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El Club de las Excomulgadas
Argumento
Cuando la seducción es la venganza perfecta...
Hace diez años, Holly Pettit pasó un romántico y súper sexy verano con Trey
Kennedy. Las consecuencias de su ruptura, cambiaron su vida, y la volvieron una
chica salvaje sin tapujos. Ahora está de vacaciones y en misión para librarse de su
recuerdo, de una vez por todas.
Ella nunca soñó que iba a volver al Hotel Imperial Palms para encontrar a Trey
manejando el lugar. Tampoco se imaginó que la simple visión de él despertaría
viejos y chispeantes deseos. Sólo hay un remedio: pasar un tórrido fin de semana
seduciéndolo con un aluvión de traviesas habilidades sexuales. Luego alejarse. Eso
le enseñará una lección a él, y le demostraría a ambos que ella no es la chica de
buen corazón que una vez conoció.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Uno
Habían pasado diez años desde que Holly Pettit estuvo de pie en el vestíbulo
del Hotel Imperial Palms. Y mientras rodaba su maleta a través de la inmensa
puerta giratoria, el pasado se precipitó sobre ella.
Wow. Había esperado que volver fuera más fácil. Había esperado que fuera
divertido. En cambio, se sentía como si acabaran de golpearla en el estómago.
Lori y ella habían trabajado allí el verano entre su primer y segundo año en
la universidad de Purdue; había parecido atrevido y aventurero pasar el verano tan
lejos de la pequeña ciudad donde ambas habían crecido. South Beach había sonado
atractivo y exótico, y el hotel había sido tan históricamente majestuoso como en sus
fantasías.
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El art déco fue un movimiento de diseño popular a partir de 1920 hasta 1939 (cuya influencia se extiende
hasta la década de 1950 en algunos países) que influyó las artes decorativas tales como arquitectura, diseño
interior, y diseño gráfico e industrial, también a las artes visuales tales como la moda, pintura, grabado,
escultura, y cinematografía.
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El Club de las Excomulgadas
Así que Lori, ahora una ejecutiva de publicidad en Orlando, había invitado
a Holly a reunirse con ella en Miami para una escapada a sus antiguos lugares,
había sonado como una buena idea. Pero estar aquí y ahora, en persona, era un
poco… demasiado real. Era gracioso cómo funcionaban los recuerdos, cómo
podían asaltarte intensamente, cómo podían incluso llevarte al pasado. Y para Lori
en este momento, eso era claramente una cosa buena, algo que la ponía feliz, ni
siquiera se había dado cuenta cuando Holly no respondió. Sin embargo, para
Holly... Señor, ¿por qué no había pensado más acerca de esto? Después de todo, ella
estaba muy ocupada haciendo una nueva vida para sí misma, no necesitaba ser
arrojada de vuelta a viejos recuerdos que habían roto su interior.
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tenían dieciocho.
— ¿Puedes creer que estamos aquí de nuevo, Holl?— Lori preguntó cuando
comenzaron a alejarse del ancho mostrador de mármol hacia los ascensores.
— No realmente— dijo.
— Creo que sólo estoy recordando algunas de las cosas que pasaron
mientras estuvimos aquí— dijo mientras las puertas del ascensor las encerraban en
la intimidad.
Y luego, Lori, finalmente tuvo éxito, haciendo una mueca. —Oh, no. No
me digas que estás pensando en Trey. Y la ruptura. Pensé que estabas más allá de
eso, Holly. Y... bueno, si quieres recorrer la línea de la memoria aquí, piensa en las
Holly sólo pudo suspirar. Había algo terriblemente triste sobre saber que lo
mejor estaba detrás de ella, que su felicidad en la vida había alcanzado un máximo
tan tempranamente. Y síp, ella debería ser capaz de mirar hacia atrás sobre su
romance de verano de una manera feliz, pero... simplemente no podía.
Sin embargo. —Tú sabes lo mucho que eso me hirió. Lo cambió... todo.
Y eso era decir poco. Al final de su mágico verano, ella y Trey había
accedido a permanecer juntos, hacer la relación a larga distancia, él en el Estado de
Florida, ella de regreso en Indiana. Se habían prometido viajes por carretera y
encuentros a mitad de camino. Se habían prometido e-mails y llamadas telefónicas.
Que nunca llegaron. Él nunca había llamado, nunca había escrito. Ni una sola vez
después de la mañana en que se habían dicho adiós. Y sus continuos intentos de
comunicación habían regresado sin respuesta. Había sido tan malo como perderlo,
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pero ser tan frío e insensible, dejarla tan emocionalmente abandonada... todavía le
quitaba la respiración recordarlo. —Yo estaba tan enamorada de él, Lori. Yo quería
casarme con él.
Pero ahora ella estaba tratando de volver a la pista. Cambiando sus maneras
salvajes. Haciendo algunas mejoras en sí misma. Hubo una vez, en que ella había
planeado ir a la escuela de derecho, convertirse en una abogada. Pero había dejado
esa oportunidad cuando había abandonado la universidad. Ahora, sin embargo, a
los veintiocho años, acababa de completar un curso nocturno para convertirse en
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asistente legal, y aunque había pasado muchos años felices en Adrianna Inc., sabía
que era hora de seguir adelante.
Lori se había pegado a ella, aun estando tan lejos, a lo largo de todos los
cambios que había sufrido, y parte de la razón para sugerir este viaje había sido
celebrar la finalización de la formación de asistente legal de Holly y su inminente
cambio de carrera.
Ante lo cual Holly sólo podía encogerse de hombros. Ella era conocida entre
sus amigos y colegas por su carácter alegre, pero por el momento se sentía como
una decepción.
— Y justo ahora— dijo Lori, —Estás haciendo todos estos cambios buenos,
así que estoy pensando que deberías utilizar tu tiempo aquí para hacer otro. Has
nuevos recuerdos aquí y olvida los viejos. Encuentra una manera de pasar sobre lo
que pasó después de ese verano, de una vez por todas.
Holly tomó el consejo de Lori y dejó que se metiera dentro suyo, decidiendo
finalmente que su amiga tenía razón, tenía que ser más dura en esto. Además, ella
había volado hasta aquí, y estaba gastando un pedazo saludable de sus ahorros en
este viaje, así que tenía que disfrutarlo. —Tienes razón— dijo finalmente. —Tienes
completamente toda la razón.
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piscina, y encontramos un par de chicos calientes para hacer recuerdos nuevos.
Quince minutos más tarde, Holly y Lori salían por la puerta trasera del hotel
hacia la zona de la piscina, un lugar lleno de sillones de mimbre, palmeras, y una
plétora de exuberantes plantas en macetas. Después de colocar un par de sillas en el
sol, se pusieron protector solar, ordenaron un par de tragos de paraguas a una
camarera en edad universitaria haciendo el mismo trabajo que ellas habían hecho
hacia diez años, y se recostaron para descansar.
Mientras Holly hojeaba una revista que había elegido especialmente para
leer junto a la piscina, podía ver desde su visión periférica que Lori ya estaba
mirando chicos. Y si Holly no se encontrara en un lugar diferente en su vida, si no
Ella captó la visión de unos pantalones de lino a su lado, y notó que era
alguien que trabajaba allí, haciendo rondas para asegurarse de que las necesidades
de los huéspedes estaban siendo atendidas.
