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H e visto a varios chicos que, llegando a los 18 años, quieren sacarse el

carnet de conducir. La verdad es que es un verano apropiado para con-
seguirlo. Sobre todo, porque a esa edad los jóvenes seguramente harán
un uso más responsable del coche.
Algo similar ocurre en la vida cristiana: cuando llegas al uso de razón y co-
mienzas a distinguir entre qué es lo bueno y qué es lo malo, también necesitas
un carnet para el coche de la vida. Porque, así como lo oyes, la vida es como un
viaje. Es como una carrera, sólo que de una sola vuelta. “Una sola” porque el tiempo
va avanzando y no podemos volver al pasado. Y porque después de llegar a la
meta: el encuentro con Cristo, no hay vuelta atrás.
Lamentablemente muchos piensan que saben conducir. Creen que con mo-
ver el coche lo tienen todo resuelto. Y conducir no es sólo mover el coche.
También hay que saber dirigirse, llevar el coche como es debido, saber interac-
tuar con los demás coches, estar preparado para maniobrar, … Por eso es tan
fundamental el carnet de coche.
Similarmente ocurre en la vida cristiana. Muchos ya son adultos y hasta muy
mayores de edad, y no terminan de saber para qué es la vida, cómo ser feliz en ella,
cómo no hacerse daño, cómo avanzar más rápido sin retroceder ni estrellarse;
cómo aprovechar las caídas, los accidentes, para provecho nuestro. Por esta ra-
zón también necesitamos sacarnos el carnet de conducir la vida.
En estas páginas encontrarás un pequeño “curso” para que vayas consi-
guiendo tu carnet propio. Durante el campamento encontrarás miles de opor-
tunidades para ganar puntos y de esta manera conseguir este carnet.
Te deseo que al final de estas páginas no llegues con ideas leídas o aprendi-
das, sino con deseos firmes y propósitos concretos. Porque el carnet de conducir
del que te hablo lo puedes sacar a tu edad con la reflexión y el ejercicio de vir-
tudes. Esto es lo que encontrarás en estas páginas.  

La vida, una carrera de una sola vuelta

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1. Bien preparados y equipados:

tu vehículo en regla

L as buenas leyes no están puestas por capricho, sino que muchas veces
son el resultado de exigir lo que en la práctica es necesario para proteger-
nos. Una de esas leyes es la Inspección Técnica de tu Vehículo. Algunos
cada dos años, otros cada año, incluso otros dos veces por año, tienen que llevar
su vehículo a revisión para asegurarse de que esté en condiciones para que pueda
funcionar con seguridad para sus ocupantes y para los vehículos y transeúntes
que estén fuera.
Durante la inspección, una serie de personajes
especializados van revisando las diferentes partes
del vehículo. Todo tiene que estar en regla, sin de-
fectos, para conseguir una conducción segura.
Si encuentran un fallo, te lo indican con detalle para que
lo puedas reparar y te dan un plazo para hacerlo. Si con-
sideran que el fallo es leve, te dejan marchar, te aprueban
la ITV y te recomiendan que repares la anomalía. Pero si
consideran que el fallo es grave, te dan 15 días para que
puedas llevar el coche exclusivamente al taller para ser reparado. De lo contrario,
no puede circular por las carreteras porque se considera peligroso.
Cuando el vehículo está libre de defectos, recibe una pegatina que se pone
en el cristal delantero y que te servirá de garantía hasta la próxima ITV que
tengas que pasar. Entonces, podrás usar el vehículo como siempre, sin ninguna
restricción, porque llevas un vehículo seguro.

¡Si lo hubiera pensado…!

E n el coche de tu vida también es importante hacer una revisión. Detenerse y

revisar los elementos esenciales de “seguridad” de ti mismo, para garan-
tizar que vas avanzando y que lo haces por el buen camino. Si no te examinas
puedes resultar muy peligroso para ti mismo y para los demás.
Pero hay una diferencia notable: esta ITV la haces tú mismo, nadie la
puede hacer por ti. Los otros te pueden ayudar, un libro te puede orientar,
pero revisarte, examinarte a ti mismo sólo lo puedes hacer tú. Porque la refle-
xión es algo personal.

Esterols 2022 La vida, una carrera de una sola vuelta

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La familia: la autoescuela para aprender a llevar el coche de la vida
T
enemos en casa un tesoro que casi no sabemos valorar. Algo que en nues-
tra época se está deteriorando y en algunos ambientes casi ha desapare-
cido: la familia. En ella encontramos la mejor “autoescuela” para apren-
der a conducir el coche de la vida. Aprendes a des-
cubrir para qué es la vida, qué es lo realmente importante
y necesario de la vida, puedes crecer hasta desarrollarte al
máximo, sin complejos, sin taras, porque en una buena
familia tendrás todo lo necesario para desarrollarte.
Para sacar el carnet de conducir tus padres te ayudarán a asimilar y entender
la teoría: buenos modales, las principales oraciones, método de estudio, apren-
der a decirte que “no” para que puedas crecer… Pero también tendrás oportu-
nidad de hacer las prácticas: aprender a ser amigo de tus hermanos, quizá adap-
tarse a una familia numerosa, adaptarse al presupuesto que tu padre se puede
permitir para los gastos de casa, cuidar de las cosas para que les sirvan a tus
hermanitos, saber ceder para que los hermanos puedan proponer sus juegos, ser
suave y caritativo para molestar lo menos posible… Si aprovechas tu vida fa-
miliar tendrás un excelente carnet de conducir la vida. ¡Serás capaz de con-
ducir no sólo un turismo, sino hasta un camión con remolque! En otras palabras:
serás un todoterreno. Serás capaz de funcionar en cualquier ambiente, por di-
fícil o fácil que parezca. Porque en esta autoescuela has salido bien entrenado.
Vamos a revisarnos
1. ¿Qué puedes hacer hoy para mantenerte siempre alegre?
¿Cómo puedes evitar aquello que te quita la alegría?
2. Hay muchos tipos de servicios. A medida que creces te van en-
comendando servicios más difíciles. ¿Qué tendrías que hacer para que tus
padres se fíen de ti y te puedan encomendar servicios más importantes?
3. Revisa la amistad con los de tu sección: ¿con quién no has terminado
de sintonizar del todo? ¿Qué podrías hacer para que acabes el campa-
mento muy amigo de él?
4. Sácate un rato para escribirle una carta a tus padres y contarles lo que
más te ha gustado del campamento; lo que más te ha ayudado; lo que
más has aprendido. Y, si quieres, se la das a tu monitor para que se las
envíe a tus padres por correo electrónico.
Propósito: ¿Cuál puede ser tu propósito en casa para que se note que has estado en un campa-
mento cristiano y que tus padres lo noten sin que les digas nada?
Esterols 2022
3
¿En qué consiste tu ITV (reflexión)? Que aprendas a examinarte para
descubrir lo que va bien en tu vida, para mantenerlo e impulsarlo; descubrir los fallos
leves y graves para corregirlos tan pronto como te sea posible y así no dejar que te
cojan ventaja; incluso, para descubrir hacia dónde te tienes que dirigir y cómo poder evitar
los fallos más adelante. Pero, sobre todo, garantizar que tu coche pueda ir al
máximo, de modo que, si puede correr a 120 Km/h, no se quede en 80 Km/h,
o sí es capaz de ser conducido durante varias horas, no tengas que parar antes
de tiempo. ¿Si el coche de tu vida puede dar más, para qué conformarse con menos?
