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Su gran mano rompió el aire como si hubiera dado un latigazo. Fue Naito, quien se
desmayó cuando sus dedos lo golpearon con demasiada fuerza.
Naito era más alto que el promedio y tenía un cuerpo bastante sólido gracias al
ejercicio, pero no fue suficiente para vencer a su padre, quien poseía una tremenda
altura y músculos endurecidos por los años. Las pestañas de Naito, que tenían
lágrimas, temblaron algunas veces cuando abrió los ojos con fuerza y miró a su
padre… El hombre estaba mirando a Naito también, frunciendo el ceño hasta
deformar su hermoso rostro.
Su padre murmuró como si hubiera estado apenado y tocó los labios hinchados de
Naito con el pulgar. Se desmayó porque su cuerpo estaba agotado por el sexo
duradero, pero su padre no lo entendió así. Naito cerró los ojos y exhaló por un
largo tiempo. Quería cerrar los párpados para dormir, el agotamiento físico estaba
causando verdaderos estragos en su mente así que incluso estaba un poco mareado
para esas alturas… Pero su padre solo presionó el delgado cuello de Naito con una
mano, empujando sus dedos índice y medio dentro de su pequeña boca. Mientras
Naito luchaba contra él y provocaba un sonido ahogado, empujó su carne más
profundamente, como forzando a que se lo tragara y lo disfrutara y lentamente, le
metió otro más.
—¡DIOS MÍO…!
Naito hizo un sonido doloroso y dobló las rodillas. El dedo salió tarde…
Naito, quien pudo respirar libremente solo después de que la mano que estaba
presionando su cuello desapareciera, volvió la cabeza hacia un lado y respiró hondo
un par de veces. Su padre limpió suavemente su cabello mojado, le tocó los ojos
llorosos y trató de besarlo profundamente. Naito, quien fue estrangulado y se vio
obligado a tragar sus dedos hasta la garganta, no pudo reaccionar ni siquiera con un
beso así de ardiente. Miró a su padre con ojos medio borrosos y sus extremidades se
agitaron hacía ningún lado en específico. Quería empujar el pecho de su padre para
afuera, pero no era razonable porque ambas manos estaban atadas detrás de su
espalda. Todo lo que Naito pudo hacer fue cerrar los ojos y esperar que la situación
desapareciera… El padre, que estaba violando la boca de Naito mientras cambiaba
el ángulo cada determinado tiempo, puso las piernas caídas del muchacho sobre sus
hombros y usó sus manos mojadas con saliva para abrir su agujero rojo e hinchado.
A diferencia del dueño, el hoyo saludó y comenzó a llenarse de secreciones. Limpió
el semen que se había acumulado en Naito y pensó que era un desperdicio que
fluyera por sus dedos de esa manera así que, cuando lo recogió, llevó de inmediato
el semen a los labios de Naito. Naito, quien inicialmente se rebeló con fiereza, lamió
el semen sin notar que se estaba acostumbrando a la situación más rápido de lo que
se esperaba.
Emocionado por la apariencia de cerrar los ojos y lamer el semen sacando la lengua,
su padre acercó su pene terriblemente erecto a su entrada.
“¡Ah!
Naito gritó como si pudiera sentir claramente como ese glande estaba extendiendo
su suave pared interior. Su padre también escupió un gemido bajo y empujó el pene
un poco más adentro. Aunque ya lo había hecho dos veces, el interior se apretó
incansablemente como si palpitara y luego, el dueño de ese trasero se quejó de
verdad. Lloraba todos los días de disgusto y lloraba de dolor, pero el agujero parecía
sentir todo lo contrario. Siempre aceptando firmemente el pene y apretándolo con
gracia. Como si quisiera que nunca saliera. El joven gimió con un sonido agradable
y el padre tocó entonces los ojos de su hijo… El hijo miraba a su padre con los ojos
medio abiertos y con las lágrimas corriendo por los dedos de su padre. La visión de
Naito se distorsionó mientras le limpiaba y también, mientras se empujaba
profundamente hasta que el vello púbico comenzaba a hacerle cosquillas. El agujero
se abrió sin conocer el límite y se envolvió alrededor del pene de su padre.
— Naito.
obligaba a expresarse con respeto. Papá no esperó a que Naito hablara otra vez y
movió su espalda hasta ocasionar un lío en su interior. El padre sabía perfectamente
que posición le gustaba a su hijo y que si presionaba cierto punto, él comenzaría a
rogar como una puta. A su hijo le gustaba sentir su glande y sentir sus bolas
golpeando porque entonces, Naito agitaba las piernas con un pene enojado que se
movía como si nunca quisiera eyacular. Naito lloró y suplicó mientras su padre
apretaba sus piernas con las palmas y golpeaba rápidamente su cintura con la
espalda erguida.
—¿Por qué dices eso? Me gusta hacer esto y sé que te gusta hacerlo también ¿O no
es así? También hiciste esto con Rayan, en esa fiesta.
Cuando mencionó que su hijo tuvo relaciones sexuales con su novio, Rayan, Naito
entrecerró los ojos y miró a su padre. Pero fue solo por un breve momento. Cuando
su padre movió la espalda en serio, Naito no pudo evitar gritar otra vez y gimió
impotente ante el poder de sus estocadas. Naito inclina su cuello hacia atrás.
Mientras gemía y tragaba, la úvula se movía hacia arriba y hacia abajo a la vista de
su padre… Fue erótico ver moverse la úvula. Tenía ganas de ponerle los labios y
chupar y chupar.
El padre, que movía su pene como si disfrutara mucho con su hijo, lentamente se
salió y acarició el trasero del joven con él. Naito tenía la cabeza mareada y no podía
abrir los ojos. Padre soltó su muñeca fuertemente atada y de inmediato sintió
también un poco de hormigueo. Estaba atado con una cuerda desde su antebrazo
hasta su muñeca porque fue padre quien, lamentablemente, dijo que era rebelde y lo
ató para poderlo tomar mejor. El padre tiró y abrazó a su hijo con ambos brazos y le
pasó las yemas por la nuca sudorosa. Luego besó también su frente.
Naito abrió los ojos cerrados ante la cariñosa voz de su padre. El hombre se rió de
las marcas de mordidas, de las marcas de las cuerdas y de los moretones que dejó al
agarrarlo con tanto poder. No tenía fuerzas para llorar. Agotado, entonces dijo con
voz entrecortada:
Fue el toque de Alto lo que despertó a Naito. Cuando volvió la cabeza, Alto sacudió
sus manitas y dijo.
Su madre murió, pero su hermano menor estaba vivo. La idea de que no podía
permitirse perder la sangre y la carne que todavía quedaba con él en este mundo,
pasó por su cabeza. Además, como si su madre le hubiese lavado el cerebro, sus
palabras siempre estaban dando vueltas alrededor de él. —No debes ser malo con
Alto. No deberías ser como tu padre, nunca. ¿Entendido? Porque… Alto es tu
hermano menor. Y Alto, tú también. Siempre debes confiar y seguir a tu hermano.
Naito agarró su ropa y tomó también la mano de su hermano. Como cuando era un
bebé, era tan pequeño y suave que incluso un poco de manejo duro parecía poder
causarle un rasguño. Tocó la mejilla de su hermano, donde el polvo y las lágrimas
estaban pegadas. Tenía que darle de comer cualquier cosa, pero lo único que
quedaba era pan y migajas. Naito, de 14 años, temblaba ante un futuro incómodo e
incierto. El dinero que ahorró su madre puede durar un mes, pero después de
eso… ¿Qué puede hacer él, que solo tienes 14 y tiene a Alto, que es más joven que
él? No había mucho que pudieran lograr los niños de los barrios marginales.
Venderse a una casa rica como sirviente, o confiar su cuerpo a un burdel, eran las
únicas opciones así que Naito, que conoce profundamente el futuro de los niños sin
padres, quería hacer una elección diferente aparte de esas dos. Tiene que elegir lo
mejor, no lo peor.
Naito, quien había estado acariciando el cabello de su hermano por un largo tiempo,
de repente recordó las palabras de su madre. —Si tu madre desaparece
repentinamente del mundo, ve con tu padre. Aunque Elsie es violento, no los tirará
porque es su padre.
Su madre le dijo que se fuera con su padre…
Naito abrazó el cuerpo flaco y frágil del niñito junto a él. Cerró los ojos y pensó en
su padre: El nombre de ese sujeto era Elsie J. Altar. Se casó a los 18 años y
desapareció abruptamente después de tener a Alto, a los 22. La razón por la que
desapareció fue simple: No amaba a su madre, Jan Melskratz. Era un hombre
guapo, con cabello negro y ojos morados que parecía fascinante con solo mirarlo un
momento. A medida que Naito crecía, comenzó a volverse extraño y cruel. Siempre
quiso terminar con su maldita vida en el callejón. Dijo que odiaba la pobreza así que
empacó su equipaje en el año en que Naito cumplía siete. Su madre no detuvo a su
padre. El bebé se rió alegremente en los brazos de su madre así que Naito fue el
único que corrió tras la ancha espalda de ese hombre… Naito, que había estado
persiguiendo a su padre con sus piernitas cortas, se cayó, pero se levantó y lo agarró
de nuevo. Él miró a Naito con una cara insensible. Sus ojos eran los mismos de
siempre, pero su expresión solamente le hizo tener muchísimo temor. Naito agarró la
ropa de su padre mientras lloraba.
Naito envolvió el torso de su padre con ambos brazos, sin embargo, el hombre
simplemente lo apartó otra vez. Naito estaba llorando con fuerza así que papá
chasqueó su lengua y sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiarle la nariz.
Esas palabras fueron un shock para el joven Naito. Antes incluso de preguntarle por
qué no la amaba, su padre se puso de pie. Mientras hurgaba en su bolso, colocó un
anillo en la mano de Naito y susurró con ternura: —Pero me siento responsable de ti.
Lleva esto a tu mamá. Podrás comprar una casa.
Sosteniendo el anillo con fuerza, Naito le rogaba tanto a su padre que incluso la
gente que pasaba lo veía con una mirada triste. Pero su padre le dio la espalda sin
decir una palabra más, ni siquiera para hacerlo sentir bien. Naito miró la espalda de
su padre y se sentó en el suelo.
Después del día en que Naito le entregó el anillo a su madre, decidió olvidar a su
padre para siempre…
Pero han pasado siete años. Y siete años después, su madre se fue al cielo y lo único
que quedó para él fue su casa en ruinas, su hermano menor Alto y su único
amigo, Rayan.
Naito, que estaba solo incluso en sus pensamientos, se despertó. Alto, que había
dejado de llorar hasta cierto punto, se puso de rodillas y se acercó a Naito.
—Yo también.
Lo último que abrió Naito fue el congelador. Naito toca la fina capa de agua
congelada en la esquina y más al fondo, encontró una bolsa de plástico
completamente tiesa. Y algo crujía dentro. La cosa redonda y dura fue atrapada por
su dedo. El presagio de lo que era se solidificó con confianza cuando Naito abrió la
bolsa de plástico con fuerza. Tal como se esperaba, el anillo que le había dejado a
Naito cuando su padre se fue salió casi rodando hasta el suelo. Naito lo sostuvo en
su mano y examinó el testamento dejado por su madre. La carta fue breve y decía
que fuera con su padre. Se escribió una breve información y algunas instrucciones:
El anillo lo dejó su madre, diciendo que sería una prueba de que Naito y Alto eran
los hijos de Elsie. Incluso si su padre no los aceptaba, entonces podían vender el
anillo y comprar algo de comer. Naito asintió y mientras pensaba en sus próximos
movimientos, puso una mesa sencilla. Las galletas secas y la leche todavía parecían
abundantes. Alto estaba agradecido por eso y se los llevó de inmediato en la boca
mientras Naito, que no pudo vencer su hambre, comía y comía como una bestia loca.
Después de comer, Naito le dio a Alto su ropa más limpia:
Alto preguntó mientras se vestía. Naito miró el cuerpo de su madre, que estaba
empezando a pudrirse, y dijo con indiferencia.
Naito, vestido con un viejo jersey, respondió fríamente mientras miraba a Alto:
—Entonces, ¿Qué podemos hacer ahora? No quieres morir, así que tienes que hacer
cualquier cosa para lograrlo.
Naito, vestido con ropa un poco más decente, salió con un anillo y dinero en la mano
derecha. Se dirigió a Rayan, que vivía al lado, y después de llamar varias veces a la
puerta vieja, Rayan levantó la cabeza y tan pronto como vio a Naito y Alto, corrió
emocionado como un perro que iba al encuentro con su dueño.
—¿Qué pasa?
Rayan preguntó, tocando la mano de Naito, congelada por el frío. Naito vaciló,
exhaló y dijo: —Me voy a la capital.
—¿La capital?
Rayan murmuró cínicamente así que Naito movió los pies mientras metía la mano
en el bolsillo del jersey. Pensó que Rayan lo odiaría, es decir, tampoco quería
separarse de él. Pero ahora, no había otra forma de actuar. Rayan es bueno, pero no
podía morir de hambre.
—Aun así, es mejor tener un tutor. Entonces pregunto, Rayan. ¿Puedes cuidar el
cuerpo de mi madre? Te daré dinero.
Rayan asintió.
—Yo puedo hacer eso. Pero ¿Vas a estar bien? No parece fácil ir solo a la capital.
Naito se rió, Rayan también se rió ligeramente. Naito finalmente abrazó a Rayan con
fuerza y le susurró un poco al oído.
Naito y Rayan prometieron con sus deditos para asegurar verse otra vez y luego,
entregó el costo del cadáver a Rayan… Quería deshacerse del cuerpo de su madre
con sus propias manos, pero tenía un largo camino hasta la capital.
Naito arrastró a Alto, que gritó —Tengo sueño—, y se dirigió a la estación de tren.
Debido a que era un tren que salía temprano en la mañana, había poca gente dentro
así que fue fácil poner a Alto a dormir y dedicarse a mirar hacia la nieve… El
mundo donde la nieve blanca caía a cántaros, estaba en silencio. Naito, mirando a
la ciudad, inmerso en un silencio desnudo, cerró los ojos con ansiedad. Sabía que su
padre no era una buena persona. Su padre en realidad era muy violento. Cuando
vivía con él, lo llevaron a la policía en un día cualquiera y lo investigaron. Incluso
hubo un corto período de tiempo en que estuvo en un centro de detención. De hecho,
tuvo miedo cuando vio que su padre golpeaba a un vecino y después, cuando lo vio
pateando a alguien más. De verdad, su padre parecía tener el impulso de matar
gente. Es solo que los policías lo detuvieron antes. Aun así, vivir con un padre así
era mejor que ser vendido a una familia rica. El futuro de los niños que han perdido
a sus padres no era tan brillante en ese país.
Naito, al ver vívidamente el final de sus jóvenes vidas, suspiró desesperado. Apoyó
la cabeza contra el cristal y finalmente sintió que le dolía mucho la cabeza. Solo
quería vivir cómodamente, pero era triste que a Naito y Alto ni siquiera se les
permitiera hacer eso.
Capítulo 2
La primera vez que vio la capital, fue similar a encontrar fuego. A diferencia de los
barrios bajos, los edificios altos y grandiosos contaban con una variedad
impresionante de luces. La gente que caminaba era alta, de buena complexión y
llena de confianza, a diferencia de los barrios bajos. Parecía que Naito y Alto eran
los únicos que llevaban jerséis viejos y tenis al revés. Ambos, sintiendo sus miradas,
se sonrojaron de vergüenza y volvieron la cabeza hacía el suelo. Los barrios bajos
no se avergonzaban de la forma en que vestían porque todos eran pobres. Incluso si
se trataba de trabajos increíblemente molestos como prostitución, nadie se cubría ni
hacía un esfuerzo por aparentar ser algo que no eran.
Caminar entre personas vestidas con ropa fina y con olor fragante, era honestamente
increíble…
—Hermano, tengo hambre.— Alto, que había estado caminando por la calle durante
varias horas, finalmente se echó a llorar. —Me duelen las piernas y tengo hambre.
El dinero, que dejó su madre, pagó un boleto de tren, compró un mapa y compró
comida. No pasó mucho tiempo antes de que se terminara. Naito vio el dinero
restante en su mano… Se quedó con el precio de un boleto de tren para regresar en
caso de que no tuvieran éxito, pero no podía dejar a su hermano, débil y llorando
como si se le fuera la vida en eso.
—¿Después de eso?
Ante la sombría respuesta de Naito, Alto inclinó la cabeza. Los dedos de los pies se
le veían a través de los zapatos con agujeros.
—Algún día podremos comer mucho pan y vivir en un lugar cálido, ¿verdad?
Alto preguntó con voz esperanzada. Naito no respondió. Sabía, por la gente que lo
rodeaba, que no era algo posible. En realidad, tendrían mucha suerte si no se morían
de hambre o terminaban violados y vendidos al mejor postor.
Alto se puso de puntitas y señaló el timbre. Naito levantó la cintura de Alto y lo hizo
presionar el timbre.
El botón se hundió.
[¿Diga?]
Escuchó la voz de una mujer. Naito, que ganó coraje, carraspeó la garganta y dijo:
—Soy Naito Melskratz. Uh, ¿Hay algún Elsie J. Jardan por allí?
Naito preguntó de inmediato sin dudarlo. La mujer respondió con voz suave:
[Si. Pero, ¿Para qué viniste? No parece que sea algo público…]
Antes de que Naito respondiera, sacó el anillo y lo puso en un lugar que seguía
brillando. Quizá había una cámara allí. Vio algo así en la televisión, así que lo estaba
imitando lo mejor que podía. La mujer que lo vio dijo [Espere un minuto] y
desapareció. Naito y Alto se miraron el uno al otro y parpadearon de un modo
confundido.
La voz se cortó y la enorme puerta se abrió de par en par. Naito agarró la mano de
su hermano. Alto también estaba un poco asustado, sosteniendo con fuerza aquella
manita temblorosa. Los dos dependían el uno del otro así que caminaron lentamente
hacia la mansión mientras intentaban cuidarse mutuamente y andar con lentitud por
el camino ordenado.
Mientras lo hacían, Naito y Alto conocieron a una mujer que creían, era la dueña de
la voz de la puerta. Ella barrió su larga cabellera rubia y terminó colocándola justo
frente a su pecho para mostrarles un hermoso rostro que se destacó en la oscuridad.
Ella era una mujer hermosa de piel blanca. Llevaba un vestido corto y un abrigo de
piel grueso que era popular en la capital. Además, usaba tacones altos que revelaban
la piel desnuda de sus piernas.
Naito tragó saliva y la siguió lentamente. Se quitó los zapatos y se puso unas
pantuflas cuidadosamente colocadas en la entrada. Alto también se quitó los zapatos.
Era… Algo así como deshacerse del símbolo de la pobreza.
Mirando a los dos niños que observaban vagamente el pasillo, la mujer se quitó el
abrigo y se lo entregó al mayordomo que la esperaba. El mayordomo fue leal, aceptó
el abrigo y se fue después de hacer una reverencia bastante marcada. Luego, ella
preguntó en un tono suave, envolviendo las rígidas mejillas de Naito y Alto con
ambas manos.
—Sí.
Naito no tenía nada que decir y respondió con brusquedad. Ella volvió a sostener su
cabello rubio para que siguiera adelante de su cara.
—No tienes que estar tan asustado. No soy alguien que hace cosas raras. Yo soy
quien gestiona el negocio de Elsie.
Naito preguntó ingenuamente así que ella lo miró con ojos sorprendidos. Se inclinó
más y tocó levemente la nariz del niño con un par de dedos.
ncia.
El hombre que apareció después de cortar sus palabras, se puso casi de frente a
Naito y Alto. Tenía el pelo negro como el de los niños así que Naito, quien levantó
la mirada un poco más, abrió mucho los ojos ante sus intensos ojos
morados, mirándole. Era una apariencia hermosa, algo que solamente había visto en
las películas. Mucho más guapo que en las memorias que todavía tenía de él. Su
mirada era más hermosa que la de algún otro. Pupilas amplias que brillaban tan
claramente que le produjeron un extraño éxtasis, como si estuviera mirando una
joya. Nariz estrecha, labios rellenos y mentón varonil. No había ningún lugar de él
que pareciera feo. Incluso, parecía más joven que su edad.
Naito, que se encontró con los ojos morados del hombre, agitó la mano. Su
atmósfera era demasiado dura y dominante. Había una elegancia somnolienta, pero
cuando lo miró a los ojos, su corazón latió incontrolablemente como si hubiera
corrido por un gran tramo. Fue un temblor de miedo. Incluso sintió una amenaza,
como si una serpiente lo estuviera apuntando.
El hombre, que miraba a los niños con ambas manos en los bolsillos de sus
pantalones, tomó el anillo que Naito sostenía en sus deditos. Lo miró con ojos serios
y habló:
Respondió Naito. El hombre lo miró, se rió y dijo, pinchándole la frente redonda con
el dedo índice. Solo empujó y empujó un poco más, pero su mano era tan fuerte que
el cuerpo delgado de Naito fue empujado hacia atrás hasta que se cayó.
—No te dije que respondieras, Naito. Solo responde cuando te pregunte algo. No
cuando hable conmigo mismo.
Su tono de habla era ligero y suave, pero la emoción contenida en su interior estaba
cerca de la ira. Naito estaba asustado y tomó la mano de Alto con más fuerza. El
hombre, que miró varias veces el anillo, se lo entregó a Eli con una actitud que decía
que no le interesaba. Se rió, y miró a los dos niños. Cuando sus ojos mordaces lo
analizaron, sus hombros se encogieron un segundo, pero Naito le dio fuerza a su
cuerpo y se controló.
En un instante, Naito lo fulminó con la mirada. El hombre se rió en voz baja porque
pensaba que su expresión era divertida. Era tan alto que Naito tuvo que levantar la
cabeza y mirarlo. El hombre se acomodó entonces sobre una rodilla para hacer
contacto visual con él. Luego, pellizcó su fría mejilla y le revisó la cara. Cuando el
niño hizo una impresión de disgusto, el hombre le agarró la piel y lo sacudió.
El hombre vio a Alto esta vez. Pero a diferencia de Naito, se veía sombrío cuando
murmuró.
Levantó la espalda. Eli, que estaba esperando detrás de él, se acercó y le trajo una
camiseta limpia así que él aceptó sin dar las gracias. Cruzó los brazos y miró a
Naito. Preguntando por qué había venido, Naito dijo:
En realidad, lo que decía era diferente a lo que sentía. Naito y Alto pronto se
convertirán en mendigos si él no es responsable de ellos. El hombre era muy
consciente de eso, por lo que se rió y preguntó en tono de broma.
—Entonces, ¿Cómo vas a vivir? Bueno, tu cara es bastante suave, por lo que puedes
vivir bien donde quiera que vayas. Pero el niño morirá pronto.
Naito cerró la boca. La esperanza que había quedado dentro de él, desapareció. Sí,
su padre era ese tipo de persona. Era arbitrario y violento. Naito miró al suelo lleno
de decepción… Las lágrimas parecieron salir de la nada. Pensó que viviría sin
pasar hambre, pero no fue así. Padre se burló y se rió de él. Además, le quitó el
anillo que utilizaría para tener dinero.
—Si tú quieres.
Él sonrió y agregó. —Naito, eres bienvenido.
Sin saberlo, agarró la muñeca del hombre con ambas manos y preguntó claramente
mientras lo sostenía:
—¿Alto también?
—¿Qué condiciones?
Ante la inocente pregunta de Naito, el hombre le enseñó tres dedos. Fue bajándolos
uno por uno y dijo:
Naito no tuvo tiempo de preocuparse sobre los detalles, así que asintió. El hombre se
rió feliz ante la reacción de Naito. Le tendió una gran mano y esperó a que la
agarrara. Su mano era muy grande, y parecía que podía sostener las dos manos de
Naito a la vez con mucha facilidad.
Él rió. El corazón de Naito seguía latiendo ante esa sonrisa agradable. Una
sensación de alivio tembló bajo sus pies y pensó, que el comienzo no había sido tan
malo.
Capítulo 3
Como si todo el mundo estuviera aplastado por la nieve, las cosas parecieron
palidecer de un momento para otro. Mientras Naito miraba fuera del auto, camino a
la escuela, escuchó el sonido de un tono de llamada increíblemente
desesperante. Keshan, el nuevo novio de su padre, disminuyó un poco la velocidad y
Naito, que se quitó los auriculares que llevaba en las orejas, inclinó un poco la
cabeza hacía ese lado. Keshan extendió su teléfono celular hacía él, pero era obvio
de quien se trataba incluso aunque no lo estuviera viendo: Era su padre. Con un
pequeño suspiro, Naito trató de entregarle el teléfono a Alto, quien parecía disfrutar
mucho con sus conversaciones. Pero Keshan negó con la cabeza y dijo débilmente:
Casi le grita a Keshan. Quería preguntarle por qué quería hablar con él de
nuevo. Pero el hombre era inocente y no era una pelea que tenía que librar con él.
[¿Quieres ir a la universidad?]
Su padre fue sarcástico tan pronto como escuchó la voz de Naito. En realidad, nunca
daba un saludo o hablaba con gentileza cuando estaba con él. Después de escuchar
las palabras de su padre, Naito se puso nervioso y presionó su sien. Ha provocado
que le duela la cabeza.
Cuando volvió los ojos, Alto, que estaba jugando con su celular, lo miró por un
momento así que Naito respondió con nerviosismo, concentrándose solamente en él:
[No irás.]
—¿Por qué?
Hubo una media palabra mezclada con ira al decir que NO. Su padre había sido muy
preciso: Sin citas, sin pasar la noche en otra parte, sin jugar con amigos. Nunca
había estado en un restaurante o en un bar así que, cuando se enojó por esto, su
padre simplemente se rió y dijo: —Esa era la condición—. No sabía, cuando era
más joven, que las condiciones que pidió su padre lo retendrían por tanto tiempo y
de un modo tan asfixiante.
No podía imaginar que lo llevaría a la universidad. Es decir, le había dicho que iría
a la universidad, pero era un poco voluble y ahora le había llamado para decirle que
no lo haría. ¡Esa era toda la prueba que necesitaba! Tal vez se debía a que había
tenido una pelea con él hace unos días… Al principio, fue insignificante, pero a
medida que pasaba el tiempo se volvía en una guerra campal. Y las guerras siempre
han sido la especialidad de su padre.
—¿Tiene sentido para ti ser justo? No hay ninguna razón para que me hagas esto. Ya
le dije a Alto que todo está hecho, ¿Por qué me dices que no solamente por una
pelea?
Eso fue increíblemente absurdo. “No vayas a la universidad porque no quiero que
te separes de tu familia.” Si no quería romper con su familia, su padre no debería
haber abandonado a Naito y Alto cuando eran jóvenes. Y eso para empezar. Fue
divertido llegar al tema de abandonar a la familia y regañarlo por eso.
[La universidad a la que quieres ir está lejos de la capital. Al verlo y analizarlo,
pienso que tal vez es posible, pero no quiero que entres al dormitorio.]
[No. Odio que estés fuera de mí. Mis cosas tienen que estar frente a mis ojos y no
me gusta perderles el rastro. Lo mismo ocurre con Alto así que no te equivoques. Si
no haces esto, entonces nunca vas a poder ir a la universidad porque no te voy a dar
el dinero.]
[Entonces preguntaré ¿Puedes decir que has cumplido con mis condiciones? Yo fui
el que te atrapó huyendo de casa unas cuantas veces ya. Fuiste tú quien rompió los
términos desde el principio. Así que no tengo que guardar la promesa que hice
cuando te conocí].
Llegaron a la escuela, pero estaba tan enojado que realmente no quería entrar.
Cuanto más lo pensaba, más lo estaba y finalmente bufó. También fue gracioso que
aquella “condición” hubiera aumentado porque era algo completamente
egocéntrico. Deja de salir, ven inmediatamente después de la escuela, cenemos
juntos. Cuando le preguntó por qué había escogido tal condición, se encogió de
hombros y dijo simplemente: —Como hemos estado demasiado lejos el uno del
otro, acumulamos aprendizajes y vivencias así que mientras cenamos juntos, quiero
enseñarte. Tienes mucho que aprender.
Naito contuvo sus lágrimas ante la idea de que iba a echarlo no solamente a él, sino
también a Alto… Se comió todo el arroz con tristeza y después de eso, cuando
observó otra vez a su padre, se le puso la piel de gallina tan intensamente que no lo
pudo soportar.
Cuando Rayan llegó a la capital, lo ayudó más de lo que pudo adivinar y después de
eso, decidió alquilar una casa para que pudieran estar solamente los dos. Pero no
duró. Siempre que se escapaba, su padre venía a atraparle o a encerrarle así que,
cuando Naito no pudo soportarlo más, se volvió un joven enojado y loco y, estalló.
Alto le preguntó a Naito, cuando notó que no se bajó del automóvil. Naito, mirando
por la ventana, suspiró:
A los 16, Alto seguía a su padre muchísimo más de lo que lo hacía con Naito. Era
como si estuviera fascinado por la fuerza de su padre por lo que, naturalmente, su
“amor de hermanos” se vino por completo para abajo. Naito no quería vivir como su
padre y Alto quería estar con él. Y tal vez, justamente por eso, es que le dio
muchísima libertad para que actuara como le diera en gana. A diferencia de Naito.
Alto con una mirada impura, como si no entendiera a Naito, quien se rebeló contra
su padre, preguntó otra vez: —¿Por qué te cuesta tanto obedecer a papá?
Simplemente… No vayas a la universidad y vive en casa.
Había una razón por la que tenía que salir de esa casa… Era por Rayan. Estaba
pensando en irse con él y amarlo. Amarse finalmente y después de mucho tiempo de
no hacerlo. Por supuesto, solía hacer el amor en secreto con él pero no estaba
satisfecho con eso. Quería, vivir una vida más libre y feliz a su lado. Despertar y
dormir entre sus brazos. Y de esta manera era imposible.
Alto miró a Naito y Naito miró a su hermano menor con un rostro inexpresivo. Alto,
que guardó silencio por un momento, dijo otra vez:
—Sería mejor no ir a la universidad y, ayudar a padre a trabajar. No significa que
mueras solo porque no vas.
—¿Sabes que padre está más obsesionado contigo de lo que crees? Entonces,
solamente actúa bien antes de que él se enoje—. Naito endureció su rostro ante la
palabra “obsesión”. Alto sonrió como papá y agregó:
—Si tan solo vivieras tranquilo, no le darías oportunidad de hacer algo extraño
después.
Alto desapareció, pero Naito no pudo decir nada porque su cabeza se quedó en
blanco por un momento bastante largo. Incluso después de eso, permaneció en el
auto durante tanto tiempo que comenzó a ser ridículo. Así que si era incómodo o
molesto, Keshan no dijo nada. Al final, salió sin decirle una palabra y sin tomar su
mochila, pero eso no impidió que corriera desde atrás y lo agarrara del brazo para
detenerlo.
Naito gritó ferozmente, apartando su brazo lejos del suyo: —¡Me iré por mi cuenta!
Así que tú vete.
Naito le dio un fuerte empujón en el hombro. Keshan, que era muy delgado, cayó
rápidamente y se derrumbó.
—Tú ve y lame la entrepierna de mi padre tanto como quieras. Eso es lo que debes
hacer.
Naito fue a un café cercano y pidió un café con leche caliente. Se sentó, e
inmediatamente después llamó a Rayan. Rayan no lo atendió de inmediato. Naito le
dejó un mensaje de texto y se sentó en la esquina. Recordando las palabras de Alto
mientras sostenía la taza utilizando todos sus dedos.
—Si tan solo vivieras tranquilo, no le darías oportunidad de hacer algo extraño
después.
También recordó las palabras que Rayan le había susurrado a la cara.
Todos los amigos que conocían la situación de Naito bromeaban con esto, pero no
podía decirse que les tomara mucha importancia así que nunca les contestó…
Naito se limpió la boca, pero minutos después bebió un nuevo sorbo de café con
leche. Y después de acabarse su bebida caliente y sabrosa y ya con su cuerpo rígido
sintiéndose considerablemente aliviado, pudo concentrarse en el sonido de su
teléfono celular… Era Rayan. Tan pronto como contestó el timbre, escuchó una voz
llena de afecto que decía:
Desde que era joven, el único que podía llamarlo tan dulcemente como lo hacía
ahora, era Rayan. Naito sonrió con amargura y dijo:
[Huh.]
[¿Por qué?]
—Mi padre no quiere que vaya a la universidad. Dice que… Está muy lejos.
Si asistiera a la universidad en un lugar tan cerca de casa, no podría estar libre de los
ojos de su padre. Y él era una persona que no se rendía tan fácilmente ante estas
cosas. Naito, que tendrá 20 años muy pronto, no puede seguir con un hombre que
obtiene su dinero a base de drogas y prostitución. Y además, resultaba que la vida
bajo el control de su padre era increíblemente aburrida. Quería… Ser libre.
[Bueno, entonces pregúntale a tu padre. Habla bien con él. Incluso si es un poco
raro, ¿Por qué no te dejaría ir? ¡Inténtalo!]
Rayan consoló a Naito como todo un adulto. Pero él tiene una madre que lo apoya
muy bien y una familia. Es tan… Injusto. Es injusto que Rayan ciertamente siempre
haya tenido más espacio que Naito. Aunque le gustaba más poner la
palabra “Envidia”.
—Bien.
—¿Cuándo te veré?
Siempre quería ver a Rayan, quien lo curó y lo amó con fuerza desde la infancia
hasta ahora. Él fue el único que realmente se preocupaba. Hubo momentos en los
que recurrió a Alto, pero cuando Alto comenzó a ayudar en el trabajo de su padre, su
voluntad se hizo añicos. Alto ya no estaba de su lado y ni siquiera el niño, que era
gentil y amable, existía para hablar con él. Solo era un lobo ebrio del poder de su
padre.
—Bueno.
Tenía mucha suerte de que le dejaran salir este fin de semana. Si no, se hubiera
vuelto miserablemente seco.
Capítulo 4
El conductor siempre llegaba a tiempo a la puerta de la escuela así que Naito, que
estaba jugando tranquilamente en la sala de computación, caminó lentamente hacia
ese lugar y esperó al conductor. Sin embargo, no importaba cuanto tiempo lo hiciera,
no llegaba nunca. Incluso si pasaban 30 minuto o 40 minutos… Y como nada
ocurrió incluso habiendo esperado una hora y media, Naito caminó lentamente hasta
su casa.
Era casi una hora a pie desde la escuela, pero Naito tardó muchísimo más que eso en
llegar. Quería entrar tarde deliberadamente.
Naito se adentró entonces en una tranquila mansión apenas iluminada. Parecía que
su padre aún dormía porque era un hombre que vivía de noche. Simplemente, era
diferente a los demás. Dormía como una piedra por la mañana y se comportaba
vívidamente por la tarde y por la noche. Normalmente se levantaba alrededor de las
6 en punto, así que intentó irse de puntitas para no despertarlo… Pero esa fue una
idea inútil. Cuando Naito entró en el pasillo principal, un vaso voló hacia la pared,
se estrelló y se rompió en un instante haciendo que varios trozos de vidrio salpicaran
en su dirección y le arañaran la mejilla. Naito gritó, se agachó y se tocó la sangre
que fluía de su rostro hasta las baldosas. Su padre estaba sentado en las
escaleras, mirándolo. Naito pateó un trozo de vidrio roto y lo analizó un segundo
antes de decir sin sinceridad:
—Eres mi hijo, así que tengo que hacer lo que considere necesario para educarte.
Estaba nervioso a pesar de estar mirando esos ojos tiernos y cálidos. Su padre le
sonrió, pero Naito aguantó la respiración y luego trató de dar un paso para atrás.
Padre no lo soltó.
—¿Con qué estás tan insatisfecho, Naito? ¿Eh?— La mano que estaba limpiando su
mejilla bajó hasta su cuello. Miró a su padre y el movió su mano libre para golpear
el hombro de Naito varias veces utilizando toda su inmensa palma. Naito no dijo
nada y se contuvo, pero él solamente le pegó más fuerte, y luego más fuerte y más
fuerte. —¿De qué te estás quejando? Dilo, con esa boca tan bonita que tienes.
Naito no respondió, así que papá empujó su hombro con una mano y lo golpeó
contra la pared. La fuerza de su padre es más que la de un atleta por lo que el cuerpo
de Naito se tambaleó y luego se cayó contra el suelo. El problema es que una pieza
de vidrio le tocó la palma y se le clavó de una manera relativamente profunda.
Naito dejó de respirar ante la extraña y aguda sensación de su carne abriéndose.
—¡Ah!
Naito estaba adolorido y gimió, por lo que su padre lo agarró del cabello y lo levantó
en un solo y terrible movimiento. Dolía, como si la piel no solamente estuviera
desgarrada sino deshecha. Padre, desde el frente, vio como su hijo luchaba por
escapar así que lo sujetó entre sus brazos. Naito arañó la parte superior del cuerpo de
su padre como si fuera un gato con la cola aplastada, pero tenía bastante miedo
como para seguir haciéndolo. Por ejemplo, ahora, cuando se rebeló contra él tan
siquiera unos segundos, su padre agarró la palma herida y la apretó como si quisiera
sacarle un hueso:
—¡¡¡Ahhhh!!!
Naito bajó la cabeza, presa de un dolor vertiginoso, y luego tembló con todas sus
ganas. Padre, observando a su hijo llorar, suprimió la parte superior de aquel cuerpo
con un brazo y luego le estiró la palma y los dedos con la otra. Sin embargo, siempre
que la palma lesionada se estiraba a la fuerza, Naito lloraba por el dolor que le venía
desde la cabeza hasta la punta de sus pies. Trataba de aguantarlo, pero no podía
hacerlo bien porque dolía incluso cuando estaba quieto. Su papá seguía tocándolo,
así que el dolor aumentó rápidamente:
—¿Puedo enviar a mi hijo a la universidad aún conociendo lo débil que es? Incluso
un pequeño empujón parece ser bastante para ti.
Mucha sangre comenzó a derramarse por la herida. Su padre soltó el brazo que había
reprimido así que su cuerpo pareció estar a punto de caer de nuevo. El padre vuelve
a abrazar a su hijo tiernamente. Susurra:
—Mira, Naito… Mira qué débil eres. No puedes estar sin mí.
—¡¡Déjame ir!!
Naito luchó por escapar de su padre, pero el hombre solamente lo miró y luego le
sacó un trozo de vidrio enorme de su mano. Los dedos de Naito temblaron, pero su
padre no dejó que tuviera ni siquiera el más mínimo descanso o la capacidad para
respirar con calma. Sosteniéndolo, lo arrastró a su habitación… Naito estaba
temblando mientras esa mano enorme sostenía su mano herida. Su padre tenía una
caja de emergencia por lo que Naito se enojó con la nueva actitud de su padre de
darle atención y medicinas después de lo que había hecho. Estiró sus largos brazos,
agarró la muñeca de Naito y se sentó en la cama. La parte lesionada duele incluso
mientras hace eso así que no le quedó más opción que bajar la cabeza. El padre de
Naito agarró su cabello y lo levantó unos centímetros. Le duele el cuello y también
lo siente rígido.
—¿Odio?
El padre, que había escuchado las palabras del hijo, sonrió de una manera
increíblemente exagerada. El cuerpo de Naito tembló ante el mal presagio que le
había causado su extrañísimo padre. Él extendió su mano, tiró del brazo de Naito y
lo puso en la cama. Su padre presionó sus brazos alrededor del cuello y la espalda de
joven, que estaba a punto de levantarse por puro reflejo. Sin embargo, la herida
palpitaba y dolía mientras se retorcía por lo que se tuvo que detener.
El padre abrió la mano de su hijo con los dedos… La sangre fluía tan fuerte que la
sábana pronto quedó toda mojada. Su padre sacó una gasa limpia de la caja de
emergencia y lo envolvió para que dejara de sangrar pero Naito seguía estando
enojado. Su corazón se sacudía mientras miraba a su padre… El hombre sonrió
levemente y el hijo levantó las rodillas y apretó ambas manos mientras él le sostenía
las muñecas. Naito, que ya había perdido las energías, respiraba con los ojos medio
cerrados y la boca bien abierta.
—Está bien. Entonces hijo, preguntaré de nuevo. ¿Qué diablos te hizo sentir tan
insatisfecho cómo para que te enojaras con Keshan?¿Ni siquiera fuiste a la escuela?
Padre cierra los ojos y piensa. Fingió actuar indiferente por un momento y de
pronto, como si estuviera castigando a Naito, agarró la muñeca del joven con más
fuerza de la que había ocupado antes y la dobló para atrás. Gracias al gran poder de
su padre, Naito hizo un sonido de dolor y se quejó con ganas mientras frotaba su
mejilla contra la sábana.
A pesar del triste gemido de Naito, su padre preguntó sin preocupación: —¿Quieres
ir a la universidad siendo así de patético?
—No creo que estés en posición de hablar de eso ahora mismo, Naito.
La voz de Naito estaba temblando. El padre, que miró el perfil de su hijo, presionó
su brazo con las rodillas como antes y le tocó la mejilla con bastante amor. Su padre
limpió el cabello derramado sobre su frente y susurró, como si quisiera contarle un
secreto: —Tú eres mi hijo, así que yo estoy a cargo de ti ¿Enviarte siendo tan débil?
¿A la universidad? ¿Un lugar lleno de hombres, prostitutas y gánsteres? De ninguna
manera. Tengo el deber de protegerte.
Fue una palabra mezquina así que Naito apretó los dientes y miró a su padre.
—Los niños siempre se sienten así, pero los padres saben cosas…
—Si eres mi padre, ¿Entonces existe alguna ley que indique que puedes tratar así a
tu hijo?
—Esos son tus pensamientos, Naito. ¿Pero qué puedes hacer sin mi realmente?
¿Quién si no yo, puede protegerte?
Naito no pudo decir nada ante las elegantes e increíblemente extrañas preguntas de
su padre. La herida de su palma era más profunda de lo que pensaba por lo que
cuando papá lo agarró y lo sacudió, lo rasgó y también le hizo mucho daño. Y
cuando le quitó la gasa, la sangre que nunca dejó de fluir comenzó a caer como si
fuera una lluvia.
Hace cinco años, Lee Eli, quien tuvo una gran pelea con el padre de Naito y Alto,
notificó su despedida y luego se marchó. Después de salir de la escuela de medicina,
Eli, quien era amante de su padre, conoció a una buena chica y vivió una nueva vida
más feliz y brillante. Como si estuviese absolutamente dichosa de ya no encontrarse
con su padre nunca más.
Pero Naito fue quien más había sufrido con todo esto.
Fue porque ella era como una madre. Una persona que tenía una compasión por las
criaturas pequeñas y delicadas. Se hizo cargo de los niños durante todo su
crecimiento y al final, cuando tuvo que marcharse, se acercó a Naito, abrazó a Naito
y dijo —Pequeño, no estoy preocupado por Elsie, pero estoy muy preocupado por ti.
Si las cosas se ponen realmente difíciles, por favor, no dudes en ponerte en contacto
conmigo.
Sin embargo, Naito nunca la contactó. sinceramente, quería verla feliz. No triste
como cuando estaba con su padre.
Ahora, Lee Eli, quien estaba en la habitación por alguna razón que desconocía,
estaba tan hermosa como antes. Se estaba acercando a los cuarenta, pero su piel
estaba clara como si todavía tuviera veinte. El rubio siempre largo se lo cortó hasta
la barbilla y el maquillaje que solía ser espeso, también se volvió modesto. Cuando
Eli entró en el cuarto donde había olor a sangre, dejó escapar su impresión y se llevó
ambas manos a la boca. Se quitó la chaqueta y la tiró en la silla… Al pasar junto a
Elsie, quien todavía lo aplastaba, concentró toda su atención a Naito, que estaba tan
cansado que palideció, y luego extendió la mano hacia él. Chasqueó su lengua, se
arrodilló y miró la palma de Naito. La línea que produjo el vaso estaba esparcida en
un modo recto y parecía incluso que sería necesario ir al hospital.
Desde que vio la mano de Naito gravemente herida, su mirada se puso tan oscura
que Elsie se encogió de hombros y pronto comenzó a portarse bien.
—¿Lo empujaste?
—¿Y qué?— Con una breve risa, se acercó a la pobre mujer que pronto pareció
excepcionalmente pequeña. Elsie la miró con ojos insensibles: —¿Es tu poder
aparecer cuándo alguien tiene dificultades?
—¿El
Ante la pregunta, su padre se rió suavemente. Él es delgado, pero no como ella así
que cuando puso su mano sobre el hombro de Eli, ella se tambaleó y luego,
apresuradamente, quitó los dedos de Elsie empujándolo suavemente hacia atrás.
—Además, por supuesto que es un poder en nosotras las mujeres. ¡No ser tan idiotas
como los hombres! ¿¡Por qué lo empujaste!?
Naito trató de abrir la boca y decirle todas las cosas que habían pasado con él, pero
se quedó en silencio porque no tenía el poder para hacer eso.
Eli miró hacia él, y luego miró a Elsie. —Maldito ¿Tu fuerza es la misma que la de
Naito? ¿Dices que fue una vez? Seguro lo empujaste varias veces.
“Porque te amo.” Le había dicho. “Te amo desde que eras un niño.”
Naito, que estaba preocupado por todo lo anterior, se sacó los auriculares de la oreja,
se estiró un poco más de la cuenta y se acercó a Ain, un amigo de la misma escuela y
que además, conocía la relación íntima que tenía con Rayan. Los tres eran adictos al
popular juego de FPS en estos días así que era extraño que este último no se les
hubiese unido ya.
Naito, que lo observaba con atención, se sentó junto a Ain así que él, visiblemente
endurecido, miró a Naito y dijo:
Si amas a alguien, como dice, no puedes hacer esto y lo otro y encerrarlo tan
cruelmente como lo está haciendo ahora. Es obvio que las palabras y acciones de su
padre son muy diferentes una de la otra.
Hablando con Ain, quien creció en una familia feliz y bastante unida, sentía muy
frecuentemente que no podía entenderlo con sinceridad por más que tratara sus
problemas con él. Solo… Le gustaba esto. Pasar el rato a su lado y fumar cigarrillos
comunes mientras jugaban videojuegos estúpidos que muy frecuentemente perdían.
Naito, quien al final expresó vagamente sus pensamientos sin sentido en una voz
increíblemente baja, volvió la cabeza hacia el toque que, con suavidad, repasó su
frente y las suaves arruguitas que se le marcaban bajo los ojos. Es blanco, como una
rama de abedul… Las manos de Rayan, hermosas y suaves, frotaron su frente y
cerca de su sien. Le brindaron calor en un momento en que tenía demasiado frío.
Rayan tomó a Naito entre sus brazos: —¿Tu padre te lo está poniendo difícil de
nuevo?
Rayan preguntó rápidamente, así que Naito abrió los ojos para verlo a la cara: Ese
hombre brillaba extraordinariamente fuerte en medio de esos suburbios tan grises.
Parecía… Como hecho con hilo de oro. Ojos grandes, claros y llorosos, piel blanca y
suave y rasgos cóncavos típicos de la juventud. Era bastante ordinario cuando se le
comparaba con los otros niños de su cuadra pero, ahora que se ha convertido en
alguien mayor, es tan guapo que incluso lastima y duele…
Naito, que tocó la mejilla de Rayan utilizando un par de dedos, se sentó derecho e
hizo contacto visual con él nuevamente. Apoyando su brazo en el sofá, Rayan
preguntó con una sonrisa:
—¿O es Alto?
Cuando Naito se quejó de que Alto también se lo estaba poniendo difícil, Rayan se
rió a carcajadas. Y esa voz baja y profunda cautivó dulcemente sus oídos.
—Tú también tenías 14 años. Eras un niño así que ¿Qué podrías haber hecho?
—En ese momento, pensé que sería mejor vivir con mi padre porque… Ya sabes, lo
peor es mejor que morir. Pero ahora no estoy seguro de que fuera lo correcto. Es
decir, a veces pienso… ¿Qué hubiera pasado si hubiese ido a otro lugar en ese
momento?
—No estés pensando en lo que ya pasó. Sería mejor pensar en el futuro y en las
cosas que si puedes cambiar.
Rayan acarició la espalda de Naito con un dedo y luego la subió hasta detenerse en
la mano derecha que tenía envuelta en una venda. Con ojos sospechosos, Ain le
apuntó con el índice:
—¿Cómo te lastimaste?
“Porque te amo.”
Su cuerpo tembló levemente ante la espeluznante voz que le llegó de nuevo a los
oídos. Hubiera sido mejor no haberlo escuchado nunca si el recuerdo lo iba a
torturar así.
Naito mostró un silencio afirmativo así que, tanto Ain como Rayan suspiraron de un
modo increíblemente intenso. Ain estaba negando con la cabeza, y se puso un
cigarrillo en la boca para disimular todo su mal humor. Rayan, por el contrario,
estaba practicando dejar de fumar por lo que rechazó todos los cigarrillos que le
ofrecía. Ain escupió una inmensa cantidad de humo.
Naito sacó una segunda cerveza por lo que Rayan detuvo sus labios con el dedo
índice, igual a si estuviera diciéndole que bebiera moderadamente. Naito lo miró a
los ojos y Rayan, sonriendo, tomó su cerveza y se bebió lo que quedaba de ella para
que no lo hiciera él. Después de eso, puso su brazo alrededor del hombro de Naito y
terminó por abrazarlo demasiado cariñosamente. Sin embargo, incluso el intenso
amor de Rayan no alivió en absoluto su ira. Naito se soltó del agarre de Rayan y
deambuló ansiosamente por la sala.
—¿Qué?
Ain preguntó con una pronunciación aplastada, mordiendo todavía el cigarrillo que
tenía en la boca. Viendo los ojos de Rayan y Ain clavados sobre los suyos, Naito
barrió su cabello desordenado algunas veces. Se apoyó contra la pared y se cruzó de
brazos. Ha llegado el momento de sacar a relucir una historia que lleva mucho
tiempo escondida dentro de su pecho. Incluso Rayan no lo sabe en detalle
Como si Ain no entendiera, puso una expresión aterradora y luego dejó la mano
descansando en su pecho. Naito también quería saber eso. No, en realidad ya había
una razón porque se enteró de ella hace unos días de boca de su padre… Pero eso
solo lo hacía muchísimo peor.
—¿Saben qué es más divertido? Alto, puede hacer cualquier cosa que se le venga en
gana. Todo lo que se puedan imaginar… Parece el hermano mayor.
Ain acababa de recordar eso, así que habló con una voz sorprendida. Naito solo
asintió. Era un país donde beber alcohol y conducir estaba permitido legalmente
desde los 16, pero su padre le dijo a Naito que no, excusándose en que podía ser
algo dañino para él y por consiguiente, muy problemático. Gracias al aislamiento de
su padre, todo lo que podía hacer que su cuenta era estudiar. La obsesión del padre
de Naito por detenerlo claramente está en un límite absurdo.
Naito se hundió en el sofá que estaba frente a Ain y Rayan. Se sujetó la cabeza y
murmuró como una persona cansada: —Si me quedo aquí más tiempo, podría
enloquecer.
—Oye, no es una broma lo que dijiste de tu padre. Ese nivel de obsesión por
molestarte… ¿No es eso como si estuvieras en la cárcel?
Mientras Ain hablaba con él, de esa manera tan comprensiva y amigable, Naito se
sintió un poco aliviado de su frustración. El chico murmuró, con cara similar a la de
un muerto:
—Quiero salir de casa. A Alto le gusta estar con nuestro padre, pero yo no tengo
más razones para estar allí.
Naito levantó la cabeza, los miró y dijo todo esto con muchísima seriedad. Rayan se
acercó para besarle la cabeza:
Un montón de gemidos húmedos entre los labios de los dos, fluyeron mientras Naito
miraba a Rayan con una cara de verdad emocionada, colocando al final su mano
contra el bulto que ya comenzaba a crecer en su pantalón…
Cuando los ojos de Naito proyectaron su deseo sexual, Rayan regañó a Naito: —Ain
también está con nosotros. No podemos hacer eso.
Sus dedos, frotando sus brazos, eran calientes y estaban temblando. Naito sonrió y
negó con la cabeza.
Rayan se rió y sonrió de nuevo. Puso su brazo alrededor del cuello de Naito así que
él sonrió y abrazó a Rayan con demasiada fuerza… Rayan ama mucho a
Naito. Mirándolo, con los ojos cerrados, lo desabrochó.
—No te preocupes… Pronto saldrás de esa casa. Tú también eres un adulto, eres
inteligente y muy fuerte, entonces, ¿Qué no puedes hacer si te lo propones?
Naito se sintió aliviado por la voz suave del chico, era como si le estuviera leyendo
un libro de cuentos de hadas para hacerlo dormir… Y según las palabras de
Rayan, realmente no había nada que no pudiera hacer, con un poco de trabajo
duro. Su amor era todo lo que necesitaba y todo lo que estaba bien en su pequeño
mundo destruido.
—Tienes razón.
El Naito, quien era abusado por su padre, golpeado, y casi encarcelado, estaba
siendo sostenido por un hombre que tenía los ojos brillantes en rabia y hostilidad.
Era como si tuviera fuego adentro. Ahora, estaba convencido de que Naito ya no
debería quedarse en esa casa porque lo que estaba haciendo su padre en este
momento, no era lo que haría un padre normal.
Capítulo 6
A las 4:30 p.m. Keshan y el conductor llegaron a la casa de Ain. Naito se vistió
apresuradamente al sonar su celular y comenzó a organizar todo lo que tenía que ir
dentro de su mochila.
—¿Vas a irte?
Naito respondió con impaciencia: —Tengo que estar en casa a las 5 de la tarde.
Ain preguntó sarcásticamente, pero Naito dejó caer los hombros sin decir nada más
y se dirigió de inmediato a la puerta principal. Se sentó en el descanso y arrugó sus
cejas mientras comenzaba a ponerse los zapatos de la escuela. Era difícil hacerlo
cuando tenía un espantoso dolor en la parte baja de la cadera debido al sexo tan
escandaloso que había tenido con Rayan. El hombre, todavía medio desnudo, se
aproximó para besarlo en la nuca así que Naito comenzó a reírse con ganas. Tocó la
mejilla de Rayan y dio un paso para atrás.
—Tengo qué…
Naito, sin querer, tomaba prestada la casa de Ain para salir con Rayan
libremente. Era un plan improvisado a raíz de la obsesión que tenía su padre. Como
excusa para andar por allí, decía que iba a estudiar, a la biblioteca, la casa de Ain o
la casa de Rayan, todos los fines de semana sin excepción. De todos modos, no tenía
preocupaciones ya que venían por él a una hora ya anteriormente establecida. Y
mientras estuviera puntual, padre no estaba realmente interesado en lo que estuviera
haciendo. Solo lo lamentaba por Ain, quien soportó esta historia de amor
pacientemente todo el tiempo. Aunque claro, cuando comenzó a darle dinero por su
habitación, Ain dejó de quejarse y se mostró abiertamente cooperativo.
Mientras le veía darle un billete de cien, Rayan dijo amistosamente, colocando su
brazo sobre el hombro de Ain: —Ten paciencia, amigo mío. Cuando Naito se vaya
de esa casa, esto ya no sucederá.
—Ah, por supuesto. Pero hasta entonces, estoy bien con este trato. Esto está
pagando la próxima consola.
—Hola.
—Voy de inmediato.
Naito, quien respondió con frialdad, se subió a un auto que estaba a unos cuantos
pasos de la puerta. Y mientras acomodaba su maleta y comenzaba a ponerse el
cinturón de seguridad, metió los dedos en el bolsillo de su pantalón y sacó un
circulito envuelto en un papel bastante arrugado. Se llevó todo el caramelo a la boca
a la vez que Keshan sacaba la cabeza por la ventana para acomodar los espejos:
Llevaba un abrigo largo, un sombrero, una bufanda e incluso guantes. Naito le hizo
un gesto con la mano secamente y después de un rato, reparó finalmente en el
conductor:
Alto estaba conduciendo. Sabía que Alto había estado en clases varias veces, pero
era la primera vez que lo veía hacerlo en persona. Naito, de 20 años, no puede
conducir por culpa de su padre así que era absurdo que Alto, de 16 años, si lo
estuviera haciendo. Y con toda la libertad del mundo además.
Naito apoyó sus brazos contra la ventana. Con sarcasmo, Alto se encogió de
hombros y no le prestó mayor atención a sus palabras cuándo dijo:
Alto se notaba muy maduro tras el volante, pero Naito no estaba de buen humor
como para seguir viéndolo así que se limitó a preguntar:
Alto dijo, sonriendo cómodamente y como si hubiera olvidado que él era el hermano
menor:
—Practica mucho y ya veremos.
Naito, quien aplastó el caramelo con sus molares, volvió la cabeza. Incluso si trataba
de soportarlo tan bien como le fuera posible, la ira finalmente se disparaba en todas
direcciones y comenzaba a ser increíblemente insoportable. Naito no quería
escuchar su voz, así que se puso los auriculares y subió el sonido al máximo. El
tambor retumbó tanto que le dolieron los oídos pero definitivamente, prefería hacer
esto y quedarse sordo a ponerse a charlar.
Era un mensaje de texto de Rayan. Naito envió un mensaje de texto que decía [Sí],
luego puso su barbilla sobre su mano y comenzó a pensar en formas de escapar de
esa..
—¿Y mi padre?
—Está aquí.
—Qué asco.
Naito, murmurando suavemente, movió su mano hacia el teléfono celular que estaba
vibrando en su bolsillo. Torpemente y con los dedos izquierdos, revisó el mensaje.
Esta vez fue Ain. “Vivir tranquilamente”. Había dicho. ¿Es eso tan siquiera
posible?
Con un suspiro largo y pesado, Naito agarró el brazo de Alto cuando pasó junto a él
para irse al estudio donde se encerraba la mayor parte del tiempo. Sujetó el
dobladillo de su abrigo negro y luego, le tomo la mano… Sus dedos blancos eran
muy largos y bonitos. Gruesos ¿Cuándo creció tanto su hermano menor? En la
propia memoria de Naito, su hermanito era un niño que siempre buscaba a su madre
y lloraba contra su pecho. Un niño que lo amaba demasiado… Quizá porque lo
perdió, apretó su mano muy fuerte y sin su conocimiento. Alto, después de mucho
tiempo, abrió los ojos de par en par y se concentró en mirarlo hasta que Naito retiró
torpemente su cuerpo.
—Oh, yo…
—Solo quería tomar tu mano.— Estaba tratando de decir eso, pero Alto de repente
habló:
—Pues… Me gusta más que cuando tenía hambre. Cuando vivíamos con mi madre,
estábamos en un barrio pobre pero ahora, estamos en una casa como esta. También
vamos a una buena escuela.
Alto sonrió, y entonces miró el rostro pálido de Naito. Naito respira un rato, para, y
luego va y cierra los ojos. Comprendió lo que Alto estaba tratando de decir. Padre,
cuando se volvieron a encontrar, puso unas condiciones estúpidas para permitir que
su pequeño hermano viviera con ellos… Y fueron claras y aceptadas de inmediato
sin pensar en lo retorcidas que serían después. Lentamente abrió los ojos y miró a su
hermano.
—Así es.
Reveló firmemente sus intenciones, pero Alto, que estaba con la mirada baja, abrió
los labios para responder.
—¿¡Quieres amenazarme!?
—No creo que mi padre sea normal. No creo que sea justo contigo pero, pero… Ya
no quiero vivir como antes. No quiero… Tener miedo como antes y… Y si te vas…
Naito quitó su mano de la de su hermano. No podía soportarlo más así que lo golpeó
con el puño sin dudarlo ni un segundo. Alto gritó en una sola palabra y cayó al suelo
con la nariz repleta de sangre. Naito agarró el cabello de Alto y lo levantó para
continuar hablando:
—Eres más molesto que tu puto padre, Alto. ¿Te atreves a amenazarme para seguir
conservando tu comodidad? ¿Intentas chantajearme utilizando a Rayan?
Alto habló para vengarse, pero Naito, quien sonrió brevemente como si fuera
absurdo, lo aventó contra la pared nuevamente. Alto se puso de pie con torpeza y se
secó la hemorragia nasal. Ahora era un hombre que lo miraba como si estuviera
increíblemente enojado con él ¿Cómo cambió Alto así? ¿El consuelo que le dio su
padre fue lo suficientemente bueno como para abandonarlo a él y elegir a ese
completo extraño?
Naito apretó el puño, miró a Alto y dijo, como si vomitara lo que tenía en el pecho.
—¡La razón por la que pedí venir a la capital fue para vivir contigo! ¡No quería que
murieras!
—Bueno, yo tampoco quería morir. Lo mismo pasa ahora ¡Quiero vivir justo como
lo estoy haciendo!
Sentía que su mente estaba hecha jirones… Naito guardó silencio, dejó a Alto solo y
caminó hacia la entrada… Su padre estaba esperando a Naito en el pasillo principal
y tenía un celular entre los dedos con el que está viendo un video extraño… Naito
quería subir a la habitación así que intentó tener el menor contacto posible. El
hombre no estaba de acuerdo con sus planes, así que le tomó del brazo y luego se
rió. Tenía una sonrisa hermosa y brillante, pero una energía ominosa se elevó y
consumió a Naito hasta el punto en que dejó de respirar
Su padre, con el celular en las manos, estaba viendo lo que grababan las cámaras de
seguridad. —¿Qué te dijo? — Volvió a repetir. Pero Naito no respondió y trató de
sacar su brazo de ese agarre tan poderoso. Padre no lo soltó…
Padre entrecerró los ojos. Suspiró… Luego bajó la cabeza y olió a Naito, enterrando
la nariz profundamente en su cuello descubierto.
Naito se mordió los labios con fuerza y luego, con una mirada llena de ira asesina,
habló, mirando fijamente a los ojos de su padre: —¿¡Por qué mierda te interesa!?
—Me molesta este olor tan asqueroso que tienes. Incluso me dan náuseas… ¿Qué
dices, Naito? ¿No debería deshacerme de él apropiadamente para que podamos estar
en paz?
Mientras miraba a su hijo, el hombre se rió como si hubiera concluido con el tema
principal. Soltó el brazo de Naito con un fuerte impulso así que el joven se quejó y
comenzó a revisar la profundidad de la marca que le había hecho utilizando la mano
que tenía herida. Se sentía bastante doloroso, pero en realidad siempre era así.
Caliente, punzante, como si lo hubiese quemado con brasas y carbón encendidos en
llamas…
Alto, quien fue golpeado por Naito, estaba entrando mientras se tocaba todavía la
mejilla. Padre le dio una señal para que viniera frente a él:
—Tú estás a cargo de monitorear a Naito en el futuro. Si quiere salir, llama a otro
guardaespaldas y si pasa algo, infórmamelo de inmediato.
—Sí, padre.
El lugar al que llegaron, era un baño inmenso que además era del completo gusto de
su padre. Naito miró la bañera llena de agua y le dio fuerza a sus pies para que se
quedaran en un solo lugar. Padre lo cargó entre sus brazos y luego, lo aventó
descuidadamente dentro de la tina. El agua subió hasta el final de su barbilla, abrió
la boca y cuando jadeó de la impresión, su padre agarró la cabeza de Naito y la
presionó bajo el agua. El chico, sin saber que hacer o para donde moverse, agitó sus
extremidades en completa agonía y terror. Su padre, que contó 30 segundos, agarró
el cabello de Naito y lo jaló para poder sacarlo finalmente de allí. Naito, empapado
en agua, gimió y se inclinó hacia la orilla de la bañera mientras padre quitaba su
flequillo de los ojos.
Se rebeló con orgullo, como siempre, pero el padre vio a su hijo con una mirada
increíblemente burlona y atroz.
Naito luchó por abrir sus ojos llenos de lágrimas y se aferró a las mangas de su
padre. Era patético, su cara era patética.
Trató de responder para evitarse otro castigo, pero Naito no podía ni siquiera
respirar. Limpió su cara mojada una y otra vez pero eso fue inútil porque sus manos
estaban todas húmedas y resbaladizas. Los ojos, la nariz y la garganta de Naito se
sentían tan calientes que tosió y dijo con fuerza.
—No.
Padre rió levemente ante la voz exhausta. La tos de Naito no cesó en ningún
momento.
Naito, asustado y sollozando, perdió las palabras ante la pregunta que le hizo su
padre. No sabía por qué tenía que ser torturado por algo tan estúpido como esto, así
que lo miró sin comprender y luego lloró de nuevo. Padre chasqueó la lengua ante la
desagradable mirada de Naito. Sacó a su hijo de la bañera y lo sentó en un mueble
cerca del lavabo para comenzar a desvestirlo. Naito, asombrado, agarró su muñeca
con la mano y detuvo a su padre con dedos temblorosos.
Naito gritó con urgencia, como si sintiera incluso una amenaza para su vida en esas
pequeñas acciones. Padre, por alguna razón, dio un paso para atrás aunque no creía
que le hiciera caso tan fácilmente… Acarició la mejilla de su hijo, le limpió los ojos
con las yemas y susurró con una voz bastante dulce: —Báñate bien.
Sus grandes manos cubrieron sus mejillas y su frente tocó la frente de Naito. Naito
se quedó quieto y luego, se sintió aturdido por esos ojos morados que lo veían con
profundidad. Tan amorosamente.
increíblemente temblorosa: —Está bien, está bien… Pero por favor vete.
Naito, que acababa de recordar lo que sucedió, maldijo en silencio mientras entraba
lentamente en la bañera. Al arrodillarse, se lavó la cara como para borrar los rastros
de su sufrimiento. Sus ojos, nariz y garganta todavía estaban calientes y
hormigueando y casi no podía sentir los dedos por la ansiedad que le había
provocado estar tragando tanta agua. Al final, Naito no pudo contenerse y se mordió
las uñas. Era un hábito que surgía cuando estaba asustado e increíblemente
nervioso… Incluso salir el fin de semana terminó por cancelarse. Cómo si no fuera
suficiente con ser obligado a volver a casa de lunes a viernes.
Lejos de mejorar, esta vida suya está siendo absorbida por el abismo más oscuro con
el que pudo haberse topado nunca. Cuando era joven, era pobre y estaba listo para
morir de hambre. Ahora, gracias a su padre, vive una vida generosa, no se muere de
hambre, pero su libertad se ha ido a la basura ¿Y tiene sentido la vida si no puede
estar con Rayan? Cuando recordó a su novio, los ojos comenzaron a dolerle mucho
más y llegó a pensar incluso que saldrían más lágrimas. Se limpió la cara… No está
bien darle el lujo de llorar solo porque lo esté mandando al infierno.
Naito se despertó y reconsideró los planes que había tenido. Es hora de huir de casa
para que padre no pueda encontrarle y él sea capaz de vivir feliz al lado de Rayan.
Cuando piensa en eso y visualiza un futuro más noble, primero nota que debe
conseguir un teléfono celular nuevo porque padre puede rastrear su número si se lo
propone. Además, todos los elementos que se pueden rastrear se quedarán también
atrás. No puede utilizar tarjetas de crédito y no puede sacar mucho dinero a la vez
para no levantar sospechas. Estaba pensando en retirar una cantidad considerable y
guardarlo en un lugar que otros no conocieran… La pregunta era dónde, cómo y a
qué hora salir de casa. La mejor manera sería hacerlo cuando fuera a la escuela, así
que pensó que tenía que planificar un camino y un plan…
Naito se volvió hacia el sonido de una puerta… Y el arruinado Alto lo miró desde un
rincón.
Entonces, alguien tocó la puerta otra vez. Puso una toalla alrededor de su cintura y
preguntó quién era.
—¿Puedo pasar?
Se abrió la puerta y entró Contor, envuelto en un traje negro sin arrugas… Cuando
un hombre como él, de estatura y físico exageradamente inmenso, entra en la
habitación, siente que todo está bloqueado y que ni siquiera tiene espacio para
respirar. Contor desdobló una toalla grande, envolvió el cuerpo de Naito y comenzó
a secarle las pequeñas gotitas que comenzaban a escurrirle por la cara. Contor, el
guardaespaldas de su padre, le sirve tan fielmente como si fuera un perrito por lo que
no fue extraño verlo actuar así en un momento tan tenso. Comenzaría a lamer el
piso si se lo pidieran.
Naito parpadeó con indiferencia, apartó su mano y abrió el refrigerador que estaba
pegado a la pared. Parece que lo llenan constantemente con todo tipo de bebidas de
lujo así que, sacando el agua embotellada, Naito tiró de la tapa y la arrojó por
completo contra Contor. Contor estaba empapado, pero ni siquiera parpadeó… El
vendaje de Naito comenzó a soltarse como si fuera una costra de pintura.
—Ahora, me ha encargado que te deje y vaya por ti a la escuela todos los días.
Naito se levantó sin darle tiempo para responder y dejó tirada su toalla en el sofá.
Contor tomó la toalla, lo siguió muy de cerca y la acomodó en un perchero para
permitir que se secara. Naito lo observó todo mientras se vestía.
—Ni siquiera es hora de ir a la escuela, ¿Por qué estás aquí entonces?— Naito,
vestido con un suéter rosa pálido, se acercó al hombre hasta tenerlo de frente. Como
lo hace con su padre, es tan alto que tiene que mirar para arriba. —¿Ahora también
eres su gata?
—Es mi trabajo.
—Sí.— Murmuró Naito de inmediato. Estaba adolorido, ronco, pero aún sonaba
dulce. —Mi padre es tan raro que obviamente todos sus empleados tienen que
contagiarse también.
—El p
—¿Preocupado?
Naito se rió abiertamente, como si pensara que era lo más absurdo que había
escuchado en su vida. Puso las manos en los bolsillos de sus pantalones, ignoró al
guardaespaldas nuevamente y caminó de inmediato hacia adelante para irse de allí.
Antes de abrir la puerta, sin embargo, Naito giró la cabeza. Mirando a Contor, dijo
con una voz que luchaba por no perder el control: —Ni siquiera vengas con esos
juegos conmigo. Padre no puede preocuparse por mí, y lo sabes demasiado bien.
Contor no respondió al enojo de un hombre más joven que él. Su jefe solo dijo que
le secara la cabeza y lo ayudara con su ropa, y él obedeció. Naito va a su habitación,
pero Contor lo está siguiendo todavía… Contor estaba al tanto de la mirada de
Naito, que le decía a gritos algo como —Si tienes algo que decir, dilo ahora y
déjame en paz.
Naito tomó todo lo que tenía en la mano y se lo aventó a Contor. No había razón,
simplemente sentía que la ira había estallado tan salvajemente en su mente que si no
la sacaba, iba a enloquecer. Miró al hombre con frialdad y dijo:
—Joven maestro…
Naito detuvo su mano mientras intentaba cerrar la puerta antes de que él pasara.
Suspiró despacio, observó su mano bloqueando la madera y miró sus ojos otra vez:
—Si no escuchas las palabras del presidente, estarás en verdadero peligro después.
Contor cierra la boca… Es un silencio que suena a que le está dando la razón. Naito
decidió que trabajaría en un nuevo plan para escapar, algo muchísimo más estricto y
organizado. Pero, Contor, que solo miraba al aire, de repente utilizó toda su fuerza
para abrir y pararse a un paso de distancia… Bajó la cabeza: —El presidente está
aguantando mucho ahora para no atacarte.
—No puedo decirte más porque no sé todos los detalles, pero una cosa que puedo
decir con seguridad… Es que lo estás subestimando. Crees que no salir, un celular y
tu vida de ahora es lo peor que podría hacerte, pero no.— Contor, que tuvo una
conversación bastante privada con él, se hizo más pequeño para mirarlo con
detalle: —Ten cuidado, y obedéceme. El médico está esperando ahora. Así que ven
conmigo.
Naito vio su mano herida. La sangre brillaba hasta caer contra sus pies en gotas
enormes… De alguna manera, el dolor continúa hasta su brazo así que Naito, quien
sonrió amargamente, ignoró la mano de Contor y bajó al primer piso por su
cuenta… Giró la cabeza. Contor lo seguía como una sombra así que con esto podía
entender un poco mejor lo que le deparaba el futuro. Lo iba a estar monitoreando,
vigilando, apareciendo en todos los lugares en los que estuviera él. Incluso aunque
su padre no estuviera…
Pero si hasta ahora ha logrado resistir, entonces significa que al que han
subestimado es a él. Y está seguro de que pronto saldrá de la casa.
Capítulo 7
Ain tragó saliva debido a los temibles ojos, músculos y tamaño del hombre que
estaba viendo por primera vez en toda su vida. No podía decir nada, aunque
evidentemente se sentía sorprendido por el cambio de atmósfera que producía el
guardaespaldas… Y ya que su personalidad parece imperturbable, Naito estaba de
tan mal humor que entró por la puerta de la escuela sin saludar o reparar en nadie.
La ceremonia de graduación será pronto por lo que parece común que el ambiente
dentro de los salones y por los pasillos se vea increíblemente desorganizado.
Naito le dio a Ain un montón de dinero que había preparado de antemano. Un fajo
tan gordo que los ojos de Ain se agrandaron el triple.
Los brazos de Ain se cruzaron ante la pregunta de Naito. ¿No es posible? Naito se
asustó en un instante solo de pensarlo. Seguramente sonaba a locura, pero Ain era el
único con el que podía recurrir hasta el final cuando se trataba de esta clase de
asuntos. Entre los —vagos ricos— bien educados que abundan por allí, Ain era
alguien que abiertamente podía entrar a cualquier callejón trasero, negociar con los
chicos de barrios bajos y salir en una sola y perfecta pieza.
—Mi padre también prohibió que saliera los fines de semana así que… Estoy
desesperado.
—Yo puedo hacer eso, claro. Lo logré varias veces ya para algunos amigos.
—Ahora, si te estás preparando para huir es porque algo malo debió haber pasado en
tu casa.
Ain sonrió. Conocía vagamente el trabajo de su padre así que parecía tener intuición
sobre lo grave que era la situación de Naito. Ain silenciosamente tocó su barbilla,
luego golpeó el hombro de su amigo y cuando Naito volvió la cabeza
completamente hacia esa dirección, Ain dijo, tosiendo: —Si necesitas una identidad,
puedo ir a Madtown. Es una famosa ciudad de drogas en el puerto de Boyod donde
viven todos los boticarios, las prostitutas y los mercenarios. Ya sabes lo que dicen,
entre más bajo el asunto, mejor.—
—Claro.
Rayan era un pavo real. Nacido como hijo ilegítimo de un duque, reconocido como
parte de la familia real años después de que Naito se fuera de los barrios pobres así
que, Rayan no era para nada como Naito. No estaba oprimido y hacía lo que quería
hacer todo el tiempo gracias al cariño abundante de su madre. Estaba viviendo
bastante feliz y próspero así que no podía pedirle que estuviera con él simplemente
por su egoísmo. Él había estado el tiempo suficiente en los barrios bajos como para
saber que no podían vivir solo con amor…
Naito dijo que no. Ain le dio unas palmaditas en el hombro otra vez:
Naito se rió de la pregunta de Ain. Tenía un rostro limpio y elegante así que
naturalmente, su sonrisa era más que hermosa. Sus ojos doblados en media luna eran
bonitos.
—No soy un idiota, ¿Cómo podría salir ahora mismo? Contor no se mueve de la
puerta y mi hermano parece el perro guardián de mi padre. Aunque en realidad,
estoy pensando en hacerlo lo antes posible. Apunto a cuando esté desprevenido.
—¿Cuál es el destino?
—Bassel.
De hecho, el verdadero destino era “Gapelon” Estaba pensando en moverse por allí
un rato dado que era una ciudad donde podía huir en barco fácilmente. Y sería más
sencillo alquilar una casita en el puerto si además tomaba la identidad de otra
persona. Con un pasaporte falso, podría escapar a algún país lejano en cualquier
momento porque nadie lo estaría buscando y concluyó entonces, durante el fin de
semana, que era una ciudad increíblemente adecuada. Naito le mintió a Ain por su
padre. Cuando atraparan a Ain y lo interrogaran, entonces iba a mandarlos en la
dirección contraria. Es decir, era un hecho que ocurriría en algún momento y lo
sentía profundamente por Ain, pero no podía tocarse el corazón ahora que estaba tan
desesperado.
Ain asintió, como si estuviera de acuerdo con la respuesta de Naito y después, no
dijo ni una palabra más.
Era hora de volver a clases, así que Ain siguió adelante… Aunque no sin antes dejar
caer todo el peso de su mano contra la espalda de su amigo: —Aléjate de tu loco
padre tan rápido como puedas, pero hazlo de un modo inteligente. Porque estoy
seguro de que tan pronto como te atrapen estarás muerto.
Dijo. Y si eso era ser paciente, ¿No significaba que lo mataría en el futuro ante la
más mínima provocación? ¿O lo dejaría solo respirando para tenerlo en su
colección? No obstante, con paciencia o sin ella, podía decir sin temor a equivocarse
que ya estaba lo suficientemente muerto ahora ¿De qué manera podía salir
peor? Naito sonrió y salió del gimnasio…
La lluvia estaba cayendo tan fuerte que los alrededores se sentían desolados.
Temblando de frío, acomodó mejor su abrigo contra él y se frotó las manos ¿Ain no
tenía frío? El joven, que solamente llevaba una bufanda tan afelpada como la suya,
lo estaba esperando al final del pasillo solamente para entregarle un teléfono celular
que parecía bastante nuevo para su gusto. Al parecer, era el suyo… Y había tenido
muchas dificultades en atreverse a entregárselo.
—Gracias.
Ain era un buen amigo para él, aunque su conducta era mala y grotesca la mayor
parte del tiempo. Parecía siempre interesado en conseguir algo a cambio de un bien
mayor por lo que, sí, era increíblemente diferente de Rayan, pero no por eso menos
confiable.
—Lo pensé… Pero siento que no debería hacerlo en un día escolar. El transporte
público no es bueno aquí.
Naito dijo brevemente: —La estación de tren está cerca de la escuela. Es la ruta que
usé cuando me escapé de casa la última vez.
Naito se encogió de hombros casualmente, pero Ain preguntó, con los ojos bien
abiertos: —¿Cómo te atraparon?
Fingiendo ir a buscar un libro, pasó por el baño, se cambió de ropa y salió. Era un
disfraz perfecto porque había logrado salir con orgullo por la puerta principal y
dirigirse a la estación… Hasta entonces, había pensado que era un éxito. Pero el
problema real estaba en el interior de la terminal. Su padre parecía estar trabajando
en un plan interno para atrapar a cierto —Cliente problemático.— Por lo que había
colocado hombres en terminales específicos de trenes y puertos con el único
objetivo de dar con él. Naito no lo sabía. Él no era su hermano y no estaba
interesado en los negocios, por muy interesantes o beneficiosos que estos pudieran
ser. Desde que alcanzaron una edad adecuada como para decidir por cuenta propia,
Alto decidió hacerse cargo del negocio de su padre. Era Alto, quién estaba tomando
clases con él, caminando con él y charlando de cualquier estupidez a su lado por lo
que Naito iba completamente ciego. Confiaba en que los guardaespaldas que lo
acompañaban a la escuela no lo hubieran reconocido y veía la salida tan cerca de sus
manos que no podía evitar que su corazón latiera con anticipación. Se puso el
sombrero…
Los ojos y la voz de su padre eran cálidos y dulces, como un malvavisco. Naito
estaba tan cautivado que no se dio cuenta de que lo había atrapado entre sus garras:
El brazo de su padre estaba sobre su cintura como si ese fuera su lugar natural y la
otra mano subía por su abdomen. Lo había empujado en un intento por alejarlo pero
su padre, que era 20 centímetros más alto que él y que era evidentemente más fuerte,
no se movió. En su lugar, como una persona muy dulce, su padre sonrió gentilmente
y apretó esta vez los hombros de Naito:
—Déjame ir.
Las manos de su padre se estaban fortaleciendo y parecía que iba a romperle los
omóplatos si aplicaba solo un poco más de poder… Las lágrimas comenzaron a
acumularse en sus ojos y pronto, la fuerza le hizo desencajar su expresión hasta que
se volvió en algo que parecía un grito.
Naito fue capturado por los dedos de su padre y por su aliento. Bajó la cabeza y dijo
con frialdad: —Por favor déjame ir.— Hasta que finalmente le hizo caso…
Los recuerdos de esa época permanecían en su mente y flotaban como una espesa
niebla. Sin embargo, en lugar de decir algo al respecto, solo un suspiro
impresionante salió de su boca. No puede hablar mucho con Ain, así que se
conformó con darle una sonrisa.
Naito tenía una sonrisa brillante, como si polvo de estrellas estuviera esparcido por
cada uno de sus dientes. Cuando estaba quieto, era muy guapo, y cuando se reía, era
bonito. Como si pudiera hacer que cada persona que se topara con él olvidara sus
preocupaciones. Tal vez el padre de Naito se preocupaba por él precisamente por su
apariencia y por esa sonrisa. Quizá, quería ser protector y cariñoso, pero solo había
logrado parecer cruel.
—Claro.
[Llámame.]
El mensaje de texto de Rayan acababa de llegar así que Naito se detuvo en seco.
Sostuvo su bolsa, sus libros y se fue corriendo al gimnasio. Rayan contestó el
teléfono después de un par de largos pitidos:
—¿Qué pasó?
Su voz estaba muy preocupada. Rayan siempre preguntaba cómo estaba, pero hoy
parece bastante desesperado. Naito suspiró y dijo con la mayor calma posible: —
Hay mucho por explicar. De todos modos, lo importante es que mi padre me
prohibió salir los fines de semana.
Naito desató su corbata para poder tener una mejor respiración. Tocó la ventana con
la frente y como si estuviera vomitando, dijo con fuerza y muy rápidamente:
—¿Por qué? Necesito una explicación ¿Qué le pasa a tu padre? ¿Con qué derecho
nos hace esto?
Rayan estaba enojado y pidió una explicación que tal vez merecía. Había muchas
cosas que quería decir, empezando por lo mismo de siempre sobre una relación
padre-hijo para nada ordinaria y una atmósfera que estaba fluyendo terriblemente
mal. No sabía si estaba obsesionado debido a que se parecía a su madre o por lo que
había dicho sobre amarlo así que no podía decírselo a Rayan. Sobre todo, no quería
darle de su carga a su amado cuando todo esto era únicamente su problema.
—Te lo contaré cuando esté resuelto. Ahora es… Todo se volvió difícil.
Rayan suspiró dolorido ante la respuesta. Estuvo en silencio por un rato y después,
abrió la boca otra vez y preguntó:
Naito negó con la cabeza, pensando en la madre de Rayan. Ella tenía a su propio
hijo y sus propios problemas. Aunque sabía que si pudiera, lo ayudaría con mucho
gusto y en ese mismo instante.
—No hables con tu madre. Esto no se puede resolver aunque venga en persona.
—No lo permitirá.
—No he trabajado en el método todavía. Pero estaba pensando que.. Quizá, Rayan,
tú…
Naito vaciló. Por amor, incluso la vida de Rayan se puede enlodar así que estaba
bien si rechazaba su propuesta. Estaba bien incluso si se la tragaba. Sin embargo,
Rayan rápidamente descartó las preocupaciones de Naito y con una voz dulce, él se
rió y dijo:
—Por supuesto que tengo que ir contigo. ¿Cómo iba a vivir sin ti, mi amor?
—Voy a ir con mi familia. ¿Puedes venir ese día y decir que yo te invité? Por un
momento solamente.
El Gran Duque Alassis, quien disfrutaba de las fiestas de lujo, siempre compraba
prostitutas y drogas a un precio bajo. Y teniendo un padre que tenía ese tipo de
negocio, definitivamente estarían allí desde muy temprano y hasta bastante entrada
la noche… Y si lo pensaba con cuidado, esa parecía una gran oportunidad para
escabullirse.
Contando la fechas con los dedos, Naito le contó a Rayan sobre su nuevo plan:
—Entonces…
—Sí…
—No te preocupes. Todo saldrá bien. Has aguantado bien hasta ahora.
—Tienes razón…
La voz de Naito tembló. Sus sentimientos estaban en constante furor. Estaba ansioso
y su corazón se aceleró debido a la esperanza levemente creciente… Ahora podía
liberarse de la obsesión de su padre y probar nuevamente la dulce libertad. Ese
pensamiento hace que Naito se sienta más fuerte:
Antes de que Ain se graduara, pudo conseguir un teléfono celular viejo que ofrecerle
permanentemente a Naito. Con esto era más que seguro que podría llamar y enviar
mensajes de texto con completa confianza ya que era un teléfono que Ain consiguió
con un extranjero. No se preocupaba por ser rastreado y sumado a esto, ¡Naito no se
había sentido amenazado por su padre en todo este tiempo! Solo iba a la escuela
para lo más básico, se reunía con algún grupo pequeño en la cafetería e incluso había
dejado atrás sus clases extracurriculares.
La universidad no era el objetivo principal en ese momento así que no había ninguna
razón para obsesionarse con estudiar más de la cuenta.
Naito, que estaba casi confinado en su casa, le dijo a su padre que si este era su plan
entonces le ofreciera un terreno para montar a caballo y un espacio adicional para
hacer ejercicio. Fue maravilloso porque, sin más, le dio una casa entera a
centímetros de la mansión. La casa fue remodelada desde cero porque parecía haber
sido abandonada desde hace mucho tiempo.
Tenía un enorme jardín, había una piscina, un gimnasio, la sala de juegos y la cocina
en el primer piso. Luego, una habitación le fue entregada a forma de dormitorio en
el segundo ¡Y era toda la planta! Así que Naito estaba preocupado por el espacio. Es
decir, incluso en la casa donde vivía con su padre, el dormitorio era exagerado y eso
le hacía sentir algo inquieto. ¿Qué va a hacer ahora que tiene su propia casa dentro
de su habitación?
Su padre le preguntó esto mientras le mostraba a detalle el amplio terreno que tenía
para montar. Había decidido quedarse detrás de él y colocar ambos brazos alrededor
de su cadera mientras tanto así que, a pesar de que era la postura que solía realizar a
menudo, Naito, sintiéndose particularmente incómodo, se dio la vuelta y quitó los
brazos de su padre utilizando las dos manos. Naito se volvió hacía papá y
valientemente decidió tomar su palma. Eran unos dedos adultos, grandes y
varoniles. Parecía muy diferente a lo que recordaba cuando era joven. Su padre era
grande, exagerado y ruidoso. Todo a su alrededor era de esa manera. Y parecía
resultarle muy extraño ver a Naito sosteniendo su mano tan casualmente así que,
como él, miró en su dirección. El color morado en sus ojos iba subiendo
gradualmente de nivel hasta que terminó por brillar en la luz del sol. Su sonrisa era
hermosa y su agarre comenzó a apretarse hasta que la mano blanca del hijo no pudo
moverse ni otro centímetro más…
—Sí me gusta. Gracias, padre.
La voz de papá era suave y dulce, pero parecía ser increíblemente venenosa también.
Naito preguntó con una mirada inocente, pretendiendo no saber nada de lo que
decía. Padre estaba jugando otra vez con la mejilla de Naito. Lo acarició lentamente
de abajo para arriba mientras sonreía, como lo haría un papá ordinario y cariñoso o
el orgulloso dueño de un gato:
—Entonces está bien. Siéntete libre de hacer lo que quieras aquí. Compra cosas con
el dinero que te doy, toma la comida que te ofrezco y vive tranquilamente tanto
como te sea posible. Porque esta casa es para eso.