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Sólo que él estaba todo crecido ahora y más hermoso que nunca.
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Capítulo Dos
Sus ojos se encontraron y sostuvieron. Holly no podía recordar un momento
en su vida donde hubiera estado más anonadada, completamente petrificada.
Excepto tal vez la primera vez que se había encontrado con él hacia tantos años
atrás. Había sido amor a primera vista o al menos lo más cercano que podías estar
de algo así.
Él se veía un poco perturbado y ella supo que estaba recordando lo que ella
estaba tratando de olvidar, el modo en que él terminó las cosas. O que no había
terminado oficialmente las cosas. Pero luego logró una sonrisa, mientras sus ojos
rápidamente corrían a lo largo de su cuerpo en bikini antes de volver a su cara. —
Wow, no puedo creer que seas tú. ¡Luces grandiosa!
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— Síp, resulta que volví a trabajar al Palms cada verano hasta que me
gradué. Luego me ofrecieron un trabajo en la administración y he estado aquí desde
entonces.
Ella asintió, recordando cómo él parecía casi como si perteneciera allí con su
atractiva apariencia rubia y bronceada. Su pelo estaba ligeramente más oscurecido
ahora, en un color arena, pero incluso con su traje, aun encajaba perfectamente con
la sexy imagen de chico de playa.
Por dentro, ella se encogió, pero nunca dejó que la reacción se mostrara en
su cara. —La vida dio algunos giros distintos a los que esperaba— respondió ella
llena de confianza, incluso añadiendo una pequeña carcajada. —Terminé en el
mundo corporativo. En Las Vegas.
Disfrutó viendo elevarse sus cejas. — ¿Las Vegas? ¿En serio?— sabía lo que
él estaba pensando, que ella no había parecido el tipo de chica de Las Vegas. Y no
lo había sido… entonces.
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— Síp, adoro el lugar— le dijo a él. —Aunque ahora me dirijo hacia un
cambio de profesión, probablemente algo más relacionado con las leyes, mi primer
amor, por decirlo así.
— Lori— dijo ella con una carcajada. —Pero te perdono. Ha pasado mucho
— Síp, así es— contestó él, riendo. —Y de repente es como una gran
reunión. No puedo creer que ustedes chicas estén aquí.
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recordó. Todo. La ruptura. El modo en que había cambiado su vida. El modo en
que había cambiado… su alma. Que él no era un tipo en el que pudiera confiar o
con quien debiera querer hacer nada.
Pero ella no dijo, “A ti también”. En su lugar, sólo sonrió. Era una mujer
genial y confiada. O pretendía serlo, de cualquier modo.
Y sólo fue después de que ella y Lori silenciosamente lo vieron dar zancadas
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daré la vuelta y me alejaré.
Ella nunca había escuchado que la voz de su mejor amiga sonara tan seca y
escéptica como cuando dijo, —Y crees que puedes hacer eso y simplemente dar la
vuelta y alejarte.
— ¿Y esperas que yo crea que vas a hacer esto por el simple propósito de
mostrarle lo que se estaba perdiendo?
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Capítulo Tres
Trey Kennedy se sentaba en el elegante bar al aire libre mirando a las parejas
en las mesas en la oscuridad inclinando sus cabezas juntas por sobre la luz de las
velas para hablar con privacidad. Había habido un debate en el hotel sobre si el
lugar debiera estar mejor iluminado, pero Trey había presionado para que el
atardecer decidiera cuándo debía oscurecer. Había algo sexy y seductor sobre el
descenso de la oscuridad sobre la playa, sobre la misma noche, cuando se trataba de
romance, o una posible relación sexual, la llegada de la verdadera noche era el
momento en que decidías si participabas o no; era el momento para decir buenas
noches o para… inclinarse un poco más cerca, hablar un poco más bajo.
Mientras bebía un trago de ron runner2, recordó la primera vez que había
puesto los ojos en Holly Pettit. Ella había sido tan natural y casera como los
campos de maíz de donde venía, pero tan linda y vibrante como cualquier chica
que hubiera conocido. —¿Kennedy?— repitió ella cuando él se presentó. —¿Eres
— Del tipo con el que vas a ir a dar un paseo por la playa esta noche— dijo
él tan confiado como un chico universitario ligeramente borracho podía ser. Y un
romance había nacido. Aunque más que sólo un romance, había sido amor, no
había dudas sobre eso. Y al final, él había sido un cobarde y había pasado un largo
tiempo preguntándose si había tomado la decisión correcta.
Justo entonces, ella entró al área del bar, incluso con lo débil que era la luz,
él supo que era ella. Su pelo rubio caía sobre sus hombros en suaves ondas y su
2 Ron runner: trago compuesto de ron blanco, licor de banana, brandy de mora, granadina y mezcla de sweet
& sour.
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pequeño cuerpo llenaba el sexy y sedoso vestido rosa y dorado que usaba muy bien.
Con corte bajo, proveía más escote del que recordaba que Holly mostrara antes
cuando eran más jóvenes, y un tajo al frente también revelaba una porción de
muslo. Pero también el bikini que había usado hoy había sido del mismo modo,
rojo como camión de bomberos, escaso, audaz, sexy como el infierno. Suponía que
su primer amor había crecido. Y no podía negar que hasta ahora le gustaba la
adulta en ella. De hecho, él estaba total y absolutamente encendido por ella, con
apenas verla.
Ahí fue cuando se dio cuenta de que ella se dirigía directo hacia él, y se
sintió aliviado al ver que su comentario la había hecho sonreír.
— No podrías estar más sorprendida que yo— le dijo él, sin molestarse en
medir sus palabras. No era una actuación, la honestidad y simplemente ser él
mismo siempre había funcionado con el sexo opuesto. —Quiero decir, he visto a un
sin número de personas entrar y salir de este hotel con el paso de los años, tantas
que realmente casi ya ni las veo. Y nunca se me ocurrió que hoy mientras estaba
haciendo el asunto de la hospitalidad en la terraza de la piscina encontraría a la
primera chica que amé sentada ahí luciendo como un afiche central en su bikini.
Cuando ella vacilo durante un latido antes de contestar, deseo poder tener
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algo de maldita iluminación instalada allí después de todo; deseaba poder ver su
cara, leer su expresión. Pero no podía.
Si no hubiera estado tan oscuro, ella habría sido capaz de verlo. Él estaba así
de duro. Así de rápido. Maldición. — ¿Qué te puede traer Danny para beber?— le
4 Sex on the Beach (Sexo en la Playa) es un cóctel con múltiples variaciones. Hay dos tipos en general: El
primero se hace a base de vodka, licor de melocotón, zumo de naranja y zumo de arándanos. Este es el
cocktail oficial de la International Bartenders Association. El segundo está hecho a base de vodka,
Chambord, Midori, zumo de piña y zumo de arándanos. Se creó en el restaurante TGI Friday's y está
incluido en la Mr. Boston Official Bartender's Guide (Guía Oficial Mr. Boston de Bartender's). Los
ingredientes se mezclan con hielo en una coctelera y se sirven en un vaso Highball. En ocasiones puede
servirse en pequeñas cantidades como un shoot.
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— Apuesto a que puedes— le dijo. —Sólo apostaré que puedes— entonces
llamó a Danny y le pidió el trago, luego de lo cual tomó otro sorbo de su ron
runner. De pronto necesitaba un trago.