A la ITV personal algunos la llaman “reflexión”, otros “examen de con-
ciencia”, o “meditación”. Realmente el nombre no es lo más importante sino
el ejercicio de hacerlo: pararte a pensar. Todos los días, 10, 15 o 20 minutos
(según la edad), con un buen libro, y, ayudado por el Espíritu Santo, revisarte
para descubrir todo aquello que no anda bien en ti: de tus pensamientos, de tus
palabras, de tus obras exteriores, de tus olvidos y posibles pasotismos.
Algunos sólo usan la cabeza para llevar la gorra, tú debes aprender a usarla
para pensar. Para revisarte y examinarte. Cuando lo haces, aunque aparente-
mente no haces nada, es el momento que más aprovechas. ¡Cuánta diferencia hay
entre un joven que piensa y uno que no!
A veces se escuchan palabras de arrepentimiento: “… ¡si lo hubiera pensado!
…”, “vaya, no lo pensé, …”. ¡Cuántas oportunidades se pierden por no pensar,
por no reflexionar! ¡Cuántas metidas de pata! ¡Cuánto daño nos hacemos y les
hacemos a los demás!
Pero los hay que sí piensan, como el hijo pródigo, que se marchó de la casa del
padre creyendo que encontraría la alegría en juergas y placeres. Malgastó el di-
nero. Creía que sus amigos de juerga le ayudarían, y se le acabó el dinero… nada
… se quedó sólo … con hambre … harapiento …. Pero, se detuvo a pensar, reca-
pacitó y se dijo: “Volveré a la casa de mi padre”. ¡Bendito rato de reflexión! Su
vida cambió y se rectificó. Volvió a ser un hijo de su padre.
También San Ignacio de Loyola debe su conversión a estos ratos de refle-
xión, de pararse a pensar. Enfermo en el hospital, leyendo vidas de santos, pensó:
“lo que estos y estas hicieron, ¿no lo puedo hacer yo?”. Y se decidió hacerlo
también.
San Francisco Javier, gracias a San Ignacio, en medio de una vida de pom-
posidad y vanidad, se detuvo a reflexionar y pensó: “¿De qué le sirve a un hombre
ganar todo el mundo si pierde su alma?”.
Por eso, no lo olvides: una característica que te demuestra que eres un hom-
bre o una mujer de verdad es tu capacidad de pensar.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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Para revisar
1. ¿Por qué la reflexión es personal? Explica por qué no se hace
en grupo o por qué otra persona no la puede hacer por ti.
2. Leer poco, pensar mucho, orar muchísimo: son los tres
pasos para reflexionar con provecho. Explica la importancia
de cada uno de los pasos y el modo de hacerlos.
3. ¿Cuáles son las diferencias entre un niño o un joven que piensa y otro
que no?
4. ¿Para qué crees que sirve la reflexión?
5. ¿Por qué una persona que no reflexiona es peligrosa para sí mismo y
para los demás?
6. Una conciencia cristiana despierta es aquella que, advirtiendo enseguida lo que va
en contra de la gloria de Dios, contrareacciona enseguida en cristiano. Explica la
siguiente frase: “una persona que reflexiona consigue una conciencia
cristiana despierta”.
Propósito: me detendré a solas un rato en el día para revisarme haciendo un buen examen de
conciencia.
2. Bien preparados y equipados:
saber conducir
S
i te preguntara: ¿a qué has venido al campamento? Seguramente me res-
ponderías: a pasármelo bien. Sin duda, aquí tienes muchos amigos, jue-
gos, excursiones espectaculares, olimpiadas, quizá piscina… Pero te ase-
guro que, aunque tengas todas estas cosas, hay quien se lo pasa mejor y
quien se lo pasa peor. ¿En qué está la diferencia?
Ahora pienso en lo mal que lo pasan los
ocupantes de un coche cuando el conductor
no sabe conducir. En cambio, cuando sabe
conducir, todos disfrutan del paisaje, dialo-
gan, juegan, cantan y hasta duermen. A ti te lo
digo, muchacho, muchacha: si quieres pasarlo
bien y que los que estén contigo también lo hagan,
aprende a conducir.
Esterols 2022
Terminando el campamento quiero recordarte que la vida no está hecha
sólo para recibir, sino sobre todo para darla. Se aprende a conducir no sólo
para tener el placer de llevar un coche, sino porque puedes servir más y mejor.
Si te paras a pensar un poco, verás cómo en este campamento has ido reci-
biendo mucho y de muchas personas. Tus padres hacen una gran inversión en
ti cuando se privan de muchas cosas para que puedas ser acampado; los moni-
tores han ido dando su tiempo, su vida todos estos días para que disfrutaras y
aprendieras mucho; y como éstas, muchas otras personas que casi ni las ves,
pero que te van preparando la comida, han dispuesto el edificio, hacen las ges-
tiones para que este campamento funcione. Ahora te pregunto: ¿la vida es sólo
para recibir? ¿Cuál podría ser tu aporte? Tienes que ir pensando lo que vas a
llevar a casa para que también puedas enriquecer a tus padres y herma-
nos. ¿Qué virtudes, qué amistades, qué cosas has ido aprendiendo para
que puedas llevar a casa?
Para ponértelo fácil, te propongo algunas cosas que puedes
llevar: alegría, es el primer ingrediente con el que puedes con-
tribuir. Cuando llegues a casa la alegría que llevas por dentro
debe poder encender a todos los miembros de la familia en
alegría. Junto a ti la vida se hará más amena y divertida. ¡Qué
fácil será sonreír contigo! Ninguna queja, solo sonrisas.
Otro elemento que has ido aprendiendo es el servicio. En
el campamento limpias, recoges la mesa, ordenas, haces tu
cama como nunca lo habías hecho. Igualmente, en casa tendrás
que ser muy servicial. Adivina y anticípate a los recados que
te va a pedir tu madre: poner la mesa, ayudar a arreglar cocina,
vacías las papeleras y tirar la basura, regar las plantas…
Y has descubierto, entre otras cosas, que
en el mundo hay verdaderos amigos,
aquellos con los que puedes hacer cosas
buenas, con los que te puedes ayudar a me-
jorar y ser amigo de Jesús. No olvides estas
amistades y cultívalas con la oración y el
sacrificio. Reza todos los días por tus ami-
gos y ofrece tus pequeñas dificultades. No
olvides que tus monitores también entran en
ese grupito de amigos.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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Pero hay que vivirlo sin “vocación de mártires”. Al contrario, si nos paramos
a pensar un poco, hemos de ser muy comprensivos con los que no piensan ni
obran como nosotros. Pues, seguramente no han recibido tanto como
hemos recibido. Y actúan más por ignorancia e irreflexión, que por
malicia.
¿Vas por el sentido correcto?
1. ¿Sueles hacer lo que hace la mayoría, aunque vaya en contra de tus prin-
cipios?
2. Ir contracorriente no suele ser fácil. ¿Qué o quiénes te pueden ayudar
para hacerlo más llevadero?
3. A veces la contracorriente no está fuera de ti, sino que la llevas muy
dentro. ¿Qué cosas dentro de ti te impiden y hacen difícil avanzar en el
sentido correcto?
4. ¿Qué te añade o te quita el qué dirán?
5. ¿Qué ventajas podría haber en ir contracorriente?
Propósito: Hoy voy a favorecer la buena corriente poniéndome a favor de los mayores, sin quejas
y con entusiasmo.