Naito quería salir de su control. Trató de quitar nuevamente su mano pero antes
incluso de comenzar a forcejear, padre le dio un último toque a su rostro y luego lo
tomo de tal manera que no pudo mirar hacía abajo ni ver a su costado. Lo único en
su campo de visión, era su padre. La boca de su padre, sus ojos. Lo miró, soltó todo
el aire… Los labios de su padre ahora estaban tocando los suyos. Era una sensación
similar a tener un bichito caminado por su piel, le estaba haciendo cosquillas…
Preguntó Naito, pero su padre no respondió. En medio de este gran jardín, padre se
acercó como si estuviera demasiado decidido en seguir sosteniendo fuertemente a
Naito. Y Naito no tenía ni la más mínima manera de escapar de él. Estaba seguro
que desde la distancia, se veía como si Naito se aferrara a su padre. Una postura
interesante y vergonzosa que deseaba evitar a toda costa antes de que se volviera en
algo peor… Padre abrazó la cintura de Naito nuevamente y tiró de ella hasta tenerlo
La mano de papá le agarró la muñeca. Dolía. Intentó soltar el agarre moviendo cada
uno de sus dedos, igual a si estuviera espantando una mosca. No pudo. Padre miró
su mano derecha, donde todavía había una cicatriz considerablemente gorda y luego
se dedicó a recorrerla con el pulgar, muy cuidadosamente. Siempre que la suave
carne de su pulgar tocaba la cicatriz, parecía recordar ese momento hasta el punto en
que se sentía culpable. Padre soltó lentamente la mano de Naito y en su lugar, volvió
a acunar sus mejillas entre las yemas… Besó brevemente la frente blanca de su hijo
y también encima de sus cejas por lo que pareció dar un brinquito de sorpresa. Le
besó los párpados, la nariz, el mentón y, en el momento en que estaba a punto de
soltarse de los brazos de su padre, ese hombre estiró la mano y le dio una bofetada
impresionante.
Pam.
—Que decepción.
Dejó una leve risa en el aire, un cosquilleo en sus manos y luego, desapareció sin
decir ninguna otra palabra. Naito, que se estaba frotando la parte que se le estaba
enrojeciendo, distorsionó gradualmente sus ojos y se quejó. La ira creció y se hizo
tan difícil de aguantar que no volvió a aparecer en frente de nadie después de eso.
Pasó más de 3 horas haciendo ejercicio en el gimnasio y luego, hizo una ronda más
con el único propósito de no tener pensamientos extraños al respecto. Jugaba, leía,
se agotaba de cada forma existente y, de repente, los días pasaron hasta que un
aburrido fin de semana se volvió en la maravillosa fiesta del Gran Duque Alassis.
Cuando volvió la cabeza, observó a su padre vestido con un traje similar al suyo.
Caminó paso por paso y entró a la habitación, mirando a Naito como si fuera un
producto que había comprado a la medida de sus gustos. Padre puso su brazo
alrededor del hombro de su hijo con una cara feliz, una postura natural que le impide
a Naito rebelarse.
—Ahora, vámonos.
Tuvo que subir al auto en una posición en la que estaba siendo casi sostenido por su
padre. Alto estaba en el asiento del pasajero junto con el chófer y padre y Naito
tuvieron que convivir en el asiento de atrás. Hubo un silencio incómodo que le hacía
doler el estómago así que se puso los auriculares para intentar ignorarlo. Sin
embargo, tan pronto como lo hizo, su padre se los sacó de un tirón y los aventó junto
a sus pies en un impulso casi exagerado.
Mientras miraba a su padre, el hombre apretó la barbilla y dijo con voz perezosa: —
Quiero que te diviertas, pero no puedes beber. Por supuesto, los cigarrillos también
están prohibidos. Quédate tranquilo y vete a casa con Contor cuando llegue el
momento.
—Lo sé.
No estaban demasiado lejos de la mansión del Gran Duque Alassis, así que llegaron
en menos de 15 minutos.
La casa de papá era enorme, por supuesto, pero la mansión del Gran Duque tenía
una escala que sobrepasaba toda su imaginación. Si tomara fotografías de todos los
edificios que se han reunidos para completar la estructura, entonces estaba
convencido de que se vería como una pequeña ciudad. Y tardaría decenas de
minutos en recorrer todo incluso en su coche.
Estaban frente al salón de fiestas, mientras miraba los árboles con la barbilla puesta
sobre su mano. Padre extendió la muñeca y notó entonces un reloj tan lujoso que
estaba seguro de que no podría comprarlo aunque ahorrara durante toda su vida. ¿Es
porque el reloj brilla intensamente que no puede apartar la mirada de él? Naito
parecía estar lo suficiente absorto como para olvidarse incluso de parpadear.
—Naito.
Padre llamó por su nombre así que Naito, indeciso, lentamente se acercó hasta
quedar a centímetros de su mano extendida. La elevó también y dejó que sus dedos
se entrelazaran para comenzar una lenta e increíblemente extraña caminata al
interior.
Había una atmósfera bastante elegante, ciertamente. Como algo que parecía ser del
completo gusto del Archiduque Alassis. Pensaba que la esencia sería la de una fiesta
sórdida y sucia, pero era bastante formal gracias a la música y a los atuendos
refinados de los invitados.
Como para que dejara de perder el tiempo observando, su padre arrastró a Naito y lo
llevó a alguna parte un poco más alejada. Alto iba casualmente detrás de los dos.
—Es aquí.
Naito, arrastrado por el poder coercitivo de su padre, se paró frente al Gran Duque
Alassis. Educadamente Naito sonrió con torpeza al ver a su padre, besando el dorso
de su mano y luego uno de sus anillos. Sus mejillas se sentían tensas debido al
esfuerzo que estaba haciendo por aparentar.
Contestó, fingiendo ser una persona agradable. El Gran Duque se acercó a Naito. Es
excepcionalmente bajo, así que levantó las manos y casi se colocó de puntitas
mientras estiraba los dedos para golpearle el hombro. Parecía que quería compartir
un secreto con él:
—Sí, claro.
Pensó que estaba bien utilizar esta máscara sonriente. Una cara que se expresaba a la
fuerza hasta hacerle sentir como si sus músculos estuvieran paralizados.
Después de que el hombre saludó a Alto, los dos estaban finalmente libres así que
Naito caminó por el jardín que estaba fuera del espacioso salón. Después de enviar
un mensaje de texto a Rayan con el teléfono celular que le dio Ain [¿Dónde estás?],
Miró los alrededores de un modo bastante cauteloso. Padre no estaba por allí, y
tampoco estaban sus hombres. Poco después, su bolsillo tembló y cuando levantó la
pantalla y la desbloqueó casi demasiado acelerado, observó una simple respuesta
que decía [Cerca.]
Alto jugaba con algunos jovencitos de su edad a la distancia. Se reía y sonreía tan
honestamente que Naito, enojado, tomó una botella de vino y comenzó a caminar
nuevamente por el césped. Estaba anocheciendo y el paisaje parecía bellamente
artificial con cada paso que daba. Sosteniendo el vino y todavía caminando hacia un
edificio de un solo piso no lejos de la mansión principal, soltó un insulto que
hubiese sido muy escandaloso en otras circunstancias. Era un lugar secreto que
estaba contemplado precisamente para los encuentros sexuales del duque, y Naito y
Rayan, habían decidido de antemano encontrarse allí.
Cuando llegó, estaba pensando en llamar a la puerta, luego agarró la manija y la giro
lentamente hasta provocar que se abriera con el mismo ritmo.
—¿Rayan?
No había nadie en la habitación. Solo una cama, un espejo de cuerpo entero, un sofá
y una mesa. No tenía mucha decoración, pero no parecía tan terrible debido al
ambiente lujoso que desprendía de todas direcciones. Dejó el vino sobre la mesa y se
fue al baño, pero tampoco estaba allí. Tal vez se equivocó de lugar o tal vez, todavía
estaba muy lejos. Miró la hora en su teléfono móvil y luego presionó el ícono de
llamar… Hasta que alguien le abrazó por detrás y le tapó los ojos.
Se puso rígido.
—¿Quién soy?
Naito se rió a carcajadas ante la pregunta. Tiene los ojos cubiertos por sus manos, el
tacto suave de una persona que nunca ha sufrido y un calor maravilloso que lo llena
de la cabeza a los pies. Cuando sus dedos desaparecieron de sobre sus ojos, Naito
volvió la cabeza y lo miró: Rayan, vestido con un elegante esmoquin, como el hijo
de un rey, se aproximó mientras dejaba que su cabello claro ondeara delante de su
cara. Hermoso. Y como si lo encontrara por primera vez después de muchos años, su
corazón se emocionó tan pronto como escuchó su tono y sus ojos le inspeccionaron
la boca. Naito ni siquiera conocía su propio corazón desesperado pero, cuando
extendió los brazos y se aproximó a él como buscando su calor, se tiró sobre su
abdomen y cubrió sus labios con los suyos en un beso increíblemente hambriento.
Rayan, suspirando, se rió un momento ante su emoción y abrió los labios, aceptando
la lengua de Naito. Una lengua hiperactiva. Sus salivas se enredaron, hay un sonido
húmedo que se desbordaba como una inundación y el sonido golpeado de manos y
piernas. Naito besó y chupó, mordió y comenzó a quitar la chaqueta y la camisa de
vestir de sobre los hombros de Rayan. Se lo arrebató con urgencia, le recorrió la piel
con las uñas y jadeó igual a si deseara codiciarlo. Naito se quitó la ropa bruscamente
y mientras se bajaba los pantalones, Rayan jadeó y susurró:
Rayan le acarició la cara con un toque lleno de amor, y dejó que Naito se hundiera y
respirara. Lo olió. Y luego lo besó nuevamente y pasaron a acostarse en la cama. Le
desabrochó los pantalones mientras mordía su cuello, bajó la tela hasta sus rodillas y
luego también pasó a agarrar por completo su erección. Rayan gimió y tomó los
hombros de Naito, sintiendo como él seguía tocando su pene antes de bajar para
chuparlo de la base hasta la punta…
No había tenido sexo con Rayan de esta manera en mucho más que un mes, así que
él gimió y comenzó a distorsionar la cara en una evidente mueca de placer. Lo besó,
porque su sonrisa era bonita, porque era maravilloso comérselo tanto como quisiera
sin interrupciones así que incluso le chupó el labio inferior.
Naito agarra un pene erecto, presionando dos dedos contra su ano. La membrana
mucosa roja, caliente y sensible se adhiere al pene largo y grueso que va entrando
constantemente a través del culo blanco de Rayan.
—¡Ah!
Rayan gimió con fuerza, y que se perdiera en el viento parecía un completo desp
erdicio para algo tan increíblemente sexy. Naito besó los labios de Rayan, los chupó
y los trató con ternura durante un largo tiempo. La inserción podía ser dolorosa, pero
el beso era tan dulce y amoroso que el dolor se diluyó como tinta en el agua. El pene
de Naito entró en su agujero completamente después de un rato por lo que Rayan,
apenas respirando, derramó una pequeña lágrima silenciosa. Envolvió la cintura de
Naito con sus piernas y Naito bajó entonces las manos para extenderlas todavía más.
—Va a doler…
Naito se acostó sobre un suplicante Rayan hasta que su pared interior se le comenzó
a hinchar. Rayan babeaba, frotando su cabeza contra la sábana ante la fuerza de una
estocada corta y demasiado veloz hasta que, finalmente, colapsó como un castillo de
arena cayendo por las olas. Todo el cuerpo le estaba temblando por el placer así que
sollozó y se colgó del hombro de su amante. Naito abrazó a Rayan firmemente
mientras se acercaban las señales de su propio orgasmo. El calor de su estómago
estaba subiendo y existió la sensación de que todo esto escapaba hacia su pene. Los
ojos de Naito estaban ligeramente distorsionados, casi nublados. Rayan está débil
pero opina que es hermoso cuando comienza a aceptar todo su semen dentro de él…
Sonrió y lo tocó. Lo besó. Pero entonces, alguien comenzó a tocar la puerta. Era
cortés, casi increíblemente educado, pero pronto cambió su carácter a alguien
impaciente. Naito dejó de respirar ante la siniestra premonición de lo que estaba
pasando así que se volvió hacía Rayan. Aún con las piernas bien abiertas, el joven
parecía tan confundido que no se movió aún y cuando el pene de Naito se salió. Se
quitó el condón, le ató apresuradamente y lo tiró en la basura. Naito tenía demasiada
prisa por vestirse así que el repentino cambio de actitud hizo que Rayan se alarmara.
Se levantó e intentó buscar su propia ropa.
—¿Naito?
—¿Tú padre? ¿Por qué debería preocuparme por tu padre? ¡Que nos vea!
Parecía enojado, pero Naito estaba increíblemente preocupado por él. El sonido de
los golpes afuera se hacía más fuerte, lo que demostraba que el carácter de su padre
se volvía peor. Muchísimo peor. Naito volvió la cabeza y encontró la ventana. Era
una mansión con la forma antigua de una casa noble y por consiguiente, las ventanas
eran muy grandes. Padre no podría, pero un hombre promedio podía escapar por la
ventana rápidamente. Naito tiró de la muñeca de Rayan, que apenas se había puesto
los pantalones y luego lo aventó hasta que chocó con el cristal.
—Ven conmigo.
Naito empujó la espalda de Rayan, quien se negaba a irse. Con la ventana abierta de
par en par, el cuerpo del chico cayó al césped sin que pudiera evitarlo así que Naito
cerró la ventana, corrió la cortina y caminó hacia la mesa. Padre vendrá, es un
hecho. Tomó la botella de vino para calmar su corazón abatido, pero está temblando
tanto que todo se comienza a desparramar antes de llegar a sus labios. Estaba
paralizado. Hace tanto calor que le arde la garganta, sudaba y el pecho le subía con
bastante violencia. Cuando miró hacia arriba, la puerta estaba abierta y por el arco,
entraba un hombre… Naito ve a su padre, jugando con la llave de la casa en una
mano. La apariencia que tenía era la misma que al principio, un noble. En cambio,
Naito, sin importar como lo vean, tiene la firma de una persona que acababa de tener
sexo.
—Papá está llamando, mi amor. Y tienes que abrir la puerta cuando lo hace.
Como un padre que lee libros infantiles a su hijo menor, tenía un tono amable y
exageradamente gentil. Pero su cuerpo temblaba ante la atmósfera dominante que
tenía encima, y era tan intensa que incluso el guardia detrás de él también se
asustó.
Padre tiró la llave a Contor y cerró la puerta. Caminó lentamente frente a Naito,
quien se mantuvo firme. Paso, paso, paso… Bajó la cabeza y miró a su hijo de arriba
para abajo. Tenía los ojos y las mejillas enrojecidas y los labios húmedos y llenos de
mordidas.
Naito no respondió. Su corazón latía como loco y sus palmas seguían sudando a
mares. Su padre suspiró y murmuró algo nuevo mientras Naito se ponía de pie: —
No quería hacer esto, en serio.
—Papá…
Le dio un puñetazo tan intenso que la cabeza se le quedó en blanco. Su cuerpo cayó
al suelo, su mente estaba mareada y mientras intentaba levantarse, el padre de Naito
aprovechó para darle un patada al estómago utilizando la punta de su pie. Sentía
como si sus órganos estallaran, jadeó fuerte y Naito se envolvió entonces las manos
alrededor de su vientre. Luego lo volteó, y sus pies decidieron apretar la espalda de
Naito utilizando toda la suela. Hizo que su frente se aplastara contra el suelo hasta
que su propia nariz se dobló. Podía decir que era un alivio que el dolor que tenía en
el estómago fuera tan tremendo como para no permitirle sentir el de su cara. El
sudor frío brotó en un instante, como lluvia. No podía ni respirar…
—He sospechado de ti desde que comenzaste a actuar tan… Lindo. Tú no eres así.
bargo, definitivamente era muy diferente. Él estaba enojado. Muy, muy enojado.
Naito, que lloraba como un niño, miró a su padre y preguntó: —¿Qué tiene eso que
ver con mi padre?
Papá se rió, tensó las manos y lo estranguló todavía más fuerte, sin detenerse y sin
tocarse el corazón. La respiración la tenía completamente bloqueada y Naito intentó
entonces mover la muñeca ante la amenaza. Lo sujetó. Estaba sacudiendo sus
piernas y rogando por vivir desesperadamente, pero padre, quien lo apretó hasta que
sus ojos se desenfocaron, lentamente decidió soltar su agarre y dejarle tomar una
bocanada de aire. La tos salió sin parar, le duele muchísimo la garganta.
—¡Ya basta!
Naito sollozó de dolor y suplicó. Padre, que pensaba que era patético, se quedó
mirando el rostro del hijo que lloraba y lloraba antes de decir amablemente:
—No, yo…
La mano de padre lo estranguló de nuevo. Era un toque más fuerte que antes. Una
asfixia impresionante que le provocó tener la mente borrosa. Ambas manos
agarraron desesperadamente la muñeca de su padre, pero él no se retiró o retrocedió
ni una sola vez. Cuando cesó la rebelión de Naito, lo soltó, y esta vez utilizó la mano
que lo había lastimado para limpiarle las mejillas. Naito lloraba, se quejaba y volvía
la cabeza… Papá había tocado suavemente su cuello hinchado y rojo con el pulgar
porque la piel originalmente era blanca. Parecía disfrutar mucho con ese cuerpo en
el que podía dejar una marca solo con sostenerlo fuerte. Estaba satisfecho con
lastimarle así la garganta.
Naito miró a su padre con ojos llorosos, pero padre le ofreció una nueva bofetada en
la mejilla. Era menos poderosa que antes, pero le había hecho doler tanto que se
quejó de nuevo. Padre le dijo:
—No es nadie.
Padre borró la sonrisa que había mantenido… Ahora parecía como si de verdad
quisiera matar a Naito. Naito gritó y luchó por salir de su camino. La parte superior
de su cuerpo se movía como un pequeño gusanito en el lodo, pero su padre lo golpeó
con el puño nuevamente y lo presionó con fuerza hacia abajo. Lo estranguló con
rabia, a diferencia de los dos estrangulamientos anteriores. Realmente sentía que iba
a morir. Sentía que lo estaba rompiendo en millones de pedazos. Dolía como si su
garganta estuviera explotando en fuego así que, Naito, jadeando y agarrando su
muñeca una vez más, tembló con furia…
No tenía aire. No podía pensar… La mano que sostenía la suya se quedó sin fuerza y
sus ojos empezaron a cerrarse. El poder del cuerpo de Naito se derrumbó y cuando
sus pulmones ardieron una última vez, alguien entró y atrapó a Elsie.
—¡Presidente!
Naito tosió, sosteniendo su garganta ante el aire que entró rápidamente por su boca.
Duele, duele como el maldito infierno. Sosteniendo su piel, bajó la cabeza y
comenzó a gritar y a llorar en un estado completamente lamentable. Las lágrimas
siguieron cayendo, pero esta vez no hubo nadie para limpiarlas. Su padre solo
miraba a Naito pero nunca lo apaciguó. Más bien, parecía que estaba enojado con el
hombre que lo detuvo.
—¡No puede hacer eso!
La persona que intentaba calmar la ira de su padre fue el actual guardaespaldas que
protegía a Naito. Contor, quién ahora sostenía los brazos de su padre para que no
pudiera volver a arremeter contra él. Lo sacó de la habitación casi arrastrando, pero
padre se movió bruscamente, dijo que lo dejara y golpeó al guardia con el puño. Se
escuchó el sonido de su nariz rompiéndose a la mitad y finalmente, también cayó al
suelo. No obstante, se levantó y se paró entre Naito y su padre de una manera que
podía considerarse bastante valiente. Abrió los brazos y detuvo a su padre.
Contor no se movió:
—Presidente, es su hijo.
—¿De verdad quieres que Naito muera? Es su hijo, señor. Es Naito. Lo ama… No
haga esto, señor.
El padre se quedó quieto con un rostro inexpresivo, igual a si sus palabras hubieran
funcionado.
Después de ver a Naito llorar y llorar, su padre dio un paso atrás y se barrió la
cabeza… Antes de salir de la habitación por completo, su padre le dijo fríamente a
Contor: —Llévalo a casa. También llama al médico.
Su padre desapareció de repente y solo después, fue Contor quien llegó junto a
Naito, que era débil como un álamo, y lo sostuvo entre sus brazos para consolarlo.
No podía hacer
ningún sonido importante, así que solo agarró su brazo con una mano temblorosa y
se quejó y gimió todo el tiempo mientras le daba palmaditas en la espalda.
—Yo te protegeré.
El verano, que se acercaba rápidamente, parecía ser un hecho más que inminente.
Incluso si no caminaba o se quedaba en casa, el sudor fluía como lluvia por su
frente.
Nunca había hecho tanto calor y, en un país con un invierno largo y un verano corto,
parecía tonto preocuparse por cosas como estas. Ahora estaba pensando seriamente
en encender el aire acondicionado y pararse frente a él.
Sin embargo, en lugar de moverse como lo había planeado, Naito caminó hacia el
baño. Se quitó toda la ropa y tomó una ducha de agua helada. Después de eso, se
puso un traje de baño bastante sencillo y salió de la casa para entrar lentamente a la
piscina. El agua estaba a una temperatura moderadamente agradable por lo que,
Naito, que disfrutaba mucho de nadar en una posición limpia, como un nadador
profesional, de pronto se sumergió para escapar de los terribles rayos del sol… La
luz era demasiado fuerte. Deslumbrante, como el cabello rubio de Rayan. Un dorado
brillante del que no podía escapar con facilidad.
Lo imaginó un momento…
Rayan había susurrado esto con una voz que parecía gotear miel…
Recordaba ese día a la perfección, cuando Rayan llegó a la capital: No pasó mucho
tiempo desde que había comenzado a vivir en casa de su padre y de pronto, ya
estaba circulando la noticia de que él también había llegado hasta allí. Estaba
emocionado, así que obtuvo el permiso de su padre inmediatamente y corrió a la
estación para poder verlo. Rayan, con quién se encontró de nuevo después de un
año, estaba en una condición muy lujosa. Incluso la ropa que utilizaba parecía
especialmente cara. Cambió, así que no pudo saber a ciencia cierta si era el mismo
Rayan de siempre. Rayan lo reconoció de inmediato y, juguetonamente, cubrió los
ojos de Naito y le hizo una broma desde atrás. Naito quitó sus dedos y miró hacia su
dirección… Y mientras miraba y se reía, Rayan también sonrió alegremente. Los
dos intercambiaron palabras amables después de mucho y se abrazaron por un
tiempo increíblemente largo.
Rayan era agradable, bonito, especial y maravilloso… Pensó que era una simple
amistad pero, conforme pasaba el tiempo, descubrió que definitivamente no lo era.
Es decir, cuando veía a Rayan, le dolía el pecho y a veces, la parte inferior de su
cuerpo comenzaba a cambiar. Cuando se dio cuenta de que era algo que bien podía
llamarse amor, Rayan de repente hizo una confesión y le dijo que lo amaba. Su
corazón tembló con furia, se sonrojó y no pudo decir nada, pero Rayan sonrió y le
tomó la mano. Lo leyó a profundidad, como un libro y contestó que estaba dispuesto
a esperar.
Después de eso, llegaron a conocer el corazón del otro paso a paso. Desde amigos,
amigos cercanos y finalmente, amantes. Y reconociendo que amaba a Rayan
Jodrick, Naito confesó tímidamente frente a él:
—Gracias.
Hubo un tiempo así. Días emocionantes, felices, románticos… Segundos que solo de
pensarlos, le hacían sentir mejor.
Compartía tanto con Rayan que, aunque no podían encontrarse justo ahora, sus
sentimientos no cambiaron… Simplemente se fortalecieron.
Después de ese día, cuando su padre intentó asfixiarlo, Naito había caído enfermo
duran
Por supuesto, podía parecer que se estaba rindiendo por fuera pero, por
dentro, todavía no había renunciado a su plan de huir.
—Joven maestro.
Contor llamó a Naito, quien había estado sumergido durante mucho tiempo en la
piscina de la casa…
Naito, quien sacó la cabeza por la toalla, abrió la boca y le preguntó tan
decentemente como pudo: —¿Mi padre?
—¿Por qué?
—No lo sé. Yo tampoco lo sé. Sin embargo, tienes que saber que el señor Jodrick lo
llamó primero.
Se puso la ropa que le dio Contor y fue a la sala de juegos. Era una habitación hecha
por su padre, conociendo la personalidad de Naito al que le gustaban mucho los
juegos. Las últimas computadoras, portátiles, consolas de juegos e incluso, los
últimos juegos del año, estaban justo frente a él. No faltaba nada. Naito encendió el
portátil, con la canción de siempre en el fondo, y luego abrió una ventanita de
messenger que compartía con Ain y Rayan.
Naito no sabía que decirle, Rayan estaba ansioso por verlo en la ceremonia… Ojalá
pudiera ir pero, tenía mucho miedo de hacerlo y volver a enojarse con su padre hasta
que terminara en algo peor. Naito escribió [No] y Rayan envió un emoticón de
llanto.
Naito, que sonríe gracias a esto, toma el teclado y vuelve a escribir: [Le diré a mi
padre sobre la ceremonia de graduación. Encontrémonos frente a la puerta de la
escuela por un momento, después de que termines. Vamos a aparentar ser solamente
un par de amigos.]
[¿Estás bien?]
Rayan, que sabía que había sido herido por su padre, preguntó ansiosamente sobre
su condición. Naito escribió [No te preocupes.] Y al oír la llamada de Contor, Naito
apagó todo y escondió el ordenador bajo una funda. El guardaespaldas venía
sosteniendo un pastel impresionantemente gordo y ancho que dejó junto a una
mesita. Naito se avergüenza y, antes incluso de preguntar si era un trabajo suyo,
Contor va en dirección a la cocina y regresa con una caja de pastel.
—¿Qué es esto?
Contor le entregó también una pequeña carta: —Esta es la carta de la señorita Lee y
es parte del regalo.
Le dijo.
[Hola, Naito. ¡Feliz cumpleaños! Perdón por enviar esto tan tarde. Te felicito
sinceramente y te deseo siempre una vida feliz y saludable. -Lee Eli]
Naito dejó caer el tenedor que sostenía entre los dedos… Contor pareció un poco
sorprendido por el sonido del golpe, así que entrecerró los ojos mientras lo
escuchaba decir:
Naito, que miraba al techo en un intento por calmarse, cerró los ojos y giró el cuerpo
de lado para abrazar sus piernas hasta quedar en posición fetal.
El plan de Naito era simple: Padre se iría para despedir a Alto y entonces, inventaría
una excusa e iría a la escuela junto con la maleta en que pondría todo su equipaje.
Para que no sospecharan, se marcharía con Contor y en agradecimiento por sus
servicios, le entregaría un café frío con somníferos dentro. Y ya dormido, se
cambiaría de ropa y saldría por la puerta trasera para ir al centro comercial que
estaba justo en la esquina y en donde Rayan y Ain lo estarían esperando. Juntos,
caminarían hasta el puerto de Viyod y una vez allí, se cambiaría de atuendo
nuevamente. Aunque por supuesto, eso no podría ser suficiente. Tendría que
cambiar su forma de andar, la manera en la que curvaba la espalda, tal vez hasta el
color de su cabello. Iría y compraría dos identidades falsas con uno de los amigos
íntimos de Ain, tomaría un bote y entonces, desembarcaría en la isla Kunzan. De allí
se trasladaría a otro puerto y abordaría un barco hacia un país insular… Todos los
planes estaban cuidadosamente guardados en su cabeza por lo que, en la fecha y
hora prometidas a Rayan, le dejó un mensaje de texto que le decía el lugar específico
en el que tenía que esperarlo.
Padre habló de repente. Tenía pan en la boca y lo estaba viendo de una manera
bastante atenta. Naito sonrió y sin responder, miró en dirección a la sopa y volvió a
hundir su cuchara hasta el fondo. Padre parecía muy entretenido comiéndose el pan
mientras el chef, junto a la mesa, trataba de cortar un enorme cerdo asado. Cuando
padre se levantó y tomó el cuchillo bajo la excusa de que él tenía una técnica
excelente para hacerlo, Naito retrocedió como si hubiese logrado asustarlo. Un
cuchillo en la mano de su padre no es algo que quisiera ver diariamente. En el
momento en que cortó la carne con una sonrisa deslumbrante, aunque todavía lucía
amenazante, la atmósfera cambió rápidamente y se formó la ilusión de que era una
comida increíblemente normal entre padre e hijos.
Papá primero le dio a Naito el corte más grande y delicioso y luego ofreció lo demás
para Alto. El hombre, que había cortado la carne, se sentó lentamente junto a la
mesa y volteó el cuerpo en su dirección mientras preguntaba:
La voz era más dulce y suave que el pan con mantequilla y le cosquilleaba
frecuentemente en los oídos. Naito tosió y murmuró: —Si.— Y luego apuñaló el
cerdo que su padre le había servido, utilizando un tenedor. Le dolía demasiado la
garganta así que no podía comer bien la carne. Se alimentaba únicamente de
productos blandos o molidos y tenía que conformarse con mirar a otros comer. Padre
sabía que le encantaba la carne y desde el día después de que logró salir de cama, el
cerdo había estado rondando por su mesa constantemente hasta el punto en que ya
estaba cansando de la carne… Sin embargo, hasta que se escape piensa que tiene
que ser obediente y gentil así que Naito levantó silenciosamente el tenedor y el
cuchillo. Cortó la carne y se la metió en la boca… Delicioso, estuvo de verdad
delicioso.
—Naito.
—Sí.
Su padre cantaba “Naito” mientras cortaba su propia carne. Naito desvió la mirada
porque en realidad no quería verlo. Cuando observa la cara de su padre y deja que
entre más de la cuenta en su respiración, se pone nervioso y su espalda comienza a
enfriarse. Tenía la ilusión de que un centenar de hormigas corrían
descontroladamente hasta su garganta así que, en definitiva prefería observar su
propio plato. Sin embargo, no importaba cuán fuerte fuera, todavía no lograba
superar la fuerza física de su padre así que cuando papá extendió la mano y agarró la
barbilla de Naito para que lo viera directo a los ojos, no pudo hacer nada para
negarse:
—¿Estás pensando en ignorarme?— Papá preguntó con una cara sonriente, como si
él fuera la víctima en lugar de Naito. —No me mires así, primero que nada, hiciste
un montón de cosas incorrectas. Ya te había dicho que no podías tener ninguna
relación amorosa, ¿No te acuerdas?
—Suéltame, en serio…
Su padre sonrió, con una mirada excitada… Y el sonido de su risa provocó una ira
de verdad espantosa. Sin embargo, no podía enojarse cuando tenía a Alto mirándole
tan atentamente.
—Quizá no está saliendo con nadie. Cualquiera puede tener relaciones sexuales sin
necesidad de ser novios.
Alto susurró esto en secreto, por lo que no pudo escucharlo bien. Papá torció la
punta de sus labios y después comenzó a reír de nuevo. Agarró la nuca de Naito y se
acercó a él mientras Naito, en un ambiente que parecía volverse sobrecogedor,
agarró su hombro para intentar separarse de él por segunda vez.
—Correcto. Cualquiera puede tener sexo…— Papá apretó la mejilla de Naito hasta
el punto en que comenzó a ser doloroso. —Pero estoy enojado igual.
Sus dedos, los que estaban sujetando su nuca, se levantaron y acariciaron ahora su
cabeza para comenzar a enredar su cabello entre las yemas. Naito, que estaba
nervioso por esto, solo pudo verlo y permitir que los labios de ese hombre se
movieran hasta su oído para susurrar:
Asombrado por las palabras que parecían regañar a un amante infiel, Naito comenzó
a pintar sus mejillas de un tono rojo intenso. Alto, que escuchó eso, se sintió
avergonzado a tal punto que dejó caer el tenedor y fingió que había algo interesante
en la madera.
Padre preguntó con calma. Naito miró a Alto y Alto, simplemente negó con la
cabeza y comenzó a comer carne. ¡Eso es lo peor que ha experimentado! Y parece
que no puede decir nada para defenderse.
—Realmente no lo sé.
—Piensa, ya me he confesado contigo antes ¿Por qué crees que te hago esto solo a
ti?
No quería saberlo.
Naito se apartó del cuerpo de su padre y corrió hacia su propia casa… Pero incluso
aunque llegó y se metió a su habitación, la reverberación y la temperatura corporal
se adhirieron a todo su cuerpo y no desaparecieron en un buen rato. Naito, quien
estalló en un profundo suspiro, se acurrucó en la cama y se quejó. No importaba que
tanto lo pensara, ¡Era estúpido! Se envolvió las orejas con ambas manos y rodó su
cuerpo hasta hacerse una pequeña bolita. Se siente atrapado por esto y eso solo le
hacía querer salir de la casa de inmediato incluso aunque no había ningún lugar al
que escapar. Al menos, no por ahora ¿Y cómo llegaron las cosas hasta ese extremo?
Naito, que se escondió debajo de una manta oscura, cerró los ojos y los apretó con
mucha fuerza. Era una sensación miserable, como correr por un laberinto sin
fin… Como cuando tenía 14 años y se encontró perdiendo a su madre. Como
cuando se fue a vivir con su padre. Quizás, era un sentimiento más desalentador que
ese.
En ese momento, solo había una respuesta: —Piénsalo.— Una voz llena de poder
que dominaba su mente, que no la soltaba y que provocaba que su cabeza se sintiera
distante…
Capítulo 11
Cuando supo que su padre se había ido con Alto, las emociones indescriptibles se
desvanecieron de su alma. En primer lugar, cuando su cuerpo se alejó del suyo, su
mente se sintió increíblemente cómoda y Naito pensó que era como cualquier joven
de su edad en un ordinario día cualquiera. Desayunó, fue a la escuela y después,
pensaba ir a casa con Rayan y quedarse con él.
Miró al techo mientras murmuraba la palabra —Fin— en silencio. Sí, esta vida con
su padre tenía que terminar algún día, y era él quien bajaría la cortina llamada
“Game over”.
La voz pegajosa en sus oídos se escuchaba tan fuerte y tan real que la ilusión de que
su padre estaba todavía en casa parecía casi un hecho. Escuchó atentamente, pero
era obvio que no podía ser así. Naito se tocó la oreja. ¿Es una ilusión? Y luego,
escuchó zapatos chirriantes. El sonido de pisadas golpeando el suelo. Tap, tap, tap...
Los zapatos se detuvieron en un punto de su puerta así que Naito se agarró el pecho
palpitante y miró hacia atrás. ¿Ya había llegado su padre? ¿Tan pronto?
Naito, quien todavía no parecía comprender por completo la situación, vio la puerta
abrirse muy lentamente y entonces, la respiración se le murió en la garganta tan
rápido que pensó que se iba a desmayar. Sin embargo, en lugar de su padre, Rayan,
vestido con un traje recto, apareció de pie en su campo de visión. Dijo:
—Naito.
Rayan dio un paso adelante, cantando —Naito— una y otra vez con una voz
increíblemente amistosa.
—¿Rayan?
Naito lo llamó por su nombre y se acercó con cuidado hasta llegar junto a él. Rayan
sonrió, y levantó la mano como si quisiera tocarlo de inmediato… Cuando su padre
extendía la mano fuera del auto, vacilaba y lo sostenía de mala gana, pero ahora
parece hacerlo a un ritmo acelerado… Contor estaba allí, detrás de la espalda de
Rayan como si fuera el maldito sol de principios de verano. No lo había notado en
un inicio porque estaba distraído por la apariencia brillante de su novio así que,
Naito, estaba avergonzado por lo que le había visto hacer.
Mientras miraba a Contor, el hombre abrió la boca con un rostro franco y dijo: —El
hijo del duque de Jodric vino porque sabía que el joven Naito estaba enfermo. El
presidente dijo que estaría bien que estuvieras con un amigo, así que lo permitió.
Rayan, como el hijo del duque, preguntó a Contor con una voz grave y pausada que
reflejaba mucha dignidad. Contor asintió, no dijo nada y dio un paso atrás para
darles espacio. Naito, más entusiasmado que nunca antes, agarró la muñeca de
Rayan y lo llevó hasta su dormitorio de inmediato. Incluso antes de pensar
correctamente en lo que hacía. Tan pronto como se cerraron las puertas, Rayan
abrazó a Naito y lo besó apresuradamente mientras las lágrimas salían como si
fueran una cascada. Era el primer encuentro que tenía con Rayan desde lo ocurrido
en la fiesta, ya que no habían logrado encontrarse por la vigilancia tan extrema que
le habían puesto encima. Era todo un placer tenerlo tan de repente entre sus brazos y
evidentemente, estaba muy feliz y más que orgulloso por esto.
Naito, temblando, tocó el rostro de Rayan con la mano y él se rió ante lo cuidadoso
que estaba siendo. Naito también se rió, porque la sonrisa de Rayan siempre lograra
aliviarle la mente.
—Yo también.
—¿Tu cuerpo está bien? Escuché todo por mí padre. Estaba muy preocupado porque
pensaba que te había golpeado demasiado.— Naito no quería hablar al respecto, así
que se sintió aliviado cuando Rayan bajó las manos y le apretó juguetonamente el
trasero. —Además, ¿No es triste que no pudiéramos terminar adecuadamente lo de
la otra vez?
—Demasiado…
Después de la conversación, los dos se besaron profundamente. Saboreando sus
labios, sus lenguas y dejando que ambas manos viajaran por cada dirección
imaginable y nueva. Palpando y acariciando hasta que los músculos se les pusieron
tensos… Lo estaba besando tanto como quería, chupando, y el deseo sexual que
seguía reteniendo simplemente se quemó. Quería eyacular y quería hacerlo en sus
manos. E igual a si Rayan se hubiera dado cuenta de esta petición silenciosa, bajó
los dedos y le tomó del pene. Sentía que iba a correrse solo por el puro placer del
calor que le daba su piel así que Naito logró hacer un gemido descomunal:
—Ah, espera…
Los ojos de Naito se abrieron de par en par ante la sonrisa que Rayan le estaba
ofreciendo.
—No va a pasar nada, así que no te preocupes por eso. En lo que a mí respecta… No
tienes padre por hoy.
Y aún así, Naito estaba ansioso. Quería hacerlo y dejarse llevar por sus
impulsos, pero su corazón palpitó de puro miedo. Tembló, miró la puerta… Y
finalmente la mano de Rayan fue empujada lejos de la de él. Rayan no sabía sobre
su padre y no sabía tampoco mucho sobre él.
Sabía que le había dado permiso y también entendía perfectamente que no parecía
una situación por la que tuviera que temer… Pero su ansiedad no disminuyó.
—Pero yo…
Naito siguió dudando. Originalmente, en la casa de Naito no podía entrar nadie sin
el permiso de su padre y se volvía un poco más estricto cuando no estaba
presente ¿Por qué le dio permiso entonces? No entendía lo que estaba sucediendo
ya que era una persona que siempre decía que no…
Y tan pronto como Rayan volvió la cabeza, el padre de Naito lo golpeó en la cara
utilizando su puño.
Fue un sonido vívido, como si rompiera una sandía. Naito gritó que NO y trató de
quitar a su padre, pero el hombre empujó a Naito mientras Contor entraba para
agarrarlo por detrás.
—¡Contor!
Contor torció las manos de Naito y las juntó detrás de su espalda. Naito no podía
ganar contra un guardaespaldas profesional así que, cuando sus golpes y patadas
dejaron de ser suficientes, Naito dobló todo su cuerpo para adelante y gritó en voz
alta —¡¡Contor!!
El hombre dijo:
—Lo siento.
—Lo siento.
Él tenía razón, incluso Contor, que pretendía cuidarlo y ser amoroso con él, después
de todo era el hombre de su padre. No debería haber creído en sus palabras pero era
el único que parecía entenderlo. Fue estúpido, tan estúpido…
Naito estaba siendo capturado por Contor y vio a su padre, golpeando una y otra vez
a Rayan sin que pudiera hacer algo para detenerlo. Con las habilidades que Rayan
aprendió hasta ahora, incluso si se revelara contra su padre, sería como un niño
indefenso peleando contra un boxeador así que dijo otra vez: —¡Alto! ¡Papá,
alto!— Su padre agarró el cabello de Rayan y lo empujó contra la pared hasta que la
bonita cara del joven quedó toda magullada y cubierta de sangre. Finalmente, padre
sujetó su cuello como si lo fuera a estrangular.
Mientras Rayan movía los pies, angustiado, su padre le pidió que se quedara quieto
y le pegó una vez, y otra vez, y otra vez hasta que solamente jadeo como si fuera un
pez ahogado.
—¡Ahhhh!
Rayan gimió de dolor. Naito seguía siendo retenido, indefenso y por culpa de Contor
así que no tuvo más remedio que rogarle a su padre otra vez:
—¡Por favor, detente! ¡No le hagas eso a Rayan! Por favor, por favor, por favor.
Su padre miró a Naito con una sonrisa escalofriante. Naito estaba honestamente
horrorizado por esto. El cuello de Rayan estaba presionado con su antebrazo y le
retorcía la muñeca como si se la quisiera romper o arrancar de un solo tajo. Lo
agarró y dijo:
Naito estaba asombrado por las vulgares palabras que salían de la boca de su padre.
Luchando por salir, pateó a Contor hasta que el hombre pareció optar por dejar a
Naito sobre la cama. Rápidamente volvió a tomar sus brazos detrás de su espalda y
lo amarró utilizando el cordón de una cortina. Rayan, que vio a Naito con los brazos
atados, gritó —¡Naito!— Mientras que papá, que miró a los dos alternativamente, se
rió en voz baja e igual a si fuera algo muy, muy gracioso.
Naito llamó a su padre y le dijo con tristeza: —Padre, por favor. Rayan no hizo nada
malo.
—¿No ha hecho nada malo?— Su padre se escogió brevemente, se rió por segunda
vez y dijo con frialdad, mirando todavía como si quisiera matar a Rayan: —Estuvo
mal tener sexo con mi hijo.
—¡¡No mientas!!
Naito, que negó, comenzó a llorar con demasiada fuerza. Padre le dio una patada tan
fuerte a Rayan que su cuerpo rodó como una pelota de fútbol de un lado a otro por la
habitación antes de que lo sujetara por la camisa, saliera de ese cuarto y lo aventara
por las escaleras que iban a la planta baja.
Cuando Naito escuchó el sonido de Rayan, chocando contra la esquina, Naito gritó y
estalló en un llanto todavía más impresionante. Su padre sonrió al ver un rostro
patético con lágrimas.
—Papá, papá, simplemente pégame a mí ¿Por qué le estás haciendo esto a Rayan?
Padre agarró la barbilla de Naito y la sacudió de un lado para otro hasta provocarle
dolor en la piel. Le ordenó a Contor, que sostenía a Naito todavía por detrás, que se
fuera de la habitación y, antes incluso de que se escuchara el sonido de su puerta, se
aproximó a su espalda y revisó la condición de sus muñecas…
Naito, que se quedará solo con su padre, teme que algo malo le pase a Rayan. Teme
que esté muy herido y también, que no se pueda mover o deba ir al hospital. Incluso
si no quería temblar, su cuerpo seguía moviéndose como si estuviera siendo presa de
una convulsión.
Padre ablanda los amarres, pero no los libera. Se pone de pie, estira los brazos para
adelante y agarra el pene que antes había sido estimulado por Rayan… Debido a que
eran pantalones de algodón, podía recorrerlo tan fácilmente que Naito miró hacia
atrás con sorpresa. Estaba pálido, pero papá solamente se conforma con besar la
mejilla de Naito y decir con una voz muy educada: —Tengo que echarle un vistazo.
Naito sollozó y negó, sin saber lo que estaba tratando de hacer su padre. Llorando
con fuerza, las lágrimas fluían incluso si no quería parecer tan desesperado y su voz
sonaba tan entrecortada como honestamente asustada también.
Los dedos de papá entraron en sus pantalones de algodón y luego, entraron también
dentro de sus bóxer hasta agarrarle el pene que tenía flácido y arrugado por el
miedo.
En ese momento, la piel de gallina le recorrió por todo el cuerpo. Naito negó con la
cabeza y se resistió: —¡No lo hagas papá! ¡Detente!
Su padre le preguntó esto con naturalidad. Agarró el pene de Naito y tocó su glande
como si fuera un hombre que sabía perfectamente bien las partes que tenía que tocar
para excitarlo. Recorrió su pene con rapidez y ajustó su fuerza hacia las partes más
blandas y sensibles. Acarició, palpó, le masajeó los testículos y ocasionó que sacara
un leve gemido que sonó como a una queja. El pene se estaba levantando
constantemente en la mano de su padre hasta volverse grueso y tan desagradable que
cerró los ojos porque no podía seguir viendo lo que ocurría. El área donde la mano
de papá se mueve, se siente claramente. Y lo peor es que lo hace muy bien.
—¡Hah!
Sus ojos estaban distorsionados y las lágrimas crearon un camino por su rostro
desencajado. Algunas quedaron colgando de sus labios así que padre comenzó a
lamerlo hasta dejarlo cubierto de su propia y espesa saliva. Temblaba, pero aún así
la boca y la lengua roja de su padre se movían para todos lados como si se lo
quisiera beber.
—No habrías sabido nunca lo loco que he estado desde ese día. Solo he estado
pensando: ¿Con quién está mi hijo? ¿Debería encontrarlo y matarlo? ¿Debería
tener sexo frente a él, con mi hermoso Naito para que vea que me pertenece?
Acarició suavemente las pálidas mejillas de Naito y besó de nuevo los labios de su
hijo. Cuando Naito giró la cabeza y trató de evitarlo, se vio obligado a regresar y
abrir la boca… Estaba siendo mordido, chupado. Incapaz de contener la lengua de
su padre, que estaba cavando tenazmente hasta su garganta. Suavemente le peinó el
cabello y como si de pronto no pudiera soportar una nueva y creciente ira, agarró su
cabeza y lo presionó contra la cama.
—¿Quieres saber cómo supe, bebé? Instalé cámaras mientras preparaba esa casa.
Por eso descubrí que te estabas masturbando y también que estabas a punto de dejar
que te tocara.
Pero aunque estaba esperando esta respuesta, su padre murmuró, tocando los labios
de Naito con intenciones obscenas:
—Eres mi hijo y yo soy tu padre, y entiendo que por eso puede sonar como una
tontería… Pero solo con pensar en meterte mi verga y en ti, envolviéndola, siento
que ya no me importa nada más.
Desnudo, puso a Naito de mejor manera en la gran cama. Con su mano, primero se
dedicó a acariciar el costado de la cabeza de Naito para relajarlo, y luego bajó
lentamente para tocarle los pezones. Su hijo movió sus piernas ante la sensación.
labios de su hijo con el pulgar. Los dedos parecen quererle abrirle la boca a la
fuerza…
Tomó la pierna de Naito y luego la otra e intentó abrirlas un poco más… Naito trató
desesperadamente de empujarlo utilizando la fuerza de sus músculos pero, debido a
que parecía presionarlo con demasiada fuerza contra la almohada, su esfuerzo fue en
vano y tras un par de minutos constantes e intensos, logró abrirle bien los muslos y
meterle el dedo en su agujero.
Gritó Naito. Solo hay un dedo, pero ya estaba sintiendo un espeluznante sudor
corriendo por detrás. En realidad, todos los nervios de su cuerpo parecen alerta,
como si estuvieran concentrados y reunidos únicamente alrededor de ese lugar. La
mirada de su padre parecía fuego, clavada en su trasero y admirando como su ano le
tragaba el dedo.
Padre miró a Naito ante el creciente llanto. Está sudoroso, jadeando —No lo
hagas— mientras su cabello se pegaba a sus ojos y sus mejillas se volvían tan rojas
como los labios que escupían un suspiro. Entre todo esto, los ojos azul oscuro, con
lágrimas colgando de unas pestañas negras, eran bonitos. Brillantes y hermosos ojos
como el mar abierto. Como si el agua de lluvia se hubiera acumulado en esos ojos,
el rocío, la brisa, todo junto…
Y cuando Naito descubrió que lo estaba mirando igual a si estuviera poseído, rogó y
volvió a rogar con mucha fuerza:
—Por favor, por favor, por favor. Por favor no… Por favor, papá.
—Tranquilo, hijo. Cuando me complazcas voy a liberarte. Así que tienes que ser
muy paciente y obedecer. Además, te aseguro que va a gustarte más de lo que
pensabas.
—Soy tu hijo… Y es extraño apostar a ese tipo de condición. Detente, por favor.
Padre chasqueó su lengua brevemente e intentó insertar un tercer dedo. Naito sintió
como tanteaba la entrada y después, rompió a llorar ante la sensación…
—Sé paciente.
Padre, que respondió con frialdad, finalmente metió el tercer dedo. El fondo estaba
lleno y palpitante y Naito se estaba ahogando por la sensación de su movimiento.
—Debes tener curiosidad, no es cierto ¿Cómo supo papá que estaba allí con mi
pequeña perra? Tan pronto como entramos a la fiesta, envié a mis hombres a todas
partes. Por si acaso, ya sabes. Entonces ellos me informaron de inmediato que te
vieron entrar a la habitación y cerrar la puerta. Aunque desafortunadamente, no
vieron quien era tu acompañante.
Para intentar reducir el dolor que seguramente sentiría, le abrió más las piernas y
luego empujó solo su glande. Aunque no pareció tener ningún sentido. Para ese ano
asustado, le era difícil tragar incluso la punta.
—¡Ah!
Naito no pudo soportar el dolor y comenzó a apretar los puños. Papá le tomó las
muñecas.
Papá sacó su pene, el agujero se quejó así que se frotó igual a si quisiera consolarlo.
—Entonces lo entendí. ¿Por qué tenías tantos secretos? ¿Por qué salías y regresabas
tarde? ¿Por qué estabas tan metido en tu teléfono celular? Tenías miedo de que te
atraparan así que tuve un presentimiento… Pero cuando lo ví como una realidad, me
sentí peor. Odiaba la idea de que tocaran a alguien que yo nunca había tocado.
Padre presionó el pene y luego se empujó hasta la mitad. Naito apretó el puño y
comenzó a temblar como si fuera una pequeña hojita en un parque. Fue tan doloroso
que ni siquiera podía gemir, o hablar, y parecía que sus músculos internos apenas y
lo sostenían. Comprobando el estado de su hijo, siguió haciendo avanzar su pene y,
cada vez que lo hacía, los ojos de Naito se volvían nublados y las lágrimas caían
directamente sobre la sábana. En ocasiones, era tan intenso que se las comenzaba a
tragar
…
Su hijo se veía tan bien entre sus brazos. Erótico. Como un regalo de Dios… Un
cuerpo adecuado que se amoldaba perfectamente contra su pecho, un rostro con una
línea fina, el sonido de una voz baja y un pene que le cabía perfectamente en la
mano. No había ningún cuerpo que le sentara tan bien como el cuerpo que había
ayudado a formar.
Agarró el culo blanco y lo abrió a la fuerza. Era demasiado erótico, incluso aunque
tuviera un agujero difícil. Colocó sus dedos alrededor de la entrada y permitió que el
aceite fluyera hacia abajo, grasiento y espeso.
—¡Ahh!
El hijo lloró y gimió mientras papá sostenía su cintura con ambas manos. En
comparación con un padre que no deja de rociar un gemido satisfactorio en la
espalda blanca de su acompañante, el hijo, que sostenía el pene de su padre en su
interior, no podía respirar. La sensación de abrirse por dentro era dolorosa. Fue
increíblemente doloroso forzar al pene grueso a entrar aunque lo hiciera
lentamente. Se sentía como si lo hubiera desgarrado, pero a su padre ni siquiera le
importó. Lo puso lo suficientemente profundo y de todas maneras, estaba ansioso
por llegar todavía más y más adentro. Podía sentirlo en su temblor y en la manera
tan escandalosa en la que juraba.
Como era de esperar, el pene entró lentamente al principio y luego se aceleró como
un demente. Dentro, se puso más caliente e incluso se sintió como si hubiera
aumentado de grosor. Jadeó fuerte: —Duele, duele.— Naito lloró sin saberlo y dijo
otra vez —Duele papá. Me está doliendo.
Padre bajó una mano, agarró su pene y lo barrió hacia arriba y hacia abajo. Su
glande está resbaladizo y los dedos de sus pies comenzaron a formar una curva.
Cuando llegó el placer, también vino la voz de su padre:
—Después de ver el video, me gustó como te tocabas… Y solo pude pensar que
quería tocarte así, hacerte babear así.
Naito sufría de dolor, sentía que sus estocadas le partían todo el cuerpo y el
constante ardor desde el interior provocó entonces que siguiera llorando. Era tan
difícil, porque incluso su llanto parecía conducirse por el cuerpo y alma de su
padre.
Su pene se hizo más rápido… El sonido húmedo se extendió y padre pareció muy
ocupado en explorar el interior del cuerpo joven de su hijo. El dolor que explotaba
cada vez que el pene duro se hundía, le provocó encoger los hombros. Su cabeza se
hundió en la cama y la sábana, que tocó su cara, quedó repleta de lágrimas y baba.
Estaba mojado en sus propios líquidos ¿Cuándo terminará este dolor? Se preguntó
mientras parpadeaba, sintiendo los ojos hormigueantes de tanto llorar.
Su padre soltó un gemido intenso que mostraba el inicio de su orgasmo y puso sus
labios en la espalda sudorosa de Naito. El olor corporal de su hijo era intenso,
delicioso, dulce, salado y le hacía recuperar su fuerza. Le hacía adorarlo como si
fuera su Dios. Desató la cuerda que ataba sus muñecas y mientras tanto, dejó a su
débil hijo erguido y de rodillas. Sus piernas estaban temblorosas mientras papá le
tocaba el agujero hinchado con dos de sus dedos.
Naito miró a su padre con la cara en blanco, luego volvió la cabeza. Extendió sus
extremidades temblorosas y con ellas cubrió su propia cara. Había un rasguño en la
línea de su muñeca. Sangre. Mientras miraba, papá lo tomó y lo sentó entre sus
piernas como si fuera un niño. El muñequito de papá, que tenía un rostro empapado
de lágrimas. Lo secó, y puso su pene nuevamente erecto en su agujero.
Naito dijo con fuerza, cuando el glande grueso y pesado lo tocó:
—Papá… Detente.
Padre sostuvo el rostro de su hijo entre las manos y lo besó. Mientras le metía la
lengua en la boca, Naito parecía débil y tembloroso. Pero cuando le chupó los
dientes y después lamió su paladar, reaccionó también y correspondió… Miró a su
padre, con los ojos borrosos y el pecho subiendo y bajando descontroladamente.
—¿Debo detenerme?
Papá se estremeció y se corrió en su mano. El semen se pegó a sus dedos, como una
telaraña, pero los nervios no le permitían pensar bien sobre la situación. En realidad,
quería descansar.
—Bien hecho.
Algo le picaba, como si hubiera mucha luz solar en sus párpados. ¿Cuántas veces
intentó abrir los ojos sin éxito? Igual a un feto, su cuerpo se acurrucó, y después de
un minuto trató de dormir sobre la cama.
Con un color similar al del agua, las cortinas azul cielo ondeaban tan intensamente
que no tuvo más remedio que levantarse para cerrar la ventana… En ese momento,
sin embargo, un dolor indescriptible lo golpeó en todo el cuerpo. Incluso en la parte
inferior y superior y aunque apenas y se quedó sentado por muy poco tiempo.
Él gimió y tartamudeó, luego cayó de nuevo. No puede levantarse así que tiene que
conformarse con quedarse allí, en una gran habitación que parece estar abandonada.
Tumbado como un cadáver mientras cerraba los ojos, y percibiendo como su mente
se alejaba más y más hasta que pronto sintió que quería quedarse dormido para
siempre. Pero no sería posible. Naito, quien pensó de manera realista incluso con
una mente bastante escasa, abrió los ojos de nuevo… Los sentía infinitamente
pesados, como si estuvieran colgando de su cara. Frotó sus párpados con las palmas
pero el hormigueo solo empeoró hasta volverse insoportable. Naito miró alrededor
de la cama con una mirada borrosa. La camisa de su padre estaba al lado y debido a
que el armario estaba en la otra habitación, se puso la ropa de papá muy a su pesar.
Los brazos de Elsie eran demasiado largos, por lo que tuvo que doblar sus mangas
varias veces. Naito fue atado con una cuerda, así que todavía tenía sus muñecas rojas
y las piernas heridas. Intentó ponerse de pie, pero la fuerza de sus músculos se
perdió y cayó al suelo, sobre la alfombra. Posiblemente así no tendría que
preocuparse por los moretones.
Dijo Alto, con una cara brillante. Solía ir por el jardín, tomando su manita mientras
olía las flores. Riendo juntos… Cuando pensó en ese momento, un rincón de su
corazón comenzó a sentirse frío y dolorido ¿Por qué todo se volvió de esta
manera? Simplemente había pensado que estaba obsesionado con él, como un hijo.
Pero no. Estaba obsesionado con él más allá de la imaginación. ¡Estaba enfermo y
lo peor es que lo estaba arrastrando con él! Es decir, si aguantaba lo suficiente, el
dolor desaparecería al final… Pero el problema era la mente. Delante de su padre
sentía que se debilitaba. Como si la personalidad coercitiva de Elsie se precipitara y
subiera por su garganta hasta asfixiarlo. Era difícil. Darse cuenta de que no
importaba cuánto luchara, igual no podría salir de la sombra de papá.
Naito miró su muñeca. Estaba hinchada y tenía cicatrices. La camisa de vestir era
bastante holgada y el cuerpo, el que veía a través del dobladillo, era un desastre
impresionante porque su piel era blanca y débil, como la de su madre. Debido a su
constitución, las huellas de su padre permanecieron fácilmente y con mucha
seguridad, el interior de sus muslos debía verse muchísimo peor. Mil veces peor.
Naito, quien se rió de sí mismo, se mostró sorprendido por el sonido de unos nuevos
golpes en la puerta. ¿Es su padre? ¿O Contor? Quizá, podría ser Keshan. Se abrazó
el torso y pensó “Que no sea mi padre, por favor.” Pero cuando la puerta se abrió
de par en par, fue justamente padre quien entró. ¿Y por qué lo había
hecho? Normalmente dormía a esta hora…
Padre tenía una bandeja en la mano y Naito, que estaba lejos y mirando a su papá,
arrastró entonces sus piernas hacia la cama. Se sentó. Papá suspiró y movió la mesa
especial para la cama. Una que parecía haber sido preparada de antemano y
comprada en alguna tienda de antigüedades. Frente a Naito, acomodó la madera y
puso una pequeña bandeja encima. Cuando Naito miró hacia arriba con un rostro
inexpresivo, padre extendió la mano y tocó suavemente su mejilla:
Naito frunció el ceño y golpeó la mano de su padre para apartarla. Sí, era un poder
débil, y estaba seguro de que eso no era lo que había logrado que se fuera. Papá lo
miró de nuevo y se paró frente a Naito. Con la mano en el bolsillo, golpeó la mesa
con los dedos que tenía desocupados.
Naito preguntó esto con voz ronca. La sonrisa de su padre se hizo más profunda
debido a esto. Silenciosamente le mostró su teléfono celular, que tenía una pantalla
de CCTV flotando en el medio. La calidad de la imagen parecía bastante clara, así
que podía ver perfectamente todo lo que estaba pasando allí. La espalda de papá está
frente a sus ojos, y puede verse toda la cama, el buró y también la puerta. Cuando
Naito se percató de eso, se rió frenéticamente y dijo:
—Por supuesto.
Allí, su razón desapareció. Naito volcó la mesa que Elsie había preparado y todo se
derramó justamente en los pantalones de su padre. Goteaba leche, la ensalada había
aterrizado en sus zapatos y los bollos con miel habían logrado pegarle en el
abdomen. Parecía de mal humor, pero su padre se rió y se quitó los restos de
comida. Estaba mirando a su hijo como si quisiera matarlo, así que cerró los ojos.
Reprimiendo una ira que normalmente explotaría en un segundo. Su pecho subió y
bajó y luego, apretó los puños.
Cuando volvió a separar los párpados, sus ojos morados brillaban con locura:
Naito dijo esto burlonamente así que su padre se rió de nuevo, maravillado por la
rebelión de su hijo. Se quitó la chaqueta del traje, pero había marcas de leche
salpicadas hasta en su camisa. Él se encogió de hombros.
Papá se quitó el reloj que llevaba y se lo metió en el bolsillo del pantalón. Incluso la
camisa de vestir… Mientras utilizaba ropa, el cuerpo de papá se veía delgado para
su altura. Muy normal. Pero cuando se desnudaba, pronto Naito pensó que podría
llegar a abrir la boca hasta las rodillas. Increíblemente, a la edad de 38 años, papá
seguía teniendo fuertes músculos… Y siempre que los dominantes bíceps se
movían, mostraban toda la fuerza de la que podía ser capaz.
Naito movió su cuerpo hacia atrás, pero su padre extendió las manos y agarró su
cintura para levantarla en el aire. Naito ni siquiera pudo rebelarse contra lo que
sucedió después. Gritó: —¡Duele!— Y su padre se detuvo. Le dolían mucho las
nalgas y también, entre ellas. Padre se preguntaba qué hacer con un hijo que
solamente se quejaba y finalmente, como si hubiera tomado una decisión final,
levantó la cintura y las rodillas de su hijo con ambos brazos. Era una actitud que
podía verse en las novela dirigidas a mujeres. Naito estaba avergonzado.
Preguntó Naito, nervioso. Papá se rió y comenzó a pellizcar los pezones de Naito
por sobre la camisa mojada… Naito tembló. Gracias al agua, podía ver
perfectamente bien los pequeños pezones rosados de su hijo. Creciendo hasta
volverse puntiagudos. Tan bonitos y más claros que el color de su pene. Más suaves
que los de cualquier otro hombre, bastante lindos.
—Quiero lavarte… Y aprovechar este momento para hacer cosas como esta.
La cara de Naito se puso blanca mientras papá buscaba entre sus nalgas con la otra
mano. Sin embargo, eso fue más que suficiente para que entrara en pánico… Naito
trató de huir de su padre, quien comenzó a quitarse los pantalones mojados con
ambas manos y después, tiró de su tobillo y le provocó caer al agua. Sin
embargo, fue la gran parte superior del cuerpo de su padre lo que dio la bienvenida
segundos después. Naito, sentado en sus muslos por segunda vez, dijo, temblando
por el dolor que seguramente se aproximaba.
—¿Crees que voy a estar satisfecho con solo tocar este cuerpo una vez? Eso suena
ridículo.
El dedo índice, largo y grueso de su padre, entró. Intentó abrir el hueco con sus
dedos tan intensamente, que el agua caliente comenzó a entrar y la sensación, de que
llenaba todo su interior, comenzó a ser considerablemente extraña. Lo suficiente
como para estremecerse.
Tan pronto como gritó, su padre le consoló con una voz amistosa: —Tranquilo…
Solo duele la primera vez.
Naito siguió luchando. Incluso si estaba tan terriblemente herido, parecía bastante
decidido en seguir colocando resistencia hasta que llegara el final. Era difícil hacerlo
en el agua, por supuesto, pero igualmente le dio un puñetazo en la cara utilizando
toda su fuerza.
Naito se apresuró a salir mientras el hombre estaba distraído y cuando pensó que ya
había tenido éxito, su padre se levantó de un salto y arrastró a Naito a la bañera otra
vez: —¡Déjame ir!— Gritó.
Naito, que estaba aterrorizado, mostró su poder agitando sus brazos y las piernas.
Pero ante la inesperada rebelión del hijo, el padre solo frunció el ceño, lo agarró por
el cuello y lo empujó a la bañera bruscamente. Naito estaba sufriendo en el agua, sus
manos continuaban temblando y cuando trató de agarrarse de algo para dejar de
tragar líquido, padre lo agarró del cuello y lo levantó.
Naito se inclinó sobre su barbilla mientras vomitaba el agua que tenía todavía dentro
de la boca. Su camisa estaba tan mojada que su cuerpo comenzó a ser evidente ante
los ojos de su padre, que estaban muy, muy abiertos. Padre le tocó los muslos y
luego su mano le agarró la cintura… Naito es esponjoso, con una temperatura
corporal caliente. Temblaba, pero cuando sintió el pene de papá tan terriblemente
erecto como un palo, se puso rígido y helado igual a si fuera un cubito de hielo. Su
glande estaba grasiento. Exhalaba y movía la mano, pero no había nada de lo que
pudiera sostenerse:
El glande se enterró en su entrada y entró de una sola estocada. Naito sintió que los
órganos se le inclinaban hacia arriba así que bajó la cabeza. Parecía que mientras
más llegaba a la mitad, era más difícil meterse todo el pene así que Naito abrió las
piernas. Sollozó, se movió y se sostuvo el abdomen. Padre le acarició el cabello
mojado con movimientos llenos de cariño, pero aún así seguía con el pene pegado a
su hoyo. El hijo no puede aceptarlo como algo cariñoso porque todo era horror y
violencia.
Naito cerró los ojos y lloró dolorosamente. El pene de su padre parecía loco por
apoderarse del interior rojo e hinchado y el agujero se contraía más de una vez,
como si quisiera chuparle el pene por mucho que el hijo dijera que no.
Padre, para reducir la distancia agarró sus caderas y le separó las piernas. No quería
que llorara así que poco a poco, fue colocando nuevamente su pene. Muy
lentamente… El pene se instaló en el medio mientras empujaba las arrugas de su ano
y el interior de Naito comenzó a ponerse caliente, como si tuviera fiebre y la fiebre
se extendiera por todo su cuerpo. Padre sujetó su cabeza, sacó la lengua y le lamió
los labios. Exploró el interior de su hijo, masticando y masticando hasta que perdió
fuerz
—Lo odio…
Murmuró Naito, tragándose las lágrimas. Sin embargo, su padre bajó la mano y tiró
con fuerza para tocar la abertura hinchada. Naito reconoció las intenciones de su
padre. Abriendo el agujero un poco más y entrando con su pervertida verga. No
quería tocarlo, pero si no intervenía, parecía que haría algo extraño con él y
definitivamente ya no iba a soportarlo. Los dedos de Naito aletearon y se
movieron… Cuando lo tocó cuidadosamente con el índice y el medio, el agujero
abierto se sintió pegajoso y anormal.
Las nalgas de Naito, sentadas sobre sus apretados muslos, empujaron el pene
erecto. El agujero rojo e hinchado se abrió gradualmente hasta que se lo tragó…
Jadeó, apoyando su frente contra el hombro de su padre y papá entonces levantó la
parte superior del cuerpo de su hijo. Y mientras lo abrazaba, tiernamente, se movía
lento y constante, de abajo para arriba…
Gimió una y otra vez, caliente y pegajosamente… Su aliento iba directo a la boca de
su padre y por esa razón, los labios de papá estaban calientes como el fuego. La
lengua, tan dura como un brazo o uno de sus muslos, cortó sus labios y comenzó a
cavar en su interior igual a si fuera la dueña de su espacio. Acariciándolo, su trasero
se sentía suave y su rostro se amoldaba suavemente también…
El padre, que murmuraba tiernamente con los labios junto a los suyos, abrazó a su
hijo y eyaculó dentro de él. Quería eyacular más profundamente, por supuesto, pero
a medida que el pene se contraía, el semen fluía con lentitud hasta quedarse todo
esparcido en el agua. El padre dejó un beso chiquito en el cuello y los hombros de su
hijo y Naito, que había perdido la cabeza como lo hizo la primera vez, estaba
cayendo como una esponja mojada sobre el hombro de su padre. Elsie se sentó en la
bañera con su hijo desmayado en brazos… Cuando pensó que ciertamente había
sido suficiente por un tiempo, abrazó con cuidado a su hijo y salió con cuidado.
Lavó a fondo a Naito, de la cabeza a los pies y Naito, desmayado como si fuera un
ratoncito muerto, no movió un dedo ni una sola vez. Ni siquiera despegó los
párpados. Después del lavado, utilizó una toalla grande y lo acomodó. Sosteniendo
al hijo como cuando colocaba una bolsa de harina en su hombro.
Subió al segundo piso y apareció en el dormitorio. En general, la habitación teñida
en un suave color pastel parece quedarle bien a alguien como Naito. Es acogedor,
cálido y claro. Colocó al joven en la cama y en el instante en que sintió la suavidad
del colchón, Naito hizo entonces un gesto profundo. Estaba quejándose así que
padre se sentó junto a su hijo y lo miró. Lo besó… El olor que quería mantener bajo
su nariz, cada momento de su vida, era el de la piel de su hijo. Su perfume… Era
más pronunciado que cuando era joven. El aroma maduro y profundo, que giraba
alrededor como una reverberación.
Elsie murmuró esto y luego se paró. Había cosas que el personal había preparado de
antemano, su traje y sus zapatos. Y mientras miraba de cerca la habitación de su
hijo, encontró un lugar que parecía ser un pequeño baúl de madera negra… Caminó
hasta allí y descubrió que Naito tenía dos teléfonos celulares en perfecto estado. Con
eso era claro que Rayan y él tendrían una conversación extensa y detallada sin que
se diera cuenta. Se rió de la rebelión del lindo y estúpido bebé Naito.
Se acostó junto a su hijo, llevó las manos a sus mejillas rojizas, como si tuviera
fiebre, y sonrió. Hacía calor, ciertamente.
En una habitación donde el sol entraba casi tanto como el viento, el padre volvió a
subir y bajar la cabeza. La cámara instalada en la habitación debe retirarse e incluso
le daba igual su teléfono celular. Mientras viviera en esta casa, obviamente sabría lo
que estaba haciendo y lo que habría estado buscando en su computadora. Tuvieron
sexo en el baño, así que puede decir que ya lo tiene en su palma.
Naito durmió durante horas, y luego se despertó antes de que padre se fuera a
trabajar.
Estaba luchando por caminar hasta el camerino y cuando llegó a la puertecita, sacó
únicamente una camiseta negra lisa y unos pantalones cortos. Aunque tal vez no era
la mejor opción para su condición actual. No se sentía bien todavía y tenía bastante
frío, así que optó por sacar un cárdigan color beige claro. Intentó bajar las escaleras
pero, cuando las piernas le fallaron y cayó contra su trasero, fue tan doloroso que
casi lloró y gritó desesperadamente. Se sostuvo de la barandilla, con un sudor frío
goteando desde su frente y, mientras estaba inclinado, jadeando por respirar y
entumecido, vio junto a él unos pies considerablemente grandes. Los pies de Contor.
Naito miró hacia arriba y observó al hombre, que lo estaba observando con un rostro
descuidado.
—¿Te ayudo?
Contor extendió un brazo en su dirección así que, sorprendido por la visión de esos
dedos acercándose, Naito se aproximó y golpeó con fuerza el dorso de su mano.
Luego, también comenzó a empujar su torso como si lo quisiera derribar contra el
suelo… No quería hablar con él, y por supuesto que no quería su ayuda.
Naito caminó por su cuenta y abrió la pequeña puertecita del final del pasillo de par
en par. El aire fresco de la noche saludó a Naito y él, finalmente y después de lo que
pareció una eternidad, pudo respirar el olor del exterior y llenarse los pulmones.
Naito, que estaba admirando el cielo de la tarde con una luna llena redonda en el
centro, vio a Contor. Caminando hacia él pero manteniéndose todavía a distancia: —
Llamaré a tu padre, para informarle.
—Sí.
Y así, Contor, quien habló brevemente con su padre utilizando su teléfono celular, se
acercó por un lado y le informó:
—El presidente me está diciendo que puedes ir.
—Bueno.
Lo bueno de esta situación, al menos, era que Rayan no murió. Ese día su padre
pudo matarlo como si fuera una mosca sobre su palma y probablemente tenía
muchas ganas de hacerlo. Sin embargo, aunque Rayan era un hijo ilegítimo,
definitivamente era el hijo de su amigo el Duque. No podía hacer eso con un hombre
que respetaba tanto así que terminó simplemente moliendo su cabeza y tirándolo por
las escaleras. Algo menor, si tomaba en cuenta su terrible personalidad.
La puerta se abrió cuando la empujó solo un poquito. Tuvo que pasar por el salón y
luego, subir las escaleras que eran iguales a las que tenía en casa…
Siempre había pensado que papá era sombrío, mirándole atentamente en lugar de
mirar a Alto. Justo como la primera vez que lo encontró. Sí, ciertamente a partir de
ese momento, los ojos de su padre no fueron los de un padre común. Desde el
principio,
con la mirada vacía y los labios medio abiertos… Había estado gritando que lo
amaba como un demente.
Naito, que estaba pensando en eso, sintió frío y abrazó la parte superior de su cuerpo
en un segundo. Movió la cabeza hacia los lados y subió a la oficina de su padre.
Estaba débil y adolorido y casi se cae como lo había hecho en su propia casa, pero
igual había logrado subir en silencio y resistir…
La oficina de su padre estaba en el tercer piso, conectada a su habitación personal y
al lado, estaba la habitación que usaba cuando se acostaba con Keshan. Naito pensó
adónde ir y llamó primero a la puerta del dormitorio. No había nadie. Naito caminó
hacia la oficina de su padre y no mucho después de llamar, la puerta se abrió
lentamente: Su padre, que siempre llevaba un traje, hoy traía una cómoda playera
con manga corta y escote en V. Llevaba pantalones de entrenamiento así que el
sorprendido Naito, temblando y mirando de arriba para abajo, solo dio un paso para
atrás. Su padre sonrió, se levantó y abrazó gentilmente a Naito para llevárselo a su
escritorio.
Naito parecía estar aplastado por el miedo porque no se mueve. Solo está endurecido
y siendo guiado por su padre.
—Adelante.
La oficina de papá era un desastre. Varios documentos, como una montaña, estaban
amontonados por el piso y la estantería estaba llena de libros antiguos y nuevos.
Naito, que miró para todas direcciones, fue guiado por su padre y lo llevó a una
especie de biblioteca improvisada justo en la esquina. El padre primero se sentó en
el sofá, luego, encima de si mismo, colocó a su hijo y lo abrazó. Naito tenía el ceño
fruncido. Su cuerpo, que se había endurecido, fue roto por su padre hace unas horas
así que duele y no deja de temblar… Papá parece ser lindo. Sonreía igual a si fuera
un niño pequeño y sostenía su espalda para que no doliera más debido a la fricción.
Le acarició, así que la cara de Naito se puso increíblemente roja. No importaba que
estuvieran a solas, era vergonzoso crear una atmósfera amorosa así como si nada. Su
padre era imprudente y su corazón latía como cuando se subía a una montaña rusa.
—No vine aquí para esto.— Se soltó de los brazos de su padre y se sentó en el sofá
frente a él. Apenas en una posición cómoda. Naito miró el rostro de su padre otra
vez y agregó: —Deshazte de la cámara.
Padre se rió tranquilamente. Cruzó las piernas y colocó la barbilla sobre su mano en
un elegante gesto furtivo. Miró a Naito, con ojos terriblemente emocionados y
preguntó: —¿Cuál es la razón?
—¡Porque me siento mal con esto! ¿Qué es lo bueno de que mi padre me esté
mirando en un espacio privado?
—Te lo dije. Tenía que saber con quién estaba jugando mi hijo. No iba a dejar pasar
el hecho de que alguien tocara un cuerpo que claramente me pertenece.
Naito tragó saliva. Obviamente también sabía eso, pero se puso nervioso y apretó el
puño hasta que comenzó a doler y a crujirle. Tan pronto como hizo esto, el padre se
rió en voz baja y negó con la cabeza: —¿Sabes lo que estoy pensando?
—No es divertido si nos contamos todo. Me gusta más… Este juego que estamos
dejando avanzar entre los dos. Descubrirte y castigarte…
Naito estaba sentado obstinadamente, con los brazos cruzados sobre su pecho.
Mirando el hermoso rostro de su padre, Naito insistió hasta el final: —Deshazte de
la cámara.
—No me escaparé.
Por supuesto que iba a hacerlo, ya se había decidido. Pero exteriormente, fingió
obedecer y ser un buen niño. Padre tocó la cabeza de Naito como si estuviera
acariciando a un cachorro y luego, despegó los labios: —Solo hay una forma de
hacer que te crea.— Padre agarró la barbilla de Naito y se la elevó. El pulgar de
padre estaba rondando con ternura por su cara, presionando su labio inferior antes de
atacarle la boca con la suya y susurrar:
—Haz que Rayan se aleje de ti. Tú mismo… Quiero que lo canses tanto que no le
dejes más remedio que abandonarte.
—… ¿Qué?
—Porque no me gusta.
Naito estaba cansado de la honesta respuesta de su padre. Elsie se rió, porque su cara
confundida era bastante linda como para resistirla. Extendió la mano, y tocó el
muslo expuesto de su hijo. Debido a los eventos recientes, el calor parecía estar
aumentando cerca de donde estaban viajando sus dedos… Además, las emociones
negativas también incrementaron de volumen de un momento para otro.
Naito actuó con franqueza, pero estaba temblando como una vela frente al viento.
Papá, a sabiendas, abrazó a Naito con fuerza y dijo:
—Mi madre me dio a luz… Lo único que hizo mi padre, fue sembrar su semilla.
—Así es. Fue Jan quien te dio a luz. Pero fui yo quien te dio esto.
Padre metió la mano en su ropa interior y tocó todo su miembro. El pene, que cabe
cómodamente en su mano grande, se sintió tan caliente y confortable que comenzó a
crecer y a crecer. Naito pensó “Es mi padre, es la mano de mi padre. No debería
hacer esto.” Pero igual se derrumbó debido al placer que le daban sus dedos, su
calor, sus palmas enteras… Las manos eran bastante expertas y aunque ni siquiera
hacía el esfuerzo por entrar en él, estaba fascinado. Incluso comparado con la forma
en la que Rayan lo tocaba.
—¿Alguna vez ha sido así de bueno? ¿Alguna vez tu bonita verga tembló cómo lo
hace conmigo? ¿Eh? Mira, te conozco tan bien… Porque soy tu padre.
Naito negó con la cabeza lentamente ante una palabra que era casi obscena. Sin
embargo, la mano del padre, mientras aceleraba y excitaba su pene, finalmente
apretó y apretó hasta que su hijo culminó en toda su mano. Naito jadeó, sentía que se
estaba quedando sin energía y que la punta de los dedos de sus pies se contraía y
luego, se extendían para darle la despedida a su orgasmo. Naito estaba tan
energizado que no podía moverse. Papá, con semen en los dedos, llevó su mano
contra los labios de Naito y así,
Así, cuando su padre finalmente lo soltó, Naito cayó al suelo y sintió náuseas.
Estaba disgustado consigo mismo. ¿Por qué tuvo que pasar eso de la mano de
papá? No entendía nada, que llegara al clímax y que chupara semen. Asco,
desprecio y vergüenza, eso es lo que tiene.
Naito estaba tirado en el suelo, llorando, pero su padre se rió y tocó su cabeza otra
vez. Hay lágrimas, cayendo por su barbilla: —Necesitas saber, que me preocupo
mucho por ti.
Naito miró a su padre sonreír, pero igual su imagen era completamente amenazante
para él. El ambiente parecía patético debido a la ropa, el cabello desordenado y el
sudor. Naito apretó su cárdigan y abrió la boca:
—Lo es.
Papá fumaba, y miraba la delgada espalda de Naito mientras tanto. Fumaba, escupía,
y fumaba de nuevo. Cuando el humo gris desapareció, se reveló el culo blanco del
hijo. Sano, redondo. Esa piel elástica y piernas delgadas tan bonitas. Muy diferente a
las de otros hombres… Cuando vio su muslo ligeramente expuesto, también notó
que la parte inferior palpitaba y estaba tan roja que seguramente dolía un montón.
Gimiendo, el agujero rojo se abría y el semen lechoso, el que no había quitado bien,
fluía hacia abajo. Desparramándose… Hay semen en el interior, como lluvia. El
semen fluye hacia abajo entre las nalgas elásticas que le acaricia y le amasa y Elsie,
con una imaginación perversa y un rostro educado, jadeó tan obscenamente que no
notó cuando la puerta se abrió sin su permiso.
Frunció el ceño.
Elsie siempre le impedía a Keshan entrar por su propia cuenta. Incluso el rebelde
Naito tocaba para ver si podía pasar según el hábito que había adquirido durante
mucho tiempo. Sin embargo, Keshan estaba actuando de un modo obstinado. No
había ninguna razón para tener paciencia.
Cuando Naito se molestó y trató de irse, Keshan atrapó a Naito nuevamente. Estaba
loco, tenía la cara roja y una increíble furia brillando en el centro de sus ojos.
—¿¡Cómo dices eso, Dios mío!? ¡No solo estás durmiendo con un hombre que
conociste en la escuela o en un bar! ¡Es Elsie! ¡Es tu maldito hijo! ¡Algo como
eso…!
Keshan, un prostituto de un país extranjero que había venido a este lugar para
conseguir dinero, gritó en un idioma bastante mal pronunciado. Era extraño, pero no
era difícil de entender. Más bien… Era muy triste así que Naito se tocó el pecho y
aguantó la respiración.
Cuando Keshan agarró su brazo con más fuerza, su padre, que lo estaba mirando
muy atentamente, se acercó para apartar a Naito de él y lo ocultó bajo sus manos.
Naito negó, una y otra vez. Gritando: —¡Keshan lo sabe todo! ¡Sabe todo lo que
hiciste! ¡Sabe que eres un maldito loco! ¡Él sabe!
Naito perdió la cabeza ante la idea de que ese hombre, justamente ese hombre,
supiera sobre el sexo que había tenido con su padre. No era solamente él, era un tabú
social y un acto que nadie debería conocer. Estaba tan aterrorizado e histérico que
padre lo abrazó más fuerte en un intento desesperado por darle algo de paz. Dijo,
con una voz perdida.
Papá estaba enojado, pero se sintió reconfortado por las súplicas de su hijo.
Mirándolo y aferrándose a él con la cara llorosa. Se rió…
Después de soltar a su hijo, Elsie se aproximó, agarró las dos muñecas de Keshan
con una mano y lo aventó contra el suelo en un acto demasiado salvaje. Papá se
agachó y agarró la pequeña y frágil mandíbula del hombre para asegurarse de que
pudiera entender: —Ya no te necesito. De hecho, ya lo había dicho desde hace una
semana. Ya no te necesito ¿Por qué mierda sigues aquí? ¿Es porque no tienes
suficiente dinero?
Era una voz lenta, como si estuviera explicándole algo a un niño. Keshan, que
entendió las palabras de inmediato, miró hacia arriba y frunció los labios. Habló
rápidamente en un idioma extranjero que apenas y sonaba como algo humano… El
padre sonrió, y tocó ligeramente su mejilla. No lo golpeó, pero era un
comportamiento que podía sentirse tan humillante y vergonzoso como eso.
—No quiero dinero.— Dijo, llorando —Yo, yo… Quiero vivir con Elsie. No me
dejes ir. Quiero vivir con Elsie. Me gustas.
Elsie se rió. Soltó la muñeca de Keshan y sacó su cartera del bolsillo. Escogió un
grueso fajo de efectivo, lo contó y lo puso en su mano. Como toda una
prostituta. Keshan finalmente rompió a llorar con toda su fuerza, pero igual a si
fuera un mal hábito, llorando y todo, agarró el dinero y lo guardó en su pantalón de
todos modos. Dijo:
—Hemos vivido juntos por mucho tiempo ¿Por qué me pides que salga de tu vida
tan de repente?
Padre seguía mirándolo cuando señaló a Naito, quién se mordía las uñas con cara de
ansiedad. Parecía algo que solo él podía entender. Susurró: —Porque tengo a Naito.
Keshan se acercó a él un poco más y se colgó del brazo de Elsie. Es tan pequeño
como un cachorro hambriento pidiendo respuestas a su dueño:
Papá empujó la espalda de Keshan, así que cayó. Tomó a Naito entre sus
brazos, frente a él, y lo sujetó como si estuviera increíblemente ansioso por entrar al
dormitorio. Tan pronto como lo hizo, Elsie puso a su hijo en la cama y sin esperar
por otra palabra o sonido, se subió sobre el cuerpo de su hijo para tomarle de la
barbilla y empujar su lengua hasta chocar contra la de él. El sonido de chuparse es
impresionante incluso aunque Naito parece seguir siendo el mismo hombre
obstinado de siempre. Padre agarra sus muñecas y las estira para que deje de
retorcerse. Mordiendo sus labios, mordiendo su lengua. Mordiendo y recorriendo
todo cuanto puede incluso aunque Naito, que había perdido el aliento, vuelva la
cabeza e intente dejar de ver… El color de su cara es muy roja y sumado a ello, la
apariencia de exhalar e inhalar constantemente parece ser bastante erótica. Había
lágrimas transparentes colgando de sus pestañas y alrededor de los ojos estaba
teñido, como una ciruela. Sus labios estaban mojados con saliva y la luz de la luna lo
hacía brillar en plata. Naito finalmente lloró con fuerza y las lágrimas cayeron sin
que lo pudiera evitar.
Llorar a la luz de la luna lo hacía ver más limpio y bonito, como un hada. Tenía el
cabello pegado en la mejilla, como hojas caídas. Y mientras los peinaba, observó
también esos ojos azul oscuro cristalinos. Elsie ni siquiera podía parpadear, como si
estuviera poseído por esa mirada tan increíblemente intensa…
—Te dije que no lo hicieras ¡Te dije que me dejaras antes de que pasara algo como
esto!
Dijo Naito, golpeando a su padre en la cara utilizando su puño. El padre solo se rió y
cerró los ojos, así que Naito no pudo soportarlo y lo golpeó de nuevo. Y de nuevo.
Duele bastante, ciertamente… Elsie tocó su mejilla golpeada y luego se tocó los
labios. Naito descubrió que no tenía intención alguna de soportar su ira cuando
agarró su muñeca y la torció hacía un lado.
—¡Ah!
—¿Sabes lo que le dije a Keshan? Que si no quería morir en mis manos, no debería
hacer cosas para hacerme molestar en primer lugar.
—¿…Qué?
Naito contuvo el dolor y preguntó. Papá miró de cerca la muñeca de su hijo: Todavía
quedaban moretones y estaba preocupado porque su cuerpo estaba magullado. Ah,
quería esperar a que sanara. Curarlo y tratarlo decentemente… Pero ahora no se
puede evitar. Sus preocupaciones resultaron no ser largas y padre, utilizando ambas
manos, estranguló entonces a su hijo para evitar que se revelara nuevamente contra
él. No quería que muriera, por supuesto. Ajustó su fuerza lo suficiente como para
quitar parte de su energía pero incluso así, el cuello blanco de Naito se volvió
increíblemente rojo. Como si fuera a explotar. Las venas se le marcaron y entonces,
Naito comienza a golpear el dorso de la mano de su padre con todos sus dedos. Lo
araña… Se estaba debilitando tanto y tan rápidamente que los ojos de Naito
temblaron y se cerraron al final. Para cuando el cuerpo de Naito cayó como un
muñequito de trapo, papá soltó su agarre y el hijo abrió mucho los ojos y se echó a
llorar como si estuviera destrozado. Su garganta ardía y sentía que todavía no podía
respirar bien. Jadeó y lloró y lloró y lloró tanto que despertó el sadismo que dormía
en el corazón de papá.
Elsie sacó las esposas del compartimento que tenía en el cajón. No quería atarlo y
dejar un moretón todavía más grande del que ya tenía así que las esposas parecían
ser una mejor opción. Naito miró sin comprender lo que quería hacerle. Quiso ser
rebelde y gritar que se detuviera, pero estaba tan débil que no pudo hacer nada para
defenderse… Papá le esposó las muñecas y le quitó los pantalones. Le arrebató el
cárdigan y la camiseta y lo dejó desnudo. Temblando, tan erótico. También fue lindo
que cerrara los ojos y gimiera con la cara enrojecida. Ninguna de las prostitutas que
había domesticado lloraban tan bien como lo hacía él.
