Francois Magendie descubrió que los perros alimentados nutricionales en el Reino Unido, y en 1841, se establecieron las
solamente con carbohidratos y grasa, pierden su proteína cor- primeras raciones dietéticas recomendadas por el Consejo
poral y mueren en pocas semanas. Solo los perros alimentados Nacional de Investigación.
con proteínas sobrevivieron, lo que identificó a las proteínas
como un componente esencial de la dieta, con este trabajo, el
gran fisiólogo francés corrobora que los animales superiores no
podían vivir con dietas desprovistas de proteínas, y que no todas
las proteínas tienen el mismo valor nutritivo.

Justus Von Liebig, BIUM

Estos estudios -que continuaron en la segunda mitad del siglo


xix en Alemania y más tarde en Norteamérica y otros países-,
permitieron establecer lo que llamamos el concepto energético
de la nutrición, los alimentos, o más exactamente sus principa-
François Magendie, BIUM les componentes orgánicos, son fundamentalmente fuente de
energía oxidativa, y los cambios de energía que se verifican en
El estudio de las proteínas en nutrición, recibió un notable el organismo vivo, obedecen a los principios termodinámicos
impulso con la obra de Justus Von Liebig (1803-1873), en Alema- que gobiernan los cambios de energía en el universo. Este
nia, quien introdujo el concepto de alimentos respiratorios, cuyo hecho, establecido por primera vez por Max Rubner (1854-1932)
papel principal consiste en servir de combustibles, y alimentos en 1894 es, sin duda, una de las grandes contribuciones de los
plásticos, cuyo papel principal se relaciona con la edificación estudios de nutrición a la biología teórica. Es preciso recordar
y reparación de los propios tejidos del organismo. Aparece así este hecho porque, como ha escrito Lehninger:
un segundo concepto de los alimentos en la nutrición. Los
alimentos no son sólo combustibles, sino también lo que, “No hay vitalismo ni magia negra capaz
podemos denominar “materiales para construcción”, sustancias
que nuestro organismo no puede fabricar y que, por ser nece- de hacer que los organismos vivos puedan
sarias para su función, debe recibir del mundo exterior en los
alimentos. En 1840, el mismo Liebig, descubrió la función que evadirse de la naturaleza inexorable de
cumplen los carbohidratos, las grasas y las proteínas en la
nutrición; en éste mismo año Elsie Widdowson y otros investi- los principios termodinámicos”.

332
Unidad 3: Nutrición

La Nutrición como disciplina científica


La importancia y la belleza teórica del estudio de la nutrición, intensidad y las etapas de la afección. El doctor Julián Casaña y
desde el punto de vista energético, se debe a que ofrece una Leonardo, consideraba dudoso e insuficiente el uso de drogas,
base firme para el estudio de los procesos nutritivos, sin necesi- y aseguraba que una alimentación bien dirigida con ejercicio
dad de conocer en detalle el mecanismo de las transformaciones diario es suficiente para destruir el azúcar en la glucosuria, añadía
químicas que los materiales nutritivos existentes en los alimentos que todos los glucosúricos se curaban sin medicamentos y con
experimentan en el organismo. Al mismo tiempo, nos ha per- el solo poder de los medios higiénicos. Además, se aconsejaba
mitido evaluar con razonable aproximación las necesidades de respecto a los usos terapéuticos de los alimentos, por ejemplo:
energía del ser humano. la leche -de vaca, de burra, y de ovejas-, la que se consideraba
En 1880 se publicó el libro Novísimo Formulario Magistral, como el alimento más admirable, y señalaba que:
en el cual se encuentran las consideraciones generales sobre
la higiene terapéutica, y comprende todo lo que los antiguos “el médico que sepa prescribir oportuna-
reunían bajo la denominación de dietética, que considera el ré-
gimen alimenticio de las enfermedades. Es necesario llegar a mente las diferentes leches y en sus formas
Galeno para ver nacer, en medio de los grandes observadores de
la medicina, la fe en los medicamentos compuestos. Los médicos más apropiadas a los enfermos y a los
griegos los usaron muy poco. Los sucesores de Galeno asociaron
las drogas más diversas, y fueron varios siglos en los que se dio convalecientes, éste médico, podemos
más importancia a los medicamentos compuestos, que a la
dietética y su estudio se abandonó. asegurarlo, prestará grandes servicios a

sus clientes”.
(Casaña, p. 30)

Había unos médicos que empleaban una terapéutica far-


macéutica, y otros que empleaban una terapéutica higiénica,
que se basada principalmente en la dietética, empleando leche,
vino, uvas, gimnasia, etc. El vino se usaba en la convalecencia
de la fiebre tifoidea, en las fiebres eruptivas, viruela, sarampión,
escarlatina, en el cólera, en la gripe, la pulmonía, la anemia, el
escorbuto, en intoxicaciones crónicas y en la convalecencia en
general, el Borgoña añejo, de cinco a diez años.
Las uvas se empleaban para mejorar el estado general del
enfermo, aumentando el apetito y haciendo más rápidamente
Novísimo Formulario Magistral de Julián Casaña y Leonardo, BIUM la digestión, en la dispepsia, el estreñimiento, las hemorroides,
las enfermedades crónicas del hígado con o sin ictericia, los
En los años finales del siglo XIX, se consideró que la dieté- cólicos biliosos, los cálculos hepáticos, diarreas crónicas, di-
tica era una medicina tan poderosa como difícil de aprender, sentería, en el cálculo úrico o biliar, en la bronquitis crónica, en
que cambiaba las indicaciones según los individuos y según la la hipocondría, por citar algunas enfermedades.

333
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

En términos generales, era de suma importancia la sabia di- Hace muchos años, Brillat-Savarin escribió: “Dime lo que
rección de la dieta en las enfermedades agudas, por los buenos comes y te diré quién eres”, y es verdad que los hombres se di-
clínicos de aquellos tiempos, es decir: la nutrición no se limi- ferencian unos de otros por sus preferencias alimenticias, pero
taba al arte de recibir los nutrientes adecuados todos los indi- esto no quiere decir en modo alguno que sus necesidades nu-
viduos, era el tratamiento más importante para todo tipo de tritivas -tal como en la actualidad las conocemos-, sean dife-
enfermedades y entonces se hablaba de términos tales como rentes. Dentro de una cierta variabilidad individual de orden
la dirección adecuada de la dieta, los beneficios de la dieta, las cuantitativo, las necesidades nutritivas son esencialmente las
dificultades de la dirección de la dieta, los peligros de una ali- mismas para todos los miembros de la especie, y no tenemos
mentación inoportuna, los perniciosos efectos de la dieta de- motivos para creer que hayan variado desde la aparición de las
masiado prolongada o inoportuna, los accesorios de la dieta. primeras formas de vida humana.
A finales del siglo xix parecía que las necesidades nutritivas Al inicio del año 1900 Carlo Voit y Max Rubner midieron el
del organismo humano se limitaban a una cierta cantidad de gasto energético calórico en diferentes especies de animales,
energía, suministrada principalmente por los hidratos de car- aplicando los principios de la física en la nutrición, y en 1906
bono y las grasas, más una cierta cantidad de proteínas y de Wilcok y Hopkins, mostraron que el aminoácido triptófano era
sustancias inorgánicas, tales como calcio, fósforo magnesio, necesario para la supervivencia del ratón. Gowland Hopkins
sodio, potasio, hierro. Sería, pues, posible preparar una dieta por otra parte, reconoció factores accesorios de los alimentos,
adecuada, mezclando en las proporciones convenientes una diferentes en las calorías, proteínas y minerales, como materia-
serie de sustancias químicamente puras. Esta idea, formulada les orgánicos y esenciales para la salud, los cuales el organismo
por el químico francés m. Berthelot (1827-1907), y dio lugar a ex- no puede sintetizar. En 1912 Casimir Funk acuñó el término vi-
perimentos que demostraron la imposibilidad de mantener la tamina, un factor vital en la dieta, a partir de la palabra “vital”
vida de los animales alimentados con tales dietas purificadas. y del sufijo “amino”, porque creían que provenían del amonio.

m. Berthelot, BIUM

Carl v. Voit, BIUM

334
Unidad 3: Nutrición

Conclusión:
En 1934, el Dr. José Quintín Olascoaga Moncada, pionero de la Dietología en México, formó
parte de una Comisión en la Misión Cultural Urbana de la Secretaría de Educación Pública. El
1935 ingresó al Hospital General de México, como jefe de la Sección de Investigación de la
Alimentación Popular. El Departamento de Salubridad en 1936 inicia la enseñanza de la
Nutriología preparando al personal para las encuestas de alimentación. En 1943 en el Hospital
Infantil de México, se imparte el curso único para formar dietistas en funciones específicas,
estuvo a cargo del Dr. Rafael Ramos Galván. Los egresados se integraban al Servicio de
Dietología del mismo hospital.
La Nutriología surge formalmente en 1945, por una propuesta del Dr. Ignacio Chávez se crea la
escuela de Dietética del Instituto Nacional de Cardiología y en 1950 es trasladada al Instituto
Nacional de Nutriología de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, que se creó por la iniciativa
del Dr. José Quintín Olascoaga Moncada. Posteriormente en 1960, la escuela de Dietética se
cambia al Hospital Colonia, de los Ferrocarriles Nacionales de México, donde estuvo hasta
1971.

Bibliografía:
Bourges, r. h., Bengoa j. m. & O’Donell a. m. (2015). Historias de la Nutrición en América Latina. Sociedad Latinoamericana de
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Sánchez s. m., Mejía n. (2004). Historia de la Nutrición. Universidad de San Carlos de Guatemala.

335
Unidad 4:

Descubriendo
bacterias
María de Lurdez Consuelo Martínez Montaño
Unidad 4: Descubriendo bacterias

Objetivo:
Identificar el impacto en el área de la salud, de los trabajos de investigación
realizados por Louis Pasteur, a lo largo de los diferentes estudios realizados
para la construcción del conocimiento.

Introducción:
Desde los tiempos de Hipócrates se habían atribuido las
enfermedades, a ciertos desequilibrios de humores que se
encontraban en el interior del cuerpo humano. Hubo que esperar al
siglo XIX para que, de la mano de geniales investigadores como Louis
Pasteur, quedase firmemente establecida la teoría del origen
microbiano de las enfermedades infecciosas, según la cual, éstas son
provocadas por gérmenes patógenos ambientales que penetran en el
organismo sano; la determinación de las causas concretas y seguras
de una amplia gama de afecciones supuso el inicio de la actual
medicina científica. Pasteur dio también un impulso decisivo al
desarrollo de las vacunas, siendo especialmente recordado por el
éxito de su vacuna contra la rabia en 1885. Se considera que muy
pocas personas han salvado tantas vidas como Louis Pasteur.
Al entender que los gérmenes son los causantes de las enfermedades,
se revolucionó la atención médica, y se encontraron nuevas formas
para hacer que los alimentos que consumimos no nos hicieran daño.
Definitivamente, Pasteur fue un químico que cambió nuestra
interpretación de la biología en forma fundamental. Pero, además, al
examinar paso a paso su vida, se hace evidente que estuvo a la
vanguardia de una nueva rama de la ciencia: la microbiología, con un
sentido del método científico que le llevó a obtener los resultados
más brillantes de su época.

337
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Louis Pasteur
Nació el 27 de diciembre de 1822 en la localidad de Dole, Francia, A los 22 años, hizo el primero de sus descubrimientos claves
hijo de un antiguo sargento del ejército de Napoleón, que se sobre la configuración de los Cristales. Algo que le motivó a seguir
había refugiado en el oficio de curtidor. Su padre, que dirigía con sus labores científicas. Él estaba convencido que la disime-
una pequeña tenería, se había trasladado a Arbois durante la tría molecular era una de las características más importantes
infancia del pequeño. Louis no se destacó como alumno y era de los organismos vivos, creía haber descubierto una línea de
un apasionado del dibujo y la pintura. De niño, hizo una serie de demarcación entre las sustancias orgánicas elaboradas por
retratos de su familia que revelan un buen ojo para la precisión seres vivos (con estructura molecular disimétrica) y las pre-
y los detalles. paradas en los laboratorios (con estructura simétrica). Tales
Sus profesores alentaron ese lado artístico, pero su padre estudios han valido a Pasteur la consideración de fundador de
consideraba que pintar era una intransigencia, lo que impor- la estereoquímica, rama de la química que describe la estructura
taba era el trabajo sólido escolar, así que Pasteur estudiaba tridimensional de las moléculas. Se trasladó a Dijon en enero de
con tesón y cursó sus estudios secundarios en el Liceo de Be- 1848, donde ejerció como profesor en el Líceo, más tarde em-
sançon, donde consiguió el título de bachiller en letras en 1840, pezó su carrera en química con un empleo en la Universidad de
y en ciencias en 1842. Ese mismo año fue admitido en la Escuela Estrasburgo y pronto hizo un descubrimiento revolucionario:
Normal Superior de París, donde asistió a las conferencias im- demostró que moléculas idénticas podían existir como imágenes
partidas por el químico francés Jean-Baptiste-André Dumas. espejo (o versiones “zurdas” y “diestras”).
En 1845 obtuvo una maestría en Ciencias y luego adquirió un Notó que las moléculas producidas por los seres vivos siem-
grado avanzado en Ciencias Físicas. Dos años después, en 1847, pre eran zurdas. El descubrimiento fue un avance fundamental
consiguió su doctorado en Ciencias. para la microbiología, que apuntaló el desarrollo moderno de
las medicinas y hasta nuestra comprensión del adn.
En 1854, fue nombrado profesor de química y decano de la
Facultad de Ciencias, de la Universidad de Lille, y durante ese
periodo sus investigaciones le llevaron a corroborar, por un
lado, la idea de que las levaduras eran las responsables de la
producción de alcohol en la fermentación, y por otro, a descubrir
que la producción en el proceso de fermentación de ciertos áci-
dos y sustancias indeseables (que agriaban el vino o la cerveza)
era debida a la acción de microorganismos como las bacterias.
Pasteur resolvió el problema con el simple método de someter
a altas temperaturas las soluciones azucaradas iniciales; se eli-
minaba con ello las bacterias, evitando así la acidificación del
producto final.

BIUM

338
Unidad 4: Descubriendo bacterias

Litigrafía de la obra Estudios sobre el vino, de Louis Pasteur, de 1873. BIUM

Dicho proceso recibió el nombre de pausterización y pro-


porcionaba la ventaja de dar más tiempo de conservación. Con
una orientación principalmente práctica, encaminada a resolver
algunas dificultades con que topaban las industrias vinícolas y
cerveceras de la región, Louis Pasteur emprendió en Lille sus
conocidos estudios sobre la fermentación.
En 1857 dejó Lille y regresó a París, luego de haber sido
nombrado gerente y director de estudios científicos de la
École Normale Supérieure. Tras ser elegido como miembro de
la Academia de Ciencias, fue nombrado profesor en la École des
Beaux-Arts (Escuela de Bellas Artes).
Otro de sus descubrimientos es el referente a los mecanismos
de transmisión de la pebrina, una enfermedad que amenazaba
con hundir la industria francesa. De esos estudios resultó la lla-
mada “Teoría germinal de las enfermedades”.