11. Epílogo: los profesionales del volante
E
xisten profesiones que necesitan continua-
mente conducir un coche: el panadero que te
trae el pan, el conductor de la ambulancia, el
bombero que lleva el camión, la policía que controla
las carreteras, los servicios de asistencia en carretera
como las grúas. El coche se convierte en un medio
muy importante para prestar un servicio. Pero se precisa
que conduzcan bien: un camión de bomberos no se puede quedar atascado en una
calle pequeña; una grúa tiene que poder sacar un coche del garaje, el policía tiene
que poder alcanzar el coche que infringe la ley, el panadero tiene que aprovechar
el tiempo para poder llevar el pan a todos. ¡Cuánto servicio y ayuda prestan estas
personas! ¡Cuánto bien se puede hacer cuando aprendes a conducir!
Esterols 2022
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En los días de fiesta y los domingos, en las vacaciones y, sobre todo, en el
campamento, aprende a pasarlo bien. Y es que algunos lo pueden pasar mal
porque sólo quieren hacer su gusto, como los animalitos, y por eso no pueden
ser puntuales, ordenados, se quejan de todo, interrumpen,
molestan, quieren cambiar de juego, … En cambio, hay
otros que sí que se lo pasan bien, porque su felicidad
consiste en hacer felices a los demás. Estos tales sí que
saben conducir, saben para qué es su vida y saben hacia
dónde deben dirigirla.
¡Pobre infeliz!
E so pensaban los que lo vieron marchar mientras iba en su barca a que-
darse en la isla de Molokai por el resto de su vida. ¡No sabían lo que
decían! Se trata del P. Damián, un hombre que renunció a una vida có-
moda para irse a vivir a la isla en la que sepultaban en vida a todos los leprosos
del país. Todo el que iba allí sabía que no saldría nunca más, sino que llegaba
para morir. Lamentablemente, por falta de orientación y por no saber “condu-
cir” la propia vida, muchos leprosos terminaron hundidos en la tristeza y en el pecado.
Pero el P. Damián sí que sabía lo que tenía que hacer con su vida: quería ser
feliz, y sabía que sólo lo conseguiría haciendo felices a los demás. Por eso, al
final de su vida murió contento, aunque leproso y enfermo como ellos. Murió
feliz porque entregó su vida para que otros descubrieran la verdadera felicidad.
Para saber conducir tienes que saber, en primer lugar, para dónde quieres ir. En
segundo lugar, has de saber el camino. El P. Damián lo tenía claro: quería ser feliz,
quería ser santo. Y el camino para conseguirlo también: haciendo felices a los demás.
Demuéstranos que sabes conducir
Sencillamente responde el siguiente test, en cada casilla pones 1 si es verdad
y 0 si no. Cuando sumes sabrás la media que tienes de conducción.
__ Contigo los demás disfrutan en el juego.
__ Obedeces a la primera sin que te repitan las cosas.
__ Nunca te pones a discutirles a tus monitores o a tus ma-
yores.
__ Dejas que te sirvan en el plato la comida sin insistir ni rechistar.
__ Utilizas bien el móvil o el ordenador sin exponerte a perder el tiempo.
__ Zozobrar es darse por vencido; tú no te rindes ante el esfuerzo.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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__ Cuando alguien te pide un encargo puede estar seguro de que lo harás bien.
__ Ofreces la posibilidad para que los demás elijan el juego.
__ Observas bien lo que en casa puede hacer falta para ofrecerte a servir.
__ Keep calm and pray, en los momentos difíciles
Propósito: renunciaré a algo que me guste con tal de hacer felices a los demás.
3. Elegir el mejor camino:
la autopista
C uando usas el GPS en un viaje, te suele proponer varias rutas. De todas
eliges una porque te parece la mejor, sea por el tiempo, porque evitas peajes,
porque utilizas caminos especiales… Así, por ejemplo, puedes elegir entre
ir por diversas rutas: camino rural, carretera nacional, autovía, autopista. Ésta última
suele ser la más segura y rápida, aunque tengas que pagar por usarla. Lo que tienes
claro es que, entre mejor sea la carretera, más seguridad tendrás de llegar a tu destino.
En la carrera de tu vida también tienes que saber elegir por qué camino vas
a avanzar. Es decir, qué ambiente vas a frecuentar, a qué actividades te vas a dedicar,
qué amigos tener, de qué vas a alimentar tu cuerpo, tu cabeza y tu corazón. Porque
también hay muchos caminos, y según el que elijas, te puede ir peor o mejor.
Aprende a elegir bien y, si estás dispuesto a pagar, toma la autopista que te ofrecerá
mejores condiciones para que avances más rápido y mejor. Aquí te voy a pro-
poner algunos criterios para elegir carretera – ambiente.
1. Los buenos amigos son una autopista
Q uien encuentra un amigo encuentra un tesoro. Encuentra una verda-
dera amistad. Y esta amistad te transforma: dime con quién andas
y te diré quién eres. Cuando te juntas con otros que quie-
ren estudiar, ser obedientes y sinceros, honrados en el deporte,
amigos de Jesús; terminas también tú amando el estudio,
obedeciendo a la primera, aborreciendo la mentira y las tram-
pas y, sobre todo, muy amigo de Jesús. Pero cuando te juntas
con los que son lo contrario, te ocurre lo que a las manzanas
del saco cuando están junto a una podrida: ¡te echas a perder!
Esterols 2022
Si te fijas bien, lo bueno se tiene por malo y lo malo por bueno. Y así,
aunque estés entre los mejores de clase, que quieren estudiar más en serio, te
ven como exagerado si no te copias alguna vez o si tomas tus propios apuntes
prestando mucha atención en clase; aunque estés entre personas diligentes, re-
sultas molesto si siempre te levantas a la primera y procuras no perder el tiempo;
si estás entre gente piadosa te pueden ver como un extravagante y que te gusta llamar
la atención porque buscas ser recogido mortificando tu curiosidad de las últimas
noticias y porque prescindes de los medios de comunicación; quizás eres de los
que no tienes móvil o no estás inmerso en las redes sociales y por eso te tildan
de desconectado o desinformado; si ofreces tu amistad a los demás y tratas bien a tus
compañeros, te ven cerrado y que divides si no los acompañas a una fiesta o a to-
marte una cerveza en el bar; estando entre personas que tratan bien a las chicas,
te ven como un raro si no alternas con ellas con mucha confianza o si aún no
tienes una chica que puedas llamar “novia”; aún en casa puedes resultar exagerado
si intentas aprovechar el tiempo siguiendo un horario en las vacaciones… ¡El
gran problema es que no eres como todos! Y por eso te llaman exagerado, diferente.
Para el cristiano en el mundo la vida es
como una continua paradoja: la vida cristiana
es un camino verdaderamente atrayente, pero al mismo
tiempo es un camino que va en sentido contrario a las
corrientes del mundo. Y corremos el peligro de de-
jarnos arrastrar y hasta de paralizarnos por el
miedo a lo que los otros puedan decir. Tene-
mos miedo a quedarnos solos, pánico de ser di-
ferentes.
Ir contracorriente: una música agradable
Escribe San Pedro en su carta: “Que ninguno de vosotros sea
perseguido por ser asesino, ladrón, malhechor o entrometido, pero si es por
ser cristiano, que no se avergüence, sino que dé gloria a Dios por este nom-
bre” (1 Pe 4 15-16).
Ser incomprendidos y “apedreados”, con el tiempo, se
puede convertir en una música agradable. Pues, cada “piedra”,
si estoy buscando realmente a Dios, me puede hacer un gran bien. Me hace más hu-
milde, más sencillo, más libre, me afianza en Dios. Además, si perseveras, si
eres constante y no compaginas con aquello que ellos aprecian, los mismos
que hoy te apedrean mañana terminarán por admirarte, y serás para ellos como
una luz en medio de la oscuridad.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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4. ¿Qué amistad tienes con Jesús? ¿La de aquel que se confiesa y cae de
nuevo a los dos días siguientes? ¿De qué manera podrías reparar de
verdad el fallo en que más sueles caer? Recuerda: cuando un vicio echa
raíces es más fácil de arrancar.