Cuando Naito negó con la cabeza, todavía llorando, su padre lo agarró y frotó la
punta contra sus labios… Cada vez que el líquido preseminal tocaba su boca, se le
ponía la piel de gallina y sentía que no podía soportarlo más. Quería gritar que no lo
hiciera, que se detuviera, pero guardó silencio porque tenía miedo de que si abría la
boca, padre lo asfixiaría de nuevo o haría algo muchísimo peor con él.
Elsie simplemente golpeó los labios de su hijo con su pene antes de decir: —No hay
lubricante aquí ¿Quieres que lo ponga así para que comiences a sangrar?
Naito derramó lágrimas nuevamente y miró a su padre, pero sin abrir la boca para
decir que No. Papá, que estaba loco por meterle el pene, sonrió y tocó el flequillo de
su hijo un par de veces:
Los ojos de Naito se abrieron ante el trato de su padre. Para conseguir que se lo
mamara, él le ofrecía la opción de salir los domingos. Era un infeliz. Realmente lo
odiaba tanto… Ahora, atado con esposas, respirando lento y con mucho dolor, era
difícil pensar porque su cabeza hormigueaba como si alguien lo hubiera golpeado
con un auto. Giró hacia un lado, como para negarse. Pero mientras Naito aguantaba
la provocación, padre tenía un pene brillante, rondando por aquí y por allá en la cara
de su hijo.
—¿No? Vamos. Te estoy dando… Esa maldita libertad que tanto querías desde el
inicio ¿O deseas estar atrapado en casa para siempre? Lo haré. Puedo hacerlo peor
de lo que ya es ahora.
Sus cejas se curvaron ante las palabras que decían que estaría atrapado en casa para
siempre. Y no tenía que amenazarlo para saber que era verdad.
Padre sonrió… Y llevó el glande a la boca de su hijo. Solo era la punta, pero su boca
se había puesto sorprendentemente tensa de un momento para otro. Padre ordenó:
El pene llegó a la mitad, pero pensó que igual se iba a morir por eso. Era demasiado
grande, grueso y largo y no lo podía tragar. Papá agarró la cabeza de Naito y la
arregló como quería, moviendo su cintura y metiéndole el pene como si fuera el
agujero de su culo. La lengua de Naito estaba endurecida así que, cuando no se
movió, su padre suspiró y dijo:
—Tienes que usar la lengua, cariño. Primero succiona lentamente, desde la punta.
Su padre lo sacó un poco para que pudiera practicar. Naito cerró los ojos y, tal y
como le había dicho, chupó el glande y le lamió la uretra con la lengua. Padre gimió,
durante mucho tiempo. Se estremeció y luego le levantó la barbilla:
Naito frunció el ceño, su padre metió su pene a la garganta de Naito de una sola vez
así que contuvo la respiración y arqueó. Algo parece surgir desde adentro de su
cuerpo así que papá movió su cintura y retrocedió, pero sin quitarla. Está pegajoso.
Hay saliva enredada en su boca y en sus genitales, como una telaraña.
—Ah… Ah.
Mientras Naito intentaba respirar, movía sus manos esposadas y sacudía bastante los
hombros. Estaba teniendo muchas dificultades para tener oxígeno así que su padre le
levantó el mentón para acomodarlo en una postura más fácil. Se movió y lo hizo
arrodillarse. Agarró la espalda de su hijo y tiró de ella, todavía con su pene
increíblemente erguido… Naito jadeó y se tragó con cuidado el glande. Su lengua se
mueve como lamiendo helado… Extendió la mano, chupó la esquina y movió
lentamente la cabeza hasta llegar al punto medio.
No podía soportar los movimientos de la boca de un hijo que parecía saber bastante
bien la manera en la que se excitaba a un hombre. Seguramente habría acariciado el
pene de Rayan así, lo habría chupado justo así antes de hacer el amor… Padre lo
imaginó, y entonces lo agarró con ambas manos y lo llevó más profundo por
segunda oportunidad. El pene llegó hasta su garganta así que Naito tembló de pura
agonía. El sonido blando, el que anteriormente salía de su culo, ahora salía también
de su boca. Las lágrimas cayeron de sus ojos y las manos todavía esposadas se
agitaron desesperadamente
Naito tosió mientras gruñía entre dientes. La saliva goteaba de su barbilla y caía
sobre su muslo blanco…
Pero igual metió todo su pene sin preocuparse por los sonidos de su voz. Los
testículos de su padre tocaron la carne de su trasero y sintió que su entrada
definitivamente se iba a rasgar si continuaban en esta situación. Fue sofocante y
doloroso e incluso sus piernas comenzaron a temblar y a querer cerrarse…
Cada vez que Naito movía su mano, había un sonido de golpes de metal debido a sus
esposas. Ese sonido alertó a su padre, que estaba mirando atentamente todas sus
expresiones y jadeos. Levantó la parte superior del cuerpo de su hijo y extendió la
mano para tocarle los pezones. Estaba jugando con él, moviéndose de arriba para
abajo. Quería chupar los pezones rosados que se amoldaban perfectamente bien en
su mano pero, ahora, lo primero que deseaba era codiciar el interior de su hijo.
Revolver sus entrañas y hacer otro camino en su interior utilizando su verga…
Padre, sosteniendo su espalda, lo levantó un poco en el aire así que Naito, cansado y
sobre estimulado, cayó en la parte superior del cuerpo de Elsie para intentar respirar.
Papá también abrazó a su hijo, que se estremecía como una ramita en el viento…
Movió su cintura una vez, y otra vez hasta que la entrada se le puso roja como una
manzana madura. El pene entró, y luego salió. Y cada vez que hacía esto, en el ano
ocupado por un trozo enorme de carne, un sonido húmedo y considerablemente
lascivo se extendía hasta llenarle las orejas. Padre mordió el cuello y los hombros de
Naito, pero Naito, desde abajo, no sabía que padre estaba haciendo eso porque
estaba más concentrado en el dolor que venía desde otras áreas. Puso su frente en el
hombro de su padre y soportó. Soportó y respiró tan bien como le era posible.
—Ah… Detente…
El interior estaba tan lleno que parecía a punto de estallar. Ardiendo, como si
estuviera en llamas…
Papá, que no estaba satisfecho con conducir desde abajo, rápidamente se incorporó
lo suficiente como para recostar a Naito en la cama. El pene se sintió como si girara
por dentro y con cada nuevo temblor y espasmo, lo aplastaba tanto que Naito se
quejó y deformó la expresión de sus cejas. Padre abrió las piernas de Naito
ampliamente. Después de mezclar su cuerpo con el suyo un par de veces, le pareció
que ciertamente había mejorado un poco. Pero no como quería. Padre tocó entonces
la entrada con su dedo. Estaba flojo, lo suficientemente flojo. Padre había pensado en
domar a su hijo a su gusto. Paso a paso. Y para conocer el cuerpo de su hijo, tenía
que saber primero cómo se sentía y las cosas que sí le gustaban. Elsie era agresivo
por naturaleza y había actuado con Naito como siempre lo hacía con los demás,
pensando que así sería suficiente. Sin embargo, la verdad era que no había placer
en disfrutarlo solo. Su hijo no era como los prostitutos de antes así que tenía que
descubrir la manera de hacer que sintiera y disfrutara. Gozar, como le había
prometido antes que lo haría.
Elsie movió su pene lentamente y también agarró el de Naito. Era un pene bastante
fuerte, así que se rió. Es gracioso que los penes de padre e hijo se parezcan tanto.
—Lo
odio…
Fue un gemido diferente al anterior. No lloraba porque le doliera así que padre
finalmente sonrió. Se forzó a no perder la cabeza, enterró más su pene y continuó
acariciando el de Naito. Le agarró ambas rodillas y se metió con un vaivén
encantador de una cadera poderosa. Al igual que un martillo golpeando un cincel
cuidadosamente para no romper una escultura.
El torso de Naito fue empujado hasta que tocó la cabecera de la cama.
El pene de Naito se liberó con fuerza. Como el chorro de orina que saldría de un
niño…
Naito negó con la cabeza y se apartó. Pero padre sabía que se sentía bien gracias a
lo que había dicho. En realidad, todavía lo estaba apretando mucho con el ano.
Vaya… Naito era realmente bonito. Después de ponerlo por completo, cerró los ojos
y abrió la boca para dejar que lo frotara. Lloró y también habló sin darse cuenta. Y
eso es más de lo que su corazón podía soportar.
Mientras seguían unidos, padre le lamió el labio inferior. Quería chuparlo todo, su
saliva, su semen, su sangre de ser posible. Quería volverlo a follar… La criatura que
crearía sería tan hermosa y tan entregada a su sexo que Elsie estaba emocionado de
solo pensar en lo que podría ser. Rió:
Antes de que la poca claridad que tenía se apagara y mientras estaba todavía entre
los brazos de su padre, despegó los labios y le pidió:
Papá, que acariciaba su cabello de arriba para abajo, se rió ante su orden y sonrió
amorosamente. Lo había esposado para castigarlo, pero ahora tocaba y acariciaba
una pequeña muñeca llena de cicatrices y heridas abiertas. Naito jadeó de dolor y
entonces, su padre lo consoló y le abrazó un poco más fuerte por la espalda… Sentía
el pecho ancho y duro de Elsie, su respiración caliente y su aliento. Padre lo besó en
la cabeza y atrajo a Naito hasta que besó también su boca.
—¿Lo mato? ¿O quieres que solamente le corte la lengua, mi amor? Puedo cortarle
las manos, por golpearte.
No quería ver morir a una persona por su culpa. Y cortar su lengua también parecía
ser algo bastante cruel. Todo lo que quiere es… Simplemente hacer que no hable
sobre la relación que tiene con papá. Nunca.
—Solo haz… Que sea imposible que salga. No quiero que hable con nadie.
Era imposible decir más que eso. Naito estaba exhausto y cerró los ojos para
ponerse a dormir igual a si estuviera muerto. Y cuando se despertó, estaba todavía
en el dormitorio de su padre. Tenía acabados de un noble en las paredes y aunque en
el interior de la habitación fue donde la culminación de sus placeres tuvo lugar, en
realidad nada de lo ocurrido se notaba.
Naito, nervioso, ocultó su rostro bajo la manta ante el recuerdo de haber culminado
en las manos de su padre muchas veces. De verdad muchas veces. ¡¡Quería morir!!
Acostarse con su padre era una locura y se sentía un tanto culpable por todo esto. A
pesar de que no era lo que quería, los sentimientos de autodestrucción inundaron el
espíritu de Naito en cuanto se envolvió entre sus brazos un poco más y con fuerza…
La idea de que tenía que huir estaba empujando su mente pero solo estaba
allí, teniendo sexo en la cama de su padre.
—¡Déjame ir!
Naito se enojó, incluso sin comprobar quién era. Pero quien sea que fuera había
sido golpeado por la mano agresiva de Naito. Se precipitó hacia la manija…
Naito detuvo el flujo de sangre con los dedos y miró a su hermano, quien bloqueaba
la puerta utilizando todo su cuerpo. Alto tragó saliva, como asustado por los ojos de
un hombre que parecía querer matarlo, pero de todas maneras no se movió.
Tartamudeó:
—Quítate de en medio.
—Hermano…
—¡Quítate!
Naito agarró el brazo de su hermano con ambas manos y lo jaló contra su cuerpo.
Sin embargo, Alto rápidamente se defendió y tomó la muñeca de Naito para que no
se fuera de allí… Naito aún era considerablemente musculoso, pero fue detenido por
un pequeño Alto. Lo suficiente como para que estuviera en shock y le provocara que
doliera.
—¡No te metas conmigo ni saques el tema de vivir aquí por mi culpa! ¿Sabes que
voy a hacer para que hables de mi con una verdadera razón? Te lo diré, ¡Primero me
voy a encargar de deshacerme de ti!
Naito, mirando con odio a su hermano, quien una vez fue precioso y amado
sinceramente por él, abrió la puerta y salió de inmediato con paso decidido. Sin
embargo, unos pasos adelante, se derrumbó sobre el suelo con un rostro sombrío y
comenzó a temblar. Su cabeza estaba mareada, mantuvo su mano sobre sus rodillas
todo el tiempo y respiró casi a jadeos. Sentía que se caería muy pronto así que,
utilizando todo su esfuerzo y fuerza de voluntad, Naito se paró y caminó hasta llegar
frente a la casa de su padre…
Entonces no…
Naito lloraba y lloraba, como un niño lastimado, así que no pudo darse cuenta de las
pisadas que iban hacia él.
—Joven maestro.
Allí estaban otra vez, los pies de Contor. Naito se secó las lágrimas y lo miró,
inexpresivo. Ignorando la mano que estaba frente a él, se incorporó, tambaleándose.
Caminó para atrás y dijo:
—No me toques.
—¿Estás herido?
Preguntó Contor. Naito se limpió la nariz con la manga. Tenía sangre seca y se
notaba a kilómetros… Pero fingió que no.
—¿Cuándo te pusiste de su lado?— Era una pregunta extraña porque siempre estuvo
de su lado, pero de todas maneras continuó diciendo: —¿Cuándo empezó a instalar
cámaras en casa y a monitorearme?
—¿Por qué papá estaba tan convencido de que Rayan era la persona con la que me
acosté?
Padre lo dijo claramente, que había encontrado al hombre que tuvo sexo con él. El
rostro de su padre parecía el de alguien convencido. Todas sus palabras, cada uno de
sus ademanes. Se preguntaba ¿Cómo sabía? ¿Había sido por Contor? ¿Su hermano?
El guardaespaldas carraspeó:
—El presidente había ido a buscar una lista de invitados y descubrió que un tal
Rayan estaba allí. Le llamó la atención porque venía de la misma ciudad natal de su
hijo.
—Continúa…
—Conocía al duque Jodrick , quien resultó ser su padre, así que cuando lo visitó,
preguntó “¿Sabías que Rayan y mi hijo Naito son amigos cercanos?” Entonces el
duque dijo que lo sabía. Además, el duque comentó que su hijo dijo que… Te
amaba. Aunque parece que lo tomó como algo infantil. El duque dijo que los dos
eran muy unidos y que iban a ir juntos a la universidad cuando terminaran la
preparatoria.
El duque de Jodrick era particularmente bueno con Rayan. Sin embargo, debido a
que era muy joven cuando conoció a su madre, intencionalmente los hizo vivir en un
barrio pobre en lugar de meterlos en el registro de su familia. De algún modo, temía
que su padre, que todavía estaba vivo, matara a Rayan o lo desterrara y cuando lo
tuvo nuevamente con él, en la capital, fue atesorado como una joya entre sus manos.
—El presidente simplemente me dijo que esperara hasta que Rayan te visitara. Dijo
que lo toleraría, mientras tanto.
De hecho, unos meses después, Rayan vino a verlo para hacer la tarea así que, fue el
momento en que las cámaras se pusieron en acción. Pensar que había esperado a
que llegara Rayan para comprobar su punto y luego esperara más para capturarlos, le
hizo tener la piel de gallina. Definitivamente no quería entrar en esa casa de nuevo.
Si hay cámaras, se siente como si tuviera los ojos de papá por todo el cuerpo y eso a
su vez, le corta terriblemente la respiración.
Naito, que solo miraba al suelo sin comprender, levantó la cabeza. Por ahora,
incluso ante cosas muy pequeñas, Contor parecía responder a la perfección así que
dijo:
Contor asintió.
—Bueno.
Y si Rayan estaba bien, entonces eso era todo. Naito quería ver a Rayan y
abrazarlo… Pero ahora pensaba que era el momento de dejarlo ir. Si se involucraba
más con él, solo cosas malas podían pasarle y no estaba dispuesto a perderlo para
siempre. Si Rayan no fuera el hijo ilegítimo del duque, tal vez hubiera sido golpeado
por su padre hasta morir así que… Tenía que aprovechar y renunciar a él, por el bien
de Rayan.
Con un gemido agonizante, se cubrió el torso con ambas manos, cerró los ojos y…
Se rindió. Incluso aunque fuera algo momentáneo.
Capítulo 14
Elsie escuchó que la condición física de Naito era mala, así que fue personalmente
por él para llevarlo a su habitación…
Con la cara en la almohada, Naito, quien se ocultaba para evitar la mirada tan
intensa de su padre, de repente levantó la cabeza ante el recuerdo de una pregunta
que quería hacerle desde ya algunos días… Papá estaba sentado en la silla, y lo
miraba con los brazos cruzados sobre su abdomen y una pierna encima de la otra. Su
cuerpo se estremeció ante el sonido de una risa deslumbrante en una cara angelical.
Pero ese rostro pulcro y su pene, eran cosas que contrastaban terriblemente bien.
—Pues… Desde hace un tiempo han existido muchas cosas que he querido que
hagamos juntos.
Frunció el ceño. Cuando salió la sonrisa de su padre, tan extensa e hipócrita, Naito
tuvo que contener sus sentimientos y apretar los labios. Esperó un segundo, dos, y
luego dijo:
Las mejillas de Naito gradualmente se volvieron rojas. Él, que no pudo superar la
vergüenza, levantó la manta y cubrió toda su cara con ella una vez más, hasta sus
ojos. Su padre estaba muy serio, con la barbilla entre su mano y los ojos rondando
por aquí y por allá en el cuerpo de su hijo. Finalmente abrió la boca y simplemente
respondió:
Naito se rió ante la inesperada respuesta, pero padre suspiró como si estuviera
hablando completamente en serio. Él estaba en la silla, pero luego se incorporó y se
acercó hasta sentarse también en la cama. Le acarició la frente con una mano
cariñosa y luego comenzó a peinarle el cabello. Como con su cara, fue un toque
amoroso, pausado y cálido. Sus ojos estaban realmente brillantes, igual a si mirara a
su amante.
La mano de su padre se detuvo. Luego, los dedos bajaron y se dedicaron a tocar los
labios de Naito…
—No. Pero igual estoy muy molesto. Quiero decir, me robaron a mi hijo. Así que
supongo que por eso decidí que iba a dar un gran paso contigo… Porque de todos
modos eres mío. Eres mío así que no importa lo que haga o deje de hacer.
Era un padre con una lógica bastante extraña para su gusto. Naito quitó la mano de
Elsie y se apartó. Ya no pueden tener más sexo del que han tenido. Si cae de
nuevo, si lo deja entrar de nuevo, entonces definitivamente su cuerpo y su mente
estarán otra vez distantes y no podrá hablar o entender lo que pasa.
—Mañana tampoco.
—Pasado mañana.
—Lo estoy haciendo con mi padre… Y eso es horrible. Teniendo sexo con mi papá,
me siento enfermo.
—¿Por qué no solo lo admites y ya? Fue bueno, porque te dí justo en el punto que te
gusta.
—¡No hables así! ¡Siento que mis oídos se van a pudrir solo de escucharte!
—No te preocupes. Algo como esto no puede pudrirlos.
Se sentía como si estuviera siendo aplastado por una pared pesada porque los brazos
de Elsie eran firmes y aterradores.
—¿Um?
La expresión de Naito se deformó ante el elogio tan abierto, como diciendo: —¿Qué
está diciendo ahora este loco?— Estaba impotente así que chasqueó la lengua, y
cuando escuchó este pequeño sonidito, su padre sonrió y besó los labios de Naito
nuevamente. Igual a si ya fuera una costumbre entre los dos.
Al principio, fue un beso sincero que pareció pedir permiso. Con el tiempo, el beso
se volvió más denso, igual a si pidiera sexo…
Se le escapó un gemido…
Empujó el hombro de su padre un par de veces, pero no pasó nada. En realidad, el
impulso de su padre viene tan violento como una ola enorme por lo que Naito, no
tuvo más remedio que acostarse en la cama para poderlo besar tanto como ese
hombre parecía querer.
Con los labios húmedos, su padre sonrió cuando vio a Naito jadear con la cara
completamente roja: —Solo quiero quedarme contigo, porque te amo.
—En realidad, te odiaba… No, lo más razonable es decir que odiaba a los niños. Me
preguntaba ¿Por qué tuvieron que nacer? ¿Por qué tuve que tener hijos? Cuando
era más joven, me molestaba mucho, en serio… Pero creo que ahora entiendo la
razón de tu nacimiento.
Elsie tocó el rostro de Naito con el dorso de los dedos… Cuanto más se da cuenta de
los sentimientos de su padre, más odiaba el afecto que parecía desprender por él.
Naito cerró los ojos con fuerza. Todo lo que pudo hacer, fue cerrarlos y tratar de
encontrar algún sentido en esto. Padre extendió la mano y susurró, tocando su
vientre plano
—Pero te quiero tanto, que creo que si tú tuvieras a mi bebé no estaría nada mal. Sí,
ojalá pudieras embarazarte de mí. ¿Sería tu hermano o sería tu hijo?
Padre le agarró la barbilla: —Pero todavía tenemos mucho tiempo para intentar ¿No
es verdad?
Sus labios se pegaron tiernamente a los suyos. La mano de Naito, flotando en el aire,
terminó por agarrar su hombro hasta apretar… El beso se profundizó con un toque
débil.
Capítulo 15
Naito tuvo que intentar regularizarse por su cuenta porque a papá realmente parecía
importarle que tuviera buenas notas. Y no estaba conforme con el cese repentino que
Naito había tenido en la escuela. Tenía que llenar sus faltas, ponerse al corriente y
aprobar. En realidad, estaba a punto de tomar su último examen así que la ceremonia
de graduación simplemente se convirtió en un hecho que no podía ser…
Pero no quería que fuera provocado por su padre. No por rendirse por su padre, al
menos.
Naito miró a Lewis, su caballo, y murmuró esto con una voz increíblemente seca y
pesada. A veces solamente iba al establo para ver su condición y, últimamente,
estaba pensando que Lewis quería salir y que tal vez, incluso lo odiaba por
encerrarlo.
Ya no podía estar allí más de cinco minutos porque comenzaba a sentir lástima por
sí mismo. Y esta vez, cuando salió, descubrió que ya había comenzado a llover. No
tenía paraguas, así que estaba caminando bajo la lluvia de un modo lamentable y
pausado.
Cuando se aproximó un poco más y miró de cerca para intentar ver de quién era el
cachorro, descubrió que Alto le llamaba y después, que incluso lo ponía entre sus
brazos. Su padre lo trajo como regalo para él, a quien le gustaban mucho los perros
desde siempre. El cachorro corrió muy rápido cuando lo escuchó caminar de nuevo
y golpeó a Naito en la cara al aventarse contra su pecho, familiarizado con su aroma
que a final de cuentas, era parecido al de su hermano. Naito cayó al pasto, con agua
de lluvia… Pero el lugar que fue abusado por su padre comenzó a doler.
Frunció el ceño.
Cuando Naito tocó el rostro jadeante y encantador del perro, su cuerpo se volvió un
poco más tranquilo por un segundo. Lo abrazó, y el olor fragante de su torso peludo
se mezcló con el aroma del agua.
Naito se puso de pie en el momento en que observó que se acercaba el dueño: Alto,
enfundado en un impermeable, corrió hasta él con las manos extendidas y luego, se
quedó parado para ver como Naito acariciaba la cabeza del perro.
Naito apuntó a su hermano: —Ve con él, anda… No creo que quiera que estés
conmigo.
Alto, que se había puesto rígido, se rió como si se sintiera aliviado cuando el
pequeño perrito caminó de nuevo hacía él. Naito, mirando la parte posterior del
cuerpo de su hermano por un tiempo bastante considerablemente, simplemente
decidió darle la espalda e irse de allí. No es por Alto o el perro, es solo que se sentía
demasiado mal para vivir como si nada y no quería entrar a una casa con cámaras
por todas direcciones.
Alto, que estaba viendo a Naito, parado solo y bajo la lluvia, se aproximó en un
impulso inconsciente. Naito volvió la cabeza al escuchar sus pasos. Tragó
saliva… La cara de Naito, la que había visto muchas veces antes, el rostro del
hermano mayor que conocía y respetaba en el pasado, ya no era el mismo. Las
sombras le hacían parecer un cadáver y estaba increíblemente pálido y delgado
también. No creía que estuviera tomando medicamentos, pero sus ojos borrosos le
hacían pensar que así era.
Naito sonrió ante la pregunta de Alto. Se secó el cabello mojado por la lluvia y dijo:
—Nada lo hace…
—Oye… Hermano.
Alto murmuró de nuevo y se acercó otro paso. Naito, quien estaba disgustado por
esto, se cruzó de brazos y apretó los dedos un poco más contra su piel. Era molesto
que la lluvia se le clavara en los ojos, pero igual esperó hasta que Alto habló.
—¿Qué?
—Me puse en contacto con Rayan.
—¿Por qué hiciste eso?— Preguntó. Después de limpiar la lluvia que corría por su
cara, Naito fue quien se aproximó ahora para sostener el brazo de Alto. Parecía
honestamente desesperado: —¿Qué dijo Rayan?
—Sí.
Parados, uno al lado de otro, Naito y Alto hablaron silenciosamente por un buen rato
antes de decirle que se fuera y Naito siguiera silenciosamente hacía adelante…
La casa estaba iluminada por todas partes, así que Naito frunció el ceño apenas
entró. Estaba mojado, por lo que pasó directamente al baño sin ir primero al
dormitorio. Ya hay agua en la bañera y entiende perfectamente bien que solo
había una persona capaz de hacer esto mientras él se encontraba lejos…
Naito se metió en la bañera y cuando entró al agua caliente de golpe, su cuerpo frío
se relajó tan gradualmente que incluso comenzó a cerrar los ojos.
Después de pasar mucho tiempo sin hacer nada, se estiró. Su cabeza estaba mareada,
pero de todas maneras, sosteniendo su frente con los dedos, caminó hacia la cabina
de ducha y dejó correr toda el agua helada. Después de lavarse lentamente, se puso
una bata y salió para ir directo a la cama… Padre estaba subiendo las
escaleras. Caminando con una mano en el bolsillo del pantalón y un aspecto
sombrío y somnoliento que era difícil pasar por alto. Parecía bastante agresivo
cuando los ojos morados de su padre se clavaron fijamente en los suyos e instantes
después, la mano de ese mismo hombre llegó lentamente desde una esquina y le
agarró la nuca.
Los labios de papá y de hijo se tocaron suavemente, sin ninguna rebelión. Con su
mano, acarició y bajó hasta tocar sobre su pecho humedecido…
Pero papá lo ignoró, y tomó a Naito entre sus brazos para acomodarlo contra él.
Bajó las dos manos y le abrió con ellas un agujero que estaba lo suficientemente
seco.
Papá le chupó los labios con fuerza y le abrió las piernas. Lo enloqueció con un
beso, luego abrió su culo y colocó su dedo justo allí… No había nada húmedo ni
correctamente preparado.
Naito de repente se rebeló, así que papá agarró a su hijo del brazo y trató de darle la
vuelta. El problema, era Alto, que estaba de pie frente a ellos con un cachorro entre
sus brazos. Todavía tenía un impermeable… Pareció haber sido alcanzado por un
rayo así que padre solamente se rió. Volteó la cabeza y vio a su hijo, que ya se
estaba abrochando la bata. Estaba tratando de escapar hacía otro lado, así que papá
lo agarró de la muñeca y lo sujetó contra su pecho para que pudiera ver. El hijo lloró
cubriéndose la cara. Era una atmósfera extraña. Incluso estando tan enfermo, jamás
se había visto como lo estaba haciendo ahora. Como si el mundo se hubiera
derrumbado sobre él.
Papá miró a su hijo y lo acomodó de tal forma que le fue fácil poner la frente sobre
su hombro. Lo abrazó… El cuerpo de Naito temblaba como el de alguien que
experimentaba un fuerte resfriado. Una reacción diferente a cuando Keshan los
descubrió. Naito parecía realmente sorprendido y triste.
El padre, que envolvía a un hijo que se acurrucaba contra su playera como un gato
bajo la lluvia, vio a su otro hijo, Alto, que se había quedado tan quieto como una
piedra. Solo un cuerpo, que no sabe nada ni puede hablar.
Naito se colgó de la ropa de su padre y lloró con urgencia. Quería escapar, así que
suplicó y después, lo hizo de nuevo. El pene de Naito era visible a través de la bata
abierta y eso por si mismo, ya era demasiado emocionante.
Su padre, quien miró a Alto, agarró la nuca de Naito y lo empujó hasta dejarlo
acomodado en el pasamanos de la escalera. Naito, quien sintió la situación que se
avecinaba, se agarró del metal y volvió a rogarle a su padre. Cerró los ojos con
fuerza, incluso dejando que las lágrimas cayeran hacía los mosaicos.
—Tenemos que demostrarlo correctamente, para hacerles ver a todos qué relación
tenemos.
Naito agitó la cabeza y trató de escapar por tercera vez. Padre lo abrazó y lo inclinó
incluso aunque Naito puso todo de su poder para aguantar y quedarse quieto.
Cuando se soltó, fuera de los brazos de su padre, Naito utilizó el puño y el pie para
golpearlo directo en la cara:
Los ojos de Naito brillaban de ira debido a la forma en que estaba actuando con él,
frente a Alto. El puño del joven, enojado por el hecho, entró directamente en la
barbilla de su padre y le provocó retroceder. Volvió a golpearlo, y a golpearlo, y en
la tercera oportunidad, su padre agarró el brazo de Naito y lo retorció con fuerza
hacia atrás:
—¡Ah!
—¿Qué tan lejos has visto?— Su padre le preguntó esto a Alto… Pero Alto todavía
estaba de pie, con una expresión completamente en blanco. Volvió a repetir: —
¿¡Qué tanto has visto!?
—¿Ya oíste?
Dijo el padre, mirando la espalda de un hijo que lloraba y que todavía tenía los
dedos unidos a él.
Naito negó con la cabeza como loco. Sus hombros seguían temblando. —No. Esto
no es posible…
Padre suspiró, miró a Alto con ojos llenos de irritación y luego sonrió de una forma
considerablemente aterradora: Alto arruinó el ambiente, así que ahora alterna la
mirada entre Alto y Naito y luego dice:
—Ven aquí.
Alto se acercó, con el rostro pálido y visiblemente duro. Papá, que vio la manera en
la que temblaba, extendió los brazos, sostuvo el hombro de su hijo y susurró muy
cerca de su oído: —Te voy a decir algo, si solo cierras los ojos y sales, no pasará
nada importante contigo ¿Estamos claros?
—Pero, mi hermano…
Por primera vez, Alto se animó a hacer algo parecido a la rebelión. Pero los ojos de
su padre, cuando se enojaba, eran tan profundos que las palabras simplemente no
salieron bien. Cuando su padre lo agarró por el hombro nuevamente y no lo soltó,
Alto soltó un débil:
—Todavía es un niño.
Se quebró, y salió una voz ronca que indicaba que podría ponerse a llorar de un
momento para otro. El padre, que lo escuchó, se elevó de hombros:
—Aún así, tiene que hacerlo bien cuando le doy una orden. Si no capta las cosas
desde ahora, niño o no, entonces no me sirve.
Con su gran mano, apretó un poco más el hombro de Alto y lo agitó como si fuera
una ramita. La cara de Alto se puso casi transparente porque, a diferencia de
Naito, Alto nunca había sido regañado por su padre de esta manera. Y el hecho de
que Alto estuviera asustado y se estremeciera frente a Naito, provocó que el
muchacho se mordiera la lengua y comenzara a sollozar.
Elsie torció a Alto… Y cuando Alto intentó mirar, papá lo atrapó de nuevo así que
no pudo moverse. Elsie despegó los dedos simplemente para limpiarle las lágrimas
que comenzaban a correr.
—Papá…
Alto llamó a su padre con voz llorosa. Elsie sonrió brevemente y al final, miró al
cuerpo que se había ido corriendo para esconderse justo en la esquina… Cuerpo
caído, manos abrazándose. El cuerpo de Naito estaba deprimido porque odiaba esta
atmósfera casi tanto como lo hacía Alto.
—La única razón por la que pudiste vivir en esta casa tan cómodamente durante
años, fue por tu hermano. Porque me gusta tu hermano. Agradécele, anda. Gracias
por permitir que papá me dejara crecer.
Alto se tragó las lágrimas, que seguían cayendo gracias a las palabras de su padre y
entonces, asintió. Lo sabía muy bien, todo lo que dijo. Incluso desde el inicio, pudo
ver que su hermano y él eran muy diferentes. La única persona que no lo sabía era,
precisamente, el mismo Naito. Pero ¡Demonios! Siempre fue evidente que para su
padre Alto era solo un accesorio que venía con su hermano. El interés de papá
siempre fue Naito y aunque al principio estaba celoso, luego pensó que había tenido
suerte. Después de todo, Alto podía vivir en paz y con completa libertad cuando
estaba a la sombra de su hermano. Inicialmente podía decir que lo sentía por Naito,
pero a medida que pasaban los años, incluso se volvió algo aburrido… Pero esta fue
la primera vez en que vio a su hermano tan débil. Incluso cuando murió su madre,
no lloró así. Y tampoco lo había hecho él. Ahora Elsie atrapaba sus lágrimas tan
pronto como caían hasta que Alto dio un paso para atrás.
Cuando lo vio girar la cabeza y decir —No ví nada— sabiendo que estaba herido, el
dolor fue tan grande que lo dejó temblando.
Al final, su hermano menor decidió que quería vivir cómodamente, aunque para eso
tuviera que ocuparlo a él como un trampolín.
—Ven aquí.
Padre dijo esto con un rostro orgulloso. Pero lo que había hecho con Naito fue lo
suficientemente terrible como para arruinar el espíritu que había intentado mantener
con tantas ganas. Naito se quedó quieto incluso cuando su padre no lo estaba
tocando y sin negarse o luchar, dejó que papá lo llevara a la cama para acostarlo.
Le abrió las piernas y forzó a su agujero a abrirse para entrar. Y aunque estuviera
abierto, estaba seco y el pene ardientemente erecto entraba en el denso interior casi
arrastrándose. ¡Fue más doloroso que nunca antes! Aunque Naito soportó el dolor
mientras sostenía la sabana con ambas manos. Parecía estar roto. Su culo no
soportaba un pene tan grande, duro y largo y además, no estaba de humor.
Naito miró a su padre, parpadeando unos ojos que estaba tratando de cerrar… Los
ojos morados de papá estaban manchados de emoción y en el centro, casi brillando,
veía reflejado su propio rostro. Tocó su mejilla… Fue la primera vez que su hijo lo
tocó así que, como si papá no lo creyera, se quedó pasmado y comenzó a gemir.
Agarró el hombro de Naito y lo presionó para abajo. El pene de su padre se hizo más
grande:
Naito gimió y tocó el hermoso rostro y los firmes hombros de su padre. Envolvió su
cuello con ambas manos y entonces, su entrada se abrió completamente para él y el
crujido y húmedo sonido se extendió de forma obscena por todas las paredes.
Parecía intimidante que su pene entrara y saliera por un ano tan chiquito así que, en
un momento dado, Naito casi le cortó el cuello a su padre con un abrazo. La cintura
de Elsie se movió en un lío terrible y su conciencia gradualmente se volvió borrosa.
El placer, que se había elevado brillantemente, se convirtió en una enorme llama y
dominó su cuerpo.
—Definitivamente te mataré.
—Demasiado profundo…
La mirada de papá lo ponía tan asustado que temblaba y temblaba y siempre que eso
pasaba, Elsie, como si estuviera intentando tranquilizarlo cada vez, le acariciaba la
cabeza y luego lo abrazaba con fuerza contra su pecho. Eso no era suficiente para él,
así que llamaba a su mamá casi a gritos. Y mamá se acercaba y lo arrullaba en
silencio.
Cuando era abrazado por su madre, solo miraba a papá para comprobar que no
estuviera enojado con él por preferirla a ella…. Pero parecía que a su padre
realmente no le importaba mucho que digamos. Aparentemente, miraba a Naito con
unos ojos apagados y luego, se daba la vuelta para dedicarse a algo más.
Entonces un día, Naito, que se divirtió con un amigo local en una tarde lluviosa,
tuvo un fuerte resfriado que le hizo sufrir por un día entero. Mamá tenía que irse a
trabajar y Alto era tan pequeño que su madre lo dejó en casa del vecino. Naito tenía
miedo de estar solito así que aunque fue embarazoso, después de pensarlo varias
veces y tachar todas las opciones existentes, su madre le pidió ayuda a papá. Su
padre, que había estado vestido con un traje completo, se molestó por la petición de
su madre y cuando ella se puso a llorar, el hombre se arrancó la corbata y la aventó
al suelo.
Y salió.
Naito, quien se quedó solo con su padre en una casa pequeñita, se volvió hacia el
hombre y lo observó por algunos minutos. Su padre, sentado de espaldas al sol, era
como un dios mítico. Un ser perfecto. Y cuando el periódico que su padre había
estado leyendo se apartó de su cara y lo dejó completamente al descubierto, el
hombre miró a Naito con sus ojos feroces, como si estuviera enojado todavía, y
luego, lentamente extendió su mano… Padre era muy tierno cuando se lo proponía.
Sus manos cubrieron la frente de Naito:
—Estás ardiendo. ¿Por qué saliste a jugar en un día lluvioso? ¡Ya te había dicho que
eso es algo que no tienes que hacer!
Papá lo estaba regañando así que Naito, sorprendido por el enfado de su padre,
comenzó a llorar de nuevo. Era tan aterrador…
—Perdón…
Elsie suspiró ante una voz que parecía no tener energía. Luego, simplemente dejó a
Naito y salió del cuarto… Puede que no quisiera verlo por ahora para no reaccionar
mal así que Naito, que se sentía mal y cansado, revoloteó, se volvió y se acostó.
Prefiriendo dormir que ponerse a pensar.
—Estoy mareado…
Papá dejó las cosas en su buró y agarró a Naito entre sus brazos. El niño se
estremeció ante un acto demasiado radical y además, porque tenía mucho miedo de
hacerlo enojar. Tenía miedo de que gritara… Pero su padre se comportó en contra
de las expectativas de Naito. Se sentó en una silla y con una cucharita de plástico
comenzó a mover el estofado de carne hasta hacerlo flotar. Era un guiso que su
madre preparó y calentó para el enfermo Naito antes de salir. Papá solo tuvo que
ponerlo en un plato.
Parecía similar a esa vez, pero en una situación completamente diferente. Las manos
de su padre ahora tienen una vajilla para adultos, no para niños, y él ya no era lo
suficientemente joven como para que su padre lo alimentara en la boca. Ya no era
una relación normal entre padre e hijo y dicho esto, incluso podía decir que era más
bien, un trato de amante o de pareja sexual. No. Los dos estaban en una relación que
no podía definirse con ninguna palabra.
Elsie dejó los platos que sostenía, sobre una pequeña mesita que estaba en un rincón.
El olor del guiso de carne que comió cuando era pequeño era similar a lo que tenía
ahora frente a él pero igual no le hizo caso. Padre le dió una patada la cama, así que
el colchón tembló con gran fuerza. Aún así, Naito no se movió.
Padre hablaba específicamente sobre lo que Alto había visto. No debe haber sido
gran cosa para él, pero desde el punto de vista de Naito había sido humillante,
aterrador y triste. Por supuesto, papá no sabía cuáles eran los sentimientos de Naito.
Siempre fue un hombre así. Una persona que tenía las fiestas, la diversión y el
salvajismo como concepto de vida por lo que no parecía tenerle nada de empatía.
—¿Cuál es el problema?
No podía moverse porque tenía la cara en la mano de su padre, pero igual lo miró
fijamente a los ojos para que notara que no tenía miedo. Elsie era guapo a pesar de
que estaba frunciendo el ceño y su atuendo parecía el de una sesión de modelaje.
Como si estuviera listo para aparecer en una revista. Su padre era una persona
guapa, pasara lo que pasara.
—¿Papá no lo sabe?
Luchó contra su voz ronca, pero igual no salió de la manera que deseaba.
Naito parecía enojado: —¿Crees que me quedaré quieto? ¿No opinas que puedo
volverme loco y matarte?
Naito cerró la boca y miró a su padre. Como si papá pensara que era lindo, la
mejilla de Naito se apretó con fuerza utilizando los dedos.
—Eres mi destino.
Naito estaba enojado cuando empujó la mano de su padre. Padre dio un paso para
atrás
—Si quieres matarme, come bien primero. Para que puedas huir decentemente al
menos. Mis hombre te van a perseguir gritando “Lo mató.” “Ayuda” “¡Aaah!” Y
sería penoso para ti.
—Apártate…
—Como quieras.
Padre agarró la vajilla y se encogió de hombros… Y mientras salía del cuarto, Naito
se levantó de la cama, todavía con su cuerpo tambaleándose y los dedos temblorosos
pese a que mantenía su centro. Caminó hacia el armario y primero tomó una
camiseta azul holgada con capucha y unos pantaloncitos cortos. Pasó por el cajón de
la derecha, sacó unos guantes de cuero y después, ya vestido y todo, Naito salió y
bajó lentamente las escaleras: Todo estaba increíblemente normal. Había
decoraciones espléndidas que solo podrías ver en un museo y en algún lugar entre
ellos, estaba la puta cámara.
Naito salió de la casa y se dirigió al cuartito del viejo mayordomo. Alto practicaba
béisbol cuando era niño así que, cuando le pidió al hombre un bate, le mostró una
sala de equipamiento deportivo completo y extenso. Naito tomó el bate y regresó…
El lugar al que entró primero fue la sala de juegos. Naito se acomodó los guantes,
agarró hábilmente el bate de béisbol y comenzó a romperlo todo. Ordenador portátil,
computadoras, consolas de juegos, todo se rompió. Luego se dirigió a la cocina y
“Crash” Romper la cámara ya no era el propósito. Naito simplemente rompió todo lo
que podía ver. Las cosas que pertenecían a papá. Estaba muy enojado y no podía
soportarlo. Su cabeza estaba caliente de ira y la razón se le desvaneció. Sin embargo,
a pesar de que la cocina estaba destrozada, no pudo escuchar a su padre ni a los
guardaespaldas venir. No había pasados, ni respiraciones y Naito subió al segundo
piso y abrió la puerta del dormitorio de par en par. Era el espacio más
odiado. ¡Debería haberlo eliminado desde el principio! Había pisado un trozo de
vidrio así que aunque las plantas de sus pies estaban sangrando, ni siquiera podía
sentir dolor.
Naito se rió.
Naito frunció el ceño ante la fuerza que parecía romper su muñeca. Finalmente, su
padre le quitó los cerillos y los aventó hacía la esquina mientras chasqueaba la boca.
Elsie agarró la cintura de su hijo y tiró de ella hasta dejarlo descansando entre sus
brazos. Depositó un beso corto en los labios de Naito y al mismo tiempo, el hombre,
que le quitó los guantes de las manos, sonrió de esa manera inocente que odiaba
tanto. Como un niño con un regalo.
—… ¿Me criaste con este propósito desde el principio? Yo ¿Hice algo malo para
que me trataras así? Yo, yo…
—¿…Qué?
—Que te amo.
Naito tuvo que quedarse en el dormitorio de su padre hasta que repararan la casa y
Alto, que había estado rondado por cada una de las habitaciones recientemente, se
volvió algo similar a un grano de arena en su boca. Parecía que caminaba con
frecuencia fuera de la habitación así que, por más que trataba de no toparse con él,
no era algo que pudiera evitarse eternamente.
Su padre, que trabajaba de noche, era una persona que dormía por la mañana.
Cuando Naito comenzó a vivir en esta casa, Elsie se despertaba durante horas
increíblemente inusuales y acosaba a Naito a tal punto que extendieron sus
actividades a otros lugares además del dormitorio. Lo hicieron en la mesa, en el sofá
y en el escritorio del estudio de su padre. En la alfombra, fuera de ella, y también tan
constantemente que era evidente que estas dos personas tenían una relación.
Alto, que había presenciado esto desde la distancia, parecía sentirse tan incómodo
que llegaba justo a tiempo para obligar a su padre a irse a trabajar.
Naito cerró los ojos dentro de la bañera y se hundió en sus propios pensamientos
destructivos. En momentos como estos tenía que estar tranquilo y se repetía
constantemente que no debía perder los estribos. No importaba lo loco que estuviera
y no importaba lo mucho que creyera que iba a morir. En el momento en que se
rindiera y renunciara a su propia voluntad para caer en la de su padre, entonces sería
el momento en el que su vida terminaría para siempre.
Después de beber el agua helada que habían preparado para él, su mente volvió a la
normalidad en un segundo. Sacó el hielo del vaso, lo colocó en su boca e
inclinándose suavemente para adelante, se empapó en la bañera y se sumergió
durante bastante tiempo. El agua caliente siempre curaba el cuerpo que había
estado sufriendo…
Papá no tenía ninguna intención de liberar a Naito. Más bien, parecía disfrutar con
eso de tener su cuerpo a voluntad entre sus manos y mientras jugaba con él, sentía
que se caía cada vez más y más en un agujero sin retorno.
Por ahora, lo único que podía considerar cierto era que su padre se había
enamorado de él. Descubrió que no era mentira a través de varios experimentos:
Cuando la mano de Naito se posaba sobre la suya, papá estaba tan emocionado
como un adolescente. Y cuando no se apartaba de él, sus ojos violetas brillaban con
calor. Emocionados y tal y como si fuera todo para él. Naito pensó en utilizar estos
hallazgos para salir de casa. Papá regularmente se iba de vacaciones en verano.
Siempre se llevaba a su amante pero, esta vez, había una alta probabilidad de que se
lo llevara a él. Naito entonces fingiría ser arrastrado y pediría como condición
adicional llevarse también a Alto. Definitivamente preguntaría por qué estaba
llamando por él pero, como lo amaba, pedirlo un par de veces tendría que ser
suficiente… Y obviamente, pensaba utilizar muy bien a su querido hermanito.
El plan estaba a medias dentro de su cabeza. Pensaba en ese día prácticamente todo
el tiempo, creyendo que si era obediente en la medida de lo posible, definitivamente
podía resultar.
Naito se levantó después de beber toda el agua restante en su vaso. Se puso una
camiseta negra, unos pantalones de mezclilla y salió por puro instinto. No tenía
apetito, pero sentía que tenía que llevar cualquier cosa a su boca de inmediato para
quitarse la ansiedad. Caminó… Joe, el chef de su padre, estaba sacando el pan del
horno para cuando llegó a la cocina. ¡Y ese era su pan favorito! El hombre, que
sintió la mirada de Naito, sonrió de inmediato y señaló un pastel utilizando toda la
mano. Era el pastel de chocolate favorito de Naito y Alto desde que eran niños, así
que inmediatamente lo tomó y se fue a la mesita de la esquina para comenzar a
comer:
—¿Estás bien?
—Sí…
Zora, la hija del chef y a quien conocía desde que era muy chiquitita, escribía algo
en una hoja de papel bastante colorida. Joe buscó algunos utensilios de cocina y
después de organizarse, se paró junto a Naito y vertió la leche en unas tazas vacías.
Le ofreció una servilleta, Naito la tomó y entonces dijo secamente, —Gracias—
. Haciendo más fácil que el cocinero analizara de mejor manera su rostro. Es más
blanco que antes, pero también estaba extrañamente pulcro. Sus ojos se veían
apagados así que no pudo evitar preguntar:
Joe preguntó en secreto porque había notado que el ambiente en la casa no estaba
del todo bien. Naito, dando vueltas y vueltas al tenedor dijo:
—No es nada.
—Trabajo aquí desde hace más de 10 años. Y ahora, parece que entre el presidente y
tú las cosas…
No quería escucharlo más, así que Naito se esforzó por decir: —Ya dije que todo
está bien, en serio.
Eso era mentira, claramente. No podía ayudar. En realidad ¿Quién podría hacerlo
alguna vez? Su padre, que compartía sangre con él, estaba obligándole
constantemente a tener sexo como si fuera su amante. De hecho, Naito, recordando
la mirada apasionada de papá, perdió el apetito y dejó el tenedor.
—Naito.
¿Lo pensó demasiado fuerte? Los ojos de Joe estaban llenos de decepción así que
Naito estaba evidentemente avergonzado. Dejó el pastel y dijo:
Joe agarró su pecho y preguntó con impaciencia. Bueno, con el carácter feroz de su
padre era obvio que el cocinero tendría miedo de lo que diría si manejaba las cosas
mal. El hombre ofrecía una cobertura enorme de salario, bienestar y jubilación y por
eso, la gente de su padre seguía trabajando allí a pesar de que le tenían miedo. Naito
se atragantó debido a sus memorias, así que tragó leche para pasarse el pastel. Dejó
la taza vacía y amorosamente dijo, para no preocuparlo:
—No tienes que temer por mi ¿Bueno? Prometo que no pasa nada.
Tan pronto como sonrió, Joe asintió con un rostro un poco más calmado. Era un
método que utilizaba a menudo cuando quería ahorrarse tanta vergüenza.
Tiernamente, si susurraba y miraba directamente a los ojos de la otra persona
mientras sonreía, él o ella sonreían también y comenzaban a creer en sus palabras.
Sin embargo, tan pronto como se dio la vuelta, volvió a ponerse increíblemente serio
y extraño.
Después de murmurar esto por un buen rato, su corazón se calmó un poco y logró
respirar evidentemente mejor. Pero el temblor seguía estando ahí. En sus puños, en
sus piernas… Naito se levantó, carraspeó la garganta y se cepilló los dientes
lentamente. El baño estaba conectado directo con el dormitorio por la puerta del
fondo así que fue fácil para él entrar sin hacer el mayor escándalo. Su padre estaba
dormido. El espacio de la cortina lo había dejado medio abierto y la luz del sol, que
entraba en pequeñas ondas, estaba mojando su cuerpo completo. Tenía los ojos
cerrados, la boca ligeramente abierta. Parecía bastante gentil y lindo durmiendo por
lo que Naito se sentó junto a él y, extendiendo sus dedos temblorosos, le tocó la
cabeza y hundió las yemas bajo su cabello. Era una textura muy suave, manejable.
Se sentía como tocar el cabello de Alto cuando era un niño. Tomó un poco más de
valor y miró ahora el rostro de su padre. Le tocó la mejilla con los dedos
temblorosos. Naito recorrió la cara que parecía haber sido hecha por un escultor.
Los ojos de Naito se quedaron inmóviles a medida que pasaba el tiempo. Naito alejo
y su mano y dio un paso atrás.
—Ahora no.
Naito, admiraba la colección de su padre así que era fácil familiarizarse con ese
cuarto. Había varios libros y algunos aparatos enchufados. Es un padrote, pero como
también desea abrir un negocio oficial, parece estar estudiando administración de
empresas. Había diccionarios de negocios, política, economía, historia mundial,
entre otros títulos. Parecían libros normales, pero muy caros. Y en la esquina, el
libro más atractivo, uno gordo y dorado, parecía estarle llamando la atención. Lo
sacó y lo abrió:
Murmuró, leyendo las palabras de autoayuda. El contenido era divertido así que
sonrió y luego negó con la cabeza ante lo absurdo que sonaba. Abrió otro libro. Era
una novela de comedia romántica que definitivamente no le sentaba bien a su padre.
Naito se rió de nuevo y quedó atrapado en un contenido más interesante de lo que
pensaba. Había una novela de sexo. Era un libro que hablaba de hombres guapos
nacidos nobles, que iban al encuentro con un país vecino. Al llegar, la hija de un
hombre importante y poderoso, se enamoró del protagonista, que era compasivo e
inocente. Illite, que era una mujer noble, levantó los ojos y las manos para
complacer al protagonista masculino, Kashas. Lo atacaba, amarrando sus piernas
abiertas en una silla y cubriendo sus ojos para auto penetrarse…
—¿Qué ves?
Su padre, que se acercó lentamente, tomó el libro entre sus manos para poder leer el
título. Cuando Naito entró en pánico y extendió los dedos para intentar alejarlo de su
lado, descubrió que su padre, que estaba mirando el contenido de la página que leía
Naito, pronto había comenzado a reírse a carcajadas exageradas. Luego, se atrevió a
decir el nombre del libro en voz alta:
—Domárme.
—¿Y te gustó?
—No…
Padre presionó sus manos contra el escritorio y luego lo besó utilizando demasiada
de su fuerza. De arriba para abajo y haciendo que los labios se tocaron en un solo y
perfecto ángulo recto. Hacía frío pero, después de chuparle el labio inferior varias
veces, cuando la lengua del padre tocó el área sensible de su paladar y luego llegó
más profundo, un gemido caliente fluyó y se instaló justo en sus bocas. Naito inclinó
la cabeza para intentar evitarlo pero Elsie levantó los labios y lo capturó. Los ojos de
papá estaban demasiado calientes. Nublados de placer… Naito tenía la increíble
sensación de que podía derretirse solo por estar ante él de esta manera.
Naito agitó las yemas de los dedos y tembló. Tenía miedo de los placeres venideros,
más bien, miedo por lo enfermo que podría llegar a ser cuando estaban a solas. No
quería sentirlo. No deseaba volver a caer bajo los brazos de su padre… Elsie, por
otra parte, con su pene largo y duro, comenzó a estimularlo tan rápido que ni
siquiera se dio cuenta. Incluso provocó que perdiera los estribos y jadeara con un
cuerpo entumecido y tembloroso.
Su padre apretó la espalda de Naito con un torso caliente y duro. Tenía las manos y
la parte superior del cuerpo presionadas en una posición incómoda, por lo que no
podía rebelarse ni golpearlo como en otras oportunidades. Padre solamente estaba
allí, cubriendo sus muñecas con ambas manos y tirando hacia atrás tanto como lo
hacía para adelante. Su respiración se detuvo y cuando se dio cuenta, tenía la piel de
las muñecas fuertemente atadas con correas, como un perro rebelde. Luego le quitó
los pantalones y la ropa interior y lo dejó extendido hasta que el viento frío le tocó el
culo. Naito endureció sus manos, con las caderas bien abiertas. El dedo de papá
estaba adentro, tocando su agujero hinchado hasta repasarle las arrugas. Los ojos
fueron vendados por su padre y la respiración caliente junto con la sensación de esas
suaves yemas de los dedos, se volvía en algo muchísimo más evidente debido a la
terrible oscuridad. Era espantoso. No quería sentir ese tipo de placer ni comenzar a
pensar que era increíblemente bueno.
—¡Oh, oh!
Sintió que su padre presionaba ambas muñecas fuera del escritorio mientras
intentaba insertarle el pene. Era muy grueso así que se descubrió a si mismo,
mordiendo sus labios con fuerza mientras el glande resbaladizo se frotaba en su ano.
Padre miró hacia arriba, se inclinó y dijo que el olor de sus fluidos era muy fuerte.
—No me importa si te pones a moverte como un loco en la cama. Puedes ser rebelde
si quieres pero, ahora, es mejor que te quedes muy quieto ¿De acuerdo?
Quería que quitara la tela que le cubría los ojos. También deseaba sacar la mano de
su padre de su muñeca pero no pudo hacer ninguno de los dos. Podría haber matado
a papá antes, cuando estaba durmiendo y tuvo la oportunidad de poner las manos en
su garganta. Pero no ahora. ¿No lo había dicho antes? Tenía que ser paciente para
alimentar las ideas correctas dentro de la cabeza de su padre. ¡Tenía que ser valiente
para escapar después!
Naito se tragó las lágrimas y eliminó la fuerza de su cuerpo. El padre, que reconoció
la aceptación de un hombre que antes había estado completamente rígido, notó
maravillado que sus piernas se abrían igual a si fuera un espectáculo preparado solo
para él. Y siempre que veía la piel limpia y fragante de Naito, comenzaba a dolerle
espantosamente la ingle.
Miró a su alrededor y descubrió que no había lubricante, así que levantó a Naito de
su escritorio. Se sentó en una silla y su hijo se sentó en el suelo, entre sus largas
piernas… Naito no podía ver, pero estaba tan emocionado que simplemente se
mordió el labio y se quedó callado. Papá tiró entonces del cabello de su hijo. El
pene de Elsie le tocó los labios y, enojado, Naito simplemente miró hacia arriba y
suspiró: Si intentaba rebelarse ahora, su padre definitivamente lo condenaría y
estaría más que muerto en menos de un minuto. Tragó saliva, con tensión en sus
mandíbulas y como si le estuviera costando todo el trabajo del maldito mundo. La
mano que sostenía su cabeza se movió hacia atrás y luego, le tocó la barbilla y le
obligó a separar la boca para él… La textura familiar hizo que su cuerpo temblara
ante los ojos de su padre, que miraba seriamente solo los labios de su bonito hijo: Es
una piel roja y hechizante y una lengua más roja que eso, que chupaba su pene lenta
y suavemente igual a si fuera un cono de helado. Entre sus chupadas, las mejillas
cóncavas se hinchaban ante sus inhalaciones y la lengua, que se le envolvía
alrededor del pene, parecía ser más experta de lo que en realidad era. La membrana
mucosa se tragaba aproximadamente la mitad del pene y cuando llegaba a su
garganta, entonces las mejillas se le adelgazaban y la saliva, que no podía tragar,
fluía por su pene y su barbilla hasta empaparle también los labios. Padre movió su
cabello, como si lo estuviera premiando, y lo hizo lamer meticulosamente sus venas
hinchadas.
Naito, todavía con ese pene en su boca, vomitó un aliento caliente que le hizo
cosquillas por todas direcciones y el padre, viendo a su hijo con los ojos vendados,
chupando su pene de un modo obediente, cerró entonces los puños y después lo
abrazó… Quería insertarlo de inmediato, entrar en su trasero y escuchar los sonidos
lujuriosos provenientes de su ano. Pero su hijo, con los ojos húmedos y los labios
empapados de saliva, la barbilla bien abierta y ese semblante tan perdido, le pareció
tan sensual que no pudo hacerlo tan rápido como lo hubiera querido. Era un cuerpo
endurecido debido al ejercicio, pero ahora tenía un esqueleto delgado. Sintió que en
realidad estaba volviendo a su antiguo físico porque estaba débil y ya había pasado
mucho tiempo desde que salió de casa. Tenía el pelo negro sobre una cara llena de
sudor y el corazón a mil por hora. Papá no pudo soportar su belleza y presionó la
espalda de su hijo para lograr hacer que tragara todavía más de lo que ya lo había
hecho. Era largo, así que no pudo ponerlo todo, pero si logró apuñalarle la garganta
un par de veces. Naito no pudo soportarlo y cuando sacó su pene de una vez, la
punta y los labios quedaron conectados con una línea de saliva bastante espesa. Su
hijo respiró con la boca abierta y comenzó a llorar hasta mojar sus vendas
Elsie veía la parte superior del cuerpo de su hijo ponerse rígida, como pasaba
cuando metía su pene en el agujero de abajo. No le preocupaba si se empujaba hacia
atrás siempre y cuando se mantuviera sosteniendo su cabello y mientras tanto, las
yemas de los dedos de su hijo revolotearon igual a si necesitara un sitio del que
sostenerse. Fue tan doloroso. Quería respirar, pero ese pene pegaba duro en sus
membranas básicamente todo el tiempo. Los genitales hicieron que le hormigueara
toda la boca, la mandíbula le dolía y estaba tan abierta que incluso pensó que podía
empezar a crujirle si no la cerraba de inmediato. Naito giró la cabeza para evitar el
pene de su padre, pero entró como castigo y le forzó a contener la respiración una
vez más.
Padre se rió de su venda empapada: —Me encantas. Eres de verdad muy, muy
bonito.
—Hazlo aquí…
Naito tembló por miedo a sus palabras, luego escupió el semen en su palma…
Como diciendo que lo había hecho realmente bien, papá comenzó a acariciar su
cabeza y finalmente puso a Naito encima de su escritorio. Las piernas de su hijo
estaban bien abiertas cuando una pequeña cantidad de semen se frotó en su agujero
para facilitar la penetración y, mientras los dedos de su padre recorrían las arrugas
de su ano, Naito se mor
dió el labio inferior y también se mordió la lengua. Papá se rió y agarró su propio
pene para estimularlo… El perineo se frotó con sus dedos, corrió entre las nalgas
blancas y firmes y luego tocó la entrada que tenía un montón se semen escurriendo.
—¡Aaah!
El pene de su padre entró, presionando contra su pared interior una y otra vez al
mismo tiempo en que Naito apretaba los puños. Luego, papá presionó su labio
inferior con su dedo para evitar que siguiera mordiéndose…
Estaba completamente apretado, por lo que papá sonrió profundamente mientras
miraba hacia abajo. Naito, cuya vista estaba cubierta con una venda, subió y bajó y
provocó que sus sentidos se comenzaran a agitar. Se volvía más sensible porque no
lo estaba viendo y obviamente, no sabía cómo ni cuándo se movería su padre. Y la
espera lo hacía temblar terriblemente.
Naito inclinó su rostro y negó con la cabeza. Padre le sujetó el hombro con fuerza y
lo penetró con rabia.
—¡Ah!
—¿Lo entiendes?
Cuando Naito dijo lo que sentía, rápidamente se debilitó. Padre se estaba volviendo
más fuerte y más agresivo mientras miraba el pene de Naito y lo acariciaba con el
dorso de dos de sus dedos.
Cuando el pene de su padre pasó por su orificio estrecho y penetró con fuerza por
tercera vez, como un punzón, una luz blanca le inundó toda la vista y lo dejó
temporalmente ciego. Naito jadeó y lloró. Padre soltó la correa que sujetaba sus
muñecas y luego lo puso de espaldas. Naito no pudo moverse por un tiempo
considerable incluso después de aflojarle la cuerda… Padre iba más
profundo, realmente profundo. Lo volteó de nuevo y mientras le agarraba las
muñecas, Naito se soltó simplemente para lograr abrazar la parte superior del cuerpo
de su padre. Fue una acción suscitada por el deseo de sobrevivir. Tanteando su piel
y poniendo su brazo alrededor de ese delgado cuello…
Tan pronto como lo hizo, su padre frunció el ceño. Viendo los labios de Naito
moverse silenciosamente, la sonrisa de su boca se ensanchó y se portó
excepcionalmente tierno cuando le agarró la cintura: —No te avergüences, bebé.
Levantó su cadera y bombeó el pene con fuerza. Naito, que se olvidó de respirar,
abrazó el cuello de papá más fuerte que antes y lloro:
Parecía una locura. El sonido húmedo se hizo más fuerte abajo para hacer un sonido
crujiente y provocar que sacara un gruñido desde arriba. Cuando lo sacó
momentáneamente, Naito lloró con tanta tristeza, aferrado al cuello de su padre, que
se dejó chupar los labios segundos después sin poner ningún tipo de barrera… Su
lengua va desde la izquierda para la derecha. Lascivamente enredada mientras hacía
que su pene cavara sin piedad en un agujero que continuaba igual de estrecho.
Las piernas de Naito se extendieron. Papá quería enviar su semen profundamente
dentro de él así que el pene frotó con fuerza la pared interior y luego se detuvo en un
punto clave. Padre eyaculó al mismo tiempo en que Naito quitaba el brazo de su
cuello:
Gritó: —¡Duele!
Su padre preguntó esto dulcemente, pero Naito tenía los ojos desorbitados. Trató de
hablar, pero padre no se detuvo así que no le dio la oportunidad de hacerlo…
Naito agarró la muñeca de su padre, pero Elsie simplemente le tomó del pene y lo
masajeó. No quería ser más estimulado de lo que ya se sentía, pero cuando su padre
tocó hábilmente sus genitales, el placer fue tan intenso que pronto comenzó a gemir
con bastantes ganas e igual a si pudiera llegar a morir. Papá estaba incómodo con la
postura de pie, por lo que lo sujetó para hacer que Naito se postrara ahora en el
suelo… Fue doloroso que siguiera penetrando y penetrando, pero el dolor fue
borrado por la lujuria que le siguió segundos después.
Apenas escupió su semen, papá sacó su pene y examinó el agujero. El ano estaba
rojo e hinchado y Naito estaba gimiendo como si realmente le doliera. Cada vez que
veía su pared interior roja, metía los dedos y lo frotaba como para hacerle sentir un
poco mejor. El semen fluyó lentamente hacia abajo, saliendo por su culo mientras
sus muslos blancos se ponían a temblar.
Papá miró a Naito una última vez, tendido y con los ojos todavía vendados…
Incluso después de terminar, al ver tal figura increíblemente erótica sobre sus
manos, estaba tan emocionado que se sintió en celo nuevamente. Caliente por el
cuerpo del hijo que crió.
En el suelo, se sentó y puso el glande en el agujero recién abierto. Naito colocó sus
manos sobre el pecho de su padre, se elevó y comenzó a respirar como si estuviera
bastante asustado por lo que estaba haciendo ahora. Papá, cuya razón fue destruida
por la mano de Naito, lo agarró de la cadera y comenzó a moverse lentamente una
vez más.
Preguntó Elsie, tocando sus labios con los suyos hasta llenarlos de saliva. Naito miró
hacia arriba en silencio y notó que papá movía su mano para aflojar las vendas.
Naito no pudo abrir los ojos fácilmente después de eso y luego le fue más difícil
todavía porque papá parecía muy preocupado en limpiarle las lágrimas con ambas
palmas. Era dulce. Tan tierno que puso la cara en la mano entera de su padre y se
dejó llevar mientras las lágrimas se derramaban todavía hacía abajo.
Su padre, que veía unos labios rojos brillar como pétalos, movió la mano lentamente
y agarró su nuca. Cuando gimió, lo abrazó tan fuerte que pareció como si lo quisiera
fundir en su piel.
.
Capítulo 18
Naito se sentía enfermo. Cuando miró su cuerpo, estaba lleno de rastros de su padre.
No tenía semen o sudor, así que supuso que al menos lo había lavado bastante a
fondo…
—Salgo una vez a la semana, ¿Cómo creen que me hace sentir que me sigan?
—… De acuerdo.
[¿Qué?]
Era incómodo que tuviera que fingir que era un padre dulce cuando no veía a Naito
como un hijo. Más aún, cuando anoche había estado jadeando de calor en su oreja
por horas enteras...
Naito bajó la cabeza al pensar en eso. Tenía mucha fiebre en la cara e incluso si
Contor sabía sobre las cosas que pasaban entre su padre y él, no quería ser muy
obvio y terminar teniendo una charla incómoda.
[Desde mi punto de vista, no puedo dejar que mi hijo vaya solo por allí en un día
como este]
—¿Controlarás esto también? Salir el domingo es lo único que tengo, déjame
hacerlo como yo quiera. Luego podemos arreglarnos.
¿Y no era eso lo que habían estado haciendo todo el tiempo? Arreglarse… Para
abrirle las piernas a su padre sin morir en el intento, pensó que ya estaba haciendo
un trabajo más que excelente. Pero no podía decir eso frente a otros, así que se lo
tragó.
Naito se quedó inmóvil y miró al suelo. De repente sintió como si todos en la casa lo
estuvieran observando así que exhaló un aliento increíblemente pesado. Frunció el
ceño y miró al frente segundos después. Parecía como si no pudiera ni aguantar la
luz del sol…
Cuando Naito se quedó en silencio, su padre soltó una carcajada que provocó que
Naito, quien seguía con la cabeza gacha, dijera con voz vaga como si se rindiera:
—Sí, presidente.
[ Naito .]
—¿Qué?
[Regresa antes de las 7 ¿De acuerdo?]
—Sí.
—Solo tienes que gastar el dinero que te ofrezco en algo importante. Puedes comer
la comida que te doy y vivir en la casa donde yo vivo. No necesitas hacer nada más.
Dijo una vez su padre, sujetándole suavemente de la barbilla para recorrerle los
labios… Últimamente se comportaba como un hijo obediente que además era un
amante devoto. Viéndolo con unos ojos que lo deseaban y unos brazos que solo se
aferraban a su cuello. Luego, padre lo besaba mientras le desabotonaba despacio la
camisa de vestir con una mano.
—No lo eres. Eres la persona más útil para mí.— Y su mano entonces bajaba y
barría su espalda hasta hacerlo sentir todo caliente. Luego, con una sonrisa amistosa,
susurraba directo en sus labios: —No tienes que vivir trabajando como los demás.
Porque todo lo mío, es tuyo también.
Naito miró hacia atrás a la conversación que tuvo con su padre. Ahora que lo
pensaba, ¿Cuándo dejó de estar tan pendiente de Rayan? El flashazo de su nombre
golpeó la cabeza de Naito en un instante. Antes estaba feliz de ir con él a hablar de
historias cotidianas y anécdotas extrañas. Era un sentimiento honesto y agradable.
Cuando abría los ojos en su día libre, estaba dichoso de ir a ver a Rayan y jugar con
Rayan como si… La satisfacción que le daba fuera comparable con la de tener todo
el dinero del mundo. Pero desde hace algunos días, Rayan se estaba volviendo cada
vez más liviano en su memoria y solo se encontraba pensando en lo que diría su
padre, en cómo se sentiría si hacía algo que no le gustara. En no querer sentirse
abrumado por el miedo de su padre. En tener sexo con él. Su cabeza estaba llena de
papá. Y el sentimiento de disgusto hacia él mismo en lugar de la ira hacia Elsie
también se hizo más grande.
Naito soltó el paraguas que sostenía. El agua de lluvia comenzó a mojarle el cuerpo
y pronto se empapó completamente del ambiente. La gente que pasaba veía a Naito
como si pensaran que había enloquecido pero Naito se acuclillo bajo la lluvia e
intentó respirar. Tiene que huir. Y si realmente no logra escapar esta vez, su padre
definitivamente se lo comerá de un bocado.
Empapado de lluvia, logró reconocer el enorme jardín. Naito miró las flores rosa
pálido que parecían algodón de azúcar y poco después, escuchó una voz suave
preguntar:
[¿Diga?]
—Soy yo.
[¿ Naito ?]
— Ujum .
—Llovió.
Ain se encogió de hombros y se alejó para dejarlo pasar. Luego, lo llevó al baño y le
prestó ropa para reemplazar la que se había mojado por la lluvia. El problema había
venido con eso: La ropa de Ain no le quedaba y las huellas que estaban en su cuerpo
eran visibles desde todas direcciones. Durante su lavado en la cabina de ducha, se
sintió abrumado por tantas preocupaciones y preguntas. ¿Debe decir algo por eso o
disculparse? Las huellas de su padre eran terribles y no desaparecían por mucho que
las lavara. Naito cerró los ojos, viendo las marcas de las manos de su padre en sus
brazos, muslos y estómago. Soltó un aliento pesado y abrió los ojos segundos más
tarde.
—Vaya, ¿En dónde te has metido?— Ain dijo esto con una cara extraña y le arrojó
la ropa que tenía en la mano. —¿Estás saliendo con una mujer caliente en estos días?
Lo que tienes en el cuerpo no es una broma.
Por supuesto, él no sabía que estaba teniendo sexo con su padre. Naito se sintió
aliviado cuando se vistió a toda prisa con una camiseta blanca lisa y pantalones
cortos con un parche en las rodillas. Después de hacer todo esto frente a los ojos de
Ain, salió y dejó que pusiera su ropa en la lavadora. Incluso preparó comida para
Naito. Una rosquilla y un vaso de leche. La risa salió gracias al hecho de tener a un
amigo al que aparentemente le importaba.
Ain, quien vio a Naito, comiendo rosquillas y leche, se puso un cigarrillo en la boca.
—Pero ten cuidado. Rayan piensa que solamente lo haces con él.
No podía abrir la boca por la rosquilla así que luchó por tragar.
—No lo creo.
Ain fumaba, con una sonrisa rencorosa en el rostro. Naito, quien miró la cara de
Ain, simplemente tosió. En la medida de lo posible, tuvo que actuar sin rastro
alguno de agitación emocional… Naito ya había pensado en romper con Rayan. De
esa forma, cuando se escapara, la lupa de su padre no iría nunca en dirección a
Rayan. Porque aunque Rayan era el hijo ilegítimo del duque, no podía sentirse
completamente seguro por él.
—¿Cómo así?
—La razón por la que no pude comunicarme fue porque estaba enfermo.
—Rayan también dijo eso. “No pude contactarlo porque estaba enfermo”. Los dos
al mismo tiempo. Eso me hace dudar.
—… ¿Rayan vino?
—Lo llamé, pero no contestó. Llamé a su madre y dijo que lo hospitalizaron así que
lo visité y me dijo que no podía contactarte porque estaba muy enfermo. Pero solo
estaba algo golpeado.
—¿Qué diablos ha pasado? ¿Por qué está golpeado y ahora no quieren hablar? ¿Tu
padre se enteró y lo golpeó?
—En primer lugar, hay que beber alcohol cuando se habla de problemas románticos.
Bebe.
—Ha pasado más de medio año desde que cumpliste 20. ¿No puedes beber? Solo
bebe.
¿Qué dirá su padre si bebe? De repente pensó de esa manera. Siempre estaban
luchando pero nunca pensó en este modo de “rebelión”. Y para ser
honesto, extrañaba el rostro enojado de su padre…
Naito abrió una lata de cerveza, como decidido a dar el gran paso. Olió el alcohol y
luego vació más de la mitad de la cerveza en un solo trago. Luego dejó la lata y
tomó otra mientras Ain destapaba la botella de vodka.
—No.
—Sí.
Después de eso, su espíritu bebedor se elevó hasta las alturas. Naito había asentido
un montón de veces con la cara roja y no dejaba de beber un trago de esto y de lo
otro. Incluso tomó la botella de la mano de Ain y la arrojó toda en su vaso.
Ain frunció el ceño ante las inusuales palabras de su amigo. No podía entenderlo
bien así que solo bebía y comía. Tomó la mano de Naito para darle ánimos, pero al
ver las extrañas huellas en su muñeca, abrió mucho los ojos y lo jaló hasta tenerlo a
centímetros de sus ojos. No importaba cuanto lo analizara, era la marca de una
cuerda. También había huellas bastante profundas de dedos.
Naito estaba borracho, así que se quedaba quieto incluso si le sujetaban la muñeca.
Estaba mirando a su amigo con la cara completamente en blanco e incluso si Ain
llamaba una y otra vez —Naito—. Naito solo parpadeaba.
—Gracias.
La lista de llamadas estaba llena de solo “Elsie.” Así que Ain, que vio el nombre,
suspiró y apretó el botón de llamada.
[¿Qué pasa?]
Era un tono que no coincidía con la persona con la que Naito siempre hablaba. Algo
escandaloso, una voz que parecía arbitraria pero muy educada y ordenada. Tan
pronto como escuchó la pronunciación brillante y la voz extendiéndose con gracia,
pudo imaginar que seguramente era muy guapo.
[¿ Naito ?]
Su corazón latió extrañamente ante la voz afectuosa que sonó en su oído. Movió la
cabeza para despertar y rápidamente abrió la boca.
[… ¿Ain Planchat ?]
¿Naito le dijo su apellido? Se sintió algo extraño por eso. Por lo general, solo
recordaban el nombre del amigo de su hijo, no su apellido. Miró el rostro de Naito y
dijo esta vez.
Ain sonrió.
Pensó que no podía contar la historia de Rayan, así que intentó pensar en alguna
excusa convincente. Padre pasó a lo importante.
[Lo pasaré a buscar, ¿Puedes enviarme un mensaje de texto con la dirección?]
Él respondió con un tono muy suave, diciendo —Sí, sí— y enviando la dirección por
mensaje de texto. Su padre le mandó una rápida respuesta.
Inclinó su cabeza ante la linda carita sonriente. Su padre no parecía ser el tipo de
persona que hablaba así…
Ain puso a Naito, que era más alto que él, cerca de la puerta principal. Lo sentó y lo
cubrió con una manta por si hacía más frío debido a la lluvia. Luego de eso, se
dedicó a observarlo por minutos que parecieron ser eternos: Naito tenía una imagen
de Blancanieves. Cabello negro, piel blanca, inexpresivo. El color de sus labios
también era bonito, un rojo intenso. Si se reía era hermoso y cuando estaba con
Rayan, brillaba tanto como el maldito sol. Sintió pena por su amigo, que había
estado llorando con el rostro desencajado. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué
había venido sin Rayan? ¿Por qué quería terminar?
Ain se sintió frustrado así que encendió la televisión y comenzó a ver una película
por cobrar. Luego, el celular de Naito sonó de nuevo.
[Soy Elsie]
[Así es. Alguien más abrió la puerta así que ya voy entrando.]
—Lo sé.
—Sí, adiós.
Y cuando sonrió, su corazón latió con fuerza por un momento. Pero recordando que
era el padre de su amigo, negó con la cabeza.
Capítulo 19
Naito, que estaba borracho, fue abrazado calurosamente por su padre hasta que
regresaron a la casa. Colocó a Naito en la cama con cuidado, como si fuera una
muñequita de vidrio. Se quitó la chaqueta y la corbata, se sentó junto a su hijo y
miró su rostro por minutos que parecieron horas. Se veía pálido a causa de la
bebida…
Mientras cubría sus mejillas con las palmas, Naito se quejó y volvió la cabeza. A
Elsie no le gustaba que pareciera tan incómodo así que agarró su rostro de una mejor
manera y tiró de él hasta acercarlo contra su pecho. El olor a alcohol se vuelve más
fuerte así que padre comienza a fruncir el ceño.
—Naito.
—¿Papá…?
Naito estaba cubierto de olor a alcohol así que su padre sonrió brevemente mientras
lo acariciaba. Como si le gustara la linda rebelión que había tomado su hijo.
Naito se acostó en la cama y abrió los ojos hasta la mitad. En la oscuridad, como una
sombra negra, su padre se movía como un demonio en su dirección. Era guapo,
hermoso hasta la locura, pero mortal. El hombre que abandonó a su familia y subió
con éxito a la capital. El padre que anteponía su propio éxito antes que a los demás.
No había forma de que aceptara a Naito y Alto así como si nada así que ahora que lo
pensaba, había sido muy ingenuo en creer en él. Fue una elección estúpida y el único
que no sabía sobre eso, era Naito. Tanto como para decir que tenía que pedir
prestado el poder del alcohol para enfrentarlo. Había decidido preguntarle a su
padre sobre todo lo que le daba curiosidad. Parecía que no podría hacerlo a menos
que fuera ahora y estando así.
Naito se dio la vuelta y miró fijamente hacia su padre. Elsie parecía muy entretenido
acariciando su cabello así que se atrevió a abrir de nuevo la boca:
—Mi padre dice que es amor, pero yo no creo que el amor deba lucir así.
Su padre limpió el flequillo que fluía por su frente. Podía ver sus ojos morados,
mirándole con mucho cariño. Naito puso sus brazos alrededor del cuello de su padre
y lo abrazó como si quisiera estar un poquito más cerca de él. No se había dado
cuenta, pero a papá le gustaba mucho el toque activo de su hijo.
Todavía entre sus brazos, bajó su cabeza cerca de su clavícula y besó la carne
expuesta. Dijo: —¿Por qué no? Me has gustado desde siempre y eso lo sabes.
Naito se rió de buena gana. Sacó a su padre de sus brazos y permitió que se
explicara otra vez. Elsie habló con una cara muy seria.
Naito perdió las palabras cuando se le preguntó así de repentino ¿Qué debo
hacer? Y todavía no había formulado una respuesta adecuada cuando su padre se
inclinó y le tocó los labios con los suyos. Ah.. El olor del perfume de papá era
demasiado rico. Pensó que podía morir por su calor si no se detenía así que agarró el
dobladillo de su ropa y lo apartó.
Padre suspiró. Naito tenía los ojos azul más oscuros que el cielo nocturno fuera de
su ventana. También estaban más brillantes. Lo miró suavemente y le acarició de
nuevo ocupando su gran mano. El calor de papá tocó sus párpados y llegó incluso a
parecer que sus dedos le ordenaban que cerrara los ojos…
—¿Es esto amor? ¿Esto puede tener futuro alguna vez? Es tan enfermo…
Naito lloró por el alcohol y agarró la muñeca de su padre. Papá se rió a carcajadas
como si le gustara su manera tan desordenada de actuar cuando estaba alcoholizado.
Le acunó la mejilla con las manos y le limpió las lágrimas. Y como intoxicado por
su afecto después de mucho tiempo, Naito murmuró, enterrando su rostro en su
mano: —¿Cómo puedo aceptar este amor? Mi papá y yo…
—¿Es tan difícil para ti? ¿Es tan difícil amarme y admitir que te amo?
Naito inclinó la cabeza. Era difícil ver el rostro de su padre después de esto. Un
amor inaceptable. Era una relación forzada, pero obviamente, después de tanto… Ya
lo estaba sintiendo. Escuchar la respiración de su padre le paralizaba la cabeza, sus
ojos le dormían las manos.
—Yo…
Quería un amor diferente. Murmuró por dentro y cerró los ojos. Ya sentía incluso la
cabeza mareada y sus párpados se estaban cerrando lentamente otra vez. Papá le
acariciaba el cabello como si fuera un niño así que cuando Naito abrió los ojos una
última vez y miró un rostro terriblemente hermoso, analizando todo lo que hacía,
extendió la mano como si pidiera que lo agarrara una última vez. Papá le apretó la
mano.
—¿Qué hago…?
Murmuró su padre, pero no pudo oírlo hasta el final. ¿Puede ser verdad que ame a
su padre? Naito, quien miró los tranquilos ojos morados de ese hombre,
eventualmente comenzó a sollozar. Estaba llorando, confundido y colocando su
rostro en la mano de su padre para que lo consolara. Elsie en su lugar, se puso de pie
y se rió. Tiró de la manta que estaba debajo de sus pies y lo cubrió hasta la barbilla.
Dijo en voz baja, como si temiera que lo escuchara:
—Di que me amas pronto, Naito. Solo tú puedes entenderme. Tú eres mi hijo y
quiero que tú seas mi único amante.
Se despertó con una sed que parecía quemarle la garganta y un dolor de cabeza que
se sentía como si lo estuvieran rompiendo a la mitad. Naito no podía levantarse de la
cama debido a una resaca increíble y un mareo que le hacía pensar que
definitivamente iba a vomitar en cualquier momento. Su cabeza
martilleaba… Cuando papá, que se había quedado a dormir con él, notó que Naito
no podía levantarse, el hombre se incorporó y encendió tranquilamente la luz del
buró. Luego suspiró, se levantó y se fue a alguna parte porque escuchó el sonido
desordenado de sus pisadas en el pasillo. Después de un rato, la mano del hombre
tiró de su brazo otra vez, le apretó las mejillas y metió medicina en su boca abierta.
Naito, que quería salir de esa horrible resaca de inmediato, bebió agua tanto como le
fue posible y luego, incluso lamió las pequeñas gotas que habían quedado en la taza.
Al terminar, papá tomó su vaso y lo puso cuidadosamente sobre la mesa…
—Para nada, tengo una regla de oro. Yo no consumo drogas, no me acuesto con
borrachos y no tengo sexo con menores de edad.
—Estoy molesto.
Respondió con voz ronca. El padre miró a su hijo sin decir nada y asintió mientras
lavaba a fondo el cuerpo de Naito. Después de eso, lo que su padre le puso en la
mano fue un cepillo de dientes para que se cepillara mientras él iba a la bañera.
Padre la había llenado hasta la mitad y mientras le ponía aceites, cuando Naito se
aproximó como para comenzar a hablar con él, Elsie lo besó de un modo
increíblemente húmedo. Con una lengua que vagaba alrededor de su boca y unos
labios fríos que lo succionaban de vez en cuando.
Naito tembló…
Naito se había tragado la verga de su padre muy dificultosamente, pero papá actuaba
bastante casual mientras llegaba hasta sus bolas. Se comió el pene de Naito, muy
lento, chupando con fuerza hasta hacer un sonido de verdad aterrador. ¡Y eso por si
mismo ya era bastante loco! Tomó la cabeza de su padre entre los dedos y comenzó
a jadear y a quejarse una vez, y otra, moviendo su cintura al verse inundado por tan
tremendo pero horrible placer. Sus piernas temblaron y su respiración se volvió
áspera. Frunció el ceño, cerró los ojos y dejó que su padre sonriera entre las
mordiditas y chupadas ruidosas. Casi hasta se había caído de espaldas cuando papá
comenzó a recorrer sus testículos con la punta de la lengua y al final, Naito, quién
apenas y había tenido fuerza, se corrió en un impulso tremendo cuando papá le dio
fuerza a su boca y chupó todo el pene, llegando hasta el punto máximo y apretando
igual a si fuera de esponja más que de carne. El semen de Naito fue escupido en su
palma.
Papá, parado frente a Naito, puso las dos manos sobre su trasero. El semen de Naito
entró en su interior y el dolor que pareció moverse por todas direcciones hizo que
comenzara a fruncir el ceño otra vez.
—Ah… Lo odio.
El dedo de papá se tensó en el agujero antes de hacer que entrara uno más. Su
pared interior palpitaba mientras lo raspaba y el frente de sus ojos comenzó a
ponerse todo nublado. Naito respiró hondo y se aferró un poco más fuerte a la piel
de su padre.
—Papá… ¡Papá!
—¿Lo meto?
Su padre presionó y le tocó las arrugas del ano con la punta de sus dedos. Naito negó
con la cabeza y se mordió la lengua. ¡No quería decirle que lo metiera ni aunque se
desmayara de ganas! Había una pequeña parte lógica en él que no había muerto
todavía.
Naito negó con la cabeza todo el tiempo, pero su padre fue bastante persistente.
Parecía seguir acariciando, frotando hasta hacerle sentir un fuego dentro.
Naito se estremeció ante esos dedos que tocaban y recorrían cada parte de su pared
interior. No era tolerable, en realidad, parecía bastante imposible seguir diciendo
que no. Su cuerpo ya esperaba algo largo y duro. Su trasero pedía la verga de
papá…
Naito terminó por ver a su padre con los ojos llenos de lágrimas. El hombre le estaba
dando un hormigueo obsceno por dentro pero, como si igual fuera la persona más
dulce del mundo, sonreía para él con los ojos casi cerrados y llenos de
arruguitas. Tiernamente. Naito puso los brazos alrededor del cuello de su padre y
susurró con voz de llanto:
—… Ya sabes.
Naito cerró los ojos igual a si se hubiera rendido. Papá estalló en carcajadas y
juguetonamente, llevó la mano hacia su pene para comenzar a acariciarlo… El poder
de los dedos de papá provocaba que el frente de sus ojos se pusiera todo blanco. Su
cuerpo estaba emocionado y su saliva caliente se escapaba junto con un grito
increíble de éxtasis. Apretó el puño y murmuró:
—Papá…
—¿Cómo lo quieres?
Un olor fresco le picó la nariz. Al parecer emborracharse había provocado que todo
lo oliera de manera penetrante.
Naito, que no sabía lo que estaba pasando, volvió a acomodarse para dormir… Y
luego descubrió que era el olor del mar. Naito abrió los ojos, confundido. Le había
dado medicamentos, bañado, follado y metido a un auto, por lo que le tomó bastante
tiempo despertarse adecuadamente. Y ahora que ya había abierto los ojos, veía un
mar esmeralda transparente a la izquierda. El cielo era claro, el sol brillaba contra el
suelo y el mar infinito hacía que todo se viera como en un programa de televisión.
Era mucho más hermoso de lo que recordaba y si giraba la cabeza a la derecha,
entonces aparecía una supuesta villa de lujo y detrás de ella, un bosque creado
artificialmente, Todo hecho por los nobles. Sin embargo, nada de la belleza de la
tierra logró atrapar el corazón de Naito. Últimamente, incluso si comía algo
delicioso no lograba sentir el sabor y no se reía cuando veía algo que era divertido.
El deseo de hacer algo desapareció y ahora prefería estar sentado todo el tiempo.
Aunque su padre conocía la condición de Naito, no tomó ninguna medida al
respecto. Solo lo observaba, como si tuviera curiosidad por el momento en que
finalmente se fuera a poner peor.
—Buenos días.— Escuchar la voz de su padre provocó que todo su cuerpo temblara.
Volvió la cabeza hacia atrás y su mirada se posó instantáneamente sobre el hombre
que había extendido los brazos para ponerle en la cara unas gafas de sol: —La luz es
fuerte allá afuera, tienes que cuidarte.