Ella ladeó la cabeza, todavía sonriendo. — ¿No hice eso más temprano?
Justo entonces, Danny puso su sexo en la playa sobre una servilleta frente a
ella y ella se inclinó para dar un sorbo. —Han sido diez años, Trey. No soy la
misma pequeñita que conociste entonces.
— Sólo digamos que soy una … evolucionada versión más de la persona que
era cuando me conociste. Las Vegas es un buen lugar para… descubrir cosas sobre
ti que no conocías.
— Hay otros lados que también podrían gustarte— dijo ella, inclinándose
para cerrar provocativamente sus labios alrededor de la pajilla. No es que el simple
acto de verla beber a través de una pajilla añadiera más a su excitación. Y no es que
realmente pudiera verla haciéndolo todo así de bien de todos modos, dada la
iluminación. Pero aun así lo encendió un poco más.
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Haciéndolo… desinhibido. — ¿Qué lados?
Maldición, ¿Esta era Holly? ¿Su Holly? Una vez había sido su inocencia lo que
lo había atraído, ahora era lo opuesto. El simple hecho de que ella fuera capaz de lo
opuesto.
— Entonces cuéntame sobre ti, Trey. Cuéntame sobre los últimos diez años
de tu vida.
Aun así, se las arregló para reír. —Casi me había olvidado de eso— Siendo
“casi” la palabra clave. Pero tomaría mucho más que un bonito nombre de mascota
sacarla del juego.
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voluntad. —Amores, pérdidas, triunfos, derrotas; ese tipo de cosas— dijo ella con
facilidad.
Y… ¿Por qué le aguijoneó un poco cuando le contó de esas otras dos mujeres que le
importaron profundamente después de ella? Tiffany; quien justo recientemente quería
otras cosas de la vida distinta a las de él. Y Mariah; quien no había sentido lo
mismo por él que él por ella. Pero apuesto a que tuviste rupturas normales con ellas,
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— Ahora tú, pececito— dijo él finalmente. —Cuéntame todas las cosas
personales acerca de ti que acabo de contarte acerca de mí— ahora sus vasos
estaban vacíos y ambos optaron por no servirse un segundo. Ciertamente ella sentía
en su sistema el alcohol que había bebido, pero afortunadamente, había crecido
para ser tan hábil al beber como lo era en la cama, así que seguía al mando de la
situación.
Dejaron sus zapatos al borde del patio del bar, hundiendo sus pies en la
fresca arena del anochecer. Por primera vez, tal vez le había tomado todo este
tiempo a sus ojos ajustarse, o tal vez era por la luz de la luna que comenzaba a
iluminar la playa, notó que él estaba vestido mucho más casual que esta tarde,
short de caqui y una camisa tropical con más estilo que la tonta que usaban
usualmente los vacacionistas. Y que lucía bien. Había lucido bien en la tarde, y
ahora lucía igual de bien, y volver a tener sexo con él no iba a ser un sacrificio.
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adoradores del sol de todo tipo, desde chicas en topless a familias felices, la playa
estaba tranquila, aunque también punteada con otros caminantes nocturnos.
Pero… espera, no. Eso sólo la haría sonar vulnerable, como una mujer con
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Ahí fue cuando él dejó de caminar, el movimiento hizo que ella también se
detuviera, y se giró para enfrentarla en la oscuridad. Él seguía sosteniendo su mano
y ahora la agarraba con fuerza, apretándola. — ¿Qué hay de ti? ¿Qué te hace feliz?
¿Qué amas, nena?
Dios, qué preguntas tan profundas. Holly pensaba en todas las respuestas que
podría dar. Amo a mi familia. Amo a mis amigos, más a los antiguos. Amo a los gatos, los
discos antiguos de Frank Sinatra, las noches cálidas, y… las posibilidades. Amo el modo en
que se siente cuando las posibilidades se extienden delante de ti en algunos momentos, como si
cualquier cosa pudiera pasar, como si tus sueños estuvieran a un aliento de distancia.
¿Pero por qué en la tierra ella se permitiría ser tan vulnerable con él? ¿Qué en la tierra
había allí para ganar? No, ella tenía que permanecer dura. La Holly de Indiana sólo era
un recuerdo distante; la más nueva, más audaz Holly de Las Vegas estaba a cargo
esta noche.
Así que parecía un buen momento para pasar más allá de todo lo de ponerse
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Capítulo Cuatro
—Jesús—murmuró él.
Lo cual hizo que él dejara escapar una risa corta e impactada, incluso
mientras su coño se ponía más cálido en sus bragas ante el descubrimiento de que
ella realmente quería esto, realmente quería seducirlo. No sólo por el poder, sino
también por el placer. Nunca había imaginado que tendría la oportunidad de volver
a estar con Trey, y ahora, aquí estaba delante de ella en una proverbial bandeja de
plata. Y lucía lo suficientemente bien como para comérselo.
Él debió haber sido capaz de leer la lujuria en sus ojos porque fue en ese
momento cuando su expresión también cambió, desvaneciéndose en algo más
intenso, excitante. Ella estaba agradecida porque ahora la luna casi llena brillaba
Pero no, no debería, no lo hacía. Puedes desearlo y aun así hacer lo que
quieres con él. El deseo sólo mejoraría toda la experiencia.
—¿A dónde podemos ir?—preguntó ella, sin aliento. Así estaba de segura
ahora, así de confiada, de que él también quería esto, a pesar del hecho de que ni
siquiera se habían besado.
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¿Dónde estamos yendo?—No tenía idea, ¿a una habitación de invitados en el hotel?
¿A una caseta al lado de la piscina? Aunque no podía recordar si el Imperial Palms
tenía un lugar así. Su mente giraba por la anticipación de estar a solas con él; sus
senos se hincharon con necesidad y la parte interna de sus muslos dolía.
Él la llevó a una pequeña fila de tiendas blancas con dosel arriba en la playa,
cerca del área de la piscina. Dentro de cada una descansaban cuatro sillones
acolchados. Trey trotó pasándolos, todavía llevándola con él, hasta que alcanzó la
última y fue donde la empujó hacia abajo. Todavía podrían ser vistos si alguien
Ella tenía que dejar de besar, morderse el labio inferior, dejar salir el aliento.
Esto… esto se sentía demasiado bien, demasiado rápido. Esto no era… una lujuria
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normal. Pero no tengas miedo. Tú puedes manejarlo. Puedes manejar cualquier cosa. Sólo se
la mujer que has sido con él hasta ahora, fuerte, preparada… sin emociones.
Y entonces recordó lo que ella le dijo que haría si estuvieran solos. E incluso
si ponerse a sí misma en una posición servil ahora mismo pudiera no sonar como el
movimiento más sabio… bueno, bajar sobre él, así de rápido, le mostraría cuán
audaz era ella, y le recordaría la fuerte y tenaz chica en la que se había convertido.
Dios, su pene era maravilloso, parado perfectamente rígido y alto, listo para
la acción. No pienses en el hecho de que fue tú primer hombre. Eso no importa. No, todo lo
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Mejor que cuando lo hizo la última vez, apostaba. Entonces ella había sido
muy nueva en esto. Pero ahora ella trabajaba su boca expertamente arriba y abajo
de la sólida columna de carne mientras masajeaba la base con su puño. Cerró los
ojos y se perdió en la entrega y en lo que esto le daba a cambio. Se sentía voraz y
poderosa.