5. Siempre se comienza por algo, luego se cae. ¿Cuáles son los comienzos
de la tentación? ¿Cómo podrías cortarlos de tajo?
Propósito: Formúlate un pequeño propósito para hoy y a por todas.
10. Ir en correcta dirección
S i de camino te encuentras con un coche de
frente, en sentido contrario, podría ser mortal.
Todos confiamos en que cada uno va en la di-
rección correcta y en su propio carril. Encontrarnos
en una situación así es algo muy poco probable, aun-
que hay algunos que se atreven a hacerlo de noche
en las autovías de las grandes ciudades.
En cambio, en el coche de tu vida encontrar coches que van en sentido con-
trario es lo más común. De hecho, aunque tú estés haciendo las cosas bien y en el
momento correcto, te puede dar la impresión de que lo haces mal, que vas al revés, porque
te vas encontrando que todos los demás van en sentido contrario. Pero ¿quién va en sentido
contrario? ¿Ellos o nosotros? Cuando reflexionamos un poco nos damos cuenta
de que realmente tú quieres ir en sentido correcto y que casi todos los demás van en
sentido contrario, que tú te encuentras casi solo intentado ir contracorriente,
evitando chocar con aquellos que lo hacen al revés.
¡El mundo está al revés! En el colegio – hecho para estudiar y aprender – no
se estudia, sino que incluso se hace todo lo posible para perder clase; para los
exámenes, ahora son los alumnos los que ponen las fechas y no los profesores; en
las conversaciones – que son para hablar y escuchar – hay que callar y hasta taparse
los oídos, porque se terminan tocando temas que no están bien; cuando quieres
sacarte un rato para ti, para pensar y reflexionar, qué difícil lo tienes para encontrar
un momento de silencio y de sosiego; cuando quieres esforzarte y dar tu máximo,
la mayoría está buscando el mínimo esfuerzo, lo más fácil, y si consiguen no hacer
nada lo consideran mejor; cuando quieres aprovechar el tiempo te encuentras con
tantas ofertas (vídeos, juegos, móvil, piscina,…) que es difícil no perderlo; y en
casa ahora son los padres los que preguntan a los hijos qué plan familiar hacer,
porque si lo proponen ellos, ¡se arma el lío!
Esterols 2022
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Si quieres avanzar rápido en la vida cristiana, a la velocidad de una autopista:
elige buenos amigos. Si quieres ir lento y retrasado, déjate llevar de las malas
amistades. ¡Tú eliges!
Conozco chicos que viven en un mismo plan, estudian, juegan, trabajan, ha-
cen servicios, etc., y se ayudan mucho. Ves que avanzan muy rápido por la vida
cristiana. Y, cuando les preguntas: ¿cómo lo consiguen? Te contestan: es muy fácil,
porque cuando todos vamos a una, es más fácil estudiar, levantarse de la cama, trabajar, …
¡Hasta los servicios son divertidos!
2. Un ambiente de esfuerzo te entrena
D e un chico o una chica que viven sumergidos en el
facilismo se puede esperar bien poco. Como siem-
pre se tiran a lo fácil y a lo menos costoso, huyen de
todo esfuerzo y sacrificio. En realidad, aunque buscan ser fe-
lices, por este camino son los que más mal se lo pasan. Porque cualquier dificultad
les supera y los desanima. Mientras los otros disfrutan de las actividades del
campamento, estos se encaprichan y sólo quieren hacer lo que les parece. No
conocen otras diversiones que las de la Tablet o el móvil.
En cambio, aquellos que se entrenan en el sacrificio y el es-
fuerzo son los que mejor se lo pasan. Disfrutan con muy poco,
son el alma de los juegos, aunque estos sean muy sencillos. Pue-
den estar un poco resfriados o hacer un poco de calor y jugar con
el mismo entusiasmo como cuando están sanos o hace un clima
más fresco.
Por esta razón, el estudio y el trabajo son otra autopista
excelente para avanzar rápido en la vida cristiana. Los buenos profesores – los
que exigen –, las actividades al aire libre – en lugar de los dispositivos electrónicos
–, hacer deporte, hacer servicios en casa, aprender un instrumento musical, fomentan un
ambiente que te ayuda a crecer.
3. Alimentos sanos
H
ay chicos y chicas enfermizos que “pillan” casi
todos los virus que los rodean. Aunque exagero
un poco, es verdad que cuando se alimentan mal:
chuches, refrescos, helados… y no comen verduras, fru-
tas… se enferman con mucha facilidad.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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Lo que es con el cuerpo es con el alma. Al alma apenas
se le alimenta o incluso se le intoxica. Y con un alma enferma es
muy difícil avanzar por la vida cristiana. Cuántas “chu-
ches” hay que le quitan al alma el hambre de las cosas ver-
daderas: vídeos, juegos de ordenador o de móvil, redes so-
ciales, películas, series, cotilleos, golosinas…
Pero cuando te alimentas bien, tienes más fuerza. Y lo
notas con la reflexión, la Eucaristía, la Confesión, Buenas lecturas, reparaciones, obras de
caridad, seguir un horario, actos de humildad y de obediencia, estudios bien aprovechados…
Porque el trato con Dios es verdadero descanso. ¿Te gusta dormir y des-
cansar? Precisamente la oración es al alma como el sueño al cuerpo.
En resumen: ¡Olvídate de ti y tendrás una vida más fácil!
Para revisar
1. ¿Por qué a veces tú mismo te puedes complicar la vida y ha-
cerla más lenta y sosa?
2. Dime con quién andas y te diré quién eres. ¿Cuáles son tus compa-
ñías más frecuentes y cómo influyen en tu personalidad?
3. ¿De qué situaciones y personas te quejas más? Revisa: ¿son las que más
te exigen? ¿Te ayudan a entrenarte?
4. ¿Qué “chuches” que te alimentan mal y hasta te intoxican el alma pue-
des estar comiendo?
5. Concluye: ¿Por qué camino vas: autopista, carretera, camino?
6. En una autopista de coches tienes que pagar para usarla, pero ganas en
velocidad y seguridad. En la autopista de la vida, ¿qué crees que debes
de pagar para subirte a una buena autopista?
7. Tres peligros típicos de las carreteras. Averigua si estás en alguno:
a. Rotondas: aquellos que giran en torno a sí mismos. Sólo jue-
gas lo que te gusta, sueles hablar mucho de ti en las conversa-
ciones, sólo comes lo que te gusta…
b. Atasco: como siempre nos afectamos unos a otros, los atascos se
producen cuando descuidas tus deberes y sirves muy poco.
Si vives o te juntas con otros como tú, ¡estás en un atasco!
c. Barrera: que no se levanta porque no estás dispuesto a pagar
el precio: obedecer a la primera, esforzarte un poquito más,
callar un poco, ser más rápido, más ordenado…
Propósito: hoy voy a procurar no perder ni un minuto de tiempo.
Esterols 2022
¡Quiero!
C
uando se dice en serio, es una actitud
que tiene mucha fuerza. Por ese camino se
consigue lo que parece imposible. ¿Has hecho al-
guna excursión de montaña? Al principio se ve
muy alto el pico, muy escarpado, muy lejos… Pero
cuando quieres subir, no hay obstáculo que se te resista,
simplemente vas dando pasos decididos bajo el sol, bajo la sombra, a veces cansado o
con hambre o sed. No importa, tú quieres coronar la meta y contemplar la her-
mosa vista. Casi como un “tozudo” en el bien: quiero, es necesario, se hará.