—¿Cuándo llegamos?
Naito preguntó esto sin rodeos, bajándose las gafas de sol para dejarlas prendidas a
su camisa. Padre no dijo nada, se elevó de hombros y salió del coche. No tenía ese
traje oscuro que siempre llevaba encima, sino una simple camiseta y jeans
descoloridos. A primera vista, Elsie era como un hijo noble ordinario. Limpio, con
un cabello que fluía naturalmente hacia abajo y unos ojos púrpura que también
estaban cubiertos por gafas de sol. El rostro de su padre se sentía suave, hermoso
como de costumbre. Mientras intentaba acostumbrarse al nuevo paisaje, descubrió
que Alto ya se había bajado del asiento del pasajero para pararse junto a papá. El
hombre puso su brazo sobre el hombro de Alto porque por supuesto, a excepción de
Naito, parecía un perfecto jovencito rico. Una copia de él en lugar de la réplica de
su madre.
Alto notó que la mirada de su hermano lo tocaba en la nuca así que silenciosamente
giró la cabeza hacia la derecha. Naito negó, arregló su camisa y salió justo como lo
habían hecho ellos dos, provocando que el conductor se apresurara y descargara su
equipaje.
Padre caminó hacia la villa que estaba delante de él, seguido por Alto y Naito. Al
entrar, el gerente se inclinó y saludó dándole un ligero apretón de manos que
terminó con la entrega de unas llaves.
—Decidí disfrutar de estas vacaciones con mi familia, creo que mis niños se lo
merecen.
Y después de eso, les ofreció un buen fajo de billetes que había preparado por
adelantado en un sobrecito color café. Sonreía y hacía una impresionante gala de su
apariencia por cada lugar por el que caminaba. Naito, que observaba la figura desde
lejos, se rió como si no lo pudiera creer. La actitud afectuosa de su padre hacia la
gente, era absurda y sí, incluso podía decir que era un tanto hipócrita.
El hombre, que había llevado una caravana impresionante de gente hasta su cuarto,
se despidió de ellos con un montón de palabras bonitas y luego, suspiró y cerró la
puerta con llave. Alto se había encargado del equipaje y papá de alimentar a los
peces en el estanque. Luego caminó silenciosamente y llegó a las espaldas de su hijo
para poder rodearlo con los brazos.
—Hace calor.
Naito se molestó y trató de escapar pero, cuanto más se resistía, más fuerte parecía
estar abrazándolo su padre. Dijo:
—Esto es lo que querías, bebé—. Antes de viajar hasta la playa, Naito le había
preguntado a su padre si podrían salir de la casa para tener sexo. No quería hacerlo
en un lugar que tuviera tanta gente conocida y tampoco se sentía cómodo bajando a
comer cuando evidentemente eran terriblemente ruidosos. Pero este paisaje tampoco
lucía mejor. —Gracias a ti, compré esta linda casa… Para estar juntos sin que te
sientas incómodo.
Papá se acercó y abrazó la cintura de Naito con fuerza. Sus brazos tenían un montón
de músculos firmes así que, cuando lo pegó contra su torso con toda la intención de
besarle el cuello, se sintió ahogado y tan atrapado que se negó. Papá utilizó su mano
izquierda para tocarle la barbilla.
Era una prohibición natural porque papá sentía deseo sexual por su hijo. Era la ética
de este mundo no tocarse. ¿Cómo se le había ocurrido pensar que podrían tener
algo?
Aunque habló de la relación que tenían, su padre no despegó las manos. La fuerza
de sus brazos no se apagó nunca y aunque fue un gesto que no le hizo sentir
incómodo, no podía acomodarse contra él porque siempre tenía miedo de las cosas
que podían ocurrir si continuaban…
—¿Quién nos verá como padre e hijo si estamos aquí? Nadie nos conoce realmente.
Naito, quien se soltó de sus brazos, confirmó que no había nadie alrededor y exhaló
un suspiro de alivio impresionante. Había pocas villas construidas alrededor de esta
área porque parecían preocuparse por la privacidad de los nobles y además, los
espacios estaban rellenos con flores azules y amarillas. Sin embargo, desde que
Keshan y Alto se dieron cuenta de su relación con su padre, estaba alerta todo el
tiempo. Creando incluso una personalidad un poco más aguda para el peligro. Solo
con la mirada de alguien, incluso si estaba lejos, era suficiente para que su cuerpo se
encogiera y el aliento se le escapara de la boca. Incluso ahora, Naito tenía miedo de
sus propios pensamientos y temblaba mientras su padre lo consolaba. Como
siempre, parece que ese hombre es el único que puede mantener su cuerpo en una
temperatura razonable solo al tocarlo por atrás.
Acurrucado contra él, Elsie llevó los labios al oído de su hijo y susurró:
Dijo Naito, mirando a su padre. Papá rió y se alejó mientras decía que esperaba que
disfrutara de la villa mientras tanto.
—Estás de vacaciones, tienes que salir a jugar. ¿O es tu plan hacer lo mismo que
haces en casa?
Goya sonrió y le tendió la mano. Naito también levantó la mano y se la apretó. Goya
Selot, era el hijo mayor del marqués de Selot. Fue a la universidad temprano y ahora
era todo un empresario exitoso. El marqués de Selot murió prematuramente por lo
que tuvo que tomar su lugar en un intento por mantener a su familia unida aunque
claro, todavía se referían a él como “el hijo mayor de.”
—¿Por qué?
—¿Esa es la razón?
—Cuando vas a una fiesta, casi todos los invitados son feos. Pero tú eres guapo, así
que es divertido verte.
Naito negó con la cabeza pero, antes de volver a abrir la boca para defenderse, un
hombre lindo apareció justo detrás de Goya. Le sorprendía la hermosa apariencia
que parecían tener todos los nobles así que suspiró un poco. El tipo envolvió los
brazos alrededor de Goya y sonrió brillantemente cuando vio a Naito.
—Buenos días.
Goya sonrió y miró al hombre. La relación entre los dos parecía rebosante de
amor, como si fueran amantes de hace tiempo.
—¿Son novios?
Cuando Naito lo preguntó, Goya se rió a carcajadas. Era diferente a lo que creía que
iba a hacer porque los nobles eran educados hasta para reírse. Con una aguda sonrisa
estirando sus mejillas, Goya palmeó la espalda del hombre y explicó.
—Este es Xeno . No conozco su nombre real. Solo sé que el nombre con el que
trabaja es Xeno .
Goya agarró los brazos delgados y duros de Xeno, mirando su rostro con una
expresión dulce que hacía parecer que le gustaba muchísimo.
—Es un niño que trabaja para la empresa de acompañantes dirigida por tu padre.
¿No sabías?
—No lo sabía.
—Bueno, hay muchos Xenos así que es normal que no lo supieras. ¿Tú conocías a
Naito, Xeno ?
—Por supuesto. Porque es el hijo favorito del presidente.
Cuando escuchó esa palabra, su rostro se endureció completamente, pero igual había
encontrado la fuerza para sonreír. Era una expresión que se sentía como de odio.
Goya se quedó sin comprender y golpeó el hombro de Naito igual a si estuviera
diciendo “No hagas mucho caso”. Cuando Naito se despertó, Goya finalmente dijo:
—¡Tu padre será un duque también! Al parecer tiene una carta de recomendación
del Archiduque Alassis . Dependerá de las decisiones que tome la familia real, por
supuesto, pero hablamos de Alassis así que ¡Felicidades! Ahora también serás hijo
de nobles.
Era algo que no había escuchado nunca. Parpadeando y mirando hacia adelante,
descubrió que incluso Xeno, que estaba a su lado, había dado un paso para decir:
—Felicitaciones, Maestro.
Solo entonces había entendido la prisa de su padre. Al principio había pensado que
estaba ocupado trabajando en la empresa pero, al escucharlo y verlo cada vez más
ocupado, tuvo la intuición de que algo más grande había sucedido. ¿Pero de eso a
que se convierta en noble? No lo imaginaba. Y si comenzaba a ingresar en la familia
real, en serio, eso significaría que harían una enorme celebración en su nombre y
entonces… Entonces él podría…
—No lo sé. Sin embargo, dado que el Gran Duque Alassis está un poco loco ¿No
sería normal decir que lo harán de inmediato? A ese hombre le gustan mucho las
fiestas. Haría una ahora mismo solo para celebrar que sigue respirando.
—Gracias.
—Veremos
Xeno, con una sonrisa idiota, le dio la espalda y se paró junto a Goya. Naito, quien
los vio atentamente hasta que desaparecieron en la playa, regresó rápidamente a la
villa, pensando que tenía una buena oportunidad si aprovechaba el ambiente de la
fiesta. Incluso si solo ataba los pies de su padre a la cama.
Naito miró sus palmas blancas. Estaba temblando de nuevo así que sus dedos
parecían inquietos. Apretó el puño, respiró hondo y entró a la villa. Papá estaba allí,
sentado en el sofá y fumando un cigarrillo importado. Pero, tan pronto como
encontró a Naito, puso la barbilla en la mano y se rió:
Naito respondió con calma y se sentó en el sofá frente a su padre. Había vino en la
mesa que parecía haber sido preparado con anticipación, dos vasos y papá, agitando
el cigarrillo en el cenicero para luego golpearse el muslo porque quería que se
sentara allí otra vez. Naito, suspirando, se levantó y se sentó sobre las piernas de su
padre. Dejó que lo abrazara y luego lo escuchó decir: —¿No te estás comportando
muy lindo? ¿Te estás rindiendo ahora o algo?
—No.
Naito levantó la copa de vino bastante casualmente pero padre parecía sospechar un
poco. Sostuvo la botella de vino y tomó un sorbo impresionante. Luego, la llevo a la
boca de su hijo y poco a poco comenzó a verter vino dentro de sus labios también…
La bebida amarga y moderadamente dulce estaba deliciosa así que mientras cerraba
los ojos y sacaba la lengua, sintió a su padre sonreír contra su cara cuando lo besó.
—Buen niño.
Naito gimió y abrazó el cuello de su padre. La lengua de Elsie, en su boca, se movió
como la de un niño que estaba jugando y provocó que cada rincón de su boca
supiera a vino. Luego, papá se separó para tomar otro pequeño sorbito. Sus labios
gruesos se mojaron de vino hasta brillar de rojo y Naito, que tenía los ojos cerrados
hasta la mitad, endulzó su paladar y luego sacó la lengua para quitarse las partes que
tenía en las comisuras. Papá, que vio esa apariencia tan linda, no pudo vencer el
impulso y golpeó esos labios empapados en dulce y amargo ¿Fue porque metió la
lengua en la boca de su padre y tomó todo el vino? Porque ahora sentía la cara roja
y pensaba que pronto se emborracharía otra vez.
Naito estaba casi recostado sobre papá. Intentó sentarse, pero el hombre no lo dejó ir
y simplemente había optado por meter su mano dentro de su camiseta y pellizcarle
los pezones con el dedo pulgar hasta dejarle la piel ardiente. Cuando tocó la carne
levantada, el calor se acumuló inmediatamente debajo de su pubis. Le bajó el
pantalón y descubrió que el bonito pene rosa pálido de su hijo se estaba poniendo
todo rojo.
Recordaba haber tenido sexo con papá en el sofá varias veces. Su cara rápidamente
se puso roja y luego colocó los brazos alrededor del cuello de su padre y se colgó
desesperadamente para continuar rogando.
—Tus pezones son deliciosos, mi amor. ¿No sería bueno si pudiera sacar leche de
aquí?
Papá chupó y chupó como para sacar toda la leche que iba a darle su hijo. Era una
lengua caliente que se acercaba y que lamía la fina epidermis del pezón hasta
hacerlo gemir. Naito, mirando la cabeza de su padre pegada a su pecho, cerró los
ojos y volvió a recostarse. Los dedos de sus pies se contrajeron y luego se
enderezaron.
—¡Ah!
Su cabeza se puso toda blanca mientras le mordía los pezones y los masticaba. Un
pezón era chupado y el otro se retorcía con los dedos así que era un tanto loco y
extraño de ver.
Naito agarró el cabello de su padre, mareado por el sonido tan obsceno de esa boca
pegada a sus pezones. Tomó aliento y miró hacia adelante. Los ojos violeta brillaban
cuando dijo:
—Solo mételo.
Padre levantó la punta de sus labios y se rió. Tomo algo de la mesa, un bote de gel.
Su padre, que puso mucho en su mano, estaba jugueteando con el agujero mientras
Naito cerraba los ojos ante esa sensación tan increíblemente ardiente. Era evidente
que ahora, al igual que siempre, como si se hubiera acostumbrado al pene de su
padre, su cuerpo lo pedía al punto en que incluso era insoportable. Sin embargo, lo
que entró a través del agujero no era un dedo ni un pene, sino algo frío y duro que
encontró el espacio perfecto para deslizarse.
Naito frunció el ceño de dolor pero su padre le tranquilizó con ternura. Besando y
besando mientras colocaba el artefacto un poco más profundo.
—Ah, duele.
El padre, sonriente, bajó la mano y presionó algo que tenía en la mano. Entonces lo
que tenía adentro, vibró. Naito abrió los ojos de una manera increíble y cuando trató
de sacarlo, su padre agarró la muñeca de Naito y la apretó para hacer que se quedara
quieto. Padre metió su pene sin sacar el juguete que vibraba. Un miembro que le
hacía tener la sensación de que el interior estaba ardiendo y además, lo que era más
difícil de soportar, eran esas vibraciones que lo atormentaban hasta el punto en que
incluso se sentía irritado. Temblaba y se movía según el endurecimiento de su pared
interior, apretando y apretando hasta hacerle sentir que abría con fuerza su agujero.
Era grande y grueso. Las membranas mucosas se volvieron todas pegajosas mientras
un sonido descuidado se acumulaba debajo.
—¡Ah!
Naito se sentía como enloquecer cuando esa cosa vibraba y empujaba mientras
bombeaba todo el tiempo. Era un sentimiento infernal y también aterrador.
—Ah, es tan bueno.— Las palabras de Naito, sin saberlo, hicieron sonreír a su
padre. Naito, con lágrimas, miró a su padre y dijo. —Por favor, hazlo rápido. Ah, lo
quiero más rápido.
El padre, que rió brevemente, insertó su pene de un modo más profundo hasta
ocasionar que doblara toda su espalda.
El pene atravesó la pared interior hinchada, pudo sentirlo golpear una y otra vez en
el mismo sitio. La respiración de Naito se atascó en su garganta en el momento en
que papá lo agarraba por la cintura y lo levantaba para tener un poco más de acceso
a él. Se abrazaron, se besaron, dieron una vuelta y dejó de estar en el colchón. El
pene de Naito ganó fuerza por el placer extrañamente creciente y mientras ponía la
mano sobre el pecho de su padre y lo sostenía, mientras lo embestía y lo embestía
masajeando su trasero, la mirada de Naito iba hacia un solo lugar: La almohada,
donde estaba oculta el arma, estaba junto a su padre.
Capítulo 22
Cuando abrió los ojos empapados en lágrimas, descubrió que la noche ya había
llegado.
El día anterior habían estado teniendo sexo todo el tiempo y ahora su padre estaba
durmiendo con un rostro bastante apacible junto a él.
—Naito…
—Levántate.
—¡Levántate!
El plan era este: Matar a su padre y hacer que Alto condujera hasta que lograran salir
de la villa. Alto estaba asustado por el chantaje de Naito así que asintió y fue al
garage tal y como se lo había pedido. Pero antes de sentarse en el asiento del
conductor, miró a Naito con un semblante tembloroso y preguntó:
—¿Mi papá?
—Yo lo maté.
—¿De verdad?
—Sí.
—¿Por qué?
Su hermano menor, preguntando por qué había matado a su padre, le hacía sentir
enfermo. Naito, con los ojos cerrados, se inclinó lentamente en el asiento y chasqueó
la lengua con su corazón latiendo y hormigueando constantemente. Dolía incluso
mientras seguía respirando.
Fue abrumador.
—No me preguntes “por qué”. Cállate y conduce.
Alto vaciló y se subió al asiento del conductor. Tenía la puerta del garaje abierta de
antemano así que lo único que tenía que hacer era encender el motor y ponerlo a
andar. Pero estaba temblando con fuerza, con los dedos inquietos y helados. Cuando
respiró y lo miró otra vez, preguntó.
—Rondo.
Alto exhaló lentamente ante la breve respuesta. No entendía lo que estaba pasando
en este momento, frunció el ceño y dijo algo parecido a un “Dios mío”. También
había mostrado una señal de detener el auto. Naito empujó el cañón en silencio
contra su cabeza y entonces, Alto volvió a tragar saliva escandalosamente.
Alto cerró la boca ante la triste respuesta. Todo el camino a Rondo parecía
complicado y mientras tanto, Naito se preguntaba si su padre estaba realmente
muerto. Lo apuñaló, lo hizo con toda su fuerza, pero no tuvo tiempo para comprobar
su éxito. Naito vio sus manos llenas de la sangre de su padre. Sus dedos seguían
temblando con un nerviosismo diferente de cuando lo hacía debido a la ansiedad. El
sentimiento era por haberlo apuñalado. La sensación del cuchillo que atravesó su
carne y sus músculos. ¡Realmente apuñaló a papá! ¡Intentó matar a papá!
Antes de que Naito cubriera el rostro de su padre con una almohada, recordó su voz
diciendo: “Puedes tener éxito una vez, pero no dos, hijo.” Su espalda estaba fría y
sentía que ya ni siquiera podía respirar. Abrió la ventana y dejó que el viento fuerte
se arremolinara en su cabello. Estaba llorando, con muchas ganas. Cuando papá dijo
que no fallara, cuando lo violaba, cuando lo golpeaba, se sentía con un espíritu más
fuerte que el que tenía ahora.
No debió apuñalar a su padre. ¡No debió haberlo matado! En ese momento, unos
breves segundos fueron como mil años. Momentos en que tenía que decidir si
abandonarse a sí mismo o a su padre. Estaba preocupado incluso en ese
momento. ¿Es porque él es su papá? ¿Por qué tiene su sangre? ¿Es porque tenían
una relación que era como entre amantes? Incluso ahora, el sabor de sus labios
seguía allí. Firmemente mezclado con vino. Un beso dulce y amargo, como letras
escarlatas que se habían grabado…
Naito, quien silenciosamente murmuró “Papá”, le pidió a Alto que se detuviera.
Alto se orilló a un lado de la carretera en un pequeño lugar que servía como
descanso para ir a Rondo. Observó el bosque detrás de él y un mundo en la
oscuridad antes de volver la cabeza. Su hermano menor estaba observando sus
acciones, intentando ver cuáles eran sus intenciones para poder acabar con él. Tenía
esa cara increíblemente parecida a la de su padre…
Naito, mirando a Alto, dejó su rifle. Le ofreció una pastilla y le dijo: —Traga.
Alto estaba tan asustando que tragó la cápsula sin agua. Incluso sin saber que era. Lo
vio todo el tiempo hasta que abrió la puerta.
—Espera.
Naito fue al bosque y miró a su alrededor. Escuchó el sonido del agua y siguió el
recuerdo del mapa que había descargado de internet. Como no tenía teléfono celular
ahora, siguió caminando completamente dependiente de su vista, oído y memoria.
Encontró un lugar donde el agua fluía por el medio y Naito, que luchó por llegar,
finalmente se sentó a la luz de la luna sintiendo que el sonido del agua era muy
pequeño en comparación a lo que imaginaba. Se sintió aliviado por la profundidad
del agua cuando metió las piernas y descubrió que el agua solo llegaba a sus tobillos.
Tenía la sangre de papá, goteando…
Borró todas las presuntas pruebas y después de frotar hasta que sus manos se
pusieron rojas, logró estar limpio y listo para cambiarse de ropa. Con manos
temblorosas, se puso un cárdigan fino y luego dejó todo lo sucio en una nueva
bolsita. Naito utilizaba la luz tenue de la luna como una linterna y con ella revisaba
las señalizaciones. Decidió seguir caminando en una sola dirección. En lugar de la
entrada, salió a la carretera por el ángulo muerto y cuando iba todo derecho, observó
una parada de autobús no muy lejos de donde estaba. Comprobó la hora de la primer
ruta en el tablero, luego tiró la bolsa al suelo y se sentó en ella. El primer autobús
llegaba a las 6 de la mañana así que hasta entonces, tenía que esperar allí. No podía
dormir. Su cuerpo y su mente estaban hechos jirones como harapos y a medida que
pasaba el tiempo, se estaba volviendo cada vez más difícil continuar estando cuerdo.
Naito vio su mano limpia. Había una herida por apuñalar a su padre que dolió en ese
momento pero que no se comparaba con lo que estaba sintiendo ahora. Su cabeza se
había vuelto más pesada mientras el dolor continuaba pinchándole el pecho como si
fuera un tenedor. Exhaló, miró hacia el cielo. Las lágrimas, más silenciosas que el
sonido del arroyo, cayeron otra vez por sus mejillas hasta empaparlo por completo.
Si mataba a su padre, pensó que todo estaría bien finalmente y que podría seguir con
su vida, pero contrario a sus pensamientos, se sentía realmente mal. Ya sea que
muriera o viviera. ¿Era el pecado del padre por sentir deseo sexual por su hijo? ¿Es
más grande el pecado del hijo por caer? Naito cerró los ojos y se rió en silencio.
Ambos habían cometido pecados imperdonables pero mientras cubría sus mejillas,
las lágrimas fluían por la idea de haberle hecho daño a papá. Recordaba el rostro que
le había estado preguntando un montón de cosas como un niño. Su sonrisa, su
cabello. Entonces le había dicho.
—No me ames.
—Pero te amo.
Recordó a su padre, que le había susurrado varias veces al oído, “Te amo” como si
intentara lavarle el cerebro e, igual a si fuera un hombre enamorado, era
terriblemente dulce con él cuando dormían juntos. Los sentimientos entraron como
una aguja que le hacía pensar que quizá, realmente quizá… Padre lo quería.
Trató de calmarse, intentó respirar, pero no pudo. Debería haberlo odiado, pero era
su padre. Más que eso, ya estaba domesticado. No quería admitirlo, pero era la
verdad. Naito inclinó la cabeza y observó sus pies empapados en la oscuridad.
Capítulo 23
—Esto es un sueño.
Susurró para sí mismo. Sin embargo, el pene que perforaba su agujero no podía
considerarse parte de uno. Era tan realista. Incluso el toque que presionó su nuca y el
movimiento de cintura que se empujaba hacía él. Su gran mano no tenía nada de
piedad. Inmovilizándole, sujetándole y apuñalándole a toda prisa por su propio
deseo.
Sentía ese movimiento brusco. Esos jadeos contra su oído y esas manos que
buscaban desesperadamente las suyas. Frotaba el punto más sensible, le
decía “Aguanta un poco” y luego el hombre comenzaba a reírse. Bajó la mano por
su cuello, por su abdomen, dejando caderas muy abiertas y un agujero rojo. Parecía
descarado. El semen, brumoso debido al gel, se pegaba hasta ocasionar un sonido
brumoso. Movía su cintura y entonces el pene se aplastaba y lo estimulaba y cuando
finalmente conseguía llegar a su destino deseado, Naito sujetaba entonces la sábana
con fuerza y comenzaba a gritar. Papá le tomó la mano.
—¿Es bueno?
Naito sacudió la cabeza diciendo que nunca se sintió bien, pero el hombre lo había
ignorado y, sosteniendo el pene de Naito nuevamente, dijo esta vez:
Naito abrió mucho los ojos. De repente su postura cambió y fue sostenido de lado
por su padre. El hombre parecía poder ver que era frágil y tocó la mejilla de Naito
como si fuera un animalito. La mano de su padre siempre era amable. Era cruel la
mayoría del tiempo, pero ahora, los gestos de su padre rogando cariñosamente
hicieron que su hijo comenzara a temblar. Definitivamente no era una buena
sensación. No era ese tipo de sentimiento sincero llamado amor sino, un sentimiento
intenso similar al odio.
Una adicción.
—Yo…
Mientras Naito comenzaba a sentirse borroso al punto en que incluso intentó
alejarse, padre tiró de su muñeca hasta hacer que el pene lo golpeara de abajo para
arriba. El hombro del hombre llegó a su campo de visión, la mano que sostenía su
piel se deslizó hacia arriba y fluyó por su espalda hasta terminar por arañarlo.
—¡Ah…!
Naito gritó con fuerza ante la vívida voz que había escuchado en su oreja. Abrió los
ojos, miró a todas partes con cara de terror, pero todo lo que podía ver, era un motel
en un terrible mal estado. Había solo una pared y un par de cuadros así que, después
de comprobar varias veces el espacio, se dio cuenta de que su padre realmente no
estaba allí.
Naito, con el rostro pálido, bajó la mano hasta su abdomen. El sueño había sido muy
real y quizá, debido a esto, su pene estaba parado. Lo agarró con sus manos
temblorosas y como antes, se masturbó acariciándose de arriba para abajo una y otra
vez hasta que comenzó a pensar que, lógicamente, faltaba algo importante. La
sensación de que no podía moverse, de que estaba siendo dominado. Pero mientras
pensaba en eso, el cuerpo de Naito comenzó a temblar. ¡Que aterrador era eso!
Había tratado de ignorar los pensamientos que ni siquiera sabía que podía llegar a
tener y ahora, se estaba concentrando en un pene que no debió haber despertado en
primer lugar.
No era suficiente.
Naito metió la mano en un agujero que no había sido tocado desde hace un buen
tiempo. Cuando colocó solo un dedo, no hubo reacción. Colocó dos y se sintió
rígido e insatisfecho. Con reminiscencias de como su padre le pinchaba el interior,
movió su dedo rápidamente y de repente, Naito estaba moviéndose de atrás para
adelante como si quisiera fundirse con el colchón. Había descubierto que le
apasionaba el dolor y, tratando de que se sintiera al menos un poco de ardor en su
interior, hizo crujir y estirar los dedos hasta que el sonido húmedo golpeó la manta y
rebotó en las paredes. Naito frunció el ceño y tiñó sus ojos de rojo. Cerró los
párpados con fuerza y siguió jugando con su hoyo. La excitación que había
comenzado a crecer, lentamente estalló y recorrió todo su cuerpo como si fuera
electricidad.
—¡Ah!
Su pene dejó salir un montón de semen, pero en comparación con cuando lo hacía
con su padre, no hubo nada de placer. La mano de Naito estaba desesperadamente
en medio de un incómodo sentimiento y después de un tiempo, decidió dejar las
cosas como estaban y levantarse para lavarse las manos manchadas de líquido
turbio. Encendió la luz del baño y vio un insecto negro desconocido arrastrándose a
través de la pared. Había muchos de estos cuando vivía en los suburbios y al
observarlos así o cuando los veía en sus pies, pensaba que había sido un error
haberse ido. Naito se revisó los dedos, había apuñalado a su padre y aunque la
herida que había ocurrido en ese momento se había curado y ahora había cambiado a
una línea leve, seguía sintiéndose particularmente extraño con esto.
Naito, mirando la herida, apretó el puño y luego se fue a la cama. Comparado con la
que tenía en la mansión de papá, este era un colchón rígido con un aroma rancio. Era
mejor que cuando vivía en los barrios bajos, pero, mientras tanto, su cuerpo que
había estado sujeto a la comodidad no podía dejarle dormir fácilmente. El maestro
del consuelo era su padre, pero ahora no lo tenía a su lado. Trató de olvidarlo tanto
como fuera posible, pero incluso en sus sueños, resultó que lo había visto
vívidamente. Sonriendo y diciendo —Tú me amas.
Naito, que dejó de dormir, se puso una chaqueta y salió del motel. Al entrar a la
tienda de 24 horas, lo saludó una empleada con quien se había familiarizado
recientemente.
—Buenos días.
—Sí.
Naito respondió sin rodeos y se dirigió al rincón del licor. Había ahorrado dinero
para comprar cuatro latas de la cerveza más barata, las dejó contra la mesa y ella,
mientras tomaba el código de barras, siguió la mirada que parecía ansiosa y se
inclinó hacía él. El hombre aparecía por allí todo el tiempo porque tenía muchas
pesadillas. Quizá debido a esto, la piel se le había vuelto más blanca y también tenía
las extremidades considerablemente más delgadas. Sus ojos también estaban
hundidos.
—¿Estás enfermo?
—Sí.
Naito, quien le respondió secamente, caminó hacia el motel con paso lento. El lugar
también estaba increíblemente tranquilo hoy. Naito, que nunca había estado en un
motel u hotel desde su nacimiento, se preguntó si esto sería normal. Había elegido
este motel porque era el lugar más grande y limpio de esta pequeña ciudad, pero
estaba extrañamente tranquilo todo el tiempo a excepción de cuando llegó por
primera vez. Nadie se quedaba allí por más de una noche y eso le hacía sentir
inquieto. En duda, se había acercado al dueño del motel antes de entrar a la
habitación. El hombre estaba viendo porno con su amante así que Naito tuvo que
golpear la ventana transparente muchas veces. El dueño abrió la pequeña ventanita.
—¿Qué?
Naito, mientras miraba por el pasillo que estaba salpicado de un tenue color naranja,
se elevó de hombros.
—No hay mucha gente aquí en esta estación, así que siempre hay silencio. Algunos
duermen todo el tiempo, pero ¿Por qué preguntas? ¿Es porque tienes miedo de estar
solito?
La amante trataba a Naito como si fuera un niño así que, ofendido, Naito cerró la
ventana de golpe y se alejó.
Al sonido de “Somar”, Naito abrió los ojos que habían permanecido cerrados
durante mucho tiempo. Perdió la estación en la que tenía que bajar. Naito agarró su
bolso y se apresuró a descender del metro solamente para encontrar una vista
bastante diferente a la que encontraba en la capital. Un lugar famoso por los juegos
de azar, las drogas y la prostitución, se extendía por miles de kilómetros frente a él.
Para la policía, era básico portar armas, incluso lo era para los ciudadanos comunes.
Naito, mirando a la gente a su alrededor, colgó su bolso hacia adelante para evitar a
los carteristas porque lo había visto en un documental en la televisión. También
decía que no fuera solo por los callejones traseros y que era arriesgado andar de
noche. Era, como si la ciudad abandonada rápidamente se hubiera convertido en
una ciudad de entretenimiento. Construyeron carreteras y luego hicieron grandes
edificios al pie de ellas. Entonces llegaron los extranjeros y con eso subieron los
robos. Estaba planeando ganar dinero, no aquí, sino en otra ciudad. Pensaba en ir al
puerto y comprarse una nueva identidad, pero, desde que comenzó a andar solo por
la vida, parecía alguien que más bien estaba increíblemente perdido.
Habían pasado ya 3 semanas desde que huyó y ahora apenas y le quedaba suficiente
dinero para gastar una semana en alojamiento y en comida. Intentó ahorrar tanto
como le fuera posible, pero tenía miedo de que le atraparan si era muy predecible
por lo que cambió rápidamente de destino y ahora, estaba en la batalla de encontrar
un lugar lo más barato posible.
Una mujer, andando casi desnuda, tocó la mejilla de Naito con un par de dedos
afilados. Estaba fría y sudorosa así que la primera reacción de Naito fue empujarle
la mano y comenzar a irse hacia otro lado. Pero además de la mujer, las prostitutas
se acercaron y gimieron cosas increíblemente obscenas junto a su oído. El olor a
perfume y los gestos extraños volvieron loco a Naito porque sin importar hacía
donde volteara la cabeza, la gente y las mujeres se arremolinaban como si quisieran
tirarse sobre él.
Pero justo antes de gritarle, alguien tomó la mano de Naito con fuerza. Un toque que
se parecía bastante al de su padre… Sin embargo, cuando Naito se sacudió esta
idea, la persona lo jaló hacia adelante otra vez y lo sacó de la multitud con un fuerte
impulso.
El hombre no era tan alto como su padre, pero si era musculoso. La parte superior de
su brazo era del tamaño del muslo de una mujer adulta y tenía partes que incluso
parecían considerablemente hinchadas. Naito frunció el ceño y torció su mano para
adelante y para atrás un montón de veces y sin embargo, el agarré no se aflojó nunca
y le hizo sentir como si sus muñecas estuvieran fuertemente atadas con esposas en
lugar de por un par de dedos. Naito estaba avergonzado, pero igual miró al hombre.
El sujeto agarró a Naito con más fuerza de la necesario y lo empujó hacia la pared
hasta hacer que incluso su cabeza se golpeara. Soltó una palabrota. El hombre, que
lo escuchó, entrecerró los ojos y gritó:
¿Es porque se tiñó el cabello de castaño y se puso unas gafas que el hombre llamó
a Naito menor? Fue un error. Naito vio una placa colgando de su pecho: Él era un
alguacil con licencia de la familia real. En lugar de legalizar la prostitución y las
drogas, era una persona que andaba de forma irregular y tomaba medidas para
minimizarlo. Naito, que fue atrapado, estaba asustado por eso. Si creía que era un
menor entonces lo llevaría a la estación y llamaría para que su padre o su personal
vinieran a buscarlo. Los ominosos presentimientos de Naito se habían hecho
realidad muy rápido.
Naito tomo fuerzas, agarró sus lentes sin micas y se los bajó. Quería mostrar que era
un adulto, pero tenía una cara bonita con líneas jóvenes.
—Ya veo que incluso los menores como tú engañan sobre su edad y se prostituyen
¿Escuchaste lo que dije sobre pudrirse en prisión? Son diez años en correccional por
esto.
—Soy un adulto.
Naito respondió con una voz suave, sosteniendo su bolso con fuerza. Pero el hombre
solamente se rió.
—¡Tengo 20 años!
Naito envolvió su rostro con sus manos cansadas. No salieron lágrimas, solo un
triste y pesado murmullo sin forma.
Capítulo 25
Naito, que se había quedado dormido a causa del vino, salió de una habitación
compartida con otros empleados a primera hora de la mañana. Se lavó en la ducha
pública y fue al comedor solo para encontrarse con la mesa ya servida. No era tan
elegante como cuando vivía con su padre, por supuesto, pero estaba satisfecho con
la comida medianamente nutritiva que compraban. Tomó el pan recién horneado, lo
partió por la mitad, aplicó mantequilla y mermelada y comió sin pensar. Cuando se
volvió al sonido de una silla siendo arrastrada, vio que ya había un hombre con un
cuchillo cortando carne a unos centímetros de él.
Tan pronto como el cuchillo se colocó en la mesa, el hombre abrió la boca y dijo:
La gente reunida en la mesa, vitoreó. Naito era bastante indiferente con esto.
Centrado en la comida, el comedor rápidamente se volvió ruidoso por la emoción de
salir el sábado, él pensaba que no había tiempo para meterse entre la felicidad de
otras personas. Se levantó, con un plato entre las manos… Y observando la espalda
de Naito mientras salía del comedor con un ritmo limpio y ordenado, Nicole se
levantó también y lo persiguió con cuidado para que Naito no se diera cuenta.
Naito puso sus manos en el fregadero e inclinó la cabeza. El cabello castaño era
largo ahora y estaba cubriendo su rostro delgado. Había gotas de agua, cayendo
sobre el dorso de su mano mientras temblaba como el dobladillo de una cortina. Se
quitó la camiseta, mostró sus manchas color melocotón dispersas por la piel y
provocó un incendio en la mente de Nicole. Ver piel blanca y el hermoso color
melocotón que también tenía en las uñas, provocó que Nicole, que estaba sonrojado,
solo se estremeciera con fuerza. Los ojos marinos que se extendían
interminablemente bajo el bombillo revoloteaban con extrañas emociones. Había
momentos en que las gotas de agua que colgaban de sus fosas nasales desaparecían
con un estallido y otras en que parecía sollozar. Solo entonces, Nicole se despertó.
Naito, que era lo suficientemente guapo como para hacer que su corazón palpitara,
tenía una atmósfera indescriptible ahora. Una atmósfera increíblemente digna. Pero
era un crimen observarlo por tanto tiempo así que Nicole, fingiendo estar en el baño
por casualidad, volvió la cabeza y se lavó las manos. Incluso si intentara aclarar su
mente mientras se lavaba, era difícil dejar de ver el dorso blanco de sus bonitas
manos que se veían tan bien como su cara.
Lo que trajo a Nicole, que estaba lleno de pensamientos sobre Naito, a la realidad,
fue una voz suave y educada.
Nicole extendió su teléfono celular sin decir o preguntarle nada. Naito se apoyó en
la esquina del baño, evitando la mirada de Nicole y presionando rápidamente el
número celular de Rayan. Era sorprendente que todavía lo recordara tan bien. Naito,
que poco a poco había hecho una expresión increíblemente amarga, sintió que su
corazón había comenzado a latir muy fuerte. Exhaló un suspiro pesado y luego miró
el techo. Hubiera preferido no tener que hacer la llamada telefónica. No quería
lastimar a Rayan y el mismo Rayan podía resentirse con él por sus acciones tan
frenéticas. Tenía la desesperada esperanza de ir a su lado y vivir con él para siempre,
pero ahora se veía como una vieja película conformada por todas sus ilusiones de la
infancia. Ilusiones estúpidas. Sus dedos estaban temblando, se derrumbó, e incluso
pensó que era un idiota. “Por favor no contestes el teléfono.” Pero al escuchar el
sonido de conexión, simplemente comenzó a zapatear con ansiedad, moviendo
dramáticamente los pies y las rodillas. El agua del grifo cayó al suelo y mojó sus
calcetas.
En ese momento, el sonido de conexión terminó. El teléfono se escuchó otra vez así
que Naito cerró los ojos y soltó un doloroso gemido.
[¿Hola?]
Era la afectuosa voz de Rayan. Tan pronto como escuchó su voz, su corazón se
emocionó en un momento. Naito no pudo abrir la boca de inmediato y solo tragó
saliva. Llevaba tanto tiempo con la boca abierta que pensó que podía comenzar a
salivar.
[¿Eres Naito?]
Rayan, quien se dio cuenta rápidamente de la identidad de la persona del otro lado,
preguntó por esto rápidamente. Naito respondió:
—Sí.
[¿Dónde estás?]
[¿Por qué?]
Naito abrió los ojos que recién había cerrado. No podía escapar de su realidad para
siempre y llegó a un punto en que pensó que tenía que empujar la espalda de Rayan
con brusquedad para sacarlo de un juego que no podía controlar.
—Debemos romper.
[… ¿Qué?]
La voz de Rayan tembló. Una vez, lo amó románticamente y todavía era muy
desgarrador tener que cortar a un amante que había dejado un sentimiento pequeño
pero significativo de cierta manera. Fue un dolor, como partirse. Sin embargo, su
cuerpo seguía anhelando una relación con su padre y no parecía poder olvidarlo
incluso después de que se escapó. Decir que amaba a Rayan incluso cuando no
olvidaba a su padre, era hipócrita y parecía un engaño. A menos que lograra borrar
todos los rastros de su padre que habían penetrado en su cuerpo, mente y alma, no
podía amarlo.
[¡Naito!]
Colgó el teléfono sin escuchar la respuesta de Rayan. Naito le dio a Nicole su celular
y Nicole, que estaba escuchando la conversación junto a él, lo aceptó de inmediato.
Naito abrió el agua fría y se lavó la cara. No puede ir a trabajar con una cara tan
destruida como esta.
Nicole, que miró a Naito lavarse la cara con bastante brusquedad, simplemente abrió
la boca y dijo: —¿Qué tal si nos tomamos un descanso hoy?
Naito levantó lentamente la cabeza ante la propuesta de Nicole. ¿Es agua del
grifo? Un líquido, que podría ser lágrimas, estaba goteando bruscamente de los ojos
de Naito. Nicole, que lo había visto todo el tiempo con una mirada indiferente, se
sorprendió tanto que se acercó y le secó la cara con una toalla.
—Trabajaré el doble.
Por primera vez, Nicole habló con una sonrisa brillante. Era un gesto similar al de
Rayan. Naito se secó la cara mojada con una toalla, incluso lo hizo con la humedad
que quedaba en sus manos. Naito, limpio, sonrió. Mostrando unos ojos chiquitos y
los labios suavemente hacia arriba. Una suave sonrisa de cachorrito.
—Gracias.
Naito tenía trazada una línea clara: No estaría con nadie y no amaría hasta estar
seguro. Sin embargo, Nicole se armó de valor para atrapar a Naito de la muñeca. La
mirada fría de Naito enrojeció levemente las mejillas de Nicole.
Cuando le dijo además que por eso estaba viviendo en un dormitorio compartido, se
rió.
—Como todos.
El pub estaba en mal estado, como si fuera más bien una casa abandonada. Hubo un
chirrido de la puerta y un chirrido más fuerte cuando el interruptor de luz se cortó.
El suelo estaba áspero y la pintura se estaba cayendo en trozos. Debido a que los dos
eran lo suficientemente pobres como para no tener un lugar para dormir, ir al sitio
más barato del lugar fue una elección ineludible. Naito se quitó la chaqueta de jinete
barata y la puso sobre el respaldo de la silla. Solo utilizaba una camiseta blanca
abajo y gracias a esto se podía ver toda la parte superior de su cuerpo con completo
detalle. Nicole no podía apartar los ojos de Naito, que tenía un gran cuerpo y una
cara hermosa, pero Naito estaba mirando fijamente el menú. A últimas fechas, Naito
siempre pedía dos cervezas y antes de beberlas, empapaba por completo su boca con
agua
Naito miró hacia afuera discretamente: Gohan, que tiene una alta proporción de
residentes extranjeros también parecía tener edificios realmente altos e
impresionantes. Era como, estar en un gallinero. Parecía asombroso a primera vista
pero la mayoría de las personas vivían en medio de todo eso, amontonados en casas
considerablemente pequeñas. Era mejor que los tugurios, definitivamente, pero en
comparación con la capital, era una ciudad en bastante mal estado. Tanto que podía
darse cuenta de lo grande que era la riqueza de la capital.
—Sí.
Naito respondió con voz seca y bebió rápidamente de su cerveza. Al menos había
conseguido una cosa buena de huir de casa: Podía beber cerveza tanto como se le
diera la gana. Naito vació su vaso rápidamente y le pidió al empleado que le trajera
otra. Y mientras bebía de una manera bastante desorganizada, Nicole finalmente se
dedicó a verlo con mucha atención. Era bastante lindo, todo de él. Naito apoyó la
barbilla y sonrió levemente. Nicole bebió cerveza sin ocultar que estaba
coqueteando…
—La persona a cargo dijo que estaría bien que trabajara durante mucho tiempo. Así
que me quedaré una temporada.
Al final, era obvio que lo de “estaría bien que trabajara durante mucho tiempo” era
un engaño. Naito notó algo extraño más allá de los sentimientos de Nicole hacia él.
—¿No es difícil?
Nicole preguntó, casi en secreto. No había sido directo, pero pudo entenderlo a la
perfección. Naito dijo con calma después de beber de su cerveza:
—Maravilloso.
De alguna manera, Nicole parecía feliz por esto. Naito miró a Nicole, sonriendo y
estirando la mano para tocar suavemente la suya… Estaba seguro. Quería dormir
con él.
Dejó la jarra de cerveza y se limpió suavemente los labios blancos y espumosos con
el dorso de la mano. Naito miró a Nicole por un largo tiempo, hablando de una
historia que no le interesaba para después de un tiempo, estirarse hacia él y limpiarle
la espuma de la boca… Pero no existía Nicole en su cabeza. Solo esa voz que
decía “Duerme con él” Y tal vez se debiera a que estaba frustrado, pero solo podía
pensar en que lo necesitaba para olvidarse de su padre. Lo necesitaba para dejar de
verlo. Incluso parecía que su sabor estaba en el agua dorada de su vaso. Había creído
que sus deseos estaban controlados, pero era evidente que, si aventaba una roca
enorme en las aguas tranquilas de su cabeza, haría olas enormes.
Nicole de repente dejó de hablar y lo miró, así que Naito rió en voz baja. Los labios
de Nicole se estaban moviendo, pero no podía escuchar nada de lo que estaba
hablando. No quería escucharlo. Ahora solo tenía un pensamiento en la cabeza…
Agarró la muñeca de Nicole, Nicole abrió mucho los ojos, como sorprendido por el
contacto inesperado y entonces, Naito preguntó, con una voz dulce y esponjosa que
parecía un malvavisco:
Miró hacia abajo para ver si Nicole estaba avergonzado. No hubo ninguna respuesta.
Todo esto era culpa de su padre. Estaba satisfecho solamente con su maldito padre.
Quería volver a tener sexo intensamente turbulento sin la necesidad de recordar esas
manos así que Naito entró en la habitación de un motel con toda la intención de
compartirla con Nicole. Ni siquiera se habían quitado la chaqueta cuando empezaron
a besarse vigorosamente. Les dolían los labios. Sus dientes golpeaban y existió de
pronto un crujido aterrador. Sin embargo, el beso no se detuvo nunca.
—Ah…
Naito, quien abrazó la nuca de Nicole, no estaba satisfecho. Quería un beso distinto
a este tan desorganizado. Un beso dulce y profundo, como haría su padre. Un beso
frágil, como el que le darías a un bebé en la mejilla. Esto solo le daba dolor. Naito
jadeó, empujando un momento a Nicole para que dejara de ir como una bestia.
—Lento. Siento que vamos a rompernos los labios si seguimos así.
Nicole volvió a besarlo con rudeza. Naito frunció el ceño ante esta decisión. Se
preguntaba si debería continuar o no, pero Nicole parecía ya bastante decidido. De
hecho, estaba ocupado manoseando el cuerpo de Naito por todas direcciones cuando
su padre le hubiera tocado los pezones primero. Los hubiera torcido, chupado. Tener
sexo con su padre se sentía mil veces mejor que hacerlo con él.
Naito, asustado por lo que había pensado, empujó la parte superior del cuerpo de
Nicole hasta hacer que cayera de la cama. De repente, una sensación insoportable de
vómito llegó desde el fondo así que corrió hacia el baño. Abrió la boca, no salió
nada. Naito se pegó al inodoro y parpadeó lentamente.
—¿Qué pasa?
Recordó lo que había dicho papá mientras tocaba su pene. ¡Y desde entonces todo
parecía haberse vuelto una completa locura! No le gustaban otros toques, los sentía
tan terribles que se encontraba buscando siempre los placeres de papá. Ahora era lo
mismo y no se entendía a sí mismo. Tenía que salir de él, ¿Por qué no podía salir de
él? Parecía ser más adicto a su padre de lo que pensaba y este incluso se consideraría
un síntoma de abstinencia. El cuerpo de Naito tembló como si se muriera de frío.
Nicole de repente salió de su excitación y preocupado por Naito, le dio unas
palmaditas en la espalda.
Naito, que tenía los ojos cerrados hasta la mitad, levantó la cabeza.
—¿Quién es…?
Paso, paso.
—¡Huye, vamos!
Naito saltó del segundo piso en un rápido impulso, pero al aterrizar, cometió un
error y no pudo levantarse de inmediato. Tal vez había lastimado su tobillo porque
dolía como el infierno, pero Naito se levantó con los dientes apretados y caminó de
todas maneras. Tenía que huir de allí. ¡Darse prisa y huir! Capturado por ese
pensamiento, comenzó a correr, cojeando de su pie lesionado y haciendo un
esfuerzo casi sobre humano. Tenía que tomar un taxi, pero al no ver ninguno, corrió
imprudentemente hasta el final de la calle.
La policía, que solía tomar medidas enérgicas contra el consumo de alcohol, se
acercó a él tras sentir una sensación extraña:
—¿Está bien?
—¡Ayuda!
La voz de papá pareció volverse más gruesa de lo que era antes. Tanto así, que su
tono profundo le hizo cosquillas en los oídos con simplemente un par de palabras.
Su mano se levantó y cuando finalmente alcanzó su hombro, también descubrió que
la palma de papá estaba increíblemente caliente. Su cuerpo tembló, así que papá se
rió en voz baja y tiró de su hijo, sacudiendo su cuerpo tan fácil como si fuera una
marioneta.
La policía asintió y regresó a su estación sin hacer ninguna otra pregunta. Elsie
sonrió, y entonces levantó la barbilla de Naito para intentar verlo más a detalle: El
rostro de su hijo estaba pálido y feo. Padre tocó la mejilla de Naito con su mano
enguantada y abrió los labios.
—Todo fue emocionante, pero no puedo estar tranquilo mientras veo como duermes
con otro hombre. Por eso vine.
Según lo que decía, parecía que lo había visto todo desde hace mucho tiempo.
Padre llevó a Naito al mismo motel en el que iba a dormir con Nicole. A Naito le
dolía el pie así que, como no podía caminar correctamente hasta la recepción, papá
lo abrazó como a una princesa y lo mantuvo recargado contra su pecho durante todo
el trayecto. Sin embargo, en la puerta, su padre finalmente puso a Naito contra su
hombro, como un saco de harina y arrojó todo el dinero que tenía contra el
mostrador:
El dueño sonrió y se inclinó ante la voz de papá, diciendo que ya se había ido uno y
que el otro fue felizmente capturado y llevado de regreso. No sabía que contestar
ante ello así que solo entregó la llave de la habitación con un rápido y asustado
movimiento de sus manos. Naito había tratado de huir mientras tanto pero cuando
padre apretó su pie lesionado, se volvió débil y quedó tendido nuevamente sobre él.
Inclinó la cabeza ante el estremecedor dolor que venía de su tobillo y tragó un
gemido profundo.
—¡Ahhhhhh!
Papá pisó deliberadamente la parte que estaba herida. Dolió mucho. Naito no podía
soportar el dolor así que se revolcó y comenzó a rascar el suelo con las uñas.
Su padre llamó a alguien por teléfono y segundos más tarde, entraron los
guardaespaldas que estaban a su cargo. Nuevos guardaespaldas. En sus manos,
había varias herramientas de tortura y Naito, quien lo había visto todo, abrió mucho
los ojos y movió su cuerpo hacia atrás.
Cuando hizo contacto visual con Naito, su padre, mirando ese rostro mojado por las
lágrimas, dijo:
—¿No respondes? ¿De verdad quieres romperte? Aunque debes saber que romperte
no significa que vayas a morir.
Naito negó con la cabeza, llorando. Su cuerpo temblaba de dolor. No, su cuerpo
temblaba ante la idea de que su padre le hubiera roto la pierna intencionalmente. El
padre se rió del terror de Naito, dijo:
Naito asintió. Papá se paró frente a él, cruzó las piernas y sacó un cigarrillo para
comenzar a fumar. Luego, se acercó al guardaespaldas e hizo que él encendiera su
fuego. El tubo de hierro danzaba sobre su hombro y el humo de cigarrillo salía de su
boca tan rápido como si se hubiera convertido en una chimenea humana. Un hombre
desconocido se posicionó entonces en la espalda de Naito para sostenerle la cabeza y
hacerle ver a su padre todo el tiempo. El humo difuso del cigarrillo desapareció y el
rostro de papá apareció entonces ante sus pupilas. Era una cara con veneno.
—Es difícil jugar a esto de liberar y atrapar deliberadamente, quiero decir, no hay
forma de asegurar que gane en todas las ocasiones. Me pregunto ¿Qué puedo hacer
para que no puedas pensar en huir de nuevo? Eres impredecible y sé que después de
esto, te volverás lindo y dócil y esperarás el momento justo para intentar matarme
otra vez ¿Será algo eterno?
Naito no pudo decir nada porque estaba amordazado. Padre solo fumaba, con una
sonrisa.
—¿Lo disfrutaste?
—Me alegra. Pero bueno, ahora hay que divertirnos juntos ¿Vale?
Tiró el cigarrillo al suelo y lo rompió con los zapatos. Se acercó frente a Naito y en
un segundo, el olor a perfume entró y paralizó por completo su sentido del olfato.
Era el cuerpo tan anhelado, el olor que había soñado todo este tiempo…
Naito cerró los ojos con fuerza, pero papá simplemente se rió mientras lo miraba. Y
el sonido de su risa se escuchó horriblemente fuerte en las paredes del motel.
—Preguntaré de nuevo. ¿Has dormido alguna vez pensando en tu papá? ¿Eso fue
insuficiente para ti? Seguramente estabas llorando porque no me sentías adentro
¿Verdad, bebé? No es suficiente con tocarte a ti mismo así que debiste tener mucho
dolor.
El cuerpo de Naito estaba temblando más que antes. Como si tratara de hacerle
soportar el dolor venidero, padre acarició el cabello de Naito.
Padre sonrió. Y cuando levantó los ojos para verlo, descubrió que había agarrado
otra vez un tubo de hierro para agitarlo frente a él. Naito rompió a llorar. Estaba tan
asustado. Era una situación espantosa que ni siquiera imaginó.
—Ahora, hijo. Papá no tiene paciencia el día de hoy, pero lo preguntaré tres veces
de todos modos.
Padre se paró sobre su pie herido. Naito sollozó, todavía con sus ojos empapados en
lágrimas.
Las palabras de su padre eran demasiado directas. Tan vergonzosas que incluso
sintió un hormigueo por todos lados, como si lo hubieran golpeado nuevamente con
el tubo. Sus ojos azul oscuro temblaron de ansiedad y se abrieron tanto que
comenzaron a parecerse mucho a los de su madre, Jan.
—Si te quedas así, entonces yo sacaré conclusiones por mi cuenta. ¿Crees que te
dejé por nada?
Padre levantó la cabeza, agarró la mejilla de Naito y la levantó hasta que se apoyó
completamente en su palma. La apariencia de Naito era de verdad horrible. Un sudor
frío le había empapado la cara mientras aguantaba el dolor. Estaba todo húmedo y
todavía se le formaban lágrimas alrededor de los ojos. Su corazón se conmovió por
un momento por la patética apariencia de su hijo así que los ojos duros comenzaron
a suavizarse significativamente.
Padre levantó la mejilla de Naito con ambas manos y dijo en voz baja:
—No puedes admitirlo porque todavía te duele saber que eres un niño que está en
celo por su padre. Te duele amarme.
La mano de papá descendió y agarró el trasero de Naito. El frente de sus ojos estaba
nublado por las lágrimas pero, aunque el mundo le pareciera todo nublado ahora, los
ojos morados de su padre eran tan claros como ver través de una ventana abierta.
Continuó:
—Lo supe desde entonces. Serías más que mi hijo, me amarías más de lo que lo
hace un hijo. Solamente tenía que esperar hasta la edad adulta para decírtelo. Y
aunque te quería solamente para mí, ¿Sabes por qué te envié a la escuela y dejé que
tuvieras amigos también? ¡Porque no tenía sentido tenerte en casa
incondicionalmente cuando igual ya eras mío!
El padre, que se rió en voz baja, tocó suavemente su pequeño pene. El miembro
respondió y la respiración del joven cambió a algo increíblemente irregular.
Naito, que no encontraba manera alguna de escapar, sintió como le tocaba ahora la
mejilla. Bajó, le tocó la barbilla y el cuello y hurgó por todas direcciones hasta
encontrar finalmente su rígido pezón rosado. Pellizcó, acarició y luego los hizo girar
utilizando toda la mano. Naito gimió y dobló las piernas, impresionado por el dolor
que todavía recordaba.
Su padre pidió una respuesta real ahora, así que le soltó de la mordaza. Naito lo miró
a través de unas pestañas empapadas en lágrimas y finalmente despegó la boca:
—Entonces solo tenemos que empezar otra vez, mi amor. Paso a paso.
Padre se subió sobre Naito y se inclinó para darle un beso increíblemente dulce. Los
labios de papá se sentían calientes, incluso después de todo este tiempo y el mal
clima. No era como el beso que había iniciado con Nicole, era más bien, un beso que
se aferraba con fuerza a sus mucosas, que lo presionaba y le hacía calentar su cabeza
hasta el punto en que su respiración se volvió áspera y el fondo de su pecho pareció
palpitar como loco.
—¡Ah!
Padre agarró con fuerza el pene de Naito, aunque finalmente se quedó a medio
camino.
—Aunque en realidad, estaba un poco enojado por esto. No es agradable que me
apuñalen con un cuchillo cuando estoy intentando dormir. ¿Cómo se te ocurrió algo
tan estúpido como eso?
Naito estaba tratando de hablar sobre la personalidad de su padre y sobre que él era
el único culpable de todo lo que había hecho, pero no pudo hacerlo porque su cuerpo
parecía demasiado concentrado en el tobillo lesionado que había quedado atrapado
entre las sábanas.
Papá le quitó los pantalones y también le abrió las piernas. Sacó un gel desechable
del bolsillo de su pantalón y luego distribuyó el gel por toda su palma antes de pasar
a su agujero seco. Mientras le hacía respirar lento, puso un dedo. El cuerpo, que no
había tenido relaciones sexuales en más de un mes, reaccionó con sensibilidad
incluso solamente a esto.
Naito cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia un lado, pero incluso de esta manera
parecía sentir a la perfección como la mano de su padre le recorría hasta casi
comenzar a fundirse con su piel. Parecía que el calor ardía por todas partes y que
incluso, llegaba hasta su pecho. Se estremeció porque lo extrañaba, porque
extrañaba el pene del hombre. Su padre estaba enojado y no lo acariciaba tan
tiernamente como antes, pero, incluso así, su agujero ya estaba suelto y pidiendo por
el pene que se había erguido de un modo casi amenazador. Sintió su glande
grasiento, abriendo sin piedad un agujero que ya de por si era bastante estrecho…
Los ojos de Naito se hincharon y las lágrimas fluyeron de inmediato otra vez. Dolía,
como si estuvieran rompiendo su cuerpo a la mitad. Un dolor punzante que explotó
hacía todas direcciones pero que era muy diferente al de la lesión en la pierna.
—¡Ay!
Papá puso gel otra vez. Seguramente dolía porque no lo había distribuido
correctamente y porque además el interior estaba muy apretado. Con una sonrisa
más entusiasmada, puso el pene más profundo. Mucho más profundo. Escuchó
entonces las maldiciones salir automáticamente de la boca de Naito mientras
sujetaba su cintura con fuerza:
—Dímelo una vez más. Dime que me necesitaste.
El pene de su padre entró profundamente y luego, salió muy lento antes de repetir
todo el proceso una vez más. Naito tenía una sensación de calor impresionante que
le obligó a sacar un leve gemido…
—¡Ah! ¡Aah!
En este punto, la idea de Naito de que la persona que tanto anhelaba su cuerpo, era
su padre, simplemente pareció reafirmarse con mayor intensidad. Pero no podía
admitirlo, no podía vivir con la idea de rogarle a su padre que se quedara con él y
que lo amara. Escupió un sonido extraño en su lugar:
Papá le dio unos golpecitos en la mejilla para que abriera los ojos y entonces, lo
único que pudo ver, fueron esa pupilas claras que estaban tan cálidas como el sol de
primavera. Era difícil permanecer con los ojos bien abiertos, pero su padre hizo una
expresión tan hermosa que no pudo evitar permanecer firme hasta el final.
Mirando a Naito como si fuera adorable, su padre hizo brillar sus ojos por segunda
vez a lo largo del encuentro. La mano de papá acarició el rostro de Naito y los labios
se posaron sobre su frente y dijeron, como si fuera un lavado de cerebro masivo: —
Te amo, Naito. Te amo.
Naito abrió los ojos, con lágrimas que cayeron a la sábana constantemente. Las
manos se le volvieron blancas cuando sostuvo la sábana con fuerza y pensó, que no
se podría hacer nada para detener esto. Su padre estaba demasiado desesperado por
tenerlo solamente para él.
Capítulo 27
—Despierta.
Una voz suave pero estricta despertó a Naito, que estaba completamente dormido
para ese entonces.
Naito levantó sus pesados párpados muy lentamente. El mundo fuera de la ventana
estaba azul, pero el final del horizonte parecía arder en un tenue color escarlata así
que no podía descifrar correctamente la hora. Con la mente toda borrosa, Naito,
dándose cuenta de que era el inicio del amanecer, frunció el ceño y volvió a
aventarse sobre la almohada. Todo, dentro y fuera de él, dolía terriblemente así que
se descubrió a si mismo inclinando la cabeza por el la sensación de estar ardiendo.
Su padre estaba allí, solamente sonriendo.
En contraste con Elsie, que tenía un traje ajustado bastante bonito, la ropa de Naito
estaba terriblemente gastada. Padre levantó los pantalones de Naito del suelo y los
aventó al cesto de basura en un rápido movimiento así que, ahora que lo pensaba,
era raro que no se sintiera para nada como estar desnudo. Al bajar la mirada,
descubrió que le había puesto algo así como unos pantalones holgados de
entrenamiento y cuando levantó el dobladillo, observó que también tenía el tobillo
escayolado. No se había dado cuenta de nada de eso.
—¿Le dijiste a quien sea que hiciera esto que fuiste tú quien me rompió la pierna?
Cuando Naito volvió a sus sentidos y escupió una oración aparentemente grosera, su
padre hizo temblar las comisuras de sus labios y finalmente, solo se rió. En realidad,
parecía bastante relajado, barriendo el cabello teñido de Naito de atrás para adelante.
—No tuve que hacer eso, porque todos saben que esto es una consecuencia de que
mi hijo se revelara contra su papá.
—Exacto.
El padre entonces tiró de la cintura de su hijo hacía adelante. Su rostro estaba tan
cerca como para comenzar a besarlo y la respiración que compartían en el mismo
espacio, había comenzado a sonar como si fuera una orquesta desentonada. No solo
eso, también tenía el sonido del corazón de su padre tamborileando casi en la punta
de su oído…
Naito fue sostenido por la mano de su padre y luego, le pasó los dedos de la otra
suavemente por la mejilla. Naito lo apartó:
Entonces el padre sonrió alegremente y comenzó a jugar otra vez con su cabello.
—Si es más cómodo para ti pensarlo de esta manera, entonces sí. Tienes razón.
Tuvieron una conversación informal que terminó con ellos, llegando finalmente a la
enorme mansión que ahora le pertenecía a su padre. El conductor de papá se acercó
rápidamente y abrió la puerta con una señal de emergencia extraordinaria mientras
que Elsie, que miraba a Naito, sonreía como si estuviera entusiasmado con los
nuevos acontecimientos.
—Te hice una casa nueva. Estoy seguro de que te gustará tanto como lo hacía la
casa anterior.
Padre salió del auto y esperó pacientemente a que Naito lograra salir de su asiento
también. El conductor bajó su equipaje, les mostró una reverencia bastante marcada
y en el momento en que finalmente subió para irse de nuevo, Elsie pudo ver a Naito,
mirando al frente como si estuviera atrapado en sus propios pensamientos. La
mansión de su padre aún dominaba todo el espacio, pero era más maravillosa que lo
que había visto cuando era niño. Tenía un jardín lleno de flores desconocidas
ubicado en el centro y un montón de fuentes enormes distribuidas como si
estuvieran envolviendo toda la casa. Cuando Naito pareció soltar una voz
impresionada, su padre sonrió y después extendió su brazo hacia él, quien estaba de
pie muy forzadamente. Naito no podía caminar así que, miró el rostro de su padre, lo
que estaba haciendo, como movía sus labios, y luego le alargó la mano también
para que pudiera ayudarle. Como si estuviera de acuerdo, le tomó la muñeca y dejó
que le envolviera la cintura cuidadosamente. Luego dijo mientras le besaba:
—¿Y papá?
Papá sostuvo a Naito en sus brazos y habló en voz baja mientras caminaba hacia
adelante poco a poco:
—Me han presionado mucho por tu culpa. Ahora que estás aquí, debo concentrarme
en una sola cosa y cuidar mi trabajo.
—¿Qué debo hacer yo?— Naito, que había estado pensando por un momento,
murmuró sin darse cuenta. —¿Ser tuyo?
—Probablemente sea más que una cámara. Y también es probable que exista más de
una.
La risa de su padre fue tan refrescante que por un momento no captó la seriedad del
asunto. Naito, con un tempo lento, preguntó:
—Es más fácil escuchar que ver. Y es más seguro ver todo el panorama.
El padre, que estaba viendo como el rostro de Naito se volvía blanco gradualmente,
sonrió y luego arrastró a Naito a la casa sin dar más explicaciones. Era un centro
vacío. No había nada allí excepto la acogedora alfombra y la chimenea encendida. A
diferencia del exterior, que era hermoso como una pintura, por dentro parecía una
casa perezosa y sin chiste. Padre abrazó a Naito por la espalda y le explicó
amablemente las nuevas reglas.
Aquí…
Padre bajó la mano y agarró el pene de Naito con un par de dedos. Naito se mostró
firme, pero igual cerró los ojos para intentar no mostrar ningún gesto o dejar salir su
voz. Naito sacudió un poco los hombros y le dijo a su padre:
—Detente.
—Este es el cuerpo que hice, el cuerpo que he domesticado, y debe ser solamente
mío.
—¡Para!
Padre le quitó la mano del pene y Naito se soltó entonces de los brazos de su padre.
Naito mostró abiertamente su ira a los ojos de su padre, pero el hombre levantó los
brazos, lo abrazó y preguntó con voz un poco apagada.
—¿Qué quieres que haga entonces?
Elsie miró a Naito con un rostro inexpresivo. Luego, el padre, que se acercaba como
si quisiera besarlo, se detuvo gracias a la mano de su hijo que había aterrizado en su
boca. Sus ojos morados estaban increíblemente atentos en él.
—¿Qué garantía?
Cuando Naito le preguntó de vuelta, su padre levantó los labios y se rió. Estiró las
manos hacía la mejilla de Naito y dijo, tocándolo.
En ese momento, su voz era tan triste que su corazón casi comenzó a latir con
fuerza. Los ojos de su padre estaban cálidos, como de costumbre, pero parecían tan
brillantes por las lágrimas que Naito no pudo ocultar su confusión. Trató de bajar la
cabeza, pero su padre le sujetó de la barbilla para que eso no fuera posible.
Dijo Naito, haciendo que sus ojos miraran directamente a su padre, sin flaquear ni
un segundo. Siempre estuvo enamorado de Rayan, pero padre lo retuvo y lo violó de
tal manera que le hizo cambiar toda su mente. Y había cosas que no podían ser
perdonadas solo con amor. Hasta ahora no podía sacudirse todo el daño.
Mientras miraba dentro de Naito, su padre borró sus ojos tristes y puso de nuevo un
rostro tranquilo e intimidante. Naito, sin saberlo, apretó la lujosa chaqueta de su
padre y lo miró ponerse derecho. Le llevaba 20 centímetros de altura.
—¿Qué debo hacer para que seas mío? Quiero que me trates con la misma
amabilidad con la que tratas a Rayan. Si yo te hubiera buscado, llamado y dicho “te
amo” ¿Habrías venido por mí? No, no hubieras mirado atrás y hubieras escapado de
todas maneras ¿Qué hubiera pasado si te hubiese rogado Rayan?
—Pero yo…
Estaba tratando de decir que no había nada natural en amar a su padre, pero el
hombre cortó las palabras primero y dijo espontáneamente.
—Por eso lo hice a mi manera. Si no funciona del modo tradicional, entonces yo
tengo el método rápido.— Su padre, que se rió a carcajadas, abrazó a Naito. Era
quebradizo, como hojas secas. Agarró el cabello de Naito con fuerza y susurró
tiernamente en voz baja: —Porque eres mi hijo, puedo tenerte aquí conmigo sin que
nadie diga nada. Un padre puede tratar a su hijo descuidadamente a veces.
Naito estaba conmocionado por las palabras de su padre, tanto que la rebelión que
había comenzado también se detuvo inesperadamente. Cuando Naito se quedó en
silencio, su padre levantó la mano y con lentitud, comenzó a quitarle la ropa. Le
besó el hombro expuesto y murmuró otra vez:
—Así que si quieres libertad, dame confianza. Algo que me haga sentir seguro de
que nunca me vas a dejar.
El padre puso ambas manos en los bolsillos de sus pantalones como diciendo que
tenía intenciones de hacer más que besarle. Luego, simplemente bajó la cabeza y
miró hacia abajo amenazadoramente. El cariño que se había mostrado hasta ahora
parecía haber desaparecido y a diferencia de su sonrisa anterior, su padre solo tenía
un aura hostil.
—Te dije que rompí con él. Así que deja a Rayan en paz.
—Tengo que cuidar que no actúes como un loco, y si eso no funciona, entonces voy
a matar a ese bastardo utilizando mi propio poder.
—¿Cómo puedo…?
El padre besó los labios de Naito. El beso que solía ser un par de veces menos
profundo, ahora parecía increíblemente violento y aterrador. Su padre apretó los
labios de Naito y le metió la lengua profundamente en la boca. Naito gimió como si
estuviera enfermó mientras le chupaban el labio inferior, apretó sus hombros, les
enterró las uñas y pronto, pareció que sus rodillas estaban a punto de caerse. Papá
parecía emocionado por la manera en la que se comportaba así que sus dientes
comenzaron a morderle los labios tanto que ni siquiera permitió que comenzara a
gemir.
Naito estaba allí, distrayéndose sin darse cuenta con besos intensos y vertiginosos
mientras papá lo gozaba.
Naito se dio cuenta de inmediato, su padre le estaba pidiendo que dejara que Rayan
conociera esta relación. Algo como lo que había ocurrido con Alto y Keshan. ¡Eso
era una tontería! No podía mostrar esta relación a otros tan casualmente. Naito
agarró el brazo de su padre.
—¿Qué?
Naito vaciló, luego estiró los brazos y abrazó la parte superior de aquel cuerpo como
si quisiera frenarlo justo allí. Rogó, con voz de llanto mientras papá lo rodeaba
también: —No hagas eso, papá. No hagas eso.
Su padre llevó a Naito, que tenía una pierna adolorida, al dormitorio y lo acostó allí.
Como siempre, parecía que iba a atacarlo, pero, inesperadamente, padre tomó
tranquilamente la medicina del buró y la puso en su palma.
—Sal ahora.
—Está bien.
Naito observó de cerca la manera en la que Contor iba a la salida de nuevo. Sin
embargo, mientras lo hacía, Naito preguntó en voz baja:
—¿Qué pasó con Alto?
—… Muy bien.
Fue un idiota con él la mayor parte del tiempo, pero todavía se preocupaba porque
era su hermanito menor. No sabía que hubiera llegado a ocurrir con su mente si lo
hubiese matado y aunque no deseaba verlo feliz, si quería que al menos pudiera estar
lejos de todo esto.
Naito, acostado en posición fetal sobre la manta, abrió los ojos hasta la
mitad. ¿Ahora qué haría? ¿Cómo debería moverse? Cuando pensaba en ello, dolía
como si su corazón estuviera tapizado de concreto. Todo resultaba confuso y
aterrador. Ya había llegado a la conclusión de que no podía amarlo porque era su
padre, pero cada vez que le besaba, su mente se volvía toda blanca y sus manos se
encontraban aferrándose a su camisa. Pensaba que sería mejor con escaparse pero,
incluso después de que lo lograra, solo se encontraba pensando en él. Se sentía un
poco como deambular por un laberinto sin salida.
Junto a su padre estaba Alto, que acababa de nacer y ahora lloraba tan fuerte como
los gritos de su padre. Naito frunció el ceño y trató de no llorar también. Tenía
miedo de sus padres cuando se peleaban, pero tenía más miedo de que su único
hermano llorara así de fuerte. Naito se subió a la cama y envolvió a Alto en una
mantita. Papá, que lo estaba mirando, observó a su madre y dijo con fiereza. —Te
dije que abortaras a ese niño. ¿¡Por qué no lo hiciste!?
Papá estaba enojado, señalando a Alto todo el tiempo antes de que mamá corriera y
abrazara al bebé entre sus brazos, gritando:
Mamá gritó que se callara, pero padre le dijo a Naito todo el tiempo lo arrepentido
que estaba de él. Incluso agregó con fuerza mientras lo miraba: —¡Eres el mayor
error de mi vida!
Naito, que había tenido un sueño basado en el pasado por primera vez en su vida, se
sacudió los hombros poco a poco. Dios ¿De dónde vino eso? Además, si lo hubiera
abortado esa vez, definitivamente ahora no tendría un dolor tan intenso como este.
—Naito.
Escuchó la voz de su padre, la que era más madura que cuando era joven. No parecía
tan rudo como antes, era suave y extrañamente le hacía cosquillas. Como mariposas
en su pecho. Naito escapó de la voz de papá y se hundió nuevamente en su manta,
sin embargo, su padre rápidamente lo destapó y sostuvo la parte superior del cuerpo
de Naito para levantarlo hasta que Naito hizo un sonido doloroso.
—Duele…
Papá tocó la mejilla caliente de Naito y lo acomodó en la cama. Naito abrió los ojos
suavemente y comenzó a parpadear ante la habitación tan exageradamente
iluminada. Y en medio de todo eso, su padre estaba firmemente sentado frente a él y
oliendo a tierra y humo de auto, como si hubiera llegado del trabajo recientemente.
El dolor de cabeza de Naito incrementó y debido a esto, miró a su padre con la cara
completamente en blanco. Abrió la boca:
—¿Yo?
Preguntó papá, señalándose a sí mismo. Naito asintió y su padre, cuando notó que
seguía pareciendo bastante enfermo, lo recostó suavemente en la cama y le acarició
la cara. Se quitó la chaqueta del traje e incluso se quitó la corbata y la dejó en la
silla. Padre se sentó junto a él, limpiando finalmente el pelo sudoroso de Naito hasta
dejarlo peinado todo para atrás. Él movió sus brillantes ojos azules de un lado a otro.
Miró a su padre.
—Obviamente fuiste tú. Dijiste que hubieras sido más feliz sin mí…
Papá sonrió gentilmente, aunque Naito había terminado por fruncir el ceño. Cuando
era niño, le había dolido demasiado como para ahora decir que era solo algo
ambiguo. Y como si realmente entendiera de lo que estaba hablando, los ojos y las
emociones de su padre parecieron estar tambaleándose de pronto.
Murmuró su padre, que había terminado por jugar con sus orejas. Sus ojos estaban
entornados y luego, terminó por abrir la boca al igual que él.
—Yo… Te odiaba mucho en ese entonces. Era molesto. El hecho es que, ya sabes,
no era como que realmente amara a Yan apasionadamente.
Naito sonrió débilmente y tomó la mano de su padre. Era una mano grande, de un
adulto. Que aterradora era esta mano cuando era más joven. Ahora estaba en un
estado de no poder hacer nada porque se sentía increíblemente domesticado por el
placer de sus dedos. Asustado, pero en un sentido diferente. Sin estar plenamente
consciente, lo había tomado así que los ojos de su padre estaban bien grandes.
Padre agarró la cara de Naito e inclinó la cabeza. Iba a besarlo, se dio cuenta de eso
en un segundo. Pero en lugar de hacerlo, puso la boca en la mejilla de Naito y
después se retiró rápidamente. Como si fuera la caricia de unos pétalos. Los ojos de
Naito se abrieron de par en par ante el gesto así que su padre se rió. Tiró de la manta
y se tapó nuevamente hasta cubrirse la cara. La razón por la que su padre era muy
amistoso ahora era probablemente porque él no podía escapar.
Esta relación entre el hijo y el padre no era conveniente. No, no es una relación que
pueda encajar en lo más mínimo.
—Cuando te levantes…
Papá le acarició la cabeza y dijo algo, pero no pudo entenderlo. Sin embargo, lo
cierto es que la mano de papá estaba muy, muy cálida esta vez.
Capítulo 29
En algún lugar, sopló un buen olor y una brisa fresca. Era un aroma que no había
vuelto a sentir desde hace mucho tiempo así que su corazón, que estaba emocionado,
comenzó a correr apresuradamente por todo el álbum de sus recuerdos. Incluso la
sensación de ser sostenido por estos brazos anchos y acogedores, era como cuando
era un niño buscando protección. Le gustaba abrazarle, que le abrazara muy fuerte y
le besara los párpados. Se sentía muy bien así que dijo “Por favor no te vayas” en
sueños y dio fuerza a su agarre. La otra persona también estaba feliz de abrazarlo así
que soltó una pequeña risa que sonó similar a una campanada. Una voz tierna que le
hizo levantar los ojos… Pero cuando comenzó a pestañear, la persona que lo
sostenía le cubrió la cara con su gran mano. Quería que Naito siguiera durmiendo.
Naito entró en pánico rápidamente así que se escondió debajo de la manta. Después,
papá, que había penetrado en la mente del hijo con un montón de palabras bonitas,
mostró una sonrisa relajada en sus labios cuando lo descubrió y luego, lo dejó
atrapado en la parte superior de su cuerpo. Naito no tuvo más remedio que mirarlo.
Naito bajó la cabeza e intentó enterrar su rostro en la sábana otra vez. Murmuró:
Padre extendió la mano y tocó con lentitud el cuello de Naito. Sus manos subieron y
se volvieron negras porque le había teñido el cabello. Aunque igualmente sintió que
no estaba tan bien como antes. Frunció el ceño.
—Tu cabello se siente extraño.
Naito, que había masticado el hielo, frunció el ceño ante sus palabras.
Con cara cansada, Naito, que había estado mirando a su padre todo el tiempo, le
tendió la copa. Padre la tomó y se levantó entonces para llevarla hasta la mesa. A
pesar de que vestía pantalones sencillos de algodón, su padre parecía un modelo en
una sesión de fotos importante. Su flequillo había bajado hasta cubrirle los ojos así
que su atmósfera aterradora se calmó notablemente hasta el punto en que parecía
tierno. Dócil. Padre también miró a Naito mientras tanto… Su piel estaba débil y su
cuerpo parecía haberse llenado de rastros rojizos que eran evidentes aún y cuando
estaba enterrado en la manta blanca. Una imagen limpia pero lamentable así que su
padre se rió como si estuviera satisfecho con esto.
Naito dijo esto con voz débil. Desde que fue encarcelado en esta casa, Naito había
estado perdiendo poder significativamente. Cuanto más hablaba, menos se movía, y
el apetito finalmente desapareció por completo. Tenía pesadillas y parecía sufrir
constantemente de un dolor silencioso. Frente a Naito, que hoy se negaba a comer
otra vez, su padre preparó alimentos blandos. Era Naito a quien le gustaba
muchísimo la carne pero, recientemente, parecía que no podía ni siquiera olerla así
que le preparó alimentos que podía digerir sin mayor dificultad. Pan recién
horneado, mantequilla, arándanos, una sopa de champiñones. Pero incluso después
de ver comidas que se adaptaban a su gusto, Naito simplemente suspiró. No tenía
apetito. Naito vio a su padre, mover la sopa con una cuchara para comenzarla a
enfriar. Preguntó:
Padre le llevó la cuchara a la boca. Cuando Naito despegó los labios, su padre
lentamente la metió y un hongo medianamente maduro fue masticado y tragado
satisfactoriamente, aunque eso no fue suficiente para papá. Comenzó a poner
mantequilla sobre el pan.
—Te lo dije. Te daré libertad cuando me sienta seguro. Además, te duele la pierna
¿Cómo vas a salir así?
Papá le metió en la boca pequeños trozos de pan que masticó sin decir una palabra.
Y cuando vio a Naito, que comía exactamente igual que un pequeño pajarito, de
repente dijo con una cara seria:
—¿… Qué?
Su apetito, que de por si no existía, cayó hasta sus pies. Pero papá simplemente
sonrió y le elevó la barbilla, mirando a Naito todavía con bastante seriedad.
—Al menos así, tendrías a mi bebé dentro de ti y lo pensarías dos veces antes de
dejarme.
—¿Estás loco?
Naito intentó golpear la cara de su padre, quien era demasiado serio como para solo
estar bromeando. No podía soportarlo así que también intentó zafarse.
—Yo soy tuyo, hijo. Así que también deberías volverte todo mío.
—¿Y entonces qué? No puedo salir de todos modos y pones condiciones estúpidas
¿De qué sirve que sea tuyo o no?
—Para nada.
—¿Confías en mí?
—¿Me veo como alguien a quien le gusta ser apuñalado frecuentemente? No confío
para nada.— Su padre susurró, besando las mejillas y las orejas de Naito. —Pero sé
que realmente no querías que muriera. Si hubieras querido matarme, no me habrías
apuñalado con un cuchillo así de horrible en primer lugar.
—¡Papá!
Naito, que estaba todavía bajo la manta, intentó evitar la mirada de su padre tanto
como le fuera posible y después, casi de un momento para otro, Naito y Elsie se
rieron en el aire antes de dejarse caer contra el colchón. Miró la habitación sin
ventanas…
Su padre se rió, con los pezones todavía en su boca. Había un sonido húmedo,
emanando de ambos pechos y ocasionando que el pene de Naito se fortaleciera hasta
que se levantó. Papá tomó su pene y luego, desde su posición, movió su rostro y
preguntó, mirando a Naito:
Naito se mordió los labios así que, cuando no respondió, su padre entonces acarició
su pene con más fuerza y abrió la boca:
Sería una mentira decir que su cuerpo no quería una estimulación más fuerte o
apasionada así que Naito, quien cerró los ojos y contuvo sus gemidos, se cubrió el
rostro y pronunció con una voz ligeramente húmeda:
Su padre se puso el pene en la boca y lo felicitó, lo cual no fue nada bueno para su
estabilidad mental. Cuando su membrana mucosa húmeda y cálida envolvió su
pene, el placer incrementó como una marea agitada. Llegó en un instante y luego,
Naito, tembloroso y sudoroso, gimió de un fuerte placer que ahuyentó al resto de sus
emociones. No podía soportarlo.
Después de morder, papá chupó y chupó hasta que sus mejillas se abrieron y su
barbilla tembló. Sus ojos estaban cerrados y luego se abrieron para ponerse en
blanco. Como si fuera una descarga eléctrica. Su padre lo mamaba con fuerza desde
abajo, trabajando duro para hacerlo llegar a la parte que le gustaba, pero alguien
llamó a la puerta en ese momento:
—Adelante.
Papá odiaba que los demás vieran el cuerpo desnudo de Naito así que incluso lo
acomodó hasta dejarlo en la esquina más alejada. Contor entró, saludó a su padre y a
Naito aunque no pudiera verlo e inmediatamente después se acercó a Elsie y sostuvo
el celular contra su oído.
—¿Diga?
Pero pronto, las expresiones del padre, que escuchaba las palabras del Gran Duque,
se volvieron increíblemente confusas. Mientras hablaba por teléfono con el Gran
Duque, tocó la cara roja de Naito, que se había asomado, y comenzó a peinarle el
cabello y a repartir un montón de besitos silenciosos y tiernos en su nariz. Contor
permaneció en silencio a pesar de las acciones de los dos, pero Naito se puso
nervioso.
Naito levantó la cabeza en un instante pero cuando vio su rostro, padre pareció
quitarse toda la ansiedad para sonreírle alegremente.
—¿Estás diciendo que la ceremonia debería posponerse? No, para nada, estoy bien
con eso.
—¿Qué pasó?
Quería preguntar desde el momento en que mencionó al duque Jodrick, pero papá
solo suspiró y bajó la cabeza hasta hacer que sus narices se tocaran.
—La familia real tiene que posponer la ceremonia porque sucedió algo importante.
Padre puso su mano debajo de la manta y tocó su piel desnuda. Contor ya se había
dado cuenta de lo que estaban haciendo así que ya estaba lejos de allí. Tenían una
atmósfera misteriosa y extraña que fluía profundamente entre los dos.
—Rayan ya no está.
La respuesta de Naito, que se había quedado sin energía, hizo que su padre sonriera
con satisfacción y luego, que acomodara su boca hasta ponerla en su oreja.
Era una palabra sincera. Después de todo, la única persona que quedó en su vida
había sido su padre porque él ni siquiera lo quería dejar ir a la universidad. Lo
confinó, lo dejó allí, viéndolo todo el tiempo en un cuarto sin ventanas. Eso es lo
que quería su padre y así fue como sucedió realmente. Naito estiró los brazos y
sostuvo su cuello. La actitud tan tierna de Naito siempre ocasionaba que los ojos del
padre brillaran hermosamente. Lo hacía más seguido que antes pero aún parecía
sorprenderse cuando lo trataba así. Era la sensación de tener un perro grande
esperando su mano en lugar de morderla. Naito peinó el cabello de su padre y dijo
con voz solitaria.
—Es verdad.
Se dio cuenta solo después de que le quitaran el yeso que sostenía su pierna
lesionada. Habían pasado unos cuantos meses desde que fue encontrado por su
padre. Naito, que había estado observando el lugar por donde se fue, levantó su
manta y se tapó la cara con ella. Parecía como que el olor corporal de su padre
permanecía en la manta, así que Naito inhaló e inhaló de nuevo bastante
profundamente. Papá estaba presente todo el tiempo, a cada momento y también, en
toda hora. Incluso en su corazón. Era una existencia que quedó tan estancada que
parecía no irse jamás.
Naito se apoyó en la cama con sus manos rígidas y después levantó todo su cuerpo
para adelante. La manta cayó de la parte superior de su cuerpo. No había nadie que
pudiera verle pero de todas maneras la levantó y la ocupó para cubrir sus piernas.
Naito bajó lentamente de la cama, mirando a su alrededor y buscando ropa pero,
debido a la personalidad tan “especial” que tenía su padre, era evidente que no la
dejaría a plena vista y que tampoco la dejaría para él en la cómoda. Finalmente,
Naito se apoyó en la manta y caminó lentamente hacia la puerta. La miró… La mano
de Naito tembló junto con el aire. Parecía débil, como hojas caídas que se podían
romper bajo las suelas de un par de botas. Sin embargo, la mano de Naito igual
parecía increíblemente determina el día de hoy. Se movió, y agarró el pomo de la
puerta para comenzar a girarla. Sabía que estaba prohibido, por supuesto, pero
quería oler el exterior al menos una vez antes de volver al maldito encierro.
Era… Un anhelo que creció y creció y que finalmente se convirtió en una fuerza
impulsora desesperada.
Abrió.
Naito bajó las escaleras paso a paso hasta que finalmente sintió la alfombra. Estaba
feliz pero, igual pensó que si iba un poco más lejos que esto, su padre se daría
cuenta y entonces lo castigaría otra vez y de un modo mucho más fuerte. Tragó
saliva, solo quería disfrutar de la libertad tanto como le fuera posible así que se paró
frente a la enorme puerta de salida con el corazón palpitante…
Antes de que la mano de Naito girara el pomo de la puerta, la puerta se abrió. ¿Era
su padre? Estaba rígido. En un momento, su corazón dio un vuelco tremendo y se
hundió contra su pecho así que Naito apretó más la manta y volvió la cabeza.
—Joven maestro.
No era su padre, sino el guardaespaldas que siempre estaba detrás de él. Un fiel
subordinado que estaba al tanto de la condición de Naito y de la relación que corría
entre los dos. Se acercó con un suspiro y cubrió las piernas de Naito que estaban al
desnudo.
—¿No sabes ya que no deberías hacer algo tan estúpido como esto?
Murmuró, con sus ojos marrón oscuro rodando de un lado a otro. Tenía barba, así
que parecía que se la tocaba siempre que se ponía a pensar a profundidad. Naito se
acercó otra vez a la puerta… Tal vez si lo persuadía correctamente, podía ver el
exterior por un rato y antes de que cualquier otro se diera cuenta. Pero, como si
hubiera endurecido su mente, sostuvo el brazo de Naito y dijo.
—Joven maestro, pare. Cuanto más haga esto, más difícil será para usted. No se
rebele contra el presidente.
Naito solo tocó sus labios, sin poder soltar ningún sonido ni poder escucharlo a la
perfección. Cuando Naito se negó, torciendo su brazo, el guardia frunció el ceño.
—Joven maestro, entienda. De todos modos, este es el mundo del presidente así que
incluso si se siente seguro y abrazado por él, es posible que todo salga mal si se aleja
de sus estándares.
El mundo que pensó que apenas había vuelto a construir, se derrumbó debido a las
palabras del extraño. Los ojos de Naito se abrieron de par en par y comenzó a
respirar bastante irregularmente también, por lo que entrecerró los párpados al
final. Recientemente le molestaba que las personas se metieran en cosas que no
entendían.