339
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

De la fermentación a la generación espontánea


De 1867 a 1875, fue nombrado titular de la cátedra de química
de la Facultad de Ciencias de la Universidad Allí, en áspera lucha
con el biólogo francés Félix Pouchet y los fisiólogos teologizantes,
realizando su gran batalla contra la generación espontánea. La
antigua idea de que algunos seres vivos no derivan de la repro-
ducción de otros, sino que se forman espontáneamente, se
basaba en una observación empírica inexacta (de la carne en
putrefacción, por ejemplo, surgen larvas de dípteros), y había
mantenido su vigencia durante siglos, al ser sostenida por autori-
dades como Aristóteles. Aunque los experimentos de Francesco
Redi (1626-1698) refutaron ese ejemplo en concreto, el posterior
descubrimiento de los microorganismos resucitó esta polémica,
una de las más relevantes de la historia de la biología.

Portada del libro Experimentos Naturales, de Francisco Redi, edición de 1675.

BIUM

Durante dos mil años, la gente había creído que la vida


BIUM aparecía espontáneamente, de manera que -por ejemplo-
las pulgas salían del polvo y los gusanos de la carne muerta.
Las investigaciones sobre la fermentación habían llevado a Además, las enfermedades brotaban del interior del cuerpo,
Pasteur a preguntarse, si aquellos microorganismos que inter- cuando los humores se desequilibraban. Pasteur finalmente
venían en ella, se formaban de manera espontánea o procedían comprobó que esa teoría era errada por medio de un elegante
del entorno. Para resolver la cuestión, ideó un experimento con- experimento: expuso un caldo recién hervido al aire, pero con
sistente en introducir material nutritivo esterilizado mediante filtros, para que no pasara nada más que el aire limpio, y nada
calor en diversos recipientes; todos ellos fueron sellados para creció en el caldo. Demostró que la comida se pudría debido
impedir la contaminación por el aire local. Este experimento es a la contaminación de los microbios que estaban en el aire. Y
uno de los clásicos de la historia de la ciencia. Siguió con las obser- argumentó que estos podían causar enfermedades.
vaciones experimentales de Francesco Redi donde se observaba Esta “teoría microbiana de la enfermedad” fue controvertida,
que las moscas de la carne putrefacta venían de huevos. Los entre otras razones porque Pasteur no era un médico sino un
conocimientos de química le ayudaron a Pasteur a resolver una químico, pero con ello contribuyó al desarrollo de los antisépticos
de las más grandes cuestiones de la biología del siglo xix. y cambió la asistencia médica para siempre.

340
Unidad 4: Descubriendo bacterias

Eliminar bacterias y obtener la cura a partir de vacunas


A partir de 1865, aparecen las aportaciones en el campo de la Comprobó en forma fehaciente la existencia de los microbios y
medicina. Con ocasión de la solicitud de Dumas, sobre la epidemia aplicó su método para eliminarlos. Sus estudios con enferme-
de los gusanos de seda, fue forjando un eje de estudio en teorías dades infecciosas lo llevaron a desarrollar la vacuna contra la
sobre el origen microbiológico de algunas enfermedades. Sobre rabia o hidrofobia, cuya efectividad la comprobó el 6 de julio
todo, fue clave su descubrimiento sobre el origen del carbunco, de 1885, con el niño Joseph Meister, quien se había infectado
una enfermedad que asolaba sobre todo al animal vacuno, lo por la mordedura de un perro. En 1882, fue elegido miembro
que supuso un paso más allá de la investigación de Koch, otro de la Academia Francesa y seis años después, fundó el Instituto
científico famoso de la época. Pasteur, donde reposan sus restos después de su muerte el 28
Al haber identificado el origen, abrió la posibilidad de eliminar de septiembre de 1895.
las bacterias y por lo tanto la cura a partir de las vacunas. Una
solución para paliar los efectos de enfermedades letales para
el ser humano hasta ese momento, como lo fuera la rabia. En
el año de 1870. Pasteur orientó su actividad al estudio de las
enfermedades contagiosas, y en 1881 inició sus estudios sobre
el carbunco del ganado lanar, consiguiendo preparar la primera
vacuna realizada a partir de bacterias atenuadas.
Fue un químico que a través de sus estudios en su especia-
lidad, desarrolló un método y una doctrina propia de la inves-
tigación científica. Con el paso del tiempo su campo de acción
versó sobre fenómenos relacionados con la fermentación en el
vino y en el pan. Esto lo condujo a estudiar la putrefacción de BIUM

las frutas y algunas enfermedades de los vegetales. Se encontró


así, inmerso en fenómenos relacionados con los seres vivos.

341
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

El impacto de Pasteur en México


Las ideas de Pasteur encontraron un terreno fértil en México.
La situación del país a finales del siglo xix, resultaba ideal para
la recepción de todo lo francés. Los intelectuales mexicanos re-
chazaban lo español, consideraban que lo indígena era inferior y
sentían temor de “el coloso del norte”. Además, el principio po-
sitivista emanado de Francia, de considerar a la ciencia como
fuente de progreso, se acomodaba muy bien a la necesidad
mexicana de modernización; qué mejor que la ciencia para validar
un sistema político que empezaba a tambalearse.
En particular, los médicos trataron de demostrar que el po-
sitivismo era la fuerza del progreso, así la ciencia y la medicina
adquirieron prestigio y poder ante la sociedad. Eduardo Liceaga,
médico nacido en Guanajuato, con una importante posición Pasteur y sus conejos, dominio público

política, fue el promotor del pasteurismo en México.


En diciembre de 1887, Liceaga visitó el laboratorio de Pasteur Desde que la vacuna antirrábica fue elaborada por primera
donde fue muy bien recibido. Siendo el presidente del Consejo vez, siempre hubo en México un lugar donde fuera producida y
Superior de Salubridad y en general una figura de posición im- administrada. En un principio Liceaga lo llamó “Servicio de ino-
portante, tenía las credenciales para tratar con la élite científica culaciones preventivas de la rabia” después se conoció como
y ser tratado como “embajador científico”, detalles que cuidaban Instituto Antirrábico. La gente siempre se refirió al lugar como
mucho en el Instituto Pasteur. Durante un tiempo Eduardo “Instituto” aunque éste nunca tuvo el status de instituto en el
Liceaga observó los experimentos hasta que aprendió a pre- sentido estricto del término, es decir, no tuvo cierta autonomía
parar las inoculaciones con médula espinal y cerebro de conejo y tampoco hizo investigación, siempre dependió del gobierno
muerto de rabia. Entonces pidió que le regalaran el cerebro de por medio de las instituciones de salud, su única función era
un conejo, y el 20 de junio de 1888, sacó del Instituto Pasteur su preparar la vacuna antirrábica y vacunar a la gente.
preciado regalo con rumbo a México. Liceaga inició los experi- En México nunca existió un Instituto Pasteur al estilo de los
mentos tan pronto como le fue posible y de la misma manera de África del Norte, por lo tanto, no se puede considerar la exis-
que habían hecho con él en París, enseñó la técnica a sus cola- tencia de intercambio científico entre Francia y México, los hechos
boradores hasta que el 23 de abril de 1888 vacunaron con éxito más bien muestran un fenómeno de asimilación científica.
a Isidro Delgadillo, niño de 12 años que tres días antes había
sido mordido por un perro rabioso.

342
Unidad 4: Descubriendo bacterias

Por otro lado, es importante discutir el interés de Porfirio Es necesario mencionar que, en 1889 el doctor Miguel Otero
Díaz por tener la vacuna antirrábica. Independientemente de (1855- 1915), preparó su propia vacuna en la ciudad de San Luis
que esta posición de Díaz muestra las creencias elitistas del valor Potosí, a 500 kilómetros de la capital del país. A diferencia de
teórico y práctico de la ciencia, hay que mencionar que la rabia Liceaga, Otero no contó con un cerebro inoculado. En 1888, el
nunca fue un problema real de salud pública en México, pero médico potosino fundó en el Hospital Militar un laboratorio pas-
estar en posesión de una muestra de la vanguardia científica teuriano. A partir del cerebro de un soldado que había muerto
de la época, podía ser signo de un buen gobierno, atento a la de rabia, Otero logró elaborar una vacuna que aplicó con éxito
modernidad y el progreso. por primera vez en el niño mordido, Refugio Galván. Miguel
Otero le envió sus trabajos a Pasteur quien, impresionado de
la labor, le regaló su fotografía autografiada. En su «laboratorio
pasteuriano», Miguel Otero preparaba la vacuna y la adminis-
traba a quien lo solicitara. Aunque Otero no introdujo la vacuna
antirrábica en México, fue el primero en elaborarla con medios
propios y aplicarla en la provincia mexicana.

Conclusión:
La aportación más destacada a nivel mundial de Louis Pasteur fue
en el campo de la microbiología, y el papel que juega en el proceso
de la vida humana. Un mejor control de las enfermedades que
perjudicaban a animales o plantas permitiría una mayor
conservación de alimentos que iban a nutrir a una gran masa de
población de las ciudades. Además, se contribuyó a mejorar las
condiciones higiénicas, como el método antiséptico de Lister,
aplicado en hospitales, evitando así la propagación de
enfermedades contagiosas, sobre todo en las intervenciones
BIUM
quirúrgicas.
No menos importante fue el conocimiento de los gérmenes
causantes de las diversas enfermedades y la creación de un cuerpo
teórico, que permitió la creación de métodos de prevención para
enfermedades, con base a los estudios de inmunología y la creación
de vacunas.
Se debe destacar la creación de un Instituto, que continuase la obra
de Pasteur, que recibió su nombre y que se inauguró en 1888, pero
que se ha ido ampliando como un centro de prestigio que elabora
investigaciones científicas. Contribuyendo a esta era bacteriológica
iniciada por Pasteur y Koch.

343
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Bibliografía:
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Boredename, g. (2003). Louis PAsteur (1822-1895). Sciencedirect, microbes and infection, 5(6), 553-560.

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Shippen, k. (1985). Men of Medicine. Canada: The Macmillan Company.

344
Unidad 5:

El modelo
higienista
Celia Mercedes Alanis Rufino
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Objetivo:
Conocer las principales características del modelo higienista en el siglo XIX, y comprender que
se convirtió en un elemento clave para atender los problemas de la medicina social de esa
época, así como mejorar las condiciones de salud de la población, sentando las bases de la
salud pública.

Introducción:
Hoy en día la palabra higiene es parte del vocabulario cotidiano. Asumimos que siempre ha
estado presente tanto en la vida cotidiana como en el desempeño médico. La consideramos
esencial para conservar la salud, pero la higiene no siempre ha tenido la misma relevancia en
las sociedades. Fue durante el siglo XVIII, en la época de la ilustración, cuando las autoridades
comenzaron a tomar medidas para mejorar las condiciones de vida y la salud de sus
ciudadanos, pues se necesitaban brazos fuertes para consolidar los nacientes estados nación.
Preocupación que perduró a lo largo del siglo XIX tanto en los países europeos como los del
continente americano.
Estas medidas se enfocaron principalmente en dos aspectos: el primero fue el saneamiento de
las ciudades con sistemas de drenaje para desechar las aguas sucias, alejar de los centros de
población los depósitos de basura, los mataderos de animales y los cementerios, así como
propiciar espacios ventilados, para disipar los miasmas. El segundo aspecto fue que médicos y
autoridades comenzaron a percatarse de que había una estrecha relación entre las malas
condiciones económicas y sociales de la pobreza –como el hacinamiento y la desnutrición–,
con las enfermedades que alcanzaban grandes proporciones y altas tasas de mortalidad que
mermaban a la población. Condiciones que estaban interesados en cambiar, por lo que, entre
otras medidas, se buscó brindar a los pobres servicios de salud gratuitos.
En suma, para mejorar la salud de la población se vio la necesidad de difundir las medidas
higiénicas más indispensables para eliminar los focos epidémicos y su consiguiente profilaxis.
Para ello se utilizó un lenguaje sencillo y accesible para que todos los sectores sociales
pudieran apropiarse de los preceptos de la higiene. Fue así que la educación sanitaria cobró
gran peso en el siglo XIX, títulos como “el monitor de la salud” fueron recurrentes, en
periódicos, revistas, folletos, libros, tanto para la población en general, como para médicos y
autoridades. Médicos mexicanos como Luis E. Ruiz, consideraron que al popularizar la higiene
se realizaba un acto para la humanidad, ya que era consciente de que las prácticas higiénicas
estaban lejos de la numerosa clase proletaria que no tenían la posibilidad de procurarse
“buenas habitaciones, apropiados vestidos y conveniente cama”, y en cambio, por las
exigencias de sus rudos trabajos diarios se exponían a enfriamientos, a los virus y a todos los
agentes capaces de producir enfermedades.

346
Unidad 5: El modelo higienista

La higiene
A finales del siglo xviii el método científico comenzó a permear Inglaterra fue uno de los países en los que tuvieron lugar
distintos saberes como la medicina. Fue cuando se llevaron a diversas aportaciones para la higiene pública en el siglo xix.
cabo los primeros estudios sistemáticos con bases científicas Allí confluyeron médicos, políticos y pensadores liberales que
sobre mortalidad y comenzaron a incluir estadísticas. La obra contribuyeron al robustecimiento de los preceptos higiénicos
del médico vienés Johan Peter Frank La miseria del pueblo, como clave para mejorar la salud de la población. El británico
madre de enfermedades, publicada en 1790 fue la primera de Edwin Chadwick tuvo un papel relevante. Siendo abogado es-
otras más que hoy en día se reconocen como los primeros estu- tuvo a cargo de la reforma e implementación de las “leyes de
dios de higiene, en ese momento parte de la llamada medicina pobres” en Londres en las décadas de 1830 y 1840 y junto con
pública. Frank también escribió Sistema de una política médica otros funcionarios posibilitaron mejoras sustanciales en la sa-
completa, obra que es considerada como el primer tratado de lud pública gracias a sus informes sobre las condiciones sanita-
higiene pública en la que asentó que la salud pública era parte rias de la población obrera.
de una problemática social amplia y enfatizó la necesidad de A lo largo del siglo xix las corrientes de pensamiento como el
organización estatal y la legislación de las cuestiones de salud. liberalismo y el positivismo, influyeron en la interpretación de la
Estas obras reflejan que los médicos no se mantuvieron ajenos medicina y la higiene. Desde las primeras décadas de esa cen-
a la problemática social que afectaba a la población, sino que turia el higienismo se convirtió en una doctrina con una base
denunciaban que las condiciones miserables de vida genera- científica ampliamente difundida. Para finales de siglo la higiene
ban enfermedades. Así la medicina se enfocó en esa época en científica ya estaba consolidada y quedaba claro que la higiene
afecciones como la desnutrición, la pelagra, el escorbuto, la tenía por objeto fundamental la salud pública. En el caso es-
mortalidad materna e infantil, la gripa, la tuberculosis, la fiebre pañol, la higiene pública -en palabras del médico barcelonés
amarilla, la viruela, el cólera morbo, la lepra y la sífilis y se vio en Pedro Felipe Monlau-, se enfocaba en la conservación de la
la medicina pública y la higiene, eran la clave para erradicarlas. salud de las colecciones de individuos de pueblos, distritos y
provincias, además de estudiar todas las causas de insalubridad
pública y buscar los preceptos oportunos para remediarlas.
La Primera Conferencia Sanitaria Internacional se celebró
en París en 1851 y en lo que restó del siglo xix se celebraron
otras nueve en distintas ciudades europeas. El objetivo principal
de las Conferencias era elaborar una Convención sanitaria in-
ternacional para la lucha en común contra enfermedades como
el cólera. La higiene pública cobró tal relevancia que a la luz de
los conceptos liberales debía ser la rama de la medicina que
asesorara a la administración pública. Gracias a esto la higiene
pública estuvo presente en legislaciones y códigos sanitarios,
en los servicios de higiene pública, en las sociedades científicas
que se dedicaron a la higiene como la Sociedad Española de
Higiene fundada en 1882 y en la creación de los institutos de
higiene.