Una situación semejante ocurrió en un campamento. Había excursión al día
siguiente, pero se anunciaba una fuerte tormenta. ¿Qué hacer? Si salían de ex-
cursión lo pasarían muy mal y tendrían que regresar. Si se quedaban, podrían ir
al día siguiente, pero ¿en qué ocupar el día entero si no había nada preparado?
Los monitores estaban casi rendidos, hasta que uno dijo: “no importa, podemos
quedarnos y hacer algo, ya se nos ocurrirá”. Todos los demás le dijeron: “ya ves
las horas que son, ¿pretendes quedarte toda la noche planeando el día de ma-
ñana?”. Tenían razón, era de noche y los niños no se podían quedar solos. Ade-
más, tenían que dormir. De repente el mismo del grupo dijo: “tenemos que
hacerlo, ES NECESARIO, se hará”. Y bastó esta convicción para que en 15
minutos tuvieran un día muy bien planeado y organizado. Al día siguiente la
tormenta siguió de largo. No llovió, pero los monitores descubrieron que se
pudo hacer un plan genial en tan sólo 15 minutos. Y la excursión la pudieron
hacer al día siguiente.
En otra ocasión se trataba de un grupo que estaba de excursión y tenía que
volver en tren. Se encontraban en el río, se divertían, saltaban, jugaban. De re-
pente, se dieron cuenta de que había que darse prisa si no perderían el tren. Les
parecía que no se podía, pero uno de ellos dijo: ¡Tenemos que poder, no per-
deremos el tren! Y se puso adelante comandando el grupo. Se pusieron en
camino: ¡Ánimo! ¡Ya queda poco! ¡Tenemos que llegar! ¡Por este atajo! ¡Corra-
mos un poco! Y al final, alcanzaron el tren.
¿Quieres de verdad o piensas que quieres?
1. ¿Cuál ha sido el último propósito que te has hecho y has cum-
plido de verdad? ¿Y el que no has cumplido?
2. ¿De qué manera podrías cumplir los propósitos que te haces?
3. ¿Has puesto en aprietos a otros por tu indecisión? ¿En qué casos?
La vida, una carrera de una sola vuelta
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9. Los adelantamientos
D e lo más peligroso en la carretera son las personas
indecisas. Sobre todo, cuando vas a hacer un ade-
lantamiento. Si dudas mucho y no te decides
pronto a hacer el adelantamiento terminarás
por provocar un accidente. Porque, si sales
tarde de tu carril para adelantar, puede ser que
no te dé tiempo para hacerlo o que quedes
muy justo con el coche que viene y lo menos que pueda pasar sea
dar un buen susto a los que van contigo y a los del otro coche.
También hay personas que son el caso contrario. Son muy atre-
vidas y se lanzan a hacer adelantamientos cuando está prohibido, so-
bre todo porque no hay suficiente visibilidad para saber qué viene.
En el coche de la vida también se da la indecisión que conlleva muchos
peligros: desánimo, desaliento, tristeza… La razón es sencilla: hay muchos que no dis-
tinguen entre el serio querer y el simple desear. Y se les escucha decir: “¡Cuántas veces
he querido cambiar!”, “¡Cuántas lo he intentado y no puedo cambiar!”. Y les
puedes preguntar: ¿lo has querido o sólo lo has deseado? Y es que realmente no
lo quiso ni lo intentó, sino que sólo se lo imaginó. Hay una diferencia muy
grande entre el “quisiera” y el “quiero”. El primero es como un policía pin-
tado en la pared: no asusta, no dirige, no protege. El segundo es un poder vencedor
del mundo, capaz de triturar todas tus faltas.
Hacernos propósitos y quedarnos sólo en ello nos convierte en hombres
mediocres, incluso peligrosos, tanto para nosotros mismos como para los de-
más. Un niño, un joven, una chica que no son decididos no pueden recibir nin-
gún encargo, ninguna responsabilidad, porque no van en serio. Tampoco son
capaces de vencer sus pasiones, porque sólo se quedan en deseos. Reparar des-
pués de una falta es una cuestión que se queda más en su imaginación.
Dice un proverbio: no hay obstáculo que no se pueda vencer con habilidad. Y decía
un hombre entregado: no hay vicio que se resista a la oración y a la peni-
tencia. Por eso nosotros no podemos desanimarnos por ver que caemos de
nuevo. Si ponemos los medios, decididos, es cuestión de paciencia y de tiempo, pues nadie
cambia de un día para otro.
Muchas veces el problema está dentro de nosotros, que damos
por perdido el partido que aún no hemos comenzado a jugar.
Esterols 2022
9
4. Precauciones que hay que tomar:
límite de velocidad
N o todas las carreteras son iguales: hay
subidas, bajadas, curvas, puentes, suelo
deslizante… Para prevenir accidentes son
importantes los límites de velocidad. Los hay de to-
dos los tipos: 120, 90, 80, 50, 30, 20… Ir más rápido
de lo indicado puede resultar peligroso. Por eso, un
buen conductor siempre está atento, mirando las
señales que indican el límite de velocidad, al
mismo tiempo que mira la velocidad que lleva
en su coche. Un coche que vaya a mucha
velocidad en tiempo de lluvia puede sufrir
aquaplaning y perder el control, uno que vaya a muy baja velo-
cidad en la autopista puede provocar un grave accidente para otros coches.
En la vida también tenemos límites. Por una parte, eres libre de hacer todo lo
que quieras. Por otra, debes respetar los límites porque puedes hacerte
daño, o puedes hacer daño a otras personas. Si a un coche se le ocurre ir en
sentido contrario, puede hacerse mucho daño y hacer mucho daño a otros co-
ches. Igualmente, si un chico o chica pretende saltarse las reglas de su colegio,
se perjudica a sí mismo y al resto de sus compañeros.
No vayas tan rápido. ¡Sujétate! ¡Usa el cinturón para que no salgas volando!
Acostúmbrate a comentar con los mayores las ideas que se te suelen ocurrir, pide
permiso, explica tus verdaderos motivos de hacer las cosas. De esta manera puedes
evitar muchos accidentes. Pero al mismo tiempo, no vayas tan lento, como aque-
llos que siempre hay que decirles lo que tienen que hacer porque no tienen iniciati-
vas. Si todo dependiera de ellos, no moverían casi un dedo para hacer las cosas.
Existe un lema que lo resume muy bien: máximo de iniciativa y máximo
de prudencia, es decir, de saber esperar, de saber consultar.
Máximo de iniciativa: no esperes a que te lo tengan que decir todo. Aprende
a autogestionar tus responsabilidades: los deberes, los exá-
menes, tus ocupaciones y responsabilidades en casa, el orden
de tu ropa y de tus cosas, la agenda del colegio… Averigua
la mejor manera de hacer todo esto bien hecho y en el menor
tiempo posible. Existen chicos muy ordenados, que saben
lo que tienen y dónde lo tienen. Pero existen otros que…
La vida, una carrera de una sola vuelta
10 19
Máximo de prudencia: No pongas por obra tus ideas sin antes haberlas con “fulano”? ¿Te vas a quedar parado porque vuelves de una excursión? ¿Sólo
comentado con los mayores. Aprende a frenar tus impulsos, a esperar un poco te gustan las bajadas?
y a pensarlo mejor. Y si no has podido consultarlo, al menos adquiere el hábito
de comentar a tus mayores las cosas que no has podido comentarles antes.