—Mírame—le dijo él; y así lo hizo, abriendo sus ojos para levantar la
mirada hacia él, sabiendo lo obscenamente sexual que se veía una mujer de este
modo, y por el momento no muy capaz de decidir si le daba más poder o si se lo
quitaba de algún modo. Nunca se lo preguntó antes, pero ahora, de pronto, sí lo
hacía.
Sólo que no se lo preguntó por mucho tiempo, porque mirar a los ojos de
Trey le recordó una vez más dónde estaba, con quién estaba, que esto no era el
típico romance de una noche. Pensaba que iba a ser sexo casual, pero… ¿cómo
podría serlo?
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Y mientras se sentaba a horcajadas sobre él en el sillón, y las manos de él se
cerraban sobre sus caderas para tirarla hacia abajo, ella dijo, —Trey, te gusta. Te
gustará. Ahora cállate—no quería ser ruda, pero no podía dejar que él volviera esto
más real, menos casual, de lo que ya era. Sólo era sexo y tenía que dejarlo de ese
modo, de una vez por todas.
Bien. No más palabras, no más conversación. Pero maldición, otra vez, el beso la
llevó al pasado. Y no pudo evitar dejarse atrapar un poco en este, se sentía
demasiado bien para no deleitarse en como estaba reaccionando.
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empujarlas más allá de sus rodillas y sacárselas de una patada. Pero rápidamente
reasumió su posición encima, que era donde necesitaba estar con él.
Pero Trey empezó a bombear dentro de ella, lo cual le hizo abrir los ojos,
devolverla exactamente a donde estaba. Colocó sus manos sobre el estómago de él
mientras empezaba a cabalgarlo, a follarlo.
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Su cuerpo la urgía a ondular en círculos lentos y rítmicos sobre él, pero su
cerebro le decía que no se perdiera tanto en la experiencia, así que en su lugar
devolvió sus embestidas hacia arriba, empujando su cuerpo hacia abajo, dejando
que un placer más rudo la dominara. Los bajos gruñidos de él eran como
combustible que la empujaba a continuar, que la tenían deslizándose arriba y abajo
sobre su longitud hasta que estaba rebotando, bajando firmemente cada vez,
follándolo con tanta fuerza como era posible en esa posición.
Se movieron juntos de este modo hasta que casi fue sobrepasada por el
cansancio y tuvo que detenerse; se inclinó hacia adelante para descansar contra su
pecho sin pensar en ello. Ahí fue cuando se encontró a si misma besándolo allí,
corriendo sus dedos hacia abajo por su estómago, volviendo su respiración
filiforme.
—Quiero hacer que te corras, nena—dijo él con voz rasposa mientras una
cálida brisa marina flotaba sobre ellos.
Ella no dijo nada en respuesta, sólo sabía que también quería eso, ahora.
Mientras volvía a colocarse sobre él, con los instintos haciéndose cargo, se
encontró a si misma deseando estar desnuda como él, desnuda, natural y libre sobre
la playa, como cuando eran jóvenes. Y aun así, era más sabio dejarse puesto el
vestido dado el lugar donde estaban, ese conocimiento también le recordó que
estaban haciendo algo prohibido, jodiendo donde cualquiera podría toparse con
ellos en cualquier momento, y eso era excitante de un modo totalmente diferente.
Aun así, levanto hasta la cintura la falda de su vestido para que ambos
pudieran ver dónde se conectaban sus cuerpos. Lánguidos suspiros de placer
escapaban de ella mientras giraba sobre él en calientes y lentas presiones.
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Ahora las manos de él moldeaban su culo, estimulándola todavía más, y ella
lo miraba a los ojos. Era más difícil ver en la penumbra bajo la tienda de lo que era
afuera a la luz de la luna, pero seguía encontrando sus ojos brillando con oscura
lujuria. —Cabálgame, Holly—le dijo. —Fóllame con ese pequeño y caliente coño.
Aunque pronto, sus ojos se cerraron, su cabeza cayó hacia atrás, y el placer
se acumuló, escalando más y más alto, hasta que el orgasmo llegó rompiendo a
través de ella como una ola Empezó a gemir, luego se mordió el labio tratando de
permanecer callada mientras los pulsos chocaban a través de ella sin importarle
donde se encontraba.
El clímax fue increíble e intenso, más largo que la mayoría, de algún modo
mejor que la mayoría. Pero eligió no examinar muy cerca esa última parte, sin
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Capítulo Cinco
—Bésame, Holly. —Dijo profundamente, y ella no dudó en levantar su
cabeza desde donde descansaba sobre su pecho y darle un cálido y profundo beso
con lengua que sintió hasta los dedos de sus pies.
—Dios, eso fue bueno. —Murmuró ella sin aliento. Y sin embargo había
elegido deliberadamente sus palabras. No estuviste bien, sino estuvo bien. Porque
no quería entrar en pánico. Esto no tenía que ser un error. Mientras mantuviera
algunos límites aquí, podría mantenerlo todo bajo control; todavía podía hacer que
esto fuera lo que ella quería que fuera.
Y otra vez ¿qué era eso? Su cabeza nadó por todo lo que acababa de
experimentar... lo que aún estaba experimentando.
Y bien, por el momento eso estaba empezando a parecer un poco una alta
orden, pero a medida que se acurrucó contra él, trabajó muy duro para volver en sí
misma, para centrarse, para recordar que era fuerte y resistente. Él la había hecho
así. Y ella creía que era un idiota... cualquier hombre sería afortunado de tenerla,
entonces y ahora.
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No puedes mejorar la perfección. Se guardó ese pensamiento para sí misma,
aunque... sí, era bueno volver a tener un poco de control, y simplemente dijo,
— ¿Cómo?
Sin embargo, Trey no pareció darse cuenta, no reaccionó para nada... por el
contrario levantó su trasero aún más, hasta que ella estuvo sobre sus rodillas, y
entonces la atrajo hacia él donde se sentaba en la tumbona, solo parcialmente
reclinado. Finalmente murmuró:
Había tenido un montón de sexo, pero no estaba segura que alguna vez
hubiera volado tan alto a tales delicias directamente así de rápido después de lograr
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un orgasmo. Y, sin embargo, aun cuando no había estado lista para más placer, allí
estaba, asaltándola. Tan pronto como comenzó, se sentía impotente, su cuerpo
moviéndose por voluntad propia, no podría haberlo detenido aunque hubiera
querido. Y aunque sabía que era él quien estaba comiéndola, no podía evitar pensar
que todo era demasiado delicioso.
— ¡Unh! ¡Unh!— Oyó los ruidos que emitía sin poderse contener aún si su
vida dependiera de ello. Obligada a soltar la falda y a sujetarse del respaldo de la
silla con una mano, no sabía si alguna vez sintió algo como esto en toda su vida.
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— ¿Cómo no iba a hacerlo? —Preguntó. Maldición. Deja de ser tan honesta.
—Levántate.
*****
Trey no podía recordar la última vez que había estado tan absorto en el sexo,
la última vez que algo se había sentido tan perfecto, tan salvaje y sin embargo
simplemente tan bien al mismo tiempo. Y ahora sus instintos animales lo guiaban.