Johann Peter Frank (1745-1821) BIUM

347
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Higiene y sociedad
El interés por la higiene se hizo evidente en las acciones y en los Los trabajadores fueron receptores de nuevos preceptos
títulos de las obras que dejan ver que se buscaba que la higiene higiénicos, médicos y sociales, tema que cobró relevancia al
permeara distintos ámbitos, como la higiene pública, la higiene comprender que la falta de salud y la mortalidad impactaban
privada, la higiene del matrimonio, la higiene del alma, la higiene en la baja productividad de las fábricas, por lo que surgió el
industrial, por mencionar los más relevantes. Se realizaron es- interés en las enfermedades del trabajo. También hubo pre-
tudios puntuales sobre la atmósfera, abarcando aspectos ocupación por las instalaciones sanitarias y por los lugares
como el aire y las poblaciones del medio urbano. En lo que res- públicos, de diversión y las escuelas cumplieran con principios
pecta al individuo hubo estudios sobre la vestimenta, la limpieza higiénicos que ayudaran a preservar la salud de los ciudadanos.
del cuerpo, el ejercicio, el reposo. El estudio de las poblaciones Estos preceptos higiénicos científicos también normaron el
se centró en la natalidad, la mortalidad, la fecundidad, el ma- espacio de la vida privada, poniendo especial énfasis en la
trimonio, el desarrollo de la población y la prostitución. Cabe ventilación de las casas, la limpieza de las casas, del agua, de
mencionar que el matrimonio y la procreación se consideraron la ropa, de los alimentos, tener más cuidados con los bebés y
elementos vitales, pues de ello dependía la calidad de vida que con los enfermos, alejar insectos como moscas y mosquitos,
tendrían los futuros ciudadanos. La bromatología se dedicó a la pues sabían que propagaban las enfermedades. En suma, hubo
higiene de los alimentos y de los condimentos. una fuerte concepción social de la salud y también hubo una in-
tención de que la población adaptara estos preceptos. Por esta
razón y para vigilar la salud del pueblo por medio de la mejora o
eliminación de las condiciones dañinas, la policía médica tuvo
un papel relevante, es decir, se trató de una política médica apli-
cada por el gobierno que aseguró su cumplimiento por medio de
un reglamento administrativo que aplicaba sanciones.

Ensayo de Geografía Médica y Climatología de Domingo Orvañanos. Viesca,

p. 249 Vacunación contra la viruela. Viesca, p. 257

348
Unidad 5: El modelo higienista

Este modelo higienista influyó en diversos países tanto eu-


ropeos como americanos. En España pronto se fueron adop- La higiene en México
tando los preceptos higiénicos, se realizaron estudios para
entender y combatir el cólera, como los de los médicos Mateo En México fue durante el Porfiriato, cuando cobró relevancia en
Seoane, quien entre sus muchas obras destaca Instrucciones el quehacer médico y en la creación de instituciones. El Con-
generales sobre el modo de preservarse del cólera-morbo epi- sejo Superior de Salubridad fue el máximo órgano encargado
démico con indicaciones acerca de su método curativo, publi- del cuidado de la salud o higiene públicas. El Primer Congreso
cado en Madrid en 1834. Estas ideas se fueron cristalizando en Higiénico Pedagógico tuvo lugar en 1882. En 1891 se promulgó
acciones, como fue la creación del Cuerpo de Sanidad Militar en el primer Código Sanitario, en el que el médico Eduardo Liceaga,
1836 o la elaboración de la Ley Orgánica de Sanidad de 1855, el médico más representativo de esta época, expuso que el
que similar al caso inglés, mostró una preocupación por las objetivo de la higiene era conservar la salud, prolongar la vida
estadísticas médicas y los registros de mortalidad. Otros dos y mejorar la condición física de la especie humana. El Código
médicos españoles destacados en higiene fueron Pedro Felipe Sanitario promulgado el 30 de diciembre de 1902 plasmó desde
Monlau y Roca, y Francisco Méndez Álvaro. Sus observaciones sus primeras páginas que “los resultados beneficiosos conse-
influyeron incluso en el aspecto de las ciudades que se busca- guidos desde que la Higiene se ha impuesto a los estadistas de
ba que fueran modernas, funcionales y sobre todo higiénicas. todo el mundo, deben ser un estímulo poderoso para que la
En el caso de Monlau, su folleto “¡Abajo las murallas!” expuso administración pública, la que nos atrevemos a decir con ruda
el pensamiento higienista y argumentó las ventajas de eliminar franqueza, que necesita para ser perfecta, sea cualquiera su
las fortificaciones de lo que fueron las ciudades medievales, y forma, tener presente que su objeto fundamental es procurar
esta fue una de las razones por las que en el siglo xix diversas salud, bienandanza y libertad a su pueblo, lo cual solo puede
ciudades europeas como Barcelona perdieron sus murallas. conseguirse, inspirándose el legislador en los preceptos de la
higiene.” El Instituto Bacteriológico Nacional entró en funciones
en 1905, institución que cambió en 1921 su nombre a Instituto
Nacional de Higiene.

Código Sanitario de los Estados Unidos Mexicanos. Viesca, p. 250

349
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Luis e. Ruiz fue el médico más representativo en el tema de


la higiene durante el Porfiriato. Dictó la cátedra de Higiene en
la Escuela de Medicina, fue miembro del Consejo Superior de
Instrucción Pública y del Consejo Superior de Salubridad, Regidor La higiene en las aulas de
de la ciudad de México y miembro numerario de la Academia
Nacional de Medicina. Veía la relación que existía entre la hi- la Escuela de Medicina
giene y los aspectos sociales. Razón por la que afirmó que la
autoridad sanitaria tenía como deberes primero impedir que la Con la Ley orgánica de Instrucción Pública de 1867, apareció
nación fuera invadida por las enfermedades infecciones exó- por primera vez en el quinto y último año de la carrera de me-
ticas, segundo oponerse a la propagación de las enfermedades dicina la cátedra de Higiene Pública. La cátedra se impartió y
transmisibles dentro del territorio, tercero conservar propagar para inicios del siglo xx, y aún durante el porfiriato, se amplió
y extender la vacunación, cuarto mediante la publicación de los y se llamó Higiene y Meteorología Médicas, y fue impartida por
preceptos sanitarios, contribuir a la educación del aseo, base y Luis E. Ruiz, considerado el primer especialista mexicano en
símbolo de higiene y cultura social. También asentó que para higiene pública. En 1878 presentó como tesis “Bosquejo de un
que la higiene alcanzara su fin que era conservar la salud, se plan para el estudio de la higiene”. Años después, sus obras Tra-
debían poner en práctica reglas para prevenir las causas de la tado elemental de higiene o Nociones elementales de higiene,
enfermedad y vigorizar el organismo, además de recomendar fueron textos que utilizaron los alumnos de la Escuela Nacional
la hidroterapia, la buena alimentación, la vida activa y la vacu- de Medicina. Sus escritos destacaban porque condensaban la
nación. doctrina científica, los preceptos sancionados por la experiencia y
los datos de la estadística. En este rubro que además de utilizar
los datos procedentes de Europa o Estados Unidos, ya empe-
zaban a utilizarse los datos de los censos que se hicieron en
México durante las últimas décadas del siglo xix y publicados
por el Ministerio de Fomento, además de las estadísticas elabo-
radas por el Consejo Superior de Salubridad. El fin del Tratado
elemental de higiene, era presentar a los discípulos de la Escuela
Nacional de Medicina una pequeña obra didáctica de higiene.
En palabras de Ruiz estaba formada con los buenos datos formu-
lados ya por nuestros condiscípulos maestros y la organización
teórica de lo que pudiera llamarse la higiene nacional, es decir,
El Consejo Superior de Salubridad y sus comisiones. Viesca, p. 248 las aplicaciones que entre nosotros se han hecho, de los salu-
dables preceptos de la higiene.
Para dejar constancia de los avances en salud e higiene se
publicó en un amplio volumen:
La salubridad e higiene pública en los Estados Unidos Mexi-
canos. Brevísima reseña de los progresos alcanzados desde
1810 hasta 1910. Publicada por el Consejo Superior de Salubridad,
de México, bajo cuyos auspicios tuvo a bien poner la Secretaría de
estado y del despacho de Gobernación, las conferencias y la ex-
posición popular de higiene, con las cuales se sirvió contribuir
a la celebración del primer centenario de la independencia na-
cional, 1910, año del centenario.

350
Unidad 5: El modelo higienista

Luis E. Ruiz, al igual que médicos en otras latitudes definió la


higiene y resaltó su base científica.
“La higiene es el arte científico de conservar la salud y
aumentar el bienestar. Siendo la ciencia el saber teó-
rico organizado, estando constituida por el enlace de
proposiciones verdaderas que enseñan las propieda-
des del mundo y del hombre, claro es que la higiene
tiene una parte de ciencia desde el momento que in-
forma determinadas circunstancias del medio en que
vivimos, modificaciones del organismo y cambio de
relaciones entre éste y aquél, pueden dar por resultado
la pérdida de la salud.”

La higiene en el siglo xix fue la guía científica para sanear


las ciudades, establecer los principios de la alimentación, de la
vestimenta, del cuidado materno e infantil, de la transmisión de
enfermedades.

Conclusión:
En las últimas décadas del siglo XIX todas las grandes naciones
tuvieron como uno de sus principales intereses la salud
pública, y dentro de su administración y economía política
priorizaron los preceptos higiénicos. Al principiar el siglo XX
médicos y autoridades se complacían con los avances que
habían logrado con la higiene hasta ese momento y se
mostraban optimistas por lo que vendría en el futuro. En
palabras del médico Eduardo Liceaga “en suma, puede con
toda verdad asegurarse que en la actualidad la higiene es la
expresión genuina del perfeccionamiento social realizado por
la fuerza del progreso científico.” Sin duda la higiene se
convirtió en un sinónimo de salud pública y fue la precursora
de la medicina preventiva. La cátedra de Higiene siguió vigente
en las aulas de Medicina hasta 1940, transformándose en ese
momento en la cátedra de medicina preventiva y
posteriormente en la de salud pública.

351
Módulo 8: Humores, miasmas y bacterias

Bibliografía:
Agostini, c. (2005). Las delicias de la limpieza: la higiene en la Ciudad de México. En p. Gonzalbo, Historia de la vida cotidiana en
México. México d.f: Fondo de Cultura Económica.

Alcaide, r. (1999). La introducción y el desarrollo del higienismio en España durante el siglo xix. Precursores, continuadores y
marco legal de un proyecto científico y social. Scripta Nova (50).

Carrillo, a. m. (2005). Vigilancia y control del cuerpo de los niños. La inspección médica escolar (1896-1913). En l. Cházaro, & r.
Estrada, En el umbral de los cuerpos. Estudios de antropología e historia. Guadalajara: Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla.

López, j. (2008). Breve Historia de la Medicina. Madrid: Alianza.

Martínez, f. (2003). La medicina científica y el siglo xix. México: Fondo de Cultura Económica.

Mateos, j. (2005). Actas de las Conferencias Sanitarias Internacionales (1851-1938). Revista Española de Salud Pública, 79(3).

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Ruiz, l. (1898). Nociones elementales de higiene. México: Aguilar e hijos.

Ruiz, l. (1904). Tratado elemental de higiene. México: Secretaría de Fomento, oficina tipográfica.

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en México, siglos xix y xx. México: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Viesca, c. (2007). Historia de la Medicina en México. México: unam

352
CAPÍTULO
IX
Unidad 1:

El inicio
de la histología
Alejandro Martínez Rivera
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Unidad 1: El inicio de la histología

Objetivo:

Conocer una de las grandes ramas de la anatomía en


La Invención del
Microscopio
el contexto de la Historia de la Medicina, que dio
lugar a la investigación de otras grandes áreas,
como la citología, la microbiología y la
inmunología.
Un científico autodidacta, comerciante, vendedor de botones,
telas y ropa, y de origen holandés Antoni van Leewenhoek
(1632-1723), tenía el pasatiempo de tallar y pulir cristales para
la confección de lentes, así, construyó una lupa rudimentaria

Introducción: la cual fue mejorado hasta aumentar su poder de amplifica-


ción, en la que observó gran cantidad de células, organismos
y tejidos como fibras musculares estriadas teñidas con azafrán.
Para conoce r la historia de la histología, e s
ne ce sario conoce r la historia de la inve nción del También observó las células de la circulación sanguínea de
microscopio y de los personajes involucrados, ya animales y del humano. Estudio también la anatomía de los in-
que e ste gran de scubrimie nto hizo posible el sectos y la histología vegetal.
estudio de los tejidos y de las células, dando lugar a
la histología como disciplina; aunado a esto deben
identificarse los personajes implicados en su
desarrollo, también aquellos que lo utilizaron para
estudiar el mundo microscópico y finalmente quienes
clasificaron los tejidos.
La histología e s la disciplina que e studia los te jidos
orgánicos; ha sido conside rada como una rama de
la anatomía la cual se encarga de estudiar la
organización estructural de los tejidos y ha sido
llamada también anatomía microscópica. El término
de histología vie ne de l grie go “histos” que significa
te jido, apare ce por primera ve z e n la obra de l
fisiólogo y anatomista August Ranz Joseph Karl
Mayer (1787-1865) en su obra “Histología y una nueva
división de los tejidos del cuerpo humano”.
No obstante, algunos autores consideran que la
histología comenzó en el siglo V a.C., pero inmersa en
otro conce pto denominado “e ste quiología”, que Antoni van Leewenhoek, BIU
incluye las de scripcione s sobre e l cuerpo humano,
el cual estaba conformado por los cuatro elementos
de la naturaleza: agua, aire, tierra y fuego y Fue el primero en observar células vivas, al colocar una gota
posteriormente complementados con la teoría de de agua estancada bajo el microscopio; los seres unicelulares
los humores, pero no fue sino hasta el siglo XVII con que observó, eran protozoarios a los cuales llamó pequeños
la invención del microscopio, cuando
verdaderamente inicio el estudio de los tejidos, las animacula; y describió al primer protozoario, la Vorticella. Tam-
células y los microorganismos. bién observó células procariotas como las bacterias del sarro
de los dientes.