Cambiar los faros
¡Cuánto bien le hizo a un chico comentar las cosas que había
decidido con sus compañeros y qué a tiempo se rectificaron
porque podían haber salido mal! ¡Qué lío montó aquel hom-
bre cuando quiso usar la cortacésped sin preguntar! H asta mediados de los años 70’s los co-
ches pudieron tener faros halógenos.
¿Te imaginas la poca luz que tenían
para conducir con los focos antiguos? Las luces
halógenas fue la gran novedad que permitía ver
Los radares
mucho más (60 mts). Hoy en día las luces de led

C ada vez los van perfeccionando más. Suelen ser muy rápidos y exactos.
Los hay fijos y móviles. Los mejores son los radares de tramo. Pero algu-
nos saben cómo saltar los radares fijos: cuando los ven, frenan. Sólo que
los radares móviles no siempre los ven y a veces los sorprenden. Cuando se en-
y los laser permiten una visibilidad 10 veces más grande que la de esa época. Las
dificultades han permitido al hombre ir mejorando y perfeccionando sus inventos.
Las dificultades son ventajas cuando no huyes de ellas, sino que aprendes
a afrontarlas y superarlas. Nos demuestran que somos capaces de más y que
cuentran con un radar de tramo no tienen alternativa: tienen que reducir la velo- solemos conformarnos con poco. Nos entrenan sacando de nosotros verdade-
cidad en todo el tramo porque estos radares cal- ros hombres y mujeres virtuosos.
culan la media y es como si te vieran siempre.
La fe es una luz que nos hace ver mucho más allá de lo que nos permiten ver nuestros ojos.
En la carretera de la vida cristiana, gracias Nos permite ver la mano de Dios que con mucho amor va disponiendo
a Dios, también existen los radares. Tenemos todas las situaciones para nuestro bien. Cuando unos ven pérdida y fracaso, la
los radares fijos, que corresponden aquellas luz de la fe sólo muestra ganancias. La fe nos hace ver que estamos en la mejor
personas que por oficio nos cuidan para que no nos clase, con el mejor profesor, los mejores compañeros, la mejor habitación de cam-
hagamos daño: los profesores, nuestros padres, pamento, la mejor patrulla. Porque para los que aman a Dios, todo les hace bien.
los sacerdotes y catequistas, los monitores. Ellos nos avisan y advierten del pe-
ligro cuando no vamos bien. Pero, cuando quieres salirte con la tuya, a veces les Oración para ser más rico
haces un regate y simplemente te comportas bien cuando te están mirando. Pero He pedido a Dios fuerza para triunfar; Pedí un compañero para no vivir solo;
cuando se van o ya no te ven, ¡vuelves a tus andanzas! No te das cuenta de que él me ha dado flaqueza, para que aprenda a me dio un corazón, para que pudiera amar a
el que se engaña eres tú mismo, porque tú eres el que te perjudicas. obedecer con humildad. todos los hermanos.
Existen los radares móviles, que no siempre son visibles. Estos son más di- Había pedido salud para realizar grandes em- Anhelaba cosas que pudieran alegrar mi vida,
fíciles de ver y de evitar. Pero hay “pillos” que saben cómo estar atentos a sus presas, me dio la vida, para que pudiera gozar de
mayores, controlan sus movimientos, de manera que creen asegurarse de que no los me ha dado enfermedad, para que haga todas las cosas.
están viendo para hacer sus “pillerías”. Afortunadamente, los educadores suelen cosas mejores. No tengo nada de lo que he pedido;
tener un sexto sentido por el que, sin pretenderlo, están en el lugar y la hora adecua- Deseé la riqueza para ser dichoso, pero he recibido todo lo que había es-
dos para cuidarte y advertirte en esos momentos. ¿Te ha ocurrido alguna vez? me ha dado pobreza, para que alcanzara la perado.
sabiduría. Porque, sin darme cuenta,
Por último, están los radares de tramo, que funcionan como si siempre te
estuvieran viendo. Esto es más difícil y sólo hay uno que lo puede hacer: Dios, Quise poder para ser apreciado de los hombres; mis oraciones nunca dichas
que siempre te ve, no para llevar cuentas de lo que haces, sino que te mira con me concedió debilidad, para que llegara a tener han sido escuchadas.
deseos de Él. Soy de entre todos los
ojos de amor y misericordia para cuidarte y ayudarte. ¡Qué bien nos hace saber
que estamos continuamente bajo la mirada de Dios! hombres, el más rico.
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18
8. Cuando se hace de noche…
A veces conseguimos hacer todos los viajes de día. Pero muchas veces
nos alcanza la noche y la carretera es distinta. Cuando todo es oscuro
vienen las dificultades y la pericia del buen conductor es fundamental. Necesita-
mos de buenas luces para poder ver bien la carretera y los obstáculos porque no
siempre la señalización es perfecta. Hay coches que cuentan con buenos faros:
laser, led, xenón y halógenas. La capacidad de iluminación varía entre los 600
metros que proporcionan unas luces laser y apenas 60 o 90
metros que dan las luces de xenón y halógenas.
En el viaje del coche de la vida también nos ocurre que se
oscurece, llegan las dificultades y ya no se ven las cosas
como se veían antes. Lo hemos vivido todos, incluso los
santos. Por ejemplo, aquel soldado valiente llamado Ignacio
(de Loyola) que tuvo un panorama completamente oscuro cuando una bala de
cañón le rompió la pierna y le cambió los planes de ser un capitán famoso y triun-
fador. O a san Francisco de Asís, un joven alegre y entusiasta, que buscaba la gloria
humana hasta que una enfermedad lo detuvo y le cambió
los planes. A san Juan María Vianey (Cura de Ars) lo expul-
saron del seminario porque no terminaba de aprobar el latín
y parece que su sueño de ser sacerdote se esfumaba. Juan
Pablo II, después de ser elegido Papa y visitar varias nacio-
nes, recibió un balazo que lo dejó casi muerto pero su pon-
tificado continuó muchos años más.
Así como un buen conductor se vuelve muy experto conduciendo de noche, porque ya
no se fía de su experiencia, en el coche de la vida se crece y se madura en las
dificultades. Porque lo importante no es andar por andar, sino avanzar bien, y en buena
dirección, y Dios se vale de las dificultades para ponernos en el buen camino.
Así les ocurre a los árboles que, cuanto más azotados por el viento o por la
sequía más raíces echan. También a los futbolistas que, cuando viene el invierno
siguen entrenando con más dificultad, y crecen en ca-
pacidad de autoexigencia y de sacrificio. ¡No toda la
vida puede ser verano, ni todos los días de la semana
ser sábado o domingo! No te digo que busques las dificul-
tades, pero sí que las aproveches para crecer más y mejor.
¿Te vas a asustar con esa comida que no te gusta? ¿Dejarás de estudiar por-
que esa asignatura te cuesta tanto? ¿No vas a salir a hacer deporte porque hace
un poco de calor o de frío? ¿Te sales del juego porque no puedes llevarte bien
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11
Para revisar
1. Eres libre, pero tienes límites. Piensa tres casos en los que sue-
les rebasar los límites.
2. ¿Qué cosas podrías hacer por ti mismo y todavía tienen que
recordártelo?
3. ¿Cuáles son los “regates” que sueles hacer a tus educadores? ¿Cómo los
podrías reparar?
4. ¿Qué ventajas tiene ser transparente y contar las cosas? ¿Qué beneficios
puede traer contar las cosas antes de hacerlas?
5. ¿Por qué vale la pena contar las cosas ya hechas, aunque sean buenas? ¿Existe
alguna cosa que deberías contar y aún no lo has hecho? Anímate a contarlo.