Se fijó que Holly parecía inestable mientras se ponía de pie, y se dio prisa
Un bajo gemido escapó de ella, calentándole más la sangre. Dios, ella era
increíble. Aún no creía que fuera Holly, su Holly, pero estaba feliz de ajustarse a los
cambios en ella. Y descubrir que se había vuelto una feroz gatita sexual... bueno,
sería difícil decepcionarse por eso.
A medida que empezó a golpear dentro de ella... de nuevo, una y otra vez...
se perdió en su lujuria, y en viejos sentimientos, también. No estaba seguro de
cómo había sucedido eso, cómo había terminado ella de nuevo aquí donde se
habían conocido, o cómo había terminado follándola tan rápidamente hasta sacarle
los sesos en la misma playa donde se habían enamorado el uno del otro... pero
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cuando toda una serie de emociones se reunieron a su alrededor, rodeándolo
ferozmente, lo único que pudo hacer fue abrazarlas, aceptarlas, y decidir que las
sortearía más tarde. Mirando más allá de su linda cabeza rubia hacia el mar en la
distancia, no pudo evitar pensar que era como un milagro.
Ella gritaba con cada fuerte embestida que él entregaba, alimentando más su
fuego interno a cada segundo.
— ¡Más! ¡Más! —Ella exigió con los dientes apretados y estaba encantado de
darle lo que ella anhelaba, lo que claramente ambos anhelaban.
La folló de esa forma hasta que no pudo pensar con claridad ni un momento
más, hasta que sus piernas estuvieron a punto desvanecerse y sospechaba que las de
ella también lo estaban. Y entonces finalmente, cedió a la necesidad de liberarse y
gruñó cerca de su oído:
—Eres perfecta. —Se oyó susurrar a sí mismo sin medir las palabras. Sin
siquiera considerar su peso... cuando se trataba de Holly, no tenía nada que
ocultar.
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—Holly, nena, tengo que decirte algo. Necesito decirte cuánto lo siento por
la forma en que dejé que las cosas terminaran cuando nos conocimos.
—No tengo ninguna excusa, excepto que era un niño inmaduro que no
podía manejar una relación a larga distancia, y simplemente no tuve las agallas
para romper contigo como un hombre. Y si de algo sirve, ha sido... uno de los
mayores pesares de mi vida. Soy un hombre, y debería haber actuado como uno,
incluso a los diecinueve.
—No es… no es nada para que te castigues por ello, no es gran cosa.
No pudo evitar estar un poco sorprendido. Síp, ella era claramente una
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El Club de las Excomulgadas
Y algo en la absoluta suavidad de su voz le hizo recordar todo otra vez y le
hizo preguntarse si… ¿existía todavía algo de Holly Pettit que era aún frágil? Tal vez no.
Y… maldición, eso quizás incluso no importaba. De cualquier manera, él estaba… demonios,
estaba francamente enamorado.
—Holl, es… es increíble verte una vez más, estar contigo así de nuevo.
¿Puedo verte mañana? —Y se sorprendió cuan fuerte latía su corazón después de
plantear la pregunta, como un niño invitándola a su primera cita.
—No tienes que plantarla. ¿Qué tal si las encuentro a ambas en la piscina o
la playa?
—Yo soy del tipo importante aquí, pececito. Puedo tomarme el día libre si
quiero. Y quiero. ¿Me encuentras en la playa al mediodía?
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Seis
Holly descansaba en una tumbona en South Beach en un bikini blanco, tenía
varios dado que vivía en las Vegas, donde había piscinas por todas partes, y
observaba la escena ante ella. Los huéspedes del hotel llenaban las sillas en este
tramo especial de arena, lo que significaba muchas parejas, junto con grupos de
solteros como ella. Aún así, mientras observaba la muchedumbre de adoradores del
sol caminando en ambas direcciones por el borde del agua, vio la vasta mezcla que
poblaba South Beach en un día común: junto con familias típicas y parejas
americanas de mediana edad de vacaciones, notó homosexuales en pequeños
Speedos5 tomados de las manos, adolescentes charlando entre sí en español,
ancianos jubilados cubriendo sus caras con sombreros de ala ancha, y más de un
conjunto de tetas, dado que esta era la única playa donde la ropa era opcional en
los Estados Unidos continentales.
— ¿Estás segura de que está bien, Holl? —Le preguntó Lori antes de salir
con el tipo guapo, alto y bronceado que parecía prendado de ella. —Sé que
contabas conmigo para acompañarte hoy. —Lori sabía todo lo que había ocurrido
la noche anterior, y por supuesto que no estaba bien, pero Holly no había tenido el
corazón para decir que no. Especialmente cuando Lori parecía tan prendada con el
chico, y resultó que era de Orlando, igual que ella, lo que significaba que podría
haber posibilidades de una relación real.
Aún así entre más tiempo estaba sentada allí sola, más inquieta se sentía. La
forma en que había terminado la noche anterior... sintiéndose tan cercana a él por
momentos, recordando el tiempo pasado, era bastante mala. Y creyó que tener a
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Traje de baños pequeños, tipo sleep.
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Lori aquí evitaría que las cosas con Trey se tornaran demasiado personales y haría
que el encuentro de hoy estuviera bien.
Así que… Hmm, tal vez ser audaz sería una buena idea ahora. Tal vez le
recordara a ella y a Trey, una vez más, que no era la misma niña que él había
desvirgado. Y si lo asustaba un poco encontrarla acostada allí con sus tetas
expuestas, más que mejor.
Arrullada por el sol y la perfecta temperatura, Holly pronto dejó que sus ojos
se cerraran. Y a pesar de que se encontraba en una concurrida playa pública
vistiendo sólo la parte inferior del diminuto bikini, empezó a sentirse un poco más
relajada, a gusto. Tal vez Trey no aparecería. Quizás tenía también algunos
remordimientos acerca de lo noche anterior, y decidía dejarlo como estaba... una
noche de sexo caliente entre viejos amantes.
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Y tal vez eso sería lo suficiente catártico para ella. Tal vez de alguna manera
sería capaz de olvidar los viejos sentimientos que habían revivido. Tal vez.
— ¡Guau!
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El Club de las Excomulgadas
Ella jadeó, echando un vistazo hacia abajo. Demonios, ni siquiera lo había
pensado... lo cual demostraba claramente que no tenía la cabeza en su sitio como
hubiera querido el día de hoy.
Ella dejó escapar un suspiro, y chico, si alguna vez lo estuvo. Lista para el
sol. Y lista para mucho más. Curioso, como después de algunas de sus experiencias
más salvajes en las Vegas, había casi pensado que ya no tenía la capacidad para
excitarse tan fácilmente. Pero parecía, le gustara o no, que Trey le estaba
mostrando que quizá no se conocía a si misma tan bien como pensaba.
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—Ven al agua conmigo.
Ella sólo lo miró. Por un poco de tiempo, ellos habían coqueteado... sobre
sus pechos y el resto de su cuerpo, y él había mencionado lo que habían hecho la
noche anterior, pero entonces la conversación se había enfocado en la playa, la
gente que pasaba, el clima. Y a pesar de que había permanecido excitada, comenzó
a creer que la candente aplicación de la crema no había significado gran cosa, que
la pasión estaba menguando un poco, que ella aún podía pasar un día agradable
con él aquí, sin que nada más ocurriera. Pero, con tan solo mirar sus ojos se
convenció de lo contrario.