355
Unidad 1: El inicio de la histología

Leewenhoek mandó cartas a la Real Sociedad de Ciencias


de Londres para anunciar sus hallazgos, sin embargo, ante la
incredulidad de la Sociedad, enviaron a Hooke para confirmar
sus hallazgos. Pasado un tiempo fue nombrado miembro de la
Royal Society of London, y recibió el nombramiento de Padre
de la Embriología, Protozoología, Bacteriología y Microscopia.
Sus trabajos fueron traducidos y publicados en siete volúmenes
titulado Arcana naturae ope exactissimorum microscopiorum Historia de la vida y de la muerte de Francis Bacon, BIU
detecta publicado entre 1715 y 1722.
El diseño del microscopio fue cambiando con el tiempo y
así el hijo del famoso cirujano Joseph Lister, el físico británico
Joseph Jackson Lister (1786-1869), desarrollo una versión de
microscopio sin aberraciones esféricas, mejorando la cali-
dad de la imagen. Pero no fue sino hasta que el físico alemán
Ernst Abbe (1840-1905), pudo establecer las bases matemáticas
que le permitieron construir microscopios de manera científica.

Entre sus principales contribuciones al campo de la óptica, es-


tuvieron el cálculo del límite de resolución, la resolución del
problema de la formación de aberraciones microscópicas, re-
Microscopio de Leewenhoek, Schott visó el papel de la difracción en la formación de la imagen, forjó
el concepto de apertura numérica, inventó los objetivos apo-
La construcción del primer microscopio compuesto se atri- cromáticos y creó un condensador de luz que lleva su nombre
buye al holandés Zaccharias Janssen (1587-1638) y a su padre (refractómetro de Abbe).
Hans Janssen (1534-1592), ambos fabricantes de anteojos, los
cuales construyeron un aparato, al cual incorporaron tubos de
telescopios y lentes convergentes, consiguiendo la observación
de imágenes amplificadas hasta 150 veces, aunque con gran-
des aberraciones o artefactos.

El filósofo Francis Bacon von Verulam (1561-1630), fue quien


le asignó el nombre de “microscopium” a este invento, aunque
otros autores consideran que fue el sacerdote jesuita y científi-
co alemán Athanasius Kircher (1602-1680) quien acuño el térmi- Joseph Jackson Lister, BIU
no en su libro “Ars Magna Lucis et Umbre”, puesto que además
realizó la primera clasificación de microscopios en el siglo xvii. En 1886 Ernst Abbe conoció al óptico alemán Carl Zeiss
(1816-1888) y al químico alemán Otto Schott (1851-1935) a quienes
les propuso crear una fundación científica para la manufactura
de microscopios, impulsando así su evolución constante.

356
Unidad 1: El inicio de la histología

Los primeros
microscopistas
Marcello Malpighi (1628-1694) fue un médico, fisiólogo, anato-
mista, histólogo y botánico italiano, el cual gracias a sus estudios
y descubrimientos lo llevaron a ser considerado como el “Padre
la Histología”. En Florencia, en la Academia de Cimento, comenzó
a utilizar el microscopio para enseñar y estudiar la anatomía
microscópica. En la Universidad de Bolonia realizó investigación
por 30 años, observando el cerebro, la lengua, la retina, los pul-
mones, los nódulos linfáticos y las glándulas.

Discurso anatómico sobre la estructura de las vísceras, BIU

Durante el tiempo de Malpighi, en 1665 el científico y


arquitecto inglés Robert Hooke (1635-1703), trabajó con el
microscopio en Italia. En su obra Micrographia anotó sus ob-
servaciones sobre minerales, vegetales y animales. Fue el quien
observó pequeños espacios o celdas en un corcho a través del
microscopio, lo que realmente estaba viendo eran paredes
Marcello Malpighi, BIU celulares vacías del tejido vegetal muerto. Estas observaciones
lo llevaron a acuñar el término de célula.
En 1661 descubrió las conexiones entre capilares arteriales En el siglo xviii, el médico, fisiólogo, anatomista y biólogo
y venosos pulmonares, y describió la oxigenación de la sangre, Marie François Xavier Bichat (1771-1802) considerado como
confirmando así la teoría de la circulación propuesta por William el “Fundador de la Histología Moderna”, realizó experimentos
Harvey (1578-1657). Descubrió los corpúsculos gustativos los como la cocción de músculos, con la intención de que se sepa-
cuales llevan su nombre. En 1666 fue el primero en ver eritro- raran las fibras musculares y sin si quiera usar un microscopio,
citos, atribuyéndoles a estos el color rojo de la sangre. Estudió llegó a la conclusión de que los músculos eran unidades organi-
los dermatoglifos y describió la capa de la epidermis que lleva zadas estructuralmente a las que denominó “tejido”.
su nombre. Un tejido se define como un conjunto organizado de células
que funcionan de manera colectiva. Este terminó ya había sido
propuesto por Gabriel Falopio, sin embargo, fue Bichat el pri-
mero en identificar, describir y clasificar en 21 tipos a los tejidos.

357
Módulo 9: Teoría celular

La Teoría Celular y la
Histología En 1850 el fisiólogo, médico y político alemán Rudolf Ludwig
Karl Virchow (1821-1902) en su publicación “Ommis cellula e cellula”
En 1838 un botánico alemán de nombre Matthias Jakob Schleiden rechazó la creencia de Schwann y Schleiden acerca del origen
(1804-1881) publicó un artículo en donde describía la estruc- de las células y agregó un postulado más a la teoría celular:
tura y el origen de las plantas, concluyendo que estos estaban
formados por células. Al año siguiente, su colega y amigo, el
prusiano Friedrich Theodor Schwann (1810-1882) fisiólogo, 3. Las células se originan a partir de
anatomista y zoólogo observó que las células del tejido vegetal
y animal son estructuralmente similares. En las obras de estos una célula preexistente.
dos científicos se establecieron relaciones y diferencias entre
los vegetales y los animales y ayudaron a formular en 1838 la
teoría celular y sus primeros dos postulados: La teoría celular dio origen a dos disciplinas relacionadas
entre sí: la citología (estudio de la célula) y la histología (estudio
de los tejidos) nombre que le dio Karl Mayer en 1819 a la “ana-
1. Todos los seres vivos están confor- tomía microscópica general” de Bichat en su obra “Histología y
una nueva división de los tejidos del cuerpo humano”
mados por una o más células.

2. La célula es la unidad estructural

básica de los organismos.

Rudolf Ludwig Karl Virchow, BIU

Virchow en su libro “Patología celular” demostró que todas


las enfermedades son consecuencia de una alteración a nivel
celular. Estos hallazgos lo hicieron merecedor del nombramiento
histórico de “Padre de la Patología moderna”.

Friedrich Theodor Schwann, BIU

358
Unidad 1: El inicio de la histología

Una de las grandes aportaciones de Rudolf Ludwig Karl


Virchow fue la creación de la clasificación básica del tejido Bibliografía:
celular según su patrón de organización, origen embriológico
y fisiología: Bock, o. (2015). A history of the developtment of histology
1. Tejido epitelial. Reviste la superficie del cuerpo, tapiza up the end of the nineteen century. Research (2), 1283.
las cavidades y forma glándulas.
2. Tejido muscular. Formado por células contráctiles y res- Duarte, a. (2015). Historia de la Histología. Rev Med Hondur,
ponsable del movimiento y la locomoción. 83 (1-2), 77-81.
3. Tejido nervioso. Controla todas las actividades del orga-
nismo. Recibe, transmite e integra toda la información De Kruif, p. Los cazadores de microbios. México: Época.
del medio ambiente externo e interno.
4. Tejido conjuntivo. Sustenta estructural y funcionalmente Hussein, i. h., Raad, m., & Safa, r. (2015). Once upon a micros-
a los otros tres tejidos. copic slide: the Story of Histology. J Cytol Histol, 6, 1-4.

Lain, p. (1978). Historia de la medicina. Barcelona: Salvat.


Conclusión:
Master, b. (2008). History of the optica microscope in cell
biology and medicine. En Encyclopedia of Life Sciencies
La histología fue estudiada inadvertidamente por (págs. 1-8). Chichester: John Willey & sons.
anatomistas que, sin el uso de microscopio llegaron a
grandes avances; sin duda dos de los personajes más
importantes en este ámbito fueron Marcello Malpighi y Pawlina w, r. m. (2007). Histología: texto y Atlas color con
Francisco Xavier Bichat. Sin embargo, los inicios de la Ciología Celular y Molecular (quinta ed.). Buenos Aires:
histología fueron posibles gracias al invento de Anton van
Médica Panamericana.
Leewenhoek, el microscopio y a sus posteriores
modificaciones y el mejoramiento del mismo por parte de
Zaccharias y Hans Janssen, Carl Zeiss y Ernst Abbe entre Pérez, j. (2011). Marie-Francois, Xavier Bichat y el nacimiento
otros. Quien acuñó el término histología fue Karl Mayer en
del método anatomoclínico. Cir gen, 33 (1), 54-57.
1819. También contribuyeron de manera muy importante
los primeros investigadores en asomarse a ese curioso
mundo microscópico como: Robert Hooke, Matthias Pérez, o. (2010). De los albores a los albores: recorrido por
Schleiden, Theodor Schwann y Rudolf Virchow, personajes
la historia de la medicina. La Habana: Ciencias Médicas.
claves quienes fueron finalmente los que al estudiar a los
tejidos, los agruparon y los clasificaron.
Rodríguez, v., Gutiérrez, j., & Falcón, c. (2010). La célula, su
estructura y función. En F. T. Castell A, Histología y Biología
celular (págs. 45-72). México: McGraw-Hill.

Ventura, h. (2000). Rudolph Virchow and Cellullar Pathology.


Clin Cardiol. 23, 550-552.

Zepeda, a. (2010). Aplicaciones de la microscopia en la


histología y la biología celular. En a. Castell, Histología y
Biología celular (págs. 1-12). México: McGraw-Hill.

359
Unidad 2:

Estequiología
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll
Conrado Robles Vázquez
Unidad 2: La teoría del miasma

La antropogenia
en la antigüedad
El problema científico se plantea de modo inmediato, en relación
Objetivo: con el hombre, las dos cuestiones que en el siglo xix recibirán el
nombre de “filogenia” u origen de la forma específica de un ser
viviente, y la “ontogenia” u origen de su forma individual. Ambas
Conocer de manera general, el concepto de cuestiones, sin emplear tales nombres, fueron tratadas en la
estequiología y sus formas de interpretación, desde la Grecia antigua, desde los orígenes de la physiología presocrática.
antigüedad hasta el siglo XIX.
Con respecto al origen de la especia humana, tanto en los
fragmentos de los fisiólogos presocráticos como en los escritos
de los médicos hipocráticos, hay textos que denotan con toda
claridad un pensamiento evolucionista. Por ejemplo, en Sobre
la dieta, la forma humana es el resultado de la configuración de
elementos cósmicos anteriores a ella. Por el contrario, Aristóteles,

Introducción: no obstante, su doctrina de la generación espontánea tiene frases


anti evolucionistas en Sobre las partes de los animales.

Es la segunda de las grandes disciplinas fisiológicas -


junto con la anatomía-, que proyectó el pensamiento
común de los autores presocráticos, y que puede
definirse como: la doctrina de la composición elemental
de los cuerpos naturales; en este caso, el ser humano.
Son dos las concepciones básicas del elemento cósmico
presocrático, los cuatro elementos de Empédocles de
Agrigento y los átomos de Demócrito. Como elementos
dinámicos, pueden ser considerados los momentos Aristóteles, biografíasyvidas.com
cualitativos o contraposiciones de Alcmeón de Crotona:
lo húmedo y lo seco, lo frío y lo cálido, lo amargo y lo Más abundantes y precisas son las ideas acerca del origen
dulce.
Tras esta etapa inicial -y con ella como fundamento-, del individuo humano. Las dos semillas, la masculina y la feme-
comienza la estequiología biológica y médica, de la que nina, colaboran en la formación del embrión; pero en cuanto
serán protagonistas los hipocráticos, surgiendo una a la procedencia de esas semillas, es posible distinguir en
noción nueva y fecunda en el Corpus Hippocraticum: la
del humor, entendido más o menos como un fluido la biología antigua tres orientaciones principales: a) la teoría
viscoso que permanece inmutable en todas las encéfalo-mielógena, sin duda la más arcaica, que atribuye el
transformaciones de la physis del hombre, y que es la origen de la semilla al cerebro y a la médula espinal; b) la teoría
base de la doctrina humoral.
de la pangénesis, en la que la materia fecundante procedería de
todas las partes del cuerpo; c) la teoría hematógena, según la
cual el esperma tiene su fuente en la sangre.

361
Módulo 9: Teoría celular

En la historia de la embriología antigua, se pueden señalar


tres etapas. Estequilogía biológica
Hipocrática. Bajo la acción del calor uterino la mezcla de
las semillas se condensa y da lugar al embrión, el cual se La anatomía renacentista de Vesalio concebida como arquitec-
nutre de dos fuentes, la sangre menstrual y el hálito de la tura del cuerpo humano, fue esencialmente sólida, por lo que
madre, éste transformado en neuma dentro de la masa no podía una sustancia fluida como el humor, ser el elemento
embrionaria. Por fin, el neuma se fragua un conducto, fundamental.
por donde el embrión empieza a respirar. El sexo vendrá Primero el francés Jean Fernel (1497-1558), y poco después
determinado por el predominio de la semilla paterna o el italiano Gabriel Falopio, pensarán que el verdadero elemento
la materna, y la condición pan-somática de ambas, per- del cuerpo animal no es un humor, sino la “fibra”. Así parecía
mitirá explicar el hecho de la herencia de los caracteres pedirlo el radical solidismo de la nueva anatomía, y mostrarlo la
corporales. disección fina de los ligamentos, músculos, nervios y estromas
Aristotélica. En un nuevo ser, lo caliente y lo activo lo pone viscerales.
la semilla masculina dándole forma, y la materia del em-
brión la pone la semilla materna con lo frío y lo pasivo.
En sus observaciones sobre el desarrollo del huevo de
las aves, Aristóteles es el creador de la embriología com-
parada. El corazón es la parte principal del cuerpo, será
lo primero en formarse y lo último en detenerse y morir.
Galénica. La embriología de Galeno procede de Aristóte-
les, en la idea del papel que desempeñan el macho y la
hembra. Doctrinariamente atribuyó prioridad cronoló-
gica a la génesis de las partes vegetativas, y pensó en
consecuencia que lo que primero vive en el embrión es
el hígado y que la aurícula derecha es una dilatación de
la vena cava, por lo tanto, una extensión del hígado sería
lo que muere al último.
Jean Fernel, BIU

Pero la fibra de Falopio no es un hilo visible, por fino que


éste nos parezca; es un “elemental” hilo invisible e imaginado,
el hilo de la materia que ya no puede descomponerse en otros
más sutiles y cuya agrupación longitudinal, daría lugar a lo que
esa extremada disección nos muestra.