Propósito: recuerda, no todo está permitido, tienes límites. Esperaré y consultaré con el monitor
las iniciativas que pueda tener hoy.
5. En caso de accidente…
N o podemos decir que los accidentes sean inevitables,
pero a veces suelen ocurrir. Pueden ser tan graves que
puedes perder la vida tú y hacer que otros también la
pierdan. Otras veces son más leves, producen lesiones que luego
se curan. A veces las lesiones pueden ser de tal calibre
que te pueden afectar el resto de tu vida. En el coche de la vida es más
frecuente que ocurran los accidentes y por eso es indispensable
que estés preparado.
Son muy pocos los invictos que no hayan dado, aunque sea un pequeño
toque al coche o hayan rozado con algo. Pero en el coche de la vida no
se escapa ninguno: todos hemos tenido nuestros pequeños o grandes gol-
pes. ¡Todos hemos caído! Y hay muchas maneras de caer. Hoy te digo un
secreto: como a los gatos les ocurre, ¡el humilde siempre cae de pie!
Las luces de emergencia y los triángulos
U na causa muy grande de accidentes de coche se debe a la som-
nolencia. Primero te despistas, luego te vas distrayendo hasta
que casi se cierran tus ojos. Entonces, si tienes que frenar o dar
La vida, una carrera de una sola vuelta
12
un volantazo, posiblemente no lo haces a tiempo. La cosa se puede
poner todavía peor si te quedas dormido.
Así mismo nos puede ocurrir en el coche de la vida: poco a poco
te vas durmiendo porque te haces sordo a la voz de tu conciencia que te va
advirtiendo de las cosas que haces y que te dejas pasar: comes a deshoras, te permites usar
el móvil más de la cuenta, mientes o exageras para quedar bien, huyes de hacer los
servicios o de ayudar en casa, te haces el sordo cuando te llaman, haces trampa en
los juegos… Y si algún amigo o tu madre te advierten para abrirte los ojos, pre-
fieres seguir como estás y callar a quien te está corrigiendo. Entonces
tu conciencia se va durmiendo y ya no es la norma de tu vida. En ese
estado, en el que le quitas importancia a los fallos, no te extrañes
de caer y darte buenos batacazos.
En estos casos tienes que encender las luces de emergen-
cia, si no quieres seguir haciéndote daño o hacerles daño a
otros. Necesitas de otros. No se trata de disimular y hacer
como que no ha pasado nada. Al contrario, tienes que procu-
rar que los demás se enteren de que estás accidentado para que te puedan ayudar.
¿Qué son las luces y los triángulos en el coche la vida? Son todas las señales
que haces por tu cuenta para pedir ayuda. Cuando eres sencillo, ¡qué fácil te resulta contar
tus tentaciones y fallos a tus padres, sacerdotes y guías! Ellos te sabrán auxiliar y te ayudarán
a levantarte.
No te engañes. No pretendas actuar como si nada ocurriera. Ábrete a tu guía
y manifiéstale lo que te ocurre para que puedas reparar de verdad. Si tu
coche estuviera estropeado, ¿intentarías seguir usándolo? ¿No buscarías primero
repararlo? Lo mismo sucede en el coche de tu vida: el camino ordinario para
que el coche de la vida avance es la reparación. Y reparar significa no acostum-
brarte a ser cómo eres, no dejarte pasar los fallos.
El airbag
E s un gran invento que ha salvado la vida de muchísi-
mas personas. Es rápido e instantáneo. Al momento del
golpe se acciona y puedes salir ileso del accidente.
El coche de tu vida también puede llevar airbag. Es la contrareacción cris-
tiana: cuando adviertes cualquier cosa contraria a la gloria de Dios, reaccionas
enseguida (lo antes posible) en cristiano: te enfadas en el deporte, pides perdón
y sigues como si nada; has mentido a tus padres, te humillas y les dices la verdad
cuanto antes; te has quejado de la comida, te pones un poco más de lo que no te
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sea con la mejor intención, se dejan llevar del primer impulso haciendo las cosas me-
diocremente, o llegando a una situación peor que la inicial que tiene que asumir
y arreglar el que viene detrás.
A esto se puede agregar una tendencia al facilismo fruto de la pereza. No
se busca hacer las cosas bien, sino salir del paso. No se busca rendir al máximo,
sino hacer las cosas rápido. ¡Se confunde eficacia con chapuza!
El activismo
E s un fruto del facilismo y la impulsividad, que se puede
definir como una actividad excesiva que quiere
abarcar más de lo que se puede. La actividad nos
absorbe de tal manera que nos aleja de Dios. Poco a poco va endureciendo nuestro
corazón, nos convierte en personas dispersas y distraídas, Dice San Bernardo:
“mira a dónde te pueden arrastrar estas malditas ocupaciones si sigues perdiéndote en ellas”.
También el activismo es fruto de ese afán que tenemos de nuestra propia exce-
lencia. Queremos quedar bien, que vean que hacemos las cosas bien, que so-
mos más rápidos y listos que otros, que nos enteramos primero de las cosas.
Existe un antídoto preciso contra el activismo: la interioridad y
la abnegación. Esto significa aprender a esperar, detenerse
a pensar, aprender a preguntar. ¿Cómo podrías
escuchar la voz del Espíritu Santo si siem-
pre haces lo primero que se te ocurre?
Una manera concreta de aplicar este “antídoto” es el proponerte hacer lo
que haces, con toda la atención posible, como si no hicieras ninguna otra cosa más.
Baja la velocidad
1. Existe un extremo opuesto al impulsivo y acelerado que es igual-
mente negativo. ¿Te imaginas cuál es? ¿Cómo lo corregirías?
2. Abnegación significa aprender a decir un “no” a tu “sí”, y un “sí” a tu “no”. ¿En
qué cosas podrías practicar la abnegación y así crecer en esta capacidad?
3. Vivir el momento presente con la máxima intensidad, como si no tuvieras otra
cosa que hacer, como si fuera la última cosa que hicieras en tu vida.
¿Qué puedes hacer para lograrlo?
4. ¿Eres facilista y chapucero? ¿Qué podrías hacer para superarlo?
Propósito: Hoy intentaré tener la mente en lo que estoy haciendo y en nada más.
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Más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto
E
s un dicho que suelen recordar al que va con
prisas: más vale perder un minuto en la vida que la
vida en un minuto. Es una verdad que vale la
pena tener siempre presente, puesto que, por más
prisa que tengas, no se trata de llegar rápido (con una alta
probabilidad de no alcanzar la meta), sino de llegar.
Un buen conductor, cuando se encuentra
con la lluvia, baja la velocidad y extrema la atención.
Entre más fuerte pueda llover es preciso re-
ducir más la velocidad. Incluso, he visto casos
en los que la fuerte lluvia va acompañada de
granizo y los coches se ven obligados a parar
por completo y refugiarse debajo de un puente,
un tejado, o algo semejante. Pues, no por mucho correr vas a llegar.
Igualmente ocurre en el coche de tu vida: cuando hay dificultades y ago-
bios es fundamental detenerse y pararse a pensar, porque es el peor mo-
mento para tomar decisiones acertadas. Tenemos la tendencia a ser impul-
sivos, rápidos, a encontrar soluciones inmediatas. Pero por impulsividad y falta de
reflexión, buscando una equivocada “eficacia”, terminamos es-
tropeando muchas cosas, atropellando a las personas y
nos hacemos daño incluso a nosotros mismos.
¿No te ha ocurrido o no
las visto en otras personas?
