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37. El yogui sabe que las aguas de· Amrita (semen
cristónico) son el habitáculo del fuego.
38. El yogui sabe que toda la fuerza del Logos Solar
reside entre 1~ semilla vegetal, animal y humana.
39. El yogui sabe que el sexo•. es la fuerza santa y
que no debe ser profanado por la fornicación.
40. La respiración por la ventanilla derecha es llama-
da Suria o Pingala. Con ella hacemos subir los áto-
mos solares de nuestro sístema seminal.
41. La respiración por la ventanilla izquierda es lla-
mada Chandra o Ida. Con ella conseguimos el ascenso
de nuestros átomos lunares desde el sistema seminal.
42. Con los ejercicios de pranayama reforzamos los
tres alientos del •Akasha puro. Estos tres alientos se
combinan con los átomos solares y lunares de nuestro
sistema seminal para despertar a Devt Kundalini.
43. Prana es el Cristo Vital o Gran Aliento. Ese Cris-
to Vital se modifica en Akasha, dentro del cual se
oculta el Hijo Primogénito, el Purusha de cada hom-
bre.
44. Akasha se modifica como éter, y el éter se trans-
forma en tattvas; estos tattvas dan origen al fuego,
al aire, al agua y a la tierra.
45. Así pues, todo lo que existe, todo lo que ha sido
y todo lo que será viene del Gran Aliento, el Cristo
Cósmico, el Ejército de la Voz cuyo Jefe Supremo
es Jesucristo.
46. Paranishpanna (la felicidad absoluta) sin Paramar-
tha (la conciencia despierta) no es felicidad.
47. Jesucristo consiguió Paramartha y Paranishpanna,
sin embargo, renunció a la felicidad del Absoluto· In-
manifestado para venir a salvar a hombres y a dioses.
48. Cuando los Elohím o Dhyanis Gloriosos comenz_a-
ron a tejer en el Telar de Dios, lloraron de dolor al
contemplar el ocaso de la Luz Increada, que parecía
hundirse en un poniente aterrador.
49. Entonces Jesucristo, el Gran Param§rtha-satya,
atravesó el Dhyani-pi'.iza y vino al jardín cósmico para
salvar a ·los dioses, cuyas innumerables chispas virgi-
nales o Jtvas involucionan y evolucionan durante este
Mahakalpa.
50. Yo,. Samael Aun Weor, fui testigo de todas estas
cosas. Yo vi cuando el Gran Ser entró al santuario,
firmó un pacto de salvación para los hombres y se
crucificó en su cruz.