—¡Alto!
Naito escapó de su agarre y lo empujó para poder salir. Sin embargo, el guardia lo
detuvo desesperadamente de nuevo y dijo, echando un rápido vistazo al niño, que
estaba bien envuelto:
—Tiene que pensar que el presidente tiene ventaja. Si tan solo… Pudiera admitir
esta relación, lo tendría todo. ¿No lo piensa también? ¿No le gusta el señor Elsie? Si
quiere salir, ¿Entonces por qué no admitir que el presidente es su amante?
Lo susurró amable y suavemente, como si se preocupara por él desde el fondo de su
corazón, pero era completamente diferente a algo reconfortante. Naito cerró los
ojos y luego fijó su mirada en la alfombra roja. Era el color de la sangre. En las
vacaciones había apuñalado el vientre de su padre pero no pudo matarlo. No pudo
huir, no puede escapar y pensaba que ahora, lo único que quedaba era morir. Pero
Naito no quería morir. Ahora solo tenía 20 años y no había probado ninguna de las
cosas que deseaba hacer. Cuando era joven, era pobre y ni siquiera podía comer
bien. Desnutrición, congelación, casi muere de una enfermedad que simbolizaba la
pobreza y a medida que crecía, parecía que esas privaciones habían creado una
tenacidad para vivir. No quería morir, solo dar batalla. Sea lo que sea, de alguna
manera quería vivir. Ese hombre estaba ofreciendo una de las formas más
fáciles. Todo se acabaría una vez que admitiera su relación con su padre. Padre
como su hombre, su amante. Piensa, acepta. Solo tenía que disfrutar cómodamente
de lo que le dio. Era fácil, pero a la vez increíblemente difícil. Ética social,
moralidad. Tenía que abandonar las cosas triviales y naturales, tirar todo y tratar de
introducir un nuevo concepto. Caminaba por la cuerda floja por su cuenta en una
frontera impresionante… Y quien le estaba forzando a caminar más rápido por la
cuerda no era ni su padre ni su hermano, sino el perfecto extraño frente a él.
Naito ignoró al hombre, empujó y abrió la puerta con un fuerte impulso. Pero
cuando se abrieron ambas puertas, hubo otras personas que se escandalizaron mucho
más de lo que lo hizo el primer guardia. Eran la gente fiel de su padre. Corrieron
rápidamente y se llevaron a Naito de una vez. No había nadie allí que le permitiera
rebelarse. Estaban entrenados como perros así que le esposaron las manos a Naito y
le amordazaron la boca.
Elsie, que regresó, escuchó atentamente los sollozos de su hijo. Miró a Naito y
parpadeó con indiferencia. Se quitó el abrigo tranquilamente y después, agarró el
cabello de Naito hasta que lo hizo gemir de dolor. Naito bajó los ojos y los
entrecerró, pero solo estaba su padre, ocupando cada espacio de su visión nublada.
Papá había estado trabajando todo el día pero no parecía nada cansado, abrió la boca
y preguntó: —¿Se ha aliviado tu ira?
Naito, enojado, lo miró a los ojos para comenzar a pelear otra vez en su contra. Papá
se arrodilló a un lado de la cama, amorosamente, y dijo mientras tocaba su barbilla:
—Hago todo por ti, ¿Por qué te cuesta tanto trabajo ser un niño bueno?
Su padre tocó la mordaza en su boca. Sus ojos y habla eran infinitamente dulces,
pero las yemas de sus dedos estaban frías y temblorosas. Era cariñoso, pero también
parecía querer que no olvidara que podía ser violento siempre que se le viniera en
gana.
—Incluso si te amo, si no escuchas, voy a tener que tomar medidas contra ti.
Cada vez que las yemas de sus dedos soltaban un botón, el cuerpo de Naito se ponía
rígido y sudoroso. ¡Y lo más incomprensible era que incluso así había fiebre en la
parte inferior de su cuerpo! Una erección… Papá estaba allí, moviéndose libremente
para quedarse desnudo, como un músico que afinaba las cuerdas de un instrumento,
tirando su camisa al piso y moviendo sus largos y robustos brazos hasta que
finalmente lo levantó de la cama y lo aventó contra el suelo con fuerza.
¡Pam!
Naito cayó y gimió, pero su padre solo puso la punta de su zapato en la barbilla de
su hijo para levantarlo otro poquito…
—La verdad es, que me divierto mucho jugando con mi hijo. ¿Tú también lo haces?
—Chupa.
Naito, quien tragó el semen, jadeó. Quería sostenerse de algo así que movió
lentamente sus manos para arriba. Sus muñecas estaban esposadas para que no
pudiera moverse más de la cuenta así que solo alcanzó a ofrecer un par de
movimientos frustrados y torpes. Y cuando terminó de mamar, padre tiró de su
barbilla simplemente para susurrarle:
—Al ver que estás tan erecto incluso de esta manera, realmente me pongo a pensar
que te has vuelto condenadamente erótico. Tan sexy como nunca antes…
Padre, que estaba enfocado únicamente en su boca, dejó de actuar como si pudiera
soportarlo y, jalando su cabello con fuerza, ordenó:
—Muévete.
¿Cuántos días habían pasado desde que hizo algo tan loco como esto? Naito estaba
esforzándose demasiado, apretando y chupando y apretando y chupando. Intentando
pensar aunque tenía la mente completamente en blanco. Más que días, ¿Cuántas
horas llevaba allí? Papá le amarró los ojos para hacerlo entrar en el ambiente de la
sumisión pero, incluso sin eso, era una habitación donde se mantenía la luz prendida
por lo que le era completamente imposible saber si el sol había salido o se había
puesto. Padre lo agarró del pelo nuevamente y tiró de él hasta que su cuero crujió. El
pene erecto tocó sus labios y luego, salió. El glande y la pequeña boca estaban
conectados por una larga línea de saliva que finalmente se cortó después de que
tosiera para aliviar su garganta. Naito, que llevaba tapados los ojos, exhaló con
dureza, dejó caer el semen en su boca y luego, lo tragó. Había mucho, mucho semen.
Pequeñas burbujas que explotaban entre la lengua roja y sus labios… Naito bajó la
cabeza y lentamente comenzó a ver ese líquido fluyendo ahora hacia abajo. Brillaba,
como un velo transparente en sus labios. Padre le obligó a sentir su orgasmo varias
veces en la punta de la lengua. Era básico tragarse su verga hasta la garganta y era
necesario que se comiera todo su semen también. Después de esto, el placer fue lo
suficientemente fuerte como para hacer temblar su cuerpo, llorar y suplicar “por
favor, por favor para.” El sexo continuó después de que el pene vomitó un líquido
acuoso e incluso si se desmayó, tuvo que forzar a sus ojos a abrirse gracias a las
manos de papá, golpeándole las mejillas. El cuerpo seguía el movimiento de su
pene. Se sacudía de arriba para abajo y al final, fue Naito quien declaró la derrota
primero.
Que doloroso era el agujero que había estado conectado con su verga. Parecía
amargo y doloroso abrir el maxilar incluso otro poquito. Y aunque era una
contradicción con lo que sentía, Naito estaba tan agotado que agarró la muñeca de su
padre y le suplicó un montón de veces que lo perdonara para que dejara de jugar con
él. Finalmente, su padre se rió. Dijo que era su último castigo así que insertó y
ahogó a la fuerza sus gemidos al llenarle de nuevo la boca. Naito se tragó las
lágrimas y chupó el pene de su padre. No había poder en su barbilla así que tuvo que
recorrerlo muy despacio. Sacó la lengua y lamió la uretra como si quisiera sacar algo
de allí y después, incluso lamió cuidadosamente las venas hinchadas de los pilares.
Sacó la lengua. La apariencia de moverse de arriba para abajo era muchísimo más
erótica que la de cualquier tipo de pornografía que pudiera existir. Sus ojos estaban
cubiertos con un forro negro y debajo de él, había una nariz afilada y roja con una
boca goteando baba y semen. Su úvula se movía hacia arriba y hacia abajo, su
garganta estaba estirada al extremo y la parte superior de su cuerpo tenía una camisa
de vestir blanca incluso cuando la parte inferior del cuerpo no tenía nada. Mirando a
Naito, perfectamente decorado a su gusto, con un lindo look atrevido, papá se rió
antes de eyacular otra vez. Un líquido más ligero que antes y que fue obligado a
tragarse por completo.
—¡Ah!
Naito agarró el hombro de su padre, adolorido por haberle rozado tanto la pared
interior. Papá lo acostó boca arriba y cuando lo tocó, Naito se mordió levemente el
labio inferior y después abrió la boca para enseñarle la lengua. Las esposas también
fueron sacadas así que Elsie simplemente dijo, sosteniendo sus piernas en el aire
hasta que le vio las nalgas:
Naito estaba preocupado. No creía poder soportar una nueva penetración pero,
cuando la palma de su padre le acarició la mejilla y su boca tocó tiernamente la
suya, ese pensamiento se evaporó y desapareció muy rápidamente. Estaba rígido,
apretando los dientes y agarrando el pene erecto de su padre con el ano. ¿Cuántas
veces lo había hecho ya? Aunque tal vez ahora era diferente porque sentía el glande
más resbaladizo debido a que había estado lamiendo y chupando hasta hace apenas
un segundo.
Naito puso su mano sobre el pecho de su padre y entonces, una verga enorme y dura,
como un palo, entró en su culo hasta hacer que la membrana mucosa enrojecida,
hinchada y pegajosa se adhiriera completamente a él. Naito apretó los dientes y
luego, mientras succionaba a su padre hasta el fondo, inclinó la cabeza y jadeó:
Naito apretó los dedos de los pies cuando su padre le golpeó hasta hacerle erguir la
espalda. Su mentón estaba tembloroso y sus labios parecían estar bien abiertos. La
saliva fluyó con sus lágrimas en cuanto su padre le apretó la cintura:
—Sí…
—¡¡Duele!!
Golpe, golpe, golpe, golpe. Su cabello cayó contra la sábana al igual que sus manos
y su boca pareció no dejar de maldecir. Le gustaba este sexo duro que no le hacía
pensar en absolutamente nada. Le gustaba que doliera y también que se sintiera bien.
Estar a punto de sangrar pero sin hacerlo…
Naito se movió hasta quedar nuevamente tendido boca arriba, rodeó con sus brazos
la amplia espalda de su padre y ronroneó:
—…Bueno, ah… Es tan bueno…. Más fuerte ¡Más fuerte, papá! ¡Lo necesito más
fuerte!
Padre le mordió la oreja. ¡Le dolía el lóbulo a tal punto que pensó que iba a volverse
loco con el placer! Parecía que, cuando los labios del padre le frotaban la parte
superior del cuerpo y de la cara, el placer simplemente incrementaba hasta llegar a
las alturas. Naito respondió con lágrimas.
Dijo papá, apretando su cintura con ambas manos. Levantó la parte superior de su
cuerpo y después, mientras Naito mantenía todavía la cabeza gacha, su padre le
quitó finalmente el paño que tenía en los ojos y lo dejó respirar. Parpadeó, entrecerró
los ojos y observó una habitación increíblemente iluminada. Podía ver sus brazos
maltratos, como si hubieran esparcido pintura roja y azul sobre un lienzo blanco.
Padre mordió y chupó hasta que estuvo lleno de grietas y en sus muñecas, que
siempre estuvieron atadas, los arañazos se volvieron más bien quemaduras.
—¡Oh!
Su padre sacó su pene de una vez, luego, lo puso hasta que llegó a la raíz y pegó con
su pubis. La pared interior apretó su pene de un modo tan enfermo que le hacía
sentir como si lo estuviera abrazando y, por supuesto, esta vez el dolor fue
considerablemente mayor e insoportable. Naito agarró la sábana y lloró.
—¿Dónde? ¿Aquí?
Fue tan bueno que olvidó que la persona que le daba placer ahora mismo, era su
padre. Su verdadero padre. Cuando Elsie se metió más al fondo y jadeó, eyaculando
un semen espeso, Naito también eyaculó en la mano de su padre.
Padre barrió el cuerpo de su hijo, que estaba más delgado que antes, y le puso las
manos todas para adelante. Sus músculos se estaban encogiendo y su piel estaba
considerablemente más suave que la última vez. Su cabello se veía tan largo que
cubría su cuello y su espalda tenía gotas de semen y todo tipo de marcas también. Su
padre, que disfrutaba del hermoso cuerpo blanco que había sido cubierto de líquidos
obscenos, se rió brevemente.
Naito, que se había desmayado por segunda ocasión, volvió a sus sentidos. Tenía el
semen acumulándose en su interior y, ante un dolor increíblemente escandaloso,
frunció el ceño y llevó la mano hasta ponerla en su trasero.
—Ya sácalo.
—Por favor, di, por favor.
Naito se rebeló, entrecerrando los ojos. Su padre le abofeteó la mejilla y dijo con
una voz agradable pero firme:
—Lo hago porque soy tu papá, y porque tengo 18 años más que tú. Es natural decir
honoríficos en estos casos.
Naito suspiró y habló tal y como su padre lo quería. Papá se rió rotundamente y
entonces, obedeció y lo sacó de un modo considerablemente lento. Cuando el pene
se deslizó hacia afuera, el agujero se comprimió y se movió como si fuera terrible
perderlo. El semen, que no se había vaciado correctamente, ahora estaba fluyendo
por sus muslos hasta ocasionar que Naito se estremeciera y la cama se manchara por
todos lados. Lo odiaba, así que movió las pierna con torpeza e intentó sacarlo por
sus propios medios. Pero cuando papá se dio cuenta del por qué Naito estaba
incómodo, bajó la mano y metió el dedo en su agujero. Lo empujó y lo raspó. Se
sintió difícil porque la mano estimuló vagamente el área que tanto le gustaba así que
Naito habló, sosteniendo la muñeca de su padre con una mano temblorosa:
—Es difícil para ti porque apenas y comes un poco de arroz. Tienes que comenzar a
alimentarte bien, hijo. O yo meteré la comida en tu garganta.
Su padre parecía odiar que Naito, que estaba débil, siguiera desmayándose cuando
tenían sexo. Sin embargo, a últimas fechas, Naito, que no tenía ni siquiera fuerzas
para rebelarse después de sufrir por él, abría la boca y comía lentamente su comida.
Siempre se alimentaba con cierta cantidad, tal vez la necesaria para mantenerse con
vida. Y a medida que este comportamiento continuaba, naturalmente perdió peso y
su masa muscular disminuyó tanto como su fuerza física. Si el placer se apresuraba
continuamente, entonces su energía se ocupaba por completo y terminaba
desmayado en el colchón.
Naito miró hacia arriba sin responder, mientras sentía constantemente el toque de su
padre jugueteando con su vientre. Suspiró, y observó entonces hacía una pared sin
ventana. No podía ver la luz del sol, y tampoco el cielo nocturno. Tampoco tenía la
luz de la luna, brillando hasta convertirse en un faro que se perdía en la distancia. Al
parecer, solo tenía que esperar indefinidamente a que su padre lo liberara algún día
de aquí.
Naito no sabía cuánto había pasado. No había forma de comprobar la hora estando
en la cama. Cuando se despertó, en algún momento, su padre lo estaba mirando y
acariciando su cabeza como si fuera un bebé. El toque fue tan dulce, tan cálido, que
Naito otra vez cerró los ojos y se dejó llevar. El único en este espacio sin nadie,
donde el tiempo no fluía, siempre era su padre. Y al final, cuando Naito estaba
luchando, en los momentos más angustiosos, siempre estaba papá.
Capítulo 32
Soplaba un viento frío que le hacía sentir como si todo alrededor se estuviera
hundiendo. No podía soportar la sensación en realidad, así que levantó la manta y la
envolvió con fuerza alrededor de su cuerpo. Cuando su mente se ponía en blanco y
luego se elevaba a un punto máximo, solo entonces parecía tener la fuerza necesaria
para abrir los ojos. Suspiró… Estaba solo, en una cama grande repleta de almohadas.
Cuando miró a su alrededor, notó que había agua y las medicinas que había
preparado su padre. La semana pasada había sido un complemento nutricional y
ahora un frasco de vitaminas. Naito, que estaba cansado de tomar medicinas
habitualmente, se aventó en la cama y se cubrió de nuevo. Miró al techo. Naito había
recordado de repente a los amantes de su padre. Pasando de Ely a Keshan. Había
hombres, había mujeres, pero no estuvo con ellos mucho tiempo. Entonces, si se
cansaba también de él ¿Iba a desecharlo? ¿Y qué pasaría cuando lo hiciera? Si ni
siquiera había soportado estar lejos de él por un mes. Naito, pensando en ese
período, tembló con fuerza. Incluso si se escapó, no se sintió nada bien y tenía que
ser honesto y decir que incluso recordar el sentimiento daba miedo. Una sensación
extraña. En el pasado, pensaba que si su padre lo abandonaba entonces eso haría las
cosas más sencillas para los dos. Ahora no podía decir lo mismo ¿Realmente podía
vivir sin su padre? ¿Podía ser capaz de andar correctamente? Se lo había
preguntado varias veces pero no hubo nunca una respuesta definitiva. Estaba
dudando. Amaba la mano de su padre cuando le tocaba y por eso mismo su rebelión
no fue severa. En realidad, cayó en picada cuando le dijo que lo amaba y lo trató con
tanta amabilidad. Con unos ojos que decían que realmente lo quería. Sin embargo,
más tarde, su razón comenzaba a gritarle y le decía que no podía pensar
románticamente porque era su papá. Y claro, ahora se odiaba por estar tan
confundido.
– Naito.
Sintió un tierno abrazo llegar desde su espalda. Se preguntó si sabría que estaba
temblando… Lo sostuvo en sus brazos y le dio a Naito un besito en el cuello hasta
que se relajó gradualmente. Elsie era el culpable. Él fue quien lo hizo así porque lo
abrazaba y lo besaba cuando sus pensamientos se sentían increíblemente
complicados. Tal vez incluso se alegraba de que fuera de este modo porque sin nadie
a su lado, entonces definitivamente hubiera caído en la locura. Naito levantó la
cabeza en silencio y lo miró con una expresión en blanco. Su padre sonrió, suspiró y
entonces besó sus labios nuevamente, haciendo que el hijo no tuviera más remedio
que cerrar los ojos y aceptar el gesto. Había lenguas entrelazadas, saliva, mucho
calor. Respiraciones entremezcladas y unas manos subiendo por su cuello. Naito,
que estaba compartiendo un beso complicado, apartó levemente la boca de la suya.
Papá se inclinó lo suficiente como para chupar su labio inferior pero Naito lo detuvo
a tiempo, colocando la mano sobre su hombro:
– ¿Qué?
Su padre parecía saber exactamente lo que Naito quería decir, pero igual se había
dado el lujo de jugar un poco con su hijo.
– Papá…
Un dedo comenzó a frotar la delicada piel de Naito. Parecía tratar a una persona
realmente importante así que los ojos del muchacho temblaron. Papá susurró con
una sonrisa amistosa.
– ¿No lo sabes todavía? Keshan no era más que un reemplazo tuyo. Todos con los
que estuve, no son nada…
Los ojos morados de su padre brillaron profundamente así que Naito miró hacia
abajo. No podía verlo directamente por más de dos minutos enteros. Naito, en un
intento por pensar en otra cosa, jugueteó con sus dedos y miró los muslos apretados
de su padre envueltos en un traje. Una sonrisa amarga apareció en la boca de
Naito…
– Papá tiene un gusto muy peculiar. ¿Quieres que crea que esperaste tanto tiempo
por mi?
– Por supuesto. A veces tienes que ser lo suficientemente paciente para conseguir lo
que quieres.
Papá miró a Naito con una expresión que parecía increíblemente sincera. Su mirada,
era más ardiente que la lava. Quería preguntarle ¿Por qué te ves así? y ¿De verdad
puedo creerte? Pero no dijo nada.
– Si al final puedo tenerte, entonces soy capaz de esperar más que 6 años.
– ¿Me amas?
Finalmente, Naito se lo sacó del pecho. El padre sonrió sin siquiera preocuparse y
luego, abrazó a Naito con fuerza y susurró:
– Te amo.
Naito se quejó. Quería que su padre lo abandonara pero también tenía miedo de
dejarlo ir. A Naito le dolía la cabeza por sus sentimientos tan contradictorios. Estaba
tomando medicación justo ahora y aún así, ya no parecía funcionar en lo más
mínimo. Su padre era la fuente del dolor. Tanto así, que incluso se preguntaba si la
agonía mejoraría si evitaba a su padre por más tiempo. Obviamente sería en vano.
Su padre estaba allí todo el tiempo, persiguiéndolo como un fantasma y agarrando la
muñeca de Naito cada vez. Naito se estremeció y miró a su padre. Era como si sus
pupilas pasarán a través de él. Esos ojos estaban en su piel, en sus manos, dándole
cosquillas en el estómago. Era tan caliente, serio y puro, como el sentimiento de un
adolescente. Su padre dijo que lo amaba. No sonaba falso pero Naito seguía sin
poder soportarlo. Todavía quería salir del alcance de su padre pero aunque se
retorció, Naito, cuya fuerza se había debilitado, ya no podía escapar.
– Ya estaba muy largo, y así te ves todavía más hermoso.– La mano de su padre
tocó esta vez los labios de Naito.– ¿Qué tal si hacemos algo nuevo? Ya que estás
actuando así de bien.
– … ¿Qué?
– Tú eres mío.
– Dios, ya te dije que no huiré . ¡Te dije que también rompí con Rayan!
Naito le dio la espalda y gritó, pero su padre fingió no escucharlo. Frotó su espalda y
las caderas de Naito y cada vez que corría de abajo para arriba, la cara de Naito se
ponía excepcionalmente blanca… Como su padre nunca había dicho una mentira,
parecía que no le quedaba más remedio que aceptarlo.
– Para.
Como si ya lo hubiera decidido, estaba tanteando esa área con los dedos. Naito
empujó la mano de su padre.
Papá se rió. Naito dio un paso atrás. Su corazón tenía miedo y de pronto parecía latir
de un modo muy emocionado. No podía controlar lo que le hacía sentir su padre, a
veces era como una brisa primaveral en su corazón. Amigable y fresca y en ese
momento empujaba a Naito hacia el suelo como si fuera un huracán salvaje. Luego
papá abrió la boca y habló, con una mirada cálida diferente a su tono cruel.
– Si lo hago, ¿Lo harás tú también?
– ¿… En serio?
– En serio. ¿Lo quieres hacer? Creo que sería bueno grabar cada nombre.
Padre jugueteó con el dedo de Naito. Su mirada estaba en el dedo anular de su mano
izquierda.
Su padre parecía querer llevar un anillo de pareja o un collar. Pero no iba con su
personalidad y no quería hacerlo, así que parecía que había decidido hacerse un
tatuaje en el cuerpo. Naito se rió de la forma simple de pensar de su padre. ¿En
realidad esperaba que después de estar atrapado en el interior y sostenido por él,
ahora pudiera salir con su nombre escrito?
– Sí…
– Sí.
– Hazlo en otro lugar. Odiaría ver mi nombre cuando tengamos relaciones sexuales.
– Déjame…
– ¿No es hora de dejar de preocuparte por eso? Ya no quiero que llores ni te sientas
miserable en frente de mi.
Su padre presionó la mano de Naito, que estaba cubriendo su rostro, y dijo todo esto
con demasiada calma. Lo miró y abrió la boca de nuevo.
Naito miró a su padre sin comprender. Elsie barrió lentamente la mejilla del hijo.
Naito bajó la mano de su padre. Estaba cansado de hablar con él e intentar hacerlo
entrar en razón cuando evidentemente era imposible. En el momento en que las
lágrimas se detuvieron y su padre lo palmeó, con una sonrisa honesta, preguntó:
Era una burla que dijera eso. Incluso salir a la calle era algo que requería del
permiso de su padre. Naito sonrió. Como dijo Elsie, su mente era fuerte. Incluso en
este caso no estaba del todo loco y todavía se preguntaba como vivir de manera
realista. En esta habitación, mientras estaba atrapado, había estado mirando
fijamente la pared que ya conocía a la perfección después de estar junto a ella tras
tanto tiempo. Como no había ventana, no sabía si había sol o no. Quería salir. Y
esta habitación lo hacía sentir tan malditamente enfermo que podía vomitar… Su
padre se acercó un poco más a Naito al notar que algo estaba mal. Se pegó a su oreja
y cuando el chico volvió la cabeza, entonces vio la bonita sonrisa de su padre.
– … ¿Quieres enviarme?
Los ojos de Naito se balancearon levemente. Padre cuidaba bien de Naito, ¿Cómo
podía creerle a palabras tan a la ligera?
Los ojos de Naito se entrecerraron. Su padre tocó los labios de Naito una y otra vez
antes de decir:
– Fue porque estabas tratando de escapar con otro perro macho. Dejé
que crecieras durante 6 años, eras un niño y yo te dejé desarrollarte como tal… Pero
eso no significa que pueda dejarlo pasar.
Era una frase que denotaba obsesión y locura, pero la emoción contenida en ella le
hacía sentir triste. Era dulce. La cabeza de su padre se fue acercando gradualmente y
cuando los labios del hombre finalmente se tocaron, esperó y después cerró los ojos
como si estuviera aceptando los labios de su padre. Era muy débil ante su
padre. Débil a que le chupara los labios y lo besara suave hasta que parecía
apaciguarlo. Placer violento, posiblemente. Era diferente al beso que usaba cuando
tenían sexo…. Naito agarró la camisa de su padre y el padre, sosteniendo su mano
blanca, dijo en voz baja, dejando un breve y final beso en sus labios.
Estaba cruzando un río con su padre que no debería ni siquiera haber existido. Lo
primero fue obedecerlo, pero ahora reaccionaba al olor corporal de su padre y estaba
emocionado por su más mínimo toque. Se convirtió en un cuerpo que temblaba por
él… Ahora, cuando los labios de padre se acercaban, parecía más ridículo negarse a
él que aceptar hacerse un tatuaje.
Naito se puso el nombre de su padre en su espalda como condición para poder dar
paseos por el jardín. Dolía mucho. Para comparar el grado de dolor, recordaba la
primera relación sexual que había tenido con el hombre. Ese día, Naito, que había
comenzado a recordar todo de nuevo, simplemente se puso a sonreír. ¿Por qué no lo
adivinó en ese entonces? La obsesión del padre, algo tan severo que no se podía
ocultar… Mientras trabajaban en su tatuaje, Naito se remontó al pasado y recordó la
razón por la que eligió estar con él: Fue porque no quería vivir como los niños de los
barrios bajos. Tristemente, tampoco quería morir. Pero ahora Naito estaba viviendo
la misma vida que los niños del barrio bajo. Quizá estaba comiendo bien, vistiendo
bien y bañándose frecuentemente, pero no había libertad. E incluso si se la daban,
dependía por completo de la voluntad del padre. Naito estaba siendo criado como un
muñequito en el castillo de plástico de Elsie.
Su padre se rió felizmente mientras miraba el tatuaje de Naito. Naito, que se había
visto al espejo por un momento, se apartó del rostro de su padre de inmediato y se
puso la ropa que le entregó. Un color rosa espeso. Era una camiseta con capucha y
jeans y unos tenis que le había regalado su padre la última vez. Lo escuchó
murmurar en un tono preocupado, diciendo que el clima se estaba poniendo muy frío
y que tal vez debía darle un suéter pero Naito, enojado, ignoró sus palabras y abrió
la puerta. Su corazón estaba latiendo como un loco…
Preguntó el padre. Mientras Naito metía sus pies, su cabeza se volvió de inmediato
hacia la pregunta.
– Odio el proxenetismo.
El padre sonrió y le acarició la cabeza. Naito, quien sintió sus dedos cosquilleantes,
de una manera parecida a lo que pasaría al recibir descargas eléctricas con un tapete,
abrió la boca:
– ¿Cuál es la razón por la que de repente me dices eso? Me dijiste que me dejarías ir
cuando tuvieras la suficiente confianza.
– Y así es. Lo hago porque mi hijo parece escuchar muy bien a su padre ahora.
Además, el tal Rayan también está bastante tranquilo. Es decir, viene aquí, pero no
veo que haga algún movimiento interesante.
– La última vez, lo ví correr con todas sus fuerzas hasta aquí. Al parecer tenía
curiosidad por saber lo que te pasó y fue a asomarse al invernadero. Luego regresó a
casa.– Su padre, que había estado de un aparente buen humor, borró suavemente su
sonrisa. Tomó la barbilla de Naito, la elevó y siguió hablando en un tono
increíblemente elegante.– Sin embargo y en primer lugar, tengo que decir que me
siento aliviado de que no me odies tanto como antes.
Naito contuvo la respiración por un momento. ¿Su padre sabía que estaba
rígido? Porque había comenzado a sonreír.
– Mejoraremos poco a poco, tal como lo hemos estado haciendo hasta ahora.
– ¿Estoy equivocado?
Admitió.
Naito cerró la boca ante la firme actitud de su padre. Escuchando a Elsie, realmente
había comenzado a sentirse de esta manera. La confusión repentinamente llegó a
Naito y lo arrojó con fuerza hacia el piso.
– Yo…
No era así. Estaba tratando de decir que su padre definitivamente lo había cambiado,
pero no salió la voz. Su padre cubrió la mejilla de Naito con los dedos, el rostro del
hombre se acercó paulatinamente y después, lo miró con unos ojos intensos. La
mirada de Naito también estaba fija en él, tanto que su respiración se detuvo.
– ¡Suficiente!
Lo estaba leyendo a fondo. Sus robustos brazos comenzaron a atar su cintura más
fuerte y más duro que un bloque de hierro. Su voz detuvo el circuito de
pensamientos y los sentimientos que había comenzado a formar casualmente, los
borró de un solo y preciso golpe. Lo que le quedó en la cabeza y en el pecho fue una
simple frase: – Está bien-. Algo como un envenenamiento intenso. Todo su cuerpo
estaba enredado en un amor pegajoso muy parecido a una telaraña.
Su padre, que estaba tocando la mejilla de Naito, inclinó la cabeza para besarlo
como de costumbre… Hasta que el celular en su bolsillo sonó con demasiada
urgencia. La atmósfera sutil se hizo añicos con el timbre del teléfono, papá sacó su
celular causando una impresión extraña y suspiró por un momento antes de
responder nerviosamente.
– ¿Qué es?
– ¿Estás diciendo que el Gran Duque Alassis va a caer?.– Su padre, que estaba
escuchando todavía muy atentamente, dijo esto con una risa extraña.– Si se trata de
un caso de violencia sexual, es imposible recuperar el mundo político. Tengo que
tirar las cartas y comenzar a descartar todos los planes.
Su padre, que había hablado hasta ahora de un modo bastante duro, dejó de escuchar
el teléfono y colgó. Parecía que estaba sintiéndose triste, tocando el rostro de Naito
de un modo confundido mientras él solamente lo miraba…
– ¿Por qué?
– Porque el medio hermano de ese tipo también está involucrado con nuestra
empresa. Las cosas con el duque Jodrick se pusieron duras. El hijo mayor se acaba
de convertir en el autor de un caso de violencia sexual. Aparentemente lo delataron.
Por supuesto, el archiduque Alassis tiene mucha importancia en esto y no sabemos
si…
– ¿Tú vas a estar bien?
Naito luchó por hablar con frialdad y trazó una línea clara entre los dos. Padre, con
una sonrisa juguetona, extendió su mano y dejó que Naito la sostuviera… Escuchó a
su padre, decir mientras miraba a Naito con ojos tristes:
– Estará bien.– Su padre, que respondió vagamente, agregó:– Pero tendré que estar
encerrado por el momento.
Su padre se rió, no parecía arrepentido en absoluto. Fue descarado, como toda una
persona a la que no le convenía en absoluto disculparse.
Capítulo 34
Después de que estalló el rumor de la agresión sexual del Gran Duque Alassis, el
padre de Naito se puso en una actitud realmente ocupada. Sin embargo, acudía a él
todo el tiempo. Le daba de comer, lo mandaba a darse una ducha y entablaba una
relación suave y dulce a su lado que era codiciado persistentemente por su propio
cuerpo. Quería preguntarle que pasaba con el trabajo, pero Naito decidió que lo más
prudente era cerrar la boca. No quería abrir la puerta de su corazón por un asunto así
en primer lugar. Si iba y le hablaba con preocupación, entonces definitivamente
sentiría que sería como ofrecerse a él en una bandeja de plata. Porque iba a
depender de ello todavía más de lo que ya lo hacía. Y mientras Naito apenas y
razonaba sobre sus problemas y desastres, finalmente sucedió algo: Llegó una
secretaria. Al principio, padre la había estado ignorando tanto como le era posible,
pero la secretaria lo obligó a poner atención ocupando todo lo fuerte de su carácter.
Cuando abrió la puerta esa mañana, había logrado hacerlo enojar pero nunca llegó a
una situación más grave que eso. Mientras tanto, Naito, asombrado por la apariencia
de la mujer en su espacio personal, se cuidó tanto como pudo utilizando solamente
su antigua manta. Cuando el pene de su padre, que se había atascado completamente
en su ano, se liberó, el semen que se acumuló en sus muslos comenzó a fluir como si
fuera champán.
–Ah…
La pared interior todavía le dolía, así que gimió en el momento justo en que su padre
le tapaba los labios con la punta de los dedos. Pensando en ocultar cualquier signo
de su hijo, Elsie comenzó a molestarse por la secretaria que estaba frente a él y gritó
con un tono enojado:
–¿¡Qué pasa!?
La secretaria se sonrojó, mirando a Naito cubierto con una manta pesada, pero se
acercó silenciosamente de todas maneras. Le susurró algo a su padre utilizando una
voz muy tranquila y rígida así que, ¿Qué tipo de conversación estaban
teniendo? Naito no podía escuchar nada. Lo único que dijo la secretaria, que pudo
oír, fue algo sobre una orden judicial. ¿Arrestarán a su padre? Naito estaba
asustado así que miró hacia su dirección. Sintiendo la mirada angustiada de Naito,
Elsie sonrió con una extraña mueca. Tocó la mejilla de su hijo varias veces… Las
yemas de sus dedos lo decían en cada caricia –No te preocupes.–
–Bueno, lo esperaba. Pero está pasando más rápido de lo que pensaba.
Naito extendió la mano y agarró las mangas de su padre. Elsie miró a su hijo a la
cara y lo escuchó decir:
Sin saberlo, lo llamó papá. Elsie suspiró y lo miró entonces con ojos infinitamente
amables. Sonrió suavemente:
Naito se despertó y encontró las pastillas para dormir que su padre solía tragarse.
Cuando trabajaba duro, Elsie no podía dormir bien así que sus nervios se agudizaban
como un punzón y comenzaba a moverse de un lado para otro. Cuando lo supó, se
llevó sus pastillas para dormir y comenzó a tomarlas cuando quería un verdadero
descanso del mundo. Las pastillas para dormir que robó estaban bien guardadas en
su ropa interior. Sacó la medicina del cajón, se la puso en la boca y el agua que
quedó en el vaso se dividió en sorbos antes de tragarla. Caminó hacia la cama,
arrastrando sus débiles piernas y cayó para volverse como un capullo entre las
sábanas. Naito, que se envolvió en su antigua manta, parpadeó. No pasó mucho
tiempo antes de que cayera en un sueño increíblemente profundo. Después de
mucho tiempo, había tomado medicamentos fuertes así que logró quedarse bien
dormido. Soñando bien, estable y sin tener pesadillas. Sin embargo, en algún
momento de la tarde, sintió una sensación incómoda que nunca había
experimentado. Algo en la boca. Trató de empujarlo hacia abajo, pero no logró
hacerlo bien. Naito chasqueó su lengua y mientras comenzaba a fruncir el ceño por
la frustración, escuchó entonces una voz familiar en sus oídos.
–Está bien.
No sonaba bien, así que intentó repetirla una y otra vez en su pensamiento para
poder intentar descifrar lo que significaba. Un –Está bien–. El dueño de la voz
abrazaba a Naito y le susurraba al oído: –Está bien–. ¿Era su padre? Pero su padre
nunca lo había abrazado de esta manera. Estas manos sostenían a Naito en la parte
superior de un cuerpo grande y espacioso, como si fuera un niño, y lo leía
detenidamente y con bastante profundidad. Naito frunció el ceño, incómodo. Quería
ver quién lo estaba sujetando de esa manera pero debido a las pastillas, Naito tardó
muchísimo tiempo en abrir los ojos de nuevo. Tenía unas pupilas húmedas y
brillantes, borrosas… Naito confirmó a la otra persona y este hombre, asombrado,
solo alcanzó a mover las cejas y exclamar de nuevo:
Quería que alguien le salvara, lo había pedido ya muchas veces… Pero no estaba
nada feliz ahora. En Naito, lo que quedaba en su cabeza era el rostro de su padre,
sonriendo mientras lo miraba. –No es nada, bebé. Así que intenta dormir.– Las
palabras de su padre de quedarse quieto circularon en sus oídos. ¿Cómo diablos
pasó esto? Naito ralentizó el flujo de su cabeza embotada y trató de moverse de un
lado para otro. Trató de despertar. Pero era un cuerpo que no tenía poder… Intentó
levantarse y miró entonces los alrededores paso a paso. Rayan seguía viéndose
increíblemente hermoso incluso aunque llevaba la ropa azul del señor de la limpieza.
Detrás de su espalda, había herramientas pesadas y palos de escoba junto con
algunos trapos. Teniendo en cuenta que existían herramientas de jardinería y
mangueras, entonces cayó en cuenta de que era el día de la limpieza de la casa. La
mansión de padre se limpiaba a diario, pero la piscina y los jardines fueron
organizados regularmente por personas de fuera. Básicamente, se limpiaba por una
empresa externa profesional que realizaba un trabajo meticuloso y ordenado. Una
vez al mes, incondicionalmente se realizaba una limpieza a fondo para que la
mansión se mantuviera siempre libre de polvo. Era por la personalidad de su padre
tan quisquillosa. Rayan, que conocía los hábitos de su padre, parecía haber entrado
en la casa disfrazado. La pregunta era ¿Cómo sabía dónde estaba encarcelado? Solo
las personas permitidas por su padre podían entrar y salir y conociendo el rostro de
Rayan, no había forma de que Elsie lo dejara entrar. Naito seguía deseando una
explicación. Miró a Rayan a la cara. Habían crecido juntos desde la infancia y
cuando se volvieron mayores, Rayan, quien había sido su amante en la capital,
rápidamente se volvió todo lo que tenía. Sin embargo, esta vez, Rayan mordió
fácilmente la boca de Naito y le amarró las manos a la espalda. No lo soltó ni por
segundo y lo trató violentamente. Rayan no tenía los mismos ojos puros y claros que
antes, sino muchísima oscuridad. Incluso en el interior, sus pupilas brillaban con
locura y con una infinita rabia. Naito gimió, amordazado. Rayan lo sabía todo. No
quería lastimarlo, así que por eso había pedido que rompieran.
Naito todavía estaba intentando cerrar sus piernas desnudas. No tenía ropa… Rayan
levantó la manta caída y le cubrió cuidadosamente hasta que todo rastro de su piel
desapareció. Naito entonces levantó la cabeza inclinada y miró a Rayan con un poco
más de atención que al inicio: La barbilla del hombre estaba complemente crispada
mientras lo examinaba. La mirada que le recorría el cuerpo desnudo era tan
increíblemente intensa que Naito solo pudo alcanzar a girar la cabeza de nueva
cuenta, volviendo más notable la nuca blanca con hematomas grandes y marcas
extrañas de dientes afilados. Rayan extendió la mano y tocó el cuello esbelto pero
firme de Naito. La úvula del chico se movió lentamente para permitirse tragar saliva
y sonó como si hubiera bebido un sorbo intenso de agua. ¡Estaba tan nervioso que su
cuerpo entero se estremeció! Rayan agarró con fuerza el rostro de Naito, quien
obstinadamente evitó su mirada, y le hizo verle directo a los ojos. Le dolía la
barbilla así que Naito frunció el ceño… Este hombre no era Rayan. Rayan tenía un
corazón dulce y esponjoso, como el algodón de azúcar. Era un niño. Era un amante
amistoso y adecuado que le abrazaba sin decir nada cuando eran momentos difíciles.
Este tipo de cosas, no eran suyas…
–No tienes que preocuparte por eso, cariño. Elsie ahora tiene los mismos cargos que
mi hermano y mi padre. Me arrastraron a esto ¿Sabías? Tal vez solo hay uno o dos
nobles involucrados en este asunto, pero no van a poder salir de esto rápidamente.
Naito frunció el ceño ante sus palabras. Mientras le tocaba la cabeza, lentamente
contaba historias que no conocía.
–Al duque Alassis le encanta ver gangbangs . Ese día, tu padre seleccionó una
prostituta para él y luego varios nobles drogados la violaron. Uno de ellos era mi
hermano.
Rayan, que no tenía que ser muy cariñoso al respecto porque su hermano mayor era
de una madre diferente, habló de ello con muchísima calma y un cuerpo recto. Naito
también conocía las aficiones del Archiduque Alassis así que no le había
sorprendido nada de esto. Simplemente, podía decirse que tenía mucha
curiosidad. ¿Cómo había salido a la superficie esta información? Eran hombres
minuciosos y no habrían hecho nada tan estúpido como para ser golpeados por este
tipo de cosas. La mano que tocó la cabeza de Naito bajó y acarició esta vez su
barbilla. Eran unos dedos más agudos que nunca antes. Más pesados, posiblemente.
Rayan, que le tocó la línea de la mandíbula con lentitud, murmuró de nuevo:
–El Gran Duque Alassis siempre parecía llevar las cosas bajo control pero, ese día,
dejó morir a la prostituta mientras gritaba. Los nobles ni siquiera se sorprendieron.
Ni una, ni dos personas, nadie movió un dedo… Bueno, tu papá dio un paso
adelante y comenzó a ocuparse del cuerpo. Algo insignificante tal vez ¿A quién le
importa si una prostituta muere? El problema es diferente porque el Gran Duque
Alassis también estaba tomando videos como hobby. El video fue archivado. ¿Y
quién sabría esa vez que la computadora iba a ser filtrada?
–Gracias a esto, incluso el duque de Melicius cayó. El archiduque Alassis y los que
lo siguieron, van a ser cortados en un instante. Por supuesto, también tu padre tendrá
un castigo. El Archiduque Alassis lo dijo todo. Todavía hay mucha evidencia para
matarlos a todos. No sé qué pasará de ahora en adelante pero, antes que nada, te diré
que tu padre no puede moverse. Mi hermano mayor también está restringido así que
incluso a mi me están investigando mucho para este momento. Aunque mi madre
hable con entusiasmo sobre la inocencia de mi hermano e incluso si resulta que mi
hermano puede no ser condenado como adulto, aún así… Puede decirse que es el
final. Pero hay que estar agradecido por mi hermano. Si no fuera por él, no habría
podido salir nada de esta información. Mi madre me dijo que me quedara callado y
en casa, pero…
–Si mi madre lo supiera, que intento que todos esos hijos de puta caigan, intentaría
matarme. Pero no puedo evitarlo. Solamente mira lo que nos pasó a nosotros dos.
Dijiste que rompieramos y después me dijeron que tu padre te encarceló. Ya que
estaba decidido a no quedarme quieto, no podría simplemente dejar todo esto en paz.
La voz de Rayan tembló gradualmente pero Naito solo quería gritar que se fuera.
Debido a la personalidad de la madre de Rayan, Rayan había tenido que escapar de
ella y actuar solo. Esa mujer, Naito estaba seguro de que amaba mucho a su hijo
como para verlo hacerse algún daño. Hacía cualquier cosa por Rayan y también daba
cualquier cosa por él pero, si veía algo que iba increíblemente mal con su nombre o
algo que no pudiera corregirse, entonces si que haría cualquier cosa para
frenarlo. Hasta matarlo.
–¿De dónde…?
–Ya…
Rayan recibió la llave de manos de un hombre pequeño y delgado mientras que otro
se daba el lujo de aparecer a sus espaldas, tomar al carro de limpieza y transladarlos
a los dos a un lugar ya anteriormente preparado. El automóvil en el que subieron era
un artículo común de tamaño pequeño. Hermoso, como de mujer adinerada. Naito,
que había sido sentado, gimió para soltar la mordaza de su boca pero Rayan
simplemente se subió al asiento del conductor sin mirar atrás ni una sola vez.
Encendió el motor, sacó todo el aire de sus pulmones y luego dijo suavemente:
–Ahora, vamos a estar bien. Hay una casa que preparé… Te soltaré allí una vez que
lleguemos.
Entonces Naito, quien abrió los ojos y miró las marcas dejadas por su padre, dijo:
–Ya rompimos. Por favor, Rayan. No seas así, hay cosas que podemos hacer
diferente. Volvamos.
Naito intentó persuadirlo con una voz intimidante. Rayan miró a Naito con una
expresión indiferente:
Naito, con mirada distante, miró entonces a Rayan. ¿Cómo podía enviar lejos a
Rayan? El hombre, quien estaba en conflicto, recordó entonces lo que había dicho
su padre en varias ocasiones. –Podemos enseñarle.– Y si, era posible que todo lo
que tuviera que hacer fuera reconocer su relación con su padre para darle una prueba
contundente ¿Pero quién en su sano juicio comprendería a la persona que tiene
sexo con su padre y siente placer?Entendía que no era posible así que empezó a
sentirse increíblemente culpable por esto ¿Y tanto odiaba a Rayan como para
decirle lo que no podía confesar de frente a su padre? En una situación sin sentido,
Naito bajó la cabeza y se rió. Tenía muchas ganas de estar loco. Si se hubiera vuelto
un demente, no habría sido tan doloroso y ahora hubiera logrado hablar. Las
lágrimas parecían estar a punto de caerle por la cara pero, sorprendentemente,
ninguna de ellas lo hizo ni una sola vez. Naito mató lentamente el espíritu de
antes. Miró hacia arriba y observó a Rayan, que dejó todo para ir a salvarlo. Fue
Rayan siempre su príncipe azul y ahora lo estaba viendo porque quería abrazarle,
besarle y decirle que todo estaría bien…
–Estamos enamorados.
La voz de Naito no tembló. Era monótona y fresca, sin altibajos. Naito, quien llegó
finalmente al reconocimiento que había esperado su padre, dijo esto con bastante
facilidad.
–Lo sé.
Los ojos de Rayan se agrandaron. El malestar empapó sus ojos azul claro, como un
lago que ahora se estaba volviendo increíblemente negro. Fue una reacción
natural. ¿Quién puede estar enamorado de su verdadero padre? ¿Quién tiene sexo
con su padre para empezar? ¿Cómo puede verlo con una mirada normal? Lo sabía,
pero igual le dolía mucho el corazón al pensarlo. Como un clavo. Al final, sin
importar cuánto luchara, girara y gritara, era una realidad que no podía ser
escondida. Iba de acuerdo con lo que padre había decido para él. Él era el dios que
hizo su mundo algo nuevo.
–Viste mis piernas. Yo tuve sexo con él, hasta que lo atraparon. Me gusta, así que…
–Detente…
–Ya no te amo. Por eso pedí romper. Quiero… Estar con mi papá.
Rayan miró a Naito con la cara increíblemente en blanco. Era un semblante perdido
y tembloroso. Al final, Rayan, quien tomó la cabeza de Naito entre las manos,
comenzó a estremecerse como si la furia finalmente pudiera desbordarse. Tenía una
sonrisa que parecía la de una persona a segundos de ponerse a llorar. Sus dedos
temblaban tanto que Naito no podía ni siquiera verlo. Y mientras miraba hacia
abajo, Rayan gritó:
Naito miró hacia una voz llena de llanto. Había llegado el momento de abrir la
brecha entre los dos… Naito cerró los ojos con fuerza, luego los abrió y esa mirada
clara y decidida penetró a Rayan.
Yo quiero a mi padre.
Dijo, como si le quemara por dentro. El rostro del padre de Naito apareció de pronto
frente a sus pupilas así que pensó. ¿Qué estará haciendo mi padre ahora? ¿Sabe
papá que fuí secuestrado? Si supiera que me he ido, no se quedaría quieto. Dijo que
me ama. No podía estar seguro de si esto era amor pero se atrevió a definir este
sentimiento como tal. Naito sintió que le dolía el pecho… Los ojos llorosos de
Rayan, estaban vacíos. Después de la notificación de una ruptura repentina, ahora
entendía que su amante se había quedado con su padre así que su mente parecía
alejarse cada vez más de la realidad. Rayan tomó la mano de Naito, bajó la cabeza y
miró sus delgadas piernas, bajó su manta. Había marcas de mordidas, succión y
saliva. Estaban borrosas pero también bastante claras en los muslos blancos de
Naito. También había graves hematomas en el interior de la ingle y heridas como de
arañazos. Naito observó lo que hacía Rayan. Tenía miedo de su mirada así que trató
de cerrar las piernas. Sin embargo, cuando Rayan extendió su mano y tocó el
agujero de abajo, lo sintió tan hinchado y caliente que simplemente se le ocurrió
meter el dedo. Había estado violentamente con su padre hasta el día anterior así que
su ano se tragó su dedo sin mayor dificultad. Una sonrisa apareció en el rostro de
Rayan al mirarlo. Una sonrisa con una energía ominosa… Naito movió su pierna y
trató de empujarlo, sin embargo, Rayan le separó los muslos con la otra mano y
metió los dedos en su agujero sin detenerse a pensar en lo que estaba haciendo. Lo
había puesto muy profundo así que el semen que quedaba en la pared interior hizo
un sonido chirriante cuando se salió…
–Creo que de verdad fue muy bueno cuando lo hiciste con tu padre.
–Para…
Naito se negó a continuar, pero el dedo de Rayan entró nuevamente hasta chocar al
fondo. Dos dedos iban y venían por el interior cálido y suave y, evidentemente, se
sentían de verdad diferentes a los de su padre. Era algo así como un gesto sin
experiencia. La cara de Naito se puso blanca, sintiendo las yemas de Rayan otra vez
muy, muy adentro. Pronto, su interior se sintió apretado y comenzaron a formarse
partes sensibles que le hicieron soltar un diminuto gemido. Los ojos de Rayan se
entrecerraron cuando un sonido de placer, no de dolor, salió de su boca… Rayan
finalmente sacó su dedo. La cabeza del hombre estaba inclinada y la de Naito estaba
increíblemente roja. Sus ojos se veían húmedos…
–No tendría sentido que disfrutes tanto conmigo si lo de tu padre fuera verdad ¿No
es cierto?
Rayan estaba lleno de ira. No pensó que pudiera escuchar nada de lo que dijera así
que Naito levantó la parte superior de su cuerpo y volvió a abogar por la razón:
–¿Cómo es más fácil con tu padre? ¿Por qué no puedes…? ¡No entiendo! ¡Joder!
¡¡Joder!! Lo voy a poner dentro de ti y tú… Tú simplemente…
Rayan gritó, y entonces agarró el pene de Naito con fuerza. Como si fuera a estallar,
un sudor frío salió de la mano que le agarraba y cuando cesó la resistencia de su
acompañante, Rayan comenzó a masajear hasta que sintió por completo su
hinchazón. Su agujero se frotó con fuerza, utilizando un dedo. Luego, colocó dos
dedos rectos y revolvió hasta que un doloroso gemido salió finalmente de su boca.
Había lágrimas goteando de los ojos de Naito, cayendo y nublando también a Rayan.
Y con Naito, llorando con los ojos fruncidos igual a si lo estuviera matando, Rayan
apretó los dientes y gruñó con nueva fuerza. Su cabeza se estaba calentando de
ira. ¡Era una tontería! Odiaba a su amante, porque tenía sexo con su padre. Y
parecía que lo disfrutaba mil veces más de lo que lo hacía con él.
Naito se quejó.
–¡Estás loco! ¡Ese hombre te ha dejado loco! Si no, ¿Cómo tendrías al menos la idea
de tener sexo con tu papá? Pero… Pero no te preocupes por eso. Ahorré mucho
dinero. Habrá suficiente dinero para un tratamiento psicológico para ti.
Rayan soltó la mordaza de la boca de Naito. La saliva que se había acumulado en su
boca, corrió hacia abajo por primera vez así que Naito, que estaba jadeando, dijo
ahora mirando a Rayan con los ojos empapados de lágrimas:
Naito estaba tan abrumado por esta situación que tuvo que rogar como si estuviera
conduciendo al límite. Igual a si le frotaran la mente con papel de lija y todo lo que
pensara se estuviera convirtiendo en polvo. Era difícil mantenerse cuerdo y estaba
ansioso por saber cuándo vendría su padre a buscarlo y que ocurriría con la ira y la
locura que aplastarían a Rayan y que golpearían inevitablemente a Naito también.
Fue doloroso de pensar. Es difícil ser herido por alguien a quien amabas.
Cuando bajó su ropa interior, el pene erecto rebotó y el glande, grasoso por el
líquido pre seminal, alcanzó entonces su pequeña entrada sensible. Naito observó
una escena familiar, pero ahora había alcanzado a cerrar los ojos ante la sensación
de que no estaba feliz con nada de esto. Incluso si le dijera que no lo hiciera, Rayan
lo obligaría a tener sexo porque estaba fuera de si. Porque lo odiaba…
Naito, quien apenas se tragó la hirviente hinchazón de abajo, abrió los ojos hasta la
mitad y dijo, mirando a Rayan:
–¿Por qué me salvaste? Simplemente tenías que dejarme en paz, ¿Por qué violarme
te hace mejor que él?
–Porque te amo…
–¡Aah!
Así como fue forzado por su padre, Rayan lo golpeó tanto como pudo hasta quedar
satisfecho. No había amor. El sexo se basaba en la ira y en su tristeza y por ello,
estaba tan lejos de sentirse bien que comenzó a dejarle ganas de gritar.
Rayan comenzó a mover su pene. Su pared interior se estaba rompiendo con cada
fricción así que Naito cerró la boca con toda su fuerza. Hizo mucha presión y apretó
también las manos, así que había provocado que una vena brotara alrededor de su
cuello hasta parecer que iba a estallar. Rayan, viendo esto, mordió la nuca de Naito,
que había sido cubierta con las marcas de su padre, un montón de veces hasta que la
lengua empujó y chupó la tierna carne con un sonido asqueroso. Luego, en el oído
de Naito, susurró: –Lo hiciste tú–. De nuevo.
Naito negó con la cabeza. Había dolor y placer que poco a poco se desvanecían
desde abajo hasta crear una combinación aterradora. En el interior, Naito luchó y
resistió.
La daga de Rayan se clavó en su pecho con demasiada fuerza. Dolía, como si tuviera
un moretón blanco en la carne. Naito abrazó el pene de Rayan, bajó la cabeza y soltó
lágrimas calientes que no se pudieron detener en un buen tiempo. Rayan,
respondiendo de manera diferente al corazón desesperado de Naito, le tomó el pene
de nuevo y, sosteniendo su espalda con una sola mano, se empujó al ritmo y lloró
también sobre la boca de Naito.
Jadeando con los ojos cerrados y la boca bien abierta, la apariencia de Naito
comenzó a verse bastante desafortunada y extraña. Naito tenía los ojos azules casi
completamente opacos ahora. Rayan miró directamente a sus pupilas y dijo
claramente.
–Lo estoy haciendo como tu padre. Pero, ¿Por qué lo odias tanto cuando viene de
mi?
Naito no podía ver a Rayan hasta el final, así que volvió la cabeza. El suelo
temblaba constantemente cada vez que Rayan lo agarraba por la cintura hasta hacer
que su pared interior se pusiera toda roja y hambrienta. Sintió la paliza venir de cada
parte. Y mientras se complacía con su interior, Naito recordó el pasado con Rayan.
Rayan era ese amante que se reía alegremente y salía corriendo a sus brazos apenas
lo veía. Rayan traía comida para él y lo besaba con infinita ternura. Parecía que
había sido él quien corrompió el alma pura y clara de ese hombre hasta dejarlo
vuelto pedazos. Como dijo su padre, estaba seguro de que no habría sucedido nada
de esto si solamente hubiera cortado a Rayan desde un inicio. Fue su culpa, por no
poder elegir y tener arrepentimientos.
–¡Ah! ¡¡Aaah!
Naito no podía entender lo que sucedía con él. Mientras era herido por su verdadero
padre, Naito, que escuchaba sus –Te amo– y sus pensamientos desorganizados se
sentía tan increíblemente raro que incluso lo permitía. Mirando a Rayan, se dio
cuenta de que si su padre le hubiera proporcionado los mismos sentimientos que le
estaba otorgando ahora, entonces definitivamente se hubiera escapado o lo habría
matado o se hubiese muerto él.
Rayan cayó de inmediato sobre la espalda de Naito. Era más delgado y más débil
que antes y de su cuerpo también fluyó un aroma diferente. Todo era diferente.
Como si no fuera ya el Naito que Rayan conoció.
–¡Detente ahora!
Naito dijo esto con voz llorosa. Pero Rayan ignoró sus palabras y se dedicó
únicamente a presionar su cabeza con fuerza hacia abajo…
Porque tenía la sensación de que nunca terminaría, Naito cerró los ojos al
final. Estaba tan cansado de todo.
Capítulo 35
Cuando abrió los ojos, su cuerpo estaba increíblemente pesado. Era como si tuviera
un montón de rocas pegadas al cuerpo. Sentía hormigueo y dolor y con un ardor
esparciéndose secretamente por todo lo largo de su columna, enterró la cara en la
almohada y comenzó a gemir. El olor era bastante diferente de lo que podía percibir
en su casa y al levantar la cabeza con una sensación increíble de incomodidad,
descubrió entonces que le dolía también la frente. Estaba mareado, su boca estaba
increíblemente seca y su cuerpo entero había temblado porque era evidente que
estaba en un terrible mal estado, incluso si no lo veía con sus propios ojos. Naito
levantó la manta con sus brazos y la subió hasta cubrirse la mitad del torso, sin
embargo, sus articulaciones estaban demasiado maltratadas, hacía frío y no le quedó
más remedio que cerrar los ojos para tratar de dormir. En ese momento escuchó el
sonido de la puerta abriéndose. Y al despegar sus párpados, observó a un hombre
bastante familiar parado frente a él: Rayan, que se había convertido en un joven
estúpido de la noche a la mañana, sostenía una bandeja en las manos que estaba
increíblemente cargada de comida. Vaciló, y luego se acercó lentamente… Se
afirmó de la bandeja, la colocó sobre la mesa y puso su mano inmediatamente
después en la frente de Naito. Las finas cejas de Rayan estaban todas fruncidas.
Si le estaba subiendo la fiebre, entonces era evidente que por eso tenía tanto frío.
Naito pensó un poco al respecto, pero no pudo hacer lo suficiente como para llegar a
comprender lo necesario o armar un plan. Rayan le había metido medicina en la
boca, sosteniendo su cuello igual a si fuera un animalito recién nacido, dejó correr el
agua por sus labios entreabiertos y cuando finalmente lo hizo, Naito tragó agua
como un buen niño, se tragó la medicina y cerró los ojos por apenas unos
momentos. Miró hacia arriba y vio a Rayan. Cuando lo acostó, extendió su mano
temblorosa, agarró su manga con fuerza e hizo mezclar sus ojos azules con los suyos
que ya eran infinitamente negros.
–Si digo que lo siento, por todo lo que hice… ¿Entonces volverías a la capital?
Tengo miedo por ti.
Rayan cerró la boca ante el sonido de palabras tan inesperadas como esas y luego, lo
miró en silencio y bufó. Naito parecía tener prisa por su respuesta, porque agarró las
mangas de Rayan con todavía más fuerza que antes y dijo:
Naito suspiró. ¿Por qué no le estaba prestando atención ahora? En el pasado nunca
fue así y, utilizando palabras un poco más sensibles, podía incluso decir que era un
buen hombre que obedecía y pensaba antes de actuar.
–Piensa en la realidad. ¿Cuánto tiempo crees que puede durar esto? Padre, o tu
madre, vendrán a buscarnos. Te van a matar.
–No me importa.
Pero Rayan miró a Naito con una cara increíblemente obstinada. El hombre estaba
enrojecido por el calor de su propia fiebre así que Rayan, intentando no forzarlo más
de lo que ya lo había hecho hasta el momento, tocó tiernamente la mejilla de Naito y
después incluso se la besó… Era mucho más suave y delicado que cualquier cosa
que hubiese hecho Elsie por él, por supuesto, pero eso no quitaba el hecho de que
fuera increíblemente dolorosa aún así… Naito decidió retirar la cara y finalmente,
hizo que la mano de Rayan bajara también.
–Estamos…
Pero Rayan bloqueó la boca de Naito antes de que terminara de hablar. Era feroz,
con una cara enojada que daba muchísimo miedo.
–No importa lo que digas, no tengo ninguna intención de volver. No tengo ninguna
intención de dejarte ir.– Rayan, quien se detuvo por un momento, sonrió
amablemente y agregó:–Ante todo, necesitas descansar. Si te levantas sintiéndote
mejor, entonces hablaremos de nuevo. Porque estás enfermo ahora y no es
adecuado.
Naito se sintió aliviado al observar que había regresado el viejo Rayan, al menos por
algunos segundos. Dijo que sí con una voz pequeñita y cerró los ojos para darse un
descanso. El medicamento seguramente iba a hacerle darse la vuelta rápidamente y
ponerlo a dormir a profundidad después de horas de no hacerlo pero, después de un
par de segundos, se dió cuenta de que no era para nada el caso. Durante todo su
sueño, sintió unas manos profundas tocar sus mejillas. Unos dedos que se quedaron
en su barbilla y que también le recorrieron el cuello. Bajó, y entonces le tocó el
pecho y la espalda antes de detenerse en un punto fijo… Ahí estaba el nombre de su
padre, bien grabado en tinta. –Elsie–. Alguien había leído el nombre en voz alta. Un
nombre que no era común en el país y que estaba con tinta morada, en letra
extranjera. ¡Rayan miró la espalda blanca de Naito como si quisiera matar al sujeto
del nombre que tenía claramente grabado en su piel! Lo escupió entre dientes:
–¡Voy a borrar esto!
Incluso mientras intentaba dormir, los hombros de Naito habían logrado ponerse
sorprendentemente rígidos ante su voz tan violenta. Abrió los ojos, recargó la
espalda… Quería decirle que no hiciera esto o aquello, pero sus ojos estaban
demasiado pesados como para reaccionar correctamente y su consciencia, que estaba
tratando de despertar, fue capturada por la energía de la medicina tan profundamente
que se quedó pasmado bajo un agua profunda. Rayan miró entonces la espalda de
Naito, desmayado y sin rebelarse. Mejillas enrojecidas y delgadez sudorosa que se
podía ver perfectamente a través de su cabello negro completamente disperso. Su
cuello blanco era bonito así que su mano se le fue directo a la sien. Tomó su cabello
con dedos temblorosos, lo analizó, era tan hermoso como siempre. Observó unas
pestañas limpias. Los labios de Naito, pálidos y secos por el calor severo y de todos
modos, bonitos cuando escupieron una única palabra…
–Padre…
–Padre…
–Padre…
Su cabeza estaba blanca y paralizada. Era extraño que un hijo llamara a su padre
con tanta urgencia y sensualidad contenida. Se sentía como escuchar y ver un tabú
sexual que no debería haber escuchado nunca. Tan horrible, que no logró controlar
su creciente ira. En realidad, se elevó desde el fondo… Rayan bajó su mano y puso
los dedos en el tatuaje que estaba en la espalda de Naito. Lo frotó hasta que la piel
blanca, que estaba bien llena de moretones y cicatrices, se le puso finalmente toda
roja.
Rayan tocó el trasero de Naito con ambas manos, lo extendió, y pudo ver entonces el
agujero con laceraciones y heridas bastante exageradas. Un agujero rojo e hinchado
que podía analizar a la perfección de adentro hacia afuera… Las arrugas se
extendían y se encogían y según el movimiento, se enrojecían tiernamente hasta
detallarse. Rayan solamente veía un ano, moviéndose como si pidiera que lo
tomara, que lo castigara por hacer las cosas mal. Con los ojos desenfocados, le
desabrochó los pantalones y cuando se los bajó, entonces salió un pene lastimado
que no podía ponerse bien erecto. Sin embargo, al tocarlo, unos minutos después
únicamente, su pene se puso de pie y Rayan pudo entonces recoger saliva de su boca
y escupirla en su palma para comenzar a humedecerlo por completo con ella. Naito
movió los ojos levemente, como si le doliera y le hormigueara pero estaba todavía
bien dormido y sin saber que estaba pasando… Para salvar a Naito, Rayan escapó de
la casa donde estaba encerrado. Recolectó fortuna apresuradamente, lo convirtió en
efectivo y contrató al famoso inversionista y asesor Ruscha Bordeaux. Listo para
morir en el intento, irrumpió en la mansión de Elsie y rescató a Naito de sus garras
pero, Naito, hasta ahora y todo el tiempo, solo estaba allí buscando a su padre. No
podía entender. Tenía que decir que estaba feliz. Rodearlo en sus brazos mientras
cantaba –Te amo, Rayan-.
Esos ojos que eran la luz de Rayan, unos ojos que se volvieron azules como un mar
lluvioso cuando lo veía.
–¡¡Ah!!
En el estado en que era mejor contarse una mentira, Rayan obligó a Naito a levantar
su cintura y sus piernas hasta la mitad. Estaba más abierto de esta manera así que el
pene robusto de Rayan podía entrar muchísimo más fácil… Rayan lo agarró por la
cintura y tocó entonces la piel con el nombre de su padre grabado en tinta. Debido al
sudor, su vientre estaba fuertemente pegado a la espalda de Naito y Naito estaba lo
suficientemente profundo como para pegarse a sus testículos cada vez.
–Voy a borrar esto. ¡¡¡Voy a borrar su maldito nombre y también voy borrar su
maldito cuerpo de ti!!!
–Quédate conmigo, Naito. Quédate conmigo, quédate conmigo. ¿No soy yo tan
bueno cómo tu padre? ¿No puedes quererme cómo lo hace s con tu padre?
Naito no pudo responder a ninguna de las preguntas de Rayan, así que en su lugar
simplemente suspiró. El silencio se lo estaba ofreciendo como una afirmación así
que Rayan, que aceptó este hecho, endureció su rostro y agarró el cabello de Naito
para elevarle la cara hasta hacerlo estar a centímetros de la suya. El cuello blanco de
Naito se inclinó hacia atrás en un segundo así que Rayan, con la cara roja de rabia,
miró al hombre que estaba jadeando y dijo con una voz que contrastaba
terriblemente con su mirada:
Cuando puso su mirada sobre él, Naito sintió que al mismo tiempo uno de sus dedos
le tocaba de nuevo la entrada del trasero. Rayan estaba intentando poner sus dedos
en el agujero herido de su trasero para hacerle quien sabe que cosa así que, lleno de
miedo, Naito se rebeló incluso aunque tenía un cuerpo enfermo. Naito tomó impulso
y golpeó en el rostro de Rayan con su mano izquierda. La parte superior del cuerpo
del chico se sacudió debido al puño bastante certero y la sensación de caerse fue tan
increíblemente poderosa que tuvo que sostenerse para no perder su centro. Naito no
podía caminar correctamente debido al interior que acababa de ser aplastado por el
pene de Rayan y después de un par de pasos e intentos desesperados, cayó al suelo
con un tremendo impulso que hizo ruido en toda la habitación. ¡Tenía que huir!
¡Rayan estaba loco! A cualquier parte, solo tenía que mover sus pies e ir a donde
Rayan no estuviera… De repente, pensó que podía ser posible salir así que puso la
mano en el suelo para darse impulso y corrió de nuevo en dirección a la puerta. Sin
embargo, segundos más tarde, Rayan se acercó a él, le agarró la cabeza, la tiró hacia
atrás, y Puck. Aventó a Naito a la cama lo suficientemente fuerte como para hacerlo
volar. No fue una sorpresa que incluso lo tirara del colchón. Mientras gemía y
levantaba la parte superior de su cuerpo, Rayan instintivamente le dio una bofetada a
Naito en la mejilla que pareció doblarle la piel de la cara a la mitad…
Naito, quien fue golpeado, fue cegado también en un segundo. Era un ataque
específico en la mejilla, pero se sintió como si le hubieran dado directamente en el
cráneo… Rayan abrió los ojos de par en par porque estaba sorprendido por lo que
había hecho. La mano del chico estaba temblando y notó entonces que los dos se
habían quedado sin aliento y por consiguiente, en un silencio aterrador. Los labios
de Rayan se estaban sacudiendo y no pudo hacer nada cuando observó a Naito,
saliendo de la habitación como si estuviera concentrando todavía toda su energía en
huir de él. La parte inferior de su cuerpo le dolía tanto, ¿Y qué podía hacer
realmente en esta situación? Se dio cuenta en cuanto le cruzó la cara, le dolía más el
corazón que la mejilla. Un tremendo dolor que subió e hizo que su pecho se
bloqueara. Como si una piedra estuviera aplastando sus vías respiratorias hasta hacer
que no pudiera respirar correctamente. Naito se cayó, comenzó a arrastrarse y eso
fue todo. La tensión en el cuerpo se alivió y pensó, increíblemente derrotado: –
Cuando me despierte, ¿Todo habrá terminado?– Estaba cansado y cerró los ojos
para esperar por un deseo que no se haría realidad pero que era lo mejor que podía
pedir estando tan mareado. Naito dejó ir su mente y mientras se quedaba dormido,
Rayan solo pudo sentarse en el sofá y poner una expresión increíblemente
desesperada. Estaba viendo a la nada. Dios mío ¿Qué había hecho? Violó a Naito,
que estaba dormido, y a Naito, que se rebeló, incluso le había pegado. No estaba
cuerdo. Lo golpearon en la mejilla y lo siguiente que vio, fue todo con una mirada
total y completamente en blanco. El rostro de Naito seguía flotando, como en una
fantasía… Rayan se cubrió la cara pero los ojos de Naito vinieron a su mente igual.
Como un tornado.
Lo había roto.
Debería haberlo apreciado y consolado y en su lugar, Rayan miró la mano que había
golpeado a Naito segundos atrás. La que abofeteó al chico en la mejilla. Había
querido tomarlo entre sus brazos y abrazarlo fuerte diciendo que lo sentía, pero no
había logrado hacerlo en absoluto porque tenía miedo de encontrar sus ojos y por
consiguiente, ver en ellos su terrible odio contra él. De repente, estaba cambiando
hasta volverse de forma similar al hombre que lo había destruido. Había dicho que
amaba a Naito pero ahora actuaba igual a si no le importara lo que pasara con su
mente.
Rayan levantó la cabeza ante la pregunta. Cabello rojo, ojos azules, exótico. No era
otro que el guapo señor Ruscha. Con una risa fascinante, Ruscha caminó frente a él
y vertió alcohol de inmediato en una taza transparente que ya tenía preparada. Se
quitó la chaqueta que llevaba, se sentó en el sofá de un solo asiento y levantó las
piernas para comenzar a cruzar una sobre la otra como si se sintiera un gato. Se
sirvió media bebida en un vaso y luego, mientras veía a Rayan, mirando la taza en
silencio, se rió.
–¿Estás bien? Escuché el sonido de tu pelea allá afuera, así que estaba preocupado.
Rayan levantó el vaso mientras murmuraba estas palabras con una voz
sorprendentemente fría. Tomó un sorbo de alcohol y miró a Ruscha…
–¿Y Elsie?
–No va a ir a ningún lado–. Ruscha dejó de hablar en tono casual. Miró a Rayan y
abrió la boca:–Si no hay evidencia, más evidencia, debe ser liberado a primera hora.
Ahora hay pruebas insuficientes para los nobles y eso va también para Elsie.
Excepto por algunos que fueron capturados, casi todo se llevará a cabo de forma
extra oficial. Originalmente, este es el caso de todos ellos. No hay nada que puedas
hacer.
Ruscha se encogió de hombros como si no fuera gran cosa. Rayan lógicamente
también sabía sobre esta posibilidad. Los nobles, que ahora estaban siendo
arrestados, serían conmutados o puestos en libertad condicional tan rápido como un
silbido.
–¿Conseguiste un barco?
–¿Te irás con ese jovencito? Viéndote hacer tanto drama, honestamente no creo que
él quiera ir contigo.
Rayan cerró la boca ante sus palabras. La sonrisa de Ruscha comenzó a borrarse
cuando llevó la parte superior de su cuerpo completamente hacia adelante para tener
una conversación casual con él. Las manos del hombre tenían muchas cicatrices,
podía verlas desde todas direcciones porque deliberadamente, Ruscha había girado
su vaso con las yemas de los dedos antes de beber muy lentamente de él… Abrió la
boca y se secó los labios húmedos de alcohol.
–Es difícil obligar a alguien que no coopera. Para lo demás, ya tengo un documento
falsificado y un barco también. ¿Puedes hacer todo utilizando tu propio poder?
–¿Qué?
–Es mejor que huir con él. Vas a tener una identidad falsa de todos modos así que
solo dame dinero para que te lo arregle. Si lo pones en un hospital, llevará un tiempo
encontrarlo.
Rayan, emocionado por las plausibles palabras, negó con la cabeza. Naito había sido
encarcelado anteriormente así que no podía limitarlo de nuevo ni tan violentamente.
Cuando Rayan convirtió su cara en una en mal estado, Ruscha negó con la cabeza,
tiró el pasaporte falso que había hecho de antemano sobre la mesita de centro y se
encogió de hombros.
–Sal de aquí antes de que liberen a Elsie y huye. Corre y encuentra la forma de
hacerlo para siempre.
Ruscha le dio la espalda sin remordimientos. Lo que hizo por él fue preparar un
barco y crear un pasaporte falso. Ruscha ya no pintaba nada en esa escena y era un
sello suyo desaparecer después de recibir el dinero. Rayan, que lo vio salir con una
infinita pulcritud, suspiró y luego fue directo a Naito para llevárselo al cuarto. Lo
miró. ¿Realmente debería volver a la capital según los deseos de Naito? Sonaba
convincente pero su corazón no lo toleró. El sentimiento de traición junto con el
amor por Naito, era increíblemente doloroso e intenso como para poderlo manejar
ahora.
–Discúlpame, Naito.
Como le dijo el abogado, después de solo decir eso, se subió al auto y cerró todas las
ventanas para poner también cada uno de los seguros. Debido a los reporteros, no
podía seguir su único rumbo hacia adelante así que el conductor miró a Elsie a los
ojos para preguntarle que tenían que hacer exactamente. Elsie estaba más que
enojado. Lejos de hablar, miró al frente con un rostro inexpresivo, manteniendo su
cintura erguida y la vista hacia adelante. Era elegante y casual, como una pintura.
Además, se soltaba sutilmente de él una atmósfera que gritaba que era intocable y
superior. En su estado de ánimo, el conductor, tan abrumado como él, tocó el
volante con cara de impaciencia y comenzó a mover un poquito el acelerador.
Estaban avanzando a paso lento y los reporteros no tuvieron más opción que
retroceder con pesar. Solo después de que desaparecieron por completo, el auto
entró en la autopista de 8 carriles.
–Ah, eso es triste. Estaba muy emocionado de pensar que lo había logrado.
–No es tan importante ahora, Elsie… Tengo que decirte que, Naito fue secuestrado.
Y las cosas se volvieron todavía más locas cuando la señora Lysa de Jodrick se
enteró de que su hijo menor había desaparecido. Estaba histérica, luchando por
encontrarlo a casa segundo. Al parecer, incluso había contratado a alguien
especializado en rescates.
Como esperaba, realizó una pregunta bastante precisa. Elric respondió con calma:
Elsie miró hacia la ventana, todavía con una cara increíblemente inexpresiva. Elric
no podía entender lo que estaba pensando porque Elsie estaba lo suficientemente
tranquilo en ese momento. Más de lo que esperaba. Se golpeó las rodillas con el
dedo índice y luego separó los labios para decir:
–¿Qué?
Elric intentó preguntarle a Elsie qué demonios estaba diciendo, pero el hombre ya
parecía tenerlo todo perfectamente planeado en su maleta. Como si hubiera una
chispa en su cabeza, dijo con una sonrisa confiada:
–No voy a poder hacerlo solo. Si voy con Lysaffone, esto terminará fácilmente.
–Oye, también conozco al Duque Jodrick ¿De acuerdo? Y tal vez las cosas salieron
bien con él pero Naito y ese tipo de relación con su hijo… Yo no creo que debas…
Elsie, que cortó las palabras de Elric y habló con una increíble pulcritud, apoyó la
parte superior de su cuerpo completamente en el asiento. Parecía lento, pero su rabia
estaba hirviendo desde la base de su estómago. Cerró los ojos antes de comenzar a
frotarlos de abajo para arriba… El día estaba despejado, acababa de ser liberado y
perdonado y solamente podía pensar que Rayan era un maldito hijo de puta que
seguramente había tocado la verga de su hijo. Elsie abrió los ojos y murmuró con un
rostro sereno:
Elric siempre empujaba a Elsie hacía la parte realista del mundo, aunque ahora no
parecía estar funcionando a la perfección. Se sentía como si todo se estuviera
arruinando lentamente frente a sus narices, así que lo volvió a intentar:
–¡Elsie!
Elsie, que ignoró ligeramente los gritos del hombre, cerró el botón de su chaqueta y
se cerró las mangas. Aclaró su voz y se disfrazó como el padre más amable y dulce
del mundo entero, aunque en solo unos segundos había comenzado a formar un
montón de ideas para matarlos a todos. Decía –Quiero cortarle las piernas y ahora
también quiero cortarle la verga–. Era un rostro tan pulcro que Elric no podía pensar
que fuera el mismo hombre. Su cabello negro le cubría la frente y gracias a esto, la
atmósfera a su alrededor parecía volverse tan suave que era hasta desconcertante.
Sus ojos morados parecían joyas transparentes, era reluciente y sensual y sus 38
años de edad parecían haberlo añejado como un buen vino.
Al igual que como pasaba con el duque Jodrick, todas las pequeñas cosas en Elsie
estaban llenas de elegancia. Utilizaba guantes de cuero que se veían particularmente
finos cuando sus manos tocaron el adorno de la puerta. Era un pomo de arena blanca
que simbolizaba el escudo del duque de Jodrick. Leones rugiendo con ojos azules
que absorbían la luz tal y como venía. Era zafiro. Un zafiro que brillaba sin
impureza alguna.
Elsie, con los labios torcidos suavemente, abrió la puerta y puso sus manos
cuidadosamente en los bolsillos de su pantalón. Le había tomado 20 minutos
conducir hasta Goseong para ver al duque Jodrick y ahora tenía que esperar otros 5
minutos frente a esta puerta gigante de hierro. El duque Jodrick estaba ya acostado
en la cama pero su mujer, a quien todos llamaban –pavo real–, estaba lista para
recibirle. En su mente, Elsie vio el rostro de Lysa Jodrick, a quien había conocido
unas pocas veces en el pasado.
No había ascensores ni escaleras mecánicas, por lo que solo podían recorrer todos
los kilómetros de casa andando a pie. Fue molesto hacerlo de esta manera. El
castillo parecía consumir decenas importantes de minutos cada vez que se movía y
por consiguiente, no había nada de practicidad. A Elsie le pareció evidente que era
por este tipo de casos que muchos nobles dejaban viejos castillos abandonados a su
suerte. Había muchos que ya nadie quería. Sin embargo, el duque Jodrick vivía
aparentemente bien aún así.
–Lamento verle en este momento tan delicado, duque Elsie. Pero mi hijo… ¡No
podía esperar porque mi hijo parecía estar involucrado en algo atroz!
–No. Dígame usted ¿Sabe qué pasa? Mi hijo ha desaparecido también y han pasado
tres días desde entonces. Supongo que sabe que mi preocupación es evidente.
Elsie sonrió. Las mejillas de Lysaffone eran muy delgadas y bonitas pero él sintió
únicamente unas inmensas ganas de abofetearla justo allí. Abofetearla, estrangularla,
gritarle que su puto hijo se había llevado a su amante con él y que esperaba con
todas sus fuerzas que se fuera al infierno. Quería hacerlo, pero presionó todas esas
palabras con fuerza en su garganta De hecho, Elsie no necesitaba su fuerza porque
no quería pelear. Solo había una razón para visitarla: Quería obtener su
permiso. Lysaffone se sorprendió tardíamente al descubrir que estaba demasiado
cerca de él. Casi bastante íntimos. Dio un paso atrás y entonces un ligero rubor flotó
sobre la piel de sus pómulos. El hombre sonrió otra vez… A veces, las personas se
volvían agradables y abrían bien la boca al tratar con personas hermosas.
–Sí.
Lysaffone le dijo al mayordomo, que estaba esperando detrás de ella, que trajera una
taza de agua y café. El hombre asintió, desapareció del salón y justo después de que
ya no quedara ni un solo intruso, Lysaffone y Elsie permanecieron sumergidos en un
completo e incómodo silencio ¿Le dolía la cabeza? Lysaffone estaba en la silla,
apoyada en su espalda y abriendo la boca en una postura somnolienta.
–Todo lo que sé es que el niño contrató a un corredor. Dijo que era famoso. Se llama
Ruscha Bordeaux y tiene 32 años… Pero ni Rayan ni el hombre parecen haberse
visto en persona. El último lugar al que contactó fue una empresa de limpieza
profesional. Eso es lo que he descubierto. Ahora estoy buscando a alguien para que
me diga más ¿Por qué está haciendo esto? No entiendo a mi hijo. Rayan, conociendo
a un corredor, entrando en una empresa de limpieza y disfrazándose para hacer
quien sabe que cosa.
Isaac, su hijo mayor, fue llevado a la fiscalía por cargos de agresión sexual y
ahora Rayan no estaba en casa. Además, era gay y estaba saliendo con el amante e
hijo del señor Elsie ¿Cómo reaccionaría esa pobre mujer cuando escuchara esto?
¿Qué cara pondría si se confesara frente a ella? Se tragó una risa y después, Elsie
buscó el vaso de agua tibia para lograr hacer una mejor interpretación. En este caso,
debería estar fingiendo un estado mental complicado así que se inclinó
completamente para adelante. Su flequillo fluyó hacia abajo y le cubrió levemente
los ojos. Gracias a ello, su semblante parecía melancólico y comenzó hasta a parecer
un honesto hombre afligido y preocupado. El comportamiento vacilante de Elsie
provocó que Lysaffone se pusiera nerviosa.
–Vamos, hable conmigo. ¿Qué cree que está pasando? ¿Es muy malo?
–¿Sabía que Rayan y Naito han estado teniendo una relación sentimental durante ya
bastante tiempo?
Preguntó Elsie, quien hablaba como si estuviera confesando un crimen mortal.
Lysaffone se tocó los labios y después de un tiempo considerable, con una triste
sonrisa, bajó la cabeza y se puso a decir que NO. Se colocó la mano en la frente y
minutos después comenzó a rascarse de un modo bastante compulsivo.
–Ya veo…
–Le dije a mi Naito: Si estás saliendo con Rayan, será mejor que lo hagas en
secreto . Él siempre a tenido mi completo apoyo, ya sabe. Rayan es el hijo del duque
que ha hecho un gran trabajo en nuestra nación y por eso estaba muy preocupado
por él también. Aunque nuestro país no discrimina contra la homosexualidad, usted
sabe que eso no significa que sea un país amigo. ¿No es una historia delicada
especialmente para personas de alto rango?
Por supuesto que había homosexuales entre los nobles. Sin embargo, todos ellos
disfrutaban abiertamente porque se beneficiaban de lo que conseguían con su dinero
y su poder. Cuando este país era antiguo, las palabras de un rey casi destruyeron el
país debido a sus amantes del mismo sexo y por lo tanto, aún más nobles
consideraban la homosexualidad como un área prohibida. Ahora, Elsie estaba
fingiendo estar de acuerdo con los sentimientos de los muchachos y estar haciendo
todo este servicio de investigación por ella y el bienestar de su familia así que
Lysaffone extendió las manos fácilmente hacía él y se dejó llevar. Elsie continuó la
historia en un tono tranquilo.
–Pero Naito es rebelde y terminó por sacar un celular a nombre de otra persona.
Intentó huir con Rayan con la excusa de que serían valientes y expondrían su amor
y, conociendo eso, temiendo por él es que encerré a mi hijo en casa. No quería que
hubiera rumores y que hicieran tener a mi amado muchacho en un hospital para
desequilibrados. Encerré a mi Naito por un tiempo y creí que mejoraría si lo
persuadía. En realidad, después de eso Naito fue aún más abierto conmigo en cuanto
a sus sentimientos así que creí en él y en qué lo superariamos juntos.
Elsie, que dejó de hablar, se envolvió la cara con la mano. Su palma estaba
completamente en su frente así que no se notó cuando comenzó a reír… Ella
también estaba cayendo en su humo negro así que consideraba que era algo
increíblemente divertido de ver. Con una dura sonrisa, Elsie bajó los dedos de su
cara y la miró para intentar transmitirle más de sus sentimientos falsos. Y mientras
una energía extraña circulaba alrededor de sus ojos, Lysaffone agarró el borde de su
capa sin saberlo y se estremeció.
Elsie agarró el vaso, con la mirada baja, y se humedeció ligeramente la boca con el
agua tibia. Sin embargo, a pesar de esto, la voz se le bloqueó y sus ojos se pusieron
brillantes. Era como si contuviera su llanto.
Y eso no era mentira. Por supuesto que lo había ayudado con su problema
homosexual y el problema que tenía con su horrible novio, haciéndole el amor como
nadie en su vida se lo había hecho. Ah, su cuerpo blanco y su calor le estaban
haciendo doler la ingle. Esas lágrimas en esos bonitos ojos azules. Esa voz, esos
jadeos… Y ahora ese hijo de puta de Jodrick le estaba robando a su hijo. ¿Qué se
creía? ¿Qué podía dejarlo ir? Quería matarlo, partirlo a la mitad y todavía así
cortarlo en más trozos y dárselos a comer a sus padres. Se lamió el labio inferior con
la lengua y volvió a carraspear la garganta. Lysaffone, que vio esa apariencia tan
terrible y triste, se sonrojó levemente y tosió como si estuviera avergonzada. Elsie
era un hombre que se sentía reverente, como un sacerdote.
Pensando en ese día, Elsie torció la boca. Como si la atmósfera piadosa se estuviera
tambaleando, desapareció y una sonrisa amarga y espeluznante colgó entonces
alrededor de toda su boca. Los ojos de Elsie se volvieron pequeños y apagados y
luego se pusieron rojos. El hombre gimió:
–¡Dios!
–Si mis guardaespaldas no me hubieran dicho sobre lo que ocurría, Rayan habría
seguido la misma actitud que el joven Isaac. Pero aunque lo sabía, por el duque que
todavía es mi amigo, por el futuro de Rayan y el futuro de mi hijo, decidí cubrir todo
hasta hoy. Pero eso no es suficiente ahora. Tan pronto como vaya a la fiscalía, las
cosas se volverán muy fuertes mi señora. Secuestró a mi hijo y tal vez ahora hasta lo
hirió.
Lysaffone cerró los ojos en señal de afirmación. Parecía luchar por calmar su áspero
aliento, aunque ya era imposible.
–¿¡La policía!?
–Por favor, dígame que no es tan tarde duque. Por favor… Por favor.
–No lo creo, mi señora. Rayan hizo algo muy malo. Todos necesitamos aprender de
nuestros errores.
–Ser padre… No significa que uno sepa todo sobre sus hijos. Yo no sabía lo que
había hecho. Yo no sabía nada…
Como dijo Elsie, parecía que era necesario cooperar con él para el futuro de todos.
