Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEMA 1lengua
TEMA 1lengua
La mayor parte de las palabras del castellano provienen de voces latinas. Estas
se denominan “palabras patrimoniales”. El resto, de otras lenguas con las que convivía
el latín hablado: del griego (obispo, palabra); del celta (camisa, cerveza), de lenguas
germánicas (guerra, blanco), etc. Todo este léxico pasó del latín al castellano en el
proceso de diferenciación de las lenguas romances entre los siglos VIII al X.
En todo caso, también se denominarán “cultismos” las palabras del latín o del griego
que el castellano adoptó en un momento posterior, tras constituirse como lengua (por
ejemplo, perífrasis, límpido).
1.3.-CONNOTACIÓN Y DENOTACIÓN
No obstante, en el uso dentro del discurso las palabras pueden adquirir además
rasgos de significado no denotativos. Por ejemplo, la palabra “caballo” tendrá un
significado denotativo diferente, si se entiende como idea de elegancia o bien asociado
a todo lo contrario en “Cuando bailas te mueves como un caballo”, esto es, con
tosquedad, torpeza,… Estos valores de significado se denominan significados
“asociativos” o “connotaciones”: contenidos que el hablante sugiere o evoca
intencionada o involuntariamente en la mente del oyente, y que este ha de comprender
para que la comunicación tenga éxito y sea completa. Existen diferentes tipos de
significados connotativos, sugeridos por valoración socio-cultural del referente (como
“niño” asociado a ideas como inocencia; “toro” a nobleza, bravura;…); también los
significados afectivos, asociaciones de carácter subjetivo que revelan emociones o
sentimientos del hablante, según su experiencia (como “lluvia”, sentimientos de
tristeza para algunos; “insectos”, asco;…); y por último, los estilísticos, aquellos que se
asocian con el carácter del emisor o con las circunstancias en que se produce la
comunicación (“esposa”, señora, mujer o parienta, según el nivel sociolingüístico al
que pertenece el hablante y a la situación formal o familiar en que se encuentre).
Estos campos semánticos tienen una estructura y unas relaciones de diferentes tipos:
ramificantes, de oposición léxica y de significados idénticos. Los modelos ramificantes
se organizan de manera jerárquica, esto es, el significado de unas palabras incluye al
de otras, y estas al de otras más concretas y así sucesivamente (por ejemplo, la
designación de la palabra “animal” incluye la de mamífero, ave,…; la de “ave”, gorrión,
paloma, vencejo, gallina,… Se denominarán aquí “hiperónimos” la unidad léxica que
denomina al género, e “hipónimo” a cada uno de los términos que se incluyen como
tipos dentro de ese género (como “animal”, hiperónimo a la unidad léxica de mamífero,
ave, pez,…; y cada uno de ellos, hipónimo de “animal”).
Los modelos de oposición léxica, por otro lado, son las relaciones de contraposición de
significado entre dos palabras (por ejemplo, muerto/vivo; verdad/mentira;
grande/pequeño;… Además, distinguimos dos tipos de oposiciones léxicas: de
complementariedad (“Juan está vivo” implica “Juan está muerto”); de antonimia,
concebida como una escala en la que se pueden diferenciar grados o niveles
diferentes (muy ancho, poco extenso, más listo que tú); y de inversión, dos palabras
inversas describen una misma realidad desde puntos de vista contrarios, con lo que un
significado implica otro (padre/hijo, comprar/vender, preceder/seguir, entrar/salir,
arriba/abajo, izquierda/derecha,…).