Embrión humano, Langman

362
Unidad 2: La teoría del miasma

De tres maneras habrían de reunirse entre sí las fibras ele-


mentales: a) el longitudinal, que da fibras visibles o cordones; La estequiología
b) el superficial o bidimensional, que forma los tejidos como re-
sultado del entrecruzamiento de aquellas; c) el tridimensional, del siglo XIX
o la masa sólida como término. Falopio es por consiguiente el
creador de la noción de tejido, entendido éste, en el más directo Aunque en los años finales de la Ilustración se insinuaron no-
y textil sentido de la palabra. vedades tocantes a la significación y alcance de la doctrina
Tres clases de fibras se concebían para el cuerpo humano: fibrilar, tales novedades preludiaban el cambio de rumbo que
a) la fibra carnea, capaz de movimientos voluntarios; b) la fibra la estequiología iba a tomar en la primera mitad del siglo xix.
cartilagínea, susceptible del movimiento involuntario; c) la fibra Las doctrinas de Falopio sobre la textura, y los atisbos geniales
mixta, propia del aparato digestivo. de Baglivi en torno a las fibras membranáceas, parecen cobrar
Poco a poco, esta estequiología fibrilar irá imponiéndose nuevo eco en los años finales de la centuria. De alguna manera,
en biología y medicina. Fabricio D’Acquapendente la aplica a su las “telas” o “membranas”, como elemento descriptivo o for-
incipiente fisiología mecánica del músculo; Descartes la eleva mal, adquieren en algunos autores un cierto reconocimiento.
en su tratado De homine (1662), a concepto básico de su an- Se refieren, como el profesor de Monpellier, Bourdeu, a los
tropología; Stenon construye apoyándose en ella su “miología tejidos como elementos estructurales del cuerpo, bajo crite-
geométrica”; con la fibra como clave edificará Alfonso Borelli su rios sensoriales. Estas nuevas partes orgánicas -los tejidos-,
fisiología iatromecánica. Todo o casi todo el pensamiento bio- manifiestan un mismo comportamiento y tienen unas mismas
lógico del siglo xviii se hace resueltamente “fibrilar”. propiedades; son en alguna medida semejantes a las antiguas
partes similares aristotélicas, ahora concebidas -se dijo-, con cri-
terio sensorial.

Theóphile Bordeu, BIU

Las aportaciones y el número de autores no son excesiva-


mente numerosos, pero tienen una clara novedad: el propio
Bordeu, describirá lo que llama el tejido mucoso; el anatomista
Morgagni el tejido adiposo; otros, como Monro, estudiarán las
bolsas serosas. La doctrina de la fibra sigue teniendo vigencia,
pero se insinúa un nuevo criterio, como en el caso de Andreas
Bonn cuando describe las membranas, a las que clasifica en
cuatro grupos: fibrosas, serosas, sinoviales y de revestimiento.

363
Módulo 9: Teoría celular

y los somete a las más diversas manipulaciones -calor, mace-


ración, ácidos, álcalis, etc.-, cuando los fragmentos muestran
un mismo comportamiento, una misma estructura y propie-
dades -refiere Bichat-, nos encontramos ante un mismo tejido.
Un tejido es, por tanto, una parte homogénea de los territorios
orgánicos, con un mismo comportamiento vital, o propiedades
fisiológicas, un mismo origen embrionario y un idéntico modo
de enfermar.

Tejido adiposo, Langman

Durante la primera mitad del siglo xix, quedó plenamente


formulado el concepto de tejido y la doctrina celular inició su
camino. Al médico francés Xavier Bichat (1771-1802), se debe el
concepto moderno de tejido. Sus obras más importantes apa-
recidas en plena juventud: Tratado de las Membranas en general
y de diversas membranas en particular (1800), y su Anatomía Ge-
neral (1801) recogen las ideas en torno al concepto de tejido. Es
autor también, de las Investigaciones fisiológicas sobre la vida y
la muerte (1800). Bichat se propuso seguir fielmente los postu- Tejido cartilaginoso, Langman

lados del método experimental, procediendo con un riguroso


estudio objetivo de los fenómenos vitales. Con estos elementos básicos Bichat estableció el concepto
Esta visión positiva y experimental de la ciencia, se aúna de tejido, dejando inacabada su obra en plena juventud. Esta-
con una orientación vitalista de los fenómenos orgánicos cuyo bleció también una primera clasificación de los tejidos, distin-
análisis realiza tomando como modelo, el método sensorial de guiéndolos entre generales y particulares, de los que llegó a
Condillac. Con todos estos supuestos, llegó Bichat a formular reunir hasta veintiuno, y constituye la segunda gran doctrina
el moderno concepto de tejido; pero ¿cómo procedió Bichat?, científica que elaboró la estequiología, en la primera mitad del
a través de una tarea realmente agotadora, se consagra a la siglo xix.
experimentación más rigurosa, recoge fragmentos orgánicos

364
Unidad 2: La teoría del miasma

La embriología
Tras el gran auge de la embriología preformacionista durante la
centuria de 1650-1750, la teoría generacionista del Wolff se apoya
ahora sobre datos microscópicos, regresando a la embriología
epigenética de Harvey. Durante el siglo xix la embriología se di-
vide en dos etapas, antes y después de la teoría celular.
Antes de la teoría celular, la embriología tiene más bien un
carácter empírico, como el descubrimiento de las hojas ger-
minales de Pander, o bien, especulativo, como la doctrina del
paralelismo entre las distintas formas ascendentes de la escala Conclusión:
animal.
La teoría celular condujo a entender celularmente la doc-
trina de las hojas germinales. A partir de 1841 se demostró la Al finalizar el periodo surgirá una nueva disciplina, la
genética, que tenderá un puente precioso entre la
condición celular del óvulo y el espermatozoide, así como la embriología y la filogenia. La genética, en efecto, enseña
fecundación, que consistía en la fusión de la cabeza del es- cómo se construyen y cómo se transmiten los caracteres
permatozoide con el núcleo del óvulo. De igual forma se fue hereditarios, a la vez que las peculiaridades de la
embriogénesis individual son puestas en relación
interpretando el proceso de la división del óvulo fecundado. comprensible con las peculiaridades de la estirpe.
La embriología comparada evolucionista pareció adquirir
forma canóniga, cuando Huxley y Kowalewsky demostraron la
universalidad de las hojas germinativas en la ontogénesis de los
metazoos y, sobre todo, cuando Haeckel estableció la pauta
común del desarrollo ontogenético y de la evolución filoge-
nética: mórula, blástula, gástrula.

Bibliografía:
Laín, p. (2001). Historia de la Medicina. España: masson

Rosemberg, n. y Rosemberg, l. (1969). Historia de la Medicina


Moderna. México: Editorial Diana

Hipócrates (2001). Tratados Hipocráticos, traducción de


Carlos García Gual. España: Gredos

Mabille, p. (1945). La Arquitectura del Hombre. México: ediapasa

Embriología comparada, Langman


Langman (1993). Embriología Médica. México: Panamericana.

365
Unidad 3:

La Teoría Celular
Ruy Echavarría Rodríguez
Thania Ameyalli Ce judo Nevarez
Rubí Malpica Morales
Unidad 3: La teoría celular

Objetivo:

Comprender los componentes básicos de la Teoría Celular, y sus postulados en la


actualidad, y analizar el papel decisivo de la Teoría Celular en el cambio de paradigma
estequiológico, del vitalismo idealista al reduccionismo materialista, en la ciencia y la
filosofía en general.

Introducción:

En la primera mitad del siglo XIX era un hecho evidente que “Europa” se había escindido del
resto del mundo en casi todos los renglones que conforman la vida cotidiana de una
civilización, al dejar atrás el Antiguo Régimen y llevar a cabo su arranque socioeconómico
sobre la base de tres pilares fundamentales:
1. La Revolución Científica iniciada en el siglo XVI y madurada en el XVIII.
2. La Revolución Tecnológica, producto de la anterior, iniciada con los incipientes
inventores del siglo XVII y desarrollada en el XVIII y el XIX.
3. El Modo de Producción Capitalista, desarrollado gracias a los avances ideológicos y
técnicos aparecidos en esos siglos, que en un mecanismo de retroalimentación siguieron
dándose, de forma acelerada, exigidos por el mismo Capitalismo.
Así pues, en la década de los treinta del ochocientos, los humanos de estas regiones vivían
ya los cambios consecuentes a los tres cambios de paradigmas mencionados.

367
Unidad 3: La teoría celular

Los precursores
En la segunda década del siglo xix las condiciones estaban dadas
para la consolidación definitiva de un largo proceso, tan largo
que encontramos su primeros antecedentes en las postrimerías
del siglo xvi con la ya mencionada invención del microscopio, Chester Moore Hall (1703-1771). Abogado e inventor inglés,
pero esa es la parte técnica; lo más importante inicia con un inventó el Microscopio acromático (1730), fabricó el primer
personaje de oficio mercader de paños y óptico por afición, y lente acromático, aunque de inicio lo inventó para aplicarlo
observador compulsivo de la naturaleza: Antoni van Leeuwenhoek en la telescopia.
(1632-1723) quien en 1674 descubrió los protozoarios y más tarde Caspar Friedrich Wolff (1733-1794). Alemán, precursor de la
los espermatozoides y los glóbulos rojos, en realidad Leeuwen- Teoría Celular, médico militar e investigador, embriólogo, cuya
hoek es el verdadero descubridor de la “célula”, tanto de las de labor científica la desarrolló en la Academia de Ciencias de San
los organismos unicelulares como de las de los pluricelulares, Petersburgo, Rusia; en su obra Theoria generationis (1759)
pero, sin disciplina ni metodología científicas no dio a su vasta adelantó la descripción de lo que podría ser el protoplasma,
obra el provecho que pudo haber obtenido. substancia a la que denominó vis essentialis, a partir de la que
se desarrollarían los órganos y el individuo mismo.

Microscopio del siglo XVIII, Schott


Caspar Friedrich Wolff, BIU

El siguiente personaje es un científico inglés difícil de ubicar


Franz Andreas Bauer (1758-1840). Dibujó el núcleo, micros-
en una disciplina específica Robert Hooke (1635-1703) quien es,
copista austríaco dibujante del Real Jardín Botánico de Kew,
literalmente, el padrino de bautismo de la célula; en 1665 en
observó en 1802 y dibujó por primera vez el núcleo de una
su obra Micrographia él acuñó la palabra “célula” [cell] del latín
célula vegetal, de hecho él pensaba que era una característica
cella (celda), con lo que, pese a su carácter díscolo y las malas
de los vegetales.
intenciones de su archienemigo Isaac Newton, entró a la inmor-
Joseph Jackson Lister (1786-1869). Comerciante de vinos e
talidad junto con la palabra de su invención.
inventor aficionado, diseñó el sistema de lentes para corregir la
aberración esférica en 1826 y lo hizo construir por James Smith.
Fue el padre del célebre cirujano Joseph Lister.
Robert Brown (1773-1857). Médico escocés, cirujano naval,
explorador, botánico y físico, fue quien bautizó el núcleo celular
(1831), pero sin comprender su importancia.

368
Unidad 3: La teoría celular

René-Joachim Henri de Dutrochet (1776-1847). Médico, Felix Dujardin (1801-1860). Médico, zoólogo y geólogo francés,
microscopista, fisiólogo y biólogo francés, entre sus numerosos identificó en 1824 las células en tejidos vegetales y animales,
estudios identificó las células tanto vegetales como animales, creo el término Protozoa, estudió la substancia intracelular
así como unidades morfológicas de los organismos [por lo que llamada por él sarcode (más tarde denominada protoplasma).
algunos lo consideran el verdadero fundador de la Teoría Celular],
pero él mismo no comprendió la importancia de su descubri-
miento, la que tampoco reconocieron sus coetáneos por lo que
no alcanzó difusión.

“La naturaleza posee un plan uniforme

para la estructura de los seres orgánicos

animales o vegetales […] y todos los seres

vivos derivan de la célula de la que ellos

son la modificación”. Johannes Müller, BIU

Dutrochet, 1824

Johannes Müller (1801-1858). Anatomista y fisiólogo alemán,


Jan Evangelista Purkyně (1787-1869). Médico, anatomista y inició la investigación conjunta de la anatomía comparada, la
fisiólogo checo, introdujo el micrótomo como instrumento en fisiología y la química, maestro de Schwann, Remak, Liebig y
la investigación microscópica, se le atribuye la creación de la Virchow entre otros, autor de una teoría vitalista, la de la “Fuerza
palabra protoplasma. vital” para explicar la vida; mantuvo siempre una postura filosófica
Lorenz Oken (1779-1851). Médico alemán, una de las cabezas afín a la Filosofía Natural, lo que quizá haya ejercido influencia
de la Filosofía Natural elaboró una teoría sobre la constitución en algunas ideas equívocas de los mencionados discípulos,
de los seres vivos acorde con los principios de la misma: los or- más cercanas a posiciones idealistas que a un materialismo
ganismos pluricelulares son constituidos por “infusorios” (pro- racionalista.
tozoarios), se le considera entre los precursores de la Teoría Barthélemy Charles Joseph Dumortier (1797–1878). Botánico
Celular, pero su teoría aún estaba impregnada de la filosofía belga, descubrió y describió la división celular (1840).
vitalista.

369
Unidad 3: La teoría celular

Matthias Jakob Schleiden


(1804-1881)
Es reconocido como uno de los padres de la Teoría Celular, El estudio microscópico de las células vegetales le llevó a
nació en Hamburgo, estudió Derecho en Heidelberg y ejerció elaborar una teoría sobre la reproducción de las mismas, sobre
como abogado en su ciudad natal, pero por consejo de su tío la base del citoblasto (el núcleo descrito por Brown) originado
Johan Horkel (botánico de profesión), decidió seguir su verdadera a su vez en el citoblastema (citoplasma), enunciada en su Bei-
vocación, y se trasladó a Gottinga donde estudió Medicina, ahí träge zur Phytogenesis (1838) en el que planteó dos postulados
su profesor de botánica Friedrich Bartling le indujo a dedicarse básicos:
de tiempo completo a esa ciencia. Nombrado profesor en Jena
orientó su estudio a los vegetales, al aspecto fisiológico y a la
descripción microscópica de los mismos, lo que le enfrentó con 1. Todos los organismos vegetales
la mayoría de sus colegas botánicos de la época, que preferían
la simple descripción macroscópica de las plantas y su taxonomía. están formados por células.