–Por favor, entiendo que debe concentrarse en encontrar a Naito, pero haga algo
también por mi niño. El nombre de Rayan… Si pudiera no mencionarlo, tanto como
sea posible.
–Y si Rayan intenta escapar de nuevo, ¿Qué debo hacer? No creo que pueda
apuntarle con mi pistola.
Elsie murmuró esto con una actitud que gritaba que estaba en problemas. Era el hijo
del duque y obviamente había cosas que podía y no podía hacer. Lysaffone
silenciosamente miró su taza y bebió el café frío a sorbos.
Preguntó Elsie, haciendo brillar sus ojos. Lysaffone, que estaba preocupada, abrió la
boca.
–No le haga mucho daño, duque Elsie. Porque ese niño es mi hijo.
Ella respondió con una expresión bastante poderosa, todavía viendo su rostro
reflejado en el agua negra de su café. Cuando comenzó a tocar el cristal con su dedo,
pareció como si el sueño que estuviera teniendo se estuviese distorsionando hasta el
punto en que su rostro se convirtió en un desastre. El rostro de Isaac, que lloró
mientras la fiscalía lo arrastraba, se superpuso a todo nuevamente. Incluso si Isaac
estaba en libertad condicional, sabía lo que vendría. Tendría que pasar toda su vida
en un hospital psiquiátrico, argumentando desequilibrio mental por culpa de su
padre. Sin embargo, no quería enviar también a un hospital psiquiátrico a su
pequeño Rayan.
–Si tienes algo más que quiera de mí, por favor, dímelo. Por orden del duque, yo lo
cumpliré.
Elsie, quien agregó eso, se levantó. Mandó sus saludos corteses al duque, se
despidió de la mujer y salió por la puerta principal. Lysaffone, quien confirmó la
desaparición de Elsie, llamó a la secretaria de inmediato y tan pronto como se
acercó, Lysaffone le entregó la capa que tenía sobre los hombros y dijo:
Después de reunirse con la mujer del duque Jodrick, Elsie fue directamente rumbo a
su oficina. Y tan pronto como llegó, la ira que había reprimido durante todo este
tiempo estalló de un modo bastante explosivo. Su oficina se arruinó en un instante,
convirtiéndose en un campo de batalla con papeles y muebles completamente
derrumbados y partidos a la mitad. ¡Estaba increíblemente enojado! Más que eso,
había perdido por completo la compostura.
Elsie destrozó todo hasta que la mano comenzó a sangrarle. Y no fue hasta que
cesaron sus gritos histéricos que Elric finalmente pudo entrar para hacerle
compañía. Al hacerlo, lo primero que saludó al hombre fue una estatua diseñada a la
medida, tan increíblemente rota que no se pudo reconocer la forma original. Una
pintura de miles de dólares también estaba vuelta pedazos y no podía decir mucho
de sus enciclopedias.
–Prepara tu motosierra.
–… ¿Qué?
Elsie sonrió mientras masticaba el filtro del cigarrillo. Después, le prendió fuego y
volvió a repetir –Prepara la motosierra.
Con su mano fuerte, barrió el flequillo que le fluía hacia abajo. Incluso sin
importarle dejar sangre en su rostro…
–Prepara la motosierra.
–Sí…
Elsie, que respondió con calma, se levantó finalmente del suelo. Elric le había
tendido un pañuelo de tela hace unos segundos así que lo había ocupado para
envolverse con fuerza la herida de la mano. Aún así, la sangre siguió fluyendo tan
constantemente que comenzó a considerar la opción de que todavía tuviera un
pedazo de cerámica incrustada justo bajo la piel.
Elsie, quien de todos modos mostraba una expresión casual a pesar del dolor que
experimentaba, dijo:- Estoy… Muy, muy desesperado en este momento. No sé qué
hacer.
Los ojos de Elric brillaron con frialdad. Elsie lanzó una mirada sarcástica:
Al referirse al helicóptero que solía utilizar para sus viajes de negocios, Elric
entrecerró los ojos.
–¿Quién?
Rayan se paró frente a la cama donde Naito estaba durmiendo como si estuviera
muerto. Se veía tan sudado que el cabello negro lo tenía completamente esparcido
sobre la sábana blanca. Su piel expuesta parecía lechosa y dulce como crema fresca
y sus labios lucían igual a si tuviese rubor. Rayan pasó su dedo por la parte de atrás
de su cuello. Los músculos envueltos alrededor de su piel eran atractivos y a medida
que descendía cada vez más, sentía sus articulaciones definidas y unos huesos duros
e increíblemente estables. Su cuerpo podía estar menos grueso que antes pero sus
músculos aún se movían con bastante vitalidad. Seguramente había quedado
debilitado como consecuencia del encierro así que lo único que podía agradecerle a
su padre, era esto: Naito estaba débil y no podía rebelarse adecuadamente contra él.
Si hubiera sido el Naito de antes de ser encarcelado, Rayan no lo habría detenido ni
en un millón de años.
Rayan, con una sonrisa torcida alrededor de su boca, comenzó a acariciar el trasero
de Naito. Lo extendió hasta conseguir que quedara muy abierto y luego colocó un
dedo entre el orificio hinchado y el semen blanquecino que bajaba por su ingle. Las
marcas de hematomas eran visibles desde todos direcciones, como un espectáculo
terrible. Sin embargo, Rayan estaba fascinado con la imagen. Quería entrar
nuevamente en ese agujero que apretaba su pene, agarrar el cuello de Naito y
aplastar el ano que se había abierto bajo su poder. Su rostro, que estaba en el frío de
la pequeña casa, se enrojecía de placer y los bordes de sus ojos se distorsionaban
cuando lo pintaba en sus pupilas. Quería ver sus lágrimas fluyendo de nuevo.
Escucharlo pedir por él…
Rayan dejó la pastilla para dormir, que tenía como un salvavidas, en su buró.
Naito, fingiendo estar inconsciente, miró a Rayan acariciar su entrepierna, meter los
dedos en su ano y entonces, muy lentamente, de verdad muy lentamente, miró a su
alrededor y planeó su próximo movimiento… Lo único que podía ver era un soporte
junto a la cama y un par de cajas que tenían ropa sin desempacar. Naito extendió los
brazos, extendió sus dedos, agarró el soporte y golpeó la cabeza de Rayan sin
dudarlo y con toda la fuerza que podía almacenar en su muñeca. El sonido de
cristales rotos se extendió desde arriba y terminó por acabar esparciéndose en todas
direcciones.
–¿Qué…?
[Naito.]
Hubo un crujido.
Naito, que habló de un modo tembloroso, no pudo evitar la mano roja que se
acercaba por detrás…
Naito, quien tiró el teléfono al sofá, se tambaleó y perdió completamente su centro
mientras gritaba con todas sus fuerzas. Rayan se rió con una cara extraña. Tenía un
montón de sangre roja en la cabeza, cara y en el cuello también. Estaba empapado y
también, infinitamente inquieto. Era una sensación similar a cuando apuñaló a su
padre con un cuchillo. Naito dio un paso atrás con sus piernas tambaleantes, chocó
contra la pared y luego se dio la vuelta para buscar al menos una ventana. No había
ningún lugar al que escapar.
Le había dado miedo verle poner una sonrisa brillante en una cara tan
ensangrentada.
Sin embargo, Rayan ignoró las palabras de Naito y se acercó un paso más hacía
adelante. Naito agarró el sofá para intentar poner una barrera y después comenzó a
correr otra vez. Había llamado a su padre así que él seguramente ya había
descubierto su ubicación. Incluso hasta entonces, si podía ponerse de pie por unos
segundos y continuar hablando, al menos tenía que seguir intentando que Rayan
pudiera entrar en razón para que detuviera esta locura ¿Y podría hacerlo? Se sentía
muy poco optimista al respecto.
–¿No lo sabes todavía? Incluso si tú y yo escapamos ahora, algún día nos atraparán.
Además ¿Crees que seremos felices? ¡Venimos de un barrio pobre! Sabes lo terrible
que fue, sabes lo mucho que sufrimos.
Rayan dio un paso adelante. Naito trató de escapar de él pero descubrió que era
demasiado lento como para evitarlo eternamente. La mano de Rayan agarró su
cabello con fuerza y luego, tan pronto como lo tiró contra al suelo y la parte superior
de su cuerpo tocó el piso duro, los pies de Rayan patearon su costado una vez y otra
vez hasta que un pánico tremendo comenzó a inundarlo debido al dolor en el centro
del estómago. No hubo tos, pero dolía tanto y tan profundamente que su cuerpo
simplemente pareció comenzar a retorcerse y a convulsionar. Rayan no se detuvo
allí y pateó de nuevo a Naito. Los huesos le crujieron y sintió entonces el mismo
dolor intenso que había experimentado al inicio. Cuando Naito estalló en lágrimas
de angustia, Rayan, como si no quisiera escucharlo ni mirarlo, golpeó la barbilla de
Naito igual a si estuviera pateando una pelota de fútbol. Golpe, golpe, otro golpe.
Para el momento en que Naito abrió los ojos, se descubrió tirado en el suelo, con una
hemorragia nasal impresionante y los ojos nublados.
–Detente…
–Voy a matar a ese tipo por lo que nos hizo a nosotros dos, te prometo que voy a
matarlo.
Naito volvió a intentar escaparse cuando lo escuchó. Se había levantado del sofá y
gateado a otro lado utilizando toda su fuerza y su poder incluso aunque fue atrapado
por Rayan segundos más tarde. Le había torcido completamente el brazo en esta
oportunidad. Escuchó un sonido fangoso y de huesos que salía del área alta de sus
hombros y luego, un dolor que nunca había experimentado en su vida exprimiendo
su pecho con rabia justo hacia abajo. Naito no podía hacer ningún tipo de sonido así
que miró hacia el suelo por un buen rato. Fue tan doloroso, indescriptible
doloroso.Una punzada en el estómago, costado, mentón y cabeza, todo empujado a
la vez y mezclado. Rayan terminó por amarrar los brazos de Naito a su espalda y
hacer exactamente lo mismo con sus piernas. Luego, le obligó a abrir la boca para
ponerle una pastilla para dormir y le metió el agua a la fuerza hasta que comenzó a
desbordarse por todo su cuello. Naito sentía el pecho, los ojos, la nariz y la boca
ardientes y perezosas y al final, con un cuerpo flácido, dijo tristemente a Rayan,
quien lo estaba arrastrando por última vez:
–Por favor, Rayan… Por favor. ¿Por qué estás haciendo esto? No eres así… ¿Por
que me estás haciendo esto ahora?
Rayan no respondió y en su lugar se dirigió al garaje. Los ojos del hombre eran
sólidos, fríos como una roca y extrañamente calculadores cuando pusieron a Naito
en el asiento trasero del pequeño vehículo. Luego se subió, arrancó y salió de la casa
todavía observando a Naito de vez en cuando, desmayándose mientras ponía unos
increíbles ojos en blanco. Se rió, orgulloso por haber detenido a Naito antes de
protagonizar una tragedia. Le mostró una sonrisa gigantesca de dientes blancos y
dijo: – Hay que morir juntos.– De un modo demasiado convencido para su gusto…
– Rayan…
–Perdón, perdón….
Rayan se detuvo en una ciudad casi desierta. Amarró la boca de Naito y salió del
auto como si necesitara urgentemente un poco de aire fresco para continuar. En la
tienda de conveniencia junto a la carretera, Rayan compró una cuerda, un cuchillo
de mano afilado y una sierra y luego, increíblemente triste por las decisiones a las
que lo estaban orillando, comenzó a pensar en el pasado que tuvo junto a Naito
alguna vez. En sus momentos inocentes, riendo y viendo televisión en casa de sus
padres. Abrazados como dos niños que se necesitaban. Una vez, vieron el anuncio
de una carnicería que recién iban a inaugurar y entonces, Naito y él tragaron saliva y
dijeron que tenían muchísima hambre. Que querían comer, que necesitaban comer
esa carne y después, comenzaron a lamentarse porque no podían hacerlo. Naito lucía
fuerte desde la niñez, pero por dentro era suave como gelatina. Estaba enojado
porque tenía hambre pero se esforzaba por adaptarse a la realidad. La pobreza y el
hambre le enseñaron a Naito a renunciar a las cosas que deseaba.
–Lo que más odio es tener hambre. Cuando sea mayor, comeré todo lo que quiera
comer.
Rayan, que le había acariciado el cabello, abrazó a Naito con fuerza para darle
aliento. Naito estalló en una risa sollozante y luego, con voz autosuficiente, dijo:
Rayan, que observaba en su mente los recuerdos que se habían ido muy lejos,
comenzó a golpear el volante utilizando toda la palma de su mano. Naito anhelaba el
afecto de su padre. Parecía enojado por su comportamiento pero también se ponía
increíblemente feliz cuando le entregaba un regalo o le hacía un cumplido ocasional.
Se reía alegremente, con una reacción infantil, y comenzaba a hablar y a presumir
sobre su padre y sobre lo bueno que era cuando estaba junto a él. Los niños
anhelaban el amor de los adultos después de todo y Naito nunca había recibido el
amor adecuado de su familia. Que loco ¿Cómo podían haber llegado de eso a un
punto en que tenían relaciones sexuales todos los días? Era un pecado que no podía
excusarse, aunque fuera castigado. Naito estaba loco. No, su padre estaba loco y por
eso Naito perdió la cabeza. En el corazón de Rayan, surgió una obsesión. Quería
recuperarlo. Incluso si moría, quería tener a Naito solamente para él una vez más.
Fue cuando le golpeó la cabeza sin dudarlo que lo comprendió. Naito se iba a
escapar de Rayan siempre que tuviera la oportunidad. Iba a ir a ver a su padre cada
vez y por eso tenía que detenerlo. Debía matarlo. Y pensando en eso es que había
comprado una herramienta en una ferretería para guardarla en el maletero.
Regresarían a los tugurios donde nacieron y mataría a Naito allí. Cuidaría el cuerpo
y luego también moriría. Mientras pensaba en el padre, que deambulaba en busca de
las huellas de Naito, una sensación de placer culposo vino desde adentro. ¿Está
obsesionado con Naito, o con el Elsie que enloqueció a Naito? Quería vengarse así
que Rayan no podía explicar correctamente sus terribles sentimientos.
El coche corrió por la carretera y cruzó un campo vacío sin zona de descanso ni
gasolinera. El cielo se estaba poniendo todo coloreado así que eso significaba que
pronto llegaría la noche. Naito y Rayan estaban vivos y respirando pero esa era la
última vez para los dos… Cuando pensó en eso, su corazón, que estaba infestado de
ira, se sintió aliviado. Un hombre, al que Naito llamaba padre, quería encontrarlos y
quitárselo de entre los dedos como lo había hecho muchas veces en el pasado, pero
no iba a hacerlo esta vez. Para confundirlo, tiró su celular y se quedó únicamente
con el que tenía en el bolsillo de su pantalón.
Rayan giró el volante lentamente, quitó el pie del acelerador y comenzó a reducir la
velocidad… Había un sedán doméstico, hecho para la clase media, siguiendo
lentamente cada una de sus vueltas.
Al principio, Rayan giró su cabeza con una cara desinteresada pero, cuando el sedán
aceleró y se hizo a un lado, finalmente aceptó que las cosas se estaban poniendo
increíblemente raras y se inclinó en su dirección para poder ver mejor. La ventana
del sedán, que corría al lado, se abrió… Y una pistola salió del hueco para apuntar
directamente en su sitio. Rayan se dio cuenta en un segundo y mientras aceleraba al
tope, el sedán lo siguió de cerca hasta ocasionar un sonido de correr que le llegó a
los oídos. Cuando miró el espejo lateral, descubrió que había un vehículo más en la
parte de atrás.
–¡Mierda!
¿Cuándo pasó eso? Rayan estaba intentando manejar la ansiedad. Naito había
llamado a su padre pero no era razonable que todo esto se hubiera preparado tan
pronto incluso si lo hubiese venido siguiendo desde kilómetros atrás. Nadie sabía a
dónde iba ni con quién iba así que inevitablemente existió un pensamiento
instantáneo que pasó por su cabeza y que gritó: Ruscha. Ruscha Bordeaux conocía la
ubicación. Quizá ellos también habían dado con él y lo amenazaron para que
hablara.
–Idiota.
Rayan salió del callejón para entrar de nuevo en la carretera. Y fue justamente en ese
momento, casi sin darse cuenta, que el coche chocó contra el costado de Rayan y
luego se precipitó por detrás hasta hacerlo tambalear ¡Bang, bang! El sonido de los
golpes no era silencioso sino más bien, como un grito desesperado en medio de la
noche. Sin embargo, no parecía haber gente que saliera a comprobar lo que pasaba y
la persecusión siguió su rumbo aparentemente discreto por un tiempo significativo.
La cabeza de Rayan se golpeó contra el volante en un segundo que le hizo perder el
conocimiento brevemente y la sangre fluyó de nuevo del área de su frente hasta
mojar el mango y la palanca.
Rayan estaba cansado y mareado cuando levantó los párpados… Observó una
pistola, la sintió en su barbilla. Los ojos de Rayan, que confirmaron a la persona,
estallaron de sorpresa.
No era otro que Dyon, al que su madre había contratado varias veces como
guardaespaldas personal.
–Si no lo hace…
Los dedos de Rayan se movieron, queriendo encontrar el cuchillo portátil que había
escondido en la guantera… Pero el hombre llevaba más de 20 años en el ejército así
que notó el débil movimiento de Rayan y, sin arrepentimiento, usó su puño para
golpearle la cabeza otra vez.
Dirigido por un guardia, Ruscha Bordeaux llegó a la oficina del duque para tener
una conversación importante con su llamado –nuevo cliente especial.– Un hombre
que tenía el cabello fijado con cera y un ambiente elegante y clásico. Hermoso,
como un dios de la mitología romana. Había logrado aventar un fajo de dinero a
Ruscha mientras estaba mirándole e incluso si ya tenía sus honoríficos bien
establecidos con anterioridad, este monto fácilmente parecía exceder el dinero que
Ruscha ganaba en 5 meses de trabajo duro.
Ruscha dijo lentamente, rozando la gruesa bolsa de dinero que le habían aventado al
regazo, con la mano:
–Me alegra que lo diga. ¿Sabe? Me parece increíble pensar que todavía exista
alguien que tenga las suficientes pelotas como para ayudar a un hombre que ni
siquiera es un noble puro, a entrar en mi casa y secuestrar a mi hijo.
Era una muy buena voz grave que parecía vagar a la perfección por los recuerdos
que necesitaba. Un tono elegante que coincidía con una pronunciación realmente
agradable de escuchar. El hombre estaba allí, de frente, con la cabeza recargada en
su mano y un semblante que le hacía parecer un narrador leyendo un libro de
cuentos de Edgar Allan Poe. No era nada amenazador, para ser sincero… Y luego
Ruscha gimió ante el dolor que comenzó a acercarse lentamente por todas
direcciones. Igual a si le quisiera rasgar el pelo de raíz, el nuevo cliente le había
sostenido de la cabeza para poder llevar su cara a la altura de sus ojos. Viéndolo
fijamente, muy fijamente, hubo un silbido y un sonido de motor amenazante
corriendo desde su lado derecho. Las orejas de Ruscha parecieron levantarse como
las de los conejos e incluso sus cejas se fruncieron ante un sonido irritante que
parecía más bien el zumbido de un panal en llamas.
–¡No sé lo que está pensando, mi señor! ¡No sé ni siquiera lo que espera de mi!
Ruscha finalmente levantó la mirada y observó que la identidad del sonido, era una
motosierra. ¡Una motosierra eléctrica verdadera! El rostro de Ruscha se puso azul
al mismo tiempo en que la motosierra comenzaba a acercarse amenazadoramente
hasta él. ¡Parecía que le cortaría la pierna si no se comenzaba a mover de inmediato!
Ruscha, completamente en pánico, giró el cuerpo para intentar tener un poco de
control de la situación. Pensó, lo pensó de nuevo. El hombre guapo con cabello
negro y ojos morados… Ese hombre en traje que se jactaba de mostrar su hermosa
sonrisa para todos lados era Elsie J. Altar. El proxeneta que era popular por haberse
establecido en la capital con sus drogas hasta el punto en que terminó expandiéndose
debido a sus tremendas habilidades comerciales. Al ver su error, Ruscha tragó
saliva.
–¿En verdad?
Elsie seguía teniendo una sonrisa agradable así que Ruscha comenzó a sentirse
incómodo:
–¡De verdad! ¿Pero no puede apagar la motosierra, señor? Le ayudaré, prometo que
le ayudaré pero, por favor apague la motosierra. Estoy asustado.
Cuando escuchó que la persona que aparentemente dirigía una nueva agencia
importante de investigación en masa se asustaba con una motosierra, Elsie comenzó
a reírse como si fuera algo muy gracioso que rememorar. Le dijo al hombre detrás
de él que esperara unos minutos y entonces el subordinado apagó la motosierra y la
dejó caer al suelo. Ruscha, que se sintió mejor, soltó un largo suspiro de alivio y
permitió que los hombros se le cayeran finalmente para adelante:
–Gracias.
Dijo Ruscha, con una sonrisa mezquina. Elsie se rió igual a si le gustara la actitud
dócil de Ruscha. La sonrisa en su rostro era más hermosa que una rosa en plena
floración.
–¿Cual es la dirección?
–Prepara el helicóptero.
–Sí.
Elsie concluyó todo el tema con pulcritud… Pero entonces pareció abrir los ojos de
una manera más exagerada que al inicio y miró a Ruscha de arriba para abajo igual a
si se lo quisiera comer. Cuando alguien como Elsie, que era enorme y que por
consiguiente tenía una cabeza más grande que el promedio, se acercaba así,
evidentemente no se tenía más opción que sentirse abrumado. Tuvo hipo, luego su
frágil corazón pareció ponerse a volar y revoloteó hasta hacerlo tener una cara
llorosa.
Elsie miró a Ruscha con cara de preocupación. Ruscha había decidido derramar un
montón de lágrimas mientras se aferraba a Elsie.
–Eres el más aterrador de la vida ¿Con quién voy a querer hablar después de
esto?– Esas palabras se le pegaban a la garganta y subían como oleadas inmensas
que pedían ser escupidas, pero Ruscha se lo tragó todo y bajó la cabeza como una
oveja apacible frente a su pastor. El hombre estaba disgustado por Ruscha y
demostró que la tolerancia anterior había sido un completo lujo. Suspiró, caminó
hacia la puerta con ambas manos en el bolsillo del pantalón y luego llevó los dedos a
su barbilla. Elsie, que le dio la espalda a la oscuridad del nuevo cuarto, dijo, mirando
a Ruscha todavía temblar de miedo:
–De acuerdo. Si su vida es una preocupación real, entonces cuide bien de su boca. Si
me entero de algo que tenga que ver con mi hijo, al menos la cosa más pequeña del
mundo, le cortaré la lengua de inmediato y la aventaré a los perros.
–¡Sí! ¡Absolutamente!
[Padre.]
–Naito.
Por su culpa.
Elsie abrió lentamente los ojos y subió las escaleras. Avanzaba a grandes zancadas a
través de la oscuridad, presionando el botón de su abrigo de lana con los dedos.
Capítulo 40
¿Qué tengo que hacer? Se preguntaba innumerables veces. ¿Qué demonios tengo
que hacer?
En ese momento, tenía miedo del amor de su padre, que corría como una violenta
tormenta sobre su pecho hasta el punto en que pareció terminar por erosionarlo por
completo… Sí, podía decirse que tenía miedo de si mismo. Miedo de amar de
verdad a su verdadero padre. Por eso se preguntaba en innumerables ocasiones cuál
debía ser su próximo movimiento e incluso había hecho un hueco para escapar por si
mismo. No tenía el coraje de amar, no quería amarlo y comenzó a evadirlo. Sin
embargo, cada vez que tocaba a su padre, el hombre se reía y le mostraba una
sonrisa que le desordenaba el pecho. Cuando su contacto visual se incrementaba,
comenzaba a sentir vergüenza y ansiedad y entonces su padre comenzaba a darle esa
sonrisa deslumbrante de la que no podía apartar los ojos. Al momento en que sus
pupilas moradas, manchadas de cariño por él, se curvaban, él temblaba con una
extraña sensación de felicidad que le comía todo el cuerpo. Le gustaba la mano que
le tocaba con ternura, le gustaba su voz, su boca. Realmente lo hacía sentir amado y
cuando su mano no llegaba, entonces lo hacía parecer enfermo. En los días en que
no podía soportar estar sin él, se acercaba sin pedirle permiso a su buen juicio y
comenzaba a abrazar a su padre. Entonces el hombre parecía tan emocionado que lo
abrazaba con fuerza. Y al estar finalmente siendo sostenido por brazos amplios y
sólidos, se sentía tan cómodo que ni siquiera podía abrir los ojos a la mañana
siguiente.
Cuando los labios del padre se envolvían alrededor de sus labios y lo mordían, no
podía pensar en nada más que en él. En el mundo que había construido con su
padre.
Naito se dio cuenta de muchas cosas durante su corta estancia con Rayan. En primer
lugar, posiblemente la confusión y el dolor que le volvieron loco habían sido
provocadas por él mismo. Era cierto que habían existido momentos de confusión y
sufrimiento en el pasado, pero las huellas de dolor quedaron siempre cubiertas por
las nuevas marcas hechas por su padre ¿Cuándo comenzó a pensar así? Que era
mejor Elsie que Rayan… Ni siquiera quería ponerse a pensar demasiado en esto. La
existencia de su padre era tan grande ahora que ni siquiera se había dado cuenta. Le
gustaba el placer que le daba, el calor que le hacía sentirse adicto y, cuando su mano
lo frotaba, le encantaba sentir un corazón emocionado que latía por él.
Naito inconscientemente llamó su nombre, abrió los ojos… Y cuando sus párpados,
que temblaban en el aire, se abrieron, entonces descubrió que todo estaba desolado
frente a él. Era una habitación cerrada sin ventanas y Naito, en la esquina, estaba
sentado en un sofá para una sola persona. Llevaba un abrigo de lana gris encima…
Naito se tocó la frente ante semejante respuesta. Era una situación no deseada y
hasta un tanto irreal. La condición de Rayan parecía muchísimo más seria de lo que
pensaba ¿Cómo iba a regresarle algo así a su padre? En realidad, cuando lo vio a
detalle, hasta se había sentido muy triste y arrepentido. Fue una reacción ineludible
porque era un amante al que amaba mucho en el pasado así que incluso si había
llegado al final, Naito no quería que Rayan muriera. Estaba bien que regresara a la
capital para vivir su propia vida. Quería que fuera feliz otra vez…
Naito miró a Rayan con ojos sombríos. Su padre, al darse cuenta, puso sus zapatos
en la barbilla de Rayan y la levantó hasta que abrió los ojos y soltó un leve
gemidito. Naito no había logrado reconocer la cara del Rayan original ¿Cuánto lo
había golpeado? Estaba hinchado, morado y ensangrentado. Naito se levantó del
sofá y, tambaleándose como un zombie, se acercó a su padre como si quisiera
comenzar a pedir por explicaciones sobre lo que acababa de pasar. Era una cabeza
mas alto que él. Más musculoso y más maduro… Naito, mirando a su padre, dejó
que él extendiera las manos y que cubriera su rostro para poder sostenerlo. Y cuando
el rostro de su padre se aproximó hacia él finalmente, entonces se sintió tan atraído
que dejó de respirar.
Naito miró el rostro de su padre con unos ojos brillantes. Tenía un rostro hermoso.
Era una cara que carecía completamente de emociones y aún así, Naito había sentido
que su corazón latía con demasiada fuerza. Se había acercado por primera vez a los
labios de su padre, por voluntad propia… Su boca era suave así que juntó la cabeza
y metió la lengua entre los labios de papá igual a si se lo hubiera ordenado. Chupó el
grueso labio inferior de su padre y cuando mordió un poco el de arriba, Elsie
finalmente lo agarró y lo sostuvo hacía abajo.
–Um… ¡Um!
Para lograr lo que deseaba de su hijo, deliberadamente quitó los labios. Limpió la
boca de Naito, empapada de saliva, y entonces le dijo al oído:
Los ojos de su padre eran solemnes. Como un comandante que daba órdenes, no
había piedad en sus palabras ni en el tono de su voz. Naito se mordió los labios… Su
mirada cayó al suelo y luego corrió rápidamente en dirección a Rayan. No podía
utilizar sus piernas correctamente porque incluso parecía que estaban rotas ¿Padre
hizo esto también? Sus articulaciones estaban dobladas en una forma extraña. Era
peligroso y aterrador así que tuvo involuntariamente la misma idea antigua de salvar
a Rayan y hacer que se fuera a la capital. Incluso si para lograrlo tenía que
renunciar a su razón.
Padre acarició la cabeza de Naito y luego murmuró, saboreando la textura de su
cabello.
Naito sacudió los hombros. Papá estaba hablando como si fuera una broma, pero
entendía a la perfección que era algo real. Al final, con los ojos bien abiertos,
encontró los pequeños de Rayan… Sus ojos no estaban tan rojos como al inicio pero
si estaban especialmente nublados, como si estuviera todo brumoso. Naito dijo una
confesión que Rayan no pudo alcanzar a escuchar: –Lo siento, Rayan. Lamento
haberte lastimado así, pero no puedo evitarlo.– Luego, miró a su alrededor… Al
principio fue Keshan, luego Alto y el guardaespaldas. Había sido sostenido frente a
otras personas incontables veces así que, recordando, tembló de la vergüenza. Era el
momento de decidir. No podía darse el lujo de posponerlo más porque las raíces de
su relación ya se habían enredado violentamente hasta volverse un desastre así que,
al final, Naito terminó por quitarle el abrigo a su padre. Lentamente le desabotonó la
chaqueta que llevaba y le aflojó la corbata hasta tirarla contra el suelo. Y mientras
Naito le quitaba la ropa a su padre, los subordinados se acercaron y despertaron a
Rayan para mantenerlo bien derecho en la silla. Rayan había sufrido una fractura en
la pierna, estaba golpeado, sangrando, amordazado y llorando también. Estaba tan
mal, que la camisa que llevaba era roja ahora. Sin embargo, a pesar de esto, Rayan
miró directamente al frente. Vio a Naito arrodillarse y lo vio abrir la boca. Naito
había extendido las manos para desabrochar los pantalones de su padre, vaciló…
Había unas 20 personas mirando así que, sonrojado y tembloroso, lo miró y dijo:
–Odio mostrar tu cuerpo, pero Rayan podría huir así que no quiero quitar a los
guardias. No te preocupes, ni siquiera lo verán.
En primer lugar, Rayan tenía el cuerpo destrozado así que no podía escapar. Sin
embargo, era obvio que tenía que continuar con esto. Le estaban obligando a tener
sexo delante de Rayan y era evidente que no iba a quitarse la idea tan fácil. Naito se
mordió los labios. Tendría que acariciar el pene de su padre delante de otras
personas y por supuesto que no se detendría ahí… En ese momento lo pensó con
cuidado, pero de todos modos Naito desabrochó el cinturón y la hebilla de su padre
y le abrió la cremallera hasta el tope. Naito tragó saliva y bajó los pantalones hasta
ver un pene que aún no se había levantado. Incluso sin una erección, tenía que decir
que era de un tamaño aterrador. Naito se sentó de rodillas, cerró los ojos y se tragó
el pene de papá. Elsie frunció el ceño ante la sensación de que la mucosa húmeda
del niño envolvía su pene. Cerró los ojos… Naito, que estaba nervioso, abrió más la
boca y se tragó ahora más de la mitad. Como si se hubiera convertido en un hábito
suyo extender la garganta a voluntad. Más aún, porque era un tamaño que ni las
prostitutas podían tragar. Se comió la raíz y luego lamió su cabeza igual a si
estuviera chupando un caramelo delicioso. Se sentía caliente y sacaba un sonido
húmedo que comenzaba a hacer un eco exagerado en una habitación cerrada y
silenciosa. Mientras mamaba con fuerza, la boca de su padre se abrió y un gemido
fluyó rápidamente hacía abajo. El pene se erigió y aumentó de volumen en su
lengua, haciéndole respirar de un modo de verdad muy complicado. Se puso difícil,
pero fue paciente. Las lágrimas se amontonaron alrededor de sus ojos enrojecidos
por el dolor, luego movió la cabeza por un momento y respiró hondo. Había pasado
un tiempo considerable desde que había hecho algo así y ahora le dolía la quijada.
Mientras Naito descansaba, su padre lo agarró del cabello y dijo esto, riendo como si
fuera una broma que no podía dejar pasar. Naito miró hacia arriba… Mientras se
movía, había estado observando el glande de su padre todo este tiempo, brillando
con líquido pre seminal y un montón de saliva. Podía sentir las venas vívidamente
con la punta de la lengua. Remarcadas y gruesas. Se lo sacó, y luego se tragó el pene
de su padre lo suficiente como para llenarse la garganta. Su úvula fue apuñalada
hasta doler y luego las lágrimas corrieron nuevamente por sus ojos. Una mano
grande agarró la parte posterior de su cabeza y la tiró con fuerza hacia
adelante. Sentía que no podía hacer que su pene entrara más pero solo consiguió
hacer que siguiera bajando y llenándolo hasta que dejó de respirar. Las pestañas de
Naito temblaron y sin embargo, ya fuera que se sintiera bien o mal, Naito dijo:–
Umm.– En forma de un dulce gemido. Su padre apretó el pene con fuerza contra su
úvula y soltó todo el semen contenido contra él en forma de un disparo
impresionante… La actitud de Naito de tragar semen, incluso si no se lo había
pedido, hacía sentir tan bien a su padre que parecía estar en un inmenso estado de
éxtasis. Rayan estaba temblando. Este tipo de situación era demasiado como para
soportarlo, sus ojos se habían expandido con asombro y con horror y pareció incluso
comenzar a tener bastantes náuseas. Naito no tenía la confianza para seguir viendolo
así que se separó y se acostó sobre su espalda sin preocuparse por el estado del suelo
o lo herido que seguramente iba a estar su cuerpo al enfriarse. Padre se acomodó
encima de él, miró hacia abajo y cuando la mano suave del hijo finalmente lo tocó,
entonces un fuego impresionante le golpeó los ojos hasta hacerle pintar incluso cada
centímetro de la piel en su cara…
Naito escaneó el rostro de su padre con una mirada temblorosa, tocó sus labios y
desabotonó su camisa mientras decía de manera extraña:
–¿Cómo?
Papá hizo que Naito se recostara hacia Rayan. Le quitó los pantalones y la ropa
interior y le frotó el pene con su propia saliva para también hacer lo mismo con el
agujero de su trasero. El lugar estaba enrojecido e hinchado y tenía las huellas de
Rayan en todas direcciones. Los ojos de su padre cambiaron bruscamente debido a
esto. Estaba enojado, como al inicio, pero igual lo había penetrado despacio para no
ocasionarle más dolor. Naito se encogió, sus brazos se juntaron y fijaron detrás de la
espalda de Elsie.
–¡Papá!
Padre empujó su pene y dijo esto con bastante frialdad. Naito estaba lleno de
lágrimas y fue peor cuando soltó un gemido aterrador:
–Ah, ¡Ah! Papá, papá, es justo allí. ¡Es justo allí! ¡Ah!
–Naito, vamos. Tienes que responder, cariño ¿La perra te hizo esto?
–¡Ahhh!
–¿Te gusta, bebé? ¿Te gusta más que cuando lo hiciste con esa pequeña perra?
Naito escuchó la pregunta, pero con la cabeza acalorada de placer, no pudo contestar
de una manera correcta. En cambio, dijo lo que su padre tanto quería escuchar.
Los ojos de su padre estaban parpadeando de emoción. Naito extendió sus manos
hacia el cuello de su padre, colocó los brazos alrededor, como un dulce amante, y
luego levantó la cabeza y dijo con voz ronca:
Papá terminó por meter los dedos en su agujero para rasparlo y hacer fluir el semen
completamente hacía sus muslos. Naito había perdido toda la energía hace unos
segundos así que, ahora que estaba caído, el padre abrió las piernas de su hijo y le
mostró a Rayan la manera en que le drenaba. Las lágrimas cayeron de los ojos
vacíos de Rayan pero papá, lógicamente, lo miró con una sonrisa de ganador. Giró el
cuerpo de su hijo y le señaló entonces la parte de atrás, con su nombre.
Rayan, que estaba amordazado, no pudo decir nada. Padre tomó su propio semen y
frotó con él el lugar donde estaba el tatuaje. Dijo:
Había envuelto el cuerpo de su hijo con su abrigo, y ahora miraba a Rayan como si
se estuviera burlando de él. Las pupilas de color agua se habían vuelto oscuros. Al
parecer, no había ninguna razón para continuar guardando lo que quedaba de su
cordura después de lo que acababa de pasar.
El padre, que escupió violentamente esta amenaza, tomó a su hijo entre los brazos y
salió. Mientras subía, presenció finalmente una mañana perfecta. Una luz del sol
brillante que quedaba a la perfección con lo que estaba sintiendo dentro su pecho. Su
hijo tenía unas pestañas lo suficientemente largas como para agitarlas cada vez que
respiraba y esto le hacía parecer demasiado frágil y hermoso.
–Te amo.
Estaba muy emocionado por lo que le había escuchado decir, así que incluso sintió
un poco de pena por haberle tratado tan rudo. Sin embargo, no se arrepentía. Su
padre dio un paso ligero hacia la acera donde la oscuridad se había desvanecido y
luego se metió en el auto. Elsie dijo con ternura, frotando sus pálidas y blancas
mejillas:
Como si Naito se sintiera aliviado por las palabras de papá, asintió y puso su rostro
completamente en el pecho de Elsie. Cerró los ojos y cayó en un sueño profundo que
terminó con el hombre, dejando un beso sobre su frente blanca…
Capítulo 41
Para sobrevivir, agarró la sábana. Tuvo que hacer una pausa por un momento en el
que su cintura tembló. Su pared interior reaccionó con sensibilidad y se puso a
palpitar, excitándose con el movimiento que hizo papá para salirse.
–Eres lindo.
Escuchó esta oración junto con una pequeña risa. Los dientes de Naito
se apretaron ante el sonido tan alegre de la voz de su padre. Habían estado varias
horas teniendo sexo así que ahora estaba agotado. Al principio, pensó que ya había
terminado allí porque papá le ofreció un beso profundo, pero ese pensamiento se
desvaneció cuando comenzó a acariciarle el pene. Incluso si parecían toques
amables, si lo manejaba mientras lo miraba como si quisiera comérselo, era
inevitable que su respiración se calentaría hasta el extremo.
Maldita sea.
Mientras maldecía por dentro, Naito logró sentir ese grueso pene justo en su entrada.
Tan húmedo, que no creía que pudiera lograr mojarse todavía más. Podría intentar
sacarlo al moverse solo un poco, pero su padre, que lo vio, no lo permitió. Elsie miró
también su nombre escrito en una espalda llena de músculos fuertemente tejidos.
Emocionado, lo agarró fuerte por el área baja de su cintura y lo penetró hasta que su
interior, caliente y suave, pareció apretarle el pene hasta un nivel interesante. Padre
exhaló bajo, saboreando el interior que cubría sus genitales tan deliciosamente.
Comparado con eso, Naito simplemente sollozó en un estado que estaba
completamente cerca de la locura. Colocó la frente en su antebrazo y lloró sin saber
exactamente por qué lo hacía. Había lágrimas y gemidos impotentes que se
derramaron sobre la cama.
–Ah, ah, ah, ya no puedo… Detente. Siento que voy a morir.
Naito, llorando, estiró su mano y apretó el vientre de su padre como para intentar
anclarse a algo. Por otro lado, papá bajó el brazo bruscamente y tocó la entrada que
estaba goteando con semen blanquecino y un montón de gel. El agujero rojo e
hinchado envolvió su dedo y Naito entonces lloró por la extraña sensación. El pene
era más ancho que el límite para adaptarse y el orificio que apretaba correctamente
el pene de papá pareció arder. Entonces, Naito también estiró su dedo índice para
penetrar un agujero que había comenzado a morder el pene de su padre. Se sentía
increíblemente desconocido.
–Lo odio…
–Pero está delicioso aquí, parece que está pidiendo más semen.
Naito cerró los ojos ante palabras que sonaban desagradables. Era bastante parecido
a su madre, Jan. Parecía elegante y fresco. Tenía los ojos enrojecidos y las lágrimas,
que colgaban como rocío, eran bonitas y ligeras por lo que el padre no pudo
soportarlo y terminó por presionar al hijo todavía más contra la sábana. Naito exhaló
igual a si se hubiera rendido ante la mano coercitiva de su padre. Agarró la
almohada con fuerza… De todos modos, ya era un lugar que parecía creado
específicamente para poder sentir cada sensación de placer y de hambre. Algo hecho
a su imagen. Naito apretó los dedos con fuerza mientras el interior se le abría aún
más. Padre lo agarró de vuelta hasta que su vello púbico y sus testículos se pegaron
una y otra vez contra su trasero así que, el placer, acompañado de un inmenso dolor,
golpeó por completo el cuerpo de Naito.
–Aprieta más.
La emoción de su padre era abrumadora. Elsie ahora tenía 39, pronto cumpliría 40,
pero en sus 20 seguramente mostró una energía notablemente superior a la de la
alguien de su edad. Era Naito quien estaba muriendo por eso. Agotado, sudoroso y
temblando. Gimió débilmente, colocando sus mejillas enrojecidas sobre el colchón
antes de permitir que se besaran. Todavía tenía semen debido a la mamada anterior,
pero a su padre no le importaba en absoluto. Bajó las manos y ahora él le tocó el
vientre cubierto de músculos bastante firmes. Naito suspiró, todavía mordiendo y
chupando, sintiendo como retorcía sus pezones rojos y magullados con los dedos…Y
luego padre bajó su mano izquierda y le tomó del pene.Ajustando la fuerza para
sostenerle de manera adecuada, escuchó a su hijo gemir:
–Ay… Papá…
Incluso conociendo que era algo imposible, su padre hablaba insistentemente sobre
algo como un embarazo. Naito negó con la cabeza:
–Embarazado… No puedo.
–Eso no importa, solamente tienes que decirme que lo quieres. Entiendo que parezca
imposible pero, puedes hacerlo. Puedes tener a mi hijo en tu estómago…– Sin
embargo, antes de decir algo más al respecto, sonrió.– Creo que me estoy volviendo
loco porque me gusta cuando te imagino así.
Después de que su padre terminó de eyacular, cuando sacó su pene y como si su ano
estuviera bien abierto todavía, el semen goteó, dejando huellas que parecían orina
blanca. Pegándose al colchón, padre, que vio el semen, chasqueó la lengua como si
pensara que era un tremendo desperdicio. Luego, utilizando sus dedos índice y
medio, se metió en su ano hasta que sintió que lo tragaron a profundidad. Levantó
los dedos y raspó el semen para comenzar a sacarlo y limpiarlo. La sensación fue
bastante vívida así que Naito agitó los hombros.
Naito dijo esto de una manera completamente ronca. El semen estaba pegado en el
dedo de papá así que cuando se lo mostró al hijo y Naito vio el semen turbio
enredado en sus dedos, inmediatamente abrió la boca. Como un pajarito que se
alimentaba y comía lo que su padre le ofrecía. Naito lamió su dedo, comiéndoselo
todo cuando dejó caer el semen en su boca. La úvula se le movió hacia arriba y hacia
abajo y Naito tragó entonces todo el semen con una cara increíblemente excitada.
Papá recogió su pelo sudoroso, lo besó sobre la nariz y como siempre, provocó que
Naito se pusiera tan rojo como una manzana. Tiró de la manta para cubrirse la cara.
–Te lavaré.
En este estado, mañana y pasado mañana, estaba claro que le dolería como el
infierno así que accedió rápidamente.
–Sí.
Padre susurró esto, presionando sus labios sobre su mejilla resbalosa antes de hacer
lo mismo con su oreja. Naito tembló ante el estimulante aliento de su padre. Sin
embargo, se negó y trató de soltarse de entre sus brazos para hacer las cosas por su
cuenta. No era razonable estar en esta posición cuando tendría que ser algo rápido.
–¿No estás todavía muy lastimado como para hacerlo por tu cuenta?
Rayan lo había golpeado y pateado así que el costado y el vientre de su hijo estaba
increíblemente magullado. No solo eso. Le había dado una patada en la cabeza y
también le reventó la nariz hasta dejarla chueca. Naito regresó a la capital y cuando
papá y el médico revisaron su cuerpo, parecieron verdaderamente asombrados de lo
que se les entregó. Estaba tan mal que la muñeca y el brazo magullados, aunque
escandalosos, eran lo de menos. En respuesta, los pies y piernas de Rayan
terminaron rotos y manchados con moretones negros y violetas. Extrañamente,
cuando lo vio, también se sentía como si hubiera tenido muchas hemorragias nasales
al mismo tiempo porque su nariz era una pelota. Su cara estaba hinchada, como si
fuera un pez globo, y casi no tenía dientes. Si alguien lo viera, lógicamente su
primer pensamiento sería que había sido golpeado por matones o que ni siquiera era
una persona. Incluso al verlo, su padre, que era cruel, admitió que se lo había pasado
la mano.
¿Debía admirar el amor de su padre o decirle que era un enfermo? Naito lo pensó
un rato, pero lo dejó a un lado porque era una preocupación un tanto inútil.
Ahora, esa mano suave y cálida estaba tocando su herida hasta terminar
acariciándola con infinita tristeza. Dolía, pero pronto todo lo malo pareció
desaparecer y una sensación cálida floreció ante el delicado trato, como si su mano
tratara a una preciosa muñeca de cristal.
Naito miró la parte superior de su cuerpo, donde lo tocaba la mano de su padre. Sus
músculos permanecían en su lugar, pero no tan marcados como en el pasado.
Comparado con el cuerpo entrenado que solía tener, ahora tenía una apariencia
bastante pobre. Los brazos de padre estaban envueltos alrededor de un vientre plano
y cuando se dio cuenta de eso, de repente se volvió sombrío y triste. Incluso si hacía
tanto ejercicio, ¿No podía verse un poco mejor? Aunque no tenía un físico pequeño,
no estaba tan feliz con el cuerpo que su padre abrazaba y besaba.
Su padre… Con ese cuerpo en una forma de triángulo invertido bastante perfecta.
Naito bajó la mano y frotó el muslo de su padre mientras preguntaba. Papá puso su
barbilla en la cabeza de Naito y en ese estado, movió los labios:
–Bueno, tenía un buen físico para una persona de esa época. ¿Por qué?
–Curiosidad.
El padre, que notó el corazón errante de su hijo, se rió en voz baja y comenzó a decir
que era realmente encantador. Naito, avergonzado por el sonido bajo y elegante de
esa risa, movió los dedos de los pies como si no hubiese encontrado algo más en lo
que distraerse. Elsie le levantó la barbilla utilizando un par de dedos y siguiendo la
cabeza torcida oblicuamente de Naito, lo besó sin importarle estar goteando. Naito
dijo algo parecido a un:–Oh, y cuando separó los labios, dejó que esa lengua suave y
húmeda que parecía marcar su interior como de su propiedad, entrara y comenzara a
jugar con él. La postura era incómoda, por lo que Naito se sentó con el pecho contra
el pecho de su padre, puso las manos sobre sus hombros y lo abrazó. También tenía
los dedos tan grandes como los de él, pero los hombros de papá eran tan anchos que
pareció no poder atraparlos.
–Mmm.
Sus labios tibios se calentaron por el beso y su cabeza se elevó hasta las alturas.
Cuando Naito miró a su padre con una mirada en blanco, entonces colocó sus labios
en punta como si quisiera uno más antes de separarse. Su saliva estuvo conectada
durante mucho tiempo y luego se cortó con la risa de papá.
Naito se sintió enojado ante los comentarios que hicieron que su madre regresara.
–Lo sé…
Naito bajó la cabeza ante su toque. Había fiebre en su rostro. Luego, con un débil
asentimiento, salió de entre sus brazos para comenzar a enjuagarse. Entró en la
cabina de la ducha y, mientras miraba a su padre, dijo vagamente como si recién
hubiera recordado sus palabras:
–Me lavaré.
La luz del sol, partiéndose finamente, atravesó sus párpados como si fuera una
aguja. Había llorado toda la noche así que sus ojos estaban hinchados hasta el punto
en que incluso este pequeño resplandor parecía ser capaz de lastimarle los ojos.
Naito se cubrió la cara con los brazos, bloqueando la luz tanto como le fuera
posible. No fue suficiente. Naito se cubrió la cara con la almohada que estaba a su
lado y que olía al cuerpo de su padre. Cuando enterró su rostro sobre ella, salió un
suspiro lento de sus labios así que la abrazó para intentar dormir otro
poquito. Alguien abrió las persianas. La luz del sol, que quería evitar a toda costa,
llegó al rostro de Naito de golpe así que fue inevitable hacer un sonido doloroso. Se
cubrió nuevamente utilizando todos los dedos. Entonces, esta vez alguien lo agarró
de la muñeca y le acarició la piel hacia adelante en un intento por hacer que se
apartara.
Solo había alguien que podía tratarlo así en el planeta entero. Naito cerró los ojos y
abrió los labios.
–Estoy cansado.
–Ven, arriba.
Ordenó su padre, utilizando un tono de voz bastante demandante. Naito vio la mano
larga que había llegado hasta la punta de su nariz así que se vio obligado a
sostenerla. Sabía que su padre lo obligaría a ponerse de pie de todas maneras, por lo
que tal vez convendría hacerlo ahora que parecía ser amable. Naito dobló las
rodillas, pero de inmediato frunció el ceño ante el duro dolor de su costado. No solo
eso, su hombro, que hacía ruido de vez en cuando, también dolía hasta un punto
exagerado. Sus dedos, sus pies… Papá limpió el cabello mojado de Naito, igual a si
fuera un gato bajo sus expertas manos.
–Es solo un moretón de todas maneras. Estará bien si solo le pongo una pomada.
Las respuestas secas de Naito hicieron que su padre inclinara la cabeza. Naito dijo: –
¡Oh!–, porque era más que evidente que lo había hecho enojar.
Naito cerró la boca ante el enfado de su padre, quien parecía abrumado por cada una
de las sílabas escupidas. Luego, cuando se acostó otra vez, pareció que aceptaba su
silencio como una afirmación y sonrió con una cara de satisfacción impresionante.
Su padre miró el teléfono celular y suspiró. Exhaló. Sacó otro teléfono celular y una
billetera de su bolsillo y se los entregó a Naito en las manos. Naito, visiblemente
confundido, los tomó con lentitud e inclinó una ceja. Cuando tocó la pantalla, se
mostró un fondo bastante simple.
[Mi padre]
Naito se rió en voz alta. Se preguntaba si no hubiera sido más conveniente guardarlo
como “Su amante” que como “Su padre” pero, tal vez no era necesario hacerlo de
inmediato.
Padre acarició el cabello de Naito y salió de la habitación sin decir ninguna otra
palabra. Sin embargo, Naito rápidamente abrió la boca antes de que su padre se
fuera por completo y dijo: –Regresa pronto, que te vaya bien.– No había pasado
mucho desde que se despertó, así que estaba muy ronco. Padre se detuvo ante su voz
y se quedó congelado. ¿Por qué estaba haciendo eso? Naito inclinó la cabeza y
pensó en ello. Luego se dio cuenta del hecho: Nunca, nunca, le había dicho a su
padre que le fuera bien o le había dicho, nos vemos. El “Regresa” de Naito, lo había
escuchado por primera vez así que papá se sorprendió.
Naito abrió la boca ligeramente, sorprendido por el saludo que había lanzado de
manera inconsciente. Tocó sus labios secos con los dedos… Padre cerró la puerta
que estaba a punto de abrir y volvió la cabeza. El rostro de Elsie estaba brillante, con
una sonrisa más hermosa que nunca antes. Estaba realmente, realmente muy feliz.
Con este gesto, Naito apartó la mirada.
No había tenido el valor para ver a su padre a la cara, ni siquiera cuando lo escuchó
caminar de nuevo.
Su cuerpo había sido afectado por esta persona durante varios días. Física y
mentalmente. Incluso ahora, se sentía como si tuviera un palo dentro del trasero
aunque ya habían pasado varias horas desde que tuvieron sexo. Una vez que su
padre comenzaba a tocarle era difícil que pudieran parar. Algo parecido a un
asunto incontrolable.
–¿No puedes por favor estar callado?– Dijo –¿No ves que Elsie está ocupado? Solo
quédate quieto para que todo pueda funcionar entre todos nosotros.
–Odio a Elric.
No fue sarcástico, fueron palabras bastante amables. Sabía todo lo que pasaba entre
su padre y Naito así que no hubo vacilación de su parte. De pie frente a Naito, puso
la bandeja que sostenía, llena de pastillas y ungüentos, sobre la mesita de noche.
Había agua y comida así que Naito la tomó y la colocó en sus muslos.
Naito estaba muy molesto con su amonestación. Elric cruzó los brazos sobre su
pecho.
–Piensa en todo el tiempo, el dinero y la mano de obra que Elsie invirtió gracias a ti
¿No crees que es un desperdicio? Incluso yo, estoy aquí solo para cuidar de ti.
–¿Crees que está bien que me hables así cuando puedo decirle a mi padre?
–Sí, sé inteligente. Porque necesitas ser inteligente para que los demás no se metan
contigo.
–Eres un estúpido.
Naito murmuró esto con un rostro sereno. Elric no lo negó. No importaba si era
estúpido o un egoísta, Elric era un utilitario absoluto, la mano derecha y segundo al
mando, el que tenía que apoyar y cuidar hasta la última decisión de su
jefe. Entendía el sacrificio de Elsie y de Naito y sí, sentía que era su deber guardar
este secreto a fondo y apoyarlos. Quería decir, más bien no tenía de otra.
–En fin, me alegra ver qué ya estás cómodo ¿Ya lo hicieron oficial?
El tono de Elric era lo suficientemente suave como para sentirse amistoso. Como un
bocado de un pastel de crema batida bastante dulce. Naito, que no había dicho nada,
lo miró y suspiró. Se sintió frustrado, como si se amontonaran un montón de
piedritas en su pecho. Ni siquiera podía respirar cómodamente y no importaba como,
incluso si trataba de calmarse, cuando otros señalaban sobre su relación con su
padre, desde las plantas de sus pies hasta la punta de la cabeza, se sentía deprimido,
abatido y confundido. Trató de respirar, luchando con las incontrolables llamas de
su pecho. Es decir ¿Qué es lo que estaba pasando con él realmente? Su padre lo
golpeó y lo obligó a tener sexo. Instaló un CCTV en su habitación y al terminar de
violarlo, ni siquiera podía vestirse o comer porque debía esperar a que viniera su
padre. Ahora estaba siguiendo adelante, pero en ese momento fue tan terrible que
realmente quería morir.
Cada vez que miraba hacia el pasado, sentía como si sus pies colapsaran. Ya no
luchaba, solo se había dejado caer en un abismo donde no podía ver el final.
Naito, quien tragó la medicina con bastante agua, le entregó la bandeja de vuelta. En
caso de que pudiera ver sus piernas, tomó la manta, la jaló y se cubrió los muslos
con ella. Elric se rió de nuevo mientras miraba a Naito, quien aún a estas alturas
parecía avergonzado. El niño estaba rojo y retorcía con la mano la camisa color azul
claro de su padre. Definitivamente era guapo. No parecía descabellado que Elsie se
refiriera a su hijo como “Blancanieves.” Cabello negro como Elsie, misteriosos ojos
negros azulados, labios rojos. Elric se rió sin rodeos de su loco y pervertido amigo,
mirando aquella boca que estaba más hinchada de lo habitual. Naito dijo:
Sus ojos temblaban finamente. ¡Esto estaba realmente enfermo! Toda la situación.
Alto, Rayan y Naito, que sentía afecto por Elsie pero que siempre se derrumbaba en
los momentos más cruciales. Sintiendo pena, Elric se encogió de hombros y
contestó:
–¿Su pierna?
–Esto incluye al duque Jodrick. Es una colaboración entre Elsie y Jodrick. Elsie
tenía que salvarte y el duque tenía que salvar a su hijo primero. Fue acusado por el
caso de agresión sexual y no deseaba que el hijo mayor y el hijo menor fueran
expuestos a los medios. Romperlo y traerlo de vuelta era una mejor manera que no
tenerlo. No creo que lo sepas, pero fue el guardaespaldas de sus padres los que le
rompieron las piernas. No Elsie.
Naito estaba asombrado. Recordó a su padre, quien amenazó con romperle los
brazos a Rayan mientras también amenazaba a los guardias y mataba a los que se
habían atrevido a masturbarse con la situación. Imposible que fuera así de bueno.
El brillo de sus ojos le había obligado a tener sexo mientras Rayan lo miraba. Era
como lo que había pasado antes con Alto, Contor y Keshan… ¿Y qué hubiera
pasado si no hubiera tenido sexo frente a él? ¿Qué si se hubiera negado? De repente
se lo imaginó, así que cubrió su rostro de nuevo. No, imposible. Incluso cuando dejó
volar su imaginación, la respuesta siempre fue la misma. De alguna manera su
padre habría encontrado la manera de tener sexo frente al pobre chico. Parecía que
quería ser el único mundo y universo de Naito. Solo su padre, eternamente. El rostro
que sonrió alegremente frente a Naito cuando le dijo que volviera pronto, fue
pintado como si estuviera en un hermoso lienzo. Elric tenía razón, si tan solo Naito
aceptara esta realidad, la mayoría de la gente estaría feliz. Y como su padre se había
hecho amigable en consecuencia, Naito también podía ser feliz…
–Pero todo estará bien. Después del tratamiento, Rayan se irá a estudiar al
extranjero. Estará bien. Te olvidará y conocerá a alguien con quién podrá casarse.
Rayan casado…
Naito recordó un sueño que alguna vez tuvo con él, un sueño que ya no se podía
cumplir y que era hasta estúpido. Sin embargo, no le dolió el corazón ante
esto. Había buscado a tientas el pasado pero, muy irónicamente, solo su padre estaba
en sus recuerdos. Cuando pensaba en él, de pronto era como si una sensación fuerte
y adictiva le dominara todo el cuerpo. Algo parecido a un inmenso placer.
Naito apretó las yemas de sus dedos con la otra mano y Elric suspiró en respuesta.
Mientras miraba de cerca el rostro pálido del niño, lo tranquilizó con una voz más
amistosa que la primera vez:
–Pero ¿Escuchaste? Rayan está bien así que no tendrás que preocuparte nunca más
por eso. Todavía eres joven así que, después de un tiempo, tú también lo olvidarás.
¡Por supuesto que te olvidarás de Rayan! Ahora solo… Preocúpate por Elsie ¿Está
bien? Elsie nunca te abandonará.
Naito exhaló un suspiro entrecortado y subió ahora las yemas por sus brazos heridos.
–Sí.
Elric asintió, como si estuviera feliz con su respuesta. Naito, que miraba hacia otro
lado, dijo finalmente lo que le preocupaba:
–Yo también. Elsie tendría que calmarse y dejar de ir a esas fiestas de sexo a las que
lo invitan los ricos.
Elric, que gruñó como si fuera molesto, tomó la bandeja para irse de allí. Su tono era
extremadamente ligero y casual y sin embargo, Naito no pudo decir absolutamente
nada. Estrujaba la camiseta de su padre cuando subió la cabeza y miró a Elric sin
comprender lo que había dicho. Le dolía la cabeza y el pecho y pronto sintió como si
hubiera caído en un pantano extraordinariamente profundo. Los síntomas de
ansiedad, que experimentaba con frecuencia, golpearon su cuerpo otra vez al
escuchar algo sobre una “fiesta de sexo”. Su cuerpo estaba bien pero gradualmente
había comenzado a temblar hasta el punto en que Naito se tomó de las manos y trató
de detener esos leves espasmos apretando con fuerza. Naito parpadeaba y lo miraba
como un tonto mientras que Elric sonreía suavemente:
–Oh, pero no te preocupes. Tú eres único, realmente bueno en el sexo. Hay una
razón por la que a Elsie le gustas tanto después de todo.
Pareció un cumplido, pero no sonó como uno. Naito no supo nunca que se había ido
hasta que el silencio comenzó a pegarle por todas direcciones como si fueran las
cicatrices de su cuerpo. Numerosas angustias ocuparon la cabeza de Naito. ¿Papá
realmente podía botarlo alguna vez? La única persona que podía abrazarle y
consolarle, era su padre. Aparte de eso, todos le miraban como si no les agradara.
Después de enterarse de su relación con Elsie, Alto, Rayan y Elric respondieron de
una manera bastante similar. Conocía ese desprecio en sus ojos. Era una víctima,
pero al mismo tiempo se estaba sintiendo increíblemente culpable de estar actuando
así. Tan solo y tan necesitado… Desde el momento en que Naito eligió a su
padre, se sintió incapaz de vivir sin él. Se había convertido en un cuerpo a su
medida, así que no podía evitarlo. Estaba en la palma derecha de su mano al igual
que la cicatriz que dejó sobre él la primera vez.
Naito sintió su corazón, corriendo con un latido desesperado. No, Elsie no podía irse
y no podía estar teniendo sexo con alguien más. Era SU hombre y SU padre. Naito
estiró las manos y abrazó a papá mientras él lo sostenía contra su pecho.
–Nunca.
–Siempre.
Padre escupió un aliento caliente en el cuello de Naito antes de contestar: –Te amo
mil veces más.
Era una confesión que había escuchado varias veces, pero la de esta vez pareció
particularmente dolorosa. Había lágrimas alrededor de sus ojos y un suspiró enorme
oculto en su garganta. Naito, quien enterró su rostro en el hombro de su padre,
sollozó. Incluso si trató de no llorar, cada vez que sentía que estaba parado al final
de un acantilado, las lágrimas bajaban hasta que la angustia de Naito se hacía cada
vez más terrible.
El llanto no se detuvo ante el tibio calor que le daba el pecho de su padre, tampoco
lo hizo el dolor de su corazón ante tanto miedo.
Capítulo 43
El gran duque Alassis había sido destruido y los socios de él fueron destrozados
como un efecto colateral. Ya no podía ingresar a la familia real y evidentemente,
uno de los más afectados había sido Isaac Jodrick, quién actualmente se encontraba
en la cárcel esperando por su sentencia. Naito se sintió triste al ver la caída de toda
la familia de Rayan así que eventualmente, apagó la televisión y volvió a subirse al
colchón. Papá estaba mirando unos papeles, apoyado completamente en la cabecera
de la cama. Naito gateó hasta llegar con él así que Elsie tocó su cabeza de arriba
para abajo. Le gustaba la gran mano de su padre y le gustaba también como se sentía
cuando le tocaba el cabello. Se quedó quieto.
Naito, murmurando esto con una voz bastante vaga, miró atentamente los papeles
que tenía en las manos. Todo estaba relacionado con el Gran Duque de Alassis.
Naito levantó los ojos y miró la afilada barbilla de su padre. Cuando él notó que
estaba muy insistente, finalmente miró hacia abajo y lo observó también. Al hacer
contacto visual durante más de 15 segundos, se rió.
Padre puso los papeles que estaba mirando sobre la mesita de noche y envolvió el
rostro de Naito hasta aproximarlo al suyo. Su carita estaba completamente cubierta
por las enormes manos de papá, así que le pareció muy encantador como para poder
soportarlo. Naito, sintiendo el calor subir de sus palmas, abrió los ojos hasta el
extremo. Papá estaba todo desnudo. En realidad, podía ver la parte superior de su
cuerpo perfectamente ante él. Un abdomen sin grasa y bastante bien definido que
provocó que colocara sus manos encima.
El padre, que levantó la barbilla de Naito hasta ponerlo a su altura, dijo con
muchísima ternura:
–Bebé… Tengo una gran responsabilidad con el Archiduque Alassis. Es una falta
que no pueda protegerlo así que intento conseguir pruebas que lo beneficien.
–Bien. Debo decir que es por prevención. No hay nada malo conmigo.
–Estoy cansado.
–Más tarde.
Su padre sonrió y se acostó a un lado mientras estiraba los brazos para tenerlo de
vuelta contra su pecho. Luego, puso su barbilla en la cabeza de su hijo y dejó que su
aliento caliente le cosquilleara en la piel. Se encogió de hombros.
–No realmente.
–Lo odio.
Su padre parecía ansioso por que deseara hacer algo. Pero, actualmente, Naito no
tenía ganas de absolutamente nada. ¿Era porque su cuerpo y su mente estaban
agotados? Quería descansar todo el tiempo.
Naito, que estaba jugando con el dedo de su padre, de repente pensó: Si había algo
que quería hacer, pero que no podía por culpa de su padre. De pronto giró su cuerpo
y colocó los dedos contra su pecho. Los ojos de papá se pusieron brillantes por culpa
de Naito, quien tocaba suavemente cada parte de su carne.
Empezó:
–Quiero viajar.
–Absolutamente no.
Su padre lo cortó y se negó. Naito se rió por ello como si supiera que iba a actuar
así. Durante muchos años, había escuchado las palabras “No”.
–… ¿Qué?
–Vámonos de viaje. Al extranjero. Vayamos juntos después de que todo esto pase.
–Sí.
Su padre cubrió los ojos de Naito con las palmas antes de comenzar a besarlo con un
sentimiento de infinito amor. Susurró:
Naito gruñó, así que padre finalmente apartó la mano de sus párpados y tocó en su
lugar sus bonitas mejillas expuestas. Dijo, con los labios todavía en su boca:
Padre deslizó los brazos para aferrarse con fuerza a sus muslos. Naito abrió los ojos
hasta la mitad y lo miró:
–Para.
–No lo haré hasta que me prometas que vamos a montar a caballo la próxima vez.
–Papá te enseñará.
Naito intentó irse a dormir, ignorando a su padre y sus promesas extrañas. Sin
embargo, más tarde, aprendieron a montar a caballo juntos.
Capítulo 44
Tan pronto como su nuevo teléfono celular estuvo disponible, Naito le envió un
mensaje a Ain, quien había estado esperando por su llamada desde hace ya
muchísimo tiempo.
No muy diferente de lo que se esperaba, Ain lo llamó inmediatamente después de
ver el texto:
Naito estaba triste por las malas palabras que vinieron antes de los saludos
principales. No tenía mucha confianza para hablar con él cuando se sentía como si
hubiera cometido un crimen de guerra.
–Lo siento.
[¿Crees que se acabó con un –Lo siento– ? ¡Joder! ¿Qué pasó? Todo parece un
desastre. Rayan, tú, tu maldito padre.]
¿Qué debería decir? Lo pensó con seriedad durante un tiempo razonable, pero no
encontró las palabras adecuadas para responderle. Naito, con una sonrisa amarga,
contestó por fin:
Lo esperaba hasta cierto punto. Naito usó sus dedos para pintar sobre la mesa un
montón de circulos sin sentido.
–Lo sé.
–Sí.
[Bueno, entonces puedo entender un poco el motivo de su locura. Debió ser muy,
muy doloroso para él.]
Ain tenía razón, pero Naito no se arrepintió de su decisión en lo más
mínimo. Incluso si volvía a la época en la que parecía que todo estaba bien entre los
dos, seguía pensando que todos los caminos existentes los llevarían a esto. Naito se
sentó en la cama y dio unos golpecitos con los pies sobre el suelo de mármol. Papá
le había permitido salir y le había entregado dinero y un teléfono celular bastante
funcional, sin embargo, existía una condición: Tenía que llegar a las 9 de la noche y
no podía consumir ni alcohol ni tabaco. Por supuesto que no podía quedarse a pasar
la noche en ningún lugar. Naito sintió que no era un gran problema porque igual no
tenía amigos con los que quisiera pasar la noche así que, sin pensarlo demasiado,
aceptó las condiciones de su padre diciendo simplemente que Estaba bien. Sin
embargo, ahora tenía miedo de salir sin compañía porque había estado bajo el
control de su padre durante seis largos años. Por supuesto, incluso le preguntaba
muy tímidamente “¿Puedo salir?”, con la cabeza baja y como si todavía fuera un
niño chiquito.
Pero no tenía nada que hacer últimamente, y estaba comenzado a ser bastante
aburrido.
–… Claro
Ain preguntó con cuidado, sabiendo que su padre seguro le había impedido beber.
Naito respondió con una risa impotente.
–No.
–Bueno.
[Baja.]
–¿Por qué?
Decir que era un miembro de la familia era muy irritante así que Naito sintió como
si tuviera arena en toda la boca. Mientras Naito permanecía en silencio, su padre
continuó lentamente:
[No vas a vivir toda tu vida sin ver a Alto. Las peleas entre hermanos no son buenas
para nuestro bien.]
Naito puso una excusa rápida así que su padre simplemente se rió. Alto acababa de
volver del extranjero, según las palabras chismosas del mayordomo, y lógicamente
se sentía increíblemente incómodo de solo pensar en tenerlo allí otra vez. Padre
volvió a abrir la boca:
Quería que fuera a la casa donde anteriormente solían vivir su padre, Naito y Alto.
Era un lugar en el que había crecido durante 6 años, con su propia habitación, sus
cosas, su ropa y, a comparación del lugar que le habían regalado, más libertad y cero
cámaras de seguridad pegadas en las ventanas.
Padre, que pareció hablar consigo mismo, colgó el teléfono sin decir ninguna otra
palabra así que Naito arrojó su celular directamente hacía una esquina. Papá se había
estado comportando de una manera increíblemente amigable con él pero, cuando
quería algo o daba una orden, se volvía más frío que cualquier otra persona en el
mundo.
Por las desagradables acciones de su padre, Naito comenzó a quejarse hasta que sus
pensamientos terminaron en gruñidos. No quería ir pero, como había dicho papá, no
podía estar toda una vida sin hablarle a su hermano. Y mientras viviera en los
terrenos de su padre, entonces tendría que hacer lo que él quisiera.
Cuando abrió la puerta, descubrió que el viento ya se había mezclado con la nieve.
Hacía un frío tremendo así que Naito se metió las manos en los bolsillos y caminó
tan derecho como le fuera posible. Había pasado algo similar hace un tiempo y
exactamente a la misma hora: Cuando Alto tenía 10 años, el día en que su madre
murió repentinamente y se fueron a vivir a la casa de su padre, tuvieron que caminar
por calles congeladas que se veían tan magníficas como en los programas de
televisión. Naito y Alto estaban encantados con esa hermosa mansión y con su
encantador dueño. Ahora, en comparación con ese momento, podía decir que era
mucho más gentil y comprensivo con él de lo que fue en esos tiempos. Sin
embargo, esa vez la belleza de su padre había pasado por un punto máximo que lo
hacía brillar justo como un sol. Tan pronto como lo vio, su corazón latió con fuerza
ante lo impresionante que era. Un niño de 14 años evidentemente iba a experimentar
eso: La sensación de alivio al ver que también tenía un padre, la expectativa de que
no tendría que morir de hambre nuevamente y la emoción de poder ser amado por
alguien más. Papá pisó todo esto, paso a paso durante 6 años y le dio un cariño
completamente diferente.
El corazón de Naito había temblado ante la idea de ver a su hermano cuando era
evidente que conocía la relación que mantenía con papá. Sintió ansiedad y también
unas terribles ganas de darse la vuelta y volver a encerrarse en su habitación. Sin
embargo, de pronto escuchó el sonido de unos pasos llegar en su dirección y el
crujido impresionante de la nieve.
–Ah…
Era Alto, que se había movido unos centímetros del porche delantero.
Alto se había hecho muy grande a últimas fechas. Todavía parecía torpe, aunque
tenía una mirada de hombre maduro en sus pupilas. Heredó todos los genes de su
padre y por consiguiente, tenía un buen físico y un rostro considerablemente
atractivo. La altura de Alto era similar a la de su padre y Naito lo murmuró sin darse
cuenta.
–Él sigue siendo mucho más grande.
Dijo Alto, cerrando la boca con fuerza segundos después y evitando a su hermano a
toda costa. Era la reacción esperada por lo que Naito ni siquiera se sorprendió,
aunque si podía decirse que estaba increíblemente avergonzado. Esperaba que la
cena preparada por su padre terminara pronto así que comenzó a pedirle a Dios por
esto mientras entraba lentamente en la casa…
El interior era el mismo que en el pasado. El espacioso salón, imitando las casas de
los antiguos nobles, no tenía más que esculturas y relojes de apariencia
increíblemente costosa. Las escaleras, ubicadas en el centro, se dividían a ambos
lados y se conectaban en el segundo piso y, de un tamaño abrumador, un candelabro
de oro y cristales arrojaba luz desde arriba hasta dar la ilusión de que caminaban
sobre aguas blancas. La sala de estar seguía estando a la izquierda y el comedor para
la familia a la derecha. Naito seguía detrás de Alto, caminando muchísimo más lento
de lo que se consideraría normal. Había una mesa para 10 personas y, como era
evidente, padre estaba sentado en el centro del comedor. Llevaba un saco de color
azul marino oscuro sobre una camisa de vestir blanca y, por supuesto, una corbata
que combinaba a la perfección con todo lo anterior. Tenía gel en el cabello, la
barbilla rasurada y, justo como un noble arrogante, sonreía de una manera
increíblemente extensa. Alto lo saludó cuando lo vio, padre asintió y luego puso
toda su atención en Naito, quien apenas y caminaba. Naito parecía un zombie. Se
había quitado el jersey para acercarse a papá así que un hombre que trabajaba en
casa, se acercó y le acomodó la silla.
Su padre miró a Naito antes de chasquear la lengua. Como un hombre que siempre
había ido por la vida utilizando un traje de tres piezas, enojarse por un vestuario
simple parecía ser una reacción natural. Naito se encogió de hombros:
–¿Qué tiene?
–Te dejé muchos trajes bonitos en la habitación ¿Por qué nunca los ocupas?
–No puedes andar vistiendo de una manera casual solo porque es cómodo. Menos
cuando se trata de ti.
Su padre dijo algo en lo que ni siquiera habían llegado a pensar. Tanto Alto como
Naito guardaron silencio así que papá terminó por suspirar. Tocó su frente
suavemente y habló de nuevo:
–Me reconciliaré.
–Ya no son niños–. Dijo su padre con una extraña sonrisa. –¿Cuánto tiempo pueden
vivir así? Hablen y traten de llevarse bien.
Había hablado pulcra y suavemente, pero sus ojos eran fríos como un arma cargada.
Naito se vio obligado a moverse en una atmósfera que parecía tan dolorosa como
una bofetada en la mejilla y Alto, conteniendo la respiración, había terminado por
mirar a los ojos de su padre sin saber exactamente qué hacer con su nueva orden.
Pero para sobrevivir en un ambiente helado, naturalmente tenía que hacerle caso.
Era lo que aprendió y lo que siempre había hecho. Sucumbir a los ojos, los gestos y
el habla de su padre no era algo nuevo para él después de todo así que Alto se
levantó primero y extendió la mano. Naito la agarró antes de que sus dedos se
acercaran más de la cuenta. Dijo: –Hyung.– Se sentía incómodo consigo mismo y
Naito no estaba mejor. Hizo una voz muy baja para que su padre no pudiera
escuchar y, como cuando eran muy pequeños y se leían cuentos de hadas para que
pudieran dormir, susurró:
Alto miró el rostro de Naito y luego lo desvió hacia abajo. Naito lo agarró un poco
mejor y sacudió su mano sin preocuparse por la reacción que pudiera tener al
hacerlo. El joven se rió secamente ante la atmósfera tan horrible.
–¿Estás incómodo?
Alto asintió con la cabeza ante la pregunta de su padre y, por supuesto, tan pronto
como terminaron sus palabras y quitaron las manos, los dos regresaron a sus
respectivos asientos. Alto no podía continuar fácilmente con su comida y cuando se
tocó los labios, papá finalmente preguntó: –¿Hay algo que quieras decir?
–¡Poopup!
Naito, que acababa de beber agua, tosió ante un ataque inesperado. El agua se le
atascó en la garganta así que era terriblemente doloroso, pero Alto siguió hablando
sin parar:
–Quiero parar.
Naito se levantó, pero la mano de su padre no lo dejo ir. Elsie tomó la muñeca de
Naito y tiró de ella hacia la silla. Más bien, lo aventó. Naito frunció el ceño y se tocó
los codos que habían golpeado contra la madera. Pero la vergüenza era mayor que
el entumecimiento. Tener que escuchar esas palabras de su hermano menor era
insoportable así que Naito terminó por inclinar la cabeza. Ya no podía comer, su
apetito era una cosa inexistente y parecía que solo podía escuchar el sonido
escandaloso de su propio corazón. Por eso no quería venir a esta casa. Por eso no
deseaba ver a Alto.
Mientras reconocía los sentimientos de su hijo, papá habló afectuosamente otra vez:
–Los llamé porque necesitaba que todos nos organizaramos de una manera que
hiciera que ya no nos sintamos incómodos con esto. Es mejor decir de frente todo lo
que pensamos.
–Yo no…
Su padre susurró esto, con los labios apretados en su oído como para que Alto no
pudiera escuchar. Naito se puso duro y bajó la cabeza, pero no podía hablar y apenas
y podía respirar correctamente. Cuando su padre tocó en secreto el interior de su
ingle, Naito se cerró como una almeja y su corazón latió con fuerza por el miedo y la
terrible vergüenza.
–Tienes que pensar en la posición de Alto también. ¿No quieres mostrarle quién
manda? ¿Quieres seguir confundiendolo? ¿Eres un hermano mayor, un amante o…
Realmente podrías ser una madrastra?
Naito tartamudeó, con una cara que decía que probablemente comenzaría a
llorar. Papá lo observó con cuidado. Sus ojos morados, que parecían gotear miel,
sonrieron levemente y luego su boca también dibujo una mueca de satisfacción.
Padre levantó la cabeza y acarició mientras tanto el cabello de un Naito que todavía
no podía levantar adecuadamente la vista. Luego, observó a Alto… Él tragó saliva
debido a una atmósfera extraña que fluía de los cuerpos de su padre y de un hermano
mayor que tenía el rostro pálido y los labios temblorosos. Con reminiscencias de una
escena en la que su padre y su hermano mayor se besaban, Alto tosió igual a si se
estuviese ahogando. No era un pervertido o un cerdo, pero tenía que admitir que el
hermano mayor, que se besaba y jadeaba porque su padre lo abrazaba, era
demasiado erótico. A veces, cuando iba a la biblioteca o al dormitorio para obtener
el permiso de su padre, escuchaba los gemidos de su hermano desde detrás de la
puerta. Trataba de tragarse sus palabras de asombro y guardada silencio tanto como
le fuera posible, pero la voz sucia sobrepasaba incluso todo esto. Los gritos,
mezclados con el sonido del placer, se volvían dulces en su cabeza. Pero padre era
rudo. Sus gemidos le provocaban levantar la mirada con terrible curiosidad así que
Alto, temblando, observaba a través de la puerta que se abría lentamente: En la
cama, en el centro del espacioso dormitorio, su padre estaba de espaldas, sentado y
con una luz baja que decencia como una pluma por el aire hasta asentarse en unos
músculos que se retorcían dinámicamente. Los anchos hombros de papá tenían las
delgadas y hermosas piernas de su hermano encima y, cada vez que padre movía la
espalda, sus pies de marfil se agitaban en el aire hasta parecer algo bastante
escandaloso. La parte superior de papá era gruesa y cubría todo el cuerpo de su
hermano hasta el punto en que todo lo que podía ver, eran los talones blancos. Una
muñequita sostenida por la gran mano de su padre. Su hermano no se rebeló pero,
cada vez que papá movía el cuerpo en su dirección, lloraba o se retorcía hasta el
punto en que los dedos de sus pies se cerraban.
–Por favor…
Sus piernas volvieron a temblar más duro, más rápido y más salvaje que antes. Su
hermano mayor pareció estar sosteniendo la sábana con entusiasmo, como si
estuviera agarrando una cuerda. Sus pies, que estaban colgando sobre esos gruesos
hombros, fluyeron hacia los antebrazos de su padre y luego él terminó por
acomodarlos alrededor de su cintura mientras empujaba su pene con tremenda
velocidad hasta dejarlo todo adentro. Cada vez, su hermano le rogaba más y más:
–Espera, espera…
Al oír la dulce voz de su padre, Alto cerró la boca y dio un paso para atrás. Él, quien
los miró por un rato, estaba temblando como un niño que había cometido un error.
Se asustó, se dio la vuelta y se escapó. No quería saber sobre lo que pasaba con su
hermano. Tampoco quería verlo llorar. Ya no deseaba sentir el amor de su padre por
su hermano y lo mismo ocurría con todos los trabajadores de la familia por lo que,
cuando padre iba al dormitorio de su hermano mayor o se quedaban a solas, todos se
escabullían lejos y comenzaban a ocuparse en algo más. Incluso si no era un secreto
en la casa, cada vez que los veían no podían evitar sentirse avergonzados.
Alto, quien recordó los hechos de ese día, se cubrió el rostro de vergüenza. Su padre,
que fue el principal motivo de este hecho, terminó la conversación mirando
pulcramente a su hijo, que parecía más confundido que nunca:
–Sí.
Al final de ese día, Naito vomitó todo lo que había comido mientras su padre le
pegaba suavemente en la espalda. Naito, que estaba colgado completamente del
inodoro, apartó la mano de su padre y lo aventó hasta que se tambaleó y terminó por
pararse para ir al fregadero. Se lavó la cara, se enjuagó la boca, puso las manos
contra la pared y miró a su padre en el espejo. Cuando observó sus ojos penetrantes,
su padre sonrió gentilmente otra vez:
–¿Me odias?
–¿Qué ibas a hacer si no hacía eso? ¿No iba a ser más incómodo si seguíamos con
este papel de padre e hijo? Por eso, lo hice por ti. ¿No deberías estar agradecido?
–Ya sabía que Alto y yo ya no podíamos ser hermanos así que…– Naito, quien se
quedó en silencio por un momento largo, miró a su padre en el espejo y dijo con
resentimiento. –¿Por qué eres tan cruel?
–Ser cruel es parte de mi.– Su padre frunció el ceño y después, abrió la boca con una
expresión seria. –Pero no lo soy tanto como tú crees. Puedes caminar ¿No es cierto?
Yo pude haberte dejado atrapado en la habitación y cortarte los tendones… pero no
lo hice.
–Olvídate de Alto. El niño vivirá su propia vida a su manera. Más bien, si hubieras
seguido con este juego del hermano mayor, Alto la tendría realmente mal en el
futuro. Estaría confundido.
–Lo sé.
Su padre dobló las rodillas e hizo contacto visual directo con Naito antes de reírse
otra vez. Sonrió, así que Naito olvidó por un momento que él era un padre
increíblemente terco, estúpido y malvado. En realidad, padre sonreía justo como un
ángel. Cuanto más miraba, más difícil se le hacía soportar su corazón así que ya no
dijo nada y bajó la cabeza.
Capítulo 45
Sonrió inevitablemente ante el texto corto de Ain. Su padre, que estaba leyendo un
libro junto a él, se rió escandalosamente debido a un extraño texto así que giró su
cabeza en esa dirección. Elsie cubrió el libro y preguntó si le molestaba así que de
inmediato negó con la cabeza.
Naito dijo:
–¿ Ain?
–Ah…
Naito trató de empujar la cabeza de su padre hacia un lado, pero la mano de Elsie lo
agarró por la muñeca y lo apretó de nuevo contra las sábanas hasta el punto en que
ya ni siquiera se pudo defender. Padre, mientras tanto, sacó la lengua para barrerle la
areola en pequeños circulitos. Fue terrible. Su padre, que atormentaba solo un
pezón, puso sus labios sobre el restante y miró el rostro de Naito antes de chupar.
Sus ojos morados parecieron querer comérselo así que tragó saliva. La anticipación
le aplastó todo el cuerpo.
–Sí.
Naito frotó sus pies contra la sábana y se dejó caer con una voz agonizante. Papá
agarró su pene entre las manos. Tomó los muslos donde los moretones no habían
desaparecido y los separó hasta notar que, no solo la cara, sino también su lindo
miembro estaba teñido todo de rojo. Con una apariencia igual a la jadeante de Naito,
padre se sentó cerca de él para levantar la parte superior de su cuerpo y sentarle
sobre sus muslos. El padre tocó su propio y grasiento pene, con el líquido pre
seminal ya goteando y lo movió para adelante y para atrás. Era más grueso que el
antebrazo de un niño y, cuando este y el suyo se tocaron hasta hacer una fricción
pene con pene, Naito se quedó finalmente en blanco.
Elsie tomó la mano de Naito y le hizo sostener los dos penes. Sin embargo, el de
papá era tan grande y grueso que no podía sostenerlo bien ¿Y cómo esa gran cosa
había entrado en su cuerpo? Lo pensó detenidamente mientras ponía una cara
perdida.
–Sí…
Al final, lo envolvió con ambas manos en un gesto involuntario hasta que ambos
penes comenzaron a frotarse entre sí. Naito estalló en un débil llanto y apoyó
entonces la cabeza en el hombro de su padre. Papá agarró su cabello y lo acomodó
lejos de sus ojos para poder verlo mejor. Sin embargo, cuando Naito detuvo su
mano, su padre dijo con una cara que parecía terriblemente dulce:
Naito siguió esa orden y frotó y masajeó el pene con ambas manos tan
eficientemente como le fue posible. El pene de su padre estaba caliente y duro y
además, lucía brillante bajo las luces debido a todo el semen que ya estaba goteando.
Y mientras flotaba el suyo también, el placer comenzó a hacerle cosquillas en el
hoyo del trasero. Era como si todo su cuerpo se electrocutara a la vez hasta
extenderse. Incluso sus vasos sanguíneos, que se elevaban desde sus pilares, se
sentían bajo su palma como si estuvieran en tercera dimensión. Jadeó. No parecía
suficiente con frotarlo así que lo sacudió y lo apretó hasta que dijo:
–Para nada.
Padre agarró el pene de Naito con fuerza entre sus dedos para poder bloquearle la
salida. Era tan frustrante. ¡Quería soltar su eyaculación de inmediato y su padre no
se lo permitió! Elsie miró el rostro de su hijo, quien se vio obligado a soportar la
situación y dijo:
Naito se sonrojó ante la vergüenza que se avecinaba y se cubrió la cara con todos los
dedos. La mano de su padre le hizo ser testigo de toda su maldad cuando los bajó.
Naito, que tenía los ojos teñidos de rojo, agarró el hombro de papá y dijo en una voz
increíblemente baja, dejando un beso corto en aquellos labios como si fuera un niño
tímido:
La punta de los labios de su padre se elevó ante aquellas indecentes palabras. Luego,
hizo más fuerte el agarre de su mano a la hora de cubrirle el pene mientras que con
la otra simplemente le sujetaba de la cara como si de esta manera pudiera atestiguar
de mejor manera su tormentosa eyaculación. El semen acuoso salió directamente de
su pene hasta la mano de su padre y él, que recogió todo esto entre su palma, lo
embarró por completo sobre su boca y en su lengua antes de darle completamente la
vuelta. Naito chupó su propia boca para limpiarla y pasó a acomodar esta vez las
mejillas en la sábana mientras cerraba los ojos. Sentía los dedos de su padre,
apretándose a través de su agujero y extendiendo cada arruga en la entrada de su
culo. Le colocó su propio semen en la entrada así que su cabeza quedó toda mareada
con solo pensarlo.
Padre metió tres dedos y raspó la pared interior hasta que se volvió doloroso:
–¡Ah!
Eso debió ser suficiente, pero los dedos de su padre solo comenzaron a entrar más y
más hasta que su pared interior pareció llegar hasta el límite. Estaba estrecho, pero
sus arrugas eran suaves. Por el contrario, los muslos magullados de Naito
comenzaron a temblar gracias al incómodo dolor.