—No… estoy de humor. —Dijo ella. Lo que era una rotunda mentira. El sol
del verano golpeaba caliente sobre ellos y un chapuzón sonaba genial. Y un baño
con Trey sonaba aún más agradable, el solo pensar en ello hizo que su coño se
contrajera ligeramente.
Pronto fueron más allá de donde rompían las olas hasta que el agua les
llegaba al pecho. Se tomaron de las manos mientras saltaban sobre la continua y
tranquila marea, riendo y hablando. Pero entonces de alguna manera estaban
repentinamente besándose, y sus manos fueron a parar a sus tetas de nuevo... y
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El Club de las Excomulgadas
luego a su culo cuando ella envolvió sus piernas alrededor de él bajo la superficie
del océano.
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El Club de las Excomulgadas
Cuando Trey le preguntó más sobre su vida, intentó responder vagamente, y
hacerlo sonar emocionante. Aunque la última parte no era mentira... su vida adulta
hasta ahora había sido emocionante y divertida. Pero particularmente no quería
que se enterara que había renunciado a sus sueños profesionales debido a su
ruptura hacia diez años atrás, por lo que ocultó esa parte manteniéndose esquiva.
—Es porque me temo que no tengo una respuesta para ti. La gente solo
cambia y evoluciona a veces, es todo. —Ella hizo una pausa, tomó un sorbo de su
vaso de vino. —Aunque… lamento si arruiné la ilusión que tenías de mí, de
nuestro verano juntos. —Y lo decía en serio. Había una pequeña parte de ella que
extrañaba a esa chica mucho más inocente, y no le gustaba la idea de que él la
extrañara, también.
Eso la sorprendió. Porque… ¿era ella? ¿La misma chica que él había conocido? Se
decía a sí misma una y otra vez que no, y realmente, se sentía diferente
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El Club de las Excomulgadas
internamente, profundamente alterada.
Y buen Señor... nada de lo que Trey le había dicho desde su llegada la había
afectado tanto. Incluso si ella podía, en raros momentos, extrañar a esa chica, la
había dejado atrás hacia mucho tiempo.
—Seguro que lo eres. —Dijo fácilmente, como si supiera algo que ella no
sabía.
Así que quizá que había llegado el momento de… impactarlo, realmente
—Pegajosa, quizás no. Pero sé que estás sintiendo lo mismo que yo este fin
de semana, viejas emociones. Tan intensamente como cuando éramos adolescentes
y estábamos en esta playa juntos.
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El Club de las Excomulgadas
—Pruébalo. —Dijo.
— ¿Cómo?
—Déjame follarte nuevamente esta noche, Holly. Pero esta vez yo pido
demandar todos los tiros.
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El Club de las Excomulgadas
Capítulo Siete
— ¿Quieres que renuncie al control? ¿Para probar que puedo hacerlo sin
sentirme emocional?
Pero Trey no se veía derrotado... si era algo, ella creía que parecía…
completamente determinado a hacer su parecer.
— ¿Qué te parece esto? Qué tal si vamos a la suite del penthouse, la cual está
vacía esta noche, y sólo digamos que… todo vale.
La primera vez que se habían encontrado, ella había estado muy segura de
que podría tontear con él sin sentir nada... pero la simple verdad que seguía
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tratando de evitar… era que sentía mucho. Demasiado. Y que tenía que dejarlo
ahora; tenía que hacerlo. De algún modo casi temía que su alma dependía de ello.
Di que no ahora y tal vez puedas hacer un limpio alejamiento de este fin de semana sin
extrañarlo demasiado cuando termine, sin sentir demasiado de esa antigua sensación de
pérdida colosal de hace diez años atrás.
Los orgasmos eran grandiosos, pero no había nada como ser bien y
verdaderamente follada, profundo y duro.
Y es sólo sexo, ¿cierto? Ella era buena con sólo sexo. Había llegado aquí siendo
buena con sólo sexo; ella podría hacer retroceder su límite y ser buena en ello otra
vez. Y sería… la máxima victoria. Ahora no sólo sobre él, sino que también sobre
—Es lo justo. —Dijo ella finalmente, aunque su voz salió en poco más que
un susurro. Y por un momento fugaz y aterrador, temió haber acabado de tomar la
decisión equivocada. Pero luego dio otro sorbo a su vino y trató de dejar que la
preparara. Puedo hacer esto. Puedo joderlo sin que importe. Y entonces esos viejos demonios
nunca me perseguirán de nuevo.
*****
Para el momento en que Trey guió a Holly a la suite más lujosa del hotel en
el último piso, eso era todo lo que podía hacer para no arrancarle la ropa.
Simplemente mirar sus bonitos ojos, sus labios llenos, durante toda la cena, había
mantenido su deseo al punto de fiebre. Por supuesto, parte de ello era por recordar
todo lo que habían hecho juntos sólo desde ayer, pero profundamente, él sabía que
era más que eso. Era más que descubrir el salvaje estilo de vida sexual de Holly.
Era más que la excitación de la lujuria compartida.
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El Club de las Excomulgadas
Era acerca… del pasado. Sobre el hecho de que nunca había soñado que
estaría con ella otra vez, y ahora, aquí estaban. Era acerca de todas esas antiguas
emociones enterradas que volvían completamente a la vida... igual que si hubiera
sacado una rosa aplastada de un libro y verla abrirse en un completo florecimiento.
Y él iba a hacerlo malditamente bien y asegurarse de que Holly también sintiera
todo eso, de un modo que no pudiera negarlo.
Y tan caliente como estaba, tan hambriento como se sentía, sabía que ahora
tenía que ir lentamente. Tenía que ir con lentitud, hacer que ambos sintieran cada
toque, cada mirada. Quería que ambos saborearan cada momento. Quería que la
experiencia los cambiara a ambos para siempre.
—Porque era gratis. —Dijo con una carcajada, recordando. Ambos habían
tenido que ahorrar la mayor parte del dinero que ganaron ese verano, pero la playa
en si misma había sido el perfecto patio de juegos, tanto de día como de noche.
Ahí fue cuando él se estiró para quitar sus rizos rubios de su hombro para
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dejar un beso ligero como pluma en su tierno cuello. Y cuando ella suspiró, e
incluso tembló un poco al mismo tiempo, sintió un poco de orgullo masculino al
saber que aún podía hacerla sentir tanto con algo tan simple.
Él cerró sus manos sobre sus caderas y dejó otro suave beso en el mismo
lugar, luego otro, y otro. La cabeza de Holly se inclinó hacia un lado, facilitándole
el acceso, y él no podía oír nada, excepto sus respiraciones. Pronto, dejó caer más
besos tiernos sobre su hombro desnudo y luego sobre parte de atrás de este. Sufrió
la sensación de querer besarla por todos lados.
No podía recordar la última vez que había querido ser así de gentil y lento
con alguien, pero entonces, espera, tal vez podía. Había sido hace diez años... con
ella. Tal vez ella había estado tratando de impactarlo, asustarlo, con esos trozos
sobre sus hazañas sexuales, pero él no era el tipo de hombre que juzgara a alguien y
no le importaba nada de eso. Lo que le importaba era Holly la persona, la mujer. Y
quería que ella lo supiera.
