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LA RELACIÓN DEL YO CON LA PELÍCULA “TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN”.

Cynthia Naomi Landín Vázquez, Luisa Helena Martínez Arreguín.

El Yo es la parte que conecta lo consciente con lo inconsciente en cada persona.


La personalidad de cada uno de nosotros estaría surgiendo gracias a los impulsos
biológicos y los limites sociales, generando así un conflicto. El Yo se desarrolla
conforme al aprendizaje y capacidad del niño para enfrentarse al mundo y el modo
de manejo sobre la realidad. Evita el dolor, la destrucción y retiene los recuerdos y
pensamientos medio conscientes, y el Self, parte importante, se genera con el
cariño y cuidado maternal desde que se nace.

Tenemos que hablar de Kevin gira en torno a una madre, un hijo y una masacre en
una escuela secundaria de un suburbio de los Estados Unidos, se analiza la relación
entre Eva y Kevin considerando la versión construida por Eva y yendo más allá de
ésta. Se enfoca el papel del YO, ya que se sabe, el YO se construye con ayuda de
la madre. Dentro de la película se ve que el cariño y el deseo de la madre no va
hacia Kevin.

Como se destaca que la madre es la principal cuidadora del hijo, será el primer
eslabón de cualquier vínculo emocional. El hijo aprenderá sobre sus primeras
emociones con ella. Es por ello que la manera en cómo se relaciona con él dejará
un gran impacto en su bienestar y desarrollo general.

Conocemos a Kevin a través de los ojos de Eva. Su trabajo de reconstrucción es un


intento de darle un sentido al actuar de Kevin, interrogándose sobre su propia
implicación. En la escena siguiente es el papá Franklin quien sostiene al hijo,
mientras Eva no le dirige la mirada, parece ausente. Más tarde, los sucesivos actos
de Kevin captarían su mirada. Ella se exhibe condenada a soportar la presencia
constante de su hijo. El rechazo es lo que marca la relación entre Eva y Kevin:
“mientras aquel niño rechazaba mi pecho, por el que sentía una total repugnancia,
yo también empecé a rechazarlo” Sin embargo, ya antes de este incidente, Eva
habla del desprecio hacia su hijo. En momentos previos al parto, confiesa: “Y, sí,
incluso odiaba al bebé”.

Eva detestaba el hecho de que Kevin detestara su pecho, principal factor del vínculo
entre madre e hijo. Es por ello por lo que, al no haber vínculo, no hay relación, y,
por tanto, Kevin se desarrolla desamparado, pues a pesar de que su madre está
presente, no le ayuda en su desarrollo personal para su Self. A Kevin se le ve desde
un inicio que su Yo forjaba una personalidad bastante peculiar, puesto que Kevin se
destacaba desde pequeño por ser bastante independiente, enfrentándose al mundo
sin ningún problema. También, a pesar de que al estar recién nacido hubiese tenido
muy presente la presencia del ello, Kevin no quería el pecho de Eva a pesar de llorar
para satisfacer su necesidad de comer. (Hablándose entonces de un mal constructo
del Yo, Ello y Superyo desde ese instante).

Al ver el desarrollo de Kevin, se ve la presencia del Superyo cada vez más presente.
Esto da lugar desde que Kevin aprende a tener conductas pasivas con su madre, a
pasar de ser reacio a comportarse como si quisiese o necesitase su afecto luego de
no quererlo. También se observa cuando Kevin adoptaba conductas especiales
para evitar ser regañado por sus travesuras y pretende haberlo hecho por accidente,
aún siendo claro el hecho de que Kevin sabía perfectamente lo que estaba
haciendo.

Cuando Kevin se torna a la adolescencia, vemos una conducta formada muy


pegada a la perfección. Hijo ejemplar con el padre, arquero dedicado y buen
hermano mayor. Caso totalmente distinto a como es con la madre, pues su conducta
podía cambiar por completo para pasar a ser una totalmente descarada,
descuidada, orgullosa y grosera.

La presencia del Ello vuelve a hacer acto de forma impulsiva, pues en varias
escenas se logra ver que cuando Kevin tenía hambre simplemente por impulso
tomaba comida de la cocina y pudiendo estar congelada, la comía
apresuradamente.
Al final, vemos que el Yo de Kevin no es correcto. Toma los impulsos del Ello de
Kevin y no se encarga de expresarlos de una manera aceptable socialmente ni el
Superyo de controlarlos, pues Kevin tiene el impulso de matar, y lo lleva a cabo
desde quitarle un ojo a su hermana hasta matar a estudiantes de su universidad y
a su propia familia a excepción de la madre, sin importarle el costo que tendrá su
acción para la demás gente, finalizando su masacre como un orgullo y logro
personal aún si es llevado a la cárcel. Después, cuando su madre le pregunta por
qué lo ha hecho, Kevin no logra responder, pues asegura en ese instante haber
sabido, pero ahora ya no saber.

Se deja en claro que hay una ruptura entre estas tres partes dentro de él que no
pudieron ser controladas ni reguladas, ni mucho menos estructuradas de la forma
en la que debió ser debido a varios factores desde su nacimiento, tales como su
crianza por parte de Eva desde su nacimiento, haciendo de Kevin un psicópata que
nunca pudo diferenciar las emociones ni relacionarse realmente con su familia ni
con la sociedad por una mala construcción de su Yo, y la importancia que tiene el
desarrollo del Yo y el Self en la fase del crecimiento del niño.

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