2. La célula es la unidad básica ana-

tómica y funcional de la vida vegetal.

La teoría original de Schleiden adolecía de algunos errores


sobre los mecanismos de reproducción celular y crecimiento de
los organismos vegetales, como el supuesto origen espontáneo
de las células demostrado como falso por Hugo von Mohl, pero
lo esencial, la identificación de la célula como la individualidad
sede de las funciones vitales básicas, tanto en seres vegetales
unicelulares como pluricelulares, fue la idea fundamental para
Matthias Jakob Schleiden, BIU la despedida definitiva de las teorías vitalistas con bases episte-
mológicas y filosóficas idealistas.
Schleiden obtuvo en su vida académica tres doctorados: en En Berlín conoció al fisiólogo Theodor Schwann, discípulo
Derecho, Botánica y Filosofía, en esta disciplina mantuvo una predilecto de Johannes Müller, con quien estableció una amistad
posición mezcla de mecanicismo, reduccionismo y racionalismo que se convirtió en colaboración al compartir sus ideas, y más
basada en apariencia en una cosmovisión materialista, y en lo tarde establecer en forma conjunta la teoría unificada sobre la
social fue liberal, en su ancianidad llegó a escribir Die Romantik célula como unidad básica anatómica y funcional de la vida
des Martyriums bei den Juden im Mittelalte (1878), cuando ya se en general.
iniciaba el antisemitismo en los medios académicos alemanes.
Fue uno de los primeros científicos alemanes -junto con Ernst
Haeckel-, que aceptaron sin reservas la Teoría de la Evolución
de Charles Robert Darwin.

370
Unidad 3: La teoría celular

Friedrich Theodor
Schwann (1810-1882)
Nació en Neuss, estudió Medicina en Würzburg, en Berlín fue I. Todos los vegetales y los animales
discípulo de Johannes Müller quien le orientó hacia el estudio
de la fisiología, en esa etapa de su vida descubrió y nombró la están formados por células y secre-
pepsina, descubrió los músculos estriados del esófago y la vaina
de Schwann de las fibras nerviosas, estudió la fermentación del ciones de las mismas.
azúcar y demostró el papel de la levadura -organismo vivo- en
dicho proceso, y acuñó en colaboración con Liebig el término II. Las células tienen una vida inde-
metabolismo, realizó estudios para demostrar la falsedad de la
“teoría” de la generación espontánea, pero sus resultados no pendiente cada una.
fueron definitivos.
Amigo personal de Schleiden, en 1838 conoció los trabajos III. Pero, en conjunto, todas las células
de este y su teoría sobre la importancia de las células, misma
que compartió y extendió a los animales, al demostrar que en se subordinan a la vida del organismo.
estos también existen células, evidencia que logró al estudiar la
cuerda dorsal (notocorda) del renacuajo y tejidos embrionarios
de cerdo y pollo; estudió la embriogénesis y demostró el de- La Teoría fue aceptada de forma rápida en Alemania, no así
sarrollo del organismo adulto a partir de células embriona- en otros países como Francia, donde en general fue rechazada
rias específicas, a partir de lo que concibió su Teoría de los (por los mismos Magendie y Auguste Comte), pero donde también
Organismos. encontró un defensor, fue en Claude Bernard. Sin embargo,
pese a su convencimiento de haber acabado con el falso con-
cepto de la separación fundamental entre plantas y animales, la
percepción de haber abierto un camino sin vuelta a una nueva
concepción estequiológica con la refutación definitiva de las
teorías vitalistas, hizo que Schwann después de una crisis
personal provocada por la incompatibilidad de su posición
científica reduccionista-materialista con su credo religioso
católico, abandonara la investigación, y se dedicara a la docencia
hasta su retiro.
A esta altura del relato hay que aclarar que la teoría de
Schleiden y Schwann era sólo eso: una teoría, estructurada sobre
Friedrich Theodor Schwann, BIU observaciones empíricas, sin demostración experimental alguna,
con bastantes errores de interpretación de los hechos observados,
Schwann expuso sus conclusiones en su obra Mikroskopische pero, aun así contenía una idea genial.
Untersuchungen über die Uebereinstimmung in der Struktur Las pruebas definitivas del acierto de la Teoría las propor-
und der dem Thiere Wachstum und Pflanzen (1839) en la que cionaron otros científicos, que en forma sucesiva acumularon
estableció la unidad de la Teoría Celular, con el enunciado de los hallazgos y experimentos que dieron certeza a los postulados
tres principios: de Schleiden y Schwann.

371
Unidad 3: La teoría celular

Otros contribuyentes
Robert Remak (1815-1865). Médico judío polaco-alemán, discípulo
de Johannes Müller, corrigió la teoría de las hojas embrionarias de
Karl Ernst von Bauer, descubrió las células nerviosas cardíacas John Goodsir (1814-1867). Anatomista y citólogo escocés,
(ganglios de Remak), pero, por su origen étnico y por su calami- precursor de la Teoría Celular planteó el rol de la célula como
tosa competencia académica con Virchow, se vio postergado centro de las funciones de nutrición, sus investigaciones sobre
en el escalafón docente, y fallecido a los 50 años por una com- el tema fueron aprovechadas (apropiándoselas) por Rudolf
plicación de diabetes. Aun así, le fue regateado el mérito de ser Virchow en la elaboración de sus aportes a la Teoría.
quien proporcionó las pruebas experimentales definitivas de Hugo von Mohl (1805-1872) Médico, profesor, biólogo y
la teoría, con sus estudios sobre la división celular a partir del botánico alemán, estudió medicina y ejerció la docencia de
núcleo, con lo que corrigió la teoría original de Schwann, y más la Botánica en Tübingen, llevó a cabo investigaciones sobre el
tarde su demostración de la evolución de los tejidos adultos a papel del protoplasma (nombre que, si no acuñó, sí fijó) en la
partir de las células embrionarias, todo lo cual dejó consignado división celular, con los que corrigió la teoría original de Schleiden,
en su Untersuchungen über die Entwickelung der Wirbelthiere. estudios que recogió en su obra Die vegetabilische Zelle y que
Hay opiniones, sin embargo, que le consideran el auténtico ayudaron a consolidar la Teoría Celular, por lo que algunos con-
creador de la Teoría Celular, llamando a su aportación la “Se- sideran a Mohl otro candidato a ser el autor de la Teoría.
gunda Teoría Celular”.

Robert Remak, BIU

372
Unidad 3: La teoría celular

Se aprovechó, en cambio, de los experimentos de Robert


Rudolf Ludwig Virchow Remak -dicho sea con falta de ética profesional y académica-,
para añadir a la Teoría Celular el cuarto postulado referente al
(1821-1902) necesario origen [siempre] de las células en otra célula antece-
sora, enunciado en el aforismo de Omnis cellula e cellula, o en
Médico, antropólogo y político alemán, es el autor del cambio las propias palabras de Virchow:
de paradigma en la Patología, al crear el concepto de la lesión
celular como base de la enfermedad y dejar atrás los conceptos “Poco estamos dispuestos a conceder ya
de lesión orgánica [Morgagni], lesión tisular [Bichat], y la teoría
humoralista; político liberal ayudo a crear el concepto de Me- sea en la histología fisiológica o patológica,
dicina Social; alumno de Müller, mantuvo siempre una actitud
confusa hacia las posiciones materialistas, se opuso a la Teoría que una nueva célula puede construirse
de la Evolución de Darwin y negó la evidencia del Hombre de
Neanderthal, a diferencia de otros científicos alemanes como a sí misma fuera de cualquier sustancia
Haeckel convertidos de inmediato al Evolucionismo, y aún di-
sintió con Robert Koch sobre los postulados de la Bacteriología. no celular. Cuando surge una célula, allí

debe haber existido previamente una célula

(omnis cellula e cellula), del mismo modo

que un animal sólo puede brotar de un

animal, una planta sólo de una planta”.


Ospina, N. y Galagovsky, L.: La célula modelizada; 2017].

El concepto anterior quedo fijado en su obra Die cellularpatho-


logie in ihrer Begründung auf physiologische und pathologische
Gewebenlehre (1858).
Colección de conferencias científicas comunes de Rudolf Virchow, BIU En realidad, dicho aforismo es de la autoría de François-Vin-
cent Raspail (1794-1878) Médico fisiólogo, químico, biólogo y
político francés, afiliado al socialismo y tan leal a sus ideas, que
a la edad de 80 años sufrió dos años de prisión por su defensa
de los comunistas (comuneros) parisinos; pero Virchow -otra
vez-, se quedó con el mérito de la creación de la sentencia: sin
embargo, Raspail es considerado cofundador de la Teoría Celular.

373
Unidad 3: La teoría celular

Ahora bien, la Teoría Celular está completa con sus cuatro


postulados:
I. Todos los seres vivos son compuestos por células (la célula
es la unidad anatómica de la materia viva) y por secreciones de
las mismas. Los organismos pueden ser formados por una sola
célula (unicelulares) o por varias (pluricelulares). Una sola célula
puede constituir un organismo autónomo.
II. La célula es la unidad fisiológica de la vida. La célula es un
sistema abierto independiente, pero actúa en conjunto
con el organismo.
III. Las células son también una unidad genética y realizan Conclusión:
la transmisión hereditaria de forma y función de gene-
ración a generación.
IV. El cuarto postulado contenido en la afirmación Omnis
Este breve repaso de la historia de la génesis de la Teoría
cellula e cellula (Toda célula deriva de una célula prece-
Celular, sus autores, las circunstancias socioeconómicas en
dente) atañe a la biogénesis y refutó en forma definitiva las que se dio el proceso, y las diversas corrientes
la “teoría” de la generación espontánea o “ex novo”. ideológicas presentes en cada una de las anteriores, y que
entraron en rivalidad por el privilegio de explicar los
fenómenos vitales, nos permite recapitular los hechos:
En la época actual, esta es la forma en que se conoce y ma- La Teoría Celular, como todos los descubrimientos e
neja la Teoría Celular, producto de múltiples aportaciones tanto invenciones científicos, no habría sido posible sin una
infraestructura ideológica y otra técnica que hicieron
ideológicas (teóricas) como tecnológicas, las primeras a veces
realidad la Teoría.
acertadas desde un inicio, otras veces corregidas en varias oca- El desarrollo de la Teoría se realizó con la colaboración de
siones; en esta saga participaron médicos (la mayoría) natura- varios científicos de diversos países, y en diversas épocas,
pero fue en Prusia, Alemania, donde había el entorno
listas (ahora biólogos), químicos, inventores (profesionales y
intelectual universitario adecuado, sustentado por la
aficionados), mecánicos y filósofos, todos ellos movidos por la formación socioeconómica dominante en la primera mitad
humana curiosidad de llegar a conocer la realidad del proceso del siglo XIX, la Teoría se concretó pese a las
contradicciones ideológicas presentes en dicho medio.
de la Vida.
Al final, el predominio de la ideología materialista
racionalista respecto al tema, permitió la elaboración de
una teoría científica válida que dio lugar a su vez al gran
cambio estequiológico necesario, y esta vez definitivo, en
las Ciencias Naturales, y abrió el camino a diversas ramas
de la Ciencia.
No es casualidad que la Teoría Celular sea, en su origen,
contemporánea y aún coetánea de las otras dos grandes
teorías decimonónicas: la Teoría de la Evolución de Charles
Robert Darwin y la Teoría del Materialismo Dialéctico de
Karl Marx y Friedrich Engels.

374
Unidad 3: La teoría celular

Bibliografía:
Arroyo, g. (1986). Diccionario de Biología. México: Ediplesa.

Asimov, i. (1979). Introducción a la Ciencia. Barcelona: Plaza


& Janes.

Bernal, j d. (2006). La Ciencia en la Historia. México: unam/


Nueva Imagen.

Beron, m. p. (s.f.). Biología de la célula. En Historia de la Teoría


celular: Recuperado de: https://biologiadelacelula.files.
wordpress.com/2008/03/086_092_lectura_celular.pdf

Historia y Teoría Celular. (s.f.). Recuperado de: https://norma-


constanzab.wordpress.com/historia-y-teoria-celular/:

Lain, p. (1978). Historia de la medicina. Barcelona: Salvat.

Martínez, s. & Barahona, a. (1998). Historia y explicación en


biología. México: Fondo de Cultura Económica.

Ospina, n. & Galagovsky, l. (2017) La célula modelizada: una


reflexión necesaria en el ámbito de la enseñanza. Revis-
ta Química Viva, (2), 41-63.

Vidal, j. d. (1999). La invención de la Célula. Biol. Res, 32 (4).

375
Unidad 4:

El tejido
nervioso
Migue l Ote ro Zúñiga
Jesús Gabriel Sanchez Campa
Unidad 4: El tejido nervioso

Objetivo:

Acercar al lector a la vida y obra de don Santiago Ramón Primeros años


y Cajal y su repercusión en el quehacer médico y neuro-
científico, contemporáneo hispanoamericano y mundial. Hijo de Justo Ramón y Casasús, y de Antonia Cajal Puente, am-
bos nacidos en la aldea de Larrés, provincia de Huesca, de la
actual región autónoma de Zaragoza. Su padre cirujano roman-

Introducción: cista y que ya en la madurez logró graduarse de Licenciado en


Medicina en la Universidad de Zaragoza ocupó, por oposición,
la plaza de Ayudante de Disección Anatómica. Las primeras en-
señanzas las recibió de su padre, quien fue su mentor y guía:
“Nací el 1 de mayo de 1852, en Petilla de Aragón, humilde
“Gracias a los cuidados de mi padre, adelanté tanto y tan
lugar de Navarra, enclavado por singular capricho
geográfico en medio de la provincia de Zaragoza, no lejos rápidamente, que a los seis años escribía correctamente
de […]” con estas palabras inicia Páginas de mi vida obra y con pasadera ortografía y poseía algunas nociones de
de don Santiago Ramón y Cajal que narra su quijotesca
geografía, francés y aritmética”.
aventura en la ciencia y en la vida. Espíritu rebelde que
mereció “la gloria de los hombres […] mediante la acción
inteligente y altruista”, embelleciendo, mejorando y Pero la familia de Justo Ramón padecía la pobreza del me-
esclareciendo el mundo que habitamos, a través de
dio social en que vivía vestido humildemente –porque la estric-
plasmar con sus dibujos el universo fastuoso y misterioso
que encontraba a través del microscopio y que con su ta economía que reinaba en mi casa no consentía lujos-, de cara
obra la “Textura del sistema nervioso del hombre y de los trigueña… que a la legua denunciaba larga permanencia al sol
vertebrados”, realizó el trabajo neuro-anatómico más
y al aire, nadie me hubiera tomado como hijo de burgués aco-
importante del siglo XX que se mantiene vigente hasta
nuestros días. modado, así en este escenario afloro su innata rebeldía.