Mientras Naito lloraba de dolor, su padre giró los dedos así que pensó que tenía que
estar muy enfermo de lo que pensaba si ahora estaba sintiendo un extraño placer
surgiendo desde el interior en lugar de experimentar que lo destrozaban.
En realidad, Naito sintió que papá llegó rápido al punto bueno. Abrió la boca. –Ah–
. Había emoción en su llanto. Emoción en su padre, jugando con sus dedos antes de
meter dos más.
Entraron los dedos de toda su mano, haciendo lógicamente, un total de cinco dedos
dentro de él. Su padre no lo había hecho nunca de esta manera, por lo que fue
ensanchando el agujero hasta ponerlo abierto y rojo.
La pared interior era ligeramente visible desde su posición así que padre levantó
lentamente los cinco dedos mientras miraba como palpitaba igual a si estuviera
esperando su pene. Al principio, tres dedos empujaron y perforaron la pared interior,
luego, dos más entraron y rasparon como lo hacían para quitarle el semen. Naito se
retorció en diferentes direcciones y puso los ojos en blanco. Agarró el dobladillo de
la sábana con los dedos y la apretó hasta que el dorso de su mano quedó palida. Su
boca se abrió y la saliva fluyó sin su conocimiento. Sintió que iba a eyacular otra
vez. Sus dedos de los pies se estremecieron como locos y su vientre, subió y bajó
presa de un montón de espasmos salvajes. Cada vez que lo sentía, la tensión de su
pared interior se hacía más fuerte.
Cuando las yemas de los dedos de su padre presionaron contra la pared, Naito
sollozó como si no pudiera soportarlo.
Escuchó una voz llena de risa y luego sintió como el movimiento de sus dedos, que
estaban acariciando todo su interior, se detuvieron. El placer que lo atormentaba, se
desvaneció muy lentamente y cuando el orgasmo al que estaba a punto de llegar se
detuvo, se puso increíblemente ansioso. Naito miro hacia atrás y observó que padre
estaba esperando, sosteniendo su pene caliente justo en la entrada de su ano. El
agujero estaba apretado y goteando pero, lamentablemente, su padre lo había sacado
por completo sin parecer querer continuar. Sin conocer sus intenciones, Naito hizo
una mirada tonta, como preguntando ¿Qué pasa? Padre apartó la mirada del rostro
de su hijo.
¿Debería decir que quería su pene? ¿Así tal cuál? Forzó la picazón por dentro y se
obligó a si mismo a tener paciencia. Mientras tanto, aunque su mente estaba
preocupada porque no podía pensar en la palabra correcta y menos vergonzosa
posible, su cuerpo se comenzó a ver tan obsceno como el de un actor de pornografía.
El pene entró.
Naito puso su cara contra la sábana. Sus ojos también estaban calientes, como si
tuvieran fiebre. Parpadeó, pero igual todo dentro de él pesaba y sudaba como si su
cuerpo estuviera marinado en aceite. Lo más angustioso era el placer en su
estómago. Lo conciente que estaba del placer y lo poco que podía contenerse. Pocas
veces en su relación con papá, Naito, que se dejaba llevar, pudo reprimir su
vergüenza hasta el punto de creer que podía volverse loco. Además, ya había pasado
por cosas muchísimo más obscenas que estas así que algo como decir lo que quería
se sintió un poco insignificante. Naito puso las palmas de las manos en la sábana y
levantó la parte superior de su cuerpo para tener un poco más de unión pubis –
trasero. Con la esperanza de profundizar, Naito le dijo a su padre:
–Está bien si lo haces fuerte, ah… Está bien si me rompes. Por favor, papá… Solo
muévete.
–No voy a romperte, mi amor. Porque quiero estar contigo por mucho tiempo
todavía.
Su padre lo golpeó a un ritmo rápido, Naito solamente inhaló. Ese pene, que había
llegado a la parte inferior de su ombligo, golpeaba hasta que las oleadas de emoción
terminaron por ser impresionantes.
–¡Ahhh! ¡Oh! Joder, solo un poco… Solo un poco más despacio… ¡Ah, ah, ah, ah!
Con un nuevo movimiento, solo la parte superior de su cuerpo terminó por quedarse
sobre la cama mientras que la parte inferior permaneció por completo en el piso. Su
padre sostuvo la cintura de Naito y empujó su pene con fuerza hacía adentro hasta
hacer que sus rodillas pegaran todavía más duro contra el mosaico. El sonido se
escuchó claramente en sus oídos así que sus orejas se enrojecieron de vergüenza.
Papá, mirándole, pensó que era adorable así que le mordió. Naito sintió un
hormigueo placentero de dolor y frunció el ceño.
–Uff.
Naito, que gimió, cerró los ojos lentamente. Estaba cansado de gritar y jadear así
que fue refrescante cuando papá bajó la cabeza para besarle en la boca. Naito separó
los labios y buscó la lengua de su padre con la suya. Luego, se chuparon y sus labios
y su lengua se succionaron y se movieron con tremendo poder. No lo estaban
haciendo muy fuerte, pero igual su boca pareció a nada de romperse.
–¡Ah!
Dijo:
–Sí.
Su dedo índice le tocó la abertura sin arrugas. Luego, ante el creciente placer, Naito
frotó su frente contra el brazo de su padre hasta hacer que su aliento ardiente le
golpeara la piel constantemente y como si fuera un pequeño vaivén.
Elsie sentó a Naito en sus muslos. Las lágrimas del hijo eran como gotas de lluvia
en la clavícula del padre.
Naito miró a la boca de su padre, escupiendo palabras vulgares, con los ojos
entrecerrados y el pecho subiendo y bajando sin parar. Después, cuando papá lo
agarró por la espalda y lo penetró con fuerza, moviéndose en serio, Naito gimió
igual a si lo estuvieran haciendo pedazos. –Ah, ah, eh… ¡Ah!–
Preguntó su padre, gimiendo con los labios temblorosos y los dientes apretados. Las
lágrimas se habían formado en las pestañas de su hijo, brillaron cuando recibieron la
luz directo de la ventana. Padre secó sus mejillas y sus párpados y él se sintió
extrañamente aliviado cuando la mano de su padre tocó su rostro. Dejó que lo
acunara…
Naito asintió. Su padre se rió mientras miraba a Naito, cuyos ojos estaban
completamente teñidos de rojo. Parecía increíblemente excitante con solo mirarlo un
segundo así que su padre retrasó el encuentro por un tiempo bastante
considerable… Naito se puso duro cuando le abrió más las piernas y le levantó la
cintura. El pene se apretó en su interior de arriba para abajo así que Naito cerró los
ojos cuando la pared interior comenzó a ser completamente barrida. Padre dijo, con
una sonrisa alrededor de su boca:
–¿Tan rápido?
Cuando los genitales se apretaron casi en ángulo recto, su pared interior pareció
arder de una manera considerablemente más intensa. Su agujero, rojo e hinchado,
estaba más irritado que en otras ocasiones y no podía decir algo diferente sobre la
situación de su pene. Sin embargo, su padre no se detuvo aún así. Naito se cubrió la
cara y lloró. El placer que pareció nunca terminar, esta noche se sintió algo
especialmente aterrador. El placer había cruzado el punto crítico. Estaba perdido en
emociones y sentimientos así que gimió y le dijo de nuevo a su padre.
–Lo sé.
Su padre sacó el pene hasta el punto en que pudo sentirlo golpeando contra su
abdomen y luego, lo acomodó para metérselo de nuevo. El pene de Naito se movió
en consecuencia y luego, con un leve gemido, bajó su brazo y gritó. Azul negruzco
desenfocado, los ojos del hijo eran encantadores. A papá le gustó demasiado la
mirada que solo le dedicaba a él. Esa que era inocente como la de un niño. Los ojos
llorosos eran encantadores así que padre tocó la mejilla húmeda de Naito una vez
más antes de besarle. A diferencia de lo cruel que parecía, era encantador y suave
cuando se lo proponía así que le hizo distorsionar su rostro y llorar con todavía más
fuerza.
–Ya… Quiero terminar para… Ah, para poder salir con mi amigo. Por favor, papá…
Sintió el mal humor de su padre, pero el hombre pareció aceptar de todas formas.
Asintió.
Naito asintió, todavía con la cabeza gacha. Su padre era como una bestia en celo, y
el débil gemido que soltó fue un recordatorio.
Capítulo 46
Su padre se preocupó por Naito, quien se acurrucó en la esquina de la cama sin decir
ninguna otra palabra. Cuando Naito enterró su rostro entre las almohadas y no
levantó la cabeza en un buen tiempo, su padre se volvió ansioso y se acercó para
inspeccionarlo un poco mejor utilizando las manos. Miró su nuca roja, su cuello rojo
y le tocó los labios. Murmuró:
–¿Es un resfriado?
–… No es un resfriado.
Naito, acostado ahora boca abajo, dijo esto en voz baja. Padre puso su mano al lado
de su cara y le acarició la piel de las mejillas hasta que volvió la cabeza un poco más
hacia el olor de su cuerpo, que se había vuelto más espeso a medida que se acercaba.
Incluso si Naito lo evitó tanto como pudo, padre ocupó el resto de su fuerza para
levantarle la cara… Naito abrió sus ojos hinchados muy a su pesar y miró a su
padre. Era como una manzana madura que había terminado por envolverse en las
manos asperas de Elsie.
Papá se levantó y le sirvió un poco de agua. Tenía dolor de garganta así que cuando
le extendió el vaso, bebió y bebió hasta que terminó por estar completamente vacío
en un instante. Naito lo dejó sobre la mesita de noche y en ese mismo momento, se
miró la ingle: Había dicho que estaba extrañamente adolorido en esa área así que la
mano áspera de su padre ya le estaba frotando hasta repasar incluso los moretones.
También le acarició la piel debajo de las rodillas y presionó sobre la superficie dura
de sus articulaciones. Tenía las enormes marcas de sus dedos por aquí y por allá así
que el rostro de Naito se sonrojó de la vergüenza. Era un sexo intenso al que no
podía acostumbrarse todavía así que Naito se cubrió las piernas con una manta y
después de hacer eso, miró a su padre como si lo estuviera regañando. Pero a pesar
de los ojos sombríos de Naito, su padre sonrió.
–¡Ay!
–¡Todo es tu culpa!
Sin embargo, cuando lo golpeó de nuevo, padre sostuvo la almohada con ambas
manos y la aventó al otro extremo para que el camino directo a los brazos de Naito
quedara despejado. Lo abrazó, pero Naito solo suspiró y le dio la espalda.
Su padre colocó su barbilla en su hombro, con el abdomen presionado contra la
espalda de Naito y las piernas haciendo una especie de nudo encima de las suyas. Se
acercó un poco más… Estaba tan cerca que podía sentir su respiración y ver a la
perfección el dorso de sus enormes manos. Eran de verdad muy grandes, entonando
a la perfección con el cuerpo de su padre. Desde la infancia, esa mano había
parecido dominar a la perfección cada parte de Naito. Quería escuchar sus
cumplidos y sus buenas palabras con frecuencia porque de esa manera también
vendrían sus caricias y ese lindo “Buen trabajo.” Ahora no decía “Buen trabajo”,
pero al menos lo premiaba con besos y unos ojos que sonreían como pequeñas
estrellitas. A veces sentía que el cariño de su padre era el único rayo de luz entre
tanta mierda, así que se colgó desesperadamente de eso. Porque el amor de su padre
era muy dulce últimamente. Es decir, odiaba al hombre que lo empujaba más allá del
punto crítico, pero cuando lo trataba amablemente durante el día le hacía bastante
feliz.
Naito observó como la luz del sol golpeó el dorso de la mano de su padre a través de
las cortinas. Levantó lentamente los dedos y tocó la piel de papá como si quisiera
dibujarle ramas sobre las venas. Y al igual que si pensara que sus caricias eran
increíblemente buenas, extendió un suspiro perezoso, como el de un gato, contra la
mejilla de Naito instantes después de cerrar los ojos. Naito pudo sentir el aroma de
un cigarrillo ligero entre su boca…
Papá besó a Naito brevemente en la mejilla y luego habló, mirándolo a los ojos azul
oscuro: –¿No es bueno dejar de fumar cuando se tiene un propósito? Si tenemos un
bebé más tarde, entonces yo…
Naito odiaba el sonido de esas palabras así que pellizcó los labios de su padre
utilizando dos de sus dedos. Como lo hizo la primera vez, su padre gritó: –
¡Ay!– Pero los dedos del hijo incluso detuvieron esto.
Naito escapó de los brazos de su padre como si huyera de una prisión. Le dolía la
espalda y le dolía el trasero ¿Y cuánto tiempo se había quedado acostado en primer
lugar? No podía coquetear con su padre eternamente y menos en un día en que tenía
tantos planes.
Naito se sentó en la cama y miró el espejo de cuerpo completo que estaba pegado en
la pared. De un vistazo, descubrió que evidentemente estaba en un estado grave:
Lloró y lloró por horas enteras así que tenía los párpados hinchados. Sus mejillas
estaban todas rojas y la parte superior de su cuerpo se veía moteada de magulladuras
y marcas extrañas de dedos y mordidas. Parecía que más que sexo, lo habían
abusado.
La pregunta de Naito, hizo que padre reflexionara por un momento, luego respondió
con calma:
Kundenel era un hombre extranjero, y solo había estado viviendo en central durante
pocos años. Originalmente Isaac Jodrick hubiera estado incluído en esa lista así que,
si no hubiera sido por todos esos horribles problemas legales, Melicius y Jodrick
habrían peleado ferozmente por el puesto del Gran Duque. Sin embargo, incluso si
Kundenel no podía convertirse en gran duque en este año, si podría serlo con el
tiempo si conseguía un número mayor de seguidores. Seguramente Kundenel lo
pensaría y trabajaría duro en ello hasta conseguirlo.
Naito negó con la cabeza, pensando que la política era difícil. No tenía nada que ver
con él…
Su padre respondió como si no valiera la pena detenerse mucho en eso, pero era
verdad decir que tenía toda la razón. Él había llegado a esta posición utilizando su
propia habilidad. Era un cargo que podía considerarse tan deseado que también era
difícil, pero su padre se aprovechó de su apariencia y de su manera tan suelta para
hablar y capturó el corazón de los políticos sin necesidad de esforzarse más de la
cuenta. Así, a medida que expandía su territorio, su padre también llegó a ser
reconocido por la familia real como uno de ellos. Era un hecho que Elsie era un
hombre muy ingenioso.
¿Quién estará a cargo del negocio de papá cuándo su título sea público ?
Naito buscó algo como esto en el recuadro de búsqueda. Papá, que todavía tenía la
barbilla sobre su hombro, pudo leer lo que había puesto así que se apresuró a
responder:
La mano de su padre tocó el vientre de Naito como si quisiera encontrar algo oculto
entre su carne. El movimiento fue decisivo, pero Naito pareció lo suficientemente
perdido en sus propios pensamientos como para notarlo.
Su padre sonrió:
Padre asintió y dejó de tocar su vientre en secreto. En lugar de decir otra cosa,
simplemente se dio la vuelta y se levantó para ir de inmediato a buscar algo de ropa:
–Baja a comer.
Cuando Naito respondió esto, su padre se limpió el cabello con las manos y soltó un
suspiró tremendo:
Papá mostró una bondad inesperada. Considerando que su hijo estaba enfermo,
decidió llevarlo a su encuentro con Ain personalmente.
Naito vio un bar de lujo en la distancia, ubicado justo en la zona centro de la capital.
El lugar le pareció pequeño y lujoso y cuando le dijo a su padre lo que le contó Ain
de ser el lugar con la comida más deliciosa, Elsie simplemente comenzó a reír.
Cuando Naito, quien sintió el leve calor del momento elevándose por su garganta,
abrió un poco más los ojos e incluso sacó la lengua, su padre simplemente se rió.
Dijo con ternura, limpiando los brillantes labios de Naito con saliva utilizando el
pulgar.
–Estas cosas serán para casa–. Después agregó: –Recuerda, nada de alcohol ni
tabaco.
Sintió que sus prohibiciones se iban a hacer más largas si lo dejaba seguir así que se
apresuró a hablar también:
Estaba tratando de cerrar la puerta pero, en ese momento, algo le vino a la cabeza
como si fuera una especie de revelación. Naito abrió la puerta que estaba casi
cerrada, se inclinó y miró a su padre directamente a los ojos. Papá, que todavía
estaba estacionado en la carretera, sonrió tiernamente ante la mirada tan extrañada
de su hijo:
–¿Qué pasa?
–¿No fumas?
En una pregunta inesperada, su padre golpeó ligeramente el volante de la camioneta.
Miró a Naito y después dijo en un tono serio:
–Si mi hijo me dice que deje de fumar, entonces tengo que obedecer.
Cuando se rió de su padre y le dijo algo como –Buen trabajo– sus ojos se pusieron
bonitos como una luna creciente. Luego, sus labios se elevaron en una sonrisa
interminable que ocasionó que el corazón de Naito hiciera cosquillas y se pusiera a
correr. No podía ver la cara de Elsie durante tanto tiempo sin pensar en una tontería
así que Naito cerró rápidamente la puerta y caminó de inmediato a su encuentro.
Naito encontró a Ain, que estaba mirando su celular, en una de las esquinas más
alejadas de la habitación. El hombre, vestido con un abrigo de lana negro y un suéter
color marfil debajo, se había puesto increíblemente guapo a últimas fechas. Estaba
bebiendo licor ámbar mientras lo agitaba entre una de sus manos y cuando lo miró,
sonrió tan hermosamente como era su costumbre. Su sonrisa también se había
vuelto más madura.
Naito se quitó el abrigo y lo acomodó en una silla junto a él. El empleado se acercó
y dejó el menú así que, antes de hablar, Naito se puso serio y comenzó a mirar el
menú con una cara bastante decidida:
Lo que Ain había señalado eran unos platos de papa que se comían mucho en
algunos países extranjeros. Una mezcla de puré de papas y huevos con varios
aderezos diferentes. Era más como una ensalada. Naito pidió los mismos platos de
papa y el licor que había escogido Ain. Parecía que no habría fallo alguno si seguía
a su amigo, porque era un amante empedernido de los licores buenos y la comida
rica.
Viendo beber a Naito, Ain, como si estuviera muy desconcertado, inclinó la cabeza
y preguntó.
–¿Está bien beber?
–¿Qué te importa?
Su padre le dijo que no bebiera, pero no tenía intención alguna de escuchar esa
solicitud. Solía beber alcohol antes y no podía parar solamente porque se lo
ordenara. Además, ya era un adulto. Un adulto podía beber, ¿Quién diría algo al
respecto?
Naito siguió los mismos movimientos de Ain y vertió hielo en su vaso. Luego, puso
el alcohol y después de agitarlo con la mano, bebió un sorbo. Primero fue dulce,
luego el sabor amargo subió gradualmente hasta llenarlo por completo. Sabía
diferente a la cerveza así que, cuando Naito abrió los ojos por completo ante el
nuevo sabor, Ain se rió al verlo. Tomó el plato de papa recién preparado con una
cuchara y lo llevó de inmediato a la boca de Naito. El joven separó los labios para
comer de su mano una y otra vez, riendose de la acción tan extraña. Incluso tener un
vaso de licor frío y papas moderadamente calientes era una extraña combinación así
que también se rió de eso. Y con esa sonrisa en el rostro de su amigo, Ain apoyó la
parte superior de su cuerpo en la silla.
Naito levantó una bandera blanca ante la amenaza de Ain, sonriendo. Y mientras lo
hacía, su licor se redujo a menos de la mitad. ¿Era el alcohol demasiado
fuerte? Porque su cabeza comenzó a sentirse mareada y su boca pareció estar
dominada por el sabor amargo. Ain, ignorando su aspecto, esperó el tiempo
necesario hasta que finalmente preguntó lo que quería saber:
–¿Cómo estás?
–… Regular.
–¿Ya no piensas en huir? Tenías tantas ganas de escapar de casa antes y ahora, te
veo bastante… Pasivo.
No le pareció extraño que preguntara por eso. Naito tomó las papas con una
cuchara y las puso de inmediato en su boca. Masticó y masticó, intentando
neutralizar el sabor amargo del alcohol de esta manera para poder concentrarse.
Naito tomó otra cucharada y finalmente la dejó en la mesa antes de mirarlo
fijamente a la cara. Había muchas cosas que quería contarle a Ain pero, cuando miró
su expresión, esas cosas simplemente no pudieron salir de su boca. Nadie entendería
nunca a un hombre que le abría las piernas a su padre. Pero para vivir en este
mundo, necesitaba a papá. Necesitaba este lugar cómodo creado por papá. Si lo
dejaba, si intentaba escapar, entonces iba a caer en una locura todavía más
insoportable. ¡Ya hasta tenía un rastro evidente de su padre en él! Si se levantaba las
mangas, entonces todos en esa habitación verían las huella de las manos de Elsie.
Sus mordidas y sus besos… Por eso había utilizado deliberadamente mangas largas
hoy.
Ain respondió con un tono insensible y miró a Naito después de beber un poco más
de su vaso. Ciertamente, algo había cambiado en su estado de ánimo porque en el
pasado, era como un perro abandonado que no confiaba demasiado en la gente y
ahora era como un cachorrito pulgosomoviendo la cola y dando lengüetazos.
Incluso cuando estaba saliendo con Rayan, no podía soltar las cuerdas que estaban
en su corazón. ¿Cambiaría así solo por tener una alianza con su padre? Siguiendo
al Naito del pasado, pensó que algo mayor que todo eso estaba pasando con él. Ain,
que estaba preocupado, preguntó, sonriendo con un rostro curioso:
–¿Tienes un novio?
–¿Perdón?
Naito, que había sido apuñalado con esto, casi comenzó a atragantarse con su papa.
Se mantuvo en silencio, con la boca bien cerrada… Pero luego miró a Ain y
respondió con cuidado:
–Oye, ¡Hermano! Creo que tu novio debe ser muy bueno. Tus ojos han cambiado.
–¿Bueno?– Naito se rió vagamente, intentando enfriar su cara caliente con las
manos. –No necesariamente.
Ain apiló los platos que ya se había terminado y pidió por algo nuevo. Esta vez,
fueron camarones a la mantequilla y otra bebida que combinara bien con el plato.
Ain, que estaba esperando que el empleado se fuera, miró a Naito con ojos furtivos y
con la barbilla en la mano. Como esperando una parte más de ese grandísimo
chisme. Los ojos de Ain eran tan peculiares que Naito no pudo mirarlo durante
mucho tiempo.
Si decía toda la verdad, pensaba que Ain le rociaría alcohol en la cara y le daría una
bofetada en la mejilla. Ain, que no notó nada extraño en su semblante debido al
alcohol, sonrió.
–¡Los dos habían estado saliendo durante mucho tiempo entonces! Pero no es
extraño hacerlo cuando no encajas o cuando te aburres de tu pareja. La verdad, creo
que hiciste lo mejor.
–Honestamente, siempre pensé que no podría durar mucho por lo de tu padre. No,
no es solo por tu padre, era por Rayan en general. Incluso cuando pensaba en la
personalidad de su madre solo podía decir ¿Cómo es posible que los dos sigan
saliendo?
Naito finalmente levantó la cabeza y preguntó. Ain, que sacó un cigarrillo del
paquete y se lo puso en la boca, de pronto se rió con fuerza. Fue un gesto bastante
amargo en realidad. Ain, que absorbió lentamente el humo, habló otra vez:
–Conozco muy poco a su madre, pero da miedo. Es una bruja cruel y desalmada. No
es para nada como la pintan en las noticias.– Ain, que se había quitado las cenizas,
parpadeó un par de veces. –Padre malo, madre mala, no amigo. Mala combinación.
Realmente era hora de romper. Incluso si hubieran podido casarse o algo, yo creo
que se hubieran ido directo al divorcio.
Naito sonrió levemente. Ain, que notó esa expresión, de repente levantó la parte
superior de su cuerpo y luego extendió los dedos para apretarle las mejillas. Cuando
Naito frunció el ceño porque estaba incómodo, Ain dijo con una sonrisa amistosa:
–Oye, sonríe un poco más alegremente ¿Quieres? Tienes 21 años ¿Quieres reír como
un anciano?
Ain soltó su mano cuando Naito dijo que lo iba a intentar. Debido a la borrachera,
sus dedos tenían mucho poder y habían ocasionando que le doliera la mejilla. Estuvo
a punto de maldecir, pero vino la camarera para dejar un plato de camarones y más
licor. Los camarones tenían un olor sabroso así que los picó con un tenedor y los
colocó cuidadosamente en un plato. Naito intentó enfriar los camarones haciéndolos
girar mientras que Ain colocaba hielo en dos vasos para vertir aproximadamente la
mitad del licor de la botella.
–Aunque es algo bueno–. Naito levantó los ojos ante las palabras de Ain. Ain
parecía a punto del colapso. –Porque te ves cómodo.
Naito bebió alcohol con urgencia para calmar su corazón. Ese era el problema. Naito
estaba quizá demasiado cómodo con esa relación.
–¿Um?
Naito, que vomitó todo lo que había comido, tomó un taxi y se fue de inmediato a
casa. Papá lógicamente había perdido las palabras. Frunció el ceño ante el olor a
alcohol en el cuerpo de su hijo incluso aunque el muchacho había prometido
incontables veces no haber bebido demasiado. Elric y otros inversionistas, que
estaban teniendo una discusión cara a cara con su padre en casa, se alejaron
apresuradamente ante la extraña discusión. Su padre no se despidió de ninguno de
ellos porque su mente solamente estaba dando vueltas alrededor de su despistado
hijo. Naito recibió una mirada punzante de su parte, pero solo consiguió taparse la
boca con ambas manos en lugar de discutir. Al parecer, la acidez del vomito le había
ocasionado hipo.
–Naito.
–Sí.
Hipo.
Su padre, enojado, se tocó la frente por los continuos y molestos hipos, pero observó
a Naito pintar su rostro de blanco así que lo dejó pasar.
Papá llenó la bañera con agua caliente, pero Naito estaba muy ocupado intentando
no desmayarse así que se sentó con la cabeza completamente recargada contra los
mosaicos de la pared… Mirando a su hijo, papá suspiró pesadamente antes de
cargarlo para meterse junto con él en la bañera. Se puso de rodillas y tocó
lentamente su mejilla para comenzar a inspeccionarlo. Naito abrió lentamente los
ojos. Ojos azul oscuro que se sentían más nebulosos que en otros días. El padre, que
miró inexpresivamente los ojos de su hijo, negó con la cabeza y comenzó entonces a
quitarle toda la ropa. Después de eso, tomó el cepillo de dientes en su mano y le
pidió que abriera la boca.
–¿Por qué?
Preguntó Naito, levantando la espuma con su dedo antes de apoyar la parte superior
de su cuerpo completamente contra la bañera. Quitó su flequillo y observó a Elsie,
mirándole atentamente con un ambiente demasiado dócil como para que fuera real.
Papá se quedó en silencio hasta que su hijo finalmente murmuró:
–Todo es mi culpa ¿Qué hice tan mal? Todos… Sufren debido a mi. Alto, Rayan.
Sólo por mí.
Elsie tiró de sus manos en su dirección para poder abrazar al hijo que estaba
llorando. Lentamente, como si le dijera un hechizo al oído, murmuró:
–Eres bonito cuando lloras, pero… Solo cuando tenemos sexo. Porque si lloras así
en cualquier otra situación, no me gusta para nada. Lo odio. Mi corazón
duele.– Elsie alivió su fuerza y sacó a Naito de la parte superior de su cuerpo para
poder secarle las lágrimas. Al escuchar sus palabras, Naito revoloteó como para
tragarse el llanto y entonces, el mar azul en sus ojos, con olas terriblemente fuertes,
empezó a tranquilizarse de poco en poco. Elsie, que esperaba tranquilamente, le dio
un beso en la mejilla.
–No llores. Y si lo haces, tienes que hacerlo únicamente por mí y por tí. No por otras
personas.
–¿Por qué…?
–Porque eso es lo que hace que papá se sienta bien. No necesitas estresarte por otras
personas cuando estoy aquí a tu lado. ¿Y lo entiendes, no? Que te amo muchísimo
¿Quién te amará así además de mí? ¿Quién puede entenderte más que yo?
Naito asintió lentamente, como hechizado por palabras que cruzaban ternura y
crueldad. En este estado, Naito era muy fácil. Tan pronto como su mente se
debilitaba, él se debilitaba también hasta que aferrarse a su padre era lo único que
tenía sentido. Lo único permitido en la vida de Naito, era Elsie.
–Salgamos.
Naito, que escuchó atentamente a su padre, salió junto con él. Y como Elsie estaba
tratando a Naito como a un niño pequeño, le lavó delicadamente en todos los
rincones y grietas antes de escurrirle el cabello con los dedos y secarle con una
toalla lo suficientemente larga como para cubrirle el trasero.
El lugar donde su padre llevó a Naito finalmente, fue a su propia habitación. Como
si fueran unos recién casados. Acostó a Naito en una cama que parecía acogedora y
lujosamente decorada y le dijo que durmiera un poco para que pudiera sentirse
mejor. Naito cerró los ojos para hacerle caso pero, cuando escuchó el sonido del
hombre caminando hacia algún otro lugar, comenzó a preguntarse –¿Cuándo
vendrá?– –Si solo esperaba allí, como cuando lo dejó a él, a su mamá y a Alto,
¿Regresaría?– Naito, que estaba luchando en una conciencia que se alejaba
gradualmente, se quedó dormido sin que lo pudiera evitar y todavía esperando a su
padre… Elsie, quien había ido por medicinas para él, se rió al ver a Naito durmiendo
con su cuerpo acomodado en posición fetal. Sonrió. Dejó las cápsulas en la mesita
de noche y se acostó junto a su hijo. En lugar de una almohada, le ofreció su brazo.
–Um…
–Naito.
Elsie no quería dejarlo ni siquiera cuando dormía así que se acomodó y se quedó
dormido hasta hacer que esa noche tranquila, fuera una tranquila noche para los
dos.
Capítulo 49
Para ingresar a la familia real, los nobles debían cumplir con una ceremonía de
titulación obligatoria.
Papá llevaba un cinturón rojo alrededor de un abrigo cerrado y una insignia de rango
superior en el pecho. Sus mangas estaban bordadas con hilo dorado porque parecía
algo que estaba de moda, sus pantalones eran casi acromáticos y perfectamente
rectos y sobre sus guantes blancos, tenía un montón de anillos con emblemas reales.
Los mismos que estaban sobre sus zapatos negros de piel.
Elsie, que siempre vestía solo un traje, se veía como todo un noble formal listo para
conquistar cualquier nación. Obviamente había creado un ambiente elegante y
sofisticado a su alrededor del que estaba muy orgulloso.
— Eres perfecto.
Un elogio brillante.
El hijo mayor pareció estar coqueteando. Naito tocó la placa en el pecho de su padre
y la acarició lentamente utilizando un par de dedos. Susiniciales estaban grabadas
en un simbólico fondo rojo. En este país, solo había un pequeño puñado de
aristócratas distribuidos en Central así que no podía creer que su padre también lo
fuera. Sin embargo, cuando lo vio así, cuando tuvo el traje y lo escuchó
murmurando sobre ello, finalmente lo sintió. Padre estaba a punto de dar un paso
importante. Era real.
Naito se alejó un paso de su padre, con un rostro que gritaba que estaba lleno de
expectativas. Luego, cuando sonrió, se sintió un poco avergonzado al notar que toda
la atención del diseñador y de su padre, estaban extrañamente dirigidas en él. Era
solo el hijo de un noble así que ¿Por qué esperaban que dijera algo? Naito tosió un
rato, con cara de descuido.
— Está bien.
Preguntó el diseñador mientras se acercaba con una enorme cinta métrica metálica.
Contrario a lo que se pensaba que sucedería, Naito no entró en pánico esta vez y, en
su lugar, estiró sus brazo para que pudiera trabajar en todo lo que quisiera. El
diseñador se acercó y lo midió del dedo hasta el hombro.
— Tienes una hermosa postura porque tu cintura es recta. Tu cara es bonita, así que
yo haré que seas el más popular del lugar.
Papá, que dejó el vaso de nuevo, sonrió mientras miraba a Naito igual a como lo
haría un padre orgulloso. Ciertamente fue una expresión muy rápida, pero pareció
ser lo único que necesitó para que su corazón diera un enorme vuelco y corriera
como un caballo. Naito, nervioso, se volvió para mirar al diseñador. El hombre
respondió gentilmente a las palabras de su padre:
— Eso parece.
Cuando Naito miró hacia arriba, con los ojos bien abiertos, el diseñador pareció
pedirle a Naito que siguiera escuchando.
Naito no dijo nada ahora, y en su lugar rápidamente miró por todo su cuerpo igual a
si quisiera aparentar estar más interesado en la ropa de lo que se sentía en realidad.
El diseñador se separó y miró a su padre:
— Bien.
Aunque estaba cómodo a su lado, Naito actuó con indiferencia y no contestó. Padre
dio unos golpecitos con el dedo sobre sus hombros y dijo:
Naito, con la lengua abriendo suavemente los labios de papá, le dio fuerza a la mano
que sostenía su hombro. Elsie, con los brazos alrededor de su cintura, abrazó a Naito
con fuerza y lo atrapó entre la pared del ascensor y su propio cuerpo.
Naito se sonrojó levemente, Elsie también estaba del mismo color. Sin embargo, su
rostro y sus expresiones comenzaron a verse un tanto malhumoradas cuando notó
que el ascensor estaba llegando al primer piso.
Papá se acomodó las ropas y se limpió la boca mientras que Naito simplemente
caminaba detrás de él con la cara toda inclinada hacia el suelo. El personal, parado
en el vestíbulo, inclinó su cabeza hacia ellos, les abrió la puerta, recogieron sus
abrigos y luego, tanto la secretaria como el conductor de su padre, corrieron
precipitadamente hacía el sedán para esperarlos también allí. Naito trató de subirse
al asiento trasero, pero su padre levantó la mano para bloquearlo.
— ¿Sí?
Por temor a que Elsie cambiara de opinión, la secretaria corrió de inmediato hacia el
conductor para pedirle las llaves. El hombre, ante la noticia de dejar el trabajo, miró
hacia abajo y cortésmente se las entregó.
Mientras Naito se relajaba, sintió un toque ligero en su mejilla así que cuando volvió
la cabeza, descubrió que su padre lo miraba con un rostro difícil de describir. Naito
se irritó cuando lo pellizcó hasta agitarle la piel como si fuera gelatina así que le
golpeó la mano.
— ¿Qué te pasa?
La señal de alto había cambiado. Padre quitó lentamente el pie del freno y giró el
volante.
— Porque estoy saliendo con mi amante, y además vamos rumbo a una cita.
— ¿Dónde?
— Un hotel.
¿Iban a un hotel? Con razón les había dicho al conductor y a la secretaria que se
fueran a casa. Naito, mirando por la ventana con la barbilla apoyada en la mano, de
repente se puso en duda. Bueno, lo llevaba a hoteles, lo trataba como un adulto y
aunque podía estar de acuerdo en esas estupideces del alcohol y el tabaco ¿Por qué
le impedía conducir? Naito miró a su padre. Papá le echó un vistazo cuando sintió
su mirada así que se rió.
— ¿Qué?
— Te daré un conductor.
— ¡Solo enséñame!
— Eres sexy cuando estás sobre mi estómago o cuando montas a caballo. Imagínate
entonces lo sexy que serás en un auto.
Naito abrió la boca ante las extrañas palabras de ese hombre. Y como no quería ver
la cara sonriente de su padre, volvió a mirar por la ventana y se quedó de esa
manera. Él siguió hablando aun así:
Pero el único insoportable era su padre. Naito volteó de golpe y agarró entonces los
labios de su padre con los dedos.
— Por favor, no hables de eso. ¿No es vergonzoso actuar así cuando conoces que
somos padre e hijo?
Cuando lo soltó, su padre respondió como si hubiera estado esperando que hiciera
eso:
— No puedo avergonzarme. Si tuviera vergüenza ¿Crees que habría hecho esto o
aquello contigo? ¿Crees que me hubiera enamorado de ti?
Después de salir del auto, el padre le dio las llaves al valet parking, se acercó al
asiento del pasajero y abrió la puerta para que su hijo pudiera salir. Naito estaba tan
nervioso que casi se tropezó pero su padre, muy por el contrario, se encontraba
sonriendo con el mismo rostro sereno que tendría un niño. El personal del hotel
pareció encantarse con su padre de inmediato, quien simbolizaba la nobleza y el
poder, así que ordenaron sus cosas y les trataron con muchísimo respeto. Naito,
hundido en sus propios pensamientos, caminó lentamente por el vestíbulo
principal… Había muchas flores que nunca había visto y, revisando un poco en las
pequeñas placas que tenían su nombre, encontró que eran especies peculiares que
habían traído de un país extranjero.
Después de que todos los papeles se completaran a la perfección, papá se paró junto
a Naito para sostenerle de la mano. El inclinó la espalda, todavía mirando el
pequeño jardín con sus ojos brillantes, y suspiró como si quisiera estar allí por otro
minuto más. Como un niño que no podía apartar los ojos de las cosas que
consideraba bonitas. Elsie le tocó el cabello con un toque lento de sus dedos y, en el
momento en que elevó la vista, preguntó:
Naito empujó la mano de su padre lejos de su cabeza y caminó hacia adelante por el
pasillo principal. Papá le siguió el paso, aunque igual iba a un ritmo mucho más
lento que él. Luego, cuando pudo colocar su brazo alrededor del hombro de Naito,
apretó el botón del ascensor y esperó pacientemente hasta que sonó la pequeña
campanita y los números en la placa de LED comenzaron a descender.
— ¡Conde Galdora!
El conde extendió su mano así que Elsie dibujo una buena sonrisa para el Conde en
respuesta. Él era uno de los miembros del séquito del Duque de Melicius así que era
muy importante entablar una buena comunicación con él y ser su amigo. Naito, que
estaba de pie, viéndolos todavía tomados de la mano, se inclinó y saludo:
— Sí. Este año cumplirá los 21 años. Además, tengo un hijo de 17.
— He visto al hijo menor antes. Se parece a ti, así que es muy guapo.
Ante el cumplido del conde, su padre sonrió, inclinando la cabeza como si estuviera
muy feliz. El conde bajó un poco el cuerpo y sostuvo el bastón con ambas manos
para no perder el equilibrio. Cuando miró de cerca el rostro de Naito, con una leve
sonrisa sobre su boca, el conde se echó a reír y se frotó la barba.
— Ambos hijos son guapos. Oh, pero ¿Qué hace en un hotel con su hijo?
— Quería salir con mi hijo después de un buen tiempo sin hacerlo. Verá, Naito
estaba enfermo así que no podía salir ni siquiera a la esquina. Lo traje al hotel para
cambiar un poco su estado de ánimo.
— Vaya, debió ser fuerte si un joven como tú se enfermó así de grave. Cuídate en el
futuro.
Naito se rió absurdamente de las palabras del conde, que habló con un tono severo y
preocupado.
Cuando llegaron al piso 28 y el hombre finalmente salió del elevador, una prostituta
llamada por el conde se acercó a él con encanto y una naturalidad que le hacían ver
que no era la primera vez que hacían eso. Era un país en el que la prostitución estaba
bastante normalizada así que parecía orgulloso de tener una relación con una tan
guapa como esa. Después de todo, la razón por la que Elsie pudo llegar a ser
políticamente próspero fue porque satisfacía abiertamente los gustos de los políticos
con servicios que se diferenciaban enormemente de los proxenetas ordinarios. El
conde también era una de las personas a las que Elsie se esforzaba por complacer.
Padre guardó silencio. Miró hacia adelante con un rostro sombrío y de la misma
forma que esperó a que la puerta del ascensor se cerrara, también esperó a que se
abriera. Después, caminó por el pasillo hasta una habitación y abrió lentamente la
puerta de caoba. Padre entró, seguido de Naito. Y en el momento en que puso la
llave de nuevo y empujaron la madera, Elsie se volvió de repente y abrazó la cintura
de su hijo para ofrecerle un beso feroz que ocasionó que le dolieran los dientes en un
segundo. Un beso duro, ciertamente. Naito dio un paso para atrás y se apoyó contra
la pared, colocando ambas manos en el hombro de su padre con una emoción
avasalladora.
Papá gimió…
Naito, quien miró el rostro de su padre, arruinado y perdido gracias a él, tiró de su
cuello con fuerza.
— ¿Te cansa?
— Duele…
Las palabras fueron bloqueadas por un nuevo beso de su padre. Un movimiento que
pareció destinado a tragarse su carne y beberse su saliva. La lengua que entró en su
boca se movió obscenamente para arriba y le acarició más de lo que lo hubiera
hecho en un simple beso. Había piernas retorciéndose, ingles estiradas,
pensamientos en blanco en su cabeza y temblores impresionantes. Era bueno
besando y nadie en el maldito mundo parecía poder superarlo en eso así que, por
ahora, se encontraba teniendo pensamientos variados. Su espalda estaba entre sus
brazos. Una espalda muy ancha incluso para un hombre.
Naito, que chupaba hasta que sus labios se pusieron increíblemente rojos, levantó la
cara y miró entonces la boca de su padre empapada de saliva. Inconscientemente
bajó la mano y se desabrochó la pretina que tenía en la espalda. El cinturón cayó al
suelo sin hacer ruido y luego fue pisoteado y arrugado por los zapatos de su padre.
Papá no había visto nada de eso, solo el rostro pálido de Naito. Sus manos limpias
cuando se movió y le quitó la chaqueta, la corbata y pasó a desabotonar la camisa
que llevaba hasta tirarla a un lado.
— ¿Vas a besarme?
Tocó cerca de sus ojos con el pulgar y miró sus largas y bonitas pestañas revolotear
de manera fascinante. Cuando se curvó, su frente tocó el cuello de su padre y sus
labios se hundieron en la hendidura de su clavícula.
— Quiero…
— Ya sabes…
Naito dijo esto lentamente, así que padre le desabrochó los pantalones y metió la
mano dentro de su ajustada ropa interior. Su pene erecto había quedado atrapado en
los grandes dedos de papá por lo que, como si fuera una corriente eléctrica fluyendo
por su cuerpo, se sintió emocionante y paralizante a partes iguales.
— Oh, sí…
Papá continuó agarrando su pilar con una mano mientras que con la otra le
estimulaba el glande, deteniéndose únicamente cuando verificaba que Naito tenía los
ojos llenos de fiebre y que además, las lágrimas se amontonaban hasta resbalar por
sus temblorosas mejillitas. Cuando Naito, que estaba de frente a él, se puso obsceno
y húmedo, entonces papá sintió un placer insoportable.
— Aquí…
Padre le quitó los pantalones y los tiró al suelo para dejar su culo completamente
expuesto. Después, tan pronto como lo tocó con una mano, Naito jadeó de
anticipación hasta provocar una risa escandalosa.
— No me importa.
Con ese breve permiso, padre cambió su postura y presionó a Naito en el sofá blanco
bajo un montón de luces tenues. Sus piernas fueron abiertas por completo y luego
las elevó en el aire para poder agarrar toda esa tierna carne de sus muslos entre las
palmas. La entrada bien cerrada palpitaba de vez en cuando así que Naito tuvo que
cubrirse la cara debido a la vergüenza. Después de estar en un rol bastante activo, en
algún momento, fue Naito quien se volvió pasivo nuevamente. Su padre se rió del
extraño cambio y metió entonces los dedos para tocar la entrada y remarcar cada una
de sus finas arrugas anales. Quería meterlo tal y como estaba, pero la delicada
membrana mucosa le dolería y era algo que quería evitar tanto como le fuera
posible. Al menos por el momento.
Papá conocía bien este hotel por lo que no fue difícil voltear a ver la mesa de cristal
que estaba cerca del sofá. Las cosas estaban preparadas allí para la hora del té así
que la empujó cuidadosamente hasta lograr tener todavía más espacio. Naito se dio
cuenta de lo que pasaba así que se levantó, hizo que Elsie se acomodara de mejor
manera en el sofá y se arrodilló mientras tanto en el suelo para comenzar a chuparle
el pene.
Naito lo jugó sin pensar en su boca. Intentó tragarlo hasta la mitad pero era tan
grande y grueso que cada vez que lo ponía en el punto límite de su lengua con la
garganta, comenzaba a toser debido a tanta presión.
Naito, que había puesto solo la punta, tomó coraje y lo acomodó por algunos
minutos antes de meterlo profundamente.
El pene que atravesó bajo su úvula, se sentía aterrador y ocasionó que Naito
frunciera el ceño de miedo. Su boca ya estaba rígida y la mandíbula, que tenía bien
abierta, dolió y hormigueó debido al increíble esfuerzo. Papá no se cansaba de
mirarlo. Mejillas cóncavas al tragar y ojos que se distorsionaban por el dolor y el
esfuerzo. Su úvula se movía violentamente para atrás y su garganta parecía a punto
de explotar debido a la hinchazón. Hizo un segundo intento y entonces, la verga de
Elsie se metió tan adentro que Naito comenzó a arquear. La saliva que se había
acumulado en su boca ahora corría libremente por su barbilla y las lágrimas que se
juntaban en sus ojos cayeron hasta formar enormes gotas en el suelo. Padre siguió
obligándole a chuparle el pene y Naito pareció haber renunciado a su instinto
anterior de decir que no.
Desde la cara hasta su cuello, Naito estaba pintado de rojo como si fuera una
manzana. Era encantador y terriblemente excitante verlo reprimirse mientras jugaba
con el glande en su boca y lo chupaba como si fuera una paleta de dulce. Cuando
Elsie sintió la señal de que iba a eyacular, sacó un poco su pene, le dejó respirar, y
luego le tomó de la cabeza simplemente para meterlo con más fuerza que antes.
Había pasado mucho tiempo desde que algo como esto había sucedido así que el
dolor comenzó a darle placer y el placer, ocasionó a su vez que el pene de Naito se
mostrara también terriblemente erecto.
— Quédate quieto.
Papá, que hablaba con calma, movió su cintura lo suficientemente brusco como para
hacer un sonido aterrador y retumbante. Hundió las manos bajo su cabello, levantó
la cintura y entonces Naito elevó las dos manos y agarró la cintura de papá como si
estuviera pidiendo compasión. Su respiración entrecortada sonaba por todos lados y
las lágrimas en sus ojos ya hasta le estaban impidiendo ver.
Papá, que había movido la cintura varias veces, cerró los ojos y eyaculó en su
interior. Pero de pronto lanzó una orden que sonaba igual a:
— No lo tragues.
Naito parpadeó cuando dijo que no tragara. ¿Entonces que debería hacer? Sus ojos
azul oscuro se elevaron para preguntarle pero papá solo retiró su pene y lo acarició.
Las cejas de Naito se habían elevado ante tal descarado movimiento.
— No lo tragues.
Naito frunció el ceño ante la insistente orden de mantener todo el semen en su boca.
Quería tragarlo o escupirlo, pero el semen salado de papá solamente estaba
rondando por su boca de una manera frustrante.
Papá levantó a Naito del suelo para tenderlo en el sofá así que sus piernas se
abrieron espontáneamente y esperaron por sus nuevos movimientos. Sintió sus dos
dedos corriendo por su agujero seco y a la pared interior, contrayéndose y
contrayéndose como si palpitara. Cuando los dedos entraron, tembló igual a si fuera
terriblemente insoportable para él así que los movió con cuidado para no causarle
daño. Y mientras lo raspaba y lo extendía, observó a Naito, que estaba apoyando la
cara en el sofá, todavía jugando el semen en la boca hasta ocasionar una pequeña
protuberancia en sus mejillas. No podía gritar o hablar, así que eso le dio un
estímulo emocionante al encuentro.
Movió y ensanchó la entrada. Pudo ver las arrugas extendiéndose poco a poco, lenta
y muy constantemente y al final, cuando sus dos dedos se salieron y el enorme pene
presionó contra el interior, Naito abrió mucho los ojos y pareció a nada de ponerse a
gritar. Inclinó la cabeza y cerró los ojos porque papá había dicho que no tragara. No
tragues, no lo tragues… Pero no pudo soportar el dolor y abrió la boca hasta
permitir que el semen, fangoso y blanco, fluyera por sus labios y se esparciera
completamente en el sofá.
— Que desperdicio.
Lo empujó hacia abajo y metió el pene hasta la mitad. Naito negó con la cabeza
debido al dolor y utilizó las uñas de todos los dedos para raspar el cuero del sofá.
Papá le tomó de las muñecas, las sujetó a ambos lados y finalmente las dejó
inmóviles justo arriba de su cabeza… El semen de Elsie seguía fluyendo de sus
labios como si fuera agua de manantial y por si fuera poco, a medida que avanzaba
la inserción, su propio pene pareció escupir todavía otro poco.
Naito con los ojos bien cerrados, estaba exhalando e inhalando tan pausadamente
como le era posible. Debido a sus manos fijas sobre su cabeza, Naito abrió los ojos
con un increíble brillo de frustración y dijo, mirando a su padre:
Naito usaba honoríficos y palabras como “por favor” y “gracias” cuando tenía
relaciones sexuales o cuando sentía que estaba en problemas. El lenguaje informal
era solo cuando estaba distraído o cuando el placer era demasiado como para
poderlo recordar. Papá lo sabía y pensaba que era lindo. En realidad, aunque cuando
tenían sexo había un rincón en el que lo trataba con un poco de dureza, al final del
día terminaba cayendo rendido a sus pies. Y ahora que Naito había comenzado a
sollozar, con su hermoso rostro manchado de semen, su corazón inmediatamente
comenzó a conmoverse.
Débil.
Pequeño.
Frágil.
Padre soltó sus muñecas para comenzar a penetrarlo y Naito miró hacia arriba
cuando sintió que se estaba moviendo en serio. Su pared interior era cálida y suave y
por consiguiente, se estaba moviendo como si no lo quisiera soltar…
Lentamente, muy lentamente, lo sacó y lo metió una y otra vez hasta que el orificio
quedó rojo e hinchado debido al exceso. El glande, que estaba partiendo la pared
interior del hijo, entró por última vez en un fuerte impulso así que Naito trató de
sostenerse nuevamente del sofá para lograr aguantar, aunque igual no pudo vencer
la fuerza del tremendo empujón. El deseo subió por su estómago, por su pecho y
garganta y le hizo temblar ante los placeres que se extendían desde los dedos de los
pies hasta las yemas de sus dedos en la mano. Sus muslos se abrieron más para que
el padre pudiera entrar tanto como lo deseara y entonces, física y mentalmente, Elsie
comenzó a dominarlo hasta hacer con él una nueva forma. El pene, que entró hasta
que los testículos tocaron su entrada, provocó que cada vez que abría la boca saliera
un sonido parecido al éxtasis total.
Al pedir una respuesta, su padre inclinó la parte superior del cuerpo y le mordió con
fuerza justo en la oreja. Fue un hormigueo. Naito estaba atrapado y mareado pero
igual jadeó sobre su piel de una forma maravillosa.
Allí, cuando papá lo acostó sobre el colchón, sostuvo de inmediato uno de sus
pezones puntiagudos con la boca y comenzó a hacer rodar el otro utilizando su dedo.
— Detente, ah…
Mientras chupaba sus pezones todo el tiempo, Naito lloró como si no pudiera
soportarlo y con la cara exageradamente al rojo vivo. Jadeaba y jadeaba y luego
volvió la cabeza sin nada más por hacer para evitarlo. Cuando se corrieron, casi al
mismo tiempo, también llegó el servicio a la habitación.
— Te enfriaré.
Naito levantó la parte superior de su cuerpo ante unas palabras que parecieron tener
intenciones bastante impuras, pero su padre fue más rápido que él. Le abrió las
piernas y tal y como lo esperaba, presionó su lengua helada hacía adentro y hacía
afuera de su ano.
— Ah…
Cuando cerró las piernas, su padre bajó de nuevo las manos y se las abrió de par en
par. Estaban en forma de M y parecían estar dándole al hijo una sensación
increíblemente vergonzosa. Además, la luz del sol estaba entrando directamente
desde la ventana así que hacía mucho más visible el hecho de que el cuerpo blanco
de Naito estaba empapado de sudor y de semen. Le dolía el corazón por hacer cosas
sucias con su padre en pleno día pero Elsie estaba tan calmado como si no sintiera
absolutamente nada. En realidad, estaba mirando a Naito, que se cubría los ojos con
vergüenza, muy atentamente mientras sacaba otro trozo de hielo.
El hielo entró fácilmente en su interior. Naito estaba bien domesticado con el pene
de su padre así que podía tragarse algo de ese tamaño sin dificultad.
— Oye… ¡Ah!
— Sí… Así.
Su padre, que golpeaba como un arpón desde arriba, le bajó la pierna. Todavía
sentado en la cama, levantó el cuerpo de Naito, lo cargó y cuando le sentó sobre su
estómago de nuevo, entonces la sensación del agua fluyendo hacia abajo junto con el
frescor desapareciendo por la brecha de su ano, fue deslumbrante y en cierta
medida, algo relajante también. Mientras balanceaba su cintura obscenamente, su
padre sonrió como si estuviera asombrado por todo lo que estaba haciendo por
propia voluntad. Se escuchó un sonido pegajoso de la parte que se mezclaba con la
de su padre y después, más agua junto con más semen, todo fluyendo intacto y
empapando el pene y el vello púbico de papá.
Naito acostó a su padre de nuevo, se abrió con los dedos, subió encima y se tragó
vorazmente toda su verga con el culo. El interior, que había sido pinchado y que por
consiguiente se sentía sucio, se llenó por completo hasta que pareció estar adoptando
su nueva forma.
Naito jadeó, todavía con las piernas bien abiertas y la cabeza inclinada. El padre le
estaba acariciando el vientre así que Naito derramó un montón de lágrimas
mezcladas de placer y dolor y lentamente, movió su cintura de una manera un poco
más intensa. Estaban a plena luz del día así que desarrolló una extraña visión de un
pene rojo oscuro que aparecía y desaparecía a través de unas nalgas.
Naito, quien miró sus labios escupiendo palabras vulgares, cerró los ojos y respiró
increíblemente hondo. Padre, todavía con la mano en su barriga, levantó y movió la
cintura para seguir penetrando ese agujero rojo que ahora estaba bien mezclado con
agua, semen y saliva. Las nalgas que se tragaban sus genitales eran blancas, pero la
parte que estaba golpeando se convirtió lentamente en algo parecido al color de un
melocotón maduro.
Bajó la espalda sin saberlo, pero su pene atravesó el interior y presionó de nuevo esa
parte que parecía increíblemente sensible. Su visión estaba borrosa debido a sus
lágrimas y sin embargo, a través de la vista brumosa, el hermoso y apuesto rostro de
su padre seguía estando pintado con una increíble claridad.
Desde que atardeció hasta que anocheció, Naito había estado muy afligido debido al
hielo porque le recordaba al sexo y le hacía visualizar la manera en la que le ponía
dos o tres cubitos en el interior del ano.
Naito estaba cansado, acurrucado en la cama y con las yemas de sus dedos
increíblemente entumecidas. Había sido un sexo extraño. No lo odiaba en realidad,
pero no era como si quisiera hacerlo de nuevo. No parecía tener fuerza física ni
fuerza mental aún y cuando papá pareciera extrañamente renovado mientras se bebía
su licor en un vaso repleto de hielo.
El licor había sido importado de un país extranjero y se movía en su vaso como un
lago que se mecía ante una brisa nocturna.
Se negó.
— No quiero.
El hijo negó con la cabeza un montón de veces así que papá dejó de insistir.
Padre dejó la taza en el buró, se acostó junto a la cama y miró a Naito directamente a
los ojos. Papá era guapo, así que su corazón estaba emocionado con el simple hecho
de su presencia. Los ojos de color púrpura claro que se veían como acuarelas en el
agua, parecieron entrar directamente en su pecho hasta provocar que se estremeciera
con fuerza. El color era intenso, pero las emociones existentes en él eran más
calientes que el mismísimo fuego. Tan intensas que definitivamente ya no podía
apartar los ojos de él…
Naito puso su mano en la mejilla de su padre y padre extendió las manos para tocar
la delgada cintura de su hijo:
— ¿Nosotros dos?
— Sí.
Mientras Naito murmuraba esto, su padre se echó a reír a carcajadas. Luego, tiró de
Naito en su dirección y lo mantuvo pegado contra su pecho mientras se acomodaba
como si quisiera echarse a dormir. La piel de papá era dura y caliente al tacto, pero
Naito cerró los ojos de inmediato y lo abrazó tiernamente hasta rodearle la espalda.
Después, Elsie le mostró todos los alimentos que habían llegado gracias al servicio a
la habitación: Pan, café, agua, sopas, carne y un pastel. Los ojos de Naito brillaron.
Cuando vio eso, puso varias almohadas grandes en la cabecera de la cama y
extendió los brazos para que se lo pudiera pasar. Después, cuando Naito abrió la
boca por reflejo, su padre se rió y tomó el pastel con un tenedor para ponerlo sobre
su lengua.
Su padre intentaba encajar con él así que él también pensó que debería intentar
entrar en el mundo de su padre. Miró su túnica, con ojos increíblemente
somnolientos y luego se volvió hacia el sonido de la puerta abriéndose. Su padre
entró lentamente:
Preguntó Naito mientras extendía la mano para tomar el jugo que le había dejado la
secretaria. Además de jugar juegos de video a altas horas de la noche o comer lo que
quisiera comer, ahora Elsie preparaba jugos especiales para él, quien parecía estar
durmiendo mucho últimamente. Era un contenido alto en azúcar, pequeño pero sin
un sabor demasiado dulce por lo que era bueno para tomarlo de inmediato. Vació el
jugo con rapidez, se levantó y se acercó a su padre. Elsie lo estaba mirando
fijamente porque se había aproximado tan de la nada que no lo podía creer.
Naito era más alto que la secretaria, miró a su padre gentilmente a la cara y después
limpió las insignias que le habían colocado en el pecho. Luego le arregló los
flequillos y le dijo que esperaba que le fuera bien. Papá sonrió como si estuviera
feliz de que su amor hubiera alcanzado a su hijo. Un amor que fluía entre ellos de
una manera tan palpable que la secretaria, incómoda, se despidió con gesto formal y
dio un paso para atrás.
Elric permaneció allí aunque el resto pareció querer irse de inmediato.
Era cierto que el presidente era amigable con Naito ahora, pero del mismo
modo, también era cruel.
Elric le había hablado sobre no llevar a Naito demasiado lejos en todo este asunto
pero, sonriendo inocentemente, el presidente miró al asombrado Elric y dijo, como
si fuera una advertencia:
— Incluso si llora, tiene que llorar en mis brazos. Si está herido, tiene que estar
herido por mí. Y si está triste, tiene que estar triste por mi causa. No necesita a nadie
más a su alrededor. Solo debería ser yo, eternamente.
— Porque cuando soy amable, entonces se aferra más a mí. Es un niño al que le
gusta que lo trates con amabilidad.
Ante las desconocidas palabras de Elsie, Elric se cruzó de brazos y frunció el ceño.
Tenía una cara que gritaba que no podía entenderlo así que Elsie, amablemente, lo
explicó paso a paso:
— ¿Qué va a pasar si lo encierro en la casa para siempre? Tengo que liberarlo hasta
cierto punto para que pueda comenzar a tenerme confianza. Es divertido perseguirlo
pero, también lleva tiempo y es increíblemente molesto.
Los ojos de Elsie se entrecerraron como si estuviera sorprendido por aquella palabra.
— ¿Naito? Él nunca podría hacerme eso.— Elsie se rió —Después de todo esto, si
va y dice que fue violado por su padre ¿Quién lo creerá? Él también sabe que sería
inútil. Además, ahora no me parece que se atreva ir a ningún lado.
— Bueno… Pero tal vez deberías ser más amigable. Si huye de nuevo, nosotros
somos los que tenemos que ir para atraparlo. ¿Sabes lo molesto que es ir por él cada
vez que se escapa de casa?
Elsie agarró a Elric por el hombro y tiró de él para susurrarle al oído. La expresión
del hombre se distorsionó.
— Deberías hacerlo. Alto cayó solo y Rayan también. Ahora solo necesito cuidar de
las personas restantes. Quedan unos pocos…
Con una cara seria, Elsie giró la cabeza para pensar en las otras personas que estaban
enredadas con Naito. Parecía querer estimular la relación de padre y hacer que Naito
se aferrara desesperadamente a él. Significaba que estaba bien con escarbar en el
interior más débil de su hijo para lograr la reacción querida.
— ¿Por qué?
— Quieres asegurarte de que no haya nadie al lado de Naito, incluso sin importar
ocasionar daños en cadena.
Elsie dijo:
— Decidí hacerlo mío, y por eso decidí también criarlo. Claro que eso no significa
que no odie tener que pedir ayuda a las manos de otras personas para hacerlo
posible. En esta medida, deberías estar agradecido por al menos permitirte mirar.
Elric cerró la boca porque era un absurdo. Elsie volvió a preguntarle a la secretaria
sobre algo, le entregó los papeles a su amigo y dictó que cuando terminara, los
metiera en el último cajón del escritorio y no los moviera de allí.
Elsie era un buen amigo, por supuesto. Pero cruel. Por ejemplo: Naito había sido
aislado sin saberlo de la mansión. Alto se había enterado de la relación entre su
padre y su hermano y ahora estaba haciendo lo posible por evitarlos. Y no solo Alto
sino también toda la gente de la mansión. Cuando veían a Naito, lo evitaban a toda
costa ¡Ya hasta había poca gente trabajando en la casa donde se hospedaban! Los
guardias, mucamas y cocineros se habían enterado así que Naito no salía. Excepto,
por supuesto, cuando montaba a caballo o iba con papá. Elsie le compraba todo lo
que quería, comida, ropa, libros, zapatos y lo necesario para que ni siquiera tuviera
que pensar en ir a comprarlo él. Exteriormente le dio libertad, pero en esencia era,
después de todo, un encarcelamiento.
La escena en la que Naito extendía sus largos brazos y envolvía el cuello de su padre
permaneció en su cabeza por un buen tiempo así que Elric se apretó la sien.
— No puedes pensar en eso… Hablamos del hijo del presidente. Hay que despertar.
Capítulo 52
— Lo hacemos.
Padre se le pegó a la espalda para levantar el flequillo que tenía sobre la cara,
revelando una frente blanca y redonda.
— Sería menor si vas con tu cabello bien peinado. Esto no es apropiado para una
fiesta tan elegante.
— Yo lo sé.
Naito salió de entre los brazos de su padre, hablando en un tono directo y fuerte. La
túnica que tenía encima era incómoda y las mangas de su traje tenían extraños
botones que parecían estar colgando. Cuando estaba intentando arrancarlos para
aventarlos por allí, su padre sacó su teléfono celular, lo puso en lo alto
y “click”, apretó el obturador. Papá había tomado una foto de él y ahora le estaba
mostrando su pantalla para mostrarle como había salido. Naito, que recibió la mitad
de la luz del sol directamente desde la ventana, estaba erguido y con el cabello
cayendo todo para adelante. El rostro, que tenía lleno de sombras, pareció frío y un
tanto duro por un momento, pero si veía bien, era brillante y con una apariencia
mansa y buena. Era una foto que pareció contener un doble fondo ¿Y a si se veía su
cara normalmente? Naito se preguntó esto mientras miraba la foto, pero decidió
simplemente inclinar la cabeza.
Su padre pidió permiso para utilizar su cara como fondo de pantalla. Naito había
dicho que lo odiaba así que se le ocurrió una idea diferente para eso:
Padre tomó la mano de Naito y lo llevó con él rumbo a la cama. Se sentaron uno al
lado del otro hasta que Elsie, que llevó los brazos de Naito alrededor de sus propios
hombros, sonrió amistosamente antes de ordenar:
— Sonríe.
— ¿Qué?
Las fiestas eran un elemento muy importante para este país. Era uno de los
estándares que utilizaban para jactarse de la riqueza que tenían por lo que hacían
fiestas escandalosas bastante a menudo. Cuanto más durara, cuanto más grande
fuera, más alta era entonces la cantidad de dinero que tenían y también, más alto era
su poder.
La gran fiesta de los reyes de la capital era tan lujosa, que siempre conseguía dejar a
la mitad de los invitados con la boca bien abierta. Ocupaban toda la sección norte y
no se les permitía el acceso a nadie que no mostrara su identificación y su invitación
personalizada. La gente común solo podía ver cuatro torres y muros increíblemente
altos, pero dentro de la pared todo era un terrible caos de luces y celebridades.
Cuando pensó que iba a entrar allí, su corazón latió con fuerza y sus
manos comenzaron a temblarle. Siempre era agradable explorar lugares
desconocidos y salir un poco de tanta rutina.
Su túnica era uno de los preparativos más básicos. Además de eso, le había obligado
a utilizar anillos, relojes, zapatos y todo tipo de joyas exageradas que provocaron
que tuviera que prepararse por un estimado de dos horas.
Llegaron a una reja principal en donde unos guardias bloqueaban la entrada del auto.
El hombre, con un rifle, se acercó para verificar las placas, los escaneó con una
máquina para detectar armas fabricada exclusivamente en Wangseong y luego dio
un paso para atrás como para decirles que ya era seguro. La limusina entró
lentamente… Más allá de los árboles plantados a intervalos, había altas torres de
cientos de años y las estatuas en oro del rey y la reina que gobernaban en el país. Sin
embargo, lo más destacado del castillo, era un río creado artificialmente y que estaba
iluminado por todas direcciones. A veces, si el rey y la reina se aburrían, tomaban un
descanso en el bosque y cerca del río donde solían ver animales corriendo. Después
de pasar el puente se llegaba a un camino recto donde el castillo real se elevaba en la
distancia y aunque evidentemente había más palacios, no se podían ver a detalle
porque era como estar en una jungla.
La limusina corrió a una velocidad constante y, mientras pasaba ahora por la
carretera superior, el jardín del centro se presentó antes ellos con un tamaño
exagerado. Las flores, el símbolo del país, se juntaban y se agitaban como un ramo
gigantesco, deslumbrando con los mismos colores del cielo durante la tarde. Era
hermoso. Naito y Alto, que habían experimentado toda la riqueza de la capital en
menos de 5 minutos, no podían apartar la vista de allí…
Uno de los guardias que custodiaba el jardín, ordenó que se dirigieran a la izquierda
así que el auto corrió según las instrucciones y, después de una larga carrera,
llegaron al llamado “Palacio de la Luz”, diseñado y ordenado correctamente para
tener una enorme fiesta. Al frente, había una fuente con la inscripción de los reyes
fundadores y los nombres de otros gobernantes famosos. Tenían que subir por un
camino creado de un tipo de piedras que solo se encontraban en este país y pasar
bajo unos faroles que se habían construido en la carretera para simbolizar la realidad
del ahora y el pasado conviviendo. El palacio estaba decorado con césped, sin una
sola flor fuera de camino, y teñido todo por una colección de luces sutiles de un
marfil inmaculado.
Entraron por una puerta que ya estaba abierta de par en par y aparecieron en un
espacio más amplio que el del patio de la escuela. Era hermoso y estaba repleto de
decoraciones que no parecían de este mundo. Naito, que estaba emocionado, caminó
para intentar encontrar a su padre. Estaba cara a cara en una fiesta elegante que
probablemente también apestaba al olor del dinero y, como era evidente, se sentía
terriblemente fuera de lugar sin compañía. Dio una vuelta por aquí y una nueva por
allá y encontró entonces al hombre que quería. El tipo era tan hermoso que pareció
por un momento que podía dejar de respirar con solo mirarlo. En este espacio que
pareció tener toda la belleza del mundo, Elsie tenía la presencia más noble entre
todos los presentes. Los labios que había besado decenas de veces se movieron, las
manos que abrazaron su cintura y penetraron su agujero, se alzaron para alcanzarlo y
sus piernas caminaron en su dirección. Quería estar con él así que pareció que le
podía abrazar de un momento para otro… Pero no podían hacer eso allí. Era su
verdadero padre y él era su propio hijo. Reprimido, Naito se acercó a Elsie
lentamente y extendió apenas un par de dedos para tocarle. No podía ver bien sus
ojos ya que estaban cubiertos por su sonrisa pero, estaba seguro de que se sentía
feliz.
Elsie puso su brazo sobre el hombro de Naito y luego bajó un poco la cabeza para
susurrar:
— Estás hermoso.
Pero su garganta estaba bloqueada y nada pareció salir correctamente de allí. Naito
se ruborizó, se alejó de su agarre y se aproximó al asiento que ya tenía reservado.
Cuando se sentó, Alto, que había estado caminando desde atrás, se acomodó frente a
él en una mesa donde solo podían estar tres personas. Una mujer con un vestido
brillante se acercó y vertió una buena cantidad de alcohol en sus vasos antes de
darse la vuelta y decirles que la comida vendría pronto. Naito, que disfrutaba beber
solo lo suficiente como para humedecer sus labios, se negó a probar más de lo
necesario y giró la cabeza para enfocarse en otros aspectos de la fiesta. Elsie lo
miraba con ojos brillantes, algo que seguramente no hacía ningún padre por sus
hijos y que sería suficiente para malinterpretar la relación. Naito trató de fingir que
no se había dado cuenta y colocó entonces, muy lentamente, su mano por debajo de
la mesa. Sus dedos fueron sostenidos en secreto por los de su padre. La mesa era tan
baja que tal vez era posible que nadie pudiera notarlo pero, aún así, hubo también
una parte de su corazón que estaba preocupado. Tal vez porque no quería decirle que
se detuviera. Le gustaba la mano de su padre, lo adulto que se sentía haciendo eso.
Cuando estaba junto a él, de pronto pareció como si no hubiera razón alguna para
asustarse si lo atrapaban o motivo alguno por el que fuera necesario que
permanecieran en silencio. Incluso si alguien comenzara a decir que estaba sucio y
lo despreciaban, no pareció que fuera algo lo suficientemente terrible como para que
le tomara importancia.
Debido a esa confianza, Naito tomó coraje y apretó la mano de su padre con bastante
más fuerza. Papá, como si estuviera sorprendido por esto, entrecerró los ojos.
— Te besaré allí.
El hijo bajó mucho la voz para que nadie pudiera oír lo que decía: —Sabes que no
deberíamos…
Naito se puso nervioso. Era evidente que la forma de su agarre estaba siendo muy
evidente para ese momento así que comenzó a mirar a su alrededor durante un buen
rato buscando miradas sospechosas. La gente estaba pendiente del inicio de la
actuación principal porque el vocalista más famoso del país iba a cantar en el
escenario central. Supuso que como su conversación era increíblemente tranquila,
nadie podía escucharlos en realidad.
La punta de los labios de su padre se había elevado. Naito se movió para atrás y se
sonrojó pero no pudo soltar su mano todavía… Ahora más que nunca, se había
sentido incapaz de dejarlo ir.
— El ambiente es bueno.
Naito tomó un sorbo de su vaso y caminó para poder arreglarle la corbata. Luego,
volteando para todas direcciones, se paró en las puntas de sus pies debido a la
diferencia de tamaños y le robó un beso bastante pequeñito sobre la boca. Había
tenido que aguantar todo este tiempo para besarlo así que cuando finalmente lo hizo,
pareció tan tímido que papá se rió. Lo agarró por la cintura y tiró de ella mientras
inclinaba la cabeza para besarlo con un poco más de ganas. Su padre y él habían
tomado licor así que, con los labios todavía empapados, el sonido que hicieron
cuando se separaron se escuchó potente y pegajoso. Naito miró a su alrededor de
nuevo. Era el punto ciego más interno de la terraza, las cortinas habían sido
colocadas con anticipación por lo que seguramente nadie los vería a menos que
entraran directamente. Naito suspiró, probó los labios de Elsie con valentía gracias a
estos pensamientos y cuando la fuerza en la mano que sujetaba la corbata, se
incrementó, papá colocó sus dedos atrás de su cuello para acercarlo otro poquito…
Era una tentación bastante obvia. Naito se rió sin enojarse y tocó la mejilla de su
padre con ambas palmas. Después de leer el ardiente deseo de ese hombre, pareció
no tener más opción que besarlo otra vez.
— ¿En casa?
Preguntó el padre de nuevo. Naito soltó su mano y abrió la puerta. El interior era
ruidoso y todos estaban agrupados en medio de la pista. Naito miró a los nobles y
luego le sonrió a su padre otra vez:
En el auto, que los había ido a recojer de la fiesta de presentación, el padre y el hijo
no dejaban de besarse. Se sentía como si estuvieran en llamas, con tanto calor como
la haría en el infierno.
Naito había olvidado que su padre estaba increíblemente emocionado para ese
momento así que se sobresaltó cuando lo vio a punto de tocarle el pene. Detuvo a
papá, lo besó para tranquilizarlo y se subió encima de él. Cada pierna al lado de las
suyas mientras le seguía chupando la boca.
— Ah, papá…
Naito sonrió, y volvió a comerse los labios de su padre mientras permitía que se
acomodara en una posición adecuada para recibir sus besos. Y tan pronto como
llegaron a la mansión, papá abrazó a Naito y lo acomodó entre sus brazos como si
fueran unos recién casados. Con una increíble ansiedad, llegaron de inmediato al
dormitorio y luego lo tiró en un fuerte impulso contra la cama. Naito volvió a tirar
de la corbata de su padre y a besarlo por todos lados entre jadeos desesperados y
gemidos inteligibles.
— ¿Está bien?
— Sí.
— Tú me tentaste primero.
— Lo sé…
Naito rodeó con sus brazos el cuello de su padre y tiró de él hacia abajo en un
intento por lograr sentirlo un poco mejor. Luego, se envolvió alrededor de su cintura
utilizando las piernas y continuó otorgando un beso increíblemente lento…
Cuando levantó la cabeza para intentar ver el rostro de Elsie, él ya había enterrado la
nariz contra su nuca como si quisiera tomar todo el olor corporal de su hijo en sus
pulmones y guardarlo eternamente para él.
Naito cerró los ojos ante una noche que se sintió distinta, con un padre que lo
abrazaba con fuerza para no dejar que se le escapara.
Murmuró:
— Te amo hijo.
Una confesión de deseo posesivo. Una confesión que había escuchado muchas e
innumerables veces en el pasado.
Sin una sola pieza de luz, Naito, que estaba mirando hacia el techo de una habitación
caliente y silenciosa, acomodó las manos en la espalda de su padre para comenzar a
acariciarlo… Sus dedos fueron tomados por otros más grandes y hundidos en la
cama al ritmo de un poderoso gemido de llanto, que finalmente fue devorado por la
oscuridad.
Capítulo 53
Ante la luz fría que anunciaba el comienzo del día, Elsie cubrió sus ojos con el
antebrazo, soltó un bostezo impresionante y comenzó a buscar a ciegas el cuerpo de
esa pequeña criaturita que parecía calentar constantemente su pecho y que,
evidentemente, era mejor que el calor de cualquier manta.
Al ver sus propias huellas, Elsie sonrió satisfactoriamente. Sus manos se movieron
de una manera muy seria y suave y le tocaron como si estuviera jugando con él. La
textura era buena, su suavidad era excelente y le hacía recordar lo mucho que odiaba
dejarle marcas en el pasado. Ahora le gustaba mucho, por supuesto. Y siempre
intentaba hacerle llevar rastros nuevos que le hicieran recordarlo. Le gustaba ver a
esa carne blanca y suave grabarse con tatuajes en forma de hematomas rojos que no
parecían querer desaparecer jamás.
Las manos de Elsie tocaron la espalda de Naito, que había recibido el amanecer de
lleno como si fuera una pequeña flor. Su nombre estaba grabado en su espalda y el
nombre de su hijo estaba tatuado en el lugar donde latía su corazón. Naito ya había
dicho muchas veces que lo odiaba así que movía la cabeza para no verlo a los ojos al
momento de tener sexo. A veces, cuando no podía soportar la vergüenza, subía sus
pequeñas palmas temblorosas y tapaba su nombre con todas sus fuerzas. Llevaba los
dedos a su cara y gemía “Ya no más” “Ya no puedo más…” Y entonces también
podía ver la herida que le había hecho hace algunos unos años. El trozo de vidrio
de una taza de café que penetró en su mano y que le ocasionó una cicatriz con varios
caminos que estaban inclinados en una curva, pero que se conectaban siempre en el
mismo lugar.
Su mirada siguió naturalmente hacía abajo y se detuvo en sus piernas. La cara de su
hijo era increíblemente hermosa pero, además, tenía una estructura corporal
inesperadamente bonita para alguien de su edad. En particular, podía decir que la
línea desde su cintura hasta sus muslos era impresionantemente atractiva y podía
hablar también sobre la manera en la que se le paraba el pene con solo mirarlo un
segundo. Siempre se aseguraba de tomar sus muslos con fuerza porque le encantaba
la textura de cuando lo frotaba para arriba. También, la forma de sus músculos
volviéndose gruesos para él. Eran unos hermosos músculos, unas hermosas piernas
y un tremendo trasero.
Su agujero había sido abusado toda la noche y ahora dolía como si de verdad lo
hubiera destrozado para siempre. Y al igual que si fuera un bebé, Elsie le tocó el
pecho y comenzó a darle pequeñas palmaditas para que pudiera dormir otra vez. Sus
pestañas temblaron y luego sus ojos volvieron a quedarse quietos. Elsie lo besó por
completo hasta llegar a sus muslos y a sus perfectos y hermosos pies de uñas
increíblemente recortadas. Sus tobillos eran delgados así que le encantaba descubrir
que seguían encajando a la perfección entre las palmas de sus manos. Recordaba
cuando lo había agarrado de los pies y le había obligado a separar las piernas.
Recordaba la manera en que su cara había estallado de la vergüenza para luego
echarse a llorar sobre la cama. Como se había desmayando y también, la vez en que
levantó un tubo de hierro para romperle la pierna. La forma en que temblaba y
gritaba…
— Detente, papá…— Naito finalmente estaba intentando despertar así que tiró de la
manta para un lado. —¿Qué hora es?
Elsie cubrió descaradamente la vista de Naito con toda la mano así que le ofreció
una palmada para que dejara de jugar. Luego, se dio la vuelta perezosamente y
enterró su cara debajo de la manta como si realmente quisiera tomarle la palabra y
dormir. Naito murmuró algo más, pero no pudo escucharlo.
Elsie susurró esto suavemente, Naito levantó los ojos para poder mirarlo con
atención y le mostró unos párpados visiblemente hinchados y unas pupilas azul
oscuro que estaban bastante turbias. Luego, como había ocurrido con las dos veces
anteriores, simplemente se agitaron y se cerraron de nuevo:
— Tengo náuseas.
Elsie no dijo nada, se levantó de la cama y se puso la misma ropa que se había
quitado durante el sexo. Los pies blancos de su hijo sobresalían de la manta y sus
pequeños deditos se movían como si intentara ejercitarlos.
Cuando abrió solo uno de sus ojos para confirmar la presencia de su padre, le vio
una cara tan desesperada que Naito no tuvo más remedio que suspirar y sentarse.
Abrió la boca:
Elsie preguntó esto tan seriamente que Naito le aventó la almohada a la cabeza para
que dejara de hablar. Elsie se encogió de hombros:
Naito se levantó, pero solo para apoyarse en la cabecera de la cama. Con el impulso
de su padre por hacer que superara su somnolencia, tomó una bebida nutritiva que
ya había preparado de antemano en un vaso de plástico y se la vacío en enormes
tragos dentro de la boca. Naito abrió exageradamente los ojos ante la
consistencia. Era espeso y caliente y le había provocado tener los recuerdos de las
mamadas anteriores y de la forma tan desesperada en que había tragado todo su
semen. Se puso rígido, pero luego exhaló como si intentara recuperarse.
— No sujetes mi muñeca con tanta fuerza. No puedo usar mangas cortas por culpa
de papá.
Naito no pudo refutar nada ante esto así que solamente siguió tocando su muñeca
con una cara que gritaba su completo desacuerdo. Naito ya no estaba confinado,
pero igual le pareció que era completamente incapaz de salir o hacer algo por su
propia cuenta ¿Era que estaba completamente domesticado por el poder de su
padre? No estaba muy feliz cuando penetró en sus pensamientos y se dio cuenta de
esta horrible realidad. Además, Naito comenzó a temer que esto se supiera a una
escala exagerada que incluyera, ya no a sus conocidos, sino también a todo el
mundo.
— Quiero dormir…
Hoy era día de montar a caballo así que no pareció aceptar que le diera alguna
excusa al respecto. Después del desayuno, cargó a Naito, que estaba a punto de
dormir otra vez, entre sus brazos y lo llevó a la bañera para enjuagarlo bien. El
hombre le puso una camiseta blanca y pantalones cortos que dejaban al descubierto
sus rodillas.
Naito se preguntó por qué entonces no estaba utilizando un traje de montar a caballo
normal. Elsie no respondió a lo que había dicho y en su lugar, simplemente mostró
una sonrisa brillante, sujetó la muñeca de su hijo y lo llevó de inmediato al campo
de equitación. Parecía que deseaba mostrarle la respuesta con acciones. Le trajo
uno de los caballos nuevos, le dijo que fuera a verlo y que también, se subiera en él
para ver como se sentía la silla de montar. Naito pisó los estribos, subió rápidamente
y esperó a que papá hiciera lo mismo según su costumbre. Los brazos de papá se
habían convertido en el soporte que sostenía al hijo sobre el caballo, sus
movimientos se habían vuelto particularmente extraños y sus ojos tenían un brillo
que podía parecer inusual. Sabía que papá estaba loco, pero no hasta el punto de
querer que tuvieran sexo sobre el caballo.
— Aquí, yo…
— Eres el más sexy cuando montas a cabello. Supongo que hacerlo aquí solo
incrementará tus dones.
Dijo papá, tocando con sus labios el hermoso cuello blanco que pareció comenzar a
brillar intensamente bajo el sol. La voz de Elsie era tan estimulante que sus hombros
se pusieron rígidos con solo escucharlo y las zonas más sensibles de su piel
comenzaron a sudar.
Naito fue sostenido, indefenso y frágil, en los brazos y bajo los labios de papá.
Lo mordió.
— Ah…
La mano de papá le agarró del pene. Eran movimientos hábiles, como los que
tendría un artesano, y lo demostró todo el tiempo que masturbó de arriba para abajo
hasta que le hizo sentir como si un rayo cayera sobre su cabeza.
Sus ojos estaban impresionantemente calientes para ese momento. Naito agarró las
riendas con fuerza e inclinó la cabeza hacia atrás hasta resbalar de entre sus brazos.
Fingió que iba a caer, pero era un padre que nunca estuvo tan atento con él como lo
estaba ahora. Lo sostuvo fuerte y lo cuidó igual a si fuera un niñito.
Incluso si caía en el infierno, pareció entender que no lo dejaría ir. Pareció que
podía escucharlo decir que lo seguiría a todas dirección. Aunque luchara por
escapar, papá era como un nido de hormigas que lo cubría sin importar cuanto las
golpeara. También era un pantano profundo y un mar abierto. No podría escapar a
menos que muriera. No podía ser libre hasta desaparecer.
Naito, quien recordó a su padre confesar que estaba bien morir a manos de su hijo,
se sintió increíblemente extraño. Estaba consciente de ya se lo había entregado todo.
Cada parte y gota de su razón hasta que ya no quedó nada de su antiguo espíritu.
Cerró los ojos lentamente… La mano que estaba tocando su cintura se sintió tan
caliente como la lava así que no le pareció extraño estremecerse como si estuviera
convulsionando. Era un calor que quemaba los moretones que quedaban en su piel.
Los antiguos y también los nuevos… ¿Qué era este sentimiento que había
empezado a cubrir todo su cuerpo y su mente? Al pensar en la palabra “amor”, las
emociones fueron tan irregulares que se permitió dudar sobre ello ¿Estaba
realmente enamorado de papá? Como no podía escapar, ¿Era un tipo de
compromiso para escapar de la realidad? No quería abrir la boca, ni huir, ni llamar
la atención para no ser herido. Su corazón se rompió como un cristal fino y afilado,
se hizo pedazos y apuñaló a Naito hasta dejarlo sangrando sobre el suelo.
Lo último que le vino a la mente fue que ya no podía reconocerse mientras veía su
eyaculación en la crin del caballo nuevo y de pronto, comenzaron a venir un montón
de recuerdos desordenados:
Regresó un dolor terrible y la sensación de que le estaba separando entre las nalgas.
El miedo, un miedo intenso. Cuando se dio cuenta, ya lo estaba agarrando y tirando
del tobillo hasta que ya no pudo seguir luchando. Los dedos, levantados como
ganchos, rasparon el colchón cuando su padre le quitó el cabello de sobre la frente,
le sostuvo del cuello y lo mantuvo todo presionado hacía abajo. Le puso el pene
adentro, lo más adentro posible y por consiguiente, el pene de Naito también saltó y
se agitó en espasmos frenéticos que escupieron semen. Papá siempre decía que todo
estaría bien al final pero Naito terminó por derrumbarse mientras se tragaba un grito
aterrador. Sus manos estaban terriblemente blancas, nadando por las sábanas y
aferrándose a cualquier cosa con sus bonitas uñas de color rojo. Elsie estaba allí,
fijando la mirada en él y moviendo lentamente la cintura. Para no lastimarlo, para
poder hacerlo sentir, para inducir placer.
— Hijo.
— Sí…
Siempre que lo aceptara, significaba que estaba dando por sentado que no podía
escapar.
Naito volvió sus ojos pesados, empapados en lágrimas, hacia el techo. El mundo
sangraba. El mundo le gritaba que hiciera su mejor esfuerzo hasta el final. Siempre
hasta que llegara el final. Y pensando en eso, cerró los ojos ante la sensación de que
podía desmayarse. Quería dormir… Y ya fuera que su padre notara la condición de
Naito o solo estuviera actuando de un modo misericordioso, después de eyacular y
quitarle las manos de encima, lo cargó de nuevo y lo llevó todo el camino hasta
dejarlo sobre la cama.
La firmeza de los músculos del cuerpo de papá se sintió perfectamente desde todas
direcciones. Abrió la boca y murmuró algo parecido a:
— Mañana…
Pero Naito ni siquiera pudo escucharlo hasta el final. La manta y el calor de su padre
le decían que no abriera los ojos y que no despertara porque el momento era muy
acogedor justo ahora. Al menos en ese instante, ya estaba increíblemente tranquilo.
Capítulo 54
Fue solo después de parpadear por quinta vez consecutiva, que los objetos en la
habitación comenzaron a aparecer uno por uno. Alto, quien se levantó después de
frotarse la cara, lució una suave bata negra sobre un cuerpo que estaba vistiendo
únicamente ropa interior. Se veía despeinado y medio aturdido mientras caminaba
por el pasillo del tercer piso de la casa.
Bajo la barandilla, cerca del primer piso y a unos pasos del reloj que le pertenecía a
la abuela, encontró una luz dispersa en la cocina que daba la completa ilusión de que
alguien todavía estaba allí. Como le pareció sospechoso, le surgieron un montón de
preguntas que le hicieron bajar un poco más rápido las escaleras. No había forma de
que los empleados que trabajaban en la casa se quedaran hasta tan tarde en un día
viernes así que evidentemente tenía que decírselo a papá… Pero Alto, que todavía
analizaba sus opciones, se obligó a si mismo a quedarse muy, muy quieto. Ya estaba
recordando lo que había pasado la última vez con su hermano mayor. La visión de
su cabello negro empapado en sudor, con lágrimas transparentes debajo de unos ojos
negros azulados. Gritando:
—¡Papá!
Elsie había tomado a su hermano por el pecho y le pedía a Alto que lo escuchara con
atención:
—Creo que sería mucho peor para ti llamarle “hermano” que admitir lo que está
sucediendo entre los dos.