Estas prisas se notan en la vida cotidiana: para poner un
clavo, si no tienen un martillo a mano, cogen lo pri-
mero que encuentran, y terminan dejando un clavo
mal puesto y estropeando el objeto que han usado
como “martillo”. Otros reparan una cosa estro-
peando otra. Algunos toman decisiones rápidas,
pero sin tener en cuenta todas las circunstancias, incluso
a las personas. A veces, llevados de las prisas y con un toque
de seguridad en sí mismos, hacen las cosas sin preguntar, y
terminan “metiendo la pata” más a fondo que antes.
En el fondo de estas actitudes hay una malsana
confianza y seguridad en sí mismos. Se fían demasiado de sí mismos, de su
experiencia, de su propio criterio. Se dicen: “si ya sé lo que tengo que hacer, ¿para qué
preguntar?”, “no tengo tiempo para esperar, esto hay que hacerlo ya”, y fácilmente, aunque
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gusta; has perdido el tiempo en el ordenador, te quitas ratos de juegos; has dicho
una palabrota en el juego, haces silencio un buen rato del partido; te has dejado
llevar de la pereza, te levantas unos minutos antes al día siguiente;…
Aunque estés en el mejor plan, siempre descubrirás defectos que tienes que
superar. Con ayuda de la contrareacción cristiana y con la reparación, puedes ir consiguiendo
poco a poco una conciencia cristiana más despierta.
Cuando se trate de ti, recuerda que nunca estarás exento de tentaciones. Pero apro-
véchalas para hacerte humilde y caer de pie.
Cuando se trate de fallos ajenos, recuerda que ¡hay defectos que desaparecen sólo
media hora después de muertos! Así que hay que tener mucha paciencia con los demás.
Para revisar
1. El examen de conciencia te ayuda a confrontar tu vida con lo
que Dios espera de ti. Sácate un rato para ti y examínate.
2. ¿Qué relación tiene la humildad y el caer de pie en las caídas?
3. ¿Qué te impide contar las cosas a tu guía para levantarte bien? ¿Qué po-
drías hacer para superarlo?
4. ¿Por qué con tus caídas puedes hacer que caigan otros?
5. ¿Cuál es el fallo más frecuente que cometes? ¿Cómo puedes repararlo?
6. ¿Cuál es la diferencia entre la contrareacción cristiana y la reparación?
Propósito: revisaré cada noche cómo ha ido el día para ver qué puedo reparar.
6. Distancia de seguridad
N o hace mucho ocurrió un accidente mortal en la autovía
A2: varios coches chocaron en cadena uno tras otro hasta
completar un número de 25 vehículos estropeados. Tres
personas perdieron la vida y muchas quedaron heridas. Aunque es
verdad que la niebla tuvo un factor determinante, el origen del acci-
dente comenzó por no respetar la distancia de seguridad entre coche y coche. Así
como un ciego no puede guiar a otro ciego, el coche
delantero perdió el rumbo y se llevó tras de sí a los que
lo estaban siguiendo. Uno tras otro fueron chocando
hasta provocar un gran accidente.
La vida, una carrera de una sola vuelta
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También el coche de tu vida puede sufrir este tipo de accidentes. De hecho,
ocurre con más frecuencia que con los coches de tráfico. El motivo es sencillo: por
falta de personalidad propia, los niños, los jóvenes y, hasta las personas mayores,
terminan imitando y siguiendo a ciertos personajes del cine, del deporte, de la política, los
negocios… que les arrastran a graves accidentes en sus vidas.
Algunos copian la forma de vestir o de peinarse, y se sienten
“originales” y “seguros” con el estilo de vestimenta y de peinados que
llevan cierto tipo de personas. Otros imitan la forma de hablar, las
expresiones… ¡hasta los gestos de la cara! Los hay quienes creen
ganar más puntos ante los demás si tienen un móvil, si es de cierta
marca, si tienen determinadas aplicaciones, si están en las redes sociales. Y se sienten
excluidos si carecen de todo esto. Sin embargo, con todas estas actitudes demuestran
que no van por camino propio, sino por camino ajeno que, en lugar de distinguirlos de los
demás como únicos, se terminan clasificando en un determinado grupo de masas.
Y ¿por qué lo hacen? Por que así esperan quedar por encima de los demás, ser ad-
mirados y cosas semejantes.
Y están tan dormidos (ver capítulo 5), que ni siquiera se dan cuenta. Terminan
estropeando sus vidas, porque su criterio fundamental es el qué dirán. Si le
agrada o no a Dios no cuenta. Lo importante es ganar puntos ante los demás, que agrade a
los demás. Y no precisamente a sus padres o educadores, sino a otros como ellos que
están también cegados por aparentar.
Como en un accidente múltiple, las consecuencias son nefastas. Entre los ni-
ños y los jóvenes hay una gran crisis de personalidad en la que no saben quiénes
son, a dónde van, qué tienen qué hacer. No te extrañes que la ideología de género
tenga tanta acogida en un grupo de personas así. Ni te sorprendas que sean mani-
pulados por gente con intereses egoístas.
Cuando se juntan 2 o más que carecen de personalidad, si son arrastrados y
manipulados por la moda del momento, caerán como borregos por el precipicio.
Y tú, ¿eres realmente original o eres una copia de otro?
Tener personalidad
E l hombre de más personalidad que ha existido en la historia es Jesucristo.
También la Virgen María y los santos, porque supieron asimilar el criterio
fundamental de la personalidad: qué le agradaría más a Dios.
Te puede parecer que es algo sencillo, pero requiere de mucha personalidad.
Pues se necesita tenerla para no copiarse en los exámenes cuando todos lo hacen;
hay que tener personalidad para decirle “no” a los compañeros de ir a una fiesta,
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ir al parque o a una comida porque no te conviene; se necesita personalidad para
prescindir del móvil – porque realmente no te hace falta – cuando todos los de
clase tienen el suyo; hace falta tener las cosas claras para no tener novia o novio
antes de tiempo; hace falta tener una personalidad recia para obedecer como un
corderito cuando los demás se revelan y no obedecen. ¿No fue lo que hizo Jesús?
Por eso al único que tienes que imitar es a Jesús. Con los demás tienes que
guardar distancia, no sea que te arrastren, y si caen caigas junto con ellos.
Un test de personalidad
Vamos a revisarnos para ver cuánta personalidad tienes. En cada
pregunta pones 1 si es verdadera, y 0 si es falsa. Al final puedes
sumar. Si llegas al 10 vas en camino de tener mucha persona-
lidad.
__ Juegas en equipo, pasando la pelota, aunque suponga perderla.
__ Estudias la lección, aunque nadie más lo haga porque no hay examen.
__ Siempre dices la verdad, a pesar de que pueda perjudicarte.
__ Usas ropa de marca y sin marca indistintamente.
__ Conversas con aquel de clase que está más “arrinconado”.
__ Ríes las gracias de los demás sólo si están bien. En caso contrario callas.
__ Imitas solamente a Jesús y no a los más interesantes de la clase.
__ Sirves siempre, tanto si te ven como si no.
__ Te tomas en serio el juego, aunque no sea el más popular o el que esté de moda.
__ Oras, reflexionas, frecuentas los sacramentos, aunque te puedan ver tus com-
pañeros.
Propósito: ¿Qué aspecto podrías imitar más de la vida de Jesús? ¡Imítalo!
7. Conducir con lluvia
A unque hay pronósticos meteorológicos y los viajes se pueden
programar, a veces tenemos que conducir con lluvia. Quizá re-
sulte divertido para el pasajero, pero quien conduce se lo puede
pasar mal: pierde visibilidad, deja de ser visible para otros conductores,
puede resbalar en el pavimento y perder el control del vehículo.
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