Santiago Ramon y Cajal, BIU

377
Módulo 9: Teoría celular

Su fama, quizá exagerada, de pícaro y travieso creció en


Ayerbe, donde se convirtió en un pésimo estudiante y donde Formación médica y
a consecuencia de su comportamiento “descalabrarse mutua-
mente a pedrada limpia, romper faroles y cristales, asaltar huer- ejercicio profesional como
tos y, en la época de la vendimia, hurtar uvas, higos y meloco-
tones: tales eran las ocupaciones favoritas de los zagalones del médico militar en Cuba
pueblo, entre los cuales tuve pronto la honra poco envidiable de
contarme”, las tundas domésticas se hicieron también presen- En la literaria Universidad de Zaragoza cursó la carrera de me-
tes. Sin embargo, esto no fue obstáculo para que siguiera sus dicina “sin tropiezos aunque sin permitirme el lujo de sobresalir
estudios y terminara en el colegio de los Clérigos Regulares de demasiado”. Se puso de manifiesto su vocación por los estudios
las Escuelas Pías o Escolapios de la pequeña ciudad de Jaca, en anatómicos, auxiliado por su facilidad para el dibujo, lo que le
la que también inició el bachillerato, para graduarse como tal permitió destacar y que se le nombrara alumno ayudante de
en el Instituto de Segunda Enseñanza de Huesca en 1868. disección (1871-1873). También estos conocimientos le hicieron
Durante estos años Santiago fue aprendiz de barbero y za- posible ayudarse con los gastos de la carrera, como profesor
patero, desarrollo y fomento el ejercicio vigoroso, así como se particular de Anatomía. En junio de 1873 tras acreditar su exa-
aficionó por la pintura y a la fotografía, las cuales mantuvo el men profesional, obtuvo el grado de Licenciado en Medicina y
resto de su vida, pero también fue el tiempo de un maravillo se le expidió el título el 8 de septiembre del mismo año.
descubrimiento: “un día, explorando a la ventura mis resbala-
dizos dominios de tejas arriba, me asomé a la ventana de cierto
desván […] y contemplé, ¡oh, gratísima sorpresa!, al lado de tras-
tos viejos y de algunos cañizos cubiertos con dulces y frutas secas,
copiosa y variadísima colección de novelas, versos, historias, poe-
sías y libros de viajes”.
Allí se encontró con el Conde de Montecristo y los tres Mos-
queteros, las comedias de Calderón y la poesía de Quevedo,
el Robinsón Crusoé y el Quijote. De esta forma don Santiago
enfermo “de romanticismo”, condición que junto a su inclina-
ción natural por la pintura y el dibujo lo llevaría a sostener una
guerra sin tregua con su padre por su deseo de dedicarse a las
bellas artes. Sería don Justo el vencedor de esta contienda, lo
que en palabras del propio Cajal significo: “[…] sustituir el má- Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio, BIU

gico pincel, creador de la vida, por el cruel bisturí que sortea la


muerte […]”. Recién graduado de Licenciado en Medicina, Ramón y Cajal
fue llamado al servicio militar y aprovechándose de la convoca-
toria de oposiciones para médico segundo de la Sanidad Mili-
tar, se dirigió a Madrid y ganó una de las plazas vacantes e inme-
diatamente fue enviado, en septiembre de 1873, al Regimiento
de Burgos, Castilla la Vieja, de operaciones en la provincia de
Lérida, Cataluña, con el grado de Teniente.

378
Unidad 4: El tejido nervioso

En abril de 1874 recibió la orden de su traslado a Cuba en


plena Guerra Independentista de los Diez Años. Con el fin de
cubrir las bajas ocurridas en la Sanidad Militar en la Isla, se ce-
lebraron nuevas oposiciones en las que Ramón y Cajal obtuvo El regreso a España e
el ascenso a primer ayudante médico con el grado de Capitán.
Su llegada a La Habana se produjo en junio de 1874 y fue des- inicio de su labor docente
tinado al Departamento Central (Puerto Príncipe o Camagüey)
donde se le situó, primero, en la enfermería de “Vista Hermosa” Tras la dolorosa aventura de Cuba, Cajal regresa a su tierra con
y poco después en la enfermería de “San Isidro”, cerca de Nue- la intención de rehacer su vida. Su padre le anima a tomar el
vitas, donde enfermará de disentería y paludismo, que casi lo rumbo del profesorado, conforme a sus estudios y aficiones. Así
llevan a la muerte. es como nuevamente frecuenta el anfiteatro y desempolva los
libros de Anatomía e Histología, con el fin de prepararse para
las oposiciones a catedra. Esto le obligaría a cursar entre 1876
y 1877 las materias del Doctorado en Medicina -Historia de las
Ciencias Médicas, Análisis Químicos aplicados a las Ciencias
Médicas y Ampliación de la Histología Normal y Patológica-,
que combinaría con el quehacer clínico “en los ratos libres ayu-
daba a mi padre en el penoso servicio del Hospital, supliéndole
en las guardias y encargándome de las curas de algunos de sus
enfermos particulares de cirugía”. Fue nombrado por Real De-
creto de 9 de abril de 1877, Profesor Auxiliar interino de la propia
Facultad de Medicina de Zaragoza. En 1879 es nombrado por
Real Decreto, Director del Museo Anatómico de la Facultad de
Medicina de Zaragoza.

Fotografía de Ramón y Cajal, Museo Cajal

Con el diagnóstico de caquexia palúdica grave, fue dado


de baja del servicio militar y enviado de regreso a España, a la
que llegó, por el puerto de Santander, Cantabria, en junio de
1875, convertido en una verdadera ruina humana, que en nada
recordaba a aquel joven vigoroso y atlético que arribara a Cuba,
exactamente, un año antes. Fotografía de Ramón y Cajal, Museo Cajal

379
Federico Oloriz Ortega (1855-1912); Domingo Sánchez y Sán-
Cuatro años más tarde decide alejarse de su querida Alma chez (1860-1947); Gonzalo Rodríguez Lafora (1866-1971); Eduar-
Mater y obtiene por ejercicios de oposición la cátedra, en pro- do del Río Lara; su hermano Pedro Ramón y Cajal (1854-1950),
piedad, de Anatomía Descriptiva de la Facultad de Medicina brillante catedrático de Histología Normal de la Universidad
de Valencia, con fecha 5 de diciembre de 1883. Mas definida su de Cádiz; Joaquín Alonso; Miguel Calvo; Mariano Gorriz; Tomás
vocación por los estudios histológicos concurre a otras oposi- Blasco Viale; Luis Rodríguez Illeras; Claudio Sala Pons; su hijo
ciones y alcanza en ellas la cátedra de Histología y Anatomía Justo Ramón Fañanás; Dalmacio García; Carlos Gil y Gil y otros
Patológicas en la Universidad de Barcelona el 29 de noviembre muchos.
de 1887. Pero va a ser 5 años después que logra la plaza docente
soñada por él, al ser nombrado el 20 de febrero de 1892, por
brillantes oposiciones, catedrático de Histología y Anatomía Pa-
tológicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Central
de Madrid.

Célula nerviosa de la médula espinal del conejo, BIU

Es importante señalar que el legado de Cajal llega a México


gracias al asilo de varios de sus colaboradores que, tras las re-
Corte de una circunvolución cerebelosa de mamífero, BIU presalías por la Guerra Civil Española (1936-1939), logran exiliar-
se en nuestro país, gracias a la política de asilo del presidente
En este cargo se mantendrá ininterrumpidamente por 30 Lázaro Cárdenas, quienes llevaron a cabo una importante labor
años, hasta su jubilación oficial en mayo de 1922 y en él desa- en la Universidad Nacional Autónoma de México, convirtiéndo-
rrollará una de las labores docentes en ciencias médicas más se en pioneros, creadores de instituciones y notables maestros.
importantes en habla hispana de todos los tiempos y creará Baste mencionar nombres como los del neuropsiquiatra Dio-
una verdadera Escuela Española de Histología de prestigio nisio Nieto, el patólogo Isaac Costero colaboradores de Pío del
internacional, consolidada y acrecentada por discípulos de la Río Hortega, o el fisiólogo José Puche y el farmacólogo Rafael
talla de los doctores Nicolás Achúcarro (1881-1918); Jorge Fran- Méndez, discípulos de José Negrín.
cisco Tello Muñoz (1880-1958); Pío del Río-Hortega (1883-1945);

380
Unidad 4: El tejido nervioso

Su labor científica
Uno de sus más brillantes discípulos, el doctor Jorge Francisco monografías: “Sobre las fibras nerviosas de la capa molecular del
Tello, dividió en 3 etapas principales la labor y actividad científi- cerebro” (1888), “Coloración por el método de Golgi de los centros
cas de Ramón y Cajal. En la primera, que abarca de 1877 a 1887, nerviosos de los embriones de pollo” (1889), “Nuevas observacio-
incursionó intensamente en todas las ramas de la Histología, nes sobre la estructura de la médula espinal de los mamíferos”
ejemplo de estos estudios son sus monografías: “Investigacio- (1890), “Algunas contribuciones al conocimiento de los ganglios
nes experimentales sobre la génesis inflamatoria” (1880), “Con- del encéfalo” (1894), “Estudios sobre la corteza cerebral humana.
tribución al estudio de las células anastomóticas del epitelio I. Región visual. II. Zona motriz del hombre y mamíferos superio-
pavimentoso estratificado” (1885), “Tejido óseo y coloración de res. III. Corteza motriz” (1899) y “Estructura del tubérculo cua-
los cortes de hueso” (1887), “Sobre los conductos plasmáticos del drigénimo posterior, cuerpo geniculado interno y vías acústicas
cartílago hialino”(1887) y “Textura de la fibra muscular del cora- centrales” (1902).
zón” (1887). Y en la tercera etapa, que abarca de 1904 a 1934, final de
su vida, trabajó casi exclusivamente con métodos creados por
el mismo, preferentemente con el nitrato de plata reducido en
sus múltiples variantes y son de destacar, en esta parte de su
obra, entre muchas, las monografías: “Las células estrelladas de
la capa molecular del cerebelo y algunos hechos contrarios a la
función exclusivamente conductriz de las neurofibrillas” (1905),
“El ganglio intersticial del fascículo longitudinal posterior en el
hombre y diversos vertebrados” (1908), “Algunos hechos de la re-
generación parcial de la substancia gris de los centros nerviosos”
(1911), “Sobre un nuevo proceder de impregnación de la neuro-
glia y sus resultados en el cerebro del hombre y los animales”
(1913) y “Acción neurotrópica de los epitelios. Algunos detalles
Dibujo de la médula espinal, Museo Cajal sobre el mecanismo genético de las ramificaciones nerviosas in-
traepiteliales, sensitivas y sensoriales” (1919).
En la segunda etapa, que comprende de 1888 a 1903, puso
todo su esfuerzo, capacidad y conocimiento en el estudio mi-
nucioso del sistema nervioso, para lo cual empleó principal-
mente el método de Camillo Golgi y no puedo dejar de citar sus

381
Trascendencia de la obra nes terminan siempre en las dendritas de las células nerviosas de
la substancia gris del cerebro, sin formar retículas, sin contacto di-
de Cajal recto y sin mezclarse con otros cilindroejes. Postuló la Doctrina de
la polarización dinámica según la cual la transmisión del impulso
El 12 de diciembre de 1906, Santiago Ramón y Cajal pronunció nervioso va siempre de las dendritas al cuerpo celular y de allí al
su discurso de recepción del Premio Nobel de Fisiología y Me- cilindroeje. Al descubrir las terminaciones aferentes de las fibras
dicina junto al científico Camilo Golgi, otorgado por el Comité sensitivas en la corteza cerebral del hombre, situó el concepto de
del Instituto Karolinska de Estocolmo en reconocimiento a sus las localizaciones cerebrales sobre una base histológica firme. Y
meritorios trabajos sobre la estructura del sistema nervioso. Su demostró que la regeneración de las fibras nerviosas se debía al
conferencia de recepción la tituló “Estructura y conexiones de crecimiento de la sección proximal del cilindroeje”.
las neuronas”, que constituyó la presentación y defensa de la
doctrina neuronal, basado en una detallada exposición del de-
sarrollo experimental propio y ajeno que condujo a su postula-
ción. Las primeras palabras de Cajal son rotundas: “Las células
nerviosas son entidades morfológicas independientes”.

Células de Purkinge de cerebro adulto, Museo Cajal

Células piramidales teñidas con el método de Golgi por Cajal, Museo Cajal Ahora bien, es importante señalar que la doctrina neuronal
de Cajal es más aún, ya que esta se ha constituido en la “piedra
La teoría neuronal postulada por Cajal a partir de sus inves- angular” sobre la que se han construido, a lo largo del siglo xx,
tigaciones debe ser considerada, desde la perspectiva históri- todas las disciplinas neurocientíficas, incluidas la neurología, la
ca, como el eslabón final y definitivo del desarrollo de la teoría psiquiatría biológica o la psicofarmacología: es imposible expli-
celular. Doctrina que fue consolidándose durante la segunda car el mecanismo de acción de los psicofármacos sin conside-
mitad del siglo xix. Pedro Laín Entralgo dirá: “la obra de Cajal rar el efecto que estos ocasionan sobre algún elemento de la
constituye el definitivo remate de la teoría celular; con lo cual sinapsis o entender las principales teorías etiopatogénicas de
Schleiden, Schwann, Virchow y Cajal vienen a ser los cuatros hitos los trastornos mentales y neurológicos que se han formulado
principales de la historia de esta teoría”. sobre las bases de las conexiones sinápticas. Además, esta
El historiador medicina español, Francisco Guerra, profesor doctrina presenta una notable peculiaridad: 100 años después
de la Universidad de Alcalá de Henares, sintetizó la trascenden- del discurso ante los representantes de la Academia Sueca, la
cia de la teoría neuronal propuesta por el sabio en estas breves mayor parte de los postulados expuestos por Cajal continúan
palabras: “Ramón y Cajal sentó las bases del conocimiento actual manteniendo una vigencia científica particularmente asombro-
de la histología del sistema nervioso central, utilizando en gran sa, que ha hecho de este autor el científico clásico más citado
medida las técnicas histológicas de Golgi. Demostró que los axo- de la historia.

382
Unidad 4: El tejido nervioso

Conclusión:
El Quijote del microscopio falleció en Madrid, en la calle Alfonso XII No. 62,
el 17 de octubre de 1934. Con su muerte la cultura universal perdió a uno de
los grandes artífices del quehacer neurocientífico de todos los tiempos y
España a su máxima figura científica. El dolor por su pérdida fue bellamente
expresado por el poeta hispano-mexicano Alfonso Camín:
Llanto del sol, que se escondió en la altura
-Madrid en llanto torrencial se baña-
Llanto en la tierra propia y en la extraña
Llanto en la piedra inexorable y dura.
En el Madrid de aquella tarde oscura
sobre la caja el pabellón de España
fuimos a darle tierra a una montaña
que no encontraba espacio en la llanura.
En medio de dramáticos asombros
creí, al mirar el féretro en la acera,
-el cielo llanto, el Universo escombros-
¡Que al carpintero le faltó madera,
que les faltaban a los hombres hombros
y que a España le faltó bandera!