Se besaron de ese modo por un largo rato, Trey dando tiernos toques,
deslizando las puntas de sus dedos por la espalda de ella, subiendo por sus brazos.
Los besos se mantuvieron lentos, profundos, su lengua presionando dentro de su
boca, y tanto como se moría por follarla, vio una cosa más que no podía recordar:
la última que vez que simplemente besó a una mujer por tanto tiempo y obtuvo
tanto placer por ello.
Aunque finalmente, quiso más. Y sabía que ella también. Pero aun no
quería apresurase. De hecho, se enojaba un poco consigo mismo al recordar que ni
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siquiera le había visto los senos hasta hoy en la playa, así que ahora alcanzó detrás
de su cuello y gentilmente tiró del nudo que mantenía su vestido de playa en su
lugar. Cuando se soltó al frente, dio un paso atrás sólo lo suficiente para bajar la
tela de sus tetas, poniéndolas a la vista entre ellos. Y tal como antes, fuera en la
arena, fue golpeado por cuán hermosas eran... de tamaño medio y respingados, los
rosados pezones fruncidos y apuntando ligeramente hacia arriba.
Esta vez cuando ella dejó escapar una exhalación de placer, se encontró
sonriéndole... y ella le devolvió la sonrisa. Y mientras esas sonrisas estaban atadas
con sexo, lujuria y atrevimiento, él sabía que estaban coloreadas con… comodidad.
Familiaridad. Estar con ella era nuevo… y aun así no lo era. Era como estar con
ella ahora, aquí, en el presente, pero así mismo también como estar con ella de
vuelta en el pasado.
— ¿Quieres sentarte, pececito?— murmuró él, pensando que tal vez ella
sería capaz de relajarse completamente y disfrutar de lo que estaba a punto de hacer
si estaba cómoda.
—Está bien. —Susurró ella con facilidad, sonándole mucho más como la
versión de dieciocho años que sabía que la enojaría si se daba cuenta. Parecía tan
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determinada a dejar atrás su juventud, pero lo que él le había dicho era verdad:
todavía podía ver vestigios de aquella niña dentro de ella... sólo que estaba más
crecida, más audaz, más valiente, más confiada, y sexy como el infierno.
Ella caminó alrededor de él hasta una silla situada al lado de una mesa de
desayuno, empujándola para enfrentarlo, luego tomó asiento. Y él no perdió
tiempo en volverse hacia ella arrodillado y pasando sus palmas hacia arriba por sus
muslos una vez más debajo del vestido.
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atravesando sus defensas, a cada chispeante momento.
Y cuando ella bajó la mirada hacia él, volvió a ver a la chica que solía ser.
Atrapado en la pasión, en la conexión que traía. Sus ojos azules lucían salvajes y
desesperados e incluso un poco tristes mientras ella decía:
— Por supuesto que lo haré, nena. —Estaba más que feliz de darle lo que
necesitaba.
Mientras Holly se ponía de pie, Trey empezó a ser el que sentía impaciencia,
y la levantó en sus brazos, tomándola claramente fuera de guardia, pero al mismo
tiempo haciéndola reír. Entonces la llevó de vuelta a través de las puertas francesas
y hacia la cama King Size que enfrentaba una ancha ventana. Sucedía que Trey
sabía que por la mañana, ellos despertarían con una espectacular vista fuera de esa
ventana, y aunque esta noche sólo los dejaba en la oscuridad y con un vistazo de la
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luna, a quién le importaba dado que realmente lo que importaba estaría ocurriendo
en la cama.
Con un destello en sus ojos, ella trabajó para quitarse el vestido, tirándolo
pronto a un lado, y para el momento en que se le unió en la cama ambos estaban
desnudos y respiraban con dificultad.
*****
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El Club de las Excomulgadas
sido su manera favorita de follar. Siempre lo había sentido más profundo de ese
modo, especialmente en esa entrada inicial. Ahora esto sacudió su cuerpo y forzó
un sonido de placer desde su garganta. Y sí, él la folló desde atrás en la playa, pero
esta posición en particular, acostados así, era lo que trajo de vuelta esos intensos
recuerdos. Y seguro, ella lo había hecho de este modo con muchos otros hombres
también, pero… no podía decir por qué, con Trey, realmente sentía el poder de su
pene más que con cualquier otro. Y de algún modo se sentía… especial, como la
máxima unión de dos cuerpos, y como… bien, algo que no había experimentado en
un largo tiempo.
A través de las puertas francesas aún abiertas los sonidos de las olas del
océano subían haciendo eco, y se permitió concentrarse en eso, y en la gloriosa
sensación de ser jodida por su primer amor, y nada más.
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hicieron el amor por primera vez el verano que ella tenía dieciocho. Aunque con el
tiempo, él la giró de vuelta a su costado y volvió a entrar en ella de ese modo, el
simple movimiento forzó otro gruñido de placer lleno de lujuria, y él la folló duro,
duro, duro, sacando todo pensamiento de su cerebro hasta que finalmente él dijo:
Y segundo... oh chico, esto era más aterrador porque el hecho de que… ahora
se sentía apegada a él. Más que unida... profundamente… unida. Exactamente lo
que ella suponía que él quería cuando le hizo la proposición más temprano aquella
noche. Y exactamente lo que ella había estado tan determinada a evitar cuando
esto había comenzado.
Se sentía… viva. Viva de un modo que tal vez jamás había experimentado
desde… oh Señor, desde que había dejado South Beach hace diez años.
Whoa.
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El Club de las Excomulgadas
¿Qué en la tierra estás dejando que pase aquí? Esta es una total traición a todo lo que
te importa, una traición a todo lo que querías cuando lo viste por primera vez ayer. Y oh Dios,
¿esto había comenzado sólo ayer? Ya parecía como si él hubiera estado de vuelta en su
vida por mucho más tiempo. Parecía, de un modo extraño, casi como si ni siquiera
se hubiera ido.
Y aun así, otra vez, ella simplemente… no podía luchar con eso ahora
mismo. De hecho, en ese momento todo parecía demasiado fácil para simplemente
rendirse a la lucha y sólo guardar el momento.
—Solía soñar con esto, Holly. —Le dijo él suavemente, —de vuelta cuando
Contuvo el aliento luego de darse cuenta de que las palabras habían dejado
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su boca. Se sentían como una blasfemia del tipo más horroroso.
No hablaron mucho más después de eso, pero no tenían que hacerlo, era
como si esa pequeña confesión, por ambas partes, hubiera sido todo lo que se
necesitaba. De pronto, como por arte de magia, estaban aquí en la misma página.
Querían lo mismo: querían… más. De esto. El uno del otro.
Y ella suponía que eso era verdad. De algún modo, en algún lugar a lo largo
del camino, empezó a sentirse más vieja de los veintiocho años que tenía. Pero
aquí, ahora, con Trey, de pronto se volvió a sentir mucho más joven, como si
mucho de su vida de pronto se extendiera frente a ella.
—Tal vez tienes razón. —Susurró ella en la oscuridad, acurrucada contra él.
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—Aunque, por ahora, sólo estoy lo suficientemente feliz por haber obtenido mi
entrenamiento como asistente jurídico. Y tan pronto como vuelva a Las Vegas,
estaré lista para empezar a enviar currículums.