Mientras se rascaba la nuca y bajaba por las escaleras, el sonido extraño siguió
tomando mayor fuerza. Alto frunció el ceño y se acercó a la fuente de la luz. No
debería haberlo hecho, él entendía perfectamente que era peligroso. Pero tal vez se
estaba volviendo adicto a este horrible placer de hacer cosas que no deberían
hacerse. Alto, casi de puntitas, llegó a un lugar donde la iluminación y el sonido se
combinaban hasta estallar.
Las piernas de su hermano, más blancas que la luz del bombillo, estaban
parcialmente cubiertas por las piernas de su padre. Tenía poco vello corporal y
hermosas articulaciones rectas. Su padre, besándole, tenía unas piernas más largas y
gruesas que las de Naito y unas manos que parecían increíblemente cuidadas para
alguien de su posición y edad. Un ejemplo de un hombre perfecto.
Naito tembló…
Cuanto más profundo parecía ir la inserción, más se agitaba y más lloraba. Era como
si no pudiera soportarlo ni por un minuto más.
Alto se agarró a la pared sin saberlo. Su cuerpo se endureció ante tanta tensión y
comenzó a sentir que ya ni siquiera podía respirar. El corazón le estaba latiendo de
una forma bastante rápida e irregular e incluso, sintió unas terribles náuseas. ¿Qué
está pasando? ¿Qué está pasando? No debería ser posible. Susurraba y susurraba al
mismo tiempo en que sus ojos se abrían hasta el punto de parecer doloroso. Era
como ver una escena de una película de terror e incluso, le fluyó un terrible sudor
frío por la espalda. No sabía por qué, pero se sentía como si se estuviera metiendo en
una situación cada vez más complicada y peligrosa. Su hermano mayor estaba
embarazado del hijo de su padre. Y él, que no podía rebelarse, lloraba para después
comenzar a poner los ojos en blanco ante el sexo…
Su pecho se sintió pesado, su cabeza se retorció y las yemas de sus dedos temblaron
ante lo horrible que eso era.
La mano que lo acariciaba era tan gentil que no se sintió como un padre que violaba
a su hijo. Aunque era evidente, al menos para él, que eso era. Papá inclinó la cabeza
y susurró mientras chupaba el cuello de su hermano:
—Shhh, no hay que ser tan rudos. No hay que lastimar al bebé.
—Sí, así…
Le pellizcó los pezones de color rojo, que se habían vuelto visiblemente más gruesos
para que su niño los pudiera succionar. Sacudió sus muslos mientras se retorcía
como un loco y luego, comenzó a eyacular…
Alto, quien miró la mano de su padre, tocando suavemente un pecho blanco que ni
siquiera cabía en su mano, cerró los ojos con fuerza y volvió a tragar saliva
sonoramente. La incomodidad había crecido hasta un punto máximo en su interior y
ahora se sentía como si algo lo hubiera golpeado justo en la cabeza…
Lo único que tenía que hacer era marcharse, pero la mirada de su padre, que
codiciaba sin parar el cuerpo de su hermano, de pronto se movió sin dudarlo y se fue
de inmediato en dirección a la puerta. Vio a Alto hasta que consiguió hacer que se
pusiera pálido.
Un segundo.
Cinco segundos.
No podía hacer salir su voz, así que solo se mordió los labios mientras se dejaba
resbalar contra la pared. Su padre sonrió para él, todavía con su pene metido en el
culo de su hijo, y luego lo abrazó y le hizo acostarse cuidadosamente para que no se
fuera a lastimar. La luz se derramó sobre el vientre de su hermano y él, como
cuidando al bebé que tenía dentro, se lo envolvió todo con sus brazos temblorosos y
gimió:
—Ah, papá.
El hermano mayor, acariciándose, pareció ponerse tan ansioso que llamó a su padre.
Tenía los ojos bien cerrados así que no podía ver a Elsie, observando a Alto con ojos
insensibles.
Su padre, para burlarse de Alto, le llamó cariño, y pronto hizo que su voz
desapareciera en un profundo beso. No había gemidos, ni palabras de dolor porque
papá se lo estaba comiendo todo frente a un asustado Alto. Luego, mientras
comenzaba a barrer las piernas dobladas de su hermano con las yemas de los dedos,
agarró sus tobillos con fuerza y los separó hasta subirlos en sus hombros y dejarlos
allí.
—¿Por qué?
Padre movió su cintura, todavía dejando las piernas de su hijo bien abiertas. Se
movió fuerte, mojándose de semen y provocando un sonido pegajoso que se escuchó
descaradamente en las paredes. Y cada vez que el cuerpo de su hermano subía y
luego descendía, la inserción se hacía más profunda y más obscena hasta el punto en
que Alto decidió que ya había tenido suficiente de esto. Cuando Naito escuchó al
cuerpo de Alto, golpeando la pared, levantó un poco la cabeza y preguntó:
—Está bien…
Incapaz de tolerar los actos obscenos de su padre, al final, Alto le dio la espalda y
echó a correr.
Loco.
Alto, corriendo hacia el jardín, miró hacia la noche bañada por la luz de la luna. Su
rostro estaba pálido.
—¡Esta es una locura! ¡Una maldita locura! ¿¡Qué demonios era eso!? Joder, joder,
joder…
Tembló.
—…
Dijo esta vez papá, con una sonrisa increíblemente encantadora incluso aunque
Naito lo miraba con una cara fría y endurecida. Gritó:
Ya que Naito se había atrevido a hablar con él por primera vez en mucho tiempo,
Alto se despertó de sus pensamientos y se puso un poco más derecho sobre su silla
en una marcada señal de que estaba a punto de obedecer. Pero cuando se puso de pie
para dejar sus cubiertos, papá levantó la mano en el aire y le ordenó que se quedara
justo en su lugar.
Alto se estaba moviendo de manera intermitentemente. Casi como si fuera una hoja
flotando en el viento. Tembloroso e incapaz de saber a quien tomarle la palabra.
—¿Qué haces? ¿Qué le importa a Alto lo que hablemos aquí? ¿¡Qué le importa a
todo el mundo lo que hablemos aquí!?
Elsie, que estaba bebiendo agua simple, bajó el vaso en silencio y miró a Naito por
un instante que más bien pareció una interminable hora. Incluso si Naito tenía un
historial impresionante de soportar cada desliz de su padre de una manera perfecta y
serena, ahora pareció más bien que estaba tratando con él bastante bruscamente.
Se preguntó si incluso podía llegar a ocasionar que Elsie cambiara de humor en
cualquier momento y por consiguiente, hacer que se comportara todavía más extraño
en frente de todos.
Porque siempre pareció ser el trabajo de Naito lidiar con sus cosas extrañas.
El estrés que estaba surgiendo de la atmósfera hizo que Naito se presionara la sien y
dijera con voz irritada: —Es enserio ¿Qué tiene que hacer Alto aquí? ¿A él qué le
interesa? Alto ya decidió hacerse cargo de tu negocio de todas maneras así que deja
que vea por mi futuro sin la participación de alguien más.
Incluso aunque llegaron a este punto, Elsie pareció estar pacíficamente sentado en su
silla. Arrugando la frente como si no le gustara la consideración de Naito por cuidar
primero a su horrible hermano menor.
—¿Qué tal si envías a Alto a otro lugar mientras discutimos sobre esto? Papá… Por
favor.
—Siéntate, Alto.
Naito se sorprendió de sus palabras, pero Elsie simplemente se estaba riendo de los
dos como si mirarlos fuera muy divertido.
—¿Es eso? ¿Ahora que saben lo que está pasando han decidido huir juntos como
una familia feliz?
—¿¡De qué estás hablando!? ¿¡Qué quieres que haga para hacerte feliz!? ¿Cómo
sigues haciendo esto conmigo, maldición? En serio ¿¡¡Qué diablos quieres!!?
Naito estaba enojado hasta la locura así que pareció empujar constantemente la
mano que quería tocarle. Para el punto de vista de Naito, más que
un padre preocupado pareció que de pronto estaba lidiando con
un novio increíblemente histérico. Dormía con él todos los días, le chupaba entre las
piernas y si quería, se subía sobre él y se metía su pene en el trasero. ¿Por qué nada
de eso le era suficiente?
—¡Eres frustrante!
—Solo quiero que comiences a tratarme como tu amante. No me basta con que
lo dés todo por sentado.
La cara de Naito se puso roja de nuevo. Elsie lo miró y se rió mientras su mano se le
resbalaba de la cara para tocarle ahora la cintura y entre los muslos. Naito se
avergonzó y levantó la mano en señal de alto.
—Ya decidí no hacer eso… Y decidí NO aceptar, y decidí decir que NO QUIERO y
decidí que voy a tirar a tu hijo. No voy, a llorar más. Solo voy a mostrarte mi enojo
cada vez que tenga la oportunidad.
Naito cerró los ojos después de su discurso, el que se sintió como si le hubiera
quitado todo el oxígeno de los pulmones a pesar de no ser tan largo. Quería quitarse
al niño de adentro antes de que el rumor se extendiera: La noticia de que en la
Capital, algunos hombres podían tener hijos si tomaban drogas experimentales
consecutivamente.
Estar en este problema era más difícil cuando todo había pasado por culpa de tener
una relación sentimental con su padre.
Sin embargo, su padre, como si fuera un asunto sin importancia, le tomó de las
manos y tiró de él hacia su pecho para que Naito no pudiera voltear su mirada en
ninguna otra dirección.
Se estaba proyectado la sombra de sus pestañas temblorosas y de un cabello negro y
liso que caía sobre su cara de manera vertical. Su piel blanca se destacaba en
contraste mientras brillaba suavemente incluso ante tan baja iluminación y sus
labios, increíblemente rojos y mojados, estaban provocando que Elsie reprimiera su
impulso por besarlo de inmediato justo allí.
—Te acostaste con tu padre, dijiste que amabas a tu padre, pero ¿Odias al niño que
nació de esto?
Elsie subió su mano para posicionarla sobre su vientre. La cara de su hijo se puso
pálida en un instante y Alto pareció ya ni siquiera saber en qué lugar colocar la
cabeza. Últimamente sus palabras se estaban volviendo más gruesas y oscuras de lo
que podía soportar así que, se sintió incómodo. Incómodo, asustado y extrañamente
dolorido por su hermano. Naito exhaló un profundo suspiro en respuesta.
—Te gusta papá. ¿Qué es lo raro de tener un hijo con la persona que quieres.
Naito habló con dureza y trató de levantarse, pero papá tiró de su muñeca otra vez y
lo sostuvo con fuerza entre el hueco de sus brazos. En un instante, Naito se
avergonzó y dijo: —¿¡Qué estás haciendo!?— Y gritó: —¡Suéltame! ¡Eres la última
persona que quiero ver y la última que quiero abrazar!
Entonces Elsie envolvió la cintura de Naito con un brazo y presionó la otra mano
contra su muslo de piel tierna. Colocó la boca en su oído y susurró:
—Se trata de formar la familia amorosa que tanto has deseado. Nuestra propia
familia. TÚ familia.
—¿…Qué?
—Una familia, que conoce todos nuestros secretos. Una familia que te ame y que
esté contigo siempre—. Dijo Elsie, cubriendo el rostro endurecido de Naito con la
mano. —Lo quieres ¿No es verdad? No un cómplice como tu hermano, sino un amor
real que sería únicamente para ti.
Elsie agregó que podía tener una familia formada por un afecto genuino, no solo por
una responsabilidad ciega o por un contrato sino, por algo más profundo que todo
eso. Los ojos de Naito mostraron un brillo vertiginoso, como la superficie de un mar
que estaba a punto de azotar la costa con sus enormes olas.
Elsie, para calmar al joven que se veía evidentemente más confundido que al inicio,
lo abrazó con un poco más de poder y comenzó a besar con lentitud la línea de su
mandíbula:
—Sí…
—… Si te amo.
—¿No quieres tener a nuestro bebé? Es una familia real, cariño. Nuestra nueva
familia real. Lejos de todo el horror que experimentaste… Tu bebé. Tu hijo. No será
un hermano como Alto. Tampoco se comportará como lo hace Alto.
Elsie frotó sus labios contra los de Naito y puso un dulce empujón en su boca con la
lengua.
—No voy a obligarte a que lo dés a luz ahora que lo sabes todo… Pero, ojalá
tuvieras a mi hijo. Entonces, yo te daría a ti y al niño todo de mí.
—¿Estás haciendo esto… Para hacer con mi bebé lo mismo que me hiciste a mi?
¿Es un plan para eliminarme?
Naito preguntó esto con cuidado. Estaba haciendo que Alto se hiciera cargo del
negocio familiar y que tomara clases magistrales. Él se convirtió en un noble, pero
declaró que Naito no heredaría su posición jamás. Todo apuntaba a que
deseaba embarazarlo para que esa nueva persona ocupara su lugar.
Naito le rodeó el cuello con los brazos y le preguntó esto nuevamente de un modo
bastante desesperado. Él se rió, con una sonrisa profunda que ocasionó que la cara
de Naito se pusiera bastante roja. Cuando papá sonreía así, su corazón
se mareaba hasta el punto en que también se le nublaba la cabeza.
—No. Amor, no digas eso. Es porque te amo que quiero que tengas a mi hijo.
Alto, quien recibió la mirada de su padre de la nada, como una amenaza, se levantó
y se alejó de la mesa sin decir ni hacer nada al respecto. Después de
todo, Naito estaba llorando descontroladamente, abrazando un cuerpo que era
inmenso con ambas manos y diciendo:
—Sí.
Siempre que comenzaba con este tipo de ejemplos, el hecho de que él era su padre
verdadero comenzaba a provocar que sus entrañas se retorcieran con fuerza. Él
seguía siendo su familia, y su sangre se derramaba dentro de su cuerpo hasta fluir
por todo lo largo de su piel. Incluso en los recuerdos de su infancia, Elsie estaba tan
vívidamente presente que se dio cuenta de la atrocidad que estaban intentando
cometer al engendrar un hijo de los dos. Pero, ¿De qué servía realmente
lamentarse? Ya había tenido relaciones sexuales con un hombre que compartía su
apellido e incluso se había tatuado su nombre en la espalda. Estaba en una situación
en la que ni siquiera podía mostrar su cuerpo a la gente así que, una parte de él
decía ¿Ya qué más da?
—Esto es… Esto es…
—No.
Como si Elsie fuera bueno durmiendo a las personas, los ojos de Naito temblaron en
el momento en que comenzó a cubrirlo suavemente con la palma de la mano. Lo
suficiente para tapar la luz, al menos. Su consciencia parpadeó como una linterna
que se estaba quedando sin pilas y cuando descubrió que realmente se estaba
quedando dormido sobre él, intentó levantarse inclinando por completo la cabeza
para el frente. El hombre tiró de su muñeca una vez más:
—Me duele.
Pero sus manos se habían sujetado firmemente hacia arriba, ocasionando que fuera
más fácil recostarlo sobre sus muslos.
—¿No es injusto que tires a nuestro hijo después de todo lo que hice para
conseguirlo? Fue por los dos.
—¿Cuál es la lógica en eso?
Mientras Naito destrozaba sus labios con los dientes, Elsie simplemente le sonreía y
le besaba en las partes hinchadas que tenía bajo los ojos. Sus hombros temblaron
ante lo cariñoso que eso se sintió.
Su deseo sexual era tan horrible como su sentido de la lógica así que cada vez que
quería hacerlo, Naito era quien comenzaba a extender los brazos para intentar hablar
con él.
—Tienes que ir a trabajar, papá. Después de todo, eres parte de la familia real ahora.
—Mis hijos siempre me la ponen difícil. Ha sido así desde que eran bebés.
—Papá… Entonces, lo que decías antes ¿Tú fuiste quien me dio a luz de verdad?
Borró su sonrisa burlona y grabó allí una expresión increíblemente seria. La actitud
inquebrantable de Naito ahora era como un barco arrastrado por un tifón.
Siempre que intentaba convencerlo de algo, su voz sincera y afectuosa hacía que su
corazón también se entristeciera. ¿Por qué parecía haberse vuelto tan fácil ante él?
¿Por qué era tan débil con su padre? ¿Es que acaso era fácil caer en sus ojos? ¿O
es que incluso podría ser culpa de su voz? En lugar de responder, Naito suspiró,
sosteniéndose en sus brazos como si temiera que fuera a caer…
Siempre que se avergonzaba, el hijo que pintaba su cara de rojo de esta manera era
muy, muy lindo e irresistiblemente encantador.
Capítulo 56
Una de las desventajas de ser un noble, era el hecho de que tenían que utilizar
corbata y capa. La prenda, que tapaba todo su cuello, era una forma de vestimenta
real que se podía encontrar en las personas nobles de cualquier país. Tan llena de
medallas e insignias que podía considerarse una pieza elegante y un traje
elegante, pero también terriblemente incómodo.
—¿No vienes?
Elsie miró a su hijo, que jugaba a mover su pierna fuera y dentro de la cama. Naito,
cuyo propósito era huir a la universidad, reconoció a su padre como amante y luego
observó lentamente como su vida comenzaba a perder todo sentido. Por
consiguiente, se podía decir que hacía lo que quisiera hacer, día a día. O todo lo que
le permitía hacer Elsie, al menos. Su casa tenía piscinas, pistas de equitación, pistas
de carreras y un montón de cosas más. Algo creado para que no saliera en absoluto.
Naito se apoyó en una cama color marfil que era ancha, abrió un poco más los ojos y
miró a Elsie mientras le hacia esta pregunta. Pero cuando no hubo respuesta, bajó la
cabeza y se dedicó a seguir jugando con su consola. Llevaba la camisa de Elsie así
que sus dedos apenas y sobresalían de sus mangas y mientras inclinaba la cabeza y
se concentraba en la pantalla, su cabello negro había comenzado a cubrir sobre su
frente porque no lo había cortado en mucho tiempo. Estaba desgreñado, con
mechones llegándole hasta los hombros, pero se veía bien a su manera. En realidad,
aunque su hijo tuviera el pelo largo o corto, era bonito porque su rostro se había
vuelto increíblemente apuesto a últimas fechas. Y el cuerpo de Elsie siempre había
logrado sentirse atraído por el rostro de su hijo. Su corazón estaba latiendo con
fuerza, saltando desde el fondo de su pecho mientras pensaba que quería abrirlo de
inmediato. Desnudar esa área alrededor de sus nalgas y quitarle esa camiseta que se
elevaba hasta revelar la existencia de su carne enrojecida. Las yemas de sus dedos
parecieron temblar así que su mano tocó su pantorrilla. La piel, con poco vello, era
suave y cada vez que comenzaba a tocar sus músculos tensos por el ejercicio, se
sentían constantes y firmes. Cuando su mano se alejó un poco más de su pantorrilla
y le tocó el muslo, Naito se acercó a Elsie, agarró su muñeca y le dio una mirada
severa. Sin embargo, a pesar de la determinación en sus ojos negros y azules, Elsie
solo comenzó a darle más fuerza a su agarre.
—Ah, eres tan bonito—. Elsie gimió y murmuró esto sin saberlo.— Lindo. Eres tan
lindo.
Naito, que escuchó sus palabras, se puso increíblemente rojo así que giró la cabeza
en otra dirección. Papá le quitó la camisa a Naito con una cara encantadora.
—Sí…
Cada vez que su aliento le pegaba en la piel, era dulce, le picaba, y el interior de su
muslo temblaba en un calor delicioso.
Naito se agarró del borde de la cama y trató de separarlo de alguna manera. Sin
embargo, perdió por completo los estribos cuando Elsie sostuvo sus caderas con
ambas manos y comenzó a chupar la carne circundante en su cintura.
Como un buen padre, podía jactarse de conocer cada centímetro de su hijo, lo que le
gustaba y también las partes que odiaba. La camisa de Naito se quitó hasta la mitad
y la dejó colgando de su antebrazo.
— Aw , ah… Es de mañana.
Naito habló con su padre, quien estaba recorriendo sus hombros, sus clavículas, sus
antebrazos y en todas direcciones por igual. Tener sexo por la mañana no era tan
extraño para los dos pero, de esta manera, los trabajadores de la casa también verían
una parte del “sexo en vivo”.
—¿Cariño?
Preguntó Naito con asombro. Los labios de su padre olían demasiado a menta y en la
boca de Naito, la dulzura del helado que había comido en el desayuno resaltó de una
manera particularmente deliciosa. Elsie le chupó cada parte de la boca mientras que
Naito, naturalmente, giraba la parte superior de su cuerpo para poder besarlo más
cómodamente.
Los brazos de su hijo estaban bien envueltos alrededor de su espaciosa espalda y un
montón de luz solar, proveniente de la ventana, había comenzado a brillar sobre sus
hombros.
—Umm…
Manteniendo los labios juntos, Elsie barrió su cuerpo completamente desnudo con
las palmas de las manos. Inclinó la cabeza, y enterró su rostro contra su nuca y su
garganta. Sacando la lengua para succionar cada área alrededor de su clavícula
también.
—Umm…
—No, ya no.
Naito empujó el vientre de su padre hacía atrás. Trató de frenar sus movimientos
utilizando las piernas también pero él le agarró de los muslos hacía los lados. Los
ojos, que parecieron un cielo nocturno, estaban llenos de agua de lluvia. Se mordió
el labio inferior con fuerza y comenzó a retorcerse entre sus brazos por lo que papá
pensó que era increíblemente lindo. Más aun cuando soportaba los gemidos y el
llanto.
—Dime “cariño”.
—Ah, pero…
—Hemos tenido mucho sexo, a estas alturas ¿Vamos a seguir siendo padre e hijo?
—No lo sé…
—Pues yo lo odio.
Sonrió nuevamente y agarró el pene de Naito entre sus manos para acariciarle la
uretra utilizando el dedo pulgar. Era un movimiento fuerte, así que el hijo cerró la
boca ante la fricción en un intento por contener sus gemidos.
Elsie le besó la boca y habló en un susurro contra su oído. Naito dijo “Ah”. Y
eyaculó de una sola vez. En realidad, antes de eso, Elsie había bajado la mano para
comenzar a preparar la entrada de su hijo así que ahora era más fácil porque se
estaba ayudando de su semen. Naito ya había comenzado a sollozar con tan solo
una de sus caricias.
—Duele, papá…
—Shhh.
—Nunca…— Naito negó con la cabeza, llorando. Tenía los brazos alrededor del
cuello de papá, abrazándolo desesperadamente mientras decía:— ¿Cómo puedo
llamarte cariño alguna vez?
—Quiero sentir que realmente soy tu amante. De verdad lo deseo, mi amor. Más que
nada en esta vida.
Bajó la cabeza y observó los zapatos de su padre, con la punta brillante, entrando
entre sus piernas y ensanchando a su voluntad la brecha que se había formado. Elsie
se frotó el pene erecto contra su trasero y luego lo enterró hasta más de la mitad, en
un punto en que sus testículos blandos fueron presionados contra su
carne. Evidentemente eso solo provocó que el estímulo fuera peor. Naito movió la
cabeza de un lado a otro y continuó diciendo:
—Se va a romper…
Pensó que seguramente si entraba de esta manera por tanto tiempo, su ano se abriría
hasta un punto imposible. Pero resultó que se había vuelto bastante fácil de aflojar.
Se sintió igual a si lo estuviera chupando.
—Me gusta que seas lindo, pero no es divertido si lo haces incluso cuando estamos
en la cama.
Ponlo adentro.
Date prisa.
Elsie ordenó esto rápidamente así que Naito cerró los ojos y negó con la cabeza.
—Lo odio.
—Búscame.
Dijo Elsie con firmeza, utilizando el mismo tono que había puesto al inicio. Naito
lloró en silencio y, mirándose a través del espejo, observó también a papá, sonriendo
de un modo casi demasiado refrescante. Su mirada nadó a través de la intensa lluvia
de luz producida por el sol de la mañana y, mientras seguía estos rayos, bajó hasta
que observó su nombre grabado en el hombro. “Elsie”. Un tatuaje empapado del
sudor de su hijo. Algo bastante sexy, si tenía que ser honesto. Con cada movimiento,
el nombre iba y venía con él. Una escena encantadora en la que veía esa imagen y
unas nalgas pequeñas y elásticas clavándose en un objeto ancho. Su culo era un
lugar tan estrecho, que por un instante pareció un tanto extraño que pudiera entrar
tan rápido. Sin embargo, por extraño que pareciera, el interior de su ano ya había
cambiado a la voluntad y figura de su padre. Se abría y se apretaba y la entrada, lisa
y sin arrugas, dibujó por un instante la ilusión de ser una ciruela madura. Su trasero
era dulce y el agujero de su ano muchísimo más dulce que todo lo anterior. Elsie
repasó el tatuaje con el pulgar, lo presionó y lo marcó deliberadamente con los
dientes.
Naito bajó la cabeza y luego la levantó poco a poco. Su visión estaba tan borrosa
que el mundo se volvió todo blanco. ¡El interior de su cabeza era tan brillante que no
podía ver el frente! Cuando abrió los ojos y miró hacia adelante, estaba seguro de
sentir el pene de su padre muy, muy adentro. Además, comparado con los minutos
anteriores, papá ya no tenía la ropa de noble sino que estaba completamente
desnudo. Sin camisa y metiendo su verga dentro de él una y otra vez y otra vez
como si jamás se cansara. Sus pupilas temblaban y Elsie acariciaba su cabeza como
si lo estuviera alabando.
Decirle papá siempre fue suficiente. Tanto que esa palabra se había quedado
atascada en su mente durante todo este tiempo. Entonces, ¿Cómo debería decirle?
¿Realmente esperaba esa palabra tan cursi? La cabeza de Naito, embotada de
placer, se sacudió lentamente. Él sabía lo que tenía que hacer, pero la respuesta no
salió así que solo lo miró con los ojos increíblemente llorosos. Luego susurró,
tirando suavemente de sus muñecas y golpeando su cintura a la vez.
—¡Ah!
Cuando lo miró más cerca, descubrió que Naito no podía respirar y que estaba
temblando, con los ojos más encantadores de todo el universo. Su cuerpo lastimado,
su cara blanca. Moretones nuevos, elástico, suave y blando. Agarró lo suficiente de
su carne como para dejar moretones en su muñeca y no lo soltó en absoluto.
Encorvado, Naito no pudo decirle nada cuando sintió que su propio pene golpeaba
su ombligo y como papá le atacaba los labios con una increíble fuerza. Incluso eso
era bonito, ciertamente. Que su barbilla y su cuello estuvieran rígidos debido a la
presión.
—Dime cariño cuando estemos en la cama. Si tienes a mi hijo, eso quiere decir que
somos una verdadera pareja ahora. Quiero decir, ¿Por qué entonces esa palabra te
cuesta tanto?
Una pareja.
Sus ojos, llenos de lágrimas, se abrieron en un instante y, como si pensara que eso
definitivamente no era posible, volvió la cabeza y suspiró. Hasta eso era adorable.
—Por favor…
Naito gimió de un modo impotente. Por supuesto que él era la pieza central de todo
este juego. Siempre había sido la pieza central. Dándole la vuelta a las cosas y
ahora, deseando un acercamiento eterno. ¿De verdad deseaba que tuviera a su
hijo?Miró a su padre sin comprender y opinó que incluso a través del espejo, con un
solo mechón de cabello que caía hacia abajo y una ceja ligeramente fruncida, era
terriblemente guapo. Nervioso, pero dócil.
—Cariño…
Naito, sin saberlo, cayó perdido en su rostro y lo llamó “cariño”. Era la primera vez
que lo trataba de esta forma así que la emoción que no mostraba nunca, ahora estaba
en plena floración sobre su piel. El apodo cariñoso que pensó que no podría
pronunciar, se sintió extrañamente dulce justo ahora. Aunque eso solo provocó que
el nerviosismo en su corazón empeorara más y más.
Papá se echó a reír en un instante así que Naito, con los ojos cerrados debido a la luz
que pareció nacer de su cara, comenzó a temblar muy, muy fuerte. El cuerpo
pareció seguir quemándosele por dentro.
—Oh, cariño, ah …
Cuando Naito volvió a mencionar la palabra “cariño”, Elsie sacó el pene del interior
de Naito de un solo jalón así que, como la membrana mucosa hinchada se le había
adherido al pene, al desprenderse sintió una fuerte sensación de picor que hizo que
el cuerpo entero de Naito se tambaleara. Su parte baja había sufrido y experimentado
tanto que era difícil incluso estar de pie correctamente.
En el piso mientras sostenía a Naito, que estaba a punto de caer, papá volvió a
insertarle el pene de abajo hacia arriba hasta que Naito gimió ante la sensación de
empalamiento. El aliento de Naito nadó a través de los anchos hombros de Elsie y su
cuerpo se movió lentamente para sentir sus embestidas.
Naito habló con los ojos completamente en blanco, la voz apagada y una
pronunciación arrastrada. Pero, mientras se lo llevaba a la cama, se escuchó el
sonido de la puerta abriéndose con un fuerte chirrido. Naito estaba tan excitado que
pareció no poder escuchar nada así que simplemente se frotó la frente contra el
hombro de Elsie y dijo: “Papi, papi…” Casi colgado de sus hombros. Elsie lo besó,
cubriendo los oídos de Naito para que no pudiera escucharlos.
Elric había visto a los dos, pegados como garrapatas sobre la cama así que se escapó
antes de que pasara algo más. La puerta se cerró tan lentamente que no hubo ningún
otro sonido y Elsie pudo dedicarse en la manera correcta de poner a Naito derecho
sobre la amplia cama. Todavía tenía el pene conectado con un interior que no lo
soltaba. Algo cálido y dulce que se adaptaba a toda su carne de una manera
deliciosa. Le levantó las piernas sobre los hombros y tan pronto como hizo eso,
Naito agarró la sábana con las dos manos y la estrujó. Su cara estaba roja, pero sus
ojos y sus labios lo estaban muchísimo más. Como si alguien hubiera pintado sobre
papel blanco.
—Oye, ¿No dijiste que estaba bien con decirte cariño una vez?
Naito asintió mientras lloraba. Rígido, con el líquido pre seminal goteando de entre
los dedos de papá constantemente. Enterró su pene entre sus nalgas para besar a
Naito en la boca por lo que su cuerpo se curvó, el pelo suave se le desparramó, sus
hombros suaves subieron, sus clavículas se marcaron y abrió la boca como si no
pudiera respirar. Aparentemente se había detenido en el punto que más le gustaba.
—Cariño. Mi cariño…
Naito volvió sus ojos llenos de lágrimas. Sus ojos parpadeaban lentamente.
—Cariño…
Ante la respuesta del niño, Elsie dejó de lado todo lo que su cuerpo estaba haciendo
para verlo más a detalle. De hecho, ni siquiera se movió. Solo lo estaba sosteniendo,
acariciando y besando tanto como le fuera posible.
Había llorado durante mucho tiempo, así que sus párpados estaban adoloridos y
ligeramente entreabiertos. Su cuerpo pesaba demasiado porque era una secuela de
todo el sexo que había tenido con papá. Pasó mucho tiempo, pero era como si
todavía estuviera allí sobre él. Podía sentir una fuerte sensación hirviente y el área
entre sus muslos tirando y doliendo.
Elsie había decidido insertar sus dedos con fuerza para sacar todo el semen que
había metido en su interior. Por supuesto, la sensación de frotar su membrana
mucosa le llegó hasta la columna vertebral e hizo que se le clavara desde la punta
del pie hasta el último cabello en su cabeza. Y siempre que el semen de su padre era
movido dentro de su culo, hacía un sonido de chapoteo, goteaba, y salía mientras
experimentaba una extraña sensación de eyaculación de un extremo a otro de su
pene. Naito se arrastró hacia adelante cuando la pesadez se alivió un poco…
Elsie habló con firmeza desde atrás, como para tranquilizarlo. Pero cuando sus
dedos se movieron y en su lugar un pene comenzó a meterse lentamente entre su
abertura hinchada, se sintió como si se estuvieran ahogando de nuevo.
Naito tembló y se acurrucó. Colocó sus mejillas rojas en la sábana color marfil que
había escogido por su cuenta y observó a su padre con atención, pensando que
definitivamente tenía que detenerlo. Si hacía más, si se movía más, realmente se
sentía como si fuera a arruinarlo hasta un punto en que ya no podría escapar del
placer. ¿Qué podía hacer? Naito estaba decidido ahora. Mientras jugueteaba con su
trasero, volvió los ojos en su dirección y le murmuró:
—Cariño, detente.
Se sintió como si estuviera llorando así que papá levantó los dedos y le secó las
lágrimas igual a si se sintiera muy arrepentido por lo que había provocado. Sacó su
pene y en su lugar, volvió a meter los dedos en su agujero para rasparle el semen que
todavía quedaba. Sus dedos eran largos y gruesos, con articulaciones anchas y
movimientos bastante bien definidos. Se cubrió la cara. “Um, um”. Dejando que su
aliento caliente tocara la almohada…
Papá a veces era como una locomotora fuera de control, así que daba miedo. No
conocía la moderación, incluso después de establecer una relación como la que
ahora tenían.
Mientras sujetaba la almohada con fuerza y dejaba que le limpiara, Naito cerró los
ojos, sacó la lengua y lamió por completo el semen que papá le daba de comer. Era
una costumbre entre los dos, así que se lo chupaba todo sin preguntar y siempre que
le acercaba los dedos a los labios.
—¿Por qué estás tan obsesionado con los bebés?— Naito lloró tanto que ahora que
hablaba, su voz se escuchaba cortada.— Incluso si no existe tal cosa como un bebé,
creo que podremos manejarlo bien entre los dos.
—Honestamente… Creo que una parte de mi lo hace porque tiene miedo de que te
vayas de nuevo. No quiero perderte, así que…
Los ojos de Naito crecieron el doble de su tamaño. No sabía que papá diría algo
como eso mientras colocaba una expresión tan triste. Su corazón estaba emocionado
por los sentimientos sinceros que parecieron estarse extendiendo hacia él así que,
incluso comenzó a acercarse otro poquito… En cierto sentido, incluso había
empezado a sonrojarse.
Elsie levantó la cabeza, extendió la mano y le tomó de la barbilla para que hiciera
contacto visual con él. Las pupilas de Elsie eran sólidas, como rodeados por un
caparazón bastante duro. Los ojos de Naito, por el contrario, temblaban como
pétalos en el viento.
—No quiero ser odiado por ti y… Al menos con el bebé… Al menos así…
Elsie cerró los ojos y se rió como si la inesperada respuesta lo hubiera animado.
Después suspiró, y dejó que Naito colocara lentamente su mano en el dorso de la
suya. De esta manera, la calidez del otro se transmitiría gradualmente hasta
comenzar a hacerle sentir muchísimo mejor.
Algo en él, en lo que había entre los dos, estaba comenzado a gustarle sin saberlo…
No quería ser su padre cuando hicieran el amor, mucho menos cuando hablaran tan
honestamente de sus sentimientos. Su mano barrió lentamente sus mejillas y su nuca
y tocó su clavícula donde estaban las marcas de sus besos. Las yemas de sus dedos
repasaron sus pezones rojos y maduros así que dijo “Oh”, y gimió mientras
levantaba la parte superior de su cuerpo como si se la estuviera entregando de
regalo…
—Duele…
—Lo siento, Naito . Me equivoqué con esto. Tú… Tú puedes elegir si tener un niño
o no y yo seguiré tu opinión y haré lo que me digas. Si no te gusta, no tienes que
tenerlo. Solo debes dejar de tomar las pastillas y la maduración se detendrá. Se
irá… Y estaremos bien incluso estando solo los dos. De todos modos, como dices,
ya tengo a mis hijos.
La habilidad de pellizcar, torcer y jugar con sus pezones y sobre aquella piel
excepcionalmente fina, provocó que Naito gimiera de nuevo antes de que pudiera
responder.
Naito lo miró y se rió en silencio mientras que papá, simplemente decidía que estaba
bien meter la mano entre su ingle y tocar hábilmente la carne que ya estaba medio
erecta.
—Ah, papá…
—Sí. ¡Ah!
— Ummm, ¡Um!
Naito cerró la boca ante la suave risa de papá y el torbellino de palabras obscenas
que no iban bien con la noble forma de hablar que estaba adquiriendo
recientemente.
De algún modo, pareció que no era el momento de estar gimiendo como un
desesperado porque habían compartido una conversación importante sobre el futuro
del bebé. La línea de la moral ya se había cruzado y ahora estaban en una
dimensión increíblemente diferente. Incluso ahora, en el momento en que frotó su
uretra, sus piernas se apretaron y temblaron y el semen salió disparado para
adelante, haciendo un sonido vergonzoso que terminó en un goteo. Dejó caer su
frente cerca de la clavícula de papá y tomó todo el aliento que le fuera posible. Lo
había movido correctamente de adelante para atrás así que alcanzó el clímax en
menos de unos minutos…
—Seguiré tu elección, amor. Déjame hablar con un médico para que vigile tu cuerpo
también en este proceso.
—Sí…
—Pero, si decidieras dar a luz a mi hijo, sería un niño realmente hermoso. Tan
parecido a ti. Y… Supongo que haríamos muchas cosas juntos. Iríamos al parque, al
parque de atracciones y al campo también. Es algo lindo si lo piensas.
—Si quieres tener a mi hijo, hazlo. Si no te gusta, entonces hay que suspenderlo
desde hoy y comenzar a vigilar que tu cuerpo lo elimine adecuadamente—. Acarició
la cabeza de Naito.— Haz lo que quieras. Yo voy a aceptar tu decisión, lo digo en
serio.
—Pero el bebé…
Naito tocó su vientre. Él no quería estar embarazado, era un hecho. Sin embargo, ya
que Elsie trazó una línea diciendo que aceptaría lo que decidiera, su mente comenzó
a pensar un poco más profundamente sobre todo esto para tomar una buena decisión.
Es decir, se sentía bien cuando lo tocaba y lo acariciaba y tal vez era demasiado
tarde para negarse, como decía. Incluso cuando se escapó, lo recordaba cada minuto
y cada segundo y sentía que lo necesitaba para poder estar bien. En el momento en
que lo presionó hacia abajo, en el momento en que comenzó a besarlo, en el
momento en que entró entre sus piernas bien abiertas, fue como si todo hubiera sido
remodelado desde adentro. A veces hablaba de su embarazo y cuando lo tocaba,
hubo momentos en los que pensó que estaba bien darlo a luz. Pero si tenía a su hijo,
entonces realmente se ataría a él para no poder escapar nunca. De repente, los
pensamientos de Naito subieron a ese punto así que comenzó a espantarse.
—Loco…
Su corazón temblaba al pensar en el hijo de su padre. Luego miró la medicina y
volvió a preguntar ¿Quería al hijo de su papá dentro de él? Había escuchado a Elsie
hablar con demasiada frecuencia sobre su embarazo así que se sintió como algo que
tenía que pasar de todas maneras Pero, ¿Quería quedar embarazado de él de
verdad? Naito envolvió su estómago con manos temblorosas. Todavía no se había
hinchado nada, como si no estuviera… El viento del aire acondicionado sopló como
una brisa y Naito, que estaba pensando en blanco en el dormitorio,
inconscientemente sacó la medicina, la puso entre sus dedos y la vio mejor.
Y el padre de su hijo.
Capítulo 58
—Regresaste.
—No lo sé.
Naito ya no hablaba con Alto. No, la única persona con la que Naito compartía su
vida personal era con Elsie. Y Alto sabía que cada vez que su relación secreta con
papá enfrentaba algún cambio, Naito se volvía cada vez más solitario y cerrado. Era
como su manera de mantenerlo en secreto. O tener la ilusión de que lo mantenía en
secreto, al menos. En la familia real, Elsie estaba completamente comprometido con
los asuntos del gobierno así que nunca sacaba a la luz sus asuntos personales. El
silencio era una virtud. Los secretos se mantenían mejor si no se abría la boca y aún
así, no podía evitar que los rumores se extendieran. Por supuesto, para liberarse de la
atención de la gente había dicho que su hijo estaba tan enfermo que ni siquiera podía
ir a la universidad y que, por consiguiente, se recuperaba en casa. No era tan una
mentira. Elsie, que miró hacia el tercer piso donde se hospedaba su hijo enfermo,
despegó lentamente su capa y subió las escaleras.
Al principio, sus pasos eran lentos y tranquilos, pero se aceleraron a medida que se
acercaba a la habitación. Sus ojos estaban mareados por el festín de luz que brotaba
de los focos en los candelabros pero, a diferencia de otros pisos, la sala de estar en
esa parte era estrecha por lo que había hecho que su dormitorio fuera muchísimo
más grande. La puerta estaba justo en frente y todo dentro era como una casa
individual. Había inodoros, mesas, televisiones, estufas y todo lo necesario para
vivir bien por lo que se podía decir que el dormitorio del tercer piso era un mundo
de solo dos personas donde no había ni padre ni hijo. Solo un par de amantes.
Un hijo, un amante que ahora daría a luz a su hijo, había abierto la puerta para darle
la bienvenida. Su rostro estaba tranquilo, increíblemente tranquilo. Como un lago al
amanecer. Cuando tuvo contacto con sus ojos, su corazón comenzó a latir
rápidamente. Igual a la emoción que había sentido cuando llegó por primera vez a
esta casa. El cabello negro lo tenía todo esparcido para abajo así que Elsie apretó los
puños al mismo ritmo que su respiración cuando se encontró con sus ojos azul
oscuro… Sin embargo, antes incluso de preguntar lo que pasaba, Naito se aproximó,
vestido con la camisa azul pálido de Elsie, como un vestido. Los ojos morados
miraron desde los brazos extendidos de Naito hasta sus piernas. Luego extendió su
mano y envolvió con ella la espalda del niño hasta que levantó un poco la cabeza y
lo miró, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
—Padre.
Era una distancia en que los labios de Naito parecieron tocar descaradamente los de
Elsie. Definitivamente parecía como si fuera hora de poner fin a una larga espera.
Tan pronto como terminaron sus palabras, Elsie agarró la nuca de Naito y lo golpeó
en la boca utilizando la suya. Sus dientes chocaron y sus labios comenzaron a
rozarse un montón de veces mientras Naito gemía y hacía un montón de ruidos
desordenados.
Fue impulsivo pedir tener a su hijo. De hecho, todavía era un problema mayúsculo
en el que pensar. Tomó la medicina, pero todavía estaba ansioso por lo que pasaría
después de eso. Estaba batallando en decidir si lo tendría o no pero, tan pronto como
lo vio como una imagen vivida, pensó que quería tener al bebé. ¿Era porque la
sinceridad de su padre se había grabado en su mente? ¿Era porque tenía fiebre en
el vientre? Estaba infestado y quería tener al niño de inmediato. Ahora le pareció
que deseaba tanto un hijo suyo que su cuerpo estaba emocionado de placer con solo
pensarlo. Su cabeza ya había sido engullido por él. Por su olor, su toque.
Especialmente, por su calor.
Cuando sus genitales rasparon su piel y cuando ingresó al interior, estaba tan ansioso
que comenzó a intentar aumentar la profundidad. Le gustaba tanto que sintió como
si se derritiera.
—Papi…
Naito le rompió los labios con los suyos y comenzó a desabotar lentamente su
camisa. Elsie detuvo el movimiento de sus dedos para preguntar:
—¿Tomaste la medicina?
—Sí.
Elsie se rió con fuerza pero luego, un gemido desesperado estalló entre los labios
colindantes de los dos. Naito se estiró y le chupó la lengua. Esto no estaba tan mal
como lo había pensado. Más bien, cuanto más lo hacía más le gustaba y cuanto más
lo ponía bajo sus pies más fuerte era el placer.
Elsie dijo esto y le quitó la camisa con urgencia. Los ojos de Naito se agrandaron,
abrazado fuertemente por él en un solo instante. Lo llevó a la cama y lo recostó
sobre una sábana recién lavada. Luego, le besó la clavícula expuesta, mordió y
chupó la piel de su torso, puso su pezón hinchado dentro de su boca y lo hizo rodar
con ayuda de la lengua. Naito gimió, con las uñas enterradas en el hombro de papá:
Realmente no estaba pensando en nada. Solo se estaba dejando llevar por papá y
por sus dedos alargados. Se sintió tan dominado que Naito simplemente jadeó y
abrazó su cabeza con fuerza. Era puro instinto.
Elsie lamió todo su cuerpo como si fuera un gato. ¡Incluso sintió que se lo estaba
comiendo! Las pupilas de Naito se aflojaron y sus ojos se cegaron. Papá le acarició
la cara y le acomodó el flequillo que fluía hacia abajo y se balanceaba hasta sus
mejillas redondas. Era hermoso. Increíblemente hermoso.
—¿No te arrepientes?
Solo entonces, satisfecho, papá dio por terminado el entrenamiento y cuando volvió
a abrir los ojos, unos días más tarde, descubrió que le dolía la espalda por dormir por
tanto tiempo y el estómago por no comer. Cuando bajó la mano y tocó el lugar
donde habían estado metiendo y sacando un pene tan frenéticamente durante horas
enteras, se sintió mejor consigo mismo al ver que estaba cerrado y completo. Al
menos había prometido hacerlo un poco más cuidadosamente esta vez.
Se había vuelto loco por su culpa, y lo pensó con mayor fuerza debido a que su
única comida había sido semen. Naito tocó el timbre del servicio porque tenía
demasiada hambre, cerró los ojos para hacer más llevadera la espera y en medio de
todo esto, la oscuridad empapó la habitación sin previo aviso y antes de que pudiera
evitarlo, se quedó completamente dormido.
Lo primero que vio horas después, fue que Elsie estaba sentado en la cama. Llevaba
ropa cómoda y un libro para padres primerizos en una mano. En realidad,
muchísimo antes de haber decidido continuar con el embarazo, su rostro mostraba
una firme determinación y una ilusión aterradora. Naito parpadeó, así que Elsie
descubrió que lo estaba mirando. Primero se rió y después utilizó los dedos para
peinar todo su cabello despeinado para atrás.
Preguntó:
—Papá… Si estoy realmente embarazado, ¿Qué hago con el registro familiar?
—No te preocupes. Diré que lo adopté. Así no tendremos que dar explicaciones.
Se rió de él, que había borrado sus preocupaciones tan a la ligera. La medicina, el
problema del registro familiar… Papá había estado pensando demasiado tiempo en
el embarazo así que, inevitablemente, su risa se volvió amarga.
—Si hubiera dicho que no… ¿Realmente me ibas a apoyar? ¿Ibas a forzarme?
El rostro de Naito se endureció de inmediato. Elsie, que había puesto una marca en
la parte que estaba leyendo, exhaló ligeramente y le tocó la frente, las mejillas y el
cuello como si le estuviera dando un tierno masaje relajante. Naito, mirándolo sin
decir nada, estaba con la cabeza sobre sus muslos como un perrito que buscaba
mimos.
Sin saberlo, Naito apretó fuertemente los puños y comenzó a temblar. Temía que
volviera a abandonarlo, que lo dejara. La soledad que experimentó por primera vez a
una edad temprana quedó marcada por completo en su cabeza así que ya no podía
confiar en él.
Elsie, conociendo a la perfección lo que temía Naito, abrazó al niño sin decir una
sola palabra. “El va a tirarme”. “Él definitivamente va a tirarme”. Naito estaba
sufriendo de tales sentimientos incluso si papá decía que no.
—¿Crees que no te amo? ¿Crees que podría dejarte?— El cuerpo de Naito tembló de
nuevo así que Elsie le apretó la espalda con suavidad. Murmuró: —¿Dijiste que ibas
a tener al bebé por miedo? Si es así, papá va a ponerse muy triste porque no es para
nada lo que tenía en mente.
—No.
Mientras murmuraba, Elsie acunó su rostro con ambas manos. Naito estaba todo rojo
y no podía hacer contacto visual con él. Con una voz muy débil, dijo:
—Yo… Quiero tenerlo por mi. Y si se parece a mi papá, entonces deseo ver lo
bonito que sería.
—En primer lugar, ten cuidado conmigo porque será difícil con mi cuerpo en este
estado.
—De acuerdo.
—¿En serio?
— Ujum …
Sí, Naito estaba realmente cansado todavía. Cerró los ojos y respondió esto con voz
bastante somnolienta. Elsie se acostó junto a él para tomarle de las manos.
Capítulo 60
—Qué responderías si supieras que mis razones son más crueles de lo que imaginas?
Su hijo, que ahora había sido enterrado bajo un montón de mantas, estaba tan
dormido que se preguntó si había notado la mirada tan penetrante que le dedicó la
última vez. Luego, la mano de Elsie descendió como una pluma y le acarició la
cabeza, las mejillas y también algunas pequeñas secciones del cuello. El hijo no
abrió los ojos nunca porque últimamente no podía evitar caer en sueños profundos.
La domesticación era algo como esto. Sin saberlo, se estaba entregando a él hasta
un punto en que incluso estaba comenzando a sentirse tranquilo estando a su lado.
Después de todo, ni siquiera había sido completamente forzado a concebir. Pudo
haber abortado ¿No es cierto? Y él pudo haber hecho algo más para mantenerlo a su
lado. Como borrar su número social e informar de su repentina muerte. Y como
estaría muerto, a nadie le importaría en realidad hacer una investigación. Hubiera
conseguido un cadáver parecido a él y con Alto como testigo, se registraría que
Naito había muerto por suicidio, aunque su cuerpo estuviera vivo… Y atrapado
justo aquí. Dado que era una persona socialmente muerta, entonces no podría haber
hecho nada sin él ni pensar en una vida que no fuera a su lado. Era de lo peor por
pensar en eso pero, ciertamente, Naito lo estaba haciendo todo muchísimo más
sencillo. Al ablandarse y elegirlo, se abandonó por completo a su método. Y lo
único que quedaba era hacer que decidiera quedarse con el niño. Tenlo o no. Su
elección y su voluntad eran importantes en este plan. Era la forma de hacerle saber
que era un niño que ya no correría y que además, se había convertido en una criatura
sorprendentemente laxa y suave por dentro.
Con una apariencia que realmente no se parecía a la suya, podía decir con completa
honestidad que Naito era hermoso. Muy, muy hermoso.
Mirándolo con ojos encantadores, Elsie elevó un poco más la manta y lo cubrió
hasta que su barbilla dejó de ser visible. Realmente era una suerte que el niño ya no
pudiera correr lejos del hueco de sus brazos.
—Te amo.
Apagó todas las luces de la habitación y salió muy lentamente… Había llamado a
Alto al salón del primer piso así que ahora tenía que ir directo allí para poder
hablarle. El mismo Naito había elegido seguir con el embarazo así que la existencia
de un segundo hijo ya no tenía mucho sentido que digamos. Además, originalmente,
Naito había sido psicológicamente criado por su madre con el propósito de sostener
a su hermano menor, y como había cumplido ya con su propósito, entonces él iba a
hacer su papel también.
Al llegar a la sala, fueron unas “rosas ruiseñor” las que le llamaron la atención
antes de que lo hiciera el propio Alto. Según la temporada, las rosas que habían
florecido en su jardín, se colocaron sobre una mesa larga con velas a intervalos
regulares. Era solo un ramo de flores común y corriente pero el salón se había
iluminado en un instante. Con una mirada más detallada, encontró que su hijo
estaba dormitando en la mesa muy sacado de la pena.
—Alto.
—Um… ¿Sí?
Alto se sobresaltó y levantó la cabeza de inmediato. Elsie sonrió, con los brazos
extendidos en un ángulo que le permitiera hacer café.
—… Claro.
Aunque sabía todo sobre Naito, era un hecho que Elsie no sabía nada sobre él. Sin
embargo, Alto, tratando de permanecer centrado y pensando únicamente en la
situación actual de manera realista, enderezó la espalda en silencio y lo miró directo
a la cara. En ese momento, sin embargo, tuvo la mala fortuna de recordar las piernas
de su hermano sobre los hombros de su padre así que su rostro se puso
inevitablemente rojizo. No podía evitarlo. Las piernas de su hermano se estaban
extendiendo en su cabeza y también lo estaba haciendo la imagen tan vivida de su
trasero. Luego, en algún momento, los dedos de sus pies se hicieron para adelante y
comenzó a llorar. Gritando y jadeando entre ríos de saliva. Su voz sonaba desde
abajo y le llenaba completamente los oídos…
Elsie, que había sospechado las cosas que estaban en su mente, entrecerró los ojos y
miró a Alto también.
Alto cerró la boca. Seguro quería decir, “Si tu hermano soporta el embarazo” pero
no lo corrigió. Enserio ¿Qué diablos le gustaba de su padre a Naito? Porque
últimamente parecía muy insistente en quedarse allí con él todo el tiempo. Enumeró
un montón de pensamientos que ya no tenían ningún sentido, pero Elsie golpeó la
mesa ligeramente con los dedos para capturar de nuevo su atención. Mientras estaba
subiendo la cabeza, se encontró con sus ojos morados manchados de risa.
Los ojos de Alto se abrieron de par en par debido a condiciones más allá de sus
pensamientos. Cuando Alto pareció estar un poco sorprendido, Elsie se rió como si
fuera bastante divertido.
—Es lo menos que puedes hacer. Después de todo, gracias a tu hermano comiste
bien y creciste bien también. Es lo justo.
Alto, que no había respondido durante un tiempo, suspiró y luego asintió. De todos
modos, siempre fue como si estuviera solo. Tomó a su hermano mayor como rehén y
disfrutó de las comodidades tanto como le había sido posible, aunque para eso tuvo
que sacrificar toda la salud mental que le quedaba. El sexo era una cosa, por
supuesto, pero hablar de un bebé… Entonces, como dijo su padre, sería mejor irse
de casa rápidamente. No quería volver a ver a su hermano y caer en pensamientos
extraños gracias a él.
—… ¿Estás diciendo que tienes miedo de que ayude a Naito a escapar o algo así?
—Exacto.
—Lo sé.
Alto preguntó esto con algo así como una pequeña esperanza. Estaba bien decir que
estaría libre de casa para siempre y que gracias a eso, ya no tendría que participar en
cosas extrañas. Elsie sonrió con burla.
El embarazo que su padre deseaba con tantas ganas, ahora se estaba desarrollando
perfectamente frente a él. Según el método de dosificación de la medicina y las
fechas en las que lo había tomado, ahora tenía solo un mes con dos semanas. Como
debía hacer un control estricto para verificar que no se hubiera desprendido de su
útero, se realizó una prueba de embarazo igual a la de los últimos días. Estaba
asustado y pensó que ya no aparecerían dos líneas, pero lo hicieron. Salió tranquilo
y le enseñó la prueba de embarazo a su padre. Elsie sonrió brillantemente, como si
fuera la persona más feliz en el mundo, y abrazó a Naito con toda su fuerza.
Tan pronto como el embarazo de Naito dejó de ser riesgoso, su padre remodeló el
edificio de tres pisos donde iban a alojarse. En la planta baja había puesto una
especie de guardería y justo al lado, un consultorio médico y un comedor. Había
colocado el dormitorio en el tercer piso para que no tuvieran ruido y además, esto y
esto y aquello también.
"Ven aquí."
"¿Puedes decirle a toda la gente que salga antes de que entremos? Estoy...
Avergonzado."
Naito le apretó los labios con el dedo índice, sintiendo frío al escucharlo decir que
era su hermano.
"Apúrate."
Su padre lo miró, con ese semblante serio de siempre, pero la tierna petición de
Naito no pudo ser pasada por alto así como si nada. Elsie habló con los
guardaespaldas para que desalojaran a todo el mundo y, solo cuando la casa quedó
en silencio y completamente vacía, tomó a su hijo de nuevo y subió al tercer piso.
Ese lugar era increíblemente parecido al dormitorio donde Rayan había llegado para
visitarlo la última vez. En ese momento ni siquiera le daba ropa para ponerse así que
tenía que andar desnudo la mayor parte del tiempo ¿Y no fue también esa vez
grabado por el CCTV? En el pasado estaba muy deprimido por eso e incluso ahora,
recordarlo le apagaba los ánimos.
Naito se estremeció y lo agarró por los hombros, pero papá evitó que se tambaleara
al envolver sus gruesos brazos contra su cadera. Lo besó una y otra vez hasta que
dijo: "Basta". Pero, de todas maneras, aunque se estaba negando con ganas su
cuerpo pareció reaccionar primero que su mente. La mano que le tocó el cuerpo ya
estaba ocasionando que Naito jadeara...
"Seré cuidadoso".
"Levanta la cintura".
Naito dudó, y luego movió la mano alrededor del vientre que tenía al niño.
"Solo quiero saludar al bebé de antemano. Además ¿Crees que hago hijos
débiles? Estará bien."
"… Es raro."
"No lo es".
Y como habló con firmeza, los ojos de Naito volvieron a cerrarse. ¿En
serio? ¿Papá estaba esperando que confiara en él hablando de esta
manera? Mientras lo pensaba, las inconsistencias se mezclaron y se volvieron más
pesadas también.
Entonces Naito intentó cerrar sus piernas para cubrirse el pene. Elsie trató de
separárselas de nuevo así que, cuando Naito negó con la cabeza y volvió a repetir
que lo dejara, él se mordió los labios y suspiró como si se hubiera dado por vencido.
"Siempre dices que lo vas a hacer suave y terminas haciendo que se sienta muy
difícil. Duele, papá".
Los ojos de Elsie parecieron abrirse y su razón se topó por fin con Naito y sus
hombros encogidos. Habló otra vez, cuidadosa y suavemente:
Entonces Naito murmuró, jugueteando con su estómago: "Lo que pasa es... Que
quiero criar bien a mi hermano menor".
Él rió. Tenía que ser paciente y soportarlo tan bien como fuera posible antes de que
su hijo se enojara con él. Dobló el borde de su camisa y observó que su piel
realmente se estaba volviendo muy suave. Había marcas de labios y las huellas de
las manos de su padre. Manchas que se habían desvanecido con el tiempo y los
rastros de anoche también, más claros. Moradas. Los moretones mostraban cuanto
tiempo habían estado combinando su piel y también, cuan a menudo habían dormido
justos. Y eso era evidencia de lo adicto que era a Naito. A dejar su nombre escrito
en él...
"¿Puedo hacerlo?"
Elsie bajó suavemente su mano. Desde hace algún tiempo, en el momento en que
aceptó que el bebé estaba creciendo dentro de él, por alguna razón comenzó a
sentirse como si estuviera perdiendo contra algo que todavía ni estaba bien formado.
Batallando pesadamente contra si mismo, Elsie sonrió e hizo que las piernas de su
hijo se contrajeran de nuevo. Naito no lo notó, así que solo inclinó la cabeza hacia
un lado y volvió a intentar unir los muslos. Su cabello negro se movía suavemente,
ahora como las alas de una mariposa. Parecía una flor sobre la cama así que una
nueva y extraña sensación de excitación surgió desde su pecho.
"Papá..."
Elsie se acomodó y comenzó a frotar sus propios genitales entre los muslos de
Naito. Era un objeto largo y duro, parecido a un arma, que se elevaba y descendía
repetidamente, suave y duro, contra la piel de su hijo. Los labios de Naito se
abrieron gradualmente mientras la carne se frotaba contra la suya hasta que incluso
comenzó a sentir que dejaba un líquido pegajoso en el interior.
"Ah... Ah..."
Naito tembló mientras sentía como le frotaba la parte roja e hinchada debajo de los
testículos utilizando mucha más fuerza de la necesaria.
"¡Ay!"
Igual a si fuera a penetrarlo, papá frotó una y otra vez su glande contra la entrada de
su trasero. Naito abrió mucho los ojos y movió la cabeza de tal forma que pareció
estarse restregando contra la sábana para conseguir algo de fuerzas. Lloró,
mostrando una úvula que se movía hacia arriba y hacia abajo antes de estallar en un
nuevo reclamo:
"Ah, ah ¡Ah!"
Naito era un mar de lágrimas, tan frágil que había logrado eyacular contra las
manos de papá. Y cuando frotó su propio pene contra los testículos de su hijo, el
niño se cubrió la cara, sollozando con un sonido nasal.
"Ya no puedo."
"Eres tan sensible, ¿Cómo pensaste en aguantar la noche sin sentir mis
manos?"
"Yo... No lo sé..."
En el pasado, solo había tenido sexo con Rayan lo suficiente como para poder
disfrutar de sus noches libres. Ahora se había convertido en un cuerpo lujurioso que
se estremecía, sudaba, se mojaba y jadeaba hasta un punto que parecía honestamente
exagerado. Y todo esto resultó ser molesto para él. Molesto porque lo deseaba tanto
como para querer que lo penetrara todo el tiempo. Sin embargo, Naito estaba
preocupado por el bebé en su estómago así que lo apartó de nuevo. Elsie maldijo sus
acciones tan desesperadas por proteger algo que para ese punto debía ser muy
pequeño y aún así, Naito tenía razón así que admitió su derrota. Sentó a su hijo entre
sus piernas y lo abrió con mucho cuidado, masturbando su verga de arriba para
abajo e igual a si lo estuviera ordeñando.
"Oh."
El rostro pálido de Naito fue manchado por un terrible rubor que le dejó una
expresión muy parecida a la que colocaba cuando estaban teniendo sexo y después,
su mirada azul oscuro se clavó en el pene de papá, que estaba palpitando muy cerca
del suyo. Era un miembro en el que sobresalían vasos sanguíneos y algunas venas.
Grande como su puño. No, pareció ser más grueso que eso. El crujido del "pre
semen" se hizo más fuerte hasta que en su mano, el líquido, que comenzó a
deslizarse ahora hasta su muñeca, se hizo considerablemente visible.
"Mira esto, tus hermanos se ven así y luego desaparecen. ¿No es eso triste? No
fue hasta ahora que logré encontrar la forma de dejarte embarazado pero, si lo
hubiera hecho antes, unos meses antes, habrías tenido una línea de hermanitos
impresionante".
Su mano se hizo más rápida. Era un padre que era bueno en el sexo y bueno para
hablar. Naito estaba muy emocionado con todas estas nuevas sensaciones así que su
pene se erigió prácticamente solo.
"Ah."
Naito abrió la boca y gimió por reflejo. Papá no se detuvo ahí. Comenzó a hacer
que le lamiera el pene utilizando la lengua así que pensó ¿Qué tan grande y largo
tenía que ser como para que le cubriera la mitad de la cara? Era algo tan
impresionante como para lastimarlo y ahora, ya hasta lo había dejado esperando un
bebé. Un padre realmente horrendo, ciertamente.
Al ver su rostro emocionado, Elsie también pareció satisfacerse desde adentro. Solo
él podía ver esa cara. Triste, celoso, enojado, encantador...
"¿Realmente no puedo penetrarte?" Preguntó, colocando una expresión bastante
suave. "No va a pasarte nada, el doctor me dijo que no hay posibilidad de sufrir
un aborto espontáneo así que, no te preocupes."
"¿En serio?"
"Sí, en serio."
Elsie abrazó a Naito y lo acostó suavemente sobre la cama, golpeando sus labios con
los suyos suavemente, amorosamente. Pareció que no era una mentira decir que iba
a ser suave con él porque se estaba comportando muy diferente a como lo hacía de
costumbre. Naito cerró los ojos y envolvió las manos alrededor de sus hombros de
tal forma que pareció que no lo soltaría jamás. Lo abrazó como nunca en la vida lo
había hecho y luego, Naito bajó la mano de su espalda y comenzó a quitarle la
camisa con bastante brusquedad. Era un cuerpo hermoso. A medida que pasaba el
tiempo, Elsie se había vuelto en un hombre que cambiaba de manera elástica en
lugar de envejecer.
"¡Ah!"
Naito gimió mientras papá le chupaba la carne de la nuca y lo mordía desde arriba
para abajo. Después, la mano de Elsie, que lo siguió para no perderse nada, tocó la
parte en sus pechos donde se había comenzó a hinchar la piel.
"Ah, duele."
Ni siquiera había nacido el bebé, pero sus pezones y las areolas se le estaban
abultado porque papá pareció estar muy obsesionado con su pecho a últimas fechas.
Incluso cuando estaba usando ropa, la parte de arriba le dolía hasta el extremo en
que no podía soportarlo y, aún así, Elsie pareció muy decidido a reclamar su pecho
como parte de su propiedad.
Lo que quería decir con eso, era que su cuerpo era suyo. Era carne creada por mamá
y papá así que, como su padre, él podía tocarlo a su completo antojo. Sus labios se
agitaron ante la estúpida situación en la que se encontraba pero, en el momento en
que su respiración entrecortada lo tocó y sus ojos se cruzaron, todos los
pensamientos se evaporaron como si nunca hubieran existido para empezar.
Elsie conocía muy bien a su hijo por lo que, aunque antes se había ocupado de sus
areolas y sus pezones con la lengua, ahora estaba seguro de que el placer real
vendría al atacarlo con todos los dientes. Lo hizo lento, precioso y sin ajustar la
fuerza o volverse más agresivo. Le presionó los pezones y después pasó a sus
muslos internos mientras Naito simplemente se ponía a temblar. En realidad, solo
con tan poco, con hacer que sus genitales golpearan y se estrellaran contra su
vientre, comenzó a ver estrellas y un montón de lucecitas de color. Y mientras le
cepillaba los pelitos que caían por su piel, se sintió tan emocionado que ni siquiera
pudo quejarse cuando le chupó los pezones hacia un nuevo lado.
Fue realmente bueno. Tenía la boca muy abierta, pero el sonido estaba bloqueado
desde el interior. Era doloroso. El interior le palpitaba, el placer le estaba subiendo
hasta la parte más profunda del vientre, cerca del ombligo. En un lugar en el que ni
siquiera podían alcanzar sus dedos. Estaba entrando sigilosamente y atormentándole
con eso. Naito, que en un principio había decidido no hacerlo con un cuerpo
gestante, comenzó a volverse obsceno mientras le abría las piernas.
"Papá, rápido."
Habló como si realmente quisiera obtener su permiso. Naito envolvió sus piernas
alrededor de su cintura, con un rostro emocionado por el calor del sexo. Jadeó y
asintió. En su entrada, donde ese glande terso y duro parecía estarle alisando las
arrugas, el calor era tan impresionante que sintió como si su respiración se hubiera
detenido.
"Ah..."
"El pequeño bebé ya quiere conocer a su papá."
"Umm..."
Naito lo miró con ojos llorosos pero papá se estaba riendo. Sus piernas se abrieron y
se movieron como si fuera a golpear el techo con ellas.
"¡Um! ¡Uum!" Naito, que respiraba de un modo agitado, apretó un poco más su
cintura, se levantó ocupando la fuerza de sus muslos y de esta manera, facilitó
muchísimo más la inserción. Luego murmuró mientras lo miraba: "Papá, ah ¡Papá!
¡Detente!"
Haciendo caso omiso de las palabras de Naito, sostuvo los labios de su hijo con los
suyos hasta que quedaron sucios por el llanto y la saliva. Estaba delicioso, Naito era
delicioso cada vez que lo tomaba y cada que se volvía tan difícil. Se pegaba a su
boca carnosa y le chupaba toda la carne.
Hizo que Naito se corriera. Era un cuerpo sensible después de todo y por supuesto,
había sido su culpa ¿Cuánto esfuerzo puso para que fuera posible que su pene se
excitara con tan poco? Era una relación evidente y sensual, incluso al estar
embarazado.
Naito se tapó el estómago y lloró. Estaba embarazado, pero igual ahora tenía un
pene dentro. Ya había perdido peso así que, como su vientre tenía poca carne, en su
interior se mostró la apariencia de la verga de papá. Naito sollozó y lloró mientras
se tocaba con la palma y luego, estrujaba la sábana con los dedos de la otra. Tembló
y gritó:
"¿Por qué?"
"Lo odio ¡Odio que hagas esto!"
"No, le gusta."
Sabiendo que era mentira, Naito negó con la cabeza muchas veces.
Mentiras, mentiras. ¡Siempre decía mentiras según su conveniencia! Naito cerró la
boca y lloró de nuevo. Papá quería ver de mejor manera su cara arruinada así que
agarró su muñeca y movió mientras tanto lentamente la cintura. Era tentador, así que
Naito se acercó y lo abrazó de una manera agonizante.
"Oh, mi bebé... Si el bebé sale mal... Ah, ah, ah, suavemente. Tengo miedo de
que..."
Cuando sacó su pene con lentitud, vio como la piel de su estómago comenzaba a
deshincharse. Luego, cuando lo penetró de nuevo, su estómago se volvió a inflar y
así repetidamente. De verdad se sentía como si estuviera embarazado de los
genitales de papá así que comenzó a ponerse de un humor extraño. Y bueno, ¿En
realidad a papá le importaba que tuviera un aborto? ¿Se detendría? Ahora que el
embarazo era posible en cualquier momento, el propio Elsie podía volver a hacerlo
si algo saliera mal.
Elsie movió su cintura con mucha amabilidad. Luego lo sacó y lo insertó hasta la
mitad, repitiendo lentamente hacia adentro y hacia afuera varias veces. La boca de
Naito se ensanchó y un gemido hormigueante estalló sin que pudiera hacer más
nada. El rostro rojo de Naito estaba desordenado y encantador y sus pezones se
veían lo suficientemente calientes como para siquiera tocarlos. Dios, Naito era tan
lindo como para querer dárselo a alguien más ¿Y ahora le estaba diciendo que tenía
que compartirlo con un bebé? Era gracioso, pero incluso aunque él había planeado
embarazarlo, estaba celoso del niño en su vientre.
"Um, sí."
Elsie gruñó ante un sonido que no sabía si era un gemido o una respuesta.
"Las revistas médicas dicen que la fórmula es mejor ¿Sabías? Bueno,
algunas..."
Pero Naito no dijo nada, solo estaba temblando y gimiendo cuando su pene entró y
salió. Se sentía insaciable y demasiado débil para hacer cualquier cosa. En el futuro,
el dormir con papá todo el tiempo debía de controlarse o tal vez, intentar eliminarse
por completo.
Capítulo 62
En el espejo de cuerpo entero, frente a la cama, vio dos manos corriendo libremente
bajo su camisa holgada. Tenía 8 meses de embarazo para ese momento así que su
pecho se había llenado notablemente. Aunque su imagen fue descubierta por primera
vez en el consultorio médico del primer piso de la mansión, Elsie había colocado un
espejo frente a ellos para que viera siempre la manera en la que le tocaba el pecho.
Lo llamó "terapia" y dijo que era natural entre parejas. Naito estaba tan incómodo
con todo este asunto que intentó desviar la mirada.
"Ojos adelante."
Naito dijo que hacerlo no le gustaba para nada y de todos modos, aunque le agarró la
muñeca y trató de bajarla, papá reclamó de inmediato
diciendo: "Detente". Provocando que su cuerpo entero quedara muy
derecho. Había un increíble poder en sus palabras después de todo. Incluso si decía
una mentira, incluso si parecía que podía llegar a herirlo, aunque lo sabía todo de él
desde el principio, cuando miraba sus ojos morados, sonriendo en el espejo, todo
comenzaba a volverse distorsionado. Sus nervios se ponían sensiblemente calientes
y su cabeza comenzaba a marearse. Las manos que se estaban moviendo bajo su
camisa eran extrañamente eróticas y, como de costumbre, pareció como si disfrutara
con jugar con su corazón.
"¡Ah!"
El cuerpo de su hijo se apretó ante esas manos que sostenían y retorcían sus pezones.
El dolor y la emoción subían y bajaban así que Naito, que estaba luchando en el
medio, pareció no tener más opciones que intentar detenerlo otra vez.
Pero Elsie pareció seguir estimulando su pecho con fuerza. ¿Era su mano
demasiado grande o era que realmente sus pechos habían crecido? Cuando se
quejó, papá dijo esta vez: "Es suave." Y luego le llegó la sensación de su aliento,
moviéndose hasta hacer que tuviera un calor impresionante y atroz.
Sus manos intentaron bajar los dedos que frotaban su torso, inspeccionando su
vientre como si no pudiera creer que ya estuviera tan exagerado. A medida que el
niño crecía, el cuerpo de Naito también estaba cambiando con él. Tenía más carne
que antes del embarazo, sus músculos cayeron y se volvieron blandos, el peculiar
olor fragante que salía de su piel se hizo más intenso y cuando su padre hablaba de
esto, Naito se quedaba muy quieto porque no sabía que esto pudiera suceder. Su
pecho estaba lleno, lleno hasta el punto en que pudo verlo subir y bajar con cada
respiración.
"Realmente, es suave".
"Ese no es el que quiero comer. Quiero del helado que comí en el hotel al que fuí
antes con papá".
Se rió y le acarició el vientre. Podía sentir al bebé, deambulando por todos lados con
solo sentir la mano de su padre. Era como si estuviera esperando solamente por
él así que Naito se sorprendió y abrió muchísimo los ojos.
"Es extraño."
"¿Qué?"
Era sorprendente que su vientre plano se hinchara junto con su pecho. ¡Realmente se
estaba convirtiendo en un cuerpo inteligente! Adecuado para tener hijos
perfectamente. Papá asintió:
Naito lo miró en silencio. Hasta los 6 meses había sido tratado como un muñequito
de cristal que se rompería en cualquier momento y tras el más mínimo golpe. Sin
embargo, justo ahora pareció ponerse un poco más flexible con él. Tanto el niño
como Naito estaban sanos porque nunca se vieron sometidos a un estrés severo. Fue
una buena señal y esperaba que estos días continuaran por mucho tiempo más
todavía. Por supuesto, también había ayudado que solamente en la mansión
supieran que iba a tener un hijo.
"¿Cariño?"
Preguntó, cubriendo la mejilla de Naito con ambas manos. Era una noche tranquila
para todos así que su hijo lo miró, sonrió y respondió:
El cuerpo se le puso rígido ante la sensación de sus embestidas. Sus piernas estaban
contraídas y su cabeza permanecía completamente inclinada mientras su leche,
como gotas de lluvia, caía de su pecho hasta el de papá.
"Ah... Mi estómago..."
"¿Es pesado?"
"¡Ah!" Naito se estremeció y cerró más las piernas. Su pene se había puesto de pie,
golpeando casi contra su vientre repleto. "Es tan difícil."
Hablando con firmeza, papá golpeó las nalgas blancas de su hijo hasta provocar un
sonido impresionante en el espacio vacío. Naito lloraba otra vez, tal vez porque
dolía mucho o porque le gustaba. Después de todo, había un montón de emociones
que le hacían sentir honestamente confundido.
"Sí…"
"¡Ay! ¡Espera!"
Luego, cuando el pene se frotó por completo en la parte donde más lo sentía, Naito
tembló y colapsó en la parte superior del cuerpo de papá.
"¡Duele!"
"Ah, ah..."
"¡Ah! Es tan bueno, es tan bueno. Uff, uff, cariño, ah, ahí. Allí..."
Naito luchó con el placer, por lo que no pudo responder a las palabras tan extrañas
que estaba diciendo Elsie. Se inclinó hacia la izquierda y exhaló un fuerte suspiro.
En ese momento, el pene de papá estaba tan profundo que sintió como si incluso
hubiera llegado a la entrada de su útero. Tuvo náuseas. De hecho, le estaba pesando
tanto que Elsie debió darse cuenta de la situación también. Se detuvo completamente
y miró a Naito, intentando acostumbrarse a la sensación con los ojos cerrados y la
respiración más lenta. Un minuto, dos minutos sin hacer nada y luego Elsie enterró
su rostro en ese bonito pecho hinchado cuando descubrió que Naito estaba
muchísimo más tranquilo que al inicio. La leche materna estaba cayendo tanto de su
pecho que papá chupaba igual a si fuera un bebé y, de rosa claro, los pezones se
volvieron muy parecidos a una uva madura descansando en la lengua de papá.
La mano derecha de Elsie sostuvo uno de los grandes pechos de Naito. Ajustó su
fuerza de nuevo y masajeó de arriba para abajo como si estuviera ordeñando a una
vaca. Cuanto más fuerte era la fuerza de succión, más lo sentía dentro de ano por lo
que su semen se derramó de la misma manera que lo haría si fuera orina. Sin
embargo, el sonido de tintineo, chillido, burbujeo y succión no se detuvo nunca.
Naito cerró los ojos y apretó los dientes, como si hubiera logrado morderlo u
ocasionarle una clase diferente de sufrimiento. El pene que estaba dentro de él
todavía estaba bien erecto y expendiéndose y entonces, cuanto más lo sentía y más
le gustaba, más parecía provocar al niño en su vientre. Fue una sensación realmente
muy extraña. Naito lo miró, con los ojos fuera de foco.
"Yo no..."
El joven sacó todo su equipaje de la mansión mientras que Naito, que se había
parado y le miraba atentamente la espalda desde el arco de la puerta, sentía el peso
de un eterno adiós sin despedida. Alto ahora lo sabía. No podía regresar a los brazos
de su hermano mayor, menos cuando habían pasado tantas cosas desastrosas entre
ambos. Él, o al menos una parte de él, quería disculparse muy honestamente con
Naito porque, después de todo, era parte de su sangre. Sin embargo, después de
verlo teniendo sexo con su padre en la mesa de la cocina y con un embarazo a
término, Alto y Naito rompieron su ya de por si muy destrozada relación y
decidieron que no verse más era lo mejor. Naito ya tenía a un niño que amaba
después de todo así que no necesitaba de un hermano. Incluso aunque su hijo fuera
su hermano en el papel. Como padre no se había vuelto a casar de nuevo y quería
desviar la atención del bebé, decidió decir públicamente que había adoptado al hijo
de un familiar que había fallecido. De hecho, los nobles que no tenían hijos solían
adoptar a un niño en lugar de renunciar al título por lo que no pareció nada extraño.
Por supuesto, Naito pudo dar a luz de un modo saludable: El bebé pesaba 3,2 kg,
era una niña y nació increíblemente perfecta. Había decidido ponerle de
nombre "Laisha." Antes ya había dicho que le gustaba como sonaba y que quería
otorgarlo a su hijo en caso de ser una niña. Elsie sonrió alegremente mientras la
sostenía y mencionó que era maravilloso y que estaba bastante de acuerdo con
esto. Naito asintió también, miró a su padre y a su hija una última vez y luego se
durmió un buen rato.
Papá no tocó a Naito hasta que se recuperó por completo. Fue bastante diferente a la
época en que estaba embarazado de Laisha porque en ese momento, de alguna
manera entablaron una relación después de decir que tenía que saludar a su hijo no
nacido como excusa para tener sexo con él. Y como Naito había tenido dificultades
físicas y psicológicas después de tener al niño ¿Eso significaba que ya no le gustaba
tanto como antes? Se sentía como si con lo de Laisha él se hubiera colocado
inevitablemente en segundo lugar. Es decir, era evidente que amaba a Laisha con los
sentimientos honestos de un padre, pero eso no dejaba de lado el hecho de que él
fuera ahora su amante ahora y que inevitablemente necesitara de su atención.
Naito se sentó en el muslo de Elsie esa misma tarde. Papá, que estaba leyendo un
libro sobre maternidad, se quitó las gafas que llevaba encima y luego se enfocó
completamente en el cuerpo de su hijo. Sus dedos tocaron la camisa holgada de
Naito y luego comenzaron a tirar de la tela en su dirección. Tocó la ropa interior de
lactancia de su hijo, algo creado para facilitar el hecho de darle de comer a la bebé y,
por supuesto que eso lo hacía ver mil veces más sexy que de costumbre.
Naito, que lo miraba con un rostro infinitamente avergonzado, vaciló y levantó la
mano para tomarle las mejillas:
"Soy tuyo, no tienes que pedir permiso para cosas como esas."
Naito cerró los ojos y lo besó entonces bastante lentamente, incluso ante la risible
respuesta de su padre.
En ese momento, la mano de Elsie, como si tuviera vida propia, desenvolvió su ropa
interior de lactancia y comenzó a codiciar su cuerpo en completo silencio. Por el
contrario, la boca de Naito estalló en un leve gemido. Ah, se sentía tan diferente de
antes de dar a luz. Sus senos parecieron encenderse con solo presionar levemente la
zona de sus pezones y las areolas estaban ahora claramente agrandadas y
engrosadas. Papá sostuvo su cintura con fuerza entre sus manos y lo acomodó contra
él como para evitar que Naito se cayera. El hijo susurró:
"Sí..." Entonces Naito le dijo esto al oído: "Quiero volver a quedar embarazado
de papá."
De inmediato, la presión de Elsie, que había estado estable hasta ese momento,
estalló de golpe. Papá apresuró a Naito hacia la mesa, lo acostó y lo besó tanto que
ni siquiera tuvo tiempo de quitarle la camiseta. En realidad, se sentía como si le
hubiera desgarrado la ropa de lactancia.
"¡Oh, papá!"
"Ummm."
Sin embargo, notó que le estaba costando mucho trabajo volver a sus antiguos
hábitos sexuales. Naito, que le chupaba el pene, tosía y estaba más dolorido que de
costumbre. Escupió, optó por meterse primero su glande en la boca y lo chupo
lentamente e igual a como haría con un caramelo. Colocó su lengua puntiaguda en el
lugar adecuado e intentó estimular su uretra a la vez. Cada vaso sanguíneo y cada
vena que había surgido con el tiempo fue barrido con especial atención y, además,
también había comenzado a jugar con sus testículos utilizando todo el ancho de su
lengua. Hacía que rodaran y rodaran, tal y como lo harían unas caniquitas.
Elsie sonrió, agarró un poco de la saliva que Naito había arrojado en su pene, giró el
cuerpo de su hijo y dejó que se agarrara del borde de la mesa. Era la misma postura
que vio Alto meses atrás. Le extendió las caderas y puso uno y después dos dedos en
la entrada. Ya tenía muchísimo tiempo que no entraba en él por lo que no parecía
poder ensancharlo como antes. La entrada era estrecha así que metió tres dedos en él
para intentar medir el interior. Una vez más, era un lugar demasiado pequeño para
ponerlo, incluso después de esperar. Naito también se estaba concentrando en medir
su aliento, con la cabeza completamente sobre la madera y los ojos apretados.
Elsie le abrió el agujero con una mano y le tocó el pecho con la otra.
"¡Aah!"
Naito se agarró de la mesa y tembló con el placer de ser tocado por arriba y por
detrás.
"Ya está bien, entra". Respondió Naito. Mirando hacia atrás y observando a Elsie
con ojos llorosos: "Me gustas, papá".
Cuando se dio cuenta, el sexo había provocado que Naito terminara sobre el
suelo. Su entrada ya estaba completamente suelta para ese momento por lo que el
semen se filtró y quedó atrapado en el piso junto con la leche del bebé. Sabía que
había pasado mucho tiempo desde que lo hicieron de esa manera por lo que el hecho
de que Naito se desmayara varias veces no parecía ser algo extraño.
"Ah, cariño..." El niño estaba siendo presionado contra la alfombra del piso, siendo
insertado una y otra vez por un pene que había ocasionado que su entrada quedara
bien abierta. "Ah, ah, ah..."
"Cariño…"
Su hijo no dejaba de llamarlo "cariño" así que, al verlo y escucharlo, tan
infinitamente poseído por él, Elsie no tuvo más opción que comenzar a reírse con
ganas. Las piernas de Naito estaban bien envueltas alrededor de su cintura y su
cuerpo se pegaba a la parte superior del suyo, como una bestia. Luego, decidió que
lo mejor para los dos era continuar en la cama así que lo recostó, lo acomodó y
consiguió acomodarle los muslos sobre los hombros en un rápido y único
movimiento.
"Cariño, te amo."
Los ojos de Naito temblaron ante esas palabras. Cuando lo embistió, el pene entró
sin dificultad así que Naito, completamente fuera de si, se rió y tembló mientras
decía:
De todos modos, había sido él quien había decidido intentar tener un segundo hijo
hoy.
Capítulo 64
Elsie, molesto por el grito de su hijo, tiró de la muñeca de Naito para que continuara
prestándole atención únicamente a el. Por supuesto que se negó de inmediato.
Cuando llegaban a casa, Theodore, quien solía llamar a Naito "hermano" afuera,
comenzaba a llamarle "mamá" una vez que estaban completamente solos. Era
pequeño, pero ya podía entender completamente la complejidad de la situación
familiar.
Naito, que estaba coqueteando con su padre en la sala de estar del segundo piso, fue
guiado por la voz de su pequeño hijo así que no tuvo más remedio que dejar a Elsie,
excitado y acomodado en el sofá, para bajar rápidamente las escaleras en su
dirección. Había pasado mucho tiempo desde que lograron un momento de
intimidad así que Elsie solo pudo reírse de lo triste que era tener los brazos vacíos
después de esperarlo tanto.
"¡Laisha!"
Naito se cruzó de brazos, en la misma postura que Elsie solía utilizar cuando se
enojaba. Parecía listo para darle un regaño, pero sonrió encantadoramente como si
no pudiera competir contra Laisha de todas maneras. Ella cayó en los brazos de
Naito gritando:
"¡Mamá...!"
"Igual no es correcto."
Theo era cuatro años menor que Laisha así que le era difícil hablar en voz alta sobre
lo que sentía. Especialmente cuando había sido golpeado de esa manera. Solo
lloraba porque estaba triste o enojado pero no podía decir esto o aquello y actuar
valiente. Naito quería abrazar a Theo de inmediato contra su pecho pero Laisha,
celosa y enojada, envolvió sus brazos alrededor de él con más fuerza que antes e
incluso se frotó la cara contra su abdomen para tratar de que no fuera con el
niño. Eran los mismos trucos que ocupaba Elsie.
"Laisha, vete."
Mientras tanto, Elsie, que había bajado de la habitación para hacerse cargo de
Theodore, comenzó a hablar con la niña como lo hacía siempre que ella se volvía
terrible y malcriada. Laisha, haciendo un puchero impresionante una vez más,
comenzó a preguntar:
"¿Por qué yo? ¿Estás celoso porque mamá es más lindo conmigo que con
papá?"
Elsie, a quien no le importaba lo que dijera sobre él, habló con Laisha utilizando un
tono bastante firme y frío. Theodore todavía lloraba a gritos, colocando su brazo
alrededor del cuello de papá:
Intentó ser estricto con ella, pero Naito ya estaba siendo guiado por la pequeña
manita de Laisha a través del pasillo y rumbo a la habitación. Elsie había fruncido el
ceño mientras miraba la espalda de Naito, quien siempre se mostraba infinitamente
débil contra su hija y su hijo.
Theodore fue golpeado por Laisha así que ahora le estaba tendiendo el dorso de su
mano herida a papá en un intento por hacer que lo curara. En realidad, no era una
herida muy grave o escandalosa. Parecía más bien el rasguño que ocasionaría uno de
sus juguetes. Sin embargo, cada vez que intentaban regañar a Laisha, ella hacía
pucheros y comenzaba a suplicar y a suplicar hasta que se volvía imposible. Su
rostro se parecía al de Naito, pero era brutal como Elsie. Papá susurró esta
vez: "Debo tener cuidado con eso." Por lo que Theodore asintió incluso aunque no
pudiera comprender nada.
"Papá, duele."
Elsie palmeó la espalda de Theodore, que estaba pálido y llorando, y luego suspiró
con bastante fuerza. Después de mucho tiempo y aun y cuando la agitada crianza de
sus hijos les estaba quitando tiempo, hoy seguramente se librarían de Laisha y
Theodore para poder follarse tanto como les fuera posible.
Papá se rió, jurando que lo abrazaría lo suficiente como para hacerle un tercer
hijo.
Como Naito sintió eso, incluso mientras iba sosteniendo a Laisha, tembló con fuerza
y se abrazó a si mismo. Por supuesto, pronto se encogió de hombros y fingió no
saber nada.
<Con esto terminamos definitivamente con "Una noche solo para dos."
Recuerden que la historia principal acabó en el tomo 3 y que este libro,
"Voracity" es simplemente una historia paralela. ¡Gracias por leer hasta el
final!>