Bibliografía:
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383
Unidad 5:

Genética y
herencia
Carlos Daniel Aguilar Pérez
Jesús Gabriel Sánchez Campa
Unidad 5: Genética y herencia

Objetivo:
Conocer el origen de los principios básicos de la genética
clásica o herencia mendeliana, como uno de los grandes
paradigmas científicos de la historia de la medicina y de las
ciencias biológicas.

Gregor Johann Mendel


Introducción: Nació en 1822 en el pueblo de Heinzendorf al norte de Moravia
-entonces parte del Imperio Austro-Húngaro-, ahora República
Checa, cerca de la frontera con Polonia.
La Genética es una de las disciplinas más modernas de las Esa área había sido poblada desde hace muchos años por
ciencias biológicas y de las ciencias médicas con poco más
gente con ascendencia alemana y checa, conviviendo y proba-
de un siglo de existencia, pero con un desarrollo vertiginoso
que la ubica como la ciencia más destacada del siglo XX. La blemente casándose entre ellos lo que se conoce como endo-
Genética es la ciencia que estudia los fenómenos de la gamia.
herencia y la variación, pero también se ocupa de la
La lengua materna de Mendel fue el peculiar dialecto ale-
diversidad, la replicación, la mutación y la traducción de la
información en los genes. mán de la Silesia; mucho más tarde tuvo que aprender a hablar
Su objeto de estudio es la herencia y la variación, es decir, la en checo. Su origen era granjero y sólo por su persistencia y su
forma en que se trasmiten las características de una
trabajo duro consiguió iniciarse en la educación.
generación a otra y los aspectos que intervienen en este
proceso. Debe su nombre al vocablo “gen”, proveniente éste En 1843 fue admitido como novicio en el monasterio agusti-
de la palabra griega γένος cuyo significado es "raza, no en Brünn; cuatro años más tarde se ordenó como sacerdote.
generación, origen".
Se examinó para obtener un certificado de profesor de ciencias
Los genes serán los elementos o caracteres básicos del
sistema de información heredable; es un término descrito e naturales y fue suspendido (1850).
introducido en 1909 por Wilhelm Johannsen.
La colección de todos los genes de un organismo se conoce
como genoma; así como, la Ingeniería Genética se dedicará a
la manipulación de los genes mediante la aplicación de la
tecnología.
Todos estos fenómenos son conceptos complejos y su
análisis experimental sólo fue fructífero a partir del momento
en que se contó con un marco conceptual adecuado, que
fue provisto por el monje austríaco de la orden de los
agustinos Juan Gregorio Mendel (1822-1884), aunque sus
conceptos permanecieron ignorados y sin uso hasta su
redescubrimiento y replanteamiento en el año 1900.

Gregorio Mendel, BIU

385
Módulo 9: Teoría celular

Mendel envió una copia de su artículo principal a Otto Nä-


geli, junto a una carta en la que afirmaba que iba a continuar
Se ha sugerido que el tribunal examinador tenía prejuicios con sus experimentos, utilizando Hieracium, Cirsium, y Geum;
porque era sacerdote o porque sus opiniones científicas no Nägeli era profesor de botánica en Münich y figura importante
eran ortodoxas. en la biología de entonces.
La verdad es que parece ser que estaba poco preparado. También estaba interesado en la herencia y trabajó activa-
Para solucionar esto, pasó cuatro cursos entre 1851 y 1853, en mente en ella. Nägeli falló por completo en la apreciación del
la Universidad de Viena, en donde estudió física, química, mate- trabajo de Mendel e hizo algunos comentarios sin el más míni-
máticas, zoología, entomología, botánica y paleontología. En el mo interés en su respuesta a la carta de Mendel. Sin embargo,
primer curso estudió física experimental con el famoso científi- estaba muy interesado en Hieracium y esto le llevó a mantener
co Doppler y fue durante un tiempo su “asistente de prácticas” la correspondencia con Mendel. Las cartas que escribió Nägeli
en física. se han perdido, pero él conservó algunas de las cartas que le
También recibió cursos de Ettinghausen, en matemáticas y envió Mendel. Encontradas entre sus papeles, fueron publica-
física, y de Redtenbacher, en química orgánica. Podemos supo- das por Correns en 1905, fue usada la traducción en The Birth of
ner que estos estudios le permitieron usar métodos experimen- Genetics, aparecido en 1950 como un suplemento al volumen
tales y cuantitativos en la investigación biológica. 35 de la revista Genetics.
Otro de sus profesores en Viena, Unger de botánica, fue Hay diez de esas cartas, escritas entre 1866 y 1873 y dan una
también una figura sobresaliente. Unger fue uno de los hom- imagen del trabajo de Mendel durante ese periodo. Debido al
bres importantes en el desarrollo de la teoría celular; describió interés de Nägeli, una gran parte del contenido tiene que ver
los anterozoides de los musgos y los interpretó correctamente con Hieracium, el tema del otro trabajo realizado por Mendel
como las células generativas masculinas y demostró (en contra en genética publicado en 1870 en las Actas de la Sociedad de
de la opinión de Schleiden) que las células meristemáticas de Brünn para 1869.
las plantas superiores se generan por división. El biólogo británico William Bateson en 1902 comentó sobre
Así pues, Mendel estuvo en contacto con al menos dos cien- el ensayo de Mendel:
tíficos de primera línea y en su artículo principal hay evidencias ”El éxito total del trabajo de Mendel se debe a su clara con-
de la influencia que tuvieron en él. cepción de esas tres necesidades primarias. Hasta don-
Mendel volvió a Brünn después del verano en el curso de de yo sé, esta concepción fue absolutamente nueva en
1853 que pasó en Viena. En una reunión de la Sociedad Zooló- su tiempo”.
gica-Botánica de Viena en abril de 1854, su profesor Kollar leyó
una carta suya en la que estudiaba el gorgojo del guisante (Bru- Este fue su enfoque experimental, pero fue efectivo porque
chus pisi). también desarrolló una interpretación simple de las proporcio-
En el verano de 1854, Mendel cultivó treinta y cuatro líneas nes que obtuvo y a continuación, llevó a cabo experimentos di-
de guisante; comprobó su constancia en 1855. En 1856 empezó rectos y convincentes para demostrar esta hipótesis. Hay que
la serie de experimentos que le condujeron a su artículo, que leer el artículo para apreciarlo. Como se ha observado frecuen-
fue leído en la Sociedad de Historia Natural de Brünn en 1865 y temente, es difícil ver de qué forma podrían haberse realizado
que fue publicado en sus actas en 1866. los experimentos más eficientemente de cómo se hicieron.

386
Unidad 5: Genética y herencia

Leyes de Mendel
Gregorio Mendel estudió filosofía en Olmütz, en la actual El trabajo presentado por Mendel en la Sociedad de Ciencias
República Checa y teología en el monasterio agustino de Alt- Naturales en Brünn en 1865 y publicado el año siguiente contie-
Brünn también en República Checa, en cuyo huerto llevo a ne los postulados teóricos de la Genética, deducidos por Men-
cabo los experimentos de hibridación de diferentes tipos de del a partir de sus experiencias de hibridación con plantas.
guisantes desde 1856 a 1864. En lo que se basa son los principios de la genética moder-
na. En los experimentos de hibridación de guisantes, Mendel
se limita a observar a los pocos y delimitados pares de rasgos
característicos entre “redondos y rugosos”. De 355 fecundacio-
nes realizadas por los ensayos de Mendel, resultan aproximada-
mente 12,980 híbridos.

Genética clínica, Langman

Durante muchos años fue profesor de matemáticas, grie-


go y ciencias naturales en el monasterio en Brünn hasta que
es nombrado Abad en el año de 1868. Mendel ya había sido
elegido abad del monasterio de Brünn. Esto le llevó a realizar
tareas administrativas y desde 1875 lo llevó a una disputa con
el gobierno acerca de los impuestos sobre las propiedades del
monasterio, lo cual le quitó valioso tiempo para continuar con
sus observaciones y sus experimentos. Al terminar el conflicto, Mendel, Abad del Monasterio, retrato póstumo. biografiasyvidas.com

parece ser que continuó con sus observaciones meteorológicas


y hortícolas, pero su trabajo científico productivo terminó hacia Mendel usó una metodología estadística para establecer
1871. Gregorio Mendel murió el 6 de enero de 1884 en Brunn, reglas cuantitativas para sus resultados de hibridación, efec-
murió prácticamente sin saber la gran trascendencia que ten- tuados en varios miles de plantas. Para explicar sus resultados,
drían sus aportaciones para el futuro de las ciencias biológicas, Mendel imaginó “factores” abstractos -décadas después estos
las ciencias médicas y la ciencia en general. factores serían llamados genes-, que podían existir en estados
alternativos (por ejemplo, un “factor” o gen para el color verde
de la semilla y un estado alternativo de ese factor, para el color
amarillo).

387
Módulo 9: Teoría celular

Mediante la deducción con base a resultados del cruce de


plantas de guisantes que se apegan a la fórmula matemática
desarrollada por Newton para encontrar el binomio de un cua-
drado (a + b) (a + b) y en el que los rasgos uno dominante y otro
recesivo, al combinarse se comportan como los factores del
producto del binomio.
De esta manera Mendel concibe las leyes según las cuales
estos atributos desaparecen, se combinan simultáneamente.
Asimismo, establece que la primera generación de híbridos
tiene una apariencia homogénea constante llamada regla de la
uniformidad, generación F1.
La segunda generación presenta los rasgos paternos en una
proporción de 3:1 de los rasgos dominantes respecto de los re-
cesivos, cuando se diferencian en un par de rasgos caracterís-
ticos o en una proporción de 9:3:3:1, cuando se reconocen dos
rasgos paternos F2.
Esto significa que los rasgos se separan de una forma re- Conclusión:
gular, ley de la segregación. Si se cruzan un número mayor de
rasgos diferenciados se conciben tantas formas nuevas como
de posibilidades de combinación existentes, regla de la nueva A Mendel se le considera el padre de la genética por
combinación de los genes o de la transmisión independiente. introducir el uso del método experimental en las ciencias de
la vida y la búsqueda del origen de transmisión de caracteres
De ello se deduce que cada rasgo característico se transmite de heredables; a la vez por sus trabajos y deducciones sentó las
manera independiente del resto. bases de los postulados que enunció y demostró.
Permitió que años más tarde, alrededor del año 1900
científicos de renombre como: Hugo de Vries, Carl Correns y
Eric Von Tschermak y tres años después Walter Sutton
descubrieran la implicación de los cromosomas en la
herencia, y en 1906 el biólogo británico William Bateson
propuso el término "Genética" para denominar a la nueva
ciencia que nacía.
En 1909 Wilhelm Johannsen introduce una nueva palabra a la
que denominará GEN que será fundamental en la concepción
y el desarrollo de la nueva disciplina en las próximas décadas.
También médicos como Archibald Garrod encaminarán sus
esfuerzos al estudio de las enfermedades de origen genético y
50 años después mediante la interdisciplina de campos del
conocimiento como la física y la biología unirán sus esfuerzos
por deducir la forma y estructura del ADN.
Un logro que al físico Francis Crick y el biólogo James Watson
los llevó a ser galardonados con el premio nobel sin olvidar el
antecedente de los trabajos de Rosalind Franklin como base
para el hecho.
Gregorio Mendel morirá prácticamente sin reconocimiento
alguno y sin saber de la trascendencia y las repercusiones de
sus aportaciones en las ciencias biológicas y las ciencias
médicas.

388
Unidad 5: Genética y herencia

Bibliografía:
Barquín, m. & Méndez, f. (2009). Historia Gráfica de la Medicina. México.

Curtis & Barnes (2002). Genética médica. Madrid: Médica Panamericana.

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Griffiths et al. (2008) Genética. Madrid: McGrawHill.

389
Índice

Introducción 4

Capítulo I 13
La Revolución Francesa 14
El Romanticismo 23
El Evolucionismo 33
El positivismo 39
Medicina y Sociedad 46

Capítulo II 52
Epidemiología y población 53
Viruela y vacunación 65
La epidemia de cólera de 1833 en Puebla y la Junta de Sanidad 75
Enfermedad y muerte 86
La enfermedad mental 95

Capítulo III 105


Modelo hospitalario a finales del siglo XVIII 106
Hospitales de la ciudad de México 115
Hospitales de la provincia mexicana 122
Modelo hospitalario de finales del siglo XIX en México 128
Caridad, beneficencia pública y sanitarismo 134

Capítulo IV 140
Enseñanza de la medicina durante la Revolución Francesa 141
La Escuela Nacional de Medicina 148
Escuela de Medicina en Oaxaca 156
Inicio de la enseñanza de la medicina en Puebla 162
La formación médica en otras ciudades de México 170

Capítulo V 178
El modelo Anatomo-patológico 179
El método Anatomo-clínico 186
La lesión como fundamento 194
Laënnec y el estetoscopio 202
Fisiología experimental 208

Capítulo VI 215
Colegios de Cirugía 216
La anestesia 225
Asepsia y antisepsia 234
Cirugía y cirujanos I 243
Cirugía y cirujanos II 253

Capítulo VII 263


La Real Expedición Botánica 264
La Materia Médica 274
Los jardines botánicos 282
La Farmacología 290
El Instituto Médico Nacional 301

Capítulo VIII 309


La Teoría Humoral 310
La teoría del miasma 320
Nutrición 329
Descubriendo bacterias 336
El modelo higienista 345

Capítulo IX 353
El inicio de la histología 354
Estequiología 360
La Teoría Celular 366
El tejido nervioso 376
Genética y herencia 384
Historia de la Medicina del siglo XIX
coordinado por
José Gaspar Rodolfo Cortés Riveroll,
Jesús Gabriel Sánchez Campa
y Guilebaldo Cruz Cortés
se terminó de editar en mayo de 2022 para su versión digital.
El cuidado de la edición es de Emma Lorena Márquez Anaya.
Este libro que ahora presentamos es el resultado de un trabajo colaborativo de
Profesores de la materia de Historia y Filosofía de la Medicina que se imparte
en tres Facultades de Medicina, de tres importantes Universidades: Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Nacional Autónoma de México
y Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. La colaboración se realizó
mediante una red de Cuerpos Académicos que obtuvo como resultado final, la
realización de un MOOC que, desde hace tres años funciona en la Plataforma
Virtual Horizon BUAP, para los alumnos de las licenciaturas de Medicina, y por
incidente crítico, a profesores de historia y alumnos de posgrado.

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