—O… en cambio, los podrías enviar en Miami. —Sugirió él, su voz tan
suave como la de ella. —Se necesitan asistentes jurídicos en todas partes, ya sabes.
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Capítulo Ocho
El brillante sol de Miami levantándose sobre el Atlántico, llegó
derramándose por la gran ventana para despertar a Trey temprano. Su primer
impulso fue tirar de las sábanas sobre los ojos para bloquear la luz. Pero entonces
recordó donde estaba, con quién estaba. Que su vida había cambiado el día por la
noche, que había empezado a cambiar de nuevo a lo que debería haber sido hacia
mucho tiempo. Y que en realidad no le importaba enfrentar el día en absoluto.
Entonces abrió sus ojos para encontrar la suite del Penthouse bañada en la
luz del sol por la mañana, y miró a su lado para ver... infiernos, al lado de él había
solo sábanas revueltas.
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“Una vez que estabas fuera de mi vida...”
Y... maldita sea. De repente, todo parecía muy claro. Ella lo quería, de la
misma manera que él la quería, pero a pesar de lo que había dicho, estaba enfadada
con él por hacerle daño tantos años atrás.
Inclinó su cabeza hacia atrás en la cama con un suspiro, y fue cuando noto
algo que sobresalía por debajo de su almohada vacía y se dio cuenta de que ella
había dejado su teléfono móvil atrás. Infiernos... así era lo rápido que había salido
Bueno, tal vez esto eran realmente buenas noticias. Tal vez podría llegar a
Lori a través del teléfono, descifrar como detener a Holly de irse... si no era ya
demasiado tarde.
A toda prisa, lo recogió, lo encendió. Y... mierda. Ella había estado enviando
mensajes de texto por la noche en algún momento, enviando mensajes a Lori, y la
pantalla del texto todavía estaba encendida. Leyó sólo el último mensaje que había
enviado: Se está poniendo bastante profundo aquí. Pero al menos no le dije que lo de Las
Vegas era todo a causa de él.
¿Estaba diciendo que era culpa suya que el curso de su vida hubiera cambiado tan
dramáticamente?
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En cierto modo, su terrible camino, casi tenía sentido. Después de todo, ¿no
la recordaba siendo inocente en ese entonces, impresionable, fácil de herir?
¿Era posible que él la hubiera hecho tanto daño que... que fuera lo que había
cambiado sus actitudes sexuales, que él era la razón por la quw se había mudado a través del
país y cambiado sus planes de carrera?
*****
Ponerse en contacto con Lori hubiera sido más sencillo, por supuesto, si ella
no hubiera perdido su teléfono móvil, suponía en la suite con Trey, pero desde
luego no iba a volver por él. Con un poco de suerte, él nunca lo notaría, y una
sirvienta podría llevarlo a Objetos Perdidos. Comprobaría eso más tarde, pero por
ahora, tenía cosas más grandes en su mente.
Y síp, irse dolía, pero... al menos eso significaba que aún ganaba. Ella le
rompería el corazón, al igual que en una ocasión él había roto el suyo. Y él nunca
tendría la oportunidad de romperlo de nuevo.
Por supuesto, eso no ofrecía la misma satisfacción que dos días antes. Pero
lo importante era que una vez que se escapara de él y volviera a su vida real, todo
estaría bien.
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El Club de las Excomulgadas
En cuanto a la última noche... infiernos, todo este fin de semana con él, fue
todo... un sueño. Un sueño bastante increíble, a veces, pero al final, nada de lo que
había ocurrido allí era real. No fue diferente de si hubiera conocido a un extraño y
jodido con él; después de todo, Trey era un extraño para ella después de estar diez
años separados. Eso era todo lo que podía hacer.
Miró hacia la puerta giratoria del bullicioso vestíbulo. ¿Dónde estaba ese taxi?
Ella sabía que era temprano, pero el domingo era un día ajetreado por el volumen
de negocios del hotel, así que las calles de South Beach deberían estar llenas de
taxis deseosos de llevarla al aeropuerto. Vamos, ya. Necesito salir de aquí.
— ¡Holly!
Oh, Dios mío. No. Su pecho se desinfló y su cuerpo fue débil ante el sonido de
la voz de Trey haciendo eco a través del techo abovedado y acústicamente perfecto
del vestíbulo del Imperial Palms.
Ella en realidad sólo lo vio a él. Corrió hacia ella con las mismas ropas que
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la noche anterior, aunque ahora arrugadas como si claramente hubiera venido
directamente de la suite, y sus ojos brillaban de dolor ante la visión de ella con su
maleta.
—Un juego. Todo el fin de semana fue un juego. Para mostrarte cómo se
siente ser herido y abandonado. —Eso no era del todo cierto, la parte que había
sucedido la noche anterior, en la cama, no había sido un juego en absoluto, pero
esto sólo mantenía las cosas más simples, más claras. Él no tenía por qué saber que
ella había tenido algunas dudas o vacilado en absoluto.
Aún así, se las arregló para estar allí y mantener su cara de jugadora. Porque
si ella podía hacer eso por sólo un minuto o dos, seguramente él finalmente se daría
por vencido y se iría, y entonces tendría lo que había querido... la victoria. Hueca
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ahora, tal vez. No, hueca, seguro. Pero por lo menos su corazón no estaría de
vuelta en riesgo, no con él, nunca más. Mantente dura, mantente fuerte. Tú no eres más
una inocente pequeña granjera.
O... en realidad puedes, por una vez en tu vida adulta, ser valiente, hacer algo
temeroso, hacer la cosa más espantosa que alguna vez has hecho.
Dejó escapar el aliento que no se había dado cuenta que estaba conteniendo.
Y... oh Señor, esto era tan duro, tan aterrador... pero dejó que su corazón
comenzara a guiarla. Y eso había sido lo suficientemente difícil en la oscuridad de
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El Club de las Excomulgadas
la noche, pero era mucho más aterrador ahora, a la luz brillante del día.
— ¡Por favor!
A través del vestíbulo, él parpadeó, y luego dio unos pasos hacia ella.
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El Club de las Excomulgadas
vez todo lo que había hecho en los diez años que habían estado separados había
sido exactamente correcto, para ella, exactamente correcto para conducirla aquí en
este preciso momento. Y sabía con todo su corazón ahora que tenía que echar a
rodar esto, ir con él y ver a dónde conducía.
Le tomó un minuto para que la voz del portero cortara sus pensamientos, y
para el tiempo que estaba lista para convocar una respuesta, Trey lo hizo por ella,
diciéndole al hombre con una sonrisa:
Fin
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El Club de las Excomulgadas
Serie Fuego en la Ciudad
01 - Barrio Francés
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El Club de las Excomulgadas
02 - La Ciudad del Pecado
Sin embargo, cuando los dos están destrozados sin previo aviso, todas las apuestas están
acabadas. Para Marc, el lado salvaje de Diana es demasiado hermoso para ser contenido.
Demasiado hermoso, de repente se da cuenta, para alejarse sin jugar a ganar.
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El Club de las Excomulgadas
03 - Key West
Cuando llegue el momento, sin embargo, ella no está tan segura de que pueda romperle el
corazón. No sin romper el suyo.
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El Club de las Excomulgadas
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Lacey Alexander - South Beach - Serie Fuego en la Ciudad IV
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