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BRYAN ARDANY BRAN CABRERA

CARNÉ. 9923 19 20448

Lineamientos éticos de la evaluación pericial psicológica forense.

En cualquier área de intervención psicológica obviamente pueden plantearse dilemas éticos,


pero es en la práctica forense donde generalmente surgen problemas particularmente agudos.
En este artículo se exponen los aspectos relativos a la legislación actual española en
referencia a la actuación del psicólogo como perito, sobre la forma de proceder (desde la
designación hasta cómo se realizan las evaluaciones psicológicas forenses o la exposición
del dictamen pericial en la vista oral) y sus principales funciones dentro de un marco ético.
Se analizan las normas deontológicas aplicables en este contexto y los Principios Éticos
generales teniendo en cuenta las principales directrices nacionales e internacionales y las
posibles consecuencias desde el punto de vista profesional y/o legal de una actuación no ética
del psicólogo forense.
Quizá la primera pregunta que nos planteemos después de leer este fragmento de la
comparecencia de dos colegas en un conocido juicio (tal vez sea la misma que usted se esté
planteando): ¿los profesionales de la Psicología tenemos la formación suficiente y necesaria
en cuestiones éticas y deontológicas, para afrontar con éxito el interrogatorio de un tribunal
-en este caso, en realidad podría ser cualquier otra situación- en la defensa de nuestro trabajo
pericial?. Igualmente nos surgen otras preguntas referidas al ámbito forense o jurídico, por
ejemplo, ¿qué hay del secreto profesional, de la confidencialidad?, ¿es ético revelar ante la
Sala toda la información que la persona, objeto de nuestra pericia, nos ha revelado en el
transcurso de nuestro estudio, o sólo aquella que hemos incluido en nuestro informe?,
¿realmente nos aseguramos de que la persona que estamos estudiando conozca el objeto de
nuestro estudio y las posibles consecuencias que del mismo se puedan derivar?

La intervención del psicólogo en el contexto judicial se produce en base a su concepción de


auxiliar de la justicia, es decir, para ofrecer al Juez la información que nos solicita y que se
deriva de conocimientos propios de nuestra disciplina, que él no conoce y que necesita para
dilucidar la demanda. Ésta es una de las tareas de los psicólogos más cargadas de
responsabilidad ya que, tal y como señalan Butcher y Pope (1993), los resultados producto
de la evaluación forense pueden influir, y en algunos casos determinar, si a alguien se le
otorga o no la custodia de sus hijos, si será obligado o no a pagar por los daños causados a
otro litigante, si volverá a su casa desde la Sala de vistas, o si pasará años en prisión. Ello
tiene también su expresión en las reglas de funcionamiento profesional, ya que los informes
periciales constituyen el motivo de la mayoría de quejas ante las comisiones deontológicas
de los Colegios Oficiales de Psicólogos, constituyéndose en un factor de riesgo muy
particular en esta área de la profesión. El propósito fundamental de esta Guía es exponer a
los profesionales de la psicología que intervienen en los procedimientos judiciales, los
principios básicos y fundamentos para la correcta praxis en el ámbito judicial y para la
elaboración de informes periciales.
BRYAN ARDANY BRAN CABRERA
CARNÉ. 9923 19 20448

La psicología forense es una especialidad de la psicología que se ejerce, básicamente, ante el


tribunal, al que se asesora y aconseja en aquellas decisiones en las que los conocimientos en
psicología sean necesarios. Así, el rol del psicólogo forense es el de un perito que emite
informes que pueden ser utilizados como prueba en un proceso judicial. Por lo tanto, el rol
del psicólogo en el contexto forense se basa en asesorar al estamento jurídico sobre una
petición concreta.

El psicólogo ante el tribunal puede desempeñar el papel de perito o el de testigo, siendo


ambas intervenciones consideradas como un medio de prueba, La función de todo testigo
ante el tribunal es relatar aquello de lo que ha tenido conocimiento relevante, según criterio
del mismo tribunal, a través de su contacto previo con el caso y/o con las personas implicadas.
Muy frecuentemente, un psicólogo puede tener este conocimiento en razón de su práctica
profesional; es decir, su “saber” de los hechos se deriva de su intervención profesional. Estos
testigos expertos defienden ante el tribunal los informes que en el pasado, o en cumplimiento
de la orden del mismo tribunal, han emitido en relación a su intervención profesional. Estos
informes no son periciales, sino informes técnicos (clínicos, RRHH, educativos, etc.),
presentados en un contexto judicial.

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